Guerreros de la justicia

Capítulo 1: Cosas extrañas.

Era una noche fría, el cielo amenazaba con tormenta. Una mujer corría por un bosque huyendo de sus perseguidores, 5 hombres malheridos vestidos con unos trajes Marrones con un símbolo en la parte superior derecha de la camisa y del pantalón. Es un símbolo estrellado y con una "A" dibujada dentro.
La mujer empieza a mover una mano, concentrando todo su poder. Empieza a salir una bola de fuego de su mano que cada vez se está haciendo más grande, hasta que abre los ojos y suelta la bola, disparándola contra sus perseguidores dejándolos en el suelo tirados. Ella aprovecha esa oportunidad para salir corriendo lo más rápido que puede, pero ese último ataque la deja agotada y decide esconder al bebe que lleva en sus brazos. Suelta al bebe en el suelo y comienza a hacer círculos con sus manos haciendo aparecer como un remolino negro, en el que se ve algo, una ciudad. Coge al bebe en sus manos y la mete en aquel remolino, pero no antes sin decirle:
-Hija, te voy a transportar a esta ciudad, libre del caos e ignorando todo lo que le rodea. Espero que allí puedas ser feliz.
Después de estas palabras, la mujer suelta a su hija dándole un beso en la frente y admirando, por última vez, la cara de su hija y fijándose en la pulsera que lleva en la muñeca, que pone: “Sara” y por la otra cara pone “25 de Septiembre”.
Empezó a llover después de soltar a su hija, cerró el portal y encaro a sus enemigos, esta vez eran más y la habían rodeado. Ella estaba demasiado cansada para atacar, pero se defendió, sin éxito, ellos eran muchos más y acabaron cogiendo y capturándola.

············································14 AÑOS DESPUÉS·········································

-Sara- gritaba una chica, corriendo hacia ella. La chica era de unos 15 años, y melena corta y negra, con unos ojos marrones y grandes.
Sara era una chica de cabellera larga y castaña, con unos ojos azules como el cielo. Ella tenía 15 años. Era alta y delgada.
-Selena, llegas tarde- decía Sara esperando a que llegara Selena.
-Y-ya lo-lo siento- decía tomando aire.
-Venga pongámonos en camino que si no llegamos tarde.
- Sí, será lo mejor, que si no el profesor nos castiga.
Llegaron a la clase, y por los pelos no llegan tarde, aunque todavía no había llegado el profesor.
-¿Qué raro es que no haya llegado todavía en profesor no? – dijo estañada Selena
-Sí, bastante- decía Sara.
-¿Es qué todavía no os habéis enterado de lo que ha pasado?- dijo Laura, otra compañera y amiga de Sara y Selena
-No, ¿Qué ha pasado?- preguntaron a coro Sara y Selena.
-Pues, por lo visto, ha pasado algo extraño mientras el profesor venía aquí, aviso de que llegaría tarde.
-¿Y no sabes el qué?- pregunto Selena.
-No, nadie lo sabe
-Seguramente sea un atasco- dijo Selena sin darle la menor importancia.
-Seguro- dijo Laura
-Esperemos- dijo Sara.
Después, de camino a su casa, Sara se encontró con Mónica, una chica de su clase con la que no hablaba mucho, pero con la que se llevaba bien.
-Hola- saludó Sara.
-Hola- respondió.
-¿Sabes lo que ocurrió con el profesor de Matemáticas?- preguntó Sara
-No, no lo sé, aunque me alegro de no haber dado clase- bromeó Mónica
-Sí yo también…- decía Sara quedándose entre cortada, notó como su corazón latía fuerte, pero no rápido. Se quedó quieta.
Sara tuvo la necesidad de girarse, y cuando se giró encontró como unos hombres lanzaban fuego por las manos. Mónica, al verla, imitó sus actos y se quedo boquiabierta. Mónica actúo rápido, la cogió del brazo y salió corriendo hasta una esquina donde, por ahora, estaban protegidas.
-¿qué es eso?- preguntó Mónica
-No lo sé, pero será mejor que nos marchemos de aquí, esos tipos parecen peligrosos- dijo Sara. Aún su corazón latía fuerte y notaba como unos pasos se acercaban a ellas, interponiéndose en su camino.
-Vosotras no os marcháis a ningún sitio- dijo un hombre.
-Dejadnos marchar- decía Mónica en voz baja y entrecortada por el miedo.
-¿Qué dices?, habla más alto- decía un hombre con tono burlón.
-Dice que nos dejéis marchar- dijo Sara alto y fuerte.
-Dicen que les dejemos marchar já, como si eso fuera posible.
-Os pido, no, os exijo que nos dejéis ir- decía Sara encarándolo. Por alguna razón no tenía miedo, solo se sentía nerviosa.
-Mira niña, tú no eres nadie para exigirme nada- decía el hombre cogiéndola del brazo- ¿Has visto lo que le hemos hecho a la ciudad, niña? Eso mismo le puede pasar a tu cara.
-Suéltame- dijo Sara en voz baja.
-¿Qué?- preguntó el hombre
-Que me sueltes- dijo Sara ahora aún más alto
-Ahora me pide que la suelte, primero se me pone chula y ahora me pide que la suelte- decía el hombre. Sara vio como otros hombres empezaron a acercarse a Mónica y a empezar a cogerla.
-¡Dejadme!- pedía Mónica entre lágrimas.
-¡Soltadnos!- gritó Sara. Rápidamente, empezó a soltar grandes masas de energía; concentró toda su energía en la mano que tenía libre y apuntó al hombre que la agarraba disparando, y enviándolo a la pared. Tras esa actuación todos se quedaron mirándola.
Sara, cogió a Mónica en un descuido de los hombres y, nuevamente concentró todas sus fuerzas en ambas manos haciendo un ataque aún mayor que el anterior. Una vez atacó, cogió de la mano a Mónica y salieron corriendo.
Cuando ya estuvieron lo suficientemente lejos, se detuvieron a descansar.
-Sara, ¿cómo has hecho eso?- preguntó Mónica sorprendida.
-No lo sé, solo quería pegarle un puñetazo al hombre, y salió solo, pero me dejó agotad…- no pudo terminar la frase cuando se desmayó en los brazos de alguien, pero ella no alcanzo a ver a nadie.

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Hola!!! Espero que les vaya gustando la historia :)
Intentaré subir los capítulos lo más pronto posible.
Espero que a los que les gusten, me dejen un comentario.
Está historia intentaré que tenga de todo un poco, intriga, acción, amor... y todo eso.
Adiós y besos :)

 

Capítulo 2: Sara es una guardiana.

Sara se despertó en su cuarto rodeada por sus padres y Mónica.

Su madre, al ver que despertó, la empezó a atosigar de preguntas.

-Sara, por fin despiertas- decía alegre su madre- ¿estás bien? ¿Pero que te ha pasado? ¿Qué has hecho para desmayarte? ¿Porqué te has desmayado?¿Cuando…

-Mamá, estoy bien, estaba un poco cansada y…- decía Sara. No quería contarle lo sucedido para no preocuparla.

-Vale, ¿Pero cómo te has cansado tanto, como para llegar a este extremo?

-Nada…- disimulaba Sara poniéndose nerviosa y desviando la mirada.

-Hija, cuéntamelo- exigía su madre.

-Mamá de verdad, no ha sucedido nada, así que no te preocupes- decía Sara posando de nuevo su mirada inquieta en los ojos de su madre.

-¿Qué no pasa nada, qué no pasa nada?- decía su madre poniéndose de pie- te has desmayado y a mí y a tu padre nos tenías con el alma en vilo, por no hablar de tus hermanos. Además llegaste aquí cargada a caballo por este chico, así que ahora mismo me lo vas a decir.

-¿Qué chico?- preguntaba Sara extrañada.

-Se desmayó antes de que pudiera verme- decía una voz que no le era familiar- así que no sabe quién soy, ni siquiera sabe que yo la traje hasta aquí.
Un chico se hacía paso entre la multitud de su cuarto. Cuando Sara lo vio le pareció un tanto familiar, pero no le hizo mucho caso.

-Hola, me llamo Rodrigo, encantado- se presentaba extendiendo el brazo para darse la mano.

-Encantada, yo me llamo Sara- decía mientras le daba la mano.

-Bueno, volviendo al tema, Sara, ¿me vas a contar lo sucedido? Mónica y este chico lo saben, pero no querían decirme nada, quieren que me lo cuentes tú- decía su madre mientras veía como Mónica y Rodrigo se miraban con complicidad.

-¿Se lo cuento?- preguntó Sara.

-Sí, es mejor que lo sepan- dijo Rodrigo.

-¿Saber el qué?- preguntó su madre –me estáis preocupando.

- Mamá, lo que ocurre es que había unos hombres muy raros disparando con sus manos, y cuando digo con sus manos, me refiero sin armas, solamente sus manos, y estaban disparando a la gente. Mónica y yo lo vimos y nos escondimos, pero, por lo visto, se dieron cuenta de que estábamos allí y nos rodearon; yo les enfrente y me agarró del brazo, después fueron a por Mónica, y la empezaron a agarrar, me cabreé y yo me disponía a pegarle un puñetazo, pero concentre toda mi energía en mi único brazo libre y, cuando iba a darle, instantáneamente abrí mi mano, y tenía una bola de fuego en mi mano, como aquellos hombres, y le disparé a aquel hombre mandándolo a la pared, después hice lo mismo con los que iban a por Mónica. Cogí de la mano a Mónica y salimos corriendo. Después de esto, nos paremos a descansar y fue ahí cuando me desmayé- relató Sara sin ninguna pausa.

-Su madre se había quedado boquiabierta y su padre más de lo mismo. Ambos se miraron con complicidad, estaban dispuestos a contarle algo a Sara, cuando se desmayó nuevamente.

-¡¡¡¡Sara, Sara, despierta!!!!- decía su madre gritando mientras la meneaba de un lado a otro.

-No te preocupes, ella se pondrá bien- decía una voz femenina procedente de la chica.

-¿Quién habla?- preguntó su padre mirando de un lado a otro.

-Soy yo- al decir eso, salió una energía de color naranja del cuerpo de Sara, tomando forma encima del cuerpo de Sara, de una mujer bella, con una melena larga.

-¿Quién eres…- fue interrumpida Mónica por Rodrigo.

-Déjala hablar, ella os lo explicará- pidió Rodrigo.

-Gracias- agradeció la mujer –yo soy el espíritu que vive dentro de Sara, guardando y sellando todo este tiempo su inmenso poder, pero ha llegado un momento en el que ya no he podido guardarlo más, que fue cuando su amiga estaba en peligro.

-¿Qué intentas decirnos, que mi hija es una maga o qué?- preguntó su madre desconfiando de la mujer.

-Algo así, ella es una guardiana, como Rodrigo aquí presente- dijo la mujer

-¿Cómo que una guardiana?- preguntaron todos a coro.

-No os puedo explicar más, se me acaba el tiempo. Lo único que os puedo decir es que si los poderes de Sara han despertado, en parte ha sido por lo sucedido, pero hay otra razón, el mundo está en peligro, y Rodrigo tiene que estar con ella cuando despierte, y la entrenará junto los demás guerreros. Sara tardara un tiempo en despertarse, así que no os preocupéis, y lo más importante, no le digáis nada de lo ocurrido, ella se enterará a su debido momento- dijo la mujer.

-Pero ¿debemos llevarla al hospital o debemos dejarla aquí?- preguntó su madre.

-Dejadla aquí, al paso del tiempo se despertará- dijo la mujer. Después de esto, desapreció y la energía que salió anteriormente de Sara, volvió a ella.


Todos, instantáneamente, se giraron hacia Rodrigo, el que estaba asustado por las miradas.

-Explícanos eso de que mi hija es una guardiana- exigió su madre.

-Un guardián es aquel que debe proteger la paz. Pero este no actúa solo, actúa acompañado de los demás guardianes, en este caso, lucharemos ella y yo juntos, con los demás, que todavía no sabemos quiénes son- explicó Rodrigo ante la mirada atónita de sus acompañantes.

-A ver, a ver si he entendido bien, ¿estás insinuando que deje que mi hija luche y que puede correr el riesgo de que la maten?- dijo su madre.

-En resumen, sí- respondió Rodrigo.

-¡TE HAS VUELTO LOCO!- gritó su madre.

-No, pero es su deber correr ese riego, porque si no moriréis todos, incluido ella- razonó Rodrigo.

-Pero es mi pequeña- dijo su madre abrazándose a su marido.

-Sí, pero ella tiene el poder de proteger la tierra. Estoy seguro de que ella estaría de acuerdo conmigo.

-Pero…- fue interrumpida.

-Si lo que le preocupa es que le ocurra algo, no te preocupes, yo la protegeré con mi vida si es necesario- dijo Rodrigo un poco colorado por las últimas palabras dichas.

-Pero…- fue interrumpida nuevamente, pero esta vez por su marido.

-De acuerdo, la dejaremos correr ese peligro, solo porque tú la protegerás- dijo su padre otorgándole una sonrisa.
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Hola!!! que tal?? les gusto el capítulo?? espero que sí :)
Mañana intentaré subir el siguiente, pero no se si pueda estoy ocupada :(
Bueno adiós y espero que dejéis comentarios :)

 

Capítulo 3: El sueño de Sara.


Ya había pasado 1 semana desde que se desmayó Sara y su madre estaba muy preocupada, se pasaba días y noches con ella, pero cuando pensaba en llevarla al hospital, recuerda lo que aquella mujer le dijo, que no la llevara, que se despertaría con el tiempo.

Rodrigo la visitaba todos los días porque, aunque sabía que despertaría, se preocupaba por ella.

Rodrigo, como todos los días, iba a visitarla. Llegó a la casa de Sara, entró en su cuarto, y como de costumbre, su madre estaba sentada al lado de ella.

-Hola señora, ¿algún cambio?- preguntó Rodrigo.

-No, ninguno- decía con un deje de tristeza en la voz.

-¿En qué pensará?- dijo Rodrigo sentándose en una silla.

Mientras tanto, Sara soñaba:

-¿Dónde estoy?- preguntaba Sara.

-No te preocupes- escuchó una voz –estás bien.

-¿Quién eres?- preguntó Sara al aire.

-Soy yo- dijo mientras delante de ella se formaba una nube naranja, tomando forma de mujer.

-¿Quién eres?- preguntó nuevamente.

-No te lo diré, por ahora no te conviene saberlo.

-¿Qué hago aquí?- preguntaba Sara mientras miraba a su alrededor. No sabía dónde se encontraba, solo ve una sala blanca, que parece no tener fin.

-Estás dormida, y me he metido en tu sueño para decirte una cosa.

-¿El qué?

-¿Recuerdas lo sucedido en la calle?, cuando unos hombres te atacaron y tu le disparaste una bola de fuego- preguntó la mujer.

-Sí lo recuerdo, pero eso ¿qué tiene que ver?- preguntaba incrédula.

-Te voy a explicar lo que sucedió. Tú disparaste esa bola de fuego para defenderte, aunque no sabías que lo podías hacer, fue como un acto reflejo. Tú tienes un poder que muchas personas desearían tener, pero que solamente tú tienes.

-Espera, ¿dices qué tengo poderes? Por favor, ¿estás loca?- decía Sara dándose la vuelta para no verla.


-No lo estoy, si no, ¿qué otra cosa fue lo que ocurrió?, ¿Por qué esos hombres dispararon, como tú, fuego por las manos?

-Pues… estarían grabando una película- dijo Sara chasqueando los dedos y volviéndose para verla.

-Vale, suponiendo que eso fuera verdad, ¿cómo explicarías lo tuyo?

-Emmm…esto…- pensaba Sara sin ninguna respuesta.

-Sara no le des más vueltas, tienes poderes, y muy fuertes, es más, eres una guardiana- dijo la mujer viendo la cara de estupefacción de Sara.
¿Una guardiana? Y ¿de qué?- dijo Sara sin creérselo mucho.

-De la paz de la Tierra- dijo seria la mujer.

-¿Corre algún peligro?- dijo Sara preocupándose.

-Sí, por eso tus poderes han salido a la luz. Sara tú eres la encargada de proteger el mundo, junto a los demás guardianes.

-¿Hay más guardianes? ¿Quiénes son?- preguntó Sara.

-Sí hay más y Rodrigo, el que te trajo cuando te desmayaste, es uno, pero no sé quien más son.

-Rodrigo es uno, entonces él me tendrá que ayudar a manejar mis poderes, ¿no?- preguntó Sara.

-Sí. Ya te he dicho todo lo que debías saber, así que será mejor que te despiertes ya, tu madre está muy preocupada.

-Espera, no te vayas- decía Sara mientras veía como la figura de esa mujer se esfumaba.
El cuarto, antes blanco, se volvía negro. Abrió los ojos y se encontraba en su cuarto, acostada, rodeada de su madre y Rodrigo.

-Sara, ¿estás despierta? Qué bien- dijo su madre aliviada.

-Sara, menos mal que has despertado- dijo Rodrigo acercándose a ella.

-Sí…- dijo Sara incorporándose en la cama

-¿Te pasa algo Sara?- preguntó su madre.

-Sí- asintió ella.

-¿El qué?- dijeron a coro.

-Tengo hambre- dijo ella mientras veía como las caras de Rodrigo y su madre pasaban de estar preocupados a aliviados y finalmente, a sonrientes.

-No nos preocupes- dijo su madre- aunque es normal, no te he podido dar de comer hasta que no te despertaras. Voy a por la comida, quédate aquí.

-Vale- dijo Sara viendo como su madre salía por la puerta- Explícame mejor eso de que soy una guerrera, y tú también.

-¿Cómo lo has sabido?- preguntó extrañado Rodrigo.

-Me lo dijo una mujer mientras dormía- contestó.

-A, ahora lo entiendo. Un guerrero es aquel que debe proteger la paz. Yo soy uno, y estoy aquí para enseñarte a ti, y los demás guerreros, como has de hacerlo- respondió Rodrigo.

-Ya estoy aquí- interrumpió la madre.

-Gracias mamá.

-Bueno, yo ya me tengo que ir, mañana me pasaré a por ti, para entrenar- dijo Rodrigo dándose la vuelta y saliendo por la puerta.

-Vale, adiós- se despidió Sara- y ahora a comer.
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Hola!!! les gustó el capítulo?? Espero que sí :)
Perdón por no haberlo subido antes, pero es que estoy un poco ocupada por las tardes.
Bueno, gente adiós, y mañana subiré el siguiente capítulo :)
AVISO: No se si estas navidades podré subir capítulos, por que voy muy mal en los estudios,por centrarme por las tardes a escribir y y no estudiar :( con todo eso lo intentaré (cuando mis padres no estén, claro :p)

 

Capítulo 4: El abuelo de Rodrigo.

Al día siguiente, Sara se encontraba con Rodrigo para ir a entrenar. Iban a un bosque alejado de la ciudad.

-Ya hemos llegado- dijo Rodrigo señalando el lugar.
El lugar era realmente precioso. Estaba rodeado de árboles, flores y a lo lejos, se veía un lago con una agua muy limpia y cristalina. Pero el lugar no era solamente precioso, sino que también había unos objetos para entrenar. Sencillamente, aquel lugar era perfecto para entrenar.

-¿Has preparado todo esto tú solo?- preguntó Sara mientras miraba a su alrededor.

-No- dijo agachando la cabeza.

-Entonces, ¿de quién es todo esto?- preguntó Sara descuidada, sin mirar la reacción de Rodrigo.

-Era de mis padre, pero ellos ya no están aquí- dijo fríamente.

-¿Dónde están tus padres?- preguntó Sara descuidadamente.

-Están muertos- dijo con un deje de tristeza, levantando la cabeza y con una mirada llena de odio.

-Lo siento, no era de mi incumbencia y con todo eso me entrometí- dijo avergonzada Sara y disculpándose.

-No pasa nada, en algún momento te habrías enterado- dijo Rodrigo poniendo su mano encima del hombro de Sara.

- Si no es mucho preguntar, ¿cómo murieron?- preguntó con cuidado.

-Murieron en batalla, ellos también fueron guerreros; yo lo herede de ellos. Normalmente, el poder de guerreros se pasa de padres a hijos, es como una herencia familiar que llevas, quieras o no. Pero tu caso es un poco extraño, tus padres no son guerreros ¿verdad?

-No, no lo son- dijo Sara poniéndose pensativa.
Un silencio incomodo los rodeó durante varios minutos.

-Bueno, que te parece si comenzamos a entrenar- dijo Rodrigo soliendo.

-Vale- dijo alegre Sara.

-Lo primero que harás, no será practicar, si no empezaremos con la teoría- dijo Rodrigo empezando a caminar hacia una casa que había cerca de allí.

-¿¡TEORIA!?- preguntó Sara sorprendida.

-Sí, teoría, no puedes dominar una arte sin saber que es, ni como debes de de usarla- dijo Rodrigo.

-No tenía yo suficiente con los exámenes del instituto, como para que me llegue esto.- murmuró Sara.

-¿Has dicho algo?- preguntó Rodrigo.

-No, nada- dijo sin darle mucha importancia.

-De acuerdo, sígueme.

-Vale, una pregunta, ¿Quién será mi profesor?- dijo ella poniéndose delante
de él, mirándole y caminando hacia atrás.

-Él- señaló Rodrigo detrás de ella.
Antes de que Sara pudiera girarse, chocó con una persona. Poco faltó para que cayeran los dos al suelo.

-Perdón, disculpe, fue mi culpa- se disculpó Sara.

-¡Niña, ve con más cuidado!- pidió el anciano delante de ella.

-Lo haré, cuando usted me deje de llamar niña- contestó Sara.

-Vale, ¡¡dejaré de decírtelo cuando dejes de serlo!!- respondió el abuelo.

-Basta de peleas. Abuelo te presento a la nueva guerrera, Sara. Sara, te presento a mi abuelo y tu maestro- presentó Rodrigo.

-¿QUÉ?- dijeron los dos a coro.

-Imposible que una niña tan malcriada sea una guerrera, no lo puedo entender- dijo el abuelo sorprendido.

-¡QUÉ NO ME LLAMES NIÑA!- gritó Sara perdiendo los nervios- ¡TAMPOCO ME DIGAS MALCRIADA!, yo tampoco puedo creer que tú sepas de todo esto de guerreros- dijo cruzándose de brazos, cerrando los ojos y entreabriendo uno para ver su reacción.

-Para que lo sepas, niña, yo también fui uno en mis tiempos, y uno de los mejores- aclaró el anciano- con decirte que yo capturé a Ámos, el hombre más perseguido de todos los tiempos.

-Que no me llames niña- dijo resignándose Sara- pero cuéntame más de ese tipo.

-Ámos era, y sigue siendo, el hombre más peligroso.

-¿Pero no está encarcelado?- preguntó Sara.

-Esto va para largo- dijo Rodrigo sentándose en el suelo.

-Sí, estaba, pero él consiguió escapar de la prisión, sino, ¿por qué habrían despertado tus poderes?

-Entonces los hombres que atacaron la ciudad…

-Exacto, son hombres de Ámos. El mandó a atacar esta ciudad por algo que busca, pero no sé el que- dijo el abuelo pensativo- pero de todos modos, sea lo que sea, es algo importante para él.


-¿Qué será?- pensó Sara.
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Hola :) Les gusto el capítulo?? Espero que sí :)
Ya es seguro, me van a castigar :(
Lo siento por mis lectores, pero me van a quedar muchas. Intentaré que no se quede en lo más interesante, pero dudo que termine ya la historia. Voy a estar todas estas navidades escribiendo a mano mis historias no se si eso es bueno o malo
Bueno, no les aburro más :) Adiós y hasta pronto :)
PD: Hasta año nuevo no me castigan, así que intentare subir todos los capítulos que me sean posibles.

 

Capítulo 5: La historia de Ámos.

-¿Qué hizo ese tal Ámos para que se hiciera tan peligroso?- preguntó Sara con curiosidad.

-Ese hombre, por llamarlo de alguna manera, quiso conquistar y destruir este planeta- aclaró el abuelo.

-¿Porqué?- preguntó Sara.

-Por que quería casarse con la reina del reino de los guardianes.

-¿Qué es el reino de los guardianes?- preguntó nuevamente Sara.

-Son los países que saben sobre la existencia de los guardianes y los que están unidos formando un reino, mandando sobre él los reyes. La reina enviudo al poco de tener a su hija. Desde que enviudo Ámos, uno de los consejeros del rey, empezó a ir detrás de ella.

-¿Y tú como sabes todo esto, abuelo?- preguntó Rodrigo.

-Por que va a ser, por que es un viejo metiche- bromeó Sara.

-¿QUÉ ME DIJISTE NIÑA?- preguntó el abuelo alzando la voz.

-¡¡¡QUÉ NO ME LLAMES NIÑA!!!- dijo Sara poniéndose a su nivel.

-Basta, no comencéis otra vez y responde- pidió Rodrigo.

-Vale- dijo el abuelo tranquilizándose y sentándose en una roca que había- yo lo sé porque yo estaba allí cuando todo esto sucedía, no es porque sea un metiche- dijo mirando a Sara.

-¿Y qué pasó con la reina?- preguntó Rodrigo sin prestarle mucha atención a las miradas asesinas que se propagaban el abuelo y Sara.

-La reina no hacía caso al coqueteo de Ámos y este decidió vengarse de ella poniendo a todos en su contra, inventando cosas y demás. Él consiguió lo que quería, puso a todos en su contra, haciendo que estos se revelaran contra ella formando una banda contra ella llamada “los fort” traducido del francés viene a ser “los más fuertes”. La reina no tubo de otra que empezar una guerra contra ellos. Al final conseguimos vencer y encarcelamos a Ámos, pero al año escapó. Ahora toda su venganza se retomó, pero esta vez no fue a por la reina, fue a por su hija. La reina decidió huir junto a su hija, pero no le fue posible, solamente pudo enviar a su hija. A ella la capturaron.

-¿Y tú qué hiciste?- preguntó Sara.

-Yo fui con unos soldados a rescatarla. Llegamos a ella, pero ella, después de que la soltáramos, me pidió que encontrara y protegiera a su hija, a la que había enviado a este país, bastante lejos de imaginar todo lo que ocurría a su alrededor. Ella me dijo que se encargaría de volver todo a la normalidad, y me dijo que me fuera. Yo me aferraba a la idea de que se viniera conmigo y la protegiéramos juntos, pero ella me dijo: “alguien se debe de encargar de Ámos y de que todo vuelva a la normalidad, y ese alguien soy yo, ahora vete y encuentra a mi hija”.

-¿Y ha vuelto todo a la normalidad en el reino?- preguntó Sara

-No, la reina volvió a ser capturada. Aunque ella era muy fuerte, no podía contra todo un ejercito ella sola.

-Y si sabes esto, ¿porque no volviste a por ella?- preguntó Rodrigo.

-Volví a por ella, pero las cosas allí habían empeorado, todo era más aterrador, no se parecía en nada a lo que era antes. Gracias a unos aliados de otros países que también querían salvar a la reina, pudimos acercarnos a ella. Esta vez ella nos dijo que encontráramos a los nuevos guardianes, que mi tiempo y el de los demás guardianes ya había pasado, y que entrenara a los nuevos guardianes para, una vez estén bien formados, luchen por volver todo a la normalidad.

-¿Y a qué estamos esperando para cumplir las ordenes de la reina?- dijo Sara poniéndose de pie.

-Estamos esperando a que los demás guardianes aparezcan- dijo el abuelo.

-Empezad a entrenarme a mi. No sabemos cuando aparezcan los demás guardianes- dijo Sara.

-¿Y quién les pondrá al día de todo lo que te enseñemos a ti?- preguntó el abuelo con altanería.

-Pues yo- contestó Sara.

-Sí, una niña malcriada y maleducada va a poder, já no me hagas reír- dijo el abuelo.

-No soy ninguna niña malcriada y maleducada, y puede que yo sola no pueda, pero tengo a Rodrigo para ayudarme- dijo sonriendo a rodrigo- ¿a qué me ayudaras?

-Emmm... esto... de acuerdo- dijo Rodrigo poniéndose un poco colorado por la sonrisa y cercanía de Sara.

-Has visto, tu nieto es mejor persona que tú- dijo Sara molestando al abuelo.

-Puede que lo sea, pero es mejor que tú seguro. Él por lo menos no es ningún niñato malcriado- molestó el abuelo mientras sonreía al ver la cara de Sara.

-¡¡¡QUÉ NO ME LLAMES NIÑATA MALCRIADA, VIEJO!!! aparte de ser débil y cotilla eres sordo- dijo Sara riéndose.

-¿Débil yo? Por favor, como se nota que no me conoce- contestó el abuelo- débil tú, que no sabes pelear.

-¿Quieres comprobarlo?- incitó Sara.

-De acuerdo- sonrió el abuelo- pero después no me vengas llorando diciendo que te hice daño.

-No te preocupes, no te voy a dar el gusto.

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Hola!!! os gusto??
Sigo escribiendo a escondidas :p
Bueno volviendo al tema, espero que os guste el capítulo y mañana subiré el siguiente :)
Gracias a todos vuestros comentarios, no sabéis lo bien que me sienta que mi historia le guste a alguien :)
Adiós y hasta mañana :)

 

Capítulo 6: La pelea.

Sara estaba con Rodrigo y su abuelo, los cuales tienen que entrenarla para que sea una gran guerrera. Sara y el abuelo no se llevan muy bien, desde que se conocieron (hace unos minutos) no hacen más que pelear. Sara incitó al abuelo a pelear, el que acepto por orgulloso ¿Cómo acabara todo esto?

-Venga, te cedo que seas tú quien empiece- dijo el abuelo.

-¡Oh, que gentil por tu parte!, pero no quisiera hacerte daño- dijo Sara poniéndose en postura de combate, imitando al
abuelo.

-Seguramente no consigas darme- contestó el abuelo enfadándola.

-¿Qué no te daré? Más quisieras tú- respondió Sara- Rodrigo, solamente tengo que concentrar mi fuerza en mis manos
¿no?

-Si…- no pudo terminar la frase cuando vio como Sara cerraba los ojos y las manos. Rápidamente alzo las manos mientras las abría y las unió, haciendo más grande la bola de fuego. Sara disparó al abuelo, pero él, ágilmente, lo esquivó.

-¿Pero cómo un viejo como tú puede esquivarlo tan rápido?- dijo Sara queriendo cabrearlo, pero no lo consiguió.

-Pues este viejo lo esquivó tan rápidamente porque, aunque tenga mis años, sigo siendo ágil- dijo orgulloso mientras sonreía- pero dejemos la charla, ahora me toca a mí. Haber lo ágil que eres tú.
El abuelo atacó, pero el color de su poder era verde, mientras el de Sara era rojo. Sara estaba tan atónita por el color de la bola, que le dio, empujándola y chocando contra el suelo. Rodrigo se acercó rápidamente hacia ella.

-¿Estás bien, Sara?- preguntó Rodrigo mientras la ayudaba a levantarse.

-Sí, no es nada, solo me hizo cosquillas- respondió orgullosa ella, aunque se había hecho daño en el pie, pero no le importaba –explícame una cosa Rodrigo, ¿porque su bola su bola es verde mientras la mía es roja?

-Pues muy fácil, niña tonta- dijo el abuelo- porque yo tengo un poder diferente al tuyo. Yo tengo el poder de las plantas, tú tienes el del fuego y Rodrigo tiene el del aire.

-¿Y cuántos poderes hay?- preguntó Sara pasando del insulto que le dijo el abuelo.

-Hay cuatro- respondió Rodrigo.

-Entonces faltan dos guerreros- dijo Sara.

-¿Lo has averiguado tú solita?- preguntó el abuelo con tono burlón.

-Haré como si no hubiera escuchado nada- respondió Sara- sigamos. Te vas a enterar.

-Parecen dos niños chicos- murmuró Rodrigo.

Sara se concentró de nuevo y atacó de nuevo, esta vez lanzando varias bolas de fuego al abuelo, quien se le hizo difícil esquivar todas, por eso le dio una.

-¡BIEN!- gritó Sara.

-Bien niña, tú te lo has buscado- dijo el abuelo poniéndose de pie.

El abuelo se concentró. Levantó una mano, haciendo que Sara se concentrara en ella, mientras que la otra mano, escondida detrás de él, dirigió la mano hacia la tierra y empezó a mover la mano. Con la mano que estaba distrayendo a Sara, empezó
a hacer una bola, la que disparó, haciendo que ella la esquivara, dando un salto hacia atrás. Entonces con la mano izquierda, la que apuntaba hacia la tierra, la levantó hacia arriba, haciendo que detrás de Sara aparecieran unas ramas que la atraparon.

-¿Pero qué has hecho, abuelo?- preguntó Rodrigo.

-Darle una lección- respondió el abuelo.

-No te preocupes Rodrigo, unas ramas no me dan miedo- dijo Sara mientras pensaba en como librarse de ellas- Solo tengo que concentrar todas mis fuerzas por todo mi cuerpo.

-¿Qué intentas, Sara?- preguntó Rodrigo extrañado, al igual que su abuelo.

-Esto- respondió Sara. Desde su interior empezaron a salir unas llamas quemando las ramas, pero algo que ella no había tenido en mente, es que también se quemaría su ropa. El abuelo se quedó sorprendido por la acción de Sara, que, aunque fuera principiante y no supiera nada, era algo para personas con más nivel, pero también empezó a reírse al ver como su ropa se quemaba.

Sara al darse cuenta de que se quemaba su ropa, se metió detrás de un arbusto.

-Quisiste quemar mis ramas, pero también quemaste tu ropa jajajajaja- el abuelo se reía a carcajadas, burlándose de Sara, la que estaba muy colorada.
Rodrigo se aguantaba las ganas de reírse por respeto, pero no pudo aguantar por mucho, hasta que también empezó a reírse.

Una vez ya se les había pasado la risa, Rodrigo fue hacia la cabaña. Cuando regresó, se dirigió hacia Sara con ropa de
¿mujer?

-¿De quién es?- preguntó Sara imprudente.

-Es de mi madre- respondió Rodrigo.

-¿Le vas a dar el traje de tu madre?- preguntó el abuelo.

-Sí, ella lo necesitara a partir de ahora.

-¿Cómo que lo necesitaré?- pregunto Sara mientras se lo ponía.

-Mi madre también era de fuego, y también hacía lo mismo que tú, y para no quedarse desnuda cada vez que lo hiciera,
compró ese traje en el reino de los guardianes. Ese traje es especial y puede aguantar las llamaradas.

-Gracias, pero ¿de verdad no lo quieres guardar?- preguntó Sara mientras salía del arbusto con el traje puesto. El traje era negro con rayas rojas y muy pegado, adhiriéndose a la figura. Fácilmente se podría distinguir con un chándal con unos legin.

-De verdad, no lo necesito– dijo sonriéndole.

-Gracias, es muy cómodo- dijo Sara metiendo las manos en los bolsillos- ¿qué es esto?
Sara saco del bolsillo una fotografía con cuatro personas en ella. Un hombre y una mujer abrazados, parecía un matrimonio; la mujer sostenía a un bebe riéndose; y en una esquina había una persona más mayor que el matrimonio, de unos 50 años.

-¿Quiénes son estos?- preguntó Sara.

-Son mis padres, mi abuelo y yo- dijo sonriendo tristemente ante la fotografía.
El abuelo se acercó rápidamente para ver la fotografía.

-Así que la tenía tu madre- dijo el abuelo cogiéndola.

-¿A qué te refieres abuelo?- preguntó Rodrigo.

-Seguramente se la llevaría tu madre para la última batalla en la que luchó. Ella solía llevarse siempre una foto para que le diera suerte. La que normalmente se llevaba había desaparecido, así que se llevaría esta.

-Mamá- susurró Rodrigo.
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Hola!!! Os gusto?? Espero que sí. Siento la tardanza, es que he estado un poco ocupada :(
¿Dónde estará la fotografía? ¿Cómo se encontrará Rodrigo tras recordar a sus padres muertos? ¿Cómo habrán muerto los padres de Rodrigo? Ya sabemos que fue en batalla, pero ¿quién los mató?
Hay os dejo unas cuantas preguntas, para que os calentéis la cabeza un poco :)
Adiós!!!

 

Como ya avisé con anteriorida, estoy castigada (yo creía que sería después de navidad, pero que va, es durante navidad y después :( ) Bueno intentaré subir capítulos siempre que pueda (ya no va a ser tan a menudo como ahora) y espero que no me dejen de leer, porque tampoco podre avisar. Lo siento mucho :( Adiós y felices fiestas!!!

 

Capítulo 7: La siguiente guardiana llega.

El tiempo pasaba, y Sara aprendía diferentes maneras de luchar y diferentes ataques. Gracias a la ayuda de Rodrigo y su abuelo, cada vez se hacía más fuerte. Sara y Rodrigo luchaban entre ellos para entrenar. Muchas veces ganaba Rodrigo, por no decir todas, pero Sara se lo ponía difícil, tanto que casi una vez gana.

El abuelo contaba muchas historias de cuando el luchaba para proteger a los reyes; también les daba consejos a Rodrigo y Sara para luchar, ya que él tenía más experiencia.
Aunque el tiempo pasaba, no había noticias sobre los demás guerreros, lo que preocupaba al abuelo, aunque no lo demostraba.
Sara se dirigía hacía el campo de entrenamiento. Una vez llegó, espero a que Rodrigo llegara y empezaran a entrenar.

-Como tarda Rodrigo- susurró Sara mientras miraba al camino por donde tendría que venir- esto no es normal en él, él suele ser puntual- decía mientras se sentaba.

-¡Sara!- escuchó a lo lejos Sara mientras volvía a mirar al camino.

-¿Por qué has tardado tanto, Rodrigo?- preguntó Sara viendo como se acercaba Rodrigo corriendo.

-Es que mi abuelo tenía que ir a comprar unas cosas para el entrenamiento de hoy. Yo lo estaba acompañando, pero como no encontraba las cosas que quería y se estaba haciendo tarde, decidí adelantarme- dijo Rodrigo poniéndose a su lado.

-¿Y qué cosas buscaba? – preguntó Sara.

-Tenían un nombre muy raro y no me acuerdo- dijo Rodrigo tocándose la cabeza mientras sonreía.

-Ahg, tú y tu cabeza- suspiraba Sara.

-¿Qué hacemos mientras? -preguntó Rodrigo.

- Entrenemos todo lo que hemos aprendido- dijo Sara poniéndose en postura de ataque.

-¿Quieres luchar?- preguntó sarcástico Rodrigo.

-No. Solo vamos a recordar todo lo que hemos aprendido- sonrió Sara mientras que se quitaba la chaqueta y los pantalones quedándose con el traje de fuego (el traje que perteneció a la madre de Rodrigo) que llevaba debajo.

-Lo que tú digas, pero comencemos ya- dijo Rodrigo mientras se ponía en posición de ataque.

-Comenzaré yo –dijo Sara.

Sara empezó con una técnica que aprendió al principio, la técnica de la patada engañosa, que consistía en dar una patada con la pierna izquierda, sabiendo que tú oponente la va a esquivar, mientras que la otra pierna tomaba impulso, dando un salto, dándole al contrincante en el dorsal, de ahí lo de engañosa. Rodrigo la esquivó, ya que sabía que técnica iba a usar.

-Una buena patada, pero fallaste- sonrió Rodrigo.

-Yo creo que no- sonrió Sara mientras levantaba la mano derecha y atacaba rápidamente, pillándolo desprevenido, dándole de lleno.- Este es un toque especial mío sonrió –dijo acercándose a él.

-¿A sí? Pues esto es mío- dijo Rodrigo levantando las piernas para cogerle las suyas y tirándola al suelo, haciendo que se golpeara fuertemente contra el suelo. El se levanto rápidamente y lanzo un ataque con sus manos, que Sara esquivo de milagro mientras rodaba por el suelo.

- Eso estuvo cerca- susurró Sara poniéndose de pie.

-Has mejorado mucho Sara, pero no lo suficiente como para vencerme.

-Eso te crees- sonrió Sara preparándose para su nuevo ataque. Cuando estaba dispuesta disparar, se escuchó una voz a lo lejos.


-Haber si es verdad que eres tan buena como dices- dijo la voz misteriosa que estaba sobre la rama de un árbol. Era una chica más o menos de la edad de Sara. Su pelo era largo, recogido en una cola alta y rubia. Sus ojos eran verdes y grandes. Llevaba un traje como el de Sara, pero de color verde y sus líneas eran blancas.

-¿Quién eres?- preguntó Sara.

-Soy una guardiana.
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Hola!! Feliz año!!!! Me he podido escapar de mi castigo y he podido subir este capítulo a escondidas. Perdón por no poder avisar, pero pronto llegaran mis padres y no tengo tiempo para más.
Volviendo a la historia, ¿Os ha gustado el capítulo? Espero que sí. Poco a poco van apareciendo los guardianes, y dentro de poco llegará la batalla final.
Bueno adiós y hasta el siguiente capítulo.
PD: Siento que sea tan corto, espero que me disculpen.

 

Capítulo 8: La Guardiana de la Naturaleza.

La chica extraña, que decía ser una guardiana, bajó de la rama y se puso a la altura de Sara. Rodrigo se acercó a Sara.
-Bueno Sara, ¿quieres luchar contra mí, o tienes miedo?- propuso la nueva guardiana, mientras rodeaba a Sara mirándola de arriba abajo.

-Yo no tengo miedo- dijo Sara dando vueltas mirando a la guardiana- pero quisiera saber tu nombre y tú poder.

-Mi nombre es Silvia y mi poder es la naturaleza.

-Fuego contra selva, creo que se quién tiene preferencia- dijo Sara parando y poniéndose en posición de ataque.

-Puede que tengas preferencia, pero yo sé todo sobre mi poder, y sobre el tuyo- dijo Silvia resaltando esto último mientras
imitaba a Sara.

-Vamos a verlo.

Sara empezó atacando a Silvia con una bola de fuego que, naturalmente, Silvia esquivó.

-Ese es todo tu poder- dijo Silvia bromeando.

-Yo no bajaría la guardia tan rápidamente.

-¿Cómo?- no hizo más que terminar la frase cuando la bola que Sara había tirado con anterioridad le alcanzó, dándole en la espalda y haciéndole mucho daño a Silvia.

-Se me olvidó decirte de que mis bolas de fuego siempre dan a su objetivo- dijo, orgullosa, Sara.

-Con que con esas tenemos- susurró Silvia.

Silvia estaba tocando el suelo, por lo que le fue muy sencillo hacer que unas lianas atraparan a Sara desde todos los lados y que el suelo se resquebrajase por donde estaba Sara.

-Pero…- dijo Sara muy sorprendida.

-¿Sorprendida? Me has cabreado, y eso no te convenía, yo solo quería probarte pero tú me has dado en la espalda
causándome daño.

-¿Cómo lo has hecho? Me has dejado muy sorprendida- dijo Sara sorprendida, pero contenta; algo dentro de ella le decía que
se iba a llevar bien con Silvia.

-¿Perdona? ¿Te sorprendes por mi ataque pero no te quejas por las lianas?- dijo Silvia muy sorprendida.

-Tus lianas no me asustan, puedo librarme de ellas cuando quiera.

-No, no lo hagas, o te caerás.-

-Demasiado tarde- dijo Rodrigo.

Sara había empezado a soltar grandes masas de calor, hasta que soltó grandes llamaradas de fuego, librándose así de las lianas y cayendo por el agujero abierto antes por Silvia.

-¿No haces nada?- preguntó Rodrigo nervioso y preocupado.

-No, no lo he hecho muy profundo, me temía algo así, ya mismo la escuchamos caer. 1, 2, 3… - dijo Silvia muy tranquila.

-¡¡¡AUH!!!- gritó Sara quejándose por la caída.

-¿Pero que pasa aquí? Me voy un momento y ya se lía esto. ¿Y quién eres tú?- dijo el abuelo de Rodrigo.

-Encantada, yo soy Silvia y soy una guardiana- se presentó Silvia al abuelo.

-Sara, tendrías que aprender de los modales de Silva, ¿dónde está Sara? No me digas que no ha llegado todavía esa niñata impuntual- dijo el abuelo caminando despistadamente, cayendo al agujero donde estaba Sara.

-¡¡¡AUH!!! ¿Te quieres quitar de encima?- dijo Sara quejándose porque el abuelo había caído encima de ella, dándole con el trasero en la barriga de Sara.

-Anda, si estás aquí, ya decía yo que el suelo estaba muy blando y que no me había hecho daño.

-¡¿ME ESTÁS LLAMANDO GORDA, VIEJO?!- gritó Sara.

-Qué conste que yo no he dicho nada, lo has dicho tú, pero ahora que lo dices, te haría falta perder un poco de peso, mira estas moyas que salen por este lado, y fíjate por este- dijo el abuelo cogiendo algunas grasas que sobresalían de Sara, porque el abuelo todavía seguía sentado encima de ella.

-¡¿PERO TE QUIERES QUITAR DE ENCIMA, VIEJO?!- dijo Sara empujando al abuelo para que se quitara de encima- ¿Y CÓMO ES ESO DE NIÑATA IMPUNTUAL?

-Es que lo eres…

-¿Siempre están así?- preguntó Silvia a Rodrigo, mientras Sara y el abuelo seguían discutiendo.

-Sí, pero son muy graciosos- dijo Rodrigo riéndose.

-¡¿Y TÚ DE QUE TE RIES?!- preguntaron Sara y el abuelo a coro.

-De nada, de nada.

-Bueno, va siendo hora de que nos saquéis de aquí ¿no?- dijo Sara.

-Sí, sí que llegan a ser graciosos- decía Silvia riéndose mientras se iba acompañada de Rodrigo.

-¡Pero no os valláis! ¡Silvia, sácanos de aquí!- dijo Sara.

-Bueno, Sara, yo me marchó de aquí, que te vaya bien. Hasta luego- dijo el abuelo tocando el suelo y salió una liana a la que se agarró y escaló.

-Pero, llévame contigo- dijo Sara en modo de súplica.

-¿No dices que soy un viejo? Los viejos o pueden llevar demasiado peso- dijo el abuelo llegando a arriba y haciéndole burla a Sara, cortando la liana- Hasta luego, niñata.

-¡Maldición!, ¿cómo salgo ahora de aquí?
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¡¡Hola!! He regresado y durante toda esta semana podré subir cap, o por lo menos intentaré hacerlo.
¿Os ha gustado el cap? ¿Creéis que Sara conseguirá salir de ahí? :P
Adiós y hasta pronto :)

 

Capitulo 9: Empiezan los problemas.


Silvia, la guardiana de la Naturaleza, luchó contra Sara, y ganó. Sara se quedó atrapada en un hoyo. Mientras tanto, Rodrigo, Silvia y el abuelo, se fueron a la cabaña.


Sara logró salir de aquel hoyo a duras penas, después de intentar infinidad de maneras. Cuando consiguió, salió sucísima, con tierra por todos lados.


-¡Por fin logre salir!- gritó Sara tumbándose en el suelo- ¡pero cuando vea a ese viejo se va a enterar!

-¡Achus!- estornudo el abuelo- alguien está hablando de mí


El abuelo, Silvia y Rodrigo estaban en la cabaña, sentados en una mesa, hablando.


Estaban sentados en una mesa de la siguiente forma: Rodrigo, al lado de Silvia, la parte cerca de la puerta, Silvia, cerca de la chimenea y el abuelo en frente de Silvia, quedando así una silla vacía al lado del abuelo.

-Tengo una duda, Silvia, ¿cómo has sabido que estábamos aquí?- preguntó Rodrigo a Silvia.

-Había rumores en la ciudad de que el antiguo guardián de la reina estaba buscando a los nuevos guardianes.

-Pero…- fue interrumpido el abuelo por la entrada de una Sara muy cabreada y muy sucia.

-¡VIEJO DECRÉPITO!- grito Sara

-Ya decía yo que esto estaba muy calmado- susurro el abuelo.

-Sara, ¿qué te ha pasado? Estás hecha un desastre- dijo Rodrigo levantándose y acercándose a Sara.

- ¡Tu abuelo tiene la culpa!- dijo señalando al culpable.

-¡Pero si yo estaba aquí! No será que tienes como hobby revolcarte por el suelo como los cerdos- dijo irónicamente mientras se aguantaba la risa.

-¡Muy gracioso, viejo! Claro como me has dejado allí, en el hoyo, mientras tú te ibas tan contento, pues me las he tenido que arreglar yo sola para salir- decía sentándose al lado del viejo y tocándose el codo.

-Pero no lo había hecho muy hondo, perfectamente se podía salir dando un salto…- comento Silvia.

-Silvia, ella acaba de empezar el entrenamiento, no sabe dar saltos tan grandes- explico Rodrigo, mientras se ponía al lado de Sara.

-¿Podré hacer eso cuando tenga más entrenamiento?- preguntó sorprendida- creí que esos saltos solo se podían hacer en los mangas y animes.

-Que inocente, claro que lo podrás hacer- dijo el abuelo sonriendo. Como respuesta, recibió una mirada asesina de parte de Sara.

Rodrigo y Silvia se miraron mientras disimulaban su sonrisa.

-¿Te duele?- preguntó Rodrigo percatándose de la mano de Sara en su codo.

-Un poco- respondió Sara.


Rodrigo se acercó a Sara y le examinó el brazo.


-No es nada, es solo un rasguño- aseguró Sara

-Sí, solo es un rasguño, pero hay que desinfectarlo- dijo Rodrigo, mientras levantaba la vista y miraba la a los ojos. –Voy a por el botiquín- dijo dirigiéndose a la cocina.



Sara estaba sorprendida por tanta amabilidad, es decir, Rodrigo siempre había sido amable con ella, pero no dejaba de sorprenderla. Además, esa mirada la había puesto nerviosa y mucho; nunca se había fijado, pero Rodrigo es muy guapo y tiene unos ojos muy bonitos y extravagantes, en su totalidad eran marrones, pero cerca de la pupila había una mezcla de colores un tanto extraña, entre verde y azul.-“Pero en que estoy pensando”- pensó Sara. Notaba como sus mejillas empezaban a ponerse un poco calientes, ¡se había sonrojado!


-Sara, ¿estás sonrojada, no será que te gusta Rodrigo?- dijo Silvia.

-¡Más le vale a esa niñata no gustarle a mi nieto, no la quiero en mi familia!- dijo el abuelo

-¡Pe-pero que dices!- dijo Sara, poniéndose más colorada y haciendo caso omiso al comentario del abuelo- ¡A mí no me gusta Rodrigo!

-A otro con ese cuento, no cuela, venga dilo, si no, ¿por qué te has puesto tan nerviosa cuando te lo he preguntado?- dijo Silvia.

-¡Pues porque…- no se le ocurría nada a Sara para desmentir lo que había dicho Silvia. Él no le gustaba ¿verdad? -“Claro que no, solo somos amigos”- pensó- ¡porque no!

-Ah, bueno, siendo así y sabiendo que no te gusta, puedo quedármelo ¿no?- preguntó Silvia- Rodrigo es muy guapo.


Sara, al escuchar eso, sintió como su corazón se partía en mil pedazos, pero, ¿por qué sentía eso?- ¡Haz lo que quieras!-termino diciendo Sara para mirar hacia otra dirección- Me voy a mi casa, ya es tarde- dijo levantándose de la mesa. Abrió la puerta y se fue.


-Ya estoy aquí… ¿dónde está Sara?- preguntó Rodrigo al darse cuenta de que Sara no estaba.

-Se ha ido- dijo Silvia

-¿Por qué?

-No sé, dijo que se iba a casa- contesto Silvia.

-Bueno volvamos al tema, antes de que Sara llegase. ¿Qué tipo de rumores corren?- dijo el abuelo.

-Ya se lo he dicho, que el antiguo guerrero de la reina vino aquí a buscar a los nuevos guerreros.- dijo Silvia

¿Sabes quién empezó con estos rumores?- preguntó el abuelo.

-No

-Tenemos un serio problema.

-¿Por qué?- preguntaron Silvia y Rodrigo al mismo tiempo.

-Porque si se enteran “los fort” estaremos en un problema muy grande.

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¡¡¡Hola!!! Cuanto tiempo sin subir un capítulo. Siento mucho, pero me centré en acabar mi otro fic y cuando lo acabe ya había empezado con los estudios y hasta ahora, que ya he terminado los exámenes no he podido escribir nada.

Mil disculpas, he intentaré escribir más a menudo :)

Gracias por pasarse a leer y adiós!!!

 

Capítulo 10: Espías


¡Maldito viejo decrepito!- dijo Sara sacudiéndose el polvo- ¡por su culpa estoy así de sucia!

Sara estaba por el bosque, camino a su casa, intentando distraer sus pensamientos con cualquier otra cosa, pero solo lograba o cabrearse o sorprenderse.

*Narra Sara*

¿Por qué me he comportado así? ¿Por qué me he ido así de la cabaña? Pero la pregunta que más me interesa encontrar respuesta, ¿por qué me dolió tanto cuando Silvia me dijo que se quedaría con Rodrigo? Él y yo solo somos amigos. Además, he visto la mirada que se dieron él y Silvia se han dado cuando yo y el viejo discutíamos, habrá pensado que no los vi, aunque tampoco tendría que preocuparse por si los vía o no, no somos nada de todas maneras.

-¡Basta de este tipo de pensamientos! ¡Y después está ese viejo que me saca de mis casillas, no lo soporto! Mejor me doy prisa para volver a casa pronto y darme un buen baño.

De repente, siento la necesidad de darme la vuelta, siento que algo me mira y me incomoda. Me doy la vuelta y había un hombre detrás de mía con un traje marrón y con un símbolo en la izquierda, un circulo con una “A” dentro, en la parte superior derecha del pantalón y de la camisa.

-Lamento informarte de que tú no volverás a tu casa en mucho tiempo – dijo el hombre.

-¿Quién eres? ¿Qué quieres? – pregunté un poco asustada, alejándome del hombre para chocarme con algo a mi espalda. Miro para atrás y veo un hombre exactamente igual al que tengo delante de mí. El hombre a mi espalda me pone el brazo en mi cuello, haciendo que no me pueda mover libremente, y con la otra mano libre que tiene me atrapa mis brazos y los pone a mi espalda.

-Que descortés por nuestra parte no habernos presentado todavía, mi nombre es Absalón y el de mi hermano es Caín- dijo Absalón mientras yo pensaba una manera de escapar de esta trampa.- Y tú eres Sara, ¿me equivoco?- dijo mirándome seguro.

-¿Cómo lo sabes?- dije haciéndole cara.

-Llevamos mucho tiempo espiándote a ti y a los demás guardianes, hasta que nos toco actuar, aunque tú y yo ya nos habíamos visto antes, ¿no me recuerdas?

Me quede en silencio, intentando recordar donde lo había visto antes, pero sin quitarle la vista de encima.

-Parece que no me recuerdas, te refrescare la memoria, yo fui a quien le golpeaste con tu primer ataque, tu primera bola de fuego.

Al decirme eso, recordé lo que pasó ese día, nunca supe que hacían esos hombres en la ciudad, ni porque nunca salió en el noticiero, y la verdad no le puse mucha atención hasta ahora:

Inicio del Flash Back

Sara tuvo la necesidad de girarse, y cuando se giró encontró como unos hombres lanzaban fuego por las manos. Mónica, al verla, imitó sus actos y se quedo boquiabierta. Mónica actúo rápido, la cogió del brazo y salió corriendo hasta una esquina donde, por ahora, estaban protegidas.

-¿qué es eso?- preguntó Mónica

-No lo sé, pero será mejor que nos marchemos de aquí, esos tipos parecen peligrosos- dijo Sara. Aún su corazón latía fuerte y notaba como unos pasos se acercaban a ellas, interponiéndose en su camino.

-Vosotras no os marcháis a ningún sitio- dijo un hombre.

-Dejadnos marchar- decía Mónica en voz baja y entrecortada por el miedo.

-¿Qué dices?, habla más alto- decía un hombre con tono burlón.

-Dice que nos dejéis marchar- dijo Sara alto y fuerte.

-Dicen que les dejemos marchar já, como si eso fuera posible.

-Os pido, no, os exijo que nos dejéis ir- decía Sara encarándolo. Por alguna razón no tenía miedo, solo se sentía nerviosa.

-Mira niña, tú no eres nadie para exigirme nada- decía el hombre cogiéndola del brazo- ¿Has visto lo que le hemos hecho a la ciudad, niña? Eso mismo le puede pasar a tu cara.

-Suéltame- dijo Sara en voz baja.

-¿Qué?- preguntó el hombre

-Que me sueltes- dijo Sara ahora aún más alto

-Ahora me pide que la suelte, primero se me pone chula y ahora me pide que la suelte- decía el hombre. Sara vio como otros hombres empezaron a acercarse a Mónica y a empezar a cogerla.

-¡Dejadme!- pedía Mónica entre lágrimas.

-¡Soltadnos!- gritó Sara. Rápidamente, empezó a soltar grandes masas de energía; concentró toda su energía en la mano que tenía libre y apuntó al hombre que la agarraba disparando, y enviándolo a la pared. Tras esa actuación todos se quedaron mirándola.

Fin del Flash Back

-¿Qué hacíais ese día en la ciudad, por qué la atacasteis?- pregunte yo un tanto curiosa.

-Vinimos buscando a la princesa, seguro el viejo ese ya te haya contado la historia de la reina y su hija desaparecida – me dijo, ésta vez, Caín

-Sí, me ha contado algo de eso…- dije yo. Aproveche esta oportunidad para preparar el ataque que había estado pensado para lograr liberarme de ese hombre.

-Mejor cambiemos de tema- me dijo Absalón- mejor porque no me cuentas como está tu amiga Mónica

-¿Qué?- me quede sorprendida por aquella pregunta- ¿Cómo sabéis de ella?

-Fue la chica por la cual descubriste tus poderes, si no llega a ser por ella, tú no sabrías nada de esto, y no sabrías…

-¡Cállate, no le digas, quizás no lo sepa!- dijo Caín

-¿Saber el qué?- pensé yo, pero me guarde aquella pregunta para mis adentros; Caín estaba aflojando cada vez más el agarre, si no intentaba liberarme ahora, no lo haría nunca, y así hice. Me tenía las manos agarradas, pero ahora podía moverlas bien, así que decidí atraer mis manos a mi cuerpo, lo cual me fue muy fácil, y pegarle una patada en la rodilla, haciendo que me soltara por completo y dejándome libre.

-¿Por qué quieres saber sobre Mónica? ¿Qué le habéis hecho?- pregunté temiéndome lo peor.

-No deberías de preocuparte tanto de ellos y preocuparte más por ti, estás rodeada- en ese momento, observé a mí alrededor y me di cuenta de que estaba rodeada, había mucha gente escondida entre los arbustos. Solo había una persona obstruyéndome el camino, salí corriendo hacía él y me deshice de él fácilmente. Seguí corriendo. ¿Cómo iba a salir de este lío con unos 10 o más hombres detrás de mí?

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Siento el retraso, pero lo bueno se hace esperar :P Aquí les dejo este capítulo tan interesante. Soy mala, lo he dejado en lo mejor. No sé cuándo podré subir el siguiente, así que sean pacientes :)

Espero sus comentarios :D Besos

 

Capítulo 11: Nuestro primer encuentro

*Narra Sara*

Intento por todos los medios llegar a la cabaña, necesito ayuda para deshacerme de todos los que vienen hacia mí. Estoy a punto de llegar, tan solo tengo que pasar unos cuantos árboles más y estaré en frente de la cabaña. No consigo llegar a tiempo, esos hombres son más rápidos que yo y me alcanzan. Me agarran las manos y me las atan; hacen igual con mis piernas. Me llevan a un lugar apartado donde hay menos árboles y me atan a un árbol. No sé lo que van a hacer conmigo ni lo que quieren, solo sé que esto no pinta bien.

Intento gritar, soltarme pero ellos no me dejan, son más fuertes que yo y cada vez que intento gritar me ponen la mano en la boca. Por primera vez en mucho tiempo no se qué hacer y eso me estresa y angustia.

-Te estarás preguntando qué queremos de ti, ¿verdad?- me dijo Absalón, yo me quede callada esperando a que continuase- Queremos saber dónde está la princesa.

-Aunque lo supiera no te lo diría- conteste de manera repulsiva y mirándole con asco.

-¡No mientas!- me grito y me pega una bofetada.

Mierda…Arde… tengo la mejilla roja y creo que para mañana voy a tener un bonito recuerdo de esta noche.

- Sé que lo sabes y me lo vas a decir quieras o no. Chicos ya sabéis que hacer.

Miro asustada a los tres hombres que se acercan a mí, y no con muy buenas intenciones. Uno de ellos se acerca a mí con un bate en la mano, ¿piensa que mi cabeza es una pelota de beisbol? Estoy en serios apuros.

Uno de ellos, y gracias al cielo no es el del bate, me pega una patada en las costillas, el de al lado me pega un puñetazo en la otra mejilla, y el que tanto me asusta, el chico del bate, que tendrá más o menos mi edad, se acerca a mí y está a punto de darme con su bate en mi hombro, pero es detenido por una voz que me es desconocida.

-¿Qué manera es esa de tratar a una dama? Yo no os he enseñado esos modales- Todos, al escuchar esa voz, se ponen a los laterales y se arrodillan ante él, haciendo un pasillo. ¿Pero quién diablos es este hombre para que todos se inclinen ante él?

Es un hombre alto y delgado, ancho de hombros y musculoso. Tiene el pelo negro y va vestido con un traje blanco que se le ajusta a su cuerpo. Tendrá unos cuarenta, cuarenta y pocos años y va acompañado de otro chico un poco más mayor que yo, diecisiete o dieciocho años, muy parecido a él.

Se acerca a mí y me desata los brazos, pero sigo atada de pies y al árbol. Me agarra la mano y antes de que pueda darme un beso en ella, aparto mi mano. Este hombre no me da buena espina.

Aprovecho que estoy libre de manos para tocarme las costillas. Maldición, esto duele más que cualquier otro golpe que me han dado.

-¿Quién eres?- le pregunto al que me ha desatado y que por poco más me da un beso en la mano.

-Soy Amós y este es mi hijo Ábadon. Por fin nos conocemos – me dijo con una mirada de superioridad.

Yo trataba de reponerme pronto pero ese golpe en las costilla me duele mucho. Tenía que pensar algo y rápido pero no me era muy fácil cuando me acabo de enterar de que tengo delante al que secuestro a nuestra reina. Intento calmarme y que mi mirada se muestre tranquila, pero en vano.

-¿Por qué querías conocerme?- le pregunto yendo al grano.

-Es más fácil sacar información de una guardiana que está empezando su formación que de uno que lleva toda su vida preparándose- me contestó con un tono de superioridad y de orgullo.

Eso me puso rabiosa- No deberías subestimarme- respondí confiada en mis posibilidades, empezando a soltar grandes masas de calor, me estoy preparando para soltar fuego por todo mi cuerpo

-No intentes nada, si no ella sufrirá los daños- dijo Amós.

¿Ella? ¿A quién se refiere con ella? Estaba confusa, hasta que lo entendí.

Detrás de él aparecieron dos hombres musculosos que sujetaban a una chica con una bolsa de plástico en la cabeza. Le quitaron la bolsa de la cabeza y por fin vi de quien se trataba.

-¡Mónica!- grite su nombre asustada- ¿Por qué metéis a ella en todo esto? Ella no tiene nada que ver.

Mónica me miraba asustada y con lágrimas en los ojos. Estaba temblando y parecía que cuando la cogieron se resistió porque tenía marcas rojas en su cara que pronto sería moratones.

-Si tú no hablas, ella sufrirá los daños- me dijo Amós. Como odio a este esperpento con intentó de ser un caballero

-Os he dicho lo que sé, soltadla- dije autoritaria, pero no me hicieron caso.

-¿Seguro?- me dijo esta vez Absalón. Mira a Amós en señal de permiso y este asiente. A Absalón se le dibuja una sonrisa en la cara que no me gusta para nada.

Una mujer y un hombre vienen cada uno con un cubo de agua. ¿Qué piensan hacer? Le vuelven a poner la bolsa de plástico a Mónica. No me gusta como se está poniendo esto.

¿Qué pretendéis hacer?- preguntó casi al borde de un ataque de ansiedad, si es lo que estoy pensando, Mónica lo va a pasar muy mal por mi culpa.

-Ya lo verás- me respondió Amós

Estaba sorprendida de la maldad de este sujeto. Mire a su hijo, Ábadon, y miraba de una forma poco convencida a su padre, entre sorprendido y resignado, no sabría decir bien.

Le echaron un cubo de agua a Mónica y pronto empezó a abrir la boca para respirar mejor, pero no podía, la bolsa se pegaba a su boca y a sus fosas nasales de forma en la que no podía respirar.

-¡Basta!- grito. Amós me mira con mirada triunfadora y suelta una carcajada. Hace un gesto con la mano y la mujer lo entiende de manera que quita la bolsa de la cara de Mónica. Empieza a coger grandes bocanadas de aire y a toser.

-¡Maldito!- le suelto ya importándome poco el dolor en mis costillas. Intento soltarme de las cuerdas pero están muy bien atadas y solo consigo hacerme más daño. La única manera sería ponerme a arder, pero solo conseguiría que hicieran más daños a Mónica. ¿Qué hago?

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Hola de nuevo chicos :) Siento el retraso y que sea tan corto pero estuve muy ocupada, además estuve leyendo otras historias que me ayudaron mucho para mejorar mi forma de escribir, y creo que eso ustedes lo notarán.

Gracias por leer, espero que les guste y sus comentarios. Besos :D