[CASE=]Yulia Volkova una chica soltera de 29 años que toda su vida ha tomado sus propias desiciones y ha seguido sus propias reglas, y Lena Katina una chica tambien de 29 años, divorciada, enfocada en sus estudios y su trabajo, obediente de todo lo que le ordena su familia. Un fanfic sobre cómo un encuentro cambiara sus vidas. Fanfic de t.A.T.u. Lena Katina y Yulia Volkova GL/Yuri LGBT Es mi primer Fanfic y éste capítulo sirve como INTRODUCCIÓN —————————————————————————————— Parte 1: YULIA Yulia Volkova era una chica de 29 años qué había estudiado administración de empresas, sus padres tenían una empresa muy reconocida en Rusia. Aunque ella siempre sintió que había estudiado eso solo por compromiso y para complacer a sus padres ya que a ella lo que realmente le gustaba era viajar y conocer nuevos lugares y personas, tenía muchas amistades y algo que había aprendido de su padre es a saber relacionarse apropiadamente de modo que, si ocupaba un favor, la ayudarían sin dudarlo. Yulia tenía un hermano 6 años mayor que había estudiado negocios y finanzas, Oleg, llamado así en honor a su padre. Oleg hijo era su mano derecha en la empresa y su orgullo desde siempre, él ya estaba casado y tenía una hija pequeña de 3 años llamada Dasha a la cual Yulia adoraba y frecuentemente la veía al hacerle videollamadas a Oleg, aunque solo la había visto en persona un par de veces seguido le mandaba regalos de sus viajes y juguetes. Aunque Yulia siempre fue de actitud más rebelde y frecuentemente le llevara la contra a sus padres, igual estaban orgullosos de ella por todos sus logros, la apoyaron desde su niñez en todas sus decisiones. A los 12 años Yulia se sinceró abiertamente con sus padres y les habló de sus preferencias sexuales. - Me gustan las mujeres… - Esta noticia a ellos no les sorprendió para nada, comentaron que habían notado comportamientos en su hija que les hacían sospechar algo así desde que ella era niña, pero no querían presionarla a hablar y esperaban que fuera ella quien tomara la iniciativa de hacerlo, y conociéndola como era de directa sabían que tarde o temprano lo haría, su hermano dijo que siempre lo supo y bromeando le hizo el comentario de que él la apoyaba en todo pero que Yulia debía prometer “jamás bajarle una novia”. - Te prometo que jamás lo haré hermanito – le respondió Yulia al darle un abrazo. Llegado el momento Yulia debía tomar una decisión sobre que debía estudiar y aunque no fue su primera ni su segunda opción, eligió administración de empresas por sugerencia de sus padres, sentía que se los debía por todo el apoyo que le habían dado siempre; aun así pensaba “cualquier cosa que termine pronto y me permita irme de aquí”, a pesar de amar a su familia, siempre sentía que Moscú no era el lugar ideal para ella, así que en cuanto finalizó su carrera hizo sus maletas y tomó un avión hacía Bruselas. Desde que se graduó de la universidad a los 21 años había vivido en diferentes ciudades como Bruselas, Londres, Roma, Múnich, y en los últimos 4 años había estado viviendo en diferentes partes de Estados Unidos como Los Ángeles, incluso estuvo un tiempo en Miami, actualmente vivía en Nueva York. Desde entonces eran contadas las veces que había regresado a Rusia. Se dedicaba a invertir en diferentes negocios con amigos y conocidos que había hecho en sus viajes como boutiques, restaurantes, gimnasios, etc., siempre como colaboradora, y le iba bastante bien. Pero ningún negocio era propiamente de ella. Suena el teléfono de la casa Volkov y Larissa toma la llamada. - ¿Aló? Yulia hija ¿cómo estás? – Dice Larissa - Hola mamá, te aviso que la próxima semana iré a Moscú – Dijo Yulia al teléfono. - ¿En serio? Que gran noticia, deja que les cuente a tu padre y a tu hermano, les va a dar mucho gusto – respondió Larissa, siguieron hablando durante un rato, Yulia se despidió, colgó el teléfono, se acostó en su cama y se llevó las manos a la cara soltando un suspiro, de pronto una chica entró a la habitación. - ¿Estas seguras de hacer este viaje? - Preguntó la chica mientras se acercaba a Yulia, se hincó frente a ella - Pues, no tan segura, pero es tiempo de que vaya a visitar a mis padres, aunque sólo serán unos días, sabes que estar en Moscú no es de mi agrado – Respondió Yulia – - Te extrañaré, ya me había acostumbrado a esto – Dijo la chica mientras desabrochaba y bajaba el pantalón de Yulia, empezó a besar sus piernas y a mover sus manos hacia sus caderas. [CASE=][CASE=][/CASE][/CASE][/CASE]
Aquí conoceremos el pasado de LENA KATINA ———————————————————————————————————————————— Parte 2: LENA Lena Katina era una chica de 29 casi 30 años, ginecóloga que trabajaba en un hospital en Moscú. Ella se había graduado en medicina general de la Universidad Estatal de Novosibirsk, en el complejo científico de Akademgorodok. Le faltaban pocos meses para terminar su especialidad en biología de la reproducción. Hija única de Sergey Katin un reconocido cirujano, e Inessa Katina una ginecóloga. Años atrás: Lena estuvo casada poco más de 2 años con Sasha Kuzmanovic un ingeniero, a quien ella conocía desde que eran niños, ya que sus padres y los de Lena eran amigos, y ellos, especialmente la madre de Lena siempre le decían lo buen muchacho que era él y la hermosa pareja que hacían juntos, pero Lena no lo pensaba así, de todas maneras aceptó salir con él unos meses para darse una oportunidad y aunque no estaba del todo cómoda a su lado por la manera de actuar de él, no quería decepcionar a sus padres: - Mamá, él no es cariñoso conmigo, no me gusta su temperamento, las veces que hemos salido es muy distante - Hija, Sasha es un buen muchacho, solo es muy serio, es un gran hombre, dale tiempo, a leguas se ve que te ama. – Dijo Inessa, quien siempre lo defendía. Al final Lena aceptó casarse. Hubo una gran ceremonia con muchos invitados por ambas partes, después de la boda Lena pidió su cambio de residencia médica a un hospital en San Petersburgo ahora viviría en la enorme mansión que los padres de Sasha le habían regalado a su querido hijo por su matrimonio. Todos en la familia de Sasha se dedicaban a la construcción, Ingenieros, Arquitectos, Diseñadores, etc., incluso ellos fueron los encargados de construir la clínica de la que Inessa y Sergey eran dueños. En el tiempo que estuvo casada Lena sufrió de maltratos por parte de Sasha, le gritaba, la insultaba, le reprochaba cualquier decisión que ella tomaba así no tuviera nada que ver con él, no la apoyaba en nada, de hecho a los pocos meses de casarse Lena se embarazó, cuando decidió contárselo a su esposo este reaccionó mal, le dijo que en sus planes no estaban los de ser padre, le habló de lo ocupado que estaba y que no tendría manera ni ganas de cuidar de un bebe, que todo eso era un error y que Lena estaba mal, quizás hasta el hijo no era de él porque no era posible que tan pronto estuviera embarazada, además de que Lena pasaba mucho tiempo fuera de casa, eso era cierto, pero en realidad ella solo estaba estudiando y trabajando. - ¿Sabes lo difícil que es cuidar a un hijo como madre soltera?... ¿Te gustaría que así fuera? - Después de escuchar esto Lena quedó impactada, realmente jamás habían hablado de tener hijos antes de casarse, pero ella imaginó que en algún punto esto pasaría, y aunque no pensaba que aquello ocurría tan pronto, nunca imaginó que esa fuera a ser la reacción que su "esposo" demostraría. La gota que derramó el vaso fue la noche de fin de año, unas semanas antes, Lena había hablado de ir a Moscú a pasar las fiestas con sus padres, pero Sasha dijo que no porque estaría muy ocupado por su trabajo. Por la mañana salió desde muy temprano, y no se supo nada de él en todo el día, Lena les había dado días libres al personal de la casa para que pasaran con sus familias y ella se propuso la idea de preparar una cena especial para su esposo, quizás eso arreglaría las cosas, así que mientras cocinaba le llamaba y le mandaba mensajes para decirle que le tenía una sorpresa, le preguntaba a qué hora llegaba, pero jamás tuvo una respuesta, los mensajes ni si quiera fueron vistos, siempre era típico de él tardarse en responder cuando de Lena se trataba (cosa que Lena notó que no ocurría cuando era una llamada del trabajo o del resto de su familia), pero esta vez Lena se sentía más angustiada que de costumbre, tal vez debido a las fechas. Ya todo estaba listo y Sasha no aparecía, Lena le llamó a su secretaría y ésta le dijo que ella no sabía nada porque eran días de descanso y nadie trabajaba, él le había mentido, no fue a trabajar, Lena empezó a llorar, su matrimonio jamás funcionó, a pesar de sus constantes esfuerzos, esto solo era unilateral ¿Por qué se casó con ella en primer lugar?, ¿realmente la amaba o la amó alguna vez?, ¿amor? Jamás le dijo que si, el mayor cumplido que le hizo solo una vez era que se veía bonita, y quizás fue solo porque estaban sus padres presentes. Siempre se cuestionó si realmente había amor por parte de ambos, o si al menos él intentaba sentir algo por ella. Los padres de Lena la llamaron a medianoche para desearle feliz año y cuando preguntaron por su esposo solo les dijo que ya se había dormido, se despidió de ellos diciendo que ya se iba a dormir también y colgó, se preguntó a sí misma ¿por qué lo defendía?, Lena lloró desconsolada toda la noche, no pudo dormir. El 1° de enero ya por la tarde Sasha llegó, con ropa diferente a la que se había llevado el día anterior y apestando a alcohol, al entrar en la casa y ver a Lena en las escaleras, está lo confrontó: - ¿Dónde estuviste? ¿Con quién? – preguntó Lena - ¿De cuándo acá tan celosa Lenita?, solo se me hizo tarde y no quería conducir a mitad de la noche – dijo él - ¿Tarde?, no llegaste a dormir, ni una llamada, ni un mensaje, no sé nada de ti desde ayer, y ahora te presentas así, por una vez en tu vida dime la verdad ¡¿con quién estuviste?! - gritó Lena - No tengo por qué responderte, no eres nada para mi – contestó Sasha - ¡Soy tu mujer! – recriminó ella - ¡Por Dios Lena, ni que fueras la única! - Lena se quedó impactada, había sospechado que quizás él la engañaba, pero no quería creerlo, pensaba que todo eran ideas suyas, había decidido confiar en él, que mala elección. Su mundo se tornó gris. - Ya escuchaste – Hubo un silencio. Sasha se metió a la habitación y Lena se quedó llorando en la sala, a partir de ese momento dejaron de hablarse y empezaron a dormir en habitaciones separadas. Lena se dedicaba a sus estudios y Sasha pasaba todo el día en su "trabajo". Un par de semanas después, un viernes por la noche Lena estaba estudiando en la biblioteca faltaban días para presentar su examen para subir de grado, llevaba horas entre libros y además le gustaba estudiar con música eso le ayudaba a concentrarse, basta decir que Sasha y ella tampoco compartían gustos musicales. Sasha llegó ebrio como ya era costumbre y abrió de golpe la puerta del lugar. - ¡Ya apaga tu escándalo que quiero dormir! - Lena no dijo nada, solo lo miró y siguió tomando notas - ¡¿Que estás sorda? ¡Apágalo! – Lena detuvo la música, en realidad no estaba para nada fuerte, pero no tenía ganas de discutir, pensó irse a su habitación y seguir estudiando ahí, tomó un par de libros y se levantó, pasó junto a Sasha y este la tomó del brazo. - ¡Suéltame! – Lena logró zafarse y subió las escaleras, y cuando estaba a punto de llegar al último escalón Sasha la volvió a sujetar del brazo jaloneándola y provocando que soltara sus libros. - ¡No me des la espalda! – Sasha tiró de su brazo muy fuerte y Lena cayó por las escaleras, a pesar de usar sus manos para tratar de frenar el impacto eso no sirvió de mucho. Danil, uno de los empleados que se quedaba en la casa por las noches se despertó al escuchar la discusión, se acercó y vio a una Lena inconsciente en el suelo y a su esposo que se quedó mudo mirándola, cuando Sasha reaccionó corrió a su habitación y se encerró. Lena fue llevada a un hospital en ambulancia acompañada por Danil, iba estable, pero se notaba un sangrado en su pantalón que para nada eran buenas noticias. Por la mañana se despertó, le dolía el cuerpo, sintió algo en el cuello, se dio cuenta de que usaba un collarín, vio que su mano izquierda estaba vendada y un médico se acercó para explicarle la situación además de los visibles moretones y lesiones, temía por su bebé. - Lamentablemente tuviste un aborto y tu mano, aunque no está fracturada si se lesionó, deberás usar vendaje por un par de semanas, tomarte estos medicamentos y no hacer esfuerzos, podrás irte a casa está tarde si así lo deseas, también... - Lena se quedó en shock, después de escuchar "Lamentablemente tuviste un aborto..." ya no estaba segura de lo que el médico le había dicho, eso es lo que pasa cuando te dan una mala noticia, ella no comprendía lo que había pasado, poco a poco recordaba lo de la noche anterior, vio que este seguía hablando, miraba sus manos, se llevó la mano al vientre, el médico terminó de hablar y salió del cubículo. Lena se giró y comenzó a llorar, tratando de no hacer mucho ruido por las demás personas que había ahí, no quería que nadie la escuchara. Horas mas tarde llegó al cubículo de al lado una mujer, era rubia, ojos verdes, se veía un poco más joven que Lena, hablaba y hablaba mucho por celular y los médicos le decían que no lo hiciera para que la pudieran atender. - Cielo estoy bien, aquí te espero – La chica colgó el teléfono, la llevaron a hacerse unas radiografías, no tardó en regresar, ya con collarín puesto, solo se escuchaban las teclas de su teléfono, de pronto la chica hizo la cortina a un lado solo para ver a quien tenía junto a ella y vio a Lena, vio su expresión triste y vacía, sus ojos hinchados, y sus múltiples moretones. - Hola ¿a ti tampoco te dejan ir? – Dijo la chica, Lena no dijo nada, solo se le salió una lágrima - ¿Linda que te pasa, por qué lloras? ¿Dónde está tu familia? – Lena seguía en silencio, la chica miró alrededor y vio que Lena estaba sola. Una enfermera entró con comida para las 2, la chica empezó a comer rápido, después volteó a ver a Lena quien solo miraba la charola de comida, pero no tocaba nada. - Linda, sé que todos dicen que la comida de los hospitales sabe asquerosa, pero no está tan mal, o será que yo tengo mucha hambre que está gelatina me parece tan... no se... gourmet - Lena rio, la chica se sorprendió – - Sabía que te podía hacer reír, ¿oye me das tu gelatina? – Lena le alcanzó la gelatina, la chica parecía estar disfrutando mucho cada bocado como si fuera el último mientras no paraba de hablar, poco a poco Lena se sentía más en confianza con la chica, sonreía eventualmente y respondía brevemente sus preguntas, la chica le platicó a Lena que gracias a que un idiota se pasó la señal de alto había chocado con su auto y que ahora ella debía estar en esa cama usando ese "collar de perro", pero cuando la chica preguntó el motivo de por qué Lena estaba ahí usando también un collar de perro Lena empezó a llorar, la chica pensó que había cometido un error y se disculpó, Lena dudó, pero al final respondió: - Estaba embarazada, tuve un accidente, caí por las escaleras y he perdido a mi bebe – La chica se quedó impactada. - Perdóname, no debí preguntar eso, siento mucho tu perdida, a veces solo hablo y hablo - - Descuida, creo que es mejor decirlo que guardarlo, además me sentí un poco mejor con tu compañía - Es verdad ¿y tu familia?, ¿en dónde están? - - Mis padres viven en Moscú y mi esposo... bueno... él no pudo venir...- la chica notó que cuando Lena habló de su esposo su expresión se tornó diferente, como una mezcla de tristeza y enojo, así que ya no quiso indagar más al respecto, después de todo Lena ya se veía bastante mal. - Soy Tasya Makarova - Soy Lena Katina – Dijo tímidamente, siguieron hablando de otras cosas, pero nada relacionado al tema, de pronto un hombre entró corriendo. - ¡Tasya! - ¡Vadim! El hombre corrió y abrazó a Tasya, se veía muy angustiado, pero ella le explicó que estaba bien para que se tranquilizara, después le presentó a Lena y éste la saludó muy amablemente, Lena le devolvió el saludo, de pronto un médico se acercó y le explicó a Tasya su situación, le explicó que no era nada grave pero aun así debía reposar por 2 semanas y no hacer esfuerzos, tomar sus medicamentos y estaría como nueva, el médico se retiró sin más. - Estos médicos, son tan fríos, cortantes y distantes - dijo Tasya algo molesta - Yo soy médico – dijo Lena - ¿De verdad?, ¿entonces trabajas aquí? - - Si, pero tienes razón este médico es muy frío, le falta tacto, y no, yo estoy en el hospital universitario, estoy haciendo mi residencia médica. El médico regresó y le entregó a Lena una receta y sus pertenecías - Doctora Katina ya estamos tramitando su alta, solo necesitamos unas firmas, no olvide guardar reposo y alimentarse bien, está muy baja de peso, señora Makarov revisé sus radiografías, todo en orden, también ya puede irse a casa. - Doctor ¿cómo llegué aquí? – preguntó Lena - Anoche un señor vino con usted en ambulancia, dijo llamarse Danil y que era empleado suyo, pero se fue un rato después, por eso le comento que necesitamos unas firmas ¿va a venir alguien por usted, quiere que llamemos a alguien? - Yo me haré cargo – respondió Vadim - Venga por aquí señor Makarov – Lena decía que no era necesario, pero Tasya le dijo que no se preocupara que él sabe lo que hace. - Sabes Lena mi esposo también es Doctor, pero él es Doctor en abogacía, nada se le escapa - ¿De verdad? Si, yo también soy abogada, bueno, terminé hace poco – Tasya le guiñó el ojo Unos minutos después Vadim regresó y dijo que ya todo estaba hecho - Doctora Katina ¿le gustaría que la llevemos a su casa? - ¿Qué pregunta es esa Vadim?, claro que la vamos a llevar, ya se está haciendo de noche Lena dudó y más porque Tasya también estaba lastimada, pero insistieron, al final Lena aceptó y salieron del hospital. Vadim bajó a un restaurante por algo rápido para llevar y le entregó a Lena una bolsa con pelmeni, después condujo hasta la dirección que Lena les dijo. - Tu casa es muy bonita y grande, no olvides tu cena, no comiste nada en el hospital y ya escuchaste al médico debes alimentarte mejor, oye es cierto, no tengo tu teléfono Las chicas intercambiaron números, Vadim ayudó a Lena a bajar del auto y les agradeció toda su ayuda, quedaron en volverse a ver para tomar un café y se despidieron, Lena entró a su casa se sentía tan vacía y fría como siempre, la recibió el ama de llaves y al ver su aspecto hizo un gesto de sorpresa pero no dijo nada, seguido de esto Lena le dijo que iba a bañarse y a dormir y no quería que nadie la molestara, cuando iba subiendo las escaleras el ama de llaves le dijo que Sasha había salido, Lena siguió su camino sin voltear a verla, entró a su cuarto se dio una ducha y sintió algo de dolor en todo el cuerpo, miró su cuerpo en el espejo y vio los estragos que la caída le habían ocasionado, se puso la pijama como pudo y vendó su mano, comió un poco de pelmeni y tomo sus medicinas. Lena aguantó el dolor físico, pero las lágrimas salieron solas, el dolor emocional era mucho peor, lloró hasta que ya no pudo más y se quedó dormida.
Continuando con el pasado de LENA KATINA ————————————————————————————————————————— Parte 3: NO FUE UN ACCIDENTE Al día siguiente su teléfono la despertó - ¿Aló? - - Lena hija ¿cómo estás? - preguntó Inessa Lena no quiso decirle nada de lo que había pasado así que habló como si nada, se contuvo de explotar en llanto, y saludó a su madre con naturalidad, platicaron un rato y ya se estaban despidiendo hasta que Inessa dijo que ojalá la próxima vez ella también pudiera ir a Moscú - ¿Qué quieres decir mamá? - - Hija pues por Sasha, él llegó ayer, llegó de sorpresa a visitar a sus padres y a nosotros también - - Ah ¿y qué les dijo? - - Dijo que tú también querías venir pero que no habías podido porque tienes tu examen este miércoles y estabas muy ocupada con tus estudios, ven pronto a visitarnos - Lena se quedó en silenció un momento, después se excusó diciendo que iba a ocuparse, se despidió de su madre y colgó, se preguntó a sí misma si ¿acaso cada acción de su esposo estaba destinada a hacerle daño, las cosas que le decía, las cosas que hacía? se llevó las manos al vientre, empezó a dolerle la cabeza, llamó al ama de llaves y pidió algo de comer, preguntó por Danil y pidió hablar con él en la biblioteca - Señora Katina discúlpeme por dejarla sola, cuando estaba en el hospital recibí una llamada del señor Kuzmanovic y me dijo que si no me iba del hospital en ese momento me despediría, y verá yo solo tengo este trabajo y mi familia... - - ¿Te dijo algo más, preguntó cómo estaba yo? - Lena lo interrumpió - No señora, solo me preguntó si usted estaba despierta y me pidió que no hablara con nadie de lo que había pasado - - 0K, es todo lo que necesitaba escuchar, quiero que les digas a todo el personal de la casa que no me molesten para nada, estaré en mi habitación o en la biblioteca estos días, diles que solo entren cuando me lleven la comida y no me interesa saber si "él" está o no en la casa, y no te preocupes, nadie te despedirá, ya puedes volver a tus actividades ¿entendido? - - Si señora - El hombre se retiró Durante los días siguientes Lena se cuidó a sí misma, solicitó unos días en el hospital para reponerse y solo asistió a presentar su examen, se limitó a decirle a sus compañeros y profesores que había sido un accidente al subir las escaleras, cabe decir que aprobó su examen con excelentes calificaciones. Unas semanas después Lena ya estaba más tranquila y había vuelto a sus actividades habituales, de aquel horrible día ya casi no quedaba ninguna marca, su mano había sanado por completo, y ya no le dolía nada, había pensado y pensado mucho las cosas y al final tomó una decisión: - "Esto no fue un accidente" - Se dijo a sí misma al mirarse al espejo, después tomó su teléfono y marcó - ¿Aló, Tasya? - dijo Lena al teléfono - - ¡Hola Lena, que gusto saber de ti! ¿cómo has estado? - Preguntó Tasya - Mejor, ya me he recuperado, ¿Qué hay de ti? - - También, ya estoy bien, pero me estoy llenando de telarañas, no he salido de casa desde el día del accidente, Vadim me ha estado consintiendo mucho, pero extraño andar en la calle, extraño salir, andar en bicicleta, ir de compras y todo eso - - Tasya ¿estas libre para ir por un café? - Las chicas acordaron verse esa tarde, las dos llegaron puntual y se saludaron, ordenaron algo y hablaron un poco más entre ellas para conocerse mejor. - Sabes Tasya, la razón para citarte aquí era para agradecerte lo que tu esposo y tu hicieron por mi ese día, y también para hacerte una propuesta, quisiera contratarte como mi abogada para llevar mi caso - - ¿De qué se trata Lena? - preguntó Tasya - Quiero divorciarme de mi esposo, veras... - Lena le platicó a Tasya toda su historia, habló sobre que ella no quería casarse, pero lo hizo por presión de su familia, para verlos felices, y lo infeliz que ha sido desde el primer día de su matrimonio, los maltratos y abusos por parte de Sasha, así como las sospechas y las confirmaciones de que él le era infiel; a decir verdad, desde que Lena llegó a San Petersburgo no tenía a nadie cercano, en su trabajo tenía muchos compañeros, pero ningún amigo, y como siempre se la vivía entre trabajo y estudios no se daba tiempo en salir a conocer y convivir con otras personas, así que prácticamente Tasya era la única persona en la que Lena había encontrado confianza y amistad. - Lena si lo que me estás diciendo es cierto, que horribles cosas has pasado, y ¿recuerdas que te dije que terminé hace poco?, bueno... aunque he participado en algunos casos como apoyo este sería oficialmente mi primer caso, así que ¿estas seguras de querer que yo lo maneje?, ¿si quieres puedo decirle a mi esposo o a alguien de su despacho que se haga cargo, no te daría eso más seguridad? - - Me gustaría que lo manejaras tú, no quiero molestar a tu esposo, por el dinero no te preocupes, te pagaré lo que sea, Tasya confío en ti, y solo quiero que me ayudes a resolverlo lo más pronto posible, cada día que paso en esa casa y unida legalmente a ese hombre es una tortura para mi - - ¿Hay algo más que no me hayas contado? - - Si, no fue un accidente - Lena le dijo todo lo que había pasado esa noche, Tasya quedó impactada, estaba furiosa, decía que lo mejor era ir y hacerle lo mismo a Sasha, y que él tuviera un accidente o mínimo golpearlo, pero Lena le dijo que no era necesario, empezó a atar cabos, ahora entendía por qué Lena tenía tanta urgencia de querer librarse de todo aquello. - ¿En dónde está él? - le preguntó Tasya - Supongo que, trabajando, no lo he visto ni he hablado con él en semanas, pero sé que ya volvió de Moscú porque he visto su auto y su ropa regada en la casa, yo he tratado de mantener mi mente ocupada y enfocarme solo en lo mío, así que casi no estoy en la casa, ese siempre fue uno de sus reclamos, y lo otro que frecuentemente me reclamaba era el que yo no aceptara cambiar mi apellido por el suyo cuando nos casamos - - ¡Ay no, que horrible! ¿imagínate adoptar su nombre? - Dijo Tasya haciendo una mueca de desagrado Tasya le explicó a Lena todo lo que debía hacer, le pidió paciencia porque esto no se resolvería de la noche a la mañana, también le dijo que a su debido tiempo le solicitaría su expediente médico y otras pruebas, Lena lo entendió y aceptó todo, las chicas se despidieron. Durante los siguientes meses Tasya y Lena se reunían en cafés y restaurantes para hablar sobre los avances, a Lena se le notaba de mejor humor y había recuperado peso. - Basta decir que él pegó el grito en el cielo cuando se enteró, después tuvo que declarar, luego el papeleo, oh y ayer me reuní con uno de sus abogados y... - Tasya ponía al tanto a Lena - Sasha aceptará siempre y cuando sus padres no se enteren de lo que ha hecho - Dijo la pelirroja. Lena explicó que Sasha no había estado en la casa desde que recibió la notificación de demanda del divorcio, que se había mudado quien sabe a dónde y que realmente no le importaba. Pasó el tiempo y llegó el día del juicio, los dos se vieron cara a cara y aunque los abogados de él argumentaban su inocencia y equidad al repartir bienes, Tasya supo manejar muy bien la situación, presentó todas las pruebas incluyendo el expediente médico de Lena donde se demostraba que le habían hecho un legrado, entre otras cosas, aunque Vadim también estuvo presente como apoyo, él no tuvo que hacer prácticamente nada, su esposa llevó todo de maravilla por si sola. Al final el juez falló a favor de Lena, le otorgó la casa, a pesar de que ella no buscaba eso, ella solo quería su libertad, y Sasha quedó advertido de no acercarse a ella. Lena agradeció a Tasya y a Vadim por toda su ayuda y fueron a comer algo para celebrar, después regresó a su casa, esta vez solo para hacer sus maletas. Se sentía libre, aliviada y experimentaba una felicidad que desde hace mucho no tenía. Ahora venía la otra parte difícil, contarles a sus padres, hacía 2 años que no los veía más que por videollamada, había mantenido todo el proceso en secreto, sabía que si les informaba que estaba divorciándose harían de todo para impedirlo así que cuando hablaban por teléfono solo les decía que las cosas estaban difíciles y asumió que Sasha tampoco había dicho nada por su parte porque de otro modo ya habría señales. Lena aprovechó que había pedido días libres para ir a Moscú, al llegar a la casa de sus padres, estos la saludaron y preguntaron por Sasha, ella les pidió sentarse porque tenía algo importante que decirles. - Mamá, papá, Sasha y yo nos hemos divorciado - - ¡¿Qué cosa has dicho Lena?! - Inessa se levantó gritando - ¿Lena cómo es eso? ¿Qué ha pasado? - preguntó Sergey - ¿Eso te hemos enseñado? ¡Elena Katina el matrimonio es algo sagrado! - gritó Inessa - Mamá, entiendo eso, pero nosotros en realidad jamás fuimos compatibles, había muchos desacuerdos y discusiones, era incómodo seguir juntos Lena habló sobre lo poco que se entendían el uno al otro, y que frecuentemente estaban en desacuerdo, básicamente lo que dijo fueron solo palabras bonitas, realmente no se atrevió a decirles nada sobre los insultos, los abusos, ni sobre el aborto. Inessa estaba alterada y empezó a caminar de un lado a otro, hablando y hablando, Sergey y Lena trataban de calmarla, después de un rato se tranquilizó y abrazó a su esposo. - Lena, lo que has hecho no está bien, esperaba que nos dieras la noticia de que ya por fin íbamos a ser abuelos o de que se mudarían a Moscú, ¡No algo como esto! pero somos tus padres y te apoyaremos, siempre hemos celebrado tus logros y aunque ésto no lo es, te ayudaremos a superar esta difícil etapa, nosotros planeábamos irte a visitar pronto, teníamos meses sin verte, te extrañamos hija, perdón por no estar contigo, tu padre y yo hemos tenido mucho trabajo, queremos abrir una segunda clínica y nos hemos enfocado en tratar de iniciar ese proyecto, pero aún no hemos podido - dijo Inessa - Lena ¿por qué no nos has dicho nada antes, esto no es de ahorita? ¿qué vas a hacer ahora? - preguntó su padre - Lo siento papá, también he estado muy ocupada entre escuela y papeleo, el proceso de divorcio lo quise manejar por mi cuenta, sin que afectara lo laboral, ahora voy a terminar el semestre en San Petersburgo y luego regresaré a Moscú, ya he iniciado mi trámite de cambio para acá - - ¿Cómo te ha ido en la residencia? - preguntó Sergey La pelirroja les platicó lo mucho que había aprendido y practicado, les habló sobre sus calificaciones, sus maestros, compañeros, y algunos casos clínicos. Sus padres se tranquilizaron, siempre reconocieron el que Lena fuera tan estudiosa e inteligente. Por la noche, cuando Lena se fue a dormir, Inessa habló por teléfono con los Kuzmanovic, y éstos también se mostraron sorprendidos, Sasha no les había contado nada, de hecho, tenían meses sin verlo. Lena se quedó unos días más y antes de irse Inessa y Sergey le dijeron que amaban a Lena, pero que igual no iban a romper lazos con los padres de Sasha - - Los Kuzmanovic han sido nuestros amigos incondicionales durante años, espero no te incomode, pero los apreciamos mucho - dijo Sergey - No te preocupes papá, jamás pretendí eso, y no me incomoda para nada, Sasha y Yo somos adultos, sabemos lo que hacemos - contestó ella Lena tomó el vuelo a San Petersburgo, puso su enorme casa en alquiler y pronto se mudó a un departamento más cercano a la universidad, era pequeño, pero de todas formas no se quedaría mucho tiempo en él. Lena y Tasya siguieron viéndose varias veces, salían al cine, a cenar, a eventos deportivos, Vadim a veces las acompañaba, había forjado una gran amistad con ambos. Justo como dijo, terminó el semestre, se despidió de los Makarov no sin antes decirles que siempre que quisieran serían bienvenidos a visitarla en Moscú y que ella volvería a visitarlos a San Petersburgo. - Iremos a verte, la familia de mi madre es de Moscú - dijo Vadim, mientras le daba a Lena un abrazo de despedida. Lena regresó a vivir a Moscú, aunque no a la casa de sus padres, rentó un departamento por separado, valoraba su libertad y su tranquilidad, a sus padres solo les dijo que se sentía más a gusto viviendo por su propia cuenta y siendo independiente, de todas maneras, Lena los veía seguido, a veces salía a comer con ellos, iban al teatro, a la iglesia, o después de estudiar los ayudaba en sus cirugías, era realmente buena, tenía mucha agilidad. Así pasaron los años, Lena terminó Ginecología y Obstetricia, se graduó con honores y sus padres estaban muy orgullosos de ella por sus méritos. Decidió hacer la subespecialidad de Biología de la Reproducción, por sus logros consiguió una beca e hizo su primer semestre en intercambio en Berlín, Alemania. El viajar y conocer otros lugares y personas le gustó mucho, cuando volvió a Moscú se veía mucho más animada, puso un consultorio en la clínica de sus padres y en sus tiempos libres atendía pacientes.
Aquí veremos como serán los primeros días de la visita de Yulia a su ciudad natal ———————————————————————————————————————————— Parte 4: DE VUELTA A MOSCÚ Buscó su equipaje, se retiró los audífonos y se acercó a la puerta, a lo lejos divisó la imagen de una mujer rubia y que cargaba en brazos a una niña de cabello castaño, la pequeña hizo señas para que la bajaran y corrió emocionada - ¡Tía Yuli, Tía Yuli! – Gritó la niña de ojos azules mientras Yulia la levantaba - ¡Dasha! ¡Qué enorme estas! Mira lo que te he traído - Dijo Yulia mientras le entregaba un lindo peluche de un tigre - Yulia estoy tan feliz de verte – Larissa llegó a donde estaban y le dio un fuerte abrazo su hija, estaba llorando de la emoción - Yo también mamá, pero no llores, te hará daño - - Tonterías Yulia, déjame expresarme, no he visto a mi hija en mucho tiempo, ahora vamos a casa para que te vea el resto de la familia, te están esperando - - Imaginé que también estarían aquí, ¿tienen mucho trabajo o por qué no vinieron? - Si, tienen trabajo, los dejé cocinando y preparando todo para tu llegada- dijo Larissa riendo - ¿Cocinando? ¿En serio? ¡Esto tengo que verlo! – dijo riendo y haciendo una mueca retadora Subieron a la camioneta y Larissa condujo, Yulia iba mirando por la ventana - “Se ve todo muy diferente” - dijo para sí misma en voz baja Estacionaron el auto y un hombre alto y de cabello negro abrió la puerta, era Oleg. Yulia estaba feliz de ver a su padre le dio un abrazo y éste le correspondió el abrazo de una manera tan fuerte que hasta levantó a Yulia del suelo, después le dio un beso en la frente a su hija, le ayudó con la maleta y entraron a la casa. Yulia observó todo y de pronto tuvo un sentimiento de nostalgia, volvió a la normalidad al escuchar que Dasha preguntaba ¿en dónde estaba su papá? y en ese momento un hombre alto, rubio y de ojos azules iguales a los de Yulia salió de la cocina y se acercó - ¡Papá, papá mira la tía Yuli ya llegó! – dijo la niña señalando a Yulia - Hola hermanito gusto en verte, me encanta ese mandil, combina con tus ojos ¿así que ahora ya eres oficialmente un mandilón? - - ¡Cállate, ahora ven y dame un abrazo! – le dijo él mientras sonreía Oleg hijo, era prácticamente una copia de su padre, lo único que lo diferenciaba era el cabello rubio, el cual había heredado de su madre, al igual que Yulia, solo que ella prefería teñirlo de negro - Papi mira lo que me trajo la tía Yuli – dijo la niña mostrando muy emocionada su nuevo peluche - Dasha ve a lavarte las manos ya vamos a comer – dijo la voz de una mujer que en ese momento entró a la sala, ella era alta, piel blanca, cabello castaño y ojos del mismo color - ¡Hola Tamara! – dijo Yulia y se acercó a darle un beso en la mejilla a su cuñada Durante la comida se pusieron al corriente de lo que había pasado desde la última vez que se vieron, informaron a Yulia de todas las novedades, las altas y bajas en la empresa y ésta a su vez les platicó lo que había hecho, las personas que había conocido, las ciudades en las que había estado y en general les habló de cómo había estado su vida. Oleg jr. hizo un anuncio que sorprendió a Yulia - Volverás a ser tía, Tamara está embarazada– Dijo él - ¡Wow! ¡Muchas felicidades! ¿Cuánto tiempo tienes? ¿Ya saben que va a ser niña o niño? – Preguntó Yulia emocionada - Aun no, apenas son unas semanas, todavía es muy pronto para saberlo, pero esta semana iré a revisión, espero que todo esté bien – dijo Tamara - Yo quiero que sea niña, los niños son muy molestos y llorones – Dijo Dasha mientras comía un bocado, esto hizo reír a todos Después de terminar de comer Dasha llevó a Yulia a su vieja habitación, obviamente Yulia sabía cómo llegar, pero estaba encantada con todo lo que tuviera que ver con su sobrina y le hacía caso, Oleg entró un momento después para llevarse a su nieta y darle a Yulia la oportunidad de descansar y tener privacidad. Yulia desempacó, la sensación de nostalgia que había tenido al llegar a la casa volvió a aparecer, su habitación estaba tal y como la vio la última vez que estuvo ahí, a pesar de que varias veces en todos esos años le había dicho a su madre que si lo deseaba podía deshacerse de todo, regalarlo o tirarlo a la basura, Larissa insistía en que eso le correspondía a Yulia y que ella prefería no mover nada. Recordó cuando se fue la primera vez de Rusia tenía mucha prisa de salir de ahí y ser libre, no odiaba a su país, pero si detestaba que la gente y sus leyes fueran tan cerrados y estrictos, ahora era más madura y pensaba con más calma las cosas, decidió que al día siguiente despejaría su habitación y se desharía de cosas que ya no necesitaba, se dio una ducha, se puso su pijama y en ese momento su celular sonó - Yulia, amor ¿por qué no me has llamado? ¿tan pronto te has olvidado de mí? – preguntó una chica - Allison, pensé que estarías ocupada – dijo Yulia tranquila - ¿Es domingo nena, que más podría hacer? – preguntó la chica con tono irónico - Ah no sé, pensé que estarías con Jackson, y los demás – contestó Yulia mientras se acostaba en la cama - Aquí estoy con ellos, pero todo es tan aburrido sin ti, te extrañamos - - Jaja también yo los extraño, te dejo, acá es muy tarde y estoy agotada por el viaje, debo dormir – dijo Yulia riendo, después colgó, en eso Dasha abrió la puerta - ¿Tía Yuli puedo dormir aquí? – preguntó la niña con un tono muy tierno - Tu papá me va a decir que te malcrío mucho ¡¿pero qué rayos?! ¡Ven aquí! Dasha se acomodó en la cama y al poco rato se quedó dormida. Yulia no quería que su hermano fuera a regañar a la niña así que cargó a su sobrina y la llevó a su propia habitación, la cual a decir verdad era demasiado grande, tenía muchos juguetes y estaba decorada con temática de animales; después regresó a su propia habitación y se quedó dormida. Despertó temprano y decidió salir a correr, cosa que era habitual para ella, fue a un parque cercano a su casa, pero el lugar era pequeño y había ya muchas personas ahí, así que no pudo quedarse mucho tiempo, no corrió a gusto, decidió regresar a su casa, para entonces su familia ya estaba desayunando y se preparaban para hacer su rutina de siempre, su padre y su hermano llevarían a Dasha a la escuela y después se irían a la empresa, Larissa no iría, se quedaría en casa con Tamara y Yulia para hacerles compañía, a pesar de la insistencia de esta última de no modificar sus rutinas - No todos los días tengo a mi hija conmigo, prefiero quedarme aquí, además de que ahorita no hay mucho que hacer en la empresa, tu padre y tu hermano pueden encargarse – dijo Larissa. Justo como se lo había propuesto Yulia limpió su habitación, su madre le consiguió algunas cajas para que organizara y se ofreció a ayudarle pero Yulia negó con la cabeza y dijo que prefería encargarse ella misma, así que fue a su habitación y de sus muebles sacó su ropa, zapatos, juguetes de cuando era niña, algunos posters, libros y revistas, fue a su closet donde encontró una caja que se le hacía familiar, era su viejo teclado aun en su estuche, sonrió al recordar cuando sus padres se lo regalaron en su octavo cumpleaños - Lo probaré más tarde, quizás todavía funcione – dijo la pelinegra poniendo la caja a un lado, junto con un cuaderno donde ella anotó algunas melodías que ella había compuesto hace muchos años; siguió limpiando hasta que prácticamente su habitación quedó vacía, después bajó a la cocina en donde su madre y Tamara preparaban la comida - ¿Mamá podrías prestarme el auto?, quiero llevar unas cosas a donar – preguntó Yulia - ¿Ya terminaste? creí que te tomaría más tiempo – dijo Larissa - Si, quedó mucho espacio, Tamara si gustan pueden usar mi habitación para el nuevo bebé, pueden empezar a decorarla cuando me vaya – - Gracias Yulia eres muy amable, pero no te preocupes, Oleg y yo ya lo hemos hablado y usaremos la habitación de Dasha, ahí hay suficiente espacio – respondió Tamara - Tonterías, Dasha necesita su propio lugar, además imagínate si esta vez tienes un niño, necesitará un lugar por separado, imagínate a mí y a mi hermano compartiendo una sola habitación, quien aguantaría el olor a sudor y pies apestosos cuando él regresaba de entrenar, yo necesitaba mi propio espacio o me ahogaría con la peste – todas rieron por el comentario de Yulia - Bueno lo platicaré con Oleg, todavía falta mucho para que nazca – Tamara agradeció el gesto de su cuñada Tamara era una mujer muy amable y hermosa, sus padres eran personas muy mayores y hace tiempo habían fallecido solo con meses de diferencia debido a sus enfermedades, ella se había quedado sola, aun así, trabajó duro y pudo terminar sus estudios, conoció años atrás en una fiesta a Oleg Jr. Salieron durante unos años y después se casaron, eran muy felices en su matrimonio y Dasha llegó tiempo después a alegrar aún más sus vidas. Al llegar la tarde Yulia llevó las cosas que iba a donar a una fundación, Larissa le dijo que podía disponer del auto para lo que necesitara, después de dejarlas ahí, recorrió las calles de la ciudad, muchas cosas habían cambiado, algunos viejos edificios si estaban como antes, pero en su mayoría todo se veía más moderno. Estacionó su auto y se puso a caminar, ahora se sentía como turista en su propia ciudad, pero esto era algo natural, hacía muchos años que no vivía en ella, sus regresos a Moscú habían sido escasos, 3 veces en total, la primera vez solo un par de semanas para visitar a su familia, la segunda vez se quedó más tiempo, un día recibió una llamada de su padre donde le dijo que estaban en el hospital y que debían operar urgentemente a su madre, Larissa estuvo muy delicada esa vez, Yulia tomó el primer vuelo a Moscú y después de que dieron de alta a su madre del hospital decidió quedarse a cuidarla hasta que estuvo mucho mejor, se quedó 3 meses, no quería correr el riesgo de perder a su madre, pero esa vez no salió a pasear ni nada, se dedicó exclusivamente a cuidar a Larissa; y la tercera vez fue para la boda de su hermano, pero un día después de la fiesta ya estaba tomando un avión de regreso, se perdió el nacimiento de Dasha, pero la conoció en persona cuando toda su familia fue a visitarla en navidad, cosa que la familia repitió al año siguiente. Después de caminar un buen rato llegó al Parque Gorky en el distrito Yakimanka, se veía mucho más grande y bonito de lo que recordaba, había muchas personas disfrutando de él, sintió un poco de frío, se había propuesto beber menos alcohol así que el café o el té son buenas opciones para mantener el calor en lugar del vodka como anteriormente era su costumbre, encontró varias cafeterías unas eran muy grandes pero estaban tan llenas de gente que ni se podían entrar, estaba a punto de rendirse y mejor regresar a su casa cuando vio una cafetería que llamó su atención, no era tan grande como las otras pero la fachada se veía muy bonita y había un letrero que decía que estaba abierto las 24 horas del día, así que decidió entrar, el lugar por dentro no estaba nada mal, tenía un diseño moderno que a la vez transmitía tranquilidad, y más por la música, le gustó mucho, había muy pocos clientes, ordenó algo y una empleada le invitó a conocer el piso de arriba para disfrutar mejor de la vista, Yulia la siguió hasta una mesa junto a una ventana, que a pesar de estar cerrada dejaba ver la belleza de la ciudad, las luces de los edificios empezaban a encenderse debido a que ya estaba anocheciendo, el timbre de su celular sonó y se puso a leer algunos mensajes, novedades de redes sociales, correos, etc. Al levantar la vista divisó en el fondo del lugar sentada en un sillón con una pequeña mesa enfrente a una chica, tenía el cabello rojo y rizado, se asombró por lo linda que era, usaba un sweater ámbar, pantalón de mezclilla azul y botas cafés, Yulia sintió que ya la conocía de algún lado, la chica daba un sorbo a su café mientras leía un libro, Yulia no paraba de mirarla, estaba embobada, la chica notó que la observaban y parecía que eso no le había agradado porque miró su reloj, dio un último sorbo a su café, guardó su libro en su bolso y se fue del lugar, Yulia salió de su trance al ver como la chica bajaba las escaleras para irse del lugar, luego vio por la ventana como se alejaba y se perdía entre la multitud. - Creo que la incomodé – dijo para sí misma, se quedó un rato más en la cafetería y al terminar su café regresó a su casa, cenó con su familia y se fue a dormir. A la mañana siguiente se levantó mucho más temprano que el día anterior, se preparó y subió al auto, decidió ir a correr al parque Gorky, pensaba que por estar más grande e irse más temprano podría correr con más tranquilidad, y tenía razón el lugar estaba prácticamente solo, nada que ver con la tarde del día anterior donde había muchas familias paseando de un lado a otro. Se puso sus audífonos y empezó a trotar, un rato después se detuvo en una fuente a descansar y a lo lejos divisó la silueta de una chica que pelirroja la cual Yulia estaba segura de que era la misma que había visto el día anterior en la cafetería leyendo, se veía trotando muy concentrada y también usaba audífonos, Yulia no quería parecer una acosadora, así que decidió no seguirla y prefirió continuar en lo suyo. Una hora después, estaba exhausta y tenía hambre, si volvía a casa seguramente su madre no la dejaría cocinar y ella misma le prepararía algo, pero no quería parecer niña consentida, además de que Larissa tenía sus propios asuntos y Yulia no deseaba que los interrumpiera por su visita. De lunes a sábado había personal que se encargaba de la limpieza y la comida de la casa, pero en ese momento ella deseaba algo de fuera. Decidió entonces ir a la misma cafetería seguramente tendrían algo bueno para desayunar. Entró al local y en la fila estaba formada la misma chica pelirroja que vio un rato antes, ella pidió algo que Yulia no alcanzó a escuchar por la distancia a la que se encontraba y de nuevo subió al segundo piso. La empleada le dio la bienvenida a Yulia quien en un principio tenía la intención de ordenar algo para llevarse para el camino de regreso a casa, pero decidió que mejor desayunaría ahí, quería averiguar quién era esa chica, de verdad era muy bonita, se veía de su misma edad, quizás tendrían cosas en común, pensó en preguntarle a los empleados, pero tal vez ellos la veían seguido o la conocían bien y podrían pensar que está interesada en ella, podrían decirle que estuvo preguntando por ella y quizás la chica pensaría que Yulia era alguna enferma mental acosadora o algo así. Yulia estaba divagando entre sus propios pensamientos hasta que la voz de la empleada la sacó de su trance. - Señorita permítame llevarle su pedido a la mesa ¿en dónde le gustaría sentarse? – le preguntó la empleada amablemente - ¿Eh? ¡Ah, cierto!... no te preocupes, lo llevaré yo misma, gracias – le respondió Yulia tomó su café y su plato y se sentó en una mesa cercana, sintió la necesidad de subir al otro piso y hablar con la chica pelirroja, presentarse y aclarar que no la estaba siguiendo - ¡Yulia Volkova si subes y haces eso la chica va a pensar que efectivamente la estas siguiendo! Además de que acabas de correr, apestas a sudor – se reprendió a sí misma Terminó rápido de desayunar y esperó un rato más por si la pelirroja bajaba, pero nada. Un rato después recibió un mensaje de su madre diciéndole que saldría a hacer unos trámites para que no se asustara por si al llegar no los veía. Yulia se levantó sin más y salió del lugar, regresó a su auto y condujo a su casa, al llegar se dio una ducha y se acostó en la cama, no podía sacar de su mente a esa chica pelirroja - ¿Quién será ella?, siento que la he visto antes, pero ¿dónde?, ¿Será que va al parque todos los días o habrá sido casualidad? – se repetía constantemente, siguió sumida en sus pensamientos hasta que el sueño la venció. A las 2:00p.m. Yulia estaba comiendo algo mientras veía televisión en la sala, su celular sonó: - ¿Aló, Yulia? ¿estas ocupada? – decía Larissa al teléfono - No mamá dime ¿necesitas algo? – preguntó Yulia - Yulia no quería molestarte, sé que son tus vacaciones, pero llevo toda la mañana entre papeleo, trámites y Tamara tiene su cita con la ginecóloga a las 3:00p.m. ¿crees que podrías acompañarla por favor? – preguntaba Larissa muy preocupada - Claro que si mamá ¿en dónde está Tamara? – - La dejé en el centro comercial de compras, había quedado en pasar por ella porque me traje su auto, pero no pensé que esto me tomaría tanto tiempo, tu hermano y tu padre están en una junta en la empresa y no se desocuparán pronto, solo sería que la acompañes para ver que todo esté en orden o por si la Doctora Katina indica algo – Explicaba Larissa - Mamá, mamá, no te preocupes, todo está bien, iré con gusto… Dime exactamente en dónde está Tamara para pasar por ella – dijo Yulia muy segura para que su madre se tranquilizara - Justo acaba de enviarme un mensaje para decirme que tomaría un taxi a la clínica ¿puedes encontrarte allá con ella? – preguntó Larissa - Claro que si – afirmó Yulia - Muy bien, la dirección es… - - No te preocupes mamá, sé en dónde queda –Yulia la interrumpió, reconoció el nombre “Doctora Katina”, ese era el apellido de la mujer que operó a su madre años atrás, Yulia la recordaba de cuando la doctora les explicó como había salido la cirugía – en seguida salgo para allá – dijo y seguido de esto colgó la llamada.
Yulia se llevará una gran sorpresa: ————————————————————————————————————— Parte 5: ¡QUÉ HERMOSO NOMBRE…! Yulia se cambió de ropa a lo primero que encontró, un sweater naranja, pantalón de mezclilla, un abrigo, un par de tenis y subió al auto. Manejó rápido y pronto llegó a la clínica, era un edificio de tamaño considerable, parqueó en el primer lugar que encontró y entró corriendo, preguntó a la recepcionista por el consultorio de la Doctora Katina, le indicó que esté se ubicaba en el segundo piso, Yulia corrió para tomar el elevador antes de que se fuera, presionó un botón y este empezó a subir. El elevador se abrió y en la sala de espera estaba Tamara leyendo una revista, aun no era su turno de entrar, la pelinegra se sintió aliviada de haber llegado a tiempo - ¡¿Yulia, venías volando?! - Dijo Tamara mientras saludaba a Yulia con un beso en la mejilla - Discúlpame, creí que no llegaría a tiempo – decía Yulia agitada - No te preocupes, discúlpame tu a mí por interrumpirte de tu descanso para esto, le expliqué a tu madre que no era necesario – dijo Tamara apenada - ¡Tonterías! Puede que surja algo, además de que para mí es un gusto – decía Yulia ya recuperando el aliento - ¡Señora Tamara Volkova, es su turno, ya puede pasar! - Dijo la enfermera Las chicas se pusieron de pie y entraron a la puerta que la enfermera les indicó, al entrar Yulia no podía creer lo que estaba viendo, era la chica de rizos rojos que tanto le había llamado la atención, ¿qué estaba pasando aquí, era una broma? Se cuestionó fuertemente, Yulia recordaba a la Doctora Katina del día de la cirugía de Larissa, la persona de aquella vez era una mujer mayor y de ojos grises, si era pelirroja, pero de un tono más claro, además con algunas canas debido a su edad y su cabello era lacio. Pero la mujer que estaba ante ella en ese momento no era la misma, la persona que ahora estaba frente ella, era la mujer más hermosa que Yulia había visto en su vida, llevaba sus rizos recogidos en una coleta, a excepción de uno que estaba en su frente, tenía muchas pecas, usaba un collar con un dije de un pequeño sol, una blusa verde que combinaba con sus hermosos ojos, una bata blanca clínica desabotonada, un reloj inteligente rojo, un pantalón negro de vestir, y se veía que era más alta que Yulia, pero aun así usaba tacones, lo cual la hacían ver aún más alta. La doctora amablemente les dio la bienvenida y las invitó a sentarse, Tamara tocó el hombro de la morena para que saliera de su trance y ella reaccionó, después Yulia retiró la silla para que Tamara se sentara y después ella tomó su lugar en la silla de al lado. La pelirroja pareció reconocer a Yulia, pero no dijo nada, empezó a hablar con Tamara sobre cosas relacionada con su embarazo, y después le dijo que pasaran a la habitación de junto para revisarla, Yulia prefirió quedarse ahí y la doctora dijo que no tardarían, mientras esperaba, Yulia observaba el consultorio, habían muchos libros, algunas decoraciones, recuerdos que Yulia dedujo debían ser de las pacientes que había atendido, en la pared estaba un diploma que decía ‘Reconocimiento otorgado a la Dra. Elena Serguéievna Katina’. - Eso lo explica todo, la mujer que operó a mi madre fue la doctora Katina, ¿cómo se llamaba?... ¡ah si Inessa, Inessa Katina!, entonces esta chica debe ser su hija Elena Katina, Elena… Lena… ¡Qué hermoso nombre… le queda tan bien! – dijo Yulia para sí misma Escuchó como Tamara y la doctoran volvían, después esta última les explicaba a las chicas que todo estaba en orden, prosiguió a escribir algunas cosas en la computadora y luego les entregó una receta, Yulia parecía escuchar atentamente pero en realidad estaba sumida en sus pensamientos, de pronto tuvo una revelación, ya sabía de donde la conocía, ya sabía por qué se le hacía tan familiar, hace años, el día de la operación de Larissa, cuando la Doctora salió a hablar con ellos para darles información sobre la cirugía, detrás de ella estaba tímidamente la misma chica de rizos rojos, usando uniforme quirúrgico azul, y a su lado un hombre blanco, alto y del mismo color de cabello que Elena, él debía ser su padre, esa vez Yulia no le prestó tanta atención porque lo único que le importaba en ese momento era el bienestar de su madre. La doctora terminó de hablar, las chicas se despidieron, salieron del consultorio y regresaron a la casa. Esa noche, Yulia estaba en su habitación, miraba su cuaderno de melodías y algunos álbumes de fotografías, en sus pensamientos aún estaba la Doctora, le dio un poco de sed y decidió bajar por un vaso con agua y vio a su madre en la cocina - ¿Yulia estas bien?, ¿Pensé que ya estarías dormida? – preguntó Larissa - Estaba a punto de hacerlo mamá, solo venía por esto – dijo señalando el vaso - Muy bien hija, yo también ya me voy a dormir solo estaba terminando de organizar unos papeles – Yulia estaba a punto de irse, pero se detuvo en la puerta. - Mamá, la doctora que atiende a Tamara… ella sabes si… bueno… ¿tú la conoces? - preguntó Yulia curiosa – - Bueno… solo de vista, a mí me ha atendido la Doctora Inessa, su madre, y he ido con ella desde hace muchos años, me atendió de tu hermano y de ti, y luego mi histerectomía, y ella atendió a Tamara cuando nació Dasha, pero poco después de eso Tamara empezó a atenderse con la doctora Elena, porque su madre estaba saturada de citas, por lo que sé, es muy buena y atenta en su trabajo, desde su regreso le ha ayudado mucho a su madre con la carga de trabajo – explicó Larissa - ¿Desde su regreso? – preguntó Yulia - Si, en una ocasión que acudí a revisión con la Doctora Inessa, vi que ella tenía en su escritorio una bonita foto de una boda, me llamó la atención y le pregunté por la foto, y nos pusimos a platicar un rato, me comentó que estaba muy feliz porque su hija, que también estudiaba para ser médico, acababa de casarse, me mostró a su yerno, medio feo, por cierto – dijo esto último riendo – y luego me dijo que se había ido a vivir a San Petersburgo con su esposo y que ahora estudiaría allá, pero pues ya se regresaron a vivir a Moscú – - ¿Su esposo?, ¿entonces está casada?, ¿lo has visto a él? – Yulia se mostraba de verdad muy interrogante - Pues si hija, al esposo solo lo vi en la fotografía ¿por qué tantas preguntas? ¿La conoces? – Larissa la miró confundida - No mamá, solo tenía curiosidad, ya me voy a dormir – dijo Yulia cortando la conversación, al ver que estaba delatando su gran interés, luego se despidió de su madre dándole un beso en la frente, le deseó buenas noches y regresó a su cuarto. Estaba acostada en su cama muy pensativa, esa chica tenía pareja, y no solo eso, ya estaba casada, se sintió triste al pensar esto, quizás era tiempo de olvidar el asunto, Yulia no se metería con una mujer que está en una relación y mucho menos con una mujer que ya está casada, pero un momento, Yulia había visto sus bellas manos y no usaba ningún anillo, entonces no estaba casada o quizás si lo estaba pero se quitaba el anillo para atender pacientes, después de todo, los médicos y enfermeras no usan accesorios cuando están trabajando, un momento, pero si usaba reloj, la cabeza le daba vueltas, divagaba mucho, trataba de resolver el acertijo, se preguntaba a sí misma ¿por qué lo hacía en primer lugar?, se giró hacia un lado de la cama y se puso las manos sobre la cara - Yulia Volkova ¿en qué estás pensando? Tu no quieres nada serio con nadie en primer lugar, esa vida de casarse, vivir en una casa y tener una familia, no es para ti, esa es la vida de tu hermano, a ti no te gusta estancarte en nada, lo tuyo es viajar, es no permanecer mucho tiempo en el mismo lugar, es tener amigos, divertirte sin darle cuentas a nadie, a ti no te interesa la estabilidad de esa forma – se reprendía ella sola. Al mismo tiempo venía a su mente la Doctora Elena, esta vez sí pudo verla más de cerca, sus ojos, su cabello tan llamativo, era simplemente una diosa, tomó su celular y buscó su nombre en Instagram y Facebook, pero solo encontró su cuenta profesional, fotos y videos con sus pacientes, algunas recomendaciones médicas, nada personal, aun así, en las fotos en las que aparecía se veía hermosa, Yulia siguió mirando su teléfono y no supo en qué momento se quedó dormida. Al siguiente día, la alarma de su celular la despertó, era hora de ir a correr, se preparó, subió al auto y nuevamente fue al parque Gorky, se puso sus audífonos, comenzó su recorrido y mientras escuchaba música, en su mente estaba la interrogante de si ese día volviera a ver a la doctora por trotando por ahí - ¿Yulia Volkova en qué estás pensando? ¿Para qué quieres verla y qué te hace pensar que ella quiere verte a ti? – en ese momento la vio pasar a lo lejos, concentrada en su recorrido, y escuchando música. Optó por no acercarse y correr hacia otro lado, hora y media más tarde decidió ir a la cafetería ya conocida, pero al entrar vio que la doctora Katina estaba al final de la barra platicando con una de las empleadas, Yulia solo se acercó hasta la caja y ordenó solo un café para llevar, volteó a ver a la pelirroja y luego le sonrió, sin más, se retiró del lugar y regresó a su casa. Después de darse una ducha, se dedicó a limpiar y probar su teclado, estaba en muy buen estado y funcionaba de maravilla, cerro sus ojos y empezó a tocar una melodía que ella misma había creado años atrás, estaba inspirada, sonaba hermoso, abajo, en la sala estaban Larissa y Tamara mirando la televisión cuando de pronto oyeron la melodía que Yulia tocaba, silenciaron la televisión y solo se dedicaron a escuchar a Yulia, después Yulia tocó otras melodías que a Larissa se le hicieron muy familiares y se le salió una lágrima - ¿Larissa que pasa? ¿te encuentras bien? – preguntaba Tamara muy preocupada - No, no es nada, es solo que, hacía tantos años que no la escuchaba – dijo Larissa entre lágrimas – Tamara le alcanzó una caja de pañuelos que estaba por ahí, Larissa le agradeció y se limpió las lágrimas - Había escuchado que Yulia era muy buena con la música, pero esto, ¡wow! es sorprendente – dijo Tamara impresionada - Si, escucharla me trae tantos recuerdos, de niña tocaba el viejo piano de mi padre a la vez que cantaba, tiene una voz hermosa – Larissa se dirigió hacia un cajón y luego sacó de ahí un viejo álbum familiar, las 2 se quedaron mirando las fotos y no notaron cuando la música se detuvo - Vaya mamá no sabía que todavía tenían ese viejo álbum – decía Yulia mientras estaba recargada en la puerta con un vaso de agua en la mano - Yulia, ven mira esto con nosotros, había visto fotos de Oleg de más joven pero no pensé que de niño fuera tan bajito – decía Tamara mientras reía - Si, mi hermano siempre fue chaparro y feo, pero lo que le ayudó fue el sambo y el bandy – dijo Yulia mientras se sentaba junto a ellas para observar todas esas fotos que les traían tantos recuerdos. La sala de la casa Volkov estaba llena de fotos de toda la familia, pero lo que más abundaban eran los trofeos, medallas, fotografías y reconocimientos de Oleg Jr., el cual desde niño practicaba sambo, su padre lo había inscrito ya que él mismo había sido campeón cuando era joven, y al entrar en la universidad Oleg Jr. También se unió al equipo de bandy. - Recuerdo que fui a verlo a una competencia, en ese entonces apenas empezábamos a ser novios – dijo Tamara - ¿A poco no te molestaba la peste? – preguntaba Yulia entre risas - No, siempre me pareció muy apuesto cuando usaba su uniforme – Tamara sabía que, aunque a Yulia y Oleg Jr. Les gustaba molestarse mutuamente, era su manera de llevarse y demostrarse cariño el uno al otro, ellos eran muy unidos, en el fondo se querían mucho y confiaban entre ellos. Supo mediante una conversación que tuvo años atrás con Larissa que cuando Yulia estaba en su adolescencia sufrió mucho porque en la escuela la molestaban por sus preferencias sexuales y por cómo se vestía, y esto venia tanto de compañeras como de compañeros que le ponían apodos y la ofendían de muchas maneras, entonces un día después de clases unos chicos trataban de humillarla y aprovecharse de ella, pero lo que no sabían era que su hermano, que en ese entonces ya estaba en la universidad, pasaría por ella para llevarla a casa, entonces, cuando Oleg Jr. Se percató que del otro lado de la calle Yulia salía del colegió, unos chicos empezaron a empujarla y a hacerle comentarios homofóbicos, él inmediatamente corrió y arrojó a uno de ellos al piso, a otro lo golpeó tan fuerte en la cara que cayó inconsciente, y a otro le dobló el brazo, los demás huyeron, incluyendo a un par de chicas que también estaban molestando a Yulia, porque Oleg Jr. Les gritó que él no se detendría solo porque ellas eran mujeres. Larissa dijo que esa había sido la única ocasión en la que su hijo causó problemas, que casi es arrestado y que a pesar de que ellos (sus padres), en un principio querían castigarlo, cuando Oleg Jr. Les explicó que si se trataba de defender a su hermana o a alguien de su familia él lo volvería a hacer sin pensarlo, Larissa y Oleg terminaron por reconocerle a su hijo su valor y su lealtad hacía su hermana, al final solo le hicieron un llamado de atención, pero su padre se sintió muy orgulloso una vez más de su primogénito, Larissa confesó sentirse muy triste porque Yulia no les había dicho nada sobre que la molestaban el colegio, pero afortunadamente luego de la gran intervención de su hermano, jamás la volvieron a molestar. Las 3 mujeres pasaron el rato viendo fotografías; ya por la tarde el resto de la familia regresaba de sus actividades y el día transcurrió con normalidad, Yulia de verdad disfrutaba pasar tiempo con ellos. Por la noche antes de dormir Yulia estaba en videollamada con sus amigos - ¿Y has conocido a alguien? – preguntaba una chica de cabello rubio, era Allison - ¡No! ¿cómo crees?, solo vengo a visitar a mi familia ¿Qué novedades tienen allá? – - Pues Jackson y Yo presentamos el proyecto que teníamos pendiente y ya cerramos el trato con la empresa que queríamos – dijo un chico rubio de ojos verdes, llamado Ronald - Sam y Lily están resfriadas y pues yo solo tuve una clase en todo el día así que salí temprano de la escuela, todo está muy aburrido, ¿cuándo regresas nena? – preguntó Allison - En una semana o 2, apenas me estoy acostumbrando a la comida, el horario y el ambiente de Moscú - En ese momento Dasha volvió a entrar en la habitación preguntando si podía dormir en el cuarto de Yulia otra vez - ¿Y esa voz? – preguntó curiosa Allison - Es mi sobrina, Dasha ven mira y saluda, ellos son mis amigos – Yulia cargó a la niña para que pudiera ver la computadora, todos saludaron a la pequeña y Allison reconoció el peluche de tigre que la niña cargaba, ella misma había acompañado a Yulia a elegirlo a la juguetería - ¡Hi! – se limitó a decir Dasha quien apenas empezaba a aprender inglés - - Debo colgar chicos, tengo que dormir a esta pequeña porque mañana va a la escuela muy temprano – Todos se despidieron y Yulia le contó una historia a su sobrina, la cual 15 minutos después ya estaba profundamente dormida, Yulia fue a dejarla a su habitación y luego se fue a dormir. El jueves temprano fue igual que los días anteriores, Yulia despierta temprano y va a correr al parque Gorky, de nuevo ve a Lena y no hace nada por presentarse, decide seguir en lo suyo, y al terminar va a la cafetería como ya se le había hecho costumbre, esta vez es Yulia quien llega primero a ordenar y pide algo para desayunar ahí, como siempre los empleados la tratan amablemente, se sienta en una silla y al poco tiempo ve a la pelirroja entrando, se veía más agotada que los otros días, tanto que hasta varios de sus mechones que anteriormente estaban sujetados en una coleta ahora están en su cara; la chica toma aire, se quita los audífonos, ordena algo y se va al piso de arriba. Otra vez Yulia estaba pensando en ella y en lo linda que se veía con su cabello todo alborotado debido al esfuerzo de haber corrido, sonrío y bebió su café, seguía pensando, pero ahora sobre su propio cabello el cual tuvo que dejarse crecer durante 3 años, debido a que había perdido una apuesta con uno de sus amigos, decidió que ya era tiempo de cortarlo, terminó su desayuno y se fue del lugar, condujo a su casa, se dio una ducha y durmió un par de horas.
Continuando con esta historia: ——————————————————————————————————————— Parte 6: KARAOKE Y PATINAJE Al despertar buscó la dirección de un salón de belleza y acudió al lugar, había varias personas por delante, y aunque accedieron a atenderla sin cita, le tocó esperar un buen rato, cuando finalmente fue su turno, dijo el estilo de como lo deseaba, así como también un retoque de tinte negro, horas más tarde Yulia salía del lugar, fue un gran cambio de imagen, regresó a casa y al entrar Larissa y Tamara se sorprendieron por el cambio de look de Yulia y la halagaron, más tarde cuando llegaron Oleg, su hijo y su nieta, también quedaron sorprendidos pero les gustó el cambio. - Te vez mucho mejor así, ya no voy a confundirte con el trapeador - dijo Oleg Jr. Riéndose. Yulia le dio un golpe a su hermano en el brazo mientras ella también reía. La familia cenó y después cada uno se fue a sus respectivas habitaciones. Yulia mensajeaba con sus amigos, pero esta vez eran sus amigos de Moscú a quienes había conocido cuando estaba en la universidad y que no había visto desde que fueron a la boda de su hermano. Acordaron verse la noche siguiente para ir a cenar a un bar que además tenía karaoke y luego el sábado por la tarde irían a patinar, a pesar de no ser invierno, había unos cuantos lugares en la ciudad con pistas de hielo a los cuales podrían ir a divertirse, después de terminar de mensajear se durmió. El viernes despertó temprano como era habitual, y condujo al parque Gorky, bajó de su auto y empezó a correr, miraba hacia todas partes buscando a la linda doctora pelirroja, pero para su sorpresa no la vio por ningún lado. Hora y media más tarde se dirigió a la cafetería esperando encontrarla ahí, pero nada, optó por no ir al segundo piso a revisar si ella estaba arriba, ni tampoco preguntarles a los empleados para no delatarse, pidió solo un café y se quedó un rato más por si la chica aparecía, pero jamás llegó, empezó a preocuparse y a preguntarse ¿qué tal si algo le había ocurrido?, ¿estará enferma?, luego recordó en donde era seguro encontrarla, su consultorio, pero no podía llegar así como así, ¿sacar una cita? - ¡No!... ¡No eres ninguna degenerada! – se reprendió a sí misma, era una idea muy descabellada sacar una cita con la intención de ver y hablar con la doctora, dio un largo suspiró e hizo a un lado todas esas ideas. Después de terminar su café regresó a casa, se dio una ducha y ayudó a su madre con unas cosas. Eran ya las 7:00 p.m. Yulia salía de ducharse y se preparaba para salir, se puso poco maquillaje, como era su costumbre, además de una blusa verde, chaqueta negra, pantalón de mezclilla azul y botas negras, y salió rumbo al bar. Al llegar saludó muy entusiasmada a Raisa, Anika, Veronika y Yuri, sus antiguos amigos de la universidad. Raisa era una chica rubia de ojos cafés, Anika una chica cabello castaño y ojos color cafés era su novia, ellas vivían juntas desde hacía ya muchos años en un departamento que estaba muy cerca de donde vivía Veronika quien tenía el cabello castaño y ojos grises, ella estaba casada desde hacía 2 años con Yuri, un chico cabello negro, ojos cafés, bastante alto a comparación de las chicas que lo acompañaban esa noche. Todos estaban muy felices de ver a Yulia, caminaron juntos hasta llegar a una mesa y empezaron a platicar y a brindar por los viejos tiempos, Yulia se disculpó por no asistir a la boda de Yuri y Veronika, en esa ocasión ella estuvo muy ocupa con unos negocios que no podían esperar, ellos no se enojaron para nada y entendieron las razones; hablaron sobre sus trabajos, a todos les estaba yendo muy bien, así pasaron un buen rato. Al fondo se escuchaba música, y de vez en cuando alguno de los clientes subía a un pequeño escenario a cantar, sin embargo, Yulia y sus amigos no le prestaban mucha atención a eso, hasta que… - Vaya esa chica tiene una hermosa voz – dijo Veronika Los chicos que estaban entre risas, platicas, botanas y bebidas voltearon hacia donde ella estaba mirando, de pronto Yulia quedó boquiabierta, no lo podía creer - ¿Doctora Katina? – dijo la pelinegra en un tono apenas audible, ante ella estaba la chica pelirroja llevando el cabello suelto y estaba usando un saco abierto en ‘V’ color negro y un pantalón del mismo color, se veía tan sensual - - ¿Qué dijiste? – pregunto Anika - ¿Yulia?... ¿Yulia? – no hubo respuesta La pelirroja terminó de cantar y fue a sentarse a una mesa que estaba al otro extremo del bar, allí había otras 2 personas sentadas, un hombre y una mujer, la chica reía feliz con ellos - ¡Yulia! – Veronika la llamó por su nombre a la vez que le sacudía el hombro a la pelinegra, haciendo que regresará a la tierra - ¿La conoces?, anda dinos ¿Quién es ella? – preguntaba Raisa curiosa - No, no la conozco… se parece a alguien, pero no, no es... yo solo… me confundí – dijo Yulia entre palabras que más parecían titubeos o tartamudeos. Todos se miraron entre sí y cambiaron de tema, aunque claramente notaban como Yulia “disimuladamente”, de vez en cuando giraba la cabeza en dirección hacia la mesa en donde estaba esa chica, también se dieron cuenta de que Yulia la siguió con la mirada cuando la pelirroja se fue del bar en compañía de sus amigos. Los chicos estuvieron ahí hasta las 12:00 a.m. y luego se despidieron, en todo el camino de regreso Yulia no podía sacar de su mente la imagen de la pelirroja, esta situación con ella ya se estaba convirtiendo en algo muy inquietante, el verla vestida así había despertado en Yulia sentimientos de verla más de cerca, hablar con ella y quizás, ¿besarla?... Llegó a su casa, pero incluso después de darse una ducha para tratar de relajarse, ya no pensaba en nada más que en la doctora Elena Katina, no podía dormir, miró su reloj y eran las 3:30 a.m. No tenía idea de cuánto tiempo llevaba dando vueltas en su cama, de pronto el sueño la venció. Eran las 12:00p.m. del sábado - ¿Yulia?, ¿Yulia? – Larissa la llamaba mientras tocaba la puerta. Yulia abría los ojos con algo de pesar - Adelante mamá, está abierto – Dijo Yulia toda adormilada - ¿Yulia no dijiste que hoy irías a patinar con tus amigos? – preguntó Larissa Yulia miró su reloj, se levantó de golpe, no podía creer que era tan tarde, habían acordado que los chicos pasarían por ella a las 2:00p.m. apenas y le daba tiempo de ducharse y comer algo rápido. - Yulia tranquila o te dolerá la cabeza por la resaca – decía Larissa tratando de hacer que su hija tomará las cosas con calma - No tengo resaca mamá, a lo mucho tomé 3 tragos, es solo que anoche no podía dormir – - ¿Por qué?... ¿Algo te preocupa? – preguntó Larissa, Yulia se detuvo un momento - - No mamá todo está bien – respondió la pelinegra. Larissa notaba que desde hace varios días su hija estaba más pensativa de lo normal, pese a no haberla visto en mucho tiempo ella la conocía muy bien, pero no quería indagar en su vida privada. - Bueno, cualquier cosa sabes que puedes decírmelo, por cierto, venía a decirte que saldremos, es el aniversario de bodas de los Kuznetsov y darán una gran fiesta, posiblemente regresemos hasta tarde – dijo Larissa - Está bien mamá, diviértanse – dijo Yulia Después de ducharse se puso una blusa blanca, un pantalón negro, tenis y a la hora acordada los chicos pasaron por ella. Llegaron a la pista de patinaje, todos se estaban divirtiendo mucho, bromeaban y se tomaban fotos, de pronto, Yulia sintió que la observaban, instintivamente giró su cabeza y vio a la Doctora Katina entre la multitud, era ella quien la miraba, esto ya era más que una simple coincidencia, ya era una clara señal de que debía hablarle, por lo menos saludarla o algo, pero ¿cómo?, Yulia notó que ella estaba acompañada por un hombre y una mujer, e inmediatamente reconoció que eran las mismas personas del bar de la noche anterior, sacudió su cabeza y siguió dando vueltas en la pista con sus amigos. De repente, un par de chicos que también estaban patinando por ahí empezaron a empujarse el uno al otro, llevándose muy rudo entre ellos, y haciendo competencias absurdas de velocidad, Yulia vio como uno de ellos perdió el control y se dirigía justo hacia donde estaba la pelirroja, así que sin pensarlo se atravesó interceptando el golpe, recibiendo ella el impacto, lo que provocó que cayera al piso y se lastimara. La pelirroja al ver a Yulia en el suelo se asustó, pronto los amigos de Yulia llegaron, entre ellos y el hombre que acompañaba a la pelirroja se fueron sobre los revoltosos que provocaron todo, seguridad llegó y se llevaron a los chicos. Veronika se acercó a Yulia para ver cómo estaba, la pelinegra trataba de ponerse de pie, pero no podía, Yuri y el amigo de la pelirroja ayudaron a sacar a Yulia de la pista y la sentaron en una banca, le sangraba el brazo provocando que su blusa, antes blanca, ahora estuviera toda salpicada de sangre y su pantalón se había rasgado de la parte de la rodilla dejando ver que también le estaba sangrando. Querían llevar a Yulia a un hospital, pero ella se reusaba, afirmando estar bien. - Solo llévenme a casa – dijo tratando de aguantarse el dolor y las ganas de llorar - Permíteme revisarte – dijo una voz, era la chica pelirroja, los amigos de Yulia reconocieron que era la misma chica del bar. La pelinegra no dijo nada solo asintió con la cabeza - ¿Quién es usted? - preguntó Anika curiosa - Disculpen, no me he presentado, soy Elena Katina, soy médico – dijo la pelirroja – ¿Cuál es tu nombre? – preguntó mirando a Yulia a la vez que se agachaba para estar a su altura - ¿Yulia?... ¿Yulia? – Raisa la llamaba a la vez que agitaba su mano frente a los ojos de la pelinegra para tratar de hacer que reaccionara - Ah si… Yu… Yul… Yulia Volkova – dijo Yulia otra vez entre tartamudeos Sus amigos no creían que la siempre segura Yulia Volkova ahora estuviera tartamudeando, quizás eran secuelas del golpe tan fuerte que acababa de recibir, por otro lado, Yulia no podía creer lo hermosos que eran los ojos verdes que ahora tenía frente a ella, ahora podía verlos más detenidamente, y esas pecas, le daban un tono muy tierno a ese bello rostro. La doctora examinó a Yulia, revisó su tórax, brazo y su rodilla, luego se puso de pie - Yulia, aparentemente no tienes ninguna fractura, pero lo ideal sería que fueras a un hospital para que te atiendan las heridas – dijo la pelirroja - No, no… yo solo… prefiero ir a casa – respondió Yulia - Bueno entonces permíteme acompañarte a tu casa, yo te curaré las heridas – dijo la Doctora Yulia asintió, los chicos se miraron entre sí, no sabían que estaba pasando, tenían más preguntas que respuestas, Yuri subió a Yulia al auto y la doctora dijo que los seguiría en su propio auto, en el camino Yulia miraba por la ventana trasera y no podía creer que la pelirroja de verdad venía detrás de ellos. Los amigos de Yulia no entendían tan extraña escena - Yulia, deberías avisarles a tus padres lo que pasó – dijo Anika, Yulia les explicó a sus amigos que toda su familia había salido y no quería alarmarlos, pero que ya les había enviado un mensaje. Llegaron a la casa de Yulia y la llevaron a su habitación, notaron que esta estaba casi vacía solo se veían la cama, un par de muebles, la televisión y el teclado en su estuche, pero no hicieron ningún comentario, mientras tanto Lena sacaba de su auto una pequeña maleta la cual contenía gasas, antiséptico, suturas, etc., luego siguió a Raisa hasta la habitación de Yulia, antes de retirarse las chicas avisaron que estarían abajo en la sala con Yuri por si ocupaban algo. La doctora ayudó a Yulia a quitarse la ropa y ponerse algo más cómodo, después preparaba las cosas que utilizaría, Yulia no decía nada solo la observaba algo temerosa - ¿Qué ocurre? – preguntó la pelirroja - ¿Me vas a suturar?... es que… no me gustan las agujas – dijo Yulia asustada, este comentario hizo reír a la Doctora - No, no requieres sutura, pero vas a sentir presión cuando pase las gasas así que posiblemente eso si vaya a dolerte – - Está bien – asintió Yulia mientras se sentaba en su cama Lena empezó a curarle las heridas, usó un antiséptico que no ardía así que todo fue menos molesto, luego revisó el pie de Yulia y este estaba ligeramente inflamado, después de terminar la doctora le hizo algunas recomendaciones a Yulia - Gracias por curarme… – dijo Yulia sonriendo - ¡Gracias por salvarme! – dijo la pelirroja, a la vez que también le devolvía la sonrisa Yulia estaba sorprendida, entonces la pelirroja si se había dado cuenta de que todo aquello había sido para que ella no saliera herida - ¿A qué te refieres? – preguntaba Yulia - Por favor… ¿Yulia verdad?... – dijo la doctora un poco molesta mientras movía las manos - estabas prácticamente del otro lado de la pista, y de pronto, te atraviesas para que ese chico no llegue hasta a mi… fue un movimiento muy valiente y atrevido, pero también muy estúpido… y de verdad… te lo agradezco – dijo ya más calmada – Hubo un silencio, pero ambas estaban mirándose fijamente a los ojos, fue Yulia quien rompió el silencio - No quería que la lastimaran Doctora – dijo Yulia bajando la cabeza, de pronto sintió como tomaban su mano, lo que hizo que levantara la mirada de nuevo - Puedes llamarme Lena – dijo la pelirroja - Soy Yulia - dijo Yulia mientras le sonreía Quien sabe cuánto tiempo estuvieron mirándose y tampoco habían notado que estaban muy cerca una de la otra, de pronto escucharon que tocaron la puerta, las chicas se alejaron y Yulia indicó que podían entrar, eran Yuri y Anika - Yulia ¿te molesta si las chicas y yo ordenamos algo de comer? – dijo Yuri, ninguno quería irse hasta asegurarse de que Yulia estuviera bien y sus padres regresaran - Claro chicos, ¿pueden pedir pizzas y pasta?, tengo días que no como otra cosa que no sea comida rusa – dijo Yulia, esto hizo que Lena la mirara algo confundida - Seguro – afirmó Yuri - ¿Chicos podrían por favor pedir esto de la farmacia, son solo unos analgésicos para Yulia? – preguntó Lena Los chicos asintieron y salieron de la habitación - ¿No te gusta la comida rusa? – preguntó Lena curiosa - No es eso, es solo que, desde que regresé lo único ruso que no he comido o bebido es café, y estoy acostumbrada a otra variedad de comida – respondió Yulia mientras reía - ¿Desde que regresaste? – la curiosidad de Lena aumentaba - Si... veras, yo vivo en Estados Unidos y apenas el domingo regresé a Moscú a visitar a mi familia – explicó Yulia Yuri fue personalmente a la farmacia y trajo las pastillas que Lena solicitó. Yulia recibió la llamada de su padre preguntándole que había pasado y ésta para no preocuparlo solo les dijo que se había caído en la pista de patinaje pero que no era nada grave y que estaba bien, y que además estaba acompañada por sus amigos, Oleg le informó que llegarían en una hora. Las pizzas llegaron rápido y todos comieron en la habitación de Yulia, bromeaban y le hacían algunas preguntas a Lena para conocerla mejor y ella a ellos, de vez en cuando las miradas de Yulia y Lena se cruzaban, pero disimuladamente la desviaban hacía otro lado, fue Raisa la que se atrevió a preguntar por qué la habitación de Yulia lucía tan vacía, y ella les explicó que dejó solo lo indispensable. Cuando la familia de Yulia regresó estaban sorprendidos, no solo por el estado de la pelinegra, sino también por el hecho de que la Doctora Katina estuviera en su casa, y que haya sido ella quien le curó las heridas a Yulia, la Doctora se presentó formalmente con ellos y estos a su vez se mostraron muy agradecidos con ella, Oleg preguntó cuánto dinero le debían, pero Lena negó y dijo que lo hacía con mucho gusto. Empezaba a hacerse tarde, los amigos de Yulia se despidieron de ella y de su familia para dejarla descansar y se mostraron en la mejor disposición de ayudarla por si necesitaba algo. Lena se despidió de Yulia y antes de marcharse solicitó a los padres de la pelinegra si le daban permiso de regresar otro día a revisar a Yulia, ellos volvieron a sorprenderse, pero aceptaron encantados. Mientras tanto, en su habitación Yulia estaba como flotando en las nubes, soñaba despierta con la imagen de la Doctora, ni siquiera se había tomado las pastillas todavía, pero no le dolía nada, de pronto escuchó que tocaban la puerta y esto la hizo regresar a la tierra, eran Oleg y Dasha - Tía Yuli, ¿te duele mucho tu brazo? – preguntó Dasha mientras subía a la cama de Yulia - ¡¿Yulia Olégovna Volkova por qué minimizaste todo?!, ¡esto no es nada!, ¿qué fue lo que pasó? – preguntó algo molesto Oleg - ¡Unos idiot…! - se detuvo a taparle los oídos a Dasha, y luego continuó – Unos idiotas estaban compitiendo entre ellos, luego uno que era tan estúpido que no pudo frenar, chocó conmigo y me hizo caer al suelo, no quería preocuparlos, sabía que ustedes regresarían antes de su fiesta si pensaban que era algo grave, yo quería que se divirtieran, mis amigos me trajeron y la Doctora Katina quien presenció todo vino a ayudarme – explicó Yulia - ¡Uy! ¿entonces no resultó tan mal? Lograste que la doctora sintiera lástima por ti y viniera personalmente a tu casa a tratarte – dijo Oleg Jr. que estaba en la puerta junto con Tamara, ella al escuchar esto le dio un golpe en el hombro a su esposo - Oleg ya basta, no fastidies a tu hermana – lo reprendió su padre - Perdón papá, es solo que, me cuesta creer que mi hermana, la que sabe patinar muy bien desde que tenía 4 años, no haya podido esquivar a un zoquete, que terminara así y que además no haya dado pelea, si cuando éramos niños ella era la que me mandaba a mí al hielo – respondió Oleg jr. Larissa entró a la habitación con una taza de té - ¡Ya basta!, parecen unos niños, ¡Oleg discúlpate con tu hermana! – lo reprendió Larissa - Lo siento Yulia, pero si los vuelves a ver me dices quienes fueron y yo voy y les rompo el cuello – dijo Oleg jr. - No digas esas cosas frente a la niña – lo regañó Tamara - Mi hermano como siempre tan tierno – dijo Yulia de forma irónica, pero a la vez agradeciendo el apoyo y le dio un abrazo a su hermano, después él salió de la habitación junto con su esposa e hija, dejando a solas a Oleg, Larissa y Yulia - Toma tus medicinas – Larissa le dio a Yulia la taza de té, y esta tomó las pastillas - Te dejaremos descansar, mañana vendrá la Doctora Katina a visitarte - dijo Oleg - ¿De qué hablas papá? – preguntó Yulia confundida - Veras, antes de irse la Doctora nos pidió permiso para venir a revisarte mañana, no dijo a qué hora, pero nos dejó su número por cualquier cosa, aunque creo que Tamara ya lo tenía – dijo su padre - Por ahora descansa – Larissa le dio un beso a su hija en la frente y ambos salieron de la habitación Yulia se puso la almohada en su cara para que no la escucharan y soltó un grito de emoción, ni en su adolescencia se había sentido tan soñada, parecía una niña, estaba tan emocionada por todo lo que había pasado ese día, no resultó nada mal, las heridas y el golpe no le dolían nada, quizás eran las pastillas, pero un momento acababa de tomárselas, no tienen un efecto tan rápido, o quizás todo se debía a que Lena estuvo en su cuarto, cuidando de ella, y no solo eso, ella volvería al día siguiente, y quizás podría volver otro día - Ella solo está siendo amable, después de todo es médico, te ve solamente como una paciente, no hay otra razón por la cual quisiera volver a verte, ¿o sí? – luego dejó salir un gran suspiro - ¡¡Que semana tan extraña!! – se dijo así misma, Yulia durmió muy feliz esa noche.
Continuamos con esta historia ——————————————————————————————————— Parte 7: ¡¡QUÉ SEMANA TAN EXTRAÑA!! Entró a su departamento, dejó su bolsa en una pequeña mesa, se dio una ducha, se colocó su pijama, se sentó frente al espejo para secarse el cabello y se detuvo un momento, notó que últimamente estaba más estaba más pensativa y analizadora que de costumbre, pero eso no era malo, había algo, o, mejor dicho, alguien que rondaba en su mente casi todo el tiempo y ahora por fin sabía su nombre: Yulia Volkova, y no era la primera vez que se veían: “Hace varios años, después de una de las primeras oportunidades que sus padres le permitieron entrar a un quirófano a asistirlos, una inexperta y tímida Lena Katina estaba atenta a la retroalimentación que su padre le daba sobre el procedimiento, pero alcanzó a ver como al fondo del pasillo su madre daba informes a los familiares de la paciente que acababan de operar, entre ellos había una chica de cabello oscuro algo despeinado, se veía muy linda y pequeña - ¿Me estas escuchando? – preguntó Sergey - Ah si papá, lo siento – se excusó Lena - Bien cómo te decía, debes asegurarte de colocar bien la pinza para hacer hemostasia antes de que… - Sergey seguía hablando y Lena optó por mejor concentrarse en lo que su padre le decía; desde entonces no la había vuelto a ver.” Volviendo a la actualidad, Lena repasaba como había estado su semana: el domingo anterior recién regresó de San Petersburgo, finalmente había decidido poner en venta la casa en la que ella y su exesposo una vez vivieron, ya no volvería a habitarla, además de que solo le traía malos recuerdos, para ella jamás fue un hogar, lo mejor era deshacerse de ese lugar de una buena vez, así que fue por unos días a buscar una inmobiliaria que se encargara de la venta. También había aprovechado para visitar a Tasya y a Vadim, a veces ella viajaba a San Petersburgo solo para verlos y a veces ellos venían a Moscú para visitarla, se habían vuelto sus mejores amigos, Lena contaba con ellos para lo que fuera, de hecho, habían acordado que el viernes siguiente irían a visitar a la familia de Vadim a Moscú y aprovechando que el cumpleaños de Lena estaba cerca, a escasas 2 semanas, pasarían por ella para ir a celebrar, tal vez ir a bailar o algo, a ellos les gustaba mucho andar en bicicleta, salir a patinar, ir al cine, etc. La pelirroja disfrutaba todo esto y le servía para desestresarse, los últimos meses solo se enfocaba en su rutina que consistía en salir a correr todas las mañanas al parque Gorky, por ser el más cercano a su departamento, después ir a desayunar algo al café ‘Luna’, luego se arreglaba para ir a clases, por las tardes consultaba pacientes, y también frecuentemente realizaba cirugías de ella o ayudaba de vez en cuando a sus padres con las suyas. El lunes por la tarde, después de salir de su consultorio, decidió ir al café, los empleados la conocían muy bien debido a sus frecuentes visitas, así que después de saludarlos Lena subió al segundo piso, como ya era su costumbre, a beber un café y leer un libro que Tasya recién le había regalado, un rato después sintió que la observaban levantó la vista y vio a una chica de cabello oscuro un poco largo, que la miraba embobada, Lena trató de volver a su lectura pero ya no pudo concentrarse, la chica seguía mirándola y eso la hizo sentir extraña, miró su reloj, se estaba haciendo tarde, estaba cansada así que recogió sus cosas y se marchó, al salir del café sintió la necesidad de mirar atrás y ver si aun la observaban pero optó por no hacerlo y regresó a su departamento el cual estaba a escasas 5 cuadras de ahí. El martes por la mañana se levantó temprano y salió a correr, inesperadamente la chica de cabello negro también estaba en el parque, Lena al principio no le prestaba mucha atención, pero poco después, al llegar al café la chica también apareció ahí - ¿Acaso me está siguiendo? – se preguntaba a sí misma. Por la tarde, mientras estaba en su consultorio entró una de sus pacientes acompañada ni más ni menos que por la misma chica, Lena saluda a ambas chicas, pero de nuevo no le presta mucha atención, además la chica de cabello negro no hizo nada por presentarse y prácticamente ni habló, tampoco parece creer el hecho de que ambas se estén viendo nuevamente y esta vez más de cerca, después de atender a la paciente las chicas se marcharon y Lena se quedó pensando - Volkova, ese es el apellido de mi paciente, ¿entonces la otra chica será su hermana, su prima, su cuñada, o solo una amiga?, físicamente no se parecen en nada, pero vaya que tiene unos lindos ojos – Lena rio un poco al decir esto último. La mañana siguiente vuelve a ver a la chica en el parque, ya son muchas coincidencias como para solo ignorar el asunto, aunque Lena tenía sus dudas respecto a la chica, ella no le parecía ser alguien con malas intenciones. Después de correr un poco, decide ir a desayunar al café, al llegar se pone a platicar con una de las empleadas, acto seguido la pelinegra aparece, justo como Lena lo deseaba, no lo admitía, pero una parte de ella sentía curiosidad por la chica y quería verla, ¿o quizás algo más que una simple curiosidad?, esta vez la chica le sonríe y después de pagar su café se retira, Lena se sintió un poco decepcionada, esperaba poder iniciar una conversación con ella pero no reaccionó a tiempo, había desperdiciado su oportunidad. El jueves Lena comenzó su recorrido deseando que la chica apareciera, de pronto la vio al otro lado de la fuente, ese atuendo deportivo color negro la hacía ver tan sexy, Lena notó que sus pensamientos la estaban llevando hacia otra clase de pensamientos más inquietantes así que subió el volumen a sus audífonos y se dispuso a correr más arduamente para tratar de distraerse, esto provocó que se agitara y se despeinará más de lo habitual. Después se dirigió al café y la pelinegra ya estaba ahí, Lena se sintió un poco apenada por su aspecto tan alborotado así que inmediatamente después de ordenar subió al segundo piso a desayunar. Un rato después miro su reloj, bajó, pero ya no vio a la pelinegra, se despidió de los empleados del café, y salió del lugar, ese día sería muy ajetreado para ella, había muchas cosas por hacer y además pasaría esa noche en el hospital, había intercambiado guardia con uno de sus compañeros para tener el fin de semana libre para estar con Tasya y Vadim. Al salir de guardia ese viernes por la mañana, estaba muy cansada y fue directo a su departamento a dormir, despertó a las 3:00p.m. y recibió un mensaje de Tasya diciendo que ya habían bajado del avión y verían a Lena en un restaurante en una hora, Lena se alistó rápido y acudió al encuentro. Al llegar al restaurante se saludaron como si tuvieran años de no verse, así era siempre, ella realmente se sentía feliz con su compañía, comieron y platicaron de lo que habían hecho esa semana, luego de un rato fueron al cine y saliendo Tasya tuvo la idea de ir a un karaoke, algo que no habían hecho en mucho tiempo, buscaron en el mapa del teléfono cual era el más cercano y al llegar al lugar ordenaron unas bebidas; luego de un rato en el que reían y ocasionalmente Tasya subía a cantar, finalmente pudieron convencer a Lena de que también lo hiciera, eligió una canción tranquila y algo romántica; la pena la invadía pero aun así empezó a cantar, a lo lejos sus amigos la animaban, de pronto, su mirada se cruzó con la de alguien más, a pesar del cambio de aspecto de la chica y de que la mayoría de las luces del lugar, excepto las del escenario, estaban apagadas, Lena supo exactamente de quien se trataba, ahora solo se miraban una a la otra, parecía que Lena cantaba exclusivamente para esa chica, después de terminar su canción bajó del escenario y volvió con los Makarov quienes la felicitaron. - ¡Lena tienes una voz hermosa! – dijo Vadim, mientras le acomodaba la silla para que Lena se sentara - ¿Lo ves?, ¡Te dije que no era tan difícil! – le decía Tasya muy emocionada - Me estaba muriendo de nervios allá arriba – dijo Lena - Pues a mi parecer los nervios no te duraron mucho ¿o sí?... ¿A quién mirabas? – Tasya esbozó una sonrisa retadora, a la vez que le daba un golpecito a la pelirroja con su codo - ¿De qué hablas? – preguntó Lena - Lena estuviste mirando hacia el otro lado todo el tiempo, ¿qué fue lo que tanto te llamó la atención?... ¿Un chico… una chica? – Tasya tomó las manos de Lena y se acercó a ella esperando su respuesta, de no ser por la poca iluminación del lugar hubiera notado que Lena tenía la cara muy roja. - No, a nadie, solo me quise concentrar en un punto especifico del bar para no sentir la mirada de todos – dijo la pelirroja - ¡Ajá claro! – dijo Tasya en un tono irónico. Obviamente Tasya no le había creído, pero prefirió cambiar de tema, siguieron pasándosela bien y un rato más se retiraron del lugar. Al día siguiente volvieron a reunirse, pasaron toda la mañana juntos y por la tarde fueron a una pista de hielo a patinar; de pronto, visualizó a la chica de cabello negro que casualmente también estaba por ahí divirtiéndose, la pelirroja solo la observaba, a pesar de su look tan rebelde, su estatura la hacía ver tan tierna, y era muy buena patinando. Un rato después, estaban a punto de irse, y Vadim sugirió tomarse una fotografía antes de salir de la pista, él sostenía el celular y las chicas se acomodaron a su lado, en ese momento Lena pudo ver de reojo como un chico venía directo a ella sin poder frenar, Lena no pudo reaccionar a tiempo solo alcanzó a cerrar los ojos, de repente se escuchó un golpe muy fuerte, pero a ella no le había pasado nada, abrió los ojos y descubrió que alguien se interpuso, era la chica de cabello negro. Vadim estaba enojado y se lanzó sobre los chicos que habían provocado todo, Tasya abrazaba a Lena para hacerla reaccionar. - ¿Estas bien?, ¿No te pasó nada? – preguntó Tasya preocupada - No… Estoy bien – dijo Lena para tranquilizarla. Mientras tanto, veía como entre Vadim y otro chico levantaban a la pelinegra y la sacaban de la pista llevándola a una banca, la chica se veía mal. Vadim regresaba con ellas - ¿Tasya, Vadim, les molesta si voy un momento a revisar a… a la chica? – preguntaba Lena en un tono muy preocupado - Adelante, de hecho, nosotros ya debemos irnos, debemos regresar a casa de mi suegra queremos llevarla a cenar – dijo Tasya - Aquí nos despedimos, nuestro vuelo sale mañana a las 8:00a.m. discúlpanos por no estar el día de tu cumpleaños contigo Lena – dijo Vadim, los Makarov tenían un caso muy grande y estarían ocupados por los siguientes meses - ¿Qué dices?, Me alegra que hayan estado aquí, me hace muy feliz verlos, ya han hecho bastante por mi – dijo la pelirroja - Te queremos mucho Lena, avísanos si ocupas algo, cualquier cosa, no importa si es pequeño – dijo la rubia, los 3 se abrazaron muy fuerte y se despidieron. Lena se dirigió con la pelinegra, después de presentarse y conocer su nombre, le hizo un chequeo rápido, la chica se reusó a ir a un hospital entonces Lena se ofreció acompañarla a su casa para atenderla ahí, la pelinegra aceptó, al llegar fue guiada por sus amigos hasta la habitación de ella y cuando por fin las dejaron solas Lena por fin encaró a Yulia sobre lo que había hecho, la regañó por ponerse en peligro pero a la vez estaba agradecida con ella, ahora la veía fijamente a los ojos, había algo en el azul de ellos que era tan hipnotizante, después de atender a Yulia se quedaron platicando y comieron con los amigos de ella. Más tarde llegaron los padres de la morena, antes de marcharse solicitó a los Volkov permiso para volver al día siguiente a revisar a Yulia y ellos aceptaron encantados. - ¡¡Qué semana tan extraña!! – dijo la pelirroja frente al espejo, terminó de secar su cabello, y se acostó a dormir. A la mañana siguiente estaba organizando unas cosas en su departamento cuando de pronto escucha que su celular estaba sonando, vio que se trataba de un número que no estaba en sus registros, es más, el numero ni siquiera era de este país - ¿Aló? – dijo la pelirroja - ¿Doctora Katina? – dijo una voz que Lena en seguida reconoció - Si ella habla – dijo Lena - Doctora, soy Yulia Volkova… - - ¡Yulia, buenos días!, ¿cómo estás?, pensaba ir por la tarde a revisarte ¿pasó algo?, ¿te duele mucho? – preguntó la pelirroja - - No, no, no, para nada, es solo que… quería invitarla a mi casa para que me acompañe... digo… nos acompañe… bueno… mis padres quieren invitarla a comer para agradecerle su ayuda… mi padre preparará carne, y mi madre hará ensalada… o no sé si usted ya tiene planes para hoy – decía la voz al otro lado del teléfono - Acepto encantada – dijo Lena muy segura - Perfecto entonces la esperamos a las 2:00p.m. – Terminó la llamada y Lena no paraba de sonreír, inicialmente el plan era solo visitar a Yulia, revisar las heridas e irse, pero ahora podría pasar más tiempo con ella, inicialmente se había sentido avergonzada por estar en una casa ajena pero al parecer a los Volkov eso no les había enfadado, aun así, Lena no quería ser una molestia para nadie, terminó de organizar sus cosas, se dio una ducha, y se puso algo casual pero lindo, arregló su cabello, tomó su bolso y decidió detenerse en una pastelería, no quería llegar con las manos vacías - ¿Qué podría gustarle a ella? – se preguntaba a sí misma, una empleada se acercó a ayudarle y después de pagar se dirigió a la casa de Yulia. Al llegar tocó el timbre, Oleg y Larissa le dieron la bienvenida y la invitaron a pasar, de pronto Dasha se acercó, y Lena se agachó para estar a su altura - Soy Dasha Volkova – dijo la pequeña mientras extendía su mano - Hola Dasha, soy Lena, gusto en conocerte – la pelirroja le devolvió el saludo - ¿Qué es eso? – preguntó la pequeña señalando la caja que Lena cargaba - ¿Te gusta el ptichie molokó? – le preguntó la pelirroja - ¡Siii! – dijo la niña muy emocionada - Doctora Katina usted es nuestra invitada, no tenía que tomarse la molestia de traer algo – decía Larissa - No es ninguna molestia, pueden decirme Lena, y soy yo quien debería agradecerles por invitarme – dijo la pelirroja mientras se volvía a poner de pie. - Acompáñeme, la llevaré a la habitación de Yulia – dijo Oleg mientras le recibía la caja a Lena - ¡Yo la llevo! ¿Abuelito me dejas a mí llevarla?, ¡¿Por favor?! – preguntaba la niña muy insistente Oleg asintió y Dasha tomó la mano de Lena para guiarla, subieron las escaleras y la pequeña iba dándole un tour por la casa, la pelirroja había estado ahí el día anterior así que recordaba cómo llegar, pero le gustaba todo lo que Dasha le iba diciendo, llegaron a la habitación de Yulia, la cual estaba al final del pasillo Dasha abrió la puerta y Yulia estaba con el cabello mojado, denotando que recién se había bañado - Tía Yuli mira, ella es Lena, vino a verte – dijo Dasha mientras entraba a la habitación - Hola Yulia ¿cómo te sientes? – saludó Lena - Mejor, no me duele nada – respondió la pelinegra - Vamos a revisarte – Lena sacó de su bolso el material de curación y procedió atender a Yulia, Dasha observaba atenta todo lo que hacía y luego ayudó a Lena a colocarle un vendaje a Yulia. - Listo, solo no apoyes demasiado tu pie los siguientes 3 días, toma los medicamentos hasta que la inflamación desaparezca y nada de salir a correr durante una semana – dijo esto último mientras le sonreía, luego desvió la mirada hacía Dasha – Que lindo peluche de tigre ¿Cómo se llama? – preguntó Lena - Tigre, me lo trajo mi tía Yuli de Estados Unidos – decía la pequeña - ¿Dasha te gustan los animales? – preguntó la pelirroja - Si mucho, me gustan todos – respondió Dasha - ¿Qué te gustaría ser de grande? – preguntó Lena - Quiero curar animales – respondió muy segura la pequeña - Ella quiere ser veterinaria – dijo Yulia - Chicas es hora de comer – interrumpió Larissa desde la puerta - Ya vamos mamá – respondió Yulia tratando de ponerse de pie - Déjame ayudarte – le dijo Lena - No te preocupes, ya vienen los hombres más fuertes del mundo – dijo Larissa riendo, en ese momento Oleg y su hijo entraron - Doctora Katina un gusto saludarla como siempre – dijo Oleg Jr. a la vez que hacía una reverencia, luego él y su padre se acercaron a Yulia y sin problemas la levantaron y la llevaron al jardín, donde ya todo estaba listo. Dasha llevó a Lena hasta una silla que estaba frente a la de Yulia, todos empezaron a comer, bromeaban y de vez en cuando las miradas de Yulia y Lena se cruzaban, pero al darse cuenta de esto, ambas volteaban hacía otro lado, Lena se sonrojó un par de veces. Todos quedaron encantados con Lena, la chica supo ganarse muy bien a la familia Volkov, le hacían algunas preguntas sobre su trabajo y le preguntaron también por sus padres, quedaron impresionados con ella, al mismo tiempo Lena pudo conocer un poco sobre la empresa de la familia de Yulia. - Mamá ya terminé ¿puedo comer pastel? – preguntó Dasha - ¿Pastel? – preguntó Yulia - Si la Doctora Lena lo trajo – dijo Oleg Jr. Tamara trajo el postre y todos comieron, realmente estaba delicioso. Pasaron la tarde entre risas y pláticas, hasta que de pronto el celular de Lena sonó - ¿Aló, mamá? – dijo la pelirroja - Lena necesito que me ayudes en una cirugía en la clínica, tu padre está ocupado en otro procedimiento, no puede venir y necesito apoyo ¡Me urge ya! – dijo Inessa al otro lado del teléfono - Claro mamá, ya salgo para allá – dijo Lena, después terminó la llamada – lo siento mucho, surgió algo y debo irme - Lena se despidió de la familia Volkov y agradeció su amabilidad, antes de irse, ellos le dijeron que ella era bienvenida en su casa y que esperaban que volviera pronto. La pelirroja condujo a la clínica, al llegar se encontró con su madre quien evidentemente estaba molesta. Ambas se estaban lavando las manos para entrar a cirugía - Es domingo, ¿en dónde estabas? – Inessa inició con su interrogatorio - no te vimos en todo el día, ni en la iglesia, hace mucho que no vas y esta semana casi no supimos de ti – Lena se disculpó con su madre y se excusó diciendo que todo era por la subespecialidad y el trabajo, Inessa hacía más preguntas para indagar en la vida de su hija y Lena buscaba la manera de evadir cada una de ellas; entraron al procedimiento y a pesar de que tardaron un poco más de lo previsto todo salió bien al final, al salir Inessa le propuso a su hija ir a cenar juntas, pero Lena se negó argumentando que estaba muy cansada y necesitaba dormir, en realidad solo quería evitar el interrogatorio de Inessa; madre e hija se despidieron y Lena regresó a su departamento, después de darse una ducha y ponerse su pijama, un mensaje llegó a su teléfono, descubrió quien lo enviaba y sonrió sin notarlo, era Yulia, quien le preguntaba ¿cómo estaba y cómo había salido todo?, Lena le respondió el mensaje y sin darse cuenta había pasado ya 1 hora mensajeando con Yulia, no quería que eso terminara pero estaba cansada y tenía mucho que hacer al día siguiente, se despidieron y la pelirroja se fue a dormir.
Poco a poco vamos conociendo como los sentimientos de las chicas se van haciendo más evidentes ————————————————————————————————————————————————————————— Parte 8: CONOCIÉNDONOS MEJOR Los siguientes días Lena estuvo muy ocupada, no había visto a Yulia, pero mensajeaba con ella en los pocos tiempos libres que tenía y antes de irse a dormir, Yulia por su parte no quería ser una molestia para Lena, pero extrañaba verla y no sabía cómo decírselo. El miércoles Yulia ya se sentía mejor, podía caminar y bajar escaleras con cuidado, tenía raspones, pero sanaba muy rápido, anhelaba ir a correr, pero prefería seguir las indicaciones de Lena, no quería desobedecerla, ¿Por qué?, ni ella lo sabía, después de pensarlo se animó y buscó el contacto de Lena, la llamó para invitarla a salir, pero la pelirroja le recordó que debía esperar un poco más antes de salir a caminar tanto, al escuchar esto Yulia pensó que la rechazarían, pero luego Lena sugirió mejor solo ir a tomar un café, lo que alegró a la morena, acordaron de verse al día siguiente a las 5:00p.m. ‘Yulia besa el cuello de Lena, a la vez que coloca las manos en su cintura, comienza a levantar la blusa de la pelirroja y…’ un ruido la despierta, era su madre que tocaba la puerta. - Adelante – dijo la morena algo modorra - ¡Buenos días, Yulia! Discúlpame por despertarte solo quería decirte que estaremos fuera todo el día, pero si necesitas algo puedes llamarnos – dijo Larissa - Si mamá, de hecho, yo también saldré por la tarde, ¿puedo usar el auto? – preguntó Yulia - Claro hija, siempre que quieras, ¿pero te sientes bien para conducir o para caminar? – preguntaba Larissa un poco preocupada - Si mamá, sin problemas, además no caminaré mucho, solo iré a tomar un café con alguien, tengo ganas de salir – respondió Yulia - Bueno hija diviértete y cualquier cosa por favor nos llamas a tu padre o a mí… por cierto, antes de que se me olvide, te llamó una amiga hace un momento, dijo llamarse Allison y que te estuvo llamando a tu celular, pero que estaba fuera de servicio – explicó Larissa y luego salió de la habitación Yulia se movió un poco para tratar de levantarse cuando sintió algo en su entrepierna, descubrió que había tenido un sueño húmedo, eso no le había pasado en años, la escena que acababa de soñar con Lena provocó todo, se sentía tan aliviada de que su madre no la hubiera descubierto, ¿Qué era todo eso?, ¿Qué es lo que le pasaba con Lena?, sacudió su cabeza tratando de no pensar más en el asunto, luego tomó su celular y vio que estaba descargado, pensó que se trataba de algo importante, así que después de conectarlo inmediatamente llamó a Allison, afortunadamente no era nada relevante, ella solo quería saber sobre Yulia, no habían hablado en varios días, Yulia agradeció el gesto pero le pidió no volver a llamar directamente a casa de sus padres ya que podría preocuparlos innecesariamente, Allison se disculpó, platicaron un poco más y luego la morena se despidió, no le mencionó nada de lo que le había pasado en la pista de hielo. Por la tarde, Yulia conducía en dirección al café, se estaciona frente al lugar y en ese momento ve a Lena bajar de un taxi, se acerca a ella y las chicas se saludan, entran al café y los empleados las reciben muy amablemente, a pesar de que la pelinegra decía no tener problemas con subir al segundo piso Lena insistió quedarse en la planta baja por el bien de Yulia, ordenaron un par de cafés y postres, luego Yulia le preguntó a la pelirroja por su auto, imaginaba que este estaba averiado o algo, pero Lena le explicó que solo lo usaba de vez en cuando ya que prefería viajar en metro o caminar ya que todo lo quedaba muy cerca de su departamento, pero ese día salió tarde del consultorio por lo que tuvo que tomar un taxi para llegar a tiempo. Las chicas platicaban y de vez en cuando había silencios para nada incómodos en los que solo se quedaban mirándose una a la otra por quien sabe cuánto tiempo hasta que alguna de las 2 decía algo para continuar con la conversación, por accidente la cuchara que Lena usaba cayó de la mesa y las chicas trataron de levantarla al mismo tiempo lo que provocó que sus manos se tocaran inesperadamente, luego ambas levantaron la vista dándose cuenta de que estaban muy cerca una de la otra, se sonrieron, el momento se vio interrumpido porque una de las empleadas se acercó para ofrecerles su ayuda, las chicas reaccionaron, Lena ordenó está vez un té y después la empleada regresó con su pedido, ni Lena ni Yulia mencionaron nada de lo que acababa de pasar - Tu collar es muy lindo – dijo Yulia - Gracias – decía Lena a la vez que jugaba con el dije – me lo regalaron hace tiempo - - ¿Tu esposo? – preguntó Yulia Esta pregunta sorprendió a la pelirroja, nadie le mencionaba a Sasha, a excepción de sus padres quienes siempre hablaban de él con mucho gusto como si fuera una de las grandes maravillas del mundo, aunque realmente a Lena él no le interesaba en lo más mínimo. - Yo… no estoy casada - dijo Lena algo triste Yulia notó la expresión y el cambio en el tono de voz en la pelirroja, la morena se disculpó, era obvio que algo había pasado, pero ese no era el momento para hablar de ello. - Discúlpame, no lo sabía – explicó Yulia - No te preocupes, pero dime ¿qué hay de ti?, ¿tienes pareja? – preguntó Lena, prefirió usar la palabra “pareja” dejando abierta la posibilidad de que la respuesta de Yulia aclarara si ella estaba interesada en hombres o en mujeres. - No, bueno…. digo, si he tenido un par de novias en mi vida, pero hace mucho que no estoy en nada serio con nadie – respondió la pelinegra, esperando alguna reacción negativa o mínimo de sorpresa por parte de Lena, pero no la hubo. Siguieron hablando y poco a poco se fueron conociendo mejor, Lena le contó a Yulia que a finales de febrero terminaba su subespecialidad, le habló un poco sobre la investigación en la que trabajaba, y a la vez, Yulia le platicó sobre sus viajes y sobre como era su vida en Estados Unidos, le habló de su trabajo, y un poco de sus amigos. - Siempre he querido viajar por el mundo, desafortunadamente no he tenido la posibilidad – dijo la pelirroja - ¿Jamás has salido de Rusia? – preguntó Yulia - Pues, hice los primeros 6 meses de la sub en Alemania, fui de intercambio y me encantó, y también hace como 10 años fui con mis padres a un crucero en Noruega, pero no hemos salido desde entonces, ellos siempre están muy ocupados– explicó Lena - Así como tú – afirmó Yulia - Si, algunas veces no te niego que estoy saturada de trabajo, pero también tengo mis momentos en los que me alejo de todo y hago cosas que me gustan - - ¿Qué tipo de cosas? – preguntó la pelinegra - Pues me gusta mucho leer, sabes Yul, no solo leo libros de medicina, también me gusta escuchar música y salir a correr todas las mañanas me ayuda a desestresarme – - Sobre eso… lo siento mucho - - ¿De qué hablas? – preguntó Lena - Bueno yo no quería que pensaras que estaba siguiéndote o algo así, te vi muchas veces en el parque y aquí en la cafetería, o sea si me llamabas la atención, pero de verdad que todas eran solo coincidencias – explicó Yulia, esto hizo reír a Lena - No te preocupes Yul, no pensé nada malo de ti – aclaró la pelirroja Yulia no solía permitir que nadie le pusiera apodos o la llamara de otra manera, solo dejaba que Dasha le dijera Tía Yuli, pero por alguna razón le estaba gustando que Lena la llamara ‘Yul’, se empezaba a sentir muy cercana con ella. Se estaba haciendo tarde, era hora de irse, Yulia se ofreció llevar a Lena a su departamento y regresó a su casa, antes de dormir hizo videollamada con sus amigos de Estados Unidos, quienes se sorprendieron al ver a la pelinegra con una venda en el brazo, Yulia solo les dijo que se había caído patinando pero que no había sido nada grave, se despidió de ellos y de pronto escuchó el timbre de su teléfono, llegó un mensaje: - ‘Buenas noches Yul’ - En otro lado de la ciudad, Lena estaba en su departamento revisaba su celular antes de dormirse, cuando recibió un mensaje: - ‘Buenas noches Pecosa’ - Sonrió al leerlo, Yulia le había respondido, ella era linda, su aspecto rebelde le daba un tono rudo a su personalidad, pero contrastaba con su tamaño que la hacía ver muy tierna y pequeña, la pelinegra recién le había confirmado que le gustaban las mujeres, ¿y a Lena?, pues a ella también le gustaban, pero es algo que siempre ocultó, recordó algo que había pasado en su adolescencia: “En un internado exclusivo para mujeres en Nizhni Nóvgorod, Lena esperaba asustada afuera de la oficina de la directora, escuchaba como sus padres discutían con la mujer, el motivo: Lena había sido encontrada besándose con otra chica en el baño - ¡Usted está loca! ¡¿Cómo se atreve a hacer semejante acusación?! – gritaba Inessa furiosa - Doctora Katina le pido que se tranquilice y me escuche, la profesora de su hija la sorprendió con otra de sus compañeras mientras… – explicaba la directora - Debe ser un error – interrumpió Sergey - Doctor Katin no hay ningún error, esa clase de comportamientos inmorales no son aceptables en esta institución, me temo que tendré que suspender a Elena durante una semana por comportamientos indebidos – dijo la directora - ¿Nos han hecho venir hasta acá para hablar de algo tan asqueroso? ¿Qué clase de escuela es esta?... Mi hija es incapaz de cometer esa clase de aberraciones ¡Ella no es anormal! – recriminó Inessa - No tiene que suspenderla, mi hija no necesita rodearse de gente mentirosa como ustedes, ¡Nos vamos de aquí ahora mismo!... Ella no volverá a este lugar – dijo Sergey al momento que salía de la oficina seguido de su esposa, después tomó a su hija del brazo y la llevó hasta la camioneta y subió sus pertenencias. El camino de regreso fue muy incómodo, Lena aguantó todo el tiempo las ganas de llorar, mientras escuchaba a sus padres discutir y maldecir, pero no la reprendían a ella, creían que toda la culpa era de la escuela, y a pesar de que extrañaría a la chica que había besado, eso no era lo que le preocupaba, lo que realmente le había dolido fue escuchar palabras como ‘Inmoral… Asquerosa… Aberración… Anormal…’, ¿Eso era lo que sus padres pensaban de una chica a que le gustaban otras chicas?, si ese era el caso ella jamás podría tener la libertad de decirles la verdad, de confesarles que a ella le gustaban las mujeres, prefirió callar, prefirió mantener las apariencias, prefirió seguir así por años y casarse con alguien a quien no amaba en un acto que más pareció un matrimonio arreglado y que la destruyó casi por completo”. - Si yo pudiera elegir libremente como vivir mi vida, ¿también podría estar con la persona que me gusta… podría elegir a quien amar? – dijo para sí misma antes de quedarse dormida. Lena estuvo muy ocupada todo el viernes, pero eso no impidió que ella y Yulia mensajearan, quedaron de verse al día siguiente. Ese sábado se vieron a las 3:00p.m. y pasaron toda la tarde juntas, Yulia propuso ir al cine y al salir fueron a comer hamburguesas a Lena le parecía gracioso cómo una chica tan pequeña como Yulia fuera capaz de devorar el combo más grande del restaurante - ¿Entonces ya te cansaste de la comida rusa? – preguntó Lena - No, para nada, es solo que me gusta la variedad y bueno, no saben cómo las de allá pero tampoco están nada mal – decía Yulia mientras se limpiaba el cátsup - ¿Te quedarás mucho tiempo aquí? – preguntó la pelirroja Lena empezaba a darse cuenta de que sentía algo más que simple curiosidad por Yulia, pero no tenía caso decírselo o insinuárselo si ella como quiera se iría de su vida, es más, quizás Yulia ni si quiera se sentía atraída por ella, temía ser rechazada; por otro lado, Yulia se sorprendió por la pregunta, inicialmente el plan no era durar más de 10 o 15 días en Moscú, pero ahora todo estaba cambiando - Aun no lo sé, mi familia tendrá unas semanas muy ocupadas por un evento en la empresa, quizás me quede un poco más para cuidar a Dasha mientras eso pasa - - ¿Qué hay de tus negocios? – preguntó Lena - Mis acciones las puedo manejar desde aquí, y mis amigos me mantienen al tanto de lo que pasa allá, así es como manejo también mis inversiones y negocios en Munich, Roma y esos lugares, de esa manera puedo permanecer más tiempo en Moscú sin problemas – Lena se sintió un poco aliviada, había una pequeña posibilidad de que Yulia se quedara en Moscú, Yulia se levantó para ir por otra orden de papas fritas y al volver a la mesa Lena hablaba por teléfono, alcanzó vagamente a escuchar que la reservación para su cumpleaños ya estaba lista: - Está bien mamá nos vemos el siguiente sábado – dijo la pelirroja y terminó la llamada. Yulia se sintió un poco decepcionada de sí misma por no haberse tomado la molestia de preguntarle a Lena algo tan importante como lo era su fecha de cumpleaños, Yulia debía hacer algo, ¿Qué regalo podría darle a la pelirroja?, ¿Qué podría gustarle? ¿Qué podría comprarle? - ¿Yul?, ¿Yulia? – la llamaba Lena - ¿Uh?... Disculpa, me distraje – respondió Yulia - No hay problema, pero quería hacerte una pregunta - - ¿De qué se trata? – preguntó la morena - ¿Tú tocas algún instrumento… lo que estaba en tu habitación es un teclado? – preguntó la pelirroja - Si, es mi viejo teclado, fue de las pocas cosas que conservé, esta vez me lo llevaré a Estados Unidos cuando regrese – respondió la pelinegra Yulia le preguntó a Lena si ella tocaba algún instrumento o practicaba algún deporte, pero Lena negó con la cabeza. - Cuando era niña mis padres me inscribieron en clases de ballet, aunque en realidad a mi jamás me agradó ir – dijo la pelirroja - ¿Alguna vez se los dijiste? – preguntó Yulia - Si, pero no me escuchaban, decían que me veía muy linda y que tenía mucho talento, además mi madre también tomó clases cuando era joven, ella era la más emocionada en que yo aprendiera – Lena le contó a Yulia que sus padres solían estar muy ocupados y muchas veces no tenían un horario establecido para estar con ella, el personal de la casa y el chofer se encargaban de cuidarla y llevarla a sus actividades desde que era pequeña, pero Lena ansiaba que llegaran las vacaciones de verano, solía pasar esos meses en casa de su abuela paterna a las afueras de Moscú, la mujer amaba a su nieta y pese a ya ser muy mayor jugaba con ella, siempre la escuchaba, la llevaba a explorar al bosque, le enseñó a cocinar ya hornear, etc., y cuando Lena le dijo que de grande quería ser cantante la mujer la llevó a clases de canto, todo esto a escondidas de sus padres, también aprovechaba la navidad y otras vacaciones para estar con ella; a la edad de 12 años todo cambió, Lena fue enviada a un internado para mujeres en otra ciudad, meses después su abuela enfermó y al poco tiempo falleció, la pelirroja se lamentaba y se culpaba a si misma por no estar con ella para cuidarla, sus padres la consolaron y le explicaron que su abuela ya estaba muy grande y que la muerte es parte de la vida, Lena sufrió mucho y recordar todo en ese momento provocó que se le salieran las lágrimas enfrente de Yulia, la morena se acercó a ella y le dio un fuerte abrazo lo que poco a poco ayudó a Lena a tranquilizarse, después Yulia tomó un puño de papas fritas y se las ofreció a la pelirroja acto que la hizo reír, Lena abrió la boca y comió las papas de la mano de Yulia, a ninguna le importó que alguien las viera. - Lena tienes una voz muy bonita – dijo Yulia - ¿En serio lo crees? – preguntó Lena - Si, hasta mis amigos lo notaron, nos dejaste asombrados a todos, me encantaría volver a escucharte cantar algún día – respondió la pelinegra Las chicas pasaron una buena tarde juntas, antes de despedirse Yulia preguntó si podrían verse al día siguiente, pero Lena explicó que el domingo tendría guardia durante el día y se desocuparía muy tarde, la morena estaba sintiendo un poco de tristeza - ¿Qué te parece si el lunes nos vemos en el parque Gorky para ir a correr, pero solo si ya te recuperaste por completo? – preguntó la pelirroja - ¡Claro que sí! – dijo Yulia emocionada. Yulia dejó a Lena en su departamento y volvió a su casa. El domingo transcurrió de lo más normal para la morena, pasó el día con sus padres, jugó con Dasha y luego salieron todos en familia a cenar, ansiaba que llegara el lunes, ansiaba ver a la pelirroja, todo el día contuvo las ganas de enviarle mensajes, pero Lena posiblemente estaría ocupada, la pelirroja le había explicado a Yulia que aunque no estaba permitido que trabajara mientras estudiaba la subespecialidad, sus padres habían movido algunos contactos para que a Lena le dieran permiso, por eso ella podía dar consultas y realizar cirugías en la clínica de sus padres, además de que solía cargar en su auto una pequeña maleta con estetoscopio, abatelenguas y material de curación para cuando se ofreciera alguna consulta general a domicilio, (esto último llevaba años haciéndolo ya que empezó a atender pacientes a domicilio a los pocos años de iniciar a estudiar medicina, siempre le gustó ganar su propio dinero), también, como parte de la subespecialidad debía realizar guardias de 12 horas de vez en cuando en el hospital general, incluso algunas veces se quedaba de postguardia a doblar turnos para cubrir a sus compañeros, quienes también la cubrían a ella cuando lo necesitaba; así que dedujo que ese día no sería buena idea interrumpirla. Al fin llegó el lunes, Yulia se levantó más temprano de lo normal, estaba emocionada por ver y abrazar a la pelirroja, condujo al parque y estacionó su auto, pero no veía a Lena por ningún lado - Quizás aun es muy temprano – decía mientras revisaba su teléfono a la vez que buscaba con la mirada alguna señal de la pelirroja, miró la hora y apenas eran la 5:00a.m. Finalmente la vio venir a lo lejos cargando una maleta deportiva de esas como las que se llevan al gimnasio, la morena se acercó a ella y pudo notar evidentes signos de cansancio en el rostro de la pelirroja, Yulia estaba preocupada. - Mejor dejamos esto para otro día, necesitas descansar – dijo Yulia - Yul estoy bien, solo tuve un poco más de trabajo, ven empecemos – insistía la pelirroja - ¡Nada de eso! Te llevaré a tu departamento para que duermas – decía a la vez que quitaba la maleta del brazo de la pelirroja, dándose cuenta de lo pesado de dicha carga. Yulia llevó a Lena al auto y condujo al edificio de la pelirroja, la última vez la dejó en la entrada, pero esta vez presentía que Lena se caería de sueño en cualquier momento, así que por precaución le ayudó a entrar a su departamento, la llevó a su habitación y la sentó en la orilla de la cama, le quitó los tenis, y estaba a punto de marcharse cuando sintió la mano de la pelirroja tomando la suya - Yul… quédate conmigo… por favor… – dijo la pelirroja en un tono triste y suplicante Yulia asintió, se acercó a la pelirroja, y se acostó a su lado quedando frente a ella - Por favor Yul… No te vayas… No me dejes sola… - dijo Lena e inmediatamente se quedó dormida Yulia no tenía claro si Lena estaba consciente de lo que acababa de decir o si solo era efecto del cansancio; miró a la pelirroja, se veía hermosa durmiendo, uno de sus característicos rizos rojos estaba en su rostro y Yulia lo hizo a un lado con mucho cuidado para no despertarla, se acercó lentamente a los labios de Lena, estaba a escasos centímetros de ella, pero en ese momento sonó su teléfono, el ruido de la notificación hizo que Lena se moviera y se girara hacía el lado contrario dándole la espalda a Yulia, revisó su celular para ver de qué se trataba y solo era un correo electrónico de Sam, nada urgente, lo atendería más tarde, volvió a mira a Lena, decidió que lo mejor era no intentar nada y dejar a la pelirroja dormir, silenció su teléfono, cubrió a Lena con una manta y la abrazó por la cintura, después durmió junto a ella.
Aquí conoceremos un poco más del pasado de Yulia y sus anteriores relaciones ———————————————————————————————————— Parte 9: ELLA TE GUSTA, ¿VERDAD? Lena despierta y mira su reloj, son las 11:30 a.m., se siente cansada y confundida de cómo llegó a su habitación, poco a poco recuerda lo que había pasado, busca a Yulia con la mirada, pero no la ve en ningún lado, se levanta, sale de la habitación y la encuentra hablando con alguien en la puerta de la entrada del departamento, después la otra persona se va - ¿Yul? – pregunta Lena confundida – ¿qué ha pasado? ¿qué es esto? – - ¡Oh Pecosa, ya despertaste!, ¿cómo te sientes?, ¿tienes hambre?, ordené algo del café ‘Luna’ – decía Yulia con un pedazo de pan en la boca Lena asintió, las chicas almorzaron, Lena estaba muy avergonzada, se disculpó con Yulia por arruinarlo todo, explicó que el sábado después de que Yulia la dejara en su departamento recibió una llamada del hospital pidiéndole que fuera a apoyar desde ese instante porque había mucho trabajo, y les faltaba personal, fue parto, tras parto, tras cesáreas, tras urgencias, etc., no se desocupó hasta el lunes en la madrugada, por suerte se había llevado ropa en una maleta y pudo ducharse y cambiarse en el hospital antes de acudir al encuentro con Yulia, mientras tanto, la pelinegra la escuchaba hablar, no podía entender por qué Lena se estaba disculpando por algo como eso, por el contrario, era una persona digna de admirar, hacer tantas cosas, ayudar a tantas personas ¿alguna vez pensaba en sí misma? - Lena, tranquila – dijo Yulia – no tienes que disculparte, no has arruinado nada, mejor dicho, soy yo quien debería pedirte perdón, solo te estoy quitando tú valioso tiempo, ni si quiera habías descansado nada por ir a verme – - No Yul, yo tenía un compromiso contigo, perdón por esto, perdón por dormirme hace rato también y… - Yulia puso el dedo índice en los labios de la pelirroja para impedir que siguiera hablando - Lena no te disculpes, con gusto te escucho, me encanta hablar contigo, pero no voy a permitir que te sientas mal por esto, yo no voy a pedirte explicaciones de nada… ¡Eres asombrosa!, no sé de dónde sacas fuerzas para hacer tantas cosas, pero eres la persona más amable y disciplinada que he conocido… y también la más linda – dijo al darle un beso en la frente a la pelirroja - Yul... – Lena no sabía que decir - Por cierto, por la cara que hizo el repartidor del café parece que se sorprendió mucho al verme aquí – dijo Yulia riendo. Lena recordó que no había casi nada de comer en su departamento, no había ido a hacer las compras en varios días, otra cosa más por la cual sentirse mal. - ¿Tienes mucho qué hacer hoy? – preguntó Yulia - Déjame revisar – dijo Lena mientras tomaba su teléfono y revisaba su agenda – afortunadamente hoy no tengo clases y solo tengo 3 citas programadas, son seguidas, así que podré desocuparme temprano – - Si me lo permites yo puedo llevarte al consultorio y pasar por ti cuando termines – ofreció la morena - Yul, no hace falta, además no quiero estropearte tus planes – Yulia explicó que no tenía nada especial que hacer ese día, después de insistirle un poco a Lena finalmente la convenció; luego la pelirroja le preguntó a Yulia por su familia, y ella le platicó que todos estaban bien y que la novedad era que Dasha iniciaría sus clases de sambo ese día, lo que sorprendió a la pelirroja, ella recordaba haber visto trofeos, medallas y fotos referentes a ese deporte en casa de la morena. - Esto es como una tradición en mi familia, mi padre y mi hermano fueron campeones, y aunque mi hermano se reusó al inicio por miedo a que lastimaran a Dasha, al final si aceptó y dijo que el mismo le ayudaría a entrenar los fines de semana que es cuando no va a la empresa, mi padre está orgulloso, mi madre y Tamara también tenían sus dudas al inicio, pero después de ver la emoción de Dasha también la apoyaron – explicó Yulia - Ustedes son muy unidos - dijo Lena - Bueno, mis padres siempre nos han apoyado a mi hermano y a mí en todo, desde niños nos enseñaron a tomar nuestras propias decisiones, pero también a que cuando metíamos la pata teníamos que hacernos responsables y arreglarlo – dijo la pelinegra Yulia contó como su padre, desde que era joven, y su abuelo, quien había fallecido 10 años atrás, crearon y levantaron la empresa con sus propias manos, fueron años y años de muchos esfuerzos, sacrificios, y que por eso el símbolo de la empresa también llevaba un lobo, no solo por su apellido, sino que también les hacía recordar lo fuertes, inteligentes, protectores y valientes que debían ser siempre - Al menos esa es la filosofía de mi padre – dijo Yulia - Eso explica muchas cosas de ti – dijo Lena mientras la veía fijamente. Yulia le sonrió, las chicas gustaban de esas charlas, a veces eran temas importantes y a veces cosas banales, disfrutaban pasar tiempo juntas, llevaban solo unos pocos días de conocerse y aun así ambas se sentían tan cómodas con la presencia de la otra, aunque de pronto no se vieran, un mensaje siempre les sacaba una sonrisa o hacían que se emocionaran. Lena aún tenía sueño, pero ya no podía seguir durmiendo, debía prepararse para ir a trabajar, Yulia se quedó en la sala, mientras la pelirroja se daba una ducha, al salir se vistió con una blusa celeste, un pantalón negro, zapatos altos color negro, secó su cabello y lo juntó todo en una coleta, después se maquilló para ocultar sus ojeras, Yulia miraba su teléfono cuando escuchó los pasos de Lena venir, se giró para verla - ¡Wow! – fue todo lo que alcanzó a decir la pelinegra - ¿Nos vamos Yul? – dijo Lena mientras tomaba su bolso, Yulia tragó saliva y asintió. En el camino, Yulia le preguntó a la pelirroja sobre qué cosas le gustaba comer, también sobre sus horarios esos días, Lena tendría clases martes, miércoles y jueves por las mañanas y afortunadamente esa semana no tendría guardias porque le compensarían el tiempo extra que había hecho - ¿Lena qué harás el sábado? – preguntó Yulia, lo que provocó que la pelirroja le dirigiera una mirada interrogante - Mmm… pues… en la mañana iré a visitar a mis padres y después iremos a comer - respondió - ¿Y por la tarde, cómo a las 6? – pregunto la pelinegra mientras miraba el camino - No lo sé Yul, quizás siga con ellos o tal vez regrese a mi departamento a leer o ver películas, ¿por qué lo preguntas? – - Solo era curiosidad – respondió la pelinegra a la vez que detenía el auto - ya llegamos – dijo mientras acomodaba detrás de la oreja de Lena uno de los traviesos rizos de la pelirroja que se había soltado de su coleta Lena bajó del auto y Yulia quedó de volver en 3 horas para llevarla su departamento. La pelirroja atendió a sus pacientes, afortunadamente solo eran consultas de rutina, nada fuera de lo común; a la hora acordada Yulia pasó por ella, la pelirroja subió al auto y vio que dentro había muchas bolsas - Son para ti – dijo la morena señalando las bolsas Yulia le había hecho las compras de los víveres y otras cosas que la pelirroja podría necesitar, Lena nuevamente estaba muy sorprendida y agradecida no esperaba que Yulia fuera a hacer algo como eso, llegaron al departamento y Yulia sacó una bolsa más, la cual contenía un par de ensaladas y sopas, las chicas comieron y después se despidieron con un beso en la mejilla. Al volver a su casa vio que su familia no estaba, subió a su habitación, encendió su computadora respondió el correo que Sam le había enviado, entre otros mails más, revisaba que todo estuviera en orden, elaboró un par de propuestas y las envió a sus amigos en Londres y Miami, y más tarde su familia regresó, Dasha entró a la habitación de su tía muy feliz, la pequeña estaba aún usando su uniforme de sambo y le contó a su tía todo lo que había hecho en su día, en ese momento escucharon que Larissa las llamaba para cenar. Todo transcurrió con normalidad y después de cenar se fueron a sus respectivas habitaciones, Yulia comienza a desvestirse para tomar una ducha cuando entra una videollamada a su celular, era Allison - Yulia Amor ¿por qué no me has llamado? – preguntó la rubia - Lo siento, he estado algo ocupada – respondió Yulia - ¿Ocupada?... Amor, ¡Dime que ya has comprado el boleto para regresar! – dijo Allison en un tono más insistente, hubo un silencio después la morena habló - Aun no voy a volver, sabes... he decidido quedarme un poco más, ahora si me disculpas estaba a punto de tomar una ducha – dijo Yulia un poco molesta - Oye, ¿qué tal si antes de eso bajas el teléfono y me dejas ver bien ese cuerpo que tanto extraño? – preguntó Allison en un tono sensual y provocativo que molestó a la pelinegra - No – respondió Yulia muy cortante - Vamos Amor, si hace mucho que no… - fue interrumpida - Allison – dijo Yulia - ¡No vuelvas a decirme Amor!... ¿Quedó claro?… ¡JAMAS! – gritó la morena - Pero yo… - no alcanzó a decir más porque Yulia la interrumpió de nuevo - Después hablo contigo… Adiós – Yulia terminó la llamada de golpe, estaba muy molesta con Allison, pero también consigo misma Estaba enojada, la cabeza le daba vueltas, se preguntaba ¿qué le estaba pasando?, ¿acaso era porque Allison se estaba tomando demasiadas libertades con ella?, ya se habían visto desnudas, habían tenido encuentros sexuales varias veces, ¿pero decirle “Amor”? desde el principio Yulia ya había sido muy clara con ella respecto a que tipo de relación tendrían: “Solo Sexo”. Entró a la ducha y abrió el grifo sintiendo como el agua caliente caía por su cabeza y recorría su cuerpo mientras recordaba el pasado: Yulia solo había tenido oficialmente 2 novias en toda su vida, la primera fue Raisa, su antigua amiga de la universidad, en su adolescencia Yulia ya había tenido un par de encuentros con chicas, pero con Raisa las cosas fueron un poco más allá, al final la relación no funcionó porque realmente no había Amor de por medio y sentían que como pareja no progresaban, su relación solo duró 4 meses y quedaron como muy buenas amigas, luego Raisa conoció a Anika, de quien se enamoró inmediatamente y fue bien correspondida, Yulia se alegró por ambas chicas apoyándolas en todo. Años después, a la edad de 23 años se enamoró de una chica que conoció en Roma, la chica trabajaba como entrenadora en uno de los gimnasios en los que Yulia participaba como inversionista, Yulia de verdad la amaba, duraron 9 meses hasta que Yulia descubrió que la chica la estaba engañando nada más y nada menos que con un hombre, cuando Yulia confrontó a la chica ésta trató de excusarse, pero no pudo hacer nada ante una Yulia furiosa que sin dudarlo la echó de su departamento y todo terminó ahí. Desde entonces todo había sido solo sexo casual, amigos con derechos, cosas así, y Allison no era la excepción a esa regla; cuando Yulia tenía 25 años llegó a vivir a Los Ángeles, allí conoció e hizo negocios con un chico llamado Jackson Crowder cuya familia era dueña de varios negocios en Estados Unidos, él le presentó a su hermana llamada Allison Crowder y la morena no le prestó mayor atención, la chica era 5 años menor que Yulia y estaba en su último año de universidad. Tiempo después Yulia se mudó a Miami donde vivió poco más de 1 año, un día recibió una llamada de Jackson quien la animaba a mudarse a Nueva York para invitarla a participar en un nuevo proyecto que iniciaría allá junto con sus amigos, a Yulia le gustaba mucho el ambiente de Miami y poder broncearse en la playa, pero la propuesta que le habían hecho era muy tentadora y ella tenía muy buen ojo para los negocios, esta sería una gran oportunidad, así que aceptó y partió rumbo a la Gran Manzana. Al llegar conoció a Ronald, Sam, Lily y volvió a encontrarse con Allison, quien había seguido a su hermano a Nueva York, según ella para continuar con sus estudios. La rubia siempre se le insinuaba a Yulia, estuvo meses lanzándole indirectas, y la morena seguía sin presarle atención, hasta que una noche, después de una fiesta en el departamento de los Crowder, bebieron de más y terminaron teniendo relaciones en la habitación de Allison. Días después, la morena se hartó del comportamiento que Allison mostraba con todos, se ponía celosa de que Yulia saliera con amigos, no paraba de enviarle mensajes y llamarle para saber en donde estaba y que hacía de una manera obsesiva, ni siquiera la dejaba trabajar, o dormir a gusto, al principio la pelinegra solo la ignoraba, pero llegó a un punto en que acabó con su paciencia, ya no pudo más y la confrontó, esa ocasión Allison aprovechó la oportunidad para confesarle a la morena sus sentimientos, pero Yulia le dejó en claro que entre ellas no había nada y que jamás lo habría, Yulia no estaba interesada en un noviazgo o cualquier otra relación romántica o profunda con nadie: - ¡ES SOLO SEXO ALLISON Y TÚ NO ERES LA ÚNICA! – gritó Yulia - ¡Así qué deja de pensar que tienes algún absurdo derecho sobre mí!... ¡No estoy interesada en ti y jamás lo estaré!... ¡NO SOY PROPIEDAD DE NADIE Y MUCHO MENOS TUYA! – Cuando Jackson se enteró de todo lo que había pasado se disculpó con Yulia por el mal comportamiento de su hermana, la morena le dijo que no había problema e incluso también se disculpó con el chico por haber sido tan dura con sus palabras - No te preocupes Yulia, mi hermana siempre ha sido caprichosa y a veces la única manera de hacer que entienda algo es por las malas, lo que pase entre ustedes no es asunto mío, pero ya no es una niña y no puede seguir comportándose como tal, así que, si vuelve a pasarse de la raya dime y hablaré con ella - Yulia y sus amigos vivían en el mismo edificio, pero diferente departamento, entonces tarde o temprano se volverían a ver, pasaron los días y la misma Allison se disculpó con Yulia por su comportamiento y todo volvió a la normalidad. Basta decir que tiempo después volvieron a tener sexo, “sin compromisos”, como a Yulia le gustaba; de igual manera, había un par de chicas más con las que Yulia ocasionalmente también tenía esa clase de encuentros, todo eso era simplemente para quitarse el estrés o el aburrimiento, conforme pasaba el tiempo incluso el sexo empezó a aburrirle y dichos encuentros disminuyeron. Un día se decidió a darle un rumbo nuevo a su vida, dejó de fumar, lo cual no fue tan difícil como pensaba, puso fin a esos encuentros sexuales con otras chicas, e incluso disminuyó su consumo de alcohol reservándolo únicamente para brindar en momentos importantes. Unos días antes de su viaje a Moscú Yulia estaba con sus amigos en la sala de su departamento viendo películas y pasando el rato, de pronto, se levantó para ir a su habitación y hacer una llamada a casa de sus padres para avisarles que iría a visitarlos, al terminar la llamada Allison entró a la habitación: - Te extrañaré, ya me había acostumbrado a esto – Dijo Allison mientras desabrochaba y bajaba el pantalón de Yulia, empezó a besar sus piernas y a mover sus manos hacia sus caderas, de pronto, la pelinegra la detiene - Allison no tengo ganas de esto, además necesito preparar cosas aquí para mi viaje, quiero dejar todo listo – dijo la morena - Amor, acabas de decir que estar en Moscú no es de tu agrado, no vayas y punto – dijo la rubia a modo de reclamo - No tengo que darte explicaciones vuelve con los chicos, yo iré más tarde – dijo Yulia de modo tajante - Está bien Amor, te esperamos en la sala – dijo la rubia - Allison… ya te he dicho que por favor no me digas Amor – - Lo siento Yulia – dijo Allison saliendo de la habitación. Volviendo al presente, Yulia sale de la ducha, se pone su pijama, y se acuesta en su cama, en ese momento escucha la notificación de un mensaje - ‘Gracias por todo, te prometo mañana estar bien para correr, buenas noches Yul’ – decía el mensaje que la pelirroja le acababa de enviar Yulia sonríe, pero en seguida su expresión cambia - ¡¿Qué es lo que estás haciendo Volkova?! – dijo para sí misma a la vez que se llevaba una mano a la cabeza. Ahora analizaba las cosas, todo lo que había pasado ese par de semanas, aun no quería volver a Estados Unidos, quería estar más tiempo en Moscú, pero su familia no era la única razón para quedarse, en verdad los quería mucho y realmente disfrutaba el tiempo con ellos, pero había algo más fuerte, algo que la hacía querer permanecer más tiempo ahí, pero ¿qué era?... ¿un sentimiento?... ¿una persona?... ¿Lena?... No quería separarse de ella… ¿acaso era Amor?... ¿ella era la causante de ese sentimiento?... - ‘Te extraño Pecosa, nos vemos mañana’ – escribió Yulia, arrepintiéndose 2 segundos después de haber enviado ese mensaje por el temor de lo que Lena fuera a pensar. No hubo respuesta, Yulia revisó el mensaje y vio que éste si había sido leído, quizás Lena si se sintió incómoda al leerlo, ahora la morena pensaba en cómo disculparse y en una explicación para justificar el haberle escrito eso, dio vueltas en su cama hasta que se quedó dormida. Suena su alarma, se prepara, conduce al parque Gorky, al llegar estaciona su auto y busca con la mirada a la pelirroja y 5 minutos después ella aparece, usando un atuendo deportivo gris que marcaba muy bien su figura - Bue… - la morena no pudo terminar el saludo porque Lena se lanzó a ella y la abrazó - ¡Buenos días Yul, te extrañé! – dijo Lena muy feliz de verla, dejando un espacio muy pequeño entre sus rostros, lo que provocó que Yulia se sonrojara, Lena le dio un beso en la mejilla y después se separó de ella – ¿comenzamos? – preguntó la pelirroja para hacer reaccionar a Yulia. Las chicas hicieron su recorrido y después fueron al café, los empleados las saludaron, después de ordenar y recibir su pedido subieron al segundo piso y platicaron de lo que habían hecho desde la tarde anterior que se habían visto, Lena contó que avanzó a su investigación y Yulia le explicó en qué consistían las propuestas que había enviado, llegó la hora de despedirse - Escucha sobre el último mensaje de anoche – decía Yulia, de pronto es interrumpida al sentir los labios de Lena dándole un tierno beso en la mejilla - Te extrañaré Yul, nos vemos mañana – dijo Lena dándole una última sonrisa antes de irse. Yulia sintió ruborizarse y se llevó la mano a la mejilla que la pelirroja le acababa de besar. Lena no parecía ser el tipo de chica que disfrutará coquetear y provocar a los demás, ni tampoco se veía que le gustará tener sexo casual y ya, con Lena las cosas eran serías, entonces ¿qué significaba todo eso? - Volkova ¿Qué es lo que quieres en realidad? ¿Cuáles son tus intenciones con ella? ¿Qué puedes ofrecerle a Lena? – se cuestionaba a sí misma mientras conducía de regreso a su casa – Ella ya lo tiene todo, es una gran mujer que hace todo por su cuenta… No le hace falta alguien como tú que viene y va, que no se queda quieta… Ella seguramente tiene otras prioridades… No te necesita… - Al llegar a su casa se dio una ducha y se arregló, ese día acompañaría a su familia a la empresa, a pesar de que Oleg y Larissa insistían en que Yulia debía pasear y disfrutar de sus vacaciones, ella les explicó que pensaba quedarse un tiempo más en Moscú, deseaba serles útil y se ofreció a ayudarles en lo que fuera. Al llegar a la empresa todos se sorprendieron mucho al verla, los empleados con más antigüedad la reconocieron y se acercaron a saludarla con mucho gusto, los más nuevos se limitaron a mantener su distancia, Yulia siempre mostró seguridad y audacia si de negocios se trataba, aun así, ese día no haría mucho, solo ayudaría a revisar y organizar unos documentos, después acompañaría a su madre a visitar la empresa de unos clientes y luego pasaría por Dasha a la escuela para llevarla a su práctica de Sambo, durante el día mensajeaba con Lena. Por la tarde, la pelirroja recién llegaba a su consultorio cuando recibió una selfie de Yulia en la que salía junto con Dasha, la pequeña estaba usando su uniforme para entrenar y se veía muy contenta, en la foto ambas estaban enseñando la lengua, esto hizo reír a Lena y le provocó un sentimiento de ternura. Un par de horas más tarde, Lena aprovechaba para comer, tendría 30 minutos antes de que su próxima paciente llegara, y sin notarlo se encontraba mirando el Instagram de Yulia, la pelinegra no era de exponer cada aspecto de su vida ahí pero si había algunas publicaciones, principalmente fotografías de ella en diferentes ciudades, algún vídeo de ella con amigos en fiestas, las fotografías más recientes eran de cuando bajo del avión al llegar a Moscú y de la vez que fue al bar-karaoke con sus amigos. - “¡Qué linda es!” – decía Lena para sí misma. De pronto, un mensaje la hizo sobresaltar, era Yulia preguntándole si estaba ocupada, la pelirroja le respondió que no, acto seguido, entra una llamada de Yulia - ¿Aló, Lena? – - Hola Yul ¿cómo va todo? ¿cómo le fue a Dasha? – preguntó Lena - Muy bien, acabamos de salir y venimos a un parque, ella está en la resbaladilla, ¿qué hay de ti?, ¿cómo estás? – Las chicas siguieron un hablando un rato y después terminaron la llamada. Ese día más tarde, Yulia y Dasha habían regresado a su casa, estaban en la sala, mientras la pequeña dibujaba y coloreaba, Yulia estaba con su teclado ensayando una melodía, de pronto la pequeña se acercó a su tía para entregarle algo - Tía Yuli, hice esto para ti – dijo Dasha Yulia estaba muy sorprendida, el dibujo por sí mismo se entendía muy bien, pero aun así la morena le pidió a su sobrina que le explicara de qué se trataba - Mira aquí estas tú y la Doctora Lena tomadas de la mano – dijo la pequeña señalando las imágenes - Es muy bonito, incluso dibujaste los rizos de Lena – - Si, mira usé un crayón rojo para su cabello – dijo la pequeña a la vez que mostraba el crayón que había usado - Oye Dasha, ¿por qué nos dibujaste a Lena y a mí tomadas de la mano? – preguntó Yulia - Pues porque ella es tu novia y las novias se toman de las manos – explicó la niña Al escuchar esto la morena quería reír, pero se contuvo, hizo una pausa y respiró profundamente - Dasha, Lena y Yo no somos novias, ella solamente es mi nueva amiga – Yulia no podía creer que ahora se encontraba explicándole algo así a su sobrina - Pero ella te gusta, ¿verdad?, siempre hablas con ella y es muy bonita, ¿Tía Yuli por qué no le preguntas si quiere ser tu novia?, ¿o si tienes miedo mejor invítala a la casa y yo le pregunto si quiere ser tu novia? – Dasha de verdad era muy inteligente, Yulia la había subestimado, aun así, era pequeña y no comprendía lo complejo de la situación, la morena estaba a punto de explicarle un poco más sobre el asunto, pero se vieron interrumpidos por el resto de la familia quienes justo llegaron en ese instante. El resto de la semana trascurrió con tranquilidad, Yulia y Lena se veían por las mañanas para correr, desayunaban y luego se despedían, se enviaban mensajes cada que podían, y poco a poco había más acercamientos por parte de ambas, besos en la mejilla muy cerca de los labios para despedirse, abrazos cada vez más largos, mensajes de “Te Extraño Mucho” que parecían contener un gran anhelo por verse nuevamente.
En el capítulo anterior vimos como incluso Dasha, quien es tan solo una niña, se dió cuenta de que su tía Yuli está enamorada de la Doctora Katina. ¡Ay Yulia, eres tan obvia!. Ahora veamos que nos depara este capítulo: ———————————————————————————————————— Parte 10: CONFESIÓN Finalmente llegó el sábado, Yulia se levantó temprano, pero ese día no iría a correr, primero ayudó a su padre a organizar unos archivos y al terminar se dio una ducha, subió unas cosas al auto y salió de su casa, fue a varias tiendas, y luego se dirigió a casa de Veronika - ¡Hola Yulia! Pasa – dijo la chica de cabello castaño - Gracias, ¿dónde está Yuri? – preguntó Yulia - Tuvo que ir al trabajo a resolver unos asuntos, nada grave, volverá más tarde, le dije que nos trajera algo para comer, dime ¿encontraste todo lo de la lista? – Yulia asintió, y puso manos a la obra Veronika le decía que hacer y Yulia obedecía, hicieron una pausa, ahora les tocaba esperar, las chicas aprovecharon para conversar - Ya casi está todo listo, posiblemente nos mudemos allá antes de navidad – dijo Veronika - Me da mucho gusto, ¿cómo están tus padres? – cuestionó Yulia Continuaron platicando un rato más hasta que se escuchó el timbre del horno, Yulia nuevamente seguía con mucho cuidado cada una de las indicaciones que Veronika le hacía, Yuri regresó un poco después, comieron juntos y después Yulia les pidió permiso para usar su baño para arreglarse. Al salir se despidió de ellos, tomó lo que había preparado, lo subió al auto, y partió rumbo su destino. Lena había pasado toda la mañana con sus padres en una galería de arte y luego fueron a comer a un lugar muy elegante, cuál fue su sorpresa que al llegar al restaurante los Kuzmanovic estaban ahí, por alguna extraña razón Inessa y Sergey pensaron que sería una buena idea invitar a los padres de Sasha, quienes todo el tiempo se la pasaron hablando de negocios y del exesposo de Lena, de lo bien que le estaba yendo, de que aún no tenía novia, luego Sergey se puso de pie, sujetó su copa e hizo un anunció: - La inauguración de la clínica será exactamente en 6 meses, el día 9 de abril, esto no sería posible sin la colaboración de mis amigos de siempre los Kuzmanovic – levantó un poco su copa al mirarlos y después se volteó hacia su hija – Lena, todos nosotros siempre hemos estado muy orgullosos de lo que has logrado, en muy poco tiempo terminarás tu subespecialidad y nuestro regalo el día de hoy para ti, es revelarte que hemos decido asignar un piso completo a la biología de la reproducción y fertilidad, tendrá su propio laboratorio, consultorios, áreas especializadas, etc., y tu estarás a cargo de todo eso, tú serás quien lo dirija - Sergey levantó más su copa y todos en la mesa hicieron lo mismo – Felices 30 años hija mía – dijo el señor Katin - Felices 30 años Lena – dijeron todos al unísono a la vez que levantaron sus copas brindando por Lena. La chica se quedó sin palabras, los demás en la mesa siguieron con sus respectivas conversaciones, Inessa al darse cuenta de que su hija no decía nada, se acercó a ella - Tranquila, sé que puede parecer mucho, pero estás lista, no hay nadie mejor capacitada para esto que tú, confiamos en ti – dijo Inessa, su hija le sonrió - Gracias, mamá, no sé qué decir – dijo Lena - Bueno podrías empezar agradeciéndole a tu padre, él tuvo la idea y es el que más insistió en hacer esto posible, y también a Sasha - - ¿Aleksander? – cuestionó Lena - Si, su padre les asignó esa tarea a él y a su hermano, deberías llamarlo, seguro podrían hablar bien e intentar algo de nuevo, él te ama – dijo Inessa. Estas palabras resonaron en Lena, Sasha jamás la amo, era obvio, pero no solo eso, su madre aun no dejaba ese tema por la paz. Más tarde, Lena dijo que se sentía cansada así que se despidió de todos y ahora se dirigía a su departamento, repasaba todo lo que había sucedido en el restaurante, tenía sentimientos encontrados, estaba molesta, feliz, triste, incómoda, preocupada, etc. Se abrieron las puertas del elevador y Lena ve a Yulia afuera de su departamento, se veía tan sexy con su cabello peinado de forma rebelde, usaba un top blanco que dejaba ver bien su abdomen, una chaqueta negra de cuero, un pantalón de mezclilla y zapatos altos negros, la morena sostenía un pastel y detrás de ella estaba el mismo estuche de teclado que recordaba haber visto en la habitación de Yulia - ¡FELIZ CUMPLEAÑOS LENA! – dijo la morena mostrando el pastel, Lena corrió a abrazarla - Yul ¿por qué?... No tenías que hacer algo como esto – decía Lena entre lágrimas - Lena ¿qué pasa?, ¿no te gustó? Discúlpame, no quería ser inoportuna – dijo la morena - No Yul… ¡ESTOY FELIZ… GRACIAS! – dijo tomándola de la mano – ¡Ven conmigo! - entraron al departamento. Pasaron a la sala, comieron pastel, a Lena le encantó, estaba delicioso, le preguntó a Yulia en dónde lo había conseguido y se sorprendió al saber que ella misma fue quien lo horneó y lo decoró, y que era la primera vez que lo hacía, pero que no hubiera podido sin las indicaciones de Veronika. Las chicas se tomaron fotos y luego Yulia sacó su teclado - Lena, esto es para ti… espero que te guste – dijo la morena Yulia cerró los ojos y empezó a tocar una melodía que Lena jamás había escuchado, pero sonaba hermoso. Lena observaba a la morena, era tan linda, tan talentosa, sus dedos se movían con tanta naturalidad, sin duda era magnífica, como si hubiese nacido para tocar ese bello instrumento, unos minutos después la melodía terminó, Yulia abrió los ojos solo para ver a Lena en silencio, la pelirroja se levantó y caminó hacia ella lentamente sin decir una palabra, quedaron frente a frente a escasos centímetros una de la otra - Len… - La morena no alcanzó a decir más, Lena le dio un tierno beso Sintió los cálidos labios de la pelirroja, muy tímidos y algo temblorosos al principio pero que poco a poco se convirtieron en un beso mucho más profundo, el cual Yulia siguió a la par, sus labios eran deliciosos, el aroma de su perfume era embriagante, ese instante era mágico, ninguna quería terminar con aquel bello momento, pero la necesidad de oxígeno las hizo separarse. - Lena debo decirte algo… verás, llevo pocos días de conocerte, casi no hemos salido, somos personas muy diferentes, pero… ¡ME GUSTAS ¿0K?!... Me gustas mucho, eres hermosa, todo de ti me encanta, admito que jamás pensé que sería tan difícil confesarme a alguien, me siento como una adolescente emocionada cuando estoy a tu lado y arriesgándome a que me rechaces y me mandes al carajo, quiero que sepas que estoy enamorada de ti, jamás una chica me había hecho sentir así... al grado de que me siento como una tonta cuando estoy cerca de ti, pero a la vez en el fondo siento que eso no es malo… Supongo que ahora querrás que me vaya, siento mucho todo esto, perdón por tomarme tantas libertades contigo – Confesó Yulia, la morena estaba a punto de girarse, cuando sintió que Lena tomó su mano - - Yul… fui yo quien te besó, en todo caso, he sido yo quien tuvo ese atrevimiento, pero no pude evitarlo, no sé qué me pasa cuando estoy contigo, también me gustas, eres muy linda, amable, fabulosa, es la primera vez que me enamoro, y no sé qué vayas a pensar de mí, pero no me arrepiento de haberte besado, me gusta el tiempo que pasamos juntas, eres muy detallista conmigo, me gustaría que fuéramos algo más que solo amigas, pero… si tarde o temprano vas a irte de Moscú entonces no tiene caso ilusionarme, no tiene caso intentarlo – dijo la pelirroja Yulia pudo notar como unas lágrimas brotaban de los ojos de Lena. La morena secó las pequeñas lágrimas que ahora caían por las mejillas de Lena, después con ambas manos tomó la cintura de la pelirroja y la acercó a su cuerpo - Si me lo permites, me quedaré contigo, no importa en donde estés – dijo Yulia sincera Se acercó más al rostro de Lena y volvió a besarla, está vez de una manera más intensa, fue un beso lleno de sentimientos, un beso largo, un beso que denotaba lo mucho que se querían expresar pero que las palabras no bastaban, habían sido solamente unos cuantos días desde que se vieron por primera vez en aquel café, pero para ellas parecía que había pasado mucho más tiempo hasta este momento. Yulia tomó ambas manos de Lena y después acercó su frente a la de la pelirroja - Elena Serguéievna Katina ¿Quieres ser mi novia? – preguntó la morena - ¡SII! – dijo la pelirroja muy emocionada. Las chicas estaban felices, esos besos se repitieron muchas veces durante toda la tarde, algunos duraban más que otros, pero sin duda todos demostraban el gran cariño que ahora se tenían. Ahora conversaban en el sofá - Por cierto, ¿cómo te fue con tus padres? – preguntó la morena Lena había olvidado lo que había pasado esa mañana, el anuncio de su padre y la convivencia con los Kuzmanovic - Bien, bueno solo visitamos una galería de arte y después fuimos a comer – respondió la pelirroja, Yulia pudo notar un ligero cambio en el tono de voz de Lena - ¿Eres fan del arte? – preguntó Yulia - No mucho, pero mis padres sí, les gusta ir a exposiciones, al teatro, y a recitales de ballet, y yo los acompaño – dijo Lena - Pero hoy es tu día de cumpleaños, lo ideal sería que tú eligieras a donde quieres ir a celebrar – dijo Yulia - Bueno Yul, en realidad mi cumpleaños fue el lunes 4 de octubre – explicó la pelirroja - ¡¿Qué?! – exclamó la morena a la vez que se ponía de pie Yulia no podía creerlo, ahora se sentía tan estúpida, ya que no tuvo el pequeño detalle de preguntarle a Lena su fecha exacta de cumpleaños, recién le propuso ser novias y ya tan pronto había hecho el ridículo, simplemente asumió lo primero que se le vino a la mente al escuchar la conversación de Lena con su madre la semana anterior, se sentía tan avergonzada - ¡Yul sé lo que estás pensando y basta de todo esto! – la detuvo la pelirroja - Pero mira qué clase de novia soy… no sabía ni tu fecha de cumpleaños – decía Yulia molesta consigo misma - No podías saberlo, yo jamás te lo dije, por eso me sorprendió tanto lo de hoy, además te confieso que ese día resultó mucho mejor de lo que esperaba – dijo Lena lo que causó que Yulia la mirara de una manera interrogante – Desde niña estoy acostumbrada a no celebrar mi cumpleaños el día que es, salvo por algunas ocasiones con mi abuela, pero mis padres están ocupados y ahora yo también, siempre ha sido así, y ese día comenzó muy ajetreado para mí, pero después me trajiste aquí, dormiste a mi lado, estuvimos juntas, fue mucho mejor de lo que imaginé, no sé cómo agradecerte por eso y también por lo de hoy, de verdad me hiciste muy feliz – éstas palabras bastaron para tranquilizar a la morena - Mientras yo esté contigo siempre celebraremos tu cumpleaños el día que es – dijo Yulia mientras besaba el dorso de la mano de Lena - Yul, esa canción que tocaste hace rato ¿cómo se llama? – preguntó la pelirroja curiosa - Para Lena – dijo Yulia, la pelirroja la miró sorprendida – es algo que escribí solo para ti – - Gracias Yul – dijo Lena sonrojada, jamás lo habría imaginado. Yulia siguió tocando más canciones para Lena, ambas la estaban pasando muy bien y ninguna quería que ese día terminara, pero ya se estaba haciendo tarde, antes de despedirse Yulia invitó a Lena a su casa al día siguiente, la pelirroja aceptó encantada, quedaron que Yulia pasaría por ella a las 2:00 de la tarde, se dieron un último beso y la morena partió rumbo a casa de sus padres. Tan pronto la morena entró a su habitación empezó a mensajear con Lena, ansiaba que ya fuera de día para ver a su hermosa pelirroja. En otro lado de la ciudad, Lena se preparaba para dormir, a la vez que mensajeaba con Yulia para desearle buenas noches. Tantas emociones, tantas cosas nuevas en un solo día, era la primera vez que tenía una novia, y esta era la primera vez que Lena estaba en una relación por decisión propia. De pronto, un pensamiento triste vino a su mente, y se dio cuenta de que Yulia aun no sabía nada sobre su pasado, ni sobre su exesposo, debía contarle todo, pero ¿qué tal si todo cambiaba al hacerlo?, sentía que ella tenía derecho a saberlo, su relación iba empezando y Lena no iba a arruinarla teniendo secretos para Yulia, en realidad los únicos que sabían la verdad eran Tasya y Vadim, quizás lo ideal sería pedir un consejo primero para saber cómo abordar el tema, esto no era algo tan sencillo de hablar, al menos para Lena no lo era. - ¿Aló Tasya? – saludó Lena en la videollamada - ¡Hola Lena linda! ¿cómo estás?, justo estábamos pensando en ti – dijo Tasya muy emocionada - ¿En serio? ¿Cómo está Vadim? – preguntó la pelirroja - Fantástico, acabamos de regresar a la casa, fuimos a cenar, ¡saluda mi Amor! – dijo Tasya girando el teléfono hacia su esposo - ¡Hola Lena! – se escuchó a lo lejos la voz del hombre - Hola Vadim – dijo Lena devolviendo el saludo - Linda, ahora si dime ¿qué hay de nuevo en ti vida? – preguntó Tasya - Jaja pues muchas cosas, ni te lo imaginas – La pelirroja le contó todo a su mejor amiga, la cual soltó un grito de evidente emoción y felicidad - Me alegro mucho por ti Lena, ya te tocaba sentirte así, pero déjame decirte que no me sorprende del todo, ya sabía que pasaría, espera que le diga a Vadim que yo tenía razón – - ¿A qué te refieres? – - Desde que fuimos a visitarte notamos tu comportamiento con esa chica, cómo la mirabas, y la atención que le dabas, pero tú no lo admitiste, te enamoraste de ella desde el principio, y luego este lunes me dijiste que habían dormido en tu departamento, ya era un hecho lo suyo – dijo la chica rubia - Tasya, pero no pasó nada, solo dormimos juntas un rato – - Lo sé Lena, te conozco, pero dime ¿Hay algo que te preocupa verdad? – cuestionó Tasya - Si veras, no sé cómo abordar ese tema con Yulia – - ¿Hablas de tu divorcio? – preguntó Tasya - Si y de todo lo demás – respondió la pelirroja - ¿A qué le temes? – - A qué ella lo tome mal, a qué eso cambie sus sentimientos por mí, siento que todo eso pasó por mi culpa, ella es tan linda conmigo y temo que de alguna u otra manera, mi pasado también vaya a dañarla – - Escúchame bien, Lena ¡Tu no tuviste la culpa de nada! Tu soportaste cosas que no te correspondían y te tocó llevar la carga que otros te impusieron – - Pero yo pude haber hecho algo – explicaba Lena - Ya nada puedes hacer por lo que pasó, pero si por lo que pasará, date la oportunidad de que las cosas sean buenas para ti, y dale la oportunidad a Yulia, busca el momento apropiado y dile toda verdad, es mejor que lo sepa por ti ahora, estoy segura de que todo saldrá bien – dijo la rubia - De acuerdo Tasya – dijo la pelirroja - Bueno Linda, debo colgar ahora, Vadim me está esperando en la tina, le dije que quería un baño muy espumoso – dijo Tasya, lo que causó que ambas chicas rieran, se despidieron y terminaron la videollamada. Lena veía las fotos que recién se había tomado con Yulia hasta que se quedó dormida.
Siguiendo con la historia, en esta ocasión Lena irá oficialmente como LA NOVIA DE YULIA, además de que las chicas se sincerarán respecto al pasado: ————————————————————————————————————————————— Parte 11: DE VISITA A LA CASA VOLKOV Amanecía y la pelirroja desayunaba a la vez que avanzaba a su investigación, en verdad que esa tesis era muy extensa, en ese momento recibió un mensaje de la morena dándole los buenos días, la chica sonrió y respondió el mensaje, siguió escribiendo, de pronto, hizo una pausa, miró hacia el techo, recordando lo que su amiga le había dicho la noche anterior - "Ya nada puedes hacer por lo que pasó, pero si por lo que pasará..." - Tasya tenía razón, ya todo había pasado, Lena necesitaba avanzar, Yulia tenía derecho a saber todo, pero ¿cómo abordar ese tema?, la chica pensaba y meditaba, decidió salir a dar un paseo, las tiendas y negocios cercanos a su departamento empezaban a abrir sus puertas, y la chica se dio cuenta de que no tenía nada para llevar a casa de Yulia, entró a un local y compró una botella de vino, pensó en buscar algunos dulces para Dasha pero luego tuvo una idea mejor, caminó y caminó más hasta llegar a una tienda, compró lo que buscaba y pidió que lo envolvieran. Regresó a su departamento, respondió mensajes a un par de pacientes, de pronto una llamada de su madre la sorprendió, Inessa la invitaba a ir a la iglesia en ese momento alegando que tenía tiempo de no acompañarlos, pero Lena rechazó la invitación amablemente, haciéndole saber a su madre que ya tenía planes para el resto del día, cuando Inessa le cuestionó esos planes, la pelirroja simplemente dijo que saldría con una amiga. Terminó la llamada, miró su reloj, era hora de alistarse, se dio un baño, se vistió con una blusa blanca sin mangas, un pantalón negro, tenis, estaba terminando de peinar su cabello, en eso sonó el timbre, era Yulia que llegó un poco antes, un beso de la morena en la mejilla la tomó por sorpresa, pero luego la pelirroja se lo devolvió besándola en los labios, ambas sonrieron por esto y volvieron a besarse, Lena tomó una gran bolsa y salieron. En el camino Lena iba un poco nerviosa, tal vez aún más que la primera vez que visitó a los Volkov, jugaba con sus manos y, revisaba su teléfono, luego miraba por la ventana y repetía estos actos, Yulia notó todo esto y tomó la mano de Lena - No te preocupes, yo también estoy un poco asustada, pero todo estará bien – dijo muy segura de sí misma, estás palabras bastaron para que la pelirroja se sintiera mejor. Yulia estacionó el auto, y abrió la puerta de Lena extendiendo su mano para ayudarle a bajar, éste gesto llevaba días haciéndolo y a Lena le encantó desde el principio, caminaron a la puerta, pero Lena se detuvo, Yulia tomó su mano y entrelazaron sus dedos, Lena dio un suspiro y avanzó, entraron a la casa - ¡Ya llegamos! – gritó Yulia Toda la familia se acercó a recibirlos y como si se conocieran de toda la vida le dieron a Lena una gran bienvenida, la abrazaron muy fuerte, después Lena les entregó la botella de vino que había comprado y a Dasha su regalo, la pequeña le quitó la envoltura muy emocionada para descubrir de que se trataba, era un sombrero como los que usan los exploradores en los safaris, le había encantado, le quedaba algo grande, pero eso no le quitó para nada la felicidad, al contrario, la pequeña saltaba de alegría mientras decía todas las aventuras que se imaginaba. - Lena tendrás que disculparnos la comida va a tardar un poco en estar lista – dijo Larissa - No se preocupe señora, ¿les puedo ayudar en algo? – preguntó la pelirroja - Ahora que lo mencionas si, acompáñame – dijo Larissa - ¿Yulia podrías ayudarme a poner la mesa del jardín? - dijo Oleg Mientras Oleg Jr. Jugaba con su hija, Tamara, Larissa y Lena estaban en la cocina, la pelirroja ayudó con la ensalada y las papas, las mujeres conversaban, le preguntaban a Lena sobre cómo había estado desde la última vez que se vieron, entre otras cosas. En el jardín Oleg y Yulia terminaban de poner la mesa - ¿Entonces ya es oficial? – preguntó Oleg - Si, pensé que me rechazaría, tenía miedo – respondió Yulia - Lo sé, jamás te había visto actuar así, está bien asustarse, pero no te paralices, que el miedo no te detenga, recuerda que no te eduqué así, prepárate... porque las cosas no serán fáciles para las ninguna de las 2 – dijo Oleg - Si, sé que ella también tiene miedo – dijo la morena - Entonces dependerá de ti hacerla sentir segura y protegerla, va a necesitarte, y cualquier cosa nos tienen a nosotros – dijo el hombre - Gracias Papá – Yulia abrazó a su padre y el hombre le devolvió el abrazo tan fuerte que la levantó del suelo - Abuelito, ¿la abuela pregunta si ya está lista la mesa? – preguntó la pequeña mientras se acomodaba su nuevo sombrero - Si, ya terminamos, Dasha ¿puedes hacerme un favor? – preguntó Oleg - Claro que si abuelito – respondió la niña - Puedes traerme un pedazo de pan de la canasta que está en la cocina, pero con cuidado de que la abuela no te vea – le murmuró Oleg a su nieta al oído, la pequeña asintió y se fue corriendo. Pronto volvió con el pan, y se lo entregó a su abuelo, el hombre lo dividió en 3 y lo repartió a su hija y a su nieta, cuando su hija lo miró interrogante él respondió que Larissa lo tenía a dieta y ya casi no lo dejaba comer carbohidratos - ¡No cabe duda de que mamá te tiene domado! – dijo Yulia riendo, Oleg empezó a perseguir a su hija y a su nieta a modo de juego. Poco después llegaron los demás y todos se sentaron en la mesa a comer, Yulia y Lena se sentaron juntas esta vez, todos conversaban, bromeaban, después fue el turno del postre el cual era una gran tarta de manzana que Tamara había horneado - Esto está delicioso Tamara - A Lena de verdad le encantó - Muchas gracias Lena, es el postre favorito de Oleg Jr. – dijo Tamara - ¡Así es, podría comerme 10 de estas tartas! – exclamó su esposo - Por eso es que estás tan gordo – dijo Yulia bromeando - ¡Cállate! Yo no estoy gordo – - ¡Claro que sí! – dijo Yulia, esas discusiones de ponerse al tu por tu eran tan comunes entre ellos - Bueno ya basta los 2, ¿no les da vergüenza?, tenemos una invitada hoy – dijo Larissa - Papi aquí está la Doctora, pórtate bien – lo regañó Dasha, esto hizo reír a todos - Oleg, aunque no estés gordo ya comiste suficiente postre - dijo Tamara mientras le quitaba a su esposo el cuchillo con el que iba a servirse un plato más, todos volvieron a reír Lena se sentía muy a gusto en compañía de los Volkov, la hacían sentir mejor que en su propia casa, todos eran tan divertidos, unidos, de verdad que eran una gran familia, de pronto, una notificación de su teléfono captó su atención, Lena revisó de que se trataba y era su madre quien le había enviado una foto, en donde estaban sus padres y los Kuzmanovic afuera de la iglesia, seguido de esto llegó un mensaje: - "Espero que te la estés pasando muy bien, aquí todos preguntaron por ti, te extrañamos hija, acompáñanos la próxima vez" – decía el mensaje de Inessa. Esto hizo que Lena cambiara su expresión, aunque Yulia no vio el mensaje si le preocupó el suspiro que la pelirroja acaba de hacer, así que tomó su mano y le sonrió, Lena le devolvió la sonrisa. Dasha se acercó a Lena y le pidió que jugara con ella, la pelirroja se levantó y siguió con la pequeña, el jardín de la casa Volkov era muy grande, también tenía muchos árboles y todo se prestaba para simular que estaban explorando la selva o en medio de una expedición, Lena de verdad tenía mucha imaginación y de inmediato le siguió el juego a Dasha, pronto Yulia y Oleg Jr. se les unieron, pasaron un buen rato, incluso la pelirroja se manchó las rodillas con tierra, pero esto no le importó. Llegadas las 7 de la tarde el sol empezaba a ocultarse, y la brisa de otoño se hizo presente Lena empezaba a sentir frío, Yulia al darse cuenta le colocó una chaqueta y la chica de rizos rojos se sonrojó. Todos acompañaron a Lena a la puerta, los primeros en despedirse de ella fueron Oleg Jr. y Dasha ya que después de tanto jugar la pequeña necesitaba una buena ducha, al retirarse ellos Tamara le entregó a Lena un recipiente con más tarta de manzana - Llévate esto para que tengas algo para desayunar, te veré en el jueves en el consultorio – dijo Tamara - Muchas gracias – dijo dándole un beso en la mejilla - Lena ven mañana también y el día siguiente, así Yulia se comporta mejor – dijo Oleg riendo - Lo que mi esposo quiere decir es que anoche Yulia llegó muy contenta, y esta mañana nos dijo que tenía una noticia muy importante que darnos pero que prefería mostrarnos, y cuando ustedes llegaron tomadas de la mano nos alegramos mucho, sabíamos de qué se trataba, sé que apenas están comenzando, pero sepan que cuentan con todo nuestro apoyo, y ven más seguido a visitarnos, siempre eres bienvenida, ya eres de la familia – dijo Larissa a la vez que le daba un fuerte abrazo. Lena no comprendía cómo es que en tan poco tiempo de conocerla ya la aceptaban y la consideraban parte de la familia, ellos no parecían ser personas que dijeran cosas así a la ligera, entonces todo era verdad, ahora entendía de dónde venía la sinceridad de Yulia, todos eran tan auténticos, eran personas dignas de confiar, eso la hacía feliz y tranquila. La pelirroja terminó de despedirse y las chicas partieron rumbo al departamento de Lena, ahora era el turno de la pelirroja de ser sincera, no podía desperdiciar a tan maravillosas personas, tal vez lo que Lena había pasado le dolía recordarlo, pero ahora le dolería mucho más perder a Yulia. Entraron al departamento, Lena encendió las luces, puso algo de música en un tono bajo, escuchar música siempre le ayudaba a tranquilizarse y tomó la mano de Yulia para guiarla al sofá, las chicas se sentaron y luego Lena suspiró - Yul, debo hablar contigo – dijo la chica de rizos rojos - Dime pecosa ¿qué ocurre? – preguntó Yulia A la morena le preocuparon las palabras de Lena, incluso lo primero que le pasó por la mente es que en ese momento la fuera a cortar, sería una relación de 24 horas o menos, un récord bastante malo para cualquiera, ¿qué podría ser peor que eso? pero mantuvo la calma y se dispuso a escuchar a la pelirroja. - Es algo, de lo cual no me gusta hablar, en realidad, solo 2 personas conocen toda la verdad, ellos me ayudaron cuando más lo necesité, pero ahora, es mi deber decírtelo antes de que lo sepas por alguien más, quiero ser honesta contigo y no quiero perderte por nada, mucho menos por malentendidos – a la pelirroja se le empezaba a cortar la voz - Lena, lo que sea puedes decírmelo, yo no te voy a juzgar – dijo Yulia a la vez que le acomodaba uno de sus rizos y besaba su frente, la pelirroja tomó aire y habló - Veras... - Lena reveló todo, desde el principio hasta la actualidad (incluyendo lo que había pasado con sus padres en el restaurante el día anterior), además le contó de los Makarov y que fueron los únicos que le dieron apoyo incondicional, las lágrimas salieron no solo por recordarlo, sino también por temor a lo que Yulia podría estar pensando, ni si quiera se atrevía a mirar a la pelinegra a la cara, prefería mirar hacía el suelo, sentía mucho miedo, vergüenza, dolor... hubo un silencio, de pronto Yulia habló - ¿Cómo se llama? – Preguntó la chica de cabello negro - ¿Eh? – cuestionó Lena, tratando de mirar la cara de Yulia, pero no lo consiguió porque su cabello alborotado se lo impedía - Tu exesposo... ¿Cuál es su nombre? – preguntó Yulia de un modo cortante - Aleks... Aleksander Kuzmanovic – dijo Lena cabizbaja y con voz dificultosa - ¿Con que Sasha eh? – dijo Yulia mientras volvía puños sus manos - Lo siento Yul, lo lamento mucho – decía Lena entre sollozos - Lena, ¿por qué te disculpas? – cuestionó Yulia mientras unas lágrimas empezaban a brotar de sus ojos - Porque yo sé que pude haber hecho algo, pude ser más valiente, pude alejarme y no lo hice, opté por quedarme ahí como una tonta y no lo detuve – decía la pelirroja mientras se cubría la cara con ambas manos por la vergüenza – - Lena tu fuiste la víctima, no podías hacer nada ¡Esa escoria no merecía ni tu amor, ni tu atención!... Tus padres te obligaron, estabas acorralada, quizás alguien más tendría el atrevimiento de decirte "Oye yo en tu lugar hubiera hecho esto...", pero no es así, nadie estuvo en tu lugar, nadie sabe lo que se siente, no tienen ni idea, tú estuviste ahí lidiando sola con todo, no puedo creer que tus padres sigan tan ciegos hasta la fecha... - Yulia estaba furiosa. La pelirroja se desbordaba en lágrimas, Yulia la miró y la abrazó - ¡Tú no merecías pasar por nada de esto!... Eres maravillosa, eres muy inteligente, eres mucho más fuerte de lo que Yo alguna vez seré... y Lena mírame... ¡Eres muy valiente! – dijo la pelinegra, Yulia tomó el rostro de la pelirroja con ambas manos, ahora se miraban fijamente - Eres muy hermosa... Mi Lena... ¡Te Amo! – se besaron profundamente entre lágrimas, un beso lleno de una enorme mezcla de sentimientos, después de un tiempo se alejaron un poco, pero aún se tomaban las manos - Respecto a Sasha... que esa mierda de persona no se te vuelva a acercar o a querer hacerte daño jamás ¡porque lo mato! – exclamó Yulia - Yul, no hables así, por favor – pidió Lena - Lo siento pecosa, es solo que no permitiré que nadie te lastime, yo te protegeré - se disculpó la morena - Está bien Yul – - Y bueno, creo que es mi turno de decirte las cosas, tampoco quiero que te enteres de mi pasado por boca de alguien más – Yulia le habló sinceramente sobre sus relaciones pasadas, y también sobre esos "encuentros casuales" que solía tener con otras chicas, incluso le habló de Allison, pero también le contó que eso se terminó y que ahora su manera de manejar su vida era muy diferente. Después de terminar de hablar ambas chicas se sintieron más aliviadas, no habría secretos entre ellas, era una buena manera de iniciar una relación, ya nada impedía que la confianza fuera mutua. Lena miraba sus rodillas manchadas con tierra, y mientras se limpiaba el exceso de polvo sonrió - No me había ensuciado con tierra desde que era niña – dijo la pelirroja - Dasha es una niña con mucha energía, discúlpala a veces puede ser muy difícil seguirle el paso – - No me malentiendas Yul, me encantó, fue divertido, me gustaría volver a jugar así con ella, siempre me han gustado los niños - dijo Lena - Entonces, un día ven con nosotras al parque – - Claro que si Yul - Lena se acomodó en el regazo de Yulia La morena empezó a acariciarle el cabello y la pelirroja poco a poco se fue quedando dormida; momentos después el celular de la morena sonó, era Sam, con unas dudas sobre el trabajo, Yulia dijo que ella le devolvería llamada después, Lena despertó - Discúlpame Yul – dijo mientras se tallaba los ojos - No te preocupes pecosa, creo que ya va siendo hora de que me vaya- dijo la pelinegra, Lena se entristeció un poco, pero asintió - ¿Yul te molesta que te devuelva tu chaqueta después de que la lave, creo que también se ensució? – preguntó la chica de pecas - No hay problema, te la regalo, te queda muy bien, ¿nos veremos mañana para correr? – preguntó la morena - No Yul, discúlpame, mañana tengo guardia y salgo muy tarde, ¿te parece el martes temprano? – cuestionó la pelirroja - Claro sin problema – respondió segura Yulia, a la vez que besaba la frente de la pelirroja Antes de despedirse se dieron un último beso y se abrazaron muy fuerte, Yulia partió hacia su hogar.
ADVERTENCIA este capítulo contiene lemon/hard, probablemente ya hayan leido cosas así antes, pero de todas formas es mi deber darles el aviso: ———————————————————————————————————————————— Parte 12: NAVIDAD Eran las 6:00a.m. y Lena ya estaba en el hospital iniciando su guardia, después de resolver unos pendientes hizo una pausa para almorzar la tarta de manzana que Tamara le había obsequiado. La guardia transcurrió entre cesáreas, partos, llenar expedientes y en sus ratos libres mensajear con Yulia, quien le escribía lo mucho que deseaba verla. Sorpresivamente en la noche solo hubo una paciente y la atendieron rápido, lo cual le dio la oportunidad a la pelirroja de dormir casi toda la noche. Por la mañana, se dio una ducha en los vestidores y salió del hospital hacia su encuentro con la pelinegra. Al llegar corrió a los brazos de Yulia, las chicas se saludaron y se besaron como si tuvieran mucho tiempo de no verse, recorrieron todo el parque un par de veces y luego fueron a desayunar al café, conversaban en el segundo piso, en una mesa junto a la ventana - Si me lo permites yo puedo pasar por ti y llevarte al consultorio o a cualquier lugar que necesites, así ya no tendrás necesidad de usar taxi o el metro – le propuso la pelinegra - Yul, tienes tus propios asuntos de que ocuparte, no quiero que tengas problemas por eso, no me molesta usar el transporte público y además tengo mi propio auto – explicó la pelirroja - No me refiero a eso, hablo de que me encantaría hacerlo – contestó la pelinegra - ¿Pero qué hay de tus negocios, tu familia y lo demás? – preguntó Lena - En realidad, mientras estoy aquí no tengo muchas cosas que hacer, te lo mencioné el otro día, mi trabajo puedo manejarlo desde la computadora o el celular, ayudo de vez en cuando a mis padres con cosas de la empresa, pero en sí, mi mayor reto estos días ha sido ser niñera de Dasha algunas veces – dijo Yulia riendo Después de insistirle un poco Lena aceptó la propuesta de Yulia, convenciéndose de que así podrían pasar un poco más de tiempo juntas, así solo fuera en los traslados. Lena le compartió su horario a su novia y la morena dijo que siempre estaría pendiente del celular en caso de haber algún cambio de última hora; la pelirroja en verdad era una persona muy ocupada, casi cada minuto de cada día ya estaba destinado para algo, y todo esto de ahora tener una novia era totalmente nuevo para ella, pero la seguridad de las palabras de Yulia la hacía confiar en ella. Los días pasaron y así llegó el jueves, Tamara llegó al consultorio de Lena acompañada por Yulia; después de revisar a Tamara la pelirroja les informó que todo estaba bien, y como ya no tenía más citas pendientes, accedió a la invitación de acompañarlas de compras, después pasaron a dejar a Lena a su casa. Las semanas transcurrieron y la relación de las chicas avanzaba, pasaban juntas todos sus tiempos libres, salían a caminar, iban al cine, a tomar un café, a cenar, o simplemente se quedaban conversando el departamento de la pelirroja, también las visitas de Lena a la casa Volkov se volvieron más habituales, cosa que a todos les fascinó, incluso Lena ayudó con los preparativos de la fiesta que la familia le organizó a Larissa por su cumpleaños, en dicho festejo, Yulia tuvo que enfrentar con la mirada a todos aquellos invitados que le hacían alguna insinuación o coqueteo a la pelirroja, por supuesto Lena no correspondía ninguno y dichos coqueteos cesaron cuando tomó la mano de Yulia. Por otro lado, para evitar levantar sospechas o interrogatorios por parte de sus padres, Lena fue con ellos a la iglesia en un par de ocasiones, y ahora los había acompañado a un congreso médico a Ekaterimburgo; llevaba fuera ya 4 días y extrañaba a su pequeña Yul, se mandaron mensajes todo el tiempo. Inessa notó un cambio en el comportamiento de su hija, de un tiempo para acá ella parecía más feliz, cuando estaba con ellos veía frecuentemente el teléfono y sonreía, aparentemente Lena no se percataba de esto, sino que lo hacía inconscientemente, o quizás no notaba que la observaban tanto. La mujer habló de esto con Sergey, pero él le dijo que posiblemente todo se debía a que estaba emocionada por el proyecto de la Clínica de Reproducción. Ya regresando a Moscú, era mediodía, Lena recogía su maleta en el aeropuerto, mientras le mensajeaba a Yulia para avisarle que ya estaba de vuelta, sus padres le ofrecieron llevarla a su casa, pero la chica insistió e irse por su cuenta, argumentando no querer desviarlos de su ruta, así que abordó un taxi, durante el trayecto continuó enviando mensajes a Yulia, a pesar de que todos los mensajes eran Vistos, ella no recibía respuesta alguna, llamó, pero no le contestaron, empezaban a preocuparse; llegó a su departamento y abrió la puerta, las luces se encendieron de pronto - ¡SORPRESA! – exclamó Yulia saliendo detrás del gran sofá de la sala – ¡BIENVENIDA PECOSA, TE EXTRAÑÉ MUCHO! – Días antes de irse, Lena le había dado a Yulia un juego de llaves de su departamento, la morena se había ofrecido a limpiar el lugar en ausencia de la pelirroja, pero la chica jamás imaginó que Yulia también estaría planeando algo para su regreso - ¡YUL! - Lena corrió a abrazarla, estaba feliz de verla, no pudo contenerse a besarla muchas veces, extrañaba sus labios, su aroma, lágrimas de felicidad brotaron de sus ojos - No llores hermosa, ya estamos juntas – dijo la morena - ¡Oh Yul, tenía tantas ganas de verte…!, ¡Me hiciste tanta falta! – exclamó la pelirroja - Ven siéntate, cuéntamelo todo – dijo Yulia a la vez que guiaba a Lena a la pequeña mesa y ponía algo de música para ambientar Yulia había preparado lasaña, una ensalada, y de postre había una tarta de manzana que Tamara envió especialmente para Lena. La pelinegra sirvió un par de copas de vino, empezaron a comer todo estaba delicioso, charlaron de cómo habían sido sus últimos días. A continuación, pasaron a sentarse en el gran sofá de la sala, de pronto Lena se quedó pensativa mientras agitaba suavemente en círculos su copa de vino, al fondo empezó a sonar una canción que le resultaba conocida - I am the son, and the heir, of a shyness that is criminally vulgar, I am the son and heir - la pelirroja empezó a cantar en voz baja mientras seguía mirando su copa. - Of nothing in particular… – continuó Yulia Lena la miró sorprendida, eso significaba que Yulia conocía la canción y no solo eso, sino que también poseía una voz tan divina, la morena le sonrió, la música siguió. Lena dejó su copa, miraba a su novia acercarse lentamente a ella mientras la música continuaba - …I am human, and I need to be loved – cantó Lena en un tono suave. - Just like everybody else does… – continuó la morena. Yulia posó una mano en la mejilla de Lena, procedió a besarla profundamente, la pelirroja respondió el beso y sintió como la lengua de Yulia empezó a buscar la suya, Lena seguía a la par los besos de su novia, de pronto, sintió como la morena la hacía retroceder recostándola suavemente en el sofá mientras seguía besándola. Yulia estaba completamente sobre ella besando sus labios mientras con sus manos acariciaba esos rizos rojos que tanto la volvían loca, estaba a punto de sucumbir a sus impulsos cuando un pensamiento vino a su mente ¿estaría forzando a Lena a esto?, detuvo sus besos un momento y observó a la pelirroja, su rostro estaba del mismo color que su cabello, era obvio que lo estaba disfrutando, pero quizás aún era muy pronto para esto, Yulia temía estropearlo todo - ¿Yul? – Lena la miró interrogante - Perdóname, Lena, me dejé llevar – dijo Yulia, mientras se volvía a sentar en el sofá - Claro, no hay problema - respondió la pelirroja tratando de ocultar su tristeza Entendía a Yulia, quizás si era muy pronto y ambas tenían que estar seguras de hacerlo. Besó a Yulia suavemente, para hacerle entender que todo estaba bien. Las chicas pasaron toda la tarde charlando y escuchando música, las fiestas se estaban acercando así que Yulia aprovechó para invitar a la pelirroja a pasar la nochebuena con ella y su familia - ¿Qué opinas? Mi padre será quien cocine, hará su famoso cerdo relleno – - ¡Me encantaría! – aceptó Lena encantada - ¿No tendrás problemas con tus padres? ¿No habían planeado nada? – preguntó Yulia - No te preocupes por eso, ellos hacen lo mismo todos los años – respondió la pelirroja A lo que ella se refería era que ellos pasaban navidad y año nuevo con los Kuzmanovic, lo habitual era ir a cenar y beber a un restaurante elegante y luego se iban a dormir temprano, así que este año seguramente no sería la excepción. Ese ‘acto de impulsividad por parte de Yulia’ no se había repetido, aunque las miradas de insinuación por parte de ambas cada vez era más frecuentes. Pasaron los días, Lena presentó su investigación, la cual fue aprobada y recibió elogios por parte de sus maestros y compañeros, en verdad hizo un excelente trabajo. Por fin llegó la nochebuena, (Lena tuvo mucho trabajo en el hospital los últimos días, pero afortunadamente ahora estaría de vacaciones por un par de semanas y las aprovecharía para estar con su novia, incluso no había hecho citas para esos días), así que ese día después de darse una ducha se colocó un suéter color rojo era largo pero aun así dejaba ver parte de sus piernas, pantimedias negras, botas altas del mismo color, el invierno en Moscú había llegado muy fuerte este año, así que encima de todo usaba un abrigo largo color beige, Yulia llegó puntual por ella, la pelinegra no se quedaba atrás, ella traía puesto un suéter negro, pantalón de mezclilla ajustado, botas cafés y en su cabeza el ushanka blanco que su abuelo le había obsequiado hace muchos años, a Lena le parecía muy tierna, ambas chicas estaban deslumbrantes. Llegaron a la casa de Yulia y como siempre Lena fue bien recibida, la pelirroja jugaba con Dasha mientras la pelinegra hacía videollamada a sus amigos para saludarlos, llegando la hora todos se sentaron a cenar, bromeaban en la mesa, algunas veces Oleg Jr. Y Yulia se molestaban entre ellos y Larissa los regañaba, la mujer no lo decía, pero el tener a su familia completa disfrutando la cena navideña la hacía muy feliz. Después de cenar pasaron a la sala para abrir los regalos, Dasha recibió muchos juguetes, libros para colorear y Lena le obsequió una caja con zefir y otros dulces, después llegó el momento que todos habían esperado por meses, al fin sabrían el sexo del bebé, Tamara se puso de pie e invitó a Lena a hacer lo mismo, la pelirroja le entregó a Tamara un sobre, la chica lo abrió, dentro había la imagen de un ultrasonido y tenía escrita unas palabras: - ¡ES UNA NIÑA! – exclamó Tamara Oleg Jr. de inmediato se levantó y dio un salto en señal de victoria, toda la familia lo felicitó, el hombre desbordaba felicidad, brindaba una y otra vez por su futura hija, Dasha saltaba de alegría junto con su papá, los juguetes pasaron a segundo plano, la niña estaba tan contenta de que tendría una Hermanita, todo era emoción, felicitaciones y alegría en la casa Volkov. Cuando por fin se tranquilizaron las cosas, Oleg Jr. fue a un cajón y sacó un par de micrófonos, ahora harían Karaoke, los Volkov se turnaron para cantar, luego le pasaron el micrófono a la pelirroja, y al igual que Yulia, todos quedaron fascinados con la hermosa voz de Lena - ¡Hermanita de verdad te sacaste la lotería con esta chica! – le dijo Oleg Jr. a Yulia en secreto. Más tarde, cerca de las 3 de la mañana, después de mucho cantar tomarse fotos y celebrar, ya todos estaban cansados y se fueron a sus respectivas habitaciones, Yulia guio a Lena al cuarto de visitas en la planta baja, la pelirroja dormiría ahí - ¡Feliz Navidad Pecosa!, gracias por estar aquí – dijo Yulia mientras acariciaba la mejilla de la pelirroja - ¡Feliz Navidad Yul!, gracias por invitarme – respondió Lena dándole un tierno beso a Yulia en los labios Yulia subió a su habitación, pero no paraba de pensar en su amada pelirroja, había pasado una noche maravillosa con ella y ahora la tenía a tan pocos metros de distancia, podría ser la perfecta oportunidad para hacerla suya - Basta debes controlarte, debe ser algo que ambas deseen – se decía a sí misma hasta que el cansancio la venció. Poco después de las 8 de la mañana Yulia despertó, aún no había dormido lo suficiente, pero le preocupaba que Lena ya se hubiera levantado y quisiera irse por su cuenta, así que bajó a buscar a Lena y la encontró en la cocina bebiendo un té en compañía de Larissa, le pidió a Lena esperarla un poco y subió a su habitación para arreglarse lo más rápido que pudo con un suéter azul, una chaqueta de piel, pantalón de mezclilla, botas negras y su ushanka, bajó nuevamente y tomó las llaves de su auto, partieron rumbo al departamento de Lena, el camino fue un poco difícil, el viento soplaba muy fuerte, la nieve caía y dificultaba la visibilidad, afortunadamente llegaron con bien, Lena invitó a Yulia a entrar a su departamento a esperar a que la tormenta pasara, la morena envío un mensaje a su madre para avisarle todo, Lena le entregó una taza de café a su novia, ambas miraban la nieve caer por la ventana mientras disfrutaban unos blinis que Lena había preparado, después de todo no habían podido desayunar, un rato después la morena daba un último sorbo a su taza de café, Lena se levantó, puso algo de música, se retiró sus zarcillos, Yulia no paraba de mirarla - ¿Yul, podrías ayudarme con esto? – dijo Lena mientras levantaba su cabello de la parte de atrás mostrando su nuca, a la vez que le daba la espalda a Yulia La morena caminó hasta ella y le quitó su collar, estaba visiblemente nerviosa e inquieta, besó el cuello de Lena, la pelirroja se estremeció, Yulia notó esto y se detuvo, le entregó el collar a Lena, estaba a punto de retirarse cuando sintió la suave mano de Lena tomando la suya, los cálidos labios de la chica de rizos se unieron a los de su novia en un profundo beso, después la pelirroja guio la mano de la morena hasta su cintura, Yulia impulsivamente la rodeó con su brazo aprisionándola contra su cuerpo, Lena cerró los ojos y retrocedió unos pasos quedando entre la pared y Yulia; la morena dejó de besar sus labios para pasar a besar sus mejillas, después su cuello recorriéndolo de lado a lado, los besos de Yulia fueron cada vez más apresurados - ¡Yulia, hazme tuya! – dijo Lena de un modo suplicante Yulia al escuchar esto, bajó sus manos hacia las caderas de Lena, y colocó su pierna derecha entre las piernas de la pelirroja, sin dejar de besar esos labios que la volvían tan loca presionó su pierna contra la intimidad de Lena, la pelirroja soltó un gemido, Yulia levantó un poco el suéter rojo permitiéndole así tocar los glúteos de Lena, los besos aumentaban de tono, la pelirroja sentía como la lengua de Yulia jugaba con la suya, y entre esos besos que tanto estaban disfrutando algunos gemidos escapaban, Yulia sintió un poco de humedad en la pierna que estaba usando para presionar y sostener a su amaba pelirroja, se detuvieron un momento para recobrar el aliento - Len… - Yulia no alcanzó a decir más, porque Lena colocó el dedo índice en los labios de la morena para impedir que siguiera hablando, después la tomó de la mano, le sonrió y la guio hasta su habitación. Estaban junto a la cama frente a frente, no paraban de mirarse, Lena retiró la chaqueta de Yulia, después procedió a retirarse su propio suéter rojo, se acercó a Yulia y con ambos brazos rodeó su cuello, hizo una pausa para contemplar el hermoso azul de los ojos de su novia, besó a Yulia, tiernamente al principio pero pronto dicho beso se tornó en algo más intenso, la lengua de la pelirroja jugaba una batalla con la de la su novia en algo que ambas disfrutaban, la pelinegra se retiró su suéter y continuó besando a Lena, la hizo retroceder hasta topar con la cama, recostó a su amada pelirroja con cuidado y se detuvo un momento para contemplarla, subió en ella y volvió a besarla, pasando de sus labios, a su cuello, orejas, hombros, la respiración de ambas se apresuraba, por fin después de tanto tiempo, todos sus deseos y fantasías de hacerle el amor a hermosa pelirroja se estaban haciendo realidad, Lena por su parte disfrutaba cada uno de los besos que Yulia daba a su cuerpo. Yulia retiró el brasier de los enormes y rosados senos de Lena y lo arrojó hacia el suelo, Lena por su parte no quería quedarse atrás, así que también procedió a quitarle el brasier a la morena y después bajó sus manos para desabrochar su pantalón y retirarlo junto con las bragas, para dejarla completamente desnuda, Yulia le permitía todos estos movimientos pues ella también deseaba que lo hiciera, se estaba excitando cada vez más y deseaba sentir la piel de la pelirroja, arrojó la ropa hacia el suelo, ambas sentían como la temperatura de sus cuerpos aumentaba, Yulia se levantó y retiró suavemente las medias de Lena para posteriormente seguir con su bragas dejando al descubierto su depilado sexo, luego hizo una pausa, recorrió lentamente con la mirada el ahora desnudo cuerpo de la pelirroja quien ya comenzaba a verse agitada, y la observaba de un modo que parecía que le decía a gritos que la necesitaba, era tan bella, tomó la mano de Lena y entrelazaron sus dedos, Yulia se colocó a un lado de Lena y besó sus labios - Te Amo Lena – dijo Yulia Bajó hasta sus pechos, posó su lengua en uno de ellos y empezó a dibujar círculos con su traviesa lengua, Lena gemía a la vez que arqueaba un poco la espalda, Yulia al descubrir que su novia lo estaba disfrutando procedió a probar esos hermosos senos, succionándolos en ocasiones, Yulia se divertía alternando entre uno y otro, a la vez que sus manos tocaban la cintura y cadera de la pelirroja. Lena tenía sus manos en la espalda de Yulia mientras sentía como la mano de la bronceada chica recorrían sus pechos, abdomen y luego acariciaban sus piernas, Yulia la amaba y ahora más que nunca se lo estaba demostrando, era tan gentil y entregada a la vez, frecuentemente observaba a Lena para asegurarse de que estaba disfrutando cada una de sus acciones, la pelirroja tenía los ojos cerrados, los gemidos eran cada vez más frecuentes, sentía más húmeda su entrepierna, Yulia notó esto, el cuerpo de Lena ya daba claras señales de que ya era el momento indicado - ¡Hazlo Yul! – suplicó Lena Estás palabras resonaron en los oídos de la morena, así que dio un beso a su amada pelirroja e introdujo lentamente un dedo en ella, Lena soltó un grito a la vez que abrazó fuertemente a Yulia - Tranquila pecosa, pasará pronto – decía Yulia mientras movía suavemente su mano para disminuir la molestia Poco a poco y gracias a los movimientos de Yulia la incomodidad se fue, Lena empezaba a acostumbrase, en ese momento la morena introdujo dos dedos en ella, provocando que gritara otra vez, pero esta vez no hubo molestia ni dolor, si no placer, ese grito enloqueció a Yulia, provocando que introdujera repetidamente los dedos en su amada Lena, los brazos de Lena pasaban de su espalda a su cabeza y viceversa, Yulia aumentaba la velocidad, la pelirroja disfrutaba cada uno de los movimientos que la morena hacía, los gemidos de lena retumbaban en sus oídos, eran mejor que cualquier melodía que ha escuchado en toda su vida, simplemente maravillosos, le provocaban gran placer, Yulia gemía mientras probaba los senos de la pelirroja a la vez que su mano entraba y salía de ella rápidamente - ¡¡¡¡YULIA AAAH!!!! – la pelirroja soltó un gran grito de placer que se escuchó en toda la habitación, arqueó la espalda a la vez que encajaba sus uñas en la espalda de la morena, era magnífico. Lena respira aun agitada, sudando mucho, le cuesta recuperar el aliento, Yulia la observa, la morena retira un par de rizos que estaban en pecoso su rostro besa su frente y seguido de sus labios - Te Amo Lena… – dijo Yulia, contemplando los hermosos ojos verdes de su pecosa novia - Te Amo Yulia… – respondió la pelirroja, y dio un beso a Yulia. Yulia se acuesta a un lado y Lena se recuesta en su pecho abrazando a su amada novia, Yulia rodea con una mano a la pelirroja y con su otra mano acaricia los lindos rizos de Lena, poco a poco siente como la respiración de Lena se normaliza hasta volverse un poco más lenta, dándose cuenta de que se ha quedado dormida, Yulia sonríe, está feliz, estira el brazo con mucho cuidado para tomar la manta y cubre a ambas. Yulia gira su cabeza hacia la ventana, puede ver como a través de las delgadas cortinas la nieve sigue cayendo, abraza a su amada Lena deseando que ese maravilloso momento junto a ella no termine y ahora es ella quien lentamente se va quedando dormida.
Que tal, meses sin actualizar y sin darme una vuelta por aquí, y eso es porque la escuela y el trabajo absorbian todo mi tiempo, pero me da gusto estar de vuelta, por lo pronto los dejo con un capítulo que escribí ya hace tiempo. ADVERTENCIA este capítulo, al igual que el anterior contiene lemon/hard (aunque en menor cantidad). ——————————————————————————————————————————— Parte 13: ELLOS NO SON MI FAMILIA Yulia abre los ojos, busca a Lena con la mirada en la habitación, pero no la encuentra, voltea hacia el reloj que estaba junto a la cama y ve que son las 4 de la tarde. - ¿Dormiste bien? – preguntó una voz que Yulia conocía muy bien, era de Lena quien estaba recargada en el marco de la puerta del baño usando solamente una bata blanca - ¡Mejor que bien! – exclamó Yulia – ¿llevas mucho tiempo despierta? – - Solo unos 20 minutos, estaba a punto de tomar un baño, ¿me acompañas? – preguntó la pelirroja de manera provocativa y esbozando una sonrisa. Y como si Yulia estuviera en una carrera contrarreloj saltó desnuda de la cama, se dirigió corriendo hacia la pelirroja y besó sus labios, Lena tomó su mano y la guío hacia dentro del baño donde ya las esperaba una pequeña tina con agua caliente acompañado de un encantador aroma similar al que emanaba habitualmente la pelirroja. Yulia cedió a sus impulsos y comenzó a besar el cuello de su amada novia, gracias a su encuentro de unas horas atrás la morena desarrolló la teoría de que a Lena le excitaba que hiciera eso, y ahora era el momento de probar dicha teoría; así que lentamente deshizo el nudo de la bata y cuidadosamente fue apartándola del cuerpo de la pelirroja hasta que quedó desnuda al igual que ella, nuevamente besó su cuello y hombros de lado a lado. La pelirroja hizo un gesto invitando a su amaba a seguirla a entrar a la tina, después de sumergirse brevemente en el agua, se sentó en un extremo de la tina con los brazos abiertos, Yulia como hipnotizada no paraba de mirar cada una de sus acciones, después la morena se acercó más a ella para besar aquellos hermosos y blancos senos, que aun sobresalían del agua, se tomó el tiempo necesario para disfrutarlos, los lamía, los probaba y en un momento comenzó a mordisquear suavemente los rosados pezones, provocando que la pelirroja quien ya la abrazaba mientras gemía, ahora gimiera más fuerte - Perdóname – se disculpó la morena - ¡No Yul… me gusta… sigue! - dijo Lena de modo suplicante. No sabía si había sido el tono de voz, o la expresión que la pelirroja hizo al momento de la solicitud, pero Yulia no pudo disimularlo, se estaba excitando con solo ver a su pelirroja deseante de más placer, besó profundamente los labios de su novia mientras bajaba una mano por el cuerpo de la blanca chica, disfrutando cada centímetro del trayecto, recorriendo pechos, abdomen, cadera y la parte superior de las piernas hasta llegar a la intimidad de Lena, tocó el clítoris de la pelirroja y sintió como la chica se estremecía - ¡¡Aahhh!! – gimió Lena interrumpiendo el beso Yulia aprovechó este momento para volver a bajar su cabeza hacia los enormes y empapados senos de la pelirroja. El rostro, cuello y hombros de la chica se tornaba del mismo color que su cabello, mientras dejaba escapar pequeños gemidos al sentir la lengua de Yulia dibujando círculos en sus senos, un gemido de Yulia llegó al sentir un movimiento inesperado de la pierna de Lena tocando su intimidad, la pelirroja se percató de esto y tomó la cadera de Yulia dándole a entender que se posicionara de cierta manera, la morena lo hizo y ahora estaba hincada con una de las piernas de Lena entre las suyas. Una vez en la posición deseada por la pelirroja, Yulia regresó a lo que estaba haciendo instantes antes, lamía, besaba y succionaba los pezones de Lena, a la vez que con su mano tocaba la intimidad de su novia, recorriéndola delicadamente, dando un leve masaje, rosando suavemente su clítoris. A pesar de estar en agua caliente, ambas chicas sentían la excitación y el cambio de temperatura de la otra; la respiración de la pelirroja empezaba a agitarse, Yulia supo que Lena ya estaba lista y detuvo brevemente el juego que tenía con sus pechos para contemplar esos hermosos ojos verdes - Te Amo – dijeron ambas al mismo tiempo antes de unir sus labios en un beso, el cual se vio interrumpido por un gemido de Lena al sentir como Yulia introducía sus dedos en ella. La pelirroja se estremeció, arqueó ligeramente su espalda y sintió como la ágil mano de Yulia salía y volvía a entrar lentamente en ella, esta vez no hubo molestia alguna como la primera vez, al contrario, lo disfrutó desde el inicio. Sin darse cuenta, los gemidos subieron de tono hasta convertirse poco a poco en gritos de placer, pero la pelirroja no se quedaría atrás, tratando de recuperar un poco el control de su cuerpo y de la situación, movió su pierna tocando nuevamente la intimidad de Yulia, sintiéndola aún más caliente que el agua que las rodeaba, causando que la chica se sobresaltara. La morena empezó a frotar su sexo contra la pierna de la pelirroja, y de su boca empezaron a salir gemidos que la chica de rizos rojos disfrutaba escuchar. Lena miraba aquellos iris azules entrecerrarse, contemplaba los movimientos que su novia hacía, era fantástica, se excitaba al ver sus pequeños senos bronceados subir y bajar, tenía enfrente a una mujer completamente hermosa, la pelirroja colocó una mano en el trasero de la morena, presionando sus glúteos, y la atrajo más hacía ella, Yulia al sentir esto aumentó el ritmo de las embestidas que hacía con su mano, a la vez que se frotaba más y más contra la pierna de la pelirroja quien sentía el clítoris y los labios de su novia masturbándose con ella en cada movimiento. - ¡YUL…! - gritó Lena. El placer era tanto que la pelirroja ya no podía articular palabras, gemidos y gritos eran lo único que se escuchaba en aquel lugar, para Yulia esto era como música para sus oídos, ¡No!, esto era incluso mejor, mejor que cualquier melodía que Yulia hubiera escuchado o compuesto jamás, mejor que cualquier experiencia que había tenido en toda su vida, esto no era solo sexo… esto era Hacer el Amor. Con un movimiento de su mano, mucho más fuerte a los anteriores, Yulia hizo gritar aún más alto de placer a Lena, quien ahora arqueaba más su espalda. La morena sintió como sus dedos eran presionados por los espasmos y las contracciones, fruto del orgasmo que estaba provocado en el cuerpo de la pelirroja, quien también estaba presionando más fuerte su pierna en la intimidad de la morena causando también un orgasmo en ella. Después de un tiempo bastante considerable, Yulia ya no pudo más y el cansancio la venció, dejándose caer sobre el blanco pecho de la pelirroja, la morena estaba a punto de sacar sus dedos, pero sintió la mano de Lena impidiendo dicha acción - Déjalos un rato más… por favor… – dijo Lena con dificultad debido a lo agitada que se encontraba, la morena asintió y sintió como los cálidos brazos de la pelirroja la rodeaban. Poco a poco ambas fueron recuperando el aliento, Lena con una mano toma un poco del agua que las rodea y la vierte con mucho cuidado en la cabeza de Yulia repetidas veces para relajarla, mientras que con la otra mano acaricia la espalda de su novia; la morena por su parte tiene los ojos cerrados, disfruta lo que Lena hace, ninguna quiere que ese momento acabe. De pronto, el momento se ve interrumpido por el sonido del estómago de la pelirroja como anuncio de que ya tenía hambre, causando que Yulia ría y levante la mirada para verla - Pensé que estabas dormida – dijo Lena con la cara toda roja de vergüenza - En realidad, si me estaba quedando dormida pero tu estómago me despertó – dijo Yulia riendo Lena se disculpó, pero Yulia explicó que solo lo decía a manera de broma. - Yo también tengo algo de hambre después de todo ¿qué te parece si salimos de aquí y comemos algo? – preguntó la morena mientras se ponía de pie - Me agrada la idea, ya es tiempo - dijo Lena, mientras veía sus ya arrugados dedos debido al extenso tiempo que llevaban sumergidos en el agua. Yulia le dio un tierno beso a su amada y después le ayudó a levantarse y salir de la tina. Una vez ya secas y vestidas, fueron a la cocina, comieron un par de sándwiches mientras miraban por la ventana, la tormenta ya había pasado y ahora las máquinas quitanieves hacían su trabajo despejando las calles de la ciudad, ahora ya se veían algunas familias en las calles, disfrutando con los niños sus regalos recién abiertos. - Dasha de seguro ya está usando su trineo – dijo Lena, recordando el regalo que sus abuelos le habían dado a la pequeña la noche anterior, dio la última mordida a su sándwich - Probablemente, mi hermano estaba más emocionado que ella de estrenar ese juguete, cuando éramos niños él también tuvo uno parecido – dijo Yulia riendo - Yul, pronto oscurecerá y… - titubeó Lena - Lo siento, ¿ya quieres que me vaya? – preguntó Yulia - ¡No! No para nada, es solo que no quiero que tengas problemas en casa – explicó Lena - Entonces, ¿quieres que me quede? – cuestionó coquetamente la morena - Si – dijo la pelirroja desviando la mirada, Yulia se acercó a ella tomó su rostro con un mano para que la volteara a ver y la beso - Entonces me quedaré – dijo Yulia y volvió a besarla. La alegría de la pelirroja era más que evidente al saltar hacia Yulia y rodearla con sus brazos. Por su parte Yulia llamó a su casa para avisar que dormiría con Lena esa noche. Las chicas pasaron la tarde platicando y viendo películas, llegada la noche ya no tenían hambre, así que solo bebieron un chocolate caliente. Juegos de besos y caricias por parte de ambas surgieron, y poco a poco fueron subiendo de tono, y poco tiempo después ya estaban desnudas, contemplando y tocando suavemente sus cuerpos, dejándose llevar por el amor y el placer, fueron tantas veces durante toda la noche que perdieron la cuenta, terminaron exhaustas. Había sido una navidad maravillosa, la mejor de sus vidas, Lena era más feliz que nunca, amaba a Yulia y era bien correspondida, la pelinegra por su parte no cabía de tanta alegría, Lena era todo lo que ella jamás esperó conocer, mucho más de lo que alguna vez pudo haber deseado, no la dejaría jamás, sentía unas enormes ganas de protegerla y de hacer todo por ella, se amaban y amaban demostrárselo. A la mañana siguiente Yulia despierta, su amada pecosa aun duerme, Yulia va a la cocina y prepara el desayuno, Lena aparece un rato después usando la bata blanca del día anterior - Buenos días dormilona – saluda Yulia - Buenos días Yul, ¡qué bien huele! – exclamó la pelirroja - ¿Café? – pregunta Yulia Lena asiente y las chicas desayunan juntas. A media mañana Yulia regresa a su casa, toda su familia está ahí, la reciben con gusto, Yulia está tan feliz que no puede disimularlo, Dasha corre hacía su tía y le da un fuerte abrazo y la invita a jugar, ahora estaban en la sala armando unos bloques - ¿Y bien?, ¿usaste protección, o ya me voy haciendo a la idea de que pronto seré tío? – preguntó Oleg Jr. - ¡Cállate idiota! – dice Yulia a la vez que le da un puñetazo a su hermano en el brazo - ¡Vamos Yulia, no te hagas!, todos sabemos lo que pasó, no hace falta que nos lo expliques – dijo Oleg jr. - ¡No iba a hacerlo de todos modos! – le gritó Yulia - Oleg no te metas en la vida privada de tu hermana – lo regañó Larissa - Mamá, solo bromeo, me da mucho gusto por ella, tan solo mira son la sonrisita con la que llegó, no se lo que haga Lena con ella, pero funciona, ya no anda de mal humor - dijo Oleg jr. - Por cierto, hija ¿por qué no vino Lena, creí que vendría contigo? – preguntó Oleg - Hoy acordó visitar a sus padres, pero la invité a venir mañana – explicó Yulia - Ella siempre es bienvenida, no necesita invitación – dijo Larissa - Lo se mamá, ella agradece eso – dijo la morena. Yulia pasó un día muy tranquilo en compañía de su familia. Mientras tanto, en otra parte de la ciudad Lena llegaba a la enorme casa de sus padres, los saludó y todos se desearon feliz navidad, para evitar un interrogatorio ella solo les dijo a sus padres que la navidad la había pasado en compañía de amigos y que eso mismo planeaba hacer para fin de año. Lena les entregó un par de regalos, a Inessa unos pendientes con rubies, y a Sergey un reloj, Lena recibió por parte de su madre un largo y elegante abrigo negro, y su padre le entregó un álbum que contenía fotos de Lena desde que era una bebé, incluyendo algunas con sus padres y su abuela, además tenía una linda dedicatoria: “Mi niña Elena, siempre serás mi motivo, mi mayor orgullo y mi mayor creación, me siento privilegiado de ser tu padre, ánimo en todo lo que quieras en la vida, que yo siempre te apoyaré”. Lena quedó conmovida, no solo por lo que acababa de leer si no porque su padre, un hombre que, a pesar de siempre estar ocupado, esta vez se había tomado el tiempo de elaborar algo así para ella, y es que habitualmente los regalos de sus padres eran cosas costosas adquiridas en una tienda o algún libro heredado relacionado con medicina, la chica agradeció el regalo. Horas más tarde sonó el timbre de la casa, eran los Kuzmanovic, la familia completa había llegado, y lo que Lena menos quería que pasara, pasó, Sasha apareció. Los recién llegados traían diversas bolsas y paquetes de comida, evidentemente todo ya estaba planeado, ¿por quién?, era más que obvio que la madre de Lena tuvo que ver en todo esto. La chica saludó a todos y cuando se encontró con Sasha, solo le dijo un: - “Buenas tardes, Aleksander” – El hombre devolvió el saludo a la vez que sonreía, Lena conocía muy bien ese gesto que hacía, una sonrisa tan hipócrita y falsa como el mismo, ¿acaso nadie más lo notaba?, en ese momento el celular de Lena comenzó a sonar, ¿eso era algo afortunado?, probablemente sí - Disculpen, debo atender esta llamada – dijo Lena y se fue a otra parte de la casa - ¡Hola Pecosa! ¿cómo va todo? - dijo Yulia al otro lado de la línea - ¡Yul, no sabes cuánto gusto me da escucharte! – exclamó Lena con un alivio que no pasó desapercibido por su novia - Me halagas, pero dime ¿pasa algo?, te escuchas angustiada – preguntó la morena Lena explicó la situación a Yulia, ésta trató de no enojarse y se contuvo de ir al rescate de su amada, cuando ésta le explicó que ella podía manejarlo, optó por mejor tranquilizarse, duraron hablando un rato, hasta que Lena escuchó como su madre la llamaba - Por favor avísame si necesitas algo, no importa lo que sea, ¡Adiós pecosa! – - ¡Adiós, mi amor! - se despidió Lena. En ese momento Inessa entró a donde estaba Lena - Hija, te estamos esperando para comer – dijo Inessa - Si mamá, ya terminé – respondió Lena La chica estaba un poco preocupada de que su madre hubiese escuchado algo de lo que habló con Yulia, pero aparentemente no había sido así porque no recibió ningún comentario al respecto. Pasaron al comedor, y Lena se sentó lo más lejos que pudo de su exesposo; como siempre, el trabajo fue tema de conversación, eso no le gustaba a la chica, por supuesto que podía responder y seguir con el tema, pero en verdad no quería hacerlo, esa clase de pláticas le resultaban aburridas, esa era un gran diferencia entre los Volkov y su familia, o entre sus amigos y su familia, con ellos el trabajo era algo de segundo o tercer plano, no era la prioridad, por el contrario se podía distraer y desestresar, tal vez no estaba haciendo lo correcto al compararlos, pero no podía evitar al menos pensar en ello, luego su pequeña morena vino a su mente, ¿qué estaría haciendo?, ¿acaso estará jugando con Dasha?, no podía esperar a verla, abrazarla, besarla y… - ¡¿Lena?! – la llamó Inessa en un tono elevado - ¿Si mamá, qué decías? – preguntó Lena, tratando de verse tranquila al sentir sobre ella las miradas de todos - ¿Te preguntaba si terminaste de revisar el listado de aparatos que solicité? – preguntó Inessa - Ah si mamá, ya lo tengo listo, te los enviaré mañana – respondió Lena. Después de la comida pasaron a la sala para seguir platicando, pero Lena prefirió subir a la que era su antigua habitación, se acostó en su cama mirando al techo, duró un rato ahí, mensajeaba con Yulia y con Tasya, quien le informó que iría a Moscú junto con Vadim el 2 de enero y se quedarían una semana, se estaban poniendo de acuerdo para verse y salir, pero en ese preciso momento Inessa entró - ¿Elena Katina que pasa contigo?, ¿por qué no bajas?, tenemos invitados que vinieron a verte y tu solo te encierras en tu habitación como una adolescente malcriada – la regañó Inessa - En primer lugar, mamá, ellos son tus invitados, a mi ni si quiera me agradan, en segundo lugar, estaba a punto de irme ya a mi departamento – respondió Lena en un tono molesto mientras se levantaba de la cama. Inessa estaba anonadada, Lena jamás le había hablado así, ¿cómo se atrevía, y cómo se atrevía a hablar así de los Kuzmanovic?, ellos la conocían desde siempre, también eran como sus padres. - ¡¿Qué es toda esta actitud Elena?! – preguntó Inessa enojada - Mamá, no es mi intención ser grosera contigo, pero sé muy bien que tu los invitaste, yo vine a verte a ti y a papá, para pasar un buen día con ustedes, pero no podemos tener un momento a solas en familia porque siempre quieren meter a los Kuzmanovic en todo lo que hacemos – dijo Lena aún más molesta, con las manos a los lados de su cuerpo vueltas puños - ¡No seas malagradecida!, ellos son familia, hacen todo por nosotros y nosotros por ellos, Sasha vino hasta acá para verte y ahora tu estás aquí haciendo berrinches y evitándolo – le reclamaba la mujer - ¿Mamá, cuándo vas a entenderlo?, ¡Aleksander y yo desde hace mucho que ya no estamos casados, YO NO QUIERO VERLO A ÉL Y ELLOS NO SON MI FAMILIA! – gritó Lena - ¿Qué está pasando aquí? – preguntó Sergey entrando a la habitación. Lena respiró profundo para calmarse, Sergey observaba a su esposa, la imponente mujer también tomaba aire y se acomodaba el cabello para regresar a su habitual postura de rectitud. - Lena ¿puedes bajar por favor?, queremos hablar unas cosas contigo, son respecto a la nueva clínica – preguntó el hombre Lena estaba dudosa, en verdad ya quería marcharse, pero no quería ser grosera con su padre o sentir que lo defraudaba de alguna manera, así que accedió. La casa era muy grande así que era poco probable que los invitados de abajo escucharan los gritos de hace un momento, esto tranquilizaba a Lena, no tenía ganas de darle explicaciones a nadie y menos a ellos. La chica respiró profundo, y tratando de aparentar de que no pasaba nada bajó las escaleras y se acercó a la sala - Lenita, que bueno que ya volviste – dijo la señora Kuzmanovic - Mira acércate, queremos colocar unas divisiones aquí, pero necesitamos saber si eso afectaría la funcionalidad del laboratorio – dijo el hermano mayor de Sasha Minutos más tarde, los padres de la chica aparecieron, mostraban tanta serenidad, como no hubiera sucedido nada. Por otro lado, Lena atendió todas las solicitudes y observaciones que le hacían, no esperaba tener que trabajar en vacaciones, pero que se le iba hacer, a fin de cuentas, ella dirigía el proyecto, además procuraba no mirar a Sasha, apenas y cruzó palabras con él un par de veces en toda la tarde, sin embargo, sentía qué el si la miraba repetidas veces y eso era desagradable. Conforme pasaban las horas empezaron a dejar el trabajo de lado cuando el alcohol iba embriagando a varios de ellos, Lena por su parte había bebido una sola copa de vino en todo el día por lo que ella estaba bien, tan pronto el sol empezaba a ocultarse se despidió educadamente de todos, esperaba algún comentario por parte de sus padres, pero no fue así, para su sorpresa la dejaron ir tranquilamente, quizás era porque ya andaban subidos de copas.
Que tal chicos y chicas, ¿qué les ha parecido la historia hasta ahora?, por fin Lenita mostró un índice de querer ponerle límites a Inessa, esa señora Tan metiche y casamentera. Jajajja bueno sin más que decir, por lo pronto les dejo otro capítulo: ——————————————————————————————————————————————— Parte 14: TASYA Y VADIM Yulia y Lena pasaron el fin de año en casa de Yuri y Veronika, el matrimonio dio una pequeña fiesta en su nueva casa a la que recién se habían mudado, también asistieron Anika, Raisa y unos cuantos invitados más. Lena en un principio estaba un poco nerviosa, a pesar de ya haber visto en una ocasión a los amigos de Yulia, esta sería la primera vez que la conocerían como su novia, pero ellos rápidamente la hicieron sentir bienvenida, las chicas se divirtieron, brindaron, bromearon y se tomaron muchas fotos. El 2 de enero tal y cómo lo habían acordado Tasya y Vadim llegaron a Moscú, ahora era el turno de Yulia de conocer a los amigos de su novia, pero la chica no estaba para nada nerviosa, por el contrario, le entusiasmaba conocer a las únicas personas en todo el mundo en las que Lena realmente confiaba y que tanto la habían ayudado. Llegaron al restaurante donde habían acordado verse: - ¡LENA! – la chica corrió hacia ella - ¡TASYA! – gritó la pelirroja Se abrazaron, su entusiasmo y felicidad fue evidente para todos los presentes ahí, pero ninguna se contuvo, y es que en verdad se echaron mucho se menos, Lena abrazó también a Vadim y procedió a presentar a Yulia - Mucho gusto, Yulia Volkova - dijo la chica extendiendo su mano Tasya la tomó de la mano y tiró de ella emocionada dándole un beso en la mejilla - ¡Bonjour, o debería decir Good morning, o quizás buongiorno!, Naah, solo bromeo Yulita, ¡NO, espera!, ¿puedo decirte Yulita?, ¡no, ya sé!, ¿mejor Yul?, ¡no, espera!, sé que Lena te dice así, tal vez sea algo exclusivo de ustedes, lo tengo, mejor solo te diré Yuli, o Yulia, tu dime, oye tengo hambre – dijo Tasya Todo esto hizo reír a Yulia, le pareció tan hilarante la rapidez con la que Tasya hablaba y cambiaba de tema - Jajaja puedes decirme como tú quieras – dijo Yulia - ¡Aahh ya dijiste!, oh, por cierto, te presento a mi esposo – exclamó Tasya mientras empujaba a Vadim frente a Yulia - Vadim Makarov, mucho gusto señorita Volkova – dijo el hombre de forma muy educada La morena devolvió el saludo y dijo que podría llamarla solo Yulia - 0K ya dejemos las formalidades, Lena tienes que contarme todo lo que ha pasado, tenemos que ponernos al día – dijo Tasya tomando a Lena de ambas manos. Comieron y platicaron, Lena estaba muy feliz de ver a sus amigos después de tantos meses, los Marakov le platicaron sobre cómo ganaron el caso, y Lena habló sobre su tesis, el proyecto de la clínica que dirigía, entre otras cosas, mientras tanto Yulia solo la observaba e inconscientemente sonreía al pensar en lo hermosa que era su pelirroja - ¿Y cuándo se casan? – preguntó Tasya curiosa Yulia se pasó de golpe el trago de agua que estaba bebiendo y casi se ahoga, esa pregunta la tomó por sorpresa, la chica se quedó pensativa un momento mientras trataba de respirar con normalidad, iba a responder, pero Lena se adelantó - Tasya aún no hemos hablado de matrimonio – dijo la pelirroja - Lo se Lena, sé que van iniciando, tan solo quería sorprender a Yulia, está toda embobada mirándote – se volteó hacia Yulia – no me malentiendas solo estoy jugando – dijo Tasya - No te preocupes – contestó la morena. La pregunta no le había molestado para nada a Yulia, pero si la dejó pensando, era verdad, aunque llevaban poco tiempo como pareja, aún no habían hablado nada sobre casarse, ¿Yulia casada?, en el pasado, ni pensarlo, que Yulia Volkova fuera a sentar cabeza, era algo imposible, pero ahora las cosas estaban cambiando, es verdad, ella amaba a Lena, y pensando bien las cosas, si le gustaría casarse con ella y estar juntas toda la vida, ¿pero Lena?, ¿acaso ella también querría casarse?, las cosas no salieron nada bien en su primer matrimonio, incluso podrían decirse que fueron vivencias muy traumáticas, Lena perdió un hijo, tal vez ya no era parte de sus planes formar una familia. Ella es una persona muy ocupada, quizás su trabajo ahora lo era todo y ya no había cabida para algo como eso, y todavía había un factor más, algo muy importante, en Rusia no estaba permitido, incluso era prácticamente ilegal; la homosexualidad era muy mal vista, incluso Anika y Raisa quienes llevaban muchos años juntas, ante la sociedad tenían que fingir que eran solamente “amigas muy cercanas” o podrían salir heridas. Yulia empezó a sentir frustración, de pronto había recordado por qué se fue de Moscú, porque no le gustaba estar en Rusia, esa gente tan cerrada de mente, los detestaba a todos y cada uno de ellos, a sus odiosas reglas y leyes que la hacían tan infeliz, la chica no hacía daño a nadie, pero ahí era muy mal vista si se expresaba tal y como era, tanto ella como sus amistades habían sido víctimas en diversas ocasiones de la discriminación, la indiferencia, y la crueldad, de gente que estaba en contra de sus preferencias, de su manera de ser, y ni hablar del idiota homofóbico que tenían como presidente, él era el peor de todos, un incitador de la violencia y el rechazo hacia los homosexuales. Yulia siempre odió reprimir sus sentimientos y se prometió a sí misma no volverlo a hacer; por otro lado, las cosas con Lena iban de maravilla, pero por el bien de la pelirroja y de su trabajo, la morena prefirió mantener en privada su relación y jamás insistirle en demostrarlo en público, siempre que salían a la calle se tomaban de la mano disimuladamente, si se besaban, pero en lugares donde no hubiera tanta gente o estuvieran oscuros, como el cine o el parque a altas horas de la noche. Yulia jamás le había dicho a Lena cosas como: “¿Lena cuándo me presentarás ante todos como tu novia?”, no quería presionarla, pero también quería que los padres de la pelirroja la conocieron como lo que en verdad es, SU NOVIA, es más, quería que el mundo entero supiera que Lena Katina era su novia. - ¿Yul? – preguntó la pelirroja a la vez que la tomaba de la mano por debajo de la mesa - Perdón Amor, mi mente estaba divagando – se disculpó la morena, vio a lo lejos como Tasya y Vadim estaban distraídos observando el menú - ¿Te preguntaba si quieres que ordenemos un postre para las 2? – cuestionó la pelirroja - Si claro, ¿algo con chocolate te parece bien? – preguntó Yulia - ¡Me encantaría! – sonrió Lena. Después de disfrutar el postre, fueron de compras a un centro comercial, Tasya y Lena compraron muchas cosas, principalmente la rubia, quien tapizó de bolsas a su esposo, cosa a lo que el hombre ya estaba muy acostumbrado, en una de las tantas tiendas a la que entraron Tasya y Lena se entretuvieron en los probadores, Yulia y Vadim se quedaron solos. - Dime, Yulia ¿llevas mucho tiempo viviendo fuera de Rusia? – preguntó Vadim dejando a un lado los paquetes y las bolsas - Como 8 o 9 años – respondió Yulia - Debe ser extraño volver después de tanto tiempo – dijo el hombre - Un poco, lo complicado fue adaptarme al horario y a la comida, aun extraño la comida de Norteamérica, allá podía probar de todo – la morena río - Oh, y yo que pensaba invitarlas mañana a Lena y a ti a casa de mi madre a comer, ella cocina delicioso, pero solo prepara comida rusa – dijo Vadim - Si la invitación aún sigue en pie me encantaría ir y sé que a Lena también – respondió Yulia - ¡Por supuesto que sí, será un gusto que nos acompañen! – exclamó el hombre - ¿Señor Marakov puedo preguntarle algo? – cuestionó la morena, Vadim asintió - ¿cómo era Lena cuando la conocieron, ella ya me ha contado lo que ha vivido, pero realmente es alguien que prefiera complacer a sus padres antes que pensar en ella misma? – preguntó Yulia - Bueno ahí estás planteando dos épocas diferentes, la Lena que Tasya y yo conocimos es muy diferente a la Lena de ahora, lo que quiero decir es que cuando nosotros la conocimos en ese hospital, vimos a una chica lastimada física y emocionalmente, destrozada, al borde del colapso, una mujer maltratada, no queríamos dejarla sola, incluso temimos que al hacerlo ella fuera a… - hizo una pausa para pasar saliva – a suicidarse, Tasya y Yo pensamos lo peor, varias veces le ofrecimos quedarse en nuestra casa, pero ella prefirió afrontar sus problemas, realmente es una mujer muy valiente, no sé de dónde sacó fuerzas para enfrentarse ella sola a ese patético intento de hombre, pero hicimos todo lo posible para agilizar su divorcio, incluso pudimos dejar a ese sujeto en la ruina y ponerlo tras las rejas, pero fue Lena quien nos pidió no hacerlo – explicó Vadim - Entonces si lo amaba – cuestionó Yulia - No creo que haya sido por amor, más bien fue por compasión, esa es la naturaleza de Lena, es una persona muy amable, ese tipo no la merecía, te juro que cuando lo vi en la audiencia quería molerlo a golpes, pero me contuve, créeme, me costó mucho – dijo cerrando los puños con fuerza – pero sabes algo, Lena se ve muy diferente ahora, no deja de ser una persona amable, pero ahora se ve mucho más decidida, más alegre, y más capaz de afrontar las cosas, ha madurado mucho, incluso desde la última vez que la vimos, y eso que solo han pasado unos cuantos meses, pienso que tú has tenido mucho que ver en eso, pero, hay algo que te preocupa ¿verdad? – preguntó el hombre Yulia asintió, esos pensamientos que tuvo hace rato realmente la afligían. - No sé qué tanto les haya hablado Lena sobre mí, pero no soy alguien que oculte sus sentimientos, ni sus opiniones, eso incluye cuando algo me molesta, y no quiero presionar a Lena con nada, pero aún no les ha contado a sus padres nada sobre mí, ni si quiera saben que existo, además de que ellos siguen armando acercamientos entre Lena y su exesposo, parece que para ellos no hay otro escenario posible más que el de ella y ese sujeto juntos, creo que jamás van a aceptar lo nuestro y no me gusta sentir que me están escondiendo – - ¿Qué te ha dicho Lena? – cuestionó Vadim - Aun no le he preguntado nada, como le dije, no quiero presionarla – respondió Yulia - Imagino que ya lo sabes, pero los padres no siempre están de acuerdo con las elecciones que hacen sus hijos, ¿Lena te ha contado cómo nos conocimos Tasya y yo? – preguntó él y Yulia negó con la cabeza – Yo era el profesor de mi esposa en la universidad, me enamoré de ella desde la primera vez que la vi entrar a mi salón de clases, ella tenía 19 años, pero no demostré ni dije nada por dos razones, la primera que no sabía si ella sentía lo mismo por mí, y la segunda que yo era su maestro, sería inapropiado estar enamorado de una alumna, además de que soy 10 años mayor que ella y ante los demás no sería bien visto - Yulia entendió la situación, a pesar de que Vadim era un hombre que se ejercitaba y cuidaba su aspecto, la diferencia de edad entre él y su esposa era notoria. Vadim continúo hablando: - Por azares del destino poco a poco nos fuimos conociendo mejor, hasta que nos hicimos novios, pero por el bien de ambos tuvimos que esperar unos años para dejarnos ver en público y casarnos, la diferencia de edad jamás ha sido un problema entre nosotros, pero basta decir que los padres de Tasya querían alguien acorde a la edad de su hija y yo no lo era, he recibido insultos por parte de ellos, y siempre me he mantenido al margen y a mí no me afecta, pero a mi esposa si, lo que más me duele es que cuando se enteraron la echaron de casa, la desheredaron y no se han vuelto hablar, sé que los extraña, ni siquiera asistieron a nuestra boda, ella seguido ve a sus hermanas y sus sobrinos, pero a mis suegros no, me gustaría que algún día ellos puedan volverse a hablar, lo que más me importa es el bienestar de ella – dijo Vadim - ¿Qué hace cuando ella los extraña? – preguntó Yulia - Jamás podré ocupar ese lugar, Tasya lo sabe, pero también sabe que hay que avanzar, ella misma marcó un antes y después, ha sanado y está dispuesta a volver a acercarse a ellos si se lo permiten, mi deber es estar con ella y apoyarla, ustedes apenas van empezando su relación, el afrontamiento con sus padres es algo que tarde o temprano va a suceder, y te apuesto que Lena es consciente de eso, se ve que ella te ama mucho, así que no la subestimes, ella es muy inteligente y como te he dicho, se ve muy diferente ahora, más audaz, estoy seguro de que se está preparando para ese momento – explicó Vadim - Gracias, señor Marakov – - Puedes decirme Vadim – dijo el Vadim, la chica asintió. Ambos vieron a Tasya y Lena acercarse con más bolsas - Mira amor le compré otro regalo a tu mamá – dijo Tasya levantando emocionada una de las bolsas - Amor vamos vi un local que venden chocolates de diferentes partes del mundo, quiero que me ayudes a elegir algunos – dijo la pelirroja a la vez que tomaba la mano de su novia para que la siguiera y sonreía. Yulia sonrió de vuelta mientras pensaba en las palabras que Vadim recién le había dicho, se sintió aliviada al escucharlo, quizás estaba a punto de cometer una tontería, como ser impulsiva o reclamarle a Lena sin razón, la pelirroja la amaba, había que confiar en ella, había que darle tiempo, y apoyarla. Después de pasar horas y horas de un lugar a otro en el centro comercial, se despidieron, Yulia pasó a dejar a Lena a su departamento. Al día siguiente, Yulia acababa de salir de bañarse, hacía videollamada con sus amigos de Nueva York mientras esperaba a la pelirroja, está vez irían en el auto de ella por sugerencia de Lena - ¿Sam cómo está todo, qué tal las acciones? – preguntó Yulia - ¿Yulia por qué hablas de trabajo? Lily, amor, dile a Yulia que le invito un trago – decía la chica con una botella en la mano - ¿Lily podrías decirle a tu novia que deje de embriagarse y me diga cómo están mis acciones? – preguntó la morena - Tranquila Yulia, han estado bien, todo está en orden – respondió Lily riendo - En un momento te envío los reportes, solo estamos celebrando - - ¿Algo en especial? – - Pues el cabr*n de Jackson por fin le propuso matrimonio a Cassie, tendremos boda muy pronto – - ¿Wow en serio?, ¿dónde está el idiota?, quiero felicitarlo y regañarlo por no decirme nada – cuestionó Yulia - Aquí estoy Yulia – respondió una voz a lo lejos, Lily giró la pantalla hacia el chico – apenas se lo propuse esta mañana por su cumpleaños - - Mira nada más, ¡Jackson, Felicidades!, pensé que jamás te animarías ¡enhorabuena!, ¿ya tienen fecha? – preguntó Yulia - Si, en noviembre, espero que puedas venir – dijo Jackson - ¡Por supuesto, ahí estaré! – exclamó la morena Yulia siguió hablando con sus amigos un rato más, Allison estaba entre ellos, Yulia alcanzó a ver una mirada de reproche en la chica, aun así, la morena la saludó normal, después de terminar la videollamada recibió un mensaje de Lena avisando que llegaría en 20 minutos, la pelinegra terminó de arreglarse, se puso un suéter de cuello alto color blanco, un chaleco, un pantalón de mezclilla, botas, y arregló su cabello. Al bajar, Lena ya estaba ahí jugando con Dasha con plastilinas, las chicas se despidieron y partieron rumbo a su destino. - Creí que usarías tu ushanka – dijo la pelirroja mientras conducía - Quería hacerlo, pero me dio un poco de pena, además ¿Qué tal si me despeino al quitármelo? – explicó Yulia - Yo pienso que te vez muy linda con él, y también me gusta como se ve tu cabello cuando te lo quitas – dijo Lena a la vez que volteaba a verla brevemente para luego regresar la vista al camino – me gustas mucho Yul… - A pesar de su bronceado, el sonrojo en su rostro fue más que evidente, tenía unas enormes ganas de decirle a Lena que detuviera el auto ahí mismo y empezar una oleada de besos que posiblemente se convertirían en algo más grande, pero no quería llegar tarde a su compromiso. Al poco tiempo llegaron a casa de la madre de Vadim, antes de bajar del auto Yulia le plantó un beso a su novia en los labios, el cual se vio interrumpido cuando escucharon como Vadim y Tasya salían de la casa para recibirlos. Lena le sonrió a su novia y tomó un par de pañuelos de la caja que tenía ahí en el auto - Bajaré primero, no olvides limpiarte tú también – dijo extendiéndole un pañuelo también a Yulia La morena lo tomó y miró por el pequeño espejo del auto como el labial rosa que antes solo pintaba los bellos labios de Lena ahora también estaba alrededor de la boca y mejillas de Yulia. - Continuaremos esto más tarde… - dijo Lena y le dio un tierno beso a su novia en los labios Yulia amaba cuando se ponía así con ella, amaba sus coqueteos, amaba sus juegos, amaba a esa chica. La pelinegra se quitó rápido todo rastro de labial y bajó del auto, saludó a los Marakov y entraron a la casa. Ya dentro, conoció a la madre de Vadim, quien era una señora alta de alrededor de 70 años de nombre Agnessa, con cabello largo y blanco debido a su edad, la mujer les dio una cálida bienvenida a su hogar el cual estaba decorado con muchas fotos de toda su familia, pero también había diversas pinturas, algunas pequeñas figuras hechas a mano, entre otras piezas de arte lo cual despertó admiración en Yulia. - ¿Mejor que solo tejer verdad? – preguntó la mujer sacando a Yulia de su trance - ¡Vaya que sí! ¿Usted hizo todo esto? – preguntó Yulia con asombro, la mujer asintió - Lena también quedó fascinada la primera vez que vino aquí, esto es solo lo que he querido conservar, la mayoría de mis creaciones las he donado o se han subastado, al principio no quería desprenderme de ellas, pero eran tantas que no tenía suficiente espacio para todas, luego llegaron los nietos y ya te imaginarás que era muy complicado cuidar todo – dijo esto último riendo – este es el trabajo de toda mi vida ¿qué te parece? – cuestionó Agnessa - ¡Es maravilloso! – exclamó la morena Yulia estaba más que impresionada, a ella le gustaba mucho ir a museos y admirar obras de arte de todo tipo - Mi Amor, aquí estás – dijo Lena apareciendo de una de las habitaciones - Ven Yulia, la comida se enfría, más tarde te mostraré mi estudio – dijo la mujer Las chicas las siguieron y atravesaron la enorme sala, a lo lejos, casi en el rincón, Yulia pudo ver un piano color blanco, algo que obviamente captó su atención, pero no hizo ningún comentario al respecto. Todos se sentaron en el gran comedor, y mientras disfrutaban los deliciosos manjares preparados por Agnessa, conversaron y así fue como Yulia supo que la mujer fue obligada a casarse desde muy joven porque sus padres arreglaron su matrimonio, pero que aun así su esposo siempre la trató con respeto y la apoyó, con el tiempo ella se fue enamorando de él y lo amó incondicionalmente, además de que encontró en el arte una manera de expresar sus emociones y distraerse, también se enteró de que Vadim era el menor de 5 hermanos, todos dedicados a cosas diferentes, y que todos a excepción de él vivían en Moscú y ya tenían hijos, que quedó viuda 4 años atrás, también que Lena la visitaba de vez en cuando y siempre le llevaba algún regalo. La mujer era encantadora, de mente muy abierta, incluso contó que ella en su juventud tuvo un par de novias a escondidas de sus padres. - ¡No le cuentes eso a tus hermanos! – dijo Agnes mirando a Vadim, provocando que todos los presentes soltaran una carcajada - ¿Vadim y tus hermanos? – preguntó Lena - Todos se fueron esta mañana temprano a unas cabañas en las montañas, volverán en un par de días – explicó el hombre - Yulia me han dicho que tocas el piano ¿es verdad? – preguntó Agnessa - Así es – asintió la morena - ¡Oye Yulia es verdad, Lena me contado muchas veces que tienes mucho talento, ¿podrías tocar algo para nosotros? – preguntó Tasya - Por supuesto – respondió la pelinegra En realidad, a Yulia no le gustaba dar conciertos, ella amaba tocar solo para sí misma, para expresarse, para conocerse, para relajarse, los únicos espectadores que había tenido eran solo su familia y Lena, pero gustosamente hizo una excepción en esta ocasión ya que había congeniado muy bien con Agnessa, Tasya y Vadim. Pasaron a la sala, la morena se tomó un momento para observar el piano, se notaba que éste ya tenía muchos años, pero estaba en excelente estado, admiró el marco, cuidadosamente levantó la tapa y la sostuvo con el bastón, tomándose un momento para admirar también la pieza por dentro, después pasó a sentarse en el banco, notó que el atril no tenía ningún libro de partituras pero no le dio importancia a eso, miró la cubierta del teclado y vio en él unas letras doradas y asumió que eran iniciales de algún nombre, después lo levantó para admirar las teclas, tocó con delicadeza algunas de ellas para apreciar su estado y escuchar su maravilloso sonido, todo estaba perfecto, debidamente afinado, hace años que no veía un instrumento tan magnífico como ese, Yulia se giró hacia los presentes e hizo un gesto con su mano invitando a Lena a acompañarla, la pelirroja se acercó y tomó su lugar en la banqueta junto a la morena, viendo su encantadora sonrisa y perdiéndose entre el bello azul de sus ojos. La morena se giró, puso sus manos en posición y cerró los ojos, comenzó a tocar perdiéndose entre las notas que pasaban en su mente y la melodía de ‘Nocturno’, de Chopin, que sus dedos creaban. Cada sonido era majestuoso, escucharla era un deleite para todos los presentes, quedaron tan maravillados, tal y como Lena lo pensó la primera vez que la escuchó ‘Era como si Yulia hubiera nacido para tocar ese bello instrumento’. Minutos después la chica terminó la pieza y abrió los ojos solo para observar a todos ahí cautivados y conmovidos, incluso algunos entre lágrimas de lo hermoso que les pareció lo que acababan de escuchar. La morena sintió como su mano era tocada por la cálida mano de su novia entrelazando sus dedos. - Te amo Yul… - dijo la pelirroja entre lágrimas y una sonrisa Yulia secó las lágrimas de su novia y besó tiernamente su frente, sonriéndole de vuelta. - 4 años… - dijo Agnessa y todos voltearon a verla – 4 años sin escuchar ese piano, desde que tu padre murió – dijo volteando a ver a Vadim – jamás olvidé como sonaba, pero no había tenido el valor de escucharlo, ni siquiera me acercaba a él, sentía que la tristeza me consumiría, pero no es así, ahora estoy llorando, pero esta vez es de felicidad, recordé tantas cosas – dijo la mujer – sabes Yulia, yo le regalé ese piano a mi esposo hace muchos años, justo después de vender mis primeras obras, yo solo sé lo básico, la verdad es que podría decirse que no sé tocarlo muy bien, pero siempre amé escucharlo, así fue como me enamoré de él, gracias a ti pude revivir ese recuerdo – explicó Agnessa. Todos escucharon atentamente a la mujer, Tasya le dio un abrazo y Vadim también la consoló, Agnessa dio un gran respiro y habló - Procuré mantener intacto su legado y por eso no había permitido que nadie se acercara a ese piano, además de que ninguno de mis hijos o nietos se interesó aprender a tocarlo, amo a mis niños, pero no quería que lo usaran como juguete, es muy valioso para mi – dijo Agnessa - Es cierto, solo el que viene de vez en cuando a afinar ese piano y le da mantenimiento es el único que podía tocarlo – dijo Vadim - Aun así, gracias, Yulia, gracias por llevarme a esos momentos y devolverme esos recuerdos, ¿podrías tocar algo más? – preguntó la mujer - ¡Será un placer! – afirmó Yulia con una sonrisa secándose las lágrimas que también habían brotado de ella. Pasaron toda la tarde deleitándose con las melodías interpretadas por la chica, las cuales incluyeron piezas de Debussy, Beethoven, más de Chopin, Bach, Mozart y unas cuantas de las creaciones de la misma Yulia que hacía tiempo que no tocaba. Llegada la noche se despidieron de los Marakov, acordaron de verse en un par de días. Yulia prometió volver seguido a casa de Agnessa y volver a tocar el piano para ella. - Siempre serás bienvenida, gracias por todo – dijo la mujer - Gracias a usted por permitirme ese gran honor – dijo la morena Las chicas se despidieron y partieron de regreso.