Crossover 7Days! [Día 3]

Así pues, el grupo decidió seguir la dirección del proyectil, cuya estela se mantenía en el firmamento irradiando aquella extraña luz... hasta que se detuvo. Estática, inamovible, como si fuera suspendida por hilos invisibles sobre el cielo. La luz del día, ahora clara y lo suficientemente viva como para despejar las sombras del camino, fue subyugada por aquel fenómeno particular, tiñendo las cercanías del proyectil con su luz.

Los alrededores del templo estaban cubiertos de bosque, trazos de tonalidades verdes recorriendo todo cuanto veían. Pero supieron, a medida que avanzaban por el mismo, que no se trataba de un bosque corriente. Nada allí lo era, de todas formas. A pesar de la presencia de árboles de coníferas, cuyos troncos se encontraban cubiertos de musgo, y de infinidad de arbustos bajo sus pies, podían notar cómo en la distancia la forma y altura de estos variaba drásticamente. Árboles de enorme altura, típicos de la selva amazónica, bloqueaban la visión hacia el norte. Hacia el este, sin embargo, el verde dejaba de brillar, y las hojas mantenían un tono mustio y apagado. Así, sucesivamente, se alternaban imágenes que parecían haber sido mezcladas de diferentes zonas climáticas, creando un paisaje perturbador. Casi como se tratase de un compendio de realidades mezcladas.

Distraídos con el paisaje, apenas alcanzaron a escuchar las hojas de los árboles agitarse con violencia, y un objeto cayó de sus ramas, muy cerca de los jugadores. El silencio que le sucedió fue tenso, inquietante. La luz violeta sobre el cielo se hacía más y más fuerte, indicando que estaban muy cerca.

¿Qué hacer?
>>Tomar el objeto
>>Prestar atención alrededor (tirada de suerte (dado de 5 caras, más de un 3)
>>Continuar avanzando

Al llegar, las chicas encontraron las inmediaciones del templo abandonadas en su totalidad. Y, aún así, las luces del mismo se encontraban prendidas, claros signos de que alguien había pasado antes por allí. Se trataba de un templo shinto de pequeñas proporciones, donde probablemente cupiesen con dificultad dos personas en su interior. Un pequeño altar sin comida, una serie de figuras, pergaminos sobre las paredes y el hueco donde parecía ir una vela, ahora vacío. Alrededor del templo, cubierto con mimo por frondosos árboles, se distinguían varias direcciones de caminos a seguir, en todas las direcciones. Destacaba un árbol de bambú con papeles de colores danzando sobre sus ramas. Una de ellas parecía brillar con mayor intensidad.

¿Qué hacer?
>>Investigar (escoger palabras en negrita)
>>Escoger dirección
>>Seguir el proyectil



Lista de jugadores vivos y sus objetos por el evento 1:

Contenido oculto

Bianca: Abrelatas
Andrea: Encendedor
Clevert: Monedas
Morgan: Linterna
Katrina: Cajetilla de cigarros

 

Al acercarse, Morgan se percató de que el monumento se trataba de un Butsudan, un pequeño altar con forma de armario de madera, con sus puertas abiertas mostrando varias figuras apiladas en diferentes escaños. En la parte superior se encontraba una representación a escala ciertamente caricaturesca de Charon, mientras que en la parte inferior, colocados en linea recta, siete figuras se encontraban frente a ella.

U-Un momento... ¿Había una que se parecía a ella? ¿Y esa otra era... Katrina?

Por otro lado, pudo notar cómo varias velas apagadas decoraban el pequeño altar, así como el hueco vacío de una de ellas, con flores a ambos lados. Un cuenco que corresponde a la ofrenda de alimentos se encontraba vacío de igual manera.

El árbol de bambú al que se acercó parecía tratarse de esos que se usaban durante el Tanabata. Si se fijaba con atención, cada uno de los papeles parecía pedir un deseo. La letra resultaba inteligible, pero por alguna razón podía comprender a grandes rasgos de qué se trataba. Así lo sentía; la esperanza de aquellos que en algún momento se encontraron allí, frente a ella.

A los pies del árbol se encontraba una pluma y un montón de papeles sujetados con una piedra para evitar que se volasen. ¿Querría Katrina dejar un deseo también?

 

Clevert

Dejamos atras el templo finalmente pude ver como más alla del luga, el paisaje poco a poco se tornaba más natural al fin y al cabo un bosque.

Por un momento el paisaje parecia agradable de ver algo digno de un lugar para descansar...pero a medida que avanzaba el paisaje, era como una amalgama sin sentido ¿como era eso posible? Frote mis ojos incredulo y algo shockeado por tan surrealista cambio.

—Vaya esto es una locura—comente mientras encogi de hombros trataba de mantener la compostura atento a cialquier cosa estrafalaria que pudiese aparecer.

—¿y eso?—note como un golpe seco cerca de nuestra posición, ajustando mi vista me acerque a tomar el objeto.

No sabia realmente que podia ser pero solo deseo que la curiosidad no me cobre un alto precio.

Contenido oculto

1-bambú
2-monedas
3-
4-

 

Andrea Dalcorvo

Me rasqué la cabeza, mientras el paisaje cambiaba a nuestro alrededor. Me sentía dentro de una maqueta que un chico de catorce años había hecho para el colegio horas antes de iniciar la clase. No solo el proyectil se había frenado en medio del cielo, brillando como si fuera un segundo sol, si no que, a nuestro alrededor, nuestro anfitrión hacía gala de no tener ni el más mínimo sentido del buen gusto. Era un cero a la izquierda en botánica, pero esos grupos de árboles no deberían ni haber podido crecer juntos.

Todo el bioma a nuestro alrededor era caótico a más no poder. Árboles selváticos, pinos, árboles secos. La cacofonía de colores e imágenes podía tranquilamente lastimar el psiquis de uno.

Las hojas se estremecieron, y con un susurro y un golpe seco, un objeto cayó al suelo. El niño fue a buscarlo, seguramente impulsado por esa curiosidad arrojadiza y estúpida que tienen todos los niños. Alcé una ceja. Esperaba que no terminara muerto después de eso. La muchacha que nos acompañaba hizo lo que toda persona prudente debería hacer, y estaba observando alrededor. Lo mejor sería echarle una mano.

>> Prestar atención alrededor

Inventario

Contenido oculto

Bayas x4

 

Clevert, atraído por la curiosidad, se dirigió raudo hacia el objeto. Al inclinarse para tomarlo reparó en que su forma le resultaba bastante familiar: se trataba de un muñeco, una maqueta detallada de alguien más, un chico de cabello anaranjado y mirada cansada. Una cicatriz parecía surcar su mejilla derecha. Apenas tuvo tiempo de reincorporarse con el objeto en mano cuando una piedra pequeña fue arrojada hacia el chico, impactando en su frente y haciéndole retroceder.

Un grito repentino sacudió sus oídos.

—¡Aléjate de eso, capullo!

Bianca, quien se había mantenido observando los alrededores, seguido de Andrea, fue la primera en dar con el causante de ambas acciones. Alguien se encontraba subido en una de las ramas del árbol, cargando una mochila consigo, y empuñaba con ira otra de aquellas piedras sin vacilar.

—Hazme el favor de devolverme la figura si no quieres recibir otra ración —gruñó más que dijo, alerta a cada uno de sus movimientos.

-10 ps para Clevert

¿Qué hacer?
>>Hacerle el favor.
>>Hablar: ¿Quién eres?
>>Marcharse con el objeto

 

Clevert

El objeto que que tenia en mis manos parecía una figura de un chico de cabellos naranja ¿que haria tal cosa aqui? Trate de observar con detalle la figura y fue cuando un golpe dio de lleno en mi.

—¡Hey! ¿P-pero a que viene eso?—desorientado retrocedi y observe en búsqueda del impertinente que me golpeó, di entonces con su voz, estaba entre las ramas de un arbol...¿era un recolector de basura o que?

Aunque molesto por aquella pedrada, no pude evitar sentir cierta intimidación piedritas decidi finalmente hacerle el favor.


—De acuerdo, pero basta ya de tus piedritas—le dije con suma frialdad observando aquel individuo o lo que sea, lo hacia por no traerles problemas al grupo en general, no sabía si era otro que buscaba revivir o alguna criatura natal de este limbo.

 

Clevert decidió lanzarle de vuelta el objeto, y el chico se inclinó con cuidado para tomarlo entre sus manos. La luz violeta le iluminó durante escasos segundos, mostrando en su mejilla una cicatriz que no tardó en ocultar en la oscuridad de su escondrijo.

Desconfiado, lo guardó en su mochila sin dejar de observarles en ningún momento.

—Bien, ahora largo —masculló—. A no ser que queráis que os pille la tormenta. En cuyo caso no es mi problema.

La luz violeta iba incrementando su brillo a medida que pasaba el tiempo, extendiendo su luz a sus alrededores.

Qué... chico tan extraño.


¿Qué hacer?
>>Hablar: ¿La tormenta?
>>Lanzar una piedra de vuelta.
>>Marcharse

 

Steven

— Maldición... —

Bien, ahora se que no hay forma de matar a esas cosas, es la hora de irnos de este sitio, pero ¿Cómo?

En una instante, tuvimos una pequeña ventana de tiempo para retirarnos lo más rápido que pudiéramos. Una de esas criaturas tiro un último ataque hacia a mi mientras yo salte hacia atrás, sí su mano me llegará a alcanzar entonces me lograría herir, todo lo ví en cámara lenta