Historia larga ZERO ZONE: Genesis [S.O.E]

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Zurel, 16 Febrero 2020.

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  1. Threadmarks: Capítulo 11: Sadismo.
     
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    ZERO ZONE: Genesis [S.O.E]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    4128
    Hoy es sábado y como siempre, nuevo capítulo. Agradezco a Reydelaperdicion por sus comentarios y apoyo a esta historia en cada uno de los capítulos. No tengo mucho que decir, así que los dejo con la lectura.

    Capítulo 11: Sadismo.

    19:30 – 7:30 P.M.


    —Como portadores del virus Zero, es probable que dentro de poco sus poderes se manifiesten, y cuando lo hagan deben tener cuidado de cómo los usen.
    —¿Y qué tienes que decirnos? ¿Qué el virus es peligroso? ¿Sólo eso? —Pregunta Hiltz sin tomarle mucha importancia a lo que dice su padre.
    —El virus es más que peligroso. Su poder es capaz de extinguir toda vida en este planeta. Y el poder que le otorga a quienes lo portan puede no tener límites, por esta razón les pido que nunca cedan a las provocaciones de los humanos, especialmente de los niños.
    —Hay algo que me da curiosidad, papá. Si nosotros cuatro tenemos el virus, ¿significa que no somos humanos? —Desea saber la pequeña rubia.
    —Seguimos siendo humanos a pesar de que poseamos el virus. Nosotros somos lo que se llama «híbrido»; que es el cruce de dos organismos de especies diferentes.
    —Entiendo. —Luzia comprende a la perfección la explicación de su padre. Gracias a esto se da cuenta que su hermano Hiltz está equivocado con su creencia.
    —Todo lo que les he dicho, deben mantenerlo en secreto y procurar que ningún humano descubra sus habilidades. Los humanos no saben de nuestra existencia y eso debe permanecer así, por su bien y el de nosotros.
    —Está bien, papá. No te preocupes, nadie va a saber sobre el virus ni tampoco de nuestros poderes. —Dice Wenzel hablando por él y por su hermana.
    —Gracias, chicos. No saben la tranquilidad que siento al escucharlos.

    Laurenz y sus pequeños continúan cenando con total tranquilidad. Al cabo de algunos minutos, Hiltz y Wenzel se sientan en el sofá a ver un documental del espacio mientras Luzia y su padre lavan las vasijas. Quince minutos después, el documental que transmiten por televisión termina, y de inmediato empiezan a transmitir un nuevo documental titulado «Cometa Ahren; El fragmento de hielo más imponente del universo». Al ver que se trata de un nuevo documental y mucho más interesante que el anterior, Hiltz decide ver el programa con mucho detenimiento.

    Al transcurso de algunos minutos, las imágenes, explicaciónes científicas y demás sobre el cometa Ahren llaman por completo la atención de Hiltz. Su atención aumenta todavía más cuando el astrónomo Ahren Böhm habla detalladamente sobre el cometa que lleva su mismo nombre.

    —El cometa Ahren se encuentra compuesto en su mayoría por hielo y roca, posee un núcleo de metal de 86,5 kilómetros, el cuál, sigue intacto ya que las capas superiores recubren por completo la zona metálica —Explica Böhm durante una toma que le realizan a su persona—. Cuando descubrimos a Ahren, este estaba acercándose al cinturón de Kepler, pero al tener en cuenta su tamaño nos dimos cuenta que provenía más allá de la nube de Oort. Esto se debe porque la longitud original de Ahren era de 868, 5 kilómetros, y prácticamente no existia y no existe un objeto tan grande en nuestro sistema solar —Böhm recibe una nueva toma—. Nuestros datos indican que el cometa Ahren está perdiendo masa conforme se acerca al Sol. Se espera que impacte en el año 2182 con el tamaño equivalente a un automóvil mediano y a una velocidad de trescientos kilómetros por hora.

    El documental del cometa Ahren continúa, pero lo que ha dicho su descubridor es más que suficiente para Hiltz así que decide apagar la pantalla sin más. Al pequeño de cabellos carmesíes le parece muy interesante el cometa que se está acercando en estos mismos instantes a la Tierra. Es muy extraño incluso para él que algo como eso abarque toda su atención, en especial porque no es un amante de los cuerpos celestes y demás cosas que tienen que ver con el universo.

    21:00 – 9:00 P.M.

    Los pequeños se disponen a marcharse a sus respectivas habitaciones a descansar, pero antes de que se marchen. Laurenz decide hacer algo importante a sus pequeños. Aleshire saca de un sobre sellado y estilizado tres jeringas con un pequeño recipiente cilíndrico. Y una vez lo hace llama a sus pequeños uno por uno para sacarles una pequeña muestra de sangre.

    Hiltz, Wenzel y Luzia no saben por qué su padre necesita una muestra de su sangre. A pesar de la curiosidad que tienen por saber las razones de Laurenz, ninguno de los tres se anima a preguntar. Al cabo de algunos minutos, Laurenz termina de obtener las muestras de sangre que necesita, de modo que envía a sus pequeños directo a la cama.

    Una vez sus pequeños se marchan a sus habitaciones repectivas. Laurenz apaga todas las luces del hogar y en lugar de marcharse a descansar, opta por entrar al sótano. Aleshire baja con cuidado las escaleras y una vez llega al final, enciende la luz para iluminar todo el lugar. Después enciende su computadora y espera sólo algunos segundos para que todos los sistemas entren en línea con Maya.

    Actualmente, Laurenz ha conectado a Maya todos los sistemas del hogar. Ella controla la lista de canales del servicio de cable, la temperatura del agua, el gasto de corriente eléctrica, e incluso la velocidad del internet. Todos y cada uno de los aparatos electrónicos de la casa pueden ser manipulados por Maya sin intervención humana.

    —Maya, ¿estás ahí? —Pregunta Laurenz, aveces Maya se ausenta cuando no la necesitan para una tarea en particular.
    —Estoy aquí, doctor. ¿Puedo ayudarlo? —Responde, servicial.
    —Maya, necesito que realices un escaneo de células humanas y células virales en las siguiente muestras, por favor.

    Laurenz ingresa los tres pequeños recipientes cilíndricos con las muestras de sangre de sus hijos en una misma máquina, que se encuentra conectada a la computadora. Al recibir las muestras, Maya empieza a realizar un escaneo de células simultáneo al mismo tiempo que compara una con otra. Después de cinco minutos, Maya le muestra los resultados a Laurenz por medio de un gráfico.

    —Doctor. La muestra de sangre que pertenece a Luzia, posee un balance de cincuenta y cincuenta de células virales y humanas.
    —Entiendo. ¿Cuáles son los resultados de las demás muestras?
    —La muestra de sangre que pertenece a Wenzel, posee un nivel de ochenta y cinco por ciento de células virales y un quince por ciento de células humanas. La última muestra que pertenece a Hiltz, posee un noventa y cinco por ciento de células virales y sólo un cinco por ciento de células humanas.
    —¿Estás segura que los resultados son correctos? —A Laurenz le parece extraño los resultados de la sangre de Hiltz.
    —No hay ningún error en los resultados, doctor.

    La respuesta de Maya deja a Laurenz muy preocupado. Aleshire es consciente que el virus Zero debió mutar con el nacimiento de sus pequeños, pero nunca del modo en que lo ha hecho. Un nivel tan grande de células virales como es el caso de su hijo Hiltz, puede llevar a que el pequeño sufra diversos trastornos de conducta.

    Un nivel de células balanceado como el que tiene Luzia, no representa ningún problema para sí misma ni para quienes la rodean. Estos cambios que sufren los pequeños no tiene mucho peso en un adulto como Laurenz, pero en un niño como Hiltz es un problema grave, ya que estos cambios son los que «moldean» su conducta.

    El problema más grande es que no hay una cura, porque tales cambios genéticos no forman parte de una enfermedad, sino de algo que tiene raíz en su propio ADN. Al ver los resultados, Laurenz cae en cuenta del por qué la conducta de su hijo Hiltz difiere tanto de la de Wenzel y Luzia; todo se debe a sus cambios genéticos.

    Laurenz tiene en claro una cosa; debe observar a su hijo Hiltz para que su conducta no le cause problemas a sí mismo ni a quienes lo rodean, o de lo contrario, se convertirá en un pequeño muy peligroso para todos.

    Scheideman Farm, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    Marzo 23 del Año 2169.
    06:00 – 6:00 A.M.


    A la mañana siguiente, Félix y su hermano mayor Adler Eigner, caminan en dirección a la casa de Laurenz para verificar que todo ande bien. Laurenz siempre suele estar trabajando en la granja desde las cinco de la mañana y el hecho de no encontrarlo ese día les preocupa a ambos varones. Los dos hermanos tienen en cuenta que el pasado que camina Laurenz no ha sido fácil, su suegro murió poco después de haber llegado a la granja, y al término de un año su mujer también lo hizo tras dar a luz a sus tres hijos. Eso y muchas otras cosas más han causado que Laurenz deseé la muerte, y para nadie es un secreto, mucho menos para Adler. El simple hecho de que Laurenz se ausente es más que suficiente para preocuparse por él.

    Félix camina a un lado de su hermano Adler en total silencio. Han pasado seis largos años desde que Félix descubrió las investigaciones de Laurenz sobre el virus Zero. El acuerdo con sus contactos todavía sigue en pie después de tantos años, pero Félix es consciente que se le está acabando el tiempo. Desde que nacieron Hiltz, Wenzel y Luzia, Félix no ha logrado obtener la muestra de sangre que necesita para lograr sus objetivos. Lo que significa que hasta no obtenerla, no tiene oportunidad para seguir adelante con sus planes. Félix sabe que necesita esa muestra de sangre urgentemente y debe obtenerla sin importar quien se interponga en su camino.

    —Adler, espera aquí. Yo buscaré a Laurenz. —Dice Félix al llegar a la entrada de la casa de Laurenz.
    —Está bien, avisa si ocurre algo extraño.

    Félix entra a la casa de Laurenz, aprovechando que su hermano se encuentra fuera, Félix decide echar un pequeño vistazo a la casa de Laurenz. Sabe que Aleshire fue en su momento un científico, y como tal, es probable que Laurenz le haya hecho algún análisis de sangre a sus hijos para estudiar el progreso del virus Zero en sus pequeños, y esto debe haberlo hecho en casa sin ningún problema. Conforme revisa, Félix decide llamar a Laurenz para evitar que lo tomen como un ladrón.

    —¡Laurenz! ¿Estás aquí? ¿Está todo bien?

    Félix se acerca a la cocina y abre el refrigerador en busca de una cerveza. Al abrir el refrigerador, Félix toma una de siete cervezas que tiene Laurenz, pero al tomarla logra ver algo que llama por completo su atención. Félix logra ver un pequeño recipiente transparente en los estantes superiores del refrigerador, que contiene dentro tres ampollas con un liquido rojo que parece ser sangre. Inmediatamente, Félix toma el recipiente y lo abre sin más. Después toma las ampollas para leer la etiqueta que tienen. Una sonrisa se dibuja en el rostro de Félix al leer los nombres de los hijos de Laurenz en cada una de las etiquetas. No hay duda que el líquido rojo que hay dentro de la ampolla es sangre.

    Un sentimiento de felicidad y emoción invade por completo a Félix. Eigner decide apoderarse de la muestra de sangre que pertenece a Hiltz, pero, de pronto, Félix escucha una voz que hiela todo su cuerpo.

    —¿Qué haces aquí, Félix?
    —Ah, Laurenz. Buenos días —Dice Félix, golpeándose un poco la cabeza en el refrigerador y dejando las ampollas en su lugar de inmediato, mientras intenta actuar con normalidad para que Laurenz no sospeche—. Vine a buscarte y me tomé el atrevimiento de tomar una cerveza, espero que no te moleste. —Dice, enseñando la botella.
    —¿No crees que es muy temprano para tomar? —Pregunta Laurenz, tomando con normalidad todo.
    —¿Tu crees? Bueno, es una pequeña manía que suelo tener. Siempre me tomo una, ya sabes, para empeza el día con buen pie. —Sonríe Félix, cerrando el refrigerador, al mismo tiempo que observa su opotunidad de robarse la muestra esfumarse por completo.
    —Está bien. Sólo ten cuidado. —Dice Laurenz, revisando un holograma que tiene en sus manos—. Félix, ¿crees que puedas hacerme un pequeño favor?
    —Claro. ¿Qué necesitas? —Desea saber Félix, dispuesto a ayudar.
    —Necesito que lleves a los chicos al Kindergarden. Ellos entran a las siete, y no puedo llevarlos hoy.
    —No hay problema.
    —Sólo será por esta vez. Yo los recogeré cuando sea la hora de salida. Necesito encargarme de la reparación de algunas máquinas. —Dice Laurenz. Teniendo en cuenta todo lo que tiene que hacer en el taller ese día.
    —No te preocupes, está bien. No es molestia ayudarte con los pequeños.
    —Gracias, Félix —Laurenz agradece la ayuda del hermano menor de Adler. Ya que estás aquí, ¿quieres desayunar?
    —C-Claro, ¿por qué no? Mi hermano está fuera esperándonos, voy a llamarlo.
    —Muy bien.

    Laurenz se dispone a preparar el desayuno, mientras que Félix invita a Adler a entrar a la casa. Ambos hermanos se sientan a la mesa y a los pocos minutos los tres pequeños hacen acto de presencia. Los chicos se sientan a la mesa en compañía de los hermanos Eigner. Laurenz termina de preparar el desayuno para todos en menos de cinco minutos, ya que la mayor parte del mismo lo preparó el día anterior y ahora lo único que hizo fue recalentarlo.

    Laurenz, Adler, Félix, Hiltz, Wenzel y Luzia disfrutan del desayuno en silencio. Entre todos los presentes, el único que no está muy interesado en su comida es Hiltz, pese a que está muy deliciosa. Lo único que hace el pequeño es jugar un poco con sus cubiertos de forma desinteresada mientras toma un poco de café.

    Félix observa con detenimiento una pequeña, pero muy extraña diferencia entre los hijos de Laurenz. No en el sentido físico, sino en su forma de actuar. Luzia es una niña muy tranquila, amable y educada. Félix lo mismo puede decir de Wenzel; es un niño tranquilo, amable y muy culto, pero el más diferente es Hiltz. Hiltz presenta un extraño comportamiento algo inusual en un niño de su edad, tan inusual es que no es posible de explicar a ciencia cierta.

    06:45 – 6:45 A.M.

    Todos los presentes terminan de desayunar. Los chicos se marchan a lavar los dientes, y una vez lo hacen Wenzel y Luzia se despiden de su padre con un abrazo. El único que no demuestra emoción en absoluto es Hiltz, quien simplemente sale de la casa si decir palabra alguna.

    Wenzel y Luzia suben al auto de Adler, donde Félix ya se encuentra al volante. Hiltz se sienta en el asiento de copiloto y sus hermanos en los asientos de atrás. Los chicos se ponen su cinturón de seguridad y una vez listos, Félix presiona el acelerador, marchándose así de la granja Scheideman.

    Laurenz cierra la puerta y en ese momento, Aleshire no evita recordar lo nervioso que estuvo Félix cuando lo descubrió fisgoneando en su refrigerador como un ladrón. El padre de los pequeños se acerca al refrigerador en busca de las ampollas que contienen la sangre de sus tres hijos, y que recién guardó la noche anterior cuando realizaba el conteo de células humanas y virales. Laurenz al abrirlo se da cuenta que una de las ampollas, la que posee el nombre de Hiltz en la etiqueta, está fuera del pequeño recipiente de plástico, donde están las otras dos ampollas.

    Aleshire al darse cuenta de esto, empieza a preocuparse y a preguntarse de lo que en verdad quería Félix. Laurenz no sabe cuáles ha sido las intenciones de Félix, ni mucho menos las motivaciones del hermano de Adler para querer una de las ampollas, y en especial la que pertenece a Hiltz. Sea cual sea, Laurenz es consciente de que debe tener mucho cuidado a partir de ahora, y más teniendo en cuenta lo peligroso que es el virus Zero ahora con la nueva mutación que ha desarrollado en los cuerpos de sus pequeños.

    Laurenz toma las ampollas y cierra el refrigerador. Decidido a guardarlas en un lugar que sea mucho más seguro, y dónde solo él pueda acceder a las muestras. No puede permitir que alguien como Félix se apodere de algo tan peligroso. Aleshire no quiere ni imaginarse lo que puede pasar si, al menos, una muestra cayese en malas manos.

    Kindergarden an der Deininger Mauer, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    06:55 – 6:55 A.M.


    A pocos minutos de las siete de la mañana, Félix y compañía llegan al Kindergarden, ubicado a tan sólo un kilómetro hacia el norte de la graja Scheideman. Los tres pequeños de Laurenz salen del auto apenas este se detiene. Wenzel y Luzia se despiden de Félix, Hiltz, en cambio, sale del auto sin decir una palabra.

    —No hay duda de que posees una actitud inusual, pequeño —Dice Félix para sí, viendo a Hiltz entrar al Kindergarden en compañía de sus hermanos.

    En ese instante, Félix golpea el volante con ambas, en un intento por dejar salir toda su frustración. No puede creer que haya estado tan cerca de obtener una de las muestras de sangre de los pequeños, y no poder obtenerla sólo por verse sorprendido por Laurenz. Maldice por todo lo bajo la mala suerte que ha tenido. Su oportunidad estaba ahí, frente a sus ojos, y se ha esfumado como el humo después de un incendio. Ahora es seguro que Laurenz se ha dado cuenta de sus intenciones, y tendrá suerte si Aleshire nunca le pregunta nada al respecto.

    A raíz de su fracaso, Félix es consciente que ahora debe realizar un plan B para obtener la muestra de sangre que necesita. Es obvio que Laurenz se va a deshacer de las muestras y las va a esconder o destruir desde este momento, por lo que ya no es fiable entrar a su casa a fisgonear en busca de esa muestra de sangre. Debe idear un nuevo plan y esta vez que sea cien por ciento fiable y seguro, con cero probabilidad de fallos.

    Felix se marcha del lugar cuando todos los chicos ingresan al Kindergarden. Las maestras cierran las puertas del edificio y lo primero que hacen con los pequeños es que todos hagan un círculo. Una vez lo hacen, una de las maestras empieza a preguntar el nombre de cada uno de los pequeños, tanto para conocerlos como para que los demás niños los conozcan. Uno por uno los niños dan a conocer sus nombres, hasta que les toca el turno a Luzia, Wenzel y Hiltz.

    —Mi nombre es Wenzel. —Se presenta el mencionado.
    —Mi nombre es Luzia.

    Ahora es el turno de Hiltz, pero a diferencia de sus hermanos, no se molesta en siquiera presentarse. Lo único que hace es mover la mirada hacia un lado en señal de molestia. Los demás niños se impresionan un poco al ver la extraña actitud que presenta uno de sus nuevos compañeros, pero ninguno se atreve a decir nada. Las maestras, en cambio, incitan a Hiltz a presentarse, pero entre más le hablan más le molesta al pequeño su estresante voz, y no dura mucho en dar a mostrar su molestia.

    —¡Callate! ¿Por qué tengo que dar a conocer mi nombre a ustedes? Seres inferiores. —Dice Hiltz, molesto. La maestra se asusta por la reacción del pequeño.
    —D-Disculpe a mi hermano, maestra. No fue su intención levantarle la voz. Hiltz no está acostumbrado a relacionarse con lo demás, por eso le pido que sea paciente con él. —Dice Luzia de inmediato, no quiere que su hermano tenga problemas el primer día en el Kindergarden.

    Debido a la reacción de Hiltz, las maestras optan por dejarlo tranquilo, y más al tener en cuenta lo que Luzia les ha dicho. A raíz de que Hiltz no desea participar en la actividad, los demás niños continúan con la misma hasta que todos se presentan.

    12:00 – 12:00 P.M.

    Una alarma se hace escuchar, señalando la hora de salida de todos los niños del Kindergarden. Los pequeños al salir de los salones, no tardan en reunirse con sus respectivos padres. Hiltz, Wenzel y Luzia son algunos de los últimos pequeños en reunirse con su padre, y debido a eso la docente a cargo del grupo de Luzia y compañía logra tener la oportunidad de hablar y de conocer al padre de los tres pequeños.

    —Buenas tardes. —Saluda la maestra.
    —Buenas tardes. —Saluda también Laurenz.
    —Soy la maestra de Luzia, hay algo que debo informarle sobre su hijo Hiltz.
    —La escucho. —Laurenz presta atención.
    —Su hijo es un niño muy tranquilo, pero el día de hoy no ha querido participar en ninguna de las actividades que realizamos. Necesito que usted hable con él y lo ayude a abrirse más. Necesitamos que Hiltz se relacione con los niños y participe en nuestras actividades, o de lo contrario, nos veremos en la obligación de expulsarlo para que su lugar lo ocupe otro niño que lo requiera.
    —Está bien, hablaré con él. Gracias por hablar conmigo.
    —Con gusto. Que tenga un buen día.
    —Igualmente.

    Laurenz se dirige al auto en compañía de sus tres pequeños. A pesar de recibir quejas sobre Hiltz en su primer día, Laurenz no está molesto por su conducta. Por esta vez pasará por alto lo sucedido, pero no piensa hacerlo la próxima vez que reciba otra queja sobre su comportamiento. Espera tener las palabras correctas para llamarle la atención cuando hable con él en casa.

    Kindergarden an der Deininger Mauer, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    Marzo 24 del Año 2169.
    09:00 – 9:00 A.M.


    Luzia y sus hermanos se encuentran en el Kindergarden disfrutando de una deliciosa merienda al aire libre. Los tres pequeños están un poco apartados de los demás niños para evitar cosas desagradables que suelen ocurrir entre niños de tres y seis años. Todo marcha con normalidad durante algunos minutos hasta que, de pronto, aparece un niño de la misma edad y altura de Hiltz.

    —Oye. Entrégame tu merienda. —Dice el niño, con una sonrisa malvada, viendo a Hiltz que se encuentra sentado en el suelo junto a sus hermanos.
    —¿Por qué debo entregartela? —Pregunta Hiltz con notable molestia en su voz.
    —Porque si no lo haces, te romperé toda la cara. —Responde, tomando a Hiltz de la camisa y obligándolo a levantarse.
    —Quiero verte intentándolo. —Dice, retándolo.

    El niño presiona los dientes con furia al ver que Hiltz no hace lo que le ordena. Así que sin importarle el daño que puede causarle a su compañero. El niño le propina a Hiltz un golpe directo a la frente tan fuerte, que obliga al pequeño de cabellos rojos recostarse a la valla de metal que rodea el Kindergarden.

    Un enojo intenso se apodera al instante de Hiltz tras sentir el fuerte golpe de su compañero. Su enojo es tal que se convierte en furia en menos de un segundo. Hiltz cierra su mano derecha y sin previo aviso ataca a su compañero con un golpe contundente directo al rostro. El golpe es tan rápido y fuerte que el niño cae al suelo revolcándose del dolor. Hiltz lo observa por unos segundos, intentando sentir satisfacción al verlo gritar mientras se revuelca como un gusano, pero pronto se da cuenta que eso no es suficiente para él.

    Hiltz sube sobre su compañero y empieza a asestarle golpes a puño cerrado directamente al rostro. El niño se cubre con sus brazos, pero eso no es suficiente para que logre protegerse. La fuerza de Hiltz es mayor por el virus Zero, por lo que, no es ningún problema para él golpearlo aún mientras se cubre. Hiltz continúa golpeando al niño con mayor intensidad hasta que llega al punto que le rompe uno de sus brazos a raíz de tantos golpes. El pequeño empieza a gritar mientras Hiltz lo acribilla a golpes y no es hasta después de tres minutos que las docentes llegan a auxiliarlo.

    Una de las maestras aparta a Hiltz de su compañero y otra ayuda al pequeño que se encuentra gravemente herido al mismo tiempo que grita a los concerjes que soliciten una ambulancia. En el rostro de Hiltz sólo hay una sonrisa sádica, mientras sus manos desprenden gotas de sangre del insolente que se atrevió a amenazarlo.

    —¡Te voy a matar! ¡Te voy a matar! ¿¡Me oyes!? —Grita Hiltz riéndose de forma sádica, viendo a su compañero con todo el rostro ensangretado—. ¡Los voy a matar a todos, seres inferiores!

    La risa sádica de Hiltz se vuelve tan intensa y siniestra que incluso Wenzel y Luzia llegan a sentir miedo de su hermano gemelo. Ambos al igual que todos los niños en ese lugar están impactados por lo que han presenciado. Los hermanos de Hiltz no saben lo que está ocurriendo, y al ver lo sucedido el día de hoy, empiezan a preocuparse no solo por el bienestar de los demás, sino por el de ellos también.
     
    Última edición: 25 Abril 2020
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos. Paso a comentar el capítulo. Ha sido bastante bueno, y espero que pueda leer pronto la continuación, ya que es un buen punto para establecer un pequeño corte de publicación.

    Primero que nada te señalaré los errores para poder pasar al capítulo después.

    Creería que quisiste poner "ayudarle".

    La palabra correcta es "conserje".

    Fuera de eso, no he notado más errores en el capítulo, así que paso a comentar.

    Supongo que ya se entiende bastante el comportamiento tan iracundo que tuvo y tiene Hitlz, y es porque él no es un humano. Entiendo que ninguno de sus hermanos lo es, y que su padre tampoco es uno, pero su porcentaje de células víricas o virales, como las has llamado, es mucho más alto que el de su padre y hermanos. De hecho, 95% es un número gigante en comparación con 5%. Solo una pequeña fracción de sus células es humana, y el resto es totalmente distinto. Eso explica porque tiene un carácter tan iracundo y una falta de empatía tan grande como esa. Imagino que el complejo de superioridad no está relacionado a sus células, sino a su propia mente y razonamiento al darse cuenta de que él tiene poderes y los humanos no.

    Parece que la infancia no va a ser difícil para Wenzel y Luzia si les toca convivir con alguien así de sádico y peligroso, y mucho más teniendo en cuenta que su madre no está. Imagino que Liane no habría sido feliz si estuviera viva para ver lo que ha hecho uno de sus hijos. Es una lástima que ella no haya llegado a verlos crecer, pero no sé cómo ver esto podría haberla afectado.

    Imagino que Laurenz, tras los análisis que ha obtenido y tras enterarse lo que las maestras le van a contar, deberá ir preparando una forma para poder encargarse de Hiltz. Si su porcentaje de células humanas es tan bajo, probablemente, sus poderes sean mucho más fuertes que los suyos. Pero a pesar de eso, Hiltz sigue siendo un niño y por más fuerza que tenga, un adulto como él debería ser capaz de lidiar con él. Ya veremos como termina eso.

    Como dije en el capítulo anterior, me sorprendió que Felix jamás haya intentado secuestrar a uno de los niños para llevárselo a Helmuth. Imagino que no querría verse involucrado en un secuestro teniendo en cuenta lo que ha descubierto sobre Laurenz. Claro que eso queda a la imaginación del lector, ya que no se ha visto a Félix sacar dicha conclusión basado en la investigación que robó a Laurenz. De hecho, yo creía que él aprovecharía esta oportunidad para llevar a los niños con Helmuth y luego, mediante ayuda del mismo, fingir que tuvo un accidente o alguna otra historia para poder contársela a Laurenz. Lo cierto es que, creo que su oportunidad para secuestrarlos se ha ido al carajo. Los niños son fuertes, han desarrollado poderes y podrían escapar de él e incluso matarlo si lo lograra. Pese a eso, Félix tiene una alternativa. Si mantiene su atención en los niños, podría apelar a la falta de empatía de Hiltz y hacer que él elija abandonar a su padre para irse con él sin tener que pasar por un secuestro. Imagino que no será difícil, dado a que Laurenz deberá reprender al niño por su conducta y claramente, Felix se dará cuenta de todo eso. Claro que también habrá que ver que decide hacer Laurenz al respecto ahora que se ha dado cuenta que Félix ha intentado obtener las muestras de sangre. No podrá despedirlo porque de lo contrario, eso revelaría mucha información oculta y lo haría el centro de atención, (y sabiendo que Merten está tras él, aunque eso lo sabe el lector y no Laurenz, no conviene XD). Tendrá que lidiar con él sin despedirlo, lo cual también es interesante.

    Personalmente, sigo prefiriendo a The Fallen December sobre esta historia, pero Génesis se ha acercado mucho. Seguro que cuando comente el próximo capítulo o el siguiente a ese ya estaré declarando que Génesis la ha superado.

    Me pregunto qué ocurrirá con el niño al que Hiltz golpeó. Más que nada para saber cómo reaccionará Hiltz cuando descubra la fuerza que tiene y el daño que puede hacer. El niño es un maldito bravucón y no me interesa para nada su estado de salud. Él se la buscó por ir de agrandado y en lugar de meterse con alguien débil, se metió con alguien más fuerte que él y terminó mal. Con eso, yo solo puedo decir una cosa:

    [​IMG]

    En fin, eso será todo por ahora. Hasta la próxima ocasión, que ojalá sea pronto.
     
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  3. Threadmarks: Capítulo 12: Acuerdo.
     
    Zurel

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    Después de un largo tiempo si actualizar. Hoy es el día de continuar con esta historia. Agradezco a Reydelaperdicion por apoyar esta historia desde sus inicios, y sobretodo por comentar semana a semana cada capítulo. Sin más que decir, los dejo con la lectura.

    Capítulo 12: Acuerdo.

    Kindergarden an der Deininger Mauer, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    11:00 – 11:00 A.M.


    Los docentes del Kindergarden se encuentran en un estado de shock total y los niños de igual forma. La actitud violenta que ha demostrado Hiltz ha infundido el miedo en todos, incluso en sus propios hermanos. Debido a las graves heridas que ha sufrido el agredido, es traslado de forma inmediata, una vez la ambulancia llega al lugar. Poco después, una de los docentes se comunica con el padre de Hiltz y solicita su presencia en el Kindergarden.

    Ahora el menor se encuentra «aislado» de los demás niños, mientras espera la llegada de su padre. Hiltz observa desde una esquina del salón a sus compañeros, su rostro presenta una expresión de furia en estado puro, sus manos intenta cerrarlas pero sus dedos tiemblan sin control por la furia que lo invade. Lo ocurrido durante el receso ha despertado en Hiltz un sentimiento de aborrecimiento hacia los humanos en general, y el simple hecho de estar en ese lugar rodeado de niños y adultos hace que su sangre hierba.

    La maestra les enseña a todos los niños y niñas las letras del abecedario alemán cuando, de pronto, Laurenz hace acto de presencia en el salón. Wenzel y Luzia cruzan miradas con su padre, pero no corren a él porque todavía no es la hora de salida.

    —Señor, Laurenz. Gracias por venir. Espereme a un lado de su hijo Hiltz, por favor, en un momento lo atiendo.

    Laurenz entra al salón y se sienta en una silla a un lado de Hiltz. La maestra de Luzia y Wenzel les reparte a todos los pequeños varias hojas con las treinta letras del abecedario alemán, donde deben dibujarlas guiándose por medio de puntos. Una vez los pequeños empiezan a dibujar, la maestra se sienta en una silla frente a Laurenz para hablar con él.

    —Bien, señor, Laurenz. Lo he llamado porque el día de hoy ha pasado algo muy grave con su hijo Hiltz —Empieza a decir la docente—. Durante el receso, Hiltz atacó a golpes, literalmente, a uno de sus compañeros y lo dejó gravemente herido. Incluso lo amenazó de muerte.
    —¿Es eso verdad, Hiltz? —Pregunta Laurenz, molesto, viendo a su hijo.
    —¿Y qué si lo hice? Es un mísero insecto que se atrevió a golpearme ¡A mí! Un ser inferior como él lo único que merece es la muerte.
    —¿Puede verlo? Su hijo demuestra una conducta que no es propia de un niño de su edad. Me temo que si continúa así, no podremos seguir aceptándolo. Por el momento, Hiltz quedará suspendido durante tres días. Así que utilice este tiempo para hablar con él.
    —Está bien, maestra, así lo haré.

    En ese momento la alarma que señala la hora de salida se hace escuchar por todo el Kindergarden. Luzia y su hermano Wenzel se reúnen con su padre, juntos logran salir del salón en medio de tantos niños. Al cabo de algunos segundos, Laurenz y sus tres pequeños salen del Kindergarden para subir de inmediato al auto.

    Laurenz enciende el auto y presiona el acelerador una vez sus hijos se han puesto el cinturón de seguridad. El auto se marcha del Kindergarden en dirección a la granja Scheideman.

    Scheideman Farm, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    12:30 – 12:30 P.M.


    Laurenz estaciona el auto frente a su casa y apaga el motor. Los chicos se apresuran a quitarse los cinturones de seguridad para salir del auto. Al hacerlo, los pequeños entran a la casa en compañía de su padre, una vez en la sala de estar Laurenz cambia de expresión seria a una de enojo en un instante.

    —Muy bien, Hiltz. Quieres explicarme, ¿¡qué rayos está sucediendo!? ¿Cómo te atreviste a golpear a un niño ordinario? ¿Acaso no les quedó claro lo que les dije? Nunca deben ceder a las provocaciones de los humanos y mucho menos la de los niños. —Dice Laurenz con un tono muy serio y firme.

    Pese a que la llamada de atención es para Hiltz, al mismo tiempo, Luzia y Wenzel perciben que su padre está molesto con ellos. Probablemente, no es así, pero la energía que desprende Laurenz en ese momento les indica lo contrario. Luzia y su hermano Wenzel temen que por culpa de Hiltz, ellos salgan pagando los platos rotos.

    —El niño que golpeaste sin compasión pudo haber muerto. —Continúa diciendo Laurenz.
    —¿Y qué si muere? —Pregunta Hiltz, observando a su padre con un rostro inexpresivo—. Es un ser inferior igual a todos los humanos.
    —Entiendelo de una buena vez, Hiltz. Todos nosotros seguimos siendo humanos. No debes y no tienes por qué verlos como enemigos. No tienes una razón para justificar tu actitud hacia ellos.
    —¿Quieres una razón? Bien. Mi razón es sencilla; ¡Los aborrezco! Y mi aborrecimiento hacia ellos crece aún más cuando escucho cómo los defiendes —Dice Hiltz, molesto—. Dime. ¿Por qué te preocupas por los humanos, padre? Son una raza débil e inferior en comparación a nosotros. Su existencia no vale nada, merecen morir como la escoria que son.
    —Que seamos superiores a los humanos, no nos da el derecho de elegir sobre la vida de ellos. Todos somos iguales, Hiltz, sean humanos o híbridos.
    —Qué estupidez. Por lo visto sigues siendo humano a pesar de tener el virus dentro de tu cuerpo. Hablas de igualdad cuando ni siquiera somos iguales —Hiltz se da cuenta que su padre no puede ver lo que él ve—. Me voy a mi habitación, no tiene sentido seguir con esta discusión. —Dice Hiltz, marchándose.

    Hiltz se marcha a su habitación para continuar desarrollando su obra maestra. Luzia y su hermano, permanecen en la sala de estar durante algunos segundos. Cuando Hiltz desparece de la vista de ambos, Luzia llama la atención de su padre al decirle;

    —Papá. Quiero pedirte disculpas. —Dice Luzia.
    —¿Disculpas? ¿Por qué? —Laurenz no comprende la actitud de su hija.
    —Cuando Hiltz empezó a golpear a nuestro compañero, nosotros no hicimos nada para evitarlo. —Responde Luzia.
    —No se preocupen por eso, ninguno de los dos debe sentirse culpable por lo que pasó —Laurenz observa a sus dos pequeños—. Aunque hubiesen intervenido, probablemente, Hiltz hubiera hecho lo mismo de todos modos.
    —Entonces, ¿no estás molesto con nosotros? —Cuestiona Wenzel.
    —Por supuesto que no. —Le sonríe Laurenz. Luzia y Wenzel sienten un gran alivio al escuchar esas palabras.
    —Papá, ¿qué piensas hacer con Hiltz? Su actitud se ha vuelto un problema muy grave. —Luzia teme de lo que Hiltz pueda ser capaz de hacer.
    —Lo sé, Luzia. No estoy seguro de qué hacer con él, pero por ahora, voy a quitarle lo que más le gusta como castigo.

    Hiltz entra a su habitación y lo primero que hace es encender la computadora para continuar con el desarrollo de su obra maestra. Después de tener una discusión nada agradable con su padre. Lo que Hiltz necesita para relajarse un poco es seguir con su hobbie; construir androides.

    Antes de empezar a construir su androide, Hiltz opta por entrar a internet, pero antes de que logre hacerlo su computadora se apaga. Esto toma por sorpresa a Hiltz, quien hace el intento por encederla, pero sin importar sus intentos, su computadora no quiere enceder. Hiltz se enfada en un instante.

    —Maya. ¿Qué es lo que sucede? ¿Tienes algo que ver con esto? —Cuestiona Hiltz al aire, molesto.
    —Tu padre me ordenó desactivar tu computadora durante los próximos cinco días. —Responde la IA.
    —Activala nuevamente, es una orden. —Ordena Hiltz.
    —Solo tengo permitido activarla por orden de tu padre. —Vuelve a responder, Maya.
    —¡Maldita sea! —Grita Hiltz, golpeando la mesa.

    Hiltz sabe que Maya controla todo lo que hay en la casa, así que es imposible que su computadora funcione cuando es desctivada por ella. Lo peor de todo es que no hay forma de levantar los bloqueos de Maya, a menos que su padre lo ordene. Ahora Hiltz tiene un gran problema. Si quiere construir su androide, necesita los planos que se encuentran dentro del disco duro de su computadora, y para acceder a ellos necesita que esta funcione. Sin los planos, Hiltz puede ir olvidándose de construir su androide.

    Durante algunos minutos, Hiltz intenta pensar en una solución a su problema, de pronto, se le ocurre una idea para acceder a los planos de su androide sin hacer uso de su computadora.

    —Maya, ¿puedes mostrarme los planos de mi último proyecto? Supongo que debes tener una copia de respaldo en tu base de datos.
    —Un segundo. Buscando... —Dice Maya—. Esta es la lista de archivos creados recientemente en tu computadora.

    Frente a Hiltz se materializa un holograma de gran tamaño, donde se alberga la lista de archivos que ha creado en su computadora los últimos días. Hiltz revisa los nombres de los archivos hasta encontrar el que necesita, el cual, tiene por nombre «Hawk». El pequeño toca el archivo para abrirlo. Al instante se materializan varios hologramas, visualizando todos y cada uno de los archivos tridimensionales que hay dentro.

    Hiltz revisa los archivos en tres dimensiones para verificar que se encuentran todos los archivos y que no le falte ninguno. Al ver que todos los archivos se encuentran en su lugar. El pequeño acomoda los hologramas en su espacio de ocio y se dispone a construir su último androide.

    A Hiltz no le importa que su padre haya bloqueado su computadora, siempre y cuando pueda construir su androide. Por suerte, su padre no le ordenó a Maya bloquear sus órdenes, o eso habría sido un problema mayor.

    Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    21:00 – 9:00 P.M.


    Adler y su hermano Félix se encuentran en casa viendo televisión, después de un arduo día de trabajo. Adler se levanta del sofá para buscar una cerveza en el refrigerador, mientras transcurren los anuncios de publicidad. Eigner se acerca al refrigerador y abre la puerta del mismo al momento de decirle a su hermano;

    —Félix, ¿quieres una cerveza? —Cuestiona Adler, viendo a su hermano desde la cocina.
    —Sí, tráeme una. —Responde Félix con notable molestia en su voz.
    —¿Ocurre algo? Te veo algo molesto. —Adler puede ver que algo le molesta a Félix.
    —Tengo un problema.
    —¿Qué clase de problema? ¿Quieres hablarlo? —Adler le entrega la cerveza a su hermano.
    —No, no quiero. Hablarlo no solucionará nada.
    —Entiendo. —Adler se sienta en el sofá y opta por no seguir inquiriendo en la vida de Félix. Respeta a su hermano, y por esa razón no piensa obligarlo a hablar del tema si él no tiene deseos de hacerlo.

    Adler se siente un poco desanimado de saber que Félix tiene un problema, del cual no desea hablar. Probablemente, si él hablara al respecto podría ayudarlo, pero como no es así, no puede hacer más que respetar su decisión. Félix aprecia las buenas intenciones de su hermano mayor, pero sin importar que tan bueno sea, no puede confiar en él. Adler no puede saber que está intentando obtener una muestra de sangre de los pequeños de Laurenz, o de lo contrario, puede causarle un problema mayor. Adler es una persona que tiene en alta estima a Laurenz y si compartiera con él sus planes, es obvio que toda oportunidad de obtener sus objetivos, por más pequeña que sea, va a desaparecer para siempre.

    Félix debe pensar en una alternativa para obtener esa muestra de sangre, que tanto necesita para asegurar parte de sus planes. Todo el día ha estado pensando al respecto, y a raíz de la frustración su mente no ha logrado idear un buen plan. Espera que en las próximas horas logre pensar en algo, o bien puede ir olvidándose del trato con Helmuth.

    Scheideman Farm, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    Marzo 25 del Año 2169.
    15:00 – 3:00 P.M.


    Tras ser suspendido por mostrar una actitud violenta contra sus compañeros en el Kindergarden, Hiltz apenas lleva un día de suspensión. Al pequeño de cabellos rojos no le importa en absoluto que lo hayan suspendido, mucho menos el castigo que le ha dado su padre al ordernar a Maya desactivar su computadora. Lo único que realmente le importa al pequeño es completar su último androide. A este punto, Hiltz ya posee diversas partes del cuerpo de su androide completas, entre las cuales se encuentran las alas, patas y cola. Lo único que resta es la cabeza y su cuerpo.

    A raíz de que ya posee el cincuenta por ciento de su androide completo, Hiltz ha decidido tomar un pequeño descanso. Hiltz observa en silencio las máquinas que ciegan el trigo en uno de los campos más cercanos a su casa.

    También observa a sus hermanos cruzar algunas palabras con su padre cerca del granero donde almacenan el trigo, maíz, arroz, entre otros. Al observarlos, Hiltz no evita sentirse molesto con su padre al recordar la discusión que tuvo con él hace tan sólo dos días. Hiltz se siente muy decepcionado de su padre, él fue el primero en ser infectado por el virus Zero, y a pesar de haber cambiado su genética él sigue considerándose un humano ordinario.

    Es obvio que ellos son muy superiores a los humanos en muchos aspectos. Que sean híbridos no significa que deban considerarse humanos, y es justo esa falta de aceptación por parte de Laurenz lo que en verdad molesta a Hiltz.

    El pequeño permanece solo en el lugar durante algunos segundos, hasta que escucha varios pasos acercarse a él. Hiltz mueve su cabeza a su derecha y se percata que es Félix quién se acerca. Una leve brisa mueve sus ropas al momento en que Hiltz le dice;

    —¿Qué quieres? —Pregunta el joven, viendo la máquina cegar el trigo.
    —Solo he venido hacerte compañía unos minutos. Supuse que querías estar acompañado al ver a tu padre con tus hermanos. —Responde Félix, viendo a Laurenz con Luzia y Wenzel.
    —No necesito tu compañía, y mucho menos tu lástima. ¿Me oyes? —Responde Hiltz, áspero.
    —Puede que sea verdad. No obstante, me parece que necesitas ayuda.
    —¿Qué te hace pensar que necesito ayuda?
    —Por tu incapacidad de acabar con los humanos —Hiltz se sorprende al escuchar a Félix—. Sé que atacaste a unos de tus compañeros dejándolo gravemente herido, y no fuiste capaz de terminar con su vida porque te detuvieron.
    —¿C-Cómo sabes eso?
    —Tu padre nos lo ha contado a mi hermano y a mi.
    —Por lo visto, mi padre no para de mezclarse entre tu raza. —Hiltz se siente muy molesto con su padre, sobre todo por su exceso de confianza con Félix y Adler.
    —Por el modo en que te expresas, puedo decir sin temor a equivocarme, que odias a los humanos. —Comenta Félix.
    —No los odio; los aborrezco. Aborrezco todo lo que ustedes representan.

    Las palabras de Hiltz no sorprenden en absoluto a Félix, sobre todo porque desde que lo conoce, Hiltz siempre ha demostrado una actitud que va más allá del odio. Es obvio que conforme ha crecido, ese sentimiento también lo ha hecho, y todavía más al verse «obligado», en cierto modo, a convivir con otros niños aparte de sus hermanos.

    Durante algunos segundos Hiltz y Félix guardan silencio. Una leve brisa mueve la ropa de ambos hasta que se detiene.

    —Escucha, Hiltz. ¿Por qué no trabajamos juntos?
    —¿Por qué querría trabajar contigo?
    —Porque al igual que tu, yo también odio a los humanos. Y puedes estar seguro, que no hay nada que me haga más feliz, que verlos arder en el infierno.
    —Tu no eres nada, Félix. ¿Qué puedes hacer?
    —Más de lo que puedes imaginar. Yo tengo los medios para ayudarte, pero necesito a alguien como tu para subir al poder.
    —¿Estás sugiriendo que te ayude, y a cambio me darás todo lo que necesite? —Hiltz puede ver las intenciones de Félix.
    —Así es. Dime, ¿cuál es tu respuesta?

    Antes de responder, Hiltz toma unos segundos para pensar la propuesta de Félix. Por un lado, Hiltz debe reconocer que fue incapaz de acabar con ese niño, no le gusta admitirlo, pero así es. Si los docentes no hubiesen intervenido y hubiera tenido más poder, el resultado habría sido diferente.

    Por más odio que tenga hacia los humanos, Hiltz sabe que no puede acabar con ellos en este momento. Aun es solo un niño y solo hasta que llegue a ser adulto es cuando sus poderes van a estar en su máximo nivel. No obstante, necesita a alguien para llevar a cabo su objetivo, y Félix puede ser esa persona. A Hiltz no le agrada aliarse con un humano, pero si desea acabar con su propia especie, no hay duda que lo va a considerar como un aliado.

    —Está bien, Félix. Acepto trabajar contigo.
    —Excelente —Dice Félix con una leve sonrisa—. Hay algo que necesito pedirte, Hiltz. —Agrega Eiger, tras unos segundos en silencio.
    —¿Qué necesitas? —Hiltz se muestra un poco molesto.
    —No te molestes —Félix nota la molestia de Hiltz—. Quiero que me otorges una muestra de tu sangre.
    —¿Una muestra de mi sangre? —Hiltz no comprende las razones de Félix para solicitarle algo como eso.
    —Así es. Necesito tu sangre para poder llevar a cabo mis planes, y poder ayudarte —Dice Félix, sacando una pequeña jeringa con una ampolla acomplada a la misma.
    —¿Cómo sé que no me traicionarás, una vez la obtengas? —Hiltz no confía en Félix lo suficiente.
    —No lo haré. Puedes estar seguro. No tengo intención de traicionarte, creeme. —Afirma.
    —Por tu bien, espero que sea así.

    Hiltz toma la jeringa y sin miedo perfora su propio brazo, mientras hala de la misma con su mano derecha. La sangre de Hiltz corre por la delgada aguja hipodérmica hasta llegar a la ampolla, donde se acumula en grandes cantidades hasta que se llena completamente. Una vez termina, Hiltz saca la aguja de su brazo y le entrega la jeringa con la ampolla a Félix sin más. Eigner la recibe con mucho cuidado y de forma disimulada para que Laurenz, quien está a varios metros, no se percate de nada. Guarda la ampolla en uno de los bolsillos de su chaleco y la jeringa simplemente la deja caer al suelo, mientras la pisa con uno de sus pies diversas veces para destruirla por completo.

    —Espero no arrepentirme de aliarme contigo. —Dice Hiltz, marchándose hacia su casa.
    —No lo harás, te lo prometo.

    Hiltz se marcha con una expresión neutral. Ahora que ha tomado un pequeño descanso, no tiene nada más que hacer en ese lugar. Félix, en cambio, permanece ahí durante algunos minutos. Su rostro en comparación a Hiltz, muestra una amplia sonrisa de satisfacción. Primero; ha obtenido la muestra de sangre que tanto necesita desde hace años, y ahora el primogénito de Laurenz, Hiltz, ha aceptado trabajar con él. No hay duda, que las cosas no pueden ir mucho mejor para él.

    Félix es consciente que nunca se ha considerado un hombre creyente del destino, pero no puede pasar por alto que el destino parece conspirar a su favor con tal de que lleve acabo sus planes. O de lo contrario, nunca habría obtenido la muestra de sangre y menos habría logrado convencer a Hiltz de unirse a él.

    Kindergarden an der Deininger Mauer, Nördlingen, Baviera, Alemania.
    Marzo 29 del Año 2169.


    Es comienzo de semana y Hiltz regresa al Kindergarden, después de recibir tres días de suspensión por agredir a uno de sus compañeros. Cuando Laurenz recoge a sus pequeños no recibe ninguna queja del comportamiento de Hiltz, pero en su lugar, recibe un informe sobre una demanda que le ha impuesto la madre del niño agredido por Hiltz.

    Donde dice explícitamente que debe pagar una multa de veinticinco mil euros por daños y perjuicios, durante las próximas cuarenta y ocho horas. Esta demanda no toma por sorpresa a Laurenz. Lo que en verdad lo toma por sorpresa es la gran cantidad, por fortuna, Laurenz tiene los medios para pagar esa exuberante suma de dinero.

    Fliegerhorst Neuburg, Neuburg an der Donau, Neuburg-Schrobenhausen, Baviera, Alemania.
    13:00 – 1:00 P.M.


    En la sala de control de la base aérea de Neuburg. Los soldados a cargo de las comunicaciones reciben una comunicación entrante. Uno de los soldados logra identificar su proveniencia, y tras rectificar que se transmite por una línea segura la acepta de forma inmediata. Un holograma se materializa frente a todos los presentes, mostrando a un hombre de tez blanca y ojos heterocromáticos.

    —Merten. Mis hombres han localizado a Laurenz cerca de la ciudad de Nördlingen. —Dice el hombre aspirando su habano.
    —Entendido. Lo encontraré y tomaré mi venganza. —Dice Merten, presionando uno de sus puños frente a él.
    —Tu venganza es importante, Merten, pero recuerda que su sangre lo es para nosotros. No olvides eso. —Comenta el hombre, expulsando el humo.
    —Comprendo, señor. —Es lo único que Merten puede decir. Las palabras de ese hombre sonaron demasiado serias, tanto que le causaron miedo.
    —Te enviaré las coordenadas. Toma tu venganza, pero tráeme a Laurenz con vida.
    —Así lo haré.

    El holograma desaparece, dejando a todos los presentes en completo silencio al presenciar la pequeña charla entre Merten y el hombre. Weigand sale de la base acompañado de tres soldados armados. El helicóptero enciende los motores al momento que los soldados y su superior suben a la máquina. Pronto, el helicóptero se eleva marchándose así de la base aérea de Neuburg y dirigiéndose a la ciudad de Nördlingen.
     
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  4.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos amigo.

    Llevaba mucho tiempo esperando para volver a leer esta historia, y tengo que decir que ha sido un buen capítulo.

    Me ha gustado, aunque ha sido breve y lo he sentido algo más calmado en línea en la que tuvieron los capítulos anteriores. Pasaré a comentar.

    Honestamente, esperaba más de Laurenz como padre. Al menos, lo que estoy viendo aquí no me ha gustado nada de su personaje. Su hijo tiene un trastorno (o tal vez no, pero sí le faltan algunas piezas en su rompecabezas XD) y piensa que él tiene el derecho a decidir sobre las vidas humanas. Pese a eso, Laurenz no hace nada para solucionarlo. Ha tenido una charla con él bastante breve para un problema de semejante magnitud, y su única resolución es quitarle su computadora sin la precaución de quitarle acceso a toda la casa. Lo hubiera podido entender si luego de eso hubiera hablado más seriamente con él, pero no lo ha hecho. Creo que no le está prestando a su hijo más problemático la atención que merece. Quiero decir, imaginé que Laurenz estaría encima de él todo el día para asegurarse de tenerlo controlado, pero no he visto mucho de él al respecto.

    Felix ha sido inteligente al acercarse a él. Supongo que él, en tantos años trabajando allí, pudo haber notado la conducta de Hiltz tan agresiva, y sabiendo la verdad, se aprovechó de su información. Honestamente, esto es una demostración más de que Laurenz no está funcionando bien como padre, al menos para él. Sabiendo que Felix ha estado haciendo de las suyas, no creo que Laurenz quiera que él y su hijo estén cerca, pero no parece prestarle mucha atención sobre eso. Me pregunto de qué tema estaría hablando con Luzia y Wenzel en ese momento, y es una lástima que no se haya mostrado. Pero ahora Felix tiene lo que desea, y sin haber tenido que secuestrar a uno de los niños, lo que lo habría metido en problemas. Fue inteligente de su parte el haber hecho un trato con Hiltz. Me pregunto cómo reaccionará el chico cuando vez que este no cumple, ya que está claro que lo va a traicionar. Me pareció muy precipitado que Hiltz no le pidiera información sobre para qué quiere su sangre o que clase de planes tiene antes de acceder a colaborar. Está bien que sea un niño, pero con su perversidad aparenta ser inteligente y eso me sigue llamando la atención.

    Y para terminar, parece que a Laurenz le van a caer todos los problemas juntos. Merten va a ir a la granja para vengarse de él. Está claro que no debe estar contento luego de todo lo que le pasó, y que no escuchará a la razón de ver que Laurenz no tiene la culpa. Por lo tanto, su inminente enfrentamiento es algo que quiero ver. Me pregunto si se dará en el próximo capítulo o si habrá que esperar más.

    Errores no creo haber observado, así que me despido aquí mismo. Saludos y hasta la próxima.
     
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  5. Threadmarks: Capítulo 13: Hawk
     
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    ZERO ZONE: Genesis [S.O.E]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    5541
    Hoy es sábado y como es costumbre, es hora de publicar el siguiente capítulo de Genesis. Agradezco a Reydelaperdicion por sus comentarios y apoyo a esta historia. Sin más nada que decir. Los dejo leer tranquilos.

    Capítulo 13: Hawk.

    Scheideman Farm, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    13:30 – 1:30 P.M.


    Tras degustar el almuerzo en compañía de su padre y hermanos. Hiltz regresa a su habitación para terminar los últimos preparativos de su androide. Actualmente, Hiltz ha concluido la construcción de su último androide, el cuál, le ha tomado meses de diseño y varios días de armado. La noche anterior, tras terminar de construirlo, Hiltz dejó su computadora encedida para transferir toda su programación al disco duro del androide.

    La transferencia de datos se lleva a cabo por medio de cables que están conectados a ambos lados del cuello del androide, donde se abre un pequeño compartimiento, bajo sus plumas metálicas, que deja mostrar un extraño puerto. Debido a que su programación es extensa en cuanto a código y datos. La transferencia de los mismos ha tardado un aproximado de cartorce horas.

    Afortunadamente, ya solo restan algunos segundos para que la transferencia de datos se complete. Hiltz espera con paciencia a que termine la barra de progreso que marca la pantalla de su computadora. Cuando el porcentaje de la barra de progreso marca cien por ciento, los cables conectados a su androide se desconectan automáticamente en cuanto este comienza a moverse.

    El androide de Hiltz comienza a mover su cabeza, alas, cola y patas, así como las plumas que conforman su cuerpo. Al observar a su creador, el ave ladea la cabeza hacia la derecha, reconociendo a Hiltz como su amo. En ese instante, su hermana Luzia y su hermano Wenzel irrumpen a su habitación sin permiso, tomando por sopresa tanto al androide como a su porpio hermano. El ave haciendo uso de su programación, engrifa todas sus plumas para intimidar a las personas que han interrumpido su pequeño momento de tranquilidad.

    —Hola, Hiltz. —Saluda Wenzel sin prestar atención al androide.
    —Hola, hermano. ¿Qué haces? —Pregunta Luzia, notando al instante el androide de Hiltz—. ¡Oh, vaya! Veo que por fin completaste tu androide. —Comenta, sorprendida de ver al ave moverse—. ¿Qué clase de ave es? —Desea saber, viendo al ave acomodando algunas de sus plumas.
    —Es un halcón —Responde Hiltz. Pasando por alto la interrupción de sus hermanos—. Su nombre es Hawk.
    —Impresionante, veo que lo construiste. —Admira Wenzel. Las capacidades de su hermano son impresionantes. No hay duda.
    —Ahora bien. ¿Qué es lo que quieren? —Hiltz desea saber la razón por la que ha sido interrumpido.
    —Queremos invitarte a jugar. —Responde Luzia.
    —No pienso jugar con ustedes —Sentencia Hiltz de inmediato—. Debo realizar algunas pruebas a Hawk para verificar que su cuerpo funcione bien —Comenta. Acercando su brazo derecho a Hawk—. Si quieren, pueden venir conmigo. —Termina por decir. Hawk sube al brazo de Hiltz.
    —¿Lo dices en serio? —Cuestionan Luzia y Wenzel al mismo tiempo. Nunca antes Hiltz los ha invitado a ver las pruebas que le realiza a sus androides.
    —Por supuesto. No me molesta que me acompañen. —Afirma.

    Hiltz y sus hermanos se marchan de la casa para ir directo al bosque que se localiza a doscientos metros de la granja. Laurenz cruza algunas palabras con el hermano mayor de Félix, Adler. Desde su posición, cerca de un granero, logra ver por breves segundos a sus hijos salir de la casa con dirección al bosque. Lo que más llama la atención de Laurenz no es ver a sus pequeños, sino ver el ave metálica que los acompaña.

    Laurenz sabe muy bien que su hijo Hiltz suele construir androides con forma de animales, pero nunca antes vio a un androide con forma de halcón. A simple vista, se puede apreciar que el ave es más grande de lo normal, y no da la impresión de que sea un androide inofensivo. Laurenz espera que la nueva creación de Hiltz no signifique un mal presagio.

    Al cabo de algunos minutos, Hiltz y sus hermanos llegan al mismo lugar, donde días atrás, tuvieron su primer experiencia con sus poderes, provenientes del virus Zero. Desde lo sucedido ese día, ninguno de los tres pequeños ha utilizado sus poderes otra vez, y tampoco ninguno se ha animado hablar con su padre de lo sucedido.

    —Muy bien, hemos llegado —Dice Wenzel—. ¿Qué clase de prueba le harás a Hawk? —Quiere saber, curioso.
    —Espera y lo verás —Responde Hiltz—. Hawk, alza vuelo y sobrevuela el lugar en busca de alguna presa. —Ordena.

    Hiltz levanta un poco su brazo derecho para permitirle a Hawk extender sus largas alas. Hawk aletea varias veces y en menos de un segundo alza vuelo. Hawk empieza a volar por los alrededores tal como se lo ha ordenado Hiltz. El ave sobrevuela el área a trescientos metros de altura por unos minutos, hasta que logra ver una presa inofensiva y descuidada cerca de varios troncos. El ave inmediatamente cae en picada y en menos de cinco segundos logra atrapar su presa con sus afiladas y largas garras.

    Luzia, Wenzel y Hiltz al ver que Hawk ha atrapado algo, corren en dirección a él para ver con sus propios ojos lo que ha atrapado el ave metálica. Los tres hermanos llegan a los troncos y encuentran a Hawk despedazando con su pico un probre conejo blanco.

    —Que crueldad... —Dice Luzia, haciendo la vista a un lado. No puede ver la crueldad con que Hawk despedaza a ese pobre animal.
    —¿Crueldad, dices? Lo que estás viendo es la ley de la naturaleza; sólo el más fuerte sobrevive. —Dice Hiltz complacido de ver que Hawk actúa como se supone que debe actuar.
    —¿Por qué le ordenaste buscar una presa, Hiltz? —Quiere saber Wenzel, sin entender la orden que le dio su hermano al ave.
    —Quería verificar que Hawk obedece mis órdenes, por esa razón le ordené buscar una presa, ya que, por lo general, ni siquiera un halcón entrenado obedece esa clase de órdenes. —Explica, viendo su androide fijamente.
    —Ya veo, ahora lo entiendo. —Dice Wenzel, entendiendo la orden de Hiltz.
    —Muy bien. Hawk —Dice Hiltz. El ave lo vuelve a ver al escuchar su nombre—. Es hora de realizar algo más difícil. Quiero que vueles a mil metros de altura y caigas en picada directo a los arbustos.

    Hawk asiente ante la orden de Hiltz, después realiza un fuerte chirrido antes de levantar vuelo. Hawk alza vuelo en cuestión de segundos, y continúa elevándose en los cielos para alcanzar la altura de los mil metros. Luzia y Wenzel no comprenden la razón por la que Hiltz le ha ordenado algo como eso a Hawk; es como si deseara destruir su propio androide a propósito.

    Hiltz observa con una sonrisa como Hawk se eleva cada vez más y más. Luzia y Wenzel no entienden en absoluto el comportamiento de su hermano. Al darle esa clase de orden a Hawk, Hiltz se está arriegando a destruir su obra maestra. Ya probó que Hawk obedece sus órdenes, ¿por qué quiere destruirlo después de tanto tiempo que invirtió en construirlo? No tiene ningún sentido. Si embargo, pese a que todo es extraño, ambos son conscientes que ninguno de los dos puede evitar que Hiltz haga lo quiera con su androide, después de todo, es suyo y no se va a detener solo porque ellos se interpongan.

    Hawk alcanza la altura de los mil metros. El ave vuela en círculos durante algunos segundos para analizar el área del impacto. Una vez lo hace, Hawk encoge sus alas y cae en picada directo a los arbustos. Al cabo de menos de cinco segundos, Hawk logra alcanzar una velocidad cercana a los cuatrocientos kilómetros por hora. Hiltz, Wenzel y Luzia observan a Hawk caer a una gran velocidad. A poco menos de doscientos metros, Wenzel y Luzia son tomados por sorpresa cuando Hiltz le lanza una poderosa descarga de rayos eléctricos a Hawk. Los rayos imbuyen el cuerpo del ave de energía eléctrica, causado que esta desprenda chipas eléctricas por todo su alrededor.

    La velocidad de Hawk más la energía eléctrica acumulada por su cuerpo metálico, causan un enorme estallido de energía eléctrica cuando Hawk impacta contra los arbustos. El impacto provoca una pequeña onda de choque que es sentida por los tres pequeños, quienes se ven obligados a cubrirse por los pedazos de madera que vuelan por todas partes.

    Todos los arbustos del área de impacto y alrededores son destruidos por la energía eléctrica. Algunos incluso se prenden en llamas, otros solo desprenden humo blanco debido a que el fuego hizo cabida pero no logró encender, a raíz de la falta de aire. Los tres pequeños de Laurenz están muy impresionados de ver todo el daño que ha causado Hawk. Hiltz y compañía se acercan al lugar exacto del impacto. Donde logran ver a Hawk completamente intacto en medio de un pequeño, pero profundo cráter. Su cuerpo metálico aun desprende pequeñas chispas de electricidad, pero desaparecen en pocos segundos.

    —Es... impresionante. —Luzia no puede creer que Hawk se encuentre ileso.
    —¿C-Cómo es posible? —Se pregunta Wenzel, en la misma situación que su hermana.
    —Creiste que Hawk se destruiría, ¿no es así? —Cuestiona Hiltz, viendo por el rabillo del ojo a su hermano, quien asiente con lentitud—. Idiota. Hawk no puede ser destruido.
    —¿No puede...? –Luzia siente una extraña sensación de miedo al escucha a Hiltz.
    —No —Afirma—. Hawk es una parte de mí, por lo tanto, no puede ser destruido por mis propios poderes. Y como ustedes también comparten las mismas habilidades que yo; tampoco puede ser destruido por su propia mano.
    —¿Es una parte de tí? ¿Qué quieres decir con eso? —A Wenzel le parece muy extraño lo que dice su hermano.
    —Hawk es un...

    Hiltz no logra terminar su diálogo, porque en ese momento, un helicóptero blanco sobrevuela el lugar a poca altitud. Las hojas de los árboles cercanos se agitan con fuerza ante el paso de la aeronave. El helicóptero llama la atención de los tres pequeños al ver que la extraña aeronave se dirige hacia la granja de su padre.

    —¿Qué es ese helicóptero? ¿Por qué se dirige hacia nuestra casa? —Se pregunta Luzia, extrañada.
    —No lo sé, pero me parece que deberíamos volver, y rápido —Wenzel tiene un extraño presentimiento—. Hiltz, Luzia, regresemos.
    —Sí. —Asiente la pequeña.
    —¡Hawk! —Grita Hiltz.

    Al escuchar su nombre, Hawk entiende que es hora de irse por medio del tono de voz de Hiltz. A pocos segundos de que Hawk alce vuelo. Hiltz y compañía observan un cuervo sobrevolar el lugar al sentirse atraído por el olor del conejo, que minutos antes Hawk cazó. El ave de Hiltz alza vuelo de inmediato, y tras sobrevolar por unos segundos las cabezas de los tres pequeños. Hawk ataca al cuervo, sin razón aparente, lanzándole varios disparos, a través de un pequeño cañón, ubicado en la unión de su cuerpo y alas. Los disparos impactan violentamente al ave, matándolo al instante. Su cuerpo cae muy cerca de donde yace el cuerpo sin vida del conejo blanco.

    Luzia experimenta un miedo mayor del que siente su hermano Wenzel. Al ver que Hawk ha matado a esa pequeña ave sin ningún motivo. Ver que el ave de Hiltz ha actuado por su propia voluntad. Hace que Luzia sienta miedo. Miedo de que Hawk pueda atacar a su padre, a su hermano Wenzel, o incluso a ella en algún momento de su vida.

    Hiltz nunca antes ha creado un androide como Hawk, y el hecho de que este sea tan diferente a un halcón ordinario, es una razón para preocuparse. Más aún al ver que ataca sin motivo aparente. Luzia es consciente de que cabe la posibilidad, que Hawk nunca ataque a nadie de su familia, pero tampoco puede estar segura, y menos cuando no hay nada que se lo pueda asegurar.

    Scheideman Farm, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    14:00 – 2:00 P.M.


    El estruendoso sonido de un helicóptero llama la atención de todas las personas que laboran en la granja Scheideman. Laurenz, Félix y Adler son tres de los muchos que prestan toda su atención a la aeronave que se acerca a la granja. El helicóptero es color blanco en su mayor totalidad, pero toda el área del rotor de cola es amarillo. También presenta a ambos lados del fuselaje una insignia en relieve con las letras «GNS» de color negro la «G», plateado la «N» y rojo la «S». Lareunz no reconoce ese helicóptero como parte del ejército, debido a la extraña insignia y los diferentes colores que este posee.

    La aeronave desciende a tierra muy cerca de la casa de Laurenz. Aleshire en compañía de Adler y Félix corren al ver que el helicóptero apaga los motores. Una puerta lateral de la máquina se abre, dejando que un hombre con una extraña máscara de metal plateada con dos orificios pequeños y rectangulares en el área de los ojos, vestido con una gabardina negra de manga larga y pantalón del mismo color. Salga acompañado de otros tres hombres. Los cuales portan un uniforme de manga larga, pantalón negro y zapatos de cuero. A ambos costados de los antebrazos, portan la misma insignia «GNS».

    El hombre enmascarado observa su alrededor con desinterés, por unos segundos nota la presencia de Laurenz y sus amigos. Los tres se detienen en seco, a unos cinco metros del helicóptero, al sentir la extraña mirada de ese hombre.

    —Nunca imaginé que te esconderías en un lugar tan patético como este. —Dice el hombre enmascarado. Observando los graneros, campos, y maquinaria de agricultura en los alrededores.
    —¿Quiénes son ustedes? ¿Qué quieren? —Pregunta Laurenz.
    —Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que nos vimos. ¿No te parece, Laurenz?
    —¿C-Cómo sabes mi nombre? —Los ojos de Laurenz se abren como platos. Un extraño escalofrío recorre su espina dorsal.
    —Veo que me has olvidado por completo —El hombre toma su máscara con una de sus manos—. Mi nombre es Merten Weigand. —Responde, quitándose la máscara.

    Adler y Félix notan una gran impresión en el rostro de Laurenz, no saben quién es Merten ni qué relación tiene con su amigo, pero es evidente por su expresión, que Laurenz lo conoce de algún lado. Los ojos de Aleshire se abren como platos al ver frente a él a su viejo amigo y colega.

    —Pero, ¿cómo es posible? —Laurenz no puede creer que Merten se encuentre frente a él—. Se supone que no hubo supervivientes en Dortmund.
    —Es verdad, pero ciertamente tu también lograste sobrevivir. Aunque tu solo sufriste algunos cambios, yo no tuve la misma suerte —Merten recuerda lo que aquel hombre le dijo—. El virus Zero degeneró órganos, músculos, nervios y huesos de mi cuerpo. Todo a raíz de mi ADN. —Merten señala las cicatrices que tiene su rostro—. ¡Estas cicatrices son obra tuya, Laurenz!

    Al señalar sus cicatrices, Laurenz logra verlas solo por unos segundos. El daño que presenta el rostro de Merten es tal que su heridas llegan al extremo de ser repulsivas. Es evidente los daños que le causó el virus a su cuerpo. Pese a lo grotescas que son las cicatrices de Merten, Laurenz hace todo lo posible por no apartar su vista, no quiere demostrarle a su viejo amigo ningún signo de repulsión o desprecio.

    —Aun siendo consciente del peligro que representaba su investigación. Tu continuaste desarrollando el virus Zero, sin importarte nada más que los resultados. Por tu culpa, Dortmund fue destruida. ¡Por tu culpa, debo vivir en este cuerpo deforme!
    —Merten... —Laurenz presiona los puños, sintiéndose como la peor persona del mundo. Merten tiene razon; él es culpable de la destrucción de Dortmund y aún más del daño ocasionado a su mejor amigo.
    —Nunca te perdonaré, Laurenz. —Sentencia.
    —¿C-Cómo lograste sobrevivir? —Pregunta Laurez de forma automática. El odio en las palabras de Merten han llegado hasta lo más profundo de su ser y han hecho cabida en él.
    —Un hombre me salvó. Me mantuvo durante seis años en coma para reconstruir mi cuerpo. Gracias a él es que estoy vivo, y ahora debo pagar mi deuda con él.
    —¿Deuda? ¿De qué estás hablando? —Laurenz percibe un extraño tono de malicia en la voz de Merten.
    —Tu sangre es muy valiosa, Laurenz. Has sobrevivido a la exposición del virus sin sufrír ningún daño genético. Mi superior está muy interesado en ti. Necesita tu sangre para llevar a cabo su propia investigación. Por esta razón, voy a llevarte ante él y te convertirás en su conejillo de indias.
    —¡No voy a permitir que alguien más haga mal uso del virus, Merten! —Sentencia Laurenz con firmeza—. .Ambos hemos sido testigos de su poder. ¡Deberías estar de mi lado, no en mí contra!
    —Esto no está a discusión, Laurenz.

    Adler y su hermano Félix están impresionados por las grandes revelaciones que han tenido a raíz de la discusión entre Laurenz y Merten. Félix ha descubierto que, efectivamente, dentro del cuerpo de Laurenz se encuentra el virus Zero; mismo que ayudó a desarrollar en la Universidad Técnica de Dortmund. Así como la razón del cómo sobrevivió a un desastre donde, prácticamente, no hubo ningún superviviente.

    En palabras de Merten; su cuerpo sufrió graves daños debido al conflicto genético que causó el virus por su ADN. Y el hecho de que Laurenz haya sobrevivido sin sufrir cambios; significa que su cuerpo se adaptó al virus Zero de tal modo que se hizo invulnerable a los cambios degenerativos que causa por el ADN. Todo lo que han hablado Laurenz y Merten rectifica toda la información que Félix obtuvo hace años.

    Adler no puede creer que Laurenz; hombre que ha considerado como amigo durante años; mismo que salvó de un automovil destrozado tras un terrible accidente. Sea la persona que desarrolló el arma biológica que destruyó la ciudad de Dortmund, y la cuál acabó con la vida de miles de personas.

    —Te obligaré a venir conmigo si es necesario. —Dice Merten, acercándose a Laurenz.
    —Detente, Merten, por favor. No quiero hacerte daño —Laurenz no desea luchar contra su viejo amigo.
    —Después del daño que me has hecho. Estoy preparado para soportar cualquier cosa. Lucharás lo quieras o no. —Sentencia Merten.

    Laurenz al ver que Merten no tiene intenciones de detenerse, pese a sus palabras. Cae en cuenta que la única forma de hacer entrar en razón a su viejo amigo, es luchando contra él. No le agrada la idea de enfrentar a Merten, ya que él es un humano ordinario, pero a como está la situación ahora, no tiene otra opción más que acceder a la lucha. Aleshire solo espera terminar el combate, antes que sus tres pequeños aparezcan, o de lo contrario, Merten sabrá de su existencia.

    Adler y Félix se alejan de Laurenz al ver que Merten se acerca con toda la intención de luchar contra él. Ambos hermanos se sitúan cercan del helicóptero, a una distancia segura de Laurenz, Merten, y los soldados. Félix se muestra preocupado por el combate que está por afrontar Laurenz en este momento, al menos, eso es lo que le hace creer a Adler. Pero lo cierto es que en sus adentros, Félix rebosa de alegría. Las cosas se ha desarrollado de un modo problemático para Laurenz, pero muy beneficiador para su persona. Finalmente, después de tanta especulación, acerca de lo poderoso que es el virus Zero. Ha llegado la hora de presenciar, que tan poderoso es en realidad uno de sus portadores.

    El combate entre Laurenz y Merten inicia. Merten corre hacia Laurenz y a pocos metros de llegar a él. Lanza un potente golpe de puño, dirigido a la cabeza. Laurenz ve venir el golpe, así que sin problema, lo recibe con una de sus manos. Sin soltarlo, Laurenz gira su cuerpo hacia la izquierda, y con un moviendo de codo hacia atrás. Logra propinarle un fuerte codazo en el abdomen, que le saca el aire a Merten. El moreno, escupe un poco de saliva, ante el inesprado ataque por parte de su antiguo compañero.

    Merten toca la zona afectada con sus manos. A raíz del fuerte golpe, el moreno toma algunos segundos para intentar normalizar su respiración. Segundos que Laurenz aprovecha para alejarse un poco de Merten, y propinarle una patada a la cabeza. Aleshire logra realizar el ataque, no obstante, el golpe no logra llegar a su objetivo, ya que Merten sujeta con su mano izquierda, el tobillo de Laurenz a escasos metros de que su pie impacte en su rostro. Sorprendido, por la pronta recuperación de su antiguo compañero, Laurenz intenta mover su pie para liberarse, pero el agarre de Merten es muy fuerte, al punto que ni siquiera puede girar su pierna hacia los lados.

    Merten hala violentamente la pierna de su enemigo, obligando a Laurenz acercarse a él. Rápidamente, suelta la pierna de su enemigo y sujeta con su mano izquierda el cuello de Aleshire. Weigand levanta a Laurenz unos cuantos metros, y de inmediato lo estrella contra el suelo, causando que este se agriete un poco por el fuerte impacto.

    A pesar del golpe, Laurenz recibe un daño moderado, y pese al violento ataque, Merten no suelta el cuello de Laurenz. Más aún, presiona con todas sus fuerzas el cuello de su rival, en un intento por hacerle perder la conciencia. El rosto de Aleshire se empieza a tornar ligeramente rojo, a raíz de la falta de oxígeno. Usando sus manos, Laurenz presiona el brazo de Merten para liberarse, pero a raíz de la falta de oxígeno, sus fuerzas han disminuido considerablemente. Impidiéndo que logre ejercer la fuerza suficiente para lograr liberarse.

    Merten presiona aún más el cuello de Laurenz, empleando toda la fuerza que tiene en sus dedos. Sin embargo, para sorpresa de Weigand, Laurenz aún sigue consciente, y todavía con vida. El cuello de una persona normal, ya se habría fracturado con toda la fuerza que ha ejercido hasta el momento en el cuello de Laurenz. Pero por alguna razón, su resistencia es mayor. Merten empieza a preguntarse, si esa es una de las características del virus Zero.

    —No puedes hacer nada, Laurenz, rindente. No tienes como liberarte. —Dice Merten con una sonrisa, confiado.
    —¿E-Estás s-seguro? —Dice Laurenz con dificultad. Tomando por sorpresa a Merten.

    Laurenz suelta el brazo de Merten, al momento, que de su muñeca derecha, emerge un largo hueso puntiagudo y filoso. Aleshire sin tardar un segundo, le clava el hueso a Merten en el brazo, y una vez lo hace quiebra su propia arma. Merten de inmediato libera a Laurenz y se aparta de él, en medio de un fuerte grito de dolor. Laurenz empieza a tocer, a medida que el aire regresa a sus pulmones. Merten se tambalea de un lado a otro, mientras diversas gotas de sangre, recorren los bordes filosos del hueso que tiene en su brazo.

    En medio del intenso dolor, Merten toma el pedazo de hueso con su otra mano, y lo saca de su brazo sin dudar un segundo. A raiz de los bordes filosos, Merten se causa diversas cortadas, relativamente profundas, de las cuales empieza a brotar bastante sangre. Weigand observa el pedazo de hueso por unos segundos, y después vuelve a ver a Laurenz. Quien para ese momento, se encuentra de pie y totalmente recuperado.

    —Escucha, Merten. Tu sabes que mi intención, siempre fue ayudar a las personas, utilizando la investigación del virus Zero. Lo que sucedió en Dortmund fue un accidente —Explica Laurenz, en un intento por hacer entrar en razón a Merten—. Ninguno tiene la culpa de lo ocurrido. No sé quién te ha hecho creer lo contrario, pero sé, que en el fondo, tu sabes que es verdad.
    —¡Callate! ¡No quiero seguir escuchando excusas!
    —Si seguimos luchando, uno de nosotros terminará mal. Merten, por favor, no quiero seguir luchando contra ti.
    —Si no quieres seguir luchando. Sabes lo que tienes que hacer. Venir conmigo.
    —No pienso ir contigo, Merten.

    En ese momento, Hiltz, Wenzel y Luzia hacen acto de presencia. Los tres hermanos lo primero que llama su atención apenas llegan; son las terribles cicatrices que presenta Merten en su rostro. Pese a que son un poco repulsivas y grotescas, ninguno muestra astisbo de repulsión hacia la persona frentre a su padre.

    —Papá. ¿Quienes son ellos? ¿Qué hacen aquí? —Pregunta Luzia al llegar. Viendo a Merten y a sus hombres con extrañeza.
    —¿Papá? —Repite Merten, sumamente impresionado de escuchar esas palabras.

    Laurenz presiona los puños, al momento que Merten se percata de la existencia de sus tres pequeños. Weigand, observa con una gran sonrisa a los tres hijos de Laurenz. Ciertamente es toda una sorpresa para él. Nunca imaginó que su viejo amigo, tras estos seis años, tuviese una de las grandes bendiciones que existen; ser padre. Ahora que ha tenido el placer de conocerlos, la atención de Merten ya no está cien por cien en Aleshire, como en un principio.

    —Así que estos tres pequeños son tus hijos —Dice, notando un gran parentesco en los tres pequeños—. Vaya. ¿Quién lo habría imaginado? —Dice, viendo a la pequeña—. Tienes una niña muy hermosa. —Comenta, acercándose a la pequeña con intenciones hostiles.

    Merten es conciente que su superior le ordenó llevar a Laurenz ante él, pero eso fue antes de tener conocimiento sobre los tres pequeños. A raíz de que los tres niños son descendientes directos de Laurenz. La cepa del virus Zero que poseen, es más fuerte que la de su progenitor, y por consiguiente, más valiosa. Por lo que, ahora no tiene ni debe luchar contra Laurenz para obtener lo que desea. Solo debe apoderarse de uno de los pequeños, y su misión estará completa, así como su venganza. Weigand no puede imaginar una venganza más grande, que arrebatarle uno de sus hijos a Laurenz.

    —Espera, Merten. ¿¡Qué haces!? ¡Detente! —Ordena Laurenz, aterrado de solo ver a Merten, acercarse a Luzia.
    —Tu sangre ha perdido valor, Laurenz. Ya que no puedo obligarte a venir conmigo. Quizás, tu pequeña sea más fácil de persuadir. —Dice, acercándose a los pequeños.
    —¡Chicos, entren a la casa! ¡Ahora! —Ordena Aleshire, intentando proteger a sus pequeños. No obstante, ninguno obedece a su padre.

    Luzia observa con ojos de terror como Merten se acerca a ella, superando por varios centímetros su pequeña estatura. Weigand toma a Luzia de su ropa, pero su intento se ve obstaculizado por Hiltz. El pequeño se interpone en medio de su hermana y Merten, sujetándole con fuerza su mano derecha. Dos soldados apuntan con sus armas a los pequeños, mientras que el último apunta a Laurenz, al ver que este intenta intervenir.
    Aleshire detiene en seco su accionar.

    —¿Y qué si lo somos? —Responde Hiltz, desafiante a las palabras de Merten. Sujetando su brazo con bastante fuerza.

    Al ser detenido por Hiltz, Merten se molesta en un segundo. Importándole poco que se trate de un pequeño de seis años, Weigand ataca a Hiltz con un golpe de puño, usando su brazo libre. Sin problemas, Hiltz intecepta el puño de Merten con su mano, impidiéndole su ataque, pronto, haciendo uso de una fuerza sobrehumana. Hiltz gira su cuerpo hacia un costado y sin soltar a Merten, logra levantarlo por unos segundos sobre su pequeño cuerpo, y lo envía a volar a varios metros tras de él.

    Merten cae sobre un contenedor de metal. Al caer, rebota, y termina cayendo al suelo, llevándose consigo un fuerte golpe seco. Los soldados que acompañan a Merten, apuntan de inmediato a Hiltz con sus armas. El pequeño toma esto como un acto de amenaza, así que decide hacer algo. Hiltz se acerca al primer hombre a una velocidad sorprendente, una vez está lo suficientemente cerca, gira su cuerpo hacia la derecha y le propina un potente codazo al soldado enemigo en la frente. El golpe es tan fuerte que le rompe el cráneo, causándole graves contusiones que lo dejan fuera de combate.

    Los otros dos soldados al ver lo que ha hecho Hiltz, disparan al pequeño con sus armas, pero Hiltz toma el cuerpo del soldado y lo utiliza como escudo humano para protegerse. Una vez los disparos enemigos cesan, Hiltz deja caer el cuerpo del hombre y toma el arma del soldado para atacar a sus enemigos, mientras estos recargan sus armas. Hiltz realiza tan solo cuatro disparos consecutivos con una precisión digna de un soldado veterano. Dos de los disparos le perforan el corazón a uno de los hombres de Merten, y los otros dos, el cráneo al soldado restante. Ambos hombres caen al suelo sin vida.

    Merten se levanta del suelo con dificultad y al postrar su vista sobre sus hombres, no evita sorprenderse al verlos en el suelo completamente sin vida. Ver uno de los cuerpos de sus hombres cerca de Hiltz le indica a Merten que ese pequeño ha sido el responsable de matar a sus soldados. Al percatarse de esto, a Merten lo invande un sentimiento de terror, uno tan grande y profundo como nunca antes ha sentido uno.

    Hiltz deja caer el arma al suelo para acercarse a Merten con lentitud. El cuerpo de Weigand tiembla, ante cada paso que realiza el pequeño de cabellos carmesíes. Laurenz y compañía lo único que pueden hacer es observar con asombro a Hiltz.

    —¿Qué te hace pensar, que puedes venir aquí a llevarte a mi hermana, así nada más? —Pregunta Hiltz de forma retórica. Sin esperar respuesta de Merten—. Tu especie, es repugnante. —Hiltz siente más odio hacia los humanos. Sus ojos se tornan completamente azules.
    —¡Espera, no lo hagas! ¡Detente, Hiltz! —Grita Laurenz. Sintiendo miedo, al visualizar lo que está por hacer el pequeño.
    —¿Por qué debería detenerme? —Pregunta Hiltz, volviendo a ver a su padre. Al momento que sus ojos regresan a la normalidad.
    —Merten no es nuestro enemigo. —Responde Aleshire.
    Sorprendiendo a los tres pequeños, pero sobretodo a Luzia.
    —¿¡No es nuestro enemigo, dices!? —Grita Hiltz molesto. Su sangre hierbe de la rabia al escuchar a su padre—. ¿¡Cómo te atreves a decir esa palabras!? ¡Intentó raptar a tu propia hija!
    —Sé que estás molesto, Hiltz. Lo sé. Yo también lo estoy, creeme.
    —Entonces. ¿¡Por qué insistes en detenerme, padre!? —Hiltz no comprende el comportamiento de su padre

    Merten al presenciar la pequeña discusión entre Laurenz y Hiltz. Aprovecha la oportunidad para marcharse al helicóptero y subir a la aeronave, en un intento por escapar. Sus hombres han sido asesinados y es evidente, que no cuenta con la condición física para hacerle frente a Laurenz y a Hiltz. Por lo que, no tiene caso que permanezca por más tiempo en ese lugar.

    Las hélices del helicóptero comienzan a girar. A medida que su velocidad aumenta. Laurenz, y compañía se percatan del sonido que estas realizan. Pronto, se asombran al ver que Merten ha escapado del lugar, y que ahora se encuentra dentro del helicóptero en el que ha llegado. La aeronave se eleva en los aires y permanece suspendida a unos cien metros de altura. Merten expresa una sonrisa al ver el rostro molesto de Hiltz, ya que el hijo de Laurenz no logró acabar con su vida, y saber que su enemigo no puede hacer nada contra él. Le hace sentir seguro. No importa cuán poderoso sea Hiltz, es imposible que pueda causarle daño, ahora que está a una altura de cien metros.

    De repente, Hiltz cambia su expresión de enojo a una sonrisa y la sonrisa de Merten se borra en un instante, al no poder comprender el motivo de la expresión de su rostro. Merten intenta descifrar la razón, por la que Hiltz sonríe, pero por más que intenta hacerlo, no puede pensar en un motivo. Weigand le ordena al piloto regresar a la base. El helicóptero comienza a moverse lentamente, y en ese momento se escucha el sonido característico de un halcón. Merten escucha el sonido, pero no le toma importancia.

    —¡Señor, un extraño objeto se acerca! —Informa a gritos el piloto. Merten lo vuelve a ver por un segundos.

    Merten vuelve a ver al piloto por breves segundos, y después voltea a ver, con rostro de terror, a Hiltz. Merten se sujeta de una agarradera de metal en el fuselaje del helicóptero, y observa con cuidado de no caerse, el objeto que se acerca, según los radares. Weigand no evita sorprenderse al ver el halcón de metal que se acerca a ellos a gran velocidad. Hawk realiza su sonido característico una vez más, al momento que Hiltz levanta su brazo derecho y le lanza una oleada de rayos eléctricos, que deprende de las puntas de sus dedos. Los rayos impactan en Hawk, y su cuerpo se embulle de energía eléctrica. El androide atraviesa, a una velocidad increíble, el helicóptero en menos de un segundo.

    Una pequeña onda de choque se crea, y el helicóptero explota en una gran esfera de fuego. Diversos objetos de la aeronave vuelan por todas partes, incluso la hélice principal, que termina incrustada en uno de los graneros. Todas las personas que laboran en la granja Scheideman junto a Laurenz. Huyen despaboridos al escuchar y ver la enorme explosión de humo y fuego en el cielo. Mientras que Adler, Félix y Laurenz permanecen en sus lugares en compañía de Luzia y Wenzel. Todos observan, impresionados e impactados, el caos que se ha liberado a causa de Hiltz y su androide, Hawk.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos, amigo, paso a comentar el capítulo de la semana. Bueno, luego de 13 capítulos, al fin puedo decir que Génesis ha superado a The Fallen December, para convertirse en la mejor historia perteneciente a este universo. Hubo varios buenos capítulos, pero este ya la termina de coronar como la mejor, al menos ante mi punto de vista. Claro está que las otras partes tienen 5 o 10 capítulos, y que esta necesitó de 13 para poder tomar la primera posición, pero bueno, eso no es culpa de esta historia, precisamente. Pasaré a comentar el capítulo.

    Me sorprende mucho la inteligencia sobrehumana que posee Hiltz a tan poca edad. Para un proyecto de la universidad, trabajé en equipo con 7 personas para hacer un juego y nos costó mucho sudor y trabajo de todos nosotros. Y este niño, a los 5 años es capaz de crear un androide capaz de seguir órdenes, reconocer patrones de voz, analizar bien el entorno, escanear alrededores, calcular velocidades... incluso le puso sus cañones para que estos ejercieran la función de actuador bajo las órdenes de Hiltz. Debo decir que me impresiona, ya que hacer una máquina como esa requiere profundos conocimientos de programación, de robótica, de armas, y también de electrónica (y quizá muchos más conocimientos que ahora estoy pasando por alto). Y la verdad es que da miedo pensar que Hiltz fue capaz de lograr eso a los 5 años. Si fue capaz de hacer un halcón tan fuerte capaz de tirar a un helicóptero, cuando tenga 20 años creará una réplica exacta de los androides de Dragon Ball Z.

    Está claro que el objetivo de Hiltz al crear a ese androide fue tener un arma para permitir la exterminación de la humanidad, o al menos, asesinar a varios humanos. Aunque el ver que el robot también ataca a animales sin recibir órdenes, me hace pensar que Hiltz simplemente quiere deshacerse de toda la vida en la Tierra. Lo que me pregunto, y me gustaría ver mejor de su parte es el objetivo a largo plazo de Hiltz, y que hará cuando esté cumplido. Ya que imagino que no se tranquilizará solo con su halcón.

    Sorprende que los empleados de Laurenz, sobre todo, Adler y Felix no hayan huído al ver a un tipo tan feo como Merten aparecer de un helicóptero buscando venganza y con personas armadas. Yo llego a ver eso y cruzo el continente a las corridas XD. Me sorprende que Felix quisiera ver de primera mano a un portador del virus zero en acción, ya que acaba de ver como Merten y Laurenz tienen una fuerza sobrehumana (valga la redundancia en este caso) y que un golpe de uno de ellos podría llegar a quitarles la vida. Imagino que su amigo Helmuth debe tener algo que le garantice seguridad para no verse tan asustado.

    Me sorprende la actitud de Laurenz aquí. Él vio como Merten vino para vengarse, y que las palabras no estaban funcionando. Entiendo que quisiera detenerlo y no matarlo, pero su fuerza lo convertía en un peligro tanto para sus empleados como para sus hijos, y yo creería que alguien como él tendría como prioridad proteger a la gente que lo aceptó y con la que convivió años antes que "recuperar" por decirlo de una manera, a un viejo conocido. Eso es algo que me sorprende bastante de Laurenz, sumado a la sorpresa que me dio en el capítulo anterior cuando no dio un castigo muy severo a su hijo.

    La pelea y el capítulo estuvieron muy bien narrado. Aunque creo que hay un poco de desequilibrio entre diálogos y narración, siendo los diálogos muy pocos en comparación a la narración. Me gustaría ver un poco más, ya que estos son los que permiten conocer más a fondo a los personajes, mientras que la narración solamente te dice las cosas, los diálogos las muestran. Pero al menos la narración estuvo muy bien.

    Hiltz demuestra que es una bestia. Imagino que el niño del preescolar fue muy afortunado, ya que Hiltz ha dominado a un hombre adulto con suma facilidad en combate, incluso llegó a asustarlo. Asumo que la furia de ver como ponían en peligro a su hermana lo hizo aumentar de poder. ¿Quiere decir esto que él realmente valora a sus hermanos y que al sentir que debe protegerlos obtiene más fuerza que cuando solamente destila odio a la humanidad? Supongo que está por verse.

    Muero por ver la reacción de los empleados de Laurenz, sobre todo de los dos hermanos, cuando hablen con Laurenz en los próximos capítulos, ya que saben que sus hijos no son niños normales y además tienen pruebas de que él causó la destrucción de Dortmund. Me pregunto cómo lidiará Laurenz con todos ellos.

    Errores no creo haber encontrado. Sí he visto que algunas veces has puesto un punto y seguido cuando habría ido mejor una coma, pero no es tan grave como para señalarlo. Así que, por el momento, me despido. Será hasta la próxima semana si todo sale bien.

    Nos vemos.
     
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  7. Threadmarks: Capítulo 14: Preferencia.
     
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    Hola a todos. Hoy es sábado, y como siempre, un nuevo capítulo. Agradezco enormemente a Reydelaperdicion , por seguir esta historia, desde sus inicios, y sobretodo por su gran apoyo a la misma. Sin más nada que decir, los dejo con la lectura.

    Capítulo 14: Preferencia.

    Scheideman Farm, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    15:00 – 3:00 P.M.


    La explosión del helicóptero es tan grande que llama la atención de todas las personas que laboran en la granja Scheideman. Las personas al ver la gran columna de humo y fuego empreden su huida lo más rápido posible. A ninguno le importa lo que sea que está sucediendo, simplemente su prioridad es salvar sus vidas sin importar que existan pérdidas materiales en el proceso.

    Al cabo de algunos segundos, el fuego va desapareciendo y lo único que permanece durante un tiempo prolongado es una leve columna de humo que se ha tornado de un color negro azabache. Hiltz observa durante cierto tiempo la columna de humo hasta que aparece Hawk, envuelto en fuego. Hiltz levanta su brazo izquierdo para permitirle a su androide aterrizar. Una vez aterriza, Hawk abre varias escotillas, bajo sus plumas metálicas, y expulsa aire frío, para discipar el fuego de su cuerpo.

    Laurenz se acerca a su hijo con un rosto que expresa una mezcla de emociones entre miedo y enojo. Detrás de él, a varios metros se acerca Luzia, Wenzel, Adler y Félix.

    —¿Qué crees que has hecho? —Le reclama, Laurenz, molesto.
    —Lo que tu no tuviste el valor de hacer; acabar con un insignificante humano. —Responde Hiltz con notable tono de orgullo en su voz.
    —¡No tenías por qué asesinarlo! —Le recrimina Laurenz—. ¡Debiste detener a Hawk!
    —¿Por qué? ¿Por que era tu amigo? Por favor, Merten quería a Luzia para sus experimentos, y tú no moviste un dedo para ayudarla. Tu preferencia hacia los humanos, impidió que protegieras a tu propia hija —Le recrimina Hiltz—. Gracias a mí es que Luzia sigue con nosotros.
    —¿Qué pasa? ¿Qué sucede? —Pregunta Luzia al llegar con su padre en compañía de su hermano Wenzel y los hermanos Adler y Félix.
    —Nada. —Responde Hiltz de inmediato, volteando su mirada hacia un lado.
    —Laurenz. —Dice Adler, sorprendido por todas las revelaciones que ha visto y escuchado.
    —Adler, Félix, pido a ambos disculpas. Durante todos estos años he mantenido en secreto muchas cosas sobre mi pasado y sobre mí. Lamento que se enteraran de este modo. —Laurenz observa a ambos hermanos a los ojos.
    —Entonces, ¿eso quiere decir que todo es verdad? ¿El virus? ¿Dortmund? ¿Todo? —Aún es difícil para Adler asimilar todo.
    —Así es. Todo lo que escucharon es verdad. Supongo que no hay prueba más verídica, que lo que ha ocurrido. —Afirma Laurenz.
    —¿Esos tipos a los que pertenecía Merten son militares? —Pregunta Adler, viendo los cuerpos de los tres hombres sin vida.
    —No, son paramilitares —Responde Félix—, y a juzgar por sus uniformes, en especial por su insignia, es evidente que pertenecen a una organización desconocida. —Dice Félix, arrancando la insignia «GNS» del uniforme de un soldado.
    —Una organización desconocida, pero lo suficientemente poderosa para lograr encontrarme, aún cuando ni siquiera el ejército lo ha hecho.
    —Laurenz no puede pensar que organización ha sido capaz de localizarlo.
    —Por lo visto, hay alguien mucho más interesado en tu sangre de lo que el propio ejército está. —Comenta Adler.

    En Algún Lugar del Océano Glacial Ártico.

    Un hombre, sentado sobre una cómoda silla, observa la imagen del Planeta Tierra y su luna en una gran pantalla panorámica. Entre sus dedos tiene un habano, el cuál se encuentra encendido y del que desprende un pequeño hilo de humo. El hombre aspira por unos segundos su habano, al momento que detrás de él se materializa un holograma de un científico.

    —Señor. —Dice el científico con la cabeza baja.
    —¿Qué tienes que informar? —Pregunta el hombre, mirando fijamente la pantalla panorámica.
    —Señor, los signos vitales de Merten Weigand se han detenido. —Informa.
    —No te preocupes... —Responde el hombre al ser interrumpido.
    —Pero, señor. Su muerte...
    —Su muerte era necesaria —Se apresura en decir el hombre—. Gracias a él, ahora tenemos una idea del tipo de poder que otorga el virus Zero —Dice el hombre, aspirando su habano por unos segundos—. Olvidense de él. Reanuden la investigación del virus Zero, e inicien también con el virus Infinity, utilizando las muestras primarias que tenemos. —Ordena, expulsando el humo.
    —¿E-El virus Infinity? —El científico se asusta al escuchar el nombre del virus solicitado por su superior— ¿Está usted seguro? —Pregunta, esperando una respuesta que nunca llega—. Como ordene, señor.

    El holograma del científico desaparece. Al mismo tiempo, la imagen del planeta en la pantalla panorámica cambia por la imagen en vivo del cometa Ahren en su viaje directo a la Tierra. El hombre aspira un poco del habano al fijar su mirada en el cometa, después expulsa el humo por su boca tras algunos segundos.

    El hombre presiona un pequeño interruptor holográfico, y al hacerlo, materializa muy cerca de él. La imagen donde se muestra a una joven y a un hombre, también joven, cinco años mayor que ella. El varón de ojos heterocromáticos, observa a la joven por breves segundos, hasta que realiza un leve gesto con su mano para desaparecer el holograma, y fijar su mirada, una vez más en el cometa Ahren.

    Scheideman Farm, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    15:30 – 3:30 P.M.


    —¿Estás seguro de que es lo mejor? —Cuestiona Adler, impresionado por las palabras de Laurenz.
    —Eso es lo mejor, Adler —Afirma—. Si la organización a la que trabajaba Merten logró localizarme. Es posible que el ejército también lo haga en su momento. Lo mejor para todos es que mis hijos y yo nos marchemos de este lugar.
    —Y, ¿a dónde piensas ir? —Pregunta Félix, preocupado ante la precipitada decisión que ha tomado Laurenz.
    —A algún lugar remoto, donde podamos permanecer lejos de la civilización —Laurenz siente las miradas de Adler y Félix—. Es lo que merecemos por ser portadores de un virus tan peligroso.
    —¿Crees que esa sea la mejor opción? —A Adler también le parece una decisión muy apresurada por parte de Laurenz, pero entiende sus motivos.
    —No puedo arriesgarme a que mis hijos sean capturados por los militares, o bien por otras organizaciones. —Responde Laurenz, viendo a sus tres pequeños.
    —Y, ¿qué pasará con todo lo que has hecho aquí? ¿Lo perderás así nada más? —A Félix le parece sorprendente que Laurenz no mencione nada de la granja.
    —Venderé la propiedad. Procuraré llegar a un acuerdo con el comprador para que ustedes no pierdan su empleo y logren seguir trabajando aquí.
    —¿Qué te hace pensar que seguiremos aquí, Laurenz? —Pregunta Adler de forma retórica—. Si piensas marcharte de aquí. Nosotros te acompañaremos. ¿Verdad, Félix? —Adler vuelve a ver a su hermano.
    —C-Claro, por supuesto. —Afirma Félix, de acuerdo con su hermano.
    —Esperen un momento. ¿Están diciendo que abandonarán todo, solo por nosotros? No puedo permitirles que hagan eso. —Laurenz no está de acuerdo con la idea de Adler y Félix.
    —¿Por qué? —Cuestiona Adler—. ¿Porque tenemos un hogar? Nosotros no tenemos nada que nos ate a este lugar. Además, necesitarás nuestra ayuda y lo sabes.
    —No tienen que hacer esto. Ustedes ya me han ayudado bastante. Incluso me salvaron la vida una vez. Son mis amigos, y no tiene que demostrarlo.
    —Y justamente porque somos amigos, vamos a seguir juntos, en las buenas y en la malas. —Afirma Félix, igual de decidido que su hermano.
    —Está bien. Ustedes ganan —Dice Laurenz al dar su brazo a torcer—. Preparen sus pertenencias, nos marcharemos mañana a primera hora.
    —Muy bien, Laurenz. —Asiente Adler y Félix.

    Laurenz se siente realmente afortunado de contar con la ayuda de Adler y Félix. A pesar de que ellos poseen un lugar donde vivir en Nördlingen, ambos están dispuestos a seguir ayudándolo, pese a los peligros que eso representa.

    A raíz de lo sucedido, Laurenz tiene en cuenta que lo único que puede hacer es escapar, tal como lo hizo una vez, pero ahora debe desaparecer, literalmente, del mapa. Y debe hacerlo si quiere proteger a sus hijos de convertirse en experimentos de laboratorio.

    16:00 – 4:00 P.M.

    Después de lo sucedido con Merten y una vez decidido lo siguiente a realizar. Laurenz y sus tres pequeños entran a la casa en compañía de los hermanos Eigner para empacar sus pertenencias. La precipitada decisión de Laurenz es toda una sorpresa para sus hijos.

    A Wenzel le parece demasiado precipitada la idea de marcharse a un lugar lejos de la civilización. Sobre todo porque bien pueden mudarse a otra ciudad donde nadie conozca sobre ellos. En caso de que, hipotéticamente, los militares los esté buscando. Es muy difícil para ellos que los localicen en una ciudad diferente, no es necesario marchase a vivir en medio de la nada.

    Luzia se siente un poco molesta con su padre, en especial porque Laurenz ni siquiera se molestó en pedirles su opinión. Simplemente decidió las cosas sin importarle el parecer de cada uno de ellos al respecto. Es consiciente que todavía son unos niños, pero eso no quita el hecho de que pudo tomarlos en cuenta para conocer su opinión al respecto. No obstante, pese a sus errores, Luzia entiende que su padre lo único que desea es protegerlos de las personas que quieren hacerles daño. Y es por eso, y solo por eso, que optó por tomar la decisión él solo. No le agrada la idea de mudarse a un nuevo lugar, y menos lejos de la civilización, pero sabe que no puede hacer más que aceptar las cosas.

    De los tres pequeños, Hiltz es el único al que le parece más que evidente la razón por la que su padre ha tomado la decisión de mudarse a un lugar lejos de la civilización. Hiltz sabe que su padre teme lo que puede llegar hacer, ya lo ha demostrado en dos ocasiones. Una vez en el Kindergarden y la otra más reciente, en su hogar. Hiltz no es ningún tonto, la idea de su padre de querer protegerlos es solo una patética excusa que ha inventado como medio para marcharse de ahí y así proteger a los humanos de sus poderes. Su padre es un peón de sus propios sentimientos, esa patética compasión por los humanos hace que quiera protegerlos sin importarle su propia felicidad y la de los suyos. A Hiltz no le gusta nada la idea de mudarse, pero acepta la decisión de su padre, aunque eso implique que está mal fundamentada su compasión hacia esos seres inferiores llamados humanos.

    Los tres pequeños, a pesar de que tienen diferentes opiniones respecto a la decisión de su padre, saben que sin importar si están de acuerdo o no, ninguno puede hacer algo para hacer cambiar de opinión a Laurenz. La decisión ha sido tomada y es evidente que Aleshire no piensa en la posibilidad de reconsiderar la idea.

    —Muy bien, Laurenz. ¿Por dónde quieres empezar? —Pregunta Adler, deseoso de empezar la mudanza. Sabe que tienen poco tiempo y es fundamental empezar lo antes posible.
    —La idea es empezar por las habitaciones. Cuando terminemos podemos encargarnos de esta planta. Adler, Félix, ¿pueden ayudar a los chicos?
    —Claro, sin problema. —Responde Félix de inmediato.
    —Bien. Yo haré el trámite para vender la propiedad. Cuando termine les ayudaré. —Comenta Laurenz.
    —Perfecto, empecemos. —Dice Adler, emocionado.

    Los chicos suben a la segunda planta en compañía de Adler y Félix. Es hora de empacar. Luzia entra a su habitación para empecar su pertenencias. Al tratarse de una niña decide encargarse ella misma de guardar sus cosas, ya que no desea a ningun varón husmear entre sus pertenencias y menos en su ropa, dado a que eso le daría mucha vergüenza y la haría sentir incómoda.

    Teniendo en cuenta a Luzia, Félix decide ayudar a Wenzel, mientras que Adler ayuda a Hiltz. En menos de cinco minutos, los pasillos de la segunda planta de la casa se abarrotan de cajas, mesas, lámparas y toda clase de objetos, pertenecientes a los tres pequeños de Laurenz. Adler y Félix empienza a empacar todas las cosas que sean posibles en cajas, mientras los pequeños decide qué cosa guardar y cuáles tirar.

    Luzia opta por ver lo que hacen sus hermanos, especialmente, Hiltz. La pequeña rubia ha terminado de empacar todas sus pertenencias en poco menos de una hora, ya que no suele tener muchos objetos como sus hermanos. Casi todas sus cosas consisten en ropa, perfumes y peluches, por lo que, no ha sido un problema para ella terminar en poco tiempo.

    Al entrar a la habitación de Hiltz, Luzia se percata que su hermano está desarmando varios de los androides que ha construido a lo largo del tiempo. Hiltz saca la piezas de algunos de ellos, mientras que Hawk devora, literalmente, decenas de piezas de metal que están amontonadas en un solo lugar. Luzia se asusta al ver a Hawk consumiendo metal.

    —¿Qué haces, Hiltz? ¿Por qué desarmas tus androides? —Pregunta Luzia, viendo a su hermano desarmar un pequeño androide con forma de ave.
    —Ahora que he terminado de construir a Hawk, ya no necesito todos estos androides. Estoy desmantelándolos para tirarlos a la chatarra.
    —¿Y por qué Hawk está devorando los restos de los androides? —Cuestiona la pequeña, extrañada. Viendo a Hawk destruir el metal de los androides con su pico para devorarlos poco a poco. Ver esa escena le hace recordar a Luzia cuando Hawk devoró el conejo blanco en el bosque.
    —No lo sé, supongo que el metal le llama la atención. Tal vez por los minerales que lo componen —Responde Hiltz, viendo a Hawk—. Aunque no posee necesidad de consumir nada en particular. Hawk puede consumir cualquier cosa de metal u orgánico para generar energía; misma que puede utilizar a voluntad para defenderse.
    —Entiendo. —Dice Luzia, comprendiendo a la perfección la explicación de Hiltz.

    A Luzia le parece impresionante que su hermano Hiltz haya construido a Hawk con la capacidad de generar energía a partir de materia orgánica y sólida. Nunca antes ha creado un androide con esa capacidad, y ciertamente esa característica lo hace único en su tipo. A pesar de lo difícil que pudo haber sido para Hiltz construir a Hawk, a Luzia no le parece una razón para sorprenderse de las habilidades de su hermano. Después de todo, desde que Hiltz cumplió cinco años, su hermano ya demostraba su impresionante habilidad para construir androides de toda clase y tamaño.

    —Por cierto, hay algo que quiero decirte, Hiltz. —Comenta la joven. Recordardo lo sucedido con Merten.
    —¿Qué? —Pregunta, a secas.
    —Quiero agradecerte por defenderme de ese hombre. Sé que lo que hiciste, no fue correcto, pero, aún así, agradezco que me hayas defendido. —Dice Luzia, agradecida por lo que hizo Hiltz.
    —Escucha, Luzia. Que te defendiera hoy, no significa que el día de mañana, dudaré en atacarte. Cualquiera que se interponga en mi objetivo lo lamentará, y eso te incluye a ti y a Wenzel. ¿Has entendido?
    —E-Entendido. —Dice Luzia, nerviosa.

    Las palabras serias y frías de Hiltz han dejado a Luzia completamente sorprendida, al punto que se siente incómoda. Su hermano le ha dejado claro, que a pesar de ser su hermana. Su puño no temblará al momento en que deba cumplir sus objetivos, en caso de que intervenga en su camino. Lo sorprendente para Luzia, es que Hiltz ni siquiera tuvo consideración al decirle las cosas, simplemente las dijo tal cual como las ha pensado, y eso es lo que en verdad incomoda a la pequeña.

    Luzia intenta disipar el habiente incómodo que se ha generado a su alrededor, por las palabras de Hiltz, buscando algo en la habitación que llame su atención, al punto, de inspeccionarlo con gran detenimiento. Luzia observa todas las cajas que hay en la alcoba de Hiltz. Muchas de ellas están abiertas y tienen diferentes objetos adentro. Una caja de madera llama la atención de la pequeña. Luzia se acerca a la caja y sin perdir permiso a su hermano, quita la tapa que esta posee. Al hacerlo, descubre un gran objeto metálico, que parece estar apagado. Luzia intenta sacarlo, pero a raíz de su tamaño y peso le resulta un poco difícil sacarlo de la caja. Tras algunos intentos, Luzia logra sacarlo.

    Al verlo con más detenimiento, Luzia se da cuenta que el objeto, no es más que uno de los muchos androides que ha creado Hiltz. El androide tiene forma de un felino. Mide ciento treinta centímetros de largo, y setenta y cinco centímetros de alto. Su cuerpo es metálico con un color base grisáceo claro moteado, donde cada mancha es negra. Una de sus características principales son las largas puntas de sus orejas y su cola de tamaño mediano.

    —¿Qué clase de felino representa este androide? —Pregunta Luzia, impresionada de ver el gran tamaño del robot. A su lado es enorme.
    —¿Eh? —Dice Hiltz al percatarse que su hermana ha estado husmeando entre sus pertenencias —. Es un lince —Responde el pequeño, acercándose a su hermana—. Este androide fue uno de mis últimas creaciones. La metodología que utilicé para su diseño, construcción y programación son exactamente las mismas a las utilizadas en Hawk.
    —¿Eso quiere decir que este androide y Hawk son iguales?
    —Tecnicamente, sí. Ambos aprenden y evolucionan con el tiempo.
    —Entonces, ¿por qué decidiste guardarlo como un objeto cualquiera?
    —Porque todos los androides que he creado, desde el más pequeño hasta el más grande han sido solo experimentos, que utilicé para aprender y poder crear al androide definitivo —Comenta—. Este androide y Hawk son lo más cercano a una IA súper avanzada. Las IA que existen actualmente, reciben órdenes y las obedecen porque así están programadas. Su base de datos y conexión a la red está restringida para que no se revelen contra los humanos. Pero la de estos androides es diferente; no tienen restricciones. La IA que poseen piensa, analiza y actúa en base a su criterio. Obedecen todas las órdenes, sin importar su propio criterio, y nunca se revela contra quiénes los rodean, a menos que se le ordene.

    Luzia está muy impresionada por todo lo que le ha explicado su hermano Hiltz. Pensar que esos androides son más inteligentes que una IA convencional es sorprendente y al mismo tiempo terrorífico. La pequeña no puede creer que su hermano haya creado dos máquinas tan avanzadas siendo apenas un niño. A veces su inteligencia le asusta a grandes rasgos y le hace creer a Luzia que Hiltz no es un humano ordinario, aunque, técnicamente, no lo sea.

    —Si deseas puedes quedártelo. —Sugiere Hiltz, viendo el androide.
    —¿De verdad? ¿Estás seguro? —Luzia vuelve a ver su hermano con una gran sonrisa. No puede creer que Hiltz haya dicho esas palabras, dado que no es algo usual en él.
    —Claro. Después de todo, pensaba desarmarlo.
    —¿Y qué debo hacer para que se active? —Pregunta Luzia con entusiasmo.
    —Solo debes tocarlo. Una vez lo hagas él te escaneará para identificarte como su propietaria.

    Entusiasmada y al mismo tiempo nerviosa, Luzia acerca su mano al androide hasta tocar su cabeza. El androide se activa y por medio de un láser escanea de inmediato a Luzia de pies a cabeza. Identificándola como su nueva propietaria.

    —Bien, eso es todo —Dice Hiltz, viendo a Luzia acariciar el androide como si de un gato ordinario se tratara—. Lo único que hace falta es que le otorgues un nombre, pero eso queda a tu elección. —Comenta Hiltz, volviendo a lo que estaba hace tan solo un momento.
    —Tu nombre va a ser Lynx. —Dice Luzia, arrodillandose frente al androide.

    Después de concerderle un nombre a su nuevo amigo metálico, Luzia se marcha de la habitación en dirección a la primera planta y detrás de ella le sigue Lynx. La pequeña desea saber en qué puede ayudar a su padre ahora que ha terminado de empacar sus pertenencias. Al llegar a la primera planta, Luzia se encuentra a su padre Laurenz en compañia de Adler, Félix y Wenzel.

    —Ya todo está preparado en la segunda planta, Laurenz. —Comenta Félix.
    —Perfecto. Antes de continuar debemos escoger un lugar remoto, donde podamos permanecer sin ser detectados por los militares. —Agrega Laurenz, sacando su celular.
    —¿Tienes alguno en mente? —Quiere saber Adler, pensando que Laurenz ya tiene en mente un lugar en particular.
    —Tengo en mente un lugar. —Dice Laurenz, materializando un holograma a través de su celular.
    —Te escuchamos. —Adler está dispuesto a escuchar lo que tiene que decir Laurenz.

    Un holograma con la forma de un castillo se materiliza a través del celular de Laurenz. Además de un mapa donde se ubica el castillo en cuestión. A través del holograma se puede apreciar que el castillo presenta serios daños en la infraestructura debido al paso de los años.

    —Este es el castillo de Marienburg, ubicado en el municipio de Pattensen en Hannover, Baja Sajonia. A raíz de los altos costos de mantenimiento, el castillo fue abandonado desde hace poco más de un siglo. —Comenta Laurenz, observando el holograma.
    —De verdad, ¿crees que un castillo sea la mejor solución para pasar desapercibido? —A Adler no le parece buena idea.
    —Claro, ¿por qué, no? —Cuestiona Laurenz—. Actualmente, nadie se acerca al castillo en un radio de cinco kilómetros y desde que fue abandonado el gobierno ha perdido todo interés en él.
    —No lo sé, Laurenz. Hay algo de todo esto que no me gusta. —Adler tiene un mal presentimiento.
    —Vamos, hermano. Sé un poco más positivo. El castillo se encuentra lejos de las ciudades aledañas. Es un edificio abandonado, y además el gobierno ha perdido interés. No creo que exista un mejor lugar para ocultarnos. —Aníma Félix a su hermano. No le agrada esa actitud tan pesimista.
    —Supongo que tienes razón. —A Adler le sigue sin agradar la idea, pero sea cual sea su opinión al respecto. Piensa aceptar lo que Laurenz decida.
    —Disculpa, papá —Dice Luzia, recibiendo las miradas de los tres adultos y su hermano Wenzel—. ¿Nosotros viviremos en ese lugar durante toda nuestra vida?
    —¿Qué? No, claro que no, Luzia. —Laurenz se agacha para estar a la misma altura de su hija—. Solo viviremos ahí durante un cierto periodo de tiempo. Después de que todo vuelva a la normalidad, buscaremos un mejor lugar donde podamos vivir.
    —Entiendo, papá. —Sonríe la pequeña.
    —Deberíamos continuar empacando. —Sugiere Félix, al ver la sonrisa que Laurenz le dirige a su pequeña.
    —Adler, Félix, si gustan pueden regresar a su hogar a empacar sus pertenencias —Sugiere Laurenz—. Mis hijos y yo podemos encargarnos de lo que haga falta.
    —Está bien, Laurenz, como gustes —A Adler le parece bien la sugerencia de Aleshire—. Félix regresemos a casa. —Dice Adler viendo a su hermano menor.
    —Bien, vamos.

    Desde las escaleras, Hiltz observa a Adler y su hermano Félix, salir de la casa para dirigirse a su hogar. Laurez se acerca a la puerta, al momento que Hiltz regresa a su habitación. Una vez, Adler y Félix se marchan de la granja Scheideman. Laurenz cierra la puerta y vuelve a ver a Wenzel.

    —Wenzel. Sube a la habitación de tu hermano y vigilalo.
    —¿Vigilarlo? ¿Por qué quieres que haga algo así? —Wenzel no entiende la petición de su padre.
    —Lo escuché hace un momento en las escaleras. Estoy seguro que Hiltz debe estar planeado algo. Wenzel, ve a su habitación, y avisame en caso de que Hiltz intente escapar.
    —Entendido, papá. —Obedece Wenzel.
    —Ahora que tiene a Hawk, debemos tener especial cuidado de lo que intente hacer.

    Ante la orden de su padre, Wenzel se marcha a la habitación de Hiltz para vigilarlo y cuidar que no intente hacer algo como escapar. Laurenz y Luzia, permanecen en la primera planta para continuar empacando las cosas que aún faltan por terminar. Wenzel sube a la segunda planta y una vez ahí se dirige a la alcoba de su hermano gemelo. Cuando llega, Wenzel observa con cuidado la habitación, verificando de este modo que, efectivamente, Hiltz se encuentra en su habitación, desarmando varios de sus androides. El pequeño al ver que su hermano mayor está donde debe estar, guarda distancia a un lado de la puerta.

    Hiltz desarma un androide con forma de serpiente, pero tras algunos segundos el pequeño se detine. El pequeño se levanta del suelo y se acerca a la ventana de su habitación. Hawk nota a Hiltz pensativo, así que se acerca a él. El androide aletea varias veces y cae sobre el marco de la ventana. Hawk observa por la ventana, y distingue a varios humanos a cuatro kilómetros de distancia. Al verlos, el androide empieza a caminar de un lado para el otro, haciendo resonar el fuerte sonido seco y metálico de sus patas, sobre el marco de aluminio de la ventana.

    —Mi padre debe pensar que protegerá a los humanos de mí. Voy a demostrarle cuán equivocado está. Borraré está ciudad y a todos los que viven en ella. Nadie podrá huir de la muerte. Vamos, Hawk. —Dice Hiltz. Al momento que Wenzel se percata de las intenciones de su hermano.

    Hawk extiende sus alas y sale por la ventana. Hiltz coloca uno de sus pies sobre el marco metálico, dispuesto a saltar, pese a estar a una altura de poco más de cinco metros. En ese momento, Wenzel se muestra frente a su hermano, en un intento por detenerlo.

    —Detente, Hiltz. No lo hagas.
    —Veo que has estado escuchando. Que mal educación de tu parte, y yo que creí eras el más educado de nosotros tres. —Dice, sarcástico.
    —Papá me ordenó vigilarte.
    —¿Ordenó? ¿Ahora recibes órdenes de él? Vaya, cuanto has caído, Wenzel.
    —Escucha, no sé que esperas ganar con todo esto, pero, por favor, no repitas el mismo evento que sucedió en Dortmund.
    —Ahorrate tus inútiles intentos de persuadirme, hermano. Nada de que lo digas, me hará cambiar de opinión —Hiltz se percata que Wenzel presiona los puños, enojado—. Si quieres odiar a alguien. Odia a nuestro padre. Él es quien inició todo esto.

    Hiltz salta por la ventana y cae al suelo sin mayor problemas. Inmediatamente, Wenzel se acerca a la ventana y observa como su hermano se marcha corriendo. A una altura de tres metros, Hawk sobrevuela a Hiltz y este realiza un salto. Rápidamente el pequeño se aferra de una de las patas del androide. Hawk aletea y se marchan de la granja en dirección a Nördlingen.

    Asombrado por la capacidad de Hawk para soportar el peso de Hiltz, Wenzel regresa a la primera planta para informarle a su padre, que su hermano ha escapado de la casa, tal cual se lo ha ordenado. Laurenz y Luzia, fijan sus miradas en Wenzel, apenas lo escuchan bajar por las escaleras. Aleshire al ver la expresión de preocupación en el rostro de su hijo, empieza a temer lo peor.

    —¿Qué pasa? —Desea saber Luzia, tras escuchar a Wenzel bajar las escaleras a paso apresurado.
    —¿Qué suecede, Wenzel? —Pregunta Laurenz, sintiendo el corazón en la mano.
    —Papá, Hiltz se escapó. —Responde el mencionado—. Saltó por la ventana y se dirige a Nördlingen en estos momentos, en compañía de Hawk. El androide fue capaz de soportar su peso, así que ambos se dirigen por aire —Comenta—. Intenté persuadirlo, pero me dejó claro que nada lo haría cambiar de opinión.

    Luzia y Laurenz quedan impactados al escuchar las palabras de Wenzel. Aleshire no puede creer hasta dónde ha llegado la desobediencia de Hiltz. El nuevo panorama que se les presenta, obliga a Aleshire a darse prisa en encontrar a Hiltz, antes de que este cause destrucción en la ciudad de Nördlingen. Todos saben que los poderes de Hiltz son tan poderosos, como se esperaba que fuesen. Por lo que, ahora cualquier cosa que estén realizando, es de menor importancia en estos momentos.
     
    Última edición: 7 Noviembre 2020
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    Saludos, amigo, paso a comentar el capítulo.

    Tengo que decir que ha estado bien, pero este capítulo me ha resultado bastante chocante en ciertos aspectos. El principal aspecto es que hay pocos diálogos en comparación a la narración, y que al haberlos, se pierde la oportunidad de poder experimentar de primera mano de parte de los personajes lo que ellos sienten. No es lo mismo ver diálogos que demuestren que un personaje piensa en algo, a simplemente leer un párrafo que te lo diga. Por ejemplo, en este capítulo se ve que Hiltz siente algo de aprecio por su hermana Luzia, pero que no por eso será gentil si ella intenta interponerse entre sus objetivos. Lo vimos sin que fuera necesario que se nos dijera, dado a que fueron los diálogos de Hiltz los que lo demostraron.

    Citaré para que veas mejor a qué me refiero, ya que esto es difícil de explicar.

    En este fragmento se puede ver que Hiltz siente que su androide anterior sería un buen regalo para ella, y como buen hermano que es (aunque sea algo amenazante XD) elige regalárselo.

    Y en esa parte, a diferencia de lo anterior, se nos dice de forma muy seca lo que Hiltz siente y piensa, lo cual (para mí al menos) es algo chocante. Disfruto más cuando veo a los personajes actuando de cierta manera y puedo concluir a partir de sus diálogos que es lo que ellos quieren, a simplemente ver que sus deseos y pensamientos sean expresados en párrafos sin tener una demostración de un personaje mismo.

    Creo que a esto se le llama "contar en vez de mostrar". Y siento que este ha sido el capítulo que más ha sufrido de eso de todos los que se han publicado en la historia hasta el momento.

    Con eso de lado, paso al capítulo en sí. Me sorprendí bastante de ver que Adler y Felix hayan accedido a irse con Laurenz y los 3 niños viendo lo que uno de ellos pueden hacer. Si yo fuera ellos, estaría muy asustado. Incluso si no hubiera estado asustado, dudo mucho dejar mi vida de lado por alguien. Imagino que para Adler y Felix su trabajo lo es todo, y deben sentirse eternamente agradecidos con Laurenz por haberse hecho cargo de la granja luego de que Reynald murió. Sin embargo, abandonar toda sus vidas para irse con Laurenz es algo que veo algo extremo. Al menos para el poco desarrollo que les has dado en la historia. Si hubieras mostrado a Felix más interesado en Hiltz o en quedarse cerca de Laurenz para ver qué más podría obtener de los niños, lo comprendería, pero no ha sido el caso.

    Después, se ve que los niños no están tan conformes con una nueva vida lejos de la civilización. Yo me pregunto qué clase de experiencias llegarán a vivir allí. Hasta me pregunto si eso realmente es lo mejor. Digo, ellos no son humanos, y mantenerlos alejados de los mismos no me parece una buena solución de parte de Laurenz. Le doy la razón a Hiltz cuando este piensa que su padre está más interesado en proteger a los humanos que nada más. Laurenz debería haber afrontado de mejor manera el conflicto de Hiltz, y debería haberse encargado por su propia cuenta de Merten y los demás; de forma en que ellos pudieran mudarse a otro lugar no aislado de los humanos. Quiero decir, ¿cómo espera exactamente educar a Hiltz para que acepte a los humanos (si eso es lo que quiere realmente) si lo hace aislarse de ellos? No creo que a base de aislamiento Hiltz se vuelva más bondadoso, es más, él cree que se tienen que mudar por culpa de que su padre los quiere proteger, por lo que ya si el aislamiento no fuera bastante malo, tiene más motivos para odiarlos.

    Creo que Laurenz no está demostrando ser un buen padre. Entre el castigo leve que le dio a Hiltz por los incidentes en el jardín de infantes, el no lidiar él mismo con Merten para protegerlos, y su decisión de hacer que niños diferentes estén aislados en lugar de simplemente ayudarlos a integrarse, Laurenz me parece un mal padre. Es más, él debió de haber hecho algo respecto a Hawk cuando tuvo la oportunidad tras ver el poder destructivo que tenía. Digo, si te da miedo que un mono tome una pistola, se la quitas, no se la dejas. Aquí aplica lo mismo. Luego de ver lo que hizo, Laurenz no hizo ningún esfuerzo para desactivar a Hawk o quitárselo a Hiltz. Distinto habría sido si lo hubiera intentado y hubiera fallado, pero no lo ha hecho, por lo que mantengo mi postura respecto a eso.

    Ahora, por no haber lidiado con Hiltz en las ocasiones que pudo, este marcha a destruir toda una ciudad. No quiso lidiar con un problema antes y ahora debe enfrentarse a una calamidad. Supongo que la vida le está haciendo pagar por los errores que cometió con su hijo. Si bien, es cierto que no es justo juzgarlo como un mal padre cuando Luzia y Wenzel son dos chicos más tranquilos, lo cierto es que no puedes ser buen padre con unos hijos y mal padre con otros. Me pregunto hasta dónde llegará para detenerlo.

    Por otro lado, de nuestro amigo el HI no puedo decir mucho. Se ve que Merten era menos que un peón, ya que no ha entristecido mucho cuando se enteró sobre su muerte. Incluso quiere seguir investigando con el virus Zero y también con el virus Infinity. Supongo que habrá que ver a qué resultados llega.

    Te marcaré unos errores.

    Estos dos de aquí arriba creo que son dedazos pequeños que vienen a consecuencia de escribir de noche.

    Este no es un error en sí, pero se hizo muy difícil leer cuando el guion no ha estado pegado al diálogo, y se ha repetido más veces a lo largo del capítulo, sobre todo en el comienzo.

    Esa palabra no debería llevar tilde, ya que anima es una palabra grave y su sílaba tónica estaría en la i y no en la primera a.

    Eso es todo por esta vez. Muero por ver cómo hará Laurenz para afrontar sus errores con su hijo, y ver hasta donde llega Hiltz para "erradicar" a la humanidad. Al final, tal y como me dijiste, no necesitaba de construir a los androides 17 y 18 para hacerlo XD.

    Saludos y hasta la próxima.
     
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  9. Threadmarks: Capítulo 15: Genocidio.
     
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    ZERO ZONE: Genesis [S.O.E]
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    Ciencia Ficción
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    20
     
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    7397
    Hola a todos.

    Sé que hoy es domingo, pero por ciertos inconvenientes, no logré publicar el capítulo ayer sábado. Aprovecharé que tengo oportunidad para publicar. Agradezco a Reydelaperdicion , por seguir esta historia y por sus comentarios. Sin mas nada que decir los dejo con el capítulo, ya que es bastante largo. Saludos.

    Capítulo 15: Genocidio.

    Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    18:35 – 6:35 P.M.


    Hiltz vuela por los aires en dirección a Nördlingen, gracias a Hawk, quien tiene la capacidad de mantenerse en el aire y soportar su peso, a pesar de solo sujetar una de sus patas. A medida que avanzan, Hiltz recuerda lo que ha sucedido en las últimas horas.

    A Hiltz no le ha gustado que Merten intentara llevarse a su hermana Luzia a la fuerza, y mucho menos ver a su padre no mover un dedo para ayudarla. Recordar lo sucedido hace tan pocas horas, causa que su sangre empiece a hervir de la rabia. El mismo sentimiento de odio y rabia que una vez sintió en el Kindergarden, ahora se ve intensificado por mucho más al recordar la poca preocupación de Laurenz por su hermana menor; escogiendo no herir a un humano, y condenando a su propia hija a convertirse en un experimento.

    Hiltz no tiene una razón válida que explique las razones, por las cuales su padre prefiera a los humanos por sobre ellos. Ser consciente de las preferencias de su padre, hace que sienta rabia, pero ver a un mísero humano, llevarse a uno de ellos como un objeto, es cien veces peor. Esa actitud tan cobarde por parte de Merten, justifica sin lugar a dudas. La merecida recompensa de ser exterminados. Hiltz puede ver sus razones justificadas en las acciones que vio en Merten hoy, pero su padre no es capaz de verlas. Sin embargo, ya que su padre hiciste en proteger a los humanos. Hiltz está dispuesto a demostrarle, que no importa cuánto lo intente, al final, todos morirán en sus manos. Nadie está exento.

    18:40 – 6:40 P.M.

    A quinientos metros al Sur, aproximadamente. Félix y Adler se encuentran subiendo todas sus pertenencias a la camioneta. A pesar que han decidido llevarse consigo solo lo más importante. El proceso ha sido relativamente lento y tedioso.

    Adler acomoda varias cajas de diversos tamaños en la cajuela de su camioneta, mientras su hermano Félix termina de empacar algunos objetos en la casa. Al paso de un minuto, Félix regresa con más cajas en sus manos, las cuáles deja en la cajuela del auto y en el suelo, a raíz del gran peso que estas poseen. El celular de Adler comienza a sonar. El hermano de Félix saca su móvil y contesta de inmediato la llamada, sin prestarle atención a los datos que muestra la pantalla.

    —¿Hola? —Dice Adler, prestando atención a la explosión.
    —¿Adler? Soy Laurenz. Escucha, tenemos un problema. —Comenta, con notable tono de preocupación.
    —¿Qué clase de problema?
    —Adler, Hiltz ha escapado.
    —¿Qué? ¿C-Cómo es posible que escapara? —Cuestiona Adler, impresionado, sin poder creer lo que escucha.
    —Escapó por la ventana. Envíe a Wenzel a vigilarlo, y a pesar que intentó persuadirlo, Hiltz siempre escapó. —Explica.
    —¿Estás seguro que escapó? ¿No crees que esté cerca de tu casa? A lo mejor... —Dice Adler, siendo interrumpido.
    —No, Adler. Según Wenzel, Hiltz se dirige a Nördlingen en este momento con la ayuda de Hawk. No sé que planea, pero de seguro no es nada bueno. Escucha, sé que es peligroso, pero necesito que tú y Félix lo encuentren. Cuando lo hagan, no intenten razonar con él, simplemente, envíenme su ubicación. Intentaré llegar lo más pronto posible a Nördlingen.
    —Entiendo, Lurenz. Haremos todo lo posible por encontrarlo. Nos mantendremos en contacto.
    —Perfecto, tengan mucho cuidado, por favor.
    —Lo tendremos. No te preocupes —Dice Adler al colgar la llamada.

    18:45 – 6:45 P.M.

    Hiltz y Hawk sobrevuelan la muralla que rodea la ciudad de Nördlingen. A medida que avanzan, Hiltz busca un lugar donde iniciar su ataque. Al paso de algunos segundos, Hiltz visualiza un camión que transporta material inflamable, el cual se encuentra estacionado cerca de una estación de servicio. Además de transitar automóviles, también lo hacen cientos de personas, quienes prestan mucho cuidado a la hora de cruzar las calles, ya que ese lugar está muy cerca de una rotonda.

    Hiltz al descubir el lugar perfecto para iniciar su ataque. Suelta a Hawk y cae al suelo, desde una altura de ochenta metros. Las personas que transitan cerca de la estación de servicio, incluidos los empleados que trabajan ahí, se impresionan al ver al niño caer, al parecer, del cielo. La impresión de todos aumenta, cuando Hawk se acerca volando a Hiltz. El pequeño de ojos carmesíes, observa a todas las personas que lo ven con ojos de impresión, y esto se debe en su mayoría, a que nadie ha visto en su vida, un ave tan grande y hecha de metal como el androide que lo acompaña. Hiltz aprovecha que son el centro de atención para inicar uno de los peores genocidios en la historia.

    —¡Hawk, destruye el camión! —Ordena Hiltz, viendo a su halcón a su derecha.

    Hawk realiza un fuerte y agudo sonido característico de todo halcón. El sonido causa que las personas se cubran los oídos de forma automática por temor a que sus tímpanos se vean afectados, pero a pesar de sus intentos, el sonido logra aturdirlos por algunos segundos. El halcón vuela directo al camión y a pocos metros de impactar, su cuerpo metálico se embulle de energía eléctrica. Hawk atraviesa el grueso metal del camión, causando que este explote en una gran bola de fuego.

    La explosión es tan grande y fuerte que mata al instante a todas las personas alrededor, también destruye completa y parcialmente varios edificios cercanos. La magnitud de la explosión es tal que dispara las alarmas de la ciudad de Nördlingen. Pronto, se escucha el sonido de las unidades de ambulancias, bomberos y policía. Hiltz y Hawk son los únicos que permanecen en ese lugar tras la explosión. El pequeño no presenta ningún daño físico, y en cuanto a Hawk su cuerpo arde, literalmente, en llamas, pero sin presentar daños en su funcionamiento.

    18:47 – 6:47 P.M.

    Tras colgar el celular, Adler y Félix son golpeados casi al instante por la onda de choque, generada por la gran explosión. Ambos hermanos, observan fijamente la gran bola de fuego crecer en la distancia y no es hasta que se escuchan las alarmas de la ciudad, que Félix y Adler vuelven a la realidad.

    —¡No puede ser! —Dice Adler, observando como la columna de humo y fuego, crece cada vez más y más en lejanía.
    —¿Qué habrá ocurrido? —Se pregunta Félix, impresionado, más que nada por las alarmas de la ciudad, que por la gran explosión.
    —¡Debemos encontrar a Hiltz! —Dice Adler, volviendo a ver a su hermano, y recordando lo que deben hacer.
    —¿A Hiltz? Pero, ¿por qué? ¿Acaso...? —Félix recuerda la conversación de Adler por teléfono.
    —Tal y como imaginas. Hiltz escapó. Según Laurenz, hace unos minutos, Hiltz se dirigía hacia aquí con la ayuda de Hawk. No se sabe cuales son sus intenciones, pero es probable que la explosión sea obra de él.
    —¿Y cuál es plan? —Félix asume que Laurenz debe tener un plan para esta situación.
    —Laurenz quiere que busquemos a Hiltz. En caso de encontrarlo, no debemos intentar persuadirlo, porque es demasiado peligroso. Lo único que necesita Laurenz es que lo encontremos, y le envíemos su ubicación.
    —Entiendo, en ese caso, no hay problema. —Dice Félix, de acuerdo en ayudar—. Lo buscaré donde se originó la explosión. Te mantendré informado y quiero que tu hagas lo mismo, Adler. —Felix cree que entre más rápido se muevan, mejor. Es de suma importancia darse prisa.
    —Lo haré, hermano. Yo buscaré a Hiltz en las cercanías. –Comenta.
    —Bien. —Asiente.

    Una vez de acuerdo, Félix se marcha en dirección hacia el lugar donde se ha originado la explosión. Adler, en cambio se marcha a buscar en los alrededores, tal cual ha acordado con su hermano Félix. Aunque los dos hermanos se dirigen a puntos diferentes de la ciudad en busca de Hiltz, ambos tienen un mismo pensamiento; encontrar al pequeño lo más rápido posible, antes que sea demasiado tarde. Saben que Hiltz es peligroso en muchos sentidos, y es obvio que su llegada a la ciudad, no es más que para causar destrucción con su poderes.

    Scheideman Farm, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    18:50 – 6:50 P.M.


    En la granja Scheideman, Laurenz y sus dos pequeños logran escuchar la gran explosión. Los tres salen de su hogar y observan el paisaje nocturno iluminado por una gran bola de fuego con origen en algún punto de la ciudad de Nördlingen.

    Laurenz y su pequeños desconocen la gravedad de lo que ha ocurrido, pero logran darse una idea al escuchar las alarmas de la ciudad en conjunto con las unidades de paramédicos, bomberos y policía. En ese momento, Laurenz cae en cuenta que lo sucedido, deber ser obra de Hiltz, ya que nunca antes ha ocurrido un incendio de esa magnitud en Nördlingen.

    —Chicos, suban al auto. —Ordena Laurenz, viendo a sus dos pequeños un poco confundidos.
    —Pero aún no hemos terminado. —Replica Wenzel.
    —Eso no importa. Suban al auto, es una orden. —Laurenz levanta un poco la voz pero sin llegar a gritar.

    Los pequeños obedecen sin rechistar a su padre. Ambos son conscientes que es de suma importancia, encontrar a Hiltz y que las cosas materiales que puedan perder en el proceso, se pueden recuperar en cualquier momento. Laurenz sube al auto y de inmediato enciende el motor, pronto, presiona el acelerador, marchándose así a toda velocidad de la granja Scheideman con dirección a Nördlingen.

    Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    19:10 – 7:10 P.M.


    Los equipos de paramedicos, bomberos y policía llegan al lugar de la explosión, donde decenas de civiles se han aglomerado en el lugar en conjunto con los reporteros locales. Una vez las autoridades de policía estacionan sus unidades, se apresuran en asegurar el perímetro para evitar que los civiles se acerquen al área en cuestión. Los paramedicos recogen los cuerpos sin vida de las personas, mientras el cuerpo de bomberos preparan sus equipos para apagar las infernales llamas que se han extendido a los edificos, autos, y el tendido eléctrico cercano.

    Un bombero se acerca con un extintor a una enorme columna de fuego, donde se encuentra el camión envuelto en llamas. Tras quitar el seguro del extintor, el hombre visualiza una extraña sombra en medio de las llamas. De pronto, las llamas se abren entre sí, dejando mostrar en medio a Hiltz. Todas las personas presencian la aparición del pequeño, y se impresionan al ver que el fuego no le causa daño alguno, pese a estar extremedamente cerca.

    Los reporteros fijan toda su atención en filmar a Hiltz. El pequeño se muestra frente a todos con una expresión neutral en su rostro, pero de pronto su rostro cambia a una sonrisa soberbia. Del cuerpo de Hiltz emerge de la nada una extraña sombra carmesí que se extiende por todas partes en menos de un segundo como una gran tormenta.

    Todas las personas en ese lugar inhalan de forma involuntaria el polvo tóxico, ignorando que es un virus muy peligroso. Varias personas intentan escapar, pero sus intenciones se ven obstaculizadas al sentir en carne propia los efectos del virus Zero. Los humanos empiezan a sufrir lentas y dolorosas degradaciones celulares en diversas partes de su cuerpo. Algunos sufren degradación en los órganos tales como el estómago, hígado, pulmones, corazón e incluso en el cerebro. Otros sufren los mismos efectos pero superficialmente en su piel.

    Hiltz camina en medio de todas esas personas conforme su brazo derecho crece para formar una larga bioespada de doble filo hecha a partir de diversos tejidos que se encuentran presentes en su cuerpo y en el de cualquier ser humano. El arma de Hiltz posee un denso tejido muscular, cubierto por gruesas hebras entrelazadas de tejido conectivo, cartilaginoso y óseo.

    Sin piedad alguna de las personas, Hiltz aprovecha su débil estado para atacarlos a quemarropa. Hiltz ataca a su primer víctima, un hombre caucásico de cuarenta años, realizando un fiero movimiento hacia la izquierda tan rápido, que desmiembra todo su cuerpo, matándolo al instante. A raíz del implacable ataque, un poco de la sangre de ese hombre salpica el rostro de Hiltz.

    Un policía se percata de la muerte de su compañero, y ante eso siente un profundo terror de morir a manos de ese extraño niño. El hombre hace todo lo posible por escapar de ahí al ver que Hiltz se acerca a él, pero su intento de escape se ve obstaculizado por culpa de una de sus piernas. A raíz de la degradación de los músculos de una de sus piernas, el hombre no puede apoyar su pierna en el suelo, y esto le impide todo intento de poder caminar. El hombre torpemente avanza cojeando, pero no llega muy lejos. El dolor que siente en todo su cuerpo le impide utilizar todas sus fuerzas, pese a que su instinto de supervivencia ha inundando su sistema nervioso de adrenalina.

    El hombre realiza un nuevo intento para continuar avanzando, pero en ese momento, Hiltz aparace por detrás de él y atraviesa su cuerpo con su brazo-espada. Las grandes y gruesas hebras de tejido múscular, conectivo, cartilaginoso y óseo del brazo de Hiltz se separan con violencia, desmembrando el cuerpo del hombre desde adentro.

    Las hebras de tejido del brazo de Hiltz se mueven por todas partes como tentáculos y se envuelven como serpientes en el cuello de todas las personas que aún siguen con vida. Los humanos gritan desesperados en un intento de recibir ayuda. Al escuchar los gritos de ayuda de las personas, Hiltz sonríe con satisfacción y toma la decisión de acabar con ellos de una vez.

    Las gruesas hebras de tejido que los mantienen aprisionados, entran por su boca a la fuerza, y se abren paso por la laringe hasta llegar al estómago, dónde de las hebras de tejido, brotan decenas de largas espinas de tejido óseo. Las espinas son tan grandes y numerosas que destruyen los cuerpos de las personas desde adentro en cuestión de segundos.

    Al suelo caen ciento sesenta miembos de un total de cuarenta personas, que Hiltz a matado sin ningún atisbo de misericordia. Entre los miembros se cuentan los cuerpos de nueve bomberos; quince policías; seis médicos; y diez civiles.

    Hiltz retrae todas las hebras de tejido y las reune para formar su brazo derecho, regresandolo a la normalidad. Al mismo tiempo, la gran sombra carmesí se desvanece por completo. Dejando mostrar los edificios cercanos, autos, camiones y demás objetos en los alredores desintegrados parcialmente. Hiltz se marcha del sector en busca de más victimas. No va a detenerse hasta que acabe con el último humano de la ciudad.

    19:20 – 7:20 P.M.

    Al llegar a la ciudad de Nördlingen, Laurenz y sus dos pequeños, Wenzel y Luzia. Los toma por sopresa ver que todo marcha con normalidad en la ciudad. Muchas personas caminan por las calles de la ciudad de un lado para otro. Entrando, saliendo y realizado toda clase de compras en diversas tiendas. Todo con mucha normalidad, a pesar de la gran explosión que ocurrió minutos antes.

    A Laurenz le parece extraño que todas las personas actúen con normalidad. Realmente, Laurenz esperaba encontrar la ciudad en ruinas, sobretodo porque los poderes del virus Zero son capaces de acabar con una ciudad como Nördlingen en escasos minutos.

    Toda esa atmósfera tranquila y pacífica hace que Laurenz tenga un mal presentimiento. Aleshire no tiene idea de dónde se encuentra Hiltz, pero sabe que debe darse prisa en encontrarlo. La seguridad de los humanos está en juego. Laurenz es consciente que buscar a Hiltz en medio de una ciudad tan grande como Nördlingen no va a ser una tarea sencilla, pero si importar que tan difícil sea. Debe hacerlo, no importa cómo.

    19:30 – 7:30 P.M.

    A escasos minutos de que Hiltz abandonara el epicentro de la explosión. Félix, el hermano menor de Adler, se encuentra a menos de doscientos metros del lugar. Durante su trayecto, Eigner se ha tomado la molestia de desviarse ligeramente de su camino para buscar a Hiltz en las cercanías. Pese a sus intentos de abarcar la mayor área posible de búsqueda, Félix no ha tenido ningún resultado.

    Ahora su única esperanza es poder encontrarlo en el epicentro de la explosión, y de no ser así, espera que Adler, su hermano mayor, tenga mejor suerte que él. Félix llega al lugar de donde provino la gran explosion y al contemplar el paisaje, su cuerpo se estremece como nunca antes lo ha hecho.

    Sus ojos se abren al máximo y su corazón empieza a latir con fuerza, aumentando su presión arterial y amenazando con salirse de la caja torácica. Félix no puede creer lo que ven sus ojos; decenas de cuerpos desmenbrados, y cuerpos humanos desintegrados completa y parcialmente por todas partes, e impregnados de toda clase de fluidos orgánicos.

    Félix intenta por todos los medios observar su alrededor en busca de Hiltz, mientras soporta las fuertes ganas de vomitar. Eigner no logra ver rastro de Hiltz por ningún lado, en su lugar, lo único que aprecia son los cuerpos desmembrados y los edificios cercanos parcialmente consumidos por el virus. Al ver que no hay ningún motivo por el cual deba seguir más tiempo en ese lugar, Félix se marcha de ahí con la esperanza de localizar al pequeño, antes de que el número de humanos asesinados aumente.

    19:55 – 7:55 P.M.

    Adler lleva cerca de cincuenta minutos, buscando a Hiltz en los vecindarios cercanos a donde se localiza su hogar. Eigner ha preguntado a diversidad de personas tanto adultos, jóvenes y niños por Hiltz, concediendo su descripción, pero a pasar de sus intentos, no ha obtenido ningún resultado. La búsqueda del pequeño se ha vuelto muy tediosa, pese a la gran diferencia de aspecto que Hiltz tiene en comparación a muchos niños. Adler no sabe cómo van a lograr encontrar al pequeño, Nördlingen es muy grande, y Hiltz puede estar en cualquier lugar de la ciudad. Sin tener éxito en su búsqueda, Adler se marcha de regreso a su hogar para tomar su vehículo y marcharse a las áreas centrales de la ciudad.

    20:05 – 8:05 P.M.

    Laurenz, Wenzel y Luzia, avanzan por las diferentes avenidas de la ciudad en su camioneta. Los tres observan en todas direcciones, intentando localizar a Hiltz en medio de la muchedumbre que, pese a no ser muy numerosa, hace bastante difícil la tarea de encontrar a una persona y aún más al tratarse de un niño.

    Aleshire se siente muy preocupado con cada minuto que pasa. Laurenz es consciente que deben darse prisa en encontrar a Hiltz lo antes posible. Porque de no hacerlo, la seguridad y el bienestar de los ciudadanos puede verse comprometida; Hiltz es capaz de causar estragos en cualquier momento y lugar con sus poderes.

    Por un momento, Laurenz piensa que se está preocupando demás. Aunque Hiltz es portador del virus Zero igual que él, su hijo apenas es un niño, y como tal, cabe la posibilidad de que no posea el poder necesario ni tampoco la destreza suficiente para causar grandes estragos en la ciudad. Sin embargo, Laurenz reconoce que no sabe con certeza qué clase de habilidades posee Hiltz. Es posible que posea sus mismas habilidades, o incluso diferentes, pero sea como sea no quiere averiguarlo.

    No desea que por su poca preocupación, Nördlingen termine como lo hizo Dortmund. Muchos años se ha lamentado por la muerte de miles de inocentes, y no quiere por nada del mundo, tener que atravesar una etapa tan difícil como esa otra vez en su vida.

    Laurenz sale de sus pensamientos para concentrarse en buscar a Hiltz. Aleshire intenta hacer a un lado todos sus vagos pensamientos para intentar pensar por un momento como lo hace su pequeño, cree que si abre su mente, posiblemente logre encontrar a su hijo en medio de la gran ciudad de Nördlingen.

    Laurenz toma en cuenta la actitud que ha demostrado Hiltz durante los ultimos días. Teniendo en cuenta la actitud racista y el odio tan profundo de Hiltz hacia los humanos, Laurenz cae en cuenta de que el pequeño puede estar dirigiéndose hacia lugares donde existan grandes aglomeraciones de personas, tales como centros deportivos, hospitales, estadios, entre otros, donde puede causar grandes cantidades de muertos. Aleshire no está seguro de que ese sea el objetivo principal por el que Hiltz ha escapado, pero vale la pena tenerlo en cuenta. Al tener una idea de algunos lugares que pueden ser objetivos de Hiltz, Laurenz establece rumbo hacia uno de los lugares más cercanos de su posición.

    Rieser Sportpark, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    20:25 – 8:25 P.M.


    Laurenz conduce por las cercanías del complejo deportivo de Nördlingen. Uno de los lugares más cercanos de su posición, donde cabe la posibilidad de encontrar a Hiltz. El centro deportivo, como su nombre lo indica, es un área deportiva donde se aglomera muchas personas que realizan todo tipo de deportes.

    Luzia y Wenzel observan a través del cristal de la camioneta a muchas personas practicar diferentes deportes, pero ninguno de los dos gemelos logra ver a su hermano Hiltz. Al paso de algunos minutos, los pequeños divisan en la lejanía una gran sombra carmesí que se expande. La sombra empieza a girar hasta adoptar la forma de un huracán. Laurenz al ver la gran sombra carmesí le hace recordar lo ocurrido en Dortmund, pronto, empieza a ser abrumad, lentamente, por la desesperación.

    —¿Hola? —Laurenz contesta su celular al momento que empieza a sonar y activa el altavoz.
    —¿Laurenz? ¿Tienes alguna noticia de Hiltz? —Desea saber Adler.
    —He logrado localizarlo. Se encuentra en el Hospital Fundación. En este momento me dirijo hacia ahí.
    —¿Cómo lo sabes? ¿Estás seguro?
    —Lo estoy, creeme. Desde aquí puedo ver una sombra carmesí que lo ha delatado.
    —¿Sombra carmesí? —A Adler le parece extraño lo que dice Laurenz.
    —Es una manifestación del virus Zero. La sombra está compuesta de millones de células infecciosas que desintegran todo lo que tocan. —Explica Laurenz.
    —Entiendo. Félix y yo nos dirigiremos hacia el hospital para ayudarte. —Adler gira en una interseccion. Después vuelve a ver a su hermano por unos segundos.
    —¡No, no deben hacerlo! Si lo hacen, el virus los matará a ambos. Esto debo hacerlo solamente yo. Ustedes deben escapar de la ciudad.
    —¿Escapar? ¿Es una broma? —Adler no puede creer lo que escucha—. No voy a hacer eso. Somos amigos y te apoyaremos, aunque nos cueste la vida.
    —¿Es que acaso no lo entienden? El virus no hace diferencia. No importa que sean mis amigos, si una sola célula los llega a tocar los matará. Si de verdad quieren ayudarme, pueden hacerlo escapando de la ciudad. Yo me reuniré con ustedes cuando termine con esto.
    —Está bien, Laurenz. Félix y yo escaparemos de la ciudad —Adler cae en la razón—. ¿Qué hay de Luzia y Wenzel?
    —Ellos están conmigo. No se preocupen, estarán bien. Ambos poseen el virus en su sangre, así que son invulnerables a sus efectos.
    —Entiendo. Supongo que esto es una despedida, entonces. Ten cuidado, Laurenz.
    —Ustedes también. Procuren alejarse lo más rápido posible de Nördlingen.
    —Lo haremos.

    Laurenz corta la llamada y presiona el acelerador a fondo en dirección al Hospital Fundación. Ahora que sabe con exactitud la localización de Hiltz, cada minuto apremia. Luzia y su hermano Wenzel esperan que Hiltz no haya hecho algo semejante a lo que hizo en el Kindergarden, o eso va a ser un grave problema no solo para él, sino para todos.

    Farmacia, Stiftungskrankenhaus Nördlingen, Stoffelsberg, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    20:30 – 8:30 P.M.


    En el Hospital Fundación, un pequeño niño se encuentra junto a sus abuelos en la farmacia, a la espera de recibir sus medicamentos para regresar a casa. El pequeño está cansado de esperar, llevan cerca de una hora esperando recibir sus medicamentos. No comprende la razón por la que tardan tanto tiempo, no hay muchas personas en esa área del hospital, el proceso de entrega debe ser más rápido y no todo lo contrario.

    Una enfermera atrás de una ventanilla le hace señas a los adultos para que se acerquen. El hombre se acerca y recibe los medicamentos, después regresa junto a su familia y se marchan de la farmacia. Los tres avanzan por los pasillos del hospital, conforme avanzan, los adultos leen las señales holográficas en las paredes para guiarse hasta la salida principal.

    El pequeño camina tomado de la mano de su abuela. A su alrededor, el niño observa a varias personas que son trasladadas en camillas a diferentes sectores del hospital. El último paciente que logra ver es un adulto mayor en una silla de ruedas, que termina pasando de largo sin darse cuenta de su presencia.

    De pronto, las luces blancas del hospital empiezan a parpadear y las lámparas que cuelgan en el cielo comienzan a moverse de un lado a otro. Las luces parpadean varias veces hasta que se apagan por completo, y al instante se activan las luces rojas de emergencia que hay en cada pared del hospital. La respiración del pequeño se entrecorta ante el miedo que siente por desconocer lo que ocurre. Los adultos, en cambio, observan todo intentado mantener la calma.

    El pequeño, temeroso, mueve su cabeza y observa su alrededor, notando que no hay ni una sola persona, cuando hace tan solo agunos segundos habían varias en diferentes lugares del hospital. Afortunadamente, sus abuelos siguen a su lado. El pequeño sabe que mientras sus abuelos continúen con él va a estar a salvo.

    Las luces rojas de emergencia parpadean tres veces consecutivas en el momento que el cielo del hospital empieza a agrietarse. Las grietas se esparcen con violencia por todo el cielo, causando que pedazos del revestimiento caigan al suelo junto con algunas lámparas. La abuela del pequeño levanta la vista al cielo del edificio, y se da cuenta que hay un gran pedazo de revestimiento agrietado sobre sus cabezas, amenazando con caer sobre ellos en cualquier momento. La estabilidad del cielo se vuelve inestable, y al darse cuenta de esto, la mujer empuja a su nieto con todas sus fuerzas hacia un lado cualquiera. Justo en ese momento, el revestimiento cae sobre ellos, matándolos al instante.

    El pequeño observa los cuerpos inertes de su dos abuelos, debajo de los pesados escombros. El miedo y el dolor que siente es tan grande, que no puede expresar sus sentimientos. Tampoco cuenta con tiempo para expresar sus emociones, porque en ese momento todo el cielo del hospital es destruido frente a sus ojos y engullido por un gran huracán de color carmesí, que de forma inexplicable tiene rodeado todo el edificio.

    Exterior, Stiftungskrankenhaus Nördlingen, Stoffelsberg, Nördlingen, Danubio-Ries, Baviera, Alemania.
    20:40 – 8:40 P.M.


    El Hospital Fundación se ha convertido en el epicentro de un auténtico huracán biológico. Miles de millones de células infecciosas giran alrededor de las instalaciones médicas lentamente. El huracán, pese a que no provoca ningún daño por su velocidad. Su composición genética es el que causa su gran nivel destructivo; Las células del virus Zero que lo componen se adhieren a todas las estructuras y las desintegra, poniendo en riesgo su estabilidad.

    Hiltz realiza un fiero movimiento hacia la derecha con su brazo con forma de bioespada, directo a la cabeza de un hombre. El hombre no logra bloquear el ataque a raíz de la velocidad. El golpe impacta en la cabeza del varón y en el proceso le destruye en pedazos la cabeza. Su cuerpo cae al suelo sin vida. Hiltz observa su alrededor y logra ver a varios metros a Hawk, dirigiéndose hacia un humano.

    Un joven, aterrado, corre a todo lo que le permiten sus piernas, mientras Hawk lo persigue a un metro a nivel del suelo. El halcón aunmenta su velocidad de vuelo y atraviesa al joven humano por la espalda, perforándole el corazón, sin ningún atisbo de misericordia, y matándolo al instante. El varón cae al suelo y rueda por inercia unos cuantos metros hasta que se detiene.

    Hawk regresa con Hiltz y sobrevuela su alrededor, cuando un grupo de diez hombres, todos guardas de seguridad, rodean a Hiltz mientras apuntan con sus armas al menor de cabellos carmesíes. Todos los hombres presentan degradaciones en diferentes partes de su cuerpo, y pese a que el dolor que sienten es insoportable. Todavía tienen fuerzas suficientes para levantar sus armas en contra del menor.

    Hiltz sonríe con soberbia ante el intento insignificante que realizan los humanos. Los hombres se disponen a presionar el gatillo, cuando de pronto, a una velocidad asombrosa. Hawk vuela hacia ellos y les atraviesa sus cuerpos, perforándoles a cada uno su corazón. Los cuerpos de los diez hombres caen al suelo sin vida.

    —Sí, lo sé, Hawk —Dice Hiltz, comprendiendo algunos sonidos que realiza el halcón al acercarse a él—. Los humanos son estúpidos. Saben que no pueden deternos, y aún así se molestan en intentarlo. Definitivamente, su existencia no vale nada.

    Enormes escombros de material de diferentes edificios son engullidos lentamente por el huracán biológico, que desintegra todo sin detenerse. Entre los escombros se encuentran los del edificio principal del Hospital Fundación de Nördlingen. Hiltz observa ese edificio en particular como es desintegrado por el virus Zero. Una sonrisa se dibuja en su rostro, pero se borra casi al instante al percatarse de un niño.

    Hiltz camina en dirección a él, mientras que Hawk se marcha a asesinar a más humanos. Cuando Hiltz se encuentra a cien metros de distancia, su brazo derecho se transforma en una bioespada de doble filo de material biológico. Cubierta de densas hebras entrelazadas de tejido muscular, conectivo, cartilaginoso y óseo.

    El pequeño al ver a Hiltz acercarse a él con ese extraño brazo que posee, no evita sentir un miedo indescriptible. El niño desea poder escapar, pero no puede, porque su sistema nervioso se encuentra bloqueado por el mismo miedo que lo invade. Hiltz llega hasta el niño, lentamente levanta su brazo derecho con forma de bioespada, y arremete con todas sus fuerzas contra el pequeño sin pensarlo dos veces.

    De pronto, un potente rayo de eléctricidad impacta sin previo aviso a Hiltz, y lo envía a estrellarse contra una tubería gruesa de metal. Ante la potencia, los rayos recorren su cuerpo por unos segundos hasta que desaparecen, mientras un leve rastro de humo blanco es desprendido de sus ropas. Hiltz realiza un pequeño quejido de dolor, al momento que levanta la vista a donde provino el rayo.

    Laurenz y sus pequeños se acercan al niño que estuvo a escasos segundos de ser asesinado por Hiltz. El pequeño de cabellos carmesíes lo invade un odio profundo al ver que Wenzel, su hermano gemelo, ha sido el responsable de osar atacarlo.

    —¿¡Qué crees haces, Hiltz!? —Indaga Laurenz, molesto. Al ver las decenas de cuerpos humanos por todas partes. Aleshire no recibe respuesta por parte de su hijo.
    —¿Estás bien? —Pregunta Luzia al pequeño.
    —S-Sí, eso creo. —Responde, asintiendo, sin poder creer lo que escucha.
    —¡Wenzel! —Grita Hiltz, furioso. Sus ojos se tornan por completo de color azúl, y su pupila se vueve una raya negra vertical—. ¿¡Tú también vas a defender a los humanos!? —Desea saber Hitz observando a su hermano.
    —No tengo ningún motivo para odiarlos. Aunque somos hermanos, no somos iguales, Hiltz. —Responde Wenzel con firmeza en sus palabras.
    —Ya veo —Dice Hiltz, acercándose a sus hermanos con lentitud—. Si no estás conmigo, eres mí enemigo. —Sentencia.

    Hiltz corre hacia Wenzel y le dirige un derechazo directo al rosto, pero Wenzel bloquea el ataque al cruzar sus brazos frente a él. El golpe es tan fuerte que Wenzel retrocede tres pasos y se ve obligado a separar sus brazos por la inercia del movimiento. Hiltz, entonces, apoya su pierna derecha en el suelo y gira sobre su eje para atacar a Wenzel en la zona de las costillas con su pierna izquierda. Wenzel logra ver las intenciones de Hiltz, así que de inmediato interpone su brazo derecho para bloquear el altaque.

    Al ver que su ataque ha sido bloqueado, Hiltz termina de girar su cuerpo hacia la derecha y en el proceso le dirige un ataque de puño a Wenzel directo al estómago. Su hermano no logra ver venir el ataque, así que recibe el golpe de lleno, el cuál le saca todo el aire. Wenzel se inclina hacia adelante y Hiltz aprovecha la oportunidad para asestarle un nuevo golpe de puño, esta vez en el rosto. El golpe levanta a Wenzel súbitamente en el aire por unos segundos, segundos que Hiltz utiliza para propinarle un segundo golpe de puño, esta vez en el pecho. El golpe es tan fuerte que lo envía a volar a una altura de poco más de cien metros, y en el proceso, Hiltz le lanza varios rayos eléctricos en el aire, que terminan electrocutándolo y dejándolo inconsciente, antes de caer al suelo.

    Luzia logra ver que su hermano Wenzel impacta entre algunos escombros, que aún no han sido desintegrados por el virus. La angustia empieza a invadirla ante la idea de que Wenzel no haya sobrevivido a esa caída de poco más de cien metros. Laurenz, pese a que se siente preocupado por Wenzel, opta por mantener la calma. Sabe que Wenzel es uno de los portadores del virus Zero, y como tal, una caída como esa no le causará daño alguno más allá de hacerle sentir dolor.

    —¿Hasta cuándo piensas seguir con esto, Hiltz? —Pregunta una vez más, Laurenz—. ¿Qué piensas demostrar asesinando a personas inocentes?
    —No tengo intención de demostrar nada. Mi único objetivo es acabar con los humanos, nada más. Asesinaré a ese niño —Dice, señalando al pequeño—, y después acabaré con todos los demás de su especie.
    —No voy a permitir que continúes, Hiltz. —Laurenz camina dos pasos al frente de Luzia y el pequeño.
    —Así que, ¿piensas luchar contra mí? —Hiltz puede ver las intenciones de su padre.
    —Lo haré —Responde, firme—. En este momento los humanos son mi prioridad. Los protegeré, aunque eso implique enfrentarte.
    —Bien, bien. En esta batalla voy a demostrarte cuán equivocado es tu sentido de la justicia. —Afirma.

    Hiltz comienza el combate corriendo hacia su padre, cuando está lo suficientemente cerca, Hiltz se agacha y ataca a los pies de Laurenz para hacerlo caer. Laurenz salta y esquiva el ataque de Hiltz, después se apoya en su pierna izquierda para golpear a su hijo con la pierna derecha. Hiltz recibe de inmediato el golpe en el rostro, dejándolo aturdido y obligándolo a retroceder.

    Laurenz se acerca a Hiltz y aprovecha que su hijo se encuentra aturdido para otorgarle un ataque de puño directo a la frente, en conjunto con un puntapié a la zona baja del abdomen. Ambos golpes dejan aún más aturdido a Hiltz, quién no hace otra cosa más que retroceder un paso.

    Una vez más, Laurenz repite el movimiento anterior, pero esta vez Hiltz intercepta el golpe con su mano derecha. El pequeño acerca su padre hacia él, después da un salto y le propina un fuerte cabezo en la frente, además de una patada en la quijada con la punta de su pie. Ambos golpes aturden a Laurenz, pero logra recuperarse en muy pocos segundos. Aleshire aprovecha lo cerca que tiene a Hiltz y le propina un poderoso rodillazo en el estómago con todas sus fuerzas. El golpe le saca todo el aire. Hiltz se inclina hacia adelante por el dolor, y cae al suelo de rodillas, expulsando sangre por la boca en el proceso.

    —¿C-Cómo es posible que sufra tanto daño con tan pocos golpes? —Se pregunta Hiltz, expulsando sangre por su boca.
    —¿Te has dado cuenta? Tus poderes y resistencia no son nada. No importa que utilices o no el cien por ciento de tus habilidades.
    —¿Y crees que has ganado solo porque eres más fuerte que yo? —Hiltz levanta la vista para ver el rostro de su padre—. ¡Puedes haber ganado la batalla, pero eso no evitará que destruya esta ciudad!

    El huracán biológico del virus Zero, aumenta su velocidad de giro. Generando grandes ráfagas de viento que mueven el material del virus por todas partes, y aumentando en el proceso su nivel de desintegración. Luzia y el pequeño que la acompaña observan diversidad de objetos que vuelan por todas partes, incluso hasta cuerpos humanos parcialmente desintegrados. Wenzel, quién se encuentra entre una gran cantidad de escombros, logra recuperar la consciencia a tiempo, percatándose en un instante que el huracán ha aumentado su velocidad.

    Un poco a lo lejos, Wenzel observa a Hiltz y a su padre con una expresión de miedo y asombró nunca antes vista en él. También logra ver a su hermana Luzia junto al niño que salvó de ser asesinado a manos de su hermano. Al ver que todos están cerca, Wenzel corre con especial interés en dirección hacia su padre.

    —Has perdido, padre. —Dice Hiltz, riéndose, descaradamente a carcajadas.
    —No lo hagas, Hiltz. No repitas lo mismo de Dortmund. —Suplica.
    —Es demasiado tarde. ¡Los humanos arderán en el infierno! —Grita Hiltz, riéndose como un maniaco completamente fuera de sí.

    Wenzel corre hacia su padre, pero a pocos metros de llegar. Una onda de choque es librada por Hiltz, frenándolo en seco e impidiéndole toda posibilidad a Wenzel de seguir avanzando. Laurenz, Luzia y el pequeño que la acompaña se cubren con sus brazos para resisrtir la onda de choque y las fuertes ráfagas de viento.

    La onda de choque liberada por Hiltz altera la integridad del huracán. Lo que causa que aumente su velocidad y la fuerza de las ráfagas de viento del huracán biológico, provocando que su categoría suba a nivel dos. Esto aumentan el tamaño del huracán, abarcando cerca de la mitad de la ciudad de Nördlingen en cuestión de minutos.

    22:55 – 10:55 P.M.

    Los edificios de la ciudad de Nördlingen son desgarrados por los fuertes vientos del huracán, a la vez que son engullidos y desintegrados por las millones de células del virus Zero. La muralla que rodea la ciudad y sus torres no soportan los fuertes vientos del huracán, pronto, su estructura de piedra se agrieta y su estabilidad que ha perdurado durante siglos hasta el día de hoy desaparece. Pedazos gigantescos de la muralla y torres enteras son engullidas.

    Las personas corren por sus vidas en medio de las avenidas de la ciudad, mientras a su alrededor los edificios son desgarrados como papel por el huracán. Algunas personas se aferran a los autos, estructuras de metal, árboles, camiones, entre muchas cosas, pero sin importar lo que hagan el viento los levanta con todo a lo que se aferran.

    Pedazos de asfalto son arrancados del suelo con todo y humanos por los fuertes vientos. Las células desintengran en pleno aire a los humanos, que son devorados por el virus antes de llegar a las paredes del ojo del huracán.

    23:05 – 11:05 P.M.

    Adler y Félix avanzan por las carreteras aledañas de la ciudad de Nördlingen. Su trayecto es tranquilo, pese a lo que está sucediendo en la ciudad. Félix observa por la ventana cómo las luces de diversas construcciones, ubicadas a un lado de la carretera, parpadean hasta que se apagan por completo. Lo primero que llega a su mente, es que haya ocurrido un apagón, pero esa idea desaparece al ver que el techo de las estructuras son desgarrados en miles de pedazos que vuelan con lentitud hacia algún lugar.

    El hermano menor de Adler, dirige su mirada al espejo lateral y se percata de un gigantesco huracán carmesí atrás de ellos. Félix se sorprende abruptamente, y de inmediato le grita a Adler que presione el acelerador a fondo. Su hermano, desconoce lo que pasa, pero pronto se da cuenta del enorme fenómeno meteorológico que amenaza sus vidas, y la destrucción que genera en las áreas aldedañas. Sin dudar un segundo más, Adler presiona de inmediato el acelerador, aumentando la velocidad de su camioneta al máximo.

    Un sudor frío recorre los cuerpos de ambos hermanos, ante el tambaleo y el rechino de la camioneta por los fuertes vientos. Pedazos de escombros caen en la carretera, Adler mueve con agilidad el volante de un lado a otro, logrando esquivar los escombros, pero aún no ha terminado. Decenas de otros escombros caen conforme la camioneta avanza. Los sentidos de ambos hermanos se agudizan a raíz de la adrenalina que los invade, mientras esquivan escombros de toda clase de tamaño.

    23:30 – 11:30 P.M.

    Las bandas nubosas de material genético con forma de espiral alrededor del centro del huracán, abarcan más de ciento cincuenta kilómetros cuadrados, extendiendo el nivel de destrucción a las localidades aledañas a Nördlingen en el distrito del Danubio-Ries. Toda clase de estructura creada por el hombre es desintegrada por las pequeñas células que conforman el huracán.

    En el ojo del huracán, Laurenz observa las estructuras a su alrededor ser desintegradas por el virus Zero. A lo lejos en el horizonte, Aleshire solo puede ver una densa neblina roja, una clara señal de que el virus se ha expandido por toda la ciudad, y probablemente más allá de los límites de Nördlingen. Laurenz desea hacer algo para evitar que el virus continúe causado estragos, pero no puede hacer nada. Sus ojos se mueven sobre sus cuencas oculares de modo involuntario, y su cuerpo, invadido por la desesperación, bloquea su mente e impide mover sus músculos; obstaculizado todo intento de poder hacer algo.

    En medio de la desesperación, Laurenz logra obtener un pequeño atisbo de fortaleza, que impide a su espíritu caer por completo en el torbellino de la impotencia y la angustia; que permite a Laurenz tomar una decisión desesperada; su única esperanza.

    Hiltz se reincorpora con lentitud. Al ver a su padre completamente fuera de sí, Hiltz transforma su brazo derecho en su bioespada. Después levanta su brazo. Laurenz reune toda la fuerza de sus músculos y los reune en su brazo izquierdo. Hiltz, al desconocer que su padre se encuentra consciente del entorno, arremete con todas sus fuerzas contra él. Aleshire le propina un poderoso golpe a Hiltz en el estómago, tan fuerte que pierde el color de sus ojos azules, tornándose a su color carmesí original. La bioespada de Hiltz se detiene a escasos centímetros del hombro derecho de su padre, a pocos segundos de perder la conciencia.

    Hiltz cae al suelo pero es detenido por el hombro izquierdo de su padre, expulsa un poco de sangre por su boca, y después termina de caer al suelo, conforme su brazo derecho regresa a la normalidad. Al perder la consciencia, el huracán biológico creado por Hiltz disminuye su velocidad y su densidad de material genético hasta que desaparece por completo.

    Laurenz aprecia por unos últimos minutos toda el área del Hospital Fundación completamente destruida, antes de ser invadido por un sentimiento abrumador de tristeza. Aleshire se da cuenta que, pese a sus intentos por detener a Hiltz, el daño ya está hecho. Toda la ciudad de Nördlingen ha sido destruida, y los humanos exterminados por el virus Zero.

    No puede creer que Nördlingen y su habitantes hayan tenido que sufrir el mismo destino de Dortmund, y todo por su culpa. De haberse encargado personalmente de vigilar a Hiltz, este no hubiese escapado de casa, y probablemente, nada de esto hubiese suceso. Todas esas personas han muerto por su irresponsabilidad como padre, no hay otra persona en ese lugar que sea culpable de ese genocidio más que él. Ni siquiera Hiltz es culpable, él solo es un niño y su acciones se han visto impulsadas por los cambios que sufre a raíz del virus.

    Laurenz al caer en cuenta en las decenas de miles que han muerto por su culpa, y del peso que significa llevar en su consciencia la muerte de todos ellos. No evita gritar con todas sus fuerzas en un intento por dejar salir todos los sentimientos que invaden su ser. La luna que se encuentra en los cielos nocturnos, presencia los desgarradores gritos de Laurenz una y otra vez. Sus gritos resuenan en medio de los restos de la ciudad de Nördlingen, ahora completamente en ruinas.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos amigo, paso a comentar el capítulo.

    Tal parece que a ti te gustan mucho las cosas del estilo destructivo, porque este capítulo ha estado genialmente narrado. Se pudo ver la desesperación que tenían las personas que fueron asesinadas por el virus y por los estragos que ha causado Hiltz, y creo que la narración aquí, igual que como ocurrió en el capítulo de la destrucción de Dortmund (el segundo si la memoria no me falla) ha estado genial.

    Sin embargo, este capítulo sufrió lo mismo que vienen sufriendo los anteriores. La narración se lo está llevando todo, y los diálogos apenas toman importancia en el capítulo. Para algo mucho más realista, habría sido bueno ver diálogos de la gente en la ciudad preguntándose qué es lo que ocurre, desesperados para encontrar una salida, y asustados por desconocer la causa y origen de todos los males que están ocasionados.

    No hay mucho que pueda decir, dado a que el capítulo completo trató sobre la ciudad siendo arrasada, la masacre que Hiltz ha ocasionado y como Laurenz sufre por volver a ver otra ciudad sumirse en ruinas por su culpa. Al final, tal y como me dijiste, Hiltz no precisaba de los androides 17 y 18 para exterminar a la humanidad. Desconocía que sus poderes le permitieran crear armas biológicas tales como una bioespada y un huracán. Pero ha sido genial de leer. Vemos que tiene un gran poder destructivo y que, tratándose de humanos, no duda en usarlo.

    Me pregunto si Adler y Felix habrán sobrevivido, dado a que se dice que la destrucción pudo haber alcanzado hasta más allá de las fronteras de la ciudad. Imagino que el niño que estaba con ellos habrá muerto, y que los únicos que quedaron en pie son Laurenz, Luzia y Wenzel.

    Tal y como pensé, Laurenz tiene que pagar por sus errores en la crianza de Hiltz. No ha sido un buen padre para él, y ahora le tocará asumir la responsabilidad por toda la destrucción que su pequeño angelito (para decir de una forma, porque en realidad es un demonio XD) ha ocasionado en la ciudad. Todos los errores que ha cometido regresan a él, y es ahora que más quiero ver cómo le hace para sobrellevar la realidad. Será interesante descubrir qué tipo de crisis tendrá. La primera vez que se encontró con algo así, encontró su consuelo con Reynald y Liane. Ahora ambos (y posiblemente sus dos empleados de confianza) están muertos, y su consuelo podría encontrarlo con Wenzel y Luzia, que son sus hijos.

    Creería que Laurenz debería "poner a dormir a Hiltz". No creo que lo vaya a matar. Ver morir a un hijo es una sensación horrible, y sería peor para Laurenz matarlo. Pero creo que él haría (o buscaría la forma de lograr) algo para poder dormirlo para así evitar que use sus poderes el tiempo suficiente hasta que Luzia y Wenzel puedan detenerlo. La opción lógica si realmente quiere proteger a la humanidad de un arma viviente como lo es su pequeño, debería ser matarlo. Pero no creo que llegue a tal extremo, aunque sería interesante de ver.

    Supongo que la huida de la ciudad será la trama del siguiente episodio, ya que si Laurenz tuvo que huir cuando Dortmund fue destruido, no creo que se queden ahora que Nordlingen ha sufrido el mismo destino. Me pregunto a dónde van a huir, aunque el objetivo ya estaba marcado, hay que ver si no cambian su plan original. Es una de las cosas que me tendrán esperando hasta la semana siguiente.

    Te marcaré un par de errores.

    Creo que allí quisiste poner "insiste".

    Creo que allí iría "simplemente".

    Creo que esos fueron por dedazos.

    En primer lugar, "mi" no lleva tilde cuando se trata de marcar posesión sobre algo. Ejemplo: "mi auto", "mi patio". Y sí lleva tilde cuando se trata de referenciar a uno mismo. Ejemplo: "vengan hacia mí", o "traiganlo hacia mí". En ese caso, no llevaría la tilde.

    En segundo lugar, "solo un sith es tan radical tomando decisiones" XD.

    Allí sería "sucedido".

    Eso será todo por ahora. Me despido hasta la semana siguiente si todo sale bien. Saludos.
     
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  11. Threadmarks: Capítulo 16: Conversión.
     
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    Título:
    ZERO ZONE: Genesis [S.O.E]
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    20
     
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    6205
    Sé que hoy es viernes y no sábado, pero por ciertas razones, he decidido publicar desde ya el capítulo de esta semana. Agradezco a Reydelaperdicion , por comentar y apoyar esta historia, semana a semana. Sin más que decir los dejo con la lectura.

    Capítulo 16: Conversión.

    Pattensen, Hannover, Baja Sajonia, Alemania.
    Marzo 30 del Año 2169.
    07:00 – 7:00 A.M.


    A doce kilómetros del castillo de Marienburg. Laurenz, Luzia, Wenzel y el pequeño niño de nombre desconocido, avanzan por la carretera L402 en dirección al castillo de Marienburg. Después de lo ocurrido en Nördlingen a causa de Hiltz, Laurenz ha decidido apegarse al plan de alejarse de la civilización. Aleshire ha sido consciente todo este tiempo que Hiltz se ha convertido en una amenaza para todos los humanos, pero es hasta hora que lo ha reconocido formalmente, tras ver a Nördlingen ser completamente destruida frente a sus ojos.

    Por breves segundos, Laurenz dirige su mirada hacia el pequeño que los acompaña, y no evita sentirse incómodo al ver una actitud neutral en su rostro. Laurenz cree que el pequeño ha desarrollado algún trauma a raíz de lo sucedido, y por esa razón es que no ha dicho ninguna palabra. Luzia y su hermano Wenzel también piensan igual, a ambos les parece extraño que el pequeño no diga nada, pero a diferencia de su padre, ellos creen que se debe a algo más común; nerviosismo.

    —Oye, niño, ¿cuál es tu nombre? —Pregunta Wenzel con un aire directo, viendo al nombrado a su derecha—. Mi nombre es Wenzel.
    —Yo soy Luzia —Se presenta la pequeña, sonriente—. ¿Cuál es el tuyo?
    —¿Eh? —Al pequeño le sorprende escuchar los nombres de ambos pequeños—. M-Mi nombre es Rainhard, Rainhard Metzler. —Se presenta.
    —Mucho gusto en conocerte, Rainhard. —Sonríe la pequeña. Le parece interesante el nombre del pequeño.
    —L-Lo mismo digo. —Dice, sonrojado.
    —Este hombre que ves a mi lado es nuestro padre. —Comenta Wenzel.
    —Hola, Rainhard. Soy Laurenz. —Se presenta el hombre, mientras conduce con cautela.
    —Gusto en conocerlo, señor. —Dice el pequeño.

    Por unos leves segundos, Laurenz y Rainhard cruzan sus miradas. Es en ese pequeño instante que el padre de Luzia se percata de algo peculiar; Rainhard tiene heterocromía. Su ojo izquierdo es de color gris y su ojo derecho es de color ámbar. Este rasgo tan peculiar hace juego con su cabello negro y su tez blanca. A pesar de esas diferencias, Laurenz toma su apariencia con normalidad.

    —Señor. ¿Qué fue lo que ocurrió? —Desea saber Rainhard. Desde que subió a esa camioneta ha estado pensando en lo ocurrido, pero no ha logrado dar con la respuesta correcta.
    —¿Qué es lo que recuerdas? —Pregunta Laurenz. Quiere saber hasta qué punto Rainhard recuerda lo que ocurrió.
    —Recuerdo que estaba en el hospital, y de pronto, todo se destruyó frente a mis ojos. Después un niño se acercó a mí e intentó atacarme, pero no recuerdo nada más.
    —Entiendo —Laurenz comprende que la mente de Rainhard está en blanco hasta cierto punto—. El niño que intentó atacarte es mi hijo, su nombre es Hiltz.
    —¿Hiltz? —El pequeño debe mencionar el nombre para aprenderlo, es la primera vez que escucha ese nombre tan extraño.
    —Lo que destruyó el hospital y toda la ciudad de Nördlingen fue un virus.
    —¿¡U-Un virus!? —Rainhard recuerda por un segundo el enorme huracán de color carmesí.
    —Hiltz posee en su sangre un virus llamado Zero; mismo que posemos nosotros tres. A diferencia de nosotros, el virus ha cambiado su personalidad, causando que sienta un profundo odio hacia los humanos, a tal punto de aborrecerlos. —Dice Laurenz sin dejar de ver el camino.
    —¿Cómo alguien puede sentir tanto odio hacia los humanos? —Pregunta Rainhard de forma retórica—. ¿Por qué no lo detuvieron? —El pequeño observa a los tres en un intento por obtener una respuesta.
    —Intentamos detenerlo —Responde Wenzel—. Antes de Nördlingen, Hiltz asesinó a un hombre llamado Merten. Mi padre tomó como precaución abandonar la ciudad para evitar que Hiltz cometiera otra atrocidad como esa, pero la noche antes de abandonar la ciudad, Hiltz escapó.
    —Cuando logramos localizar a Hiltz el daño ya estaba hecho. Toda la ciudad se encontraba en ruinas y fue entonces cuando te encontramos. —Agrega Luzia.
    —Entiendo... —Rainhard siente un pequeño vacío al recordar la muerte de sus abuelos. Ahora todo tiene un poco más de sentido.
    —Lo que ocurrió en Nördlingen fue mí culpa, Rainhard. Por mis errores tu familia se vio implicada en todo esto —Dice Laurenz, supone que Rainhard tenía su familia—, al igual que la de muchas personas.
    —No se preocupe, señor —Rainhard puede ver la culpa que siente Aleshire por lo ocurrido—. Es difícil para mí haber perdido a mi familia, pero lo cierto es que, tarde o temprano la hubiera perdido de todos modos.
    —¿A qué te refieres? —Desea saber Wenzel, impresionado.
    —En Nördlingen vivía con mis abuelos, ambos eran adultos mayores, y debido a su avanzada edad. No siempre contaban con los medios económicos y materiales para ciudarme. Así que en cualquier momento sería enviado a un orfanato.
    —¿Y qué hay de tus padres? ¿No sabes nada de ellos? —Quiere saber Luzia, curiosa.
    —Mi madre murió poco después de que nací, y mí padre, bueno, no sé nada acerca de él —Responde Rainhard con normalidad—. Mis abuelos eran mi única familia. Me duele su pérdida, pero lo superaré —Sonríe levemente—. Supongo que haber sido salvado por ustedes, es mejor que ser enviado a un orfanato.

    A Laurenz, Luzia y Wenzel les impresiona saber un poco del pasado de Rainhard. Todo parece indicar que haber sido salvado por ellos fue un gran golpe de suerte para el pequeño. Conocer un poco sobre el pasado de Rainhard hace que Luzia y Wenzel se sientan muy identificados con él, ya que ninguno de los tres conoció a su madre biológica, dado a que murió poco despues de dar a luz.

    Rainhard no está seguro por cuánto tiempo va a permanecer con Laurenz y sus hijos, pero por el momento, pretende disfrutar su tiempo con ellos. Después de todo, Laurenz parece una buena persona, y sus pequeños Luzia y Wenzel no son la excepción. El único del que debe tener cuidado es de Hiltz, eso lo tiene muy en claro Rainhard, y más al tener en cuenta todo lo que ha escuchado por boca de Laurenz.

    Ahora que la ciudad de Nördlingen ha sido destruida, y sus abuelos han muerto. Rainhard no sabe qué va a pasar con él. No le gusta la idea de caer a un orfanato, pero es consciente que no tiene muchas probabilidades de sobrevivir en un mundo desconocido para él. Tampoco cree en la posibilidad de ser adoptado por Laurenz. Ahora que lo piensa mejor, Rainhard cae en cuenta de que no tiene muchas opciones de dónde escoger, mientras sea un niño.

    Los pensamientos de Rainhard se ven interrumpidos por un fuerte sonido metálico. Rainhard voltea a ver hacia atrás, notando a través de una pequeña ventana. La presencia de una criatura metálica de gran tamaño con forma de felino, el cuál se está acomondando sobre una gran caja. El pequeño se asusta al ver el gran tamaño de esa bestia de metal.

    —No te preocupes, es inofensivo. —Dice Luzia a Rainhard, sonriente, viendo a Lynx por la ventana.
    —¿Qué clase de criatura es esa? —Indaga Rainhard, impresionado.
    —Es un androide, su nombre es Lynx —Responde Luzia.
    —Es impresionante, nunca antes vi un androide tan grande. —Dice Rainhard, sin poder creer el tamaño de esa criatura.
    —Aunque Lynx es inofensivo, procura tener cuidado con Hawk. Esa ave es muy peligrosa. —Comenta Wenzel.

    Rainhard se da cuenta que Wenzel observa el espejo lateral de la camioneta. Metzler dirige su mirada al espejo, y se percata que Hawk los persigue a una distancia pronunciada. Al ver el ave con más deteniendo, Rainhard se da cuenta que Hawk está hecho del mismo material que Lynx; metal. Y que su tamaño es por mucho más grande que el de un halcón promedio.

    El pequeño de ojos heterocromáticos no evita pensar si esas criaturas metálicas que poseen Luzia y Hiltz tienen alguna especie de poder. Le parece curioso y muy difícil de creer que sean simples androides con forma de animal. Deben tener algún propósito, o de lo contrario, ninguno de los dos estuvieran a su lado.

    07:05 – 7:05 A.M.

    Adler, Félix y Hiltz siguen a Laurenz en otra camioneta a una distancia de veinte metros. Pese a las horas que lleva conduciendo, Adler continúa frente al volante sin mostrar ningún atisbo de cansancio. Félix solo observa el paisaje por la ventana, en completo silencio. Hiltz, por su parte, se encuentra dormido. A raíz del fuerte golpe que recibió por parte de Laurenz, y la gran cantidad de energía que utilizó para mantener el huracán, al mismo tiempo que luchaba con su padre, ha ocasionado en conjunto que su cuerpo se vea en la obligación de descansar para recobrar fuerzas.

    —Ese halcón me pone nervioso —Comenta Adler, viendo a Hawk por el espejo lateral, volando en las alturas con elegancia.
    —Pienso que es un ave muy fiel —Opina Félix—. Es curioso que a pesar de que Hiltz se encuentra inconsciente. Siempre insiste en seguirlo a dónde sea que vaya. —Dice Félix, viendo el ave por el espejo de su lado.
    —Justo por eso me pone nervioso. Hawk da la impresión de que planea algo. Llámame paranoico, pero es lo que pienso. Desde que Hiltz demostró sus habilidades por primera vez. No paro de pensar en eso.
    —Comenta, recordando cuando Hawk destruyó el helicóptero de Merten.
    —Estás exagerando. No deberías preocuparte, hermano. Hawk es solo un androide, que sigue las órdenes de un niño. Es una máquina, no piensa, solo obedece.
    —Aun así, no me fío de ese androide. —Afirma.
    —Oye, Adler. ¿Qué opinas de que Laurenz nos haya ocultado durante tanto tiempo su pasado? —Indaga Félix, después de guardar silencio durante algunos segundos.
    —No creo que debamos criticar su actuar, Félix. Debió tener sus motivos, y sea cuales sean no debería importarnos ahora mismo. Estoy seguro que Laurenz hablará sobre su pasado cuando se sienta preparado. —Dice Adler, comprendiendo a dónde quiere llegar su hermano.
    —Sí, supongo que tienes razón. —Termina por decir Félix, molesto. No le gusta recibir reprimendas por parte de su hermano, así sea de forma indirecta.

    Ambos vehículos avanzan por el único camino posible hasta que ingresan a una gran arboleda, que se abre en medio de la carretera. A través de las hojas y ramas de los árboles Laurenz, Adler y Félix pueden ver el imponente castillo de Marienburg al tomar algunas curvas. Los vehículos avanzan tres kilómetros en la densa arboleda, pronto, los árboles empiezan a desaprecer, permitiendo ver a lo lejos el gran castillo. Situado sobre una gran planicie. A medida que avanzan, Aleshire y compañía no evitan sorprenderse al ver el gran campo verde que posee el castillo a su alrededor, donde lo único que lo adorna son pocos árboles situados en diferentes lugares, y el camino asfaltado que conecta con la estructura neogótica.

    Castillo de Marienburg, Pattensen, Hannover, Baja Sajonia, Alemania.
    07:15 – 7:15 A.M.


    Las camionetas de Laurenz y Adler se estacionan frente al castillo de Marienburg. Todos con excepción de Hiltz, que se encuentra dormido, salen de los vehículos. Lynx baja de la camioneta y se acerca a Luzia. Hawk, en cambio, aterriza sobre la rama de un árbol cercano a las copas del castillo.

    Los adultos al ver la gran estructura neogótica, se soprenden por el gran tamaño que esta posee. El castillo, pese a tener cerca de doscientos años y de ser abandonado poco mas de un siglo, aún se mantiene en pie. Su imponente estructura presenta leves daños a raíz de los elementos, y la falta de mantenimiento, pero no son lo suficientemente graves para poner en riesgo su estabilidad.

    Al igual que los adultos están impresionados. Los pequeños no son la excepción. Rainhard, Wenzel y Luzia no pueden creer cuán imponente es el castillo de Marienburg. En algún momento de sus vidas, vieron imágenes sobre los castillos de Alemania y del mundo, pero nunca antes vieron uno tan de cerca, y mucho menos han tenido la oportunidad de vivir en uno. Dado a que ese privilegio solo lo tienen los reyes, y algunas autoridades del gobierno.

    A los varones no les entusiasma mucho vivir en un castillo, es cierto que es una oportunidad única, pero no es algo que verdaderamente los emocione. Luzia, por otra parte, sí que se siente emocionada. La idea de vivir en un castillo es como cumplir un cuento de princesas, muchas niñas de su edad sueñan con tener ese privilegio. No puede creer que ella tenga esa oportunidad sólo por formar parte de una familia que posee un agente viral extremadamente peligroso.

    —Este es el lugar. Aquí podemos permanecer sin ser detectados. —Dice Laurenz.
    —¿Crees que no tengamos problemas con esa extraña organización? —Cuestiona Adler, recordando la insignia que Félix obtuvo de los paramilitares.
    —No lo creo —Afirma—. Merten era la única conexión que tenían conmigo. Ahora que ya no está, es imposible que logren localizarme. —Responde, confiado.
    —Espero que tengas razón. —A Adler no le gusta que una extraña organización paramilitar los esté siguiendo.

    Laurenz observa con detenimiento el castillo por fuera durante unos segundos, de pronto, todos los toma por sorpresa un estrepitoso sonido de metal. Aleshire y compañía voltean a ver el lugar donde proviene el sonido, notando que es Hiltz, quien ha cerrado la pueta de la camioneta de Adler de golpe. Rainhard al ver al pequeño de cabellos carmesíes no evita sentirse un poco intimidado al recordar que Hiltz estuvo a punto de asesinarlo.

    Hiltz nota que todas las personas que conoce se encuentran presentes delante de él, pero al fijar la mirada sobre Rainhard. Su rosto neutro cambia a un rostro de furia en la máxima expresión de la palabra. Hiltz cierra los puños y presiona los dientes con fuerzas al ver frente a él al niño que su hermano Wenzel evitó que asesinara.

    —Ahora entiendo de dónde provenía ese nauseabundo hedor —Dice Hiltz—. Veo que ahora te dedicas a recoger huérfanos, padre. —Comenta, acercándose con lentitud a Rainhard.
    —Este no es el momento, Hitz. ¡Callate y...! —Laurenz se interpone entre su hijo y Rainhard.
    —¡No, claro que es el momento! —Se apresusa a decir Hiltz—. ¿Te parece poco traer consigo a este niño?
    —No veo, cual es el problema —Responde Laurenz de forma retórica, sin caer en el juego de Hiltz—. Este niño como tú lo llamas, se llama Rainhard —Dice con autoridad—, y te guste o no, permanecerá con nosotros. Porque él no es más y menos de lo que eres tu. ¿Está claro?
    —Escúchame bien, padre. —Dice Hiltz, viendo a Rainhard directamente— Tu preferencia por los humanos, no los salvará de la extinción. —Amenaza.

    Los ánimos entre padre e hijo aumentan considerablemente al cruzar sus miradas. En los ojos de Laurenz, Hiltz puede ver que algo ha cambiado en su padre. Ya no es el hombre amable y cariñoso, ahora en su lugar hay un varón frío, distante e intimidante. Es obvio que lo sucedido en Nördlingen lo ha marcado emocionalmente de algún modo. Luzia y Wenzel temen en ese instante que la discusión entre Laurenz y Hiltz termine en un combate entre ellos. Tal cual como el combate que tuvieron en Nördlingen.

    Por fortuna, su pequeño enfrentamiento acaba sin problemas mayores. Hiltz se hace a un lado y se aparta de los demás a una cierta distancia. No quiere acercarse a sus hermanos, y mucho menos a su padre mientras permanezcan cerca de Rainhard. Puede soportar la presencia de Adler y Félix, pero de ninguna manera la de Rainhard. No después de haber estado tan cerca de acabar con su mísera existencia.

    A Laurenz no le gusta mostrarse como una persona fría frente a sus pequeños, porque esa actitud le hace recordar a su yo del pasado; un hombre que le importaba más los resultados, que la vida de personas inocentes. Pese a que Laurenz cambió y aprendió de sus errores tras la catástrofe en Dortmund. No puede negar que algo dentro de sí, se ha roto al ver la destrucción de Dortmund reflejada en la ciudad de Nördlingen. Su antiguo yo que ha permanecido durante siete años en lo más profundo de su ser, ha regresado; el hombre blando que Liane conoció, ya no existe y en su lugar predomina el verdadero Laurenz Aleshire.

    Tras la pequeña discusión entre Laurenz y Hiltz. Todos se apresuran a entrar al castillo de Marienburg. El primer problema que encuentran antes de entrar es un gran candado de acero, Laurenz toma el candado y lo rompe con facilidad. Adler, Félix y Rainhard se impresionan, en cuanto a Luzia, Wenzel y Hiltz toman con normalidad lo que ha hecho su padre.

    Haciendo a un lado su impresión, todos entran al castillo. Lo primero que observan apenas entrar, es una gran sala con dos escaleras curvas a ambos lados, que conducen a los pisos superiores del castillo. Al frente, un pequeño pasillo que lleva a un gran comedor, adornado por una enorme mesa rectangular y varias sillas ubicadas en los extremos más anchos del mueble.

    —Es impresionate. A pesar del tiempo que lleva abandonado, aun se mantiene en su mayoría intacto. —Comenta Adler, al ver que las paredes, escaleras y arcos de las puertas están intactos y solo presentan un poco de polvo.
    —Eso significa que lo han construido bien. —Agrega Félix.
    —Esperemos que el resto del castillo se encuentre en las mismas condiciones —Dice Laurenz, viendo a ambos hermanos—. Démonos prisa en desempacar.

    15:00 – 3:00 P.M.

    Laurenz y sus pequeños han pasado horas desempacando y acomodando cada una de sus pertenencias. Debido a la gran cantidad de aposentos que posee el castillo Hiltz, Luzia y Wenzel no han tenido ningún problema en elegir una habitación a su gusto. Rainhard y Luzia ayudan a Laurenz a instalar su laboratorio personal en una de las diversas oficinas del castillo. Gracias a la ayuda que le ha brindado Rainhard, Luzia ha logrado terminar mucho más rápido que sus hermanos gemelos, y ya que no tiene nada más qué hacer, prefiere ayudar a su padre.

    Laurenz instala un pequeño aparato hexagonal de color blanco en el cielo de la oficina. Luzia y Rainhard se encargan de sacar viejas sillas, retratos, muebles y demás objetos para dejar la oficina completamente limpia. Conforme los pequeños avanzan en la limpieza, Luzia no evita sentir curiosidad por saber más del pequeño de ojos heterocromáticos.

    —Rainhard. Cuando vivías con tus abuelos. ¿Tenías una buena relación con ellos? —Pregunta Luzia al sacar varios libros de un mueble.
    —Tuve una buena relación con mi abuela. Ella siempre fue una persona muy amable, tranquila y cariñosa conmigo, pero todo eso cambió cuando empezó a sufrir una enfermedad llamada Alzheimer —Explica Rainhard. Laurenz presta atención a lo que dice el pequeño—. Cuando le realizaron el diagnóstico, mi abuela ya tenía la enfermedad en una etapa avanzada, y como no hay cura. Empezó a sufrir pérdida de memoria, cambios de personalidad, y hasta problemas de orientación. Todo eso le ayudó a olvidar quién era ella, y a raíz de eso olvidó también quien era yo.
    —Entiendo. —Luzia se siente un poco mal por haberle hecho a Rainhard recordar eso momentos que debieron ser difíciles para él.
    —Sin embargo, a pesar de lo mal que se encontraba su mente. Ella me empujó, antes de que los escombros del hospital cayeran, salvándome la vida. Supongo que su mente aún no se había deteriorado del todo por la enfermedad. —Agrega el pequeño.
    —¿Y tu abuelo? ¿Era bueno contigo? —Pregunta Laurenz. Rainhard lo vuelve a ver.
    —Lo cierto es que no. Mi abuelo era muy diferente; siempre me evitaba y nunca le gustó estar cerca de mí. Nunca comprendí cuál era su problema, pero supongo que su actitud estaba relacionada a mi apariencia.
    —¿A tu apariencia? —Luzia no entiende qué problema hay con la apariencia del pequeño; es un niño como cualquier otro.
    —Sí —Asiente—. Mi ojos son de diferente color, y para muchos este rasgo que poseo resulta extraño porque no es muy común. Creo que mi abuelo se sentía incómodo y por eso era tan áspero conmigo.
    —Ya veo. Supongo que algunas personas les resulta difícil aceptarnos por diferencias tan ínfimas como esa. —A Luzia le sorprende saber que existan personas así.

    Laurenz y Luzia ahora comprenden las razones por las cuales a Rainhard no parece afectarle mucho la pérdida de sus abuelos. Lo cierto es que el pequeño ha tenido una vida un poco difícil al sufrir indiferencia por parte de su abuelo, y tener que soportar la idea de que su abuela lo olvidó a raíz de una enfermedad mental. Es natural que todo eso en conjunto, haya hecho que el amor que sintió Rainhard hacia sus abuelos se haya enfriado al punto de no tener mucha relevancia para él su pérdida. Laurenz no cree que el pequeño actue mal al pensar así, dado a que cada persona es libre de pensar como quiera; no tiene intención alguna de corregir a Rainhard, ya que eso ahora es irrelevante y no tiene mucho peso en su conducta.

    —Ahora que saben un poco sobre mí. Hay algo que quiero saber, señor. —Comenta el pequeño, viendo a Laurenz.
    —Adelante, te escucho. —Dice Laurenz, concediéndole a Rainhard la oportunidad para que prosiga.
    —¿Qué va a pasar conmigo de ahora en adelante? ¿Me enviará a un orfanato? —Pregunta el pequeño, directo.
    —Teniendo en cuenta lo sucedido en Nördlingen. He pensado en ofrecerte un lugar junto a nosotros, siempre y cuando estés de acuerdo. ¿Qué te parece la idea? ¿Estás de acuerdo? —Pregunta Laurenz, viendo una leve sonrisa dibujarse en el rostro de Rainhard.
    —¡Por supuesto, señor! —Responde el pequeño de inmediato—. Ahora que mis abuelos no están, no quiero por nada del mundo caer en un orfanato.
    —Bien, entonces, a partir de hoy formas parte de nuestra familia. —Sonríe Laurenz.
    —Gracias, señor. —Rainhard agradece encarecidamente la oferta de Laurenz.
    —¡Felicidades, Rainhard! —Dice Luzia, feliz.

    Rainhard se siente muy afortunado de poder vivir con Laurenz y los demás. Al principio, Laurenz le parecía una persona fría, pero en lo poco que ha tratado con él, Rainhard es capaz de ver que Aleshire es una persona que inspira confianza, seguridad y tranquilidad con solo verlo. A Rainhard le agrada mucho ver esas características en una persona, de un modo inexplicable ha empezado a ver en Laurenz a ese padre que nunca tuvo.

    A Luzia le sorprende que su padre le haya ofrecido a Rainhard la oportunidad de permanecer con ellos. Más aún le impresiona que el pequeño aceptara en cuestión de segundos. La decisión de Rainhard hace que Luzia sienta una mezcla de emociones positivas y negativas. Por un lado, se siente feliz de que Rainhard permamezca con ellos, el pequeño es un niño bastante agradable y tenerlo cerca le vendrá bien para cambiar un poco la rutina de estar siempre con su hermano Wenzel. Pero por otro, le preocupa los problemas que pueden tener con Hiltz. Es cierto que su padre es quién toma las decisiones, y no tiene que rendir cuentas a nadie de lo que decida hacer, menos a un niño malcriado, egocéntrico y racista como Hiltz, pero pese a ello no evita sentirse preocupada. Luzia es consciente de que toda acción, tiene una reacción igual y opuesta; está establecido en la tercera ley de Newton, y es evidente que habrán consecuencias más adelante por esto.

    17:00 – 5:00 P.M.

    Luzia asea todo lo posible la oficina, mientras Rainhard termina de sacar los últimos objetos que aún faltan. Ambos pequeños se encuentran solos, ya que Laurenz ha decidido ver cómo han avanzado Adler y Félix con el tema eléctrico. Ahora que la noche está por caer, deben apresurarse con la electricidad, o sino se van a ver obligados a usar lámparas de gas para poder alumbrarse en la oscuridad de la noche.

    Ambos pequeños son tomados por sorpresa, cuando las bombillas de la oficina encienden sin previo aviso. Luzia y Rainhard sonríen al ver que el cableado eléctrico del castillo, pese a tener muchos años, aún funciona sin ningún problema. Esto alegra a los dos pequeños, ya que a ninguno le agraba la idea de pasar a oscuras la primera noche.

    Rainhard saca el último objeto de la oficina; una pequeña mesa de madera. Al dejarla en un lugar donde no incomode en el pasillo, el pequeño de ojos heterocomáticos regresa con Luzia para ayudarle a terminar el aseo.

    —Supongo que hemos terminado. Si gustas, puedo terminar el aseo por ti, Luzia. —Dice Rainhard, acercándose a la pequeña.
    —No te preocupes, yo me encargo. Solo debo terminar esa esquina de ahí y eso es todo. —La pequeña indica el lugar de forma indirecta.

    El pequeño se acerca a Luzia, pero tras caminar cinco pasos hacia la pequeña, Rainhard empieza a faltarle el aire. Metzler cae de rodillas al suelo, mientras presiona con fuerza su pecho con una de sus manos, en un intento por respirar de forma adecuada. Luzia se percata de esto, e inmediatamente se acerca a Rainhard, asustada.

    —¡Rainhard! ¡Rainhard! ¿¡Qué sucede!? —Grita la pequeña, muy asustada al ver el estado del pequeño.
    —N-No... puedo... respirar. —Rainhard respira bocanadas de aire, intentado que el aire llegue a sus pulmones.
    —¡Resiste! ¡Buscaré a mi padre!

    En ese instante, Laurenz hace acto de presencia. Aleshire al postrar su mirada en ambos pequeños y al ver que Rainhard y Luzia están en el suelo. Toma la escena con normalidad, pero al acercarse Laurenz se da cuenta de lo que en realidad sucede.

    —¡Papá! —Dice Luzia, impresionada al ver a su padre.
    —¿¡Qué sucede, Luzia!? —Laurenz se acerca a Rainhard y lo toma entre sus brazos.
    —¡Rainhard no puede respirar! ¡Estaba bien hace un momento, de pronto le empezó a faltar el aire! —Explica Luzia, angustiada. Logra ver que Rainhard presiona su pecho con fuerza, mientras aspira grandes bocanadas de aire.
    —Maldición, es un ataque de Asma. —Dice Laurenz, preocupado.

    Laurenz se levanta con Rainhard en sus brazos y lo lleva hasta el único escritorio que hay en esa oficina. Ahí recuesta al pequeño con cuidado y le coloca una especie de almohada bajo su cabeza. Rainhard intenta respirar con todas sus fuerzas, pero no llega suficiente aire a sus pulmones.

    —Rainhard, escucha. Necesito saber, ¿tomás algún medicamento para el Asma?
    —S-Sí, p-pero los perdí... en Nördligen. —Responde Rainhard con una voz muy débil y con dificultad para articular palabras.

    Al escuchar la respuesta de Rainhard, Laurenz cae en cuenta que la enfermedad que está sufriendo el pequeño, se debe a la ausencia de medicamentos en su sistema. Por lo general, el Asma se previene a través de drogas, pero una vez el cuerpo se encuentra libre de estas, el Asma vuelve como cualquier otra enfermedad. Es evidente que la falta de medicamentos y el polvo del castillo ha sido el detonante para que la enfermedad se presente ahora.

    —¿¡Qué podemos hacer!? —Pregunta Luzia, impotente.

    Laurenz no evita realizarse la misma pregunta que su pequeña. A decir verdad, no sabe qué hacer para ayudar a Rainhard. No cuenta con equipos que puedan brindarle oxígeno, y mucho menos medicamentos que ayuden a su cuerpo a combatir el Asma. Por lo general, desde que nacieron sus tres pequeños, Laurenz nunca ha tenido que comprar medicamentos de ninguna clase y tampoco asistido a ningún hospital, ya que el virus que poseen sus hijos es inmune a todas las enfermedades conocidas por los humanos, y a raíz de eso nunca han tenido complicaciones de salud.

    Por un segundo, Laurenz piensa en la posibilidad de concederle a Rainhard el virus Zero; es posible que el virus sea capaz de curar su enfermedad. Pero de inmediato descarta esa idea; no hay nada que asegure que Metzler logre sobrevivir a los devastadores efectos degenerativos del virus.

    Al paso de cada segundo, Rainhard pierde la capacidad de respirar con normalidad. Ver esto, le hace caer en cuenta a Laurenz que el tiempo se está agotando. Debe darse prisa en tomar una decisión. Aleshire por una milésima de segundo piensa en la posibilidad de dejar morir al pequeño, pero, pronto, se da cuenta de que esa no es la decisión correcta. Wenzel luchó contra Hiltz para protegerlo y hasta él mismo lo hizo. De no haberle importado, bien pudo haberlo dejado morir a manos de Hiltz.

    Permitir ahora que Rainhard muera por su enfermedad, cuando tienen la solución en sus propias manos, es una atrocidad que no pueden darse el lujo de cometer. Rainhard tiene el derecho de escoger entre la vida y la muerte, solo él tiene la última decisión.

    —Rainhard, escucha con atención. En este momento, no cuento con medicamentos para ayudarte a combatir la enfermedad que está atacando tu cuerpo —Dice Laurenz, viendo a Rainhard expresar dolor en su rosto—, pero aún hay una alternativa que puede salvarte.
    —¿Q-Qué... alter...? —Rainhard tiene muchas dificultades para articular palabras.
    —¿De cuál alternativa hablas, papá? —Desea saber Luzia, al ver que Rainhard no puede hablar por la falta de aire.
    —Hablo del virus Zero —Responde Laurenz, viendo a su pequeña—. Una de las características del virus, es regenerar células dañadas; es probable que Rainhard logre recuperarse de su enfermedad si le ortogamos el virus.
    —¿Y cómo hacemos algo así? —Luzia no tiene idea de cómo pueden infectar a Rainhard.
    —Rainhard solo tiene que recibir una mordida de cualquiera de nosotros. Sólo una mordida, y el virus ingresará a su cuerpo.
    —¿Una mordida? —Se pregunta Luzia.

    A Luzia le parece algo repulsivo tener que morder a alguien para transferirle el virus, pero al mismo tiempo, toma eso como algo muy normal. Es obvio que ese cambio de opinión tan radical se debe al virus dentro de su sagre, el cual le hace tomar esa clase de cosas como normales, cuando en realidad no lo son en absoluto.

    —Voy a se claro en algo, Rainhard. No sé que tan letal puede ser para un humano ordinario, recibir el virus a través de una mordida, pero si estás dispuesto asumir los riesgos... —Laurenz es interrumpido.
    —Los... asumiré. Hagan... lo que deban hacer. Yo quiero vivir... —Dice Rainhard, esforzándose para hablar.
    —Bien —Asiente. Al ver su determinación, Laurenz está dispuesto a morder a Rainhard—. Esto va doler un poco. —Laurenz se acerca al pequeño.
    —Espera, papá. Quiero ser yo quien ayude a Rainhard. —Dice la pequeña, firme.
    —¿Estás segura? —A Laurenz le sorprende la iniciativa de su pequeña.
    —Sí. —Asiente.

    Al ver la inciativa que ha tomado la pequeña, Laurenz se hace a un lado sin rechistar. Es evidente para el ex-científico que Luzia está siendo impulsada a ayudar a Rainhard por algo más que una amistad. No sabe con exactitud si su actitud se debe a raíz de un sentimiento, o bien al propio virus, pero sea como sea, está de acuerdo en que sea ella quien muerda a Rainhard.

    Luzia se acerca a Rainhard. El pequeño observa a la niña directo a sus ojos, y en ese instante el corazón de Luzia empieza a latir con fuerza. No evita sentirse nerviosa al recibir esa mirada heterocromática por parte de Rainhard. La pequeña hace a un lado sus nervios y se acerca con lentitud al hombro derecho de Rainhard. Luzia hace a un lado algunos de sus cabellos que impiden su visión, después mueve con delicadeza la ropas del pequeño para dejar al descubierto su hombro.

    De forma inconsciente los ojos dorados de la pequeña se tornan completamente azules y su pupila se convierte en una línea negra vertical; igual a los ojos de un felino. En ese instante, Luzia abre su boca levemente y sus colmillos superiores crecen en el proceso. Rainhard se prepara para recibir la mordida; presiona ambos puños con todas sus fuerzas. Sin aviso de por medio, Luzia muerde a Rainhard y este lo único que realiza es un fuerte grito de dolor al sentir los colmillos de la pequeña perforar su piel.

    Al tener contacto con la sangre de Rainhard, Luzia logra ver diversas memorias del pequeño; recuerdos importantes de su pasado de cuándo vivía con sus abuelos. Por algunos segundos, Luzia toma parte de la sangre de Rainhard. Laurenz al ver ese extraño deseo incontrolable, aparta a su pequeña de Rainhard.

    Laurenz una vez logra apartar a Luzia del pequeño sin ningún tipo de problema. Se percata que los ojos de su hija han cambiado. Al ver ese cambio en Luzia, Aleshire logra comprender de primera mano el miedo y el asombro que sintió Reynald cuando vio ese mismo cambio en él.

    —Papá, ¿crees que ha funcionado? —Pregunta la pequeña, viendo a su padre, mientras limpia la sangre de su labios con sus dedos.

    Laurenz vuelve a ver a Rainhard. Su asombro en ese momento desaparece, cuando el pequeño empieza a realizar gritos desgarradores; piel de sus brazos, cuello y manos se desintegra. En solo segundos, Rainhard logra ver sus propios tendones unidos a los huesos de sus manos. El rosto del pequeño expresa terror en su máxima expresión. Al ver ese cambio, Laurenz cae en cuenta de que el virus no puede acoplarse a su ADN; por esa razón degrada sus tejidos; es el mismo efecto que causa en todos los humanos.

    El miedo inunda a Luzia al ver el sufrimiento que atraviesa Rainhard, pero es gracias a ese mismo sentimiento que la incita a hacer algo al respecto. Luzia se acerca a Rainhard y apoya sus delicadas manos en los brazos del pequeño. En el preciso instante en que Luzia apoya sus manos, los efectos degenerativos que causa el virus en el cuerpo de Rainhard se detienen en seco, y en su lugar, empieza a regenerar las áreas afectadas. Todas las heridas causadas por el virus desaparecen en cuestión de segundos, incluso la mordida de Luzia sana por completo, desapareciendo y regresando de este modo a la normalidad.

    Laurenz no puede creer que su pequeña haya detenido los efectos del virus y los haya invertido sin hacer, prácticamente, nada más que tocar a Rainhard. Que Luzia haya hecho algo así es científicamente imposible, a menos que sea un Ser Primigenio como él.

    Rainhard comparte del mismo modo el asombro de Laurenz. Después de sentir un dolor indescriptible a raíz del virus, y ver en carne propia lo que es capaz de hacer en el cuerpo humano. Es impresionante que Luzia haya amenizado los efectos del virus dentro de su cuerpo solo con tocarlo. No hay dudas que la pequeña tiene habidades más allá de lo común, y ciertamente misteriosas.

    A pesar de ser consciente de lo que ha hecho, Luzia no ve razón para impresionarse, porque frente a sus ojos lo que ha hecho es algo que se puede considerar normal en los límites de las habilidades de un híbrido.

    Ahora que los efectos del virus han sido invertidos por Luzia, eso no significa que el virus haya desaparecido del sistema de Raindard. Dos claras señales de eso es que la respiración del pequeño ha vuelto a la normalidad, y otra es que la pupila de sus ojos ha cambiado; ahora ya no es redonda como la de un humano, en su lugar es una línea negra vertical.

    —¿Cómo te sientes? —Desea saber Laurenz. Un poco sorprendido por el cambio en los ojos de Rainhard.
    —Estoy bien, creo. Solo siento un poco de debilidad en mi cuerpo. —Responde.
    —Es natural que te sientas así. Los efectos del virus son muy fuertes, y tu cuerpo estuvo sometido al Asma durante varios minutos. Procura mantenerte acostado durante unos minutos, dale tiempo a tu cuerpo de asimilar los cambios.
    —Está bien, señor —Rainhard está dispuesto a obedecer a Laurenz.
    —Luzia, cuida de Rainhard unos minutos, y después ven a verme al comedor. —Comenta Laurenz, viendo que los ojos de Luzia vuelven a la normalidad al recibir su mirada.
    —Lo haré, papá. —Dice Luzia. Viendo a su padre marcharse del lugar.
    —Luzia. Gracias por salvarme la vida. —Dice Rainhard, una vez Laurenz se ha marchado.
    —No tienes que agradecerme. Somos amigos, y ahora eres parte de nuestra familia.
    —Amigos, ¿eh? —Susurra Rainhard—. De todos modos, te agradezco lo que hiciste, aunque fue bastante doloroso. —Se queja, sonriente.
    —Perdóname, no fue mi intención —Se defiende la pequeña—. Es la primera vez que muerdo a alguien. No sé hacer algo así sin causar dolor. —Dice, apenada y sonrojada.
    —No pasa nada, Luzia. A pesar del dolor, agradezco que hayas sido tu quién me mordiera.

    Rainhard le sonríe a la pequeña. Luzia no hace otra cosa más que sonrojarse. Su pequeño corazón, aun late con fuerza de lo nerviosa que está por atreverse a morder a Rainhard, y sus palabras lo único que hacen es ponerla más nerviosa de lo que está. Luzia no es tonta, incluso para ella que es una niña, sabe que las palabras de Rainhard tienen doble significado. Pero ahora mismo, ella no está interesada en algo más que ser amigos, aunque la puerta de su corazón está abierto para quién decida entrar en él, y es obvio que con su iniciativa lo ha demostrando, no con palabras, sino con hechos.
     
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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo.

    Tengo que decir que me sorprendió. Al final, el niño ha podido salvarse, y Adler y Felix también. Tengo que decir que los hermanos tuvieron un golpe de suerte que ya quisiera yo. Sobrevivir a la destrucción total de una ciudad, seguir respirando luego de todo eso e incluso mantenerte sano y con tu cuerpo intacto es un milagro para lo que ha ocurrido XD. Asumo que si no te has desecho de los hermanos en esa oportunidad es porque les tienes algo reservado, y debe ser algo importante. Me intriga saber qué será.

    El niño también ha sobrevivido, y me he llevado una gran sorpresa cuando dijo su nombre XD. No esperaba ver a Rainhard tan pronto, y recuerdo (creo que fue así) que me has dicho algo acerca de que su papel en las otras historias iba a ser muy diferente. Por lo tanto, esta es una oportunidad doble. La primera, conocer a más profundidad a ese personaje que tan misterioso fue en LY y en TFD. Y la segunda, ver el rol que tendrá en la historia. Tengo que decir que casi caigo de la silla al leer su nombre.

    Se ve que su vida no ha sido fácil, con una abuela enferma, un abuelo antipático y padres ausentes. Debe estar muy desesperado si eligió quedarse con Laurenz únicamente por haber sido rescatado por ellos, más que nada sabiendo que quien asesinó a sus abuelos y destruyó la ciudad está con ellos y les tiene un odio terrible. Se ve que ese niño ha leído LGC en algún momento de su vida, porque parecía muy empecinado en no querer irse a un orfanato XD. Pero bueno, ha optado por quedarse.

    Ha sido bueno conocer que Adler se siente nervioso de tener a Hiltz y a los androides, principalmente a Hawk, cerca. Y honestamente, si fuera por mí, yo habría salido corriendo al otro extremo del planeta luego de haber visto el poder destructivo combinado de ambos XD. Supongo que deben valorar bastante a Laurenz para quedarse con él, al menos Adler, ya que Felix quiere obtener algún beneficio de Hiltz.

    Vemos que el castillo es un lugar construido bastante bien, ya que pese a los años, está en buenas condiciones. Habría sido bueno ver las reacciones y opiniones de todos al mudarse allí, y no solo verlas narradas, pero supongo que en capítulos futuros tendremos la oportunidad de ver cómo va eso. A la única que mas o menos vimos fue a Luzia, quien parece ser que quería vivir como una princesa, y bueno, vemos que ya tiene el castillo y a su príncipe XD.

    Veo algo extraño que Rainhard y Luzia sean tan amigos en tan solo un capítulo transcurrido. Sobre todo porque los dos son niños y no adolescentes con las hormonas alborotadas. Pero bueno, también recuerdo que Liane se vio muy atraída por Laurenz tan pronto como lo conoció. Parece ser que de tal madre, tal hija XD.

    No esperaba que el virus Zero fuera capaz de curar enfermedades tales como el asma con tan solo una exposición al mismo, pero no lo veo fuera de lógica. Después de todo, Laurenz y sus hijos han nacido con una genética afortunada. Lo que sí me ha parecido algo raro es que el contacto de Luzia haya detenido la degradación que el virus estaba haciendo en el interior de su cuerpo. Quiero decir, el ADN y los tejidos internos se curaron con un simple tacto de la piel de Luzia, que no debería haber ocurrido así. Salvo que tenga una explicación más a futuro.

    Hemos visto que Laurenz notó una conducta rara en la niña al morder a Rainhard, y estoy seguro de que no lo dejará pasar. O al menos, eso creo.

    Tengo intriga por muchas cosas a partir de este capítulo. En primer lugar, qué hará Hiltz cuando se entere que Rainhard posee el virus Zero y ha dejado de ser un humano para convertirse en uno de ellos. Ahora no tiene razón para odiarlo. En segundo lugar, ver cómo le hace Laurenz para reducir los deseos de Hiltz en erradicar a la humanidad. Para mí ha tomado la decisión incorrecta y en mal momento. Hiltz necesitaba aprender a vivir con los humanos, y no aislarse de ellos, pero ahora no puede lastimar a nadie y Laurenz podrá ocuparse de él. En tercer lugar, saber qué movimiento hará Felix, dado a que no creo que se vea intimidado por el poder de Hiltz. En cuarto lugar, saber qué hará nuestro buen amigo el HI al ver que una ciudad cerca de donde vivía Laurenz se ha borrado del mapa.

    Quizá suene algo apresurado, pero creo que HI está emparentado con Rainhard. Ambos tienen el mismo color de piel y heterocromía en los ojos. Vemos que Rainhard no tiene a sus padres, y que su abuelo lo despreciaba (quizá es una palabra fuerte) por el color de sus ojos. Quizá es por eso que el HI se apartó de ellos, y al haber muerto su madre, los abuelos no tuvieron más opción que adoptarlo. Y también está esta escena:

    No quiero sacar conclusiones apresuradas, pero si no lo comento ahora y luego se termina cumpliendo, no habrá registros de que lo pensé en el momento XD.

    Marco un par de errores.

    Allí creo que se cortó una parte del diálogo.

    Creo que la palabra es "detenimiento".

    Ese diálogo no tiene nada malo, pero el guion se encuentra separado del diálogo y fue algo difícil de leer a la primera. No creo que se haya repetido más tiempo.

    Bueno, por esta semana, es todo de mi parte. Así que, me despido hasta la siguiente ocasión. Nos vemos. Suerte.
     
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  13. Threadmarks: Capítulo 17: Humillación.
     
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    9 Abril 2016
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    Escritor
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    ZERO ZONE: Genesis [S.O.E]
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    7105
    Hola a todos.

    Ha llegado el momento de continuar la publicación de Genesis, después de poco más de una año sin haber publicado. Agradezco enormemente a Reydelaperdicion por su apoyo incondicional. Espero que tanto a él como a los lectores que se encuentran en las sombras, este capitulo sea de su agrado. Sin mas nada que decir los dejo con el capitulo, saludos.


    Capítulo 17: Humillación.

    Comedor, Castillo de Marienburg, Pattensen, Hannover, Baja Sajonia, Alemania.
    18:00 – 6:00 P.M.


    Después de esperar una hora a que el cuerpo de Rainhard asimilara los cambios genéticos realizados por el virus. Luzia y el pequeño llegan al comedor principal del castillo, dónde se encuentran a Félix, Adler, Wenzel y Laurenz. Adler y Félix se encargan de cocinar algunos alimentos, mientras que Laurenz solo acomoda los platos y cubiertos sobre la mesa. Wenzel, en cambio, sólo lee un libro en completo silencio.


    —Los racionamientos de agua que tenemos nos durarán cerca de una semana. Necesitamos buscar una fuente de agua, antes de que se acabe. —Comenta Laurenz al colocar los últimos cubiertos en la mesa.

    —Teniendo en cuenta que el castillo tiene una red de abastecimiento de agua potable, no debe ser difícil encontrar una fuente de agua en los alrededores —Dice Adler—. Si gustas, puedo encargarme de buscarla mañana. —Sugiere.

    —Me parece bien, Adler —Laurenz está de acuerdo con el hermano de Félix—. Infórmame cualquier cosa extraña que descubras en los alrededores.

    —Así lo haré, Laurenz. —Afirma.

    —Hola, Luzia —Saluda Laurenz a su pequeña, notando a Rainhard de pronto—. ¿Cómo te sientes ahora, Rainhard?

    —Ya estoy bien, señor. Le agradezco su preocupación. —Rainhard agradece que Laurenz se preocupe tanto por él.

    —Me alegra escuchar que estás bien. —Sonríe Laurenz, alegre por el pequeño.

    —¿Qué le ocurrió a sus ojos? —Pregunta Félix, impresionado, notando el cambio en la pupila de los ojos de Metzler.

    —Rainhard sufrió un ataque de Asma, mientras ayudaba a Luzia, y cómo no cuento con medicamentos de ningún tipo. Nos vimos en la obligación de transferirle el virus; por esa razón sus ojos han cambiado —Responde Laurenz—. Rainhard es el primer humano en sobrevivir al virus Zero. Es un milagro que sobreviviera. —Dice Laurenz, dando a entender que no puede otorgarle el virus a cualquier persona.

    —Es impresionante. —Dice Adler, sin poder creer que Rainhard sobreviviera.


    Las palabras de Laurenz logran llamar la atención de Wenzel. El hermano gemelo de Luzia deja el libro sobre la mesa y de inmediato de acerca a Rainhard para ver con sus propios ojos los cambios que ha sufrido. Wenzel se acerca a Rainhard, notando de primera mano los cambios en la pupila. Sus ojos siguen manteniendo el mismo color azul y ámbar, pero su pupila ya no es la misma.


    —Le transferiste el virus a Rainhard, ¿verdad? —Pregunta Wenzel directamente a Luzia.

    —Sí. ¿Por qué? ¿Hay algún problema? —Luzia no comprende porqué Wenzel la mira a ella.

    —No, no hay ninguno. Sólo percibí tu olor provenir de él.

    —¿Estás seguro? Yo no percibo nada. —Afirma la pequeña.

    —Es posible que mi sentido del olfato esté más desarrollado que el tuyo. Que seamos hermanos, no significa que compartamos las mismas habilidades. —Comenta Wenzel, cree que esa es una explicación posible.

    —Supongo que tienes razón. —Dice la pequeña.

    —Así que ahora posees nuestras habilidades, Rainhard. Felicidades, ahora eres parte de nuestra familia. —Dice Wenzel con una gran sonrisa.

    —Gracias, supongo. —Rainhard se siente nervioso al escuchar esas palabras porvenir de Wenzel.


    Félix termina de cocinar algunos alimentos, mientras Adler se dispone a servir los que ya están cocinados en los platos correspondientes de cada uno. Laurenz y Wenzel se sientan en uno de los laterales de la mesa, en cuanto a Rainhard y Luzia se sientan en el otro. Los cuatro deciden esperar a que Adler y Félix terminen para disponerse a cenar.


    —Señor, hay algo que quiero saber. Ahora que tengo el mismo virus que ustedes. ¿Qué tipo de habilidades puedo tener? —Desea saber Rainhard, curioso.

    —Por lo general, todos nosotros tenemos cinco habilidades comunes; velocidad, resistencia, fuerza, rayos eléctricos y degradación de materia —Explica Laurenz—. Además de estas, también podemos desarrollar otras habilidades; todo depende cómo actúe el virus en nuestros cuerpos.

    —No creo entenderlo, señor. —Afirma Rainhard, un poco desubicado.

    —Todos nuestros organismos son iguales, pero a nivel microscópico somos diferentes por una u otra razón. Por ejemplo; la sangre, hay diferentes tipos de sangre, y no todos los tipos funcionan para todas las personas. A raíz de estos cambios, el virus actúa alterando nuestras células, huesos y músculos. Es por estos cambios que nuestras habilidades pueden diferir uno de otro.

    —Gracias por su explicación, señor. Creo que ahora lo entiendo mejor —Rainhard agradece la explicación de Laurenz—, y, ¿cómo puedo usar mis poderes? —Desea saber, curioso.

    —A medida que pase el tiempo, aprenderás a usarlos. No te preocupes.


    Adler termina de servir los alimentos de todos los presentes, incluido Hiltz, quien no se encuentra presente en el comedor. Félix se sienta a la mesa junto a su hermano Adler, y Luzia opta por levantarse para ir en busca de su nada agradable hermano mayor. No obstante, la pequeña no tiene necesidad de hacerlo, ya que Hiltz hace acto de presencia en ese preciso momento. El pequeño de cabellos carmesíes se acerca a la mesa, pero al notar a Rainhard y aún más el cambio en sus ojos, su actitud explosiva se hace presente como nunca antes lo ha hecho.


    —¿¡Quieres explicarme qué significa esta aberración, padre!? —Grita Hiltz, sus ojos carmesíes se tornan azules completamente.

    —Lo único que debo explicarte es que Rainhard ahora es uno de nosotros, nada más. —Responde Laurenz, cortante.

    —¿¡Hasta cuándo piensas deshonrar a nuestra especie!? ¿¡Acaso planeas convertir a todos los humanos en seres como nosotros!?

    —¡Silencio! —Grita Laurenz, sus ojos se tornan azules iguales a los de Hiltz—. No pienso discutir contigo —Afirma—. Es momento de la cena, así que siéntate, come, y cállate.

    —No pienso compartir la mesa con seres como él. —Dice Hiltz, molesto.

    —Entonces, puedes irte. No tienes nada qué hacer aquí. —La voz de Laurenz se muestra fría.


    Hiltz se marcha del comedor rechinando los dientes de la rabia. Le molesta enormemente que su padre prefiera más a un mísero humano como a Rainhard que a él. Más aún le molesta que haya convertido a ese insecto en un ser como ellos; eso aumenta su rabia a niveles inimaginables.

    La pequeña discusión entre padre e hijo deja a todos conmocionados, sobre todo por lo frío y áspero que se ha mostrado Laurenz con Hiltz. Es evidente para Félix, Adler, Luzia y Wenzel que Aleshire ha cambiado de forma abrupta tras lo sucedido en Nördlingen. Adler no está seguro que sea una buena idea que Laurenz asuma una actitud así contra Hiltz, pero es consciente que a veces el pequeño los saca a todos de quicio con su actitud.

    Laurenz y compañía empiezan a cenar, pese al mal momento que han pasado. Rainhard se siente un poco mal. La discusión entre Hiltz y Laurenz lo tuvo a él como el centro de atención, pese a que no duró más de un minuto, no evita sentirse mal por lo ocurrido. No le gusta que por causa de él Laurenz y Hiltz discutan. Eso es algo que, por lo general, no debe suceder entre padres e hijos, y menos a una edad tan temprana. Por un segundo, Rainhard piensa en la posibilidad de escapar de ese lugar para que así las discusiones entre ellos se terminen, pero en ese instante, Rainhard recuerda que el problema de Hiltz no es sólo contra él, sino contra todos los humanos en general. Luzia ya bien lo comentó en horas de la mañana.

    Aunque no le guste tener que convivir con una persona tan problemática como Hiltz. Rainhard es consciente de que no tiene otra opción más que aceptar las cosas. Ahora se ha convertido en un ser como Wenzel, Luzia y Hiltz. Lo único que tiene que hacer para que todo marche bien, es mantenerse alejado del pequeño de cabellos carmesíes, y evitar cualquier enfrentamiento sea verbal o conflictivo.

    Marzo 31 del Año 2169.
    12:45 – 12:45 P.M.


    Al día siguiente, Laurenz y Félix realizan algunas medidas para crear un pequeño huerto, donde planean sembrar sus alimentos. A juzgar por el color cenizo que tiene la tierra a simple vista, Félix tiene dudas de que algo logre prosperar, pero al tener en cuenta los árboles verdes en las cercanías, cree que las posibilidades existen, aunque mínimas.

    Una vez que ambos tienen establecidas las medidas, Laurenz y Félix deciden arar la tierra para preparar el terreno. Por fortuna, la tierra de ese lugar es negra; una clara señal de que es indicada para la siembra. Solo deben remover un poco las capas superficiales para lograr llegar hasta ella.

    13:45 – 1:45 P.M.

    Laurenz y Félix logran avanzar en su trabajo más rápido de lo que tenían previsto. La tierra de ese lugar, pese a que se encuentra muy compactada, es muy fácil de trabajar ya que se desmorona incluso con solo tocarla.

    Adler llega al huerto que están trabajando Laurenz y Félix. El hermano mayor de Adler se lleva una sorpresa al ver todo lo que han avanzado en cuestión de una hora. Laurenz también se lleva una sorpresa al ver a Adler con un pequeño salveque negro sobre su espalda, supone que explorará los alrededores de castillo, tal cual lo sugirió la noche anterior.

    —Felicidades. Han avanzado mucho en muy poco tiempo. —Dice Adler, apreciando el gran progreso de ambos.

    —Supongo. —Dice Félix al erguirse.

    —Ten cuidado, Adler, y procura llegar antes del anochecer. —A Laurenz le preocupa que Adler se pierda.

    —Tranquilo, volveré. Además, Lynx me acompañará —Lynx aparece por detrás de Adler—. Nos vemos, Laurenz. —Dice Adler, marchándose.

    —Cuídate.

    Laurenz observa por algunos segundos a Adler alejarse cada vez más y más en compañía de Lynx. A Aleshire no le agrada que Adler se marche a buscar la fuente de agua que necesitan, por temor a que alguien lo descubra, pero es consciente lo importante que es para todos tener una fuente de agua, donde obtener el preciado líquido.

    A pesar que Hawk es un androide con intenciones hostiles, Laurenz se siente tranquilo de que Lynx, pese a ser creado por Hiltz, sea totalmente opuesto. Lynx es un androide tranquilo y cariñoso, por alguna extraña razón se parece mucho a Luzia, y eso tranquiliza en mayor parte a Laurenz, quien, para ese momento, no ha visto en ningún momento a Lynx, ser una amenaza para los suyos.

    14:30 – 2:30 P.M.

    Sobre la verde hierba que rodea el castillo de Marienburg y sus alrededores, Rainhard y Luzia observan el cielo azul. Ambos pequeños, pese a no tener una estrecha relación, disfrutan pasar el tiempo en compañía del otro. Rainhard disfruta estar junto a la pequeña que le salvó su vida, y Luzia disfruta estar con alguien que no es ninguno de sus dos hermanos gemelos.

    En ese momento de tranquilidad que viven ambos pequeños, Luzia recuerda todas las memorias que vio de Rainhard al tomar parte de su sangre. Una en especial ronda por su cabeza y no evita sacar a la luz el tema al respecto.

    —Rainhard. ¿Alguna vez viste una fotografía de tu madre? —Desea saber la pequeña.

    —Ahora que lo mencionas —Dice el pequeño, sentándose, después de estar minutos acostado sobre la hierba—. No recuerdo haber visto una fotografía. Supongo que mis abuelos se deshicieron de todo lo relacionado a ella cuando murió.

    —Entiendo. —Luzia comprende que Rainhard nunca la ha visto.

    —¿Por qué me preguntas algo así? —El pequeño no comprende a qué viene esa pregunta ahora.

    —Te pregunto porque, cuando tomé parte de tu sangre ayer, logré ver varías memorias de tu pasado, y en una de esas imágenes estaba tu madre.

    —¿De verdad? —A Rainhard le sorprende lo que dice Luzia—. ¿C-Cómo puedo ver esas memorias?

    —No estoy segura, pero creo que si tomas mi sangre podrás verlas.

    —¿Y estás dispuesta a permitirme tomar tu sangre? —A Rainhard no le gusta la idea de tomar sangre, pero está dispuesto a hacerlo.

    —Si, por supuesto. —Afirma la pequeña con normalidad.

    En lugar de permitirle a Rainhard morder un costado de su cuello, Luzia opta por morderse a sí misma la muñeca derecha. Los colmillos superiores de Luzia crecen, y con ellos perfora su propia piel, creando así dos pequeños agujeros con una pequeña separación entre uno y otro, por los cuales brota un pequeño hilo de sangre.

    Rainhard toma el brazo derecho de Luzia y con temor acerca su boca a los pequeños agujeros. Nervioso, observa a la pequeña por unos segundos, hasta que sin previo aviso toma su sangre. Rainhard succiona con delicadeza la sangre de Luzia, y en ese instante sus ojos se tornan azules. De pronto, el pequeño empieza a ver en su mente sus propias memorias, incluso las que se encuentran escondidas en lo más profundo de su mente, y de las cuales no tiene conocimiento alguno.

    Entre diversas memorias que Rainhard observa en cuestión de segundos. Una en particular transcurre lentamente frente a sus ojos. En esa memoria, Rainhard puede ver a su madre; una mujer de tez blanca, cabello largo color negro con un largo mechón blanco, ojos ámbar. La mujer se encuentra en una camilla de hospital y con su vista fija en el cielo de la habitación. Una sábana que cubre parte de su cuerpo, tiene una gran mancha de sangre en el área de la entrepierna.

    A juzgar por la imagen que tiene en ese momento, Rainhard se da cuenta que está en los brazos de una persona. En ese entonces, era tan solo un bebé, y esa memoria pertenece a un punto en el tiempo dónde el vio a su propia madre por un breve segundo.

    La memoria de ese pequeño momento se termina y Rainhard vuelve a la realidad. Sus ojos, fijos en un solo punto, vuelven al color original, y en el proceso de cambio el pequeño suelta el brazo de Luzia. La pequeña al no ver reacción alguna por parte de Rainhard lo toma de los hombros y lo zarandea un poco para hacerlo reaccionar.

    —Rainhard. ¿Estás bien? —Luzia le preocupa el estado del pequeño.

    —Lo estoy, no te preocupes. Es solo que no puedo creerlo. Luzia, pude ver a mi madre. Fue una memoria muy pequeña, pero logré ver su rostro, su cabello, sus ojos, todo.

    —Me alegra que la vieras, aunque haya sido en una memoria. —Luzia se siente feliz por Rainhard.

    —Estoy conforme con eso, y es gracias a ti que logré verla. Muchas gracias, Luzia. Lo que has hecho significa mucho para mí.

    —No tienes que agradecerme. —Dice la pequeña con una sonrisa, humilde.

    Ambos pequeños sonríen mutuamente. Rainhard agradece la oportunidad que Luzia le ha concedido para conocer a su madre. Luzia se siente feliz de que alguien como Rainhard agradezca sus buenas intenciones, nunca antes alguien lo ha hecho. El lazo de amistad que comparten los dos pequeños crece, estrechándose incluso más que los lazos que comparte Luzia con sus hermanos gemelos.

    15:30 – 3:30 P.M.

    Hiltz observa desde la ventana de su habitación a Luzia y a Rainhard, sobre el césped. Al ver a este último, el pequeño presiona con fuerza sus puños y dientes, molesto. A Hiltz no le gusta que su padre haya convertido al pequeño de ojos heterocromáticos en un ser como ellos, el simple hecho de pensar en lo que hizo, causa que Hiltz sienta náuseas y su rabia aumente considerablemente. Hiltz presiona sus puños con tal fuerza, que sus uñas hieren su piel, causando que de esta brote sangre, la cual cae al suelo.

    Hawk, que se encuentra cerca de él, observa a Hiltz, al momento que este salta por la ventana. El pequeño cae al suelo sin mayor problema, pese a caer de una altura de seis metros. Hiltz avanza hacia su hermana y Rainhard. A medida que se acerca, presiona cada vez más y más sus puños, causando que brote cada segundo más sangre. Hawk alza vuelo, sigue a Hiltz hasta que aterriza en una rama de uno de los árboles, muy cerca de ambos pequeños.

    Rainhard y Luzia escuchan el sonido que realiza Hawk al aterrizar sobre la rama del árbol. Ambos pequeños fijan su mirada, y se asustan un poco al ver el androide con forma de halcón. No obstante, ese sentimiento se intensifica considerablemente cuando ambos se percatan de la presencia de Hiltz, quien se acerca a ellos con notable enojo en su rostro.

    —Hiltz —Dice Luzia, un poco asustada al ver a su hermano—. ¿Qué haces aquí? —Pregunta, nerviosa.

    —¿Cómo puede mi padre haber caído tan bajo? —Pregunta Hiltz de forma retórica, ignorando por completo la pregunta de Luzia y fijando su mirada en Rainhard—. Convertir a un humano. El simple hecho de pensarlo me hace sentir náuseas.

    —Lo que hizo nuestro padre, fue salvarle la vida a Rainhard. Él padecía de Asma, una enfermedad respiratoria. No puedes juzgar a nuestro padre por hacer lo correcto.

    —Pero Luzia, eso no es... —Dice Rainhard, extrañado. Sabe que lo dicho por Luzia no es verdad.

    —¿Correcto, dices? Lo que hizo nuestro padre es una abominación, y yo me encargaré de eliminar lo que ha hecho. —Dice Hiltz, con voz desafiante.

    Luzia se impresiona ante las palabras de Hiltz, a tal punto que su cuerpo se congela por breves segundos. La pequeña no puede creer lo que escucha y observa; Hiltz se acerca con todas las intenciones de enfrentarse a Rainhard y eliminarlo en ese mismo momento, por lo que hizo, según ella, su padre. A medida que Hiltz se acerca, Rainhard se percata que Luzia parece no reaccionar, así que el pequeño de ojos heterocromáticos se interpone entre Luzia y su hermano. Hiltz se detiene al ver la acción por parte de Rainhard, y Luzia logra reaccionar.

    —¿Qué haces, Rainhard? —Luzia no comprende el actuar del pequeño.

    —Hazte a un lado, Luzia. Enfrentaré a Hiltz. —Responde Rainhard, firme.

    —¿Qué? —Luzia no puede creer lo que escucha—. No lo hagas, Rainhard. No estás en condiciones de enfrentarte a alguien, y mucho menos a Hiltz.

    —Soy consciente de ello, Luzia, pero, no tengo otra opción. —Dice Rainhard, observando a Hiltz fijamente.

    —Claro que hay opción. Mi padre puede ayudarnos. No tienes que luchar contra Hiltz, Rainhard.

    —¿En verdad crees que tenemos tiempo de encontrar a tu padre? —Dice Rainhard sin apartar la vista de Hiltz—. Si uno de nosotros se mueve de aquí e intenta buscar a tu padre, Hawk atacará a quien se atreva a hacerlo.

    —Oh —Dice Hiltz, impresionado por la percepción de Rainhard para determinar su situación. Supone que esa es una cualidad de admirar, pese a ser un mísero humano.

    —En este momento, no tenemos otra opción más que ceder a las provocaciones de Hiltz, por eso te pido que te hagas a un lado. Enfrentaré a tu hermano.

    —Rainhard. —Dice Luzia, preocupada.

    —No te preocupes, estaré bien. Aunque tu hermano sea más poderoso, ambos estamos bajo las mismas condiciones; ambos tenemos el virus Zero. No voy a perder contra alguien como Hiltz.

    Las palabras firmes y llenas de confianza de Rainhard, sorprenden a Luzia. El pequeño, pese a ser consciente que está en una seria desventaja contra Hiltz, en cuanto a la experiencia del uso de sus poderes, se muestra confiado y lleno de determinación. Luzia sabe que es muy peligroso para Rainhard enfrentarse a Hiltz en este momento.

    Ya que las condiciones actuales equivalen a un humano ordinario contra un ser experimentado, ya que Rainhard, a pesar de tener el virus Zero, no tiene idea de cómo usar sus poderes. Sin embargo, pese a que la balanza está inclinada hacia Hiltz, Luzia decide confiar en Rainhard. La pequeña tiene la sospecha de que su amigo sabrá tomar ventaja de algún modo de su desventaja. Luzia se aparta un poco de Rainhard para permitir que su hermano y él inicien su combate.

    —Tienes agallas, humano. —Dice Hiltz, una vez Luzia se aparta lo suficiente.

    —Cuando nos conocimos en Nördlingen, no sabía lo que ocurría, pero ahora que sé la verdad. El miedo que una vez sentí se ha convertido en mi fuerza, y te lo demostraré.

    —Adelante, entonces. Veamos qué tan fuerte eres.

    Justo antes de iniciar el combate entre Hiltz y Rainhard, Wenzel hace acto de presencia. El pequeño de cabellos azules, se posiciona a un lado de su hermana, y observa lo que ocurre, más no comprende lo que sucede.

    —¿Qué sucede, Luzia? —Desea saber Wenzel, observando a Hiltz y a Rainhard.

    —Hiltz planea pelear contra Rainhard. —Responde la pequeña.

    —¿Una batalla? Genial —Dice Wenzel, emocionado y con una gran sonrisa.

    —¿Cómo que «Genial»? Rainhard puede correr peligro y tú te emocionas como si nada. —Le reprocha la pequeña.

    —Perdona, Luzia. Es que me emociona la idea de ver lo que es capaz de hacer nuestro nuevo amigo. —Afirma. Wenzel nota a su hermana un poco preocupada—. No deberías preocuparte, hermana. Tranquila, Rainhard estará bien, ya lo verás. —Dice, sonriente.

    —Eso espero.

    El combate inicia. Hiltz corre hacia Rainhard y una vez está cerca, realiza una barrida para hacer caer a su rival al suelo. Rainhard logra verlo venir, así que, sin problemas, el pequeño realiza un salto, logrando de este modo esquivar el ataque de Hiltz. Rainhard, en el aire, piensa que se encuentra seguro, pero no es así. Para su sorpresa, Hiltz toma una de sus piernas con una de sus manos, y sin soltarlo, realiza varios giros sobre su eje. Después de algunos segundos, Hiltz suelta a Rainhard y lo envía a volar. El pequeño de ojos heterocromáticos presiona los dientes ante la velocidad con la que se acerca a uno de los árboles cercanos al lugar. A escasos metros de impactar, sin saber cómo, Rainhard gira sobre su centro de gravedad en pleno aire, logrando de este modo apoyar los pies en el árbol. El pequeño apoya los pies y flexiona sus piernas, dirigiéndose así de vuelta hacia Hiltz.

    A escasos metros, Rainhard ataca con un rodillazo dirigido al rostro de Hiltz. El primogénito de Laurenz se sorprende ante la agilidad de Rainhard y es gracias a ese momento de sorpresa, que Hiltz logra flexionar su espalda hacia atrás lo suficiente para esquivar el ataque de su adversario a tiempo. Rainhard sigue directo hasta terminar en el suelo a unos cinco metros de su adversario. El pequeño se sorprende por un segundo, ante el movimiento que ha realizado. Pese a que no ha tenido éxito en causarle daño a Hiltz, el movimiento fue lo suficientemente oportuno para saber lo ágil que se ha vuelto gracias al virus Zero.

    —Es muy ágil. —Comenta Luzia, impresionada.

    —Demasiado —Agrega Wenzel con voz seria. Le parece extraño que Rainhard sea tan rápido.

    —¡No creas que has ganado! ¿¡Me has escuchado!? —Grita Hiltz

    Rápidamente, Hiltz junta sus brazos y los transforma en una extraña bio espada de gran tamaño con forma de hoz creada a partir de tejidos musculares, cartilaginoso y óseo. La cual blande con fuerza hacia la derecha. Rainhard se sorprende al ver el arma de Hiltz, pero a pesar de su tamaño, no se deja intimidar. Metzler realiza un salto y logra esquivar a tiempo el ataque de Hiltz, en el proceso reúne energía eléctrica en su mano derecha. El hermano mayor de Luzia, levanta la vista y observa a Rainhard en el aire, justo en el preciso instante en que este le propina un potente rayo de energía eléctrica. El rayo impacta de lleno en Hiltz a una distancia poco menos de cinco metros. La energía liberada por Rainhard es tal que ambos se ven atrapados es una esfera de electricidad de considerable tamaño.

    La esfera se mantiene por breves segundos hasta que explota de forma violenta. Una nube de polvo negro envuelta de rayos eléctricos se crea, y de esta salen expulsados Rainhard y Hiltz, quienes logran caer de pie en el campo de batalla. Cuando el polvo se disipa, Wenzel y Luzia observan en el campo, diversos rayos de electricidad aparecer intermitentemente en todo el lugar, debido a la intensa cantidad de energía liberada. Además, ambos hermanos logran apreciar los daños que han sufrido tanto Rainhard como Hiltz, después de ese ataque suicida.

    Rainhard presenta varias rasgaduras en su ropa, además de varias quemaduras de segundo y tercer grado en su brazo derecho, del cual desprende chispas eléctricas. Hiltz, por su parte, se ha visto obligado a deshacer su bioarma y a raíz de esto, presenta varias quemaduras en ambos brazos, algunas de las cuales se han carbonizado. Pese a que el virus dentro de sus cuerpos tiene la capacidad de sanar heridas tanto internas como externas. Las heridas en ambos pequeños tardan en sanar; Hiltz se percata de esto y al ver por un segundo el daño que ha sufrido por culpa de Rainhard, se enfurece.

    —¿¡Cómo te atreves!? —Dice Hiltz viendo el daño que ha recibido—. ¡Te haré pagar con creces el daño que me has hecho! —Grita Hiltz, furioso.

    Los ojos de Hiltz se tornan completamente de color azul. A medida que transforma sus brazos en armas largas y punzantes, hechas de hueso, cubiertas de hebras gruesas de tejido cartilaginoso. Una vez crea sus armas, Hiltz incrusta ambos brazos en el suelo, liberando así una oleada de púas largas y gruesas que emergen del suelo con dirección a Rainhard. El pequeño al ver la velocidad con que se acercan las púas, lo único que se le ocurre en ese momento, es realizar un salto para esquivarlas y así evitar el daño que puedan causarle. Rainhard realiza un salto y esquiva las púas, desde el aire observa a Hiltz de pie sobre el suelo, quien, de pronto, desaparece de su vista.

    En menos de un segundo, Hiltz aparece sobre Rainhard. El pequeño levanta la vista y se percata de su presencia. Hiltz ataca a su adversario con un golpe de puño dirigido al rostro. Rainhard, rápidamente bloquea el golpe interponiendo ambos brazos frente a él en forma de equis. El golpe de Hiltz impacta en los brazos de Rainhard con tal fuerza, que libera una onda sónica, y en el proceso envía al pequeño de ojos heterocromáticos directo al suelo.

    A pocos metros antes de impactar en el suelo, Rainhard lanza un rayo de electricidad directo al campo, el cual aumenta considerablemente el nivel de energía eléctrica. De pronto, Rainhard desaparece y aparece rápidamente en el suelo envuelto de electricidad. Luzia y Wenzel al ver la habilidad de Rainhard se impresionan, y de igual forma lo hace Hiltz. El joven de cabellos carmesíes cae al suelo de pie y con una leve sonrisa en su rostro.

    —Veo que puedes proyectarte a través de la electricidad —Dice Hiltz con una leve sonrisa—, pero lamento decirte que eso no será suficiente para derrotarme.

    —Eso lo veremos. —Responde Rainhard, desafiante.

    Rainhard y Hiltz corren en dirección a su adversario. Una vez están lo suficientemente cerca uno del otro. Hiltz ataca con un golpe de puño dirigido al rostro de Rainhard, pero el joven intercepta el ataque con su brazo izquierdo y de inmediato responde con un ataque igual con su mano libre, pero dirigido al estómago. Hiltz no logra ver venir el ataque, pero no logra detenerlo, así que recibe el golpe de lleno. El pequeño expulsa un poco de sangre al mismo tiempo que retrocede tres pasos.

    Rainhard aprovecha la oportunidad, rápidamente reúne un poco de energía eléctrica y le dispara un potente rayo directo a su adversario. El ataque enérgico impacta de lleno en Hiltz, obligándolo a retroceder varios metros a la fuerza, al mismo tiempo que partes de su ropa se queman a raíz de las altas temperaturas del rayo. Hiltz se recupera con algo de dificultad, y sin dudar un segundo corre hacia Rainhard. Una vez está cerca, Hiltz ataca a Rainhard no sin antes transformar su brazo izquierdo en un arma larga y punzante. El ataque impacta de lleno, sin embargo, el joven desaparece en un puñado de chispas eléctricas y aparece en un instante detrás de Hiltz. Rainhard ataca a Hiltz con un nuevo golpe de puño, esta vez dirigido a la espalda, más precisamente a la espina dorsal. No obstante, Hiltz se percata de la presencia de Rainhard y desaparece en una extraña sombra carmesí. En menos de un segundo, Hiltz aparece detrás de Rainhard, se agacha y ataca a los pies de su rival en un intento de hacerlo caer al suelo.

    El golpe en los pies saca de equilibrio a Rainhard, pero este previendo las intenciones de Hiltz, realiza un giro hacia atrás, apoya su mano izquierda en el suelo por breves segundos y se impulsa con ella. En el proceso, utiliza la punta de los pies y le propina un golpe contundente en la parte de atrás de la cabeza a Hiltz, tan fuerte que termina incrustado en el suelo. Rainhard se aparta unos pocos metros de Hiltz, al momento que este se levanta del suelo un poco adolorido. Hiltz observa con ceño fruncido y de reojo a Rainhard. Luzia y Wenzel están impresionados al ver los movimientos de Rainhard, sobre todo porque en los minutos que llevan de combate, el joven de ojos heterocromáticos ha demostrado estar a la altura de Hiltz en cuanto al uso de sus poderes.

    —¿Cómo puede un ser inferior tener esa agilidad? –Se pregunta Hiltz, molesto, conforme se levanta del suelo—. Que un mísero humano sea capaz de humillarme de esta manera, es inaudito. —Dice Hiltz, escupiendo un poco de sangre.

    —No niego que seas fuerte, mucho menos después de ver lo que hiciste en Nördlingen, pero un combate no se trata sólo de fuerza bruta.

    —Gran reflexión para alguien que no tiene experiencia en combates —Dice Hiltz, sarcástico—. Lo que dices son sólo tonterías, en una batalla la fuerza lo es todo.

    16:30 – 4:30 P.M.

    Adler y Lynx avanzan en medio de una gran llanura plagada de diversos árboles en busca de una fuente de agua como un río, o bien una naciente dónde puedan extraer agua. Adler corre con velocidad y a un lado de él lo acompaña Lynx. El androide de Luzia es muy ágil en esos terrenos, la bestia de metal salta un gran tronco con elegancia, cae al suelo y sigue su camino corriendo a través de dos troncos que forman un triángulo entre ramas y hojas. Adler se le adelanta, pero Lynx pronto lo alcanza.

    Por alguna extraña razón, Adler se siente emocionado. Correr junto a Lynx en medio de un campo plagado de árboles, troncos, hojas y ramas. Le concede la impresión de estar persiguiendo a alguien, y eso lo emociona. Ambos, continúan avanzando hasta que finalmente encuentran un arroyo con una pronunciada extensión de diez metros de orilla a orilla. El arroyo no es muy grande y tampoco muy profundo, pero lo bueno es que el agua es totalmente cristalina.

    —Bien. Encontramos un arroyo —Dice Adler a Lynx—. Debemos estar a un kilómetro del castillo. Laurenz se alegrará. —Sonríe Adler.

    Lynx en ese instante escucha el sonido del metal en la lejanía. El androide mueve sus orejas, intentando localizar la fuente del sonido. Adler se da cuenta de esto al ver que Lynx parece preocupado de alguna forma al ver las expresiones de su rostro.

    —¿Qué ocurre, Lynx? ¿Escuchaste algo?

    De pronto, Lynx localiza la fuente del sonido, e inmediatamente sale corriendo en su dirección. Adler lo sigue a toda velocidad al ver la reacción de Lynx. El hermano mayor de Félix espera que no se trate de un humano, o bien de una aldea en las cercanías, porque eso puede causarles problemas a todos.

    Adler corre a la máxima velocidad que sus piernas le permiten, pero Lynx lleva la delantera por cincuenta metros, su agilidad y velocidad es mayor que la de él. De modo que lo único que puede hacer es seguir corriendo e intentar no perderle el rastro. Tras avanzar cerca de quinientos metros, Adler puede ver que Lynx sube las faldas de una gran loma y se detiene al llegar a un gran tronco que se encuentra en la cima de la misma. Adler se apresura en alcanzarlo.

    Adler llega donde Lynx, quien se encuentra echado sobre el suelo, observando el horizonte. Eigner hace lo mismo, se agacha un poco para mantenerse oculto tras el troco y después con mucho cuidado, levanta la vista para ver lo que hay más adelante. Los ojos de Adler se abren al ver a lo lejos una pequeña aldea, adornada con diversas casas de madera. A simple vista, Adler puede contar unas diez, pero es evidente que hay más. Desde su posición, Adler observa a varias personas, hombres, caminar de un lado a otro, llevando pedazos de madera, probablemente para usarlos como leña.

    Eigner no tiene idea de lo que hacen personas viviendo en medio de la nada, pero lo cierto es que, sea cual sea la razón por la que están ahí. Debe informarle a Laurenz. Adler toca a Lynx en el lomo y este lo vuelve a ver.

    —Vamos, Lynx. Debemos volver. Tenemos que informar a Laurenz sobre estas personas.

    16:30 – 4:35 P.M.

    Los árboles alrededor comienzan a moverse. A medida que miles de partículas negras y rojas se materializan al mismo tiempo que comienzan a girar alrededor de Hiltz. Rainhard al ver esas extrañas partículas las reconoce de inmediato como una de las manifestaciones del virus Zero. Al paso de algunos segundos, Hiltz extiende ambos brazos con fuerza, causando que todo el material genético del virus Zero que gira a su alrededor, se esparza en todo el campo de batalla, y abarque incluso el castillo de Marienburg.

    —¿Qué es lo que intenta hacer Hiltz? —Pregunta Luzia, sin entender las acciones de su hermano—. No puedo ver nada. —Comenta, distinguiendo muy poco los árboles a su alrededor.

    —Hiltz planea atacar a Rainhard por sorpresa. El material genético del virus que ha esparcido por todo el campo, es solo un medio que piensa utilizar. Quizás planea usarlo del mismo modo que Rainhard utiliza la electricidad.

    —Espero que Rainhard vaya a estar bien. Hiltz es capaz de hacer lo que sea con tal de derrotarlo.

    —No te preocupes. Rainhard es muy ingenioso usando sus poderes. Seguro en este momento, mientras hablamos, está pensando en algo para afrontar lo que Hiltz está por hacer.

    Rainhard observa su alrededor a medida que sus sentidos se agudizan más y más con cada minuto que pasa. Desde su posición, ha escuchado la conversación de Luzia y Wenzel, pero no se ha enterado de lo que hablan exactamente, ya que toda su atención se encuentra en su rival, a pesar de no poder verlo. Al paso de algunos segundos, Rainhard logra sentir una extraña vibración bajo sus pies y que se vuelve cada vez más intensa.

    Rainhard presta toda su atención en la vibración, y cuando esta alcanza un punto muy fuerte, Metzel realiza un salto a un lugar cualquiera. Justo en ese instante, emerge del suelo un extraño y grueso pilar hecho de hueso, el cual crece hasta los sesenta metros de altura. Rainhard siente otra vibración bajo sus pies, y cuando esta se vuelve muy fuerte, realiza un nuevo salto, justo en el momento que emerge un segundo pilar igual que el primero.

    Metzler realiza varios saltos por todo el campo a medida que emergen pilares de hueso. Al paso de dos minutos, el campo de batalla se encuentra abarrotado de pilares por todas partes y en todas direcciones. Una vez los pilares se detienen, Rainhard se concentra en usar el sentido del oído para intentar escuchar a Hiltz, ya que no puede confiar en sus ojos, debido a la oscuridad que lo rodea.

    Por breves segundos, Rainhard se concentra hasta que, de pronto, escucha a Hiltz detrás de él. Metzler gira su cuerpo a la izquierda mientras realiza un movimiento de codo hacia atrás, no obstante, es detenido abruptamente. Hiltz lo toma del cuello con una de sus manos, antes de que Rainhard haga algo. De inmediato, sin soltar a su adversario, el hermano de Luzia estrella a Rainhard contra uno de los pilares de hueso con tal fuerza, que el pilar se destruye en miles de pedazos.

    Sin perder tiempo, Hiltz estrella a Rainhard en un segundo pilar, después en un tercero, cuarto y quinto hasta que finalmente decide soltarlo. Diversos escombros de hueso caen sobre Rainhard, al momento que se crea una pequeña nube de polvo en medio de la oscuridad.

    —Es hora de terminar con esto. —Dice Hiltz, reuniendo una cantidad considerable de energía eléctrica en su mano derecha, a medida que apunta con esta al lugar donde Rainhard terminó bajo los escombros.

    Hiltz reúne en su mano la cantidad de energía suficiente para acabar con Rainhard de una vez por todas. Justo cuando el hermano gemelo de Wenzel se dispone a lanzar uno de sus más fuertes ataques. Se detiene por un segundo, al ver un extraño rayo de energía eléctrica salir de entre los escombros de hueso. Hiltz levanta la cabeza con desinterés, percatándose de la presencia de Rainhard, el cual se encuentra en pleno aire envuelto de electricidad; una señal de que se ha proyectado a través de la energía.

    Al verlo, Hiltz reprime su electricidad y en vez de lanzar su rayo de energía, emprende su camino hacia Rainhard. Hiltz empieza a correr, rápidamente realiza varios saltos en zigzag sobre algunos pilares entrecruzados. Rainhard al ver que su adversario se aproxima, lanza un delgado rayo de energía en dirección a Hiltz, proyectándose en el proceso. Hiltz realiza un último salto, y justo a poco menos de cinco metros, Rainhard aparece delante de él.

    En cámara lenta, Rainhard y Hiltz se atacan mutuamente con un derechazo. Hiltz dirige su golpe al rostro de Rainhard, y este al estómago de Hiltz. Ambos ataques impactan en sus respectivos enemigos, al mismo tiempo que los dos se precipitan al suelo a una gran velocidad. Rainhard y Hiltz impactan en el suelo a una velocidad descomunal, siendo este último en llevarse la peor parte del daño.

    El impacto es tal que Hiltz pierde por completo la habilidad de mantener las partículas del virus Zero materializadas en el campo, por lo que, pronto empiezan a desaparecer por completo, al punto que Luzia y Wenzel logran ver a Rainhard y a Hiltz en el suelo.

    Ambos gemelos, preocupados, corren hacia donde se encuentran Rainhard y Hiltz. A pocos metros de llegar, observan a Rainhard salir del pequeño cráter que se ha creado por el fuerte impacto. Pese a que Metzler puede mantenerse en pie, dado a las circunstancias del impacto, pronto cae al suelo de rodillas, exhausto, pero, sobre todo, adolorido. A pesar de su gran resistencia por el virus Zero, es imposible no sentir el dolor.

    —Rainhard. ¿Estás bien? —Pregunta Luzia, acercándose a él para ayudarlo a levantarse.

    —Tranquila. Estoy bien. —Responde, tranquilizando a la pequeña.

    —Felicidades, Rainhard. Has aguantado hasta el final. Nunca pensé que te atreverías a luchar contra Hiltz. —Dice Wenzel. Sonriente.

    —No tuve otra opción, Hawk nos mantenía vigilados, y de no haber aceptado enfrentar a Hiltz, probablemente, su androide nos habría atacado en caso de intentar buscar al señor Laurenz.

    —Ya veo, bueno, en cualquier caso, hiciste un buen trabajo.

    —¿¡C-Cómo puede un humano haberme derrotado!? –Dice Hiltz, levantándose con dificultad y recibiendo las miradas de sus hermanos y Rainhard—. Esto es inaudito. No voy aceptar ser derrotado por un ser inferior. —Agrega, acercándose lentamente con dificultad.

    —Detente de inmediato, Hiltz.

    Rainhard, Luzia, Wenzel y el mismo Hiltz se impresionan al escuchar la voz de Laurenz, quien se acerca a los pequeños con una notable expresión seria en su rostro. Al percibir el tono en su voz, Hiltz por alguna extraña razón que desconoce, se detiene.

    —Papá. —Dice Luzia.

    —He observado el combate, y te guste o no, Rainhard te derrotó limpiamente. Demostrando que es tan fuerte como cualquiera de nosotros, incluyéndote, Hiltz —Dice Laurenz, serio—. Tu error fue subestimarlo, pero sobre todo haber provocado un enfrentamiento innecesario. Con quién debes estar molesto, es contigo mismo.

    —Esto no acaba aquí, Rainhard —Afirma Hiltz, presionando los dientes y puños con fuerza tras escuchar el sermón de su padre—. Te juro que algún día te haré pagar esta humillación.

    Una vez Hiltz sentencia su promesa, decide marcharse de ahí sin más. Hawk, que ha permanecido todo este tiempo sobre la rama de un árbol, al ver que el pequeño se marcha, emprende vuelo para seguirlo. Wenzel, Luzia y Rainhard no evitan sentir un extraño escalofrío tras escuchar las palabras de Hiltz. Palabras que le hacen a Rainhard replantearse la idea de que, probablemente, Hiltz no usó todo su poder.

    En ese momento, Adler aparece en compañía de Lynx. El hermano de Félix se muestra cansado, y esto preocupa de inmediato a Laurenz. Haciéndole pensar que Adler ha sido descubierto por alguien en las cercanías del castillo. Lynx al ver a Luzia se acerca a ella para recibir sus caricias como si de un gato común se tratara.

    —Hola, Lynx. ¿Te gustó el paseo? —Sonríe la pequeña, acariciando al androide.

    —Adler. ¿Está todo bien? —Pregunta Laurenz casi al instante.

    —Laurenz, encontramos un arroyo a un kilómetro de aquí. —Responde el hermano de Félix. Tomando aire.

    —Excelente. Bien hecho, Adler. —Felicita Laurenz, contento de escuchar a Adler.

    —El problema es que también encontramos humanos. —Dice Adler en medio jadeo.

    —¿Humanos? ¿Te descubrieron?

    —Por fortuna, no. Los humanos viven en una aldea, a unos quinientos metros al Noreste, más allá del arroyo.

    —Lo único que nos separa es un kilómetro y medio —Comenta Laurenz, pensativo—. El problema es que, si ellos dependen del arroyo, nos traerá problemas.

    —¿Qué vamos hacer? —Desea saber Adler.

    —Me arriesgaré y hablaré con ellos.

    —¿Hablarás con ellos? —A Adler le parece una mala idea—. ¿Estás seguro?

    —¿Piensas permanecer aquí aun sabiendo que hay humanos? ¿Has pensado lo que ocurrirá cuando Hiltz se entere que hay humanos en las cercanías? —Pregunta Wenzel, preocupado.

    —Por esta razón, nadie hablará de esto —Laurenz observa a todos fijamente—. Hiltz no puede saber que hay humanos, mientras se mantenga al margen, no habrá ningún peligro. Mañana visitaré esa aldea. Ahora regresemos al castillo.

    Laurenz y compañía se marchan al castillo. Pese a los peligros que significa la presencia de humanos en las cercanías, Laurenz es consciente que lo único que puede hacer, es mantener en secreto la presencia de todos ellos. Por nada del mundo, Hiltz debe saber que hay humanos en las cercanías, o de lo contrario, se repetirá el mismo evento de Nördlingen.
     
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

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    Saludos, amigo.

    Finalmente, tras más de un año esperando, ha regresado la historia. Tengo que admitir que este capítulo me deja poco que decir. Siendo uno donde prima más la acción que otra cosa, no hay gran cosa para comentar, puesto a que son pocas las cosas a observar más allá de la pelea.

    Algo que yo quería ver era el asunto de cómo Hiltz reaccionaría al hecho de que Rainhard se convirtiera en un ser como ellos, un portador del virus zero. Debo decir que es un enorme peligro. Porque odia a los humanos por ser inferiores, pero si luego un humano consigue sus poderes, lo considera indigno. Realmente, estoy empezando a pensar que la única solución que tiene este chico es que Laurenz acabe con él. Si odia a todos los humanos al mismo tiempo que no le gusta para nada la idea de que tomen los poderes que ellos tienen, no hay nada que hacer. Hiltz es tan "supremacista" respecto a sus genes y su raza que incluso los miembros más leales del propio Ku Klux Klan le tendrían miedo XD. Lo digo en serio, parece ser que este niño no piensa permitir que la gente comparta el mundo con él y su familia. Ahora, yo digo, ¿qué planes tiene él para su "raza" a largo plazo? Si él, su padre y sus dos hermanos se convierten por azar en los únicos sobrevivientes de la Tierra, ¿qué pasará cuando no quede nadie con quien reproducirse? Su raza de la que está tan orgulloso morirá, e incluso él dijo que es capaz de asesinar a sus hermanos si se llegan a meter en el medio, cosa que veo probable, por lo que incluso sería probable que él en su cabeza se imagine como el último humano sobre la Tierra. En ese caso, ¿quién diablos va a poblar la Tierra? ¿Sus androides? Realmente es algo que me gustaría ver en él, aunque entiendo que es un niño y que no debe tener la madurez para pensar en esas cosas.

    Veo que el pequeño paraíso aislado que ellos han encontrado no está tan aislado como ellos creyeron. A menos de dos kilómetros tienen una aldea, y claramente, si Hiltz se desata de esa manera, está claro que llamarán la atención de los lugareños y eso podría terminar en consecuencias catastróficas para el grupo. Admiro mucho la lealtad de Adler y Felix para con Laurenz, si fuera yo, ya estaría tomando un avión rumbo a la Antártida. Deben haberle tomado cariño en el tiempo en que tomó el control de la granja de Reynald, pero incluso así, si yo veo que el tipo al que estoy acompañando cuenta con una minibomba nuclear llena de odio y fácil de irritar, me iría rajando ya mismo de aquel sitio XD.

    A ver qué es lo que hace Laurenz. Comentaré sobre ese tema tras hablar de la batalla. Tengo que decir que, me ha encantado pero a la vez tiene su pequeño detalle. La narración del combate ha estado muy bien, y se puede imaginar perfectamente los movimientos que realizaron ambos niños. Pero siento que esta batalla es más del estilo animé que del estilo de la ciencia ficción. No es que yo desprecie las batallas que se ven en los animes, es solo que se siente un poco extraño estar viendo una batalla de anime en texto. Quizá es por la costumbre de que las batallas que veo en los anime tienden a ser más caóticas con todo eso de los poderes sobrehumanos, la electricidad, las explosiones, los movimientos en el aire y las acrobacias, pero me he sentido extraño. No es un problema de la historia, es simplemente algo personal mío. Yo sé que esta historia debe tener mucha influencia de algunos anime de los que me has hablado, y he visto otras batallas ya tanto en esta versión como en la borrada de Zero/Nova.

    Es solo que las otras batallas sí me han dado la impresión de que son del estilo de ciencia ficción + fantasía, como la de Keith y Evian en The Fallen December o la del propio Laurenz contra Merten aquí mismo. Esta creo que ha roto esa barrera y ha trasladado la historia a una sede de batallas de estilo anime, que como dije, no es malo per se, pero me costará acostumbrarme. Creo que necesitaré un par de peleas más para poder acostumbrarme.

    Ahora, lo que me trae problemas internos. Como lo hemos hablado, me debato muchas veces entre sí Laurenz es o no un buen padre. Me rehúso a decir que es mal padre solo por Hiltz, porque Wenzel y Luzia son buenos niños, incluso la niña es una chica tierna que ha dado su propia sangre (vaya, esto sí que es un poco raro de decir XD) por su amigo. Pero tampoco puedo decir que es un buen padre porque Hiltz está bajo control y no hace nada. Hay gente viva a pocos kilómetros de su posición, y Hiltz los pone en peligro constante, porque incluso aunque no le digan, basta con que se aburra y mande a volar a Hawk para que los descubra y los condene. Creería que la única solución para Laurenz es acabar con la vida de Hiltz. Sé que debe ser doloroso, dado a que él vio morir a Liane y sus hijos son todo lo que le queda de ella. Pero como dijo el tío Ben a Peter Parker, un gran poder conlleva una gran responsabilidad. Y Laurenz es en parte responsable por la destrucción de Dortmund al igual que por no haber tratado a Hiltz y permitir que destruyera Nördlingen. Por culpa suya, dos urbes enteras han perecido, y no ha pagado el precio. Es hora de que resuelva el problema de raíz y acabe con Hiltz. Quizá sea muy edgy esto de decir que un niño de 5 años debe morir, pero en palabras de Hiltz, él no es un niño humano, por lo que no veo que lo que esté diciendo esté mal XD.

    Sin más que decir, esperaré pacientemente a la otra semana por el siguiente. Petición en Change.org para que Laurenz asesine a Hiltz. Se me hace insoportable con su actitud supremacista racista y su arrogancia. Felicidades, te salió un buen personaje fácil de odiar.

    Eso será todo. Hasta la siguiente ocasión.
     
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  15. Threadmarks: Capítulo 18: Cruda Realidad.
     
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    ZERO ZONE: Genesis [S.O.E]
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    Hola a todos.

    Hoy es domingo y es hora de continuar con un nuevo capítulo de Génesis. Agradezco de todo corazón a Reydelaperdicion por seguir esta historia desde sus inicios, y espero que tanto para él como para los demás, este capítulo sea de su agrado. Sin más nada que agregar los dejo con la lectura. Saludos a todos, y hasta la próxima.

    Capítulo 18: Cruda Realidad.

    A un Kilómetro al Noreste del Castillo de Marienburg.
    Abril 1 del Año 2169.
    09:00 – 9:00 A.M.


    Laurenz avanza en compañía de Lynx por la misma llanura, donde el día anterior, Adler y el androide caminaron. Lynx corre al frente, guiando a Laurenz. Pese a la gran velocidad y agilidad del androide, Laurenz no tiene problemas en seguirle el ritmo a Lynx. Ambos avanzan hasta que Laurenz encuentra el arroyo. Más allá de una simple impresión por la claridad del agua, Laurenz y Lynx prosiguen su camino sin detenerse.

    Tras pocos minutos, a medida que avanzan, Laurenz logra divisar un poco a lo lejos una pequeña loma. Ambos suben por las faldas de la loma. El primero en llegar hasta la cima es Lynx, quien se echa en el suelo cerca del tronco. Laurenz al ver la acción de Lynx hace lo mismo que el androide al llegar. Aleshire descansa unos segundos y después levanta la vista para ver lo que hay más adelante.

    Laurenz se impresiona al ver a unos quinientos metros, una aldea de considerable tamaño. Desde su posición, Aleshire divisa una pequeña columna de humo, una clara señal de que hay presencia de personas en ese lugar.

    —Bien. Este es el lugar —Dice Laurenz. Suponiendo que esa es la aldea—. Me acercaré a la aldea con normalidad para no levantar sospechas.

    Laurenz y Lynx saltan el tronco. Ambos caminan en dirección a la aldea con normalidad para no levantar sospechas. Conforme se acerca, Laurenz logra divisar en la aldea, algunas personas caminando de un lado para otro, entre ellos, a una mujer y sus dos niños.

    —Lynx, procura mantener distancia entre los humanos.

    Un sonido similar a un maullido es la confirmación por parte de Lynx ante las órdenes de Laurenz. Aleshire continúa su camino y una vez se encuentra cerca de la aldea le hace señas a Lynx con su mano para que se detenga, mientras él continúa acercándose. El androide se detiene y de inmediato activa su camuflaje óptico para volverse invisible, al mismo tiempo que materializa un largo cañón francotirador, que emerge de la coraza metálica de su lomo. Lynx apunta con su enorme arma a los humanos de la aldea.

    Laurenz prosigue su camino, ignorando que Lynx está preparado para disparar en caso de que necesite ayuda. A pocos metros de llegar, un hombre de la aldea se percata de la presencia de Laurenz. Pese a que es un completo desconocido para él. El hombre se muestra sorprendido por ver a una persona en esas tierras tan alejadas de la civilización. Lo primero que el hombre piensa es que Laurenz se ha perdido, pero antes de precipitarse a ayudarlo decide esperar.

    —Hola. Disculpa, no tengo intenciones de hacerles daño. Sólo quiero hablar con ustedes. —Dice Laurenz sin saber qué palabras usar.

    —¿Quién eres y qué es lo que quieres? —Pregunta el hombre con un tono muy serio.

    —Mi nombre es Laurenz Aleshire. Lo único que quiero es hablar con su líder. —Laurenz supone que deben tener una persona al mando, dado a que ese hombre parece ser un étnico, y parte de una especie de tribu.

    —No pareces ser peligroso —Dice el hombre, viendo a Laurenz de pies a cabeza—. Acompáñame, te llevaré con nuestro líder.

    —Se lo agradezco.

    Laurenz y el hombre empiezan a caminar. Durante el camino, Laurenz no evita sorprenderse al ver cuán fácil ha sido convencer a ese hombre de llevarlo hasta su líder. Por un segundo, en su mente se crea la vaga posibilidad de que esas personas lo hayan estado esperando, pero eso es algo imposible. Nadie sabe sobre él en esas tierras, y es imposible que ellos lo conozcan por algún medio. De modo que Laurenz hace a un lado esa idea.

    Al avanzar unos cuantos metros, Laurenz observa diversos troncos de árboles amontonados uno sobre el otro, y a un lado de los troncos a varios hombres desojando y cortando algunos árboles con hachas. Aleshire no evita sorprenderse al ver a esas personas realizar tareas con herramientas tan poco convencionales, existiendo maquinaría más versátil para ese tipo de tareas.

    —¿Qué piensan hacer con toda esa madera? —Pregunta Laurenz para hacer más llevadera la caminata.

    —La venderemos. Un camión vendrá a recoger los troncos que ves ahí. —Responde el hombre.

    —De modo que reciben ingresos a cambio de la venta de madera. —Dice Laurenz, pensando en voz alta.

    —Así es, por lo general, también ganamos ingresos con las verduras y hortalizas que sembramos en nuestros huertos. Incluso ganamos dinero por las piedras preciosas que obtenemos.

    —¿¡Piedras preciosas!? —Laurenz no puede creer lo que escucha.

    —Hay una mina de la que extraemos piedras preciosas, muy cerca de aquí.

    —Impresionante.

    Aleshire no puede creer lo que escucha; poder obtener piedras preciosas de una cueva, es algo por lo que más de uno mataría por obtener. Laurenz comprende que esas personas, pese a estar lejos de la civilización, tienen una simbiosis colectiva con los pueblos y ciudades, ya que venden sus productos para obtener ingresos.

    A medida que avanzan, Laurenz puede apreciar varias casas de madera de tamaño pequeño. Muchas de ellas se encuentran en excelente estado y otras en pésimas condiciones. Algunas pocas poseen la madera descolorida, y con agujeros a raíz de las termitas. Todas las casas son exactamente iguales, lo único que las diferencia una de otra, es una estrella de color que poseen en la puerta, y algunos adornos como hojas o rocas.

    Conforme ambos avanzan, Laurenz puede ver a varias personas, entre ellos hombres, así como mujeres y niños, pero en menor medida. Todos ellos, desde el más grande hasta el más pequeño observa a Laurenz con expresión de asombro y miedo. Laurenz se siente extraño al recibir las miradas de todas esas personas, pero pronto centra toda su atención a la persona que tiene al frente. Aleshire continúa caminando junto al hombre durante algunos minutos hasta que ambos se detienen frente a una casa que posee una estrella blanca pintada en la puerta.

    —Espera aquí. —Dice el hombre.

    El hombre toca la puerta dos veces y después entra a la casa. Laurenz recibe las miradas de diversas personas, y ante eso no evita sentirse un poco nervioso. Al paso de tres minutos exactos, Laurenz escucha la puerta de la casa abrir, y de inmediato gira su cuerpo para ver a la persona que ha salido. Aleshire se impresiona al ver a un hombre de cabello largo color blanco, tez blanca, ojos verdes y con una barba en forma de candado. Viste una camisa de manga larga color blanco, pantalón de mezclilla azul, y botas negras. Como accesorio lleva un sombrero blanco con una pluma a un costado del mismo color.

    —Buenos días. Me han informado que deseaba verme. Soy Hammod Achterberg. ¿Qué puedo hacer por usted?

    —Laurenz Aleshire, es un gusto conocerlo, señor. —Dice Laurenz, ofreciendo su mano en señal de saludo.

    —¿Laurenz Aleshire? —Hammod recuerda haber escuchado ese nombre —. ¿Qué hace usted en estas tierras? —Hammod ignora la mano de Laurenz y empieza a caminar. Laurenz lo sigue.

    —¿Disculpe? —Laurenz no comprende la pregunta de Hammod.

    —Usted es un científico reconocido.

    —Espere un segundo —Laurenz lo detiene—. ¿Cómo sabe sobre mí?

    —Uno de nuestros hombres ha traído noticias del exterior, entre las cuales, se encuentra usted como el centro de atención.

    Al darse cuenta que las noticias sobre él han llegado hasta esas tierras. Su rostro de impresión cambia por uno que expresa miedo y angustia. Laurenz no sabe con exactitud cuánto sabe Hammod sobre él, pero el simple hecho de que conozca su nombre de antemano le preocupa.

    —¿Qué clase de noticias? —Desea saber Laurenz con exactitud.

    —Los medios creen que lo ocurrido en Nördlingen tiene cierta relación con usted. Aunque esta opinión ha causado división entre la población, ya que a usted se le cree muerto desde hace seis años.

    —Ya veo —Laurenz se ve impresionado—. ¿Y usted qué opina al respecto? —Quiere saber la opinión de Hammod.

    —Mi opinión al respecto es irrelevante, doctor. Aquí los problemas de la sociedad no son nuestro problema, por lo tanto, nuestras opiniones al respecto son fútiles.

    —Pero, ¿por qué? Ustedes y la sociedad desarrollan una simbiosis colectiva. Lo que le pase a uno, afectará al otro. Eso es algo que no pueden evitar.

    —Aquí ya no existe tal simbiosis colectiva.

    —¿A qué se refiere? —Laurenz no comprende las palabras de Hammod.

    —Doctor. Se ha preguntado. ¿Dónde están todos los hombres y mujeres de todas y cada una de esas casas? —Responde Hammod con una pregunta, viendo las casas a las que se refiere.

    —No, señor. —Responde Laurenz. Sin entender a dónde quiere llegar ese hombre, viendo las casas. Ahora que las observa mejor, muchas están deshabitadas, dado que no tienen siquiera ventanas.

    —Muchos de nuestros hombres y mujeres han muerto, doctor. Todos a raíz de diversas enfermedades, que se han transmitido de generación en generación hasta nuestros días —Dice Hammod fijando su mirada en Laurenz—. Es solo cuestión de tiempo para que el último de nosotros muera. ¿Cree usted que deberíamos preocuparnos por lo que ocurre en el exterior?

    —¿Qué clase de enfermedades han sufrido?

    —Las enfermedades de Huntington, Fibrosis Quística y Osteogénesis Imperfecta son solo algunas —Laurenz no puede creer lo que escucha—. Entre las enfermedades está también el problema de la esterilidad. —Agrega Hammod.

    Laurenz está impresionado por lo que escucha de Hammod. Al tener una idea de lo que han vivido esas personas durante años, Laurenz siente lástima por ellos. Él creía que su vida era una pesadilla, pero lo cierto es que no se acerca en lo más mínimo a la realidad que esas personas han vivido durante décadas.

    —Ustedes son una comunidad vulnerable. Deben recibir apoyo por parte del gobierno, en especial por lo niños. —Dice Laurenz al ver a un niño cerca de ellos.

    —Nosotros no existimos para las autoridades gubernamentales, así ha sido desde que tengo memoria —Dice Hammod—. Esta es la cruda realidad que viven muchos pueblos y aldeas, doctor. Acompáñeme, quiero mostrarle algo.

    Hammod y Laurenz retoman su camino en medio de las casas de la aldea. A medida que avanzan, Alsehire empieza a notar algo que ha pasado por alto desde que llegó a ese lugar; Hay una gran desigualdad entre el número de hombres y mujeres. Laurenz desea preguntarle a Hammod al respecto, pero decide esperar a llegar al lugar donde piensa llevarlo. Ambos avanzan hasta que se detienen cerca de un pequeño campo, donde hay decenas de montículos de tierra, separados por un metro entre cada uno.

    —¿Qué es este lugar? —Indaga Laurenz.

    —Este es nuestro cementerio. Aquí hemos enterrado a nuestros amigos, nuestras esposas e incluso a nuestros hijos e hijas. En este lugar se encuentran la esposa y la hija de Alban.

    —¿Alban? —Laurenz no recuerda conocer a alguien con ese nombre.

    —El hombre que conociste antes que a mí —Responde Hammod—. Su esposa estaba embarazada. Un día, antes del anochecer, su esposa bajaba las escaleras hacia la primera planta, cuando empezó a perder el equilibrio. Intentó bajar, pero tropezó. Rodó por los escalones, golpeándose la cabeza y el vientre. Poco después, ella murió y su bebé junto con ella. —Comenta.

    —Ella sufría la enfermedad de Huntington. ¿Verdad? —Desea saber Laurenz.

    —Así es, doctor. Como bien debe saber, la enfermedad de Huntington causa movimientos descontrolados, torpeza, y pérdida del equilibrio.

    —Que tragedia —Dice Laurenz. Sin poder creer lo que vivió Alban—. ¿Por qué me cuenta esto? —Pregunta, después de estar unos segundos en silencio, apreciando el cementerio.

    —Lo hago para que así, pueda comprender un poco mejor lo que le he dicho previamente —Responde Hammod—. Alban solicitó ayuda social, cuando su mujer quedó embarazada, pero nadie hizo caso sobre sus padecimientos. Tanto él, como muchos otros, hemos sido negados de los privilegios que muchas otras familias poseen. Nosotros vivimos aquí, como si no existiéramos. El mundo nos ha negado como seres humanos que somos. En verdad, ¿cree usted que con lo que nos ha ocurrido, nos importa lo que sucede en el exterior? Para nada.

    A Laurenz le sorprende las palabras de Hammod, por alguna extraña razón que desconoce, Aleshire puede ver a Reynald reflejado en Hammod. Ya que este, parecía no importarle, de igual modo que Hammod, quien era él, por qué había llegado hasta ahí, y mucho menos, qué hacía en ese lugar en particular. Para Laurenz, es impresionante cuánto se parecen. Ambos son como dos gotas de agua. Laurenz y Hammod permanecen en silencio durante algunos segundos, en ese momento Aleshire recuerda a las personas que vio, momentos antes de llegar al cementerio.

    —Hammod. Hay algo que quiero saber. Teniendo en cuenta todo lo que ustedes han vivido. ¿Cuántas personas hay actualmente en esta aldea?

    —Somos treinta y seis personas. Treinta hombres, y seis mujeres, sin contar niños.

    —¿Hay más hombres que mujeres? —A Laurenz le parece muy extraño la diferencia de género.

    —Así es —Asiente—. Hay una mujer por cada cinco hombres. ¿Por qué la pregunta, doctor?

    —¿Qué hay de los niños? ¿Cuántos son en total?

    —Hay un total de seis pequeños. Cuatro niños, y dos niñas.

    Laurenz realiza cuentas ante los números que Hammod le ha comentado. Por extraño que parezca, el número de varones en esa aldea es mayor al número de mujeres. Teniendo en cuenta esos valores tan desiguales entre la población, Laurenz cree que los hombres son menos propensos a sufrir enfermedades hereditarias, pese a que sus padres las padezcan. En cambio, las mujeres son más propensas y por esa razón su número se ha visto reducido casi hasta llegar a cero. Aleshire utiliza todos estos valores a su favor para realizar una estadística mentalmente de la taza de muertos que puede haber en caso de que todos ellos sean infectados por el virus Zero.

    La taza de muertos, según Laurenz ronda entre los seis y ocho muertos en un rango de edad entre los cinco y setenta años. Es posible que el virus Zero sea capaz de unirse al ADN sin problemas, pero de igual manera existe la posibilidad de que todo salga mal. Pese a eso, Laurenz tiene deseos de poder ayudar a todas esas personas, aunque no posea conocimiento alguno de quienes sean.

    —Hammod. ¿Por cuántos años creen que logren sobrevivir?

    —Estimo que unos ochenta años más. En ese entonces el número será reducido a solo unos pocos… —Dice Hammod, sintiendo una molestia en su pecho, muy cerca del corazón.

    —Hammod. ¿Qué sucede? —Laurenz se asusta al ver la expresión de Hammod.

    —M-Me duele el pecho. —Dice con dificultad, inclinándose un poco hacia adelante.

    En ese momento, Hammod cae al suelo y empieza a gritar de dolor. Laurenz se asusta en gran manera al escuchar los desgarradores gritos de Hammod. Aleshire se arrodilla a un lado de él para intentar ayudarlo. Pronto, los gritos de Hammod son escuchados por los hombres que rondan por el cementerio. Tres hombres se acercan de inmediato a Laurenz para ver lo que sucede. Los tres se asustan abruptamente al ver a Hammod revolcándose de dolor en el suelo, mientras sujeta su pecho con ambas manos en un intento por hacer desaparecer el dolor que lo desgarra por dentro.

    —¿Qué sucedió? —Pregunta uno de ellos a Laurenz, arrodillándose a un lado de Hammod, asustado.

    —No lo sé. Estábamos conversando cuando de repente empezó a sentir dolor. —Responde Launrez, sin saber lo que ocurre.

    —Llevémoslo a la casa de inmediato. —Sugiere otro de los hombres.

    —Entendido. —Dice el tercer hombre, de acuerdo con la idea de su amigo.

    Dos hombres cargan a Hammod, mientras este continúa gritado desgarradoramente del dolor. Laurenz sigue a los tres hombres, quienes no tienen ningún problema en que Aleshire los acompañe. Los cuatro entran a la casa más cercana del cementerio, e inmediatamente los dos hombres recuestan a Hammod en el sofá. El tercero de ellos se marcha a la cocina. Laurenz en ese breve momento se percata que Hammod aferra sus dedos en el lado izquierdo del pecho, precisamente donde se encuentra el corazón. Al ver la reacción de Hammond, Laurenz cae en cuenta de lo que está sufriendo el líder de la aldea. En ese momento, el hombre que se había marchado a la cocina llega con un poco de agua y dos pequeñas pastillas para el dolor. Laurenz al verlo acercarse a Hammod para dárselas lo detiene de inmediato.

    —Detente. No puedes darle esas pastillas. —Dice Laurenz con firmeza.

    —¿Qué? ¿Por qué no? Son para el dolor. —Dice el hombre, sin entender a Laurenz.

    —Justamente por eso no puedes dárselas. Hammod no está sufriendo un dolor cualquiera. Está sufriendo Displasia Arritmogénica. Es una enfermedad que afecta el miocardio y los ventrículos derecho e izquierdo. Si no hacemos algo pronto, Hammod morirá por una arritmia, o peor aún, por muerte súbita.

    El hombre al darse cuenta que Laurenz no es cualquier persona, decide hacerse a un lado para que sea él quien haga algo. Laurenz se acerca a Hammod y se sienta en el borde del sofá. En ese momento, el recuerdo de Luzia llega a la mente de Aleshire. Laurenz recuerda por breves segundos lo que hizo su pequeña cuando mordió a Rainhard. Al recordar ese pequeño, pero tan importante momento, Laurenz decide hacer algo que jamás imaginó que haría.

    —Escucha, Hammod. Sé que estás sufriendo de un terrible dolor, pero quiero que prestes atención. Dentro de mi cuerpo, hay un virus que puede curar tu enfermedad, pero para poder transmitírtelo debo morderte. Sé que suena algo absurdo, pero si no lo hago morirás.

    —¡H-Hazlo...! —Dice Hammod con dificultad, deseando no sentir más ese terrible dolor en su pecho.

    —Debes tener en cuenta de que existen riesgos… —Laurenz es interrumpido.

    —¡No importa! ¡Los asumiré!

    —Muy bien, prepárate, esto va a doler un poco.

    Laurenz se acerca al cuello de Hammod, abre su boca y sus colmillos crecen considerablemente en el proceso. Sin aviso previo, Laurenz clava sus colmillos en la piel de Hammod, y este grita con todas sus fuerzas. La mordida de Laurenz es mil veces más dolorosa que el dolor que siente en su corazón. Al tomar la sangre de Hammod, Laurenz logra ver diversas memorias de su vida. Entre los recuerdos, Laurenz puede ver las incontables veces que Hammod intentó pedir ayuda a las diferentes organizaciones de ayuda social, en un intento por recibir cualquier tipo de ayuda para los niños, que, en ese entonces, vivían en la aldea y que meses después murieron por sus enfermedades.

    Tras ver esos recuerdos, Laurenz se aparta de Hammod, mientras limpia algunos hilos de sangre que tiene en su boca. Aleshire observa al líder de la aldea, expectante. No sabe exactamente si ha logrado transmitirle con éxito el virus a Hammod, pero sea cual sea el resultado, los próximos segundos decidirán su estado. Al paso de algunos minutos, Laurenz empieza a notar que Hammod poco a poco va disminuyendo la fuerza que ejerce en sus manos. Sus ojos empiezan a cerrarse con lentitud al punto de cerrarse por completo.

    Pronto, el pánico ataca a los tres hombres al ver que Hammod no reacciona en absoluto, pero Laurenz pronto se da cuenta que el líder de la aldea se encuentra bien, solo ha terminado dormido, probablemente a raíz del fuerte dolor que su cuerpo tuvo que soportar por largos minutos. Una extraña felicidad invade a Laurenz al ver que el virus Zero, por primera vez no ha reaccionado de forma violenta. Aleshire empieza a tener esperanzas en poder controlar el virus al cien por ciento, todavía no está seguro de que él haya intervenido de algún modo para que no causara estragos en el cuerpo de Hammod, pero al menos tiene la esperanza de llegar a controlarlo algún día, y eso es lo que cuenta.

    —¿Cómo está Hammod? —Pregunta uno de los hombres, sin saber a ciencia cierta el estado del líder.

    —Está bien. No se preocupen, solo está durmiendo —Dice Laurenz, notando que el área donde mordió a Hammod está sanando—. Debemos esperar a que despierte.

    —Qué alegría, es bueno saberlo. —Agrega otro hombre.

    —Si gusta puede esperar aquí hasta que despierte. —Sugiere el tercer hombre.

    —Gracias, así lo haré. —Laurenz agradece el buen gesto de esos tres hombres.

    Laurenz se sienta en uno de los sofás para esperar a que Hammod despierte. Uno de los hombres se marcha a la concina a preparar algo, mientras los otros dos se marchan de la casa para continuar con sus labores respectivas. Ahora que le ha trasferido el virus a Hammod, Laurenz espera no haber cometido un error. A raíz del momento, él actuó en base a sus emociones y no se tomó unos segundos para pensar antes de actuar. Ciertamente el deseo de ayudar a Hammod lo motivó a ayudarlo, dado a que sintió lástima al verlo sufrir de esa manera por su enfermedad, pero eso no quita que sea, quizás, un error lo que hizo. Sea como sea, lo hecho, hecho está y ahora lo único que puede hacer es esperar. Así que Laurenz se acomoda en el sofá, mientras desea con todo su ser no haber cometido un error más en su vida.

    12:00 – 12:00 P.M.

    A medida que avanzan las horas, Hammod, quien aún se encuentra dormido, es azotado por miles de diversas memorias, pequeños fragmentos del pasado de Laurenz que forman en conjunto una historia coherente de los eventos a través del tiempo. La mente de Hammod asimila las pequeñas y rápidas memorias. Entre las memorias, Hammod vislumbra por breves segundos, cuando Laurenz fue infectado por el virus Zero afuera de su hogar en la ciudad de Dortmund. Otro recuerdo lo traslada rápidamente cuando Laurenz vio nacer a sus tres pequeños Wenzel, Luzia y Hiltz. Al ver a este último, Hammod es transportado a diferentes momentos en los que Laurenz se vio envuelto en discusiones con el primogénito de sus pequeños.

    Hammod logra ver también el momento exacto cuando Laurenz luchó contra Hiltz en la ciudad de Nördlingen, en medio del huracán biológico en que se convirtió el virus Zero. Las últimas memorias que Hammod logra ver en su mente es cuando Aleshire llega al castillo de Marienburg. También cuando Luzia muerde a Rainhard. Todas esas memorias, ayudan al subconsciente de Hammod a comprender lo que hay detrás del virus y de la persona que lo desarrolló. Después de a travesar por diversos momentos en la vida de Alashire. La mente de Hammod queda en blanco.

    13:00 – 1:00 P.M.

    Hammod abre sus ojos con lentitud y los cierra de inmediato al sentir una molestia, a raíz de la fuerte luz que reciben sus pupilas. Su vista se adapta poco a poco a la luz del día, y una vez lo hace el hombre de cincuenta años se sienta sobre el sofá, sorprendiéndose en el proceso al no sentir ningún atisbo de dolor en su cuerpo.

    —¿Qué ha pasado? —Se pregunta Hammod. Sin recordar lo que ocurrió. Viendo a Laurenz leer un libro con gran dedicación.

    Laurenz al escuchar la voz de Hammod hace a un lado el libro que tiene en sus manos y que lleva horas leyendo. Aleshire no evita sorprenderse al ver a Achterberg despierto, pronto, sus deseos de inundarlo con preguntas sobre su estado se hacen presentes, pero opta por tomarse las cosas con calma al ver que Hammod se encuentra en perfecto estado de salud, al menos de momento.

    —¿Cómo te sientes, Hammod? ¿Estás bien? —Indaga Laurenz, deseoso por saber el estado en que se encuentra el hombre.

    —Estoy bien, eso creo —Responde el líder de la aldea—. ¿Qué ha pasado? —Pregunta una vez más, insistente.

    —¿No lo recuerdas? —A Laurenz le parece extraño que Hammod no recuerde nada.

    —Espera un segundo —Hammod se toma unos breves segundos para recordar, pronto, recuerda todo lo que ocurrió—. Disculpa, Laurenz. Ahora lo recuerdo todo.

    —No te preocupes, es normal que te sientas un poco desorientado. Llevas horas dormido.

    Laurenz y Hammod guardan silencio por algunos minutos. Durante ese tiempo, Hammod recuerda todas las memorias pertenecientes a Laurenz. En ese momento, Achterberg se formula miles de preguntas al respecto, pero decide solo realizar las más importantes. Ahora que sabe el origen del virus Zero, y sobre la vida que ha llevado Laurenz desde lo ocurrido en Dortmund, no ve ningún sentido realizar preguntas en base a esos aspectos.

    —Laurenz. Durante el tiempo que estuve inconsciente. Logré ver en mi mente diversos recuerdos sobre tu vida. Todos eran pequeños fragmentos, pero muy significativos, a tal punto que he logrado hacerme una idea de toda tu historia. ¿Qué son en realidad esos recuerdos?

    —Son memorias. Las memorias son pequeños fragmentos del pasado, y transcurren tan rápido que son fácilmente confundidas por visiones. Por lo general, las memorias están vinculadas a momentos significativos de nuestro pasado, y como tal son ajenas a nuestra voluntad. No podemos controlarlas.

    —Entiendo. Tus memorias son caóticas, es difícil asimilar que la ciudad de Dortmund y la ciudad de Nördlingen fueran destruidas por el mismo virus Zero, que intentabas utilizar para ayudar a las personas.

    —Al igual que tú estoy sorprendido por cómo se han desarrollado las cosas. —Comenta Laurenz—. ¿Ocurre algo? Te veo preocupado —Dice, notando la evidente preocupación en el rostro de Hammod.

    —Hay algo que me preocupa, Laurenz. Al ver tus memorias me hizo darme cuenta del gran peligro que se cierne sobre la humanidad. No puedo creer que Nördlingen haya sido destruida por tu propio hijo. Ahora entiendo las razones por las cuales te encuentras en estas tierras.

    —No me gusta admitirlo, Hammod —Dice Laurenz, impresionado de que Achterberg tenga conocimiento de lo sucedido. Jamás imaginó que, al transferirle el virus, le transferiría esas memorias en el proceso—, pero, Hiltz se ha convertido en una seria amenaza para toda forma de vida.

    —¿Has pensado hacer algo al respecto? No puedes aislar a Hiltz de los humanos toda su vida. Probablemente creas que lo tienes bajo control, pero eso no será así siempre.

    —Lo sé, Hammod. Soy consciente del peligro que representa. Créeme, he pensado incluso ponerle fin a su vida, pero no puedo hacer algo así. Aunque se convierta en un monstruo, él sigue siendo mi hijo.

    Hammod al ver el gran amor que Laurenz tiene hacia su hijo Hiltz se conmueve en gran manera, pese que el pequeño es una amenaza. Nunca antes, Hammod conoció a alguien que expresara tanto amor hacia uno de sus hijos. A pesar de que Laurenz es consciente del peligroso que es Hiltz para los humanos y de lo que es capaz, él continúa amándolo sin importar nada. Ser testigo de ese gran sentimiento, motiva a Hammod a querer ayudarlo.

    —Laurenz. ¿Quieres acompañarme? —Hammod se levanta del sofá.

    —¿Acompañarlo? ¿Está seguro que puede levantarse? —Laurenz se preocupa de que Hammod sufra una recaída.

    —No se preocupe, estoy bien. Vamos, quiero mostrarle algo.

    Luarenz y Hammod salen de la casa. Una vez salen, ambos se topan con diversas personas, entre ellas siete hombres y dos mujeres, quienes se acercan casi al instante que ven a Hammod. Todas esas personas preguntan a su líder por su estado de salud. Achterberg cruza algunas palabras con ellos para tranquilizarlos y al demostrarles que se encuentran en perfectas condiciones, prosigue su camino en compañía de Laurenz.

    —¿Es esa persona de quien hablabas? —Pregunta uno de los hombres a su compañero, viendo fijamente a Laurenz, alejándose junto a Hammod.

    —Sí, es él. —Afirma un segundo hombre.

    —Fue él quien mordió a Hammod. —Agrega un tercero.

    —¿L-Lo mordió? —Pregunta una de las mujeres, asustada.

    —Sí —Asiente—. Hammod sufría un fuerte dolor en su corazón, y después de que él lo mordió. Hammod se estabilizó. —Responde el segundo en hablar.

    —¿Quién será ese hombre? —Se pregunta la segunda mujer.

    Laurenz y Hammod caminan por la aldea hasta salir de su territorio. Ambos continúan caminando por un pequeño camino que se ha marcado en medio del pasto con el paso del tiempo, a raíz de las constantes personas que han caminado por ese lugar. Desde una distancia prudente, Lynx se mantiene en constante vigilancia de los humanos, y en especial de Hammod a medida que avanza con Laurenz.

    Tras avanzar cerca de trecientos metros al Oeste de la aldea. Laurenz se sorprende al ver que han llegado a una cabaña que es cuatro veces más grande que cualquiera de las casas anteriormente vistas en la aldea. Hammod abre las grandes puertas de la cabaña de par en par e ingresa, Laurenz lo siguen sin más. Una vez los dos están adentro, Laurenz aprecia todo tipo de herramientas de agricultura, incluso puede ver diferentes tipos de armas como navajas, dagas, espadas, ballestas, arcos, flechas, arpones, así como también yelmos y escudos. Todos se encuentran en óptimas condiciones, a excepción de las piezas de armaduras que están muy oxidadas.

    Al caminar un poco, Aleshire abre los ojos súbitamente al ver que hasta hay una gran forja junto a un enorme yunque dentro de la cabaña, y a un lado de este objeto hay un gran ataúd de acero con forma humana. Hammod se acerca al ataúd, y Laurenz hace lo mismo. El padre de Luzia roza con su mano la fría carcasa metálica del ataúd y con solo hacerlo se da cuenta que es muy resistente, es obvio que esa clase de objetos funcionaban como una prisión, y es evidente que esa es su función. Dado a que en el antiguo Egipto eran muy comunes esa clase de estructuras, donde bien se sabe que descansan los cuerpos de los faraones de esa antigua nación.

    El ataúd es gris metálico brillante y tiene dos cintas de metal gruesas, una horizontal y otra vertical siguiendo la topología de la forma, las cuales están unidas por soldaduras y remaches. En el centro, donde se une las dos cintas de metal a nivel del abdomen, tiene una pequeña protuberancia donde hay una especie de llave con forma circular de color negro. La cual se encarga de activar y desactivar los cuatro seguros metálicos que posee a ambos lados, una vez se gira trescientos sesenta grados hacia la derecha.

    —¿Dónde encontraron esto? Es impresionante. —Dice Laurenz, realmente impresionado al ver ese ataúd tan extraño con forma humana.

    —Nuestros ancestros la encontraron en la mina cuando iniciaron la explotación de piedras preciosas —Comenta Hammod—. Hace diez años encontramos otra igual, pero está mucho más dañada. Se encuentra ahí, por si gustas verla. —Hammod señala la parte más profunda de la cabaña, más precisamente donde hay un gran bulto cubierto por un cobertor marrón.

    —¿Las han revisado? —Laurenz siente curiosidad por esas estructuras tan interesantes.

    —Lo hemos hecho. No encontramos nada, más que unos viejos rollos donde se especifica en gran detalle sus características y métodos para su construcción. —Hammod saca de un estuche cilíndrico de vidrio un rollo, el cual abre sobre una mesa de madera muy cerca del ataúd.

    El rollo que abre Hammod es una especie de pergamino, donde se muestra en dibujos garabateados el mismo ataúd metálico, pero en mayor detalle con sus medidas y las instrucciones de cómo se debe construir cada parte incluido la llave con forma circular, y sus mecanismos de activación y desactivación. Laurenz al ver los dibujos empieza a formularse en su mente los diseños más macabros que alguien pudo haber creado con esos planos.

    Es evidente que el espacio tan reducido con el que fue diseñado es para evitar toda posibilidad de movimiento, eso en sí mismo ya es una pesadilla para quien sea que tuviera la desafortunada suerte de ser encerrado en un artefacto como ese. No hay duda que ese ataúd en sí mismo es una prisión en todos sus aspectos.

    Al observar con detenimiento el diseño, Laurenz se percata que quien haya dibujado eso garabatos creó un diseño completamente estándar. Dado a que con un poco de imaginación se pueden realizar diversas modificaciones sin mucha dificultad. Laurenz está sorprendido por ver por primera vez un artefacto tan similar a los ataúdes egipcios, pero lo que no comprende es la razón por la que Hammod le enseña todo eso.

    —Hammod. ¿Por qué me enseñas todo esto? —Desea saber Laurenz, sin entender el actuar del mencionado.

    —Porque quiero ayudarte. —Responde Hammod.

    —¿Ayudarme? Hammod, no es necesario. Yo puedo encargarme de Hiltz. Usted… —Laurenz es interrumpido.

    —Ambos sabemos que Hiltz está fuera de nuestro alcance, y usted es quien mejor lo sabe —Dice—. Encerrarlo es una opción que puede beneficiar tanto a los humanos como a usted. —Agrega unos segundos después.

    —¿Encerrarlo? —Dice Laurenz al aire, pensando con detenimiento las palabras de Hammod.

    Las palabras de Hammod hacen recapacitar por unos segundos a Laurenz. Aleshire cae en cuenta que encerrar a Hiltz es algo que en verdad puede ayudar tanto a los humanos como a él. Por un lado, encerrar a Hiltz evitará que personas inocentes mueran a causa de sus poderes, y al mismo tiempo evitará que deban asesinarlo, ya que eso es algo que Laurenz quiere evitar a toda costa.

    —Tienes razón. Encerrarlo puede ser una opción —Laurenz ve la idea con buenos ojos—. El problema es que el diseño de este artefacto es muy ortodoxo, deberíamos modificarlo.

    —Ese no es ningún impedimento. Puedo pedirle algunos de mis hombres que realicen las modificaciones que usted crea convenientes.

    —¿Crees que ellos nos ayuden? —Laurenz no cree en esa posibilidad.

    —Lo harán. No se preocupe.

    —Muy bien.

    16:00 – 4:00 P.M.

    Laurenz y Hammod se encuentran en las afueras de la aldea, ambos están acompañados por dos hombres. Quienes serán los encargados de realizar las modificaciones al ataúd. Tras quedar de acuerdo en las modificaciones que se deben realizar. Es hora de que Laurenz se marche de ese lugar, antes de que caiga la noche.

    —Laurenz. Gracias por lo que has hecho por mí. —Hammod agradece que Aleshire le haya salvado la vida.

    —No tienes que agradecerme. Solo hice lo que creí correcto.

    —Ahora que recuerdo. Nunca supe la razón por la que viniste a este lugar en primer lugar. —Debido a todo lo ocurrido. Hammod olvidó por completo ese detalle.

    —No te preocupes, no es nada. —Laurenz no cree que eso sea importante ahora.

    —Ya veo. Sea cual sea el motivo, me alegra que llegaras hasta aquí. Regresa pronto, por favor.

    —Así lo haré. Cuídate, Hammod.

    —Cuídate tú también, y gracias por todo.

    Ambos estrechan manos por unos breves segundos. Después, Laurenz se marcha volviendo por sobre sus pasos. Tras avanzar cerca de trecientos metros, Hammod y compañía logran observan a Lynx cuando desactiva su camuflaje óptico al mismo tiempo que sigue a Laurenz. Hammod y sus dos hombres se impresionan al ver el gran androide. Hammod se marcha de regreso a su hogar, mientras los dos hombres se preguntan quién es Laurenz en realidad.

    Laurenz avanza en compañía de Lynx conforme medita en todo lo sucedido. Aleshire se siente bien consigo mismo al haberle salvado la vida a Hammod. Es la primera vez que hace algo así, después de ser infectado por el virus hace seis años, y realmente se siente feliz de poder usar un virus tan devastador para ayudar a los demás. Gracias a esa buena obra, ha desarrollado una buena amistad con Hammod, pese a que apenas lo conoce. Es obvio que las memorias que tanto él como Achterberg compartieron debido al virus, influyó en gran manera para que esa amistad se estrechara bastante en pocas horas. Ahora debido a eso tiene un método para detener a Hiltz. Como padre a Laurenz no le agrada en absoluto la idea de encerrarlo, pero como persona sabe que es lo mejor para todos.
     
    Última edición: 7 Febrero 2022
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    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos, amigo. pAso a comentar este capítulo. Tengo que decir que ha sido un capítulo muy centrado en un único lugar, lo cual me ha parecido bien puesto a que esta es la introducción de un personaje nuevo y muy interesante a la historia.

    Honestamente, me ha sorprendido este capítulo. Algo que no esperaba era que Laurenz se acercara tan pronto a esa aldea, y mucho menos que la aldea presentara esa clase de problemas sociales para dar un enfoque distinto a la historia. Pero es algo interesante de ver, no te lo niego.

    Creí que sería una aldea próspera con gente que se abastecía de manera autosuficiente. Con pescadores, granjeros y otros cultivos allí presentes. Pero me di cuenta de que obtienen lo que ganan de la minería y de la venta de madera y hortalizas. Creí que ellos simplemente vivían aislados del mundo, pero resulta que no, lo cual es mucho más triste dada la situación entre sus miembros. No es una aldea próspera, sino una en decadencia. Casas abandonadas, toda la población enferma (o casi toda), y un número tan dispar de hombres y mujeres que parece que no llevará a nada bueno, incluso el líder admite que no les ve durando un siglo más en existencia.

    El gobierno los ha abandonado, y no me sorprende, si está más que claro que el gobierno usa a los más débiles para hacer campaña política y luego los deja tirados. Lo que sí me sorprende es que nunca hayan intentado ponerse en contacto con medios de comunicación para que les dieran más visibilidad a esas personas y que así al menos un bando opositor pueda aunque sea fingir un poco de interés en ellos. Pero bueno, ellos parece que no pueden hacer mucho, y recibirán un gran rechazo si resulta que todos ellos están enfermos.

    El jefe Hammod me parece un personaje interesante, y el hecho de que Laurenz lo haya querido salvar transmitiendo el virus también. Eso quiere decir que, ahora mismo, hay dos personas ajenas a los Aleshire que cuenten con el virus: Rainhard y Hammod. Y viendo que Hammod ha visto los recuerdos de Laurenz, quizá se decida a compartir su forma de ayudar con los hombres y mujeres enfermos, aunque sea con el fin de preservarlos. Pero bueno, si Rainhard pudo aprender a pelear a la par de Hiltz siendo un niño, imagino que Hammod estaría lo suficientemente preparado (cuando se acostumbre, que no ahora) para pelear cuando Hiltz ataque si es que ataca. Y tengo el presentimiento de que lo hará.

    Supuse que Laurenz en algún momento tenía que plantearse la idea de matar a Hiltz, pero veo que eso no le llama mucho. Y entiendo que él lo vea como su hijo aunque sea un monstruo (yo no tengo hijos, así que no puedo opinar desde el punto de vista paterno) pero justamente por ser su hijo, tiene la responsabilidad de detenerlo. Quiero decir, él viene de la destrucción de Dortmund y Hiltz ha hecho algo así con Nordlinghen. Al menos lo de Laurenz no fue cosa suya, sino que fue culpa del pelotudo que tiró el cigarrillo y ocasionó esa explosión en cadena XD. Pero Hiltz lo hizo con intención, y está claro que, si descubre a los de la aldea viviendo cerca de ellos, lo hará otra vez, al menos lo intentará.

    La idea de encerrarlo en el ataud no me convence demasiado. Digo, Hiltz es capaz de materializar metal desde su cuerpo. No creo que un ataud sea capaz de contenerlo mucho tiempo, salvo que esté hecho de un material especial. Pero bueno, por más que no sea tan convincente, me da gusto ver que Laurenz es consciente de los errores que cometió y que, pese a que no desea ser tan drástico, quiere hacerse cargo de Hiltz. Pero espero que si este plan no funciona, sí se de a la tarea de considerar la idea de que él debe morir, porque es un peligro para el mundo, y uno que él está permitiendo.

    No tengo mucho más qué decir aquí, ya que como dije, este capítulo ha sido muy centrado. Pero fue sorpresa agradable el ver que la aldea es diferente a lo que me imaginaba, y ahora me intriga saber qué rol tendrán en la historia, al mismo tiempo que me pregunto cómo actuarán Hammod y los suyos cuando el líder cuente todo lo que sabe. Digo, no creo que deje morir a su gente teniendo la oportunidad de salvarlos, pero cierto es que no es un científico al nivel de Laurenz que sepa demasiado.

    Te marcaré este error:

    Aquí pones las 15 horas como a la par de las 4 pm. Siendo que las 4 pm vendrían siendo el equivalente de las 16 horas. No sé si habrá pasado con las otras dos horas que pusiste, pero yo me percaté en esa última.

    Sin más que decir, me despido hasta la próxima. Saludos, amigo :)
     
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  17. Threadmarks: Capítulo 19: Esperanza.
     
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

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    ZERO ZONE: Genesis [S.O.E]
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    Ciencia Ficción
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    Hoy es Martes, y sé que por lo general, no es el día que suelo publicar, pero por pequeños inconvenientes, y para no dejar abandonada la historia, procedo a publicar ahora que puedo. Agradezco a Reydelaperdicion por su incondicional apoyo a esta historia, y espero que tanto él como los demás lectores que siguen esta historia en las sombras, venga a ser de su agrado este capítulo. Sin más nada que decir, espero que lo disfruten. Saludos y hasta la próxima.

    Capítulo 19: Esperanza.


    Pasillo, Castillo de Marienburg, Pattensen, Hannover, Baja Sajonia, Alemania.
    Abril 3 del Año 2169.
    07:45 – 7:45 A.M.


    Laurenz camina por uno de los diversos pasillos del castillo de Marienburg, en compañía de Rainhard. Han pasado dos días, desde que Luzia le otorgó el virus Zero, y desde entonces, no ha sufrido ninguna recaída ni tampoco ningún tipo de degeneración en su cuerpo a raíz del mismo; una clara señal de que su organismo ha logrado asimilar los cambios genéticos al cien por ciento.

    A raíz del drástico cambio de ser un humano ordinario, a uno con poderes sobrehumanos. Rainhard aún tiene algunas dudas sobre por qué Laurenz accedió a que Luzia lo salvara. Es cierto que en ese momento que sentía su cuerpo adormecerse por el dolor, su decisión fue querer vivir, pero Laurenz pudo haberle importado poco y dejarlo morir sin más.

    —Doctor. Hay algo que necesito saber. —Comenta Rainhard de repente. Llamando la atención del mencionado, que camina a su izquierda.

    —¿Qué cosa? Dime, te escucho. —Dice Laurenz, interesado.

    —Doctor. ¿Hay algún motivo en especial por el que usted accedió a que Luzia me convirtiera? —Cuestiona el pequeño, recordando claramente ese momento—. Sé que yo deseaba vivir, pero no creo que ese sea el motivo. Yo pienso que debe haber algo más, una razón que va más allá de simplemente querer salvarme la vida.

    —Es impresionante —Comenta Laurenz. Rainhard es tomado por sorpresa al escuchar esa palabra por parte de Aleshire—. Veo que eres un niño mucho más inteligente de lo que creí. Pese a tu corta edad, analizas muy bien las cosas —Alaga el padre de Luzia—. Voy a ser sincero, Rainhard. Lo cierto es que hay un motivo que va más allá.

    —¿Cuál es ese motivo, doctor? —Desea saber Rainhard. Al momento que se detiene junto a Laurenz.

    —Se aproximan tiempos oscuros para la humanidad, y necesito personas como tu en quién pueda confiar. Por esta razón, accedí a que Luzia te convirtiera.

    —¿Quiere decir que me convirtió solo para ser usado como un objeto? —Rainhard se siente un poco indignado de ser usado.

    —¿Un objeto? No, claro que no —Laurenz se ríe un poco. Le causa risa que Rainhard diga algo así, cuando no se acerca ni un poco a la realidad—. Rainhard. Aún posees el libre albedrío. Tu conversión no ha cambiado ese hecho; eres libre de hacer lo que creas conveniente. Yo no pienso obligarte a nada. Solo quiero que comprendas mis motivos del por qué hago lo que hago.

    —Lo escucho. —Rainhard desea escuchar a Laurenz. No quiere hacerse una idea equivocada de la realidad.

    —Ahora que Hiltz ha mostrado su naturaleza. Se ha convertido en una amenaza para los humanos, e incluso nosotros mismos nos vemos amenazados por él. Además de él, existen organizaciones que están interesadas en el virus, y para evitar que nuestra sangre caiga en malas manos, necesito personas como tu que trabajen junto a mí.

    —Cuando habla de «nuestra sangre» se refiere a... —Rainhard puede ver a lo que se refiere Laurenz.

    —Así es, Rainhard. Me refiero a Luzia —Afirma Aleshire, asintiendo—. Cuando te convirtió. Luzia demostró tener un nivel de control sobre el virus que ni siquiera yo poseo. Eso me hace pensar que Luzia es más que una portadora, y como tal, es obvio que más de una organización estará detrás de ella; intentando obtener su sangre; nuestra sangre.

    —Si lo que dice es cierto. Explicaría las razones por la cual Merten intentó raptarla en primer lugar. —Rainhard recuerda a la perfección ese momento, gracias a las memorias que Luzia le transfirió al morderlo.

    —Y justamente para evitar que se repita un evento similar. Necesito personas en las que pueda confiar. Sé que esto es extraño, ya que solo eres un niño, pero tu me inspiras confianza. Por ese motivo accedí a que Luzia te convirtiera, eso y también porque merecías vivir. Nadie merece morir por una enfermedad, y menos por una incurable.

    —Entiendo, doctor. Ahora veo las razones que hay detrás de mi conversión.

    —Comprende que yo nunca te obligaré, por lo tanto, una vez cumplas la mayoría de edad. Es tu decisión si deseas formar parte de esto, o simplemente hacerte a un lado. Sea cual sea tu decisión, puedes estar seguro que la respetaré.

    —No es necesario tomar una decisión, porque la decisión fue tomada en el momento en que acepté ser uno de ustedes —Comenta Rainhard—. Doctor. Puede contar conmigo. Lo seguiré y obedeceré todas y cada una de sus órdenes. Todo sea por bien de los humanos y de Luzia. —Afirma el pequeño.

    —Agradezco poder contar contigo, Rainhard.

    A Rainhard le impresiona lo considerado que es Laurenz, pero ahora mismo no es necesario que se preocupe por él. Su decisión a sido tomada, y está seguro que es lo mejor tanto para él como para los demás. Rainhard es consciente que la vida que ha escogido lo conducirá a una vida llena de peligros, muy lejos de ser una vida común y corriente. Pero eso no importa. Está dispuesto a enfrentar lo que sea con tal de hacer lo cree correcto, y lo que cree que es mejor para todos es impedir que Hiltz haga de las suyas, y que las organizaciones como a la que trabajaba Merten, se apoderen de Luzia y de su sangre.

    Laurenz se siente satisfecho con la resolución de Rainhard. El pequeño ha entendido las razones que hay detrás de su conversión, y gracias a eso ha comprendido que no es un objeto; nadie lo es. Laurenz no tiene intenciones de usar a nadie para sus propósitos, simplemente espera a que las personas se unan a su causa por decisión propia. Hammod y Rainhard ya lo han hecho, ahora solo necesita que más personas se unan a él en su meta de proteger a los humanos del peligro que representa Hiltz y todas aquellas personas que planean usar el virus Zero para sus malvados propósitos. No puede permitir que el virus destinado a salvar a los humanos, se convierta en el arma destinada a destruirlos.

    13:00 – 1:00 P.M.

    A cincuenta metros del castillo, rodeados por un campo de árboles secos, se encuentra Rainhard y Luzia, acostados sobre la hierba verde. Ambos están acompañados por Lynx. El cuerpo del androide es tan grande en comparación a los pequeños, que estos no tienen problema en recostar su cabeza sobre el cuerpo metálico del androide, y Lynx no parece importarle en absoluto. Al estar tan cerca de Lynx, Rainhard puede incluso escuchar la respiración de Lynx. Ser testigo de algo así, impresiona sobre manera al pequeño, ya que le parece algo impresionante y a la vez terrorífico que un androide sea capaz de respirar como un animal real.

    —Luzia. ¿Cómo es posible que Lynx logre respirar? ¿Acaso no es un androide? —Cuestiona Rainhard, escuchando diversos sonidos provenir del interior de Lynx.

    —Lynx es un androide —Afirma la pequeña—. Lo que escuchas es solo un mecanismo de su cuerpo, que simula la respiración.

    —Ya veo —Dice Rainhard, impresionado—. ¿El ave de Hiltz también tiene los mismos mecanismos? —El pequeño quiere saber si ambos androides son iguales.

    —Recuerdo que Hiltz una vez comentó que Hawk y Lynx son iguales. Así que supongo que tienen los mismos mecanismos y habilidades.

    —¿Cómo es que obtuvieron estos androides tan impresionantes? —Desea saber Rainhard, curioso.

    —Hiltz fue quien los creó —Responde Luzia, notando a Rainhard algo extrañado—. Sé que suena extraño, créeme. A lo largo de los años, Hiltz creó todo tipo de androides, por lo general con forma de animales. Después de crear a Hawk, Hiltz decidió destruirlos a todos. Por fortuna, descubrí a Lynx antes de que lo desarmara.

    —Vaya. Cuesta creer que tu hermano los haya creado, y más teniendo en cuenta su personalidad. —Rainhard no puede creer que Hiltz tuviera esa fachada.

    —Lo sé. Supongo que mi hermano los creaba por hobbie, pero ahora eso ha cambiado. Desde que Hiltz creó a Hawk, no ha vuelto a crear ningún otro androide.

    —¿Crees que se deba alguna razón?

    —No lo sé, pero supongo que es porque Hawk es el androide definitivo.

    —¿Androide definitivo? —A Rainhard le parece extraño escuchar esas palabras.

    —Así llamó Hiltz a Hawk el día en que me entregó a Lynx. No sé a que se refirió, pero supongo que ahora que ha construido a ese halcón, Hiltz no tiene interés de seguir creando más androides. Supongo que todo cambia con el paso del tiempo, incluso nosotros cambiamos.

    —Entiendo. —Dice Rainhard, un poco triste. Puede escuchar la melancolía en las palabras de Luzia.

    Pese a que los tres pequeños han nacido con el virus Zero, ninguno de los tres está exento a cambiar con el paso del tiempo, y Luzia es consciente de ello. Los cambios que ha sufrido Hiltz en tan poco tiempo, contrarrestan por completo a su antigua personalidad. Luzia recuerda con melancolía los viejos tiempos en que su hermano Hiltz era un niño como cualquier otro. Un niño que jugaba y reía, un pequeño que era responsable, amable, y que temía decir las cosas por temor a herir a los demás.

    Ahora ese niño ya no existe, y en su lugar hay un pequeño egocéntrico, malcriado e insolente. El cual opaca por completo el pequeño que era antes. Luzia supone que, así como los humanos cambian para bien como para mal, incluso ellos que son portadores y producto de un virus también están sujetos a esos cambios. Ni siquiera ellos están exentos y una prueba, además de Hiltz, es su padre. Desde lo sucedido en Nördlingen, Laurenz se ha vuelto muy frío, en especial con Hiltz. Su personalidad, sus palabras y acciones cambian de forma radical cada vez que él y Hiltz cruzan sus caminos por una u otra razón. Y poco a poco, ese cambio en su personalidad se hace cada vez más notable con el paso del tiempo, incluso cuando su padre trata con los demás.

    13:15 – 1:15 P.M.

    A veinticinco metros de donde se encuentra Luzia y Rainhard. Hiltz observa a ambos jóvenes, pronto, su hermano gemelo, Wenzel, aparece para hacerle compañía. El pequeño de cabellos azules, logra observar por un breve segundo la expresión de enojo que expresa el rosto de su hermano Hiltz. Wenzel sigue la vista de su hermano gemelo, y se da cuenta que el pequeño de cabellera carmesí, observa fijamente a Luzia y a Rainhard.

    —¿Qué ocurre, Hiltz? —Desea saber Wenzel.

    —Lo que ha hecho nuestro padre, es una aberración. No puedo creer que haya accedido a otorgarle el virus a un mísero humano. Es algo inaudito. —Comenta Hiltz, presionando con fuerza la corteza de un árbol a su izquierda con solo sus dedos.

    —¿Por qué odias a Rainhard, Hiltz? No veo cual es el problema. —Wenzel no entiende a su hermano.

    —Rainhard no es el problema; el problema es su especie —Afirma Hiltz—. Los humanos son una especie inferior. Nosotros somos mejor que ellos en muchos aspectos. Los humanos no merecen vivir, y mucho menos merecen este planeta. La especie humana debe desaparecer, y lo que ha hecho nuestro padre, es una aberración que no puede negarse.

    —Entiendo que veas a los humanos como seres inferiores. Ciertamente lo son, ya que no poseen nuestras características. Pero, hay un problema en tu ideología, Hiltz.

    —¿A qué te refieres? —Hiltz no entiende el punto al que desea llegar Wenzel.

    —Es verdad, nosotros somos muy superiores a los humanos, pero en lugar de odiarlos por ser una raza inferior a nosotros. Deberíamos usarlos para expandir nuestro dominio.

    —¿Expandir nuestro dominio?

    —Piénsalo. Ahora mismo, nosotros somos cinco personas que poseemos el virus Zero. Si nosotros llegamos a morir, el virus se extinguirá con nosotros, pero si lo esparcimos a los humanos, nuestra especie seguirá existiendo, y de igual modo el virus. Nosotros tenemos el poder de expandir nuestro dominio, solo necesitamos a los humanos para hacerlo.

    —Lo que sugieres es herejía. Ya estás empezado a pensar como nuestro padre. Él ha creado una aberración, tú no hagas lo mismo. —Sentencia Hiltz en tono manipulador.

    —No planeo hacerlo, pero me gustaría saber, ¿cuál es tu idea para expandir tu dominio? Porque, desde mi punto de vista, los humanos son el único medio posible.

    —No tengo una idea como tal, pero, evidentemente, nunca usaría a los humanos para ese cometido.

    Wenzel se impresiona por breves segundos al escuchar las palabras de su hermano Hiltz. Su respuesta le sorprende. A través de las palabras de Hiltz, a Wenzel le ha quedado claro que su hermano no tiene intención alguna de «Expandir su dominio», usando como medio a los humanos. Pese a que Hiltz no le ha otorgado una respuesta concisa de cómo pretende expandir su dominio, Wenzel no desea saberlo, y tampoco tiene intenciones de obligar a su hermano a que le otorgue una respuesta como tal.

    A un Kilómetro al Noreste del Castillo de Marienburg.
    18:40 – 6:40 P.M.


    Hammod y los aldeanos se han reunido alrededor de una fogata para observar el anochecer de ese hermoso día. Pese a que la noche aún no ha caído por completo, la fogata se encuentra encendida y alrededor de esta hay reunida al menos veinte personas, entre los cuales se encuentran seis pequeños; los únicos de la aldea.

    Varios hombres colocan algunos pedazos de leña en la fogata para avivar el fuego. Hammod observa a todos lo que están ahí presentes, y puede notar en sus ojos que algo parece inquietarlos. El líder de la aldea no tiene intención alguna de preguntar, ya que conoce muy bien la razón de su inquietud, y ciertamente él también se siente un poco inquieto por lo sucedido últimamente, dado a que la visita de Laurenz a la aldea no ha sido para nada algo normal.

    —Ahora que estamos reunidos —Dice Hammod, recibiendo las miradas de todos—. Quiero aprovechar el momento para informarles algo importante.

    —¿Es sobre esa persona? —Pregunta un hombre. No tiene idea de cual es su nombre.

    —Así es. Su nombre es Laurenz Aleshire. Es un científico, o al menos, eso fue en el pasado. Ahora es solo un hombre que se dedica a cuidar y a criar a sus hijos —Hammod toma un segundo de silencio—. A estas alturas, todos deben saber lo que sucedió el día de su visita. Y supongo que están inquietos por lo ocurrido.

    —Entonces, ¿quiere decir que es verdad? —Dice una mujer—. ¿Que ese hombre lo mordió como si fuese una bestia salvaje? —Cuestiona. Su voz expresa repulsión al decir esas palabras. Le dan náuseas con solo imaginarse esa imagen en su mente.

    —Es verdad. —Afirma Hammod, observando el fuego de la fogata.

    —¡Quien sea ese hombre! No debemos permitirle poner un pie en este lugar. —Grita uno de los hombres casi al instante.

    —Ese hombre lo único que ha querido es causarnos daño. —Dice otro, sin saber nada.

    —Hay muchas formas de juzgar a un hombre, pero esa no es una de ellas —Comenta Hammod, silenciando a todos—. Laurenz me salvó la vida, y de no ser por él. Probablemente, ahora mismo estaría muerto.

    —¿Es cierto lo que dice? ¿Ese hombre le salvó la vida? —Pregunta otra de las mujeres.

    —Se lo puedo asegurar. Cuando me encontraba conversando con él sufrí de un fuerte dolor en el corazón. En ese momento, yo creí que moriría, pero Laurenz me mordió, y una vez lo hizo. Todo el dolor que sentía desapareció. —Explica Hammod, omitiendo algunos detalles—. Laurenz me curó de la enfermedad que había en mí cuerpo.

    Ante el pequeño relato de Hammod, todos se impresionan, pero al decir esas últimas palabras. La impresión de todos los presentes alrededor de la fogata, aumenta exponencialmente. Es difícil para cada uno asimilar que una simple mordida por parte de Laurenz haya curado la enfermedad que abatía el cuerpo de Hammod en ese momento. Todas las personas empiezan a formularse diversidad de preguntas respecto a Laurenz, y aunque desean preguntarle a Hammod al respecto, optan en su lugar guardar silencio para permitir que el líder de la aldea continúe hablando, ya que parece tener algo más que decir.

    —Laurenz posee dentro de su sangre un agente viral muy peligroso llamado; virus Zero —Hammod recuerda el nombre a raíz de las memorias que recibió de Laurenz—. El cual es capaz de regenerar daños en tejidos humanos, y también de curar toda clase de enfermedades. Cualquier humano puede obtenerlo, pero existen riesgos, que determinan quién lo obtiene y quién no.

    —Pero usted fue capaz de obtenerlo, y no solo eso, también fue curado de su enfermedad. —Dice una mujer. Ella piensa que cualquiera puede tener el virus y no sufrir las consecuencias.

    —Es verdad. Lo obtuve, pero eso no significa nada. Igual pude haber muerto. Además, para obtener el virus, es necesario que una persona infectada muerda a otra para transferir el virus.

    —¿Así que por esa razón ese hombre llamado Laurenz lo mordió? —Indaga una mujer.

    —Así es, de no ser así. Él nunca lo habría hecho. —Comenta el líder de la aldea.

    —¿Cree que exista una posibilidad de obtener ese virus, sin que nuestra vida corra peligro? —Pregunta otro hombre, que ha permanecido en silencio desde hace varios minutos.

    —No lo sé —Responde Hammod, sincero—. Laurenz es quién conoce cómo funciona el virus. Sólo él puede responder a esa pregunta.

    —Si existe una posibilidad de obtener el virus, puede que sea nuestra única oportunidad de sobrevivir. —Comenta una mujer, esperanzada. Tiene muchas ilusiones.

    —Nuestra supervivencia, ahora mismo es algo por lo que no deberíamos preocuparnos —Responde Hammod. Al recibir las miradas de todas las personas ahí presentes, incluido niños—. Actualmente, existe un peligro mucho mayor que la misma muerte. —Comenta.

    —¿Qué quiere decir, Hammod? ¿Qué clase de amenaza hablas? —Pregunta un varón, joven, de unos veintiséis años.

    —Cuando Laurenz me mordió, no sólo me transfirió el virus. También me transfirió varios recuerdos suyos, «memorias» que están estrechamente ligadas a eventos de su pasado —Relata Hammod. Puede ver que todos están atentos a su relato—. En una de esas memorias. Logré ver la gran ciudad de Nördlingen, y al responsable de su destrucción.

    —¿Nördlingen fue destruida? —Se pregunta una mujer, impresionada de escuchar eso por parte del líder de la aldea.

    —¿Q-Quién ha hecho tal cosa? —Indaga otro hombre.

    —Un niño —Todos abren los ojos al escuchar la respuesta de Hammod—. Uno de los pequeños de Laurenz, ha desarrollado un profundo odio hacia los humanos. Y se ha convertido, con el paso del tiempo, en una seria amenaza para todo ser viviente. En un intento por ayudar a Laurenz, le sugerí encerrar a Hiltz, y se mostró positivo ante la idea —Hammod toma un segundo para que todos puedan asimilar la información—. Yo pienso ayudar a Laurenz, ya que le debo mi vida, pero sobretodo porque es imposible negar el peligro que se cierne sobre nosotros.

    Todos están impresionados por las grandes revelaciones de Hammod, sobre Laurenz y el virus. Tal es la magnitud que todas las personas guardan cerca de dos minutos en silencio para poder, de algún modo, asimilar toda la información a la vez, y así poder entender al cien por ciento lo que ha estado ocurriendo más allá de la pequeña aldea en la que conviven.

    Ante las revelaciones, muchas personas empiezan a creer que la idea de obtener el virus, es una mala idea. Ya que se verían envueltos en un conflicto que no les concierne en absoluto. No obstante, otros piensan que, sea que puedan o no obtener el virus, el conflicto que ha estado enfrentando Laurenz le concierne tanto de forma directa como indirectamente. Nadie está exento, ya que los afecta a todos como especie, y no solo a algunos. Esta resolución causa que muchas personas decidan unirse a la causa de Laurenz.

    Hammod logra ver esto a través de las miradas de todos. Hombres y mujeres expresan determinación y valentía en sus rostros, expresiones que Achterberg no ha vuelto a ver desde hace muchos años. Ver esos cambios en su gente reconforta su espíritu. Tal parece que Laurenz les ha dado una motivación para seguir adelante, sin siquiera estar presente.

    —Hammod. Nosotros queremos ayudar a Laurenz —Dice un hombre. Viendo fijamente al mencionado, y asintiendo junto a sus amigos de alrededor. Dando a entender que habla por todos los miembros de la aldea.

    —¿Cree que Laurenz nos permita ayudar? —Desea saber una mujer.

    —No lo sé. Lo único que podemos hacer por ahora, es esperar a que él regrese.

    Hammod levanta la vista a los cielos, y observa por breves segundos la luna. Mientras piensa en Laurenz, y en lo que debe estar haciendo en ese preciso momento. Ahora que les ha revelado a todos los miembros de la aldea quién es Laurenz, y lo que ha estado ocurriendo a la sombra de todos. Hammod no puede evitar dejar de pensar ni por un segundo en Hiltz.

    20:00 – 8:00 P.M.

    Hiltz observa por la ventana de su habitación, el paisaje nocturno que es iluminado por la luz de la luna. A su lado, sobre un escritorio de metal, se encuentra Hawx, devorando un pedazo de metal, usando su fuerte pico de acero. Ambos permanecen solos durante un minuto, hasta que Félix hace acto de presencia en la habitación. El ave de metal, fija su penetrante mirada sobre el hermano menor de Adler inmediatamente. No le gusta que personas como Félix, entren a la habitación de Hiltz sin consentimiento por parte del menor.

    —¿Qué quieres, Félix? —Desea saber, Hiltz. Sin siquiera volver a verlo.

    —Impresionante. ¿Cómo sabes que soy yo? —A Felix le sorprende las habilidades del pequeño.

    —Tu hedor te delata —Responde, refiriéndose al hecho de ser un humano—. Ahora, responde. ¿Qué quieres? —Cuestiona una vez más el pequeño. Le molesta tener que realizar dos veces una misma pregunta.

    —¿Sabes? Hay algo que aun no entiendo, Hiltz. Tu eres muy poderoso, probablemente, más que tus hermanos. ¿Por qué permaneces aquí en tu habitación, fingiendo ser un niño obediente? Deberíamos revelarnos contra tu padre, ahora que nadie sospecha de nuestra alianza.

    —Y solo por eso, ¿asumes que estoy fingiendo? —Hiltz vuelve a ver al hermano menor de Adler—. Cuida tu lengua, Félix. La única razón, por la que no me he revelado contra mi padre, es porque aun no es tiempo. Mis poderes aun no se han desarrollado por completo, y no será así hasta que cumpla dieciocho años. En el estado actual que se encuentra mi cuerpo, mi padre es mucho más fuerte que yo. Si deseo tener éxito cuando me revele contra él, debo esperar hasta que sea mayor de edad. Una vez en ese punto, nadie, ni siquiera él podrá detenerme.

    —Doce años... —Dice Félix, presionando los puños. No le agrada esperar más tiempo, y menos doce años, pero sabe que no puede hacer otra cosa, más que esperar.

    —Dentro de doce años, nadie escapará de la muerte. Todos, desde el más pequeño, hasta el más grande, conocerá el verdadero significado de la desesperación.

    Ante las declaraciones de Hiltz, Félix lo único que puede hacer en ese momento es mantenerse en silencio. Sabe que Hiltz es poderoso, y si es verdad lo que dice, dentro de doce años lo va a ser aún más. Por más que se sienta molesto ante la idea de seguir fingiendo, Félix es consciente que no le queda otra opción más que hacerle creer a Laurenz y a su propio hermano, que está de su lado. Espera poder ver la expresión que Laurenz hará cuando su propio hijo se revele contra él. Sin duda, el tiempo de espera valdrá su peso en oro, pero no será hasta dentro de doce años.

    Abril 6 del Año 2169.
    16:00 – 4:00 P.M.


    A tan solo dos horas para que caiga la noche, Laurenz vislumbra en la lejanía un pequeño destello de color naranja, provenir de la aldea de Hammod. Desde su ubicación, a poco más de medio kilómetro, el padre de Luzia logra ver que el destello de luz es obra de una fogata de considerable tamaño. Aleshire avanza en medio de la espesa vegetación a paso apresurado, esta vez completamente solo. Ahora que Hammod es como él, no es necesario que Lynx le cubra las espaldas, por lo que, el androide con forma de lince se ha quedado con su pequeña Luzia en el castillo.

    16:20 – 4:20 P.M.

    Laurenz logra llegar a la aldea de Hammod, donde logra ver una ligera columna de humo, provenir de algún lugar en particular de la pequeña comunidad. Aleshire sigue el rastro de humo, y no tarda ni cinco minutos, cuando logra ver a una pequeña aglomeración de personas, reunidas alrededor de la fogata. Un hombre y una mujer se percatan de su presencia, causando una pequeña sensación de miedo, que obliga a todos los demás a fijar sus miradas sobre el ex-científico y padre de tres pequeños.

    —Buenas tardes —Saluda Laurenz—. Lo lamento, no fue mi intención asustarlos —Se disculpa, puede ver entre las personas a algunos niños que están un poco asustados por su presencia—. He venido a hablar con Hammod. ¿Saben dónde puedo encontrarlo?

    —¿Laurenz? —Pregunta Hammod. Apareciendo en medio de las personas, quiénes se hacen a un lado con lentitud.

    —Hammod. Me alegra volver a verte. —Dice Laurenz, estrechando la mano con el mencionado, en señal de amistad.

    —Lo mismo digo, Laurenz. Aprecio que hayas regresado en tan poco tiempo —Comenta Hammod. Han pasado tan solo tres días desde que Laurenz llegó por primera vez a la aldea—. Asumo que has venido por lo del sarcófago. —Dice en tono de voz considerado.

    —Espero que tengas buenas noticias.

    —Oh. Las tenemos, no te preocupes. Acompáñame, te mostraré lo que han hecho mis hombres —Dice, golpeando levemente el hombro derecho de Laurenz con su mano—. Amigos. Disfruten la fogata, volveré en unos minutos. Laurenz y yo tenemos asuntos que atender.

    Laurenz y Hammod se marchan en dirección a la pequeña cabaña que se encuentra a las afueras de la aldea. Las personas al ver que su líder se ha marchado con Laurenz, toman la escena con mucha normalidad. Ahora que todos están al tanto de quién es Laurenz y lo que ha hecho por Hammod. No tienen ningún motivo, por el cuál deban sentirse preocupados de que su líder hable con una persona que apenas y conoce.

    16:35 – 4:35 P.M.

    —Muy bien, Laurenz. ¿Qué opinas? ¿Estás satisfecho? —Desea saber Hammod.

    Frente a Laurenz se encuentra el mismo sarcófago de antes, pero esta vez abierto. Por fuera el sarcófago está exactamente igual como la primera vez que lo vio, pero por dentro es diferente. En los planos que Hammod le mostró a Laurenz, el sarcófago por dentro, antes no era más que una cámara vacía. Sin embargo, las modificaciones que Aleshire le encargó a Hammod han cambiado eso. Las modificaciones son un total de cinco grilletes de metal. Uno a nivel del cuello, dos a nivel de cada muñeca, y otros dos a nivel de cada tobillo.

    —Todos los grilletes están conectados al mecanismo de la llave —Comenta—; los grilletes se cierran manualmente, pero al girar la llave trescientos sesenta grados a la derecha, se abren.

    —Bien. Veo que han hecho un buen trabajo.

    —Mis chicos saben lo que hacen —Presume Hammod.

    —Es bueno saberlo. Porque necesito que modifiquen esto aun más.

    —Solo debes decirlo y ellos lo harán. ¿Qué necesitas?

    —Necesito seis mecanismos de polea a ambos costados del sarcófago, al nivel de cada grillete. El mecanismo debe permitir acoplar una cadena, o bien una polea externa, en caso de que se rompan. ¿Crees que puedan con esto?

    —Sin problema. ¿Qué otra cosa necesitas?

    —También necesito que reparen el otro sarcófago e implementen los mismos mecanismos. Si queremos detener a Hiltz, no podemos confiarnos. Necesitaremos el otro, en caso de que uno llegue a ser destruido.

    —No hay problema. Seguro que mis chicos se van a entretener reparándolo.

    —Espero no estar abusando de su amabilidad, Hammod. Es lo menos que quiero, créeme.

    —Tranquilo —Dice, amable—. Por cierto, Laurenz. ¿Cómo planeas detener a Hiltz? ¿Has pensado como evitarás que destruya el sarcófago, una vez esté aprisionado?

    —He pensado en desarrollar un antídoto que sea capaz de neutralizar sus poderes.

    —¿Es siquiera posible hacer algo así?

    —Tiene que ser posible, o todo estará perdido —Afirma Laurenz. Tiene la esperanza de poder crear algún tipo de antídoto o suero capaz de neutralizar el poder del virus Zero—. Todo virus tiene una debilidad, y el virus Zero no es una excepción.

    —Asumo que tienes en cuenta que desarrollar un antídoto, puede tomarte años. ¿Crees que tenemos tiempo suficiente? —Hammod tiene en mente que reparar el otro sarcófago y realizar las modificaciones necesarias, además de la creación del antídoto requiere de mucho tiempo. Y no está seguro que posean tiempo suficiente para terminar los preparativos.

    —Hiltz es poderoso —Afirma Laurenz—, pero mientras sea menor de edad, está limitado al uso de sus poderes. Por ahora, tenemos tiempo. Al menos, hasta que cumpla dieciocho años.

    —Bien, en ese caso, debemos prepararnos desde ahora.

    Ahora que Hammod tiene una idea del tiempo límite que posee, se siente un poco más tranquilo. Hiltz tiene seis años, eso significa que poseen doce años exactos que debe utilizar sabiamente para preparase. A sí mismo, Laurenz cae en cuenta que ese límite aplica también para su investigación. Debe crear un antídoto capaz de neutralizar los poderes del virus en un lapso de doce años. Un límite que para muchos es grande, pero que es muy pequeño para un científico como Laurenz. Aleshire no está seguro de poder crear un antídoto en tan poco tiempo. Una investigación de ese tipo requiere de al menos quince años para poder tener éxito. Sin embargo, el tiempo no está de su lado.

    Laurenz es consciente que deberá hacerse a la idea de que aún tiene un trabajo, y que debe entregar los resultados en un determinado límite de tiempo, si en verdad desea tener éxito en la investigación. Sólo así podrá avanzar rápido, pese a haberse alejado de la ciencia hace varios años.

    16:50 – 4:50 P.M.

    Laurenz y Hammod caminan de regreso a la aldea. Ambos son conscientes de lo que deben hacer, por lo que, no tiene sentido permanecer por más tiempo dentro de esa pequeña cabaña. Conforme avanzan, Hammod recuerda la conversación que tuvo con los miembros de su aldea, hace tres días. Hammod cree que debe permitir a su gente hablar con Laurenz sobre el virus Zero, pero ante esa idea, se percata que como líder de la aldea. No es bien visto que las personas de una aldea o pueblo discutan ciertos temas con personas ajenas a la comunidad. Ya que ese trabajo le compete exclusivamente al líder de la aldea, por ser la máxima autoridad de ese lugar.

    —Laurenz. Hay algo que debo decirte. —Dice Hammod, caminando a un lado del mencionado.

    —Dime. Te escucho. —Laurenz presta a atención.

    —Lo ocurrido durante tu primera visita a este lugar. Causó mucha inquietud en mi gente. Me vi en la necesidad de hablarles sobre lo sucedido —Laurenz se sorprende—. En un principio, tuve temor de hablarles, pero, por fortuna, todos han tomado las cosas con calma y han logrado asimilarlo.

    —¿Estás seguro que asimilaron bien las cosas? —A Laurenz le preocupa que las personas de aldea puedan revelar información a terceras personas.

    —Te lo puedo asegurar. Incluso, muchos de ellos, están de acuerdo en ayudarte.

    —¿Ayudarme? —Laurenz se impresiona bastante al escuchar esas palabras—. Eso es algo maravilloso. Espera un momento —Aleshire piensa con cuidado el actuar de las personas. Le parece extraño que quieran ayudarlo así sin más—. Asumo que desean algo a cambio. ¿No es verdad?

    —Ciertamente, al principio, muchos pensaron sólo en sí mismos. Quieren obtener el virus, pero temen sus efectos —Hammod toma un segundo de silencio—. Mi gente desea vivir, Laurenz. Sé que quizás, no saben lo que desean —Dice Hammod, refiriéndose al virus—, pero no podemos culparlos. Sus vidas se le están escapando de las manos, a raíz de las enfermedades que ha contraído a través de las generaciones.

    Ante las palabras de Hammod. Laurenz siente un deseo intenso de querer ayudar a todas esas personas; el mismo que sintió la primera vez que llegó a esa aldea, pero esta vez más fuerte. Sin embargo, pese a sentir la necesidad y el querer ayudarlos. Laurenz no está seguro de poder transferirles el virus, sin importar cuán grande sea el sentimiento.

    Es posible que la estadística que realizó la primera vez sea correcta; quizás solo seis u ocho personas mueran, una vez les transfiera el virus. Pese a que la taza de muertos es pequeña, y puede que se mantenga, Laurenz no se atreve a tentar a la suerte. Por algunos segundos, Laurenz usa toda su capacidad mental en un intento de encontrar una solución para transferir el virus a las personas de la aldea, un método que sea efectivo y que no se corran riesgos.

    Durante el trayecto a la aldea, Laurenz piensa las posibilidades que tiene actualmente para transferir el virus a la gente de Hammod, y no son muchas. Esto lo desalienta un poco, pero pronto recuerda algo importante; la conversación que tuvo con Rainhard sobre Luzia. Justo en ese momento, Laurenz y Hammod se percatan de la presencia de todas las personas de la aldea. Quienes se han aglomerado en un solo lugar, a la espera de poder hablar con Laurenz sobre un tema importante; el virus Zero.

    Una vez Laurenz y Hammod llegan donde se encuentran las personas, estas se muestran tímidas y reacios a hablar con Aleshire. Hammod observa en silencio la actitud de su gente, y por primera vez se sorprende de ver ese comportamiento en los miembros de su comunidad. Su gente siempre se ha caracterizado por ser personas directas al momento de hablar, y ahora al estar frente a Laurenz, esa característica se ha visto seriamente obstaculizada por el miedo. El padre de Luzia inmediatamente se percata de ello, así que decide tomar la palabra. Hammod al ver la iniciativa de Laurenz, no evita sorprenderse por breves segundos.

    —Buenas tardes a todos —Saluda Laurenz—. Muchos de ustedes deben conocer mi nombre, pero para el que no lo conozca, mi nombre es Laurenz Aleshire —Se presenta—. Ahora mismo, sé que muchos me tienen miedo, a raíz de lo que hay en mí cuerpo —Las personas se sorprenden un poco al escuchar esas palabras por parte de Aleshire—. No se preocupen, no tengo intención alguna de hacerles daño, al contrario, mi deseo es ayudarlos.

    Sorprendidas, las personas vuelven a ver a Laurenz con ojos muy abiertos. Muchos no pueden creer lo que están escuchando, ni siquiera Hammod puede hacerlo. Jamás pensó que Laurenz estaría dispuesto a ayudar a su gente, y menos por el gran interés que han demostrado en el virus Zero.

    —Como bien deben saber, yo curé a Hammod de la enfermedad que abatía su cuerpo, utilizando un virus que hay en mí organismo —Dice Laurenz, rectificado ante todos lo que Hammod les comentó, hace tres días atrás —. Sé que muchos de ustedes quieren obtenerlo, y entiendo las razones de cada uno, pero deben saber que el virus que hay en mi cuerpo, es muy poderoso y cabe el riesgo que muchos de ustedes mueran en el proceso.

    —Entonces. Eso quiere decir, que pese a saber nuestros deseos de sobrevivir. ¿Optará por no hacer nada y simplemente nos dejará morir? —Dice una mujer. Sintiéndose molesta por el proceder de Laurenz.

    —Nosotros no sólo queremos sobrevivir, también deseamos ayudarlo. ¿Acaso eso no es suficiente para usted? —Comenta un hombre, igual de molesto. Asume que Hammod le ha comentado al respecto de sus intenciones.

    —En ningún momento me he negado a querer ayudarlos. Quiero hacerlo, pero deben tener en cuenta los riesgos —Responde Laurenz con seriedad, ante lo dicho por la mujer—. Agradezco encarecidamente sus intenciones de unirse a mí causa. —Comenta, agradecido.

    —¿Eso significa que nos ayudará? —Indaga otro hombre, ilusionado.

    —Los voy ayudar, pero esta no es la hora ni el momento más indicado para hacerlo. Ahora mismo hay asuntos que requieren mi atención. De modo que deben esperar.

    —¿Esperar? ¿Por cuándo tiempo? —Pregunta otro hombre.

    —Deben esperar doce años. —Responde Laurenz. Observando con atención a cada persona ahí presente.

    —¿¡Doce años!? ¡Es una locura! —Gritan varias personas de inmediato, molestas y sin creer lo que escuchan.

    —Sé que es mucho tiempo, pero les prometo algo. Quién sea paciente, será curado, y obtendrá junto a mí una razón por la que vivir.


    En pocos segundos, Laurenz empieza a ver en todas las personas, un rostro que expresa esperanza. Pese a que muchos no les agrada la idea de esperar doce años para ser curados. Tienen en cuenta, que la espera vale la pena. Solo es cuestión de esperar, y obtendrán la cura a todas sus enfermedades. Una vez obtengan el virus, nadie más volverá a morir por las enfermedades que los han abatido durante generaciones. Laurenz se despide de algunas personas, y en breves segundos se marcha en compañía de Hammod, quien lo acompaña unos cuantos metros hasta llegar a un gran campo de césped. Es hora de marcharse.

    —Dentro de doce años, antes de que cumpla la mayoría de edad, enviaré a Luzia para que convierta a tu gente —Comenta Laurenz—. Ella posee un control mayor sobre el virus, estoy seguro que con sus habilidades, muchas personas sobrevivirán.

    —Entiendo. —Dice Hammod, de acuerdo con Laurenz.

    —Será hasta entonces, que nos volveremos a ver, Hammod.

    —Cuídate, Laurenz. Mi gente y yo esperaremos por tu regreso.

    —Gracias, Hammod. Cuídate tu también.

    Laurenz se despide de Hammod con un apretón de manos. Una vez lo hace, se marcha del ahí por el mismo camino por el llegó a la aldea. Hammod observa por breves segundos a Laurenz, hasta que este desaparece de su vista. El líder de la aldea tiene en cuenta, que cuando Luzia llegue a la aldea, ese día es cuando van a tener que enfrentarse a Hiltz. Solo espera, que cuando llegue ese momento, todos estén listos y preparados para hacerle frente.

    Laboratorio, Castillo de Marienburg, Pattensen, Hannover, Baja Sajonia, Alemania.
    Abril 7 del Año 2169.
    00:00 – 12:00 A.M.


    Teniendo en cuenta que el tiempo que posee es limitado. Laurenz se encuentra en su laboratorio, listo y preparado para iniciar una de sus más grandes investigaciones. Aleshire empieza su arduo trabajo, sacando cinco mililitros de su propia sangre con la ayuda de una jeringa con gatillo. Aunque aún posee las muestras de sangre pertenecientes a sus tres pequeños. Lo más indicado para poder tener éxito en su investigación, es utilizando su propia sangre, la cual posee células de primera generación del virus Zero.

    Una vez obtiene una muestra considerable de su propia sangre. Laurenz deja caer una gota, sobre un portaobjetos, que acopla a su microscopio. Al hacerlo, un holograma se materializa a la derecha del instrumento, mostrando las células humanas como las del virus. Inmediatamente, Maya, la IA de Laurenz, realiza un escaneo de células, así como de todo tipo de material genético que posee.

    03:00 – 3:00 A.M.

    Durante horas, Laurenz intenta buscar entre el material genético, algo que le permita invertir los efectos del virus Zero, pero sin importar el tiempo que invierta, no hay nada que pueda ayudarle en su cometido. Laurenz se levanta de su silla, se lleva las manos a la cabeza y masajea por breves segundos su cuello. A raíz de las horas que lleva sin dormir, su cuerpo le exige descanso, pero, pese a ello, Laurenz no tiene intenciones de descansar, a menos no hasta que logre encontrar algo que le permita combatir el virus.

    Por unos segundos, Laurenz fija su mirada en el suelo, e intenta pensar en algo; lo que sea; cualquier cosa. No es hasta dos minutos después, que Aleshire se le ocurre algo, que puede determinar el avance, o el rotundo fracaso de la investigación.

    —Maya. ¿Podemos utilizar el Gen N-A7B para revertir los efectos del virus? —Desea saber Laurenz, hablando al aire.

    —Es posible, doctor, pero para ello es necesario aislar primero el gen de la secuencia de ADN.

    —Bien —Dice Laurenz. Alegre de poder ver un avance en tan poco tiempo—. Maya, quiero que filtres todo el material genético innecesario de la muestra. Muéstrame solo el Gen N-A7B.

    —Entendido, doctor.

    Laurenz toma algunos utensilios científicos, y de inmediato toma asiento en su lugar de trabajo. En el holograma, Maya le indica a Aleshire que las plaquetas, plasma, y glóbulos rojos en la sangre es material genético irrelevante, y que solo los glóbulos blancos, es el material importante, ya que, dentro de esos glóbulos, es donde se localiza el Gen N-A7B que debe aislar. Teniendo en cuenta eso, Laurenz empieza a trabajar en una de las tareas más importantes y difíciles; aislar material genético.

    Abril 20 del Año 2169.
    17:00 – 5:00 P.M.


    Tras varios días de intenso trabajo, Laurenz finalmente ha logrado aislar el Gen N-A7B no solo de un glóbulo blanco, sino de varios de ellos. Lo cuáles poseen una copia exacta del mismo gen con sus mortíferas características. Ahora que posee en sus manos suficientes copias del gen, es momento de realizar las pruebas correspondientes. Es necesario saber que el gen funciona, antes de realizar un antídoto como tal, o de lo contrario perderá tiempo innecesario.

    Laurenz deja caer una gota de su sangre en un nuevo portaobjetos, que se encuentra acoplado a un microscopio. Después toma con un pequeño y delgado catéter, una de las muestras que tiene el Gen N-A7B. Con cuidado, Laurenz deja caer el gen sobre la gota de sangre. Un holograma se materializa a un lado del microscopio, al mismo tiempo Laurenz ajusta la imagen, girando con lentitud algunas perillas ubicadas a los costados del instrumento. Después, observa con atención la imagen, en un intento por ver lo que sucede

    Durante varios segundos, Laurenz observa la imagen, que no muestra ningún cambio en las células de la sangre. Por lo que puede ver a simple vista; el gen N-A7B no causa ninguna reacción. Esto desmotiva un poco a Laurenz, pero a pesar de ello, decide mantener la calma para no caer en la desesperación. Ahora que ha logrado aislar el gen más mortífero del virus Zero. Solo debe seguir trabajando como hasta ahora lo ha hecho, por lo que, no debe perder la calma. Sólo es cuestión de tiempo encontrar el antídoto que haga vulnerable al virus Zero.

    Septiembre 24 del Año 2169.

    El tiempo avanza sin detenerse. Laurenz continúa en busca de un antídoto que haga vulnerable el virus Zero. Los cuerpos de Luzia, Wenzel, Hiltz y Rainhard se desarrollan con el paso del tiempo, y del mismo modo lo hacen sus poderes. Hammod y sus hombres, trabajan día y noche en la prisión de Hiltz, mientras que su gente, espera con paciencia el día en que serán convertidos. De este modo, los doce años transcurren.
     
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  18.  
    Agus estresado

    Agus estresado Equipo administrativo Comentarista empedernido

    Piscis
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    Saludos, amigo. Estoy aquí para comentar este capítulo de la historia. Bien, vemos que poco a poco el tiempo avanza y con eso, el contador para varios personajes.

    Por lo que se ve aquí, los doce años de espera que deben pasar son preciados para más de uno aquí en la historia. Y es que creo que Adler es el único personaje para el cuál ese lapso de tiempo no le tiene nada reservado en particular, pero mejor voy poco a poco.

    Parece ser que Luzia y Rainhard están conviviendo felizmente durante su infancia. Tras saber de parte de su padre que él tiene un rol importante que cumplir pero que no lo obligará a formar parte de sus planes, este parece querer abrirse para estar más cerca de ella. No sé si solamente tiene la intención de protegerla para devolverle el favor de haberle salvado la vida o si realmente estará desarrollando algún tipo de sentimiento por ella. Porque es cercano con la pequeña pero parece ignorar por completo a Wenzel.

    Y hablando de él, parece ser que pensó lo mismo que a mí se me cruzó por la cabeza. Si toda la humanidad muere, no tendrán a nadie con quien reproducirse y luego toda su raza morirá, quedando el planeta Tierra para ser gobernado por los animales, o en el peor de los casos, por los androides de Hiltz. Esto ha servido mucho para descubrir que Wenzel también comparte con su hermano una cierta ideología narcisista y aires de superioridad de su raza para con la humanidad. Con la diferencia de que Wenzel no parece querer que los humanos sean asesinados. Sin embargo, no noto empatía en las palabras que dice el pequeño hacia la humanidad. Mientras Hiltz los odia, parece ser que Wenzel nada más quiere que permanezcan con vida solo para poder usarlos para beneficio propio. No digo que esté mal, ya que eso le da una personalidad propia al personaje, al tener una ideología diferente a la de su hermano, su padre y su hermana.

    Por parte de Felix, parece ser que es una persona muy paciente, y su jefe también. Realmente, me gustaría más saber qué tipo de relación tendrán el hermano menor con el tal Helmut. Quiero decir, se supone que él prometió entregarle a uno de los niños, y si tiene que esperar 12 años, pues la verdad yo me vería muy enojado XD. El propio Hombre Ilusorio mandó a Merten para tratar de obtener a uno de los niños y de paso se aprovechó para medir la fuerza de Laurenz versus uno de sus experimentos. El hecho de que Helmut parezca ser alguien paciente me hace creer que estamos ante dos personas más diferentes de lo que creería. Aunque cierto es que no estamos muy informados tanto de ambos. Solamente son piezas ocultas en el tablero que son incógnitas para todo el mundo. Pero bueno, Hiltz parece tener a Felix totalmente aterrado con la promesa de volverse más fuerte tras el lapso de los 12 años.

    Por otro lado, Laurenz parece tener un gran interés en salvar a toda la gente de la aldea, junto a Hammod. Imagino que las ciudades de Dortmund y Nordlinghen siguen presentes en él, dado a que la caída de ambas lo tuvo a él como uno de los responsables. Pero es bueno saber que algo se le ha ocurrido para poder contener a Hiltz. Sin embargo, yo dudo mucho que ese sarcófago, con todas las modificaciones posibles que pueda tener, vaya a funcionar contra alguien como Hiltz. Pero no pierden nada por intentarlo XD. Peor es no hacer nada y quedarse quietos viendo como él destruye a más gente.

    Y hablando de paciencia, parece que es un arte que la gente que habita en esa aldea domina muy bien. Porque Laurenz les ha dicho que tienen que esperar por 12 años para recibir la oportunidad de sobreponerse ante una enfermedad incurable. Y ellos no tuvieron problema alguno en aceptarlo, pese a que saben que un lapso tan grande da más tiempo a que las enfermedades se desarrollen mucho más, y que incluso podrían morir. Digo, si yo me contagiara con Covid por ejemplo, y descubriera que es una enfermedad que permanece en el cuerpo, no querría esperar doce años por la posibilidad de que la muerte aun pueda llevarte al otro lado.

    Pero bueno, esto nos deja a varios frentes abiertos para la recta final de la historia.

    Por un lado Laurenz, Rainhard y Luzia que parece que tendrán un rol importante en la salvación de la humanidad al proteger a la niña para que ella pueda ser un seguro de vida.
    Hiltz y Felix por su parte, aunque estoy seguro de que se van a traicionar mutuamente en algún momento.
    Hammod y su gente que planean colaborar con el encierro de Hiltz como una forma de comprarse la posibilidad de adquirir el virus zero y prolongar su vida.
    Wenzel que parece no querer que Hiltz extermine a la humanidad, pero no tiene un interés real en salvarlos.
    Y por último, el viejo amigo el HI, que ha quedado casi en el olvido en esta historia. Seguro no habrá dicho su última palabra tras ver que el ataque de Merten fracasó.

    Como dije más arriba, Adler parece ser el único que no tiene ningún tipo de contribución a la historia o para ningún otro personaje en el paso de los 12 años. Por lo que lo veo siendo una muerte próxima en esta parte.

    Con eso finalizo el comentario de la trama. Te marcaré un error y luego otra cosa:

    Ahí sería correctamente usar el verbo "ha". Supongo que fue un pequeño error de escritura.

    Y en otros lugares del capítulo utilizas demasiado los puntos seguidos cuando en realidad deberían ser comas. Son pocas, y al no haberlas marcado al leer, las he perdido. Pero están ahí, por lo que igual deberías echar una mirada a la historia.

    Sin más que decir, dejo aquí la historia hasta la semana siguiente si todo va bien. Saludos.
     
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  19. Threadmarks: Capítulo 20: Zervinos
     
    Zurel

    Zurel —Vuestras historias han terminado.

    Acuario
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    ZERO ZONE: Genesis [S.O.E]
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Ciencia Ficción
    Total de capítulos:
    20
     
    Palabras:
    3946
    Hola a todos.

    Es momento de continuar con la publicación de Genesis como de costumbre. Agradezco enormemente a Reydelaperdicion por su incondicional apoyo a esta historia. Espero que este capítulo sea de su agrado como todos los demás. Sin más nada que decir, los dejo con la lectura. Hasta el próximo capítulo.

    Capítulo 20: Zervinos

    Enero 30 del Año 2181.
    Doce Años Después.
    19:45 – 7:45 P.M.


    En medio de una gran arboleada, muy cerca de castillo de Marienburg. Un joven de cabellos azules, corre en medio de diversos árboles, de pronto, esquiva con velocidad y agilidad, un gran rayo de energía eléctrica que se dirige hacia él, girando su cuerpo hacia la derecha. El rayo sigue directo e impacta en un gran árbol seco. Su corteza ardiente y podrida causa inestabilidad en su estructura, provocando que este caiga al suelo.

    El joven sin impresionarse en absoluto por el ataque. Observa su alrededor con notable cansancio en su rostro. La fría noche causa que un vapor blanco salga de su nariz y boca, a medida que respira grandes cantidades de oxígeno, mientras observa su alrededor, en busca de contrincante.

    —Muy bien hecho, Wenzel. Has esquivado mi ataque. Veo que tus habilidades han mejorado. —Dice una voz, resonando por toda la arboleada.

    —Aún no has visto nada, Hiltz. —Responde el mencionado. Notando una sombra atrás de él, pero que desaparece en un instante.

    —Por más que entrenes, tus poderes no se comparan a los míos. —Dice Hiltz, con notable superioridad en sus palabras.

    —Eso lo veremos en un segundo. —Wenzel quiere desafiar a su hermano.

    Wenzel observa a su alrededor en busca de Hiltz. Su hermano está por atacarlo y no debe descuidarse, o perderá el combate. El gemelo vuelve a ver hacia su derecha y logra ver la misma sombra de antes, que desaparece. Después vuelve a ver hacia adelante y la sombra se hace presente una vez más, pero desaparece por segunda ocasión. De pronto, Wenzel escucha un leve silbido de aire. Inmediatamente, levanta la vista, logrando ver a su hermano Hiltz acercarse a él a toda velocidad.

    Aprovechando la poca habilidad de reacción de su hermano. Hiltz ataca a Wenzel con un golpe de puño directo al rostro. Wenzel no logra ver venir el ataque, así que recibe el golpe de lleno, obligándolo a retroceder tres pasos. El golpe es muy fuerte, pero no lo suficiente para aturdir a Wenzel. Hiltz realiza un pequeño salto para alejarse de su hermano, pero en ese momento, Wenzel lo toma con ambas manos de una de sus piernas.

    Sin soltar a Hiltz, Wenzel realiza varios giros hacia la izquierda, y después los suelta; lanzado a su hermano gemelo hacia un punto cualquiera. Hiltz sale volando cerca de doscientos metros, y en el proceso se estrella contra varios árboles. Finalmente, Hiltz se detiene una vez se estrella contra una montaña de rocas. El joven de cabellos carmesíes se levanta con un poco de dificultad, a raíz del fuerte golpe contra las rocas. Wenzel aparece en el lugar a los pocos segundos.

    —¿Y bien? ¿Qué te pareció? —Wenzel observa algunas heridas en los brazos de su hermano que sanan casi al instante.

    —No está mal, pero con eso jamás me superarás.

    Sin aviso previo, Hiltz lanza un poderoso rayo eléctrico de la palma de su mano. El rayo es tan rápido que golpea a Wenzel sin este darse cuenta, y poderoso que hasta desprende una onda choque a la hora de salir de la mano de Hiltz y al impactar en su hermano. A raíz del impacto, Wenzel termina incrustado en la corteza de un árbol. Su ropa desprende un leve rastro de humo negro, a causa de algunas quemaduras que ha sufrido por el potente ataque.

    —No olvides que este combate, es para demostrar quien de nosotros dos es más fuerte. —Dice Hiltz, sacudiendo un poco sus ropas, que se ha ensuciado por el polvo de las rocas.

    Wenzel cae al suelo y con algo de dificultad logra levantarse. Después avanza algunos metros para terminar a un lado de su hermano gemelo. El ataque que ha recibido por parte de Hiltz, ha sido muy fuerte, y es evidente que así ha sido. Su cuerpo desprende algunas chispas eléctricas, a raíz del ataque.

    —¿Estás listo para rendirte? —Desea saber Hiltz. Listo para continuar el combate.

    —No planeo rendirme. Seguiremos con nuestro combate hasta que uno de nosotros quede en pie. —Responde Wenzel. Firme y con gran determinación.

    —Muy bien. Prepárate. No voy a contenerme.

    Hiltz y Wenzel toman posición para reanudar su combate. No obstante, en ese momento, escuchan una piedra caer desde lo más alto de la montaña de rocas. Ambos gemelos, intrigados por el sonido, voltean a ver lo que ha causado la caída de esa roca. Hiltz y su hermano Wenzel abren los ojos, impresionados, al ver un gran lobo en la cima de la montaña de rocas.

    —¿Un lobo? ¿Qué hace un animal como ese aquí? —Pregunta Hiltz de modo retórico.

    —Este lugar debe ser su territorio. Debimos alejarnos del castillo más de lo previsto. —Wenzel se siente un poco intimidado al ver el lobo, gruñéndoles con ferocidad.

    —Bien. Mataré a este animal y continuáremos con nuestro combate. No voy a permitir que esta bestia salvaje nos interrumpa.

    La energía que siente el lobo provenir de Hiltz causa que se sienta seriamente amenazado. Esto incita al lobo atacar a Hiltz. La bestia corre sobre la innumerable cantidad de piedras con elegancia, y una vez se encuentra cerca de Hiltz, se lanza a morderlo. Hiltz en ese momento, intenta usar sus poderes para matar al lobo, pero su cuerpo se paraliza por completo. Wenzel al ver que su hermano está por ser víctima del lobo, corre hacia él en un intento por protegerlo. El joven golpea a Hiltz con fuerza suficiente para hacerlo caer al suelo. De modo que Wenzel termina recibiendo la mordida del lobo en su brazo derecho.

    Wenzel realiza un fuerte grito de dolor, al momento que los afiliados y desgarradores colmillos del lobo, perforan su brazo. Confundido y sin entender lo que ha sucedido, Hiltz observa con impresión a Wenzel, quien lo ha protegido del ataque. Aterrado, Wenzel mueve con fuerza su cuerpo hacia la derecha, en un intento por quitarse el lobo de encima, pero sin importar sus intentos, el lobo no planea soltarlo.

    Ante el movimiento de Wenzel, el lobo responde, presionando con mucha más fuerza su mandíbula, hasta el punto de fracturarle los huesos radio y cúbito de su brazo. La fractura de ambos huesos, causa un intenso dolor en Wezel como nunca antes ha sentido. Sus gritos no se hacen esperar, pronto, sus gritos resuenan por todo el lugar. En medio del dolor, Wenzel observa un líquido espumoso de color blanco, emerger entre los dientes del lobo. Al cabo de algunos segundos, Wenzel empieza a sentirse muy débil.

    Hiltz regresa a la realidad, y al ver que su hermano está en serios problemas. Decide actuar de inmediato. El joven de cabellos carmesíes se levanta del suelo y sin que el lobo se percate de su presencia. Lo toma de su grueso pelaje, y con una fuerza sobrehumana lo lanza a varios metros, lejos de su hermano.

    En ese preciso instante, Wenzel cae al suelo, débil. Su piel se torna pálida y su cuerpo empieza a temblar, como si tuviese frío. Hiltz al ver a Wenzel en ese estado, por primera vez en su vida, se siente preocupado por su hermano. El lobo cae sobre las rocas, rompiéndose una de sus patas traseras. Sin embargo, pese a su fractura se levanta, furioso.

    —¿¡Wenzel!? ¿Estás bien? —Pregunta Hiltz, preocupado al ver la seria herida que tiene su hermano en el brazo. La cuál expulsa sangre y una extraña espuma blanca, por medio de las laceraciones.

    Wenzel intenta hablar, pero está demasiado débil para articular palabras. Después de unos segundos, Wenzel pierde la consciencia. Hiltz se asusta un poco, pero se tranquliza al ver que su hermano, aún sigue con vida. Sin embargo, eso no será así por mucho tiempo. La respiración de su hermano se vuelve cada vez más débil con el pasar de los minutos. Hiltz cae en cuenta que debe darse prisa en regresar al castillo, o su hermano morirá si no recibe atención médica. Su padre era científico, así que probablemente, él tenga conocimientos suficientes para ser capaz de ayudar a Wenzel.

    Hiltz toma el cuerpo inconsciente de Wenzel y lo carga sobre su hombro izquierdo. Justo en ese instante, Hiltz se percata que el lobo se acerca a él con intenciones hostiles. Ante la amenaza del lobo, Hiltz se defiende lanzándole un poderoso rayo de electricidad. El ataque de Hiltz golpea al lobo y lo envía hacia las rocas, matándolo e incinerando su cuerpo por las altas temperaturas de los rayos eléctricos.

    Al ver que el lobo ha muerto, Hiltz se marcha de ese lugar sin perder tiempo. Cargando el cuerpo de su hermano, Hiltz avanza en medio de decenas de árboles. No sabe cuánto daño le ha causado en realidad la mordida a su hermano, pero sabe que debe darse prisa, sin importar cual sea la circunstancia.

    Castillo de Marienburg, Pattensen, Hannover, Baja Sajonia, Alemania.
    20:30 – 8:30 P.M.


    Luzia observa por la ventana, el paisaje nocturno. La joven de cabellera rubia se encuentra sumergida en sus pensamientos, pero pronto sale de ellos al escuchar una voz muy familiar.

    —¿Aún no han regresado Wenzel y Hiltz? —Pregunta Laurenz. Luzia se asusta un poco por escuchar la voz de su padre tan de repente—. Lo siento, ¿te asusté?

    —N-No, por supuesto que no —Responde Luzia—. Aún no han regresado.

    —Ya veo —Launenz observa a Luzia por algunos segundos—. Los años te han sentado bien —Comenta—. Te pareces mucho a tu madre, Luzia.

    —¿A mí madre? —Luzia se sorprende un poco. Su padre nunca menciona a su madre.

    —Sí —Asiente—, eres su viva imagen.

    Luzia ahora es una joven muy hermosa, su cabello es rubio y muy largo, llegando por debajo de su cintura. Lleva puesto una blusa negra y encima un suéter de capucha rosado, una falda del mismo color, además de unas medias largas de color blanco y unos zapatos del mismo color que su falda y suéter.

    —Te has convertido en una chica muy hermosa. Estoy seguro que tu madre opinaría lo mismo, si estuviera con nosotros. —Comenta Laurenz.

    —No digas eso, papá. Me da vergüenza. —Dice, avergonzada. Le da pena escuchar esas cosas por parte de su padre.

    —¿Y qué me dices de Rainhard?

    —¿Qué tiene que ver él en esto? —Luzia no comprende por qué su padre lo menciona en ese momento.

    —¿Acaso él no te ha dicho lo hermosa que eres?

    —Vamos, papá. No digas esas cosas. —Luzia se sonroja un poco.

    —Está bien, está bien —Sonríe Laurenz—. Tú le gustas, Luzia. —Agrega, tras unos segundos en silencio.

    —Lo sé, pero no puedo corresponder sus sentimientos. Al menos, no ahora.

    —Sé lo que te preocupa, pero no por eso, debes cerrar tu corazón. Eso no le hace ningún bien a nadie.

    —Tendré presente tu consejo, papá.

    En ese instante, Rainhard, un joven de tez blanca, cabello negro, y ojos heterocromáticos. Hace acto de presencia, vistiendo una camisa negra y sobre esta un chaleco. También lleva un pantalón corto con bolsas a los lados, botas hasta el nivel de la rodilla, todo en un conjunto negro. Como accesorio, lleva un guante negro que cubre su brazo derecho hasta el codo, y que deja al descubierto sus dedos.

    Laurenz al ver a Rainhard, percibe preocupación en su rosto, algo que no es muy común ver en él. Luzia también se preocupa al ver al joven de ojos heterocromáticos. Inmediatamente siente un mal presentimiento, como nunca antes ha sentido uno.

    —Rainhard. ¿Qué ocurre? —Cuestiona Laurenz, preocupado.

    —Doctor. Wenzel ha sido atacado por un lobo, y está gravemente herido. —Informa.

    —¿Un lobo? No es posible. —Dice Luzia, angustiada.

    —¿¡Herido!? —Laurenz no puede creer lo que escucha—. Su cuerpo debió regenerarse. ¿Estás seguro de lo que dices?

    —Completamente, doctor. —Afirma.

    —¿¡Dónde se encuentra!? —Cuestiona Laurenz de inmediato, en la misma situación que su hija.

    —Se encuentra en la entrada del castillo. —Responde.

    —¡Vamos, deprisa!

    Laurenz, Luzia y Rainhard se marchan a toda prisa hacia la entrada del castillo. Lo que ha mencionado Rainhard, preocupa y confunde en gran manera a Aleshire. La herida que le haya provocado el lobo a Wenzel, debió cerrarse poco después de haber sido herido. No puede ser que la mordida de un lobo común, sea capaz de interferir en el proceso de sanación del virus Zero. Sea lo sea que ha pasado, debe tratarse de un error.

    21:00 – 9:00 P.M.

    —Permíteme ayudar a Wenzel, Hiltz. —Dice Adler, dando un paso.

    —¡No te atrevas a dar un paso más, humano! —Grita Hiltz, molesto. A un lado de Wenzel—. ¡No quiero que toques a mi hermano! —Sus ojos carmesíes se tornan azules por completo.

    Laurenz y compañía llegan en el momento oportuno para ver con sus propios ojos, cómo Hiltz defiende a su hermano de Adler. En ese instante Laurenz se percata de un lazo que jamás había visto antes entre sus dos hijos. Aleshire se acerca a Wenzel con cautela, para así evitar que Hiltz reaccione de forma violenta. Al ver que Hiltz no parece tener ningún inconveniente, Laurenz se acerca más para inspeccionar el tipo de herida que tiene Wenzel.

    Las serias heridas en el brazo de Laurenz y la espuma que surge de algunas de sus laceraciones. Le indican a Aleshire que el lobo que ha mordido a su hijo estaba infectado con algo, probablemente, rabia. Lo más extraño de todo, es que, de ser así, su cuerpo debió destruir el virus y sanar la herida; algo que no ha hecho. Laurenz cree que lo mejor, es realizar un examen de sangre y verificar por sí mismo lo que está ocurriendo.

    —Hiltz. Debemos llevar a Wenzel a su habitación. Es importante realizar un examen de sangre. Su cuerpo no está reaccionando como se espera, en un caso así. —Laurenz nota la pérdida de color en la piel de Wenzel; algo que le preocupa.

    —Bien. Yo lo llevaré. No quiero que ningún humano se acerque a él. ¿Está claro? —Cuestiona Hiltz.

    —Está claro —Responde Laurenz, por Adler y Félix.

    Hiltz carga una vez más a su hermano, y lo lleva a su habitación. Detrás de Hiltz, Laurenz lo sigue. Conforme avanzan por los pasillos, Aleshire no deja de pensar en el extraño comportamiento que ha estado mostrando Hiltz desde hace pocos minutos. Desde que llegó, Hiltz ha actuado de un modo muy sobre protector. Lo que sea que haya ocurrido en el bosque, hizo que Hiltz desarrollara un lazo muy cercano a Wenzel en muy poco tiempo. Un lazo que jamás imaginó que pudiera existir entre sus dos hijos, y que incluso, aún de niños nunca se desarrolló.

    21:20 – 9:20 P.M.

    Laurenz prepara la cama de Wenzel y una vez termina, Hiltz acuesta a su hermano sobre la misma. El joven cubre a Wenzel con la sábana, teniendo cuidado de dejar su brazo derecho, donde recibió la mordida, al descubierto. Aprovechando que Wenzel aun se encuentra inconsciente, Laurenz saca una muestra de sangre con la ayuda de una jeringa con gatillo. Esta clase de jeringas son similares a una pistola; presionas el gatillo y extrae una determinada cantidad de sangre.

    —Haré los análisis que sean necesarios. Dejemos que descanse.

    —¿Crees que esté bien? —Quiere saber Hiltz, preocupado.

    —No lo sé, pero, el virus Zero debe ser capaz de combatir lo que sea que haya entrado a su cuerpo. Aun si es otro virus, como el virus de la Rabia.

    —¿Rabia? —Hiltz nunca antes había escuchado un virus con ese nombre.

    —Es un virus muy común en animales, por lo general, se trasmite a personas por medio de la saliva, o bien una mordida.

    —Entiendo.

    Laurenz y Hiltz salen de la habitación de Wenzel. Ambos se topan a Luzia, quien trae en sus manos una pequeña cubeta con agua y jabón. La joven de cabellos rubios entra a la habitación para lavar la herida que tiene su hermano gemelo en su brazo. A Laurenz le parece bien el proceder de su hija, es lo único que pueden hacer, por ahora, para ayudar a su cuerpo a sanar. Hiltz se marcha a su habitación, y Laurenz a su laboratorio para realizar los análisis correspondientes.

    23:30 – 11:30 P.M.

    Laurenz se encuentra en su laboratorio, preparado para analizar la sangre de su hijo Wenzel. Aleshire deja caer una gota de sangre sobre un portaobjetos que previamente acopló al microscopio. Un holograma se materializa, mostrando la sangre tal cual se puede ver a través del microscopio. Al cabo de algunos segundos, un rostro de asombro es lo único que expresa Laurenz; no es nada bueno lo que observa.

    En la sangre de Wenzel, además de haber glóbulos rojos de células tripes. Hay extrañas células con forma de bala, que pertenecen al virus de la Rabia. Las células en sí mismas, no son un problema; el problema es que algunas de estas células con aspecto de bala, se unen a los glóbulos rojos, alterados por el virus Zero. A la vez que se unen a los glóbulos blancos de la sangre. Convirtiendo cada glóbulo rojo y blanco en un mismo glóbulo de células séxtuple.

    Al ver ese cambio, Laurenz cae en cuenta que todo es obra del mismo virus Zero; Las células del virus al verse infectadas por la Rabia entran en conflicto. A raíz de esto, los glóbulos blancos son atraídos a los glóbulos infectados, causando su unión y posterior eliminación del virus de la Rabia. El resultado de este combate multicelular, es un glóbulo gris de células séxtuple. En otras palabras; el virus Zero lo único que hace es utilizar el virus de la Rabia para mutar.

    Este proceso de unión y mutación, ocurre en cuestión de segundos. Cuando Laurenz se percata de esto, la muestra de sangre en el portaobjetos ya no muestra ningún rastro de glóbulos rojos de células triples y tampoco de ningún glóbulo blanco. Ahora todos los glóbulos que hay son grises y de células séxtuples.

    Laurenz saca por conclusión propia, que el resultado que ha producido la unión de ambos virus, es una cepa extremadamente contagiosa del virus Zero. La cuál Aleshire denomina; Zervinos. A raíz de que es un virus, que proviene principalmente por una mutación del virus Zero, en unión con el virus de la Rabia.

    Todos estos descubrimientos en conjunto, preocupan en gran manera a Laurenz. Debido a la velocidad con que el virus Zero muta, no existe ninguna cura que pueda combatir el nuevo virus Zervinos. Lo único que Laurenz puede hacer, es esperar que el cuerpo de Wenzel asimile los nuevos cambios en su sangre, porque no puede hacer nada. Al menos, no por ahora.

    22:30 – 10:30 P.M.

    Laurenz camina por los pasillos del castillo, en dirección a la habitación de Wenzel. Al llegar, Aleshire se topa a Rainhard, recostado a la pared, a un lado de la puerta. Ambos ingresan a la habitación, donde se encuentran con Luzia y Hiltz. Wenzel aún permanece inconsciente, pero su estado es estable.

    —¿Qué hace Rainhard aquí? Tu lugar es fuera de esta habitación. —Dice Hiltz, molesto por la presencia del joven.

    —Al igual que tú, Rainhard se preocupa por Wenzel. Él tiene tanto derecho, como cualquiera de nosotros, de estar aquí. —Defiende Laurenz.

    —Típico de ti, padre. Siempre defendiendo a los humanos. —A Hiltz le repugna la actitud de Laurenz.

    —Silencio, Hiltz. Este no es el mejor momento para discutir. Wenzel está herido, por favor, ten un poco de respeto hacia tu hermano. —A Luzia no le gusta que Hiltz sea tan problemático en un momento como ese.

    —Bien —Dice Laurenz, haciendo a un lado la discusión con su hijo—. Hice algunos análisis, y encontré rastros del virus de la Rabia en la sangre de Wenzel —Comenta—. El periodo de incubación del virus es de tres a doce semanas, y el periodo hasta que se presenten los primeros síntomas, es de diez días.

    —Entonces, ¿por qué Wenzel ha pedido el color de su piel? —Pregunta Luzia, viendo lo pálida que se ha vuelto la piel de su hermano. Si eso es un síntoma, no debe presentarse tan pronto.

    —Los glóbulos rojos de células triples están desapareciendo de la sangre de Wenzel. Los glóbulos rojos además de otorgarle el color a la sangre, trasportan sustancias como la melanina, que es el encargado de otorgar color al cabello, la piel, y los ojos. Al desaparecer los glóbulos rojos, también lo hace la melanina, por esa razón la piel de Wenzel se ha vuelto pálida —Responde Laurenz—. Otra causante puede ser la mutación del virus Zero.

    —¿Mutación? —A Rainhard le impresiona un poco escuchar esa palabra. Hasta donde sabe, el virus Zero solo muta en cada generación.

    —El virus Zero está utilizando el virus de la Rabia a su favor para mutar. La unión de ambos, ha dado como resultado un nuevo virus.

    —¿Un nuevo virus? Eso es imposible. —Luzia no puede creerlo.

    —Aún es muy pronto para determinar cuán peligroso puede ser este nuevo virus, por lo que, debemos esperar. Solo el tiempo, no otorgará las respuestas para comprender este nuevo virus.

    Luzia, Rainhard y el mismo Hiltz están impresionados. Ninguno puede creer que la unión de dos virus totalmente diferentes, hayan creado un nuevo virus. Hiltz es el que menos lo puede creer, después de todo, él estuvo ahí presente, cuando su hermano recibió la mordida del lobo. A pesar de recordar lo sucedido, Hiltz no se siente culpable de nada. Lo que sucedió fue algo que simplemente pasó, cualquiera pudo haber experimentado el ataque de esa bestia salvaje. No había forma de imaginarse que esa salida del castillo los conduciría a enfrentarse a un lobo enfermo.

    Una vez los jóvenes tienen en cuenta los resultados del análisis que Laurenz realizó. Todos se marchan de la habitación de Wenzel para dejarlo descansar tranquilo. Por el momento lo único que pueden hacer, es esperar a que Wenzel despierte. No saben por cuánto tiempo permanecerá en ese estado, pero sin importar los días, semanas, o meses, deben esperar. Eso es algo que todos tienen presente, especialmente Laurenz.

    Enero 31 del Año 2181.
    16:00 – 4:00 P.M.


    Aleshire se encuentra en su laboratorio, terminando los últimos preparativos de un antídoto. El cuál le ha tomado doce largos años de investigación y desarrollo. Este antídoto, o vacuna, es capaz de revertir los efectos del virus Zero hasta cierto punto.

    Laurenz ha logrado crearlo, utilizando el Gen N-A7B y glóbulos rojos, ambos presentes en su misma sangre. El antídoto tiene un efecto devastador en cualquier individuo que posea el virus Zero. Una vez ingresa al torrente sanguíneo, destruye los glóbulos blancos, dejando vulnerable el sistema inmunológico. Después destruye todas las células del virus, que se encargan principalmente de regenerar tejidos. Al ser destruidas, los músculos se degradan hasta el punto que el individuo es incapaz de moverse. El corazón de igual forma se degrada; disminuye sus latidos.

    Todos esos efectos en conjunto, obligan el cuerpo del individuo a entrar en un estado de sopor. Sobre todo, para proteger funciones vitales, que el mismo virus ayuda a mantener, como las funciones del cerebro.

    A raíz de este efecto «Reversivo», que causa en las células regenerativas del virus Zero. Laurenz denomina el antídoto; R-Zero. Ahora que el antídoto está completo, Laurenz solo debe esperar a que llegue el momento de utilizarlo. Aunque Hiltz parece haber cambiado un poco, por lo sucedido a su hermano Wenzel. Laurenz no confía en que ese cambio vaya a durar por mucho tiempo.
     
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    Agus estresado

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    Saludos, amigo. Paso a comentar el capítulo de esta semana.

    Tengo que decir que lo he sentido algo un poco...extraño. Se siente como un in between para la historia, como un capítulo de transición pero con algo más de marca en el medio. No sé como describirlo, sí que lo siento algo extraño.

    Admito que el título llamó mi atención, porque supe que algo extraño iba a suceder, pero no imaginé que se daría una mutación del virus zero en este capítulo. Al principio creí que la pelea entre Hiltz y Wenzel parecía ser una pelea de vida o muerte, puesto a que no la sentía como un entrenamiento. Luego me di cuenta de que los hermanos simplemente estaban haciendo una competencia entre ellos, algo que me parece lógico, puesto a que tú no lanzarías una pelea a muerte en el inicio de un capítulo nada más sin algo de preparación previa. Al final, la pelea termina de forma sorprendente cuando un lobo enfermo muerde a Wenzel y termina infectándose con el virus de la rabia. Yo también estaba algo incrédulo al principio, creí que el virus zero eliminaría al virus invasor, pero en vez de eso, lo estuvo utilizando para mutar en algo más. Me sorprende que así haya sido, pero concuerda bastante con lo que hemos estado hablando por privado en estos días, los virus pueden mutar en cualquier momento, y eso los vuelve impredecibles.

    Me parece muy raro que Hiltz se haya quedado paralizado, puesto a que él siempre ataca sin piedad a casi cualquier ser vivo que encuentra. Incluso más tarde en el capítulo llegó a matar al lobo sin problemas. No veo por qué dudó en aniquilarlo. Tengo una teoría, pero quizá es una fumada XD. Mi opinión es que el virus tiene un pequeño instinto de querer alcanzar cierta mutación. Sintió que el lobo estaba enfermo y que podría aprovecharlo, y por eso mismo tomó control del cuerpo de Hiltz para intentar verse expuesto y mutar. Dudo que el miedo haya hecho algo realmente a Hiltz. Ahora bien, no salió muy bien porque fue Wenzel quien terminó infectándose.

    Tengo que decir que es muy raro ver a Hiltz mostrando una conducta preocupada para con sus hermanos. Sí hemos visto que él no los quiere matar, pero es extraño verlo así XD. Cómo si no fuera él. Quizá el virus le esté causando estragos en su personalidad, primero forzándolo a paralizarse y luego desarrollando esa preocupación.

    Por un momento había olvidado que los doce años habían pasado, y que los niños ya estaban crecidos y a punto de entrar a la mayoría de edad. Vemos que Luzia tomó la forma de su madre, y que Rainhard, efectivamente, desarrolló ciertos sentimientos hacia su salvadora. Aunque, poco han aportado ellos y Adler al capítulo, puesto a que todos los reflectores se los llevaron los gemelos.

    Vemos que Laurenz pudo finalmente desarrollar una forma de frenar a Hiltz sin tener que matarlo, y me alegra que no se haya rendido y lo haya hecho. Ahora bien, espero que no se haya equivocado. Él seguro supuso que el virus zero erradicaría a la rabia en lugar de acoplarse, pero luego terminó siendo todo lo contrario. Quizá él crea que su antídoto funcionará y luego a lo mejor nos enteramos de que no funciona como él creía y solo termina haciendo que Hitz se vuelva más fuerte. Supongo que lo sabremos pronto, puesto a que él y Hammod deben estar listos para empezar con el proceso de encerrar a Hiltz en los sarcófagos.

    Sobre Felix, pues la verdad es que creo que Helmut (si es que así se llama su jefe) es un tipo muy paciente. Han pasado 12 años y los niños siguen allí. Increíble la paciencia de sus superiores cuando se trata de algo tan importante como los virus. Joder, si incluso a mí me meten presiones del trabajo con cositas menos importantes. Me impresiona que no haya recibido ya alguna llamada extorsiva para que apresure el paso. Aunque bueno, poco puede hacer ante los monstruos. Me pregunto si Felix querrá aprovecharse y llevarse a Hiltz si es que la solución de Laurenz resulta o si intentará ir por Wenzel ahora que está en ese estado.

    No tengo mucho más por comentar ahora, puesto a que el capítulo ha sido corto. Así que me despido hasta la otra, aunque sabes que este domingo yo no podré leer dado a que estaré ausente por mis vacaciones.

    Leeré cuando pueda, y seguro lo sabes. Chau :)
     
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