Las lágrimas de una noche mágica (Inu&Kag)

Re: Las lágrimas de una noche mágica (Inu&Kag)

Hola
si, si es la peli Saw
bueno os dejo la conti (que no es gran cosa)
pero es que apenas tengo tiempo
lo siento

Estaba tumbada sobre la cama mientras miraba la pared. No podía dormir porque me sentía bastante incómoda. Me cansé de mirar la pared, y me moví con cuidado hacia el otro lado mientras cerraba los ojos agotada y me tapaba un poco más con las mantas.
Abrí de nuevo mis ojos, ya que si no podía dormir, iba a ver como dormia Inuyasha. Levanté un poco mi mirada, y de golpé, ví como unos ojos dorados me miraba expectantes.
-Siento haberte despertado.-le susurré mientras observaba como me miraba con sus ojos.
-Tranquila, hace rato que estaba despierto.- dijo en un susurro apenas audible en el silencio de la noche.-Kagome, ¿otra vez te sientes incómoda?
-Si, otra vez.- le confesé en un susurro.
-Me intranquila tanta incómodidad...- susurró.
-Pero, Sango dijo que esto es algo normal...- le recordé.
Dejé escapar un suspiro cansado, y por acto reflejo, cerré de nuevo mis ojos. Entonces, noté como una de sus manos se posaba en mi rotro, y acariciaba mi mejilla.
-Una normalidad preocupante.- declaró.
-Y cansina...-declaré mientras mantenía los ojos cerrados.
Nos quedamos un lapso de tiempo en silencio. Ambos estabamos muy cansados, y aunque Inuyasha no lo declarase, se notaba que también lo estaba, porque tenía ojeras de color malva bajos sus ojos desde hace algunos días.
Derrepente, noté algo húmedo y frío en el pijama. Agaché mi mirada para ver que era, y me encontré que estaba mojado.
-¿Qué demonios...?-me pregunté a mi misma, mientras hacía un mohín con mi boca.
-¿Qué sucede?- me preguntó preocupado.
-Se... se ha mojado el pijama.-le dije mientras fruncia el ceño confusa. ¿Cómo me había mojado?
-Kagome... -me llamó Inuyasha, dando un toque significativo en mi nombre.
Entonces, caí en la cuenta de lo que realmente había sucedido.
-¡OH, NO!¡HE ROTO AGUAS!- exclamé asustada.
-Haber, calmate, respira hondo y no cuentes hasta diez, cuenta hasta cinquenta o más si es necesario.-me aconsejó mientras se levantaba de la cama lo más rápido que podía y salía corriendo.-Voy a llamar a un taxi.
Cogí aire, hasta que mis pulmones quedaron llenos de oxígeno, intentando hacer lo que me pedía: calmarme.
-1, 2, 3, 4, 5, 6,..-empecé a contar mientras intentaba lograr algo que me estaba costando bastante. Pero no podía. Se me hacía imposible, porque cada vez que lo intentaba más nerviosa me ponía.-...¡50!
Al rato, Inuyasha entró de nuevo en la habitación con la silla de ruedas. La dejó al lado de la cama y se acercó a mí para cogerme.
Después de montarme en la silla, empujó de ella, para sacarme de la habitación.
-¿Has logrado calmarte algo?- me preguntó, intetnando así una conversación para distraerme.
Negué varias veces - y con cierta brusquedad- con la cabeza.
-Bien, ya somos dos, yo tampoco lo he logrado.-aclaró.
Si, se podía decir que todo iba perfectamente bien. Inuyasha y yo estabamos demasiados nerviosos, además de que yo estaba muerta de miedo.
Si, "perfectamente bien"

 

Re: Las lágrimas de una noche mágica (Inu&Kag)

Hola
siento las tardanzas pero estoy muy desaparecida por culpa de los examenes ToT
jaja isaaacab no sabia eso. Bueno todos los dias se aprende algo nuevo

Inuyasha y yo estuvimos esperando a que el taxi llegase, y cuando en la lejanía, pudimos divisarlo, Inuyasha empezó a hacer una seña con su brazo.
El taxi paró cerca de nosotros, e Inuasha empujó de la silla hasta el taxi. El taxista, un hombre bastante alto y delgado, se bajo del vehículo para ayudarle a subirme en el taxi, al ver en cual situación nos encontrabamos.
-Túmbala, para que esté mejor.- le aconsejó el taxista a Inuyasha mientras doblaba la silla de ruedas y la guardaba en el maletero del taxi.
Inuyasha asintió, y se puso ayudarme a medio tumbarme en el taxi, porque cuando intentó tumbarme completamente no pude evitar que un quejido de dolor se escapara de mis labios y me dejo tal como estaba pero de una forma en la cual estaba cómoda.
-¿Te duele mucho?-me preguntó con un timbre de voz que no supe identificar muy bien, aunque por su forma en la que me miraba, supuse que era preocupación.
-No, tranquilo, no me duele mucho.- le dije para no preocuparlo. La verdad es que solo sentía coomo una especie de punzada de dolor a cada x tiempo - él cual siempre pensé que era más doloroso- y que era aguantable.
Sólo es un dolor pasajero, nada más, podré aguantar si todo es así.
Inuyasha asintió con un gesto no muy convencido y salió, de la parte trasera del coche para dirigirse al asiento del copiloto, y sentarse allí.
Luego, el taxista entró en el coche, y giró la llave para arrancar.
Íbamos de camino hacía el hospital a gran velocidad y saltándonos algún que otro semáforo. Cuanto más cerca me sentía del hospital más nerviosa estaba.
Los dolores aumentaron un poco, tan poco de que ahora me costaba aguantarme y callarme el dolor. Para "olvidar" las "pequeñas punzadas" me puse a pensar cosas, de las cuales, la gran mayoría no tenían sentido.
Entonces, escuché un pequeño ruido que provenía de afuera del coche. Asustada, giré mi rostro hacia la ventanilla que estaba detrás de mí, pero se veía los edificios pasar muy rápidamente, hasta quedar difuminados o manchas borrosas.
-¡MALDICIÓN!-exclamó Inuyasha mientras se echaba lo más rápido que pudo, sobre el asiento del conductor. Por unos momentos temí por el taxista porque pensé que le había pasado algo, pero me fijé un poco más, y pude comprobar, que el taxista no estaba. El taxista desapareció como si hubiese sido un truco de mágia de un mago. Inuyasha se pasó al asiento del copiloto como pudo, mientras intentaba conducir el taxi.
¡Nos vamos a matar! pensé horrorizada mientras me aferraba al asiento. ¿Cómo si no fuese ya suficiente el dolor...?
El coche iba a una velocidad vertiginosa, y aunque Inuyasha intentaba controlar el vehículo, parecía que sus intentos eran en vano.
Cerré mis ojos por el pánico al sentir la muerte tan cerca, pero de repente, noté como el coche derrapaba, hasta que se giró en un semicírculo, y luego todo paró.
Cuando volví a abrir mis ojos, miré de nuevo por la ventanilla, y a pesar de estar todo oscuro, por culpa de la fría noche, pude ver que nos rodeaban muchísimos árboles.
¿Cómo habíamos llegado allí?
Hace unos segundos estábamos en una ciudad rodeados de casas, edificios, y de rumbo hacia el hospital; y ahora estabamos rodeados por árboles y por oscuridad.
Escuché como Inuyasha abría la puerta del conductor y como rápidamente, daba la vuelta al coche hasta situarse enfrente de la puerta que estaba delante mia, y abrirla de un tirón.
-Kagome, ¿estás bien?¿Te hicistes daño?¿Te duele algo?- me preguntó rápidamente.
-No, estoy bien.-le respondí.-Sólo me duelen las contracciones.
Inuyasha dejó escapar un suspiro, y mientras una sonrísa torcida se dibujaba en su rostro, susurró algo en un tono tan bajo que mis oídos no llegaron a escucharlo.
-¿Cómo hemos llegado aquí?- le pregunté al rato.
-No lo sé, - me respondió mientras frucia el ceño.- pero debemos de salir de aquí y llevarte al hospital.