¡No lo haré!

¡No lo haré!

Hola! Bien, este es uno de mis primeros intentos de Yaoi, es muy cortito, pero sinceramente es uno de mis favoritos, espero que lo disfruten!





¡No lo haré!



Suspiré tratando de guardar la compostura y no partirle la cara al estúpido dobe. Una cosa era ser su… ¿Amante? ¿Novio? Lo que sea… dentro de la habitación ¡Incluso lo había aceptado frente a todos sus amigos! Pero jamás haría el ridículo frente a toda la aldea.

-Teme ¡Por favor! -lloriqueó Naruto y resistí el impulso de levantarme de golpe del sofá en donde me encontraba.

-No lo haré, Naruto -dije lo más claramente posible, esperando que su diminuto cerebro lograra entender el significado de esas palabras.

Cerré mis ojos para evitar mirarlo. Acababa de poner esa tonta expresión… ojos grandes y suplicantes, cejas rubias alzadas y el labio inferior temblando ligeramente mientras lo sacaba de manera exagerada.

- ¡Pero Sasuke~! ¡Es el festival de primavera! ¡Tenemos que ir! ¡Toda la aldea ira! -su desesperante vocecita resonó cerca de mi rostro y sentí sus manos tomarme de la camisa y luego sacudirme.

Abrí los ojos con el Sharingan activado, en una clara amenaza qué, afortunadamente, él entendió a la primera. Soltó mi ropa y se alejó recorriéndose en el sofá ligeramente, pero sin dejar de mirarme insistente.

-Podemos ir -respondí sintiéndome victorioso. Naruto se levanto de un salto y se sentó a horcajadas sobre mí, para después besarme totalmente fuera de sí.

Dejé que lo hiciera con toda esa alegría y desesperación que tanto lo caracterizaba. Su lengua enredándose con la mía, sus labios y sus dientes atrapando mi labio superior, mientras sus manos despeinaban mi cabello más a cada instante.

Dejé mis manos caer en su cintura y pronto empezó a moverse sobre mi entrepierna. Estaba excitándome y por un segundo pensé que sería posible dejarlo así hasta que hubiéramos terminado, pero cuando se separó de mí, para tomar aire sonreí arrogante.

-Separados, no iremos como pareja -especifiqué, y con un chillido molesto Naruto se levantó de un salto.

- ¡Eres un teme, Uchiha! ¡Te tendrás que disculpar conmigo! -soltó y salió de la habitación dando un portazo.

Bien, yo podría haberle gritado que no lo haría, pero me contuve. En menos de dos horas oscurecería y él querría regresar a dormir en mí cama y no le quedaría más opción que aceptar que no lo haría. Yo siempre ganaba, y estaba seguro que siempre ganaría.