**Advertencias**:Si eres una persona que se aferra mucho a el canon de *el viaje de los entrenadores empieza a los 10 años* realmente recomiendo no leer mis historias, ya que para mi fácilmente cualquiera de ella tiene mas de 16 (ademas de ser personajes ficticios). Mis fics tienen alto contenido sexual, si no es lo que buscas te recomiendo buscar otro mas, si decides seguir leyéndolo es bajo tu responsabilidad, advertido estas. Contenido oculto CAPITULO I La soledad no es buena compañera. Contenido oculto Un dia mas en ciudad Vaniville, el aire limpio y tranquilo, el cielo hermoso y azul, los Fletchling cantan alegremente, los prados son verdes y un día monótono para mí se vuelve a repetir. Desde que Serena se fue a Hoenn ya hace mas de año y medio mi vida se ha vuelto muy repetitiva y tranquila, claro que viene cada 3 meses a visitarme, pero su ausencia realmente es algo que día con día hace que me cuestione ¿Fue bueno dejar que emprendiera ese viaje? —No Grace, no seas injusta —me dije mientras amarraba mi chándal por las mangas a mi cintura—. Tu viviste tu sueño, ella también tiene que vivir el suyo. Y no es que no añorara esos tiempos, cuando fui una jovencita prodigio en las carreras de Rhyhorns, toda la fama que tuve desde Kanto a Kalos, mi record de ganar 25 carreras consecutivas aun nadie lo a superado, estar celebrando de fiesta en fiesta, y todos los excesos que tuve a mi edad. Y por esos excesos es que termine siendo madre muy joven, cuando me embarace de Serena supe que debía cambiar mi vida, y quizás reflejar con mi aprendizaje a través de ella, entrenarla para que empezara en donde yo me quede, que fuera igual de buena que yo y que viviera con precaución lo que nadie me advirtió a mí. Pero eso no sucedió, ni sucederá. No vivo mal, los ahorros que tengo de esos tiempos más las veces que me contratan como instructora especial para campos de entrenamiento Rhyhorn me dejan bastante para vivir muy bien, tener a una instructora de mi categoría no es nada barato, pero lo pagan sin pensar pues los cursos que doy son los mejores, aparte que aún quedan muchos fans de mis ayeres que nunca desaprovechan la oportunidad de platicar de esos tiempos. —Vamos Grace, deja de recordar y soñar despierta, tenemos cosas que hacer. —dije mientras tomaba un morral grande y salía de casa, acaricie a Rhyhorn revisando que tuviera el suficiente alimento y agua en su abrevadero y dejando un poco de comida en la casita de fletchling salí de casa cerrando la cerca. Justo ahora me dirijo a Ciudad Lumiose, a comprar víveres y demás cosas que me hacen falta, Rhyhorn recién había carcomido algunos cables que conectan las lámparas de su establo y tengo que hacer el cambio de esas instalaciones, siempre hay algo que cambiar o reparar en casa, cosas que me serian mas fácil si tuviera a un hombre en casa, sería bastante relajado saber que cuento con alguien que me apoya y que fuera una buena pareja para vivir conmigo apoyándome en todo, que me haga sentir segura y saber que estará conmigo hasta envejecer, el sueño de toda mujer madura, pero preferí vivir yo sola a tener a un loco con sueños mitómanos como pareja… como el padre de Serena… en donde estará el ahora? Partí en el tren que lleva a Ciudad Lumiose, a pesar de quedar lejos el tren eléctrico es una maravilla, gracias a los ingenieros de Lumiose podemos desplazarnos en horas a otros pueblos y ciudades en lo que antes tomaba días, me recuesto en mi asiento y saco mi bolso con maquillaje para retocarme, abro mi estuche y me miro al espejo, mientras destapo mi labial rosa… el reflejo que me da ya no me está gustando nada, unas pequeñas arrugas mas han aparecido en los extremos de mis ojos, suspiro mientras vuelvo a tapar el labial, y pienso; «si no voy a ver a nadie a donde me dirijo no tiene ningún caso arreglarse. » Me recuesto nuevamente en mi asiento y cierro los ojos tratando de dormir un poco hasta mi destino. —Disculpe señora. —abrí lo ojos y junto a mí se encontraba una chica no mayor de la edad que mi hija acompañada de un slurpuff que sostenía una bolsa—. ¿No quiere comprar algunos pokelitos? ¡Le garantizo que son riquísimos! —¿S.señora? —con una sonrisa fingida por la sorpresa y la palabrita que nunca me a terminado de gustar vi que en sus manos llevaba una caja del producto—. Gracias linda, pero por ahora no. —¡Anímese! Sera una bonita sorpresa para su marido! —insistió la chica mientras su slurpuff insistía también con el sonido característico. —¡De acuerdo, de acuerdo! Quiero una caja, ten y quédate con el cambio. —le dije rápidamente mientras le daba un billete y tomaba el producto de sus manos, la chica sonrió victoriosa y su slurpuff salto de contento al recibir el dinero. —¡Mil gracias señora! Que tenga bonito viaje! —dijo con una sonrisa mientras se alejaban y se dirigían al asiento detrás de mi. «Me hubiera dado más pena tener que decirle que no tenia marido…» pensé algo deprimida mientras tomaba un pokelito de la caja y lo mordía con un poco de frustración. Llegamos a nuestro destino más rápido de lo que esperaba, baje del tren y sacando mi lista de compras y mi itinerario me empecé a desplazar rápidamente, me gusta viajar a Ciudad Lumiose, siempre tienen las cosas que necesito y una gran variedad de artículos, sin mencionar la exquisita comida que venden y las promociones que se pueden aprovechar. La gente siempre esta en movimiento y es tan grande que algunos se desplazan en patines, bicicletas o motonetas, en mi caso cuando tengo tiempo y como buena ex-corredora rento algún Gogoat para recorrer las calles y hacer un poco de turismo, pero esta vez solo quiero concentrarme en las cosas del establo de mi Rhyhorn y los víveres que necesito. No obstante caminar por las calles de Lumiose siempre es embriagador por el ambiente a romance que hay, ver tantas parejas caminar, de las manos, o abrazados siempre hacen que me sienta incomoda, o quizás sea incomodidad disfrazada de envidia. «Se ven tan felices…» Pienso suspirando mientras una pareja sin ningún pudor se besa apasionadamente delante de mí, como si me escupieran su felicidad en la cara, y la Torre Prisma no hace más fácil el paisaje, pues es completamente la postal que cualquier chica soñadora y enamorada quisiera vivir. Caminando más adelante me detengo en una tienda de ropa, las nuevas remesas han llegado y las vitrinas están llenas de ropa colorida y muy moderna, esta de más decir que Kalos siempre está en la vanguardia de la moda, pero hay una que capta mi atención inmediatamente, un vestido de novia. ¿Qué chica no sueña con portar un vestido así de bonito? Y yo no era la excepción a ese sueño, veo embobada el diseño a través del vidrio como el vestido tan majestuoso y blanco es adornado por bonitas piedras y encajes tan femeninos, los guantes de fina seda de Sewaddle y el terminado que da el velo es como si el diseño estuviera inspirado en un elegante Swanna. Sonrió suspirando mientras veo el diseño tan hermoso y de pronto la chica que está poniendo la vitrina saca un maniquí y comienza a adornarlo con otra prenda, tan perdida estaba viendo el vestido de novia que solo me doy cuenta cuando la chica se aleja del maniquí de a lado y al echar un ojo me doy cuenta que es un conjunto de lencería blanco. «Qui... quizás sea lo que lleva debajo el vestido…» pienso con tonta ignorancia mientras lo miro incrédula, medias blancas casi transparentes con un liguero muy seductor, encajes súper delgados y blancos trazados con figuras de flores y bayas, un corsé que equilibra perfectamente entre lo elegante y lo vulgar y una tanga de encaje que hace que me cuestione si hay alguna chica con pudor que vista algo así. «El vestido si que me lo pondría… pero, creo que eso sería demasiado y más llevarlo puesto todo el tiempo durante la boda» enfoco mi vista en la lencería mientras me imagino que se sentirá llevar puesto algo tan sensual. —¡Grace, pero que agradable sorpresa verte aquí! —. de repente la voz de un hombre me hace salir de mi sueño de sobresalto mientras que del susto mi cabeza choca con el vidrio. La chica de la vitrina tapa su boca con los dedos de su mano por la risita mientras yo volteo para ver quién es el que me a reconocido en toda la ciudad, y veo a un tipo de barba con goggles, fornido y de overol montado en una motoneta mientras un Ampharos va sostenido a el. —Meyer, ¿Eres tú? —. Digo mientras me sobo la frente. Contenido oculto —¿Cuánto tiempo Grace, buscando algo de moda que comprar? — dice mientras se sube los goggles y su Ampharos me saluda alegremente. —¡¿Eeeh?! B.bueno… yo no… —digo torpemente acercándome a el esperando que no haya notado lo que estaba viendo —. No seas tonto, solo estoy de paso, o mejor dicho vengo a comprar algunas otras cosas que si necesito. —Pues si es algo de electrónica no dudes en que yo tengo lo que necesitas. _ responde sonriendo. —Ahora que lo mencionas, me vendrían bien algunos cables de lámparas y algunos repuestos de bombillas. —doy una ojeada a la lista que llevo. —Siendo así, Ampharos, ¿te molestaría? —Ampharos hace un sonido gentil y Meyer saca una pokebola llamándolo dentro de ella.—. Sube querida, llegaremos así mas rápido a mi tienda. —Rápidamente subo a la parte trasera de la motoneta y Meyer arranca mientras yo lo abrazo fuertemente por la cintura, puedo sentir los músculos de su abdomen en mis manos y su ancha y masculina espalda en mi rostro, su olor tan varonil y fuerte es casi enervante en mis sentidos, que hacen que de repente mi mente divague y me imagine cosas inapropiadas en el momento. «¡Arceus! ¿Que hace este hombre para mantenerse así se bien? Digo, es trabajo físico el que hace en su taller, pero… ¿realmente tiene que ser tan varonil? Me pregunto, ¿Cómo se verá desnudo? ¿Cuánto medirá su “ekans” en estado salvaje?» Pienso durante el trayecto a su taller mientras me muerdo los labios al imaginarme, no es mi culpa tener esos pensamientos recurrentemente, han pasado años desde que sentí la pasión de un hombre encima de mí y contando el estilo de vida que llevaba antes, más el golpe a mi ego que tuve en todo mi viaje a Ciudad Lumiose y ver tantas parejas felices hace que mi mente se mal viaje más, pego un poco más mi rostro a su espalda mientras doy un respiro profundo llenando mi ser de ese aroma varonil embriagante. —¡Grace!, ¿cuánto tiempo piensas estar así? —dice Meyer mientras despego mi rostro de su espalda y confundida noto que ya estamos frente a su taller y la motoneta ya estaba estacionada y apagada. Soltándolo rápidamente y de un salto bajo de la motoneta, roja de vergüenza camino hacia la puerta de su taller. —¡Lo-lo siento! ¡No eh dormido bien últimamente! —dije excusándome torpemente. Meyer sonríe y abre la puerta de su taller, rápidamente y sin hablar más del asunto toma la lista de mis manos y en un abrir y cerrar de ojos todo lo de mi lista estaba encima de su mostrador, no quiero aceptarlo pero a pesar de que siempre hice el trabajo físico en casa desde que soy madre soltera, un hombre sabe mucho más en términos de ese campo, y más si es la rama en la que trabaja como en este caso, la electrónica. —Me salvaste Meyer, no pensé encontrar todo lo de mi establo en un mismo lugar — dije mientras guardaba todo en el morral que llevaba y sacaba mi billetera. —¿Cuánto te debo? —No es nada no te preocupes, para mi corredora de rhyhorns favorita es lo menos que puedo hacer. —dijo mientras ponía en orden las cosas que había movido de su taller. —¿Cómo crees? Insisto, te dejare el dinero en la vitrina si es que no me lo vas a recibir. —dije insistente mientras sacaba el dinero de mi cartera. —De acuerdo, que te parece la primera ronda de cervezas en el café La Claqueta. —sonrió mientras se apoyaba en el mostrador y me miraba fijamente, que yo recuerde tiene años que no tomo algo con alguien y mas en plan de cita pero bueno, quizás un par de cervezas es lo que necesito para dejar de pensar en cosas que me distrae. —¡Acepto! Pero solo un par de rondas ¿eh? —. Dije muy animada, por la situación. Salimos de su taller y caminamos algunas cuadras, La Claqueta era un café muy bonito que frecuentaba antes con mis amigos y que hoy día es un lugar poco concurrido por lo que han tenido que meter bebidas alcohólicas para hacerlo un especie de Café-Bar, cosa que no sabía y ahora ya estando ahí me volví a sentir algo incomoda, pues el ambiente pinta más a romanticismo y citas rápidas. Tomamos una mesita muy a la orilla y ordenamos un par de cervezas, la mesera era una linda Braixen que con su charolita transportaba las bebidas de los clientes, hoy día ya es normal ver pokemon ocupando varios puestos como ese. Tomamos nuestras cervezas y comenzamos la charla, y me entere de muchas cosas, Bonnie había empezado ya su viaje como entrenadora y ya llevaba varios pokemon atrapados, Clemore se estaba volviendo un famoso y fuerte líder de gimnasio y había podido reprogramar a Clembot en su totalidad, Meyer había ido recién a Alola a una exhibición con Royal Mask, y muchas cosas mas, realmente es envidiable las cosas que le habían pasado y saber que han tenido una vida tan activa. —Y dime, ¿qué has hecho últimamente amiga? —dijo Meyer mientras nos servían la tercera ronda de cervezas. —¿Yo? Pues… no mucho realmente, solo varios trabajos de instructora y desearle lo mejor a mi hija, que viene a visitarme dentro de 15 días y se volverá a ir 3 meses y así… la misma rutina siempre. —dije mientras empinaba a fondo el tarro de cerveza para ahogar mi frustración. —Es verdad, tiene mucho que no veo a Serena, de seguro sigue siendo tan preciosa como su madre, ¿no es asi? —me dijo Meyer en un tono bastante coqueto. —¡Oh, basta! Hoy no estoy de humor para tus burlas, no compares a esta cuarentona acabada con la lindura que se a hecho mi hija, ¡no es gracioso! —empine lo que quedaba de mi tercer tarro. —Grace la única que piensa que no eres atractiva eres tú, quizás si variaras un poco más tu imagen, subieras un tono más el color de tu labial, y cambiaras ese chándal por algo mas femenino podrías… —. —¡Basta! ¡No vine aquí para un asesoramiento de imagen! — azote el tarro en la mesita algo molesta, mientras nuestra Braixen mesera se acercaba con la jarra para volver a llenar el tarro—. Déjala aquí en la mesa cariño. —Es una lástima, realmente ciento que a esas caderas de monta-rhyhorns le quedaría perfecto ese liguero blanco de esa vitrina. —Meyer termino su cerveza mientras tomaba la jarra para llenar nuevamente nuestro tarros, yo estaba de mil colores apretando mis puños sobre mis piernas mientras gotas de sudor escurrían por mi frente. —Me-Me-Meyer… tu… — dije torpemente. —Sabes, en tus tiempos de corredora Rhyhorn no recuerdo cuantas veces me masturbe pensando en ti, soñando siempre en penetrarte en muchas posiciones lujuriosas o intentar cosas que no hubiera podido intentar con mi esposa, pero ahora venos aquí, tú sigues igual de erótica que esos días y yo ya no tengo esposa, pero sigo deseándote de la misma manera —dio un trago a su cerveza y continuo. —Claro que ya no somos unos jóvenes, pero el tiempo se va Grace, y quizás el día de mañana nos arrepintamos por no intentar las cosas. —¡MEYER! ¡Santo Arceus, eres un bruto como se te ocurre decirme esas cosas tan de repente! —Mi cara no podía estar más roja, sentía que me salía vapor por las orejas y yo no podía estar más avergonzada, pero a la vez sus palabras se habían metido a mi mente de una manera tan profunda que hicieron estremecer algo dentro de mi. —Dime Grace, cuando fue la última vez que le dieron a tu cuerpo lo que se merece, ser sacudida no solo por cabalgar un Rhyhorn, sino por cabalgar una buena verga dentro de ti. — mirándome fijamente Meyer sostenía mi muñeca fuertemente mientras yo extrañamente escuchaba indignada y fascinada todas esas vulgaridades. —Meyer… basta por favor, esto es muy incomo…— Ni bien termine de hablar y repentinamente Meyer se puso de pie y tomándome de la cintura me apretó a su cuerpo, y sus labios se plantaron a los míos en un descarado besos que jamás en mi vida había probado de esa manera, no sé si fue la vergüenza de escuchar todas sus majaderías, o las cervezas que traía encima, pero al sentir su abdomen chocar con el mío, mis pechos presionarse contra sus duros pectorales masculinos y la fuerza con la que era sometida de repente la resistencia de mi cuerpo se empezó a desvanecer completamente. Inconscientemente me aferré a sus labios gruesos y varoniles con todas las fuerzas de mi ser, sintiendo como el fuego de la lujuria me quemaba por dentro mientras nuestras lenguas se retorcían violentamente en mi boca. Y la actitud de Meyer era voraz. Mis labios eran jalados, mordidos y chupados en la más exquisita agonía, casi sin dejarme respirar, a la vez que su brazo mantenía mi cintura inmovilizada en un gesto claramente dominante. «Su… su lengua…» Pensé febrilmente. «Oh Arceus divino, que-que rico. Ha-hasta el…fondo, se mete… oh Arceus.» Me tenía justo donde quería, y en medio del desenfreno más primitivo estuvo besándome durante casi 5 minutos, a la vez que mis brazos como si tuvieran vida propia se enredaban a su cuello, prolongando más el vulgar beso. Y cuando todo terminó los resultados eran evidentes: Yo estaba jadeando agitadamente y cubierta de sudor, con el pelo desordenado y prácticamente babeando. —Te ves muy linda asi, Grace. —Dijo Meyer mientras trataba de recuperar el aliento. —Excitada y gimiendo por mas. Trate de responder pero un débil gemido fue lo único que salió de mis labios. —Que te parece si mañana me llamas por vídeo llamada y planeamos algo mas intimo e intenso. —dijo mientras la Braixen trataba de tapar la vista con su charolita pero estirando y agitando su patita tratando de atrapar el dinero de la cuenta de lo consumido. Si hubiera sabido todo lo que iba a desatar el responder —SI— lo hubiera pensado un poco mas... Continuara...
CAPITULO II Dia de Montar. Suspire suavemente mientras anudaba la pequeña blusa blanca a mi cinturita, era tan ridículamente chica que mis pechos estaban prácticamente fuera de ella, mostrándose adornados por un sostén rojo que era la pieza superior de un bikini que llevaba como ropa interior. Han pasado 5 días desde que Meyer y yo nos volvimos amantes, los primeros dos días fue el sexo duro e intenso más placentero que eh tenido desde que soy madre, pero el a escalado tan rápidamente pidiéndome más y más cosas vulgares y extremas como la que iba hacer a continuación aquí, en Ciudad Coumarine. «Porque estoy accediendo a esto… no debería…» Pensaba débilmente mientras me ponía una especie de falda que apenas y me cubría un poco más de la mitad de mis nalgas y para empeorar las cosas la prenda se levantaba lascivamente a la menor oportunidad. Sintiendo una enorme vergüenza tome las calcetas negras semitransparentes lisas y subiéndolas rápidamente me di cuenta que solo llegaban al muslo, ajustándose tan apretadamente que hacia resaltar el ligero exceso de grasa que tengo en ellos, el conjunto en si era una oda a la perversión, mostraba demasiada piel y la que no se mostraba era adornado por el vulgar atuendo que, como cereza del pastel remataba con unas zapatillas rojas con correas de corazón y olanes blancos en los tobillos y unos tacones tan altos que al ponerme de pie sentía como desde mis tobillos hasta mis nalgas se apretaban por la altura que me daban. —¡Por Arceus, te ves tan sexy y guapísima! —Meyer se acercó por detrás de mi mientras que con sus anchos y fuertes brazos me abrazaba por mi cintura y podía sentir como su erección tan dura como un tipo acero se acomodaba entre mis nalgas. —¡Te ves tan, tan hermosa! —Por favor, Meyer… no me obligues a esto…—. Dije con timidez. —¡Vamos Grace, no quiero escuchar ninguna queja más! —Respondió tajante mientras me daba una sonora nalgada que hizo temblar todo mi ser—. Ahora quiero que camines al espejo detrás de la puerta del establo para que te veas en el. Caminé sin mucho entusiasmo hacia el espejo, y cuando me vi sentí una descarga de adrenalina por todo mi cuerpo; Mi reflejo era la de esas chicas calientes que están en las esquinas de los bares de Kalos, que quiere con todos los hombres buscando alguna aventura provocándolos con el vulgar conjunto dejando poco a la imaginación aunque… Contenido oculto … Extremadamente erótica. Me quede completamente anonadada por unos instantes, confundida y un poco excitada y con un sinfín de ideas que daban vueltas por mi cabeza. —¡Mira nada más! ¿Habías visto a una Milf tan ardiente y tan bien conservada alguna vez en tu vida? Apuesto a que muchos hombres quisieran poner sus pokehuevos dentro de ti — dijo muy calmado y sin ningún tacto hacia mi persona lo que hizo que, a pesar de haber descubierto tener ese lado sumiso tan marcado en mí, sintiera algo de enfado. —¡E-está bien! —dije apretando los puños con impotencia. —¡Ganaste! Ya me puse la maldita ropa vulgar que me compraste, ¿Y ahora? —Ahora pasaremos a la segunda fase del plan, descubriremos si aparte de ser una maldita sumisa, te viene bien ser exhibicionista también. —Y diciendo esto me tomo del brazo y con un rápido movimiento abrió la puerta del establo mientras prácticamente me arrojaba hacia afuera de este para volver a cerrar. Con el brusco movimiento y los tacones que no ayudaron en mantenerme en pie termine fuera del establo de los Skiddo y Gogoat con la cara en el pasto, rápidamente me puse de pie y di vuelta para golpear la puerta del establo. —¡Meyer, esto es mala idea! ¡abre la puerta! ¡te lo ruego! —No te escucho, anda que te están esperando. —Respondió tranquilamente. —¡Al menos deja que tome mi chándal! —Si sigues insistiendo se lo daré a un Gogoat para que se lo coma. —contesto burlonamente. —¡Eres un estúpido! —pero conociéndolo sabía que lo podía hacer—. E-está bien, lo haré… ¡Así que ni se te ocurra darle mi chándal a algún gogoat! Camine a los corrales con el ridículo atuendo, hoy me había contratado Ramos para ser la instructora especial de un grupo de adultos de tercera edad muy amigos suyos, según esto los acompañaría a montar Skiddos y hacer algunos cuantos trotes dentro del corral más grande y pasar la tarde paseando en círculos según me dijo, cosa de la que se enteró Meyer a lo cual se le ocurrió esta brillante idea de vestirme asi. Al llegar al corral logre ver a Ramos quien alimentaba a un skiddo con una baya por lo que no me vio llegar. —Y-ya estoy aquí Ramos…— dije titubeante. —¡Me alegra que llegaras! El grupo estará aquí en un minuto. —dijo Ramos mientras volteaba—. Porque tardaste tanto en cambiarte en el estab… Al dar la vuelta y verme vestida así me quede petrificada con el corazón latiendo a mil por hora. Su expresión lo dijo todo abriendo los ojos al máximo y su boca casi llegaba hasta el suelo por la sorpresa. —¡Grace!¡Santo y glorificado árbol de la promesa del bendito y magnánimo Arceus! ¡Qué haces vestida así! —dijo mientras sus ojos recorrían mi cuerpo de pies a cabeza. —¡N-no, esto... es- es una nueva estrategia para capacitar! ¿N-no te gusta?—dije tontamente mientras la cara se me ponía al rojo vivo. —¿¡Capacitar?! ¿¡Es en serio!? ¿Qué pretendes? ¿Matar a mis amigos de un infarto? —dijo Ramos bastante incrédulo, pero no dejando de escanear a detalle todo mi cuerpo. —¡Vaya, vaya, vaya Ramos, que gran amigo eres! —se escuchó una voz ronca que llegaba al establo, al mirar era un grupo de 5 personas casi de la misma edad de Ramos —. Esperábamos que fuera una linda instructora la que conseguirías para nosotros tus amigos más cercanos, pero no tan linda y buena como esta, porque si es nuestra instructora ¿Verdad? Ramos me volteo a mirar mientras yo totalmente roja trataba de bajar un poco más la microfalda que traía puesta, pero irónicamente cuanto más quería bajarla para cubrir mis piernas más descubierta dejaba mis cintura y en la espalda la parte superior de mis nalgas. —¡A-así es! Ramos me contrato para darles algunas clases para montar skiddos — dije titubeante— p-pero me dijo que eran personas muy especiales para el, así que… daré mi mejor esfuerzo para que se lo pasen bien! Los viejos aplaudieron mientras reían y murmuraban a mi alrededor, Ramos al notar que no se molestaron sino que al contrario estaban más animados solo asentía con la cabeza, yo sonreía forzadamente y gradualmente los murmullos a mi alrededor pasaron a ser mas fuertes y atrevidos al notar mi sonrisa: “¿No es la campeona corredora Grace de hace algunos años?” “¡Quién diría que terminaría de esta forma!” ¡No me importaría si quisiera que la ‘montara’ a ella, jo jo jo!” “¡Apuesto a que nunca a probado a un verdadero hombre como yo!” “¡Te aseguro que mi pensión alcanzaría para montarla toda una noche!” Contenido oculto —¡B-bueno! No perdamos más tiempo, ¿Quién se quiere divertir trotando toda la tarde encima de un skiddo?— dije animando a los presentes quien respondió gritando al unísono. Rápidamente me puse en acción caminando hacia un grupo de skiddos que ya se encontraban dentro del establo, los tipos me seguían atentamente no perdiendo ningún detalle de mi cuerpo, desgraciadamente el atuendo no era lo más idóneo para caminar en la pastura, las zapatillas de tacón alto se clavaba en la tierra y al hacer mas esfuerzo para desclavarlas mis caderas se movían sensualmente de un lado a otro, y en ocasiones hasta daba cómicos saltitos haciendo temblar un poco más mis nalgas para deleite del grupo que venía detrás de mí. «¡Esta me la pagaras Meyer! Dulce Arceus, ¡Me he de ver súper estúpida caminando así!» Pensé con angustia mientras sentía las miradas y piropos lujuriosos de los viejos detrás de mi, decidí acelerar el paso hasta que finalmente logré llegar a los skiddos, rápidamente acaricie a uno mientras me daba la vuelta rápidamente al grupo de viejos, notando como sus miradas se levantaban a verme ahora que estaba de frente. —De acuerdo, a continuación les mostrare la forma correcta para la montura de un ski…— pausándome un momento recordé el atuendo que llevaba visualizando lo que seguía, mi adrenalina fluía a mil por hora. —Por favor, continúe— dijeron ansiosamente los viejos mientras se acomodaban alrededor del skiddo que iba a montar como si se tratara de alguna transmisión de pokevision o algo parecido, el pobre skiddo empezó a ponerse un poco nervioso. —¡B-bien, hagámoslo!— impulsándome del lomo del pokemon y dando un salto firme pero alto abrí las piernas en el aire dándole el espectáculo de sus vidas a los pervertidos viejos, aterrice mis nalgas en la parte con vegetación del skiddo, mientras doblaba mis rodillas y atore bien mis muslos y cambiando de posición mis manos me sujete de los cuernos mientras ponía mi espalda erguida tratando con esto dejar lo menos descubierta lo poco que ya cubría mi falda por la parte posterior, había montado con mi chándal miles de veces en esta posición, pero ahora con el escaso atuendo que tenía note lo vulgar que es estar en esta pose. Los viejos aplaudieron y exclamaron asombro al verme montada así, rodeándome me desnudaban o más bien dicho quitaban la poca tela que tenía en mi cuerpo con los ojos mientras yo trataba de tranquilizarme, pues al sujetar los cuernos del skiddo este se estaba poniendo aún más nervioso balando fuertemente, poniendo toda mi experiencia por delante comencé a respirar profundamente tratando de tranquilizarme para trasmitirle esos sentimientos a mi montura, manteniéndolo lo más tranquilo posible. —Mu-muy bien! Todos a sus skiddos, el primer paso es aprender a montar Apenas había dicho eso y cuando me di cuenta cada uno de ellos ya estaba encima de su respectivo skiddo, formados en hilera no uno tras otro, sino mas bien yo era la única que iría enfrente y ellos 5 detrás de mí. —Bueno, que se le va hacer —dijo Ramos tranquilamente mientras se subía a la cerca del establo para sentarse y observar—. Ellos venían no para aprender a montar, sino para tener a una linda entrenadora que los acompañara, así que el plan salió más que bien. Al escuchar lo que dijo Ramos caí en cuenta que era verdad, tan distraída había estado con Meyer que nunca me paso por la mente el hecho de preguntarle si necesitaban una instructora básica o algo mas avanzado, Ramos solo quería prácticamente una “dama de compañía” y la mala coincidencia de mi situación con Meyer le había convenido totalmente al tenerme vestida así, me mordí los labios al sentirme tan impotente y usada por tal situación que mi skiddo empezó a temblar nuevamente. —Deprisa instructora, no nos haga esperar más.—dijo uno de ellos, al contrario del mío sus skiddos se veían muy seguros y hasta impacientes, reflejando los sentimientos de sus jinetes. —Muy bien, ¡c-cabalguemos ya!— inclinando mi cuerpo hacia enfrente pude sentir como la falda prácticamente se subió al máximo quedándome hecha un ridículo cinturón, mientras trataba de calmarme para que mi skiddo tuviera un trote tranquilo, podía sentir como al trotar era inevitable que mi cuerpo se sacudiera y obvio el rebote de mis nalgas en sus lomos, por lo que el bikini que llevaba en esa posición comenzó a meterse más y más entre mi trasero, dando un espectáculo más que vulgar a los viejos que tenía detrás mío, que animados por la vista que les estaba dando comenzaron a silbar y lanzar piropos de lo más morbosos. “Nena, pero que linda vista!” “Oh por la gloria de Arceus, quisiera morder ese trasero” “Valió cada pokecuarto lo que pagamos por esta clase, Ramos!” “Apuesto que esas nalgas se verían mejor rebotando encima de mi jo jo jo!” Cerre los ojos por la vergüenza sentida, pero a pesar de todas las majaderías que escuchaba mi cuerpo me daba claras señales de que estaba disfrutando su nueva y extraña aventura. Mis pezones estaban súper duros, marcándose descaradamente por debajo de mi blusa. Mi respiración cada vez se volvía mas y más sexual, y mis nalgas a pesar de estar rebotando sin control se apretaban con fuerza contra el ya bastante metido bikini como si mis culo quisiera comérselo, y el rozar de la vegetación del skiddo en toda la zona de la entrepierna y los muslos no estaban haciendo nada fácil mantener la calma. «Tra-tranquila Grace… no estás disfrutando esto, no puedes estar disfrutándolo, ¡esta no eres tu!» pensaba constantemente tratando de convencerme a mí misma, negando lo que era muy evidente en mi cuerpo. El pobre skiddo caminaba lentamente, inseguro, bajando la cabeza y a veces daba pequeños saltitos por la confusión y excitación que yo estaba sintiendo, el grupo detrás de mi no dejaba de silbar, gritar e incluso pude notar algunos flashes que indicaban que estaban guardando recuerdos de tan obsceno espectáculo que les estaba dando. Fue una completa hora tortuosa para mi, tardaba casi 10 minutos en dar una vuelta al corral completo, por más que trataba de mantenerme tranquila el sentir la mirada de los viejos principalmente en mi trasero y el trote errático del pokemon, sumado a lo poco que podía hacer tratando de jalar el bikini hacia afuera de mis glúteos sin ningún logro pues al final se volvía a meter rosando intensamente mis zonas intimas más sensibles, me tenían al borde de un tremendo orgasmo, pero cuando ya no podía mas termino por fin la hora de la “clase” como pude de un brinco baje rápidamente del skiddo, apenas podía mantenerme en pie, las rodillas me temblaban y estaba completamente empapada en sudor. —¡B-bien! Creo que todos nos divertimos bastante ¿No es así?— Dije tratando de mantener la compostura al máximo, los viejos bajaron de sus skiddos algo decepcionados de que la clase terminara, se podía notar a leguas que todos estaban bastante excitados, al notar esas “carpas” debajo de sus pantalones. «¡Cielos! ¿Cómo es posible que siendo tan viejos se les note tanta energía?» pensé tratando de disimular lo más que podía mi mirada en esas zonas, extrañamente algo dentro de mi sentía cierto goce al saber que, a pesar de ser una cuarentona podía despertar el sentido básico de hombres tan mayores ¿acaso realmente me estaba volviendo una exhibicionista? Los viejos insistieron en tener un prorroga de tiempo en la clase, pero fui un poco cortante con la situación pues el estado en el que me encontraba no era el mejor para continuar, así que algo decepcionados, pero satisfechos con los recuerdos que llevaban en sus cámaras prometieron volver a contactar a Ramos para tener otra clase por parte mía, así que se fueron bastante satisfechos con la experiencia. —Grace, debo decir que me sorprende que a tu edad te gusten este tipo de cosas —dijo Ramos mientras yo seguía con la respiración agitada—. Ahora.. si gustas, y quieres ganarte un poco más de pokecuartos podríamos hacer algo para ya sabes, aprovechar esa ropa tuya y… —Ramos… dejémoslo así, tu ganaste y yo… estoy agotada… tengo que irme— respondí cortantemente y alejándome lo más rápido posible o lo más rápido que me permitían los tacones llegue al establo que ya se encontraba con las puertas abiertas, tímidamente fui entrando poco a poco buscando al causante de mis infortunios, cuando ya me encontraba completamente dentro del establo de repente las puertas se cerraron de golpe haciéndome saltar de un susto. —¡Vaya vaya, lo manejaste todo muy bien Grace! —¡Estúpido, casi me matas de un susto! —dije temblando por tan repentino sonido. Con un movimiento audaz como si tuviera velocidad sobrehumana Meyer logró ponerse en mi espalda y de un fuerte abrazo deslizó lujuriosamente su mano por mi vientre descubierto por la diminuta blusa. Y no sé qué me sucedió. Justo en el momento en que su mano tosca tocó mi piel un exquisito latigazo sexual se extendió violentamente por todo mi cuerpo, casi como si un ataque eléctrico de alta tensión me hubiera golpeado de lleno, y sin poder evitarlo caí al suelo torpemente mientras trataba de controlar mis gemidos, temblando de excitación. Contenido oculto —Ah, ¿Q-qué fue… eso? Como si fuera una muñeca de trapo, Meyer me levanto de un tirón y ya me tenía nuevamente de espaldas a el entre sus brazos, estaba completamente descontrolada, respirando agitadamente sintiendo el poderoso abrazo de mi amante, luchaba contra el placer que recorría mi cuerpo pero Meyer de repente me pregunto algo que de solo escuchar hace que me viniera. —Dime Grace, ¿te gusto exhibir tu cuerpo como una verdadera puta enfrente de esos viejos? —Cállate tonto… no soy esa clase de chica —. Dije realmente angustiada. —¿Sabes? En cualquier momento pudiste negarte, o no hacerlo, o al menos quitarte las zapatillas que tanto te hicieron sufrir para caminar, pero veo que eres toda una putita obediente—. Dijo triunfante mientras sus manos paseaban por todo mi cuerpo sin que yo pudiera detenerlo —Te- te lo suplico, no me llames así… es indignante…— dije queriendo convencerme más yo que a él. —¡Vaya! resulta que a esta puta no le gusta que le digan puta!— refunfuño mientras sus brazos me soltaban, tuve que sostenerme de la reja enfrente de mi para no caer —. Siendo así creo que por hoy lo dejaremos. —No… por favor… —Disculpa, no te escuche —. me tenía donde el quería. —Quiero… seguir… por favor… —algo dentro de mi ya estaba muy roto. —Pero yo no fornico con mujeres que se den a respetar, lo siento, yo solo fornico con putas —.dijo acercándose por detrás, al sentir su respiración en la oreja todo mi cuerpo sintió un recorrido de placer que erizo mi piel. —Seré… seré tu puta, seré lo que tú quieras, pero por favor, no me dejes así, continua, úsame como tu quieras! —.totalmente perdida al placer mi cuerpo se arqueaba como si tuviera vida propia, repegándose a mi amante, frotando con mis nalgas su dura erección, atrapándola en medio de ellas. De repente Meyer agarró mi bikini y con un fuerte tirón me lo bajó hasta las rodillas, dejando mis firmes nalgas completamente expuestas, de un fuerte movimiento sentí como su palma abierta me dio una poderosa nalgada que acabo por hacer que mi cuerpo perdiera el control y un fuerte orgasmo llego con la segunda nalgada aún más fuerte, mi cuerpo estallo en placer mientras un grito agónico se ahogaba en el lugar y un hilo de líquido escurría por mi entrepierna —Aahhh… aaaahh… oooh… ♥ —¡Por el amor de Arceus Grace! ¿Te acabas de venir por una nalgada? — dijo Meyer sonriendo mientras con su enorme mano amasaba uno de mis glúteos, apretándolo fuertemente —. ¡Eres la mujer perfecta! —N-no... — Meneé la cabeza en negación, sabía que toda la experiencia anterior me había puesto al borde del orgasmo y solo necesitaba un detonante para poder llegar al clímax, pero apenas pude acomodar las ideas cuando repentinamente sentí que algo duro, grueso, palpitante y resbaloso se deslizaba entre mis nalgas hasta llegar a mi ano, presionándolo agresivamente pero sin penetrar. Nuevamente un brutal latigazo sexual sacudió mi cuerpo, haciendo que me retorciera descaradamente contra un establo de algún gogoat, en medio de los mas indecentes gemidos sexuales, sintiendo como el poderoso miembro de Meyer emitía un calor que me quemaba por dentro y que se volvía cada vez mas irresistible. —Oh que delicia… s-se siente tan… caliente, tu verga… oh bendito Arceus… Meyer logro que mi voluntad se cayera a pedazos en solo 5 días y que todo lo que intentara hacer conmigo lo permitiera, no sabia lo necesitada que estaba de un amante tan brutal como el o si mi cuerpo quiso satisfacer de golpe todo ese tiempo perdido en el que no tuvo placer, eso pasaba por mi mente cuando en ese momento comenzó a frotar vigorosamente la gruesa cabeza de su miembro contra mi apretado agujerito, en deliciosos círculos que crecían y disminuían, preparando pacientemente mi culo para lo que seguía, hasta que… No resistí más. Con una carita angustiosa y con voz completamente sumisa le dije: —M-métemela… En ese momento Meyer sujeto mi cabeza enredando sus gruesos dedos entre mis cabello y apretando el puño con mi pelo en el, de forma humillante me obligó a apoyarme contra el establo, metiendo mi cabeza en esa parte donde los Gogoat sacan las suyas, en un gesto que parecía representar mi sumisión, y entonces acomodándose detrás de mí, empezó a enterrarme su gruesa verga en el culo sin piedad, milímetro a milímetro y después centímetro a centímetro. —Ahh, bendito Xerneas… —Apreté mis dientes mientras temblaba de excitación, sintiendo como su poderosa y dura erección se deslizaba cruelmente entre mis nalgas y la presión en mis intestinos aumentaba mas y más, hasta que después de algunos placentero y agónicos segundos las caderas de Meyer se apretaron contra mi cuerpo y supe que me la había metido toda. Y la sensación era sublime, deliciosa, de posesión total, mis ojos se fueron completamente arriba mientras mi boca se abría al máximo, hilos de saliva caían por la pérdida total del control en mis expresiones por el excesivo placer que sentía mi cuerpo. Su pene parecía que estuviera hecho de fuego puro, y su calor en mis entrañas me consumía lentamente de una forma indescriptible, mientras yo arqueaba la espalda y paraba las nalgas desvergonzadamente, mientras mi cabeza estaba aun dentro del establo pidiendo más con cada gemido mientras mis propios jugos resbalaban por mi entrepierna. Y mi “cabalgata” comenzó. Con un movimiento completamente dominante Meyer colocó su pesada mano en la base de mi espalda mientras con la otra me mantenía mirando hacia abajo jalando de mis cabellos, y entonces sus fuertes caderas me embistieron agresivamente y comenzaron a bombear mi culo a un ritmo brutal, casi insoportable, como si un Gogoat cabalgara a todo galope a una velocidad increíble. —¡Aaaaaaaaah! bendito y dulce Xerneas que bendición estar viva para esto! No te detengas! Sigue, sigueee! Oooh!... ♥ Me retorcía en éxtasis contra el establo, con las manos apoyadas a esos troncos que están en forma horizontal, mientras unas gotas de sudor resbalaban por mi rostro, con mi cuerpo sacudiéndose de atrás para adelante con cada embestida recibida, mientras mis firmes nalgas rebotaban en contra de mi amante y recibían su cruel premio, a la vez mientras mis intestinos eran llenados y vaciados sin piedad como si de un pistón en un cilindro se tratara. —Ahh… p.por Arceus, ahhh… —Para ser una puta lo estas disfrutando bastante ¿no crees? —dijo Meyer empapado en sudor por el vigoroso y delicioso ejercicio, mientras soltaba mi espalda y estiraba su brazo para tomar algo —. Ven aquí, esto te quedara mejor. Solo sentí como pasaba unas correas por encima de mi cabeza y cuando note era una brida, de esas que se les pone a los Gogoat mas rebeldes y con la cual se les dirige a la dirección que quiera ir el jinete solo jalando la correa, me había puesto tan rápidamente la cabezada que cuando quise reclamar de un jalon de la misma hizo que abriera la boca ajustando perfectamente el bocado entre mis dientes, ajustándola de tal manera que parecía hecha a la medida. —¡Ja ja ja ja! Quien iba a pensar que te quedaría tan bien, ahora la gran jinete se a convertido en mi montura de lujo, ¿no es así? —. Dijo mientras tiraba de las correas acabando de ajustar el humillante artefacto en mi. Mi corazón simplemente se encendió en un enfermizo sentimiento de placer y sumisión, mis ojos suplicaban un poco de dignidad, era irónico que en mi carrera y trabajo había ajustado miles de bridas en distintas monturas, rhyhorns, Gogoats, skiddos, tauros, mudsdale, sharpedos, mamoswine y muchos mas, y ahora yo misma llevaba una mientras me daban la cabalgata de mi vida. Simplemente, el placer era demasiado, y el poderoso golpeteo en mis entrañas me estaba volviendo loca, Meyer ahora tironeaba de las correas de la brida con una mano con una cadencia hipnótica y constante que se multiplicaba al sentir como mi ano se apretaba vigorosamente alrededor de la verga que cruelmente lo profanaba. Y lo peor de todo es que al tener puesto el bocado solo hacía que mi excitación creciera a limites excesivos, de mi boca escurrían hilos de saliva ahora constantes por no poder cerrarla y de mi salian vulgares gemidos de placer, como si fuera un pokemon en celo en pleno apareamiento por el terrible abuso que mi culo estaba sufriendo, solo atinaba a gemir fuertemente con cada embestida acercándome mas y mas al orgasmo — MMMMmmmgggg, MMMgffffff!! MMmmmmgggmmmggfff!!!! ♥ «¿Realmente esto es lo que deseaba?» pensé débilmente queriendo analizar mi situación; empinada con la cabeza metida en un establo, portando una brida completa, en la postura más humillante mientras recibía a mi macho analmente, y con el bikini aun en las rodillas mientras mi jinete tiraba de las correas imponiéndome su ritmo al fornicar. Meyer seguía montándome vigorosamente, con sus poderosas caderas de hombre, dando embestidas brutales contra mi cuerpo una y otra vez mientras yo mantenía la boca abierta de forma sexual y pasaba la lengua por el bocado que atravesaba de mejilla a mejilla, jadeando salvajemente en el sexo anal mas salvaje y exquisito que había recibido en mi vida. Durante casi 20 minutos sólo el sexual sonido de mis firmes nalgas recibiendo a su jinete y mis fuertes gemidos interrumpieron aquel establo vacio, sabia que dentro de poco quizás Ramos llegaría con todos sus Gogoat y skiddos llegarían para llenar de pokemon el lugar y se sorprenderá a ver a estos dos especímenes en apareamiento total, la idea era tan morbosa y vulgar que hizo que mi cuerpo se exprimiera apretando y atrapando mas el pene de Meyer, tanto así que de repente en un brutal tiron a las correas, en un gruñido salvaje Meyer se apretó de repente contra mi y… —¡Grace! ¡¡Ooh Grace!! ¡¡Me vengo dentro de tu ano!! ¡¡UUUgggggg!! Su verga comenzó a escupir su masculina semilla en mis entrañas. «Santo Arceus!!» pensé febrilmente mientras ya mi sensible esfínter podía sentir las contracciones de su miembro al sentir el fluir de su esperma por toda esa barra de carne depositándose en lo mas profundo de mis intestinos, gemí mientras pataleaba de forma infantil y apretaba mas el culo por la sensación de calor que ahora me estaba llenando, sintiendo como su leche me quemaba deliciosamente las entrañas mientras era inyectada en cantidades industriales dentro de mi. «C-como quema… me esta llenando… oh ¡¡me-ME VENGO!» Pensé mientras todo mi cuerpo se tensaba al sentir el hirviente esperma de mi amante que ahora se revolvía dentro de mí, un latigazo de placer golpeo todo mi ser, un gutural sonido salió de mi clavando las uñas en la madera que me sostenía, mi cuerpo exploto en un orgasmo tan intenso que perdí todo control de mi cuerpo Meyer me mantuvo completamente inmovilizada sujetándome fuertemente con la correa y su otra mano en mi vientre, mientras sus caderas daban suaves pero firmes movimientos contra mis nalgas, terminando de vomitar su semilla en mi interior rectal, hasta que finalmente lo logró y con un movimiento brusco salió de mí, aflojando la brida que tenía en la cabeza para liberarme. Estaba demasiado débil para hacer algo, y con pesadez todo mi cuerpo cayó en el piso amortiguado por la poca paja que había dentro del establo, respiraba agitadamente, disfrutando de esa sensación post-orgasmos sintiendo un exquisito dolor en el culo mientras mi ano se cerraba poco a poco y dejaba escapar parte de la carga del semen que “mi jinete” había dejado dentro de mi, acompañado de vergonzosos sonidos vulgares que no podía controlar Y nos quedamos así, durante casi 10 minutos. Contenido oculto Volviendo en mi rápidamente trate de ponerme de pie, mientras me quitaba la brida que aun tenía en la cabeza y respiraba profundamente, casi como si no creyera lo que me acababa de pasar, con mucho cansancio tome los costados del bikini y con mucha vergüenza me lo subí nuevamente. —Estuviste genial Grace, ¿Qué haremos mañana? —. Meyer me arrojo mi chándal, mientras terminaba de abotonar su overol. —No… no habrá nada mañana, hoy fue la última vez que hacemos algo así… —conteste débilmente mientras me acomodaba rápidamente el chándal, sintiendo una indescriptible sensación de llenura en mi estomago. —¿Disculpa? Una vez que me repitas eso, te prometo que te dejare de molestar, claro si eso es lo que quieres —. Meyer me tomo de la barbilla levantando mi rostro y con un movimiento brusco me obligo a verlo a los ojos. —¿Eso es lo que quieres? Me sentía tan sumisa, tan sucia y despeinada, sentí un miedo tremendo, pero no por lo que había pasado, ni por lo que me obligaba hacer, ni por cómo me sujetaba en ese momento. Sentí mucho miedo de perderlo… —Yo… —dije débilmente. —¿ES ESO LO QUE QUIERES? —Grito Meyer. —¡NO! ¡No es lo que quiero…! —Dije completamente derrotada—. No es lo que quiero… Continuara...