Ciencia ficción Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio

Tema en 'Novelas' iniciado por Manuvalk, 14 Febrero 2025.

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    Manuvalk

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    Título:
    Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    13
     
    Palabras:
    6063
    Bienvenidos al undécimo capítulo de esta primera parte de Los Viajeros Vol. 2 en la que ha dado comienzo el clímax con lo sucedido en la anterior publicación. Como siempre, quiero agradecer a mi gran amigo y hermano Agus estresado por las leídas en simultáneo que hacemos y por verle disfrutar (y sufrir) con esta historia de mi autoría. No voy a explayarme mucho más, espero y deseo que todos los presentes tengáis una bonita lectura.

    La guía de personajes, entre otras cosas, ha sido actualizada.







    La estabilidad de la sociedad




    Jackon trataba de correr a la máxima velocidad que sus piernas y estado físico le permitían, pero con dos heridas de plasma en un hombro y una pierna se le dificultaba seriamente.

    La piel ardía, los músculos dolían y la mente iba a mil por hora con pensamientos de todo tipo tras lo que acababa de acontecer. El soldado avanzaba por callejones estrechos, adentrándose poco a poco en la zona de los suburbios de Vianus, tan próxima a la gran plaza como tan escurridiza para los ciudadanos que no frecuentaban el área. La principal ciudad de Ibos, al ser la primera en ser construida hacía ya cientos de años, evidenciaba un deterioro en sus concurridas calles. A diferencia de los distintos vecindarios rehabilitados, el núcleo urbano de la ciudad se veía como un lugar desgastado, un tanto lúgubre conforme te alejabas del centro y te dirigías a los exteriores.

    Las voces de los soldados del ejército superior dejaron de oírse para el humano, que jadeaba incesantemente debido al evidente cansancio que arrastraba tras estar huyendo y en tensión por más de una hora. En esos callejones apenas había patrullas y en un día tan remarcado como el Día de la Unión, con todas las autoridades centradas en asegurar la gran plaza, era poco probable darse de bruces con las autoridades. El joven se quedó sin dispositivo comunicador y en definitiva, sin recursos para subsistir en unos momentos tan delicados para él. La fragilidad de su situación era tal que Vaalot no tuvo más remedio que irrumpir forzosamente en una vivienda, en busca de suministros médicos y un sitio de relativo descanso.

    La puerta que daba al exterior tenía una buena cerradura, por lo que Jackon no tuvo más opción que entrar a la casa por una ventana desprotegida y abierta. No había nadie en la calle, por lo que nadie pudo verle irrumpir ilegalmente en ese domicilio. No obstante, en su interior podía haber inquilinos y el soldado no pretendía sumar a ese cargo de asesinato que ya tenía —aunque no fuese culpable— otro más, por lo que era consciente de que quién fuese que estuviese viviendo allí, debería acceder a dejarle quedarse un poco o de lo contrario, tendría que marcharse inmediatamente si el dueño del hogar llamaba a las autoridades.

    El llanto de un bebé captó su atención en mitad del silencio, lo que le hizo aproximarse lentamente hasta una habitación entreabierta. En su interior, una mujer humana de no más de treinta años se encontraba acunando a su hijo con total normalidad, sin percatarse de la presencia del soldado.

    — H-hola…

    — ¡¿Quién eres?! — La mujer se sobresaltó tanto que provocó que su bebé, en la cuna, comenzase a llorar descontroladamente — ¡Socorro! ¡Ayuda!

    — ¡No quiero haceros daño, de verdad! — El joven Vaalot trataba de hacer todo lo posible para demostrarlo — ¡Estoy desarmado y herido, solo necesito… argh… algo de ayuda!

    La chica no tenía nada con lo que defenderse a mano y cogió a su hijo en brazos, dándole la espalda a Jackon para proteger a su criatura. El soldado no sabía qué hacer ni qué decir para que le ayudasen, pero apenas tuvo tiempo siquiera para ponerse a pensar cuando un contundente golpe en su cabeza lo terminó derribando en el suelo, quedando totalmente inconsciente.

    […]

    ...y nadie podía imaginarse lo que ha ocurrido en un día tan señalado como este, pero en general, nadie podría haberse imaginado un suceso tan horrible para la historia de Ibos. Es la primera vez desde la llegada de las especies aliadas que hay un asesinato en el mundo. La víctima, el famoso emisario honorífico Eeron, acababa de dar su discurso anual en el Día de la Unión frente a miles de personas en la gran plaza de Vianus cuando posteriormente fue atacado en el interior del edificio habilitado para los consejeros, terminando con su vida apuñalado en el torso y acto seguido precipitándose por una ventana, con una caída de varios pisos abajo. Las autoridades anixis trabajan junto a las de la Alianza para encontrar al soldado humano Jackon Vaalot Tidder, ex comandante de su ejército y actualmente en paradero desconocido. Mientras la población se cuestiona la ausencia de guardias en el edificio, el representante superior Akkor y el resto del Consejo Superior han informado de que se instaurará a la mayor brevedad posible a todo el ejército en las calles, con el objetivo no solo de encontrar al asesino sino también de garantizar la seguridad de la población. Una medida que no ha gustado a nadie mientras la sociedad se ha quedado en shock…

    Cuando Jackon abrió los ojos, todo parecía darle vueltas.

    El golpe en la parte trasera de la cabeza fue lo suficientemente fuerte como para noquearlo y probablemente dejarlo un buen rato aturdido. Una vez pudo estabilizarse un poco, se percató de que estaba tumbado sobre un sofá, atado de pies y manos, pero con vendajes tanto en el hombro izquierdo como en el muslo derecho, lugares donde impactaron dos disparos plasma por parte de los soldados anixis.

    El soldado se pudo ver en la pantalla de una tele que tenía a escasos metros, donde emitían una imagen suya para que cualquiera pudiese reconocerle. Sin lugar a dudas, estaban empleando todos los medios posibles para encontrarle y detenerle, o al menos eso parecía. Sin forma de comunicarse con Echo o con el resto de sus amigos, el humano se sintió desolado y abandonado a su suerte, que no era buena. Pero apenas pudo detenerse a pensarlo, pues un neoniano de aspecto fuerte se sentó en una silla a su lado, mirándole fijamente ahora que le veía despierto.

    Su expresión facial no parecía augurar nada bueno.

    — Bueno, Jackon Vaalot… está muy mal lo que has hecho, el entrar en mi casa sin permiso — El tipo no le quitaba la vista de encima — De lo otro prefiero no decir nada, porque no suelo juzgar sin pruebas.

    — Yo no le maté — El soldado quiso ser claro y directo — De hecho, intenté detener al verdadero asesino, pero se esfumó y me dejó expuesto. Ese malnacido parecía tener varias estrategias…

    — Ya veo. ¿Y quién fue?

    — Un anixis llamado Relic.

    — ¿Un anixis matando a otro anixis? — El neoniano reveló una muesca de sorpresa en su rostro — Eso si que suena poco creíble.

    — Pues es tan real como la vida misma — Jackon se volvió a percatar de que sus heridas estaban tratadas — ¿Por qué me habéis ayudado?

    El neoniano vio como la humana se aproximaba al salón con el bebé en brazos, por lo que se incorporó para dejarle el asiento libre. La mujer ocupó dicha silla, literalmente al lado del malherido Vaalot, que esperaba con detenimiento a obtener una respuesta a su pregunta mientras el silencio hacía de pausa en la conversación, aunque era roto por la emisión del noticiario que hablaba sobre la muerte del emisario honorífico.

    — Nos estamos jugando nuestro futuro al ayudarte — Dijo ella, teniendo plácidamente dormido en sus brazos al pequeño — Pero con esto le estamos devolviendo el favor a tu padre.

    El rostro de Jackon se ensombreció al escuchar esa declaración.

    Un golpeteo en los cristales de la ventana empezaron a delatar una de esas precipitaciones en Ibos que podía permanecer durante horas, aunque poca lluvia se podía ver con las persianas bajadas. El soldado apenas sabía qué pensar o qué decir al respecto, pues hacía años que no había oído hablar de su padre Axlor, aunque siempre estaba en su memoria.

    — ¿Qué quieres decirme con que le estás devolviendo el favor a mi padre?

    — Cuando dijeron tu nombre en las noticias, reconocí el apellido — El neoniano, que por su aspecto fornido parecía haber sido soldado en otra época, estaba de pie ante el humano — Vaalot. Conocí a un hombre con ese apellido el día en que algunos humanos atentaron contra mí y mi abuelo, en Neonia. Luego lo encontré cuando murió en Isharay. Tú seguramente ni estarías en el vientre de tu madre.

    — Sí que lo estaba — El joven, que estaba recostado en el sofá, se incorporó lentamente para sentarse, reclinando la cabeza — Mi madre me contó la historia. Allí murió mi padre.

    — Así es, yo fui uno de los que lo encontró. Uno de nuestros Súper Rhajik, operativo para proteger el poblado, acabó con su vida al considerarlo un intruso en la zona… aunque bueno, seguro que eso ya lo sabías.

    — Pero, ¿tú cuántos años tienes?

    — Ciento setenta y cinco, humano — Aquel ser se veía bastante fuerte más allá de su piel arrugada — Era muy joven en aquel entonces.

    — ¿Y qué favor se supone que le estás devolviendo a mi padre? — Jackon estaba un tanto extrañado — No entiendo nada.

    — Los que habitábamos Isharay supimos tiempo después que Axlor Vaalot no formaba parte de la Resistencia en esos momentos, aunque sí en sus inicios. Bueno, yo lo supe desde mucho antes — Explicaba el neoniano, mirando fijamente al soldado del ejército de la Alianza — Él no quería atacar la aldea pero se vio obligado porque tenían secuestrada a tu madre. Era un hombre en conflicto y murió en uno del cual no quería formar parte.

    — Íbamos a delatarte a las autoridades, pero entonces dijeron tu nombre en las noticias y Sizgolar me detuvo — De pronto, la mujer se levantó mientras ponía rumbo a dejar a su bebé en la cuna.

    — ¿Por qué...?

    — Pudiste asaltar a Myra aprovechando que estaba con el pequeño Cole y no lo hiciste — El neoniano, llamado Sizgolar, también reveló los nombres de la humana y su pequeño — Tal y como tu padre podría haber hecho cosas peores contra mi gente y no las hizo. Por eso te hemos ayudado y por eso ahora le he devuelto el favor a Axlor Vaalot. Su hijo tendrá una oportunidad.

    — Te lo agradezco mucho, pero es cuestión de tiempo que me…

    — Cuanto más tiempo tarden en encontrarte, el castigo será peor, si es que no lo será desde ya — Visiblemente serio, el neoniano empezó a caminar de un lado a otro del pequeño salón, pensativo — En los años que llevo viviendo aquí me ha quedado muy claro lo implacables que son los anixis. Buscan operar mediante la justicia, pero la justicia es distinta según a quien preguntes. Si tú me dices que alguien te ha tendido una trampa y se trata de un anixis… te sugiero que te entregues.

    — ¡¿Entregarme?! ¡¿Por qué iba a hacer eso?!

    Debido al grito del joven Vaalot, el bebé llamado Cole despertó, comenzando un llanto que hizo que su madre, Myra, lanzase una mirada furiosa desde el interior de la habitación del bebé. Mientras ella cerraba la puerta para evitar que la conversación entre el neoniano y el humano molestase más al niño, Jackon se mostró arrepentido de ese repentino arrebato.

    — Disculpad, no quería…

    — Eres un soldado, aprende a controlar mejor tus emociones.

    — Lo haré, lo siento.

    — Bien — Sizgolar observó por una rendija en la persiana como una patrulla de soldados operaba por las calles estrechas de los suburbios — Como te iba diciendo, no veo alternativa. Es tu mejor opción si quieres evitar males mayores tanto para ti como para tus seres queridos.

    — ¿Piensas que irán a por mi familia? — Vaalot se refería a sus amigos con ese afectuoso término — ¿Serían capaces?

    — Es una obviedad para muchos que el Consejo Superior prioriza el bienestar de los ciudadanos anixis al de los demás. Ya estás viendo en el noticiero que intentan hacer ver esto como un atentado para promover más presencia de soldados en las calles. Soy un veterano, hijo, sé como funcionan este tipo de ecosistemas.

    — Ya, pero…

    — Si no te encuentran pronto, interrogarán a tus amigos, si es que no lo están haciendo ya. Buscarán cualquier excusa para convertir esto en un complot y si no das la cara, otros pagarán el precio — Sizgolar se volteó hacia el soldado, revelando un rostro envejecido pero que había visto mil batallas — Sé que tú no has asesinado a Eeron, pero, ¿estarías dispuesto a dejar que otros carguen con el peso del destino que te ha tocado vivir?

    — No, desde luego que no, pero tampoco quiero cargar con un asesinato que no he cometido.

    — Deberás hacerlo, por ahora. Tienes todas las de perder — El neoniano estaba demostrando tener una mentalidad lógica, aunque arriesgada, en esa situación — Y por eso mismo si te entregas, ganarás.

    — ¿Qué diablos ganaré?

    — Tu vida.

    […]

    Había caído la noche sobre la ciudad de Vianus y tras el terrible suceso ocurrido en el Día de la Unión, la situación en las calles era de absoluto miedo.

    El asesinato del emisario honorífico Eeron, un ser que era venerado por anixis y aliados, desestabilizó por completo la sociedad. El ejército superior pasó a controlar las áreas colindantes al lugar en el que ocurrió todo, en una búsqueda incesante por hallar el paradero de Jackon Vaalot. Sin embargo, la orden del Consejo Superior dada a las autoridades sobre mantener el control de la situación mediante la presencia de soldados tanto anixis como aliados, provocó en la ciudadanía un estado de alarma y preocupación más que evidentes, sumado a la profunda tristeza que padecían muchos de los que consideraban a Eeron una leyenda viva.

    Akkor supo aprovechar esa situación para apartar temporalmente de sus cargos al representante Paokt y a la comandante Mercer, ambas personas sentimentalmente cercanas al prófugo pero especialmente en cargos muy importantes. No solo ellos, sino que también Karla y los demás se veían obligados a permanecer recluidos por un periodo de tiempo en el que las autoridades debían asegurarse de que no había un complot por su parte. Mientras el interrogatorio se sucedía en una de las salas de la Casa Superior, los consejeros se reunían en la sala para asambleas, con la ausencia obvia de Omnius.

    Para iluminar el área en la noche, un par de guardias encendieron una especie de antorchas —con la llama protegida en el interior de una cápsula para evitar posibles incendios— que daban al lugar un toque medieval y clásico. Casi todos los miembros del Consejo Superior se encontraban sentados en sus respectivas sillas.

    — ¿Qué han hecho con Eeron? — La pregunta provenía de Ziba, que siempre guardó cierta estima hacia el emisario honorífico.

    — Le están realizando la autopsia — Reveló Valtin, visiblemente cabizbajo.

    — ¡Sabía que ese humano malnacido era problemático! — Explotó Plaxor, evidenciando una ira desmedida en su interior — ¡Cuando lo encontremos, deberíamos castigarlo con la muerte! ¡El exilio es benévolo en su caso!

    — Representante Superior — Uno de los guardias interrumpió la reunión de los líderes, captando su atención — El teniente Orlat ha llegado.

    — Que pase.

    La autorización de Akkor fue correspondida con el asentir del guardia, que volvió a salir de la sala de asambleas para regresar, esta vez acompañado del teniente del ejército superior anixis.

    El soldado —bajo el mando directo del consejero Plaxor, que era también el general del ejército— se veía serio al mismo tiempo que su acompañante salía del lugar, cerrando la puerta tras de sí. El ruido de las cerraduras compactándose y el posterior estruendo fueron seguidos por el absoluto silencio en la sala, a veces perturbado por el resquebrajar del fuego en el interior de las antorchas encapsuladas.

    — Teniente, espero que vengas con buenas noticias — El consejero y general del ejército superior se incorporó de su asiento drásticamente, poniendo nervioso a Valtin — Dinos, ¿has encontrado a ese salvaje?

    El resto de consejeros se voltearon hacia Orlat, que para nada se sentía intimidado en esa situación, pero sí le preocupaba la reacción que estos pudiesen tener a sus palabras.

    — Lo siento, consejeros — Asintió apenado el teniente, con las manos recogidas ante sí — Se ha esfumado en los suburbios de la ciudad.

    — ¡¿Cómo puede ser eso malditamente posible?!

    — Plaxor, cálmate — Akkor se mostraba verdaderamente serio y afligido por el asesinato de Eeron, demostrando una falsedad despreciable cuando él mismo era quién había orquestado su muerte — Apenas han pasado diez horas desde el asesinato. No estará lejos.

    — Hemos acordonado toda la zona de los suburbios, tenemos patrullas e incluso hemos instalado cámaras en las salidas — Confirmó Orlat, tratando de rebajar la tensión — Aunque los habitantes del lugar no se lo han tomado muy bien…

    — ¡Ni me importan esos impertinentes! — Exclamó Plaxor, el consejero de guerra, apodado así por muchos — ¡Deberán acatar las órdenes y las normas aplicadas! ¡Hay un humano desquiciado suelto!

    — ¡Silencio! — Harto de su furia desmedida, Akkor centró su mirada en el último consejero en hablar — Cierra la maldita boca, Plaxor. No estoy de humor para escucharte vociferar de esa manera.

    Todos los presentes enmudecieron ante las palabras del representante superior, que rápidamente cambió su objetivo, dirigiéndose ahora al teniente del ejército superior que aguardaba órdenes de parte de sus líderes.

    — Sigue así, teniente. Mantén la información actualizada.

    — Lo haré, representante superior.

    — Puede irse.

    Orlat asintió cortésmente y emprendió el camino hacia la salida, mientras los cuatro consejeros de cinco que deberían ser, permanecían allí.

    La conversación no había concluido y aún había algunos pequeños asuntos que tratar, con las tres ciudades del planeta sumidas en el control absoluto de los militares, siendo especialmente evidente en Vianus. Mientras los líderes de la sociedad proseguían con su difícil reunión, en una sala de interrogatorios ubicada en el subsuelo de la Casa Superior se encontraban aquellos conocidos de Jackon, presentes en los discursos del Día de la Unión y enlaces directos con el supuesto asesino.

    Omnius, que había sido el primero en ser tomado bajo custodia —aunque advertido de que todo estaba bien y no le consideraban inicialmente un cómplice—, se hallaba sentado frente a una mesa rectangular en un pequeño habitáculo muy iluminado y con paredes blancas, lo que contrastaba con el color grisáceo de los muebles del lugar. El resto parecían estar en otras salas anexas, pues el representante de la Alianza podía escuchar diferentes voces a cada lado, aunque era ininteligibles.

    Cuando la compuerta de seguridad se abrió, el líder syleriano vio como un joven anixis que le resultaba familiar, entraba.

    — Representante Paokt — El tipo tenía un rostro que le era conocido a Om — Vengo a hacerle una serie de preguntas. Empezaré por usted y luego iré uno a uno con sus amigos.

    — Perdone, pero ya he sido interrogado y mis amigos lo están siendo en este momento — El syleriano no entendía aquello — Ya me han dicho que esto es solo una medida preventiva para asegurar nuestra inocencia. ¿Por qué otro interrogatorio?

    — Lo de antes ha sido el interrogatorio oficial — El joven anixis se sentó frente a Om con el semblante serio — Este es extraoficial.

    — ¿Y qué significa eso?

    — Que mis preguntas no son las estándar y tus respuestas deben ser las de verdad — El anixis parecía disfrutar con ello — ¿Podemos empezar?

    — Tu rostro me resulta familiar. ¿Quién eres?

    — Aquí las preguntas las hago yo.

    — No responderé a nada si no me dices quién eres.

    — ¿Acaso no me recuerdas? Soy el famoso discípulo del emisario honorífico, ese al que tu gran amigo ha matado.

    — ¿Eres Relic? — Paokt se sorprendió al verlo, pues hacía semanas que no le veía — ¿Y quién te crees que eres? Eres un emisario, no entiendo que autoridad tienes par…

    — Tengo la autoridad que quiero — Relic frunció el ceño, arrugando su frente ovalada — Primera pregunta: ¿le habló Jackon Vaalot de algún tipo de enemistad con…?

    — ¡No! — Exclamó Om, bastante molesto con la situación — ¡Escúchame, escoria! ¡Ya basta de juegos! ¡Soy el representante de la Alianza y un miembro del Consejo Superior! ¡Esto es inaceptable!

    — Si te niegas a cooperar…

    — ¡Ya he cooperado con las autoridades! ¡Esto es abusivo!

    Esa fuerza en la voz del líder syleriano captó la atención de Akkor, que se encontraba fuera de las salas de interrogatorios para reunirse con el operativo, el cual estaba perdiendo la paciencia. En ese instante, varios golpes a la compuerta hicieron que esta se abriese para el representante superior, revelando su presencia ante Relic y Om una vez su reunión había terminado con el resto de consejeros.

    — Relic, no hará falta que interrogues al representante Paokt ni a sus amigos — Indicó el veterano anixis, mirando fijamente al syleriano — Sus coartadas están confirmadas y están bajo investigación, pero son libres. Las autoridades no creen que tengan algo que ver con el humano asesino.

    El operativo apretó los puños al oír eso, consciente de que podría haber presionado más al representante de la Alianza no para que revelase algo —pues no había hecho nada— sino para lograr enrevesar una trama que de algún modo implicase no solo a Jackon sino también a sus amigos, personas importantes en la Alianza, ya que eso generaría una ola de odio de los ciudadanos anixis contra las subespecies. No obstante, el representante superior sabía de esa idea de Relic y no estaba dispuesto a tensar la cuerda, sabedor de que eso podría llevar a Omnius a preguntarse que estaba pasando más allá de la fachada del Consejo Superior.

    Y nadie quería que otros indagasen en exceso sobre el asesinato de Eeron.

    — Entendido, representante superior.

    El operativo se incorporó con brusquedad de su silla y emprendió el camino de salida, dejando a solas a ambos consejeros y líderes. De pronto el silencio en esa sala se hizo sepulcral, esta vez sin escucharse nada de los habitáculos contiguos. Omnius se levantó de su asiento con cierta tensión acumulada, algo que Akkor notó al instante mientras veía como el líder de la Alianza se acercaba a él hasta colocarse a escasos centímetros de su cara.

    — Jackon Vaalot no es ningún asesino — Dijo Paokt, mirando fijamente a los ojos del veterano líder anixis justo antes de marcharse rápidamente de esa sala.

    La marcha del representante de los aliados dejó a solas a Akkor, que supo en ese instante al escuchar esa afirmación, que el syleriano estaba dispuesto a indagar por su cuenta para llegar hasta el fondo del asunto y así librar de culpa a su buen amigo y soldado. Algo que sería peligroso para sus intereses, ya que si se descubría que el propio representante superior ordenó la muerte del emisario honorífico utilizando a uno de sus operativos, el resto de consejeros podría votar para suspenderle de sus funciones, más allá de que los ciudadanos —en especial los anixis— clamarían contra él.

    Una situación que debía evitar a toda costa.

    […]

    La madrugada marcaba el comienzo de un nuevo día tras el asesinato fortuito del emisario honorífico.

    La luz solar aún no se había puesto sobre Ibos pero era cuestión de poco más de una hora para que eso sucediese. Los suburbios, casi como toda la ciudad, estaban en silencio debido a las restricciones del Consejo Superior de ordenar una especie de toque de queda en su afán por encontrar y detener al soldado humano.

    Jackon apenas había conseguido dormir unas cuatro horas, pues su mente no dejaba de dar vueltas. Diferentes pensamientos e ideas rebotaban en el interior de su cabeza, repitiéndose como un disco rayado, mientras la ansiedad le carcomía por no saber que hacer. Sizgolar ya le había indicado cual sería el paso que él tomaría, el cual el neoniano consideraba el único paso, pero el humano no lo veía del todo claro en ese momento.

    Ahora, no obstante, observando la oscuridad desde el sofá donde le habían dejado descansar, Vaalot empezó a ver la situación con otros ojos.

    — Que huya de las autoridades solo les daría más motivos para considerarme el asesino de Eeron — Se decía para sí mismo, tratando de llegar a la mejor conclusión — Y podría poner en peligro a Karla, Echo y los demás. No quiero que mi familia piense que en verdad hice eso. No quiero que piensen que les abandono sin más. Esto no es partir al exterior como emisario, es alejarme de ellos incluso estando en el mismo mundo. Jamás podría perdonarme algo así.

    El soldado se incorporó velozmente y comenzó a equiparse con sus cosas.

    Debido a que todo ocurrió en el Día de la Unión, su vestimenta era civil y no portaba consigo ninguna arma para defenderse en casos extremos, ni tampoco el comunicador que no pudo recuperar de la escena del crimen y que seguramente lo usaban para incriminarle. El solo recordar eso y las palabras de Relic hacían que en su interior ardiese un fuego al que se le solía llamar ira.

    Sin embargo, cuando volvió a poner el foco en el momento presente, la figura del neoniano apoyado en una pared atrajo su atención.

    — ¿Ya te has decidido? — La pregunta fue formulada en un tono sosegado, pues Myra y su bebé Cole estaban durmiendo.

    — Sí — Confirmó Jackon, poniéndose de pie una vez se había puesto los zapatos — Tienes razón, me voy a entregar.

    Sizgolar asintió lentamente con la cabeza en señal de respeto, admirando la valentía con la que el humano iba a actuar. Se aproximó con calma y le mostró una mano tendida al soldado humano, que se quedó mirándola por unos instantes.

    — Te saludo como humano porque te respeto, Vaalot — El ser, conocedor de la familia Vaalot Tidder, se mostró como un auténtico caballero — Con esta pequeña ayuda espero que puedas seguir adelante, aunque es probable que te la requisen. Pero no me cabe duda de que la recuperarás.

    El neoniano fue correspondido por el humano, estrechando ambos las manos con gratitud y respeto, pero la despedida no acababa ahí.

    Vaalot vio como el ser que acababa de conocer el día anterior le iba a hacer entrega de un objeto que le resultó extremadamente familiar en el instante en el que puso sus ojos en el, pese a la penumbra evidente en el salón. No era el original, ese que usó Axlor cuando la humanidad convivía con los neonianos tras Colapso, el cual se quedó en Neonia abandonado debido a la toxicidad que los Veerham dejaron en dicho mundo. Pero era una réplica muy similar, tecnológicamente más avanzada y que tenía un valor simbólico total.

    — Sé que tu padre llevaba uno consigo en aquellos tiempos y probablemente se haya quedado atrás, junto a todas las personas, vivas y muertas, que hemos dejado en el lugar del que venimos — Sizgolar veía la expresión de sorpresa y emoción en el rostro de Jackon — Pero este es nuevo, tiene una nueva vida como la tienes tú aquí. Sigue el legado de tu familia, pero no te dejes arrastrar por el. Asume el control, joven. Escribe tu propia historia.

    Cuando Jackon tuvo la vara en sus manos, vio lo pequeña que podía llegar a ser, pudiendo tenerla en una sola mano. Sin embargo, cuando pulsaba un diminuto botón en el centro, sus extremos se abrían velozmente y revelaban una longitud del bastón más que suficiente. No solo eso, sino que contaba con varias mejoras que tendría que descubrir durante el camino.

    — Esto… ¿lo has hecho tú? — El joven humano estaba atónito.

    — Así es, además de ser un guerrero siempre me ha gustado construir mis propios artilugios — El neoniano mostró una media sonrisa que revelaba estar orgulloso de su trabajo — No lo uses ahora, hijo, porque no será bien visto golpear a los guardias a los que te vas a entregar… pero si te exilian ahí fuera, estoy seguro de que ese bastón te será de utilidad. Es lo máximo que puedo hacer por ti, el resto depende de otros.

    — Muchas gracias, Sizgolar — Jackon sorprendió al neoniano con un abrazo, aunque no le incomodó en lo absoluto — Espero que nos volvamos a ver.

    — Yo también lo espero, Vaalot.

    El humano asintió con convicción de que se volverían a encontrar para acto seguido abrir la puerta de salida de la vivienda, emprendiendo el rumbo hacia su detención. Sizgolar le vio marchar, recordando algo que ocurrió con él mismo hacía ya muchísimos años, cuando aún habitaban en Neonia.

    Estos caminos solían ser un trayecto vital para el comercio entre ciudades, joven Murmuró un neoniano de clara avanzada edad, mientras conducía una especie de carroza improvisada con las ruedas de un viejo todoterreno humano Avom, nuestra antigua capital, era el núcleo. Todo convergía allí, en lo que era todo un templo tecnológico.

    Sí, abuelo, ahora por desgracia en ese lugar habitan las arcas de la humanidad Sizgolar no parecía contento con tener a los humanos viviendo en Neonia, tras lo sucedido con Colapso Y por eso mismo te dije que debíamos traer compañía. Ya han atacado varias caravanas por aquí…

    Siz, la Resistencia es solo gente dolida Reveló el anciano, conduciendo a un ritmo pobre debido a la escasez de energía y recursos Apenas hace un año desde que vieron como su mundo era destruido. El dolor te hace actuar inconscientemente.

    Nosotros estamos mucho peor y no les intentamos matar Visiblemente serio, el joven neoniano negaba con la cabeza Es injusto que…

    De repente, un grupo de cinco humanos interceptaron el vehículo, obligándolo a parar. El neoniano anciano ni se inmutó, pero Sizgolar sentía una mezcla de terror y rabia al ver que estaban por ser saqueados por miembros de esa Resistencia humana que estaba empezando a causar estragos entre las líneas de suministro neonianas.

    ¡Vaya, que casualidad! ¡Íbamos por aquí tan tranquilos y de pronto nos encontramos con amigos neonianos!

    ¡No vamos a entregar nuestros recursos! Exclamó Sizgolar, tratando de ganar coraje en sí mismo — ¡Dejadnos en paz, malditos ikorfs!

    ¡Wow, vaya modales tiene ese jovencito!

    ¡Sí, sí! ¡Se cree muy valiente!

    Tú y el viejo ya podéis bajar del vehículo. Ha dejado de perteneceros.

    Sizgolar observó a su abuelo y pudo ver en su rostro una expresión de tristeza más que evidente, pues la única forma de salir ilesos de ese encuentro era dándoles a los miembros de la Resistencia lo que querían, sin más. El veterano neoniano se bajó el vehículo, indicándole a su nieto con la mirada que hiciese lo mismo.

    Sin embargo, éste se resistía a ceder tan fácilmente contra esos ladrones humanos.


    ¡Llevaos la mitad, pero no todo! Dijo el joven neoniano, tratando de no salir al menos tan mal parados ¡Estos suministros son necesitados por familias!

    ¡Nuestras familias también lo necesitan! ¡Dale las gracias a tu especie por provocar la destrucción de la Tierra!

    Venga, muchacho, bájate del vehículo con tu padre y no te pasará nada.

    ¡No pienso dejar que os llevéis esto! Sizgolar se bajó del carruaje improvisado, pero se posicionó para pelear ¡Soy un guerrero neoniano, no pienso permitir que abuséis así de nosotros!

    Lo siento por tu viejo, pero te va a ver sufrir mucho.

    ¡A por ese idiota, chicos!

    Tres de esos cinco miembros de la Resistencia se lanzaron al ataque contra el joven neoniano, que vio como su anciano abuelo irrumpía para ayudarle.

    No obstante, era un tres contra dos bastante descompensado, por lo que la situación se descontroló rápidamente. Sizgolar cayó a un lado del camino y vio como dos humanos le daban una golpiza, mientras a su vez un tercero hacía lo propio con el indefenso neoniano anciano.


    ¡No! ¡Dejadle, malditos! Gritaba desesperado el joven.

    Los otros dos miembros de la Resistencia que no se movieron de sus posiciones se miraron entre sí, haciendo que uno de ellos empujase al otro para pedirle una reacción.

    ¡¿Qué mierda haces parado, Vaalot?! ¡Acaba con ese anciano inútil y ayuda a que el chico aprenda la lección!

    Lo siento, Marlo, pero esto no puede seguir así. Se acabó.

    Vaalot, que tenía su palo en mano, realizó un ágil movimiento con el en sus manos que terminó con un golpe contundente en el rostro de ese tal Marlo que parecía liderar al grupo, lo que le hizo rodar por el suelo. Rápidamente y sin dudarlo ni un instante, el humano se lanzó contra sus compañeros, apartándolos tanto de Sizgolar como de su abuelo.

    Sorprendidos, estos observaban a Axlor con incomprensión y rabia.


    ¡¿Qué diablos haces, Axlor?!

    ¡Sí! ¡¿Qué mierda te pasa?!

    ¡Esto debe acabar, chicos, no somos así! ¡¿Qué clase de seres somos atacando familias por unos pocos recursos?! ¡Esta no es la Resistencia a la que me uní! Axlor estaba en posición de defensa junto al malherido anciano neoniano y su nieto ¡Decidle a Guy, a Ashley, a quién queráis… que no pienso volver ahí!

    ¡Eres un idiota, Vaalot!

    ¡Te vas a arrepentir de esto! Le dijo Marlo Brendt, ordenando a los suyos con un gesto que se marchasen, pues era consciente de que el soldado de La Unión tenía mucha más experiencia en combate que ellos ¡Si te encontramos, eres hombre muerto!

    Marlo y los otros tres miembros de la Resistencia se marcharon por donde habían venido, quedándose Axlor junto al veterano anciano y su nieto. Sizgolar desconfiaba totalmente de él, aunque se sorprendió al ver como su abuelo le entregaba al humano un paquete de suministros, algo ínfimo en comparación a lo que cargaban en el carruaje improvisado.

    No tiene porqué darme nada, señor…

    Has actuado correctamente, chico. Tómalo, seguro que a tu familia le vendrá bien.

    Sí, bueno, yo… Axlor se sorprendió con semejante amabilidad Muchas gracias… y siento lo sucedido.

    ¿Por qué has intervenido para ayudarnos si has venido con ellos? Sizgolar no lo comprendía y eso era lo que le hacía desconfiar del humano.

    Porque no puedo permitir que sigamos enfrentándonos entre nosotros. La humanidad ha perdido mucho y los neonianos también. Me uní a la Resistencia en un momento de mucho dolor y frustración, pero esa causa se ha convertido en algo de lo que no quiero formar parte.

    Joven, los buenos actos tienen su recompensa El abuelo de Sizgolar insistió en que se llevase la comida Gracias por ser como eres.

    Axlor asintió gratamente y, cargando con un pequeño saco de comida, prosiguió su camino en dirección contraria a la que iban los neonianos. Sizgolar se quedó sorprendido en aquel instante, pues era casi la primera vez que veía un acto altruista de parte de un humano.

    Vio como Vaalot se marchaba y recordó como peleó con ese bastón, como sus compañeros le tenían cierto miedo y huyeron en lugar de enfrentarle los cuatro… Todo aquello se quedó en la memoria del joven neoniano.


    ¿Qué te he dicho antes, Siz? El dolor te hace actuar inconscientemente, pero este humano llamado Axlor, está empezando a sanar.

    En los callejones de los suburbios de Vianus, las patrullas seguían su curso con el objetivo de encontrar a Jackon.

    Cámaras instaladas a la salida de dicha área y un control total de la gente que entraba y salía demostraba que iban a hacer todo lo posible por capturarle. Sin embargo, la sorpresa que se llevaron dos de los soldados del ejército superior que estaban en su misión de patrullar fue notable cuando apareció ante ellos aquel ser del cual enseñaban su imagen en los medios de comunicación.

    La persona más buscada de Ibos estaba justo delante, ante sus ojos.

    — ¡Quieto, Jackon Vaalot! ¡Túmbate en el suelo! ¡Quedas arrestado!

    — ¡Aquí a todas las unidades, tenemos al asesino! ¡Repito: tenemos al asesino!

    El joven Vaalot tenía las manos levantadas pero obedeció a las instrucciones de los dos soldados anixis, tumbándose en el suelo tal y como exigían.

    Mientras le colocaban unas esposas de energía tanto en las manos como en los pies, el humano sonrió al pensar que incluso muerto, su padre había obrado indirectamente en su beneficio.

    La casualidad de encontrarse con alguien que había sido ayudado por él era ínfima, y sin embargo, encontró en Sizgolar a una persona que después de tantos años todavía recordaba ese acto de Axlor, hallando años después a su hijo y devolviéndole en cierto modo ese favor al humano que le salvó en el pasado de poder morir.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo, paso a comentar el capítulo de esta semana. Hoy por suerte tuvimos lectura en simultáneo sin problemas, y es un alivio tras la semana pasada.

    El capítulo arranca con Jackon huyendo de la ley y entrando a una vivienda donde hay una mujer humana con su hijo, quien tiene algo de miedo cuando lo ve entrar. Entonces, alguien lo noquea y lo detienen. Con el paso del tiempo, Jackon se despierta y se da cuenta de que está detenido pero también le han curado la herida. Entonces un neoniano hace acto de presencia. Este neoniano se presenta con el nombre de Syzgolar, y le dice que cuando lo reconoció al momento de ver su imagen por la tele, decidió ayudarlo para así poder devolverle el favor a su padre. Allí es cuando Jackon, con suma curiosidad, le pregunta a ellos de donde conocen a su padre, y Syz le dice que se ha encontrado con él, y que los ha ayudado en el pasado. Nada menos de un gran personaje como lo fue Axlor en su momento. Syz, a parte de ayudarlo con sus heridas, decide también ayudarlo compartiéndole su conocimiento, dado a que muestra ser un militar veterano, y le dice su opinión sobre lo que pasa con los Anixis y de por qué es conveniente para Jackon que se entregue. Tengo que decir, amigo, Syz es un neoniano muy agradable (¿viste Yak? no era tan difícil). Y que tenga experiencia en esta clase de cosas me hace pensar de que podríamos verlo en el futuro siendo alguna especie de mentor para otros personajes del grupo, preferiblemente Owen, que no es un soldado, pero le vendría bien ya que está temporalmente sin trabajo :/*-*\:

    Luego de eso pasamos a ver una reunión de el consejo superior anazi, donde se reunen ya sin Omnius porque se encuentra detenido por sospechas de haber tenido algo que ver en los asuntos. Aquí podemos ver que Akkor ya dio la orden al ejército de los anixis para que patrullen las calles con más rudeza y mantener la vigilancia en alto a cada momento. Vemos que Valtin y Ziba un poco de aprecio le tenían a Eeron pese a estar del lado de las subespecies, y vemos que Plaxor está colgando de un hilo. La llegada del teniente Orlat para anunciar que no hay rastro de Jackon pone a Plaxor contra las cuerdas, y a Akkor se le está por terminar la paciencia con él. Y eso es algo que me hace pensar en otra posible subrama. Akkor prometió a Relic un lugar en el consejo a cambio del asesinato de Eeron, y se nota que Plaxor está en un punto donde no lo aguantan más. No me caen bien ni Akkor, ni Relic ni Plaxor, pero si hacen complot entre sí para matarse mutuamente bienvenido sea, nada mejor que ver a los villanos madrearse entre sí para evitarle sufrimiento a mis favoritos :clap:

    En una comisaría, todos los amigos de Jackon se encuentran siendo interrogados, por separado, pero pronto se dan cuenta las autoridades de que no hace falta tanta precaución ya que no parecen estar compinchados con él. Punto a parte para mencionar a Owen, que no sale en el capítulo. A mi bebé lo vives metiendo en problemas en cada momento que puedes, amigo. Primero una revuelta en el invernadero y lo dejas sin empleo, luego una revuelta en el distrito neoniano donde un policía lo ataca por la espalda y casi lo procesan, y luego ahora lo tienen de sospechoso por ser cómplice en la muerte de Eeron. Estás moderando el sufrimiento para el joven Crane, pero no por eso pienses que no me estoy dando cuenta eh :humm: Reitero lo dicho más arriba, ojalá tengamos a Syzgolar como maestro del jovencito Crane para volverlo más fuerte, que le va a hacer falta.

    Tras el interrogatorio, el puto de Relic se mete a querer intimidar a Om y hacerle un segundo interrogatorio, uno donde le conviene decir la verdad. Que hijo de puta, él fue quien mató a su maestro y hermano mayor, y quiere venir a soltar su veneno ante Om. Menos mal le pararon los pies como la rata que es. Akkor detiene a Relic tan pronto se da cuenta de que nadie estaba enterado de lo de Jackon, para que así no se gane más sospechas. Pero sus esfuerzos no son tan útiles, puesto a que Om le da un claro mensaje a Akkor. Está claro que Jackon no es un asesino, y ellos van a ponerse a investigar la verdad si consiguen llegar hasta él. Y aquí Akkor se dará cuenta de que la cagó. La investigación que quería detener está iniciada, solo debe asegurarse de poner las cosas en orden, pero no será fácil.

    En la escena del final vemos que Jackon se levanta pensativo, y listo para entregarse porque sabe que hacerlo es lo mejor para Karla, Echo y el resto de su "familia". Me conmueve que piense así de ellos, ese es el Jackon que adoro. Seguro que ahora ya no tendría muchas ganas de ser un emisario, por lo que, cuando todo se solucione, seguro querrá quedarse junto a Echo para vivir su vida con ella, por favor, amigo, hazlo realidad :nice:

    Llega el momento de la despedida y Syzgolar se despide de él entregándole una réplica del bastón que usó el poderoso Axlor Chad Supremo Vaalot. Ahora Jackon tiene algo para llevarse con él si termina en el exilio (no, por favor :anicry:). Luego de que este le dice que se va a entregar a las autoridades, vemos un flashback donde aparece un joven Syzgolar junto a su abuelo. Su camión de suministros iba a ser asaltado por hombres de la Resistencia liderados por Marlo (todavía no me olvidé de que ese malnacido le cortó la mano a mi Lill :ewww: ) pero Axlor no tolera esas cosas y los detiene. Eso hace que Syz se tome en serio las palabras de su abuelo, y que sepa que no todos los que están heridos están rotos. Joder, Syz para llevar un solo capítulo de haber llegado me cae mejor que todo el consejo superior anazi y Brandon (tampoco era muy difícil, pero bueno).

    Lo dicho antes y lo repito, ojalá Syz gane más peso en el futuro. A Owen le puede venir bien alguien como él como mentor, y encima tiene conexiones con el pasado de la historia, uno incluso anterior al nacimiento de todos los angelitos :dancecat:.

    En fin, amigo. Con esto me despido. Gran leída, queda para el futuro ver que pasará con Jackon ahora que las autoridades lo tengan a mano, y cómo reaccionan cuando este señale a Relic como culpable. Mucho más intriga me da el saber que harán los demás cuando los veamos a ellos. Ojalá la próxima semana tengamos leída en simultáneo. Ahora sí, un saludo. Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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    Manuvalk

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    Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio
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    Bienvenidos al siguiente capítulo. Espero que estéis disfrutando de como avance esta primera parte de Los Viajeros Vol. 2. Como siempre, quiero agradecer a mi buen amigo Agus estresado por las leídas en simultáneo que tenemos. Se disfruta mucho conversar sobre los capítulos y ver las reacciones del otro a según que momentos. No me explayaré mucho más, os dejo con la lectura.







    Reveses




    ¡Quieto, Jackon Vaalot! ¡Túmbate en el suelo! ¡Quedas arrestado!

    ¡Aquí a todas las unidades, tenemos al asesino! ¡Repito: tenemos al asesino!

    El soldado apenas había podido dormir esa madrugada escondido en la vivienda de Sizgolar y Myra, el neoniano y la humana que le habían ayudado a sanar de sus heridas durante el escape de la escena del crimen. Había pasado ya un día completo desde el asesinato de Eeron y ahora que el asesino se había entregado, el ambiente en las ciudades se apaciguó tímidamente, aunque la fuerte presencia de las autoridades no había menguado en lo más mínimo, todo con la excusa de garantizar la seguridad de la población.

    — Levanta, asesino — Murmuró una voz tras la compuerta de seguridad de la celda — Vas a ser interrogado.

    Vaalot se frotó los ojos repetidas veces mientras se sentaba al borde de la diminuta cama con la que contaba en esa celda de máxima seguridad.

    La compuerta parecía estar abriéndose por el estruendo que provocaban los engranajes de apertura, lo que hizo pensar al humano que ese lugar en el que se encontraba debía tener muchos años de haber sido construido. Una vez dicha compuerta se abrió definitivamente, un soldado del ejército superior irrumpió en el habitáculo con dos juegos de esposas de energía, una para las manos y la otra para los pies.

    Fuera de la celda aguardaban hasta tres soldados más, asegurándose de que el humano no intentase ningún escape.

    — ¿A dónde me lleváis?

    La pregunta de Jackon fue totalmente ignorada por los cuatro soldados anixis que lo escoltaban por un estrecho pasillo de paredes grises y agrietadas, con celdas a cada lado.

    Sus pasos resonaban sin coordinarse en absoluto, ya que no era tan sencillo andar cómodamente con dos tobilleras haciendo fuerza la una hacia la otra para evitar que pudiese correr libremente. El trayecto fue corto debido a que el sitio en el que debía estar el ex comandante del ejército de la Alianza estaba en el mismo complejo, así que no demoró más de cinco minutos hasta que él mismo se vio de nuevo encerrado en una sala, aunque esta era toda blanca y parecía reformada en comparación a la zona de celdas en la que pasó unas horas tras ser detenido.

    Allí, la espera para que alguien apareciese a interrogarle si que se hizo interminable, aguantando la incertidumbre durante una hora completa hasta que la compuerta de la sala se abrió con mucho menos ruido que la de su habitáculo. Un soldado anixis con un distintivo distinto al de los demás fue el encargado de interrogar al asesino del emisario honorífico.

    — Soy el teniente Orlat — El interrogador se mostró sorpresivamente cortés, algo que desencajó a un Jackon que esperaba la misma hostilidad que la que recibió de otros — ¿Puedo tomar asiento?

    — Tú mandas — Le contestó el humano con cierta indiferencia.

    — Gracias.

    El tipo se sentó en la silla metálica —y anclada al suelo— que se encontraba justo enfrente de la otra en la que Vaalot se hallaba.

    Apenas tres metros separaban sus rostros y manos, todo ello por seguridad, aunque el soldado de la Alianza tuviese los grilletes puestos y estuviese maniatado a la propia silla. El anixis comenzó a revisar en una tableta los distintos datos e información que tenía sobre el criminal que estaba delante suya.

    — Tu nombre es Jackon Vaalot Tidder, ¿verdad?

    — Sí — El humano sabía que ese era el procedimiento inicial, pues se lo habían hecho ya varias veces desde que se entregó a las autoridades.

    — Llegaste a Ibos en la gran arca de la Alianza desempeñando el rol de comandante de su ejército… — Orlat levantó la parte de arriba de sus ojos, donde estarían sus cejas si fuese humano — ¿Por qué lo dejaste?

    — Porque necesitaba un tiempo para mí mismo.

    — Bueno, aún así sigue siendo una decisión sorprendente — El teniente del ejército superior se veía sorprendido al ver más datos en la ficha técnica del soldado humano — Tu pasado académico te avala. No es de extrañar que te nombrasen comandante del ejército aliado aquí.

    — Supongo que gracias — Vaalot no se sentía halagado, simplemente le seguía la corriente al interrogador.

    — Pero no logro entender porqué has matado al emisario honorífico, teniendo un currículum impecable y siendo un auténtico soldado reconocido tanto por los tuyos como por aquellos que se quedaron atrás — El anixis llamado Orlat seguía observando su tableta — ¿Sabías que tienes un reconocimiento especial de la mismísima comandante Ripley? He oído historias de esa tipa y de algunos otros. Por lo que sé, es una leyenda de la Alianza.

    Jackon asintió. Por supuesto que sabía que la comandante Ashley Ripley avaló su rango en la gran arca antes de que esta partiese, al igual que otros como Lill Crane y Om Paokt dieron gratas referencias del joven Vaalot debido a su espléndido desempeño en la academia de formación. Sin embargo, eso le era indiferente al soldado humano en ese momento, pues no significaba que fuese a ser absuelto del delito por esas buenas referencias.

    — ¿Y bien? Dime, Jackon, ¿por qué mataste a Eeron?

    — Yo no le maté.

    — Las evidencias muestran lo contrario.

    — ¿Qué evidencias? ¿Qué estaba en la escena del crimen? ¿Qué mi comunicador estaba allí? ¿Tal vez mis huellas en la daga de energía? — El humano estaba harto de tener que repetir lo que ya había repetido varias veces desde que había sido detenido — Hui en aquel instante porque me vi entre la espada y la pared. Entiendo que tal vez no fuese la mejor decisión, estaba en el lugar equivocado y en el momento equivocado.

    — Bueno… entonces, ¿quién le mató?

    — Uno de los vuestros — Jackon apretó los puños solo de recordar su nombre — Relic.

    El teniente Orlat no se esperaba una respuesta así, pero es que Jackon tampoco había dado esa información antes, consciente de que lo propicio era lanzar la verdad en el interrogatorio oficial —pues este era grabado y analizado posteriormente por las autoridades, quedando registrado—. El humano se mostró serio para reafirmar lo dicho mientras el soldado anixis permaneció en silencio, toqueteando su tableta tras oír aquello.

    — Vale. No hay pruebas de que Relic estuviese allí presente en el momento del asesinato, pero voy a suponer que es cierto lo que dices, porque mi cargo me obliga a ser imparcial — Orlat miró fijamente a Jackon — Quiero que me cuentes lo que ocurrió. Dame tu versión de los hechos.

    El joven tragó saliva y asintió con seriedad, sabiendo que su declaración sería analizada y grabada tal cual la dijese. El teniente del ejército superior, por su parte, esperaba con curiosidad lo que el humano tuviese que contarle.

    — Cuando el emisario honorífico terminó su discurso, yo me encontraba con la comandante Mercer y otros amigos míos. Antes de reunirme con ellos, avisé a Echo de que iría a felicitar a Eeron por sus palabras sobre el Día de la Unión, así que fui al lugar en el que sabía que se encontraría.

    ¡Hey! — Echo se aproximó a Jackon, tomándolo de la mano — ¿Dónde vas? ¡En breve vendrá el discurso de Om!

    ¡Antes quiero felicitar a Eeron por su gran discurso! ¡Me dará tiempo a ver el de Om!

    — Una vez dentro, me puse a buscarle y pronto empecé a escuchar voces y ruidos provenientes de una planta superior, por lo que me fui aproximando hasta que escuché a Relic gritar e intentar golpear a Eeron.

    ¡No tienes ni idea de lo que he sufrido a lo largo de mi vida! — Relic estaba a escasos metros de su rival malherido — ¡Bien sabes que me quedé sin padres desde muy temprano! ¡No tenía familia, solo me quedabas tú! ¡Y decidiste dejarme cuando más te necesitaba! ¡Esa traición y tu alianza con las subespecies no pueden ser jamás perdonadas!

    — Intervine, me lancé en defensa del emisario honorífico y amigo mío, comenzando una pelea contra el asesino. Había una daga de energía en la escena y Relic la recuperó mientras Eeron me indicaba que me fuera…

    ¡Jackon, huye y advierte a las autoridades! ¡No todos pueden estar comprados por Akkor!

    — ¿Por qué te dijo que te fueras? — Orlat observaba al humano y podía percibir en él una angustia e ira que eran evidentes.

    — Porque me reveló que… — Jackon no sabía que mencionarlo, pero tras unos segundos dubitativo, decidió lanzar la bomba — ...Akkor intenta apoderarse del control de las especies de la Alianza.

    — Eso… — El teniente del ejército anixis también tuvo que tomarse unos segundos para procesar lo dicho por el detenido, terminando por escribirlo en el informe que estaba haciendo en su tableta — ...es imposible.

    — ¿Imposible? Bueno, lo sea o no, eso fue lo que me dijo el emisario honorífico.

    — ¿Y qué pasó a continuación?

    Eeron, sin poder usar su brazo derecho, tomó con el izquierdo al operativo por el cuello para así darle tiempo al humano de que se fuese, siendo un testigo directo de lo que estaba sucediendo. Sin embargo, Jackon no era partidario de huir de un conflicto en el que alguien conocido pudiese acabar muerto, por lo que dudó. Esos segundos de duda le bastaron a Relic para contraatacar, induciéndole un codazo en la parte baja del estómago al emisario para voltearse y con daga en mano, hundírsela en el centro del pecho, siendo una herida fatal para cualquier anixis. Eeron no pudo evitar aquel movimiento veloz de su antiguo discípulo, cayendo en sus brazos, para posteriormente ser empujado por el propio Relic hacia la ventana que tenía tras de sí.

    — Lo mató — Sentenció Vaalot con su explicación, mientras rememoraba la escena en su cabeza — Ante mis ojos. Luego desapareció entre las sombras diciendo que nadie me creería y en ese momento aparecieron las autoridades. No supe qué hacer y decidí huir.

    Orlat estaba tan impactado por toda la información que estaba recaudando que apenas podía apartar la vista de la tableta en la cual estaba apuntándolo todo.

    El soldado anixis era un ser imparcial absolutamente, algo que sin duda le venía genial al humano si quería tener alguna opción de ser escuchado. Visiblemente sorprendido y procesándolo todo, el teniente del ejército superior centró la vista, tras un largo rato, en el retenido.

    — Huir no te benefició en absoluto, pero en cierto modo comprendo porqué lo hiciste.

    — ¿Y bien? ¿Qué va a pasar ahora conmigo?

    — Seguirás encerrado en este lugar hasta que sea el momento del juicio público en la Casa Superior — Reveló Orlat, viendo en el rostro de Jackon una preocupación notable — Los miembros del Consejo tendrán tu testimonio y lo expondrán al pueblo, para conocer su opinión. Pero al final del día, ellos decidirán tu destino.

    […]

    El Día de la Unión había resultado ser un día nefasto para el representante Paokt, la comandante Mercer y el resto de sus amigos.

    Todos ellos esperaban dejar a un lado su investigación clandestina al Consejo Superior para disfrutar de un día en el que se cumplían cuatro años desde que la gran arca con algunas de las especies de la Alianza había aterrizado en Ibos, la colonia en la que se unirían en sociedad con los anixis. No obstante, aquel día sería —de ahora en adelante— recordado como el del asesinato del emisario honorífico. Un humano asesinando a un anixis, algo que era la primera vez que ocurría y que había provocado discrepancias entre los ciudadanos de una y otra especie.

    El ambiente en las ciudades, una vez se había dado a conocer que Jackon se había entregado a las autoridades y estaba en procesamiento previo al juicio público, seguía siendo tenso.

    — ¿Hay novedades respecto al Consejo? — Kendall observó a todos sus amigos y compañeros de misión, apoyándose con ambas manos sobre el escritorio.

    Todos estaban en el despacho —y a su vez apartamento— del detective Xom, que casi sin darse cuenta había visto como su lugar de trabajo pasaba a convertirse en el piso franco de la cruzada clandestina de Omnius. Precisamente el representante de la AIE y miembro del Consejo Superior fue quien respondió a su viejo y conocido amigo.

    — No desde la última comparecencia en los medios — El joven syleriano estaba de brazos cruzados, apoyado sobre la pared — Lo único que sabemos es que las medidas restrictivas se van a mantener a pesar de que Jackon se ha entregado y eso no ha gustado a mucha gente. Sin embargo, parecen estar más centrados en echarse las culpas entre sí que en protestar esa decisión del Consejo.

    — La jugada le está saliendo genial al Consejo, si es lo que quería — Brandon quiso opinar al respecto — Este suceso le da más motivos para instaurar su fuerte orden en las calles. ¿Soldados patrullando? Esto empieza a parecerse a un régimen militar, como si hubiese ocurrido un atentado terrorista.

    — Para los anixis, así ha sido — El soldado Devom saltó de su silla, alejada del grupo, para inmiscuirse en la conversación iniciada — Es obvio que ahora las especies de la Alianza, en especial los humanos, son los malos de la historia. Haber asesinado a Eeron es como profanar su sagrado orden.

    — ¿Por qué Jackon haría algo así? — La pregunta un tanto retórica de Andrómeda captó las miradas de todos — No digo que él…

    — ¡Él no ha matado a nadie! — Exclamó la científica Vaalot, visiblemente alterada — ¡Me niego a creer que mi hermano sea un asesino frío y despiadado!

    — Todos pensamos como tú, amor — Owen quiso abrazar suavemente a su pareja, tratando de consolarla en esos difíciles momentos para ella — Nadie aquí piensa que Jackon haya sido capaz de eso.

    — Muchos de nosotros lo conocemos lo suficiente como para saber que él jamás haría algo así — Echo no dudó en defender a una persona la cual quería mucho — Esto debe tener una explicación.

    — ¿Y a qué esperamos para ponernos manos a la obra? — La ingeniera Yazuke estaba decidida a empezar con la investigación — Jackon nos necesita y esto parece tener algún tipo de conexión con nuestro propósito inicial, ¿no?

    — Mia tiene razón — Omnius la señaló mientras asentía a sus palabras — No hay tiempo que perder. Este suceso va a acelerar nuestros planes.

    — ¿Y cómo empezamos? — Karla se veía determinada a participar, siendo que en un comienzo no iba a formar parte de ello — Debemos descubrir quién ha inculpado a mi hermano y sacarlo de ahí antes del juicio.

    — Eso no va a ser fácil, Karla, yo también quiero liberar a Jackon pero creo que primero deberíamos hablar con él y conocer su versión de los hechos — La comandante del ejército aliado estaba usando la lógica — Con su información podríamos empezar a trabajar.

    El representante Paokt se puso a pensar en cómo podría tener una audiencia privada con el retenido soldado Vaalot, sabedor de que no sería algo sencillo de obtener. Sin embargo, estaba dispuesto a usar todo su poder de líder y miembro del Consejo para conseguirlo. El resto solo pudieron observar a su superior dirigirse hacia la puerta, para voltearse hacia ellos justo antes de salir.

    Su semblante denotaba una mezcla de seriedad y confianza, pues no tenía dudas de que en ese preciso momento comenzaba su misión.

    — Haré todo lo posible por poder reunirme con él — Afirmó Om, viendo en los rostros de sus amigos diferentes expresiones — En cuanto a vosotros, permaneced atentos al comunicador. Pronto actuaremos.

    […]

    Prácticamente todos abandonaron el apartamento que Kendall utilizaba para sus propósitos laborales como detective, a excepción de una Andrómeda que pasaría la noche en la vivienda de sus amigos Karla y Owen en la ciudad de Astea. Sin embargo, mientras ellos decidieron irse antes, la joven científica optó por quedarse con el hombre de rasgos asiáticos, pues apenas había podido interactuar con él desde que se habían visto, habiendo pasado mucho tiempo desde la última vez que conversaron.

    — Pensé que te irías como los demás — El detective estaba realmente sorprendido por la presencia de la chica.

    — ¿Quieres que me vaya? — Andrómeda fue muy directa.

    — Por supuesto que no, estoy cómodo contigo aquí. Simplemente me extraña que te quedes, supongo que porque tú y yo nunca hemos sido verdaderamente amigos.

    Kendall se encendió un cigarro pese a querer dejar de fumar, pues la situación actual le estaba generando cierto estrés y consideraba que esa era la única forma de paliarlo. La científica vio ese gesto y se incorporó para aproximarse a él, quitándole el cigarrillo de las manos y apagándolo en el cenicero que éste tenía en la mesa.

    — He hecho esto porque soy tu amiga — Vermeer miraba fijamente a los ojos del detective mientras revelaba una media sonrisa — Hablemos, que es mucho más sano que intoxicar tus pulmones.

    El hombre estaba un tanto perplejo con la forma de actuar de la joven científica, que parecía muy interesada en los últimos días por hacer más amistades, ya que únicamente contaba con Karla en ese rango de amistad de verdad. La chica tomó asiento en un sillón de cuero mientras él lo hizo en un sofá algo viejo que estaba al frente.

    Un par de lámparas alumbraban la pequeña sala mientras en el exterior ya había caído la noche.

    — ¿De qué quieres hablar? — Xom se sentó con las piernas abiertas, poniéndose totalmente cómodo.

    — Pues… me gustaría saber más de ti — Se sinceró Andrómeda, cruzando las piernas y revelando sus finos muslos — ¿Eres detective, entonces?

    — Así es — Él se inclinó hacia delante, juntando las manos — Tú eres científica, ¿verdad?

    — Así es — Ella esbozó una tímida sonrisa — Supongo que sabes que tanto yo como Karla trabajamos en la estación espacial…

    — Sí, lo que era la gran arca. He oído que ahora es un centro de investigación científico, un puesto de avanzada orbital y procesamiento de criminales para el exilio, todo en uno.

    — Eso es. Como un lugar multifuncional.

    — Jackon probablemente sea llevado allí… — El detective lo dijo con cierta preocupación — Y sacarlo será mucho más complicado.

    — Primero tenemos que ver si Om puede comunicarse con él y saber su versión de los hechos — La mujer acariciaba su mentón mientras pensaba — Pero sí, tal y como dices, sacarlo de ahí será difícil.

    Tras esas palabras, se formó un silencio entre los dos. Ambos entendían que eso era normal, pues apenas habían interactuado en el pasado y mucho menos en el presente. Pasaron al menos dos minutos un tanto incómodos hasta que el comunicador de Andrómeda emitió un sonido que indicaba que le había llegado una notificación.

    — Es un mensaje de Karla — Musitó ella, informando así al hombre — Me está esperando abajo con Owen, me tengo que ir ya.

    — Oh, vaya — Kendall en realidad disfrutaba de tener a alguien allí, aunque tampoco se lo esperaba en un principio, por lo que asintió agradecido — Me ha alegrado que te quedaras un rato.

    — A la próxima podríamos vernos y estar más rato, ya que apenas hemos hablado — La joven Vermeer también se había quedado con las ganas — Bueno… gracias, Kendall. Hasta pronto.

    — Buenas noches, Andro.

    La chica volvió a sonreír dulcemente mientras se dirigía a la salida del apartamento, abriendo y cerrando la puerta tras de sí bajo la atenta mirada del detective.

    Una vez solo, Xom optó por ponerse un vaso con whisky, sacando la botella de un pequeño armario que tenía al lado del lugar que consideraba su despacho. Ahí, rodeado por luces tenues y sentado en su silla ante el escritorio, el hombre de rasgos asiáticos decidió darle varios sorbos al vaso con alcohol, evidenciando que no tenía unos vicios precisamente saludables.

    Todo ello fruto de la soledad que experimentaba y la cual nunca había sabido gestionar.

    […]

    Bajo la calle, a la salida del apartamento de Kendall, se encontraba la pareja Crane Vaalot.

    Llevaban al menos diez minutos esperando a la joven científica para así poder coger un transporte que les llevase a su casa en Astea, la cual había estado días sin ser visitada por ninguno de los dos. Pasarían la noche allí, invitando así a Andrómeda para que tuviese un lugar en el que quedarse, con el objetivo de al día siguiente ponerse manos a la obra en ayudar a Jackon en todo lo posible para evitar su exilio o confirmar que era inocente.

    Aunque hasta el momento todo eran conjeturas y deberían tener noticias del representante Paokt sobre si había podido hablar personalmente con el soldado.

    — Estará bien, cielo — Owen no dudó en abrazar y acercar a su novia sobre su pecho — Jackon es muy fuerte, física y mentalmente.

    — Y al mismo tiempo es frágil — La hermana del retenido estaba bastante preocupada — No sé que demonios ha pasado para que mi hermano haya acabado en esta situación…

    — Lo averiguaremos — Él le besó la frente para acto seguido apartarse de ella y verla a los ojos — Juntos.

    La científica Vaalot agradeció mucho el gesto y las palabras de su chico, dándole un plácido beso bajo la luz de una farola próxima.

    Las calles en Vianus solían estar bastante bien iluminadas, pero en la zona donde vivía el detective Xom había algunos callejones lúgubres que no invitaban el visitarlos. En uno de ellos se escuchaba la voz de un hombre, probablemente de mayor edad, pidiendo comida. La pareja no se percató de ello hasta que escuchó como un grupo de anixis que paseaban por esa misma calle se acercaron al callejón con intenciones desconocidas.

    — ¿Me podéis… dar… comida? — El hombre sonaba bastante débil, quizá porque llevaba días sin comer — Agua…

    — ¿Y este humano? — Uno de los anixis sonó bastante despectivo — Pide comida y agua mientras uno de su especie asesina a nuestro emisario honorífico.

    — No se merece ni un trozo de trigo — Murmuró otro de ellos, quizá trabajador de algún invernadero — Dejadlo ahí, es escoria.

    — Sí, como todos los malditos humanos y el resto de subespecies.

    Owen observó la escena con absoluta impotencia e incluso dispuesto a intervenir si esos tres anixis que se habían acercado al callejón intentaban hacerle daño al pobre vagabundo humano. Viendo como estos seres se marchaban balbuceando insultos hacia el tipo, el joven Crane se esperó un poco para aproximarse a él. Karla hizo lo propio, sacando de un bolso que portaba encima unas dos barritas de cereales y una botella pequeña de agua. Ambos sabían que era algo ínfimo, pero mejor eso a nada.

    — ¡Oh… muchas gracias! — Exclamó el vagabundo con la voz algo ronca — Esto es… esto es… lo necesitaba.

    — Descuide, señor — Owen le sonrió al ver la gratitud en él — ¿Cómo se llama?

    — Me llamo Clerk, chico — El tipo estaba abriendo la botella de agua y tras darle un sorbo, retomó la conversación — ¿Y vosotros? Se os ve una pareja joven y amable.

    — Ella es Karla y yo soy Owen — Crane evitó decir los apellidos de ambos por diferentes motivos — Nos alegra haberte ayudado aunque sea poco.

    — Muchacho, poco ya es algo y algo ya es más que nada — El vagabundo llamado Clerk se acababa de comer una de las dos barritas de cereales en un momento, evidenciando su hambre — Muchísimas gracias.

    — Es un placer, Clerk — La joven Vaalot asintió, momento en el que vio que su compañera de ciencias salía del apartamento — Ahí está Andrómeda.

    — Bueno, nos tenemos que ir — Indicó el joven agricultor, ahora sin trabajo en ese ámbito — Cuídese mucho, Clerk.

    — Igualmente, jóvenes. Tened mucho cuidado con esta sociedad.

    La pareja se quedó un poco extrañada con esa frase de parte del vagabundo, pero tampoco quisieron prestarle excesiva atención.

    Estaban contentos de haber podido ayudarle y ahora iban a marcharse a su casa en la ciudad de Astea, acompañados por la joven Vermeer. Apenas llamaron a un transporte que daba servicio de taxi y este apareció en pocos minutos, subiéndose los tres a bordo bajo la atenta mirada de Clerk, que ya se había comido esas dos barritas de cereales y se había bebido la botellita de agua.

    […]

    — ¿Tú también te quedas en este hotel?

    Brandon no esperaba encontrarse con Mia en el mismo hotel en el que se iba a hospedar, ubicado en el centro de Vianus.

    Ambos salieron de la reunión en el apartamento del detective con la convicción de que pronto empezarían a actuar en consecuencia a la detención de Jackon por el supuesto asesinato de Eeron a manos de éste, por lo que optaron por quedarse en la zona en lugar de ir a sus respectivas viviendas, las cuales estaban en las ciudades de Astea y Cainia.

    — Sí, he pensado que sería lo más apropiado — La talentosa ingeniera se encontraba en el check in — Supongo que tú has pensado lo mismo.

    — Exactamente — El joven Gallagher asintió con una sonrisa, cambiando el tema drásticamente — Oye, ¿te apetece tomar algo? No es tan tarde, yo no tengo sueño y había pensado…

    — No te negaré el tomar algo, Brandy, pero si tienes intenciones más allá de las de simplemente conversar, te vas a quedar con las ganas.

    — Wow, está bien, Mia — El chico levantó las manos como si estuviese siendo apuntado con un arma — Me parece justo. Sí, claro, conversemos.

    La asiática no tenía interés romántico ni sexual alguno con el recientemente graduado como médico general, pero tal y como habló el Día de la Unión con Xerom y Andrómeda, estaba dispuesta a hacer amistades —y que mejor que con gente que ya conocía de su pasado en la academia de Paraíso—.

    Por parte del hombre adinerado, cierto era que estaba en una etapa en la que quería camelarse a muchas mujeres, pero su interés era puramente sexual y para nada romántico. Una promiscuidad impropia de él en su edad juvenil y que contrastaba con la que vivió la chica en aquel entonces, pareciendo que se hubiesen invertido los papeles.

    No obstante, también apreciaba el comenzar a forjar amistades o el hacer contactos en los que ambos pudiesen llevarse beneficios.

    — Aquí está bien.

    Brandon eligió la mesa en la que se iban a sentar, encontrándose a pocos metros del check in del hotel.

    Se trataba de una zona de restaurante en el mismo complejo hotelero, un edificio alargado de diversas plantas que era laureado con muchas críticas positivas, siendo el mejor hotel de Vianus. Siendo un lugar un tanto exclusivo y de etiqueta, la presencia de Mia contrastaba con el resto de residentes, que la observaban con cierta expresión despectiva en el rostro, fuesen anixis o de especies aliadas.

    El camarero no tardó en aparecer, siendo un anixis elegantemente vestido que se disponía a tomar nota en un pequeño aparato táctil. El ser se inclinó con cortesía hacia ambos humanos, revelando una pequeña reacción de molestia al ver que la chica no estaba arreglada para los altos estándares del lugar. La mirada fulminante de Yazuke terminó por hacer que el camarero centrase su vista en Gallagher, sintiéndose un tanto intimidado.

    — Tomaremos un cóctel de especias de la casa — El hombre quiso invitar a su compañera y viendo que ésta accedía a ese pedido, lo corraboro — Para los dos.

    — Entendido, caballero — Los traductores universales instalados en la parte trasera de la oreja izquierda eran una maravilla para que pudiesen comunicarse entre especies — Enseguida se los traigo.

    Con la marcha del camarero a pedir y preparar los cócteles, ambos humanos se emplearon a comenzar una conversación, sin un tema específico del que hablar pero con la idea de conocerse más, ya que eventualmente pasarían gran parte del tiempo juntos si trabajaban como operativos de la Alianza.

    — Quizá debí haberme ido directamente a mi habitación — Mia no dejaba de sentirse observaba — Todo son juicios en cada mirada que recae sobre mi.

    — Bueno, es que llamas la atención, es un hecho — Él mostró una media sonrisa — Pero no te preocupes, dudo que a alguien como tú le importe mucho lo que piensen los demás, ¿me equivoco?

    — No te equivocas, aunque no deja de ser algo incómodo.

    — Comprendo.

    El camarero anixis apareció para dejar sobre la mesa los dos cócteles, marchándose rápidamente y dando paso a que se retomase la conversación.

    — Dime, Mia — Mientras le daba un sorbo al vaso con forma de copa, el hombre se dirigió a su acompañante — ¿Cómo es que te hospedas aquí?

    — Mi casa está en Astea, pero he pasado muchos meses en la estación espacial y ahora que estamos trabajando para el jefe... — Mia llamaba así a Omnius, también para disimular a oídos de otros — ...he pensado que lo mejor sería quedarme en la zona. Quizá termine vendiendo mi vivienda y buscándome un alquiler por aquí, quien sabe.

    — No pareces una chica que quiera asentarse en un lugar.

    — Honestamente, me da igual. A lo largo de mi vida siempre he estado yendo de un sitio a otro, así que no me supone mucho problema.

    — Es lógico, pero, ¿por qué aquí? — El joven Gallagher insistió un poco — Quiero decir, no te lo tomes personal, pero este hotel es muy caro.

    — ¿Y qué mierda pasa? — Mia se sintió algo ofendida — No estaría aquí si no tuviese dinero para pagármelo.

    — Ya, bueno, tienes razón. Perdona.

    — Sí, perdonado. Pero aprende a no ser tan capullo.

    — ¿Crees que soy un capullo?

    — Creo que te crees muy especial, pero bájate de la nube, porque no lo eres — Yazuke le quiso recriminar esa aura de superior que siempre cargaba el ricachón — Lo único que tienes es dinero y un atractivo decente, lo que hace que las mujeres sin personalidad caigan a tus pies. Pero eso no va a durar para siempre, Brandy, ¿y qué harás cuando quieras tener una estabilidad? ¿Qué harás cuando quieras formar una familia y nadie te vea idóneo para eso? ¿Pagarás para conseguirlo?

    — ¡Oye, relájate un poco, joder! — Esta vez fue el propio Brandon el que se sintió fuertemente atacado — No pienso en eso, realmente. Soy joven y quiero disfrutar, tengo mis ambiciones y objetivos. Por el momento, eso que dices no figura en esa lista.

    — Bueno, es tu vida y tus decisiones, ahí no entro. Pero al menos sé claro con lo que buscas.

    — ¿A qué te refieres?

    — ¿No has visto como te mira Andro, por ejemplo? — Mia se sentía mal al recordar que la joven científica se veía muy interesada en el médico — Esa chica es un amor de persona y no entiendo como se ha fijado en alguien como tú, pero deberías ser claro con ella si de verdad eres un buen tipo.

    — Andrómeda es una chica interesante y es muy bonita — El hombre se sinceró al respecto — Es precisamente por eso que no quiero hacer nada con ella. Sé que le dolería si ocurriese algo y luego yo no quisiese una relación a largo plazo.

    — Pues te sugiero que se lo hagas saber a la próxima que te diga algo, porque esa chica no merece menos de lo que pide.

    […]

    El cuartel militar de la Alianza estaba un tanto conmocionado por la noticia de que su ex comandante Jackon Vaalot hubiese sido el supuesto asesino del emisario honorífico, un ser al que todas las especies de la Alianza tenían en alta estima por su ayuda en la guerra contra Mente Colmena. Eeron fue el motivo de muchos para abandonar la difícil vida en Paraíso y embarcarse en el proyecto de Ibos, donde se les prometía una sociedad más estable en colaboración con los anixis.

    Sin embargo, todo lo sucedido había mermado el pensamiento de todos esos colonos que llegaron en la gran arca y en el ejército aliado no era menos. Muchos se preguntaban si de verdad habían hecho lo correcto, mientras otros no comprendían porque alguien como Jackon haría algo así. A nadie le encajaba ese suceso pero tampoco podían ponerse a averiguarlo por su cuenta, pues las autoridades anixis se hicieron total cargo de la investigación.

    — Atención todos, quiero que me escuchen alto y claro.

    La presencia de la actual comandante Mercer, acompañada de uno de sus soldados de confianza como lo era en este caso el syleriano Devom, hizo que las tareas en el cuartel se detuviesen por unos minutos. La líder del ejército de la AIE sabía que la moral de sus tropas estaba por los suelos, por lo que merecían una explicación o al menos unas palabras de ánimo.

    Gran parte de los soldados se encontraba en el gran hangar con el que contaban en el cuartel, siendo un espacio habilitado para miles de personas. Varios altavoces se encargarían de hacer llegar las palabras de Echo a todos sus soldados, que esperaban expectantes cualquier noticia sobre Jackon.

    — Sé que muchos no entienden lo que está pasando y honestamente, yo tampoco. Muchos de vosotros conocéis a nuestro ex comandante Vaalot, un hombre que siempre ha defendido los intereses de la Alianza Interestelar de Especies y de todos nosotros por encima de los suyos propios. La presión le hizo hacerse a un lado, no porque no pudiera manejarla, sino porque sentía que debía tomar un rumbo diferente. Sin embargo, el asesinato de Eeron ha sido un golpe muy duro para toda la sociedad en general. Y en especial para nosotros, pues no podemos concebir que Jackon sea el asesino — La comandante Mercer hablaba con un micrófono anclado en su uniforme ante miles de soldados — Como sabéis, la investigación se está llevando a cabo por el ejército superior, en especial por el teniente Orlat y los suyos. Desde aquí, os quiero transmitir tranquilidad, porque aunque Orlat siempre ha mostrado ser alguien muy legal, yo voy a comunicarme personalmente con él para ofrecerle mi total colaboración, con la intención de formar parte de la investigación de manera oficial. Quiero confirmar o desmentir si mi… si nuestro ex comandante es el verdadero asesino del emisario honorífico. Quiero hacerlo por mí y por todos vosotros, porque merecéis la verdad. Yo personalmente me niego a creer que Vaalot haya hecho semejante acto cruel, como muchos de vosotros pensáis también, así que traeré la verdad cueste lo que cueste. Quiero que conste aquí, delante de todos, que esta decisión es unilateralmente mía, sin habérselo comunicado siquiera al representante Paokt o a los miembros del Consejo Superior. No obstante, lo haré igualmente. Porque debido a mi rango, tengo potestad para hacerlo.

    En cuanto Echo terminó de decir lo que pensaba y lo que se disponía a hacer próximamente, un aluvión de aplausos inundó el hangar, haciendo de dicha área un clamor sonoro de unanimidad total. Xerom, a escasos metros de ella, se aproximó para ofrecerle la mano en señal de apoyo y respeto.

    — Grandes palabras, comandante — El soldado syleriano mostró una mínima sonrisa, estando acorde con su superior — No nos rendiremos. Averiguaremos todo lo que ha ocurrido y en cualquier caso, si es inocente, sacaremos de procesamiento a nuestro soldado Vaalot.

    — Puedes apostar a que así lo haremos, Xerom — La líder del ejército aliado se volteó a su compañero en señal de agradecimiento y acto seguido alzó la vista al frente, sintiendo ese máximo apoyo de parte de sus soldados — Te ayudaremos, amor mío. Sé que tú no puedes ser el asesino.

    […]

    El representante Paokt hizo lo que dijo que haría y se personó en el centro de procesamiento en el cual estaba retenido Jackon, previo paso a ser juzgado en la Casa Superior próximamente.

    La llegada del líder de la Alianza y miembro del Consejo fue tan inesperada como molesta para los soldados del ejército anixis, pues observaban con recelo al syleriano porque sabían que tenía una estrecha relación con el supuesto asesino del emisario honorífico y su presencia allí solo auguraba problemas a su parecer.

    — Quiero hablar con el teniente Orlat, en privado.

    La soldado anixis no tuvo más remedio que acceder al pedido de uno de los que, técnicamente, era un superior. Mientras Omnius esperaba ser recibido por el teniente, percibía como las miradas serias de muchos soldados caían sobre él, sintiéndose un tanto intimidado al estar rodeado de todos ellos.

    — Representante Paokt — Orlat apareció en la sala principal del centro, acompañado de esa soldado anixis y dos más — No esperaba su visita.

    — Es importante, teniente, y me gustaría hablar con usted en privado.

    — Por supuesto, sígame.

    El líder syleriano avanzó junto al teniente del ejército superior por un estrecho pasillo de paredes grisáceas hasta que éste último se paró frente a una puerta, abriéndola con una tarjeta de acreditación. Ambos habían llegado a lo que era una especie de despacho, una habitación no muy grande pero que contaba con un escritorio, la tableta del teniente sobre la mesa y demás objetos que decoraban la escena.

    El silencio en la sala era evidente una vez las dos personas con cargos de poder se miraron a los ojos, pero no fue hasta que Om habló que se rompió esa breve tensión.

    — Quiero reunirme con Jackon Vaalot — El representante de la Alianza fue directo en su pedido — Sé que debo acudir a ti para poder hacerlo.

    — Sí, debías pedirme autorización — Orlat se encontraba de brazos cruzados, estos siendo apoyados sobre la mesa — Y antes de dártela, me gustaría saber los motivos por los que quieres ver al detenido.

    — Quiero conocer su versión de los hechos.

    — Eso es confidencial, representante Paokt.

    — No debería serlo para un alto cargo de la sociedad como soy yo.

    — Bueno, esta investigación la está llevando a cabo la autoridad del ejército superior y no…

    — ¡Me es indiferente! — Gritó Om, golpeando la mesa con sus dos puños — ¡Como representante de la Alianza y de las especies aliadas, tengo pleno derecho a formar parte de la investigación, e incluso a abrir la mía propia!

    El teniente se puso serio al ver esa reacción tan agresiva del syleriano. Si bien podía entender sus motivos por querer ayudar al humano, de quién sabía que era cercano al representante aliado, no estaba dispuesto a tolerar esa actitud.

    — Si me vuelve a gritar, representante Paokt, me aseguraré de que no tenga acceso en ningún momento al retenido. ¿Me ha entendido?

    — Alto y claro — Om sabía que quizá había reaccionado mal — Disculpa.

    — Está bien — El anixis decidió no tomárselo personal y tomó su tableta para ver el informe que él mismo había hecho durante su interrogatorio al supuesto asesino del emisario honorífico — Te concederé una visita a Jackon Vaalot, pero con una condición.

    — Usted dirá.

    — Podré ver y oír vuestra conversación mediante las cámaras y la tecnología implementada en la sala de interrogatorios — Orlat fue tajante y estaba determinado a que debía ser bajo sus propios términos — Tengo la versión del detenido y quiero confirmar que te dice la misma. Además, también me aseguro de que no le haces falsas promesas.

    — ¿A qué te refieres con eso último? ¿Qué insinúas? — Paokt frunció el ceño, revelando que no le gustó mucho esa última frase.

    — Conozco el vínculo que tiene usted con el humano, así que solo espero que esto no sea una estrategia para liberarlo ilegalmente.

    — ¿Crees que arriesgaría mi posición como representante de miles de personas haciendo un acto que repercutiría negativamente en mí y en mi gente?

    — No lo sé, no le conozco personalmente. Solo le advierto.

    — Bueno, pues su advertencia es ridícula — El líder de la Alianza se incorporó bruscamente, queriendo acabar esa conversación cuanto antes — Dígame donde está.

    — Yo le acompañaré — El teniente del ejército anixis, solo teniendo al general Plaxor como superior en rango, se levantó más pausadamente — ¿Está de acuerdo entonces con mis condiciones?

    — Sí — Afirmó Omnius, que estaba empezando a coger cierta ira a la burocracia que se manejaba en Ibos — Llévame con él.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo. Tuvimos leída en simultáneo nuevamente (un poco accidentada, pero la hemos tenido, que es lo importante).

    Pasando el momento de mayor tensión de la parte, veo que ya las cosas se están poniendo en marcha para ir al final. El capítulo abre con Orlat (menos mal que fue él y no algún otro como Plaxor) interrogando a Jackon. Así es como el anixis le saca la verdad dicha por el soldado. Sigo creyendo que fue un error para él no haber pedido ayuda y no haber huido, no para escapar de la pelea, sino para poder exponer al verdadero asesino. Jackon le dice que no fue él sino Relic, y menos mal que ya tienen en carpeta a ese tipo. Por declaraciones del humano, investigarlo es obligatorio, y quizá allí se caiga la máscara de Akkor. Orlat termina el interrogatorio y luego todo se termina para Jackon por completo, ya que está a la espera de juicio.

    La siguiente escena es en el despacho de Ken, quien ya de seguro debe estar harto de tener a toda la peña en su casa. En algún momento empezará a cobrarles. Todos, a pesar de no ser tan cercanos a Jackon algunos, deciden que tienen que llegar al fondo de todo. No solo para ayudar a Jackon, sino también por el hecho de que la muerte de Eeron es la excusa perfecta para poner más controles sobre ellos. Me alegra saber que ninguno haya dimitido todavía, y que vayan a cooperar. También está la gente de Kairos, y sabemos que estos están dispuestos a ayudar siempre y cuanto a su líder lo ayuden. Quizá sea un buen momento para enviar negociadores. Om se marcha y les promete que empezarán a moverse ni bien hable con Jackon y tengan todo lo que pasó.

    Kendall se queda con Andrómeda, y aquí yo creo que ha dado inicio lo que puede ser el paso inicial para que se queden juntos. Mia es una chica bastante extrovertida y que no teme decir lo que quiere. Si tuviera algún deseo de estar junto a Ken, seguro ella se hubiera quedado sin pedirle permiso. Supongo que lo suyo fue una aventura de una noche en la graduación y ya está. Cuando vemos que Ken saca un cigarrillo (muy mal, bebé, no debes recaer :._.:) ella le dice que hablar con alguien y hacer amistades puede ser mejor que envenenarse. Kendall y ella hablan y podemos ver que hay vínculo. Y bueno, Andro ya le tiró los tejos a Brandon más veces de las que una chica lo hizo por mí, así que entiendo que se cansó y quiere buscar por otro lado, además Ken es un trabajador honesto. En fin, bien por los dos si terminan juntos.

    Mientras Owen y Karla esperan por ella, vemos que se dan apoyo mutuo (nada menos de la mejor pareja del universo :/*-*\:) y se prometen hacer lo posible por Jackon. También vemos una escena donde un grupo de anazis en las calles maltratan a un vagabundo humano a raíz de lo sucedido con Eeron, como si e´l tuviera la culpa. Owen y Karla esperan que se vayan y luego van y se acercan para ayudarlo. Momento hermoso, que demuestra que ambos chicos tienen buen corazón, y que están dispuestos a ayudar a la gente. Me gustaría ver a esta parejita convirtiendose en los nuevos Lill y Snow (y sería maravilloso porque Owen es justamente hijo de ambos).

    En la siguiente escena vemos a Brandon invitando a Mia por unos tragos, donde se ponen a charlar sobre lo que hacen. Allí vemos que Mia y Brandon comparten además de unas bebidas, sus planes a futuro. Brandon solo quiere meter su zanahoria en todas las madrigueras que haya al alcance y disfrutar su juventud rodeado de minitas. Mientras que Mia, quien tuvo un pasado así en la adolescencia, debe estar en la búsqueda de empezar una relación a largo plazo para luego, quizá, formar una familia. Por supuesto, con Jackon, ya que fue la primera que se propuso a liberarlo :angrycat: Punto extra por decirle a Brandon que rechace a Andro cuando pueda para que no sufra. Me caes bien, Mia, pero no te quedarás con Jackon. Él es para Echo :dontstap:

    Hablando de ella, la chica decide que todavía está enamorada de él y que lo va a ayudar (siuuuuuuu :\*u*/:) y que acompañará a Om en la investigación para llegar a la verdad, pues ella y el ejército lo merecen saber todo.

    En el final, vemos que Om habla con Orlat para poder acceder a Jackon. Algo enojado, por supuesto, ya que los dos son amigos, y que tengan por asesino a tu mejor amigo no es plato de buen gusto. Pero Orlat accede y con la condición de que Jackon le diga a Om lo mismo que le dice a él. Teniendo en cuenta que Orlat apreciaba tanto a Eeron como a las subespecies, creo que fue lo mejor. Habrá una mirada neutral al respecto, solo espero que Jackon no cambie nada o de lo contrario, habrá problemas

    Con eso me despido hasta la próxima, amigo, y ojalá tengamos una leída menos accidentada, otra disculpa más por eso . Un abrazo y cuídate mucho :cynda:
     
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    Manuvalk

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    Los Viajeros Vol. 2: El nuevo imperio
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    Hola, ya vamos por el décimo tercer capítulo de esta primera parte de Los Viajeros Vol. 2. Cada vez queda menos para ir conociendo el desenlace de los últimos sucesos, aunque aún tenemos varios capítulos por delante para ver que ocurre. Quiero agradecer a mi gran amigo Agus estresado por no perderse ningún capítulo y por las divertidas leídas en simultáneo que tenemos, las cuales aprecio y valoro mucho. Sin más que decir, disfrutad de la lectura.







    Cabeza de turco




    El estudio estaba repleto de libros en formato digital —eran como finas tabletas—, ubicados en la estantería que rodeaba toda la sala en forma circular.

    Con las manos en la espalda y su larga túnica de color rojo arrastrando sus bordes por el suelo, Akkor paseaba dando vueltas en bucle, lentamente y con la mirada puesta en esa cantidad ingente de libros que recolectaban prácticamente toda la historia de la especie anixis.

    Millones de datos apilados en un simple lugar, pero a salvo de su destrucción en la gran base de datos recolectora, en la mismísima Casa Superior.

    Sentado sobre un sillón de aspecto cómodo y fino, Relic observaba con detenimiento como el representante superior y principal líder de la sociedad danzaba de lado a lado sin articular palabra. El silencio en el estudio era simplemente roto por los pasos tranquilos del veterano anixis, mientras el operativo esperaba el comienzo de una conversación que parecía demorarse por motivos desconocidos para él.

    Sin embargo, la larga espera de tres minutos que tuvo que vivir el verdadero asesino del emisario honorífico llegó a su conclusión cuando se sucedieron unos golpes en la puerta.

    — Adelante.

    Tras la entrada al despacho de Akkor se encontraba Orlat, quien abrió tímidamente ante el permiso de su superior, encontrándose allí mismo con Relic y recordando internamente las palabras del soldado Vaalot.

    Bueno… entonces, ¿quién le mató?

    Uno de los vuestros, Relic, lo mató — Sentenció Vaalot con su explicación, mientras rememoraba la escena en su cabeza — Ante mis ojos. Luego desapareció entre las sombras diciendo que nadie me creería y en ese momento aparecieron las autoridades. No supe qué hacer y decidí huir.

    El operativo y el teniente del ejército superior se miraron seriamente, pues se conocían muy vagamente y jamás habían interactuado entre sí. La presencia allí de Relic extrañó a Orlat, que sin embargo, centró su atención en la persona que le había pedido acudir según diferentes acontecimientos.

    — Teniente, gracias por venir — Le indicó Akkor, volteándose hacia él — Supongo que conoce al joven emisario Relic.

    — Así es, he oído hablar de él — El teniente le lanzó una mirada neutra, indiferente — He venido tal y como me ha pedido porque ha sucedido algo que es de su interés, según me notificó.

    Muy pocos eran los que podían saber que tu profesión era la de operativo, pues se trataba de un trabajo en la sombra, fuera de las leyes e invisible para cualquiera que no fuese un superior o un rango muy alto en la sociedad. Para el soldado, Relic era un chico que hacía un tiempo que se graduó como emisario, pero además de eso era también un potencial sospechoso al que investigar tras las palabras de Jackon en su interrogatorio.

    — ¿Y bien? — El representante superior se aproximó a su súbdito con las manos entrelazadas — ¿Hay alguna novedad?

    — Pues sí — Contestó Orlat con cierta suavidad — Me pidió que le dijera si alguien pedía comunicarse con Jackon Vaalot. El representante Paokt es quien me lo ha pedido.

    Akkor y Relic se miraron entre sí durante un segundo, gesto que fue rápidamente captado por el teniente del ejército superior, un tipo bastante inteligente y cualificado para su puesto que no dejaba escapar los mínimos detalles que se revelasen ante sus ojos. Aquello le hizo pensar que quizá ellos dos tenían conocimiento de algo que él mismo desconocía, pero no quería desconfiar de su propio líder, por lo que apartó ese pensamiento de su mente para centrarse en el devenir de la conversación.

    — ¿Le has dado permiso?

    — Así es, representante superior. No puedo negárselo, tiene un rango superior al mío.

    — Claro, claro… Tampoco te iba a decir que le negases el acceso, a fin de cuentas, Omnius conoce a ese tal Jackon y de seguro estará afectado por su detención.

    — Es probable.

    — Gracias por notificármelo, teniente — El anixis de más avanzada edad en el lugar acompañó a la puerta al soldado — Vuelva si hay alguna novedad más en el caso, ¿entendido?

    — Sí, representante superior.

    Cuando Orlat cerró la puerta tras de sí, no pudo evitar sentirse un tanto extraño al respecto. La petición de Akkor de que le avisase sobre si alguien quería hablar con el detenido, la presencia de Relic en el despacho privado del máximo líder de la sociedad, el comportamiento peculiar en ambos… El soldado empezó a pensar que estaba sucediendo algo que desconocía.

    Akkor intenta apoderarse del control de las especies de la Alianza.

    Su mente empezó a sospechar que podía haber un trasfondo en la investigación el cual estaba enterrado a la vista, pero inevitablemente, tampoco quería dar rienda suelta a teorías sobre corrupción, especialmente porque en la sociedad anixis había habido muy pocos casos al respecto a lo largo de su historia y no solo eran muy mal vistos, sino que involucraban profundos cambios políticos, conflictos armados y tiempos difíciles.

    Mientras emprendía el rumbo hacia la salida de la Casa Superior, el teniente Orlat decidió centrar sus pensamientos en otras tareas que debía atender, aunque esa ligera sensación de incomodidad no se le iba a marchar tan fácilmente.

    […]

    — Esto no es bueno — Murmuró Relic, incorporándose con cierto nerviosismo del asiento en el que se hallaba — Ese humano habrá revelado lo sucedido y el teniente debe saberlo.

    — Desde luego que Jackon Vaalot habrá contado lo que vio, eso es innegable y bastante predecible — Con el semblante serio y manteniendo la compostura, Akkor centró su mirada en el joven — Pero el teniente no es alguien que se inmiscuya en otros asuntos que no le competan. Le mantendremos vigilado, pero dudo que sea un problema.

    — El problema es Vaalot. Debería asegurarme de que no pueda decir nada… nunca más.

    — ¿Asesinarlo? Hijo, eso sí sería un problema muy serio.

    — No lo veo así, señor.

    — El pueblo está furioso con él, cuando llegue el día del juicio y la gente cargue su ira contra su persona, además de las pruebas que tenemos para culparle, será un hombre exiliado — El representante superior decidió, después de estar tanto rato de pie, tomar asiento en su espléndido y cómodo sillón — Que diga todo lo que quiera en los interrogatorios, lo importante es asegurarnos de que Om y su gente no se entrometan.

    — ¿Su gente? — El operativo no sabía del todo a quiénes se refería su superior — ¿Quiénes?

    — La comandante Mercer y la científica jefe Vaalot, principalmente — Akkor sabía de sus posiciones de poder en la Alianza y de su estrecho vínculo con el detenido — No me sorprendería nada que entre ellos tres intenten indagar y buscar la manera de exculpar a Jackon. Y si descubren que tú eres el asesino, tal y como el humano les habrá dicho… irán a por ti. Incluso puede que a por mí, hijo.

    — ¡Pues les estaré esperando! — Exclamó Relic con rabia — ¡No dejaré que esos ineptos intervengan en el orden de nuestra sociedad!

    — Vas a tener que vigilarles muy de cerca — Visiblemente preocupado, el representante superior agachó la mirada — Y en el peor de los casos, quizá debas eliminar a alguno de ellos. Aunque con suerte eso no será necesario, pues el juicio público es en una semana y es posible que no tengan tiempo a llegar hasta a ti.

    — Permaneceré en las sombras — El operativo hacía referencia a pasar inadvertido con esa frase — Y me aseguraré de que no manchen tu nombre, representante superior.

    — No te preocupes por mí, Relic, no podrían acercarse a mí sin antes pelear y eso sería el fin para la Alianza, créeme — Mostrándose algo confiado pese a que hacía unos segundos se veía preocupado, Akkor extendió las manos ante su operativo para que éste las tomase — Cuídate tú, porque tu trabajo es solitario y peligroso. Sirves a nuestra sociedad, pero ella nunca te reconocerá oficialmente tus sacrificios. Si te descubren, si te interrogan, si te matan… nadie irá en tu rescate.

    El operativo era conocedor de todo eso, pero no podía evitar sentirse un tanto contrariado al respecto, pues ni siquiera podía pedir apoyo de otros operativos —él no conocía a ningún otro, pero era obvio que existían— en caso de que tuviese problemas. No obstante, ya era un hecho que debería estar atento a todo, no solo a espiar a aquellos allegados de Jackon que fuesen a investigar por su cuenta, sino también a esos mismos que podrían considerar la posibilidad de atentar contra él o sonsacarle la versión que el propio soldado humano pregonaba en sus interrogatorios.

    — Lo entiendo, Akkor — Relic se dirigió a su superior por su nombre — Un operativo siempre está dispuesto a correr riesgos y a asumir los sacrificios.

    […]

    Es aquí.

    El teniente Orlat dejó al representante Paokt en la puerta de una de las salas de interrogatorios del complejo de procesamiento en el que tenían retenido a Vaalot.

    Esta se abrió para el líder syleriano, que vio como el soldado anixis se marchaba, dejándole a solas con el humano. En cuanto Om y Jackon se vieron, ambos se fundieron en un abrazo que sin duda brindó mucha energía y confianza al acusado de asesinato. El representante de la Alianza fue el primero en tomar asiento frente al soldado del ejército aliado, que no tardó nada en hacer lo propio.

    Los dos se miraron a los ojos durante unos segundos, estando agradecidos de poder tener ese momento para ellos.


    No pensé que pudiese tener visitas — Se sinceró el humano, visiblemente apenado.

    No es sencillo que den permiso para verte y más estando en vísperas de un juicio — Dijo Om, un tanto preocupado por ese evento — De lo contrario, tu hermana y Echo hubiesen venido a verte.

    Lo sé, no tengo dudas sobre ello.

    ¿Sabes? Me preocupa ese juicio público que te van a hacer en la Casa Superior — Esta vez era el syleriano quien hablaba con sinceridad y sin tapujos — Aunque sé que lo que determine tu destino serán los votos del Consejo, si el pueblo clama contra ti, pesará mucho en la decisión de los consejeros.

    Lo intuía, pero no puedo hacer nada al respecto — El joven Vaalot se quiso quitar la preocupación de encima — Que sea lo que tenga que ser.

    No te rindas, hermano — Paokt le tomó de una mano con fuerza — Pase lo que pase, tendrás nuestro apoyo. Pero antes…

    Quieres saber si yo maté a Eeron, ¿verdad?

    Sí.

    ¿Tú crees que lo haría?

    No entendería el porqué, pero si estoy aquí, es para conocer tu versión de los hechos.

    Pensaba que tendrías acceso al informe de mi investigación.

    Sabes perfectamente que no les interesa que me meta en la investigación, así que no, no he podido verlo — El que era uno de esos cinco miembros del Consejo Superior negaba con la cabeza, tanto para confirmar que no había visto el informe como también para expresar su negación a que no le dejasen entrar en la investigación — Necesito que me lo cuentes todo.

    Jackon tragó saliva y observó una de las cámaras que había dentro de la sala, la cual evidentemente estaba emitiendo una señal en directo que estaba siendo vista por el teniente Orlat, que pronto debería ir a informar a Akkor de que Om estaba visitando al detenido.

    El humano nacido en Neonia le relató todo lo que vivió aquel Día de la Unión, desde el discurso del propio Eeron hasta encontrarse con él y Relic peleando y finalmente su asesinato a manos del operativo anixis. Toda la situación fue contada al representante Paokt, que no pudo evitar quedarse en shock durante unos segundos al interpretar que el asesino del emisario superior era uno de los suyos.


    Ya le he contado todo esto al teniente Orlat — El hombre se veía serio tras haber revelado su versión de los hechos — Supongo que el maldito de Relic será investigado.

    Eso espero, haré toda la presión posible para que así sea — Omnius se incorporó, sabedor de que ya tenía la información que quería — Iré a hablar con el teniente, tú mantente fuerte, hermano.

    Entendido, nos vemos pronto, Om.

    El líder syleriano asintió y emprendió el camino hacia la salida, tocando la puerta para que el guardia de fuera se la abriese, mientras Jackon veía marchar a su viejo amigo de la infancia y superior con la convicción de que lucharía por su libertad. Eso le hacía sentirse algo más tranquilo.

    ¿Dónde está Orlat? — El representante de la Alianza ni se molestó en ser cortés siquiera — Tengo que hablar con él nuevamente.

    Acaba de salir para atender unos asuntos, ¿quiere esperarle? — El guardia no estaba contento con como le habló el syleriano, pero decidió pasarlo por alto.

    No, mejor dile que cuando esté disponible acuda a mi residencia.

    Así lo haré, representante Paokt.

    Gracias.

    […]

    En cuanto Omnius salió del centro de procesamiento de Vianus, informó mediante su comunicador al resto del equipo clandestino que había estado formando durante las dos últimas semanas. Como siempre, el piso franco del detective Xom era el lugar de encuentro, donde habían sido todos convocados para reunirse nuevamente, tal y como hicieron el día anterior.

    El último en llegar fue precisamente el propio líder de la AIE, que agradeció tener a todos los presentes para no demorarse mucho más en hablar. Todo esto ocurriendo mientras el representante superior, el operativo y el teniente del ejército anixis se acababan de ver las caras en la Casa Superior. Los rostros de todos eran la viva expresión de la seriedad y la sensación en el ambiente de que estaba cocinándose algo más allá de su comprensión sobre el asunto, la cual pronto iban a tener, presentían.

    Andrómeda se percató de que en la mesa ya no estaba el cenicero ni los cigarros de Kendall, lo que la hizo alegrarse y sonreírle al detective, que no dudó en corresponder el gesto. Esto fue visto por Brandon, que tras haber hablado el día anterior con Mia, empezó a recapacitar un poco respecto a sus deseos. La ingeniera asiática estaba de brazos cruzados, apoyada sobre un pilar de la vivienda, teniendo a su lado a un Xerom que estaba jugando con una daga de energía en sus manos. A escasos metros de ellos se encontraba la comandante Mercer, que el día anterior había dado todo un discurso a gran parte de su ejército indicándole que trataría de hacer todo lo posible por intervenir en la investigación. Karla se veía algo nerviosa por conocer que había hablado Omnius con su hermano, pero Owen estaba ahí para tranquilizarla, rodeándola con sus brazos.

    El representante de la Alianza vio la escena y sabía que sus amigos no solo estaban determinados a trabajar, sino también a poner todo de su parte para destapar la corrupción que cada vez parecía más evidente en el Consejo Superior. Con la población en las ciudades más apaciguada en cuanto a los problemas de recursos pero igual de tensa tras el asesinato de Eeron, el juicio público era el siguiente evento más cercano el cual tendría una repercusión prácticamente global. Pero antes de que llegase, Om y su equipo tendrían que trabajar contrarreloj si querían descubrir la verdad.

    El propio syleriano fue quien dio unos pasos al frente, captando la atención de todos, para así comenzar a informarles sobre la versión del joven Vaalot.

    — He podido hablar con Jackon — Paokt observaba, uno a uno, los rostros de los presentes — Y como imaginaba, dice que él no ha matado a Eeron.

    — Entonces, ¿quién ha sido? — La pregunta provino del joven Gallagher, que estaba cansado de tantos rodeos.

    — Relic.

    Al escuchar el nombre del joven emisario anixis al que Eeron había tenido como discípulo hacía muchos años atrás, varios se sorprendieron al instante, mientras que otros permanecieron impasibles ante la noticia. El despacho de Kendall quedó en completo silencio durante unos segundos hasta que Om decidió proseguir con su explicación.

    — Según me ha dicho Jackon, ese anixis estaba luchando a muerte contra Eeron cuando él apareció — El líder de la Alianza se acariciaba el mentón mientras revelaba la información — Obviamente, ambos enfrentaron juntos a Relic, pero las cosas se torcieron y Eeron le pidió a Jackon que se fuese con una información vital: Akkor pretende controlar a la Alianza.

    — ¡Maldito bastardo! — Exclamó el soldado Devom, clamando contra el actual representante superior — ¡Esto ya confirma que el Consejo Superior está corrompido!

    — Parece que en principio es únicamente Akkor, ya que él es el máximo líder del Consejo — Echo mantenía la cabeza fría en esos casos, evidenciando su templanza como comandante — Pero investigaremos a los demás también.

    — Om, ¿por qué mi hermano no se fue cuando Eeron se lo pidió?

    — No quiso dejarlo a merced de Relic, pero aún así no pudo evitar que éste lo asesinara y lo empujara por una ventana — Reveló Paokt, haciendo que la sangre de más de uno se helase — Luego, simplemente se esfumó a tiempo para que los soldados del ejército superior acudiesen y hallasen a Jackon en la escena del crimen. Estaba vendido.

    — ¿Y qué hizo en ese momento? — El joven Crane lo intuía, pero quería oírlo de parte de su líder.

    — Huyó. Lo siguiente que hizo fue esconderse, no me quiso dar detalles ahí, pero al final optó por entregarse ya que temía que fuesen a ir a por nosotros.

    — ¿Por qué las autoridades irían a por nosotros? — Andrómeda tenía temor al respecto — No hicimos nada.

    — No lo sé, quizá podrían descubrir que planeamos investigar al Consejo de forma clandestina y Akkor hubiese ordenado nuestra eliminación.

    — Mierda, Om, esto se está volviendo muy turbio — Kendall se veía algo preocupado, pues estaban ya en una trama política sin precedentes.

    — Turbio o no, el futuro de la Alianza depende de lo que hagamos — Sin esperarlo nadie, Mia fue quién demostró la máxima determinación — ¿Qué haremos ahora, jefe? ¿Cuál es el plan?

    Algunos se movían de un lado al otro del salón, mientras que unos pocos permanecían en su sitio a la espera de saber cual era el siguiente paso. Si bien la situación no era la más idónea y las circunstancias obligaban a reaccionar, había llegado el momento de actuar para Om y su familia.

    — Esto que estamos a punto de hacer es ilegal y podría no solo acabar con nuestras vidas, sino con todo lo que la Alianza representa — Omnius se acercó a todos para así evidenciar su compromiso y decisión con el objetivo, también en un intento por envalentonar a todos los presentes — Acercarnos a Akkor va a ser prácticamente imposible ahora mismo, así que necesitamos capturar a Relic y forzar su confesión. Con ello, tendríamos la inocencia de Jackon probada y podríamos exponer al representante superior.

    — ¿Qué te hace pensar que ese tipo confesará? ¿Y que siquiera nos dirá la verdad? — Xerom no las tenía todas con ese plan — No sé, Om, entiendo que la tenemos difícil pero es un plan arriesgado y sin una base sólida.

    — ¿Se te ocurre algo mejor, genio? — Paokt no se tomó a bien ese comentario de su símil — Si no probamos que Relic es el asesino de Eeron, juzgarán a Jackon y probablemente lo exiliaran.

    — Tendríamos que sopesar la posibilidad de que eso ocurra — Brandon jugó a ser el abogado del diablo — Al final de todo, nuestra misión se supone que es destapar la corrupción del Consejo Superior, ¿no? Si encima debemos liberar a quiénes retengan, es mucho trabajo y poca recompensa para lo que queremos conseguir.

    — No quiero formar parte de un equipo que abandona a un compañero detrás — La joven Vaalot no solo habló por su hermano detenido — Kairos se ofreció a ayudarnos e incluso sigue dispuesto estando en procesamiento en la estación espacial, podríamos usar a sus mercenarios y…

    — Kairos es la única persona de nuestra generación que no me importa lo más mínimo — La respuesta del representante de la Alianza fue inesperada — Y sus recursos solo involucrarían más gente a la misión. A más gente, más probabilidades de que surjan problemas.

    — Ya veo, Om, abandonamos a Kairos sin más — Karla sorprendió a todo el mundo al encararse con el syleriano — ¿Qué puedo pensar entonces sobre mi hermano? Si ya hay alguno hablando de olvidarse de él.

    — Tu hermano es familia.

    — También lo es Brandon y acaba de decir básicamente que no le importa Jackon.

    — Karla…

    — ¡Cierra la maldita boca, engreído! — Owen veía como su pareja se ponía cada vez más tensa — ¡Quieres que hagamos las cosas como a ti te gustan, pero hay muchas formas de actuar! ¡Yo no abandonaré a mi hermano en ninguna circunstancia y mucho menos desaprovecharé los recursos que me brinde Kairos o cualquiera!

    Visiblemente enervada, la científica jefe de la AIE emprendió el camino hacia la salida, siendo seguida por el joven Crane, que estaba preocupado por ver a su pareja en ese estado tan exaltado. Omnius negó con la cabeza apuntando al suelo mientras los demás se sentían un tanto incómodos y contrariados con lo que acababan de ser testigos. Aunque algunos estaban dispuestos a ayudar a Jackon, la idea de secuestrar a Relic y forzar su confesión era un riesgo demasiado alto, además de que sin esa confesión, Jackon iría igualmente a ser exiliado y culpado del asesinato del emisario honorífico, todo ello sin ser la parte principal de la misión, la cual era nada más y nada menos que destapar la corrupción de Akkor y su abuso de poder mediante su máximo cargo de representante superior.

    — ¿Qué hacemos entonces? — Kendall tomó la palabra, viendo que nadie decía nada — ¿Vemos cómo atrapar a Relic para liberar a Jackon o nos centramos en investigar a Akkor?

    — La segunda opción tomará demasiado tiempo hasta que obtengamos información y para ese entonces, Jackon habrá sido exiliado — La comandante Mercer estaba decidida — Yo estoy dispuesta a utilizar los mecanismos del ejército aliado para capturar a Relic, si es que los anixis no están dispuestos ahora que tienen la versión de Jackon. No dejaré que lo exilien sin más.

    — Sin mecanismos del ejército, Echo — Om fue tajante — Debemos evitar llamar la atención más de lo que ya hemos hecho.

    — En ese caso, toca primero encontrar donde vive ese tal Relic, su rutina y costumbres… — El detective Xom ya había hecho trabajos similares — Me pondré a ello.

    — Cuenta conmigo — Xerom no dudó en ofrecerse.

    — Yo… iré a ver como está Karla — Andrómeda no se sentía cómoda haciendo misiones de campo.

    — Me apunto — Mia no tenía inconveniente alguno en participar en la liberación de Jackon, a quien tenía en especial estima.

    — Supongo que me tocar estar por la zona, quizá mis conocimientos en cuanto a la fisionomía anixis se refiere podrían ser útiles una vez capturéis a ese tal Relic — El joven Gallagher no veía otra manera de ser de utilidad — Cualquier cosa me vais diciendo.

    — Bien, supongo que todos tenemos un cometido — El representante Paokt se sentía un poco molesto con la actitud de Karla y la sensación de que no estaba siendo respetado del todo como líder, pero también sabía que no encontraría gente más leal en la Alianza que aquellos con los que compartió su juventud en Paraíso — Pongámonos manos a la obra. Yo me veré de nuevo con Orlat para presionarle, tal vez pueda exigir que investigue a Relic.

    […]

    Apenas habían pasado dos horas desde la reunión que tuvo Omnius con el resto de su equipo, viejos compañeros de la academia que les forjó para ser lo que eran en la actualidad.

    El representante de la Alianza le dejó el recado a un guardia del ejército superior en el que le pedía que notificara a su teniente sobre una nueva reunión, esta vez, en la vivienda del syleriano. Todo el tiempo que había pasado de demora desde ese momento hasta ahora, había llegado finalmente a su fin. Cuando la cámara exterior detectó movimiento en la entrada, Paokt dio su visto bueno para que la puerta se abriese automáticamente, dejando el camino libre para Orlat.

    El anixis había tenido que pedir un transporte para llegar a la vivienda de Om, ubicada en los límites exteriores de la ciudad de Vianus y aislada por unos pocos kilómetros del resto de hogares habitados en los alrededores. Rodeada por un pequeño muro y con fuertes medidas de seguridad implementadas por el propio dueño, la casa rebosaba una gran sensación de comodidad y protección, siendo sin duda un lugar que albergaba a una gran figura pública de poder.

    Bienvenido, teniente Orlat — La voz de una IA básica sorprendió al anixis, que no esperaba algo así — Omnius le recibirá en breve.

    — Vale, gracias.

    El líder del ejército superior —sin contar al general y consejero Plaxor— observaba todo a su alrededor, comprobando la lujosidad con la que vivía el único referente de la Alianza Interestelar de Especies. Había pequeñas decoraciones como estatuas diminutas que parecían hacer honor a diferentes seres —el anixis apreció varias como las del comandante Crane o la comandante Ripley—, cuadros de dibujos sobre paisajes de Neonia, Paraíso e incluso Syleria y también, en una estantería la cual resaltaba en la sala principal, el famoso Rhajaal que usaron los Paokt desde la guerra del primer contacto entre neonianos y sylerianos. Esa reliquia fue sin duda la que más llamó la atención del teniente, que se acercó a ella para comprobar desde más cerca su aspecto. Tenía ‘cicatrices’ —pequeños rasguños en el arma— además de la pérdida de pintura y la batería solar de recarga totalmente agotada y el cañón algo polvoriento.

    — ¿Te gusta el arma, teniente?

    — Es llamativa — Orlat se volteó al oír a su anfitrión, quien apareció en el gran salón con una especie de té para los dos — ¿Es suya o la compró?

    — Hablemos de tú a tú, Orlat — El líder syleriano dejó la bandeja con los tés en una mesita y tomó asiento en un alargado sofá, indicándole a su visita que hiciese lo mismo — Es mía. Un regalo de mi padre.

    — Parece un arma con una gran historia — El anixis tomó asiento y colocó el té en sus manos, poco después de olerlo — Está caliente.

    — Lo es, sin duda. Esa arma es de origen neoniano, se la conocía como Rhajaal — Omnius ignoró el último comentario del soldado — Uno de mis antepasados la obtuvo en la guerra en la que los neonianos intentaron conquistar a mi especie.

    — Me leí la historia de las especies aliadas cuando se dio la noticia de que vendrían colonos del viejo imperio — Orlat dio un sorbo al té y centró la mirada en el arma, la cual estaba en la estantería a escasos metros de él — Es increíble que tantos años después de aquello, neonianos y sylerianos forméis parte de una misma alianza.

    — El destino es una constante sorpresa.

    — Cierto es.

    — Pero ambos sabemos que no estamos aquí para hablar de mi arma — Paokt dejó su té sobre la mesita y se inclinó hacia el teniente — Sabes perfectamente lo que te voy a pedir.

    — Lo sé — Realmente serio, el anixis también dejó el té sobre la mesita, centrando su mirada en el syleriano — De hecho, no hubiese venido aquí de no ser por…

    — ¿Qué ocurre?

    — Nada. Solo es mi mente alertándome de las consecuencias que podría tener esto.

    — ¿A qué te refieres?

    — A que estoy aquí porque tengo mis sospechas sobre el representante superior y sobre el posible asesino del emisario honorífico — Orlat sorprendió gratamente a Om con esa oración — Hoy me reuní con ellos porque Akkor me ordenó que le informase sobre quiénes pedían reunirse con el retenido.

    — Entonces Akkor lo sabe… — El representante de la Alianza frunció el ceño, desconfiando del teniente — ¿Qué está pasando aquí, Orlat?

    — Te estoy diciendo la verdad, Om, porque mi instinto me dice que la justicia en este caso particular tiene otros propósitos.

    — Tú dirás.

    — Sé que quieres que investigue a Relic, el humano me contó su versión y sabía que te la contaría a ti también — Un tanto nervioso, el teniente del ejército superior se incorporó para moverse de un lado al otro del salón — Además, que haya venido a tu casa no será bien visto.

    — Hace tiempo que tengo un ojo de Akkor encima mía, tendrás que acostumbrarte a ello — Omnius le quitó hierro al asunto — ¿O acaso temes por tu vida?

    — Por supuesto que no — El anixis paró en seco sus pasos — Si uno de los dos apareciese muerto sería demasiado extraño y mucha gente haría preguntas. No le interesaría a Akkor ni a Relic.

    — Entonces, ¿ahora empiezas a ver?

    — ¿El qué?

    — Que tu máximo representante es un corrupto y ha utilizado a uno de los suyos para provocar un impacto social que le diera motivos suficientes para obtener el control de la población mediante restricciones severas — Las palabras de Paokt golpearon en el teniente como una combinación de golpes físicos — Yo ya intuía que Akkor pretendía someter a la Alianza a su antojo, pero asesinar a Eeron demuestra que es capaz de cualquier cosa con tal de mantener el control sobre la sociedad.

    — Aún son muchas conjeturas que hacer, pero mi instinto me dice que algo está ocurriendo y deberíamos empezar por investigar a Relic — Orlat se volvió a sentar frente a su anfitrión — No sé si podremos conseguir a tiempo que tu amigo resulte inocente, eso es algo que deberás asumir si quieres mi ayuda.

    Om estaba algo serio al escuchar aquello, pues significaría en palabras de Orlat que tal vez no habría forma de impedir que Jackon fuese juzgado y exiliado o algo peor, por lo que pedía centrarse en el foco principal del problema: la corrupción de Akkor.

    Eso dejaba al soldado humano como un cabeza de turco en toda esta trama política; un daño colateral de difícil arreglo en estos momentos.

    — Mi trabajo consiste en mantener la justicia y el orden, no en realizar favores a nadie en particular — El anixis estaba exponiendo la situación sobre la mesa — Así que yo me comprometo a ayudarte con Relic, trabajemos juntos para destapar los planes de Akkor y te aseguro que los ciudadanos anixis terminarán por tumbarlo de su cargo. Pero tienes que olvidarte de Jackon Vaalot. Él no es la prioridad, el futuro de esta sociedad sí.
     
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