Long-fic de Pokémon - El viaje de una chica llamada Navaja

Capítulo IV

El primer desafío​

El esperado día había llegado y al despertar ese día Navaja no quiso comer junto a Shane ni Zack porque necesitaba prepararse mentalmente para su batalla. Dio de comer a sus Pokémon y les dio indicaciones sobre lo que debían hacer. Scyther parecía no prestar atención a su Entrenadora.

Al terminar de preparar a sus Pokémon, salió al patio de la casa en donde Shane reía junto a su primo Zack.

— Espero estén listos — dijo Navaja saliendo por la terraza y saltando con energía hacia el patio.

— Creímos que te habías acobardado y ya no vendrías — se burló Zack.

— Eso jamás — Navaja se acercó rebosando de energía.

— Entonces no perdamos más el tiempo — agregó Shane con una sonrisa.

Shane y Navaja se pusieron uno frente al otro dejando varios metros entre ellos, mientras Zack se posicionó a un costado entre ambos. Aclaró su garganta y agregó con voz fuerte.

—El enfrentamiento entre el Domador Pokémon Shane y su hija Navaja da inicio. Será una pelea individual, cada contrincante usará un máximo de dos Pokémon. No se permiten cambios de Pokémon en la batalla — Zack los miró a ambos —Si no hay dudas, ¡que comience el combate! — indicó levantando el brazo derecho y bajándolo rápidamente.

— ¡Feraligatr! — Shane sacó una pokébola de su cinturón y liberó a un gran Pokémon lagarto de color azulado, que gruñía ante la emoción de un combate.

— Entonces yo elijo a Bulbasaur, ¡vamos! — Navaja lanzó la pokébola liberando al pequeño Pokémon reptil, quien al ver al enorme Pokémon delante suyo palideció y quiso huir, pero Navaja lo detuvo con ambas manos — No tengas miedo, tenemos ventaja…eres fuerte contra los de tipo agua — sonrió con seguridad. Bulbasaur tragó saliva y se ubicó tembloroso en su lugar.

— Haz el primer movimiento — indicó Shane a Navaja.

— ¡Demostremos que tú también eres muy poderoso! Usa Gruñido— Navaja empuñó ambas manos.

Bulbasaur utilizó el ataque Gruñido, intentando amedrentar a su oponente mientras que Feraligatr se quedó observándolo y miró a Shane, preguntándose si en serio su Entrenador permitía que se enfrentara a un Pokémon tan pequeño.

— ¿No harás nada? Está bien, utiliza Desarrollo — ordenó Navaja.

Bulbasaur concentró toda su energía en el bulbo sobre su espalda, para golpear con más fuerza el siguiente ataque. Feraligatr esperaba pacientemente que Shane le indicara qué hacer ante esa situación desventajosa.

— Feraligatr, Acua Cola — decidió Shane de repente, Navaja se preparó para auxiliar a Bulbasaur en cualquier momento, mientras el pequeño esperaba con temor el ataque que se concentraba en la cola musculosa de su oponente. Una fina corriente recorrió en espiral la cola de Feraligatr mientras él la agitaba — Escúchame Bulbasaur, quiero que intentes desarmar el ataque con Látigo Sepa.

El Pokémon titubeó y miró a Navaja.

— Hazlo — decretó la chica asintiendo con la cabeza.

Bulbasaur sacó sus látigos y los lanzó hacia Feraligatr quien se volteó y recibió los ataques con la corriente que provenía de su cola.

— ¡Otra vez! — dictó Shane.

Feraligatr seguía en guardia y Bulbasaur empezó a lanzar sus latigazos hacia la cola de Feraligatr, salpicando de agua el suelo y a los presentes.

— ¡Rompe la corriente! — ordenó Shane.

— ¡Vamos! — exclamó Navaja.

Bulbasaur usó todas sus fuerzas mientras Feraligatr agitaba su cola, creando un espiral frente suyo, que se iba agrandando cada vez más.

— Si no lo rompes, te lastimará con un solo roce — advirtió Shane.

Bulbasaur estaba asustado, comenzó a golpear la corriente empleando cada vez más fuerza y más rapidez; estaba sudando.

El remolino se acercaba y se volvía cada vez más grande, por lo que intentó desarmar la nueva onda que se estaba creando. Tomó impulso, corrió hacia la corriente y golpeó tan fuerte con sus látigos que su cuerpo perdió el impulso y para no caer, dio una voltereta en el suelo y el movimiento hizo que ejerciera la fuerza necesaria para romper el curso de la corriente.

— Suficiente —indicó Shane.

Feraligatr deshizo el ataque, mojando el suelo con el agua que cayó. Bulbasaur cayó de pie, sonriendo por tener su primera hazaña en una batalla.

— Es un gran avance — sonrió el vaquero.

— ¡Genial! — exclamó Navaja dando un salto de alegría.

Feraligatr se acercó a Bulbasaur y abrió su enorme boca enseñando una sonrisa. Bulbasaur se asustó al ver a ese Pokémon tan grande con sus colmillos filosos, así que corrió a esconderse tras su Entrenadora.

— ¡Ya que Bulbasaur huyó del combate, Feraligatr es el ganador! — Zack señaló a Shane con su mano izquierda abierta.

— ¿Qué? ¡No fue así!— reclamó Navaja.

— Tienes que aguantar hasta el final. No te daremos ventaja porque seamos familia — explicó Zack.

Navaja asintió y volteó hacia Bulbasaur levantando su pulgar indicando conformidad.

— Es hora que usen su último Pokémon — agregó Zack.

— Scyther, cuento contigo — Navaja lanzó la competiball de su Pokémon y este se mostró fastidiado.

— Flareon, a pelear — Shane lanzó la pokébola de su Pokémon más antiguo, quien salió ladrando y poniéndose en posición de ataque.

— ¿Es en serio, Shane? — Navaja proyectó una mirada acusadora a su padre.

—En las batallas te enfrentarás a todo tipo de oponentes y no porque sea tu padre tendré compasión a la hora de luchar — dictaminó el hombre.

— ¡Comiencen! — indicó Zack levantando un brazo con energía.

— Scyther, comienza con Cuchi… —Navaja no terminó de dar la orden, porque Scyther se impulsó antes que terminara de hablar, ejecutando un Ataque Rápido, el cual fue interceptado por la Detección de Flareon.

Al ver la rapidez de reacción de Flareon, Scyther se molestó y quiso ser más rápido, por lo que usó Agilidad, moviéndose de un lado a otro, intentando tomar por sorpresa al Pokémon tipo fuego.

— Usa Ataque Rápido — ordenó Shane.

— Scyther, protégete — agregó Navaja, sin embargo, Scyther siguió moviéndose de un lado a otro, ignorando por completo a su Entrenadora.

Flareon observó que Scyther se acercaba y de pronto se alejaba, así que esperó que estuviese cerca y rápidamente se impulsó para golpearlo con su Ataque Rápido, empujándolo de vuelta con su Entrenadora y debilitándolo considerablemente debido a su gran fuerza y experiencia.

— Te dije que te protegieras — reclamó Navaja, viendo como a Scyther se le dificultaba ponerse de pie.

— Scyther no obedecerá — aclaró Shane —. Al haber sido capturado por otro Entrenador le costará asumir tus órdenes. Ahora solo nos queda darle una lección.

Scyther logra levantarse y arremete contra Flareon por el aire, impulsándose con las alas velozmente, apenas perceptible por los ojos de los presentes. Apareció de un lado al otro mientras se acercaba a su oponente tipo fuego, quien intentaba leer el siguiente movimiento, pero era difícil ver por dónde atacaría Scyther. El golpe llegó del lado izquierdo cuando Flareon observaba hacia arriba. El ataque de Persecución surtió efecto, haciendo tropezar a Flareon; sin embargo no cayó, sino que utilizó su cercanía con el Pokémon mantis para golpearlo con Cola de Hierro apoyándose de sus patas delanteras para agarrar más impulso. Scyther no se esperaba esa ágil reacción de un Flareon ya maduro, por lo que no pudo evitar ser lanzado por el aire hasta que chocó su espalda contra un árbol, lo cual l0 dejó fuera de combate de inmediato.

— Scyther perdió— Zack levantó ambos hombros con cara de preocupación por cómo se lo tomaría Navaja.

— ¡Scyther! — la niña corrió hacia su Pokémon que aún estaba tumbado en el suelo y le sostuvo una guadaña para ayudarlo a levantarse — ¿Estás bien?

Scyther comprobó que sus alas no estuvieran heridas y voló hacia el fondo del patio. Navaja lo miró preocupada y volteó hacia Shane, quien la observaba con seriedad.

— Gracias — ella se inclinó en una reverencia.

— ¿Y eso por qué? — arrugó el entrecejo el Domador Pokémon.

— Por no utilizar ataques tipo fuego — sonrió Navaja.

— No tuve tiempo — Shane se cruzó de brazos —. A Scyther le hace falta mucho entrenamiento. Que esto te sirva de lección de lo que no debes permitir porque la próxima vez, no seré tan amable contigo.

Navaja se sonrojó por la vergüenza y se volvió hacia Scyther. Quien estaba haciéndole cortes a los árboles con la mirada llena de frustración.

— Anímate. Sólo fue una derrota sin sentido — Navaja lo observaba mientras Scyther seguía ensimismado en su actividad —. Tendremos muchas batallas que podrás ganar y si nos ayudamos podremos ser muy fuertes, ¡confía en mí, Scyther!

Scyther se detuvo un momento, la miró de reojo y siguió entrenando. Navaja lo tomó como una señal de esperanza, por más testarudo que fuera Scyther, ella entendió que él la apoyaba a su modo.

Entró a la casa y fue con mirada decidida a su habitación.

— ¿Estará molesta por haber perdido? — preguntó Zack al ver a Navaja pasar tan rápido.

— No tengo idea— contestó Shane recostado en el sofá mientras levantó los hombros y siguió concentrado en su teléfono.


Encerrada en su habitación, Bulbasaur la observó mientras ella se paseaba de un lado a otro.

— Estoy pensando en algo… y quiero saber si estás de acuerdo conmigo — Navaja apuntó con un dedo a su Pokémon, provocando que este se crispara y se acercara un poco temeroso, ella se puso en cuclillas y le acarició la cabeza — Quiero ponerte un nombre — Bulbasaur la miraba curioso, quería escuchar más —, no quiero llamarte siempre Bulbasaur, todos los Bulbasaur se llaman Bulbasaur… Tú eres especial, así que te daré un nombre igual de especial… ¿Te gusta Helio? Significa que te adaptas a distintos ambientes y puedes sacar lo mejor de ti en cualquier situación.

Bulbasaur dio un brinco de alegríadando su aprobación, Navaja lo abrazó y lo hizo girar junto con ella.

—No creo que a Scyther le agrade que le busquemos un nombre, además… yo tengo un nombre que combina perfectamente con él, así que con eso tengo suficiente — sonrió la muchacha.

Luego, Navaja arregló su cabello nuevamente en la coleta, puso su mochila al hombro y se ajustó el cinturón con sus pokébolas, poniendo la de Scyther en primer lugar. Se puso sus guantes negros sin dedos y salió de la habitación con semblante de triunfo. De pronto se vio en el aire y antes que pudiera gritar se percató que el Machoke de Zack la llevaba sobre el hombro y comenzó a bajar las escaleras.

— ¿Transporte gratis? — señaló Navaja con el ceño fruncido, Machoke solo sonrió y la llevó hasta afuera, en donde la esperaban Shane y Zack.

— Gracias, Machoke — sonrió Zack metiéndolo nuevamente a la pokébola — Quise asegurarme que estuvieras acá antes del anochecer.

— Zopenco— refunfuñó Navaja.

— Ahora que ustedes pasarán más tiempo juntos, dejen de pelear como bebés llorones — Shane se cruzó de brazos y alzó las cejas.

— La que es una bebé es Navaja, mira lo chaparra que es — se mofó Zack poniendo bruscamente una mano sobre la cabeza de ella.

— ¡Estoy en crecimiento aún! — Navaja empuñó ambas manos enojadísima.

— Y aquí vamos de nuevo… — Shane volteó los ojos.

— Pues parece que te vas a quedar así — seguía Zack a carcajadas.

— ¡No es cierto! ¡Apenas tengo diez años! Me falta mucho por crecer — Navaja se molestaba cada vez más.

— Avísame cuando me llegues acá — Zack se señaló la barbilla.

— Avísame cuando te crezca el cerebro.

— ¡Se callan los dos! No puede ser que a minutos de salir estén como Zangoose y Seviper.

— Yo soy Zangoose— Zack le sacó la lengua a Navaja.

— ¡Oye, yo quería Zangoose!

— Pues piensa más rápido, tonta — la risa de Zack era contagiosa pero Navaja estaba muy ofuscada.

— ¡El tonto eres tú! ¡¿Cuál es tu obsesión con querer pelear siempre?!

— Demostrar lo superior que soy de ti.

— ¡Solo si fuera un concurso idiotas!

— Justamente en eso me ganas —Zack le tocó con un dedo la frente a Navaja.

Shane comenzaba a molestarse y se quedó callado, buscando palabras no tan hirientes para su hija y sobrino, mientras se le hinchaba una vena en la frente.

— ¡Oye! ¡No me toques!

—Oops, lo hice de nuevo — Zack volvió a tocar a Navaja con un dedo esta vez con más fuerza, haciendo que echara la cabeza hacia atrás.

—Sacaré tus amígdalas y te las voy a meter por el… — Navaja no pudo terminar la frase, ya que una soga le quitó el aire y la dejó pegada al lado de Zack.

Shane los había atado y ninguno de los dos se podía separar del otro.

— No me dejan otra opción —resopló el vaquero.

— ¡Shane, desátame! — gritó Navaja.

—Tus cuerditas no pueden contra mis músculos, anciano — Zack comenzó a hacer fuerzas para desatarse, pero las amarras de Shane no cedían.

— Eres ingenuo al pensar que un enclenque como tú puede contra cuerdas que han atado Pokémon que te triplican en fuerza.

— ¿¡Enclenque!? Has cavado tu tumba aquí mismo — Zack se mostró bien molesto con ese adjetivo y empezó a luchar para desatarse, pataleando.

— ¡Sigan parloteando pero lejos de mi vista!— Shane los ató en un nudo y los dejó solos afuera, mientras entraba a la casa y cerraba con fuerza.

— Pero Shane… Papi — gimió Navaja.

— Viejo zoquete — refunfuñó Zack.

— ¿Ahora qué hacemos?

— ¡Estamos haciendo el ridículo! — regañó Zack mientras se le hinchaba una vena de su frente y vio cómo a su alrededor la gente que había cerca se había parado a observar y otros los señalaban y se reían.

— Piensa en algo, musculoso — Navaja frunció el ceño.

—Oww… ¿Piensas que soy musculoso? — los ojos de Zack brillaron.

— Es tu único atributo…— la cara de Zack demostraba querer reírse pero parecía más conmovido, lo que incomodó a Navaja, porque tuvo la sensación de haber dicho algo que realmente pusiera sentimental a Zack, por lo que desvió su mirada y cambió el tema—Debemos desatarnos… ¡Ah, ya sé! Le pediré a Scyther que lo haga…

— Oye, tu Scyther capaz que nos corte en dos ¡Ni siquiera se controla bien! No nos queda otra opción más que… trabajar en equipo — Zack levantó ambas cejas con resignación.

— ¿Tú y yo? ¡Ni siquiera puedo conversar contigo sin querer destriparte!

— ¿Eso quieres o nos vamos así a la siguiente ciudad? Decide, enana.

— ¡Que no me…! Ou… — suspiró— Está bien, ¿qué propones?

— Intentemos desatarnos… Mira, ¿puedes intentar pasar tu mano por delante y desatar el nudo que está entre nosotros? De algo que sirva tu micro tamaño — Zack se rio para sí mismo.

Navaja intentó acomodar bien la mano para empezar a estirar el nudo, el cual estaba muy apretado. Sus dedos quedaron rojos por el esfuerzo.

— Es inútil…

— ¡Piensa en algo! ¿Quieres ser Entrenadora, no? Crea alguna estrategia —rezongó Zack. En ese momento pasaron tres niños y se empezaron a reír de lo estúpidos que se veían atados en medio de la acera. Ambos se sonrojaron y Navaja frunció el ceño.

— Pues… Scyther es el indicado. Hay que confiar en él — decidió Navaja.

— No quiero morir tan joven — gimió Zack arrugando el entrecejo.

— Y yo no quiero seguir atrasando mi viaje, ¡Scyther, sal ahora! — Navaja tenía el corazón acelerado y al ver a Scyther salir de su competiball respiró profundo — Necesito que cortes con mucho cuidado esta cuerda — Scyther observó de mala manera —. Por favor, Scyther. Eres el único que puede hacerlo.

Scyther estiró una guadaña con cuidado y cortó la primera vuelta.

— Se suave conmigo — suplicó Zack.

— Vamos, amigo… hazlo — en el fondo, Navaja estaba asustada porque la cuerda le quedaba justo en el estómago y un movimiento en falso y saldría herida, pero Scyther fue muy preciso con sus movimientos y logró cortar limpiamente las cuerdas, desatando así a los primos — ¡Estupendo! Gracias Scyther.

Shane salió por la puerta de entrada con un cinturón en las manos. Zack se crispó.

— ¡Oye, no seas injusto! Ya nos desatamos de tu cordoncito, no es necesario azotarnos —se alarmó el luchador.

— ¡Ay, Santo Dios Pokémon! Vengo a felicitarlos y empiezas con tus tonterías — Shane miró hacia arriba pidiendo compasión divina. Respiró hondo hasta que se calmó y se acercó a Navaja — Mija, ahora que oficialmente comienzas tu viaje, quisiera darte esto, es el símbolo de nuestra familia — tomó la mano de Navaja y le entregó el cinturón. La correa era negra y tenía grabado en la hebilla plateada un boomerang color verde. A Navaja se le iluminó el rostro y contempló la hebilla con gran emoción. A Zack se le escapó una sonrisa de alegría, mientras Scyther observaba intrigado.

— Esto es… — Navaja estaba emocionada su mirada demostraba gran determinación casi con furia, junto con su sonrisa amplia.

— Recuerda el significado de esto. El boomerang es el karma de tu vida y todo lo que entregas será lo que recibirás, así que ya sabes… da lo mejor que hay en ti y así recibirás las cosas adecuadas — Shane sonrió. El atardecer resaltaba el azul de sus ojos, que junto con su mirada llena de ilusión y su sonrisa amplia, le daba un aspecto majestuoso ante los ojos de la jovencita.

— Eso haré, Shane — Navaja rápidamente se quitó el cinturón porta pokébolas y en su lugar se puso el que le había regalado Shane, sintiendo que de alguna manera el cinturón le daba una especie de poder místico, ya que era el mismo cinturón que usaban él y Zack, cada uno con el color que más los representaba. Shane sabía que el verde era su color así que, ese cinturón solo podía ser usado por ella. Un accesorio invaluable.

— Zack, sé que me harás sentir orgulloso — inclinó levemente la cabeza con una sonrisa llena de complicidad — ¡Ahora largo de aquí! El mundo los está esperando — Shane se cruzó de brazos y Flareon salió a despedir a los muchachos. Navaja le acarició la cabeza al Pokémon y Zack le dio palmaditas en el hombro a Shane antes de emprender camino a su destino.

En ese momento Zack, Navaja y Scyther caminaron rumbo al Bosque Verde, mientras Shane los miraba orgulloso y con esperanzas de que sus niños lograran grandes hazañas.

— Ahora es su turno de escribir la historia — Shane no pensó que se emocionaría y una lágrima se asomó velozmente, por lo que la secó, disimulando lo que acababa de pasar. Flareon lo miró y rió— ¿Qué? Los años sensibilizan a los hombres. Ahora somos tú y yo de nuevo, así que no te hagas el duro.

Flareon estaba aguantando un gemido lamentoso, evidenciando que también se sentía emocionado. Shane sonrió y guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras caminaba hacia el interior de la casa seguido por su Pokémon.


Al entrar al Bosque Verde, notaron como se oscurecía de inmediato. A pesar de que aún faltaba para el ocaso, allí era como entrar en una dimensión llena de vegetación, muy sombría.A lo lejos se podían ver a Entrenadores enfrentarse con mucho entusiasmo y se escuchaban Pokémon ocultos en la hierba y en las copas de los árboles.

— ¿Cuál será tu primer movimiento, filosita? ¿Una batalla o te lanzas a capturar algún Pokémon?

— ¡Es una idea grandiosa! Voy a capturar muchos Pokémon, ¡ya verás! — Navaja se adelantó hacia dentro del bosque y observó a un Kakuna sobre una rama de un árbol. Sacó su pokédex y lo escaneó <Kakuna, el Pokémon capullo. Es de tipo insecto/ veneno. Su cuerpo parece inmóvil pero internamente se prepara para la evolución, a eso se debe la alta temperatura de su caparazón.> — ¡Es de tipo insecto así que usaré a Scyther!— apuntó sintiendo una gran adrenalina dentro suyo, al ser la primera batalla fuera de casa— Utiliza Ataque Rápido — Scyther la miró con cara de extrañeza y no se movió. Navaja quedó boquiabierta y Zack se burló — Ay, olvidé que eres Don desobediente.

— Si no haces algo, otra persona te ganará el Pokémon.

— Es cierto. Scyther, regresa — lo devolvió a su competiball y sacó a Bulbasaur —Se que tú vas a luchar… Helio, ¡ataca con látigo cepa!

Bulbasaur no alcanzó hasta la altura donde estaba el Kakuna, solo golpeó el árbol y este ni siquiera se movió.

— Eh… probemos otra cosa — Navaja agarró una piedra — Helio, lanzaremos esta piedra a Kakuna con tu látigo cepa para derribarlo — Bulbasaur asintió y esperó la señal de su Entrenadora, entonces cuando Navaja lanzó la piedra al aire, tomó impulso con sus látigos y con la fuerza del salto, logró lanzarla con tal fuerza que la piedra cayó a la copa del árbol y cortó la seda de la que colgaba el Pokémon — ¡Sí! ¡Lo hicimos!

Antes de que pudieran percatarse, Kakuna lanzó picotazos venenosos mientras caía al suelo. Su ataque cayó a la copa del árbol del que colgaba y se escuchó un montón de alas zumbar y antes que pudieran reaccionar, aparecieron un enjambre de Beedrill furiosos que comenzaron a volar en su dirección.

Zack, Navaja y Bulbasaur gritaron y corrieron instintivamente. Navaja cargó en brazos a su Pokémon que lloriqueaba de miedo.

— ¡¿Sabes lo que pasará si nos alcanzan?! — exclamó Zack.

— ¡No quiero saber!

— ¡Nos picarán hasta morir!

Navaja solo gritaba y corría sin rumbo, entonces vio unos arbustos y se metió a ellos con la intensión de ocultarse y rezar porque la perdieran de vista.

— ¿Pero qué rayos? — exclamó una voz femenina — ¡Ataca con Impactrueno!

Se escuchó un gran estruendo atrás del arbusto y Navaja cerró sus ojos abrazando con fuerza a Bulbasaur, mientras sentía como Zack la rodeaba con los brazos para protegerla.

De pronto el ataque paró y se escucharon montón de cuerpos cayendo. Al abrir los ojos y mirar al frente se encontraron con una gran sorpresa.

— ¡Bianca!

— Oh, Navaja. Te salvé — sonrió la chica ocultando su risa con su mano.

Bianca llevaba puesto un lindo sombrero castaño con una flor celeste adornándolo y a su lado avanzó un pequeño Pokémon amarillo con orejas puntiagudas, que también usaba una flor en su cabecita.

— ¿Es tuyo este Pikachu? — Navaja se veía muy sorprendida.

— Sí, ella es mi nueva amiga — Bianca la tomó en brazos. Realmente se veían muy a gusto juntas — Y ya ves lo poderosa que es, acabó con ese grupo de Beedrill ella sola.

— Es increíble. Oh, Bianca, él es mi primo Zack — Navaja señaló al luchador y la niña se sonrojó al notar lo guapo que era.

— Un gusto, señorita… y que hábil — sonrió Zack tomando la mano de Bianca a modo de saludo mientras ella sintió como el corazón se le detenía ante el halago del joven y su cara se ponía tan roja como una pokébola.

— Eh, ¿Bianca? — Navaja se puso muy seria ante la situación.

— ¿Navaja… me decías algo?

— Con Navaja seguiremos entrenando; tú ya capturaste un Pokémon y nosotros aún no conseguimos nada — explicó el joven.

— No me expongas así, Zack — se quejó Navaja ante la cara risueña de Bianca.

— No te presiones tanto, Navaja. Solo no hagas enojar a más hordas de Pokémon — aconsejó Bianca de manera amable.

— Bien… eso haré — Navaja se sonrojó y dejó salir una risa nerviosa y le salió un sonido extraño de la nariz y tanto Zack como Bianca se largaron a reír — ¡Hey! ¡Oigan! Fue un accidente — Navaja se contagió de pronto de la risa de los demás y también se largó a reír.

Fue una grata sorpresa para Navaja encontrarse con Bianca quien era muy amable. A pesar de haber empezado con el pie izquierdo se sentía muy contenta al no sentirse juzgada por su mala racha.

— Navaja, ya que nos encontramos aquí, me gustaría aprovechar de combatir contigo— la sonrisa decidida de Bianca parecía estar en sintonía con la de Pikachu, que también la miraba con desafío.

— Oh, ¡por supuesto! Que sea dos contra dos — Navaja empuñó ambas manos emocionada por este nuevo reto. Bianca se cubrió la sonrisa con una mano.

— Me parece bien.

Las dos niñas se pusieron en posición de combate, cada una frente a la otra dejando suficiente espacio entre ambas. Zack se posicionó al medio para tomar el papel de réferi.

— Recuerden las reglas: combate individual de dos Pokémon por contrincante. No se permiten cambios y gana quien logre debilitar a todos los Pokémon del rival. Si rompen las reglas, les parto su…

— ¡Zack! ¿Quieres dejarme en vergüenza?

— Está bien, está bien. Cumplan las reglas, porque la disciplina hace al maestro, ¡comiencen! — Zack alzó un brazo con fuerza, para dar inicio a la batalla.

— ¡Vamos, Helio! — ordenó la niña de cabello azabache, liberando al pequeño Bulbasaur que entró con energía.

— ¿Helio? —preguntó Bianca, que junto a su Pikachu ladearon la cabeza levemente.

— Es el nombre que le puse — explicó Navaja.

— Que tierno que le des motes a tus Pokémon ¡Adelante, Pikachu! — El roedor amarillo saltó desde los brazos de Bianca al frente, liberando chispas de sus mejillas, evidenciando sus ansias por luchar — Ya encontraré un nombre bonito para ti.

— Haz los honores, Bianca — Navaja sonrió. A pesar de estar entusiasmada por combatir, tenía dudas de lo que debía hacer y trataría de ganar tiempo de manera disimulada. Al ver lo que haría Bianca podría darle ideas de lo que ella debía hacer.

— ¡Ay, gracias! Pikachu usa Impactrueno.

Rápida, audaz y potente, la Pikachu de Bianca liberó una descarga eléctrica de sus mejillas que se extendió por todo su cuerpo.

— ¡Ah! ¡Esquívalo! — Bulbasaur tenía buenos reflejos, por lo que hizo uso del truco que ambos habían practicado; se impulsó con sus látigo sepa para evadir el Impactrueno con un salto, sin embargo la descarga fue precisa y lo derribó en el aire.

— Sigue con Onda Trueno — Bianca se mostraba muy decidida en sus movimientos. Pikachu le seguía el paso impecablemente. Pikachu concentró energía en sus mejillas y lanzó tres descargas circulares que se acercaban a Bulbasaur.

— ¡No! ¡Esquívalo! — Bulbasaur se impulsó con sus látigos y logró zafarse de las ondas eléctricas. En ese momento la frente de Navaja se llenó de gotas de sudor y su corazón latía tan fuerte que ella sintió que se le saldría por la garganta.

— ¿Solo vas a esquivar? Muy bien, ¡Sigue dándole con Onda Trueno! — Bianca frunció el ceño, levemente decepcionada por la actitud de Navaja. Por su apariencia daba a entender que era una chica valiente y ruda, sin embargo, ver a Navaja asustada la decepcionó.

— Usa Drenadoras.

Bulbasaur dejó salir una semilla de su bulbo, la cual disparó a gran velocidad hacia Pikachu, que la recibió en la cabeza. Al mismo tiempo, recibió las ondas de Pikachu, las cuales cubrieron todo su cuerpo dejándolo con un halo de estática <<Nos paralizaron, lo que nos hará más lentos… Lo bueno es que Bulbasaur es más resistente que Pikachu, por lo que la victoria depende de mis siguientes movimientos>>

— ¡Helio, ataca a Pikachu con Látigo Cepa!

— ¡Esquívalo! — la Pikachu de Bianca saltó con ímpetu hacia atrás, logrand0 esquivar el movimiento de su contrincante, sin embargo, al tocar el suelo, Pikachu sintió que las ramas que cubrían su cuerpo la apretaban, debido a que su energía fue absorbida por las Drenadoras, devolviéndola al bulbo del Pokémon.

— Ahora sí, ¡Látigo Cepa! — Ni bien escuchada la orden, Bulbasaur comenzó a correr hacia su rival.

— ¡Impactrueno otra vez! — Pikachu concentró toda su energía en sus mofletes y lanzó la descarga definitiva para terminar el combate; la descarga recorrió todo el cuerpo de Bulbasaur, más este no detuvo su carrera, y cuando ya tuvo suficiente impulso, azotó a Pikachu con ambos látigos, lanzándola por el aire.

— ¡Oh, no! — Bianca se apresuró en atraparla para evitar una caída dolorosa. Por poco no lo logra y la presionó contra su pecho — Pikachu, ¿estás bien? — Pikachu estaba desmayada.

— Pikachu no puede continuar, ¡la victoria es para Bulbasaur y Navaja! — Zack alzó un brazo en dirección a su prima.

— ¡Sí! ¡Ganamos, Helio! — Navaja corrió a abrazar a su Pokémon y giró con él en sus brazos — Nuestra primera victoria.

Bulbasaur sonrió ampliamente al oír esto y Navaja sintió un gran júbilo. Al fin logró ganar por su cuenta.

— Bien hecho — Zack miró la escena asombrado y sonrió hacia su prima. Ella le sonrió de vuelta.

— ¿Bianca, estás bien? — Navaja se acercó preocupada.

— No creas que hemos acabado, ¡Squirtle, sal ahora! — rápidamente Bianca lanzó la pokébola y liberó al Pokémon acuático. Navaja retrocedió a su lugar, con una gran sonrisa de satisfacción por la actitud profesional de su contrincante.

— ¡Yo usaré a Scyther! — Navaja liberó al Pokémon de su competiball y éste observó al pequeño Squirtle delante de él.

— ¡Utiliza Ataque Rápido! — Navaja señaló enérgicamente hacia delante, a lo que su Pokémon respondió con una mirada de extrañeza. La emoción se fue rápidamente del semblante de la Entrenadora y bajó el brazo — Ay, no…

Bianca soltó una risita burlona.

— Ese Scyther es un maleducado, así que Squirtle, enséñale como se pelea, ¡Usa Pistola de Agua como lo practicamos!

Squirtle se escondió en su caparazón y lanzó un chorro de agua mientras giraba sobre su eje.

— ¿¡Qué!? — Navaja sentía frustración al ver que Bianca había avanzado en aprender ataques y técnicas para ejecutarlos y, además podía darse el lujo de burlarse de ella por la desobediencia de Scyther.

Scyther lo esquivó y utilizó el movimiento Falso Tortazo, golpeando con ambas guadañas el caparazón de Squirtle con tanta fuerza que lo lanzó por el aire hasta que chocó estrepitosamente con un árbol, provocando que este se sacudiera y soltara varias hojas, que cubrieron el caparazón de Squirtle mientras este yacía dentro del mismo.

Los presentes quedaron boquiabiertos, expectantes a lo que ocurriría después.

Scyther caminó lentamente hacia el Pokémon tipo agua para cerciorarse que lo había derrotado y lo movió con una guadaña, solo para notar que este no se movía.

— ¿Ganamos?— murmuró Navaja.

En ese momento, Squirtle lanzó su ataque Burbuja con gran potencia, asestándole en la cara a Scyther, logrando que este cayera al suelo.

— ¡Sí! ¡Toma eso! —exclamó Bianca.

— ¡Scyther, arriba! — Lo animó Navaja — ¡Usa Ataque Rápido! ¡Vamos!

— ¡No lo dejes, Squirtle! ¡Refúgiate! — Bianca empuñó su mano con fuerza y la movió enérgicamente.

Squirtle sacó la cabeza y le enseñó la lengua a Scyther, sardónicamente. Al ver que Scyther se levantó, volvió a ocultarse en su caparazón y el Pokémon mantis le dio otro golpe, con evidente enojo. Antes que Squirtle pudiera contraatacar, Scyther lo siguió golpeando mientras lo lanzaba cual pelota de vóley.

Bianca se preocupó al ver a Scyther golpeando repetidamente a Squirtle y sus ojos se llenaron de lágrimas.

— Navaja, haz que se detenga —Bianca se notaba molesta.

— ¿Ah?

— ¡Ya me escuchaste! — la voz de Bianca se quebró en un sollozo al finalizar la frase.

— Solo quieres ganar — respondió Navaja.

— Prima, mira a Squirtle… se desmayó y Scyther está enojado — susurró Zack en el oído de la niña.

— Oh, no lo había visto — Navaja miró a Bianca, que tenía la cara húmeda por las lágrimas de desesperación.

— ¡Squirtle ya no puede continuar, Scyther es el ganador! — Zack alzó la voz y Scyther dejó en paz a su oponente jadeando con ira.

Bianca fue hacia Squirtle y lo abrazó. Le pidió perdón, prometiéndole que pronto se sentiría mejor y lo regresó a su pokébola.

Navaja se acercó a Scyther y puso una mano en el hombro de Scyther.

— Gracias por ganar — la niña le sonrió y Scyther sólo la observó con seriedad.

— ¡No sabes controlar a tus Pokémon, eres miedosa y aún así…! Lograste darme una paliza — Bianca fue hacia la niña de ojos verdes y le extendió una mano, amistosamente.

Navaja la miró con asombro y se la dio con una sonrisa.

— Pensé que estabas molesta con nosotros.

Bianca negó con la cabeza.

— Desde pequeña quiero ser Coordinadora Pokémon y en los concursos también deberé enfrentarme a otros Coordinadores. Así que gracias a este combate entiendo que debo esforzarme más, para no ver a Squirtle sufrir así otra vez — la sonrisa sincera de Bianca alivió a Navaja.

— No puedo creer que una niña de diez años acaba de darme una lección de vida — Zack sonrió rascándose la nuca.

— Hm… ¡Tengo una idea! Bianca, ¿por qué no viajas con nosotros? Iremos a Ciudad Plateada a retar al Líder del Gimnasio — Navaja empuñó sus manos con emoción.

— Me parece una buena idea — sonrió de vuelta —. Allí encontraré un Centro Pokémon y alguna tienda donde comprar medicinas. Oh, por cierto, toma esto — Bianca entregó un poco de dinero a Navaja —. Los perdedores tenemos que pagar.

Los tres jóvenes caminaron rumbo a la salida del Bosque, no sin enfrentarse a algún Pokémon salvaje o luchando contra otro Entrenador que iniciaba su travesía. Navaja ganó un par y Bianca también y, al ser el Bosque Verde tan oscuro, no se percataron cuando los Entrenadores ya no estaban por ninguna parte y, solo cuando encontraron un claro entre tanto follaje de los árboles, se dieron cuenta que se veía un cielo nocturno estrellado.

— Pues ni modo, niñas… es peligroso ir por un bosque en mitad de la noche. Tendremos que acampar — dijo Zack quitándose la mochila de los hombros y dejándola en el suelo, para sacar una linterna.

— ¡Que divertido! Este lugar me parece adecuado para hacer una fogata, porque no hay árboles demasiado cerca — Bianca sacó a Pikachu de su pokébola — Usa Destello, Pikachu — Los mofletes de Pikachu empezaron a chispear y todo el cuerpo de Pikachu se volvió reluciente, cual linterna — Vamos, Pikachu — la niña dio la media vuelta junto a su Pokémon y se adentraron al bosque.

— Que inteligente es esa Bianca… nosotros preparemos el lugar. No creo que sea necesario usar una carpa, no lloverá — Zack comenzó a sacar cosas de su mochila.

— Está bien — Navaja sacó su mochila también y estaba sacando cuidadosamente sus cosas, ya que echó el saco de dormir al fondo del bolso.

— ¡Oye Navaja! — gritó Zack, haciéndola saltar del susto — ¿Has pensado que si hubieses elegido a Charmander nos hubiéramos ahorrado la fogata? — Navaja frunció el ceño e hizo una mueca de enojo con la boca — Los Pokémon de fuego resultan tan útiles… no sé a quién no le pueden gustar esos maravillosos Pokémon, quizás a alguna persona que sea muy tonta y torp… — no pudo terminar la frase porque Navaja le lanzó el bolso directo a su cara y este lo asaetó en el aire con una mano. La niña se dio cuenta que, al menos físicamente, ganarle a Zack era una tarea titánica.

— ¿¡Por qué no te consigues uno y me dejas en paz!?

— ¡He vuelto! — exclamó Bianca con varias varillas en sus manos y Pikachu también traía unas cuantas. El contraste de la luz dorada que envolvía a Bianca y Pikachu del resto del bosque, les daban un aire angelical que provocó que tanto Zack como Navaja se quedaran mirándolas por un momento.

Prepararon la fogata y Zack les enseñó cómo debían encender el fuego. Les tomó unos minutos hasta que lo consiguieron.

Ya entrada la noche, se podían escuchar a los Pokémon nocturnos interactuar, junto al viento mecer suavemente las ramas de los árboles, creando el ambiente propicio para descansar. Los tres yacían en sus sacos, Zack se concentraba en dormir, mientras Pikachu, Bulbasaur y Squirtle jugaban a perseguirse alrededor de ellos.

— Es increíble, ¿no? — Bianca rompió el silencio — Es la primera noche del viaje más importante de nuestra vida y estamos acá, tú y yo con sueños completamente distintos y nuestros Pokémon jugando como si fueran una gran familia.

— ¿No sientes miedo? — preguntó Navaja

— ¿Miedo a qué?

— A fracasar.

— Pues no. Mi madre siempre me enseñó que mientras haga las cosas que indique mi corazón y me divierta, no sería fracasar aunque pierda. Fracasaría si siento que soy infeliz o hago infelices a mis Pokémon.

— Vaya… Es una manera muy bonita de ver la vida… ¿no te daría miedo incluso si alguien que amas se decepciona?

— Mis padres siempre me apoyan, así que no tengo miedo. Daré lo mejor que pueda y si aún así pierdo, ellos no podrían reprochármelo. Fue lo que me enseñaron, después de todo.

— Me gusta como piensas — sonrió Navaja y levantó un puño con gran ímpetu —. Daré lo mejor de mí cuando me enfrente a Brock y lo venceré, como que me llamo Navaja.


Por otro lado, Shane se encontraba junto a Flareon en el cementerio, llevando una canasta con flores blancas que él mismo cultivaba en su jardín. Finalmente ambos se detuvieron frente a una tumba de piedra blanca. Sacó las flores marchitas y las cambió por las nuevas. Se quitó el sombrero y descansó en cuclillas delante de la lápida.

— Vine a cambiar tus flores y a contarte que obligué a la niña a iniciar su viaje para ser Entrenadora Pokémon. Sé que has visto todo lo que he hecho y espero no me vengas a jalar las patas… Porque prometí que haría lo posible para convertirla en una gran mujer y es mi manera de hacerlo… También espero me perdones si tengo la osadía de decir que es “nuestra” hija. Si pudieses escucharme te pediría que le envíes algún ángel para que la cuide ahora que está lejos. Para mí, ese ángel es Zack pero ya sabes, es más diablillo que ángel — rió para sí mismo y se detuvo un momento para reflexionar sus palabras —. Ya verás que Navaja te hará sentir orgullosa.


Aquella noche se escribía otro capítulo en la historia de la región de Kanto, mientras la luz de las estrellas iluminaba los sueños de muchos Entrenadores que comenzaban su viaje, así como los que perseguían sus sueños, luchando arduamente y no dormían. Por diferentes que fueran los caminos de las personas, todas tenían en común que habría un nuevo día y nuevas aventuras por vivir, con una nueva oportunidad para sembrar el camino que dará frutos hacia su destino.

 

Capítulo V

Desafío en Ciudad Plateada​

El sol brillaba en su cénit, imponente se alzaba sobre las cabezas de los peatones y Pokémon que se encontraban en Ciudad Plateada, una ciudad rodeada por colinas rocosas color estaño. Esta histórica ciudad era visitada por todos los Entrenadores que quieren participar de la ansiada Liga Pokémon, ya que aquí se encuentra el gimnasio de la ciudad, en el que pueden conseguir la primera medalla para avanzar al siguiente gimnasio.

Nada más entrar se puede ver un enorme cartel con el nombre de la ciudad, en medio de un jardín de hermosas flores coloridas. Debajo se puede leer el subtítulo <<Una ciudad de roca grisácea>>, más abajo aparece el año en que se fundó, junto una breve historia de esta y señalan el gran Museo de la Ciencia que sólo se encuentra en aquel paraje; un destino que definitivamente cualquier Entrenador debería visitar y, esto era algo que Navaja y compañía sabían de sobra, por lo que se ingresaron al recinto y, sorprendidos observaban las maravillas y misterios que se exhibían allí.

— Mira el brillo que tiene —Navaja se agachó hasta quedar a la misma altura de un fósil color dorado, que decía <<Ámbar viejo>>. Zack, que estaba del otro lado de la vitrina, vio cómo un ojo de Navaja se agrandaba graciosamente al reflejarse contra el ámbar —. Y pensar que esta es la prueba que existió Aerodactyl… ¡Ay, que Pokémon tan hermoso era!

— Yo no usaría precisamente la palabra hermoso con Aerodactyl, diría que poderoso o intimidante le queda mejor — Bianca sonrió desde otra vitrina, en la que se mostraban meteoritos que cayeron al Monte Luna.

El lugar era impresionante, había pantallas en las paredes que enseñaban cómo era la vida de los Pokémon extintos, también había afiches con las características de cada especie, los ataques que conocían y en qué regiones habitaron.

— ¡Atención!— una voz robótica de mujer sonó por los parlantes que había por todo el museo — La expedición “Visitando el Pasado” ha terminado. Presentaremos a la persona ganadora en el salón principal. Muchas gracias por su atención.

— ¿Había una expedición? — exclamó Navaja observando el parlante. Bianca rió cubriéndose la boca con una mano.

— ¿No viste la enorme pancarta afuera? En Ciudad Plateada hacen expediciones una vez al año regalando distintas cosas. Este año anunciaron un premio sorpresa… Me pregunto qué será — Bianca ladeó su cabeza con inocencia, tocando su mejilla con su dedo índice.

Un hombre vestido con ropa como para ir a un safari encendió un micrófono, provocando un chirrido, lo cual alertó a la multitud que se encontraba fuera del recinto, quienes entraron corriendo y se amontonaron alrededor de éste, quien tímidamente les pedía orden.

— Pobre sujeto — exclamó Navaja girando a ver la situación.

Zack puso sus dedos en su boca y silbó lo más fuerte que pudo. La multitud se aquietó para observar quién habría hecho aquel desagradable ruido y cuando el presentador miró a Zack, este levantó su mano con el dedo pulgar hacia arriba y le dijo — Ya puedes hablar.

El hombre secó el sudor de su frente con un pañuelo y murmuró un “Gracias”

— Ahora que tengo su atención, llegó la hora de presentar a nuestro ganador… o ganadora del desafío anual del Museo— el hombre se veía más entusiasmado ahora con el ojo público en silencio.

La multitud era bastante numerosa y bulliciosa, comentaban sobre la incursión, sobre qué cosas habían visto, sobre quién sospechaban que sería el ganador.

— ¡Este año el premio sorpresa es un Fósil Ámbar! — Habló el hombre por el parlante y la gente comenzó a vitorear — Y no sólo eso, este Fósil viene con un pase totalmente gratis para el Laboratorio Pokémon, ¡en donde podrán revivir el fósil y entrenar a un gran y poderoso Aerodactyl! — La multitud se agitó aún más y los gritos aumentaron, mientras aplaudían — Es bien sabido que en ese Laboratorio se dio vida al gran Pokémon Mewtwo, a partir del ADN del legendario Pokémon Mew.

Bianca logró entrar al gran tumulto de gente y quedar en primera fila.

— No puedo ver — Navaja daba brincos pero era inútil. En ese momento sintió cómo era alzada por Zack y la aupó en sus hombros.

— ¿Ahora ves? — preguntó Zack.

— Sí, gracias— sonrió ella.

— Ahora revelaremos al gran ganador… o ganadora — el presentador tenía un fichero y levantó la hoja — Con un total de diez fósiles hallados, ¡Wow! Es un nuevo récord… ¡El gran ganador es Chuck McCoy!

En ese momento aparece el joven de piel morena, de rojos cabellos con un mechón amarillo en la frente, luciendo una gran y triunfante sonrisa en el rostro. Al verlo, Navaja casi se cae hacia atrás y Zack logró equilibrarse bien para volver a estabilizarla. Chuck observó la presencia de Navaja y vio a Bianca muy cerca de él. Ambas aplaudían junto a la multitud.

— Acércate a recibir el gran premio, Chuck: El gran Fósil Ámbar

El público aumento su energía, vitoreando y aplaudiendo sonoramente mientras el presentador recibió de manos de una muchacha de cabello azul, con gafas y una bata blanca, una caja tapizada, que se abrió y dejó ver el fósil ámbar, que descansaba sobre una colcha de seda y se lo acercó al ganador.

— Hallar un fósil es una gran hazaña, ¡pero hallar diez es un nuevo récord regional! Prepárate para ser entrevistado para el diario local y la prensa también. Cuéntanos, ¿Qué te motivó a participar de la incursión?

— Me gustan los desafíos y junto a mis Pokémon prometí aceptar cualquier reto que se me pusiera por delante. Mi objetivo es vencer a Brock en el gimnasio, pero si puedo superar un desafío distinto, lo haré y daré lo mejor de mí — sonrió.

— Eres muy joven, ¿qué podrías decirle a otros niños que están comenzando su viaje? — el presentador le acercó el micrófono.

— Les diría que no se rindan. Que entrenen mucho y no paren hasta lograr sus metas, aunque sea algo pequeño porque todos los sueños son importantes.

—Grandes palabras de nuestro ganador ¡Denle un gran aplauso!

La multitud siguió aplaudiéndolo unos momentos mientras él saludaba. El presentador dio las instrucciones para los rezagados y cuando se harían más actividades en el Museo.

— Felicidades, Chuck — sonrió Bianca aplaudiendo.

— Gracias, ¿qué estás haciendo aquí? — Chuck se alegró de ver a la tierna Bianca.

— Vine a comprar cosas para mis Pokémon y de paso acompaño a Navaja a retar al líder del Gimnasio — ella ladeó su cabeza sonriendo.

— ¿Estás con Navaja? ¿Y ya retó a Brock? — su sonrisa se desvaneció.

— No. Quisimos ver el Museo primero.

— Oh, miren quién está aquí — sonrió Chuck con ironía al ver a Navaja acercarse junto al joven Zack.

— Hola, Chuck — Navaja estaba seria —. Felicidades por tu fósil.

— ¿Quieres verlo? — Chuck abrió la caja y se los enseñó. Bianca, Zack y Navaja se acercaron a contemplarlo y vieron lo brillante que era — Memorízalo porque dudo que vuelvas a estar tan cerca de uno otra vez — se rió Chuck cerrando la caja.

— ¿Y quién rayos eres tú para decir eso? — intervino Zack.

— Soy Chuck McCoy, el entrenador más hábil de Pueblo Paleta. Próximamente seré el Entrenador más famoso de la región. Lo de hoy fue solo una muestra.

— Si fuera así habría escuchado tu nombre antes y no me suenas ni en pelea de Houndoom, niñito — Zack se cruzó de brazos.

— ¿Acaso hoy no me vieron ser premiado delante de toda la gente? Batí un récord regional — sonrió Chuck.

— Eso es verdad — dijo Bianca.

— Gracias, Bianca. Eres la única sensata de este grupo — sonrió Chuck y ella se sonrojó.

— Solo alardeas por obtener un fósil, pero de seguro no tienes ninguna medalla, Chuck — Navaja lo miró de soslayo con una sonrisa maliciosa, mientras se cruzaba de brazos.

— ¡Te aseguro que puedo ganar esa medalla antes que tú! — le gritó Chuck en su cara.

— Sólo si llegas primero — respondió Navaja echándose a correr hacia la salida.

— Eres una tramposa — respondió Chuck corriendo tras ella.

Zack y Bianca se miraron confundidos y los siguieron.

Los muchachos salieron del establecimiento y divisaron el techo del Gimnasio sobresaliendo por encima de las casas, así que se encaminaron, raudamente ya que el ambiente estaba tan caluroso que incluso el aire se sentía tibio. Una vez estuvieron frente al recinto observaron su fachada, se trataba de una gran estructura sólida con el techo curvo hacia abajo. Frente a ellos había una puerta de vidrio color celeste con sensor, rodeado por grandes ventanales ubicados alrededor la estructura y arriba de la puerta. Tenía terminaciones color tierra, enmarcando los bordes del gimnasio. Lo rodeaban hermosos jardines con las mismas flores que había por toda la ciudad, que le daba un ambiente más ameno a la imponente presencia del gimnasio Pokémon.

A un lado de este había un cartel blanco, con el logo de una pokébola, que decía

<<Gimnasio de Ciudad Plateada.

Líder: Brock

¡Es duro como una roca!>>​

Chuck y Navaja se empujaban para entrar y las puertas se abrieron, eran automáticas. Una vez dentro, sonó un timbre en todo el lugar, el cual era la recepción del gimnasio, un lugar limpio con paredes color verde pálido, algunas plantas que tocaban el techo con sus hojas de lo altas que eran.

— Y te gané otra vez — se rió Chuck —. Te lo dije, soy mejor que tú en todo.

— ¡Ush! ¡No te soporto! — Navaja empuñó sus manos con rabia.

— Yo tampoco te soporto a ti — gruñó Chuck empuñando sus manos también y enseñándose los dientes con la chica de ojos verdes.

Zack y Bianca entraron y vieron como los observaba un muchacho alto, moreno de ojos rasgados. Usaba gel en su cabello castaño, dando la impresión que era puntiagudo. Vestía una chaqueta marrón con bolsillos y hombros color anaranjado, las mangas cortas eran de color café más oscuro que el resto de la prenda, acompañado de unos pantalones de excursión largos color gris, con zapatillas para trekking del mismo color, detalles anaranjados.

— Los novios no deben discutir de esa manera — exclamó el muchacho de ojos rasgados, cruzándose de brazos.

— ¡¡No somos novios!! — respondieron al unísono Chuck y Navaja.

— Oigan, ¿Saben que están frente a Brock, el líder de gimnasio? — Zack arqueó una ceja y ambos niños se sonrojaron y agacharon la cabeza con vergüenza, entonces se dirigió a Brock — Nos presentaré como es debido, yo soy Zack, esta señorita se llama Bianca, y ellos son tus retadores, Chuck y mi prima Navaja.

— Es un placer recibir a jóvenes retadores en mi gimnasio que vengan con tanto entusiasmo de combatir — Brock sonrió y se dirigió a Chuck y Navaja —. Mi determinación y mis Pokémon son más duros que las mismas rocas y espero lo mismo de mis retadores… así que, ¿quién de ustedes será el primero en desafiarme?

— ¡¡Yo voy!! ¡No, tú no! ¡Dije que yo! Arg… — Chuck y Navaja estaban tan concentrados de ganarle al otro, que no se percataron que habían sincronizado sus pensamientos.

— Vale… hace tiempo no veía a dos Entrenadores pelearse de este modo — Brock sonrió gustoso —. Yo decidiré quién irá primero por la primera impresión que he tenido de ustedes.

El líder de gimnasio tipo roca posó un puño en la comisura de sus labios mientras decidía ante la mirada atenta de los chicos.

— Chuck, tengo el presentimiento que posees un gran ímpetu al combatir y quiero comprobarlo de buenas a primeras — la mirada de Brock reflejaba su entusiasmo.

— ¡Sí! Verás lo fuerte que son mis Pokémon — señaló Chuck.

— Oh… — Navaja hizo un puchero.

— Navaja, no puedo explicarlo ahora pero me gusta dejar las sorpresas para el final. Confía en mí — Brock le dedicó una sonrisa y Navaja se sonrojó fulminantemente y su corazón se aceleró. Brock se dirigió junto a Chuck hasta la puerta de entrada al área de combate.

La entrada tenía un gran tapete rojo con el logo de una pokébola, el suelo era de mármol azul y, mirando hacia la entrada, habían dos estatuas que asemejaban a un Rhyhorn sobre pedestales de cemento, justo delante del enorme campo de batalla ambientado con enormes rocas, acorde al tipo de Pokémon del líder. El campo estaba rodeado por gradas de dos filas de asientos, en donde se sentaron Navaja, Zack y Bianca. Al fondo se ve un escenario hecho de roca, al cual se accede por unas escaleras talladas y finalmente una pared rocosa. En aquel escenario se posicionó Brock.

— Pon atención, Chuck. En este combate usaremos solo dos Pokémon, se permiten cambios si alguno de los Pokémon lo requiere, ¿entendido?

— Lo tengo. Ya escogí a mis Pokémon — contestó Chuck desde la entrada del campo.

— Entonces comencemos, ¡Geodude! — Brock liberó a su primer Pokémon, el cual se veía muy intimidante.

— ¡Lapras, yo te elijo! — el niño de rojos cabellos liberó a su Pokémon, quien se mostraba tranquilo.

— A ver — Bianca sacó su Pokédex para escanear al Pokémon de Chuck <<Lapras, Pokémon tipo Agua / Hielo. Su carácter amable le permite llevar a los viajeros en su lomo. Si está feliz emite una alegre melodía, además es capaz de leer la mente >>

En ese momento, una pantalla al lado del campo se encendió y había un círculo en el extremo derecho con la foto de Lapras y otro círculo en la esquina inferior izquierda con la foto de Geodude. De las fotografías se extendía una barra que indicaba la energía de los Pokémon.

— Te concedo el primer movimiento — Brock poseía un carácter compasivo y con una gran empatía. Usaba los combates de gimnasio para entregar algún consejo que les fuera de utilidad a los Entrenadores que venían a retar el gimnasio, por lo que analizaba a sus retadores de acuerdo a su forma de combatir.

— ¡Lapras, usa Pistola de Agua! — Chuck sentía mucha seguridad en sus habilidades. Había capturado un Pokémon de buen nivel, sin embargo debía encargarse de guiarlo adecuadamente.

— Geodude, protégete.

— ¡Já! Eso no me detendrá, ¡sigue atacando, Lapras! — Chuck levantó una mano empuñada con energía.

Geodude utilizaba sus brazos para impulsarse y esquivar los ataques de Lapras, el cual lanzaba potentes disparos de agua, intentando darle a su oponente.

— Ahora usa Magnitud —Brock dio la orden y Geodude concentró su energía en el piso que comenzó a moverse de un lado a otro violentamente.

— ¡Atácalo con Canto Helado! — ordenó Chuck

— ¡Lanza Rocas!

Geodude se apresuró en lanzarle pesadas rocas a su oponente con gran fuerza mientras este con sus esquirlas de hielo las interceptaba lo suficiente para que no llegaran a lastimarlo, sin embargo las esquirlas se rompían con facilidad.

— Si insisto en atacarlo seguirá usando el campo a su favor. Debo intentar otra cosa… ¡Ya lo tengo! Lapras, si tu Pistola de Agua es potente, quiero que lances esas rocas hacia Geodude

Geodude seguía lanzando rocas y Lapras lanzaba otras de vuelta, las cuales alcanzabas a chocar con las que lanzaba el Pokémon tipo roca, mas no lo lograban tocar. Este ritmo comenzó a cansar a Lapras que mostraba signos de agotamiento con sudor en la frente y constante jadeo.

— ¡Destruye la roca!— Chuck gritó y en ese momento, Lapras vio que una roca venía en su dirección y tomó impulso y lanzó un gran chorro hacia la roca de vuelta hacia Geodude, logrando darle en la cara. En la pantalla la barra de Geodude disminuyó y cambió de color de verde a amarillo — ¡Usa Canto! Lapras lanzó un rayo en forma de ondas liliáceas hacia su oponente y al alcanzarlo lo sumieron en un profundo sueño — ¡Ahora Come Sueños!

— ¡Geodude! — exclamó Brock al ver cómo Lapras emitía unas esferas violetas que explotaban fuertemente en el cuerpo dormido de su Pokémon y luego volvían hacia Lapras, quien las absorbió con la boca.

La pantalla que estaba delante de la arena mostró cómo la barra de energía de Geodude se redujo a cero y Chuck sonrió triunfante mientras Brock regresaba a Geodude a su pokébola.

— Chuck es muy bueno — opinó Bianca, sorprendida.

— ¡Onix, ve! — Brock lanzó una pokébola y liberó al gran Pokémon que lanzó un rugido que le puso los pelos de punta a los espectadores.

— No quisiera estar en el lugar de Lapras — agregó Zack.

— O de Onix… Aún no termina la batalla — respondió Bianca. En ese momento Zack sonrió disimuladamente. El carácter de Bianca era firme pese a ser bastante dulce en sus maneras, tenía convicciones claras y evidentemente veía el potencial de Chuck, a diferencia de sus compañeros, a quienes les nublaba el hecho de que les parecía alguien desagradable al trato.

— Vuelve a usar Canto — sonrió Chuck, desafiantemente.

— Onix, no lo permitas — sentenció Brock con el ceño fruncido. Debió ser la entonación, la seguridad o el porte de Brock que sus palabras dieron tanto miedo a los presentes como su Pokémon.

Onix usó el ataque Excavar, no permitiendo que el ataque de Lapras lo alcanzara y procedió a salir por debajo de Lapras, lanzándolo por el aire, ante los gritos nerviosos de los asistentes. Lapras comenzó a caer en perpendicular hacia su Entrenador.

— ¡Lo va a aplastar! — exclamó Bianca cubriendo sus ojos.

— ¡Regrésalo a la Pokébola! ¡¡¡CHUCK!!! — gritó Navaja empuñando sus manos.

Chuck estaba paralizado y Brock indicó a Onix una seña con la mano, el cual entendió y se arrastró sobre Chuck, atrapando al Pokémon acuático, que cayó pesadamente sobre su espalda. El Entrenador de rojos cabellos sintió como las piernas le temblaron y cayó sentado ante el tamaño de Onix y Lapras encima de él. Su cara había palidecido y sus ojos estaban fijos en el tamaño de Lapras, que si lo hubiese aplastado, le hubiese hecho muchísimo daño.

La pantalla que enseñaba la barra de energía de su Lapras había llegado a cero, el sonido de su derrota sacudió a Chuck y le devolvió el sentido.

— Nunca bajes la guardia, Chuck — aconsejó Brock mientras Onix dejaba a Lapras suavemente en el piso —, recuerda que esta batalla no sólo es entre los Pokémon. Todos peleamos juntos — aconsejó Brock mientras Chuck devolvía a Lapras a su pokébola.

— Aún no te demuestro de qué estoy hecho ¡Charmander, usa Garra Metal! — Chuck liberó a su Pokémon.

— Onix, usa Placaje — ordenó Brock.

Onix rápidamente se puso en acción mientras el Charmander, quien lo atacó con sus garras cuando se acercó, rasguñándole la cara, lo que provocó que Onix desviara su camino en la tecleada y su barra de energía disminuyera en la pantalla de verde a amarillo.

— El siguiente movimiento lo define todo. Si atacas primero hay una posibilidad que salgas victorioso. Recuerda que los Pokémon tipo roca son fuertes contra los de tipo fuego — Brock alzó la voz, provocando que Chuck se molestara.

— ¡El tipo no define qué tan poderoso es un Pokémon! Charmander, usa Pantalla de Humo — ordenó Chuck.

Charmander escupió una bocanada de humo negro que comenzó a cubrir todo el campo, imposibilitando la visión para los presentes.

— Onix, ya sabes qué hacer — ordenó Brock.

Se disipó el humo y apareció Onix atrapando con su cola a Charmander.

— Charmander, usa Lanzallamas — ordenó Chuck. Charmander usó el Lanzallamas hacia la cara de Onix, pero no fue suficiente, ya que este lo presionaba tanto que se le fue el aire — ¡Vamos, Charmander, pelea! ¡No te perdonaré si pierdes!

— Basta, Chuck. Charmander está exhausto — exclamó Brock.

— ¡Charmander, usa Lanzallamas otra vez! — ordenó Chuck.

— Onix, enséñale la verdadera esencia de una batalla Pokémon — ordenó Brock.

El gigantesco Pokémon lanzó con fuerza a Charmander hacia la arena, dándole un golpe bastante duro, ya que levantó mucho polvo al caer. En la pantalla la barra de Charmander llegó a cero.

— ¡Santo cielo! — exclamó Bianca cubriendo sus ojos.

— Charmander ya no pue… — Brock se interrumpió al distinguir la silueta de Charmander erguido y al dispersare el polvo, vio con claridad al Pokémon de pie a duras penas, jadeando y temblando. La cara del Pokémon se veía magullada, con un ojo hinchado y muchos raspones se veían en su cuerpo entierrado, pero las llamas de su cola habían aumentado de tamaño a casi el doble del natural.

— Charmander no quiere decepcionar a su Entrenador… — se sorprendió Zack.

— Char...mander — Chuck titubeó.

— ¡Ni se te ocurra obligarlo a atacar! Apenas está en pie — reclamó Navaja levantándose de su asiento, a lo que Bianca la jaló de la chaqueta de vuelta al asiento.

— Navaja, no te metas — murmuró ella —. Es Charmander quien no quiere perder.

— Charmander… ¿p-puedes seguir? — Chuck tragó saliva y su Pokémon se volteó para enseñarle un pulgar hacia arriba. A Chuck se le llenaron los ojos de lágrimas, pero quiso disimularlo cambiando el semblante a la sonrisa sardónica habitual, mientras empuñaba sus manos — Bien, hagamos el gran final, ¡Ahora, Lanzallamas!

El Charmander inhaló y sacó una gran llamarada que quemó en la cara a Onix. La barra de vida del Pokémon roca bajó hasta quedar al mínimo, apenas una barra color rojo visible.

— Vamos, Charmander… — animó Chuck.

Charmander temblaba de cansancio y jadeaba con fuerza, mientras las llamas se disiparon, Onix estaba delante suyo, imponente como un gran monumento de roca.

— Ya perdió… — sentenció Zack.

En ese momento, una oleada de fuego rodeó el cuerpo de Onix y este cayó al suelo, a la vez que su barra de vida en la pantalla llegaba a cero.

— ¡Logró quemarlo!— observó Zack.

— Se salvó — suspiró Navaja.

— ¡Qué bien por Charmander… es extraordinario! — Bianca le aplaudió. Zack y Navaja hicieron lo mismo.

Charmander finalmente se desplomó en la arena. Chuck corrió hacia el Pokémon y lo revisó.

— Bueno, Chuck — Brock regresó a Onix a su pokébola — espero hayas aprendido la lección de este combate.

— ¿Qué lección? — cuestionó el joven pelirrojo.

— Charmander fue capaz de levantarse otra vez porque sintió en tu corazón tus ansias de ganar. Ahora te pregunto ¿serás capaz de luchar uno a uno con tu Pokémon? Recuerda que los combates no son sólo entre los Pokémon — las palabras de Brock calaron hondo en el joven.

— ¿Qué si soy capaz de luchar con él? Yo soy el estratega y él debe obedecer.

— Incorrecto. Los Pokémon no son herramientas, son tus compañeros. Así como ellos pueden conectarse con tus sentimientos y anhelos, ¿serás igual de capaz para entenderlos? — volvió a preguntar Brock.

— No sé qué significa eso — reclamó Chuck girando el rostro con un desprecio.

— Espero lo entiendas pronto — sonrió el líder. Se acercó al niño y le entregó en su mano una medalla plateada octagonal —. Toma es la Medalla Roca, prueba de la victoria de ambos.

— Charmander, despierta — Chuck meció suavemente a su Pokémon y este abrió el ojo que podía ver y sonrió —, ganamos la pelea.

—Quedé muy satisfecho con este combate… tienes buenas ideas como el usar los ataques de estado a tu favor. Sólo sigue entrenando — sonrió Brock—. Mientras Chuck va al Centro Pokémon, yo prepararé a mis Pokémon para nuestro combate, señorita de ojos esmeralda — Brock sonrió y se volteó para ir hacia la puerta.

Navaja sintió un calor en el pecho que jamás había sentido y notó cómo su rostro se encendía nuevamente y sonrió.

— ¿Te sientes bien? — preguntó Zack.

— Creo que Navaja se ha enamorado de Brock — rió Bianca.

— ¿Cómo dices? Él es alguien genial… ¿Acaso no vieron el combate? — Navaja respondió rápidamente.

— Hm… no te sonrojas cuando hablas con otros chicos — rió Bianca cubriéndose la boca, como de costumbre.

— Pues, no sé de qué hablas — Navaja se había puesto casi fosforescente de tan sonrojada que estaba.

Los tres bajaron de las gradas hacia Chuck, quien se mostraba con una sonrisa ante su victoria.

— ¡Felicidades, ganaste tu primera medalla! — Bianca lo abrazó con efusividad.

— ¡Oye, no te me pegues! — Reclamó Chuck sonrojándose y ella lo soltó — Mis Pokémon pueden ganar cualquier combate, así que no te sorprendas — alardeó mientras se arreglaba la chaqueta, que Bianca le había arrugado con su gesto de cariño.

— Trata de ser más cuidadoso para la próxima— regañó Navaja.

— ¡No te entrometas! Mejor ve a entrenar porque esta medalla no te la van a regalar como todo lo que tienes — reclamó Chuck.

Navaja no pudo decirle nada, solo gruñó y se dio la media vuelta para salir de la arena, indignada.

— ¿Quieres recibir obsequios tú? Porque a las niñas se les regalan cosas y parece que te mueres por ser una niña también — Zack se cruzó de brazos y acercó su cara hacia la de Chuck con una sonrisa maliciosa, provocando mucho enojo en Chuck.

— ¡Tú y Navaja son tal para cual! Unos envidiosos de verme triunfar. Me quedaré a ver la batalla y cuando pierda la boba esa y me reiré en sus patéticas caras — reclamó Chuck y salió por la puerta corriendo.

— Me gustaría que dejasen de pelear — agregó Bianca —. Nos une el amor por los Pokémon, no deberíamos pelear entre nosotros.

— Todo en la vida es una pelea, pequeña. Las batallas, incluso los Concursos Pokémon que te gustan, así que acostúmbrate a la lucha de egos de esta profesión — respondió Zack.

— Ay, todos son tercos… — Bianca ladeó su cabeza con resignación.



Una vez estuvieron listos, Brock y Navaja estaban en el campo de batalla, y los espectadores sentados en las gradas.

— Enséñame lo que vales y si te enorgullece ser una Entrenadora Pokémon — expresó Brock — ¡Geodude, adelante!

— ¡Scyther, a la batalla! — Navaja liberó a su Pokémon brillante.

— Geodude, usa Lanza Rocas — ante la orden de Brock, Geodude comenzó a golpear fuertemente el suelo provocando que las rocas salieran disparadas hacia Scyther, quien usaba su Agilidad para esquivarlas más rápido. Las rocas se dirigían a Scyther como proyectiles y, si alguna llegase a atinarle un golpe, este resultaría muy herido.

— Scyther, ¡Usa Ataque Rápido! — ordenó Navaja. Scyther esquivó las rocas como pudo y se lanzó hacia Geodude, golpeándolo pero este se agarró a Scyther del cuello, ahogándolo. — ¡Sacúdetelo de encima! — ordenó Navaja.

Scyther no podía moverse, comenzó a golpearse con las rocas de los costados para que lo soltase, pero Geodude más se agarraba a él.

— Es una Estrangulación Desnuda*, Scyther se va a quedar sin energías — observó Zack.

— ¿Scyther puedes volar? — preguntó Navaja, pero Scyther estaba tan concentrado en golpear a Geodude con las piedras que no la escuchó, y en cada golpe, Geodude intentaba esquivar el impacto.

La pantalla de barra de energía mostraba como la energía de Geodude estaba en amarillo y la de Scyther cada vez disminuía más.

— Scyther, detente — ordenó Navaja y este comenzó a atacar con sus guadañas a Geodude, ocasionándose mucho daño a sí mismo. Navaja apretó los ojos y lo absorbió con la competiball — Regresa.

La barra de su energía disminuyó bastante y la de Geodude aún estaba a la mitad.

— ¡Já! Ya sabía que ese Scyther no sería tan sorprendente — sonrió Chuck.

Navaja respiraba nerviosa. Había entrenado, pero jamás pensó que Brock la pondría en aprietos así <<Este es un combate de Gimnasio, no es un entrenamiento… Es obvio que será brutal>>

— Navaja, debes estar atenta a los movimientos de tu rival y no confiarte de las apariencias, cómo pudiste darte cuenta — observó Brock.

— Así veo, ¡Helio, a la batalla! — Navaja lanzó su pokébola, liberando a Bulbasaur.

— ¿Helio? ¡Hmp! — se burló Chuck ahogando una risa.

— Me estás hartando, pelos quemados — Zack le dio una palmada en la espalda, enseñando una sonrisa falsa a Chuck.

— Es hora de enseñar tu Embestida — lo animó Navaja. Bulbasaur tomó impulso y corrió hacia su oponente y este comenzó a lanzarle rocas, asimismo como hizo con Scyther — ¡Ahora, como practicamos, salta!

Bulbasaur se impulsó con sus látigos para ir por el aire y dar una voltereta hacia adelante y esquivar las piedras.

— ¡¿Pero qué m…?! —exclamó Chuck poniéndose al borde de su asiento.

— Ella ha estado entrenando mucho — le contestó Bianca.

— Geodude, Usa Rizo Defensa — ordenó Brock, mientras Geodude endurecía su cuerpo, pero Bulbasaur lo embistió y salió rodando hacia atrás.

— ¡Usa Látigo cepa! — exclamó Navaja con energía y Bulbasaur agarró al Pokémon tipo roca con sus látigos y con ellos mismos se impulsó hacia el aire para dar una voltereta hacia adelante nuevamente y lanzarlo contra la pared.

Brock estaba boquiabierto y los espectadores también, salvo Zack quien silbó y agitó una mano con energía.

La pantalla mostró cómo la energía e Geodude disminuyó a cero y la de Bulbasaur aún estaba completa.

— ¡Dale, campeona! — la animó el luchador.

— Tu Bulbasaur tiene mucha energía. Veamos si le sigue el ritmo a ¡Onix! — Brock regresó a Geodude a su pokébola y lanzó la pokébola, liberando al gran Pokémon serpiente de roca, que rugió marcando su presencia, lo que provocó que Bulbasaur se asustase y comenzara a retroceder.

— No te dejes intimidar por su tamaño, tu eres fuerte también ¡Vamos! — Navaja sonrió. Brock sonrió al escuchar a Navaja calmar a su Pokémon.

— Haz el primer movimiento, Navaja — indicó Brock.

— Gracias. Ahora es mi oportunidad de tomar ventaja ¡Usa Drenadoras!

— Onix, esquívalo — ordenó Brock y el Pokémon roca se dirigió rápidamente hacia el suelo y usó excavar.

— Helio, no dejes que se vaya así, ve tras él — ordenó la niña y Bulbasaur lanzó las Drenadoras lo más rápido que pudo antes de que desapareciera bajo tierra — Ahora hay que esperar a que aparezca. Atento a tus pies.

Onix apareció justo debajo de Bulbasaur, lanzándolo por el aire.

— ¡Helio, agárrate! — ordenó Navaja, a lo que Bulbasaur se logró afirmar de Onix con sus látigos.

— ¡Onix, usa Atadura! — exclamó Brock y Onix rápidamente aprisionó a Bulbasaur con la cola, provocando que este gritara.

— ¡Helio, lo tienes cerca! — Navaja no tuvo necesidad de dar más indicaciones ya que Bulbasaur entendió lo que quiso decir, y lanzó su Polvo Veneno, el cual se elevó como un humo violáceo hacia la nariz de Onix, el cual fue envenenado.

— ¡Presiónalo! —ordenó Brock.

— Aguanta ahí — replicó Navaja.

En la pantalla mostraban como la barra de Onix disminuía casi imperceptiblemente y la de Bulbasaur iba en amarillo, pero unas esporas verdosas comenzaron a llegar hacia él.

— ¡Logró usar las Drenadoras! — sonrió Navaja.

— ¡Ahora, lánzalo! —ordenó Brock y Onix al escuchar la orden, giró sobre su cuerpo y arrojó a Bulbasaur, golpeando el suelo con la cola lo que ocasionó que se levantara mucho polvo. Navaja tuvo que cubrirse los ojos para que no le entrase tierra en los ojos.

— Auch… pobre Helio — se apenó Bianca.

— Espera… — Zack hizo un ademán con la mano hacia Bianca, para que no siguiera hablando.

Una vez el polvo se disipó, vieron como Bulbasaur estaba sobre la cabeza de Onix, agarrándose del cuerno con sus látigos, sudando y jadeando por el cansancio. Onix se lo intentó sacudir, pero el veneno hizo efecto y finalmente se desplomó.

Navaja abrió los ojos con sorpresa y miró la pantalla vio como la energía de Onix llegaba al mínimo, ahora su sorpresa se transformó el felicidad y sus ojos brillaron de emoción.

— ¿Gané? ¡Helio… GANAMOS! — Navaja corrió hacia Bulbasaur y este se lanzó a sus brazos, quien lo alzó con sus brazos y dio una vuelta con él — ¡Sabía que podías hacerlo!

— ¡¡BRAVO!! — exclamó Zack quien se levantó para aplaudir. Bianca hizo lo mismo y Chuck se cruzó de brazos.

— Eres más fuerte de lo que pensé — Brock se acercó — y me complace mucho conocer a Entrenadores que tratan con cariño a sus Pokémon. Eso aumenta la confianza entre ustedes y su fortaleza como equipo.

— Gracias, Brock. Se nota que entiendes muy bien a tus Pokémon — sonrió Navaja.

— Entenderlos es muy importante porque para ser un buen Entrenador Pokémon, primero hay que ser un gran criador. Es por eso que dedico tanto tiempo a mantenerlos saludables para que estén felices y así puedan rendir bien en los combates — mientras Brock le explicaba a Navaja, ella lo observaba y grababa en su mente cada una de las palabras. Sentía mucha admiración por él y sintió que era la persona más hermosa que habían visto sus ojos y aceptó que sí le gustaba mucho Brock, pero como jamás había sentido algo así antes, le echó la culpa a la emoción del combate y dio un suspiro mientras lo miraba con sus mejillas rosadas. No se percató que Onix se había acercado a saludar y se sorprendió al verlo tan cerca.

— Onix ya no da tanto miedo fuera de la batalla — ella le acarició la mejilla.

— ¿Onix? Es muy amigable y le gustan las chicas lindas — Brock posó una mano en la frente de su Pokémon.

— ¿Crees que soy linda? — la cara de Navaja se volvió rojo fosforescente nuevamente y sus piernas tambalearon.

— Claro y muy fuerte también — Brock sonrió, mientras Navaja sentía como si sus piernas eran de gelatina y se quedó pegada mirándolo fascinada, mientras él revisó su cinturón y sacó la medalla, extendiéndola hacia ella — y por eso mereces llevarte esto, la Medalla Roca. Como prueba que superaste el desafío de mi gimnasio.

— ¡Esto es asombroso! — Navaja la recibió y observó cómo la medalla color plata relucía en su mano.

Brock se acercó y presionó el hombro de Navaja con suavidad y ella se crispó.

— Ahora ve a probar tus habilidades, en el mundo hay muchos Entrenadores fuertes como tú. Yo también prometo volverme más fuerte para cuando nos volvamos a encontrar — Brock sonrió y vio cómo Navaja casi se derretía con sus palabras.

Zack, Bianca y Chuck se acercaron corriendo.

— ¡Felicidades, amiga! — Bianca la aprisionó con un abrazo, sacudiéndola un poco del estado de enamoramiento en el que se encontraba.

— Muy bien, filosita — Zack le desordenó el flequillo a Navaja.

— Bah, sólo tuviste ventaja de tipo. Además tu Scyther es muy débil, no resistió nada — se burló Chuck.

— Hoy te escuché decir que la ventaja de tipo no importa y me venciste con un Charmander— Brock se cruzó de brazos y esbozó una sonrisa —. Los grandes Entrenadores jamás subestiman a un rival a lo que Chuck respondió solamente con un desprecio.

Una vez salieron del gimnasio, Brock los despidió deseándole buena suerte a cada uno y todos se despidieron del Líder de Gimnasio agitando sus manos.

— Ya quiero llamar a Shane para mostrarle la medalla — agregó Navaja, que tomó la medalla y la llevó a su corazón, sonrojándose nuevamente.

— Abrazas esa medalla como si fuera Brock — se burló Zack.

— Es mi primera medalla, es importante. Además me la dio él… — sonrió nerviosa — Ahora vamos por las demás.

— El siguiente gimnasio se encuentra en Ciudad Celeste — agregó Chuck —. Misty no es blandengue como Brock, ella es muy ruda y más poderosa.

— ¡A Ciudad Celeste iremos entonces! — Navaja alzó un brazo con energía.

— Me gustaría acompañarlos pero habrá un Concurso y una Coordinadora experta viene a dar clases gratis. Así que me quedaré, pero ustedes pueden seguir su camino — sonrió Bianca.

— ¡Nos quedaremos a acompañarte! — agregó Navaja.

— Amiga, me sentiría mal si retrasas tu viaje por mí. Puedes verlo por la tele cuando lo transmitan o puedes venir de público cuando sea la fecha — Bianca tomó ambas manos de Navaja con una sonrisa.

— Pero, ¿dónde te vas a quedar?

— Mi familia vive aquí, así que no hay ningún problema — aclaró.

— Es una lástima que ya no nos acompañes, me había acostumbrado a tu compañía — agregó Zack y ella se sonrojó levemente y miró hacia un lado.

— Ya nos podremos ver. Entrenen mucho, para que se vuelvan muy fuertes — Bianca se despidió agitando una mano y comenzó a alejarse.

— Yo también me voy — Chuck tenía ambos brazos cruzados detrás de su cabeza y comenzó a avanzar.

— Vamos al mismo lugar, podríamos ir juntos — agregó Navaja.

— Hay un atajo para Ciudad Celeste, pero hay que pasar por un lugar lleno de Pokémon tipo fuego y no creo que estés preparada con tus Pokémon, te harán puré sin ninguna compasión— Chuck se fue carcajeándose y Navaja frunció el ceño.

— Eso lo veremos — Navaja se dispuso a ir tras él, pero Zack la agarró de cuello de la chaqueta y la hizo retroceder.

— Déjalo en paz.

— ¿Pero qué dices? — Navaja refunfuñó.

— Observa — Zack y Navaja se quedaron de pie y observaron cómo Chuck iba caminando disimuladamente y alcanzó a Bianca. Ella sonrió y se fueron caminando juntos.

— ¿Qué?

— Ay, que lenta eres, prima... Vámonos — Zack le dio unas palmaditas en el hombro y retomó el camino hacia la ruta que los sacaría de Ciudad Plateada.

— Explícame, no entiendo — Navaja insistió.

— Ya fue, no diré nada.

— ¡Te haré cosquillas hasta que me lo digas! — amenazó ella con malicia.

— ¡Eso si me atrapas! — Zack comenzó a correr por la Ruta 3 y Navaja comenzó a perseguirlo, mientras este se burlaba porque sabía de la diferencia de estado físico de ambos y le divertía cómo Navaja intentaba superarlo sin éxito.


*Estrangulación Desnuda:

 

Capítulo VI:

Quién quiere la medalla celeste, ¡Que le cueste!
​

Después de dejar atrás el derrumbe del Monte Luna, los viajeros se apresuraron en llegar lo antes posible a Ciudad Celeste. Para su fortuna, encontraron otros viajeros que los ayudaron a auxiliar a Zack, acercándolos al Centro Pokémon más cercano. Allí llamaron a la policía, quienes tomaron su declaración de los hechos y dejaron la constancia sobre los atacantes del luchador, lo cual de alguna manera los tranquilizó y pudieron pasar la noche sosegados sobre una cama cómoda y caliente. Los dejaron quedarse en el Centro Pokémon ya que el estado de Zack era realmente una emergencia.

Navaja estaba muy contenta con su reciente captura, por lo que sacó de su pokébola al pequeño Nidoran macho y lo saludó. No tardaron mucho en hacerse amigos y después de jugar un rato y nombrarlo Kai, ambos se quedaron dormidos en aquella litera. Primero Nidoran no quiso acercarse demasiado, pero al sentir algo de frío, se acercó a dormir encima de la colcha muy pegado a la Entrenadora de cabellos negros.

Al día siguiente, ya mucho más tranquilos, con el estómago lleno y con las energías renovadas, partieron rumbo al Gimnasio Celeste, el cual se encontraba relativamente cerca al establecimiento de salud, unas cuantas cuadras más al centro. Esto se deducía porque el enorme techo en forma piramidal sobresalía entre los árboles y edificios cercanos.

Caminaron entre enormes jardines y plazas donde Entrenadores y Pokémon se divertían, algunos entrenaban para Concursos y otros simplemente iban a pasar el rato en aquel paraje lleno de áreas verdes y fuentes de agua.

— ¡Qué hermosa ciudad! Me encantaría poder quedarme disfrutar del lugar — exclamó la joven Entrenadora.

— Podemos hacerlo si quieres cuando ya tengas la medalla — agregó Zack.

— Que latoso — Navaja hizo una mueca echando la boca hacia el lado con hastío. Miró rápidamente a su alrededor y notó un grupo de escolares que llevaban un uniforme azul marino. Las niñas llevaban una blusa de manga corta abombada, encima una chaqueta a botones sin mangas, una falda plisada a tono, un moño rojo les adornaba el pecho y llevaban medias altas blancas — ¿Será…?

— Terminar las cosas antes debería ser tu motivación y después puedes ir a perder el tiempo como quieras. Se sentirá más satisfactorio así, créeme — la sonrisa encantadora del luchador era capaz de convencer a casi cualquier persona de desistir de discutirle algo, sin embargo vio a Navaja con la vista puesta en aquel grupo y entendió —. Ven, vamos al gimnasio…

— ¡Un segundo! — Navaja corrió hacia aquel grupo, que estaban tomando helado mientras conversaban entre sí hasta que la niña los interrumpió — Hola, ¿ustedes son del Instituto Tecnológico Pokémon?

El grupo la miró con el ceño fruncido y uno de ellos sonrió y se acercó.

— Así es, ¿quién eres tú? — preguntó un chico de melena castaña.

— Mi nombre es Navaja, vengo de Ciudad Verde y mi sueño es entrar a su Instituto… ¿Cómo puedo hacerlo? — la niña se veía realmente esperanzada; era su oportunidad de abrirse camino hacia el ITP, sin embargo se sintió abrumada y confundida cuando una ola de carcajadas la rodearon — ¿Qué dije de malo?

— Muévete de nuestro camino, niña — uno de los chicos de cabello largo y oscuro se adelantó para seguir adelante.

— ¡No seas grosero! Sólo les estoy haciendo una pregunta.

— Si no sabes cómo es el ingreso al Instituto significa que ni siquiera te esfuerzas por averiguarlo por ti misma.

— El ITP es para superdotados y por lo que veo solo eres una súper tonta. — agregó otro chico de cabello desordenado y anaranjado, provocando más risas entre los chicos del grupo, quienes comenzaron a rodearla para abandonar el lugar.

— Piérdete — le dijo una de las niñas, de cabello lila, mientras le daba un empujón.

— ¡Arggg! — Navaja empuñó las manos con ira y se volvió a poner delante de ellos — ¡Los desafío a un combate Pokémon! Y si les gano tendrán que decirme cómo puedo ingresar.

— ¿Y si pierdes? — la chica de cabello lila arqueó una ceja con actitud desafiante.

— Los dejaré en paz — asintió la muchacha oriunda de Ciudad Verde.

— No. También queremos ganar algo — respondió rápidamente el muchacho de cabello anaranjado.

— Si pierdes tendrás que ser nuestra sirvienta durante el resto del día y quien sabe… si logras dejarnos contentos tal vez te digamos con quien debes hablar para ingresar al Instituto — contestó la chica de cabello lila.

— Muy bien, entonces ¿Quién va a luchar conmigo? — Navaja hablaba con decisión. No estaba dispuesta a permitir que esos chicos se burlaran de ella y ser sirvienta de esos abusivos no le apetecía para nada.

— Yo iré, así hago que se calle la bocota — sonrió una chica alta, de melena negra azulada. Llevaba un delineador rojo en sus rasgados ojos oscuros, lo cual junto a su blanca piel hacían que le resaltaran y se viera muy hermosa. Navaja se sintió algo intimidada por la presencia de aquella muchacha.

— ¿Y tú quién eres? —preguntó la Entrenadora.

— Rina Sakamoto para que lo sepas. ¡Venonat, al ataque! — ella liberó de su pokébola al pequeño Pokémon de pelaje púrpura y grandes ojos rojos compuestos, moviendo sus antenas.

Navaja sacó su Pokédex y escaneó << Pokémon bicho / veneno. Sus ojos disparan potentes rayos y funcionan como radar, lo que le permiten moverse fácilmente en la oscuridad>>

— ¿No conoces a los Pokémon y quieres entrar al ITP? Pfff ¡No me hagas reír! —Rina esbozó una sonrisa burlona.

— ¡Kai, ataca! — Navaja liberó a su recién capturado Nidoran y este se puso en guardia. Los alumnos del ITP soltaron carcajadas — ¿Por qué se están riendo ahora?

— ¡Ese Pokémon de nivel bajo jamás podrá contra mi Venonat! Ella tiene el nivel 23 y ese pequeñito apenas debe superar el nivel 6 — Rina se reía posando su mano en su cara y con la otra se agarraba el abdomen.

— ¿Y eso cómo puedes saberlo? — refunfuñó la chica de ojos verdes.

— Su cuerno está muy pequeño, además por su tamaño se nota que salió hace poco del huevo. Los Nidoran maduros miden aproximadamente 50 centímetros y el tuyo con suerte llega a los 20 de altura… — Rina hablaba en un tono condescendiente y muy burlón, lo cual hacía enfurecer a Navaja.

— ¡Si de tamaños se trata, entonces usaré a Scyther! ¡Regresa, Kai! —Navaja se apresuró en resguardar en su pokébola al Pokémon tipo veneno y liberó a su inicial.

— Un Scyther brillante, pero supongo que es igual o más débil que el anterior, ¿Dónde lo capturaste? — la alumna del ITP arqueó ambas cejas.

— En el safari en Johto — ladró Navaja —. Scyther, usa Cuchillada.

El Pokémon mantis se rió al ver al que sería su oponente y le puso un pie encima de su cabeza.

—Me rehúso a pelear contigo — Rina guardó a su Pokémon y se disponía a marcharse. Navaja intentó seguirla, pero la pelinegra la detuvo al instante —. No pelearé contra una novata de tan bajo nivel. Ya bastante te has humillado sola para yo seguirte hundiendo. Tómalo con un acto de caridad.

— ¿Es porque te da miedo pelear contra mi Scyther, no? — Navaja intentaba desesperadamente ganar la discusión.

— Es un Pokémon salvaje y maleducado y el hecho que sea brillante o shiny, como quieras llamarlo le resta puntos automáticamente — Rina se volteó completamente hacia su interlocutora y prosiguió —. Un Pokémon shiny encontrado en estado salvaje tiene muy bajas posibilidades de ser realmente poderoso y los entrenadores tontos e inexpertos los eligen por lo bonitos que se ven y no por su verdadero potencial, a menos que sea criado en cautiverio y con excelentes genes que den por resultado un Pokémon excepcional, lo cual no es tu caso porque ni siquiera te obedece. Así que guarda a tus Pokémon de juguete y piérdete — la muchacha se volteó hacia su grupo y se fueron riendo.

— Si nos sigues molestando te daremos una paliza entre todos con nuestros Pokémon —amenazó la chica de melena lila.

Navaja se quedó helada mirando cómo se alejaban. Scyther la miró y tuvo muchos deseos de abandonar a la desdichada niña, pero su corazón estaba unido ya al de ella, por lo que sitió en su interior el enorme esfuerzo que ella estaba haciendo para mantenerse digna y no llorar. Admiró su fortaleza, sin embargo, no se sentía a gusto aún estando bajo su cuidado porque la notaba muy inestable aún.

Zack, que estuvo todo el tiempo observando, se acercó a Navaja.

—Oye, campeona ¿estás bien?

— Sí pero no me hables. Quiero estar sola — Navaja se fue cubriendo su barriga con ambas manos y cabizbaja.

— Pero ¿a dónde vas? — insistió.

— ¡Déjame sola! — Navaja salió corriendo y Zack le insistió.

— ¡Ni siquiera conoces el lugar! ¡Te perderás! — el muchacho de pañoleta roja la siguió sin que ella se diera cuenta.

La chica corrió hasta detenerse en una zona de arbustos tupidos y se agachó para llorar, creyendo que nadie la veía. Sin embargo el sonido de ramas moviéndose la alertó de la presencia de alguien más. Asustada, abrazó sus piernas y agudizó la vista esperando que apareciese su silencioso acompañante.

Finalmente resultó que eran dos Nidoran que se escondían posiblemente de sus padres para poder besarse tranquilos. Navaja se alivió de saber que no era su primo y a la vez se molestó porque la interrumpieron en su desborde emocional.

— ¡Largo de aquí! — Navaja los asustó y la pareja de Nidoran huyó asustada, perdiéndose entre la hierba — Ahora ni llorar tranquila puedo.

— ¿Y por qué quieres llorar? — de pronto habló Zack y Navaja le hizo un desprecio, aún con los ojos llorosos — Tu verdadero combate es allí —le señaló hacia atrás de ella con determinación.

La Entrenadora se volteó y vio en su esplendor aquella estructura que divisaban entre los edificios y parques en las cuadras anteriores. El lugar era una especie de pirámide hecha completamente por vitrales y se veía casi suspendida en una enorme piscina cuadrada que la rodeaba. La gigantesca pirámide estaba dispuesta de manera que sobresalía con sus puntas a cada lado de aquel cuadrado inmenso, dando alusión a una flor geométrica. Por delante lo custodiaban varias fuentes de agua, que asemejaban cascadas en aquél paisaje artificial.

— ¡Levántate y ve a buscar lo que te pertenece! Así les cierras el… la boca a todos esos escuincles que de seguro no tienen ninguna medalla a diferencia de ti. ¿Qué demonios haces llorando por unos perdedores? — Zack le habló fuerte por primera vez en su vida y automáticamente la niña se secó las lágrimas y su semblante cambió a uno decidido y se puso de pie — Cuando ganes esa medalla iremos a ese Instituto de Pokétontos a enseñarles quién eres ¡Y yo te acompaño!

Navaja asintió y sonrió. Allí Zack suavizó su semblante y también sonrió, enseñándole su mano empuñada invitándola a chocar puños y así lo hizo su prima política.

Al llegar a la puerta del Gimnasio ella tocó el timbre ya que las compuertas estaban cerradas.

— Yo te esperaré acá. Es mejor que enfrentes esto tú solita — el luchador comenzó a retroceder de a poco.

— ¿Qué? Zack, no quiero que me dejes sola — Navaja titubeó.

— Debo ir a ver a un amigo que me necesita urgente — escupió de pronto.

— ¿Qué amigo? Zack, tú no tienes amigos, sólo amigas… mujeres.

— Justamente por eso debo irme ahora mismo — Zack se veía muy nervioso.

— ¡NI PIENSES EN ABANDONARME JUSTO AHORA POR UNA CHICA! — gritoneó Navaja ofuscada.

Para el asombro de Zack, por la puerta aparecieron tres figuras esbeltas y abrieron la puerta. Eran tres jóvenes muy hermosas. Una de largos rizos rubios y ojos verdes que tenía un lunar debajo de su ojo derecho. Adornaba su cabellera con una delicada flor rosa a modo de pinza y llevaba ropa veraniega Una blusa verdosa sobre una falda blanca y encima un chal color rosa. La segunda chica, algo más baja, tenía el cabello rizado azul –casi parecía una peluca– adornado con unas perlas rojas, vestía un vestido rojo y usaba un chal color caqui bastante elegante. La tercera y de altura similar a la peli azul, lucía una melena rizada color rosa. Ella vestía una camiseta de mangas cortas color verde pistacho y una mini falda cargo color lila.

—Miren lo que trajo la marea… — sonrió la chica de dorada cabellera.

— ¡¡No puede ser!! — dijeron las otras dos chicas al unísono, cubriéndose la boca con las manos.

— Hola, soy Navaja y vengo a ret… — saludó Navaja pero fue interrumpida la chica de cabello azulado y la de cabello rosa se adelantaron y se pusieron delante de Zack, provocando que a este se le llenase de sudor la frente y su pañoleta no pudo encubrir su nerviosismo porque el sudor comenzó a correr por su mejilla.

— ¡Ho-Hola chicas…! Qué gusto verlas — la voz de Zack se desinflaba en cada palabra que pronunciaba, mientras se volvía cada vez más aguda.

— ¡¡QUE NO ESCAPE!! — gritaron ambas y lo agarró cada una de un brazo y este no opuso resistencia y fue derribado.

— ¡¿Cómo te atreves a venir aquí?! — la chica de vestido rojo le pellizcó el brazo provocando que este gritara.

— ¡¿No tienes vergüenza?! — la chica de melena rosa lo pateó en las costillas y este cayó.

Ambas comenzaron a darle golpes mientras este estaba tumbado boca al piso y recibía las duras patadas de ambas chicas.

— ¿Así es cómo me saludan después de tanto tiempo sin vernos? —Zack lloriqueaba.

— ¡Esto es para que aprendas que mi nombre es VIOLETA y no Lily! —la chica de cabellera azul le aplastó la cabeza con el pie.

— Y esto es por confundirme con mi hermana — la muchacha de cabello rosa, Lily, saltó sobre él con los pies juntos, provocando que Zack se retorciera de dolor y se volteó de espaldas.

— Chicas, un error lo comete cualquiera — intentó argumentar, pero fue silenciado por los pies de ambas chicas que los pusieron sobre su cara en una patada.

— ¿Salir con ambas fue un error? —Violeta lo pisoteaba con fuerza.

— ¡Tuviste de amante a mi hermana! — reclamó Lily presionando con fuerza también su pie sobre la cara del chico de ojos azules.

— ¡Oye! La amante fuiste tú —rezongó Violeta.

— ¿Estás loquita? Sabías que estaba saliendo con Zack — rezongó la pelirrosa.

— Y yo te dije que mi novio también se llamaba Zack — la peli azul se molestó y se empezaron a gruñir como si de dos fieras salvajes territoriales se tratase y luego lo fulminaron con la mirada, casi se les podía ver el fuego al interior de sus pupilas.

— No me maten —suplicó el luchador.

— ¡ERES UN IDIOTA!

— ¡UN CRETINO!

Comenzó un bombardeo de insultos que significaban crápula, infiel, canalla, entre otros improperios irreproducibles.

— Aún estoy convaleciente. Ayúdame, Navaja — imploró Zack.

— Y este patán se atreve a venir aquí con su noviecita… Desquítense bien, que yo también ya quiero darle su merecido — agregó la rubia.

— ¡Oye! Ese “patán” se llama Zack y está lesionado — la niña frunció el ceño.

— ¡¿Y vienes con tu nueva novia para que te proteja?!

— Te gustan más jóvenes ahora

— ¡PAREN! — gritó la Entrenadora — Primero y para que sepan, NO ES MI NOVIO y segundo… ¿Qué tan malo les hizo para que lo traten así?

— ¿Eres sordita? Este Casanova de barrio era el novio de las dos… y somos hermanas las tres, las magníficas Daisy, Lily y Violeta. —explicó la chica de cabellera dorada.

— A mí me dio un anillo de promesa —dijo Lily enseñando un delicado anillo plateado en su dedo anular izquierdo.

— ¿Y aún lo llevas? Que demente estás — se quejó Violeta haciendo una mueca de desagrado.

— ¿Qué? ¡Se me ve divino! Además es la prueba que yo era la oficial y tú una cariñosita.

— ¿Cómo te atreves?

— La verdad duele, hermanita.

— Zack… ¿eso es cierto? —Navaja lo miró con confusión.

— ¿Acaso no les enseñaron sus papás que hay que ver para creer? — Zack se volvió a cubrir la cara con las manos. Una parte de él amaba dar puñaladas verbales. Se divertía haciendo eso y cuando causaba una reacción se reía para sus adentros. Era un defecto bastante desagradable para quienes lo rodeaban.

— ¡Ya había elegido el vestido de novia! — Lily lo volvió a patear.

— ¡Yo te di algo mucho más valioso! —Violeta también lo pateó pero su hermana quedó de una pieza.

— ¿Violeta, hablas en serio? Eres una traicionera — la cara de Lily de pronto de apagó.

— ¡Estaba enamorada! Además tú también lo hiciste así que no te hagas la pura.

Navaja negaba con la cabeza, con evidente decepción. Agachó el rostro con vergüenza al notar que las lágrimas volvían a querer escabullirse de sus ojos.

— ¿Qué será de nosotras ahora? —preguntó Lily.

— Burladas por un libertino que viene hasta nuestro gimnasio —Violeta reposó su mejilla en la palma de su mano con preocupación.

— Que poca vergüenza —dijo Daisy dirigiéndose hacia la puerta y Navaja la siguió.

— ¡Espera! Yo vengo a desafiar al gimnasio — Navaja escondió sus lágrimas y se puso en alerta en seguida.

—Debiste pensarlo antes que tu amigo se pasara de listo.

— Eso es injusto.

— ¡Injusto lo que ustedes le hicieron a mis hermanas!

— ¡Yo no les hice nada! Vine desde muy lejos a luchar aquí y no me iré sin una batalla — Navaja empuñó ambas manos con ímpetu.

La muchacha rubia se cruzó de brazos.

—Si no se van de aquí tendré que llamar a seguridad porque ustedes dos están VETADOS de este gimnasio — las palabras de la chica fueron tajantes y Navaja sintió como todo su cuerpo se encogía.

Cabizbaja, no pudo resistir más y haciendo pucheros no pudo contener las lágrimas y salió corriendo en dirección contraria al gimnasio.

Zack aún estaba siendo castigado por las hermanas cuando vio a Navaja alejarse rápidamente.

La muchacha oriunda de Ciudad Verde llegó nuevamente al bosque y lloró sonoramente, agachada en posición fetal.

— ¡Odio al tarado de Zack! ¡Odio sus cochinadas! ¡Odio al ITP con todas mis fuerzas! ¡Y odio a Shane por obligarme a hacer este tonto viaje! Todo esto es su culpa… los odio con todo mí ser — se abrazaba las piernas, escondiendo su cara en ellas como si el sentir su piel fría la fuera a reconfortar.

Lloró un rato hasta que vio a Scyther acercándose y se puso de pie en actitud defensiva.

— ¡No te acerques! También te odio por ser el Pokémon más inútil y desobediente. ¡Todos se dan cuenta de que no sirves para pelear! ¡Por eso no lo haces… porque eres débil y te da miedo! — Navaja lloraba con mucha angustia.

— ¿Quién te crees? — respondió Scyther en su idioma.

— Quiero que te vayas… ¡Largo de aquí! — Navaja se dio la media vuelta para seguir llorando.

—Si así lo quieres, me iré —Scyther observó a Navaja de espaldas a él y por primera vez, sintió deseos de llorar.

Tuvo recuerdos de cómo se sintió todas las veces que Joey lo reemplazaba en combate por sus demás Pokémon cuando él quería ganar. Jamás lo guardaba para el final en los combates, según él porque no estaba listo lo cual lo llenaba de frustración hasta que llegó un punto que él se escapaba de la pokébola para obligar a Joey a mirar que sí podía pelear pero esta acción sólo hacía enojar a su Entrenador y a menudo escuchar la frase <<Me estás avergonzando>>.

Scyther se retorció de ira cuando el chico capturó al Electabuzz y a este sí le permitía pelear pese a llevar menos tiempo en el equipo, ¿Acaso a Joey no le importaba que logró vencer a dos rivales en la Liga Pokémon? ¿Por qué todos los Pokémon parecían más valiosos al lado de él? Incluso con Navaja había comenzado a sentirse así. Él quiso entrenar a ese Bulbasaur miedoso, todo para que al final lo prefiriese en lugar de a él. ¿A dónde había quedado la promesa que lo hizo unirse a ella? Fue la única vez que sintió que sería el protagonista o al menos lo suficientemente importante para alguien cómo para devolverle la esperanza de acompañar a un humano. Y allí estaba en aquél bosque siendo abandonado por segunda vez. ¿Realmente era tan malo? ¿Era tan débil?

Su cabeza le gritaba que recogiera su orgullo y se largara a ser libre cómo tanto deseó… ¿Acaso no se sentía abrumado por aquella niña hostigosa? Se pasaba abrazándolo o besándolo con ternura como si de un cachorro se tratase o si no, le tomaba fotos y le decía apodos ridículos. Ya no tendría esa molestia nunca más. Era libre.

Pero su corazón le gritaba...

No.

Le imploraba otra cosa.

Él quería quedarse con Navaja.

A pesar de no caerle del todo bien y de suplicar en su fuero interno volver a ser un Pokémon salvaje, sintió cómo su corazón se quebraba en pedazos ante la idea de alejarse de ella y no verla nunca más. Lamentablemente o tal vez afortunadamente, la conexión entre sus corazones estaba hecha y podía sentir las intenciones y deseos de la chica, así como ella también lograba entenderlo a él. Era la relación más profunda que había logrado y en el fondo sabía que era algo que lo hacía feliz.

Dejó que una lágrima se escapara de sus ojos y se marchó.


En ese momento Zack logró escabullirse de los golpes de las muchachas engañadas y se paró delante de ellas.

— ¡Escúchenme!

— No queremos escuchar más mentiras, ¡Seel! — Violeta liberó un Pokémon parecido a una foca blanca y un cuerno en su cabeza.

— ¡Vaporeon! — Lily liberó a su Pokémon, un cuadrúpedo azulino con aletas y cola de pez, con una gran membrana blanca alrededor de su cuello como bufanda.

— ¡¡Ataque Burbuja!! — ordenaron las hermanas al mismo tiempo y ambos Pokémon atacaron al luchador, que llegó a ponerse azul del miedo y, gracias a sus ágiles reflejos, bailoteó en el suelo esquivando lo mejor que pudo el bombardeo acuático.

— ¡Ay, no! — exclamó la peli azul.

— Es veloz — continuó su hermana.

— ¿Quieren escucharme? ¡Por favor! — Zack estaba perdiendo la paciencia.

— No queremos tus excusas — continuó la peli rosa.

— ¡Queremos venganza! —contestó Violeta.

— Se los imploro — Zack se arrodilló y junto sus manos a modo de súplica — Pueden hacer lo que quieran conmigo, golpéenme hasta cansarse, hagan afiches con mi cara y repártanlos por todo Kanto, ¡Lo que quieran!... Pero no se desquiten con mi prima — ambas muchachas lo miraron ofuscadas—. Navaja es una gran Entrenadora y yo le prometí a mi tío cuidarla. Si se entera que por mi culpa no pudo pelear jamás me lo perdonaría. Mi tío es la persona más importante para mí y odiaría decepcionarlo. Por favor. Les doy lo que ustedes deseen, pero por favor dejen que luche en el Gimnasio.

— Owww, que conmovedor… pero lamentablemente Misty no está así que, aunque quisiéramos, no podría pelear — la mueca burlona de Daisy, la que parecía mayor, le provocó dolor de estómago al luchador.

— ¿Y cuando vuelve?

— No lo sé… se fue de viaje o de vacaciones, no le escuché bien — la rubia levantó ambos hombros.

— La tragedia se extiende en tu vida, Zacky — sonrió Violeta.

— Pero así es la vida — Lily levantó los hombros y regresó su Pokémon a la pokébola —. Vámonos, Vaporeon. Ya no quiero seguir viéndole la cara al crápula.

Su hermana Violeta hizo lo mismo y ambas entraron hacia el Gimnasio, dejando a Zack con Daisy.

—Lo único que me da penita de todo es la pequeña… — Daisy se tomó la cara con una mano.

— Daisy, por favor. Te juro que jamás volverán a verme — Zack se acercó rápidamente a tomar la mano de Daisy con sus manos y la presionó con fuerza.

— Oye, suéltame. Como que eres muy rapidito — ella deshizo el contacto —. No me gusta ser malita con los Entrenadores, así que les daré una oportunidad — sonrió.

— ¡¿En serio?! — exclamaron Zack y las dos hermanas que escuchaban desde la puerta.

— Hoy no tenemos personal de limpieza, así que si logras dejar todo el gimnasio reluciente, pensaré en concederle el combate a tu primita.

— Cuenta conmigo… Te prometo que el Gimnasio quedará más reluciente que nunca — Zack levantó un pulgar y le cerró un ojo a Daisy.

— No tan rápido con las promesas, galán. Recuerda lo que dijiste “ver para creer” — sonrió Daisy y entró al gimnasio, seguida de Zack.

— ¡Machoke, sal ahora! — el luchador liberó a su musculoso Pokémon —Ve a buscar a Navaja. Yo estaré aquí.

Machoke asintió y se alejó, mientras Daisy le entregó al chico una cubeta con guantes, jabón y otros implementos de limpieza.

—Comienza limpiando los vidrios y sigue con el suelo. Hay que limpiar, enjabonar y secar para que los azulejos brillen como diamantes. Hay que filtrar la piscina, darle de comer a los Pokémon, limpiar el estanque, sacudir todo el polvo y limpiar muy bien las gradas para nuestro público.

— Es bastante — murmuró Zack mirando a su alrededor, preguntándose a sí mismo por dónde partir.

— ¿Acaso escuché una queja? —la voz de Daisy atemorizó al muchacho de ojos cristalinos y se paró derecho, como si estuviese delante de un sargento.

— ¡No, señora!

— Soy señorita. Espero no sigas restando puntos o sino, tu pobre prima no podrá ingresar a la Liga Pokémon — amenazó la chica de ojos color agua marina y Zack asintió rápidamente.


Machoke siguió el aroma de Navaja, ya que lo conocía bien y antes que pudiese llegar ante la chica, se encontró con Scyther, que estaba intentando sacar una de sus guadañas de un árbol, porque había quedado atrapado.

— ¿Qué estás haciendo? — cuestionó el Pokémon luchador.

— Estoy entrenando un poco — contestó de mala gana el Pokémon mantis.

—Parece que necesitas ayuda — Machoke se acercó y levantó la parte superior del tronco del árbol para liberar a Scyther.

— No era necesario. Estaba por cortarlo a la mitad.

— ¡Y casi lo logras! ¿Pero para qué querías hacer eso? —El Pokémon campeón levantó una ceja.

— ¡Para demostrarles a todos que no soy débil! Pero el CASI no me sirve ¡Puedo hacerlo! — el Pokémon alado se puso en guardia y siguió su cometido de terminar de cortar aquel árbol.

— Yo no creo que seas débil, sólo te enfureces muy fácil y lo primordial para un luchador es fortalecer la mente antes del cuerpo y tú lo estás haciendo al revés — dijo el Pokémon de tez grisácea.

— Pelea conmigo entonces ¡Y no te contengas! — Scyther tomó impulso, apoyando sus garras en el árbol y se impulsó hasta su interlocutor para ponerse en posición amenazadora.

— Me gustaría aceptar, pero el amo Zack me envío para buscarlos y debo obedecer.

— ¿Y por qué obedeces? ¿Acaso no puedes pensar por ti mismo? — reclamó el Pokémon insecto.

— Porque mi misión es ayudarlo y él es el líder. Es lo que hacemos los Pokémon.

— ¡Pues entonces me niego a hacer lo correcto! Yo soy inteligente y puedo pelear.

— ¿Te has preguntado para qué acompañas a Navaja si te vas a comportar como un salvaje? — Machoke lo miró seriamente.

— Pensé que me volvería más fuerte si viajaba con un Entrenador que me dejase luchar… Pero me he equivocado. Esa niña no sabe ser líder.

—Sólo viajas por peleas… ¿y te has vuelto fuerte haciéndolo a tu manera en lugar de escuchar a tu ama? — la mirada penetrante de Machoke hizo retroceder un poco al Pokémon insecto que se limitó a mirar hacia el lado, con desprecio — El amo es quien ve tus puntos ciegos y quien crea la estrategia.

— Ella no es mi ama — gruñó el Pokémon.

— Entonces no deberías seguir con nosotros — las palabras de Machoke hicieron sentir a Scyther que algo se rompía dentro de él —. Si quieres ser un Pokémon libre y sin amo, adelante. Yo iré por Navaja.

Machoke se fue trotando y dejó a solo a Scyther, mientras este volvía a golpear el tronco y esta vez, sí logró partirlo a la mitad.


En el Gimnasio Celeste, Zack estaba dando su máximo esfuerzo en cumplirles a las hermanas así que partió dejando todos los vidrios de aquella gran pirámide reluciente. Usó los implementos de seguridad para colgarse y limpiar los vidrios.

El sol relucía en su cénit, y Zack se quitó la playera blanca, dejando descubierto su torso musculoso y sudado, mientras seguía limpiando lo más rápido que podía.

— ¡Vamos! Ya queda solo la mitad —se animaba el muchacho, ignorando el calor que le quemaba la piel expuesta, y hacía arder aquellos vidrios como si se tratase de las bandejas en un horno encendido —. Podrían haberme prestado alguno de esos Pokémon de agua. Terminaría esto mucho más rápido.

Las tres chicas miraban desde adentro al acalorado Zack.

— Afuera hace mucho calor… No sé cómo no se queja —exclamó Lily.

— Déjalo que se fría como un huevo — agregó Violeta.


Más pronto de lo que ellas esperaban, vieron a Zack entrar por la puerta, con una toalla colgada al cuello, secándose el sudor de la frente mientras sujetaba el balde con la otra mano, que tenía las venas hinchadas por el esfuerzo. Se podía ver gotas de sudor por toda su piel morena.

Las tres tragaron saliva y se sonrojaron.

— He terminado, ¿qué sigue ahora? — Zack sonrió enseñando todos los dientes, provocando que las hermanas enmudecieran.

— V-ve a limpiar la piscina — Violeta contestó con un hilo de voz mientras señalaba con el índice el camino.

Zack fue hacia el lugar mientras silbaba una melodía y las chicas dejaron escapar un suspiro.


El luchador vio a los Pokémon, que estaban durmiendo una siesta y a otros que jugueteaban tranquilos. Agarró las pokébolas que las chicas le proporcionaron y comenzó a guardar a los Pokémon en la que les correspondía para luego meter el filtro a la gigantesca piscina.

En ese momento, Machoke entró junto a Navaja donde el muchacho de tez trigueña se encontraba.

— ¿Para qué me llamaste? — ella lo miró ofuscada — ¿Y por qué estás limpiando?

— Si dejo reluciente el gimnasio, ellas te dejarán luchar. ¿Cómo viste los vidrios de afuera?

— ¡¿Limpiaste toda la pirámide?! — Navaja se quedó de una pieza — Es demasiado esfuerzo y tú estás lesionado

—Así es. Es lo menos que podía hacer por ti — sonrió Zack y Navaja sonrió algo nerviosa.

— ¡Salgan, Helio y Kai! — Navaja liberó a sus Pokémon — Vayan a limpiar los asientos de enfrente y yo tomaré la escoba — ambos Pokémon asintieron Navaja los siguió para entregarles los paños para comenzar su tarea de inmediato.

Mientras Navaja y Nidoran sacudían el polvo, Zack, Machoke y Bulbasaur limpiaban la piscina por dentro a profundidad. Zack se deslizaba sobre el trapero como si estuviese surfeando.

— Ahora entiendo por qué las conquistó a ustedes dos — rió Daisy nerviosamente y sus hermanas la miraron con el ceño fruncido.

Finalmente terminaron todo el aseo y Navaja ayudó a Zack a salir de la piscina para echar el agua limpia. Pero algo ocurrió. El regulador de la manguera falló y el agua salió disparada. Navaja y Zack intentaron sostenerla, sumado a Bulbasaur, quien los ayudó con las lianas.

El alboroto hizo caer las pokébolas que Zack había dejado sobre una toalla encima de la máquina y se liberaron algunos.

— ¡Ve a regresarlos, Navaja! Yo sostengo aquí — ordenó Zack y Navaja asintió

Trató de agarrar las pokébolas lo más rápido que pudo pero se le escapó una que cayó a la piscina vacía, liberando un gran Pokémon parecido a un dragón marino color azul. Tenía una boca enorme con afilados colmillos y los miraba con furia.

— ¡No, no, no! ¡Es Gyarados! — exclamó Navaja, palideciendo.

El Pokémon de agua activó su ataque Intimidación, provocando que Nidoran gritara de miedo y Bulbasaur corriera a esconderse tras Navaja, soltando así la manguera, provocando que volviera a descontrolarse, lanzando a Zack por los aires y golpeando a Gyarados en la cara.

El enfurecido Pokémon, rugió y lanzó un poderoso Lanzallamas por la boca, derrotando de inmediato a Bulbasaur. Navaja gritó de horror y sus ojos lagrimearon.

Zack gritó de dolor al notar que la herida de su brazo izquierdo volvió a abrirse, al chocar contra las escamas del gigantesco Pokémon.

—Z-Z-Zack… — gimió ella sin poder apartar la vista del Pokémon, retrocedió hasta que cayó de espaldas, y se arrastró hacia atrás lo más que pudo para tomar a Bulbasaur en brazos.

El luchador nadó hasta la orilla, pero Gyarados lo agarró con la cola, activando el ataque Atadura y Zack gritó de dolor, ya que aún tenía sus costillas delicadas.

Machoke se lanzó al agua y nadó hacia su amo, que ya se encontraba bastante lastimado y agarró fuertemente la cola de Gyarados para que lo soltase. Sin embargo esto hizo sulfurar al Pokémon acuático y lanzó un ataque Vendaval, liberado una gran ráfaga directo hacia ellos. Machoke sumergió la cola de Gyarados junto con Zack, para que no les diera de lleno, pero aquel ataque resultó en que se formara un remolino en la piscina, mientras la manguera seguía liberando el gran chorro de agua, que hacía incrementar la velocidad de aquel remolino acuático.

Navaja estaba paralizada y lágrimas caían violentamente por sus mejillas.

<<No puedo moverme. Si ataco a ese Pokémon, volverá a usar su Lanzallamas contra mí. No puedo hacerlo. No puedo salvarlos>>

— Kai — susurró la Entrenadora — usa Supersónico

Nidoran asintió y abrió su pequeño hocico para liberar unas ondas de sonido ensordecedoras, que distrajo por un momento a Gyarados, que se giró hacia ellos, deteniendo así el remolino. Machoke aprovechó la distracción para agarrar a Zack y salir de la piscina y dirigirse hacia las gradas para dejarlo recostado allí.

El Gyarados se acercó hasta el Pokémon roedor y su Entrenadora y comenzó a cargar una energía anaranjada en su hocico abierto.

— ¡Kai, vámonos! — ordenó Navaja y su Pokémon se resistió — ¡KAI!

El pequeño roedor rosa se levantó en sus patas traseras inhalando con fuerza y lanzando el ataque Picotazo Venenoso, dándose en la nariz a su colosal oponente, el cual lanzó el ataque Híper Rayo con toda su furia.

— ¡¡NOOOO!! —lloró Navaja corriendo hacia su Pokémon, pero una ráfaga la echó hacia atrás, cayendo de pompas al suelo. Ella vio como una ráfaga, tomaba forma de tornado y hacia como escudo delante de Nidoran << ¿Qué es eso?>>

Nidoran corrió hacia Navaja y se sentó en sus piernas en busca de protección. Ella lo tomó en brazos y corrió hacia Zack, que recobraba de a poco el conocimiento y observó cómo Scyther deshacía aquel torbellino y escaneó con la Pokédex y leyó.

— Es su Danza Espada. No sabía que podía hacer eso…

El Gyarados volvió a usar Lanzallamas contra el Pokémon mantis y este cargó un ataque que ella tampoco conocía. Era un halo esférico color dorado que cubrió su cuerpo y una esfera se concentró delante de las guadañas de este. Con un veloz movimiento lanzó aquella esfera de energía y colisionó con el ataque de fuego de Gyarados. Agarrando más fuerza y logrando darle en la cara al gigante, el cual sintió estática en todo su cuerpo.

— ¡Eso es Poder Oculto Eléctrico! — exclamó Navaja — ¡Muy bien, Scyther!

El Gyarados comenzó a querer golpear al de tipo insecto con su ataque Cabezazo sin embargo era esquivado ágilmente por Scyther que aprovechaba cada cercanía con este para propinarle golpes con sus cuchillas.

— ¡Usa Poder Oculto de nuevo! — indicó Navaja

— Estaba por hacer eso— rezongó el Pokémon

— Oh lo que quiera hacer…

El Pokémon mantis voló sobre la cabeza de Gyarados mientras el halo de luz lo envolvió y expulsó una gran esfera color verde que golpeó duramente en la cara Pokémon, quien se aturdió y rugió intentando quitarse la sensación del impacto del rostro sacudiendo su cabeza.

— ¿Qué? ¿Eso… fue? — Navaja escaneó con el Pokédex <<Poder Oculto es un ataque a distancia que varía según las debilidades del rival. En caso de tener más de una, se activarán aleatoriamente>> — O sea que eso fue el Poder Oculto tipo planta.

Gyarados comenzó a echar humo por la boca, preparando el Lanzallamas y el Pokémon tipo insecto estaba demasiado cerca.

— Scyther, usa tu Ataque Rápido.

Él la miró con el ceño fruncido y Machoke asintió.

— ¡Hazlo!— exclamó el Pokémon tipo lucha.

Scyther exhaló con fuerza y se lanzó al ataque, golpeando a Gyarados en el cuello, desestabilizándolo y obligándolo a tragarse todo el fuego que tenía en la boca. Gyarados rugió de dolor al sentir el fuego en su interior. Expulsó humo por la nariz y sus branquias y sus ojos lagrimearon por lo mismo y finalmente cayó pesadamente al agua.

— ¡Oh, Scyther, lo hiciste! — Navaja corrió escaleras abajo y se lanzó a abrazar a Scyther por los hombros y este quiso hacer una mueca de desagrado pero se sorprendió a sí mismo sonriendo — Por favor, perdóname por las cosas tan feas que te dije. Yo pienso que eres el mejor Pokémon que hay en todo el mundo y el universo, mi navajito— la chica volvió a abrazarlo con fuerza.

El Pokémon mantis asintió y sonrió.

— Ahora tenemos que limpiar todo este desastre —Navaja miró a su alrededor.

Zack observó todo el desastre y con su playera se hizo un torniquete para acercarse a la baranda.

— ¡Hey, filo de navaja! — el luchador se veía bastante herido y pálido — Tendré que ir a un hospital otra vez.

— ¡Oh, no! —la chica se cubrió la boca con ambas manos.

— Pero primero tenemos que curar a ese Gyarados. Pensó que éramos invasores y él sólo protegía su gimnasio — Zack se presionaba el torniquete.

— Ah, aquí tengo una Poción Máxima — la chica de ojos esmeralda sacó rápidamente de su mochila el objeto antes nombrado.

— Dámelo. Yo inicié el conflicto así que yo lo terminaré — el magullado adolescente bajó las escaleras pare recibir el objeto y lanzarse al agua.

Allí estaba Gyarados inconsciente y con algunas escamas menos, debido al ataque súper efectivo recibido y se notaba que le dolía. Zack rápidamente vertió la medicina en el hocico abierto del Pokémon y esperó a que despertase, sin embargo ya se estaba quedando sin aire.

Gyarados abrió los ojos con pesadez y vio a Zack acariciando la gran aleta en forma de corona de su cien y vio como este comenzó a debilitarse y expulsó la última bocanada de aire por la boca. El esfuerzo de Zack por ayudar a Gyarados hizo a él conectar con el alma del luchador y comprender que sus intenciones eran puras. Rápidamente dejó que se apoyara en la corona de escamas y lo sacó rápidamente del agua.

Navaja y compañía se asustaron y Machoke se puso en guardia y vieron como Gyarados depositaba a Zack cuidadosamente en la piscina.

— Lo salvó… —murmuró Navaja.

Zack tosió pesadamente y una vez escupió toda el agua se giró hacia el Gyarados y le acarició la frente.

— Terminemos de limpiar lo que ensuciamos —Zack se levantó pesadamente.

— Nosotros lo haremos — Navaja posó una mano sobre su pecho.

Comenzaron a trapear y secar toda el agua salpicada. Navaja junto a Machoke y sus Pokémon, terminaron muy rápido. El tener a Machoke en el equipo facilitaba enormemente las tareas, porque el Pokémon tipo lucha tenía una fuerza sobrenatural y no conocía lo que era el cansancio y prácticamente hizo todo solo. Navaja barrió y los demás sólo secaron los asientos.

Finalmente devolvieron todos los Pokémon a la piscina y les dieron de comer.

Todos se sentaron en el piso, exhaustos y jadeando, claro, menos Machoke que sonreía como siempre.

— ¿Descansando tan rápido? —a voz de Lily los interrumpió y ellos se voltearon hacia las tres hermanas que se acercaban hacia ellos.

— Vaya, este lugar realmente brilla — dijo Daisy examinando el techo y el agua cristalina de la piscina.

— Por favor, dejen a Navaja tener su batalla — Zack mostró una sonrisa, pero su cara se veía pálida y con ojeras.

— ¡¿Estás bromeando?! Vi todo lo que le hicieron al pobre Gyarados… él odia que lo despierten de su siesta.

— Lo lamento… —Navaja se tomó ambas manos a la altura del pecho.

— Y Misty no va a llegar hasta la semana siguiente.

— O sea que no podré tener mi batalla — los ojos verdes de la muchacha de pronto se ensombrecieron y la comisura de sus labios se arqueó hacia abajo.

— Lo siento, pequeña.

— ¡O sea que nos hicieron limpiar el gimnasio de a gratis! — se enfureció la Entrenadora.

— Tampoco así… — sonrió la rubia — Verás. Sólo queríamos darle una lección a tu primo, que tanto nos imploró para que pudieses entrar al Gimnasio. Pero no contábamos con que tu Scyther le diera una paliza al pobre Gyarados.

— ¡No pongas esa cara! Lo que mi hermana te quiere decir es que diste una pelea que nos dio bastante miedito — continuó Violeta.

— Y le simpatizaron a Gyarados, así que no nos quedó otra opción — Lily levantó ambos hombros con resignación.

Gyarados se acercó a Zack y sacó de su lengua una medalla en forma de gota de agua. La mirada de Navaja volvió a iluminarse.

— Recíbela, filosa — indicó Zack.

La muchacha se acercó y recibió la medalla, babeada y viscosa por la lengua de Gyarados.

— Gracias — sonrió.

—Como ya tienen lo que querían, los invito a largarse del Gimnasio — agregó la muchacha de cabellos azules haciendo un ademán hacia la salida.

— Y no volver jamás — continuó la peli rosa haciendo lo mismo que su hermana.

Los retadores salieron de inmediato por la puerta principal, dejando atrás aquel lujoso gimnasio. Las hermanas pusieron un afiche con la cara de Zack indicando que tenía prohibido el ingreso por comportamiento indebido con las modelos y cerraron las puertas al público.

Con la medalla en mano, los viajeros se dirigieron al Centro Pokémon para curar a los heridos y de paso hacerle nuevamente curaciones a Zack, que las necesitaba con urgencia.

 

Capítulo VIII: El nacimiento de una gran idea​

Zack se encontraba sentado al lado de una camilla mientras un Pokémon redondo y rosa, que cargaba siempre un huevo en su bolsa como un marsupial, de la especie Chansey le limpiaba el rostro magullado, mientras la enfermera de cabello rosa amarrado en unas coletas bajas que se cruzaban en la nuca, le terminaba de suturar el brazo nuevamente. Ambas usaban una cofia blanca con una cruz roja bordada al centro.

— Este brazo ya no aguanta más puntos. Por favor, espero lo cuides hasta que te haga nuevamente las curaciones… No vaya a ser que se te gangrene — hablaba la enfermera con un tono suave y a la vez con una pizca de regaño.

— Entiéndame, enfermera Joy, si mi pequeña prima me necesita yo iré al rescate — fanfarroneó el herido con una cínica mueca de mártir.

— Me alegra saber eso. No quedan muchos héroes hoy en día — suspiró con nostalgia la enfermera.

Rápidamente Zack se olvidó del dolor y agarró firmemente la mano de la enfermera con sus manos, provocando que el Pokémon Chansey brincara del susto y lanzara lejos el algodón con suero que tenía en su diminuta pata.

— Si usted necesita mi ayuda o la de mi Machoke no dude en llamarme. No hay nada que me haría más feliz que serle útil. Usted todos los días ayuda a viajeros y Pokémon ¿pero alguien se ha detenido en ayudarla, en servirle un té o esperarla a que se vaya a su casa a salvo? — Zack bajó su tono y se atrevió a besar la mano de la enfermera, quien se sonrojó como si fuese del color de un tomate y quedó sin habla.

Chansey se molestó con el atrevimiento del luchador y se interpuso entre él y su compañera de trabajo y siguió curando a Zack esta vez más bruscamente.

— ¡Oye, tranquila! Si me dejas invitar a Joy a una cita, le diré a Machoke que salga contigo, ¡no tienes que ser egoísta! — reclamaba Zack ante la risa de la enfermera.

Navaja entró en la habitación y negó con la cabeza al ver la escena.

— Es tan tonto — bufó y se giró hacia la salida de aquel cubículo.

Apareció otra enfermera junto a Chansey y ella se acercó a preguntarle por sus Pokémon.

— Oh, ¿eres la acompañante del muchacho que vino herido? — preguntó la pelirrosa a lo que la muchacha de coleta alta asintió — Sus Pokémon están a punto de ser atendidos, así que puedes esperar en el sofá, ¿quieres comer algo? En aquél mesón hay galletas y algunas bebidas.

— ¡Gracias, enfermera!

— Ven, yo te serviré — sonrió la profesional y acompañó a la niña hacia el mesón y tomó una taza — Este jugo de bayas es exquisito y tiene ingredientes que te darán más energía.

— Eres muy amable.

— Estamos para servirte — se despidió la enfermera haciendo una pequeña reverencia y se fue hacia el mesón junto a su Pokémon.

Navaja buscó un espacio entre los asientos de espera del Centro Pokémon, haciéndose espacio entre los otros Entrenadores que estaban allí haciendo llamadas, otros atendiendo a sus Pokémon y otros simplemente descansando después de una batalla, intercambiando palabras con otro Entrenador que también esperaba que le entregasen a sus acompañantes sanos.

En la televisión se podía ver un torneo, pero no cualquier torneo, ya que había muchos reunidos allí alrededor, comentando sobre el asunto.

— Yo creo que Falkner le va a ganar — decía un muchacho que usaba una gorra azul con la visera hacia atrás.

— No. Hay otros mucho más fuertes. Los de tipo volador no tienen tanta cobertura de tipos — agregaba otro con la cabeza rapada.

De pronto en la televisión apareció un título grande con letras rojas que decía “Torneo Mundial de Líderes” y mostraron en dos franjas que avanzaban rápido una sobre la otra en direcciones opuestas, las fotos de los competidores del torneo de ese año.

El presentador comenzó a mostrar el fragmento de una Entrevista a la líder de Ciudad Cirulean, Misty, una adolescente de melena pelirroja amarrada en una coleta, vestida con un traje de baño blanco, bastante elegante.

— ¡Con razón Misty no estaba en el gimnasio! — exclamó la sorprendida Navaja.

En la televisión retomaron la transmisión y se escuchaba la voz del comentarista << ¡A Misty le queda sólo un Pokémon! ¿Será capaz de vencer a los dos Pokémon de Falkner? >>

— ¡Ve, Quagsire! — anunció la chica del traje baño blanco y liberó a un anfibio cuadrúpedo con una gran cola redonda, su cuerpo resbaloso era color azul claro, el cual se veía bastante sereno en aquella arena de combate ambientado en una piscina, con plataformas sobre el agua y también algunas flotaban en el aire.

— ¡Sal, Xatu! — el líder rival, vestía un yukata en distintos tonos azules. Usaba su melena azul larga que le cubría un ojo, un peinado bastante juvenil y moderno para la época. Lanzó la pokébola con un ágil movimiento de brazo, lo cual hizo a Navaja prestar más atención, porque la cámara enfocó a Falkner desde lejos, evidenciando el movimiento inusual de la esfera roja, la cual volvió hacia él casi por voluntad propia.

— ¡Oh! — la chica de Ciudad Verde se levantó del asiento.

El comentarista deportivo agregó << ¡Y Falkner lanza su pokébola como un boomerang! Sus misteriosas pokébolas son reconocidas mundialmente por regresar a él sin mayor esfuerzo>>

— Un boomerang… — Navaja llevó una mano hacia la hebilla de su cinturón que tenía grabada la imagen de un boomerang color verde y lo agarró con fuerza.

Navaja dejó de prestar atención a la intensa batalla que mostraban por la televisión, ya que una lluvia de ideas comenzó a atormentarla como si de un huracán se tratase. Ella supo que la batalla estaba muy reñida ya que la gente a su alrededor exclamaba con emoción a coro, incluso casi podían ensordecerla, pero su trance de ideas sólo fue interrumpido por la mano de alguien que la sacudió con fuerza.

Era Chansey, quien le señaló en dirección hacia su lado izquierdo, Navaja ladeó su rostro torpemente y vio a la enfermera haciéndole una seña.

— Señorita Navaja, sus Pokémon están listos — le habló suavemente la enfermera desde el mesón con una bandeja con 6 espacios para sostener pokébolas, que tenían cuatro de ellos ocupados por pokébolas.

— Muchas gracias, enfermera —contestó la muchacha tomando de a dos pokébolas en sus manos, guardó dos de sus Pokémon, la de Machoke estaba algo más gastada así que la reconoció fácilmente y se la echó al bolsillo, para finalmente liberar a Scyther. Era la única pokébola que reconocía debido a su color anaranjado y aquella pokébola blanca dibujada al centro — ¡Scyther, que gusto que estás bien! — la chica se lanzó a abrazar a su Pokémon alado y este miró hacia el lado y suspiró con aburrimiento.

— ¡¡Misty va a dar vuelta este combate!! — exclamó el chico de la gorra azul.

— Es una chica muy talentosa — agregó otra señora.

— ¡Es un orgullo para esta ciudad! — vociferó un hombre desde los asientos de atrás.

— ¡Vamos, Misty! ¡Acábalo! — exclamaba una niña de coletas que la acompañaba un Pokémon bípedo de piel azulada con una cola parecida a una aleta y un gran espiral negro en su abdomen blanco, era de la especie Poliwag.

— Querido mío, se me ha ocurrido una idea genial — Navaja se tomó ambas manos y comenzó a dar saltitos de emoción, con la mirada brillando de alegría y luego señaló la televisión que justamente enfocaba al joven de melena azulada dando alguna orden a su Pokémon — Y todo se me ocurrió gracias a las pokébolas de ese chico.

— ¿Qué las bolas de quién te hicieron qué? — interrumpió Zack con un cabestrillo en el brazo izquierdo, mientras levantaba una ceja.

— ¡Zack, estás bien! Después te explico, ahora acompáñame a ver el final de este combate — la muchacha tomó a su acompañante de la mano con ambas manos y con fuerza lo arrastró hasta la sala donde todos veían el final de aquel combate, Zack incluso llegó a echar la cabeza hacia atrás por la efusividad de la niña al ser guiado por ella.

— Quagsire usa Recuperación — ordenó la líder de gimnasio y su Pokémon se metió al agua, con su cuerpo resplandeciendo levemente.

— No lo dejes, Xatu. Usa Anulación — ordenó el joven de vestimenta tradicional de la región Johto, a lo que su Pokémon, un ave de plumaje verde con unas alas de color blanquecino con diseños geométricos que asemejaban a un chal de los aborígenes antiguos. Desplegó sus alas y dejó inmóvil al Pokémon anfibio — Ahora es todo tuyo.

El Pokémon plumífero usó su ataque Psicocarga para sacarlo del agua con su poder telequinético, dejándolo suspendido en el aire completamente petrificado ante la cara angustiada de Misty, quien se veía impotente ante el poder del equipo contrario. Finalmente Xatu usó su ataque Psíquico para derribar a su oponente.

— ¡Quagsire! — exclamó Misty con impaciencia.

<< ¡Qué gran golpe fue ese! Xatu dominó la arena de combate de su rival, pese a no ser su elemento, demostró que no hay límites para sus poderes psíquicos>>

— ¡¡Vamos, Misty!! — coreaban una y otra vez los espectadores, en un intento de enviarle fuerzas para que repuntase.

— Aún tengo la lluvia a mi favor — agregó Misty —. Si te quedan fuerzas, usa Cascada.

Su Pokémon la escuchó desde el fondo de la piscina y lanzó un chorro de agua tan potente, que lanzó lejos a su oponente, derrotándolo de inmediato.

— ¡¡SÍÍÍ!! — gritó la gente a coro.

— Mira, Zack, ahora va a usar las pokébolas — susurró Navaja a su primo político.

— ¿Y para qué quiero ver sus pokébolas? — el muchacho de tez trigueña arqueó una ceja.

— Shhh — Navaja se llevó un dedo a los labios haciendo el ademán de guardar silencio.

—Esto aún no termina, ¡Ve, Dodrio! — Falkner lanzó su pokébola boomerang, liberando a un gran pájaro de dos cabezas con plumaje color tierra.

— ¡Ahí esta! — los ojos verdes de la Entrenadora brillaron de emoción — ¿Viste eso?

— Tienes gustos bien raros… qué esperas que te diga — Zack la miró de soslayo con intriga.

— ¡Sus pokébolas son como un boomerang!

— ¿Y eso qué?

— Que no existen en ninguna parte. Las ha inventado él — sonrió la niña de coleta alta con ilusión.

— Hm. Qué inteligente es… supongo — agregó Zack por decir algo.

— Y si él las ha creado, es posible que cualquier persona con una buena idea pueda crear pokébolas ¿cierto? — Navaja asintió.

— Supongo que sí. Él es de Johto, compatriota mío, si no me equivoco y allí son bien conocidas las distintas pokébolas que hay para cada función —asintió el moreno con atención.

— O sea que si vamos a Johto ¿puedo hacer mis propias pokébolas? — soltó Navaja finalmente y Zack abrió los ojos con gran sorpresa.

— ¿Quieres crear pokébolas?

— ¡Así es! — la chica admitió con gran entusiasmo — Quiero hacer unas pokébolas que sean únicas y que todos me reconozcan por ellas. Así cómo él — Navaja señaló la televisión y volvió a coincidir que enfocaron al líder de gimnasio de vestimenta azul, esta vez recibiendo las ovaciones del público por haber ganado la batalla.

— ¡Oye, no es justo! Me he perdido el final —regañó Zack.

— ¡Oops! Lo siento — Navaja se mordió una uña con nerviosismo.

— Oye Navaja ¿Te has puesto a pensar que si Shane fuese un líder de gimnasio podría participar de estos torneos? — el luchador rápidamente cambió de tema. Pocas veces llamaba por su nombre a la niña, lo cual le llamó la atención al verlo serio de pronto.

—No. No lo había pensado — ella imaginó la idea y se vio fantaseando con aquello.

— ¡Sería espectacular! Shane patearía muchos traseros. No sé por qué no aspira a más… es muy talentoso — agregó Zack y Navaja asintió y de repente él le puso su mano sana sobre la boca — ¡Ni se te ocurra decirle que yo dije eso!

— ¡Ush! Está bien, pero ya no me toques — se sacudió la mano de su primo de encima con el ceño fruncido.

— Y hablando del viejo, deberíamos llamarlo. Hace rato no sabemos de él — sonrió el luchador.

— Hagámoslo — sonrió la chica.


Ambos se dirigieron hasta los teléfonos públicos y marcaron el código. Esperaron que conectara la llamada y de pronto vieron al vaquero aparecer en la pantalla.

— ¡Hola, mis borregos! Qué sorpresa su llamado ¡y miren que grandes están! De aquí salieron siendo unos bebés y ahora casi que no los reconozco — sonrió el hombre de rubia cabellera.

— ¡Papá! — exclamó Navaja desde lo profundo de su corazón.

— ¿Pa-pá? — Shane se sonrojó de pronto y se rascó la sien enseñando una sonrisa tímida, bastante inusual en él.

— ¿Estuvo mal llamarte así? — Navaja se apenó.

— ¡No, no! Me agrada bastante, sólo me tomaste desprevenido — Shane esta vez mostraba una amplia sonrisa —. Puedes llamarme como se te dé la gana.

— Entonces te llamaré viejo acabado —se burló Zack — o también costal de arrugas, huesos débiles, zombi andante, canoso…

— También, todo eso y más — asintió con convicción el hombre de ojos azules.

— Shane, mira — Navaja le enseñó su estuche de medallas con las dos que había ganado.

— Oh, ya no soy “papá” — lloriqueó a modo de broma y luego prestó atención a la pantalla — ¡Santa madre de Ponyta! ¡Ya son dos medallas!

— La hubieses visto pateando traseros… La boca te llegaría al piso — agregó Zack.

— Tampoco exageres — Navaja sacudió su mano en el aire y Shane notó a Zack usando el cabestrillo.

— Hey, ¿Qué te pasó en el brazo? — interrumpió Shane con una mirada seria.

— Ay, no es nada. Solo una muy mala caída — contestó despreocupadamente su sobrino.

— Vinieron unos tipos a atacarnos y Zack les dio una paliza — Navaja no alcanzó a ser callada por la mano sana del luchador, quien lo intentaba con ansias.

— ¿Qué? ¿Te has metido en problemas? — Shane arrugó sus cejas desordenadas en una mueca de enfado.

— Son cosas sin sentido. Unos viejos enemigos de mis días en Ciudad Orquídea —Zack alzó su hombro sano, intentando restarle la mayor importancia posible.

— ¡Por Arceus! — Shane negó con la cabeza — Ahora estás a cargo de Navaja, que no se te olvide. Ya no puedes andar exponiendo tu trasero a tonterías.

— Ya lo sé y es obvio que cuido a la cuchillita ¿cierto que sí? — Zack miró acusadoramente a su prima.

— Sí. No me da miedo si estoy con Zack — sonrió la pelinegra.

— Ah. Por lo menos ya se llevan mejor. Es un buen comienzo — suspiró Shane y de pronto su hombro sintió algo subirse, miró que era Ditto que saludaba con alegría a los chicos por la pantalla.

— ¡Ditto! Qué alegría verte — sonrió Navaja.

— Ya creció el chicle masticado — rió Zack.

— No lo molestes. Es una gran compañía para todos aquí — asintió el domador, mientras Ditto cambiaba de forma e imitaba torpemente el corte de cabello de Zack.

— ¡Ja, ja, ja, ja! No eres el único que puede mofarse — se burló la muchacha de ropas verdes.

— Podré ser imitado pero jamás igualado — Zack posó las manos empuñadas en su cintura, como la pose de un súper héroe y Ditto imitó esta pose —. Sigue intentándolo, gelatina expirada.

— A ver, imita a Scyther — Navaja se echó a un lado para que viera a su Pokémon y Ditto sacó de su cuerpo unos apéndices imitando las guadañas de él y Scyther se avergonzó — ¡Es un genio! — reía Navaja.

— Esas mañas se las enseñaste tú — Shane rodó los ojos —. Basta de boberías. La verdad quería hablar algo serio con ustedes.

— Desembucha — ordenó Zack.

— Les enviaré un paquete en un rato más así que quédense en el Gimnasio de Cirulean hasta que les llegue.

— ¿Es un obsequio? — sonrió Navaja.

— Podría decirse que sí… Merecen un premio por todo lo que han logrado. Así que avísenme cuando ya lo reciban.

— Mucha gracias, papi — saltó de alegría Navaja.

— Nos comunicamos más tarde — se despidió Zack.

— Por favor, no se metan en más problemas, sean unos buenos chicos y no se salten las comidas y también bañen a sus Pokémon…

— Entendido — ambos muchachos contestaron al unísono antes de cortar la llamada.

— Bueno, mientras esperamos, veamos el siguiente combate… — se estiró levemente Zack.

— ¿A quienes les toca combatir?

— ¡Oh, mira! Pelea de nenas… Candice versus Elesa, tengo unas enormes razones para ver esto—Zack sonrió con picardía.

— ¿Por qué no puedes ser normal? — Navaja frunció el ceño.

Los dos chicos junto a Scyther se acercaron a la sala, donde ya no había tanta gente reunida viendo el combate, así que pudieron sentarse los tres en asientos contiguos.

La pelea estuvo reñida entre ambas féminas, quienes lucieron poderosos ataques, Candice, una chica curvílínea, usaba su negro cabello amarrado en dos trenzas. Llevaba un traje formal de dos piezas, una blusa blanca y una falda plisada color caqui y unas polainas rayadas en azul y blanco sobre sus zapatos ara nieve. Se había puesto el chaleco celeste amarrado alrededor de sus caderas. Había elegido Beartric, un oso blanco tipo hielo de color. Por otro lado, Elesa era alta y delgada, tez blanca. Usaba su cabello rubio corto con flequillo recto. Llevaba puesto un vestido amarillo sin mangas, medias larga negras y zapatos de tacón amarillos. Usaba un accesorio parecido a una diadema con cables que caían a cada lado. Su Pokémon elegido era Luxray, un gran felino tipo eléctrico de pelaje negro, con una llamativa melena alrededor de su cuello.

La pelea se veía bastante pareja, ya que ambas sabían utilizar muy bien las habilidades en contra de su rival, sin embargo Navaja no prestaba mucha atención, solo vacilaba en sus ideas de crear una pokébola original para ella y sus Pokémon que tuviese alguna habilidad única que los representara. No dejaba de pensar en Falkner y cómo había llegado a la conclusión de las pokébolas con efecto boomerang y quería averiguar el modo de hacer algo único también.

Zack por su lado no había parado de hacer comentarios lascivos sobre las concursantes mientras Navaja no le prestaba atención. Scyther observaba con ilusión aquella pelea, con esperanza de participar de un torneo televisado, frente a tanta gente que lo viese triunfar.

— ¿Crees que el envío de Shane haya llegado? — Zack interrumpió los pensamientos de su prima con la repentina duda.

— No lo sé, ¿cómo podría saberlo? — Navaja alzó ambos hombros.

— Conociendo al viejo, no debe tardar en venir. Acompáñame afuera — el luchador se levantó rápidamente y la muchacha hizo lo mismo.

Scyther se quedó fantaseando con el combate, así que se quedó dentro.

Una vez estuvieron frente a la puerta principal del Centro Pokémon, vieron el atardecer, que había teñido el cielo de hermosos colores en degradé desde celeste, morado, rosa y anaranjado, adornado de las nubes lejanas que se iban perdiendo entre los cerros y montañas.

No pasaron más de diez minutos hasta que divisaron una sombra negra por el cielo acercándose, batiendo sus alas. La gente que lo veía pasar se sorprendía y comenzaron a señalarlo mientras sonreían y otros se cubrían la boca al divisar la silueta.

— Creo que ese es — indicó Zack agudizando la vista y divisar un gran Pokémon planeando en dirección hacia ellos. Ya cuando estuvo más cerca pudo ver que era un dragón cuadrúpedo color turquesa y enormes alas rojas. Aterrizó delante de ellos y llevaba un gran bolso negro amarrado a la espalda— ¡Salamence!

— ¡Salamence, te he extrañado mucho! — Navaja se lanzó a abrazar al Pokémon.

— Mira, aquí trae algo — Zack abrió el bolso y sacó un gran paquete de cartón que tenía un papelito que decía “Zack” —. ¿Eh? Este grandote es para mí.

— ¡Quiero ver el mío! — Navaja buscó rápidamente en el interior del bolso y vio un sobre chiquito que decía su nombre y lo sacó — Es pequeño — hizo una mueca de desagrado.

Navaja abrió el sobre y notó un papel doblado.

— Hay una carta — ella se acercó a Zack para que la leyeran. Estaba escrita a mano con tinta negra y una letra angulosa y desordenada.

“Mis queridos muchachos:

Estoy tan contento por sus logros, que quise premiarlos con algo que representa todo el respeto que siento por ustedes. Me hacen sentir muy afortunado de ser lo más cercano a un padre para ustedes.

Posdata: Denle algo de beber a Salamence.

Posdata 2: Acá se respira tanta paz que la casa parece un hotel de cinco estrellas.

Posdata 3: Los quiero y sí los extraño, revoltosos. Sólo tómense su tiempo para regresar, no hay apuro.

Se despide un relajado Shane.”

— ¿Lo más cercano a un padre? Si ya es mi padre ¿por qué no lo considera así? — Navaja arrugó el ceño.

— Él debe tener sus inseguridades, después de todo, nuestra familia se lo recalca siempre.

— No me importa lo que digan. Él siempre será mi papá — insistió Navaja con ahínco.

— Revisemos que nos envió — sonrió Zack abriendo la caja y encontrándose con una incubadora y un huevo color amarillo claro con dos franjas rojas en la base y dos círculos grises en la parte superior — ¡Ese costal de canas!

— ¡Es una pokébola! — Navaja exclamó al mirar dentro del sobre y ver la esfera color rojo. Empezó a dar giros de alegría sosteniendo el sobre en su pecho.

— ¿Quién cree que soy para empollar un huevo? ¡Un gran omelet es lo que haré! — asintió el muchacho de cabello marrón — ¿No se habrá confundido y este es para ti, filosa?

— No lo creo, mi pokébola dice Navaja ¿ves? — ella le enseñó el papel que corroboraba lo que decía —¡Ya quiero ver qué Pokémon hay en ella!

La chica lanzó la pokébola y de ella apareció un pequeño cuadrúpedo de pelaje café oscuro, largas orejas y una cola parecida a un pincel, con una melena color crema. Tenía grandes ojos negros. Apareció bostezando y meneando la cabeza, tal vez porque le molestaba el cabello. Tenía un lazo rosa rodeando su cuello. Navaja gritó desbordando ternura.

— ¡Es un Eevee! — la muchacha se acercó y cargó en brazos a su nuevo Pokémon.

— ¡Vaya! Es un hijo de Flareon… más bien una hija de él— se corrigió Zack.

— Es tan bonita — Navaja abrazó a su Pokémon, quien le dio un pequeño lengüetazo en la mejilla y la hizo reír —. Seremos las mejores amigas — asintió y Eevee hizo lo mismo.

— ¿Y qué se supone que debo hacer con esto? — Zack miraba con el ceño fruncido la incubadora en forma de cúpula y de base azulada.

— Esperar a que eclosione, supongo. Mira, tiene luz, eso lo mantendrá caliente hasta que nazca — agregó Navaja.

— ¡¿Y por qué no me lo dio ya eclosionado, ah?! — reclamó el muchacho.

— Preguntémosle cuando lo llamemos — agregó la niña —. Salamence, debes estar hambriento. Entremos para que comas algo y descanses.

— Buena idea — contestó el luchador.

— Eevee, vayamos a conocer a Scyther. Te va a caer muy bien — indicó la niña entrando al Centro Pokémon, acompañada del Pokémon tipo dragón y el luchador.

Adentro se encontraron con Scyther quien fue a su encuentro y le enseñó a la recién llegada. Zack se encargó de pedirle a la enfermera Joy que recuperase la energía de Salamence, para luego alimentarlo junto a los demás Pokémon.

— ¡Helio, Kai! — la niña liberó a Bulbasaur y a Nidoran, quienes se alegraron de ver a su Entrenadora — Les presento a Eevee, es nuestra nueva amiga, así que sean amables con ella.

Los Pokémon se acercaron a olerla y se amigaron rápidamente, porque empezaron a juguetear entre ellos mientras se perseguían.

— ¡Qué poderoso se ve ese Salamence! ¿Es tuyo?— dijo de pronto un chico de cabello largo color aguamarina, que usaba una cinta negra en la cabeza y lo amarraba en una coleta baja en la nuca. Vestía ropa deportiva, una playera roja, pantalones oscuros y zapatillas y un bolso colgado al hombro.

— No, es de mi padre. Mi equipo son ellos — sonrió Navaja enseñando al grupo de Pokémon.

— Oh, apenas estás comenzando tu viaje — el muchacho pareció algo decepcionado.

— ¡No lo creas! Ya tengo dos medallas ganadas — contestó la chica con orgullo.

— Bah, eres novata aún. Vi a Salamence y creí que podía retarte a un combate, pero sería injusto pelear contra una niña —resopló el muchacho y se dispuso a marcharse, pero Navaja se puso delante de él y lo señaló con un dedo.

— No tan rápido. Haré como que no acabas de rechazarme por ser una niña y te reto a un combate contra mi Scyther que es incluso más fuerte que Salamence. Mi nombre es Navaja quiero volverme una Entrenadora muy fuerte — Navaja sonrió con confianza y Scyther en menos de un parpadeo se posicionó tras su Entrenadora con actitud amenazante.

—No sabes quién soy ¿no? —contestó el chico de cabellos turquesa.

— No, pero en una batalla puedo conocerte mejor —la chica no bajaba su entusiasmo. En ese momento llegó Zack que había estado coqueteando con la enfermera y ya había conseguido su número, cuando Shiro abrió de par en par sus ojos.

— ¡¡Por los dioses, Zack!!

— ¿Qué suce…ah? ¡Shiro cochino! — exclamó el luchador.

—Aún recuerdas eso — frunció el ceño.

— Perdón, lo dije sin pensar ¿Qué te trae por aquí? —cuestionó el chico moreno.

—Busco nuevos desafíos en esta región. Planeo retar al dojo de Ciudad Azafrán. Mi sueño de convertirme en Shihan* está más vivo que nunca. ¿Qué hay de ti?

— Somos dos — asintió el muchacho de ojos azules —. Que chistoso encontrarte casi siempre en lugares súper extraños.

— ¿De dónde se conocen ustedes? — agregó Navaja.

— Fuimos a la Escuela Pokémon juntos — contestó Zack.

— De la que siempre te escapabas — se burló.

— Después nos topamos en aquel lugar, ya sabes, nuestro pasado oscuro —Zack alzo las cejas dos veces con complicidad y Shiro asintió agarrándose la barbilla.

— Oh, mi madre me dio un castigo que haría palidecer a esos pandilleros — rió Shiro.

— La mía también — rió también Zack—. Hasta en eso me copias.

— No. Yo siempre fui por el buen camino. No puedo decir lo mismo de ti a juzgar por esos golpes que traes en la cara.

— Oh, créeme que aún en este estado puedo darte una paliza — desafió Zack.

— Nadie se va a dar ninguna paliza —la enfermera Joy se interpuso entre ambos con evidente molestia —. No pienso curarte ese brazo por tercera vez, Zack.

— Vaya, será mejor que obedezcas, chico rebelde — se avergonzó el aspirante a maestro.

—Shiro cochino — refunfuñó Zack.

— Entonces, Shiro… —interrumpió Navaja.

—…cochino — susurró Zack y Navaja no pudo contener una risa.

—No me interrumpas — fulminó con la mirada a su primo para luego dirigirse hacia el peliverde — ¿Aceptas tener un combate contra mí?

—Está bien, pequeña. Esto es sin llorar después —sonrió el chico.

— Te espero afuera — Navaja salió por la puerta de Entrada y esperó a su oponente.

La gente de alrededor había escuchado que se libraría un combate y los siguieron entusiasmados. Zack también fue a mirar, junto a los Pokémon de ella y Salamence.

— Scyther, adelante —sonrió Navaja.

— Hitmonlee, ve a luchar — Shiro sacó a su Pokémon, un bípedo color marrón y dos ojos negros en su cara.

Navaja sacó su Pokédex y escaneó <<Hitmonlee, tipo lucha. Es conocido como el Maestro de las patadas. Puede estirar sus extremidades a voluntad, con las cuales propina patadas demoledoras a sus enemigos>>

— Veamos si puedes golpear a Scyther, ¡Usa Doble Equipo! — ordenó la chica de atuendo verde. Su Pokémon comenzó a multiplicarse y creó cinco copias de sí mismo alrededor de su oponente.

— Hitmonlee, usa Doble Patada — ordenó el muchacho de cabello largo, a lo que su Pokémon comenzó a correr y a estirar las piernas para destruir a las ilusiones de Scyther al mismo tiempo.

— Scyther, ¡atácalo con Cuchillada! — ordenó la pelinegra y el Pokémon insecto arremetió contra su rival junto a las dos ilusiones que le quedaban.

— ¡Hitmonlee, usa Mega Patada contra los tres! —Shiro ordenó y su Pokémon peleador hizo una llave de giro vertical y golpeó a las ilusiones de Scyther, golpeándolo en la espalda antes que este lo tocara.

— ¡Arriba, Scyther! — lo animó Navaja y el Pokémon mantis la miró ofuscado. Se supone que debía obedecerle pero no estaba dando resultado la estrategia — Usa tu Danza Espada.

Scyther se levantó y comenzó a girar a gran velocidad, formando un remolino con su cuerpo y dirigiéndose rápidamente hasta Hitmonlee.

— ¡Esquívalo y usa Patada Salto Alta! — ordenó el peliverde, a lo que su Pokémon obedeció, logrando deshacer el remolino de Scyther y tirándolo al suelo.

— Ahora, Scyther, usa tu Embestida —Navaja empezaba a ponerse nerviosa ya que llevaba desventaja.

Scyther no obedeció y usó Danza Espada de nuevo, lo que Shiro volvió a ordenar usar Mega Patada y deshacer nuevamente el ataque, sin embargo, Scyther alargó las navajas y lo golpeó en la cabeza, lanzándolo esta vez al suelo.

— ¡Oh, ya lo tengo! Scyther, usa tus giros otra vez y espera hasta que yo te lo diga.

— Vamos. Hitmonlee, usa tu Patada de salto otra vez —ordenó el Entrenador.

— ¡Scyther, gira! — Navaja empuñó sus manos con fuerza, mientras su corazón latía con furia y vio a su Pokémon obedecerla y girar mientras se acercaba hacia Hitmonlee, quien dio un salto y se puso sobre él para volver a derribarlo en cuestión de segundos, pero Navaja actuó rápido — ¡Extiende tus navajas mientras giras! —Scyther obedeció y logró hacer el efecto como si fuese un trompo, golpeando a Hitmonlee y lanzándolo lejos — ¡Eso es!

— Qué rápido es. ¡Hitmonlee, arriba! Acabemos el combate, usa una Patada Ígnea y derríbalo — ordenó el muchacho oriundo de Johto.

— ¡Scyther, esquívalo y usa Poder Oculto! —ordenó Navaja atemorizada.

El Pokémon lucha concentró una llamarada que rodeó sus piernas y golpeó a Scyther dos veces, una en el estómago y la otra en la quijada, enviándolo de vuelta con su Entrenadora.

— ¡Scyther!

El Pokémon mantis estaba agotado y muy adolorido, lo único que su cuerpo necesitaba era rendirse y descansar. Los ataques de fuego realmente le hacían mucho daño. Sin embargo recordó su sueño de luchar frente a una multitud y si bien, sólo era un grupo de personas quienes observaban la batalla, esto lo motivó para levantarse y dar un espectáculo. Se irguió con gran dificultad y miró con gran decisión a su oponente.

— Que valiente es Scyther —comentó Shiro — y nosotros también lo somos. Hitmonlee, usa tu Patada Ígnea otra vez.

Antes que Hitmonlee pudiese cargar su ataque, Scyther lo embistió con un golpe casi ametrallador mientras volaba y lo golpeaba repetidamente, como si hubiese multiplicado su cuerpo. Hitmonlee no sabía de qué lado protegerse y se sintió aturdido con la rapidez de los golpes. Navaja sacó su Pokédex y al escanear el ataque ejecutado leyó “Acróbata” y lo observó con gran admiración.

Finalmente Hitmonlee cayó y Scyther voló quedando frente a Navaja, jadeando exhausto ante los ojos impresionados de la Entrenadora. Scyther se quejó y perdió el equilibrio y Navaja corrió para sostenerlo en sus brazos y se agachó suavemente para que él descansase en sus hombros.

— Lo hiciste muy bien, querido mío —sonrió Navaja abrazándolo.

— Me has dejado sin palabras, Navaja — Shiro hizo una reverencia mostrando respeto y guardó a Hitmonlee —. Discúlpame si te subestimé.

— Gracias. Fue Scyther quien hizo todo, él merece las felicitaciones — ella miró a su Pokémon descansando en sus brazos y sonrió. La gente le dedicó un aplauso — Mira, Scyther… te aplauden.

El Pokémon mantis se irguió y saludó al grupo de gente con alegría, levantando una guadaña.

Bulbasaur, Nidoran, Eevee y Salamence se acercaron a felicitar al cansado Scyther y esto le bastó a él para sentirse triunfador al fin.

— ¡Qué gran pelea! — le dijo Nidoran

— Quiero que me enseñes todo lo que sabes — agregó Bulbasaur encaramándose en su amigo.

— Hola — dijo Eevee.

Salamence se limitó a asentir.

— Fui el vencedor — sonrió Scyther.

Y así como empezó el día, así se fue, en aquel Centro Pokémon atendiendo a Scyther y también a Hitmonlee.

Se les hizo tarde para encaminarse hacia su nuevo destino y decidieron pasar la última noche en aquel lugar, Navaja, Zack y Shiro, excepto por Salamence quien tuvo que volver volando hacia Ciudad Verde de vuelta con Shane, dejando atrás a aquellos muchachos con grandes sueños que los motivan a aceptar los desafíos que les depara el camino y quién sabe si el destino también.


*Shihan: Es un título honorífico para referirse a los maestros de maestros en los dojos de Japón.

Imagen de Shiro, un personaje ocasional del animé de Pokémon que aparece en el episodio 168: "Equipo en la batalla"

 

Capítulo IX: El Pokemaníaco más famoso​

El sol de verano en Ciudad Cirulean era abrasador, se podía ver en las vestimentas de los Entrenadores, la gran mayoría de chicas usaba ropa ligera como tipo vestidos transparentes sobre sus trajes de baños a plena calle, o simplemente sus bikinis y sandalias y los hombres solamente el short y sandalias o iban descalzos, ya que el Gimnasio abría sus puertas al público para usar las piscinas que habían para uso de personas, ya que la que era más grande –donde se disputaban los combates y se daban espectáculos acuáticos de las trillizas– era para uso de los Pokémon tipo agua.

— Es una lástima que no podamos ir a refrescarnos al Gimnasio Pokémon —reclamó Navaja arrugando la boca hacia un lado, mientras sostenía a su Eevee en brazos.

— ¿Por qué no? — preguntó Shiro, quien se había comprado un jugo helado de melón.

— Pregúntale a Zack — la muchacha de ojos verdes dedicó una acusadora mirada hacia el luchador.

— Bah, tonterías. Las mujeres son tan complicadas —contestó de manera desinteresada apoyando sus manos empuñadas en la nuca baja, dejando al descubierto sus axilas.

— Andar con dos hermanas a la vez no son tonterías —le reclamó la niña con el ceño fruncido. La declaración que hizo provocó que Shiro escupiese como un chorro el jugo que aún tenía en la boca y salpicara a Zack en la cara.

— ¿Cómo dijiste? — logró toser mientras secaba su boca y Zack gruñía de rabia.

— ¡Sigues siendo un Shiro cochino! Mira lo que hiciste… Acabo de comprar esta playera y no quería lavarla aún — lo regañó.

— Quiero saber cómo lograste hacer eso — se sorprendió Shiro mientras Zack se quitaba la playera.

— Es fácil, sólo te acercas, les sonríes y ya. El resto depende de qué tanto te guste la chica — dijo en un tono tan despreocupado que hizo enojar a Navaja.

— No sé cómo te atreves a ser tan descarado — gruñó ella.

— No es descaro, solo es saber jugar el juego de la seducción — aclaró Zack como si estuviese hablando de un tema en el cual fuese un experto.

— Anoche te vi con la enfermera Joy. No me digas que… —Shiro fue interrumpido por Zack con un ademán que indicaba que guardase silencio.

— ¡Shhh! Ella no debe enterarse aún de esas cosas — susurró cerca de Shiro señalando a Navaja que estaba con el ceño fruncido aún —. Lo único que puedo decirte es que hice muy feliz a la enfermera — se rió picaronamente.

— Eres grande, Zack. No has cambiado absolutamente nada —rió el muchacho de cabello color agua marina.

— ¡Miren una tienda! Voy a ir a hacer unas compras — el semblante de Navaja se había iluminado y comenzó a correr hacia la tienda mientras le hablaba a su Pokémon —. Vamos, pequeñita, a ver los juguetes para Pokémon.

— ¡Es una tienda de bicicletas! Me vendría muy bien conseguir una, así no caminaríamos tanto con Hitmonlee —agregó Shiro deteniendo frente a una tienda especializada en ciclistas.

— ¡Están excelentes! Son algo caras pero valen todo su precio — agregó Zack mirando una bicicleta de color negro con detalles azul eléctrico.

— A mi me agrada esta — Shiro tomó una de color rojo y detalles dorados.

— ¡Adelante, llévala! Es una muy buena compra — Zack enseñó el pulgar hacia arriba.

— ¡Es mía! — dijo atropelladamente un chico pasando entre ambos chicos, empujándolos —Quítense de mi camino.

— ¡Oye! — exclamó Shiro al ver cómo le quitaba la bicicleta y se la llevaba.

— Yo la compré — exclamó aquel niño de roja cabellera y mechón rosa en la frente, llevándose la bicicleta que había elegido Shiro.

— Ay pero si es el niñito maleducado de Ciudad Plateada — Zack se cruzó de brazos.

— Si tú estás aquí significa que también está la perdedora contigo —sonrió burlonamente.

— Tu mamá no te enseñó que a las niñas se les respeta— refunfuñó Zack dándole un empujón en un hombro.

— Yo respeto a quien lo merece, no a tramposas. Ahora quítate de en medio que llevo prisa — el muchacho pelirrojo se subió de un salto a la bicicleta y pedaleó para salir a gran velocidad de la tienda.

En ese momento Navaja se dirigía hacia los muchachos con una bolsa de papel en una mano con un montón de cosas dentro y en la otra mano una bolsa plástica color blanco con comida. Su Eevee caminaba a su lado, luciendo su moño rosa al cuello y llevando un hueso de hule en el hocico. Iba con el semblante inundado de felicidad, distraída contemplando a su amiga Pokémon tan hermosa que caminaba de manera simpática a su lado.

— ¡Cuidado! — exclamó una voz familiar para ella pero cuando miró al frente fue demasiado tarde porque sintió un gran golpe en las piernas y el estómago, que la mandó de pompas al suelo, provocando que soltase las cosas.

— Ay… — ella puso una mano en su cabeza al ver sus compras regadas por el piso y de pronto escuchó un par de cosas caer a su lado y vio como la lata de espray verde brillante que había comprado se regó por la parte delantera de la bicicleta que la chocó y fue cuando escuchó el grito de horror que se percató que era de, su ya declarado enemigo, Chuck.

— Me las vas a pagar — gruñó el pelirrojo al ver su bicicleta nueva manchada — ¡Vas a quitarle este horrible color!

— Tú me atropellaste — ella se levantó y se sacudió la falda verde plisada del polvo que había en el suelo — y no es horrible, es mi color favorito.

— ¡Eso lo hace más horrible! Odio y detesto el color verde —rugió el chico de ojos dorados enseñando los dientes.

— ¡Y yo odio el color rojo! Tu cabello te hace ver como un payaso —regañó Navaja.

— Pues tus ojos son color de moco y eso los hace asquerosos, igual que tú con ese horrible disfraz de Scyther, que es un Pokémon aún más ridículo — Chuck tenía la vena de la frente hinchada.

— ¡Retráctate ahora mismo! — exclamó la chica viridiana agarrando el espray con la mano y poniéndolo peligrosamente cerca de la bicicleta.

— No te atrevas — el tono del muchacho se notaba en alerta, en lugar de enojo.

— Discúlpate con Scyther — insistió la joven de cabello negro presionando levemente el espray.

— J-jamás — titubeó Chuck intentando acercarse para quitarle aquel peligroso instrumento que parecía en ese momento a sus ojos el de un vándalo callejero.

— A ver si te atreves a insultarlo a la cara, ¡Scyther, sal ahora! — Navaja liberó a su Pokémon insecto el cual salió afilando sus guadañas y Chuck se crispó.

— Que se lo diga Charmeleon — el joven de Pueblo Paleta liberó a su evolucionado Pokémon y se puso en guardia —. Escúpeles — el reptil tipo fuego lanzó Ascuas a los pies de la Entrenadora y ella gritó de horror, mientras su Scyther lo empujaba con su Cabezazo.

— Vuelve a hacer eso en frente mío y te partiré a la mitad — Scyther se paró delante de su Entrenadora señalándolo con sus guadañas.

— Haré todo lo que mi amo diga —respondió el Pokémon de la cola llameante enseñándole las afiladas garras de sus patas delanteras.

Los cuatro se miraban con odio, alertas a cualquier movimiento de su rival. Cuando al lado de ellos notaron a un hombre de cabello rizado color miel, vestía una camisa lila y pantalones largos de tela, acompañado de zapatos Oxford oscuros, quien estaba agachado rascándole la barbilla a la Eevee de Navaja, quien se notaba extasiada, sonriendo y con las orejitas gachas en una expresión de relajación total.

— Eres tan mona — le decía el joven y Navaja se giró para ver de quién se trataba

— Hola, es mi Eevee.

— No deberías descuidarla, ten — el hombre se levantó con ella en brazos y se la entregó a su Entrenadora y le acarició una última vez la cabeza a la Pokémon tipo zorro.

— Gracias — respondió Navaja sin saber qué más decir.

— Por lo que veo sus Pokémon están en muy buen estado físico. Scyther tiene muy buena postura y sus guadañas se ven correctamente afiladas, mientras que Charmeleon tiene una llama bastante alta, sus colmillos están blancos y sus encías se ven rosadas. No veo por qué están peleando si ambos tienen excelentes Pokémon — agregó el joven castaño mientras se agachaba a recoger las compras de Navaja regadas por el piso. Navaja se apresuró y junto con Eevee, comenzaron a hacer lo mismo.

— Ya sé que Charmeleon es el mejor — respondió Chuck con el ceño fruncido.

— Eres muy amable — sonrió la chica de cabello azabache, terminando de meter en el sobre de papel el espray y el hombre le entregó la bolsa de plástico —, ¿Cómo te llamas?

— Masaki Sonezaki, pero todos me dicen Bill — sonrió el joven de ojos color chocolate.

— Bill, mi nombre es Navaja y ellos son mis Pokémon — miró a Scyther e Eevee.

— ¿Tú eres Bill, el inventor? — preguntó Chuck sorprendido, seguido de la mirada sorprendida de Navaja quien se giró completamente hacia el aludido.

— Así es — admitió con una gran sonrisa.

— ¡Vine hasta acá sólo para conocerte! — la mirada de Chuck se iluminó llena de admiración —. Soy un gran fan de tu trabajo y tengo muchas preguntas que hacerte.

— Estuve toda la mañana investigando qué ocurrió con los Pokémon del Monte Luna ahora que está derrumbado. Es una investigación bastante larga y la verdad me dio hambre así que me dirigía justamente a mi laboratorio para almorzar y después seguir con el estudio— explicó agarrándose la barbilla.

— Te invito el almuerzo — insistió Chuck.

— Y yo te invito el postre — agregó Navaja.

— No tienes que venir — protestó el joven paletense hacia la muchacha de botas.

— ¿Por qué no me acompañan al laboratorio? Así les explico mejor y yo almuerzo — la panza de Bill gruñó de hambre y los niños asintieron.

Aparecieron Zack junto a Shiro, quien llevaba una bicicleta roja con detalles negros.

— ¿Qué pasó aquí? — se burló Zack al ver la bicicleta de Chuck manchada de verde neón.

— Eso no te importa — respondió agresivamente el entrenador de ojos anaranjados.

— Te pasa por maleducado. Que te quede claro que la vida es como un boomerang, lo que lanzas se te devuelve — el luchador de pañoleta roja señalando el boomerang color azul grabado en la hebilla de su cinturón.

— ¡Chicos! — Navaja corrió hacia ambos luchadores — Adivinen quién es él… ¡Es Bill, el inventor! Y nos está invitando a su laboratorio.

— ¡Por Arceus! El mayor Pokéxperto del mundo entero — exclamó Shiro haciendo una reverencia y Zack hizo lo mismo —. Mi nombre es Shiro y él es Zack. Es un gran honor conocerlo en persona.

— El gusto es mío, jóvenes. ¿Vamos ya? Porque siento que me voy a desintegrar del hambre — cuestionó el experto y al ver la respuesta positiva de todos, sacó de su cinturón una pokébola —. Abra, llévanos a casa.

Liberó un Pokémon parecido a un zorro bípedo, era de color amarillo y tenía una cola musculosa, usaba una coraza color marrón y tenía sus ojos rasgados como si los tuviese cerrados. El Pokémon se iluminó de pronto y los transportó en un par de microsegundos hasta dentro de un desordenado laboratorio, muy moderno lleno de máquinas y un gran computador, al fondo había un estante lleno de libros y otros montones apilados por el suelo casi por cualquier esquina donde mirasen.

— No puedo creer que estoy en el laboratorio de Bill —la felicidad de Chuck le salía por los poros al mirar las instalaciones y los bocetos sobre los distintos inventos de Bill — ¡Esa es la Pokédex Nacional! — corrió hasta un boceto que había dibujado en un plano pegado con pinchos sobre una gran pizarra de corcho en la pared.

— ¿Qué es la Pokédex Nacional? — preguntó Navaja.

— Estoy trabajando en conjunto con el profesor Oak para crear una sola Pokédex que permita almacenar la mayor cantidad de datos posibles de los Pokémon descubiertos más recientemente. Es una función extra para las Pokédex modernas que no poseen tanta capacidad en su memoria. Por el momento solo tenemos versiones beta y omega de esto — Bill avanzó hacia otra máquina que se elevaba como un gigantesco robot, indicando que lo siguieran —. Últimamente se ha descubierto la manera de viajar hacia el pasado en busca de mayor información sobre Pokémon ancestros y aquellos también deberían poder ser incluidos en la Pokédex Nacional o como me gusta llamarlo, el Indexador Pokémon.

— ¿Eso qué es? — preguntó Shiro señalando una máquina parecida a un ascensor de forma cilíndrica, de la que salían extensos cables y tenía un monitor al costado de la puerta.

— Es la Cápsula del tiempo — el experto contemplaba aquel invento con ojos de amor, admirando la sublime tecnología y deseos que tanto insomnio y dolores de cabeza le dieron hasta al fin conseguir que se hiciese realidad —. Con esta máquina es posible visitar el pasado.

Los presentes exclamaron de sorpresa.

— Increíble — sonrió Chuck, casi lagrimeando de emoción. Veía materializarse lentamente los sueños que tenía de volverse Entrenador.

— Es sabido que Celebi, el Pokémon legendario posee el don de viajar al pasado y modificarlo. Es algo tan fascinante, porque imaginen el universo de posibilidades que habría si los humanos pudiésemos hacer eso a voluntad. Tenemos la tecnología suficiente para revivir Pokémon prehistóricos, también para clonarlos, como al Pokémon Mewtwo y crear Pokémon artificiales como Magearna, ¿por qué no poder ver el pasado con nuestros propios ojos?

— Waw… — a Navaja se le puso la piel de gallina ante la inmensidad del conocimiento de Bill.

Los presentes estaban realmente anonadados con todo lo que Bill les explicaba, sentían en todo su cuerpo una gran electricidad debido a todas las fronteras humanas que había traspasado aquel inteligente hombre. Su mera presencia les hacía sentir afortunados de ver de buenas a primeras todo aquel lugar lleno de los más modernos inventos, casi imposibles de imaginar.

De pronto apareció un Eevee corriendo con un sobre en la boca y se paró en dos patitas apoyándose en una pierna de Bill y él se agachó a saludarlo.

— Hola, Eevee ¿eso es para mí? — el experto recibió el sobre blanco y lo abrió — Oh, llegó el pase para el ferri de Ciudad Carmín. Les dije que este año rechazaba la invitación — se lamentó —. Veré a quien podré obsequiárselo.

— ¡Escógeme a mí! Yo necesito tomar ese ferri para ir hasta el laboratorio de Isla Canela y allí revivir mi fósil de Aerodactyl — Chuck dijo apresuradamente.

— Oh, yo también quiero ir pero por la medalla —agregó Navaja.

— ¿Por qué quieres copiarme en todo? — refunfuñó el muchacho de cabellos color carmín.

— Me gustaría darles un pase a cada uno, pero sólo tengo uno — pensó Bill.

— Arreglémoslo con una batalla — Chuck sacó una pokébola, empuñándola con decisión.

— Me parece bien — respondió la joven de Ciudad Viridian sacando la competiball de Scyther.

El estómago de Bill rugió con fuerza y todos lo miraron.

— Los autorizo a tener una batalla pero déjenme comer, por favor — Bill habló como disculpándose —. Ahora que lo recuerdo, todo el ajetreo del Monte Luna no me dio tiempo para cocinar.

— Yo puedo cocinar — agregó Zack.

— ¿También cocinas? — se sorprendió Shiro.

— Y lo hace bastante bien — sonrió Navaja.

— Desde pequeño me tocó ayudar a mi madre y después yo fui el encargado de la cocina en casa. Así que puedo hacerlo, si Bill acepta — sonrió el luchador de Ciudad Orquídea.

— Bueno, si no es una molestia para ti, te indicaré donde está la cocina — la mirada de Bill se iluminó.

Todo el grupo se alegró y esperaron a Zack, quien se había puesto una gorra y un delantal sobre su torso desnudo. Shiro comenzó a reír y le dijo que parecía un actor sacado de películas para adultos.

— Te vas a comer toda mi longaniza, Shiro — contestó Zack con voz ronca y coqueta, entrando en personaje rápidamente y dándole una nalgada con el embutido a su colega luchador, provocando que este gritara, intimidado por el atrevido humor de su amigo, quien le lanzó un beso con el gesto más grotesco que se le pudo ocurrir, antes que el joven de cabello turquesa saliera retrocediendo de la cocina.

Navaja entró a la cocina en su lugar y se ofreció a ayudar a su primo político y así, ambos terminasen más rápido. Hizo surtido de carne encebollada a la plancha, una mezcla de verduras con el jugo de la carne, haciendo una especie de gulasch acompañado de un exquisito arroz con especias. Navaja preparó un jugo de zanahorias con el toque especial de Zack, quien le iba indicando qué ingredientes usar para que quedase perfecto.

Shiro preparó la mesa, poniendo un mantel sobre ella y Chuck se encargó de adornar la mesa pulcramente, comparable a una mesa de hotel, para que Bill tuviese una comida digna de su persona.

Zack y Navaja prepararon otra olla de comida también para los Pokémon de todos, los cuales eran bastantes. El Machoke de Zack; Scyther, Bulbasaur, Nidoran y Eevee de Navaja; Charmeleon y Lapras de Chuck y finalmente, Abra, y el Eevee de Bill.

Una vez el almuerzo estuvo listo, todos se sentaron a la mesa y miraron con gran apetito el delicioso plato humeante de un olor que embriagaba los sentidos, invitando a comer hasta el último bocado.

— Me disculpo si es algo simple, hice lo que pude con lo que encontré en la cocina — Zack miró algo apenado.

— ¿Estás bromeando? Huele demasiado bien y sin probarlo aún, sé que está de mil maravillas —Bill agarró un tenedor y dio la primera probada y gruñó de emoción al sentir la explosión de sabores a la vez que sus ojos oscuros se iluminaban — ¡Jamás había probado algo parecido! — el hombre de cabello castaño comenzó a comer, abandonando todo rastro de etiqueta, comió como si no hubiese mañana, casi acabándose el plato antes que los demás pudiesen comenzar.

Los presentes se le unieron en comer y tuvieron reacciones similares a la de Bill.

— Zack, eres el mejor — agregó Navaja con la boca llena.

— ¡Está para chuparse los dedos! — asintió Shiro.

— Te dije que te la ibas a comer toda — Zack guiñó un ojo a su amigo, quien tragó la comida con dificultad, mientras sus mejillas pálidas se coloreaban de un ligero rosa — Quiero saber qué opina Chucky — el joven trigueño dedicó una mirada acusadora hacia el chico de diez años, mientras sonreía al haberlo visto comer con gusto.

— No es para tanto — respondió de mala manera el aludido.

— Pero te lo comiste todo — le indicó Navaja señalando el plato vacío, perfectamente limpio por la lengua de Chuck que no había resistido en pasarla por todo el plato, sin dejar ni un rastro del jugo de carne desperdiciarse.

— Tenía hambre — respondió de mala manera.

— ¿Quién quiere más? — preguntó el luchador animadamente.

— ¡¡YO!! — respondieron Bill y Chuck a la vez, Chuck se sonrojó y le hizo un desprecio al cocinero.

Una vez los segundos platos fueron terminados, Bill se limpió la boca con una servilleta y suspiró de alegría, disfrutando de la sensación de tener la panza llena.

— Zack, tienes mucho talento. Te iría bastante bien con una carrera como cocinero — admitió el experto.

— Es sólo un pasatiempo que disfruto mucho, lo que realmente mueve mi corazón son las luchas — respondió el joven de ojos azules.

— ¿Quieres ser experto en Pokémon tipo lucha? — cuestionó Bill tomando un sorbo del exquisito jugo natural.

— No, quiero ser un gran luchador. Mi Machoke me ayuda con el entrenamiento.

— Y pronto tendrás otro Pokémon luchador en tu equipo — agregó Bill.

— ¿Cómo dices?

—Ese huevo que traes es de Mienfoo.

— ¡Un Mienfoo! — exclamó Zack levantándose de la mesa con gran emoción — ¡Sí! Tendré un Mienfoo.

— ¿Cómo puedes saber eso? — preguntó la única chica presente.

— He desarrollado un ojo clínico para los Pokémon — asintió el experto.

— Que increíble que se pueda desarrollar una apreciación tan aguda de los Pokémon, que tan solo te baste mirarlos un momento para escanearlos como un Pokédex — agregó un sorprendido Shiro.

— ¿Qué es un Mienfoo? — Chuck sacó su Pokédex y escribió el nombre del Pokémon y apareció la información <<Pokémon armiño tipo lucha puro. Su estilo de pelea es el Kung Fu. Con un entrenamiento adecuado es capaz de dar hasta 100 golpes por minuto>>

— ¡Cien golpes por minuto! Mi Mienfoo será el mejor Mienfoo que el mundo ha visto — se prometió a sí mismo Zack.

— Hablando de ser el mejor, ¿estás lista para la batalla, chica Scyther? — preguntó Chuck, tragándose las palabras hirientes que deseaba decirle a su rival porque no quería causarle una mala impresión a su ídolo.

— Siempre estoy lista — sonrió la muchacha y, al escuchar esto, los Pokémon de ambos se pusieron en guardia.

— Vaya que quieren el ticket — agregó Bill —. Comencemos de una vez.

Salieron al patio, donde quedaron estacionadas las bicicletas de Shiro y Chuck mientras los rivales estaban de pie frente al otro en posición de batalla.

— Seré generoso contigo, Navaja y te dejaré usar todos tus Pokémon contra los míos — sonrió Chuck con bastante confianza.

— No es justo, mejor que sea dos versus dos — agregó la aludida.

—Quiero poner a prueba las habilidades de mis Pokémon. Ven — Chuck hizo un ademán con la mano, invitándola a aceptar.

— ¿Bill? — Navaja miró al dueño de casa buscando auxilio y él asintió.

— Adelante, te está dando la ventaja — agregó.

— No estoy de acuerdo pero aceptaré — asintió la joven de Ciudad Verde. Eevee salió a escena rauda como un rayo —. Ay, Eevee querida, aún eres muy pequeña para luchar — se disculpó Navaja a lo que su Pokémon grañó con rabia hacia la entrenadora de cabello azabache.

— Déjala luchar si así lo desea — agregó Zack desde la zona de bicicletas. Shiro estaba sobre la suya, conociéndola y tratando de hacer alguna maniobra.

— Bueno, Eevee, lucha hasta donde puedas — aclaró la Entrenadora.

<< Si parte con esa actitud temerosa, transmitirá toda su inseguridad a sus Pokémon y no se sentirán al cien para la batalla>> analizó Bill.

— Lapras, es tu turno —asintió el pelirrojo, mientras su Pokémon azulino tipo agua lanzó un Rayo de Hielo al suelo, que lo hizo deslizarse de manera veloz con sus cuatro aletas hasta posicionarse frente a Eevee.

— ¿Ah? ¿Cómo hizo eso? — preguntó Navaja.

—Lapras, enséñales— señaló el Entrenador rival —. Usa Tóxico.

— Eevee, esquívalo — Navaja se veía nerviosa. No sabía que tan mal podría quedar su Pokémon al ser su primera batalla.

Sin embargo el ataque Tóxico del Pokémon marino fue certero, logrando envenenar a su rival tipo zorro.

— Lapras, ahora usa Canto Helado — agregó el chico de Pueblo Paleta.

— ¡Eevee usa Meteoros! — exclamó la muchacha de ojos verdes como si la vida se le fuese en ello, a lo que su Pokémon respondió inflando sus pulmones y lanzando unos rayos con forma de estrellas, que golpearon al Pokémon de caparazón gigante, raspándole la piel y deshaciendo al instante las esquirlas afiladas de Canto Helado, que no alcanzaron a avanzar mucho desde la boca de Lapras.

— Lapras, deshazte de él y usa Rugido — exclamó Chuck.

Lapras lanzó un rugido grave, que hizo retroceder a Eevee y en su lugar traer a Nidoran, quien pataleó en el aire inútilmente, tratando que la ventisca lo soltara, pero fue arrastrado al combate de todos modos.

— Kai, usa Picotazos Venenosos — ordeno Navaja y su Pokémon roedor, lanzó aquellas agujas envenenadas a gran velocidad hacia el gran Pokémon tipo dinosaurio acuático, lo cual provocó dolor en Lapras.

— Pff… sigues poniéndole esos nombres extraños a tus Pokémon — reclamó Chuck.

— Es porque ellos son especiales para mí — respondió la muchacha.

— Especiales o no los vamos a derrotar. Lapras, usa tu Rayo de Hielo —el muchacho de ojos color cornalina señaló con el índice hacia el Nidoran rival.

Su Pokémon tipo agua/ hielo inspiró y lanzó el rayo color plateado en dirección a su oponente tipo veneno, quien corrió veloz para esquivarlo, mientras Lapras se ayudaba del resbaloso hielo a sus pies para moverse a voluntad y perseguirlo con su ataque.

— Muévete en zigzag —ordenó su Entrenadora, a lo que este accedió a obedecer rápidamente.

— Continúa atacando, Lapras — animó Chuck.

El Pokémon cuadrúpedo azulino lanzaba potentes rayos a gran velocidad, los cuales eran esquivados por el pequeño roedor color rosa, dejando atrás unas montañas de hielo en el lugar que pensaba atacar.

— No dejaré que me congele — pensaba el Pokémon roedor, corriendo ágilmente a todo lo que daban sus pequeños pies.

— Kai, ataca con Doble Patada a Lapras — ordenó la chica de vestimenta color jade. Nidoran miro hacia delante y vio al Lapras muy cerca delante de él y corrió a atacarlo, sin embargo vio una luz cristalina casi encima suyo y desvió la dirección de su carrera en volver a correr, pero se vio atrapado de la mitad de su pierna izquierda por una gran roca de hielo que lo congeló, inmovilizándolo.

— Acábalo con Hipnosis.

—Rápido, protégete — ordenó la muchacha de cabello azabache.

Nidoran rápidamente obedeció, creando una cúpula protectora que lo resguardó de aquel fulminante movimiento, que se dirigió hacia él como una tétrica melodía, dispuesta a ensordecer sus sensibles oídos.

— ¡Eso es! Ahora usa Súper Diente en el hielo — Navaja sentía su corazón latir con gran emoción al ver luchar tan valientemente a su Pokémon, el cual cargó su energía en sus filosos dientes delanteros, los cuales brillaron con un color blanquecino y de un mordisco se liberó de aquella prisión de hielo.

— Lapras, usa Rayo de Hielo otra vez — ordenó Chuck.

— ¡Kai! Deslízate sobre el hielo hacia Lapras y atácalo —Navaja empuñó sus manos y fue testigo cómo su Nidoran, con la adrenalina elevada, saltó hacia aquel camino de hielo y lo usó como rampa hacia su objetivo.

Lapras tenía el hocico abierto, cargando una esfera color azulina en su hocico, esperando que Nidoran se acercara.

— Fue una mala idea… ¿qué haré? — murmuró Navaja y miró a su rival, quien la observaba con la mirada llena de burla. La había atrapado contra las cuerdas — Contraataca con Picotazo Venenoso.

Lapras lanzó la gran descarga hacia el roedor quien se acercaba peligrosamente y este último, gastando bastante energía expulsó aquellas agujas venenosas en un intento de devolver aquel poderoso ataque, mas solo logro frenar un poco su velocidad y logró esquivarlo a tiempo, deslizándose por aquella rampa improvisada que se había formado delante de Lapras, enviando a Nidoran por el aire.

— ¡Ataca! — Navaja estaba con los nervios de punta. El tedioso entrenamiento estaba dando resultados, evidenciando en la gran agilidad y resistencia que demostraba su pequeño.

El roedor rosa se encaramó ágilmente en aquel pseudo dinosaurio azulino y lo golpeó en el cuello con su Doble Patada, a lo que el Pokémon acuático lanzó nuevamente su Rayo de Hielo, siendo esquivando nuevamente por el Nidoran, quien se impulsó con sus patas traseras y giró en el aire.

— ¡Usa tus piquetes! — la muchacha de Ciudad Verde exclamó con desesperación.

— ¡Rayo de Hielo! — Chuck expresó.

Ambos ataques colisionaron, creando una pequeña explosión entre los Pokémon. Ambos salieron afectados, Lapras cerrando los ojos y deteniendo su rayo y Nidoran cayendo al suelo, evidentemente sin más fuerzas.

Rápidamente se acercó Bill a cerciorarse del resultado y declaró a Lapras como el ganador.

— Bien hecho —sonrió Chuck al ver a Lapras girarse hacia él en busca de aprobación. Su Pokémon esbozó una sonrisa y jadeó — ¿Quieres descansar? — su Pokémon rápidamente sacudió su cabeza.

— Quiero seguir, para que veas lo fuerte que puedo ser — Lapras dedicó una mirada con decisión a su Entrenador.

— Entonces, sigamos —asintió Chuck. Desde que su Pokémon había aprendido a usar su telepatía era mucho más fácil entender lo que quería comunicarle.

— Ahora elijo a Scyther —Navaja le indicó a su Pokémon con un movimiento de cabeza que entrara a escena. Antes de un parpadeo Scyther estaba delante de ella afilando sus guadañas, en un eufemismo de estar hambriento por el combate.

—Hagámoslo — sonrió Scyther con confianza.

— Dejemos al insecto para el final. Usa Rugido — Chuck asintió y su Pokémon emitió un aullido fuertísimo, invocando una fuerte ventisca que elevó a Scyther por el aire. El Pokémon alado quiso detener el arrastre enterrando sus navajas en el pasto, sin embargo la ráfaga se volvió más fuerte a la vez que Lapras gritaba más fuerte y finalmente terminó por empujarlo furiosamente para luego arrastrar a Bulbasaur hacia la arena de combate improvisada. Scyther debió dar una voltereta y ayudarse con sus navajas para frenar el impulso con el que fue expulsado.

— Cobarde — gruñó para sí mismo, enterrando con fuerza sus navajas hasta que al fin detuvo el retroceso y pudo erguirse.

—Helio, confío en ti — sonrió Navaja al notar como Bulbasaur temblaba nerviosamente.

— ¿Por qué siempre me tocan los grandotes? — el Pokémon tipo planta tragó saliva, mirando a su enorme oponente.

— Retírate si tienes miedo — respondió Lapras.

— Ella confía en mí y no la decepcionaré — las palabras del anfibio sonaron con un poco más de confianza y se puso en posición de ataque.

— Lapras, haz que baile con tu Canto Helado — el entrenador de cabellera roja señaló hacia su oponente a lo que su Pokémon pseudo dinosaurio lanzó a gran velocidad las filosas esquirlas, que derribaron con facilidad al Pokémon bulbo.

— Levántate, Helio — suplicó su Entrenadora y vio como Bulbasaur se levantaba con gran dificultad.

<<Aquel ataque ha sido súper eficaz contra Bulbasaur, ¿logrará repuntar o Chuck será el absoluto ganador de este encuentro?>> Analizó para sí mismo Bill.

— Usa tus Hojas Navajas — señaló la entrenadora y su Pokémon verduzco obedeció, lanzando un torbellino de hojas hacia su oponente.

— Terminemos con esto. Deslízate y usa Rayo de Hielo — ordenó el muchacho de Pueblo Paleta y su Pokémon obedeció, con su Rayo de Hielo creó otro camino resbaloso y se desplazó rápidamente hasta el tipo planta para lanzarle la descarga.

— ¡Salta a la derecha! — exclamó Navaja a lo que Bulbasaur respondió azotando el suelo con sus lianas, que lo mandaron a volar, gracias a la fuerza del azote y la ligereza de su cuerpo.

— Lapras, síguelo — ordenó Chuck.

El Pokémon agua / hielo obedeció y mientras Bulbasaur corría, escuchaba como aquel poderoso ataque se acercaba peligrosamente por la espalda.

— ¡Por favor, piensa en algo! —suplicaba Bulbasaur con los ojos llorosos.

— ¿Qué hago? — Navaja puso la misma expresión de su Pokémon, con evidentes ganas de llorar — Date la vuelta y usa Polvo Veneno.

A lo lejos, Zack se palmeó la cara y negó con la cabeza.

— No seguiré mirando. Chuck tiene a Navaja totalmente dominada —exclamó el muchacho de ojos azules.

—Ver el combate nos motivó a luchar también — Shiro miró a Hitmonlee y asintieron.

— Pues que sean dos de dos — Zack le dio un chiflido a Machoke y este trotó hacia ellos, que habían empezado a calentar para luchar.


El Pokémon tipo planta lanzó un humo con las esporas venenosas que salieron de su bulbo en la espalda.

— Haz una pared de hielo — ordenó el muchacho de ojos topacio.

Lapras obedeció y delante suyo creó una barrera con su Rayo de Hielo, provocando que el polvo tóxico se dispersara y llegase a la cara de su emisor, que si bien no la hizo ningún daño aparente, sí le molestó sentir aquel polvo en los ojos.

— ¡Oh! — exclamó Navaja << ¿Qué pasará si…? ¡Hm! Mejor lo averiguo ya mismo >> — ¡Usa Danza Pétalo! — Bulbasaur titubeó un momento y la miró confundido — ¡Hazlo!

Bulbasaur obedeció y lanzó el remolino de pétalos color rosa hacia aquella pared de hielo, deshaciéndola y golpeando a Lapras con los restos de hielo rotos.

— ¡Usa Polvo Veneno otra vez!

— ¡Usa Canto Helado, Lapras!

Bulbasaur utilizó el ataque tipo veneno nuevamente y al chocar con las esquirlas afiladas de Lapras, crearon una nube de polvo liliáceo brillante suspendida en el aire.

— ¡Salta y usa Pétalos! —gritó la chica de Ciudad Viridian, a lo que su Pokémon obedeció. Agarró impulso trotando hacia aquella nube, alargó sus látigos, que al chocar con el suelo lo elevaron en el aire y en cuestión de un instante lanzó un torbellino de pétalos que avanzaron en espiral hacia Lapras, golpeándolo en la cara. Este comenzó a toser mientras sus ojos lagrimeaban, debido a que aquellos pétalos que lo golpearon tenían restos de polvo veneno en su superficie.

— ¡De ninguna manera! — exclamó Chuck.

— ¡Otra vez, tu Danza! — replicó la muchacha con furia reflejada en sus ojos color esmeralda.

El Pokémon tipo planta lanzó otro torbellino rosáceo hacia su oponente con tanta potencia que lo hizo resbalar de su plataforma de hielo por el gran y doloroso impacto.

— ¡Levántate! — ordenó el muchacho de Pueblo Paleta. Lapras se irguió con algo de dolor, jadeando y bastante sucio. De pronto sintió una punzada en todo el cuerpo, se sintió mareado y cayó desmayado al piso — ¿Per-dió?

— Logró envenenar a Lapras ayudándose de la velocidad con la que Bulbasaur lanzó los pétalos que agarraron las esporas venenosas que estaban suspendidas en el aire — aclaró Bill.

— ¡Helio! — exclamó ella con una sonrisa y su Pokémon corrió a sus brazos — ¡Lo hiciste! — Navaja abrazó a su Pokémon con ternura y este sonreía.

<<Qué inteligente estrategia>> analizó Bill asintiendo.

— Aún no cantes victoria, chistosita — Chuck regresó a Lapras a su pokébola y lanzó otra, liberando a su último Pokémon, el lagarto bípedo de piel roja — ¡Charmeleon, al ataque!

— No quiero ir — Bulbasaur tembló en brazos de su Entrenadora.

— Tú puedes, Helio — insistió ella, a lo que su Pokémon negó con la cabeza —. Está bien, descansa un momento ¡Scyther, es tu turno!

—Uno menos, Charmeleon. Tu sola presencia es capaz de causar pesadillas — alardeó Chuck.

— ¿Quién se atreve a luchar contra mí? — cuestionó Charmeleon.

— Estaba esperando este momento — respondió Scyther poniéndose en guardia.

— Scyther, somos el mejor equipo, recuérdalo — sonrió la muchacha a su Pokémon, con una discreta advertencia en su mirada. Scyther asintió.

— Charmeleon... — Chuck estaba a punto de decirle “haz lo que quieras con ese bicharraco” pero recordó que quería impresionar a Bill, quien se veía bastante humanitario y sería una desdicha perder su respeto por ser agresivo con su oponente — Hazme sentir orgulloso, ¡Usa Lanzallamas!

— ¡Usa Onda Vacío! — Navaja ordenó y Scyther se elevó por el aire y concentró una esfera blanca en una guadaña, lanzándola en menos de un parpadeo hacia su oponente tipo fuego, quien resistió el ataque posando sus brazos en forma de “x” delante de él.

— Charmeleon, muéstrale tu Danza Dragón —señaló Chuck. Su Pokémon concentró una energía violeta sobre su cuerpo y dio una voltereta en el aire, aterrizando en cuclillas, posando una garra en el suelo.

—Nosotros también podemos bailar, Scyther, usa Danza Espada — ordenó la muchacha de cabello azabache.

El Pokémon mantis comenzó a girar a gran velocidad, formando un torbellino que avanzaba peligrosamente hacia Charmeleon.

— Muéstrale tu Cuchillada y corta aquel tornado — ordenó el Entrenador pelirrojo.

— Scyther, usa Cuchillada también — ordenó Navaja.

Ambos Pokémon se lanzaron hacia su oponente, uno con sus guadañas y el otro con sus enormes garras, que colisionaron emitiendo un sonido de espadas afiladas, que se golpeaban una y otra vez. El Pokémon mantis era contundente con sus golpes, atacando con sus navajas con furia e intentando darle al reptil de piel rojiza mientras este retrocedía, interceptando cada golpe con gran habilidad, impidiendo que lo lastimara.

Estuvieron así, hasta que ambos hicieron tanta fuerza que no podían seguir avanzando hacia delante, por lo que se soltaron, Charmeleon dando un salto hacia atrás y Scyther volando en retroceso para ponerse en guardia nuevamente.

— Usa Lanzallamas — las palabras implacables de Chuck hicieron temblar de miedo a Navaja quien suplicaba para sus adentros que no se atreviera a usarlo.

Charmeleon tomó una gran bocanada de aire y lanzó una gran llamarada que se extendió rápidamente hasta Scyther, quien miró a Navaja y la vio nuevamente con aquella expresión de terror en sus ojos.

<< ¡Scyther…!>> Navaja quería hablar pero la voz no le salía, su cuerpo comenzó a temblar mientras sus ojos se llenaron de lágrimas.

— ¿Qué sucede? — habló Bill dando un paso adelante.

— ¿No vas a atacar? — Chuck miró detenidamente a la muchacha, quien tenía los ojos muy abiertos con una expresión realmente terrorífica — Vamos, Charmeleon, termínalo con Sofoco.

— ¡Navaja, dame alguna orden! — exclamaba el Pokémon mantis volteando hacia su Entrenadora, mientras seguía esquivando el poderoso fuego de Charmeleon que iba dejando en llamas en campo de batalla a medida que chocaba con el suelo, hasta que un aura de fuego rodeó a Charmeleon, quien expulsó fuego desde su hocico, pero a la vez parecía que todo su cuerpo lanzaba aquel fuego abrazador, acercándose peligrosamente hacia donde se encontraba Navaja — ¡Quítate! — Scyther voló lo más rápido que pudo para empujar lejos a su Entrenadora, pero el Lanzallamas logró asestarle en la espalda, quemando todo su cuerpo mientras las llamas saltaban hacia los lados a pocos centímetros de ella.

La muchacha emitió un grito desgarrador y cayó al piso en un ataque de histeria, sin darse cuenta que su Pokémon había caído adelante con quemaduras en todo el cuerpo, desmayado.

Aquel grito asustó a los luchadores que se entretenían intentando asestar alguna patada o llave y cuando Zack vio a Navaja en el suelo y el resto de llamas en el cuerpo de Scyther, corrió hacia ella y se agachó a su lado.

—Paremos el combate — indicó Bill a Chuck, quien estaba confundido y a la vez atemorizado por lo que estaba presenciando.

Navaja sollozaba y gritaba mientras todo su cuerpo temblaba violentamente. Ella quería cubrirse el rostro en un intento de esconderse, pero Zack la tomó fuertemente de los antebrazos y la obligó a levantarse.

— Déjala, Zack —indicó Bill —. Está en shock, hay que esperar que baje la intensidad.

El experto Pokémon tomó suavemente a la muchacha por los hombros.

— Todo está bien, vas a estar bien. Respira conmigo, así — el muchacho de ojos dorados inspiraba y exhalaba pausadamente —. Hagámoslo juntos — Navaja lo miró con sus ojos nublados por las lágrimas e intentó con todas sus fuerzas imitar lo que decía Bill.

Costó unos momentos que se calmara y cuando sintió el aire nuevamente entrar en sus pulmones, dejó salir nuevamente el llanto.

— ¿Qué le pasó? — preguntó Chuck acercándose temerosamente, al lado de Charmeleon.

— Ni se te ocurra molestarla, escuincle — advirtió Zack.

— ¡Quiero saber si se pondrá bien! —lo regañó el Entrenador con las manos temblorosas y en sus ojos se podían vislumbrar algunas lágrimas incipientes, lo cual hizo a Zack bajar la guardia levemente.


Todos los presentes ingresaron al laboratorio. Navaja estaba en un sofá cubierta con una manta y Bill le había entregado una taza con una infusión de hierbas calmantes preparadas por Zack.

— Lo siento mucho, no quería avergonzarlos — la muchacha estaba cabizbaja, evidenciando su pesar.

— Nos preocupaste a todos, así que no te avergüences, pequeña — corrigió Bill.

—Jamás te había visto tan mal — Zack tenía una expresión de consternado.

— Es por el fuego. No sé por qué le tengo tanto pavor — ella aclaró cerrando sus ojos mientras respiraba.

— Yo tampoco lo sé — se lamentó Zack —. Shane siempre me dijo que tuviera especial cuidado con eso, pero me lo he tomado a broma.

— Que vergüenza —ella volvió a lamentarse —. Ahora Scyther me va a odiar.

—Nada de eso. Los Pokémon tienen una conexión especial con sus Entrenadores y ellos entienden lo que nos pasa y se nota que Scyther te conoce bastante bien porque te protegió — Navaja levantó la mirada y Bill sonrió —. Al ver aquel fuego acercarse a ti, Scyther se sacrificó para que no te tocase. Definitivamente es una gran muestra del afecto que te tiene.

— ¿En serio? — Navaja esta vez sollozó pero de alegría — Siempre he pensado que no me quiere lo suficiente. No he sido una buena Entrenadora con él.

— Los Scyther no demuestran afecto como Bulbasaur o Eevee. Te recomiendo que observes más su comportamiento y te darás cuenta de lo mucho que te quiere — sonrió Bill y por fin vio una sonrisa genuina en la niña. Sintió alivio y buscó con la mirada al otro Entrenador y divisó su notoria cabellera roja a lo lejos por la ventana —. Discúlpame un momento.

Bill se levantó y salió a ver a Chuck. Estaba caminando por el camino hacia Ciudad Celeste con su bicicleta en mano y este se apresuró en alcanzarlo. Al parecer Chuck estaba ensimismado porque ni siquiera lo escuchó cuando le llamó por su nombre un par de veces o se paró a su lado, solamente se crispó al sentir una mano en su hombro y cuando levantó rápidamente la cabeza, Bill notó que había llorado, por sus ojos aún rojos y húmedos.

— ¿Tan pronto te vas? Aún no hemos podido conversar — le dijo en tono pausado con una leve sonrisa.

— Ya no tengo nada que hacer allí — dijo de mala gana —. Quería dar una buena batalla pero fui un desastre, como siempre.

— ¿De qué estás hablando?

— ¡No se haga el desentendido! — de pronto Chuck exclamó con rabia — Lo que pasó con ella ¡Lo que le hice! Fue un accidente.... Sólo me gusta molestarla pero no quería hacerle daño.

—No te preocupes, Chuck. Todos sabemos que fue accidental y Navaja también lo sabe — asintió mirándolo directamente—. Su miedo al fuego es algo que viene desde hace mucho por lo que me dijo. No se lo provocaste tú.

— Siempre le hago mal a la gente — Chuck se sorbió los mocos.

— ¿Tú? ¿A quién podrías hacerle mal? — Bill se intrigó.

— No quiero recordar eso — Chuck negó con su cabeza.

— Está bien —Bill avanzó unos pasos más a su lado, esperando a que hablase, pero Chuck se veía bastante desanimado —. Me parece que esto es tuyo — la voz de Bill sonó llena de complicidad.

Al levantar la vista, la mirada del joven de ojos color topacio se iluminó al ver el boleto del ferri de Ciudad Carmín.

— ¿En serio? — Chuck tomó el boleto.

— Así es. Realmente te luciste en ese combate y ganaste limpiamente usando dos Pokémon contra los cuatro de tu oponente —Bill sonrió —. Déjame felicitarte además por tenerlos tan bien entrenados, es una muestra irrefutable de que te esfuerzas encarecidamente de su crianza.

— Yo… — el muchacho de Pueblo Paleta no pudo hablar, tenía el llanto contenido en la garganta y Bill sonrió.

— Lo estás haciendo bien y tienes talento. Si sigues mejorando tus habilidades ten por seguro que tendrás un futuro brillante — las palabras de Bill tranquilizaron el roto corazón de Chuck, ya que aquel honorable hombre no tenía razones de mentirle, así que se permitió sentirse bien nuevamente.

— Le juro que así será — el joven asintió con determinación.

— Y me parece que esto también es tuyo — Bill buscó en su bolsillo y sacó un vale de la tienda de bicicletas.

— ¿Qué es esto?

— Es para que la vayas a pintar tu bicicleta y hacerle una mantención completa — Bill notó como su gesto conmovió en lo más profundo a aquel muchacho, el cual no podía creerlo y ni siquiera podía moverse de la impresión —.Tómalo — insistió.

El joven Entrenador agarró el vale y le dio un apretón de manos a su ídolo.

— Gracias — expresó antes de subir de un salto a su bicicleta y dirigirse rápidamente hacia la tienda.

Bill sonrió y respiró aliviado, pensando cómo la vida tenía diferentes maneras de demostrar lo insignificantes o poderosos que podían ser los seres humanos. Analizó la dualidad entre los Entrenadores que acababa de conocer, uno representaba el fuego y la supervivencia y la otra la brisa y la esperanza. A la muchacha le aterraba el fuego debido a algo inmenso y poderoso que la marcó quizá de por vida a estar limitada de disfrutar de cosas cotidianas como un combate contra un tipo elemental o tal vez encender un cerillo; y a su vez, algo tan simple como una botella de espray en el momento inadecuado, puede desencadenar una serie de acciones que terminan en el desbordamiento emocional de alguien que a simple vista, tiene un corazón de acero y que posiblemente, recuerde aquel día para el resto de su vida.

 

Capítulo X: Eeveelución​

Shiro y Zack estaban practicando combate en kung fu, probando los reflejos de ambos en el patio del laboratorio. Shiro saltó y dio una patada frontal a Zack, quien la interceptó con su antebrazo izquierdo y se quejó de dolor, agarrándoselo.

— Zack, ¿estás bien? — Shiro corrió hacia su amigo, quien tenía la cara con una expresión de dolencia.

— Sí — Zack contestó con los dientes apretados, mientras resistía la oleada punzante sobre el brazo.

— Te di en el brazo herido. Muéstrame — Shiro le quitó la mano a Zack que cubría el brazo con los puntos —. Se acabó el entrenamiento. Creo que tu novia enfermera te dijo que no lo forzaras… Ya parece un cactus.

— Vivo para luchar, Shiro. Creí que me entendías —Zack sonrió.

— Lo entiendo, pero debes llevarlo con más responsabilidad — agregó el joven de cabellos turquesa entregándole la playera blanca a Zack.

— Siempre eres tan correcto — Zack dedicó una sonrisa de admiración a su compañero mientras se ponía la playera musculosa, con los agujeros de los brazos y cuello ya rasgados a mano.

— La disciplina es lo que nos impulsa a llegar lejos. Es lo que siempre tengo en mente para lograr mi objetivo de convertirme en Shihan de mi propio dojo ¿no es así, Hitmonlee? —Shiro miró a su Pokémon y ambos asintieron.

— Nosotros tenemos nuestro propio ritmo — Zack dedicó una sonrisa a Machoke, quien hizo lo mismo.

— Tienes talento, Zack. Pero lamentablemente estás mal enfocado — admitió Shiro.

— ¿Qué dices?

— Estás concentrado en cosas banales como impresionar chicas y te distraes de tus objetivos. Te pones en riesgo con tal de recibir atención femenina —Shiro lo miró seriamente.

— Yo no —titubeó el joven de ojos azules —… Ay. Es inevitable para mí. Me encantan las chicas, no me puedo resistir y ellas no colaboran porque tampoco se resisten a mí — Zack cerró sus ojos con resignación y agachó la cabeza.

— ¿Te gustan más que las luchas? — cuestionó el joven de larga cabellera.

— ¡No me pongas en aprietos! Son amores totalmente diferentes — Zack frunció el ceño, ocultando que se había avergonzado.

— Te lo digo como amigo — sonrió Shiro extendiendo una mano. La cual Zack observó unos instantes con seriedad antes de estrecharla con fuerza.

— Gracias, Shiro cochino — rió juguetonamente el muchacho sin playera.

— ¿Vas a seguir con lo de cochino? Lo había olvidado por completo — se carcajeó.

— Te lo voy a recordar siempre — se burló Zack —. Jamás de los jamases podré olvidar ese gas y que te hiciste en los pantalones delante de la chica que te gustaba.

— Era un mocoso apenas y me dolía el estómago — Shiro se ruborizó levemente.

— Fue lo más gracioso ¿recuerdas que intentabas impresionar a aquella chica? No recuerdo su nombre ¡Y vaya que la impresionaste! — Zack intentaba hablar entre carcajadas.

— Candace. Tuve que cambiarme de escuela gracias a las burlas.

— Fue totalmente tu culpa, ¿a quién se le ocurre medir fuerzas conmigo, o sea? ¡No tenías cómo ganarme! — fanfarroneó el luchador.

— Tú me diste la idea, tramposo — Shiro lo señaló con asombro.

— Y tú me seguiste, Shiro gaseoso — se rió Zack haciéndole cosquillas a Shiro, quien se había sonrojado mientras trataba de quitarse a Zack de encima.


Bill volvió al Laboratorio y observó a los luchadores. Shiro tenía lágrimas en los ojos por las cosquillas.

— Qué jóvenes tan enérgicos… realmente me asombro cada día más con las distintas interacciones que se dan entre las personas — Bill habló más para sí mismo, pero su Eevee saltó encima de su hombro, expresando que lo había extrañado aquel momento que se fue — Amigo, ¿cuidaste bien a las invitadas? — el Pokémon asintió, a la vez que la Eevee con lazo rosa le rascaba la pierna para que la cargase — Oh, pequeña, ¿también quieres que te cargue?

Bill entró con ambos Eevee, uno reposando en su hombro izquierdo y la otra en su brazo derecho, cómodamente mientras acariciaba al hombre con su cabecita.

— Ahí está ella — sonrió Navaja.

— ¿Más tranquila? — sonrió Bill, devolviéndole a la cachorra tipo normal.

— Sí, ahora que no está Chuck todo es mejor — Navaja posó a Eevee en sus piernas.

— No se agradan ni un poco — afirmó el experto, sin intención que sonara como pregunta. La joven negó con la cabeza —. Presta atención a lo que te diré; puedes sacar ventaja de tener un rival.

— ¿En serio?

— Te lo explicaré — el hombre de cabello rizado sacó un control remoto de su bolsillo y encendió un proyector que mostraba la silueta oscura de una persona y al lado izquierdo unas estadísticas, de las cuales él seleccionó una titulada “Motivación” desplegando a la vez una lista de distintas frases relacionadas —, un Entrenador inicia su viaje con un propósito, como puedes ver aquí, pueden ser conocer el mundo, capturar a sus Pokémon favoritos, alcanzar cierto rango, completar la Pokédex, etc —mientras hablaba, iba poniendo el cursor en cada alternativa que nombraba — y entre estas motivaciones se encuentra La Competencia o en palabras simples los rivales que puedas encontrar en el camino. Estos rivales generan el deseo de subir nivel antes que ellos, conseguir el mejor Pokémon, vencer en más gimnasios, y una gran lista podría desplegar sólo en este punto.

— Puedo tomar impulso… — los ojos de la chica de Ciudad Verde se iluminaron de pronto.

— Por lo que la presencia de Chuck te traerá más beneficios que desventajas… aunque sea algo difícil de tratar — Bill se atrevió a reír.

— Sí, lidiar con él es complicado. De pronto se le ocurrió que soy su enemiga mortal y no hay manera de quitarle esa idea — rió Navaja colocando un puño en su boca.

— Rival — corrigió el experto—. Velo de esa forma y comprobarás cómo cambiará tu forma de tomarte su comportamiento.

— Es una gran manera de verlo, Bill. Muchas gracias — sonrió la muchacha, mientras su Eevee saltó de sus brazos y el Eevee de Bill también y comenzaron a perseguirse con energía — Eevee, tenemos que irnos ya. Regresa aquí.

— Eevee es muy juguetón y se alegra mucho de tener compañía de otro cachorro Eevee. Sus hermanos no le hacen mucha compañía — confesó el experto.

— ¿Tienes más Eevee?

— Tengo el agrado de tener todas las evoluciones de Eevee. Pero no aquí, evidentemente. Mi familia los cuida por mí ya que yo paso la mayor parte del tiempo realizando investigaciones y mi limitado tiempo me permite cuidar sólo de Abra e Eevee — admitió el inventor con evidente congoja —. Es una desventaja, claro, porque me encantaría pasar más tiempo con los demás.

—Vaya… no pensé que lo pasaras mal tu también.

— Ningún oficio es perfecto, sin embargo gracias a Abra puedo llegar a todos lados y Eevee con su magnificencia me ayuda bastante con mi investigación.

— ¿De qué manera Eevee te ayuda?

— Gracias a mi amigo he podido descubrir bastantes cualidades de su especie y sus evoluciones —Bill volvió a mover el cursor desde su control remoto y abrió una carpeta que se nombraba Eevee y se desplegó una página donde había un modelo en 3D del Pokémon, indicando distintas características como su peso, altura, hábitat, etc —. La genética de Eevee es única en todo el mundo, le permite adaptarse a cualquier entorno en donde esté, incluso hay estudios (hechos por mí) en los que se evidencia incluso que Eevee se adapta a las características físicas y emocionales de su Entrenador, lo que significa que se parece a su Entrenador.

Navaja abrió los ojos asombrada y dejó escapar un suspiro, mirando a ambos Eevee que se mordían juguetonamente cuando lograban alcanzarse y logró visualizar que el pelaje del Eevee de Bill era más largo que el de su propio Pokémon y que se le rizaban las puntas de la melena del pecho, como el cabello de Bill.

— ¡Tienes razón! Eevee y tú se parecen mucho — exclamó ella — Y ahora que lo recuerdo, mi papá tiene un Flareon y siempre he creído que son muy parecidos.

— Tu padre debe haber forjado lazos muy fuertes con su Flareon para que eso ocurra. Eevee es un Pokémon extremadamente leal, ya lo ves, tan leal que hasta se mimetiza con tu personalidad — Bill le dedicó una sonrisa a la joven Entrenadora — Al forjar un lazo tan fuerte con tu Pokémon es como si fuesen uno solo. Ese el resultado de las innumerables aventuras que desarrollan una gran amistad — el inventor suavizó su mirada y asintió.

Navaja imaginó que las siluetas de Shane y su Pokémon se combinaban y al unirse una enorme llama surgía de aquella fusión. Y no consiguió hacerlo con su Eevee ya que llevaban muy poco juntas, por lo que aún no habían similitudes entre ambas, sólo un gran cariño.

— Cuéntame más sobre Eevee. Quiero aprender todo sobre los Pokémon — Navaja sonrió.

— Me gusta tu entusiasmo — Bill cambió a una página donde se mostraba a Eevee al centro y alrededor las distintas evoluciones de este con sus respectivos nombres.

— ¡Vaya! — exclamó la muchacha inclinándose hacia el frente — ¡Son tantos!

—Así es, jovencita. La capacidad de Eevee me sorprende hasta el día de hoy.

— Es tan flexible como Ditto —murmuró.

— Comparten parecido en flexibilidad, pero el cambio de Eevee es permanente. Explicaremos a Ditto en otro capítulo — sonrió el experto, señalando con el cursor a cada posible evolución de Eevee —. Si te fijas, Eevee evoluciona solamente en tipos puros, Agua, Fuego, Hielo… a diferencia de Scyther, que posee el tipo volador como secundario. Eevee es así, modifica todo su cuerpo en pos de un solo camino, por eso no puedo compararlo con Ditto ¿me sigues?

—Ajá. Hay un Eevee para cada tipo.

— No precisamente. De momento hay ocho tipos, sin embargo con los avances tecnológicos estoy seguro que podemos descubrir aún más tipos o tal vez algún Eevee con alguna variante. Hace muchos años alguien descubrió a un Eevee capaz de alternar entre sus evoluciones Vaporeon, Flareon y Jolteon.

— ¿En serio? Eso sería una gran ventaja, en caso que no pudiese decidir entre cuál evolución escoger — asintió Navaja.

— Incluso he sabido de algún Eevee que no podía evolucionar… Como puedes ver, hay un sinfín de probabilidades, tratándose de Eevee — la sonrisa de Bill era de un entusiasmo impresionante, enseñando todos los dientes, como si hablase de la información mejor guardada en el mundo.

— Bill, ¿todo eso lo aprendiste criando a muchos Eevee?

— Sí, también leyendo mucho y dedicando tiempo a observar a los Eevee de los Entrenadores que me visitan — la voz de Bill era cálida y elocuente para explicar, contagiando de interés a la joven —. Eevee es mi Pokémon favorito.

—Ahora entiendo por qué — rió ella enternecida —. Es una pena que tu Eevee no esté con sus hermanos, se nota que le gusta mucho la compañía.

Los Eevee corrían a todo lo que daban sus pequeñas patas correteándose, escondiéndose y divirtiéndose, a pesar que ya jadeaban con sus lenguas afuera por el cansancio, sin embargo el entusiasmo era mayor.

— Pues tampoco es como si Eevee pase aislado del mundo exterior, a veces se lo envío a mi hermana en Ciudad Fucsia que tiene a Espeon y Leafeon o a mi abuelo en Johto, que cuida de Umbreon.

— ¿Cómo se los envías?

—Con mi Sistema de Almacenamiento Pokémon —Bill se dirigió a un PC de los que habían en los Centros Pokémon para realizar llamadas y activó un dispositivo que había al costado —. Este aparato te permitirá guardar los Pokémon y enviarlos a alguien de confianza. Yo lo tengo anclado a casa de mis familiares. Observa.

Navaja se acercó hacia Bill y vio como en la pantalla había una miniatura con la foto de Bill y su nombre de usuario y abajo se desplegaban seis espacios, dos de los cuales estaban ocupados por Abra e Eevee respectivamente.

— En estas “cajas” que ves aquí, se guarda toda la información de los Pokémon registrados por mí, si ves aquí están los Pokémon que he enviado a mi familia — Bill señaló con el cursor a las evoluciones de Eevee — y si quiero traerlos es bastante fácil, pon atención — seleccionó de a uno a 3 de los cuales puso en los espacios debajo de Abra e Eevee —. Yo puedo sacar estos tres Pokémon porque poseo el espacio permitido de Pokémon que puedo portar conmigo, sin embargo, si estos estuvieses ocupados, debería reemplazarlos y en su lugar, enviar los Pokémon hacia el almacenamiento de la persona que elijas, en mi caso, mi abuelo. Y así puedo tener a mis Pokémon cuando yo estime mejor.

— ¿Yo también estoy en aquel sistema? — preguntó Navaja.

— Desde que el profesor hace entrega de tu Pokédex, estás en el sistema. Veamos — Bill salió de su usuario y tecleó el nombre de Navaja y allí se vio una imagen en gris y debajo de su nombre a los cuatro Pokémon que poseía: Scyther, Bulbasaur, Nidoran e Eevee.

— ¡Son mis Pokémon! — Exclamó emocionada — ¡Genial, genial, genial!

— Así es, ¿has decidido a qué PC quieres anclar tu usuario? Puedes elegir el laboratorio del profesor Oak o el de tu familia si gustas.

— Es increíble que el profesor pueda guardar mis Pokémon — el entusiasmo y admiración en la mirada de Navaja eran palpables—... estarían muy bien cuidados.

— ¿Eliges el PC del profesor entonces?

— Sin embargo, quiero que sea Shane quien tenga mis Pokémon, quiero que vea los Pokémon que voy capturando — asintió ella.

— ¿Y Shane es…? — cuestionó Bill mientras seleccionaba la conexión entre ambos PC.

— Es mi papá. Le gusta que le llame por su nombre —aclaró sin darle mayor importancia.

— Disculpa si sueno invasivo, Navaja; quiero saber si tu padre, Shane, ¿es a quien llaman el Domador Pokémon?

— Así es… también tú lo conoces — la chica esbozó una sonrisa nerviosa.

— Logró entrar al Torneo de los Ocho Maestros para coronarse como el mejor, hasta su súbito retiro… Es un gran orgullo para la región — esta vez la sonrisa de Bill no fue tan efusiva. En su ágil mente unía información aleatoria que había sobre Shane y logró encadenar algunas piezas —, supongo que te lo dicen a menudo.

— Sí. La gente me mira distinto cuando saben de quien soy hija, aunque él no es mi papá de verdad. Me adoptó cuando era un bebé — por el tono de voz y el semblante de la chica, Bill pudo notar que la información entregada para ella era algo digno de presumir.

— Tú eres la niña que encandiló al hombre que amaba los reflectores — Bill soltó de sopetón.

— No sé qué significa eso — respondió en una mueca.

—Él realmente es una gran persona y por lo que veo un gran padre… Pero Navaja, ten en cuenta que no importa de dónde vengas o quién sea tu familia. Tu camino lo creas tú y en tu vida tú eres la estrella — Bill posó una mano en el hombro de ella — Ya verás, como a medida que avanzas en tu viaje la gente conocerá a Navaja y no a la “hija de Shane”.

Bill notó como de pronto la mirada de Navaja cambió y fue de gran anhelo o tal vez miedo, nerviosismo, pero tenía la certeza de que algo había despertado en ella.

— Listo. Tu PC está conectado al de Shane — se atrevió a romper el silencio.

—Gracias.

— Retomando nuestra conversación sobre Eevee, quiero enseñarte algo —Bill lanzó tres pokébolas, cada una liberando a tres evoluciones distintas —. Ahora te puedo enseñar algo sobre las evoluciones de Eevee o como me gusta llamarlas, Eeveeluciones.

Navaja sacó su Pokédex y escaneó a los Pokémon delante de ella, partiendo con el más conocido por ella, Flareon, un zorro de pelaje anaranjado, de melena y cola amarillas esponjosas, sus ojos alargados negros y nariz pequeña daban un aspecto bastante amigable.

<<Flareon, evolución de Eevee tipo fuego. Libera su calor interno a través de su esponjoso pelaje. Cuando se enoja, expulsa llamas que alcanzan los 3.000°C>>

— El Flareon de Shane es muy rudo, en cambio este es tan esponjosito — Navaja hizo una mueca de ternura.

Pasó el escáner sobre el siguiente, Jolteon, su cuerpo estaba cubierto de un pelaje puntiagudo amarillo, a excepción de la melena del cuello que es blanca. Su cola era bastante pequeña (o tal vez inexistente) porque no se lograba distinguir entre su pelaje. Sus alargados ojos color negro le daban un aspecto bastante fiero.

<< Jolteon, evolución de Eevee tipo eléctrico. Carga su cuerpo de energía y puede lanzar rayos de hasta 10.000 voltios. Si su pelo se eriza es señal que van a caer rayos muy cerca>>

— Vaya, que fuerte es Jolteon — se sorprendió Navaja antes de pasar a la última Eeveelución, Vaporeon, un cánido de pelaje impermeable azulado. Posee membranas amarillas en las orejas y en la aleta en lo alto de su cabeza. Otra membrana blanca le rodea el cuello a modo de melena y unas aletas pequeñas se extienden por toda su columna hasta la punta de una gran cola de dos aletas parecida a la de una sirena.

<<Vaporeon, evolución de Eevee tipo agua. Si advierte peligro se sumerge en el agua para volverse invisible, debido a que cuerpo está formado por moléculas similares, logra mimetizarse perfectamente>>

— ¡Qué bonito es Vaporeon! — exclamó Navaja, maravillada ante la presencia de aquel Pokémon.

— Vaya que sí. Se dice que fue el origen del mito de las sirenas — agregó el experto —. Eevee, ven aquí — el Pokémon cánido obedeció, saliendo de adentro de una de las cajas, mientras la Eevee de Navaja intentaba agarrarlo y caía dentro de la misma. Al ver a sus hermanos, el Eevee se lanzó a ellos y los tres lo saludaron con emoción, agitando sus colas y Flareon lamiéndole la cara.

—Que bellos son — Navaja hizo una seña a Eevee y esta se acercó bastante emocionada.

— Ahora que está el trío de Kanto acá, quiero obsequiarte algo — cuando pronunció estas palabras, Navaja y su Pokémon se miraron sorprendidas —, ya que a Chuck le obsequié el boleto para el ferri, lo justo es que no te vayas con las manos vacías.

Navaja dio un paso al frente.

— Como ya aprendiste, Eevee es capaz de adaptarse a cualquier ambiente y eso también incluye aprender ciertos ataques que se amoldan a su estructura corporal, en palabras simples, ataques que solamente un Eevee podría aprender.

— ¿Escuchaste Eevee? Tienes ataques que únicos— Navaja acarició a su Pokémon, quien gañó con alegría.

— Flareon, Eevee, hagan los honores. Flareon, usa Lanzallamas — Bill ordenó de sopetón, a lo cual Navaja retrocedió para ocultarse tras el experto —. Lo siento, Navaja. Es mejor enfrentar de buenas a primeras el ataque tipo fuego — la muchacha asintió, tragando saliva.

— Chicos, Shiro ya se va… — Zack entró de pronto y retrocedió al ver a Flareon inhalar aire y expulsar una gran llamarada hacia Eevee, muy cerca de ellos. Eevee esquivó el ataque de un salto mientras su cuerpo se cubrió de llamas, para luego impulsarse rápidamente hacia su hermano y empujarlo hacia atrás.

—Muy bien hecho — asitió Bill, mientras su Pokémon lo miró orgulloso y agitó la cola. Navaja respiraba agitada y su Pokémon se veía maravillada ante lo que acababa de presenciar —Ese ataque que observaste fue la Flarebestida de Eevee. Capaz de provocar quemaduras a cualquier oponente a excepción de los tipo fuego.

— ¿De qué nos perdimos? — Zack se acercó, seguido de Shiro.

— Bill me está enseñando ataques que sólo Eevee puede aprender — la chica y su Pokémon mostraban un evidente entusiasmo.

— Son Movimientos de Tutor, es decir que sólo se aprende si otro te enseña cómo. Que afortunada eres que sea Bill quien te enseñe — agregó el joven luchador de cabellera turquesa.

— Continuemos — invitó Bill con una sonrisa. Los presentes lo siguieron con entusiasmo —. Jolteon, es tu turno.

El Pokémon tipo eléctrico saltó adelante y atacó con Impactrueno, el cual Eevee resistió y lanzó su propia descarga eléctrica hacia su hermano.

— Eevee es rudo —asintió Zack.

— Esa es la Jolteoparálisis. Paraliza a su objetivo, exceptuando los de tipo eléctrico, pero es un movimiento bastante útil. — explicó Bill — Ahora finalicemos con Vaporeon — el Pokémon se puso en guardia —. Usa Acua Aro.

El Pokémon azulino concentró energía y de su cuerpo emanó una fina corriente que cubrió su cuerpo con anillos de agua, como si fuese una cúpula impenetrable. En ese momento, Eevee concentró sobre su cuerpo una onda de energía azulada, que lanzó hacia su contrincante evolucionado, la cual se impregnó en Vaporeon, para luego volver hacia Eevee, quien iluminó su cuerpo al recibir aquella energía.

—Este ataque se llama Vapodrenaje, el cual recupera la energía en combate.

— ¡Me encanta! — Navaja se agitó y Eevee actuó de la misma manera, dando un saltito en el lugar.

— Ahora dejaré que elijas el ataque que más te guste para enseñárselo a tu Eevee — asintió el experto ante la cara de sorpresa de la niña — ¿Ya hiciste tu elección?

— ¿En serio, el que yo quiera? Waw — los ojos verdes de la muchacha brillaron.

— ¿O quieres dejar que Eevee sea quien elija? — la alternativa que dio Bill hizo tragar saliva a Navaja ante la posibilidad que escogiera el ataque de Flareon.

— Eevee, ¿quieres escoger? — ante la pregunta de su Entrenadora, Eevee asintió y saltó al suelo para caminar hasta Eevee y se olieron las narices, para luego acercarse hacia los hermanos mayores de Eevee.

Los nervios de Navaja se hicieron presentes y los luchadores también esperaron en silencio.

La cachorra de tipo normal se paseó por frente de los Pokémon y se detuvo delante de Jolteon ante la sorpresa de los demás.

— Eevee, ¿estás segura de tu elección? El ataque de Vaporeon te ayudará a curarte — sugirió Navaja.

— Quiero sentirme poderosa y lanzar rayos, pero el fuego también me gusta — Eevee se acercó hasta Flareon y Navaja chilló. Zack carcajeó y Shiro se mantuvo a la distancia.

—Está bien, que sea la paralización de Jolteon — suspiró Navaja.

— Jolteoparálisis — corrigió Bill.

— Eso mismo — suspiró sin ganas la muchacha.

—No te ves contenta con la elección — respondió Bill.

—Me encanta Jolteon, es mi segundo favorito, solo que Vaporeon se llevó mi corazón — admitió la chica.

—El Pokémon usualmente se somete a la voluntad del Entrenador, pero hay veces que el Entrenador es quien debe ceder a los deseos de su Pokémon — asintió Bill ante la mirada de resignación de Navaja —. Le enseñaré ambos ataques, Jolteoparálisis y el Vapodrenaje para contentarlas a ambas — el semblante de Navaja se iluminó —, quién sabe si cambie de opinión en el camino.

— Está bien —Navaja inclinó su torso hacia delante a modo de reverencia de agradecimiento.

— Eevee, enseñémosle a tu amiga — Bill asintió y su Pokémon también.


Al acabar el día, los viajeros ya se encontraban en la puerta de entrada del laboratorio de Bill para despedirse de él.

— Fue un gusto haber compartido este día con ustedes. Estoy complacido por la comida deliciosa —Bill inclinó su cabeza hacia Zack al decir esto —, por el gran despliegue de habilidades que presencie — inclinó su cabeza hacia Shiro y finalmente miró a Navaja — y por la grata compañía que le hicieron a Eevee. Estoy seguro que volveré a escuchar de ustedes por los logros que vayan cosechando en el camino.

Los tres se miraron contentos y se inclinaron hacia el experto.

— Te agradezco habernos recibido hoy, Maestro Bill — respondió Shiro.

— Gracias por todo lo que nos enseñaste — asintió Navaja.

— Espero logres descubrir todos los secretos de los Pokémon — sonrió Zack.

— Un placer haberlos conocido a todos —se despidió Bill —. Navaja, cuando tu y Eevee forjen una amistad inquebrantable y quieres aprender el ataque más poderoso de Eevee, pásate por el laboratorio. Con gusto te lo enseñaré.

— Así será. Hasta entonces — Navaja agitó una mano y los demás hicieron lo mismo. La Eevee con el lazo rosa y el Eevee de Bill chocaron narices y se despidieron, Navaja la tomó en brazos —. Gracias por todo, Eevee.

El Eevee de Bill tomó impulso y subió al hombro de su Entrenador y ahí se despidió.

Emprendieron su rumbo hacia la salida de Ciudad Cirulean, observando la Pokédex de Navaja.

—El camino más corto a Ciudad Azafrán es hacia el sur, pasando por este sector, yo creo que deberíamos ir por este —agregó Navaja.

—Acá hay montón de otros lugares, que también te llevan a Ciudad Azafrán. Hazle zoom — indicó Zack. Navaja obedeció, y pudo observar los nombres del Túnel Roca, la Central de Energía y el Pueblo Lavanda.

— Pero si vamos por estos valles, llegaremos a nuestro destino más rápido — insistió Navaja.

— Este valle es privado, tendríamos que rodearlo o usar los servicios de la Guardería Pokémon para que nos dejen pasar — aclaró Zack.

—Podrías dejar tu huevo — sugirió Shiro.

— ¡Ni de broma! — regañó Zack — Yo cuidaré de Mienfoo hasta que nazca — el luchador abrazó la incubadora con actitud protectora.

— Que bueno que cambiaste de opinión sobre tu huevo, Zack — sonrió Navaja.

— Es una pena que debas retrasar tu viaje, Zack. Espero nos logremos encontrar en el Dojo — se despidió Shiro.

— ¿No irás con nosotros? — Navaja se sorprendió a lo que el luchador negó con la cabeza.

— Quiero llegar lo antes posible a Ciudad Azafrán y creo que ustedes deberían pasar por aquellas paradas obligatorias para cualquier Entrenador Pokémon. Escuché que en la Central de Energía vive la leyenda Zapdos, y si tienes suerte puedes encontrarlo — agregó Shiro.

— Pero, la Entrenadora soy yo. Zack, no es obligación que me acompañes. Ve con Shiro a Ciudad Azafrán — la muchacha agregó con decisión.

— Filosita pero estarás sola — se quejó Zack.

— Ambos teníamos un trato, que viajaríamos hasta que cada uno consiguiera su objetivo. El Instituto Tecnológico Pokémon queda cerca de Pueblo Lavanda y hacia allá iré. — Navaja asintió con decisión — Estaré bien junto a mis Pokémon.

— Navaja… — era raro que Zack la llamase por su nombre, sin embargo se veía en evidente dilema ante la situación. Por un lado tenía a su amigo de infancia que se dirigía hacia el lugar que quería retar y que llevaba preparándose años y por otro tenía la promesa que le hizo a Shane de cuidar de su prima política.

— No hay prisa en llegar a Azafrán, Zack. No pasa nada si te retrasas unos meses más — agregó Shiro.

—No tienes que retrasar tu entrenamiento por culpa del mío. Tal vez Shane te obligó a venir conmigo, pero yo no lo haré. Recuerda nuestro trato — Navaja se veía muy decidida.

— Es… realmente difícil — Zack sintió su corazón dividirse en dos.

— Tienes toda la noche para decidir, Zack. Además deberías aprovechar de recuperarte del brazo — asintió Shiro —. Recuerda lo que hablamos en el entrenamiento.

— Sí… tienes razón, amigo — asintió Zack y extendió su mano derecha hacia Shiro —. Disfruta esta ventaja porque cuando me recupere… Ay de ti, ay de Hitmonlee y ay de todo el mundo.

— Espero te recuperes pronto — sonrió Shiro estrechando la mano de Zack —. Navaja, procura de cuidar bien a tu primo, es bien cabeza de chorlito.

— Así lo haré —asintió ella.

Vieron al luchador de larga cabellera irse, mientras el viento mecía aquella melena turquesa y tanto Zack como Navaja siguieron su camino que los llevaba hacia la salida de la ciudad, hacia su destino más cercano, el Túnel Roca.

— Me había ilusionado con ir sola al ITP — se quejó Navaja.

— Y yo con llegar hacia el Dojo. Ahora por culpa de estar herido debo retrasarme… Además que la compañía no es muy buena que digamos — Zack hizo una mueca y dirigió una mirada maliciosa hacia la chica de cabello oscuro.

— Tampoco es agradable estar todo el día contigo —Navaja puso la voz grave y comenzó a balbucear sonidos — Yo ser Zack… ¡hum! ¡hum! — y comenzó a dar golpes al aire —A mi gustar mujeres ¡hum! ¡hum! Yo ser idiota.

— ¿Ah sí? Pues tu eres ¡Ay, mírenme, tengo un Scyther shiny que no me obedece, pero no importa porque es lindo! ¿Crees que me parezco a Scyther? ¡Mira, nos vestimos igual! — la voz chillona de Zack en un intento de imitación hizo enojar a Navaja.

— Yo ser Zack, a mí gustar andar desnudo — Navaja siguió con su imitación y le dio un empujoncito al luchador y echarse a correr —. Yo ser hermoso, miren lo hermoso que soy.

— Con que quieres jugar ¿ah? — Zack se echó a correr tras la niña quien corría gritando de nervios al ver a Zack detrás.