Fantasía La torre del reloj

Hola, mucho tiempo sin publicar nada, esta vez traigo un relato en un mundo fantástico, espero les guste, acepto toda clase de sugerencia :3, que la pasen bien.

Resumen:

Lady Erin Marvellan, una muchacha valiente e inteligente, atraviesa por acontecimientos que impactan su ciudad amurallada, atrapada por costumbres propias de una época con rasgos victorianos y criaturas fantásticas. Se ve envuelta en una lucha de poder entre los altos funcionarios de la torre del reloj y bestias nocturnas asesinas. ¿Qué complot se estará tejiendo a espaldas de los pobladores?, ¿podrá sobrevivir Erin?.






Capítulo 1: Reencuentro


Un día de otoño, regresé con mis padres de un largo viaje, debido al trabajo de mi padre, quien era consejero y abogado de una familia de estatus social muy alto.

Ese día cuando las hojas cafés y doradas caían de los arboles me senté en un sillón del salón tapizado de bordado de flores a descansar y volver a recordar las habitaciones de esta casa. Mejor dicho a recordarme a mí misma, ya no tenía esa libertad de antaño, de mi niñez. Desde el viaje mi madre me había hecho vestir con un vestido largo acampanado de color verde claro, y zapatos de tacón discreto, y un peinado trenzado característico de las mujeres jóvenes de familia acomodada. Simplemente desagradable, me había perdido a mí misma.

Resignada miré por la ventana a mi costado parecía que pronto se alejarían las nubes de lluvia y saldría el sol.

–Lady Erin, mientras no estuvo una carta llegó para usted –mencionó mi sirvienta Margaret dándome la carta, ante mi expresión de extrañeza.

Abrí aquel sobre y un extraño escalofrió recorrió mi espalda, al leerla decñia “Erin la torre del reloj te espera”. Aquel extraño mensaje me sorprendió, no comprendía el mensaje. Pensé que la dirección estaba equivocada, pero mencionaba mi nombre. Busqué un remitente al reverso del sobre, sin encontrarlo, por lo que decidí ir a mi cuarto y guardarlo en el cajón del velador al lado de mi cama y sacudirme aquel temor extraño.

–Erin, ¿qué te distrae? –dijo mi madre apareciendo por mi espalda, con una sombrilla en su mano lista para salir.

–Voy en camino madre, ¿a quién visitaremos? –.

–Tenemos que recuperar amistades en esta ciudad, así podrás crear buenos lazos con buenas y educadas personas. –En tono serio y algo arrogante me insinuó mi madre, de aprovechar la oportunidad de un buen matrimonio.

–Que aburrido –susurré para mí soplando un mechón de cabello que asomaba en mi frente, siguiendo los pasos de mi madre a una mansión de color blanco por fuera con acabados grises.

Un jardín ordenado, limpio y floreciente nos recibía en la entrada, invitándonos los sirvientes a pasar.

–Bienvenida Señorita Erin, mucho tiempo sin vernos –saludó cordialmente la dama de la casa.

–Buenas tardes Sra. Bontt –mencioné con una sonrisa algo fingida, haciendo una leve reverencia.

Esta familia era típica, un grupo familiar tradicional. Un hombre corrupto era la cabeza de esta casa, según había escuchado entre el murmullo de las sirvientas de mi hogar.

Ante mi vista apareció Eliana Bontt, amiga de mi infancia, la recordaba como una chica timida, reservada, frágil, de complexión delgada, ojos verdes y cabello trenzado negro, vestida también con un vestido acampanado azul. No la había visto hace años, la única amiga que había tenido, sin embargo no habíamos logrado ser tan cercanas.

Me abrazó sinceramente y me sonrío de forma cordial –No has cambiado mucho –mencionó.

–Espero que volvamos a ser buenas amigas. – Levanté la taza de té de la mesa de centro dando un sorbo y sonriéndole, mientras nuestras madres continuaban hablando de estatus, negocios y chismes por más de una hora.

Estaba sumamente aburrida al igual que Eliana, ya había perdido la cuenta de cuantas tazas de té llevaba y cuantas sonrisas había esbozado asintiendo en todo a mi madre.

–Erin salgamos al jardín –me dijo Eliana disculpándose con su madre y la mía con una sonrisa cortés.

Yo asentí y copie sus discretos movimientos para no airar a mi madre, otorgándonos su permiso.

–Pensé que me ahogaría allí dentro –despreocupada me dijo liberándose de esa incomodidad.

–Sí Eliana, me has salvado. Mi madre quiere crear contactos para casarme a toda costa –.

–Mi madre también, pero casi ya no me habla desde que me expulsaron de la academia de buenos modales de la ciudad –mirando las hojas de los arboles mencionó.

–Pero tú nunca has sido así, ¿a que se debe este cambio de actitud?, ¿a un muchacho? –.

–Claro que no, sino que Lady Millan, la encargada seducía a mi padre de forma descarada en la fiesta de fin de año. Le rocié vino en su vestido y la empuje a una fuente de agua, como todos se burlaron de ella me echaron –recordó riéndose sin sentir culpa de sus acciones.

–Se lo mercería entonces esa arpía. Me alegra que ahora tengas días felices –riéndome mencioné viendo que ella había cambiado mucho desde la última vez que la vi, era más audaz, alegre y libre.

Continuamos paseando por el jardín, me relató los cambios en la ciudad, la construcción de un nuevo puente, los barrios nuevos, cómo los Iriens, la clase social más alta mantenía aún el control y el estatus más alto.

–Dicen que los Iriens no son como nosotros, que son más altos, tienen más fuerza y destreza, aunque nunca he visto uno, más parecen personas superdotadas –mencionó solo repitiendo lo que había escuchado.

–Nunca he visto a una persona de tan alto estatus –.

–Pero no te he contado el chisme más reciente… dicen que apareció muerta una chica debajo del puente nuevo…una bestia la asesinó a media noche, escucharon sus gritos aterradores, pero nadie se atrevió a salir…no dejo ni rastro de gotas de sangre en su camino –usó un tono aterrador y susurrándome al oído me relató esta tragedia. Me erizó la piel, no pude evitarlo, creí completamente esos rumores, aunque intenté disimular con mi amiga.

–Sólo son rumores –giré mi mirada para otro sitio, evitando el contacto de miradas.

Ella se río de mis expresiones de terror y añadió –eres fácil de asustar…dicen que lo más probable es que haya sido su amante –.

–Quien podría creer en una bestia devorando personas en plena ciudad –mencioné con una expresión seria.

Luego volvimos al salón para tomar nuestras cosas, nos despedimos prometiendo volver a encontrarnos, y recuperar el tiempo perdido para hacernos más cercanas.

 

Hola, gracias por los comentarios, son los que me ayudan a mejorar esta historia. Espero les guste.


Unos días después por la mañana, mi sirvienta Lucy me despertó a prisa, corriendo las cortinas del cuarto llegando el resplandor del sol directamente a mi rostro. Aún permanecía bien dormida, sin mucha reacción, debido a que me había quedado pensando la mayor parte de la noche sobre lo sucedido, lo que no relaté a mi madre, podría causarle una crisis nerviosa.

–¡Lady Erin, despierte rápido! –me agitó del brazo Lucy, al ver mis ojos entrecerrados, cabello en el rostro y sentada en la cama. Volvió a agitarme una vez más.

–Calma Lucy, ¿qué es tan urgente? –dije limpiando mis ojos con la mano derecha.

–¡Lady Eliana ha enviado un mensaje a toda prisa, viene a visitarla! ¡El mensaje decía que era urgente! –alarmada mencionó Lucy.

<¿Eliana?, ¿qué habrá sucedido que ha consternado a mi tranquila amiga? >

Ante la curiosidad me levanté a toda prisa, tomé un baño rápido. Luego Lucy me colocó el corsé apretado que tanto odiaba, y sobre eso un vestido color amarillo suave con blanco, con mangas ajustadas hasta el codo, adornadas con vuelos. Lucy me ayudó a peinarme y trenzar mi cabello, estaba lista. Salí del cuarto sonando mis tacones en el suelo de madera del pasillo a toda prisa, hacia el salón principal donde acababa de entrar Eliana con expresión de desconcierto.

–¡Erin, Erin, no sabes lo que ha sucedido, mi padre esta extraviado! –mencionó Eliana en tono alto, tomando mi antebrazo con angustia.

–Baja la voz Eli… ¿Cuándo y por dónde desapareció ?... ¿Ya han dado aviso a la guardia? –dije a prisa, pero en tono de voz bajo.

– Anoche se dirigió a una reunión en la torre del reloj con unos altos funcionarios de la corte, y no ha vuelto desde entonces… y sí ya hemos dado aviso a la guardia… pero sabes que estoy aterrada desde… el cuerpo que apareció el otro día –nerviosa y angustiada mencionó con voz temblorosa.

–Calma, lo importante es estar calmados, estoy segura que debe estar bien, te acompañare a buscarlo. Vamos, aprovechemos que mi madre salió. Quizás tu padre se quedó con algún amigo –supuse, tomé una sombrilla y salí de casa con Eliana mirando a ambos lados de la calle.

Comenzamos por los caminos cercanos a un río que cruza la ciudad de norte a sur, para descartar que por accidente hubiera caído. Giré mi vista por el césped que rodeaban arboles, y también a mi derecha entre callejones estrechos, con Eliana sujetando mi antebrazo con miedo, escondiéndonos con la sombrilla.

Aparentábamos dar un paseo normal, sin embargo buscando con esperanza buscar a su padre. Luego fuimos a la plaza central examinando con la vista si su rostro aparecía, pero al no tener respuestas comencé a preguntar a las personas por él, obteniendo muchas negativas, hasta que se me ocurrió una idea.

–Eliana es mejor que vayamos a los bares cercanos –susurré

–¡Pero Erin!, eso está prohibido para nosotras, sólo hay hombres borrachos, un ambiente sucio, no apto para señoritas –espantada y avergonzada me respondió Eliana deteniéndose.

–Yo creo que podemos encontrar información en caso que haya pasado a beber con amigos, sin embargo tienes razón no nos dejaran entrar siendo mujeres –comenté en voz baja con ceño fruncido.

De pronto una idea vino a mí, era peligroso y Eli no estaría de acuerdo, sin embargo sentí que debía hacerlo. Determinada me dirigí al mercado que tenía muchas tiendas de verduras en el centro y alrededor tiendas pequeñas que vendían ropa. Entré en una de esas tiendas y compré pantalones, una camisa, zapatos gastados, y una gorra de hombre, aparentando ser un regalo para un familiar.

Ahora el problema era encontrar un lugar para cambiar mi ropa en el mercado tan lleno de gente por la mañana. Tomé del brazo a Eliana y la lleve detrás de esa tienda entre arbustos, abriendo el paquete de ropa tomé los pantalones y me los coloqué debajo del vestido con ayuda de Eliana.

–¡Erin estás loca, si se dan cuenta nos llevarán con la guardia, por favor detente! –insistía.

–Dame la camisa rápido y desabotona mi vestido –solicité con prisa.

Unos instantes después que me coloqué la camisa holgada intentando esconder el corsé le pedí a Eliana desajustarlo un poco. Recogí la punta de mi cabello trenzado y lo enrolle amarrándolo en si mismo, coloqué la gorra de color café sobre él, y estaba lista para aparentar ser un chico.

Eliana estaba en pánico pero por suerte nadie nos había visto, le pedí esconder mi ropa entre los arbustos y que me esperara en ese sitio ante su miedo y negativa. A mi mente apareció mi madre y su expresión de reproche y enojo, pero la borré rápidamente golpeando con mis manos mis mejillas.

Miré en la calle a un grupo de chiquillos a la distancia e imité su caminar balanceado a ambos lados y las rodillas levemente hacia afuera, cambié a un tono de voz más grave practicando unas frases: –Pues ¡déjame entrar hombre, no vez que soy un chiquillo que busca beber! –.

Caminé en dirección sur hacia un bar, con ese caminar diferente. Al llegar a la puerta no fue muy difícil acceder, el guardia era muy robusto y tambaleaba por el alcohol, estaba muy ebrio como para haber reconocido si era hombre o mujer.

–Buenos días buen hombre, pasaré a beber –saludé tomando la gorra bajando la vista para que no mirará mi rostro.

–Pues adelante muchacho, que dicen que la bebida convierte jovencitos en hombres más rápido –mencionó.

Una vez adentro el lugar olía horrible, había hombres de ropa sucia, borrachos peleando en una esquina, otros jugando dados en las mesas y riendo a carcajadas. Me acerqué al mesero y pregunté por el padre de Eliana.

–Oh, pues el Sr. Bont si pasó por acá anoche con unas señoritas y bebió con ellas hasta bien entrada la noche, pero no podía faltarle el respeto y dejarlo marchar muchachito –haciendo hincapié en que era un hombre de prestigio quien no podía ser difamado.

–No se preocupe, sólo soy quien limpia su carruaje y hoy no le he visto –mentí con tono grave, dando media vuelta y marchándome rápido, cuando una mujer me hizo señas.

–¡Hey!, no te marches. Si buscas al Sr. Bont debe estar en la Dama Bonita, suele llevar a sus amantes a ese lugar –susurró cerca de mí. Su perfume era muy fuerte para mi pobre nariz y el olor del cigarro que ponía en su boca olía peor, pero disimulé firmemente.

–La Dama Bonita…em..Muchas gracias señorita –dije dirigiéndome a la puerta rápido sin entender el mensaje

–Sí, una propiedad que él maneja unas tres calles al norte –ante mi sorpresa me aclaró

Me angustié pensando en cómo le diría a Eliana que su padre estuvo con mujeres bebiendo muy alegre, al mismo tiempo que ella estaba nerviosa y preocupada por él. Destruiría la imagen de su padre ante sus ojos, por lo que decidí esconderle la verdad, planee decirle que había estado con un amigo bebiendo por negocios.

Salí de allí y crucé la calle cerca de la tienda donde me esperaba mi amiga, cuando una mujer corriendo en mi dirección gritó:

–¡Encontraron el cuerpo de una mujer bajo el puente! –aterrada corría despavorida dando a voces provocando gran asombro en la muchedumbre del mercado.

Eliana salió del escondite al escuchar los gritos tomé su brazo y corrí varias calles al norte, quería confirmarlo de cerca, ya que tenía la oportunidad de aquello, por sorpresa, curiosidad y miedo.

Había un gran grupo de personas aglomerados cerca del puente, pero la guardia no dejaba avanzar, me metí entre la gente queriendo ver con mis propios ojos, arrastrando sin darme cuenta a Eliana, mi adrenalina estaba a tope, cuando un guardia me detuvo, pero alcancé a ver parte del cuerpo de la mujer, era joven, de cabello claro, aunque no podría definir su estatus social solo por sus rasgos físicos. Luego de la mirada taparon el cuerpo y nos alejaron del sitio a empujones.

–¡Mi padre! –gritó Eliana mirando a la derecha. Estaba detenido por los guardias de la corte.

–¡Yo no hice nada hija, yo no maté a esa mujer! –temblando de miedo con tono ebrio mencionó con convicción siendo sujetado por esos guardias fornidos y altos en traje azul militar.

–Padre, mi querido padre, ¿qué es lo que ha sucedido?, ¿dónde estabas? –rompió en llanto mirando el estado deplorable de su padre y las esposas en sus manos.

Miré su ropa y tenía algunas manchas de sangre, como salpicaduras, pero no creí que él pudiera ser capaz de asesinar a sangre fría, no obstante no importaba lo que yo creía, la guardia lo arrestó como presunto autor del crimen.

–Lo llevaremos a la corte de los Iriens, se llevará a cabo una investigación jovencita –mencionó el guardia a mi pobre amiga Eliana.

A pesar que lágrimas brotaban de mis ojos permanecí escondida entre la gente para no ser descubierta, a pesar que su padre estaba muy ebrio la guardia lo acompañaba, sentí miedo y mucha tristeza.

–Tengo que pedir ayuda al Duke Leyton, él es amigo de mi padre –mencionó en voz baja Eliana con la adrenalina a mil, llorando viendo como su padre era llevado lejos.


Ella se olvidó de mí y corrió en dirección a su casa. Un momento después yo la seguí olvidando que llevaba mi disfraz de hombre, me detuve sobre la marcha y fui por mi ropa detrás de la tienda cambiándome lo más rápido posible, pero no lograba atar los broches del vestido por lo que entré en la tienda a un probador a escondidas y pedí a la muchacha que atendía me ayudara a cambio de una propina.

Retomé mi camino a toda prisa, sin importarme lo que los demás pensaran de mí, sólo recordaba el sufrimiento de Eli, no obstante frente a su puerta ordené mi cabello respiré para calmarme y toqué con los nudillos la puerta, siendo recibida por la sirvienta principal de su casa.

Al abrir la puerta vi a un hombre joven de cabello azul oscuro, y ojos grises claro, delgado pero fornido. Vestía ropa elegante luciendo cierto estatus, sentado en la sala frente a Eliana, quien continuaba llorando.

–Disculpen mis maneras, vine a toda prisa. –Hice una reverencia frente a la madre de Eliana, aquel hombre y sus sirvientes.

–Ven, Erin, él es el Duque Leyton, vino a toda prisa también con noticias sobre lo sucedido –limpió sus lágrimas con un pañuelo.

–Duque, mi nombre es Erin Marvellan, amiga de Eliana, es un placer conocerlo. –Hice una reverencia nuevamente ante un hombre de su estatus.

–Lady, ¿será usted hija del nuevo conde Marvellan? –besó mi mano haciendo una reverencia.

–Usted ha acertado, señor. Mi padre ha sido recompensado por su trabajo –sonreí cordialmente evitando mi sorpresa, ya que sólo esta mañana mi padre había sido nombrado conde y este hombre ya lo sabía.

Luego de estas formalidades el comenzó a explicar, que si bien no habían pruebas concretas de que el Sr Bont fuera el asesino se tenía la presunción de que conocía a la mujer, por lo que estaba detenido, eso es lo que le habían informado.

–¿Pero de donde un señor del estatus del Sr. Bont podría conocer a una mujer quizás de bajo estatus, o de mala vida, siendo el tan intachable?, debe ser una coincidencia haber presenciado tal horrible escena –interrumpí el relato del Duke para no herir a Eliana.

El hombre de ojos azul claro me miró directamente con mirada de fuego, sin embargo esbozó una sonrisa delicada, aclarando que no se tenían mayores antecedentes sobre la relación de aquella mujer y su padre, y que no hacía más de repetir la información obtenida.

–Por su puesto, disculpe mi interrupción –suavicé mi voz.

–Lo relacionaron porque lo vieron cerca del cuerpo, sin embargo los vecinos dicen que lo vieron bebiendo con un amigo. No hay más información más que esta, señoritas –levantándose de su asiento mencionó.

El daba la impresión de ser un hombre difícil de leer, había algo en él que no terminaba de gustarme. Sus maneras obviamente denotaban su alto estatus, su ropa y lenguaje corporal no dejaba entrever algo más. También era un alto funcionario de la corte, pensé que sabía mucho más del caso del Sr. Bont de lo que nos contó.

–Te hice un favor, ahora ven a la torre del reloj –susurró casi en voz imperceptible cuando pasó por mi costado haciendo una reverencia general y marchándose ante mi total asombro.

Estaba perpleja, el había notado mi interrupción apropósito para evitar que Eliana y su familia supieran de los amoríos de su padre con esa mujer y que lo habían apresado justamente por esa presunta relación. Mi cabeza daba vueltas al escuchar sobre la torre del reloj y recordar aquel mensaje que había recibido al llegar a esta ciudad.

< ¿Quién será realmente este duque?, ¿por qué la insistencia de acudir a ese lugar? > Preguntas, que no dejaban de invadir mi mente.
Esto me había impactado, sentí que bajó mi presión sanguínea, desmayándome perdí el conocimiento.


Saludos :3