Long-fic de Pokémon - El viaje de una chica llamada Navaja

Tema en 'Fanfics de Pokémon' iniciado por Navaja, 27 Noviembre 2023.

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    Navaja

    Navaja The best people in life are free

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    Escritora
    Título:
    El viaje de una chica llamada Navaja
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    4697
    Capítulo I

    Dos navajas cortan mejor que una

    El sol comenzaba a animar a los habitantes de Ciudad Verde a despertar y sumergirse en la rutina diaria de la semana. Para muchos niños esos días de verano significaban el fin de un ciclo en el que eran indefensos y los padres se encargaban de todas sus necesidades, pasando a la siguiente etapa en la que muchos emprenderían vuelo para cumplir las metas que se habían propuesto.

    El inicio de la nueva etapa era usualmente el mismo para todos, el día que elegían su primer Pokémon. Navaja se incluía en ese grupo de niños. Sin embargo, las ansias de que ese momento llegara estaban lejos de predominar en ella.

    Mientras se vestía en su cuarto del segundo piso, divagaba entre sus inquietudes de convertirse en Entrenadora Pokémon << ¿A qué Pokémon voy a escoger?>>

    Se ponía sobre su top blanco un mono rojo, creyendo que se vería bien con unas deportivas rosa. Luego amarró su largo cabello azabache en una coleta alta, para enfrentarse al día caluroso que advertía su llegada gracias a la tibia brisa que entraba por la ventana de la habitación.

    — ¡A comer, mocosa! — habló su primo detrás de la puerta de la habitación.

    — Ya voy.

    — ¡Que vengas a comer! — insistió de mala gana.

    — ¡Que ya voy, baboso! Ush… — Navaja abrió bruscamente la puerta y se encontró con su primo de diecisiete años, que parecía estar levantado desde temprano ya que estaba ataviado para salir, con unos jeans ajustados con un cinturón negro de hebilla grande con un boomerang azul en el centro, unas deportivas negras y una playera blanca a la que él mismo había rasgado cuello y mangas, sus manos estaban cubiertas con guantes negros sin dedos, probablemente porque haría pesas, y una pañoleta roja en la cabeza, con la que evitaba que su cabello claro cayera sobre sus ojos azules.

    Navaja lo esquivó y bajó las escaleras hasta el comedor, donde su padre estaba sentado a la cabecera de la mesa con Flareon recostado a su lado en el piso de cerámicas.

    — Buenos días — saludó el hombre de cabellera rubia, dejando su sombrero a un costado. Vestía una camisa celeste con una franja negra atravesando el pecho y dobladillo de las mangas, jeans con un cinturón negro, con un boomerang rojo grabado en la hebilla. Se veían lustradas sus botas vaqueras en sus pies cruzados uno arriba del otro bajo la mesa. El detalle que más resaltaba en su vestimenta era el pañuelo rojo que adornaba el cuello de su camisa.

    — Hola, Shane — respondió Navaja acomodándose en uno de los asientos a su lado, tratando de evitar tocar al Pokémon tipo fuego con cierto recelo en su mirada. Al mirar con más detenimiento observó que Shane tenía en sus brazos un extraño Pokémon rosa, su cuerpo gelatinoso era parecido al agua o al chicle.

    — ¿Qué es eso? — Navaja se acercó a tocarlo y este le huyó, doblándose en el brazo de Shane.

    — Es Ditto, un Pokémon único en el mundo. Puede transformarse en cualquier Pokémon que conozca — explico Shane.

    — ¿Se quedará con nosotros? — la mirada de Navaja brillaba de emoción.

    — Así es. Lo Entrenaré para que me ayude en combate — asintió Shane.

    — ¿Ese bebé te ayudará? —agregó Zack riéndose mientras bajaba las escaleras — Tienes ideas tan graciosas, Shane.

    — Ríete todo lo que quieras, cuando Ditto esté listo verás de lo que es capaz.

    — Ay sí que miedo… El anciano con su jalea de juguete me matarán… ¡de la risa!

    — Ya siéntate, que se enfría el desayuno. Hice huevos fritos, para que combinen con tu cerebro — dijo Shane dándole un golpe en la nuca a su sobrino cuando este se sentó.

    Se sentaron a desayunar los tres. Shane se apresuró en terminar, ya que debía ir a trabajar al Gimnasio Pokémon de la ciudad. En la televisión pasaban un comercial con el Profesor Oak, experto en Pokémon, que anunciaba el inicio del viaje de los Entrenadores de la región, detrás de él, se mostraban en una gran pantalla a los Pokémon que él entregaba a los novatos.

    — Ditto, ¿te puedes transformar en esos? — preguntó Navaja con emoción. Ditto empezó a copiarlos, pero con dificultad. Imitó con gran esfuerzo un caparazón de Squirtle y Navaja aplaudió — ¡Realmente puedes cambiar! Ahora intenta con Charmander.

    — ¿Ya sabes qué Pokémon vas a elegir?— preguntó Shane.

    — No, ¿por qué debo escoger uno de esos? Quisiera tener más opciones — respondió la niña concentrada en lo que hacía Ditto, que solamente logró que a su cuerpo le saliera una cola como la de Charmander, sin poder cambiar su color rosa, provocando otra carcajada en Navaja.

    — Cada región tiene sus Pokémon representativos y, un Entrenador que inicia en Kanto debe escoger entre Charmander, Bulbasaur o Squirtle.

    — ¿Sabes? Quiero un Pokémon que se parezca a mí como tú con Flareon o Zack y Machoke y en el Instituto Tecnológico Pokémon escogen al Pokémon que sea adecuado para cada Entrenador con un test de personalidad.

    — Por tu temperamento podrías conseguir un Mankey. Es buena opción, ¿no? — se rio Zack.

    — Navaja… — suspiro Shane — Decidí que no irás al Instituto Tecnológico para Pokémon.

    — ¿Qué? — la felicidad que sentía Navaja se desvaneció al escuchar esas palabras.

    — Harás tu viaje retando a los Gimnasios como todos los Entrenadores. Ya lo decidí — agregó con el ceño fruncido.

    — No puedes hacerme esto, me lo habías prometido… ¡Saqué notas sobresalientes en la Escuela Pokémon porque mi único objetivo era entrar al Instituto! — Navaja estaba furiosa y comenzó a gritar cuando hablaba.

    — Yo me retiro, tengo que entrenar… vamos Ditto — Zack extendió su brazo al Pokémon y comenzó a dirigirse a la escalera.

    — ¡Tú te quedas en esta conversación! — gritó Shane.

    — ¿Y qué tengo que ver yo en esto? No quiero quedarme a escuchar el berrinche de tu cría — se indignó Zack.

    — Navaja, viajarás a ganarte el pase a la Liga Pokémon con tu esfuerzo y tú la acompañarás — Shane señaló a cada uno al hablar y se levantó de la mesa bruscamente para irse. No sabía lidiar con dos adolescentes molestos y se volvía muy torpe en sus maneras.

    — ¿Qué dices? ¡Estás demente! Apenas vivimos aquí sin matarnos mutuamente y dices que haga de niñero en un viaje que no es mío — Zack se había molestado también.

    — Estoy de acuerdo con Zack. Me he esforzado en estudiar para rendir el examen de ingreso… es más, ya lo di y envié mis resultados — la actitud desafiante de Navaja no se achicó ni un pelo ante su padre.

    — Yo escribí un correo para que rechazaran la solicitud — Shane estaba molesto con Navaja, con Zack y con él mismo por no saber lidiar con su paternidad en momentos difíciles. Navaja se dejó caer de rodillas al suelo.

    — Shane… — Zack hizo una mueca de desagrado — Como que te pasaste de la raya.

    Shane observó la cara de sus pupilos y se sentó en cuclillas frente a Navaja con dolor en su mirada.

    — Mija, no creas que lo hice con maldad… Sabía que te rompería el corazón todo esto y créeme que tengo buenas razones.

    — ¿Por qué me mentiste? — una lágrima rodó por la mejilla de Navaja.

    — Navaja… Escúchame. Si entras a ese Instituto tendrás un pase asegurado a la Liga Pokémon siempre y cuando apruebes sin equivocarte ni una sola vez y eso podría tomarte años… incluso una década entera — Shane le hablaba con preocupación y algo de desespero.

    — Yo soy inteligente y puedo hacerlo — exclamó Navaja con el ceño fruncido.

    — Sí, lo sé mejor que nadie. Eres mi hija y sé que puedes lograr grandes cosas pero no en ese lugar. Si viajas por tu cuenta aprenderás mucho más de lo que videos o simuladores pueden enseñarte. Cree en lo que te digo, yo fui alumno de allí y no me sirvió de nada — Shane se veía algo apenado por la situación y a pesar que era un gran domador Pokémon, lo único que no había podido domar eran sus niños y sabía que la edad de ambos era muy difícil de manejar para alguien tosco como el.

    — ¿Y no crees que eso deba decidirlo yo por mi cuenta?

    — No supe decírtelo a tiempo, Navaja. Te veías tan entusiasmada que no supe decir que no. Por favor, discúlpame. Con el tiempo entenderás por qué lo hice — Shane cambió su semblante de tristeza a uno más serio y convencido.

    — ¿Y yo qué? — cuestionó Zack

    — Lo mismo va para ti. Con el tiempo lo entenderás… Ahora debo ir a trabajar — dijo Shane levantándose y extendiéndole su mano a Navaja, quien se levantó sin tomarla —. Mañana tienes una cita con el Profesor Oak para iniciar tu viaje… y mientras meditas sobre qué Pokémon escogerás, ve a la tienda de don Fermín y le compras una tableta a Flareon que ya comenzó a dolerle la pata.

    Navaja observó como Flareon se levantaba tras Shane, mientras no podía apoyar bien la pata trasera derecha, por lo que cojeaba. Shane regresó a Ditto a su pokébola y cruzó la puerta de salida lo más rápido que pudo, disimulando que estaba huyendo de la situación.

    Navaja y Zack se miraron.

    — Oye, no tenía idea de nada de esto… Yo estoy entrenando para entrar al Dojo de Ciudad Azafrán — Zack se cruzó de brazos.

    — Pues… veámosle el lado positivo. Me acompañas hasta allá y luego sigo yo sola a ver cómo le hago para entrar al Instituto — Navaja intentaba imitar un semblante sereno pero en los ojos se le notaba la gran tristeza que sentía.

    — No lo sé… — Zack arqueó una ceja — Será mejor que vayas a comprar esas tabletas. No quiero ver más enojado aún a tu papá.

    Navaja salió y se dirigió al camino del Bosque Verde, que quedaba saliendo de la ciudad, ya que su casa quedaba a una orilla de este.

    Los potentes rayos del sol intentaban ingresar por las densas copas de los árboles, logrando hacerse camino entre las hojas, cayendo como lluvia de luz hacia el interior del bosque.

    Muchos entrenadores frecuentaban aquél bosque con la intención de enfrentarse a otros entrenadores y hacer más fuerte a sus equipos, mientras otros intentaban capturar a los Pokémon que habitaban allí. Navaja disfrutaba observar de estas actividades imaginando que era ella quien combatía y qué ataques usaría en su lugar, sin embargo, no quería atrasarse en su encargo, por lo que se fue por un camino más solitario para no distraerse.

    Iba sumida en sus pensamientos sobre cómo su padre le había roto el corazón, cuando de pronto escuchó un ruido parecido a un aleteo. Al voltear, alcanzó a ver una sombra verdosa pasar con tanta fuerza por su lado que se tambaleó y cayó sentada al suelo terroso del bosque.

    — ¡Regresa! — gritó un muchacho de escasos catorce años que, inútilmente intentaba regresar a su pokébola al Pokémon que la asustó. Al ver a la niña tirada en el piso, le tendió una mano y la ayudó a incorporarse —Lo siento mucho, amiga.

    — No hay problema, ¿qué pasó?

    — Es mi Pokémon. Se escapó y tengo que buscarlo — el muchacho fue corriendo tras el Pokémon y Navaja observó la situación de manera indiferente.

    Entonces, cuando quiso retomar su camino, observó que tras ella venía corriendo otro Pokémon de color amarillo con franjas negras en su abdomen, gruñendo y destellando electricidad por todo su cuerpo. Sin pensarlo, comenzó a correr tan fuerte, que alcanzó pronto al chico que había conocido.

    — No quiero asustarte ¡pero un Pokémon nos sigue! ¡Nos va a matar! — Navaja inhaló fuertemente para correr más rápido.

    — ¡Corre, niña!

    Navaja se desvió rumbo a la orilla del bosque que se conectaba con las calles de la ciudad, sin fijarse que estaba lleno de raíces por el suelo y se tropezó, cayendo nuevamente mientras se cubría la cabeza con ambos brazos para no lastimarse. Antes de si quiera levantarse, escuchó como el Pokémon verde se acercaba a gran velocidad hacia su dirección, seguido del Pokémon amarillo.

    Sin entender por qué la seguían, corrió hacia la calle principal que llegaba al almacén de don Fermín. Entró lo más rápido que pudo con la intención de esconderse, pero no contaba con que los Pokémon entraran, haciendo trizas el vidrio de la puerta ante los ojos horrorizados de los clientes.

    Navaja lanzó un grito y corrió hacia el final del almacén, ante los ojos desorbitados del vendedor y los sorprendidos clientes que corrieron fuera de la tienda para no ser alcanzados por los Pokémon, que hacían con tal escándalo, que tiraron los víveres de los estantes a su paso.

    — ¡Mi tienda! — gritó entre llanto y furia don Fermín. Un viejo barrigón y con canas en la poca cabellera que le quedaba en la cabeza.

    — ¡Ayuda! — Navaja desesperada, corría de pasillo en pasillo, seguida por ambos Pokémon que se empujaban, pasando a llevar los estantes que se caían ante el choque. Dejaron el suelo lleno de los líquidos que contenían los frascos, combinándose en un surtido de colores y olores diversos, entre paquetes y vidrios dispersos por doquier. Navaja tropezó y quedó cubierta de líquido, manchando su ropa de la combinación de todos los líquidos coloridos regados por el suelo.

    — ¡Fuera de mi tienda! — el grito de don Fermín, lleno de ira y desconcierto, lanzando latas de comida hacia Navaja que salía corriendo a trompicones de la tienda.

    — ¡Lo siento! — Navaja saltó, apoyándose con una mano por encima de un estante en el suelo y salió de la tienda, seguida por los Pokémon.

    Cuando estuvo en la calle buscó rápidamente un lugar donde ocultarse, entonces se escabulló por un callejón cercano escondiéndose detrás de un basurero en cuclillas cubriendo su cara con las manos, esperando que los Pokémon no la encontrasen.

    El Pokémon alado fue el primero en entrar al callejón y se notaba perdido. El otro Pokémon lo siguió y, cuando el Pokémon verde se giró a ver al recién llegado, Navaja aprovechó de correr, ya que este último traía cargado su cuerpo con electricidad.

    Corrió unos metros y vio cómo el Pokémon eléctrico perseguía al verde, entonces se percató que este último todo el tiempo trató de huir, mientras el otro no lo dejaba escapar lanzándole puñetazos cargados con electricidad. Al ver al Pokémon verde atrapado, tratando de librarse del otro, un coraje emergió desde el instinto más profundo de Navaja y se paró entre los dos Pokémon y extendió los brazos, mirando al Pokémon eléctrico.

    — ¡Vete, abusivo! — vio un fierro viejo a un costado y lo lanzó al suelo para asustarlo.

    El gran Pokémon se enfureció y emitió una descarga eléctrica que abarcó todo el callejón, haciendo bailar a Navaja y al otro Pokémon hasta que se desplomaron en el suelo cuando acabó el ataque.

    Todo le daba vueltas, sentía un pitido en los oídos y veía borroso. El Pokémon alado se encontraba frente suyo con los ojos cerrados. Se veía muy lastimado, los mechones de su cara estaban chamuscados y se quejaba. Fue lo último que vio antes de desmayarse.

    Al despertar, se encontró recostada sobre un sillón y con una manta puesta. Una Enfermera Joy que se paseaba la vio despertar y se acercó con un fichero en la mano. Le explicó que fue alcanzada por el ataque Chispazo de un Electabuzz. Ella preguntó por el otro Pokémon.

    — Scyther está muy bien. Avisaré que despertaste, tu amigo está por allá — sonrió la enfermera, mientras se dirigía al mesón principal.

    — ¿Mi amigo?

    En ese momento, vio como el muchacho que había conocido en el Bosque Verde le daba las gracias a la Enfermera y se acercaba a ella, apenas podía reconocerlo ya que no le había prestado atención la primera vez. Tenía el cabello y ojos castaño oscuro usaba una playera amarilla con una franja azul y pantalones cortos negros, que combinaban con unas deportivas azules.

    — Hey, ¿cómo estás?

    — He tenido días mejores — sonrió Navaja.

    — Mi nombre es Joey, ¿y el tuyo?

    — Navaja.

    — Que extraño nombre — se rio el muchacho.

    —¿Te parece gracioso? — Navaja se cruzó de brazos con el ceño fruncido.

    — Bueno, bueno, Navaja. Quería disculparme por lo que te pasó. Fue todo culpa mía — las cejas de Joey se arquearon hacia arriba en una mueca de tristeza.

    — ¿Cómo dices?—preguntó Navaja de mala gana.

    — Te explicaré todo. Verás, venía a desafiar al gimnasio de Ciudad Verde y quería prepararme bien para retar al líder. Hace poco conseguí un Electabuzz y quise probarlo en batalla contra mi Scyther.

    — ¡Oh, son tus Pokémon!

    — Así es. Scyther no ha querido luchar desde hace algún tiempo y quise ponerlo a prueba con Electabuzz a ver si se animaba, pero de pronto salió volando y lo seguí; fue entonces que te vi y supe que te estaba persiguiendo.

    — ¿Y por qué me estaba persiguiendo? — Navaja arrugó el entrecejo incrédula.

    — Es el color rojo de tu ropa, bueno era rojo —esbozó una sonrisa pícara —. El color rojo les desagrada a los Scyther y a los Electabuzz — Joey bajó la mirada.

    — ¿Es una broma?... ¿es decir que todo esto fue mi culpa?

    — Fue una muy desagradable coincidencia. Permíteme llevarte a tu casa, tus padres deben estar preocupados — Joey sonrió.

    — ¡Oh, no! Shane me va a matar — Navaja se cubrió la cara con ambas manos — ¡No le compré las tabletas a Flareon y además destruí la tienda de don Fermín!

    — Espera, espera, ¿dijiste Shane?

    — Sí, ¿por qué?

    — ¿Te refieres a Shane, el domador Pokémon? — la mirada de Joey se iluminó de repente.

    — Sí, ¿qué pasa con eso?

    — Justamente a él me tengo que enfrentar. Dicen que es el telonero de Azul en el gimnasio. Antes de retar al líder debo vencerlo primero.

    —Ese es mi padre — sonrió.

    — ¡Wow! Que gran coincidencia. Mis Pokémon lastimaron a la hija del domador — sonrió Joey.

    — Que emoción, ¿no? — Navaja sonrió forzosamente.

    Al no requerir más los servicios del Centro Pokémon, ambos jóvenes se dirigieron hacia la salida del recinto. Al salir, Navaja le dio indicaciones de cómo llegar al gimnasio.

    — ¿Te quedarás a ver la batalla?

    — ¡Por supuesto! No me lo perdería por nada — Navaja hizo el símbolo de paz con los dedos.

    Mientras caminaban, Navaja le preguntaba a Joey sobre su primer Pokémon, a lo que este respondió que fue un Cyndaquill, que ya era un Typloshion.

    — ¿No eres de Kanto?

    — Vengo de Ciudad Trigal, en Johto — sonrió Joey.

    — Mi primo Zack es de Johto. Dime, ¿has ganado muchas medallas?

    —Sí. Mis Pokémon y yo nos esforzamos mucho y gracias a ellos pude participar en la Liga Johto, y ahora vamos a intentarlo en la Liga Añil — Joey empuñó la mano con energía. Navaja lo observó asombrada y con admiración.

    Joey siguió contándole a Navaja sobre sus aventuras hasta que ella se detuvo frente a una gran estructura.

    — Llegamos.

    Se detuvieron frente a una pileta con dos escaleras al lado izquierdo y derecho que llevaban hasta la entrada de una gran estructura de material sólido. Tres pilares a cada lado encaminaban hacia una gran puerta doble hoja de madera. Tenía grandes vitrales anaranjados que llegaban hasta el techo, el cual era más alto de un lado, creando una forma de arco irregular en la cima.

    — Por fin. Si logro vencer el gimnasio tendré la medalla que me falta para participar en la liga — el entusiasmo de Joey era palpable en el aire, sus ojos brillaban y la sonrisa reflejaba las esperanzas que tenía puestas en ganar el combate.

    — Vas a tener que hacer tu mejor esfuerzo. Shane es un Maestro Pokémon — sonrió Navaja con picardía.

    — No lo dudo.

    Al entrar al gimnasio, los recibió un hombre joven usando el uniforme de los árbitros de Kanto que consistía en unos pantalones de tela negros y una playera azul claro con el cuello negro, y en el lado derecho del pecho el logo de una pokébola.

    — Bienvenidos al Gimnasio de Ciudad Verde — saludó cordialmente y al reconocer a Navaja cambió el tono formal —. Oh, Navaja ¿vienes a hablar con Shane? Está molesto contigo al parecer.

    — No, ya hablaremos de eso con él — Navaja sonrió un poco avergonzada y luego tomó del brazo a Joey, arrastrándolo hacia delante ante la mirada sorprendida de este —, él viene desde Johto a retar el gimnasio. Se llama Joey.

    — Muy bien — sonrió el árbitro —. Acompáñame, Joey.

    Al abrir las compuertas encontraron la arena de combate; era un gran terreno liso de tierra con altos arcos de metal que enmarcaban las orillas. Estaban pintadas de un azul oscuro, que daban la impresión de estar en un lugar lúgubre.

    En el extremo del rival se encontraba Shane, alto, fornido, con su sombrero de vaquero puesto que le cubría la mirada y su pañuelo rojo que resplandecía a la luz del atardecer que entraba por los vitrales. Levantó la vista y observó desafiante al retador.

    — Soy Joey y vengo a retarlo a un combate Pokémon — sentenció Joey con confianza.

    — Veamos si eres lo suficientemente fuerte — Shane dirigió la vista hacia Navaja y se sorprendió de verla tan sucia y con la ropa arruinada, aunque eso no lo distrajo de su trabajo, simplemente la saludó inclinando la cabeza y tomando su sombrero con dos dedos, a lo que ella agitó una mano. El réferi se posicionó a un costado de la arena de combate con una bandera en cada mano, una de color verde hacia Joey y la otra roja hacia Shane.

    — El combate entre el retador Joey y el telonero Shane, da inicio. Será un enfrentamiento uno versus uno. El combate terminará cuando uno de los Pokémon sea debilitado o ya no esté en condiciones de luchar — el réferi alzó ambas banderas y las dejó caer con fuerza — ¡Que comience la batalla!

    Shane se apresuró en sacar la pokébola y dejó salir a un Tauros que lanzó un bufido mientras golpeaba dos veces el suelo con una de sus patas delanteras.

    — ¡Elijo a Electabuzz! — Joey lanzó una pokéball anaranjada y liberó al Pokémon eléctrico.

    — Es tan feo — gruñó Navaja. Shane desde lejos la fulminó con la mirada.

    — Me la estás dando muy fácil, Joey pero te daré una oportunidad, Tauros, utiliza Cabezazo Zen. El Pokémon toro se abalanzó implacable hacia su oponente.

    — Protégete — ordenó Joey y sonrió al ver que Tauros no logró dañarlo — ¡Ahora utiliza Puño Trueno!

    En ese momento, Electabuzz cargó su brazo con electricidad y dio un puñetazo que Tauros esquivó fácilmente. Fue cuando Scyther hizo acto de presencia y se metió al combate a luchar contra Electabuzz.

    — ¿Qué significa esto? — preguntó Shane con el ceño fruncido.

    — ¡No, Scyther! ¡Ven acá! — Joey sacó la pokébola e intentaba devolver a Scyther en ella sin resultados, ya que el Pokémon lo evadía hábilmente, mientras Electabuzz seguía dándole puñetazos, que Scyther esquivaba con furia y aprovechaba de golpearlo con las patas, aprovechando que podía volar.

    Scyther golpeó en la cara a Electabuzz, lo que desató su furia y todo su cuerpo comenzó a liberar estática, mientras gruñía.

    — ¡No otra vez! ¡Salgan todos! — Navaja salió corriendo.

    De pronto Shane sacó una cuerda de algún lugar de la arena de combate y en un hábil movimiento se subió a Tauros y este corrió hacia Electabuzz, lanzando la cuerda y desestabilizándolo. Finalmente el nudo de la cuerda lo dejó inmóvil.

    — Se acabó la batalla — concluyó Shane con tono firme. Navaja sintió pena por los Pokémon de Joey.

    — Dadas las circunstancias, Shane gana la batalla — el árbitro levantó la bandera roja con la mano derecha hacia el lado de Shane.

    — ¿Qué? — la cara de Joey se desencajó y su mueca se transformó a una de rabia — Mira lo que hiciste, Scyther ¡perdimos sin haber peleado! Eres una decepción — empuñó las manos con energía, mientras el Pokémon lo miraba con desprecio.

    Shane y Navaja se acercaron a Joey, palpando su incomodidad, mientras regresaba a Electabuzz a la pokébola.

    — Puedes volver a tomar el desafío mañana. Ahora ve y descansa — dijo Shane con tono neutro.

    — ¿Así nada más? ¡Esto ha sido una humillación! — Joey lanzó la pokébola de Scyther al piso y salió del gimnasio sin voltear.

    La pokébola rodó hasta los pies de Navaja, quien la recogió y la observó; era anaranjada y tenía la figura de una pokéball blanca en la parte superior, al levantar la vista, notó que Scyther la observaba.

    — ¡No me vayas a atacar! — Navaja retrocedió un paso y al ver que Scyther no reaccionó, se quedó quieta — ¿Ya no te molesta el color de mi ropa?

    — Estás toda embarrada, ya no le queda color a esa prenda — agregó Shane.

    — Oh… es eso entonces — sonrió Navaja.

    Scyther y Navaja sostuvieron la mirada unos segundos, ella evidentemente nerviosa que la volviera a atacar y Scyther con una mezcla de curiosidad y recelo. Shane salió a ver al Entrenador, que estaba sentado en la escalera a mano izquierda. La luz del atardecer inundaba con destellos naranja todo lo que tocaba, el cabello de Joey se mecía con reflejos dorados, enmarcando su frustración.

    — Joey, escucha. Los Pokémon son la familia que hacemos en el viaje a ser Maestro Pokémon o lo que quieras ser. No se abandonan en los malos momentos.

    — Scyther sólo me da problemas. No quiere combatir y yo necesito que mis Pokémon estén dispuestos a ayudarme a ganar — Joey levantó la vista hacia Shane con el ceño fruncido.

    — Comprendo. Todos queremos cosas distintas y eso ocurrirá con todos los que te rodeen. Un verdadero Entrenador debe aprender a escuchar a los Pokémon — Shane se cruzó de brazos, con la vista puesta en algún punto del horizonte.

    — No quiero obligarlo a seguir un camino que él no quiere — Joey bajó la mirada posando ambos codos en sus rodillas mientras dejaba caer sus brazos. En ese minuto Scyther y Navaja salieron por la puerta del gimnasio a sumarse a la conversación. Al percatarse de esto, Joey se levantó —. Ya está decidido — caminó hacia Scyther, su semblante expresaba decisión, tranquilidad y un dejo de tristeza. Cuando estuvo delante de ellos, extendió la mano hacia la niña, quien le entregó la pokébola —. Es una lástima que tengamos que despedirnos pero si no quieres luchar, no me queda otra opción. Ahora serás libre.

    Joey alzó la mano con la pokébola y la lanzó al piso. Alzó su pie para romperla y fue cuando Navaja se paró delante de él extendiendo ambos brazos.

    — ¡No lo hagas! —gritó — Yo puedo quedarme con Scyther.

    Todos los presentes la miraron, tan sorprendidos como el mismo Scyther. Joey observó al Pokémon y luego a Navaja.

    — ¿Estás hablando en serio?

    — Totalmente. Creo que Scyther y yo seremos buenos amigos. Creo que no me odia tanto como pensé — sonrió la niña con confianza, para luego dirigirse al Pokémon — ¿Qué dices… quieres ser mi compañero?

    Scyther observó a Navaja y luego a Joey, dubitativo. Joey lo miró y asintió sonriendo. Scyther en ese momento entendió que ya no pertenecía al equipo de Joey, así que se acercó a Navaja, quien apenas podía contener la emoción ante lo que ocurría.

    — Ten —Joey le entregó la pokébola a Navaja —, es una competiball. Con ella capturé a Scyther en el Parque Nacional en Johto.

    — ¡Es genial! ¡Scyther es oriundo de Johto! — Navaja extendió la competiball hacia el Pokémon y sonrió decidida —Ahora que tengo tu competiball, ¿quieres ser mi Pokémon?

    Scyther observó a Navaja y cerrando los ojos, chocó suavemente su nariz con el botón que abría el aparato, dejándose absorber por la luz infrarroja. Navaja gritó de emoción mientras daba un salto.

    — ¡Conseguiste uno muy raro! Míralo bien, es un Pokémon vario color— sonrió Shane acariciando la cabeza de su hija. Navaja no contuvo la emoción y le dio un abrazo muy apretado mientras reía.

    — ¡Allí estás! — una fuerte voz interrumpió el momento. Era don Fermín que venía muy molesto — ¡Vas a pagar por todo lo que destruiste!

    Navaja rápidamente se escondió detrás de Shane.

    — Navaja, ¿qué significa esto? — Shane arqueó una ceja.

    — Puedo explicarlo — sonrió Navaja chocando las yemas de sus dedos índices, mientras don Fermín le contaba todo lo ocurrido a Shane, que lo escuchaba atentamente.

    Al final del día las cosas no salieron como se tenían planeadas, sin embargo, Navaja cumplió su deseo de elegir al que sería su primer Pokémon con quien comenzaría su viaje rumbo a ser una verdadera Entrenadora Pokémon.
     
    Última edición: 7 Junio 2024
    • Adorable Adorable x 1
  2.  
    J.Nathan Spears

    J.Nathan Spears Adicto Comentarista Top

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    Hmmm... difícil comienzo, la verdad. No esperaba que "Navy" (voy a llamarla así siempre de cariño. LOL) intentase entrar al Instituto Tecnológico Pokémon, y que su padre SABOTEARA su aplicación. O sea... WHAT? WHAT THE FUCK!? *Inserte GIF de Jontron* xD

    Pero aún así... se siente como que Navy superó el trauma demasiado rápido... sí. aún estaba enojada con su padre Shane, pero no se transmitió nada posterior a eso. Aunque se medio entiende porque se tuvo que encontrar con Scyther y Electabuzz... y ese último la electrocutó con Descarga (o Chispazo... prefiero decirle Descarga porque Chispazo suena demasiado similar a Chispa, que es un ataque Físico pero también eléctrico. Ah, perdona. Toy desvariando :V)

    Como sea, la actitud de Navy en frente del dueño de su "agresor" fue... extrañamente amigable. Esperaba más frustración y rencor, la verdad... en plan "Vete al carajo, Joey". Pero supongo que su mente ha tenido que procesar demasiado a esas alturas... y el ataque pudo haberle chamuscado varias neuronas xD jajaja... adiós a las ambiciones académicas superiores, creo. En definitiva.

    Pero bueno, al menos ella aún consiguió su Pokémon inicial... y aún podría conseguir el segundo eh. Pero primero... lo de Don Fermín

    Ah, si yo fuera Navy diría "Al carajo, que Joey pague todo" pero luego me sentiría mal por ser una malagradecida... oh, mierda.

    Espero lo arreglen bien :P
     
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    Navaja

    Navaja The best people in life are free

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    14 Junio 2009
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    187
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    Escritora
    Título:
    El viaje de una chica llamada Navaja
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    6122
    Capítulo II : El fulgor de Joey
    Una vez los ánimos se calmaron con don Fermín, quien reclamaba – con justa razón – por la reparación de su tienda destruida, llegaron a un acuerdo que a todos beneficiaría. Shane lo persuadió para que conversaran al día siguiente, más calmados sobre la situación y, dada su intachable reputación de hombre respetable, logró persuadir al dueño de la tienda. Así todos tendrían unas horas para pensar en la mejor solución.

    — Espero tu llamada, a primera hora del día, Shane o lamentaré avisar a la policía — señaló Fermín con un suspiro.

    — Mañana conversamos, ¿Quieres que te lleve a tu casa? — preguntó el domador.

    — No. Caminaré para pensar en qué le diré a mi esposa... Llámame sin falta mañana — acotó antes de darse la vuelta sin despedirse de nadie.

    Navaja le sacó la lengua por la espalda y Shane le pellizcó el hombro; Navaja se volteó a verlo y él hizo un gesto de desaprobación con la cabeza.

    — No te crié con esos modales — regañó seriamente Shane.

    Navaja giró su cabeza a modo de desprecio.

    — Bueno. Entonces volveré mañana por la revancha — suspiró Joey con frustración —. Nos vemos — murmuró y se apresuró en ponerse en marcha pero Shane lo detuvo.

    — ¿Por qué no te quedas con nosotros? Nos gusta dar alojamiento a Entrenadores viajeros.

    — ¿Habla en serio? ¿U-usted me está invitando a quedarme en s-su casa? — los ojos de Joey brillaron inmediatamente.

    — Sí, ven con nosotros, Joey — Navaja extendió su mano, invitándolo a tomarla.

    Joey observó sorprendido, procesando lo que estaba viendo y luego su expresión cambió a una sonrisa y tomó la mano de Navaja y ella casi que lo arrastró al lado de ella y su padre.

    — Mu-muchas gracias — sonrió él Entrenador sonrojado.

    — Joey está nervioso porque te admira mucho, Shane. No creas que es tartamudo — rió Navaja.

    Al llegar a casa, los tres fueron recibidos por Zack, quien tenía el cabello mojado, probablemente había salido hace poco de ducharse, ya que aún le goteaba por la frente. Los miró y arrugó el entrecejo al ver la ropa de Navaja destruida.

    — ¿Qué hiciste ahora, Navaja? — cuestionó Zack.

    — No me vas a creer cuando te lo cuente — sonrió Navaja mientras se apresuraba en quitarse los zapatos para entrar corriendo.

    — Después que cuentes tu historia irás a bañarte, jovencita — ordenó Shane y Navaja lo fulminó con la mirada.

    — Veo que siguen tensas las cosas entre ustedes — Zack alzó ambas cejas.

    Navaja procedió a contar sin omitir detalles su gran aventura y cómo conoció a Joey, quien terminó siendo huésped en su propia casa. Zack escuchaba atentamente el relato y cuando Navaja enseñó la competiball de su nuevo Pokémon, Zack rió de la emoción.

    — Tal como querías: un Pokémon que se pareciera a ti. Será muy divertido ver cómo se llevan — sonrió él —. Ya niña, anda a bañarte que apestas a mugre — Zack le desordenó el flequillo y al tocar la costra seca que había en el, hizo una mueca de asco y se limpió la mano en la ropa de ella.

    Navaja subió las escaleras corriendo y se escuchó que cerró la puerta. Shane fue a la cocina a preparar los platos para cenar y se dio cuenta que no había comida hecha.

    — ¿Buscabas algo, vejestorio? — preguntó Zack suspicazmente desde la puerta de la cocina — Hoy me hiciste enojar así que esta es mi protesta. Suerte cocinando — Zack se dirigió a las escaleras para luego encerrarse en su cuarto.

    Shane hizo una mueca, ya que entendía el enojo de Zack y tenía demasiado orgullo como para admitir que se equivocó, así que sacó dos sobres de ramen instantáneo para él y Joey – después le prepararía uno a Navaja – y le echó agua caliente. Cocinar nunca había sido su fuerte y vivía tranquilo con eso. Las vecinas que se sentían atraídas por él lo ayudaron cuando Navaja era apenas una bebé y él se había dejado ayudar. Odiaba cocinar. Nunca cocinaba y nunca lo haría. En su casa era Zack quien se encargaba de esa labor y una parte de él sabía que por eso decidió hacerse cargo de su sobrino, porque era un chiquillo muy listo que no le hacía asco a las tareas domésticas desde pequeño. Ahora que había decidido – quizás tontamente – obligar a Zack a acompañar a su hija en su viaje de entrenamiento Pokémon, no tendría quien se hiciese cargo de esa desagradable labor en casa. A lo mejor debería volver a conversar con sus vecinas coquetas o, posiblemente pedir comida a domicilio o en el peor de los casos ir a ver a su madre. Ninguna de esas opciones parecía tentadora en lo absoluto. Quizá y sólo quizá debería retractarse con sus retoños y dejar que Zack se quedase en casa y Navaja asistiera a aquella escuela para niños ricos que no quieren ensuciarse las manos en lo que respecta a los Pokémon... ¡De ninguna manera! Shane no era alguien que se retractase de algo que había decidido ya, aunque fuese una mala decisión. Las cosas se harían a su modo y punto y ningún berrinche, llanto o protesta lo haría cambiar de opinión y, si llegase a hacerlo, actuaría de tal forma que nadie se enterase que eso sucedió.

    Shane llevó una bandeja con ambos platos y refrescos enlatados para cada uno.

    — Ven Joey, comamos afuera — indicó inclinando la cabeza hacia el lugar antes de dirigirse hacia la terraza del patio. Al salir observó que la noche ya había caído sobre la ciudad y se veían las estrellas brillar en el firmamento. Allí estaba su Flareon durmiendo sobre una colcha ergonómica. Para suerte de Flareon, Shane siempre tenía medicina de repuesto y esto le aliviaba mucho de su dolor crónico. Shane y Joey se sentaron en las escalinatas que daban al patio trasero, que era un rectángulo amplio de pasto salvaje y al fondo se divisaban árboles que indicaban el fin de la propiedad. En la oscuridad se levantaba entre las copas el techo un establo que tenía las luces apagadas, posiblemente allí dormía aquel poderoso Tauros que vio Joey en el Gimnasio Verde y quizás qué otros Pokémon, los cuales no requería de verlos para saber que eran poderosos. El joven notó su corazón agitarse al preguntarse qué otras especies Shane guardaba en aquel establo.

    Joey observó a Flareon y este le inspiró un gran respeto, ya que al ver su postura, sus músculos y con una que otra cicatriz visible, entendió que aquel era un Pokémon que había pasado por muchas cosas que quizás estuviesen fuera de su imaginación. Incluso el hecho que Shane fuera reconocido como un gran Maestro podría ser debido a aquel achacoso Pokémon que, aun estando tranquilo, su mirada estaba alerta, como la de un guardián. Como si estuviese mirando directo a los ojos profundos de un guerrero de luchas milenarias.

    — Buen provecho, hijo —Shane extendió el plato hacia Joey y ambos comieron con palillos de madera aquella sopa con fideos viscosos.

    No se dieron cuenta lo hambrientos que estaban hasta que saborearon aquella comida. No hablaron nada, solo se zamparon todo el plato y al terminar ambos dieron un suspiro de alivio.

    — Gracias, Maestro Shane. Quería agradecerle por invitarme a su casa y también disculparme por lo que ocurrió con su hija. Fueron mis Pokémon quienes hicieron el alboroto y no es justo que el regaño se lo llevara ella — Joey arrugó el entrecejo y agachó la cabeza.

    — Pierde cuidado de ella, le diste un Pokémon muy valioso y sé que estará agradecida contigo siempre por haberle obsequiado a aquel Scyther vario color. Lo que debe preocuparnos ahora es don Fermín... ese viejo está muy enojado por lo que le hicieron a la tienda — Shane sacó una cajetilla de cigarros de la cual eligió uno y lo puso entre sus labios; volvió a guardar la cajetilla para tomar el cigarro de su boca con las manos y extenderlo a Flareon — Por favor, amigo.

    Flareon escupió una chispa de fuego que encendió el cigarro. Él se lo llevo a los labios y le dio una gran bocanada y la escupió sonoramente.

    — Asumiré toda la responsabilidad — decretó Joey con el ceño fruncido.

    — ¿Qué puede hacer un niño como tú? — cuestionó Shane observándolo mientras volvía a poner el cigarrillo en sus labios.

    — Ayudaré a reconstruir la tienda junto a mis Pokémon —sonrió —. Con ellos será suficiente. Me quedaré hasta repararla por completo, aunque me demore en llegar a la Meseta Añil.

    — Tienes garra, Joey. Lamentablemente hace falta más que espíritu en este caso. Las tiendas se mueven con dinero y la tienda de don Fermín es la más famosa aquí en Ciudad Verde. No quiero ni pensar en las consecuencias que traería que esté cerrada por más de unos días —Shane dio un suspiro antes de volver a fumar su cigarro.

    El entusiasmo de Joey se apagó un poco y quedó pensativo nuevamente, mas ninguna buena idea se le ocurría por más que forzara su mente en encontrar alguna solución y las palabras de Shane no le hacían sentir esperanzado.

    — Tranquilo, chiquillo. Mi hija estuvo involucrada también así que asumiré todos los gastos — Shane observaba algún punto desconocido mientras terminaba su cigarro. Joey alzó la vista intrigado.

    — No sé cómo podría agradecerle o pagárselo.

    — Bah. Le diste un jodido Scyther shiny a Navaja. El que está en deuda ahora soy yo... Es primera vez que hago algo para decepcionar a mi hija en mucho tiempo y debo enmendarlo de algún modo — Shane terminó por completo su cigarro y se lo arrojó a Flareon quien se lo comió de un mordisco.

    — No parecía estar decepcionada cuando me habló de usted. Dijo que es un gran Maestro y que no sería fácil ganarle en la batalla... eso me hizo sentir como un Rattata yendo a enfrentar a un Tyranitar.

    — ¿Eso te dijo? — Shane rió — Ella es muy impresionable.

    — Yo he escuchado rumores sobre usted. Dicen que desde que está en el Gimnasio son muy pocos los que logran obtener la Medalla Tierra y que la gente que asiste a la Liga disminuyó.

    — El encargado de las Medallas es Azul, no yo. Mi trabajo es dejar que se enfrenten al Campeón los más fuertes — Shane hablaba muy serio. Era una persona que en el fondo sabía que era muy fuerte pero ya no le causaba el mismo placer de antaño que lo admirasen por ello. Desvió su mirada hacia Flareon, quien se arrastró a su lado con evidente somnolencia y se acostó apoyándose en sus piernas. Shane le acarició el mechón de la frente, sintiéndose afortunado que su Flareon lo quisiese a pesar de tantas vivencias, buenas, malas, desagradables, difíciles y algunas que solamente ellos conocían.

    — Mañana le demostraré que soy digno de ganar la Medalla. Es la única que me falta para entrar a la Liga Pokémon — Joey lo miró con gran convicción, casi se podía percibir el fuego en su mirada, fuego que Shane conocía muy bien, ya que es la pasión de enfrentar a un adversario poderoso y confiar que puedes derrotarlo lo que hace imparables a los Entrenadores. Shane sonrió y se prometió dar una batalla digna para alguien que vino desde tan lejos a enfrentarlo.

    — Asegúrate de usar Pokémon que te obedezcan esta vez — se burló.

    — Cuente con eso — respondió Joey frunciendo el ceño mientras sonreía.

    En ese momento, sonó el teléfono celular de Shane que estaba en su bolsillo, se apresuró en contestar.

    — ¿Diga? — Shane escuchaba a su interlocutor — Ajá. Sí. No hay problema. Así será. Éxito por esos lares — cortó el teléfono y se giró hacia Joey —. No sé si llamarlo suerte o no, pero Azul tiene que viajar de improviso y yo estaré a cargo del Gimnasio de Ciudad Verde por el momento.

    — ¡Genial!

    — Ahora que soy el líder, seré mucho más rudo contigo. Así que aprovecha de descansar bien para la batalla de mañana— sentenció el vaquero.

    Navaja se metió a su cuarto para elegir su ropa y ducharse. Tomó la competiball de Scyther y la abrazó con ambas manos llevándola hacia la zona de corazón. Aún no podía entender cómo es que logró ser la Entrenadora de Scyther, un Pokémon fuerte y muy raro que pocos Entrenadores tenían. Pensó que era su deber estar a la altura y ser la Entrenadora más fuerte que Scyther pudiese tener, más fuerte que Joey e incluso más fuerte que Shane.

    Se miró al espejo redondo de su tocador blanco y su sonrisa se desvaneció en un santiamén. Vio su cara toda embarrada, su cabello sucio y desaliñado con la coleta a medio caer y ni hablar de su ropa, oliendo a productos químicos, ya sin color y en sus manos la reluciente pokébola de Scyther, una imagen casi burlesca de ella misma: un intento de Entrenadora, ni siquiera una aspirante. Se sintió patética. Mientras observaba su reflejo vio el tríptico del Instituto Tecnológico Pokémon y fue cuando cayó en cuenta de la realidad; no sería alumna de aquel prestigioso establecimiento, no usaría el uniforme, no tendría compañeros de clase, no asistiría al baile de cierre de curso, no tendría graduación, no elevaría al cielo su gorra al terminar sus estudios, no llevaría con orgullo la medalla y el diploma jamás estaría colgado en la pared al lado de su cama. Ninguna de las cosas que añoró desde pequeña. Imaginó la vida de sus sueños destrozarse poco a poco como si una neblina cubriera su visualización y de pronto se sorprendió llorando, cuando una lágrima cayó rauda y silenciosa por su mejilla.

    Escuchó a Zack subir las escaleras y ella seguía en su cuarto. Secó con su mano rápidamente la lágrima y se metió al baño, cerrando la puerta con llave. Sabía que si no usaba el baño la acusaría con Shane y no quería enfrentarse a su padre en ese momento ya que su enojo con él había vuelto. Abrió el grifo del agua caliente y mientras esperaba que el agua se entibiase para entrar a la ducha, puso música en su reproductor y allí recién pudo llorar tranquila, allí cobijada bajo el chorro de agua y acompañada por su alegre música que enmascaraba el ruido de la ducha, se permitió sollozar todo lo que pudo.

    Una vez limpia y algo más tranquila, apagó la música y salió del baño en bata y con el turbante de toalla en su cabeza. Allí comenzó a ponerse su pijama, una playera blanca con un corazón rosa dibujado al centro y unos pantalones cortos rosa claro. Sacó un secador de uno de los cajones del tocador y comenzó a secar su larga cabellera negra.

    Al mirar nuevamente el espejo vio nuevamente la imagen con las iniciales ITP y el llanto brotó de nuevo, así que apagó el secador, cayó sobre sus cuclillas y lloró allí en el piso, cubriendo su cara con sus manos. Estuvo llorando por un rato, cuando Scyther salió de su pokébola para ver que ocurría, ya que la había escuchado llorar

    Navaja se sobresaltó al ver a Scyther a su lado, mientras las lágrimas seguían corriendo por sus mejillas. Scyther se acercó y se sentó a su lado, ella sin dejar de sollozar tomó el gesto del Pokémon como un "no estás sola" y apoyó su cabeza en el hombro de su nuevo amigo. Scyther se sintió nervioso, ya que nunca había recibido afecto físico, así que solamente atinó a ofrecerle una de sus navajas y la niña posó una mano en ella.

    — Gracias, Scyther — ella sonrió sin dejar de llorar —. Estoy tan feliz de tenerte aquí conmigo, pero no puedo dejar de pensar que ya no podré cumplir mi sueño de asistir al ITP. Me esforcé tanto en estudiar, Scyther... y jamás pensé que sería Shane quien me traicionaría — suspiró —. Pero no me puedo enojar con él, ha hecho tanto por mí. Es un héroe.

    Scyther le conversó en su idioma << ¿Un héroe? ¿Qué cosas vuelven héroes a los humanos?>>

    — Pero los héroes también se equivocan, ¿no es así? — Navaja volvió a llorar — Discúlpame si te doy una mala primera impresión, Scyther. Usualmente soy más divertida que esto, solo que hoy no puedo —la voz se le quebró y volvió a llorar con fuerza, mientras Scyther la acompañaba dejando que lo abrazara.

    El Pokémon mantis buscó rápidamente con la mirada a su alrededor y vio que la ventana estaba abierta y desde el suelo donde estaban se veía radiante en el cielo nocturno una gran luna llena. Mirar la luna lo reconfortó y tranquilizó, y de pronto notó cómo poco a poco volvía su corazón la esperanza de ser feliz. Sus ojos brillaron de emoción y pensó que si lo hizo sentir bien observar al gran satélite, a su pequeña Entrenadora también, así que llamó su atención para que la observara <<Oye, niña>>

    — ¿Qué dices, Scyther? — Navaja levantó la vista y vio como el Pokémon señalaba con una de sus guadañas hacia la ventana — ¿Qué hay allá afuera? — al observar con mayor detenimiento notó la gran luna que se asomaba entre los cerros lejanos — ¡Oh, hoy la luna está llena! Se ve fantástica.

    Observaron la luna un buen rato y Navaja sintió como la calma volvía a su cuerpo.

    — Gracias, Scyther — sonrió Navaja, abrazándolo. Así ambos se quedaron dormidos a los pocos minutos.

    Entonces, Shane abrió lentamente la puerta de su hija y vio cómo abrazaba a Scyther, observó unos momentos, enternecido de ver a su hija durmiendo tan tranquila y que un Pokémon salvaje como Scyther tuviese esa cercanía con ella significaba que era alguien especial. Pensar esto lo calmó, concluyendo que no había sido un mal padre como pensaba ya que después de todo, Navaja era una buena chica.

    Entró con cuidado y corrió las sábanas, lo cual despertó a Scyther, que lo fulminó con la mirada, con evidente intención de atacar si se acercaba a Navaja. Shane llevó un dedo a sus labios, indicando que guardara silencio y luego hizo un ademán con las manos, indicando que era inofensivo para que el Pokémon se calmase. Logró acercarse para tomar a su hija en brazos y la depositó en la cama para arroparla hasta el cuello. Ella se acurrucó con las cobijas y siguió durmiendo.

    — Scyther, ve a dormir en tu pokébola — Shane tomó el aparato y absorbió al Pokémon —. Buenas noches.

    Luego salió de la habitación y sonrió al cerrar la puerta tras suyo.

    A la mañana siguiente, el sol despertó a los habitantes de la casa, anunciando un prometedor día de emocionantes vivencias que aguardaban ser descubiertas. Era el día de la esperada batalla de Shane y Joey y la emoción se podía palpar en este último, que apenas probó el desayuno. Navaja se les unió a la mesa de último, sentándose alejada de Shane.

    — Buenos días — saludó con cara de pocos amigos.

    — Hola, señorita — contestó Joey.

    — ¿Dormiste bien o no pudiste por los ronquidos de estos hombres?

    — Creo que si roncaron, yo ronqué más fuerte — rió Joey —. Dormí como un bebé.

    — Conversé con don Fermín temprano y está todo marchando sobre ruedas — Shane asintió —, así que ahora solo nos queda ir a darnos guascazos — agregó para luego tomar un sorbo de zumo de naranja.

    — ¡Ya no puedo esperar más! — Joey casi brinca de la emoción en su asiento.

    — ¿Estás listo? ¡Vamos ahora! — Shane tomó su sombrero de la mesa y se levantó para dirigirse hasta la puerta, seguido inmediatamente por Joey.

    Una vez estuvieron en la arena de combate, Shane y Joey se encontraban en sus puestos, ambos con la mirada brillando de emoción y el corazón vibrando por demostrar quién sería el más fuerte, quién de los dos desplegaría el mejor abanico de estrategias. A su vez, Zack, Navaja y Scyther se encontraban en las gradas para vislumbrar mejor el combate.

    — ¡La revancha entre el retador Joey y el líder de gimnasio, Shane da inicio. Será un combate 1 vs 1... — decía el réferi, pero fue interrumpido por Shane.

    — ¡Un momento! Joey, usemos dos Pokémon, ¿qué te parece? — preguntó Shane desde su sitio.

    —Por mí está bien — contestó el aludido.

    — Correcto. Será un combate individual de dos Pokémon. Sin cambios de Pokémon. El combate se acaba cuando ambos Pokémon sean debilitados o ya no puedan pelear — el réferi alzó ambas banderas — ¡¡Que comience la batalla!!

    — ¡Tauros! — Shane lanzó la pokébola y salió el Pokémon toro bramando imponentemente.

    — ¡Escojo a Murkrow! — Joey lanzó la pokébola, liberando al Pokémon volador, quien abrió sus alas al llegar a la arena.

    — Mira, no escogió al horrible de Electabuzz— observó Navaja desde las gradas.

    — Por cómo me lo describiste anoche a ese Electabuzz le falta entrenamiento y disciplina. Si Joey quiere ganar deberá escoger a sus Pokémon más experimentados — agregó Zack con los brazos cruzados.

    Tauros expulsó aire por sus agujeros nasales, y después bramó amenazantemente, lo que provocó que Murkrow se asustara, incluso le temblaron un poco las alas.

    — Tiene la habilidad de Intimidación — Joey murmuró para sí mismo.

    — Te concedo el primer ataque, Joey. Demuéstrame qué tan fuerte eres — señaló Shane.

    — Murkrow, usa Paz Mental — expresó el joven retador.

    El Pokémon pájaro concentró su energía mientras un halo brillante se expandía por todo su cuerpo.

    — ¿Qué está haciendo? — preguntó Navaja.

    — Es un ataque que sube sus estadísticas a medida que se concentra. Para usarlo como primera opción, Joey debe tener muy bien pensado qué hacer con su Murkrow — explicó Zack.

    —Tauros, usa Roca Afilada contra ese pajarraco — ordenó el domador Pokémon.

    — ¡Roca Afilada! Lo va a destruir — exclamó Navaja.

    Del suelo se alzaron altas rocas que se extendieron hasta el techo a gran velocidad.

    —Murkrow, esquívalo y usa Danza Pluma — ordenó el joven de cabello castaño.

    El Pokémon volador / siniestro voló más veloz que las rocas y cuando estuvo arriba de Tauros, abrió sus alas y giró en el aire, mientras lanzaba plumas como proyectiles hacia Tauros, quien recibió el impacto de estas al caer sobre él.

    — ¡Así se hace, Murkrow! — se alegró su Entrenador — Ahora usa Rayo Confuso.

    Murkrow detuvo su baile para batir sus alas mientras aparecían seis esferas luminosas que dirigió hacia la cabeza de Tauros, a la vez que giraban para impregnarse en la sien del Pokémon toro.

    El ataque provocó que la percepción de Tauros se viera afectada y comenzó a ver a Murkrow en distintas partes, rodeándolo, picoteándole la cabeza, volando hacia él.

    — ¡Tauros, usa Avalancha! — ordenó su Entrenador.

    Tauros intentó concentrarse y ver donde estaba su oponente pero no lograba ver una imagen clara, lo vio intentando picotearle los ojos e intentó sacudirlo de encima,

    — ¡Oh, no! Tauros está confundido — pronunció Navaja.

    — ¡Pero qué genio eres, filosa! Verdad que el ataque Rayo Confuso no es para confundir — se burló Zack —. No te vayas a cansar por pensar tanto.

    Ella lo fulminó con la mirada y el luchador se carcajeó agarrándose la panza. Había logrado su cometido de hacer enojar a su prima.

    — No sé por qué te sigo dirigiendo la palabra — reclamó mientras Zack seguía riéndose de su hazaña.

    —Murkrow, ataca con Pulso Umbrío — mandó Joey y su Pokémon volador se concentró en lanzar un ataque poderoso, liberando un ambiente tétrico, que absorbió al Tauros rival y, al este estar confundido, vislumbró muchas cosas que lo amedrentaron a la vez que el ataque lo golpeaba fuertemente, haciendo que Tauros se quejara del dolor, mientras se arrodillaba con sus patas delanteras.

    — Tauros, sacúdete — ordenó Shane. El Pokémon bovino se levantó y sacudió su cabeza fuertemente, liberándose así de la confusión que lo había atrapado y, aunque cansado, volvió a estar en guardia —Resiste, ya queda poco.

    — Murkrow usa Danza Pluma otra vez — decidió Joey.

    — Protégete — se apresuró Shane y Tauros agachó su cornamenta mientras se arrodillaba y un campo de fuerza lo rodeó, consiguiendo que los proyectiles de plumas que lanzó el Pokémon rival no lo tocasen y en cambio rebotaran en aquella cúpula.

    — ¡Usa Pulso Umbrío otra vez! No se podrá proteger dos veces seguidas — observó el joven Entrenador.

    — Tauros cierra los ojos y aguántalo — Shane sabía que lo que dijo Joey era cierto y, apenas Tauros dejara de protegerse, recibiría de lleno el siguiente ataque.

    Murkrow volvió a lanzar el ataque terrorífico y Tauros obedeció a su Maestro, cerrando los ojos y recibiendo el impacto del ataque, sin observar el terror que le mostraría.

    — Vendetta — ordenó Shane.

    Tauros espero que el dolor cesara, concentrándose en absorber la mayor cantidad del ataque del rival y cuando estuvo listo, abrió los ojos y con furia lanzó un gran tornado oscuro hacia Murkrow, quien recibió el impacto de su ataque y cayó al piso.

    — ¡Murkrow! — se preocupó Joey.

    El réferi se acercó a ver al Pokémon del retador y vio que estaba sin fuerzas.

    — Murkrow ya no puede continuar ¡El primer combate lo gana Tauros!

    — Ese Tauros da más miedo que un Pokémon siniestro... Le bastó solo un ataque para dejarlo fuera — observó Navaja.

    — Oh, amigo te esforzaste. Ahora descansa — Joey tomó a Murkrow en sus brazos para meterlo en su pokébola.

    — Al retador le queda solo un Pokémon, mientras que a Shane le quedan dos — actualizó el réferi — Una vez el Pokémon que elijas entre en la arena de combate, no podrá ser cambiado, así que trata de elegir bien — le indicó al retador.

    — Ya hice mi elección... ¡Ve, Typhlosion! — Joey lanzó con fuerza la pokébola, liberando al gran Pokémon comadreja.

    — Ay, ¿por qué siempre elijen Pokémon de tipo fuego? — reclamó Navaja.

    —Todo el mundo sabe que son de los Pokémon más poderosos. Solo a los tontos no les gustan los Pokémon tipo fuego — Zack la miró de soslayo esperando que ella se molestara con él.

    — Ya cállate — respondió Navaja.

    — Mira ese Typhlosion... solo con verlo te puedo decir que está muy bien entrenado —asintió Zack.

    — ¿Cómo lo sabes? — preguntó Navaja y Scyther también puso atención.

    — Sus músculos y las enormes llamas de su espalda demuestran que está en excelente condición física. Incluso me atrevo a decir que Shane la podría tener difícil... — explicó el luchador.

    — Vaya... — murmuró Navaja.

    — Tauros, usa Terremoto — ordenó Shane.

    — Typhlosion, ya sabes qué hacer —dictaminó Joey esbozando una sonrisa, rebosante de confianza.

    Tauros empezó a golpetear el suelo con gran fuerza, para provocar el Terremoto pero el Pokémon tipo fuego corrió hacia él a una rapidez exuberante y casi apenas tocando el piso, giró como una gran rueda de fuego en el aire hasta estar por encima de Tauros. Al momento de deshacer el giro, se vio cómo tenía concentrado en el hocico una gran bola de energía, que lanzó a Tauros en un microsegundo, antes que este pudiese siquiera pestañear, por lo que recibió el impacto a quemarropa.

    — ¡Imposible!— Shane no daba cabida a lo que observaba, ya que toda su experiencia como Maestro Pokémon le había demostrado que Tauros es bastante superior en velocidad a muchos Pokémon más ligeros, incluyendo a un Typhlosion joven.

    Shane no fue el único sorprendido, ya que el grupo de las gradas estaba anonadado, incluyendo a Scyther, quien se consideraba a sí mismo un Pokémon con velocidad superior.

    El referí corrió a ver a Tauros y vio que estaba fuera de combate.

    —Tauros ya no puede continuar ¡El ganador de este encuentro es el Typhlosion de Joey! — el réferi levantó la bandera roja con su mano izquierda, hacia la posición de Joey.

    — Bien hecho, camarada — sonrió Joey a su Pokémon.

    — Regresa, Tauros — Shane devolvió a su Pokémon a la comodidad de su pokébola y sonrió —. Joey, quiero saber qué le das de comer a tu bestia para que sea tan veloz... Pero veamos si quieres seguir alardeando con el siguiente Pokémon.

    — Esto no me gusta — Navaja tragó saliva, mientras se cubría los ojos con ambas manos.

    — ¿Qué? ¿Qué va a hacer? — preguntó Zack, a lo que Navaja respondió señalado la arena, mientras seguía cubriéndose los ojos con la otra mano.

    — ¡A LUCHAR! — Shane lanzó enérgicamente su pokébola y dejó salir un esbelto y musculoso Rapidash, con una imponente crin de llamas.

    — Un Rapidash... — Joey susurró en una combinación de nervios, pero con la adrenalina tan elevada en su sangre que sonrió en una mueca de confianza — ¡Es hora de combatir el fuego con más fuego! Vamos Typhlosion, usa Fuego Fatuo contra Rapidash.

    — ¿Está loco? Un ataque de fuego no le hará ni cosquillas a Rapidash — observó Navaja.

    — Debe ser alguna estrategia extraña como las que le gustan a Shane, porque no creo que con su experiencia se equivoque de esa manera — observó Zack —. Scyther, tú debes conocer bien el estilo de pelea de Joey — observó al Pokémon, quien estaba concentrado en la batalla con los ojos centelleantes de agitación.

    — Hm... — Shane pensó << No entiendo la estrategia de este muchacho, pero su mirada me deja claro que sabe muy bien lo que está haciendo>> — Rapidash, usa tu Danza Espada.

    El Pokémon equino se paró en sus patas traseras y comenzó a agitar las patas delanteras mientras relinchaba animadamente. Typhlosion sopló y lanzó pequeñas bolas de fuego que lo rodearon y al tocar su pelaje se disolvieron en el aire, sin afectar al Pokémon.

    — ¡Lo tenemos! — Joey se animó al ver cómo el ataque falló, era tal cual no había planeado.

    Shane ya sabía que Joey se traía algo entre manos. Los latidos de su corazón le hacían saltar el pecho y esa sensación de estar ante un reto amenazante la conocía muy bien, por lo que quiso poner realmente a prueba las habilidades de Joey.

    — ¿Estás listo para el verdadero reto, eh Joey?

    — ¡Siempre estoy listo! — exclamó el retador.

    — Llevemos el combate al siguiente nivel — Shane sacó un control remoto de su bolsillo y presionó un botón, el cual hizo que los vidrios del techo del Gimnasio se abrieran en dos y dejara entrar el sol de la mañana en todo su esplendor —. Es sabido que el sol potencia los movimientos de tipo fuego así que ahora es cuando el combate al fin se vuelve interesante.

    El crin de Rapidash se volvío aún más grande y las llamas envolvían su cuerpo casi como si fuese una esfera de fuego. Typhlosion también vio potenciado el fuego que cubría su espalda alta, lo cual creció como si de una armadura de fuego se tratase.

    El domador Pokémon se concentró y Rapidash también, buscando coordinar los latidos de sus corazones y cuando lo lograron, ambos abrieron sus ojos y era como si pudiesen ver a través de la perspectiva del otro.

    Por su lado, Joey sentía cómo era de los combates más emocionantes que había experimentado, por lo que no dejaría pasar ninguna oportunidad de ganar.

    — ¡Ahora Typhlosion usa Cólera Ardiente! * — ordenó el joven Entrenador y su Pokémon se concentraba mientras se enojaba y las llamas de su espalda se elevaron con fuerza. Su aspecto era realmente impresionante.

    Zack observó cómo Navaja estaba pálida, en posición fetal sentada en la silla y no paraba de temblar.

    — ¿Segura que quieres seguir viendo la batalla? No quiero sacarte tiesa — se preocupó Zack. Navaja asintió rápidamente.

    — Estaré bien. Esta batalla es muy importante para nosotros, ¿cierto, Scyther?

    El Pokémon mantis asintió y ella empuñó las manos con decisión, aunque sin parar de temblar.

    Typhlosion lanzó una fuerte llamarada que impactó a Rapidash a tal potencia que este tuvo que enterrar sus cuatro patas en la arena para no salir disparada hacia atrás, pero al resistir el ataque se quejó de dolor.

    — ¡Arriba! — ordenó Shane y al ver que Rapidash se irguió se atrevió a preguntarle a Joey — ¿Qué es ese ataque? Los ataques de fuego son poderosos pero usarlos contra Rapidash fue un completo error porque el fuego la fortalece ¡Rapidash, usa Fuerza Equina!

    — No revelaré mi estrategia hasta que finalice el combate... ¡A la carga, Typhlosion! ¡Usa Excavar!

    El Pokémon comadreja intentó empezar su ataque, pero Rapidash, raudo como un rayo, corrió y lo tacleó con las patas traseras, empujándolo con tanto ímpetu que este salió disparado de la arena de combate y chocó contra la pared del gimnasio y cayó pesadamente al piso boca abajo.

    — ¡Typhlosion! — exclamó Joey al ver caer a su Pokémon.

    El réferi corrió a mirarlo. Typhlosion se forzó a ponerse de pie nuevamente y dio rugió, a la vez que sus llamas volvieron a elevarse con fuerza y corrió hasta la arena de combate nuevamente.

    — ¡Rapidash, usa Taladradora!

    — Protégete — reaccionó rápidamente Joey.

    Rapidash concentró su energía en el cuerno arriba de su cabeza y este comenzó a emitir un brillo y cuando estuvo listo, lo disparó como un proyectil hacia Typhlosion, quien se cubría en sus brazos cruzados como una "X" para cubrir su cuerpo, pero al recibir el impacto, tuvo que enterrar las garras de sus patas en el suelo para hacer contrapeso porque el poderoso ataque lo hizo retroceder un par de metros.

    — ¡Sigue así, Typhlosion! — lo animó Joey.

    — ¡Adelante, Rapidash! Termínalo con Puya Nociva.

    — Typhlosion, nunca te pido nada de lo que no seas capaz. Ahora necesito que resistas el ataque hasta que yo te lo diga — Joey y su Pokémon se miraron y asintieron al unísono.

    Rapidash corrió hasta que estuvo cerca de su oponente y lanzó desde su crin grandes dardos violetas que golpearon a quemarropa a Typhlosion que, doblándose del dolor, resistía el ataque con valentía, esperando la orden de su Entrenador, en quien confiaba ciegamente.

    — ¡¡Ahora, usa el ataque que practicamos!! *— ordenó Joey.

    Un gran remolino de arena rojiza salió de debajo de las patas de Typhlosion y cuando se elevó lo suficiente como para sobrepasarlo, lo dirigió hacia Rapidash, quien intentó escapar pero fue absorbida por el violento remolino que al girar, le daba fuertes golpes a Rapidash.

    — Jamás había visto ese ataque — observó Shane con asombro.

    El remolino seguía golpeando a Rapidash y esta terminó por sucumbir, derrumbándose en el campo de batalla.

    El réferi se acercó a verificar que el Pokémon no se levantara, contó hasta tres y levantó la bandera roja hacia Joey.

    — Rapidash ya no puede continuar, ¡La victoria es para Joey! Felicidades — sonrió el hombre.

    Joey alzó una mano empuñada, mientras Typhlosion rugía y expulsaba fuego por la boca y su melena se hacía más grande.

    — Esta victoria es para ti, Scyther — Joey levantó el pulgar hacia el Pokémon, quien lo observó con los ojos brillando de emoción, sintiendo ganas de luchar alguna vez contra ese Typhlosion. Se haría fuerte para vencerlo y que viera lo poderoso que puede llegar a ser.

    Shane se acercó a Rapidash y le acarició el lomo.

    — Lo hiciste muy bien, bonita. Vamos a descansar ahora — sonrió y su Pokémon levantó su cabeza para sonreírle con su mirada y se dejó absorber por la pokébola.

    — Estoy muy orgulloso de ti, amigo — Joey acarició la cabeza de Typhlosion.

    — Joey, sospeché que eras fuerte, pero me dejas sin palabras — Shane se quitó el sombrero y lo puso en su pecho a modo de respeto ante los ojos sorprendidos del joven, quien le devolvió inclinando su torso a modo de reverencia —. Si sigues peleando así llegarás lejos.

    Joey se emocionó y enjugó rápidamente sus lágrimas con su antebrazo antes que los demás lo notaran.

    — Gracias, Maestro Shane.

    Zack se puso de pie y dio un chiflido, para luego aplaudir sonoramente. Navaja imitó la acción de su primo y aplaudió también. Incluso Scyther se puso de pie.

    — ¡Bravo, Joey y Typhlosion! — exclamó Navaja.

    — Le diste a Shane en toda la jeta, ¡bien hecho! — agregó Zack.

    — Chicos, muchas gracias — sonrió Joey.

    — Te ganaste las ovaciones de todos, muchacho. Y no solo eso, mi respeto como Entrenador y también el honor de portar esto — Shane enseñó una medalla brillante en forma de hoja —: la última medalla para entrar a la Liga, la Medalla Tierra. Tómala.

    Joey la recibió en sus manos y no pudo contener el grito de la emoción.

    ¡Lo logramos, Typhlosion! Al fin participaremos de la Liga Añil — se alegró el joven de castaños cabellos.

    — De seguro ganarás — sonrió Navaja.

    — Oye Navaja, prométeme algo — Joey se dirigió hacia la niña y ella lo escuchó con atención —. Prométeme que entrenarás bien a Scyther y cuando ambos estén listos, tendrás un combate conmigo.

    — Te lo prometo, Joey. Con Scyther seremos el equipo más fuerte de Ciudad Verde — Navaja tenía la cara iluminada por la alegría y abrazó a Scyther — ¿Cierto, amigo mío?

    Scyther asintió.

    — Hasta entonces — Joey extendió una mano hacia Navaja y ella se la estrechó, sellando así la promesa de reencontrarse algún día.

    * Cólera ardiente es un ataque tipo fuego que causa daño y no tiene ningún efecto secundario. Si en el anterior turno el movimiento del usuario no se ejecuta, falla o no tiene efecto, la potencia del ataque se duplica a 150 (wikidex.net). Por lo que Joey usó el ataque Fuego Fatuo a propósito para activar este ataque.

    * Arenas ardientes es un ataque tipo tierra, con potencia 70 con una probabilidad del 30% de quemar al objetivo (wikidex.net).
     
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    J.Nathan Spears

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    Voy a repetir el comment que te dejé en Wattpad, ya que no sé qué más añadir :V


    1- El angst que Navaja sufre está bien construido de momento, aunque hace falta editar un poco el episodio 1.
    2- Parece que Navy tiene ciertos traumas con los Tipo Fuego (o al menos con los dos que se vieron en la segunda mitad de la batalla)
    3- Se aprecia que pongas información sobre ataques que pueden ser desconocidos para muchos neófitos (e incluso algunos veteranos) con información de la Wikidex
    4- Si bien entiendo que la estrategia de que Typhlosion use Cólera Ardiente luego de fallar el primer movimiento es algo bien sólido... a veces puede hacer que la batalla se sienta acartonada... o sea, demasiado como los juegos (que son RPGs por turno demasiado simplificados). Trata de evitar eso
    4.5- ¿Ya mencioné que el límite de 4 movimientos no vale ni para media verdolaga?
    5- A veces quiero golpear a Zack por no entender a su prima Navaja y su aversión por los Tipo Fuego, que yo comparto en cierto modo (salvo en las generaciones 6, 8 y 9)
    6- En todo caso, felicitaciones a Joey por conseguir su medalla. A ver qué tal le va en la liga. Espero que los réferis no sean unos incompetentes como le pasó a cierto pelos de azabache xD
    7- Espero que Don Fermín consiga reconstruir sin problemas xD

    Y en todo caso... a esperar el siguiente episodio -w-
     
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    Navaja

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    El viaje de una chica llamada Navaja
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    Para niños. 9 años y mayores
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    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    4324
    Capítulo III: Verde Para comenzar

    — ¡Mija! — Shane observaba el reloj que marcaba con cada segundero que se acercaba la hora de salida.

    — ¡Un momento! — gritó la niña desde la puerta de su habitación en el segundo piso — Ya casi acabo.

    Pasaron unos instantes en los que se escuchaba mucho ruido desde la habitación de la niña, objetos cayéndose, muebles arrastrándose y unas pisadas fuertes y rápidas que hacían temblar el techo del primer piso.

    En el patio Zack y Machoke entrenaban sus reflejos, esquivando los puñetazos que daba cada uno, mientras Scyther los observaba manteniendo la distancia.

    — ¡Estoy lista! — anunció cuando bajó las escaleras. Shane se volteó y alzó las cejas cuando la vio— ¿Te gusta mi nuevo traje, Shane? — Navaja giró moviendo su cabello amarrado en una coleta alta. Su vestimenta consistía en una musculosa blanca cubierta con una chaqueta sin mangas, verde con la mitad superior negra y los dobladillos de la chaqueta y mangas color blanco y se unía en el centro por una franja verde, una falda tableada verde con el dobladillo blanco y botas altas verdes, con cordón blanco que se amarraba por delante.

    — Te pareces mucho a Scyther — Shane se veía sorprendido.

    — Esa es la idea — sonrió Navaja — así sabrán que es mi Pokémon y además mi ropa favorita se estropeó así tenía que hacer algo — al ver a Scyther en la puerta corrió hacia él — ¡Mira, Scyther! Ahora somos iguales— Scyther se sonrojó y miró hacia el lado.

    —Tienes un gusto peculiar, pero muy bonito — sonrió Shane— ¿Ya viste la hora?

    — Sí, son las — Navaja estaba muy relajada, pero al ver el reloj se dio cuenta que faltaban quince minutos para la hora acordada —... ¡ay! ¡Que tarde es! No llegaré a tiempo.

    — Sabía que esto pasaría así que te daré un aventón — invitó Shane apuntando con su cabeza hacia afuera mientras salía por la puerta principal. En el antejardín los esperaba Tropius con las alas extendidas.

    — ¿Llegaremos a tiempo? — preguntó Navaja guardando la competiball de Scyther.

    — ¡Hey! ¡No subestimes a Tropius! Observa cómo está el cielo — Shane señaló hacia arriba con un dedo.

    — ¿Soleado?

    — La habilidad Clorofila de Tropius duplica su velocidad cuando pega el sol, así que ¡abróchate el cinturón que nos vamos a Pueblo Paleta! — Shane saltó al lomo del Pokémon y ayudó a Navaja a subir atrás suyo.

    — ¡Andando!

    El reloj marcaba las 10:00 am en el laboratorio del profesor Oak, quien junto a su asistente, Tracey, terminaban de revisar que los Pokémon estuvieran bien de salud.

    — Bulbasaur, Charmander y Squirtle se ven muy bien. Hoy les espera un gran día porque conocerán a quien será su Entrenador — sonrió el profesor.

    — Listo, profesor. Están en óptimas condiciones, ¿a qué hora llegarán los Entrenadores?

    — En cualquier momento, Tracey. Procura que todo esté en orden — el profesor Oak caminó hacia la entrada, cuando de pronto sonó el timbre.

    — Ya están aquí — sonrió Tracey y luego se dirigió a los Pokémon —. Pórtense bien y sean amables con los niños.

    Los Pokémon contestaron al unísono.

    Ni bien el profesor Oak abrió la puerta, un chico entró de sopetón.

    — Gané yo — sonrió un joven moreno de cabellos rojos, que tenía un mechón amarillo sobre la frente, amarrando su cabello en una coleta baja. Sus ojos eran naranjos. Vestía bermudas negras, una playera gris con las mangas y cuello amarillos, y encima una chamarra delgada a tono.

    —Corriste primero, no es justo—entró una joven de cabello castaño oscuro, luciendo un corte Bob, de ojos amarillos. Usaba una playera morada, shorts blancos y unas zapatillas azules.

    —Fui más rápido — sonrió el chico.

    — Buenos días, niños. Soy el profesor Oak, eh... los invitaría a pasar, pero ya que están adentro, vengan conmigo— sonrió un poco avergonzado de la situación, mientras caminaba hacia dentro del laboratorio — Imagino que están ansiosos por conocer a quienes serán sus futuros Pokémon.

    — ¡Oh, sí! — se alegró el chico, que caminaba tras el profesor.

    En la sala había un dispositivo para enseñar las pokébolas, en el centro había tres pokébolas acomodadas. A un lado había un muchacho de piel clara, cabello negro en forma de hongo. Usaba una banda en la cabeza color granate claro. Vestía una camisa verde claro con el cuello y dobladillo de las mangas color verde oscuro. Shorts color café y unas zapatillas azules con detalles amarillos.

    — Tracey, ellos son los futuros Entrenadores que tenían su cita programada para esta hora, ¿me pueden decir sus nombres?

    — Yo soy Chuck Mccoy — el niño pelirrojo se señaló con un dedo, sonriendo ampliamente.

    —Me llamo Bianca — sonrió la muchacha.

    Tracey revisó el ordenador y vio un tercer nombre en la lista.

    — Esperen, falta alguien —aclaró Tracey.

    — ¿De quién se trata? — preguntó el profesor.

    — Es de Ciudad Verde, una niña llamada Navaja.

    — Oh, sé quién es, la hija de Shane, el telonero de Azul —agregó el profesor.

    — ¿Qué hacemos, profesor?

    — Esperemos unos minutos. No creo que tarde mucho.

    En ese momento, Tropius aterrizó en frente al Laboratorio del profesor Oak, provocando que algunos Pokémon huyeran para no ser aplastados.

    — ¡Corre, mija!

    — ¡Allá voy! — Navaja saltó de Tropius al piso y corrió a la puerta del laboratorio a tocar el timbre — Por favor, abra...

    Cuando el profesor abrió la puerta y vio a Navaja, le sonrió.

    — Navaja, te estábamos esperando. Pasa — en eso levanta la vista y ve al padre de Navaja— Oh, hola Shane, que gusto verte.

    — El gusto es mío, Sam — Shane alzó la mano a modo de saludo y luego puso una mano alrededor de su boca para dirigir su voz hacia Navaja — Te vendré a recoger, ¡nos vemos!

    — Bueno, entremos. Ya están los demás Entrenadores esperando.

    — Profesor, hay algo que debo decirle — Navaja siguió al profesor hasta la habitación mencionada, donde se encontró con los demás. Estaban jugando con los Pokémon, que se veían muy a gusto con ellos.

    — Bueno, chicos. Ya están todos aquí así que podemos seguir con el procedimiento.

    — Ya sé a quién voy a escoger — dijo Bianca abrazando a Squirtle, quien se veía muy emocionado.

    — ¡Charmander y yo seremos los mejores! — Chuck empuñó una mano y el Pokémon agitó sus brazos.

    — Los niños de hoy viven más rápido de lo que me puedo percatar... Bueno, supongo que no hace falta hacer la introducción, sin embargo, me gusta cumplir con las formalidades correspondientes. Charmander, Pokémon tipo fuego fue la elección de Chuck; Squirtle, de tipo Agua fue elegido por Bianca; por lo que solamente queda Bulbasaur, de tipo Planta. Entonces, Navaja. Ve a conocer a tu Pokémon —invitó el profesor, haciendo un ademán con la mano para que avanzara.

    — Significa que yo me quedaré con Bulbasaur —Navaja tomó la pokébola y al tomarla se dio cuenta que estaba vacía — ¿Ah, qué pasó?

    — Acaba de salir de su pokébola — agregó Tracey.

    Navaja no lo veía por ningún lado, bajo la mesa no estaba, junto a los chicos tampoco, sin embargo Tracey dio un paso al lado, dejando en evidencia a un pequeño Bulbasaur sonrojado, que al verse descubierto volvió a esconderse tras el ayudante.

    — Oh — exclamó Navaja.

    — Es un poco tímido —aclaró Tracey sonriendo.

    — ¿Bulbasaur? — Navaja se inclinó para hablarle más de cerca — Soy Navaja, ven, seamos amigos — Bulbasaur asomó la mitad de su cara y se volvió a ocultar —. Ya te vi, acércate.

    Navaja estiró una mano para que Bulbasaur la oliera y este se acercó lentamente hasta que Navaja pudo acariciarle la mejilla.

    — Bueno, ya que todos han elegido a su Pokémon, tendremos una batalla de prueba — dijo el profesor ante los emocionados muchachos —. Vamos al patio.

    Una vez todos salieron, se pusieron en hilera junto a sus Pokémon.

    — Muy bien, armemos las parejas. Navaja, por llegar de última, irás primero contra Chuck — dijo el profesor. Navaja se crispó.

    — Pe - pero... él tiene ventaja — reclamó ella.

    — El ser un Entrenador no se trata de quien tenga ventaja, sino de quien tenga la mejor estrategia ¡Ahora, a sus lugares! — ordenó el profesor Oak.

    Navaja y Chuck se alejaron hasta dejar un espacio suficiente entre ellos y sus Pokémon. Tracey haría de árbitro, por lo que tomó lugar en la orilla al medio de ambos.

    — ¡La batalla entre Chuck y Navaja comienza! — exclamó alzando una mano y dejándola caer.

    — ¿Qué ataques te sabes, Bulbasaur? — Navaja miró a su Pokémon que estaba temblando — Prueba con Látigo Cepa — Bulbasaur la miró y comenzó a llorar — ¡¿Qué pasa?!

    — ¿Qué no fuiste a la Escuela Pokémon? —agregó Chuck poniendo una mano empuñada en su cintura — Al ser tan pequeño no conoce esos ataques. Se los debes enseñar tú — Navaja quedó perpleja — ¡Charmander, derriba a Bulbasaur!

    Charmander corrió hacia Bulbasaur y lo tacleó, provocando que este cayera y se lastimara. La cola de Charmander rozó la pierna de Navaja y esta chilló mientras retrocedía. Sus ojos se habían llenado de lágrimas.

    — Eres igual de cobarde que Bulbasaur — se burló Chuck.

    — ¿Ah, sí? — Navaja se secó las lágrimas — ¡Bulbasaur, intenta darle un empujón a Charmander!

    Bulbasaur no alcanzó a moverse ya que Charmander lo derribó. Intentó otra vez y el resultado fue el mismo. Charmander era más rápido y al parecer, más fuerte también. Bulbasaur pronto se quedó sin energías.

    — ¡Charmander es el ganador! — Tracey levantó una mano en dirección a Chuck.

    — ¡Lo sabía! ¡Eres el mejor! — Chuck felicitó a Charmander, mientras Navaja observó a Bulbasaur con tristeza y le acarició la frente.

    — Para la próxima lo haremos mejor — ella estaba cabizbaja. Su primera batalla la había perdido por no conocer los ataques. Agradeció para sí misma que Shane se hubiera ido porque no quería decepcionarlo con una batalla tan vergonzosa.

    — Vengan, muchachos. Es hora de curar a sus Pokémon — dijo el profesor.

    Una vez Tracey asistió a los Pokémon, cada uno se sintió mejor. Incluso Bulbasaur tenía mejor semblante.

    — Ahora es tu turno de luchar, Bianca. Escoge a quien quieres enfrentarte — el profesor Oak señalo a Chuck y Navaja.

    — Escojo a Chuck. Veamos si puedo quitarle lo engreído.

    Una vez ubicados en las posiciones, Chuck ordenó a Charmander atacar a Squirtle, sin embargo, Bianca tenía una carta bajo la manga.

    — ¡Esquívalo! — Squirtle rápidamente evadió a Charmander ocultándose en su caparazón y Charmander cayó sobre este. Navaja y Bulbasaur quedaron boquiabiertos.

    — Squirtle, embiste a Charmander — ordenó Bianca y Squirtle se lanzó contra el Pokémon tipo fuego, derribándolo nuevamente.

    En ese momento, Chuck sintió mucha frustración al ver como Squirtle le daba pelea a Charmander, por lo que ordenó rápidamente que embistiera al Pokémon, mientras Bianca le daba la misma orden a Squirtle. Eso terminó en ambos Pokémon agarrándose de las patas mientras forcejeaban por derribar al otro.

    — ¡Wow! — exclamó Navaja.

    Finalmente ambos Pokémon se cansaron y se sentaron en el pasto.

    — Esto queda en empate — aclaró Tracey.

    — Muy bien hecho. Todos estuvieron muy bien para ser su primer combate — se alegró el profesor Oak —. Ahora vengan adentro para darles las últimas instrucciones mientras Tracey se encarga de sus Pokémon.

    Cuando estuvieron dentro del Laboratorio, se dirigieron a la sala donde estaban las pokébolas de cada Pokémon. El profesor sacó una bandeja con tres aparatos electrónicos que venían cerrados.

    — Tomen una cada uno — ordenó. Los tres chicos obedecieron y observaron el aparato. Se habría como un celular de almeja. Dentro se veía una pantalla ennegrecida, botones y algunas luces —. Es una pokédex, yo la inventé hace años con el fin de crear una enciclopedia Pokémon con la que los Entrenadores vayan registrando los Pokémon que encuentren durante su viaje. Navaja, permíteme tu pokédex — ella obedeció y el profesor presionó un botón con el cual se encendió el aparato —. Presionas este botón y apuntas hacia el Pokémon que desees registrar — el profesor apuntó a Bulbasaur —. La pokédex escaneará sus datos y quedarán en la memoria.

    <<Bulbasaur, Pokémon tipo planta/ veneno. El bulbo en su espalda le permite alimentarse con la energía que almacena. Este va creciendo y evolucionando junto al Pokémon>>

    Todos los presentes se asombraron y los niños quisieron escanear también a sus Pokémon.

    — Su misión será registrar la mayor cantidad de Pokémon posibles. Quién sabe si logren obtener los datos de algún Pokémon raro — sonrió el profesor, devolviendo la pokédex a Navaja.

    — ¿Se refiere a Pokémon legendarios? — preguntó Chuck con los ojos brillando de emoción.

    — Así es.

    — ¿Usted ha visto algún Pokémon legendario, profesor? — preguntó Bianca.

    — He tenido la suerte de avistar algunos —respondió con una sonrisa nostálgica, que rápidamente se volvió en una mueca de incomodidad al ver como los niños lo rodearon casi empujándose los unos con otros, asediándolo de preguntas, cada uno intentando que le respondiera todas las inquietudes. El profesor intentaba calmarlos como podía, pero era inútil.

    — Chicos, dejen al profesor —dijo Tracey calmadamente, pero no hubo respuesta —, de a uno — pero las voces chillonas de los niños no se callaban — ¡Escuchen! —ante el grito de Tracey, los tres voltearon hacia él, que se había sonrojado de vergüenza — Prosiga, profesor.

    — Gracias, Tracey — sonrió medianamente, para volver a dirigirse a los muchachos — Tendremos mucho tiempo para conversar, ahora debo darles las últimas instrucciones — los niños se quedaron en silencio, mientras él suspiraba de alivio. Ya no contaba con la energía de cuando era más joven para contener a niños alborotados —. A cada uno le entregaré seis pokébolas, entre ellas está la del Pokémon que escogieron.

    Tracey se acercó con una bandeja, en la cual estaban las pokébolas ordenadas de dos en dos, tres secuencias de seis pokébolas. A cada uno le entregó las que les correspondían para ponerse al lado del profesor.

    — Cada Entrenador portará un máximo de seis Pokémon. Es el número adecuado para formar un equipo balanceado para su aventura. Todos los Pokémon que capturen luego de que completen su equipo, serán enviados a mi laboratorio y yo los cuidaré junto a Tracey. Podrán intercambiar a alguno de su equipo por cualquiera que me hayan enviado las veces que ustedes quieran. Esto les permitirá crear diferentes estrategias para el combate.

    — ¡Eso me gusta! — exclamó Chuck.

    — ¿Tienen dudas? — el profesor los observó y vio como Navaja tímidamente levantaba la mano — ¿Sí, Navaja?

    — ¿Qué pasa si yo ya tenía un Pokémon antes de venir?

    — ¿A qué te refieres?

    — Yo ya poseo un Pokémon — la cara de Navaja se volvió roja de vergüenza ante las miradas de asombro de todos.

    — ¡¿Qué?! — exclamaron los chicos.

    — ¿Cómo es posible que siendo tan torpe ya tengas un Pokémon antes que nosotros? Tendría que verlo para creerte — añadió Chuck.

    — ¡Es cierto! Esta es su pokébola — Navaja sacó la competiball y la enseñó.

    — ¿Y qué Pokémon es? — preguntó Bianca.

    — Un Scyther — sonrió Navaja.

    — Un Scyther en una competiball — analizó el profesor —, esas son de Johto.

    — Así es.

    — ¿O sea que hay diferentes pokébolas? — preguntó Chuck.

    — Hay distintos tipos, cada una tiene una función diferente para las necesidades del Entrenador. Algunas solo se pueden encontrar en ciertos lugares, como esta competiball— explicó el profesor.

    — Ya lo sabía — fanfarroneó Chuck.

    — ¿Cómo la conseguiste, Navaja?— preguntó el Profesor Oak.

    — Conocí a un chico que no se llevaba bien con su Scyther y me lo obsequió — contestó tímidamente.

    — Eso es inesperado, sin duda. Entonces, ¿cuál era tu pregunta?

    — Si tengo a Scyther, ¿significa que no podré quedarme con Bulbasaur? — al terminar la pregunta, observó al Pokémon con tristeza.

    — Bueno... de haber sabido le hubiéramos dado tu puesto a otra persona — el profesor levantó ambas cejas.

    — Se lo intentaba decir... — suspiró Navaja.

    — Este tipo de cosas suceden y los Entrenadores deben aprender que a veces no elegimos a los Pokémon, sino que son ellos los que nos eligen... y veo que tanto Bulbasaur como tú se han elegido mutuamente, por lo que no puedo oponerme a que continúen esta aventura juntos — Navaja y Bulbasaur sonrieron —. Ahora que todo se aclaró, ¿podrías presentarnos a Scyther?

    — Por supuesto — Navaja liberó al Scyther vario color ante los ojos sorprendidos de los demás. Tracey sonrió para sí mismo, ya que sabía lo orgullosos que son los Scyther, debido a que él mismo tenía uno que le costó trabajo capturar y entrenar.

    — ¿¡Es una broma!? Es un Scyther vario color... — la mirada de Chuck pasó de la sorpresa a la rabia, en una envidia que no cabía en su cuerpo.

    — Es sorprendente, sin duda —observó el profesor con una mano en su barbilla —. No se ve todos los días un Pokémon tan raro junto a una niña. Ay, que fascinantes son las posibilidades de este mundo.

    Navaja se sonrojó mientras Bianca y Chuck sacaron sus pokédex para escanear al Pokémon frente a ellos.

    <<Scyther Pokémon tipo bicho/volador. Conocido como el Ninja debido a su gran velocidad, que lo vuelve casi imperceptible al ojo humano cuando lucha. Sus guadañas se vuelven más afiladas cuando cortan objetos duros>>

    — Se ve muy saludable — observó el profesor Oak —, y veo que es muy joven también. Tendrás mucho trabajo por delante con él. Los Scyther son Pokémon muy fuertes y orgullosos y no suelen mostrarse ante los humanos, agregando el hecho que lo recibiste de otro Entrenador, si se pone testarudo contigo es normal, porque en el fondo extrañará a su antiguo Entrenador.

    — Comprendo — asintió Navaja.

    — ¿Al intercambiar Pokémon se vuelves desobedientes? — preguntó Chuck.

    — Así es. Como eres un desconocido para ellos, hay una alta posibilidad que no obedezca órdenes las primeras veces, pero es cuestión de tiempo forjar lazos y una amistad con el Pokémon —explicó el profesor Oak.

    — O sea que entrenar no es solo combatir, hay que ser muy bueno criándolos — agregó Bianca.

    — Muy buena observación, Bianca. A los Pokémon hay que aprender a entenderlos y eso hace un buen Entrenador Pokémon, comprender que cada uno de ellos es un misterio y es nuestro deber el saber comunicarnos.

    — Navaja, yo también tengo un Scyther — dijo Tracey levantando un pulgar —, así que te aconsejo ejercitarlo a diario haciendo que afile sus guadañas. Además de enseñarle el trabajo en equipo, porque suelen tener un comportamiento de líder.

    — Gracias por los consejos, Tracey — sonrió Navaja —. Después de hoy me siento preparada para ser la Entrenadora de Scyther— Navaja empuñó una mano a la altura de su rostro con decisión.

    Ya era hora de irse, por lo que el profesor Oak los despachó a la salida junto a Tracey.

    — Espero se conviertan en grandes Entrenadores, porque veo mucho potencial en ustedes. Así que solo me queda desearles éxito en su aventura y no olvidar que ante cualquier duda pueden llamarme y yo con gusto los aconsejaré — sonrió el profesor Oak con las manos tras su espalda.

    — Muchas gracias, profesor. Usted debe saber mucho por ser tan viejito — sonrió Bianca. El profesor se quedó mudo y los demás se carcajearon.

    Una vez se despidieron, los tres niños caminaron hacia las afueras del Laboratorio con las miradas llenas de esperanza y ansias por comenzar su viaje, comentando la experiencia recién vivida y riéndose de otras cosas.

    — Ahora tendré mucho trabajo que hacer con Squirtle, iremos a surfear para esquive con gracia y estilo — sonrió Bianca.

    — Eso no suena como algo que haría un Entrenador — refunfuñó Chuck.

    — Seré Coordinadora —respondió la muchacha de castaños cabellos con una amplia sonrisa.

    — ¡Yo me convertiré en el Campeón de Kanto y de todo el mundo! — señaló Chuck con una mano empuñada.

    — Suerte con eso — se rio Bianca —, ¿y tú, Navaja?

    — Quiero ser una buena Entrenadora y llegar a ser como mi papá.

    — ¿Eso nada más? ¿No quieres tener un título o algún trofeo? — preguntó Chuck.

    — Eso lo veré con el tiempo. Ahora quiero aprender a cuidar a mis Pokémon — sonrió Navaja.

    — Bueno chicos, yo me tengo que ir a preparar para ir a la playa ¡adiós! — se despidió Bianca meneando una mano mientras corría — ¡Espero verlos durante el viaje!

    — Nos vemos — Navaja agitó una mano. En eso, Chuck se empezó a reír — ¿Qué es lo gracioso?

    — Tú — contestó Chuck. Navaja lo observó con el ceño fruncido — ¿Cómo es eso de que tienes un Pokémon vario color? Ni siquiera te esforzaste por capturarlo porque te lo regalaron.

    — ¿Y eso qué? — el tono de Navaja se volvió más desafiante.

    — No dejaré que me superes — Chuck se acercó hasta estar frente a Navaja —, puede ser que ahora me lleves la ventaja con dos Pokémon, pero te aplastaré. Completaré la Pokédex antes que tú y además, te derrotaré fácilmente la próxima vez que nos encontremos.

    — ¿Disculpa?

    — Bastará con que entrene a Charmander un poco para aplastar a tus dos Pokémon con sólo un Lanzallamas. Es cuestión de tiempo, ya verás.— la mirada de Chuck demostraba mucha seguridad.

    — Sólo si logras ser más rápido que Scyther y lo dudo mucho — respondió Navaja frunciendo el ceño.

    Una ráfaga de viento los azotó, provocando que tuvieran que cubrirse. Cuando voltearon a ver de qué se trataba, vieron a Tropius aleteando mientras aterrizaba, provocando que el piso retumbara.

    — ¿Y bien? ¿Quién es el Pokémon afortunado? — saludó Shane alzando dos dedos.

    — Te va a encantar cuando lo veas — Navaja volvió a estar alegre ante la aparición de Shane.

    —Bueno, vámonos a casa — Shane dio golpecitos al lomo de Tropius.

    — Nos vemos — Navaja dedicó una sonrisa burlona a Chuck antes de dirigirse hacia Tropius y Shane.

    — Hasta la próxima — contestó Chuck fijando su vista en su nueva rival.

    Cuando estuvo sobre Tropius, emprendieron el vuelo rumbo a su casa en Ciudad Verde.

    —Así que Bulbasaur... será un buen compañero— preguntó Shane inclinando un poco su cabeza para dirigirse a su hija, mientras el viento le desordenaba el cabello.

    — Es muy tímido. Tan solo espero que se lleve bien con Scyther — sonrió ella.

    — Es tu trabajo como Entrenadora que tus Pokémon logren ser un equipo— Shane volvió la vista hacia el frente, viendo como dejaban atrás rápidamente Pueblo Paleta.

    Navaja había volado un par de veces junto a Shane en Tropius, pero nunca de una ciudad a otra. Ver la ciudad desde el cielo le daba una perspectiva muy diferente, percatándose a la vez de lo pequeño que es el ser humano, ya que con un par de aleteos de Tropius avanzaban rápidamente de una localidad a otra.

    A lo lejos unos niños señalaban con gran entusiasmo al gran Pokémon que volaba sobre ellos, soñando con volar alguna vez sobre el lomo de su propio Pokémon.

    De pronto Navaja sintió el impulso de ser sincera con Shane.

    — Hoy perdimos la batalla contra un Charmander — Navaja bajó la vista.

    — Oye, no tienes por qué desanimarte. Lo enfrentaste.

    — No quiero que mi miedo a los Pokémon tipo fuego me paralice de nuevo — se regañó a sí misma.

    — Vamos con calma. Si perdiste contra Charmander significa que te atreviste a pelear y eso es lo que importa ¿no es así?

    — Así es.

    — Yo tengo fe en tus habilidades. Es cosa de pulirlas, así como todos los que entrenamos Pokémon.

    — Quiero ser tan fuerte como tú.

    — Serás mucho más fuerte que yo, recuerda estas palabras. Ahora vamos a comer lo que preparó Zack— sonrió Shane —. Eso te animará.

    Al aterrizar frente a la casa, sintieron un exquisito aroma proveniente de adentro. Entonces Zack se asoma por la ventana, se podía ver que usaba delantal blanco de cocina y una pañoleta también blanca cubría su cabello.

    — ¡Hasta que al fin llegan! No les iba a guardar estofado porque me quedó demasiado bueno.

    — No adivinarás de quién se trata mi nuevo Pokémon —anunció Navaja entrando a la casa.

    — Conociéndote, apuesto que no es Charmander — se mofó Zack.

    Al terminar de comer, Navaja salió al patio junto a Bulbasaur y Scyther con una pelota de tenis que le regaló Zack.

    — Veamos que tal están los reflejos — Navaja corrió hasta estar distanciada de sus Pokémon y levantó su mano — Primero va Bulbasaur, intenta golpear la pelota — en eso la lanzó hacia el Pokémon planta y este no la atrapó, por lo que la pelota lo golpeó en la cabeza —. No importa, ¡vamos de nuevo!

    Lanzó la pelota a Scyther, quien la ignoró, y luego hacia Bulbasaur, a quien le costaba un poco más, lo intentaron un par de veces hasta que logró darle un cabezazo en el aire.

    — ¡Muy bien! Ahora dale un latigazo — volvió a lanzar la pelota y Bulbasaur logró darle con uno de sus látigos —. Intenta devolvérmela— Bulbasaur alargó el látigo, tomó la pelota y se la entregó a Navaja en las manos— ¡Otra vez!

    Navaja lanzó la pelota y Bulbasaur la golpeó con tanta fuerza, que se la devolvió a su Entrenadora, en dirección a su cara. En un pestañeo Scyther la cortó en el aire, mientras Navaja apenas se había cubierto la cara.

    —¡Scyther!— se sorprendió al verlo en acción. Había quedado boquiabierta.

    Scyther no la observó, sino que simplemente se fue a su lugar ante los ojos llenos de admiración del pequeño Bulbasaur, quien lo siguió. Navaja al ver eso, sonrió.

    Entró a buscar otra pelota y cuando volvió, vio a Scyther poniéndose en guardia, mientras Bulbasaur temblaba intentando darle un suave golpe con su látigo. Se veía que Scyther lo regañaba y el pequeño se ponía nervioso.

    — Tiene un gran carácter — observó Shane que apareció al lado de Navaja en la puerta.

    — Así es.

    — Tendrás que sacar el tuyo pronto si quieres ser una buena Entrenadora. Y hablando de eso... — Shane posó sus manos empuñadas en la cintura.

    — ¿Qué?

    — Te reto a un combate Pokémon — Shane la observó con una mirada llena de determinación.

    — ¡¿AH?!

    — ¡¿Qué?! — exclamó Zack asomándose por el pasillo.

    — ¿Aceptas o no? — ante la interrogativa, Navaja quitó rápidamente la mirada dubitativa y asintió.

    — Claro que sí.

    — Y yo seré el árbitro — sonrió Zack ampliamente.

    — ¿Qué te parece mañana? Así tienes el resto del día para prepararte.

    — Sí me parece. Mañana entonces — Navaja señaló a Shane con su dedo índice.

    En ese momento, Navaja sintió cómo su corazón latía de emoción. Jamás esperó enfrentarse tan pronto a Shane, pero sin duda no iba a flaquear ante una oportunidad como esa. Había visto a Shane luchar muchas veces, por lo que sabía que era un contrincante implacable además que su título de Maestro Pokémon corroboraba su categoría. Esto la motivó para seguir entrenando los movimientos de sus Pokémon, además así se conocían mejor y estrechaban lazos.
     
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    J.Nathan Spears

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    A ver. ¿Qué puedo decirte que no te haya dicho ya?

    Ah, que esperaba corrigieras algunas cosillas que te comenté en otro sitio. Pero veo que no editaste eweU

    Pero equis, aún hay tiempo, creo. De momento, creo que me quedaré con que espero Navy comience a acumular una que otra victoria para su autoestima.

    Y que... ¿Shane es considerado un Maestro Pokémon? O__o

    Y mira que ya ser telonero del líder del octavo gimnasio es la re-hostia, pero esto... wow.

    Pero igual, espero tenga una amplia variedad de Pokémon de distintos tipos. De momento le conozco tres.

    Ahora te dejo, que se me antoja una McPollo xD
     
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  7. Threadmarks: Capítulo IV: El primer desafío
     
    Navaja

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    El viaje de una chica llamada Navaja
    Clasificación:
    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
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    Palabras:
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    Capítulo IV

    El primer desafío



    El esperado día había llegado y al despertar ese día Navaja no quiso comer junto a Shane ni Zack porque necesitaba prepararse mentalmente para su batalla. Dio de comer a sus Pokémon y les dio indicaciones sobre lo que debían hacer. Scyther parecía no prestar atención a su Entrenadora.

    Al terminar de preparar a sus Pokémon, salió al patio de la casa en donde Shane reía junto a su primo Zack.

    — Espero estén listos — dijo Navaja saliendo por la terraza y saltando con energía hacia el patio.

    — Creímos que te habías acobardado y ya no vendrías — se burló Zack.

    — Eso jamás — Navaja se acercó rebosando de energía.

    — Entonces no perdamos más el tiempo — agregó Shane con una sonrisa.

    Shane y Navaja se pusieron uno frente al otro dejando varios metros entre ellos, mientras Zack se posicionó a un costado entre ambos. Aclaró su garganta y agregó con voz fuerte.

    —El enfrentamiento entre el Domador Pokémon Shane y su hija Navaja da inicio. Será una pelea individual, cada contrincante usará un máximo de dos Pokémon. No se permiten cambios de Pokémon en la batalla — Zack los miró a ambos —Si no hay dudas, ¡que comience el combate! — indicó levantando el brazo derecho y bajándolo rápidamente.

    — ¡Feraligatr! — Shane sacó una pokébola de su cinturón y liberó a un gran Pokémon lagarto de color azulado, que gruñía ante la emoción de un combate.

    — Entonces yo elijo a Bulbasaur, ¡vamos! — Navaja lanzó la pokébola liberando al pequeño Pokémon reptil, quien al ver al enorme Pokémon delante suyo palideció y quiso huir, pero Navaja lo detuvo con ambas manos — No tengas miedo, tenemos ventaja…eres fuerte contra los de tipo agua — sonrió con seguridad. Bulbasaur tragó saliva y se ubicó tembloroso en su lugar.

    — Haz el primer movimiento — indicó Shane a Navaja.

    — ¡Demostremos que tú también eres muy poderoso! Usa Gruñido— Navaja empuñó ambas manos.

    Bulbasaur utilizó el ataque Gruñido, intentando amedrentar a su oponente mientras que Feraligatr se quedó observándolo y miró a Shane, preguntándose si en serio su Entrenador permitía que se enfrentara a un Pokémon tan pequeño.

    — ¿No harás nada? Está bien, utiliza Desarrollo — ordenó Navaja.

    Bulbasaur concentró toda su energía en el bulbo sobre su espalda, para golpear con más fuerza el siguiente ataque. Feraligatr esperaba pacientemente que Shane le indicara qué hacer ante esa situación desventajosa.

    — Feraligatr, Acua Cola — decidió Shane de repente, Navaja se preparó para auxiliar a Bulbasaur en cualquier momento, mientras el pequeño esperaba con temor el ataque que se concentraba en la cola musculosa de su oponente. Una fina corriente recorrió en espiral la cola de Feraligatr mientras él la agitaba — Escúchame Bulbasaur, quiero que intentes desarmar el ataque con Látigo Sepa.

    El Pokémon titubeó y miró a Navaja.

    — Hazlo — decretó la chica asintiendo con la cabeza.

    Bulbasaur sacó sus látigos y los lanzó hacia Feraligatr quien se volteó y recibió los ataques con la corriente que provenía de su cola.

    — ¡Otra vez! — dictó Shane.

    Feraligatr seguía en guardia y Bulbasaur empezó a lanzar sus latigazos hacia la cola de Feraligatr, salpicando de agua el suelo y a los presentes.

    — ¡Rompe la corriente! — ordenó Shane.

    — ¡Vamos! — exclamó Navaja.

    Bulbasaur usó todas sus fuerzas mientras Feraligatr agitaba su cola, creando un espiral frente suyo, que se iba agrandando cada vez más.

    — Si no lo rompes, te lastimará con un solo roce — advirtió Shane.

    Bulbasaur estaba asustado, comenzó a golpear la corriente empleando cada vez más fuerza y más rapidez; estaba sudando.

    El remolino se acercaba y se volvía cada vez más grande, por lo que intentó desarmar la nueva onda que se estaba creando. Tomó impulso, corrió hacia la corriente y golpeó tan fuerte con sus látigos que su cuerpo perdió el impulso y para no caer, dio una voltereta en el suelo y el movimiento hizo que ejerciera la fuerza necesaria para romper el curso de la corriente.

    — Suficiente —indicó Shane.

    Feraligatr deshizo el ataque, mojando el suelo con el agua que cayó. Bulbasaur cayó de pie, sonriendo por tener su primera hazaña en una batalla.

    — Es un gran avance — sonrió el vaquero.

    — ¡Genial! — exclamó Navaja dando un salto de alegría.

    Feraligatr se acercó a Bulbasaur y abrió su enorme boca enseñando una sonrisa. Bulbasaur se asustó al ver a ese Pokémon tan grande con sus colmillos filosos, así que corrió a esconderse tras su Entrenadora.

    — ¡Ya que Bulbasaur huyó del combate, Feraligatr es el ganador! — Zack señaló a Shane con su mano izquierda abierta.

    — ¿Qué? ¡No fue así!— reclamó Navaja.

    — Tienes que aguantar hasta el final. No te daremos ventaja porque seamos familia — explicó Zack.

    Navaja asintió y volteó hacia Bulbasaur levantando su pulgar indicando conformidad.

    — Es hora que usen su último Pokémon — agregó Zack.

    — Scyther, cuento contigo — Navaja lanzó la competiball de su Pokémon y este se mostró fastidiado.

    — Flareon, a pelear — Shane lanzó la pokébola de su Pokémon más antiguo, quien salió ladrando y poniéndose en posición de ataque.

    — ¿Es en serio, Shane? — Navaja proyectó una mirada acusadora a su padre.

    —En las batallas te enfrentarás a todo tipo de oponentes y no porque sea tu padre tendré compasión a la hora de luchar — dictaminó el hombre.

    — ¡Comiencen! — indicó Zack levantando un brazo con energía.

    — Scyther, comienza con Cuchi… —Navaja no terminó de dar la orden, porque Scyther se impulsó antes que terminara de hablar, ejecutando un Ataque Rápido, el cual fue interceptado por la Detección de Flareon.

    Al ver la rapidez de reacción de Flareon, Scyther se molestó y quiso ser más rápido, por lo que usó Agilidad, moviéndose de un lado a otro, intentando tomar por sorpresa al Pokémon tipo fuego.

    — Usa Ataque Rápido — ordenó Shane.

    — Scyther, protégete — agregó Navaja, sin embargo, Scyther siguió moviéndose de un lado a otro, ignorando por completo a su Entrenadora.

    Flareon observó que Scyther se acercaba y de pronto se alejaba, así que esperó que estuviese cerca y rápidamente se impulsó para golpearlo con su Ataque Rápido, empujándolo de vuelta con su Entrenadora y debilitándolo considerablemente debido a su gran fuerza y experiencia.

    — Te dije que te protegieras — reclamó Navaja, viendo como a Scyther se le dificultaba ponerse de pie.

    — Scyther no obedecerá — aclaró Shane —. Al haber sido capturado por otro Entrenador le costará asumir tus órdenes. Ahora solo nos queda darle una lección.

    Scyther logra levantarse y arremete contra Flareon por el aire, impulsándose con las alas velozmente, apenas perceptible por los ojos de los presentes. Apareció de un lado al otro mientras se acercaba a su oponente tipo fuego, quien intentaba leer el siguiente movimiento, pero era difícil ver por dónde atacaría Scyther. El golpe llegó del lado izquierdo cuando Flareon observaba hacia arriba. El ataque de Persecución surtió efecto, haciendo tropezar a Flareon; sin embargo no cayó, sino que utilizó su cercanía con el Pokémon mantis para golpearlo con Cola de Hierro apoyándose de sus patas delanteras para agarrar más impulso. Scyther no se esperaba esa ágil reacción de un Flareon ya maduro, por lo que no pudo evitar ser lanzado por el aire hasta que chocó su espalda contra un árbol, lo cual l0 dejó fuera de combate de inmediato.

    — Scyther perdió— Zack levantó ambos hombros con cara de preocupación por cómo se lo tomaría Navaja.

    — ¡Scyther! — la niña corrió hacia su Pokémon que aún estaba tumbado en el suelo y le sostuvo una guadaña para ayudarlo a levantarse — ¿Estás bien?

    Scyther comprobó que sus alas no estuvieran heridas y voló hacia el fondo del patio. Navaja lo miró preocupada y volteó hacia Shane, quien la observaba con seriedad.

    — Gracias — ella se inclinó en una reverencia.

    — ¿Y eso por qué? — arrugó el entrecejo el Domador Pokémon.

    — Por no utilizar ataques tipo fuego — sonrió Navaja.

    — No tuve tiempo — Shane se cruzó de brazos —. A Scyther le hace falta mucho entrenamiento. Que esto te sirva de lección de lo que no debes permitir porque la próxima vez, no seré tan amable contigo.

    Navaja se sonrojó por la vergüenza y se volvió hacia Scyther. Quien estaba haciéndole cortes a los árboles con la mirada llena de frustración.

    — Anímate. Sólo fue una derrota sin sentido — Navaja lo observaba mientras Scyther seguía ensimismado en su actividad —. Tendremos muchas batallas que podrás ganar y si nos ayudamos podremos ser muy fuertes, ¡confía en mí, Scyther!

    Scyther se detuvo un momento, la miró de reojo y siguió entrenando. Navaja lo tomó como una señal de esperanza, por más testarudo que fuera Scyther, ella entendió que él la apoyaba a su modo.

    Entró a la casa y fue con mirada decidida a su habitación.

    — ¿Estará molesta por haber perdido? — preguntó Zack al ver a Navaja pasar tan rápido.

    — No tengo idea— contestó Shane recostado en el sofá mientras levantó los hombros y siguió concentrado en su teléfono.


    Encerrada en su habitación, Bulbasaur la observó mientras ella se paseaba de un lado a otro.

    — Estoy pensando en algo… y quiero saber si estás de acuerdo conmigo — Navaja apuntó con un dedo a su Pokémon, provocando que este se crispara y se acercara un poco temeroso, ella se puso en cuclillas y le acarició la cabeza — Quiero ponerte un nombre — Bulbasaur la miraba curioso, quería escuchar más —, no quiero llamarte siempre Bulbasaur, todos los Bulbasaur se llaman Bulbasaur… Tú eres especial, así que te daré un nombre igual de especial… ¿Te gusta Helio? Significa que te adaptas a distintos ambientes y puedes sacar lo mejor de ti en cualquier situación.

    Bulbasaur dio un brinco de alegríadando su aprobación, Navaja lo abrazó y lo hizo girar junto con ella.

    —No creo que a Scyther le agrade que le busquemos un nombre, además… yo tengo un nombre que combina perfectamente con él, así que con eso tengo suficiente — sonrió la muchacha.

    Luego, Navaja arregló su cabello nuevamente en la coleta, puso su mochila al hombro y se ajustó el cinturón con sus pokébolas, poniendo la de Scyther en primer lugar. Se puso sus guantes negros sin dedos y salió de la habitación con semblante de triunfo. De pronto se vio en el aire y antes que pudiera gritar se percató que el Machoke de Zack la llevaba sobre el hombro y comenzó a bajar las escaleras.

    — ¿Transporte gratis? — señaló Navaja con el ceño fruncido, Machoke solo sonrió y la llevó hasta afuera, en donde la esperaban Shane y Zack.

    — Gracias, Machoke — sonrió Zack metiéndolo nuevamente a la pokébola — Quise asegurarme que estuvieras acá antes del anochecer.

    — Zopenco— refunfuñó Navaja.

    — Ahora que ustedes pasarán más tiempo juntos, dejen de pelear como bebés llorones — Shane se cruzó de brazos y alzó las cejas.

    — La que es una bebé es Navaja, mira lo chaparra que es — se mofó Zack poniendo bruscamente una mano sobre la cabeza de ella.

    — ¡Estoy en crecimiento aún! — Navaja empuñó ambas manos enojadísima.

    — Y aquí vamos de nuevo… — Shane volteó los ojos.

    — Pues parece que te vas a quedar así — seguía Zack a carcajadas.

    — ¡No es cierto! ¡Apenas tengo diez años! Me falta mucho por crecer — Navaja se molestaba cada vez más.

    — Avísame cuando me llegues acá — Zack se señaló la barbilla.

    — Avísame cuando te crezca el cerebro.

    — ¡Se callan los dos! No puede ser que a minutos de salir estén como Zangoose y Seviper.

    — Yo soy Zangoose— Zack le sacó la lengua a Navaja.

    — ¡Oye, yo quería Zangoose!

    — Pues piensa más rápido, tonta — la risa de Zack era contagiosa pero Navaja estaba muy ofuscada.

    — ¡El tonto eres tú! ¡¿Cuál es tu obsesión con querer pelear siempre?!

    — Demostrar lo superior que soy de ti.

    — ¡Solo si fuera un concurso idiotas!

    — Justamente en eso me ganas —Zack le tocó con un dedo la frente a Navaja.

    Shane comenzaba a molestarse y se quedó callado, buscando palabras no tan hirientes para su hija y sobrino, mientras se le hinchaba una vena en la frente.

    — ¡Oye! ¡No me toques!

    —Oops, lo hice de nuevo — Zack volvió a tocar a Navaja con un dedo esta vez con más fuerza, haciendo que echara la cabeza hacia atrás.

    —Sacaré tus amígdalas y te las voy a meter por el… — Navaja no pudo terminar la frase, ya que una soga le quitó el aire y la dejó pegada al lado de Zack.

    Shane los había atado y ninguno de los dos se podía separar del otro.

    — No me dejan otra opción —resopló el vaquero.

    — ¡Shane, desátame! — gritó Navaja.

    —Tus cuerditas no pueden contra mis músculos, anciano — Zack comenzó a hacer fuerzas para desatarse, pero las amarras de Shane no cedían.

    — Eres ingenuo al pensar que un enclenque como tú puede contra cuerdas que han atado Pokémon que te triplican en fuerza.

    — ¿¡Enclenque!? Has cavado tu tumba aquí mismo — Zack se mostró bien molesto con ese adjetivo y empezó a luchar para desatarse, pataleando.

    — ¡Sigan parloteando pero lejos de mi vista!— Shane los ató en un nudo y los dejó solos afuera, mientras entraba a la casa y cerraba con fuerza.

    — Pero Shane… Papi — gimió Navaja.

    — Viejo zoquete — refunfuñó Zack.

    — ¿Ahora qué hacemos?

    — ¡Estamos haciendo el ridículo! — regañó Zack mientras se le hinchaba una vena de su frente y vio cómo a su alrededor la gente que había cerca se había parado a observar y otros los señalaban y se reían.

    — Piensa en algo, musculoso — Navaja frunció el ceño.

    —Oww… ¿Piensas que soy musculoso? — los ojos de Zack brillaron.

    — Es tu único atributo…— la cara de Zack demostraba querer reírse pero parecía más conmovido, lo que incomodó a Navaja, porque tuvo la sensación de haber dicho algo que realmente pusiera sentimental a Zack, por lo que desvió su mirada y cambió el tema—Debemos desatarnos… ¡Ah, ya sé! Le pediré a Scyther que lo haga…

    — Oye, tu Scyther capaz que nos corte en dos ¡Ni siquiera se controla bien! No nos queda otra opción más que… trabajar en equipo — Zack levantó ambas cejas con resignación.

    — ¿Tú y yo? ¡Ni siquiera puedo conversar contigo sin querer destriparte!

    — ¿Eso quieres o nos vamos así a la siguiente ciudad? Decide, enana.

    — ¡Que no me…! Ou… — suspiró— Está bien, ¿qué propones?

    — Intentemos desatarnos… Mira, ¿puedes intentar pasar tu mano por delante y desatar el nudo que está entre nosotros? De algo que sirva tu micro tamaño — Zack se rio para sí mismo.

    Navaja intentó acomodar bien la mano para empezar a estirar el nudo, el cual estaba muy apretado. Sus dedos quedaron rojos por el esfuerzo.

    — Es inútil…

    — ¡Piensa en algo! ¿Quieres ser Entrenadora, no? Crea alguna estrategia —rezongó Zack. En ese momento pasaron tres niños y se empezaron a reír de lo estúpidos que se veían atados en medio de la acera. Ambos se sonrojaron y Navaja frunció el ceño.

    — Pues… Scyther es el indicado. Hay que confiar en él — decidió Navaja.

    — No quiero morir tan joven — gimió Zack arrugando el entrecejo.

    — Y yo no quiero seguir atrasando mi viaje, ¡Scyther, sal ahora! — Navaja tenía el corazón acelerado y al ver a Scyther salir de su competiball respiró profundo — Necesito que cortes con mucho cuidado esta cuerda — Scyther observó de mala manera —. Por favor, Scyther. Eres el único que puede hacerlo.

    Scyther estiró una guadaña con cuidado y cortó la primera vuelta.

    — Se suave conmigo — suplicó Zack.

    — Vamos, amigo… hazlo — en el fondo, Navaja estaba asustada porque la cuerda le quedaba justo en el estómago y un movimiento en falso y saldría herida, pero Scyther fue muy preciso con sus movimientos y logró cortar limpiamente las cuerdas, desatando así a los primos — ¡Estupendo! Gracias Scyther.

    Shane salió por la puerta de entrada con un cinturón en las manos. Zack se crispó.

    — ¡Oye, no seas injusto! Ya nos desatamos de tu cordoncito, no es necesario azotarnos —se alarmó el luchador.

    — ¡Ay, Santo Dios Pokémon! Vengo a felicitarlos y empiezas con tus tonterías — Shane miró hacia arriba pidiendo compasión divina. Respiró hondo hasta que se calmó y se acercó a Navaja — Mija, ahora que oficialmente comienzas tu viaje, quisiera darte esto, es el símbolo de nuestra familia — tomó la mano de Navaja y le entregó el cinturón. La correa era negra y tenía grabado en la hebilla plateada un boomerang color verde. A Navaja se le iluminó el rostro y contempló la hebilla con gran emoción. A Zack se le escapó una sonrisa de alegría, mientras Scyther observaba intrigado.

    — Esto es… — Navaja estaba emocionada su mirada demostraba gran determinación casi con furia, junto con su sonrisa amplia.

    — Recuerda el significado de esto. El boomerang es el karma de tu vida y todo lo que entregas será lo que recibirás, así que ya sabes… da lo mejor que hay en ti y así recibirás las cosas adecuadas — Shane sonrió. El atardecer resaltaba el azul de sus ojos, que junto con su mirada llena de ilusión y su sonrisa amplia, le daba un aspecto majestuoso ante los ojos de la jovencita.

    — Eso haré, Shane — Navaja rápidamente se quitó el cinturón porta pokébolas y en su lugar se puso el que le había regalado Shane, sintiendo que de alguna manera el cinturón le daba una especie de poder místico, ya que era el mismo cinturón que usaban él y Zack, cada uno con el color que más los representaba. Shane sabía que el verde era su color así que, ese cinturón solo podía ser usado por ella. Un accesorio invaluable.

    — Zack, sé que me harás sentir orgulloso — inclinó levemente la cabeza con una sonrisa llena de complicidad — ¡Ahora largo de aquí! El mundo los está esperando — Shane se cruzó de brazos y Flareon salió a despedir a los muchachos. Navaja le acarició la cabeza al Pokémon y Zack le dio palmaditas en el hombro a Shane antes de emprender camino a su destino.

    En ese momento Zack, Navaja y Scyther caminaron rumbo al Bosque Verde, mientras Shane los miraba orgulloso y con esperanzas de que sus niños lograran grandes hazañas.

    — Ahora es su turno de escribir la historia — Shane no pensó que se emocionaría y una lágrima se asomó velozmente, por lo que la secó, disimulando lo que acababa de pasar. Flareon lo miró y rió— ¿Qué? Los años sensibilizan a los hombres. Ahora somos tú y yo de nuevo, así que no te hagas el duro.

    Flareon estaba aguantando un gemido lamentoso, evidenciando que también se sentía emocionado. Shane sonrió y guardó sus manos en los bolsillos de su pantalón mientras caminaba hacia el interior de la casa seguido por su Pokémon.


    Al entrar al Bosque Verde, notaron como se oscurecía de inmediato. A pesar de que aún faltaba para el ocaso, allí era como entrar en una dimensión llena de vegetación, muy sombría.A lo lejos se podían ver a Entrenadores enfrentarse con mucho entusiasmo y se escuchaban Pokémon ocultos en la hierba y en las copas de los árboles.

    — ¿Cuál será tu primer movimiento, filosita? ¿Una batalla o te lanzas a capturar algún Pokémon?

    — ¡Es una idea grandiosa! Voy a capturar muchos Pokémon, ¡ya verás! — Navaja se adelantó hacia dentro del bosque y observó a un Kakuna sobre una rama de un árbol. Sacó su pokédex y lo escaneó <Kakuna, el Pokémon capullo. Es de tipo insecto/ veneno. Su cuerpo parece inmóvil pero internamente se prepara para la evolución, a eso se debe la alta temperatura de su caparazón.> — ¡Es de tipo insecto así que usaré a Scyther!— apuntó sintiendo una gran adrenalina dentro suyo, al ser la primera batalla fuera de casa— Utiliza Ataque Rápido — Scyther la miró con cara de extrañeza y no se movió. Navaja quedó boquiabierta y Zack se burló — Ay, olvidé que eres Don desobediente.

    — Si no haces algo, otra persona te ganará el Pokémon.

    — Es cierto. Scyther, regresa — lo devolvió a su competiball y sacó a Bulbasaur —Se que tú vas a luchar… Helio, ¡ataca con látigo cepa!

    Bulbasaur no alcanzó hasta la altura donde estaba el Kakuna, solo golpeó el árbol y este ni siquiera se movió.

    — Eh… probemos otra cosa — Navaja agarró una piedra — Helio, lanzaremos esta piedra a Kakuna con tu látigo cepa para derribarlo — Bulbasaur asintió y esperó la señal de su Entrenadora, entonces cuando Navaja lanzó la piedra al aire, tomó impulso con sus látigos y con la fuerza del salto, logró lanzarla con tal fuerza que la piedra cayó a la copa del árbol y cortó la seda de la que colgaba el Pokémon — ¡Sí! ¡Lo hicimos!

    Antes de que pudieran percatarse, Kakuna lanzó picotazos venenosos mientras caía al suelo. Su ataque cayó a la copa del árbol del que colgaba y se escuchó un montón de alas zumbar y antes que pudieran reaccionar, aparecieron un enjambre de Beedrill furiosos que comenzaron a volar en su dirección.

    Zack, Navaja y Bulbasaur gritaron y corrieron instintivamente. Navaja cargó en brazos a su Pokémon que lloriqueaba de miedo.

    — ¡¿Sabes lo que pasará si nos alcanzan?! — exclamó Zack.

    — ¡No quiero saber!

    — ¡Nos picarán hasta morir!

    Navaja solo gritaba y corría sin rumbo, entonces vio unos arbustos y se metió a ellos con la intensión de ocultarse y rezar porque la perdieran de vista.

    — ¿Pero qué rayos? — exclamó una voz femenina — ¡Ataca con Impactrueno!

    Se escuchó un gran estruendo atrás del arbusto y Navaja cerró sus ojos abrazando con fuerza a Bulbasaur, mientras sentía como Zack la rodeaba con los brazos para protegerla.

    De pronto el ataque paró y se escucharon montón de cuerpos cayendo. Al abrir los ojos y mirar al frente se encontraron con una gran sorpresa.

    — ¡Bianca!

    — Oh, Navaja. Te salvé — sonrió la chica ocultando su risa con su mano.

    Bianca llevaba puesto un lindo sombrero castaño con una flor celeste adornándolo y a su lado avanzó un pequeño Pokémon amarillo con orejas puntiagudas, que también usaba una flor en su cabecita.

    — ¿Es tuyo este Pikachu? — Navaja se veía muy sorprendida.

    — Sí, ella es mi nueva amiga — Bianca la tomó en brazos. Realmente se veían muy a gusto juntas — Y ya ves lo poderosa que es, acabó con ese grupo de Beedrill ella sola.

    — Es increíble. Oh, Bianca, él es mi primo Zack — Navaja señaló al luchador y la niña se sonrojó al notar lo guapo que era.

    — Un gusto, señorita… y que hábil — sonrió Zack tomando la mano de Bianca a modo de saludo mientras ella sintió como el corazón se le detenía ante el halago del joven y su cara se ponía tan roja como una pokébola.

    — Eh, ¿Bianca? — Navaja se puso muy seria ante la situación.

    — ¿Navaja… me decías algo?

    — Con Navaja seguiremos entrenando; tú ya capturaste un Pokémon y nosotros aún no conseguimos nada — explicó el joven.

    — No me expongas así, Zack — se quejó Navaja ante la cara risueña de Bianca.

    — No te presiones tanto, Navaja. Solo no hagas enojar a más hordas de Pokémon — aconsejó Bianca de manera amable.

    — Bien… eso haré — Navaja se sonrojó y dejó salir una risa nerviosa y le salió un sonido extraño de la nariz y tanto Zack como Bianca se largaron a reír — ¡Hey! ¡Oigan! Fue un accidente — Navaja se contagió de pronto de la risa de los demás y también se largó a reír.

    Fue una grata sorpresa para Navaja encontrarse con Bianca quien era muy amable. A pesar de haber empezado con el pie izquierdo se sentía muy contenta al no sentirse juzgada por su mala racha.

    — Navaja, ya que nos encontramos aquí, me gustaría aprovechar de combatir contigo— la sonrisa decidida de Bianca parecía estar en sintonía con la de Pikachu, que también la miraba con desafío.

    — Oh, ¡por supuesto! Que sea dos contra dos — Navaja empuñó ambas manos emocionada por este nuevo reto. Bianca se cubrió la sonrisa con una mano.

    — Me parece bien.

    Las dos niñas se pusieron en posición de combate, cada una frente a la otra dejando suficiente espacio entre ambas. Zack se posicionó al medio para tomar el papel de réferi.

    — Recuerden las reglas: combate individual de dos Pokémon por contrincante. No se permiten cambios y gana quien logre debilitar a todos los Pokémon del rival. Si rompen las reglas, les parto su…

    — ¡Zack! ¿Quieres dejarme en vergüenza?

    — Está bien, está bien. Cumplan las reglas, porque la disciplina hace al maestro, ¡comiencen! — Zack alzó un brazo con fuerza, para dar inicio a la batalla.

    — ¡Vamos, Helio! — ordenó la niña de cabello azabache, liberando al pequeño Bulbasaur que entró con energía.

    — ¿Helio? —preguntó Bianca, que junto a su Pikachu ladearon la cabeza levemente.

    — Es el nombre que le puse — explicó Navaja.

    — Que tierno que le des motes a tus Pokémon ¡Adelante, Pikachu! — El roedor amarillo saltó desde los brazos de Bianca al frente, liberando chispas de sus mejillas, evidenciando sus ansias por luchar — Ya encontraré un nombre bonito para ti.

    — Haz los honores, Bianca — Navaja sonrió. A pesar de estar entusiasmada por combatir, tenía dudas de lo que debía hacer y trataría de ganar tiempo de manera disimulada. Al ver lo que haría Bianca podría darle ideas de lo que ella debía hacer.

    — ¡Ay, gracias! Pikachu usa Impactrueno.

    Rápida, audaz y potente, la Pikachu de Bianca liberó una descarga eléctrica de sus mejillas que se extendió por todo su cuerpo.

    — ¡Ah! ¡Esquívalo! — Bulbasaur tenía buenos reflejos, por lo que hizo uso del truco que ambos habían practicado; se impulsó con sus látigo sepa para evadir el Impactrueno con un salto, sin embargo la descarga fue precisa y lo derribó en el aire.

    — Sigue con Onda Trueno — Bianca se mostraba muy decidida en sus movimientos. Pikachu le seguía el paso impecablemente. Pikachu concentró energía en sus mejillas y lanzó tres descargas circulares que se acercaban a Bulbasaur.

    — ¡No! ¡Esquívalo! — Bulbasaur se impulsó con sus látigos y logró zafarse de las ondas eléctricas. En ese momento la frente de Navaja se llenó de gotas de sudor y su corazón latía tan fuerte que ella sintió que se le saldría por la garganta.

    — ¿Solo vas a esquivar? Muy bien, ¡Sigue dándole con Onda Trueno! — Bianca frunció el ceño, levemente decepcionada por la actitud de Navaja. Por su apariencia daba a entender que era una chica valiente y ruda, sin embargo, ver a Navaja asustada la decepcionó.

    — Usa Drenadoras.

    Bulbasaur dejó salir una semilla de su bulbo, la cual disparó a gran velocidad hacia Pikachu, que la recibió en la cabeza. Al mismo tiempo, recibió las ondas de Pikachu, las cuales cubrieron todo su cuerpo dejándolo con un halo de estática <<Nos paralizaron, lo que nos hará más lentos… Lo bueno es que Bulbasaur es más resistente que Pikachu, por lo que la victoria depende de mis siguientes movimientos>>

    — ¡Helio, ataca a Pikachu con Látigo Cepa!

    — ¡Esquívalo! — la Pikachu de Bianca saltó con ímpetu hacia atrás, logrand0 esquivar el movimiento de su contrincante, sin embargo, al tocar el suelo, Pikachu sintió que las ramas que cubrían su cuerpo la apretaban, debido a que su energía fue absorbida por las Drenadoras, devolviéndola al bulbo del Pokémon.

    — Ahora sí, ¡Látigo Cepa! — Ni bien escuchada la orden, Bulbasaur comenzó a correr hacia su rival.

    — ¡Impactrueno otra vez! — Pikachu concentró toda su energía en sus mofletes y lanzó la descarga definitiva para terminar el combate; la descarga recorrió todo el cuerpo de Bulbasaur, más este no detuvo su carrera, y cuando ya tuvo suficiente impulso, azotó a Pikachu con ambos látigos, lanzándola por el aire.

    — ¡Oh, no! — Bianca se apresuró en atraparla para evitar una caída dolorosa. Por poco no lo logra y la presionó contra su pecho — Pikachu, ¿estás bien? — Pikachu estaba desmayada.

    — Pikachu no puede continuar, ¡la victoria es para Bulbasaur y Navaja! — Zack alzó un brazo en dirección a su prima.

    — ¡Sí! ¡Ganamos, Helio! — Navaja corrió a abrazar a su Pokémon y giró con él en sus brazos — Nuestra primera victoria.

    Bulbasaur sonrió ampliamente al oír esto y Navaja sintió un gran júbilo. Al fin logró ganar por su cuenta.

    — Bien hecho — Zack miró la escena asombrado y sonrió hacia su prima. Ella le sonrió de vuelta.

    — ¿Bianca, estás bien? — Navaja se acercó preocupada.

    — No creas que hemos acabado, ¡Squirtle, sal ahora! — rápidamente Bianca lanzó la pokébola y liberó al Pokémon acuático. Navaja retrocedió a su lugar, con una gran sonrisa de satisfacción por la actitud profesional de su contrincante.

    — ¡Yo usaré a Scyther! — Navaja liberó al Pokémon de su competiball y éste observó al pequeño Squirtle delante de él.

    — ¡Utiliza Ataque Rápido! — Navaja señaló enérgicamente hacia delante, a lo que su Pokémon respondió con una mirada de extrañeza. La emoción se fue rápidamente del semblante de la Entrenadora y bajó el brazo — Ay, no…

    Bianca soltó una risita burlona.

    — Ese Scyther es un maleducado, así que Squirtle, enséñale como se pelea, ¡Usa Pistola de Agua como lo practicamos!

    Squirtle se escondió en su caparazón y lanzó un chorro de agua mientras giraba sobre su eje.

    — ¿¡Qué!? — Navaja sentía frustración al ver que Bianca había avanzado en aprender ataques y técnicas para ejecutarlos y, además podía darse el lujo de burlarse de ella por la desobediencia de Scyther.

    Scyther lo esquivó y utilizó el movimiento Falso Tortazo, golpeando con ambas guadañas el caparazón de Squirtle con tanta fuerza que lo lanzó por el aire hasta que chocó estrepitosamente con un árbol, provocando que este se sacudiera y soltara varias hojas, que cubrieron el caparazón de Squirtle mientras este yacía dentro del mismo.

    Los presentes quedaron boquiabiertos, expectantes a lo que ocurriría después.

    Scyther caminó lentamente hacia el Pokémon tipo agua para cerciorarse que lo había derrotado y lo movió con una guadaña, solo para notar que este no se movía.

    — ¿Ganamos?— murmuró Navaja.

    En ese momento, Squirtle lanzó su ataque Burbuja con gran potencia, asestándole en la cara a Scyther, logrando que este cayera al suelo.

    — ¡Sí! ¡Toma eso! —exclamó Bianca.

    — ¡Scyther, arriba! — Lo animó Navaja — ¡Usa Ataque Rápido! ¡Vamos!

    — ¡No lo dejes, Squirtle! ¡Refúgiate! — Bianca empuñó su mano con fuerza y la movió enérgicamente.

    Squirtle sacó la cabeza y le enseñó la lengua a Scyther, sardónicamente. Al ver que Scyther se levantó, volvió a ocultarse en su caparazón y el Pokémon mantis le dio otro golpe, con evidente enojo. Antes que Squirtle pudiera contraatacar, Scyther lo siguió golpeando mientras lo lanzaba cual pelota de vóley.

    Bianca se preocupó al ver a Scyther golpeando repetidamente a Squirtle y sus ojos se llenaron de lágrimas.

    — Navaja, haz que se detenga —Bianca se notaba molesta.

    — ¿Ah?

    — ¡Ya me escuchaste! — la voz de Bianca se quebró en un sollozo al finalizar la frase.

    — Solo quieres ganar — respondió Navaja.

    — Prima, mira a Squirtle… se desmayó y Scyther está enojado — susurró Zack en el oído de la niña.

    — Oh, no lo había visto — Navaja miró a Bianca, que tenía la cara húmeda por las lágrimas de desesperación.

    — ¡Squirtle ya no puede continuar, Scyther es el ganador! — Zack alzó la voz y Scyther dejó en paz a su oponente jadeando con ira.

    Bianca fue hacia Squirtle y lo abrazó. Le pidió perdón, prometiéndole que pronto se sentiría mejor y lo regresó a su pokébola.

    Navaja se acercó a Scyther y puso una mano en el hombro de Scyther.

    — Gracias por ganar — la niña le sonrió y Scyther sólo la observó con seriedad.

    — ¡No sabes controlar a tus Pokémon, eres miedosa y aún así…! Lograste darme una paliza — Bianca fue hacia la niña de ojos verdes y le extendió una mano, amistosamente.

    Navaja la miró con asombro y se la dio con una sonrisa.

    — Pensé que estabas molesta con nosotros.

    Bianca negó con la cabeza.

    — Desde pequeña quiero ser Coordinadora Pokémon y en los concursos también deberé enfrentarme a otros Coordinadores. Así que gracias a este combate entiendo que debo esforzarme más, para no ver a Squirtle sufrir así otra vez — la sonrisa sincera de Bianca alivió a Navaja.

    — No puedo creer que una niña de diez años acaba de darme una lección de vida — Zack sonrió rascándose la nuca.

    — Hm… ¡Tengo una idea! Bianca, ¿por qué no viajas con nosotros? Iremos a Ciudad Plateada a retar al Líder del Gimnasio — Navaja empuñó sus manos con emoción.

    — Me parece una buena idea — sonrió de vuelta —. Allí encontraré un Centro Pokémon y alguna tienda donde comprar medicinas. Oh, por cierto, toma esto — Bianca entregó un poco de dinero a Navaja —. Los perdedores tenemos que pagar.

    Los tres jóvenes caminaron rumbo a la salida del Bosque, no sin enfrentarse a algún Pokémon salvaje o luchando contra otro Entrenador que iniciaba su travesía. Navaja ganó un par y Bianca también y, al ser el Bosque Verde tan oscuro, no se percataron cuando los Entrenadores ya no estaban por ninguna parte y, solo cuando encontraron un claro entre tanto follaje de los árboles, se dieron cuenta que se veía un cielo nocturno estrellado.

    — Pues ni modo, niñas… es peligroso ir por un bosque en mitad de la noche. Tendremos que acampar — dijo Zack quitándose la mochila de los hombros y dejándola en el suelo, para sacar una linterna.

    — ¡Que divertido! Este lugar me parece adecuado para hacer una fogata, porque no hay árboles demasiado cerca — Bianca sacó a Pikachu de su pokébola — Usa Destello, Pikachu — Los mofletes de Pikachu empezaron a chispear y todo el cuerpo de Pikachu se volvió reluciente, cual linterna — Vamos, Pikachu — la niña dio la media vuelta junto a su Pokémon y se adentraron al bosque.

    — Que inteligente es esa Bianca… nosotros preparemos el lugar. No creo que sea necesario usar una carpa, no lloverá — Zack comenzó a sacar cosas de su mochila.

    — Está bien — Navaja sacó su mochila también y estaba sacando cuidadosamente sus cosas, ya que echó el saco de dormir al fondo del bolso.

    — ¡Oye Navaja! — gritó Zack, haciéndola saltar del susto — ¿Has pensado que si hubieses elegido a Charmander nos hubiéramos ahorrado la fogata? — Navaja frunció el ceño e hizo una mueca de enojo con la boca — Los Pokémon de fuego resultan tan útiles… no sé a quién no le pueden gustar esos maravillosos Pokémon, quizás a alguna persona que sea muy tonta y torp… — no pudo terminar la frase porque Navaja le lanzó el bolso directo a su cara y este lo asaetó en el aire con una mano. La niña se dio cuenta que, al menos físicamente, ganarle a Zack era una tarea titánica.

    — ¿¡Por qué no te consigues uno y me dejas en paz!?

    — ¡He vuelto! — exclamó Bianca con varias varillas en sus manos y Pikachu también traía unas cuantas. El contraste de la luz dorada que envolvía a Bianca y Pikachu del resto del bosque, les daban un aire angelical que provocó que tanto Zack como Navaja se quedaran mirándolas por un momento.

    Prepararon la fogata y Zack les enseñó cómo debían encender el fuego. Les tomó unos minutos hasta que lo consiguieron.

    Ya entrada la noche, se podían escuchar a los Pokémon nocturnos interactuar, junto al viento mecer suavemente las ramas de los árboles, creando el ambiente propicio para descansar. Los tres yacían en sus sacos, Zack se concentraba en dormir, mientras Pikachu, Bulbasaur y Squirtle jugaban a perseguirse alrededor de ellos.

    — Es increíble, ¿no? — Bianca rompió el silencio — Es la primera noche del viaje más importante de nuestra vida y estamos acá, tú y yo con sueños completamente distintos y nuestros Pokémon jugando como si fueran una gran familia.

    — ¿No sientes miedo? — preguntó Navaja

    — ¿Miedo a qué?

    — A fracasar.

    — Pues no. Mi madre siempre me enseñó que mientras haga las cosas que indique mi corazón y me divierta, no sería fracasar aunque pierda. Fracasaría si siento que soy infeliz o hago infelices a mis Pokémon.

    — Vaya… Es una manera muy bonita de ver la vida… ¿no te daría miedo incluso si alguien que amas se decepciona?

    — Mis padres siempre me apoyan, así que no tengo miedo. Daré lo mejor que pueda y si aún así pierdo, ellos no podrían reprochármelo. Fue lo que me enseñaron, después de todo.

    — Me gusta como piensas — sonrió Navaja y levantó un puño con gran ímpetu —. Daré lo mejor de mí cuando me enfrente a Brock y lo venceré, como que me llamo Navaja.


    Por otro lado, Shane se encontraba junto a Flareon en el cementerio, llevando una canasta con flores blancas que él mismo cultivaba en su jardín. Finalmente ambos se detuvieron frente a una tumba de piedra blanca. Sacó las flores marchitas y las cambió por las nuevas. Se quitó el sombrero y descansó en cuclillas delante de la lápida.

    — Vine a cambiar tus flores y a contarte que obligué a la niña a iniciar su viaje para ser Entrenadora Pokémon. Sé que has visto todo lo que he hecho y espero no me vengas a jalar las patas… Porque prometí que haría lo posible para convertirla en una gran mujer y es mi manera de hacerlo… También espero me perdones si tengo la osadía de decir que es “nuestra” hija. Si pudieses escucharme te pediría que le envíes algún ángel para que la cuide ahora que está lejos. Para mí, ese ángel es Zack pero ya sabes, es más diablillo que ángel — rió para sí mismo y se detuvo un momento para reflexionar sus palabras —. Ya verás que Navaja te hará sentir orgullosa.


    Aquella noche se escribía otro capítulo en la historia de la región de Kanto, mientras la luz de las estrellas iluminaba los sueños de muchos Entrenadores que comenzaban su viaje, así como los que perseguían sus sueños, luchando arduamente y no dormían. Por diferentes que fueran los caminos de las personas, todas tenían en común que habría un nuevo día y nuevas aventuras por vivir, con una nueva oportunidad para sembrar el camino que dará frutos hacia su destino.
     
  8.  
    J.Nathan Spears

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    El comentario que te dije en WattPad aplica acá también. Deberías editar los errores de redacción. Aquí al menos se puede xD

    Pero lo que sí olvidé mencionar allá es que la forma en que Bianca enseñó Chorro de Agua a su Squirtle me recordó mucho a cómo el Squirtle de Ash usa su Hidrobomba. Ese primer momento fue... Hermoso.

    :clap:

    Sí, me dieron ganas de aplaudir cuando era cabro chico xD

    Pero equis. Sigue dándonos lindos momentos, Navy
     
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  9. Threadmarks: Capítulo V: Desafío en Ciudad Plateada
     
    Navaja

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    El viaje de una chica llamada Navaja
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    Género:
    Aventura
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    6062
    Capítulo V

    Desafío en Ciudad Plateada


    El sol brillaba en su cénit, imponente se alzaba sobre las cabezas de los peatones y Pokémon que se encontraban en Ciudad Plateada, una ciudad rodeada por colinas rocosas color estaño. Esta histórica ciudad era visitada por todos los Entrenadores que quieren participar de la ansiada Liga Pokémon, ya que aquí se encuentra el gimnasio de la ciudad, en el que pueden conseguir la primera medalla para avanzar al siguiente gimnasio.

    Nada más entrar se puede ver un enorme cartel con el nombre de la ciudad, en medio de un jardín de hermosas flores coloridas. Debajo se puede leer el subtítulo <<Una ciudad de roca grisácea>>, más abajo aparece el año en que se fundó, junto una breve historia de esta y señalan el gran Museo de la Ciencia que sólo se encuentra en aquel paraje; un destino que definitivamente cualquier Entrenador debería visitar y, esto era algo que Navaja y compañía sabían de sobra, por lo que se ingresaron al recinto y, sorprendidos observaban las maravillas y misterios que se exhibían allí.

    — Mira el brillo que tiene —Navaja se agachó hasta quedar a la misma altura de un fósil color dorado, que decía <<Ámbar viejo>>. Zack, que estaba del otro lado de la vitrina, vio cómo un ojo de Navaja se agrandaba graciosamente al reflejarse contra el ámbar —. Y pensar que esta es la prueba que existió Aerodactyl… ¡Ay, que Pokémon tan hermoso era!

    — Yo no usaría precisamente la palabra hermoso con Aerodactyl, diría que poderoso o intimidante le queda mejor — Bianca sonrió desde otra vitrina, en la que se mostraban meteoritos que cayeron al Monte Luna.

    El lugar era impresionante, había pantallas en las paredes que enseñaban cómo era la vida de los Pokémon extintos, también había afiches con las características de cada especie, los ataques que conocían y en qué regiones habitaron.

    — ¡Atención!— una voz robótica de mujer sonó por los parlantes que había por todo el museo — La expedición “Visitando el Pasado” ha terminado. Presentaremos a la persona ganadora en el salón principal. Muchas gracias por su atención.

    — ¿Había una expedición? — exclamó Navaja observando el parlante. Bianca rió cubriéndose la boca con una mano.

    — ¿No viste la enorme pancarta afuera? En Ciudad Plateada hacen expediciones una vez al año regalando distintas cosas. Este año anunciaron un premio sorpresa… Me pregunto qué será — Bianca ladeó su cabeza con inocencia, tocando su mejilla con su dedo índice.

    Un hombre vestido con ropa como para ir a un safari encendió un micrófono, provocando un chirrido, lo cual alertó a la multitud que se encontraba fuera del recinto, quienes entraron corriendo y se amontonaron alrededor de éste, quien tímidamente les pedía orden.

    — Pobre sujeto — exclamó Navaja girando a ver la situación.

    Zack puso sus dedos en su boca y silbó lo más fuerte que pudo. La multitud se aquietó para observar quién habría hecho aquel desagradable ruido y cuando el presentador miró a Zack, este levantó su mano con el dedo pulgar hacia arriba y le dijo — Ya puedes hablar.

    El hombre secó el sudor de su frente con un pañuelo y murmuró un “Gracias”

    — Ahora que tengo su atención, llegó la hora de presentar a nuestro ganador… o ganadora del desafío anual del Museo— el hombre se veía más entusiasmado ahora con el ojo público en silencio.

    La multitud era bastante numerosa y bulliciosa, comentaban sobre la incursión, sobre qué cosas habían visto, sobre quién sospechaban que sería el ganador.

    — ¡Este año el premio sorpresa es un Fósil Ámbar! — Habló el hombre por el parlante y la gente comenzó a vitorear — Y no sólo eso, este Fósil viene con un pase totalmente gratis para el Laboratorio Pokémon, ¡en donde podrán revivir el fósil y entrenar a un gran y poderoso Aerodactyl! — La multitud se agitó aún más y los gritos aumentaron, mientras aplaudían — Es bien sabido que en ese Laboratorio se dio vida al gran Pokémon Mewtwo, a partir del ADN del legendario Pokémon Mew.

    Bianca logró entrar al gran tumulto de gente y quedar en primera fila.

    — No puedo ver — Navaja daba brincos pero era inútil. En ese momento sintió cómo era alzada por Zack y la aupó en sus hombros.

    — ¿Ahora ves? — preguntó Zack.

    — Sí, gracias— sonrió ella.

    — Ahora revelaremos al gran ganador… o ganadora — el presentador tenía un fichero y levantó la hoja — Con un total de diez fósiles hallados, ¡Wow! Es un nuevo récord… ¡El gran ganador es Chuck McCoy!

    En ese momento aparece el joven de piel morena, de rojos cabellos con un mechón amarillo en la frente, luciendo una gran y triunfante sonrisa en el rostro. Al verlo, Navaja casi se cae hacia atrás y Zack logró equilibrarse bien para volver a estabilizarla. Chuck observó la presencia de Navaja y vio a Bianca muy cerca de él. Ambas aplaudían junto a la multitud.

    — Acércate a recibir el gran premio, Chuck: El gran Fósil Ámbar

    El público aumento su energía, vitoreando y aplaudiendo sonoramente mientras el presentador recibió de manos de una muchacha de cabello azul, con gafas y una bata blanca, una caja tapizada, que se abrió y dejó ver el fósil ámbar, que descansaba sobre una colcha de seda y se lo acercó al ganador.

    — Hallar un fósil es una gran hazaña, ¡pero hallar diez es un nuevo récord regional! Prepárate para ser entrevistado para el diario local y la prensa también. Cuéntanos, ¿Qué te motivó a participar de la incursión?

    — Me gustan los desafíos y junto a mis Pokémon prometí aceptar cualquier reto que se me pusiera por delante. Mi objetivo es vencer a Brock en el gimnasio, pero si puedo superar un desafío distinto, lo haré y daré lo mejor de mí — sonrió.

    — Eres muy joven, ¿qué podrías decirle a otros niños que están comenzando su viaje? — el presentador le acercó el micrófono.

    — Les diría que no se rindan. Que entrenen mucho y no paren hasta lograr sus metas, aunque sea algo pequeño porque todos los sueños son importantes.

    —Grandes palabras de nuestro ganador ¡Denle un gran aplauso!

    La multitud siguió aplaudiéndolo unos momentos mientras él saludaba. El presentador dio las instrucciones para los rezagados y cuando se harían más actividades en el Museo.

    — Felicidades, Chuck — sonrió Bianca aplaudiendo.

    — Gracias, ¿qué estás haciendo aquí? — Chuck se alegró de ver a la tierna Bianca.

    — Vine a comprar cosas para mis Pokémon y de paso acompaño a Navaja a retar al líder del Gimnasio — ella ladeó su cabeza sonriendo.

    — ¿Estás con Navaja? ¿Y ya retó a Brock? — su sonrisa se desvaneció.

    — No. Quisimos ver el Museo primero.

    — Oh, miren quién está aquí — sonrió Chuck con ironía al ver a Navaja acercarse junto al joven Zack.

    — Hola, Chuck — Navaja estaba seria —. Felicidades por tu fósil.

    — ¿Quieres verlo? — Chuck abrió la caja y se los enseñó. Bianca, Zack y Navaja se acercaron a contemplarlo y vieron lo brillante que era — Memorízalo porque dudo que vuelvas a estar tan cerca de uno otra vez — se rió Chuck cerrando la caja.

    — ¿Y quién rayos eres tú para decir eso? — intervino Zack.

    — Soy Chuck McCoy, el entrenador más hábil de Pueblo Paleta. Próximamente seré el Entrenador más famoso de la región. Lo de hoy fue solo una muestra.

    — Si fuera así habría escuchado tu nombre antes y no me suenas ni en pelea de Houndoom, niñito — Zack se cruzó de brazos.

    — ¿Acaso hoy no me vieron ser premiado delante de toda la gente? Batí un récord regional — sonrió Chuck.

    — Eso es verdad — dijo Bianca.

    — Gracias, Bianca. Eres la única sensata de este grupo — sonrió Chuck y ella se sonrojó.

    — Solo alardeas por obtener un fósil, pero de seguro no tienes ninguna medalla, Chuck — Navaja lo miró de soslayo con una sonrisa maliciosa, mientras se cruzaba de brazos.

    — ¡Te aseguro que puedo ganar esa medalla antes que tú! — le gritó Chuck en su cara.

    — Sólo si llegas primero — respondió Navaja echándose a correr hacia la salida.

    — Eres una tramposa — respondió Chuck corriendo tras ella.

    Zack y Bianca se miraron confundidos y los siguieron.

    Los muchachos salieron del establecimiento y divisaron el techo del Gimnasio sobresaliendo por encima de las casas, así que se encaminaron, raudamente ya que el ambiente estaba tan caluroso que incluso el aire se sentía tibio. Una vez estuvieron frente al recinto observaron su fachada, se trataba de una gran estructura sólida con el techo curvo hacia abajo. Frente a ellos había una puerta de vidrio color celeste con sensor, rodeado por grandes ventanales ubicados alrededor la estructura y arriba de la puerta. Tenía terminaciones color tierra, enmarcando los bordes del gimnasio. Lo rodeaban hermosos jardines con las mismas flores que había por toda la ciudad, que le daba un ambiente más ameno a la imponente presencia del gimnasio Pokémon.

    A un lado de este había un cartel blanco, con el logo de una pokébola, que decía


    <<Gimnasio de Ciudad Plateada.

    Líder: Brock

    ¡Es duro como una roca!>>​


    Chuck y Navaja se empujaban para entrar y las puertas se abrieron, eran automáticas. Una vez dentro, sonó un timbre en todo el lugar, el cual era la recepción del gimnasio, un lugar limpio con paredes color verde pálido, algunas plantas que tocaban el techo con sus hojas de lo altas que eran.

    — Y te gané otra vez — se rió Chuck —. Te lo dije, soy mejor que tú en todo.

    — ¡Ush! ¡No te soporto! — Navaja empuñó sus manos con rabia.

    — Yo tampoco te soporto a ti — gruñó Chuck empuñando sus manos también y enseñándose los dientes con la chica de ojos verdes.

    Zack y Bianca entraron y vieron como los observaba un muchacho alto, moreno de ojos rasgados. Usaba gel en su cabello castaño, dando la impresión que era puntiagudo. Vestía una chaqueta marrón con bolsillos y hombros color anaranjado, las mangas cortas eran de color café más oscuro que el resto de la prenda, acompañado de unos pantalones de excursión largos color gris, con zapatillas para trekking del mismo color, detalles anaranjados.

    — Los novios no deben discutir de esa manera — exclamó el muchacho de ojos rasgados, cruzándose de brazos.

    — ¡¡No somos novios!! — respondieron al unísono Chuck y Navaja.

    — Oigan, ¿Saben que están frente a Brock, el líder de gimnasio? — Zack arqueó una ceja y ambos niños se sonrojaron y agacharon la cabeza con vergüenza, entonces se dirigió a Brock — Nos presentaré como es debido, yo soy Zack, esta señorita se llama Bianca, y ellos son tus retadores, Chuck y mi prima Navaja.

    — Es un placer recibir a jóvenes retadores en mi gimnasio que vengan con tanto entusiasmo de combatir — Brock sonrió y se dirigió a Chuck y Navaja —. Mi determinación y mis Pokémon son más duros que las mismas rocas y espero lo mismo de mis retadores… así que, ¿quién de ustedes será el primero en desafiarme?

    — ¡¡Yo voy!! ¡No, tú no! ¡Dije que yo! Arg… — Chuck y Navaja estaban tan concentrados de ganarle al otro, que no se percataron que habían sincronizado sus pensamientos.

    — Vale… hace tiempo no veía a dos Entrenadores pelearse de este modo — Brock sonrió gustoso —. Yo decidiré quién irá primero por la primera impresión que he tenido de ustedes.

    El líder de gimnasio tipo roca posó un puño en la comisura de sus labios mientras decidía ante la mirada atenta de los chicos.

    — Chuck, tengo el presentimiento que posees un gran ímpetu al combatir y quiero comprobarlo de buenas a primeras — la mirada de Brock reflejaba su entusiasmo.

    — ¡Sí! Verás lo fuerte que son mis Pokémon — señaló Chuck.

    — Oh… — Navaja hizo un puchero.

    — Navaja, no puedo explicarlo ahora pero me gusta dejar las sorpresas para el final. Confía en mí — Brock le dedicó una sonrisa y Navaja se sonrojó fulminantemente y su corazón se aceleró. Brock se dirigió junto a Chuck hasta la puerta de entrada al área de combate.

    La entrada tenía un gran tapete rojo con el logo de una pokébola, el suelo era de mármol azul y, mirando hacia la entrada, habían dos estatuas que asemejaban a un Rhyhorn sobre pedestales de cemento, justo delante del enorme campo de batalla ambientado con enormes rocas, acorde al tipo de Pokémon del líder. El campo estaba rodeado por gradas de dos filas de asientos, en donde se sentaron Navaja, Zack y Bianca. Al fondo se ve un escenario hecho de roca, al cual se accede por unas escaleras talladas y finalmente una pared rocosa. En aquel escenario se posicionó Brock.

    — Pon atención, Chuck. En este combate usaremos solo dos Pokémon, se permiten cambios si alguno de los Pokémon lo requiere, ¿entendido?

    — Lo tengo. Ya escogí a mis Pokémon — contestó Chuck desde la entrada del campo.

    — Entonces comencemos, ¡Geodude! — Brock liberó a su primer Pokémon, el cual se veía muy intimidante.

    — ¡Lapras, yo te elijo! — el niño de rojos cabellos liberó a su Pokémon, quien se mostraba tranquilo.

    — A ver — Bianca sacó su Pokédex para escanear al Pokémon de Chuck <<Lapras, Pokémon tipo Agua / Hielo. Su carácter amable le permite llevar a los viajeros en su lomo. Si está feliz emite una alegre melodía, además es capaz de leer la mente >>

    En ese momento, una pantalla al lado del campo se encendió y había un círculo en el extremo derecho con la foto de Lapras y otro círculo en la esquina inferior izquierda con la foto de Geodude. De las fotografías se extendía una barra que indicaba la energía de los Pokémon.

    — Te concedo el primer movimiento — Brock poseía un carácter compasivo y con una gran empatía. Usaba los combates de gimnasio para entregar algún consejo que les fuera de utilidad a los Entrenadores que venían a retar el gimnasio, por lo que analizaba a sus retadores de acuerdo a su forma de combatir.

    — ¡Lapras, usa Pistola de Agua! — Chuck sentía mucha seguridad en sus habilidades. Había capturado un Pokémon de buen nivel, sin embargo debía encargarse de guiarlo adecuadamente.

    — Geodude, protégete.

    — ¡Já! Eso no me detendrá, ¡sigue atacando, Lapras! — Chuck levantó una mano empuñada con energía.

    Geodude utilizaba sus brazos para impulsarse y esquivar los ataques de Lapras, el cual lanzaba potentes disparos de agua, intentando darle a su oponente.

    — Ahora usa Magnitud —Brock dio la orden y Geodude concentró su energía en el piso que comenzó a moverse de un lado a otro violentamente.

    — ¡Atácalo con Canto Helado! — ordenó Chuck

    — ¡Lanza Rocas!

    Geodude se apresuró en lanzarle pesadas rocas a su oponente con gran fuerza mientras este con sus esquirlas de hielo las interceptaba lo suficiente para que no llegaran a lastimarlo, sin embargo las esquirlas se rompían con facilidad.

    — Si insisto en atacarlo seguirá usando el campo a su favor. Debo intentar otra cosa… ¡Ya lo tengo! Lapras, si tu Pistola de Agua es potente, quiero que lances esas rocas hacia Geodude

    Geodude seguía lanzando rocas y Lapras lanzaba otras de vuelta, las cuales alcanzabas a chocar con las que lanzaba el Pokémon tipo roca, mas no lo lograban tocar. Este ritmo comenzó a cansar a Lapras que mostraba signos de agotamiento con sudor en la frente y constante jadeo.

    — ¡Destruye la roca!— Chuck gritó y en ese momento, Lapras vio que una roca venía en su dirección y tomó impulso y lanzó un gran chorro hacia la roca de vuelta hacia Geodude, logrando darle en la cara. En la pantalla la barra de Geodude disminuyó y cambió de color de verde a amarillo — ¡Usa Canto! Lapras lanzó un rayo en forma de ondas liliáceas hacia su oponente y al alcanzarlo lo sumieron en un profundo sueño — ¡Ahora Come Sueños!

    — ¡Geodude! — exclamó Brock al ver cómo Lapras emitía unas esferas violetas que explotaban fuertemente en el cuerpo dormido de su Pokémon y luego volvían hacia Lapras, quien las absorbió con la boca.

    La pantalla que estaba delante de la arena mostró cómo la barra de energía de Geodude se redujo a cero y Chuck sonrió triunfante mientras Brock regresaba a Geodude a su pokébola.

    — Chuck es muy bueno — opinó Bianca, sorprendida.

    — ¡Onix, ve! — Brock lanzó una pokébola y liberó al gran Pokémon que lanzó un rugido que le puso los pelos de punta a los espectadores.

    — No quisiera estar en el lugar de Lapras — agregó Zack.

    — O de Onix… Aún no termina la batalla — respondió Bianca. En ese momento Zack sonrió disimuladamente. El carácter de Bianca era firme pese a ser bastante dulce en sus maneras, tenía convicciones claras y evidentemente veía el potencial de Chuck, a diferencia de sus compañeros, a quienes les nublaba el hecho de que les parecía alguien desagradable al trato.

    — Vuelve a usar Canto — sonrió Chuck, desafiantemente.

    — Onix, no lo permitas — sentenció Brock con el ceño fruncido. Debió ser la entonación, la seguridad o el porte de Brock que sus palabras dieron tanto miedo a los presentes como su Pokémon.

    Onix usó el ataque Excavar, no permitiendo que el ataque de Lapras lo alcanzara y procedió a salir por debajo de Lapras, lanzándolo por el aire, ante los gritos nerviosos de los asistentes. Lapras comenzó a caer en perpendicular hacia su Entrenador.

    — ¡Lo va a aplastar! — exclamó Bianca cubriendo sus ojos.

    — ¡Regrésalo a la Pokébola! ¡¡¡CHUCK!!! — gritó Navaja empuñando sus manos.

    Chuck estaba paralizado y Brock indicó a Onix una seña con la mano, el cual entendió y se arrastró sobre Chuck, atrapando al Pokémon acuático, que cayó pesadamente sobre su espalda. El Entrenador de rojos cabellos sintió como las piernas le temblaron y cayó sentado ante el tamaño de Onix y Lapras encima de él. Su cara había palidecido y sus ojos estaban fijos en el tamaño de Lapras, que si lo hubiese aplastado, le hubiese hecho muchísimo daño.

    La pantalla que enseñaba la barra de energía de su Lapras había llegado a cero, el sonido de su derrota sacudió a Chuck y le devolvió el sentido.

    — Nunca bajes la guardia, Chuck — aconsejó Brock mientras Onix dejaba a Lapras suavemente en el piso —, recuerda que esta batalla no sólo es entre los Pokémon. Todos peleamos juntos — aconsejó Brock mientras Chuck devolvía a Lapras a su pokébola.

    — Aún no te demuestro de qué estoy hecho ¡Charmander, usa Garra Metal! — Chuck liberó a su Pokémon.

    — Onix, usa Placaje — ordenó Brock.

    Onix rápidamente se puso en acción mientras el Charmander, quien lo atacó con sus garras cuando se acercó, rasguñándole la cara, lo que provocó que Onix desviara su camino en la tecleada y su barra de energía disminuyera en la pantalla de verde a amarillo.

    — El siguiente movimiento lo define todo. Si atacas primero hay una posibilidad que salgas victorioso. Recuerda que los Pokémon tipo roca son fuertes contra los de tipo fuego — Brock alzó la voz, provocando que Chuck se molestara.

    — ¡El tipo no define qué tan poderoso es un Pokémon! Charmander, usa Pantalla de Humo — ordenó Chuck.

    Charmander escupió una bocanada de humo negro que comenzó a cubrir todo el campo, imposibilitando la visión para los presentes.

    — Onix, ya sabes qué hacer — ordenó Brock.

    Se disipó el humo y apareció Onix atrapando con su cola a Charmander.

    — Charmander, usa Lanzallamas — ordenó Chuck. Charmander usó el Lanzallamas hacia la cara de Onix, pero no fue suficiente, ya que este lo presionaba tanto que se le fue el aire — ¡Vamos, Charmander, pelea! ¡No te perdonaré si pierdes!

    — Basta, Chuck. Charmander está exhausto — exclamó Brock.

    — ¡Charmander, usa Lanzallamas otra vez! — ordenó Chuck.

    — Onix, enséñale la verdadera esencia de una batalla Pokémon — ordenó Brock.

    El gigantesco Pokémon lanzó con fuerza a Charmander hacia la arena, dándole un golpe bastante duro, ya que levantó mucho polvo al caer. En la pantalla la barra de Charmander llegó a cero.

    — ¡Santo cielo! — exclamó Bianca cubriendo sus ojos.

    — Charmander ya no pue… — Brock se interrumpió al distinguir la silueta de Charmander erguido y al dispersare el polvo, vio con claridad al Pokémon de pie a duras penas, jadeando y temblando. La cara del Pokémon se veía magullada, con un ojo hinchado y muchos raspones se veían en su cuerpo entierrado, pero las llamas de su cola habían aumentado de tamaño a casi el doble del natural.

    — Charmander no quiere decepcionar a su Entrenador… — se sorprendió Zack.

    — Char...mander — Chuck titubeó.

    — ¡Ni se te ocurra obligarlo a atacar! Apenas está en pie — reclamó Navaja levantándose de su asiento, a lo que Bianca la jaló de la chaqueta de vuelta al asiento.

    — Navaja, no te metas — murmuró ella —. Es Charmander quien no quiere perder.

    — Charmander… ¿p-puedes seguir? — Chuck tragó saliva y su Pokémon se volteó para enseñarle un pulgar hacia arriba. A Chuck se le llenaron los ojos de lágrimas, pero quiso disimularlo cambiando el semblante a la sonrisa sardónica habitual, mientras empuñaba sus manos — Bien, hagamos el gran final, ¡Ahora, Lanzallamas!

    El Charmander inhaló y sacó una gran llamarada que quemó en la cara a Onix. La barra de vida del Pokémon roca bajó hasta quedar al mínimo, apenas una barra color rojo visible.

    — Vamos, Charmander… — animó Chuck.

    Charmander temblaba de cansancio y jadeaba con fuerza, mientras las llamas se disiparon, Onix estaba delante suyo, imponente como un gran monumento de roca.

    — Ya perdió… — sentenció Zack.

    En ese momento, una oleada de fuego rodeó el cuerpo de Onix y este cayó al suelo, a la vez que su barra de vida en la pantalla llegaba a cero.

    — ¡Logró quemarlo!— observó Zack.

    — Se salvó — suspiró Navaja.

    — ¡Qué bien por Charmander… es extraordinario! — Bianca le aplaudió. Zack y Navaja hicieron lo mismo.

    Charmander finalmente se desplomó en la arena. Chuck corrió hacia el Pokémon y lo revisó.

    — Bueno, Chuck — Brock regresó a Onix a su pokébola — espero hayas aprendido la lección de este combate.

    — ¿Qué lección? — cuestionó el joven pelirrojo.

    — Charmander fue capaz de levantarse otra vez porque sintió en tu corazón tus ansias de ganar. Ahora te pregunto ¿serás capaz de luchar uno a uno con tu Pokémon? Recuerda que los combates no son sólo entre los Pokémon — las palabras de Brock calaron hondo en el joven.

    — ¿Qué si soy capaz de luchar con él? Yo soy el estratega y él debe obedecer.

    — Incorrecto. Los Pokémon no son herramientas, son tus compañeros. Así como ellos pueden conectarse con tus sentimientos y anhelos, ¿serás igual de capaz para entenderlos? — volvió a preguntar Brock.

    — No sé qué significa eso — reclamó Chuck girando el rostro con un desprecio.

    — Espero lo entiendas pronto — sonrió el líder. Se acercó al niño y le entregó en su mano una medalla plateada octagonal —. Toma es la Medalla Roca, prueba de la victoria de ambos.

    — Charmander, despierta — Chuck meció suavemente a su Pokémon y este abrió el ojo que podía ver y sonrió —, ganamos la pelea.

    —Quedé muy satisfecho con este combate… tienes buenas ideas como el usar los ataques de estado a tu favor. Sólo sigue entrenando — sonrió Brock—. Mientras Chuck va al Centro Pokémon, yo prepararé a mis Pokémon para nuestro combate, señorita de ojos esmeralda — Brock sonrió y se volteó para ir hacia la puerta.

    Navaja sintió un calor en el pecho que jamás había sentido y notó cómo su rostro se encendía nuevamente y sonrió.

    — ¿Te sientes bien? — preguntó Zack.

    — Creo que Navaja se ha enamorado de Brock — rió Bianca.

    — ¿Cómo dices? Él es alguien genial… ¿Acaso no vieron el combate? — Navaja respondió rápidamente.

    — Hm… no te sonrojas cuando hablas con otros chicos — rió Bianca cubriéndose la boca, como de costumbre.

    — Pues, no sé de qué hablas — Navaja se había puesto casi fosforescente de tan sonrojada que estaba.

    Los tres bajaron de las gradas hacia Chuck, quien se mostraba con una sonrisa ante su victoria.

    — ¡Felicidades, ganaste tu primera medalla! — Bianca lo abrazó con efusividad.

    — ¡Oye, no te me pegues! — Reclamó Chuck sonrojándose y ella lo soltó — Mis Pokémon pueden ganar cualquier combate, así que no te sorprendas — alardeó mientras se arreglaba la chaqueta, que Bianca le había arrugado con su gesto de cariño.

    — Trata de ser más cuidadoso para la próxima— regañó Navaja.

    — ¡No te entrometas! Mejor ve a entrenar porque esta medalla no te la van a regalar como todo lo que tienes — reclamó Chuck.

    Navaja no pudo decirle nada, solo gruñó y se dio la media vuelta para salir de la arena, indignada.

    — ¿Quieres recibir obsequios tú? Porque a las niñas se les regalan cosas y parece que te mueres por ser una niña también — Zack se cruzó de brazos y acercó su cara hacia la de Chuck con una sonrisa maliciosa, provocando mucho enojo en Chuck.

    — ¡Tú y Navaja son tal para cual! Unos envidiosos de verme triunfar. Me quedaré a ver la batalla y cuando pierda la boba esa y me reiré en sus patéticas caras — reclamó Chuck y salió por la puerta corriendo.

    — Me gustaría que dejasen de pelear — agregó Bianca —. Nos une el amor por los Pokémon, no deberíamos pelear entre nosotros.

    — Todo en la vida es una pelea, pequeña. Las batallas, incluso los Concursos Pokémon que te gustan, así que acostúmbrate a la lucha de egos de esta profesión — respondió Zack.

    — Ay, todos son tercos… — Bianca ladeó su cabeza con resignación.



    Una vez estuvieron listos, Brock y Navaja estaban en el campo de batalla, y los espectadores sentados en las gradas.

    — Enséñame lo que vales y si te enorgullece ser una Entrenadora Pokémon — expresó Brock — ¡Geodude, adelante!

    — ¡Scyther, a la batalla! — Navaja liberó a su Pokémon brillante.

    — Geodude, usa Lanza Rocas — ante la orden de Brock, Geodude comenzó a golpear fuertemente el suelo provocando que las rocas salieran disparadas hacia Scyther, quien usaba su Agilidad para esquivarlas más rápido. Las rocas se dirigían a Scyther como proyectiles y, si alguna llegase a atinarle un golpe, este resultaría muy herido.

    — Scyther, ¡Usa Ataque Rápido! — ordenó Navaja. Scyther esquivó las rocas como pudo y se lanzó hacia Geodude, golpeándolo pero este se agarró a Scyther del cuello, ahogándolo. — ¡Sacúdetelo de encima! — ordenó Navaja.

    Scyther no podía moverse, comenzó a golpearse con las rocas de los costados para que lo soltase, pero Geodude más se agarraba a él.

    — Es una Estrangulación Desnuda*, Scyther se va a quedar sin energías — observó Zack.

    — ¿Scyther puedes volar? — preguntó Navaja, pero Scyther estaba tan concentrado en golpear a Geodude con las piedras que no la escuchó, y en cada golpe, Geodude intentaba esquivar el impacto.

    La pantalla de barra de energía mostraba como la energía de Geodude estaba en amarillo y la de Scyther cada vez disminuía más.

    — Scyther, detente — ordenó Navaja y este comenzó a atacar con sus guadañas a Geodude, ocasionándose mucho daño a sí mismo. Navaja apretó los ojos y lo absorbió con la competiball — Regresa.

    La barra de su energía disminuyó bastante y la de Geodude aún estaba a la mitad.

    — ¡Já! Ya sabía que ese Scyther no sería tan sorprendente — sonrió Chuck.

    Navaja respiraba nerviosa. Había entrenado, pero jamás pensó que Brock la pondría en aprietos así <<Este es un combate de Gimnasio, no es un entrenamiento… Es obvio que será brutal>>

    — Navaja, debes estar atenta a los movimientos de tu rival y no confiarte de las apariencias, cómo pudiste darte cuenta — observó Brock.

    — Así veo, ¡Helio, a la batalla! — Navaja lanzó su pokébola, liberando a Bulbasaur.

    — ¿Helio? ¡Hmp! — se burló Chuck ahogando una risa.

    — Me estás hartando, pelos quemados — Zack le dio una palmada en la espalda, enseñando una sonrisa falsa a Chuck.

    — Es hora de enseñar tu Embestida — lo animó Navaja. Bulbasaur tomó impulso y corrió hacia su oponente y este comenzó a lanzarle rocas, asimismo como hizo con Scyther — ¡Ahora, como practicamos, salta!

    Bulbasaur se impulsó con sus látigos para ir por el aire y dar una voltereta hacia adelante y esquivar las piedras.

    — ¡¿Pero qué m…?! —exclamó Chuck poniéndose al borde de su asiento.

    — Ella ha estado entrenando mucho — le contestó Bianca.

    — Geodude, Usa Rizo Defensa — ordenó Brock, mientras Geodude endurecía su cuerpo, pero Bulbasaur lo embistió y salió rodando hacia atrás.

    — ¡Usa Látigo cepa! — exclamó Navaja con energía y Bulbasaur agarró al Pokémon tipo roca con sus látigos y con ellos mismos se impulsó hacia el aire para dar una voltereta hacia adelante nuevamente y lanzarlo contra la pared.

    Brock estaba boquiabierto y los espectadores también, salvo Zack quien silbó y agitó una mano con energía.

    La pantalla mostró cómo la energía e Geodude disminuyó a cero y la de Bulbasaur aún estaba completa.

    — ¡Dale, campeona! — la animó el luchador.

    — Tu Bulbasaur tiene mucha energía. Veamos si le sigue el ritmo a ¡Onix! — Brock regresó a Geodude a su pokébola y lanzó la pokébola, liberando al gran Pokémon serpiente de roca, que rugió marcando su presencia, lo que provocó que Bulbasaur se asustase y comenzara a retroceder.

    — No te dejes intimidar por su tamaño, tu eres fuerte también ¡Vamos! — Navaja sonrió. Brock sonrió al escuchar a Navaja calmar a su Pokémon.

    — Haz el primer movimiento, Navaja — indicó Brock.

    — Gracias. Ahora es mi oportunidad de tomar ventaja ¡Usa Drenadoras!

    — Onix, esquívalo — ordenó Brock y el Pokémon roca se dirigió rápidamente hacia el suelo y usó excavar.

    — Helio, no dejes que se vaya así, ve tras él — ordenó la niña y Bulbasaur lanzó las Drenadoras lo más rápido que pudo antes de que desapareciera bajo tierra — Ahora hay que esperar a que aparezca. Atento a tus pies.

    Onix apareció justo debajo de Bulbasaur, lanzándolo por el aire.

    — ¡Helio, agárrate! — ordenó Navaja, a lo que Bulbasaur se logró afirmar de Onix con sus látigos.

    — ¡Onix, usa Atadura! — exclamó Brock y Onix rápidamente aprisionó a Bulbasaur con la cola, provocando que este gritara.

    — ¡Helio, lo tienes cerca! — Navaja no tuvo necesidad de dar más indicaciones ya que Bulbasaur entendió lo que quiso decir, y lanzó su Polvo Veneno, el cual se elevó como un humo violáceo hacia la nariz de Onix, el cual fue envenenado.

    — ¡Presiónalo! —ordenó Brock.

    — Aguanta ahí — replicó Navaja.

    En la pantalla mostraban como la barra de Onix disminuía casi imperceptiblemente y la de Bulbasaur iba en amarillo, pero unas esporas verdosas comenzaron a llegar hacia él.

    — ¡Logró usar las Drenadoras! — sonrió Navaja.

    — ¡Ahora, lánzalo! —ordenó Brock y Onix al escuchar la orden, giró sobre su cuerpo y arrojó a Bulbasaur, golpeando el suelo con la cola lo que ocasionó que se levantara mucho polvo. Navaja tuvo que cubrirse los ojos para que no le entrase tierra en los ojos.

    — Auch… pobre Helio — se apenó Bianca.

    — Espera… — Zack hizo un ademán con la mano hacia Bianca, para que no siguiera hablando.

    Una vez el polvo se disipó, vieron como Bulbasaur estaba sobre la cabeza de Onix, agarrándose del cuerno con sus látigos, sudando y jadeando por el cansancio. Onix se lo intentó sacudir, pero el veneno hizo efecto y finalmente se desplomó.

    Navaja abrió los ojos con sorpresa y miró la pantalla vio como la energía de Onix llegaba al mínimo, ahora su sorpresa se transformó el felicidad y sus ojos brillaron de emoción.

    — ¿Gané? ¡Helio… GANAMOS! — Navaja corrió hacia Bulbasaur y este se lanzó a sus brazos, quien lo alzó con sus brazos y dio una vuelta con él — ¡Sabía que podías hacerlo!

    — ¡¡BRAVO!! — exclamó Zack quien se levantó para aplaudir. Bianca hizo lo mismo y Chuck se cruzó de brazos.

    — Eres más fuerte de lo que pensé — Brock se acercó — y me complace mucho conocer a Entrenadores que tratan con cariño a sus Pokémon. Eso aumenta la confianza entre ustedes y su fortaleza como equipo.

    — Gracias, Brock. Se nota que entiendes muy bien a tus Pokémon — sonrió Navaja.

    — Entenderlos es muy importante porque para ser un buen Entrenador Pokémon, primero hay que ser un gran criador. Es por eso que dedico tanto tiempo a mantenerlos saludables para que estén felices y así puedan rendir bien en los combates — mientras Brock le explicaba a Navaja, ella lo observaba y grababa en su mente cada una de las palabras. Sentía mucha admiración por él y sintió que era la persona más hermosa que habían visto sus ojos y aceptó que sí le gustaba mucho Brock, pero como jamás había sentido algo así antes, le echó la culpa a la emoción del combate y dio un suspiro mientras lo miraba con sus mejillas rosadas. No se percató que Onix se había acercado a saludar y se sorprendió al verlo tan cerca.

    — Onix ya no da tanto miedo fuera de la batalla — ella le acarició la mejilla.

    — ¿Onix? Es muy amigable y le gustan las chicas lindas — Brock posó una mano en la frente de su Pokémon.

    — ¿Crees que soy linda? — la cara de Navaja se volvió rojo fosforescente nuevamente y sus piernas tambalearon.

    — Claro y muy fuerte también — Brock sonrió, mientras Navaja sentía como si sus piernas eran de gelatina y se quedó pegada mirándolo fascinada, mientras él revisó su cinturón y sacó la medalla, extendiéndola hacia ella — y por eso mereces llevarte esto, la Medalla Roca. Como prueba que superaste el desafío de mi gimnasio.

    — ¡Esto es asombroso! — Navaja la recibió y observó cómo la medalla color plata relucía en su mano.

    Brock se acercó y presionó el hombro de Navaja con suavidad y ella se crispó.

    — Ahora ve a probar tus habilidades, en el mundo hay muchos Entrenadores fuertes como tú. Yo también prometo volverme más fuerte para cuando nos volvamos a encontrar — Brock sonrió y vio cómo Navaja casi se derretía con sus palabras.

    Zack, Bianca y Chuck se acercaron corriendo.

    — ¡Felicidades, amiga! — Bianca la aprisionó con un abrazo, sacudiéndola un poco del estado de enamoramiento en el que se encontraba.

    — Muy bien, filosita — Zack le desordenó el flequillo a Navaja.

    — Bah, sólo tuviste ventaja de tipo. Además tu Scyther es muy débil, no resistió nada — se burló Chuck.

    — Hoy te escuché decir que la ventaja de tipo no importa y me venciste con un Charmander— Brock se cruzó de brazos y esbozó una sonrisa —. Los grandes Entrenadores jamás subestiman a un rival a lo que Chuck respondió solamente con un desprecio.

    Una vez salieron del gimnasio, Brock los despidió deseándole buena suerte a cada uno y todos se despidieron del Líder de Gimnasio agitando sus manos.

    — Ya quiero llamar a Shane para mostrarle la medalla — agregó Navaja, que tomó la medalla y la llevó a su corazón, sonrojándose nuevamente.

    — Abrazas esa medalla como si fuera Brock — se burló Zack.

    — Es mi primera medalla, es importante. Además me la dio él… — sonrió nerviosa — Ahora vamos por las demás.

    — El siguiente gimnasio se encuentra en Ciudad Celeste — agregó Chuck —. Misty no es blandengue como Brock, ella es muy ruda y más poderosa.

    — ¡A Ciudad Celeste iremos entonces! — Navaja alzó un brazo con energía.

    — Me gustaría acompañarlos pero habrá un Concurso y una Coordinadora experta viene a dar clases gratis. Así que me quedaré, pero ustedes pueden seguir su camino — sonrió Bianca.

    — ¡Nos quedaremos a acompañarte! — agregó Navaja.

    — Amiga, me sentiría mal si retrasas tu viaje por mí. Puedes verlo por la tele cuando lo transmitan o puedes venir de público cuando sea la fecha — Bianca tomó ambas manos de Navaja con una sonrisa.

    — Pero, ¿dónde te vas a quedar?

    — Mi familia vive aquí, así que no hay ningún problema — aclaró.

    — Es una lástima que ya no nos acompañes, me había acostumbrado a tu compañía — agregó Zack y ella se sonrojó levemente y miró hacia un lado.

    — Ya nos podremos ver. Entrenen mucho, para que se vuelvan muy fuertes — Bianca se despidió agitando una mano y comenzó a alejarse.

    — Yo también me voy — Chuck tenía ambos brazos cruzados detrás de su cabeza y comenzó a avanzar.

    — Vamos al mismo lugar, podríamos ir juntos — agregó Navaja.

    — Hay un atajo para Ciudad Celeste, pero hay que pasar por un lugar lleno de Pokémon tipo fuego y no creo que estés preparada con tus Pokémon, te harán puré sin ninguna compasión— Chuck se fue carcajeándose y Navaja frunció el ceño.

    — Eso lo veremos — Navaja se dispuso a ir tras él, pero Zack la agarró de cuello de la chaqueta y la hizo retroceder.

    — Déjalo en paz.

    — ¿Pero qué dices? — Navaja refunfuñó.

    — Observa — Zack y Navaja se quedaron de pie y observaron cómo Chuck iba caminando disimuladamente y alcanzó a Bianca. Ella sonrió y se fueron caminando juntos.

    — ¿Qué?

    — Ay, que lenta eres, prima... Vámonos — Zack le dio unas palmaditas en el hombro y retomó el camino hacia la ruta que los sacaría de Ciudad Plateada.

    — Explícame, no entiendo — Navaja insistió.

    — Ya fue, no diré nada.

    — ¡Te haré cosquillas hasta que me lo digas! — amenazó ella con malicia.

    — ¡Eso si me atrapas! — Zack comenzó a correr por la Ruta 3 y Navaja comenzó a perseguirlo, mientras este se burlaba porque sabía de la diferencia de estado físico de ambos y le divertía cómo Navaja intentaba superarlo sin éxito.


    *Estrangulación Desnuda:


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    Este Zack es un loquillo, en plan "Mira cabro recon...stitucional, el único que huevea a mi prima Navaja soy YO."

    quedé con ganas de que aplicara alguna llave en ese pequeño bully. Pero equis. Ya habrá chance (ya te conté que soy bien fan de la lucha libre y esas vainas xD)

    Me gusta el detalle de la ilustración de lo que es la llave que Geodude aplicó en Scyther. Pero bueno, al menos Helio se vistió de héroe sin recurrir al típico guionazo que le da victorias a los favoritos como son Charmander y Lucario.

    Ahora a esperar el siguiente episodio

    Lo demás ya te lo comenté en WattPad :U

    PD: Lo olvidaba... Chuck se cree estratega y solo va al ataque, al ataque, al ataque... Pfff. Así cualquiera.
     
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    Navaja

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    El viaje de una chica llamada Navaja
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    Para niños. 9 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    6
     
    Palabras:
    7613
    Capítulo VI: Una cicatriz abierta

    El camino rocoso del oscuro túnel les hacía resbalar a veces, ya que había subidas muy abruptas al interior del Monte Luna; por fortuna para Zack y Navaja, el camino se encontraba completamente iluminado por faroles que lo recorrían de inicio a fin. Era una montaña altísima y sus túneles laberínticos representaban uno de los mayores desafíos para quienes quisieran ir a pie hacia Ciudad Celeste desde la ciudad del oeste más cercana.

    — ¡Este es el entrenamiento que me gusta! Echemos otra carrera — el entusiasmo de Zack era palpable, daba saltitos calentando para el ejercicio.

    — Ya no puedo más, eres muy veloz — Navaja suspiró.

    — Ay, será rápido. De aquí hasta subir aquella colina del fondo — el muchacho señaló con el dedo el lugar. Navaja suspiró y asintió.

    — Está bien, pero dame ventaja — sonrió maliciosamente.

    — Estoy pensando que Chuck tiene razón y realmente eres una tramposilla — se rió el joven, ajustando la cinta roja que llevaba sobre su frente — ¡En sus marcas, listos, ya! — balbuceó rápidamente y se echó a correr a gran velocidad.

    — ¡Me engañaste! — Navaja fue corriendo para intentar alcanzarlo, pero la velocidad de Zack era increíblemente superior. Le tomó unos cinco minutos llegar hasta donde estaba Zack.

    — Pude haber tomado una siesta esperándote — Zack la observó de manera acusadora, mientras Navaja apoyaba sus manos en sus rodillas y trataba de recuperar el aliento.

    — Es la última... — jadeó.

    — ¡Hay que atravesar esta montaña corriendo, al puro estilo Balboa! — Zack alzó sus puños, imitando al luchador aludido.

    — Entonces crúzala solo.

    — Podría llevarte sobre los hombros para hacer más peso ¡Eso estaría bien! — la idea que se le había ocurrido le iluminó la vista al joven aspirante.

    — Me gusta la idea — sonrió Navaja. Zack se agachó para que ella se subiera a su espalda, pero entonces ella divisó dos orejas rosadas sobresaliendo entre las rocas — ¡Mira eso! ¡Un Pokémon!

    Navaja sacó su Pokédex para escanearlo <<Nidoran macho, Pokémon roedor tipo veneno. Posee desarrollados músculos en sus orejas para moverlas en 360 grados, por lo que su oído es muy agudo. Si se siente amenazado no dudará en embestir con el cuerno venenoso que tiene en la frente>>

    — ¡Es adorable! Bien, es hora de atrapar a mi primer Pokémon — Navaja guardó la Pokédex y liberó a Bulbasaur — ¡Helio, usa Danza Pétalo!

    Bulbasaur lanzó una ráfaga de pétalos hacia el Nidoran que lo azotaron con fuerza.

    — ¿Sabes que los tipo veneno son fuertes contra los de planta? — cuestionó Zack.

    —Por supuesto que lo sé, es que este ataque es muy bonito — sonrió ella — ¡Vamos, Helio, Embestida!

    El Pokémon reptil corrió con fuerza hasta el Pokémon rosa y este lo enfrentó golpeándolo con su cornamenta, haciéndole contra peso al ataque de Bulbasaur, evitando el retroceso.

    — Que rudo es el pequeñín — se sorprendió Zack.

    — ¡Helio, usa Látigo Cepa! —Ordenó la chica y su Pokémon obedeció, azotando al Nidoran♂ que rodó por el suelo — ¡Ahora la pokébola! — lanzó la pokébola hacia el Pokémon tipo veneno, que lo absorbió de inmediato y comenzó a parpadear la luz, checando si el Pokémon permitía ser capturado.

    Zack, Navaja y Bulbasaur observaban con atención como la pokébola giraba hasta que la luz definitivamente cesó. Ante esto Navaja gritó de emoción, Zack sonrió y Bulbasaur saltó de alegría.

    — ¡Sí! ¡Logramos capturar un Pokémon! Somos el mejor equipo — Navaja abrazó a Bulbasaur con energía y restregaba su mejilla contra el Pokémon, quien sonreía con alegría porque notaba su propio avance desde que estaba junto a Navaja y Scyther.

    — Estás avanzando muy bien, chiquilla —sonrió Zack —. Ahora que ya tienes a tu Pokémon nuevo, ¡sigamos con el entrenamiento!

    La energía de Zack hizo palidecer a Navaja y su mueca de alegría se desvaneció a una de congoja e hizo pucheros.

    — Te llevaré en la espalda, como premio por tu captura y así pruebo mi propia fuerza —concretó Zack.

    — ¡Vamos! — exclamó Navaja, regresando a Bulbasaur a su pokébola. Zack la llevó con el cuerpo en horizontal apoyada en sus hombros, agarrándola de un brazo con una mano y con la otra la afirmó de las piernas — No me vayas a soltar, ¿eh?

    — Confía en mí, ¿cuándo he lastimado a alguien? —se mofó.

    Avanzó caminando primero tanteando acomodar bien el peso de Navaja y ya cuando se sintió listo comenzó a trotar por el túnel, por algún camino que los llevara a la salida. Zack se sentía muy a gusto ejercitándose y el llevar a Navaja a cuestas le facilitaba bastante ir a su propio ritmo. Solo rezaba para sus adentros que ella no se marease o tendrían que parar, sin embargo, Navaja mostraba una muy buena resistencia lo cual lo sorprendió gratamente.

    — ¿Cómo vas, campeona?

    — De maravilla. Me encanta tener un sirviente que camine por mí —sonrió ella.

    —Perezosa que eres, no más — rió de vuelta, Zack y ambos echaron una carcajada.

    En ese momento algo emergió por el suelo delante de ellos, era una especie de cabellera blanca flotante. Zack se detuvo.

    — ¿Qué es eso?

    De pronto se asomó un poco más y notaron unos ojos rojos rodeado de venas hinchadas, lo que espantó enormemente a los viajeros, Zack se dio la media vuelta con Navaja en los hombros aún y fue impactado por un objeto pesado en el estómago, que le sacó el aire y los lanzó contra la pared rocosa, provocando que se golpearan fuertemente.

    —Navaja, ¿estás bien? —él corrió hasta la niña, quien se levantó con dificultad.

    —Sí, ¿y tú?

    —Sí... tenemos compañía — Zack observó a un Pokémon enorme, que tenía 2 columnas de concreto en cada brazo musculoso y una especie de primate peludo de ojos tenebrosos lo acompañaba.

    Aparecieron detrás dos hombres vestidos de negro. Uno llevaba puesto un gorro de lana, un pantalón de buzo, zapatillas gastadas, una playera oscura y chaqueta de cuero. El gorro le escondía el cabello, pero por su barba desaliñada se notaba que tenía cabello oscuro. El otro hombre tenía una apariencia mucho más amenazante, era alto, cabello largo y rubio amarrado en una cola en la nuca, vestía ropa menos sucia que su compañero, un pantalón y playera negras holgadas y una gabardina de cuero que le llegaba hasta los tobillos. En su cara tenía una enorme cicatriz sobre su ojo izquierdo, el cual se notaba de color blanco y el otro ojo sano era color rojo.

    —Que regalito me ha traído Annihilape — el tono del hombre de la gabardina era burlesco y amenazante. Avanzó hacia ellos con entusiasmo, quitándose la gabardina y lanzándola a su Pokémon.

    — Zack — gimió Navaja y este se puso un brazo delante de ella.

    — Si piensas robarnos, te digo de una que te equivocaste de presa, amigo — amenazó Zack.

    — No me he equivocado... tú eres mi presa, luchador de pacotilla — el hombre se abalanzó sobre él con intención de agarrarlo del cuello, pero los reflejos de Zack funcionaban bastante bien. Empujó a Navaja lejos y él rodó por el piso para esquivarlo.

    —Te lo advierto, saca tu trasero de aquí ahora y haré cómo que no ha pasado nada — Zack se puso en postura de ataque.

    El hombre de la gorra de lana agarró por detrás a Navaja y le cubrió nariz y boca. Ella intentaba gritar y pataleaba.

    — ¡Suéltala! —Zack fue corriendo hacia el sujeto para agarrarlo pero fue golpeado en el estómago nuevamente por las columnas que tenía el Pokémon, lo que lo arrastró de vuelta por donde vino, provocando que su playera se rompiese al arrastrarse por el suelo rocoso.

    —Conkeldurr, no dejes que se acerque a la niña —le ordenó el sujeto de la gorra.

    — ¿Qué diablos quieren? — el corazón de Zack latía con furia.

    — Vengo a recuperar mi honor y desaparecer tu asquerosa existencia de la faz de tierra — el sujeto sacó un cuchillo que relucía gracias a los faroles que iluminaban el túnel.

    —Viggo... — murmuró Zack, recordando el nombre de aquel sujeto.

    Viggo tomó impulso y fue con intención de matar al joven luchador, le daba manotazos con el cuchillo hacia el frente, mientras Zack, haciendo uso de su velocidad comenzó a interceptar los golpes y con las palmas abiertas desviaba los antebrazos de su oponente, lo cual llenaba aún más de furia a Viggo y aumentaba la fuerza del ataque, avanzando de a poco para acorralarlo.

    En un rápido movimiento, Zack le propinó una patada en el abdomen con intención de lanzarlo lejos, pero Viggo lo agarró de tobillo y lo hizo caer, para lanzarse hacia él con toda su fuerza, agarrando el cuchillo con ambas manos. Zack le hacía el peso bastante bien, a pesar de estar en el suelo y tener sobre sí a aquel corpulento oponente.

    Navaja lloraba asustada mientras el tipo la seguía agarrando. Ella intentó morderlo, pero la fuerza de él la inmovilizó, además que la mano grande de él le cubría la mitad de la cara. Intentó patearlo, pero el tipo le hizo una zancadilla por detrás que la hizo caer y la dejó boca abajo en el suelo mientras él se sentaba en su espalda.

    — Si intentas algo, te mataré delante de tu novio — le gruñó el tipo.

    — Por favor... Scyther, ayúdame — susurró.

    — Ah, ¿qué es esto? —comenzó a palpar la espalda de Navaja.

    — ¡Suéltame!

    — Son pokébolas, me las voy a quedar — se burló intentando quitarle el cinturón.

    —Es mi cinturón, ¡NO LO TOQUES!

    — Lo romperé entonces —con un cuchillo comenzó a cortar la correa y ella gruñía tratando de quitárselo de encima, lo cual le causaba mucha gracia al sujeto.

    — ¡Scyther, sal ahora! — ordenó Navaja, a lo cual su Pokémon escuchó y salió de su pokébola; al ver a su Entrenadora en peligro se lanzó sin pensarlo a atacar al hombre que la oprimía, pero Conkeldurr lo atacó con las columnas de concreto —¡Agáchate! —Scyther obedeció y notó al gran Pokémon que había tras suyo. Navaja y Scyther se observaron y él entendió que debía encargarse primero de su oponente para después rescatar a su Entrenadora.

    Se puso en guardia, afilando sus navajas y se lanzó a atacarlo.

    — ¡Aplasta a ese insecto! — ordenó el bandido.

    Zack escuchó el alboroto, pero tenía que concentrarse en Viggo, quien gruñía salpicándole saliva en la cara. Notó la cara inyectada en ira de su oponente, más la fuerza que estaba empleando le dio a entender que iba totalmente en serio en su cometido de acabar con él. En ese momento también pensó en el otro tipo estaba hiriendo a Navaja, lo que le hizo agarrar fuerzas y poder detener con firmeza las manos de Viggo antes que siguiera acercándole el cuchillo. Tomó impulso y levantó con fuerza la pelvis, provocando que éste perdiera el equilibrio y lo empujó para al lado y rápidamente se irguió y dio una patada de gancho en la cara a Viggo, seguido de una patada lateral con giro y finalmente tomó impulso para correr y dar una patada en salto con las piernas rectas, dándole un duro golpe a Viggo en el pecho que lo tumbó en el piso .

    Observó a Navaja, que tanto ella como Scyther estaban siendo aplastados, Navaja por el tipo de gorro y Scyther por el Conkeldurr.

    — ¡Ahora vas a conocerme, tú también! —Zack fue corriendo hacia ellos, pero no contaba con que desde el suelo apareciera Annihilape y lo tomara de las piernas, haciéndolo caer.

    — ¡Cuidado, Zack! — gritó Navaja, logrando sacudirse la mano de su oponente de la boca.

    Zack se giró y vio a Viggo lanzársele encima con el cuchillo y esta vez logró esquivarlo girando en el suelo, pese a estar aprisionado desde las piernas. Escuchó a Viggo clavar el cuchillo en el piso, quebrándolo al contacto, lo cual le hizo tragar saliva, porque ese golpe iba directo a su corazón y por poco lo había esquivado.

    — Que imbécil eres — se burló Zack, intentando quitarle el cuchillo, pero el Pokémon primate lo arrastró lejos — ¡Hablas de querer tu honor y no eres capaz de enfrentarte mano a mano contra mí, cobarde!

    — Vine a asesinarte no a pelear... ¡Aquí es todo o nada!

    Viggo se acercó a patear a Zack en las costillas y este se cubrió como pudo con sus brazos para impedir que lo tocara. Sin embargo la rabia de Viggo era inhumana y logró asestarle varias patadas que lo hacían retorcer de dolor y finalmente le puso un pie sobre el pecho, aprisionándolo.

    —Eres una vergüenza para los luchadores — logró decir Zack, intentando quitarse el pie de encima.

    — En la calle se ven los más fuertes y tú no eres más que un payaso brincando como un mono — se burló Viggo presionando con toda su fuerza el pecho de Zack.

    El hombre de la chaqueta de cuero le enterró los dedos en la cara a Navaja y la obligó a mirar al frente.

    —Mira como lo asesina—rió.

    — Zack no perderá...

    —Uy... yo veo todo lo contrario —se reía con ganas — Después de esto te llevaré a mi casa —se seguía burlando el tipo.

    Navaja estaba muy asustada, Scyther estaba siendo torturado por Conkeldurr, que lo aplastaba con todo su cuerpo y Zack estaba aprisionado por un Pokémon y el verdugo aquel, <<Por favor, Zack, saca fuerzas. Puedes lograrlo>>

    — No te imaginas cómo disfrutaré esto — Viggo agarró el cuchillo roto y se lanzó directo a Zack, quien frenó el ataque con su antebrazo.

    Aguantó el dolor al sentir el cuchillo roto enterrarse en el músculo de su antebrazo izquierdo, agarró el mango del cuchillo con la mano derecha y logró quitárselo de las manos a Viggo, para luego propinarle un codazo en el tobillo que lo aprisionaba. Viggo se quejó y quitó su pie de encima, a lo que Zack logró librarse de Annihilape también, dándole una patada en las manos. Dio una voltereta hacia atrás y lanzó lejos el cuchillo, para después levantarse y ponerse en guardia.

    — Ven acá —invitó Zack con un gesto en su mano pero notó como era inmovilizado por una fuerza sobrenatural, debido a las habilidades de Annihilape — ¡Hey!

    Viggo corrió hacia él y logró empujarlo lo suficientemente lejos para golpearlo contra la pared, donde lo aprisionó finalmente el Pokémon mandril, desintegrando la materia de los brazos de Zack para que pudiera fusionarse con la pared.

    —Agg —Zack ahora sentía dolor, con el ataque del Pokémon.

    Viggo comenzó a darle puñetazos a Zack en la cara, en el pecho, y un upper cut en el estómago, que lo hozo expulsar sangre por la boca.

    — Que te quede claro que conmigo no se juega — Viggo lo pateó en el rostro con una patada de gancho con giro.

    Zack volvió a expulsar sangre por la boca y comenzó a reírse.

    —Me sigues teniendo miedo —la cara ensangrentada de Zack no le quitó en lo más mínimo su ácido sentido del humor —. Si eres un hombre vas a pelear conmigo sin trucos... porque todo este circo es porque no crees que puedas vencerme — jadeó Zack.

    — Una sabandija como tú merece morir como eso, sin dignidad. Completamente humillado por el depredador más grande — se burló Viggo, esta vez dándole una bofetada de palma abierta a Zack, provocando que escupiese más sangre.

    —... Aún no superas esa paliza que te di y lo rico que me cogí a tu novia— la risa de Zack era diabólica, aún babeando sangre y adolorido, su mirada burlesca no desaparecía y aquella risa sardónica hizo hervir la sangre de Viggo como nunca había sentido. Estaba cegado en ira y comenzó a temblar a raíz de la adrenalina que le recorría el cuerpo.

    — ¡Hijo de...!

    — ¡Viggo! — el amigo le lanzó su cuchillo y este lo asaetó con furia y comenzó a carcajear con ímpetu.

    — ¡¡NOOOO!! — sollozó Navaja.

    Empuñó bien el cuchillo y sin dudarlo ningún momento se lanzó a apuñalar a Zack y este se apoyó del abrazo de Annihilape, para tomar impulso y dar una patada con ambas piernas juntas, que le dio en el hombro izquierdo a Viggo, logrando evitar el mortal ataque y logrando que su enemigo retrocediera por un instante. Sin embargo se vio atrapado ahora de las piernas por el Pokémon lucha / fantasma, que desintegró la materia de estas para fusionarlas en las rocas también, dejando expuesto su torso.

    — ¡¡MUEREEEE!! — Viggo volvió a alzar el cuchillo con fuerza y no se dio cuenta en qué momento fue empujado lejos por una patada de fuerza sobrehumana. Cayó rodando hacia atrás y haciéndose mucho daño al golpearse la cabeza contra la pared rocosa contraria a ellos. Incluso algunos de los faroles se soltaron y le cayeron encima.

    Delante de Zack estaba Machoke, su Pokémon, listo para protegerlo con las manos empuñadas.

    — Machoke... acordamos que no te meterías en mis peleas —Zack sonrió.

    — No si estás en peligro — le contestó el Pokémon luchador en su idioma.

    Annihilape usó el ataque Sacrificio en Zack, inundándolo de una luz azulina que le drenó toda la energía, Zack dio un grito desgarrador, ya que sentía como si toda su piel fuese quemada y por más que intentó resistirlo, cayó desmayado, y su cuello dejó caer la cabeza de él hacia delante. Una vez vio que Zack no se movía por fin el Pokémon lo soltó y sus extremidades volvieron a materializarse mientras caía de cara al suelo.

    Machoke se enfureció, activando el ataque Corpulencia y logró agarrar a Annihilape de las muñecas, sacándolo de su escondite en la pared y lo lanzó contra su Entrenador para después saltar sobre ellos, aprisionándolos con su cuerpo y usar el ataque Vendetta sobre el Pokémon y su Entrenador; sin importarle si a Zack le molestaría verlo atacar a un ser humano, porque después de todo, Zack había sido devastado y Machoke no sentía ningún respeto por aquél Pokémon y mucho menos por su vil Entrenador.

    Heriste a mi Entrenador y ahora yo voy a herir al tuyo— Machoke ejecutó el ataque Vendetta con furia, expulsando de su cuerpo unas esferas color lila que golpearon fuertemente a los dos oponentes, que gritaban y se retorcían de dolor. Machoke usó bastante fuerza y se concentró en mantener unos minutos el ataque para que sintieran el verdadero dolor. Estos se retorcían debajo de él y cuando ya vio que estaban quedando sin fuerzas, los soltó.

    Una vez los dejó en el suelo, se dirigió a Conkeldurr y lo empujó de encima de Scyther.

    Métete con alguien de tu tamaño — Machoke estaba realmente enfadado y usó el ataque Desarme para quitarle las peligrosas columnas de las manos a Conkeldurr.

    El Pokémon obrero se lanzó contra Machoke con su Fuerza Bruta, y este último le hizo contrapeso, agarrándolo de los antebrazos y enterrando sus pies para frenar el retroceso. Conkeldurr lo doblaba en tamaño, era mucho más fuerte y se notaba que tenía mucha más experiencia que él y más edad también.

    Machoke vio a su Entrenador tirado en el piso y a Navaja siendo molestaba y sacó fuerzas de alguna parte de su alma y atacó con Puño Bala contra el abdomen de su oponente, provocándole dolor, pero Conkeldurr volvió a la carga y lo atacó con Machada, echándole todo su cuerpo encima para golpearlo. Machoke equivó el ataque agachándose y activando el ataque Patada Baja que llevó a tierra a Conkeldurr y, con un ágil salto sobre aquel Pokémon, llegó hasta el Entrenador de Conkeldurr y lo lanzó lejos para que Navaja pudiese salir de su yugo y agarrar sus cosas.

    Ella rápidamente agarró su bolso y tomó las pokébolas, revisando que estuviesen intactas.

    — ¡Scyther, regresa! — Navaja procedió a resguardar a su Pokémon y corrió a ver a Zack y que estaba desmayado. Trató de levantarlo y despertarlo, pero vio como Viggo regresaba hacia ellos.

    — ¡No te acerques! —Navaja protegió a Zack con sus brazos extendidos.

    — Que patético que deba protegerlo una niñita asustada — se rió el hombre de la gabardina.

    Annihilape y Conkeldurr se levantaron y se acercaron a Machoke para acorralarlo. Machoke observó a su alrededor y pensó en las posibilidades, las cuales no eran muchas dado que ambos Pokémon estaban peligrosamente cerca y no había mucho espacio para una pelea de 1 versus 2.

    Dio una patada frontal con giro para abrirse espacio y golpear a ambos objetivos a la vez y con la una energía que había concentrado en ambos puños que relucían en un color plateado, asestó su Golpe Bis uno en cada tórax de sus oponentes.

    Ambos se enfurecieron y, era sabido por Machoke que la furia de la línea evolutiva de Mankey era peligrosa, por lo que si se dejaba golpear, teniendo a Annihilape en ese estado iracundo sería fatal para él y a sus cuidadores no les quedaban más Pokémon que pudiesen hacerle frente a semejante amenaza, así que usó su última carta bajo la manga, considerando que eso pondría en peligro a todos, en especial a Zack. Respiró y con la fuerza que emerge de la adrenalina por proteger la vida de un ser querido, lanzó un rugido y el ataque Avalancha surtió efecto. Comenzó un impetuoso temblor bajo sus pies y las paredes del túnel montañoso comenzaron a desprenderse , mientras enormes rocas comenzaron a caer violentamente, poniendo en riesgo la vida de todos los presentes, ya que el espacio era estrecho y cualquier roca de ese colosal tamaño podría aplastarlos en cualquier momento.

    Viggo, su amigo y los Pokémon de ambos se percataron del peligro y no dudaron en salir corriendo, no sin antes recoger la gabardina preferida del hombre de la cicatriz.

    — ¡Esto se está derrumbando! — exclamó el del gorro de lana.

    — ¡Vámonos! Dejemos que estos mueran aplastados como sabandijas — Viggo dio una última mirada sardónica hacia Zack y escapó junto a su grupo.

    Machoke se puso a Zack al hombro como si de un costal de papas se tratase y tomó con el brazo izquierdo a Navaja por la cintura y la llevó también como si fuera un bolso bajo su brazo y se los llevó huyendo lo más rápido posible hasta la salida del Monte Luna. Navaja gritaba y se cubría la cara con las manos para no ver lo que ocurría.

    Logrando salir apenas, Machoke tuvo que dar un salto, ya que las rocas caían con violencia y podrían aplastarlos si se quedaban muy cerca. Al caer, todos rodaron por el suelo montañoso y se golpearon duro al arrastrarse por el suelo mientras el estruendoso ruido del Monte Luna derrumbándose les aturdía los sentidos.

    Cuando las rocas cesaron de caer, Navaja gateó hasta Zack, quien se veía bastante magullado, con la playera rota y manchada de sangre. Vio como le salía un hilo de sangre por la comisura de los labios.

    — ¡Zack, por favor, despierta! ¡Zack! — Navaja lo mecía. Machoke levantó las piernas de Zack, para que volviera a oxigenarse su cerebro, tal como había aprendido de su maestro Machamp alguna vez.

    Zack despertó con dificultad y vio a Navaja y Machoke observándolo con preocupación.

    —Ya despertó —sonrió Navaja.

    — Ah... ¿Qué me pasó? —carraspeó.

    — Sobrevivimos, Zack. Realmente pensé que morirías —Navaja tenía los ojos llorosos.

    —Como dice el dicho "hierba mala nunca muere" —se rió con dolor y se agarró las costillas con un quejido —. Me aporrearon bastante... pero supongo que me lo merecía —Zack observó el cielo, con las nubes avanzando poco a poco.

    — ¿Pero qué dices, Zack? ¡Te atacaron en manada! Eso no es justo.

    —Dije que me lo merecía, no que fue justo —Zack se sentó en el suelo con dificultad —. Machoke... te mereces un regaño, pero te debo la vida, amigo. No puedo enfadarme contigo.

    Machoke sonrió enseñando los dientes.

    — No vuelvas a asustarme así, por favor —Navaja sollozaba.

    — Tranquila, filosa... me pillaron desprevenido esos delincuentes. Soy más fuerte de lo que demostré allá...Ya verán cuando me los vuelva a encontrar ¡Ougg! — Zack reclamó agarrándose el brazo esta vez. La herida de la punzada se había abierto un poco.

    — Zack, déjame limpiarte —Navaja sacó su botiquín de primeros auxilios de la mochila y se lavó las manos con agua antes de tocar los insumos.

    —No quiero verme a un espejo... La sangre me hace sentir enfermo — Zack miró hacia el cielo, evitando pensar en aquello.

    —Un luchador que le teme a la sangre... es raro. Pero tranquilo, quedarás muy limpio — sonrió Navaja, preparando el suelo para desinfectar todas las heridas. Al poner la gaza en el labio de Zack este se crispó y de quejó de dolor —. Si quieres que termine rápido trata de no moverte, Zack.

    —Dale, dale... no siento nada — Zack frunció el ceño y aguantó el dolor mientras ella le parchaba las heridas abiertas, tal como él le había estado enseñando. Sabía que sería de utilidad que Navaja supiese de primeros auxilios si viajaban juntos, ya que en momentos como ese, Zack estaba imposibilitado de hacerlo por sí mismo.

    — ¿De dónde conocías a esos tipos? —preguntó Navaja mientras seguía curándolo y limpiando la sangre de su rostro.

    — Uf... es una larga historia.

    Al cumplir 10 años sabía perfectamente lo que quería ser y lo que no quería ser pero mi madre era demasiado estricta, odiaba las luchas y todo lo que tuviera que ver con golpes. Mi padre salía mucho con sus amigos, supuestamente a boxear. Sin embargo todo acabó cuando participó de una pelea en un bar estando borracho y no sobrevivió. Mamá desde entonces odia todo lo que tenga que ver con deportes de lucha y yo, un chiquillo de 10 años con el mundo por delante, no entendía el por qué mi ella me lo prohibía.

    Comencé a escaparme de la Escuela Pokémon para participar de las luchas clandestinas que se organizaban en los callejones de Ciudad Orquídea en la lejana región de Johto. En la ciudad admiraban mucho a Aníbal, el líder de gimnasio tipo lucha y los chicos se juntaban a luchar y a tratar de imitarlo. Además había una cantidad de dojos de combate, cada uno muy completo y yo me sentía fascinado por aquel mundo lleno de acrobacias y medir fuerzas con un oponente. No me interesaba en lo más mínimo aprender estrategias o cómo entrenar a un Pokémon para que luchase por mí. Quien debía estar en la arena de combate debía ser yo.

    Mi rendimiento en la Escuela Pokémon era pésimo, además que faltaba constantemente para juntarme con los otros chicos que no querían estudiar y, como es común en esos ambientes, comenzaron las malas compañías.

    A mis trece años ya era considerado un rebelde sin causa. Mi madre trabajaba largas horas a falta de mi padre y eso me dejaba a mis anchas para hacer lo que quisiese prácticamente todo el día. Me había hecho buenos amigos en mi opinión y la pasaba bastante bien. Éramos lo que se consideraba una pandilla, pero nosotros nos considerábamos una familia; nos gustaba retarnos a luchar, armábamos torneos clandestinos entre nosotros y ya después de un tiempo aquello se volvió un secreto a voces, donde venían luchadores de otros lugares a pelear por dinero.

    Gané bastante dinero a mi corta edad, ya que mis ansias por medirme en un ring de combate eran tremendas y no había rival al que yo temiese aunque saliera perdedor. Muy pronto mi nombre comenzó a ser de conocimiento para los más experimentados: "el niño de oro" me llamaban. Este título informal me hizo bastante llamativo para el entorno de las luchas y también, al ejercitarme constantemente tenía un pequeño cuerpo tonificado, que volvía locas a las niñas y ese tipo de atención me encantaba.

    Sentía que era la persona más genial de la ciudad, el chico invencible, irresistible para cualquier chica, tenía dinero y sentía que todos los días respiraba éxito. No había rival para mí.

    En el último torneo ilegal del que participé, fue un evento masivo. Mi madre trabajaba de noche en aquel tiempo, por lo que ella estaba tranquila pensando que yo estaría a salvo en casa, y para mí era el escenario perfecto.

    El lugar del torneo era un antiguo centro cine abandonado, donde se llevaría a cabo la pelea entre los mejores. Por fuera ya se veía una muchedumbre bastante ruidosa, llevaban pancartas y había bastante gente alcoholizada.

    Al entrar, ya tenía un grupo de fans femeninas que esperaban por mí, yo las había saludado y besado a todas. De hecho las consideraba mis novias y la mayoría eran chicas mucho mayores que yo; pero había una en particular que me encantaba... siendo honesto, todas eran hermosas y sexys, pero ella tenía algo que me gustaba mucho más, que era una mujer prohibida. Ella tenía novio y nos involucramos una noche de peleas, donde participaba su novio, un chico conocido por knockear rápidamente a sus adversarios de nombre Viggo.

    Sakumi era una pelirosa de ojos azules muy bella, alta y la mayoría de los luchadores del entorno le rogaba para que les diera una oportunidad, sin embargo fui yo el elegido para destronar a Viggo en todo sentido. Ella fue la que me hizo conocer otros placeres además de las luchas y Viggo se había enterado.

    Aquella noche de torneo, mi oponente a vencer era Viggo y todo el mundo estaba emocionado por aquella pelea, ya que el rumor de que me había metido con su novia se esparció como la pólvora.

    Por lo que habíamos estado hablando por teléfono con Sakumi o "Saku" como me gustaba llamarla, ella había cortado con Viggo porque se había enamorado de mí y según sus palabras, sabía que en la pelea contra Viggo yo tenía las de ganar y eso le daban aún más ganas de iniciar una relación oficial conmigo ¿Qué más podría pedir?

    Sonó la campana del ring. Las luces fosforescentes me alborotaban los sentidos y la adrenalina se elevaba. Tenía a Viggo delante de mí, con sus 20 años se estaba enfrentando a un crío de 13, eso era bastante para ser el hazmerreír del lugar, agregando el hecho que ya todos sabían que Saku iba a apoyarme en vez de a él, pero su ira era más fuerte que su vergüenza. Me tenía rabia y esa pelea era su desquite conmigo.

    — No sabes con quien te has metido, escuincle — rezongó Viggo. Sus penetrantes ojos rojos pudieron amedrentar a más de alguno, mas no a mí. Sentía ganas de reír porque yo era al absoluto ganador, ya me había quedado con su chica y el hecho de pensar en ganarle delante de toda esa gente, me daba aún más fuerzas para darle una tunda.

    — Mejor no hablemos sobre quien se mete con quien, porque tú y yo sabemos quién sale perdiendo — esbocé mi sonrisa más burlesca extendiendo los brazos para darle énfasis a la humillación.

    Comenzó el encuentro y Viggo fue brutal, sus golpes eran contundentes, con patadas, giros, alguna llave para mandarme por los aires. Intercambiamos golpes, pero para mí era muy fácil esquivarlo, incluso me trepaba en él como si fuese un árbol y lo pateaba en la cara. Yo era bastante conocido por mis saltos y admito que tenía bastante ligeros los pies, lo cual me permitía propinar golpes a adversarios como él, mucho más grandes y corpulentos.

    Terminé por cansarlo de tanto saltarle encima y patearlo en la cara y yo, con la adrenalina de destronarlo, no me importaba estar magullado o lesionado con tal de ganarle. Viggo finalmente quedó sin aire después de una patada frontal con la rodilla que le di justo en el estómago, lo que lo dejó de rodillas en el piso, agarrándose el estómago, con la cara desencajada, tratando de buscar aire desesperadamente con la boca abierta.

    1...2...3...4...5... hasta que finalmente Viggo no se levantó y fui declarado el ganador. El mero ganador, el absoluto campeón de aquel encuentro.

    Y oficialmente el gran Viggo había sido destronado.

    La multitud enloqueció, me lanzaron confeti y el grupo de chicas subió a felicitarme, sin embargo allí estaba quien que yo esperaba: Sakumi. No lo pensé dos veces y la tomé por la cintura y la besé con ganas. Sabía que Viggo estaba mirando y efectivamente esto lo hizo enfurecer.

    Desenvainó un cuchillo y se lanzó contra mí. En un instante, le propiné una patada de círculo de pierna exterior, que lanzó el cuchillo hacia el aire. Retrocedí para agarrar a Sakumi para llevármela de allí y escuché un sonido desagradable, seguido del grito de Viggo y al voltearme vi que el cuchillo se había enterrado en su ojo izquierdo. La sangre corría como una cascada por su cara y noté cómo las piernas me comenzaron a temblar, mi corazón se aceleró y comencé a gritar. Mi vista se volvió borrosa y lo último que recuerdo es estar afirmándome en el suelo ensangrentado con mis manos manchadas y llorando a gritos. No me gustó hacerle eso a Viggo, ver su sangre entre mis dedos me hizo sentir una escoria y haberle quitado a su novia me hizo revolver el estómago. Quería levantarme a pedirle perdón de rodillas, pero mi cuerpo no reaccionaba. Mis gritos se ahogaban con los gritos de Viggo... Demonios, jamás en la vida había escuchado un grito tan desgarrador, tan doloroso y tan terrorífico... Espero sea la última vez que me toque presenciar algo así.

    — ¡La policía! ¡Salgamos de aquí! —gritaban a mi alrededor, sin embargo escuchaba a todo el mundo como si estuviesen bajo el agua. Yo me sentía inmerso en ese estado de shock y espanto. Sentí a Sakumi sacudiéndome y gritándome al oído, pero yo estaba fuera de mí. Ella me soltó y se echó a correr. De ahí solo tengo recuerdos borrosos.

    Llegué de algún modo a la comisaría y recuerdo que las luces fluorescentes me trajeron de vuelta al presente. Me pidieron mi nombre y yo solo balbuceaba como un zombi, pero al escucharlos preguntarme por mi madre despabilé y entendí en el rollo que me había metido. Se había acabado todo si mi madre iba allí, así que les di el número de la única persona que podría salvarme: mi tío Shane.

    Shane llegó demasiado rápido para encontrarse en otra ciudad y en otra región y tampoco me interesaba saber cómo lo logró; sólo sabía que él era el indicado para sacarme de allí.

    Lo vi llegar como si de un superhéroe se tratase, con su camisa azul, su sombrero, sus jeans oscuros y ese tonto pañuelo que se pone al cuello para cubrirse del frío, pero en ese momento idolatré hasta la pañoleta. Cruzó su vista conmigo y el resto pasó como un trámite. Ese hombre es realmente poderoso, se libró de las consecuencias de mis actos como un ganador y a los policías ni siquiera les importó. Consideré descarada la manera cómo buscó el vacío legal de la situación y que hasta los polis quedaron de amigos nuestros, riéndose incluso. Si eso no es un súper poder de superhéroe, no sé qué lo sea.

    Pero el oponente más poderoso, el enemigo final aún no había sido derrotado... faltaba hablar con mi madre.

    Demás está decir que se puso furiosa, echaba humos por doquier y su melena rubia con rizos perfectamente peinados se había deshecho por el sudor de su frente y lo rojo que estaba su rostro gritándome y gritándole a Shane.

    — Ya no sé qué hacer con este niño... ¡Que vas a ser niño! Eres un imbécil bastante grande ya. Lo único que sabes hacer es dar problemas, hijo del demonio — los ojos azules desencajados de mi madre me asustaban mucho más que los oponentes a los que me había enfrentado — ¡Apuñalar a alguien! ¿¡Cuando se había visto eso en nuestra familia!?

    — No fue su culpa, Maggie.

    — ¡Desde que Jack no está este crío ha hecho lo que se la ha dado la gana! No para de torturarme todos los días con su estupidez — seguía ofuscada yendo de un lado para otro — Después de esta tragedia seré considerada la peor madre, me van a despedir y tendré que mudarme ¡Todo por tu culpa!... ¡Delincuente de alcantarilla fracasado!

    — Yo siempre te dije que quería luchar y nunca me has querido apoyar — rezongué pero mi voz no sonó tan valiente como esperaba, sonó temblorosa.

    — ¡Cállate! — mi madre levantó la mano para abofetearme pero Shane la agarró por la muñeca.

    — ¡Basta! Tratarlo así no va a solucionar nada — el semblante serio de Shane me dejó helado. Se veía mucha indignación en su mirada.

    — ¿Y quién eres tú, ah? —Mi madre se sacudió la mano de Shane y la bajó con fuerza — No eres más que un simple alcahuete... Desde que crías a esa niñita te has vuelto despreciable.

    — Con mi hija no te metas — la voz de Shane cambió en un santiamén, parecía un perro rabioso cuando alguien osaba a nombrar a su hija, incluso había levantado el dedo índice como advertencia.

    — No es tu hija ¡¡ENTIENDELO!!

    —Suficiente, me voy de aquí —Shane sacó su sombrero del perchero y se dirigió hasta la salida. Yo sentí un miedo enorme y comencé a llorar mientras lo perseguía.

    — ¡No te vayas, tío! No me dejes tú también —lloré sosteniéndolo por las piernas. Shane me observó y miró a mi madre.

    ¿Qué podemos hacer, ah? — cuestionó Shane, bastante cabreado.

    — ¡Quiero que desaparezcan! — Vociferó mi madre con lágrimas en los ojos — Me tiene cansada la vida de porquería que llevamos acá — ella comenzó a llorar.

    Margarita, me llevaré al niño a mi casa para que puedas descansar y pensar mejor las cosas. Y tú — se dirigió a mí, ladeando la cabeza a modo de indicación —, ve a buscar tus cosas.

    Tengo recuerdos vagos de cómo llegamos a la región de Kanto a casa del tío Shane. Sé que estuvimos volando pero caí dormido como si de un estado de trance de tratase, no recuerdo más nada de aquel viaje o cómo llegué a su casa.

    Poco o nada vi a la famosa "hija" de Shane, ya que él la había enviado a la escuela y recuerdo haber dormido hasta tarde aquellos primeros días.

    Uno de aquellos días Shane recibió una visita, lo sé porque su manera de golpear la puerta era muy tosca y sonora y me despertó. Escuché a Shane abrir la puerta y saludar ruidosamente a su recién llegado. Al parecer no se habían visto hacía mucho porque alzaron bastante la voz al saludarse y abrazarse.

    — Eres tremendo, Shane. Ya crías a dos hijos solo... ¡Deberías pensar en abrir una guardería!

    —Lo he pensado, pero con ellos dos está más que bien — contestó Shane a su visita.

    —Lo que deberías hacer es buscarte una mujer que te ayude... ten en cuenta que tienes una niña ¿Qué le vas a enseñar a arrear Tauros? Es una damita — se rió con ganas el hombre. Tenía una voz grave bastante imponente.

    —Bah... ella entiende el mundo más de lo que te imaginas, es una chica muy inteligente. Pero no te invite para hablar de ella.

    ¡Bastaba más! No hablas de otra cosa... pero admito que la paternidad te ha sentado bien. Te veo más maduro y centrado — halagó el recién llegado.

    —Se hace lo que se puede... ¡Zack, ven aquí un momento! — escuché mi nombre y fui en seguida hacia donde ellos se encontraban. Observé con disimulo el living y lo vi, era un hombre altísimo, con el torso desnudo que dejaba ver sus músculos que parecían piedras. Su larga cabellera negra amarrada en una cola caía por su espalda y andaba descalzo. Su vestimenta era solo un pantalón blanco que parecía de karateca y llevaba unas tobilleras negras.

    — Mijo ven, te presento a mi buen amigo Bruno —sonrió Shane —. Acércate.

    — Así que este es el famoso Zack. Me han contado mucho sobre ti.

    — Hola —la verdad me sentí intimidado por su presencia. Era realmente enorme y no me habría gustado hacerlo enojar, me hubiese partido como un palillo.

    —Niño, me contaron que te gustaría ser luchador...

    — Así es, señor.

    Bien, porque veo que eres un chiquillo fuerte y quisiera comprobar si tienes lo que se necesita para ser un verdadero luchador — Bruno se cruzó de brazos esbozando una sonrisa.

    —Por supuesto, señor. Sería un honor para mí tenerlo como mi Maestro —me incliné rápidamente y Bruno se rió sonoramente.

    — No me llames señor, mi nombre es Bruno.

    — Entonces, Bruno, no me llames chiquillo. Mi nombre es Zack — tuve el impulso de contestarle de una manera valiente, lo cual fue acertado porque su carcajada fue más sonora aún y echó la cabeza hacia atrás con emoción.

    —Me gusta tu actitud —Bruno llevó su enorme mano hacia mí y me la ofreció para estrecharla y yo con gusto la estreché. Me movió como una gelatina cuando la apretó, pero mantuve mi vista firme en la suya. Era mi sueño conocer a un luchador de ese nivel y que estuviese dispuesto a entrenarme me hico sentir que todo lo anterior habría valido la pena.

    Desde ese momento me convertí en aprendiz de Bruno y dejé atrás aquel oscuro mundo de las peleas ilegales y aprendí el verdadero espíritu de las luchas.

    Después de un tiempo como aprendiz, con mi cinturón blanco apenas, Bruno me obsequió uno de los momentos más importantes que atesoraré para toda mi vida.

    Con un riguroso entrenamiento serás capaz de fortalecer tu cuerpo y espíritu y yo siempre recomiendo hacerlo con la compañía de un buen amigo...— Bruno me entregó una pokébola — Es mi regalo de bienvenida como mi alumno oficial.

    Vi mi reflejo en aquella esfera color rojo y sonreí. Me animé a liberar de la pokébola al Pokémon que contenía y mi corazón dio un brinco al ver delante al Pokémon más maravilloso y perfecto que habían visto mis ojos... un saludable Machop que sonreía con el mismo entusiasmo por conocerme, que yo por conocerlo a él.

    Desde ese momento supe que ya no volvería a estar solo y tendría un mejor amigo para toda la vida.

    Al volver al presente, Zack recordó aquellos brillantes ojos rojos de su pequeño Machop, ahora transformado en un poderoso Machoke quien seguía conservando el mismo brillo que al inicio de su aventura.

    — Zack —Navaja tenía los ojos brillosos—... no tenía idea que habías pasado por todo aquello, que fuerte...

    —Pero todo fue para mejor. Sin Shane y sus contactos jamás hubiese conocido a Bruno o a Machoke.

    — Tienes razón y me alegra mucho que te hayas quedado con nosotros — Navaja no pudo evitar lanzarse a abrazar a Zack, aprisionando los brazos de él con los de suyos que lo rodearon con entusiasmo. Él se sintió complacido por el gesto pero no pudo evitar quejarse de dolor y ella lo soltó de inmediato —. Oh, discúlpame.

    Se quedaron en silencio un momento, mientras ella terminaba de curar el brazo de Zack y cubrir la herida hizo una mueca y expresó.

    — No puedo evitar sentirme mal por Viggo.

    — Fui una mala persona con él... y quizás hice mal en burlarme de su novia.

    —Bueno, sí. Estuviste muy mal... Espero que después de esto no quiera vengarse de nuevo.

    — ¿Estás decepcionada de mí por lo que te conté?

    — Un poco... pensé que eras un buen chico, Zack —Navaja sonreía sin ganas.

    —Lo soy... algo.

    — ¿Volverías a quitarle la novia a alguien? Habiendo tantas chicas que se sienten atraídas por ti.

    — Uno no manda en el corazón... Soy un alma libre y alcanzo para todas — sonrió Zack.

    —Eres un tonto, un zopenco y ridículo ¿lo sabías? — Navaja terminó de curarlo y se levantó para guardar el botiquín.

    — Pero así y todo me quieres —Zack se burló con dificultad.

    — Lo importante es que ahora eres un luchador de tomo y lomo y Machoke nos salvó la vida. Así que tenemos mucho por lo que alegrarnos... infiel — sonrió la Entrenadora

    — Sí. Me apena que no pudiste celebrar que capturaste un Nidoran — se apenó Zack.

    — Lo importante es que todo estamos bien y sobre todo tú — ella terminó de arreglar su mochila y se la puso en la espalda — Por cierto... Gracias por protegerme.

    — No hay cuidado, niña. Sacaste mucha garra al defenderme tú también. Te hubiesen aplastado pero aún así no te achicaste —sonrió el luchador.

    —Sí me aplastó literalmente —ella se rió —, pero súper Machoke vino al rescate —Navaja alzó una mano con fuerza.

    —Uh, tendremos que celebrar a Machoke. Nos salvó el pellejo a todos hoy.

    — ¡Sí! Llevémoslo a comer pastel.

    — Un poco de azúcar nos vendría bien, amigo. Ouch — Zack se intentó levantar—, ¿me ayudas a levantarme?

    Machoke llevó a Zack en la espalda y Navaja caminó al lado de ambos y se detuvieron a ver cómo había quedado del Monte Luna, era una montonera de rocas apiladas, bastante tierra y ya no se veía lo que alguna vez fue la salida por ninguna parte. Hasta el letrero que había fuera fue aplastado por el derrumbe.

    —Después de este desastre, los viajeros tendrán que buscar otra ruta para llegar a la siguiente ciudad — agregó Zack.

    —Qué lástima... Pero al menos nadie salió herido que sepamos — contestó Navaja.

    — ¿Y yo estoy pintado o qué?

    — ¡Ya, ya, ya... lo siento! Casi nadie salió herido — rió Navaja.

    — Vámonos ya, a ganar tu siguiente medalla — Zack acercó una mano empuñada hacia Navaja.

    — Y luego iremos al Dojo de Ciudad Azafrán —Navaja respondió acercando su mano empuñada a la mano de Zack para chocar puños.

    Y así, el magullado Zack junto a la esperanzada Navaja y su nuevo Pokémon, junto al héroe del día Machoke, caminaron rumbo a Ciudad Celeste. Ciudad que los esperaba con más de alguna sorpresa... ¿estarán preparados para afrontar los nuevos desafíos?
     
    Última edición: 7 Junio 2024
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  12.  
    J.Nathan Spears

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    :pikaaah:Micky, amiga... ¡¿Estás segura de que esto es apto para niños de 9 años?! :osha:

    Parece que te sentiste extra malvada cuando publicaste este episodio :smud:. Me gusta cómo piensas. Pero igual, esto debería llevar una categoría mayor (y menos mal no creo planees poner algo más explícito). Como mínimo una "Trigger Warning", creo yo... y no, no soy de los que disfruta tener que usar eso, pero... no sé qué tanto cambia la política de FFL o de Xenforos como para que esto sea necesario... pero por si las moscas...

    Cuando me contabas que Zack era un personaje altamente funable, no me imaginé que sería... POR ESTO. Le bajó la chica a un tipo 7 años mayor y que ahora quiere cortarle el gaznate.

    Y más encima el weon era mujeriego. O quizás aún lo es... aunque si con 13 era así, con 17 pues... uff

    ¿Es esto un guiño al original Gary Motherfucking Oak? xD. Si hasta lo apodaban "Golden Boy" (literal, solo que en otro idioma)

    También noté que mencionaste al Chuck que ya existía... digo, "Aníbal". Aquí sí que te entiendo que prefieras los nombres dados por los Españoles. Hostia, joder... xD

    Y bueno, menos mal que Shane tiene como contacto a Bruno de la Elite 4. Ta buenardo. Ese wey le enseñó bien.

    Viggo como antagonista (con todo y su secuaz) se ve bien peligroso. Me pregunto qué cagadas hará después, porque una introducción así... ufff, difícil de superar.

    Menos mal estuvo Machoke listo y dispuesto a pelear y arriesgar todo por Zack... y Navy. Aunque claramente el primo de nuestra protagonista no tuvo

    ¿Y qué onda la madre de Zack? Entiendo que tenga que trabajar de forma nocturna para conseguir llevar pan a la mesa, nada qué reclamarle en ese aspecto... ¡Pero que no se ponga a tratar a Shane de esa forma! Me pregunto qué historia tendrá esa señora (que más encima, es viuda... auch) que le habla así al Señor Telonero... y de a gratis, a una niña de seis años, que por muy adoptada que sea, merece todo el maldito respeto del mundo.

    Y hablando de la niña adoptada, felicitaciones por la captura de un nuevo amiguito xD. Ay, espera... no es el momento indicado.

    Pero lo que más me sorprendió es que apareciesen ya Pokémon tan adelantados como Conkeldurr y... OH, ARCEUS MÍO. ANNIHILAPE!! :braxien:

    ¡¡ME ENCANTA, CARAJO!! ¡Qué vivan las opciones! Y además, para el cabrón genwunner Kantocéntrico más molesto que pueda quejarse... Annihilape es una evolución directa de Primeape. Así que se me hace sentido que en Kanto ahora los encuentres en estado Salvaje y... claro, siendo usados por otros entrenadores. Aunque esa palabra es demasiado para gente como Viggo. Malviviente de lo peor será. Y pensar que tiene 24 años y toda una vida por delante... shit. Creo que de todas maneras, al igual que Zack, sí siento algo de pena por él.

    ¿Sabes? En cualquier momento el cabrón amigo de Viggo pudo haber matado él mismo a Navy... a punta de golpes a la mollera, con su propio cuchillo o bien usando a Conkeldurr, pero luego recuerdo que bien Viggo y su amigo pueden hallarle otro uso a Navaja si la secuestran. Y ahí mejor no digo más. Solo dejo esto

    Worse than death.jpg

    Y claro, a pesar de la paliza que le estaban dando al compadre "Funaki" (xD), él siguió hablando pestes contra Viggo... en especial sacando en cara que él, textualmente, SE COGIÓ a Sakumi. Y eso que ella ya lo había pateado antes (probablemente, problemas de drogas... en especial esteroides. Y como esos te malogran la potencia del amiguito, pues...)

    Ah, claro, en ese momento grité mentalmente

    ZACK ENLOQUECISTE.jpg

    Pero luego seguí leyendo y vi como Machoke tenía su momento de PUTO HÉROE :ashgo:. Ahora no sé si Zack dijo todas esas cosas porque pensaba que iba a morir o porque sabía que Machoke iba a intervenir, lo quisiera o no. Pero bueno, felicitaciones a su "inicial" por la salvada.

    Como nota final, noto que repites mucho los nombres propios en la historia. En especial el de Zack. A veces conviene más cambiarlo por un adjetivo calificativo, como "El fortachón" o alguna otra característica, como los ojos o el cabello que tiene... o bien en este caso, al final del episodio, "El ensangrentado luchador". Y eso es solo atribuíble al primo de la Navy. Quizás qué otros adjetivos usarás pa' describir a la prota.

    Y claro, algunas palabras se sienten un poco raras de leer... por ejemplo, en lugar de "knockear", te sale mejor poner "noquear"... y "pelirosa" está mal escrito. Te faltó otra "r".

    Creo que no me falta nada qué opinar... nos veremos en otra :P. Cuídate mucho, y el sello de Ganador lo tienes bien logrado.
     
    • Zukulemtho Zukulemtho x 1
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