One-shot de Inuyasha - Sacrifice

¡¡Konnichiwa!! Dejo mi primer one-shot. Es para la actividad "Una canción, Un drabble". Esta basado en la canción "Sacrifice" de Elton Jhon.
No tengo mucho más para decir, así que espero que les guste y ¡¡Sayonara!!



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Ahí estaba él, acostado en la húmeda tierra. Sus largos cabellos plateados extendidos a su alrededor. Las piernas estiradas, al igual que sus brazos que yacían a cada uno de sus costados. Aquellos preciosos ojos ámbares, que lucían preocupados, estudiaban con detención el inmenso firmamento.
Y es que, en realidad, estaba, preocupado. Recordaba una y otra vez lo sucedido ese día.

Era temprano por la mañana, como las 8:30. No habían avanzado mucho, pues una horrible tormenta no les dejaba hacer mucho.
Se escondieron en una oscura cueva, prendieron una fogata y se quedaron ahí sentados, sin hacer nada. Poco a poco, los se quedaron dormidos, incentivados por el abrazador calor del fuego.
De pronto, a través del pesado olor a lluvia y barro, le llego un aroma conocido. Uno que lo volvía loco, y hacia que cometiera estupideces.
—Kikyou— susurro con sorpresa.
Sin pensarlo 2 veces, salió corriendo, guiado por aquel dulce olor.
Ya se imaginan lo que sucedió después. La encontró, hablaron, <<casi>> se besaron… No volvió hasta después del medio día; destrozándole los nervios a, desde ese momento, una triste Kagome.
Cuando regresó la lluvia ya había cesado. Sango, Miroku, Shippou y Kirara intentaban tranquilizar a la Miko; que estaba sentada en el suelo de la cueva, llorando.

—Ya linda, ya— decía la exterminadora. — Ya vendrá y nos explicará. No creo que se haya ido con Kikyou, seguramente habrá sentido u olido a algún demonio y fue a investigar.
—Oh Sango— respondió con la voz quebrada— Eso ni tú te lo crees.
Sus 3 amigos suspiraron con desánimo. Kirara salto a su regazo y ronroneo, intentando darle aliento.
De repente apareció una figura vestida de rojo.
— ¿Qué pasó?— preguntó con preocupación.
Kagome levantó la vista; sus ojos chocolates estaban enrojecidos de tanto llorar.
— ¿Fuiste a verla? ¿No es así?— preguntó desgano
Lo único que pudo hacer fue clavar la vista en el suelo, y asentir. La azabache sacudió la cabeza con decepción.
—Creo que voy a salir un rato— tomó el arco y su carcaj, y salió sin mirar a nadie.

Y así pasó la tarde. InuYasha era comido vivo por la desesperación, los nervios y la culpa. Sus amigos no le permitieron ir a buscarla, por lo que se acostó en el suelo afuera de la cueva y ahí permaneció toda la tarde.


Lejos, a orillas de un riacho estaba acostada Kagome. Tenía los ojos cerrados, por lo que parecía dormida; pero lo cierto es que jamás estuvo más despierta que en ese momento. Sus mente no paraba un momento, desde que vio a InuYasha en la cueva no dejaba de pensar en qué hacer.
¿Lo perdonaba o no lo hacía? ¿Se marchaba a su época o se quedaba? En caso de quedarse ¿Permanecía en aquel grupo o simplemente seguía el camino sola? ¿Lo soportaría? ¿Sobreviviría?


Sin quererlo siquiera, ambos se pararon. Era como si una fuerza mágica los empujara. Esa misma fuerza hizo que corrieran, guiándolos.
El primero en llegar fue InuYasha, obviamente, porque era más ágil. Era un hermoso claro, lleno de preciosas flores de distintos colores y olores diferentes. Una suave brisa lo recorría, haciendo que su cabellera se meciera al ritmo de esta.
— ¿Qué hago aquí?— preguntó susurrante — Yo me largo.
Cuando se dispuso a dar el primer paso una dulce voz lo detuvo.
— ¿InuYasha? ¿Eres tú?
—Kagome— susurro, y se dio vuelta mirándole la cara.
— ¿InuYasha como llegaste aquí?
—No lo sé… Simplemente corrí— se acercaron lentamente, hasta quedar a unos pocos centímetros de distancia— Kagome yo… Yo quería decirte que lo siento. Sé que no tienes ninguna obligación de perdonarme; ya que siempre haces el sacrificio de hacerlo y yo siempre termino dañándote de nuevo. Y esta tarde, cuando ni siquiera me dijiste “Osuwari” casi me muero de angustia, porque supe que estabas enojada de verdad y…
—Espera, espera, espera. ¿De qué sacrificio me hablas?
—De perdonarme cada vez que te lastimo
— ¿Y eso representa un sacrificio para ti? ¿El que yo te perdone? No es ningún sacrifico. Lo hago porque es la única forma de tenerte conmigo. Sé que probablemente cuando esto termines te vayas con Kikyou—sus ojos se cristalizaron— yo me quedaré sola. Lo hago porque te amo, y algunas cosas se ven mejor si las pasamos por alto. Jamás fue un sacrificio y jamás lo será; más bien es un mecanismo de supervivencia. Aprendí a aprovechar la parte de tu corazón que me toca. — no soporto más y se largó a llorar.
— ¿Entonces me… Me perdonas?
— ¡Oh claro que sí!
Se fundieron en un tierno abrazo, Kagome hundió su cabeza n el pecho de él, InuYasha inspiro el dulce aroma de su pelo.

Fin​