Colectivo de Pokémon - Pokémon Mundo Misterioso: Las aventuras de la dama y el verdugo [Cazadores de Recuerdos]

Tema en 'Fanfics de Pokémon' iniciado por DoctorSpring, 5 Febrero 2018.

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  1. Threadmarks: Prologo Parte 1 (Doc)
     
    DoctorSpring

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    Título:
    Pokémon Mundo Misterioso: Las aventuras de la dama y el verdugo [Cazadores de Recuerdos]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
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    Advertencia: Aunque la historia este clasificada 13+`, Morde no puede prometer controlar su humor negro impasible.

    Sin son demasiado sensibles, se recomienda discreción.


    Prologo


    La dama y el verdugo

    Primera parte

    I

    Recordaremos a un compañero cuyo papel en mi vida fue demasiado curioso. Sucedió un día de invierno.

    En esa época era una ralts, ese día en particular estaba en el estudio de mi padre, revisando un volumen muy completo sobre las diferentes especies de pokémon disponibles en Villa Vaoris. La nieve caía sobre los viejos tejados aunque no me importaba. Lo único importante era la chimenea antigua de mi padre y las estanterías llenas de libros empolvados, la mayoría datan de hace más de ochenta años.

    Sin embargo, el libro que tenía en las manos era una excepción. “Pokémon más frecuentes de Villa Vaoris” es un libro que sigue siendo editado actualmente. En ese momento estaban en el vol. 64 y se edita uno nuevo cada año. Mi problema vino cuando por azares del destino mi pequeña yo decidió asomarse por una pequeña ventana cerca del fuego, que es protegido por los ladrillos y que estos protegen a los demás de él.

    Estuve buscando con la mirada hasta encontrar al aspirante de estatua, ahí estaba aún sin rendirse, esperando que la nieve lo mate. Incluso algunos pokémon le pusieron sombreros, bufandas, pintalabios y demás.

    Llevaba dos días ahí. En realidad no me interesaba cuál era la razón por la que quería morirse. Lo que me mantenía obsesionada es que la editorial en la que confié por mucho tiempo pareció haber fallado.

    Estaba segura de que ese pequeño dragón llevaba algunos años en la villa, mi pobre intuición me decía que tal vez nació en Vaoris. Aun así, ese estúpido libro no tenía ninguna simple mención del pokémon verdugo. Durante los dos días que lo veía ahí, hojeaba como una psicópata el tomo buscando algún único párrafo.

    Me bastaba con un simple “Encapuchadín es un pokémon tipo siniestro/dragon, le gusta vestir capuchas” y ya estaba. Me quedaría tranquila.

    Solté un largo suspiro mientras dejaba el libro peligrosamente cerca de la chimenea. No había pasado nada en los dos días anteriores así que daba igual.

    Pasé el resto de ese día leyendo enciclopedias de mi padre. Apenas llegaron las diez de la noche, aparté un pesado volumen con una pasta roja rugosa cuyo nombre rezaba “Enciclopedia de las bayas”. Me levanté sin mucho sueño para ir a la cama. Con la cabeza sobre la almohada me quedé dormida casi al instante sorprendentemente.

    Cuando desperté, la nieve casi se había derretido por el cálido sol. El pokémon tipo dragón no estaba en ningún sitio por el momento.

    Fui inmediatamente al estudio buscando papel y una pluma. En los cajones no abiertos durante mucho tiempo encontré una pluma antigua, una botella de tinta empolvada pero llena y unos papeles que parecían romperse ante el mínimo roce del sueltatinta. Del perchero cercano a mi puerta hecho de cedro rosa—ostentoso como todo en mi casa—agarré mi pequeño fedora. Casi salía cuando recordé que me faltaba algo.

    Volví a mi habitación buscando mi collar falsificado, los tipos insectos suelen odiarlo sin ver la belleza de una imitación. Lo ajusté a mi cuello viéndome en el espejo de marco áureo.

    Regresé a la puerta, tomé aire antes de salir al exterior. Al pisar la calle, noté algo quemándome para luego descubrir que solo era el calor de un sol que si tan solo saliera más a menudo, me resultaría agradable.

    Mientras caminaba entre las callejuelas de la villa, varios pokémon me miraron sorprendidos por verme fuera de casa. Cuando obtenían una respuesta de mí, solo era una mueca de desprecio que siempre conservaría.

    Mi objetivo esa mañana era buscar al joven dragón, así anexaría las hojas con su información respectiva al volumen 64. Esperaba tener el papel y tinta suficiente.

    Lo que no esperaba es que yo no tuviera que encontrarlo, él me encontraría de la forma más eficaz. ¿Saben cuando dicen que los verdaderos amigos caen del cielo? Pues eso.

    Afortunadamente, el deino lo había intentado tantas veces que en ocasiones ni se esforzaba. La panadería desde donde saltó solo medía pocos pies de altura.

    Mínimo podría romperme la espalda pero su delgadez—presumo que intentó suicidarse de inanición—se lo impidió. Bajó de mi cuerpo desinteresado suspirando romanticamente.

    —Casi—dijo sin ni siquiera sonreír.

    Lograba ver numerosas cicatrices e incluso quemaduras que no se trataba por todo su cuerpo con la esperanza de verlas infectadas.

    —¿Quién eres y por qué te aventaste desde ese tejado?—pregunté intentando controlar mis gestos.

    —¿Estas enojada?—preguntó.

    Fijó su vista en mi pecho.

    —¿Ese spinarak esta muerto?

    Entonces, como siempre, empecé a arrepentirme de haberle dirigido la palabra en primer lugar. Murmuré que solo era un pedazo de plástico pintado a mano y decidí hacer mi tipo de escape más básico, simplemente caminar a otra dirección mientras ignoraba los llamados del ser respirante que me hubiera hablado.

    —Seguramente estás enojada, ¿no quieres matarme?—insistió—. Puedes hacerlo si quieres.

    Estuve a punto de darme la vuelta pero seguí caminando, pronto llegaría a casa y por consiguiente no tendría al sol asándome, solo el calor reconfortante de la chimenea. Sin embargo, el pequeño dragón estaba desesperado.

    Paré un segundo frente a mi casa, saqué los utensilios de escribir y garabateé unas palabras casi ilegibles. Le di el papel que por mera fricción del aire se había dividido en dos. Lo sostuvo un momento, ladeó la cabeza, es comprensible que alguien a quien le crece pelo en frente de los ojos le cueste leer algo así.

    —¿Qué dice?

    En ese momento tenía la mano puesta en la puerta de madera blanca, volteé la mirada, repetí lo mismo de nuevo pero escribiendo con más cuidado. Eso no impidió que el papel se partiera de nuevo.

    —¿Perdete?

    —Piérdete—dije en voz baja.

    —¿Disculpa?

    —¡Que te pierdas!—grité dándome la vuelta.

    Entonces la puerta se abrió con un sonido delicado, detrás de mí un fantasma que conocía bien aclaró su garganta.

    —¿¡Otra vez con tus estupideces, Susi!?—preguntó mi padre furioso.

    —Papá…—murmuré—¿Qué quieres?

    El shuppet avanzó flotando hacia mí. Limite mis movimientos a agachar la mirada.

    El señor Darling miró al deino, este intentó irse. Antes de poder largarse, mi padre usó un “mal de ojo”. Caminó un par de pasos hasta darse cuenta de que no se movía en lo absoluto.

    —¡Pídele una disculpa ahora mismo!—me exigió, luego se volvió al pobre pokémon—¿Cómo te llamas?

    —Bartimeo—dijo rindiéndose a su parálisis—. Mi especie es conocida como deino, estuve frente a su ventana durante un rato esperando morir, ¿me podría ayudar?

    —Fingiré que no escuché eso—dijo mi padre decepcionándolo aunque al parecer que no esperaba otra respuesta—¡Estamos esperando, Susana!

    —Lo siento…—murmuré agachando la cabeza.

    —¡Dilo más fuerte y levanta la mirada!

    Levante la cabeza tanto que se pudieron apreciar mis ojos. Era como si un gracioso manchara los rubís de su tía con hollín.

    —Lo siento…—gemí.

    —¡Así esta mejor!

    El señorito Bartimeo fue liberado de sus ataduras imaginarias, psíquicas, fantasmales, espectrales o algo así. Lo miré partir poco satisfecha, al menos sabía el nombre de la especie pero no era suficiente.

    Cuando intenté seguirle, el efecto del “mal de ojo” se activó.

    II

    Mi padre me conocía bastante bien, tanto que en esa época mi castigo era denegarme la entrada a su estudio. Mi cuerpo sufría una especie de dependencia al azufre, los únicos libros que podía leer son los que dejé sobre la cama y una edición de Oliver Twist ilustrada especialmente por un roserade amigo de papá, solo para mí. En ese momento en específico, no me apetecía investigar sobre las bayas o hacer mi lectura número treinta de las aventuras del hitmontop.

    En cuanto me resigné, el señor Darling apareció ante mi puerta. Se le veía enojado para variar. Nos quedamos un momento en silencio, él sabía que yo sabía porque estaba tan enojado.

    —¿¡Tú abriste los cajones!?—preguntó furioso.

    «¡Mierda!» pensé sin mostrar mis ojos de frustración pero mi boca se había movido lo suficiente.

    —No fui yo...

    —¿¡Quien fue!?, ¡un fantasma si te parece!

    —Bien…—dije suspirando resignada

    —¡Devuelve lo que robaste, rápido!

    Me levanté de la cama, después de rebuscar un rato le entregué varios papeles rotos por el viaje pero ni el bote de tinta ni la vieja pluma estaban por ningún lado. Sacudí la mochila frente a mi padre hasta hacer caer varias pelusas pero seguía sin un rastro de esos objetos anticuados.

    En ese momento caí en la cuenta de que no recordaba haber metido esas cosas de nuevo. Le mostré una sonrisa nerviosa a mi padre.

    —Di al menos que no has abierto el bote de tinta—dijo al borde del colapso

    —Pues…

    Si mis brazos no fueran tan cortitos, podría haberme tapado los oídos. Desafortunadamente mi evolución llegó un “poquito tarde”

    —¿¡Tienes idea de lo que cuestan esas cosas!?—dijo aturdiéndome—, ¡ Todo eso me costó 9000 pokédolares!

    —Las plumas deberían ser usadas para soltar tinta, la tinta para manchar y los papeles para escribir—dije un poco indignada.

    —Tu bien sabes que los papeles no importan, podemos conseguir otros. Pero la tinta junto con la pluma es de la más fina calidad, ¡eran para regalárselas a un inversor!

    El queridísimo señor Darling trabaja en una fábrica de papeles, pero no una cualquiera. En su catálogo existen miles de opciones diferentes para escribir cartas a tu amor platónico que seguramente ni existe. Lienzos tan finos que preferías cortarte el cuello antes que dibujar o escribir sobre ellos.

    —Hay muchos inversores que quisieran chupar de las mieles de tu pequeño paraíso capitalista hecho de papel, uno fino que no es dañado por el agua—dije un poco harta.

    —¡No uses metáforas estúpidas!—gritó—¿De dónde crees que sale tu comida?

    —¿De la granja?—pregunté sonriendo.

    —¡No te hagas la chistosa!, ¡no vas a entrar a mi estudio durante todo el año!

    Azotó la puerta al salir, me quede sentada pensando en donde podría estar esa dichosa pluma. Caí en la cuenta de que no estuve mucho tiempo fuera por lo que no había muchas opciones. Estiré una mano solo para darme cuenta de que estaba cerrada. Comprendí que lo había echado a perder de verdad.

    Antes de echarme a reflexionar sobre mis acciones, abrí el pequeño tragaluz. Me caí de costado pero logre incorporarme sin prácticamente ningún rasguño

    Camine unos pasos cuando el suelo comenzó a temblar. Nunca fui temerosa pero ese terremoto pareció de 100 grados en la escala de Arceus. Hasta sentía que mi cuello se iba a romper.

    —¡Susana, un terremoto!—gritó mi padre a una habitación vacía, luego salió a la calle, en ese momento el terremoto paró.

    En ese instante, un pidgeot—empleado de la familia—aterrizó en el suelo frente mío. Realizó un saludo militar con su ala. A pesar de que intentaba mantenerse sereno se le veía bastante asustado.

    —¡Buenos días, señorita Darling!—canturreó nervioso contrastando con su tono general que era serio y grave—¿Está usted bien?

    —Sí, gracias—dije al chofer fingiendo sonreír o al menos eso parecía—. De casualidad, ¿vistes a un deino?

    —¿Bartimeo?, hoy no lo vi pero un día me dio una bolsa de monedas para pagarme un vuelo. Claramente, insistí en que estaba bajo su exclusivo servicio. ¡Arceus viva en la gloria!, unos momentos después un pokémon colosal me contó sobre las tendencias suicidas de su hijo, hasta intentó matarse de inanición a propósito.

    —Interesante.

    Solía hacer un esfuerzo para hablar con Richard Hill. A pesar de mis tendencias misántropas, mi propio chofer contratado desde que nací siempre tenía interesantes temas de conversación.

    —¿Lo puedes buscar por…mí?—dije sudando como trapo húmedo y con las piernas temblando.

    —¿Señorita Darling?

    —No pasa nada….., por favor

    Richard asintió, él sabía porque me ponía así. En mi caso, el contacto pokémon por demasiado tiempo era como estar viendo una película de terror eterna.

    —Nos vemos, señorita.

    —¡Ah, estás aquí!—dijo mi padre flotando a la rapidez de la luz—¿Cómo saliste?

    Me limité a señalar el tragaluz.

    —Tengo hambre.

    En eso, sorpresivamente rápido, Richard volvió con Bartimeo entre las garras, lo dejó en suelo y se puso a lado saludando de nuevo a pesar de que nos habíamos visto hace algunos segundos. El tono de su voz volvió a la normalidad.

    —¡Aquí está, señorita!—dijo Richard, a continuación se dirigió al shuppet—Buenos días, señor Darling.

    —¿Susi te ordenó encontrar a este pobre joven?—preguntó mientras miraba un poco de sangre en su pata trasera izquierda que se estaba empezando a secar por el frio—¿¡Qué demonios le hiciste Richard!?

    —No señor, fui yo—dijo Bartimeo en su estatus quo—ahora que estamos, creo que sé dónde está la pluma.

    —¡Entonces ve a por ella!

    —Ahora no lo hago—dijo Bartimeo retirándose con lentitud

    —Creo que sé en qué usó la pluma. Intentó cortarse las venas con ella, afortunadamente sabe poco o nada de su propia biología y falló—murmure para mí misma.

    Papá vuelve con nosotros con los ojos llenos de algo que sería inadecuado describir. Usó “garra umbría” para agarrarnos a los dos.

    —¡Vuelve aquí!—dijo el señor Darling cuando Richard alzó el vuelo, a lo cual el ave obedeció—Richard, agarra al joven y mi hija y llévalos a buscar mi pluma, no pienso perder a un inversor.

    Un poco a su pesar, el pidgeot nos agarró con sus alas para montarnos sobre su lomo.

    —Volaré bajo como siempre, señor—dijo Richard intentado no esbozar la más leve sonrisa.

    —Por cierto, a partir de ahora tienes prohibido llevar a mi hija a cualquier parte si no te lo ordeno.

    Después de quedarme sin chofer, Richard apenado alzó el vuelo.

    III

    Sin ni siquiera hablar, Bartimeo uso su lengua para darnos direcciones de hacia dónde ir.

    No nos alejamos bastante de la villa, el tipo volador nos dejó en la cima de una montaña, me colocó el sombrero en la cabeza y se despidió. En cuanto se fue, Bartimeo empezó a caminar hacia atrás.

    —¿Crees que no sé qué estás intentando agarrar vuelo para aventarte?

    El dragón renunció a su intento desilusionado.

    —¿Dónde demonios están las cosas?—pregunté molesta—, y ya de paso, ¿Cómo demonios te lastimaste?

    —Es una larga historia.

    Resulta que había aprovechado un descuido mío para robarme solo la pluma pero su avaricia suicida le hizo llevarse el pequeño bote de tinta también.

    A continuación, vino a la montaña decidido a morir de una vez por todas.

    Primero, se cortó las venas con la pluma. Como imaginarán, tener escamas no facilita mucho la tarea. Sin embargo, el que sigue la consigue y un chorro de sangre empezó a correr por su pata.

    Luego se bebió toda la tinta, aventando la botella lejos.

    Para concluir con un broche oxidado, buscó un lugar alto desde donde aventarse. En ese instante ocurrió el terremoto, haciendo que pierda el equilibrio para después caerse por un risco.

    Cerró los ojos en su afán de no abrirlos nunca más, su mala suerte llegó cuando un montón de nieve amortiguo su caída, y congeló su herida. El bote de tinta agrietado estaba al lado suyo, un capricho del destino quiso que la parte intacta fuera una etiqueta diciendo “Hecha con productos naturales, no tóxica”

    —No encontré la pluma—dijo Bartimeo al concluir—. Aunque siéndote sincero, tampoco lo intenté tanto. Ha de estar por ahí debajo.

    Parece que le pidió a Richard que nos dejará en la montaña para hacer otro intento.

    A la señal de un suspiro, bajamos. Yo sentía el frío en mis finas piernas por la nieve que aún quedaba, él, gracias a sus almohadillas seguía intacto. Llegamos a la falda de la montaña en poco tiempo.

    La nieve aún se veía teñida por la sangre del deino.La removí buscando la dichosa pluma.

    Buscando, una extraña marca me llamó la atención, era una especie de cicatriz profunda en una roca.

    Ninguno de los dos cabía. No obstante, podía observar hacia dentro desde aquí.

    El terremoto había abierto una húmeda gruta, el suelo parece estar cubierto por una fina capa de hielo. Lo que me llamo la atención es un cofre metálico; este último estaba recubierto con unos símbolos rojos brillantes en forma de cruz.

    Sentí la piedra deshaciéndose bajo mis manos, aun no sabía qué demonios se escondía en ese cofre. No obstante, la gruta quedaría abierta si ponía un poco de fuerza.

    No fue necesaria tanta, una conveniente puerta por donde cabíamos nosotros dos apareció ante mí tras solo un empujoncito.

    Bartimeo abrió un poco los ojos o al menos eso creo. Se puso al lado de mí y avanzamos juntos.

    En el interior de la gruta hacia bastante frío que en todos los días de invierno, juró haber oído murmurar a Bartimeo que una temporada en esta cueva le vendrían bien. Rodé los ojos acercándome más al baúl. En cuanto puse mis manos alrededor de él, empezó a sonar una alarma. Una hélice salió de la parte superior del cofre logrando que este saliera volando.

    Mientras intentaba comprender que había pasado, Bartimeo ya perseguía el cofre. Intenté seguirle el paso, cuando se dio cuenta del inconveniente, se tomó la molestia de parar un poco.

    —Móntate—dijo el dragón haciéndome sonrojar.

    Sin embargo le tomé la palabra, cabalgamos siguiendo al baúl oxidado durante un buen rato. Nos encontramos a varios pokémon a los que no hicimos ni caso.

    No era nada fácil seguir a esa condenada cosa, hacía cambios bruscos de dirección y retroceder en zigzag, aparte de perderse en varios tejados hasta agarrar el vuelo de nuevo.

    —Algún día se podría cansar—murmuró.

    —Lo que me pregunto es cómo demonios sigue funcionando—dije hastiada mientras intentaba no caerme—, se supone que esa cosa lleva enterrada un buen rato

    Entonces logre captar como el cofre estaba perdiendo altura, perdiéndose de vista detrás de una cantina.

    Ignorando a que zona de la villa íbamos a llegar, le hice señales a mi pequeño caballo para encontrar el tesoro o cualquier cosa que se encuentre dentro.

    Para nuestra desgracia, un grupo de pokémon desgarbados con cigarros de a saber qué cosa en la boca estaban mirando al objeto misterioso. Supuse que habían dejado de calentarse sus manos en el barril para observar semejante rareza.

    Algunos tenían el cerebro tan jodido que bien podrían ver a Arceus frente a ellos y no se inmutarían, otros a pesar de ir por ese camino siguen un poco cuerdos.

    Específicamente de izquierda a derecha; el primero era un viejo watchog con los ojos colorados, la segunda era una audino con el vientre inflado abrazada de un raichu, una pareja de lopunnys cuyo género era indeterminado y un scraftty con un voltorb pegado a sus patas.

    El watchog balbuceó con la boca llena de saliva hasta que logró sacar una palabra.

    —¿Queueueuue eso?

    —Sí papi—dijo la audino con una voz apagada—, es un cofre como el de las películas. ¿Puedo drogarme ahora?

    Se me ha ocurrido algo, para evitar confundirnos cada vez que haya alguien a quien no le conozca el nombre se lo inventare para que sea más divertido.

    —No—dijo Steven el raichu fulminando a Dennis con la mirada—, espera dos meses más.

    El lopunny macho llamado José dio un paso en frente, abrió la tapa del cofre y dio un paso hacia atrás. El interior del baúl era cuanto menos curioso.

    Estaba repleto de pergaminos, parecía que nunca se iban a acabar. María, la lopunny hembra, sacó rápidamente uno para desplegarlo delante de su marido.

    —Oye mi amor—dijo María con los ojos saliéndose de sus orbitas—, es un mapa de la región, tiene muchas cosas curiosas, mapa de tesorooooooo.

    —Mapas de tesoro en un tesoro—correspondió el macho convirtiendo el cigarrón en ceniza—. Entonces los demás cofres estarán llenos de otros mapas del tesoro. Tesoro, tesoro, tesoro, tesoro, tesoro, tesoro.

    —Sí, tesoro…—dijo Dennis—¿Puedo drogarme ahora?

    —¿Son tontos o no se dan cuenta?—dijo de repente el scraffty sobresaltando a los que aún les quedaba sentido de supervivencia—. Esos tesoros podrían sacarnos de este puto agujero.

    Los pokémon adictos empezaron a parlotear entre ellos, por mi parte me alejé un poco mientras Bartimeo aprovechó la situación para revisar unos cuantos mapas. Al leerlos, una pequeña sonrisa apareció en su rostro. Me acerque a él sin que ni siquiera me notará.

    —Estos lugares se ven peligrosos, Susi.

    Enrojecí de la rabia, odiaba que me llamarán así. Solo se lo aguantaba a mi padre porque después de todo su estudio es una maravilla.

    —¿Quieres acompañarme en mi largo viaje hacia la muerte?—ofreció Bartimeo mientras los demás miembros del “escuadrón de la muerte “seguían discutiendo.

    —¿¡Por qué debería?

    ¿Por qué debería?

    Una chispa de motivación llegó a mí y recordé por qué conocí a Bartimeo en primer lugar. Tal vez podría realizar mi propia editorial con información exclusiva.

    Mi meta en la vida es almacenar conocimiento hasta morirme de vieja, eso no iba a suceder si me seguía fiando de editoriales baratas.

    —Su atención por favor.

    Todos los presentes volteamos a la voz, era el scraffty que había alumbrado a los otros con promesas de tesoros. Su voz parecía haber cambiado pasando a un tono autoritario.

    —Muy buenas tardes. Lo que a ustedes les gustaría hacer es realizar equipos exploradores para llenarse de riquezas, explorar lugares bizarros y esas cosas.

    —¿Qué son esos lagarees?—preguntó Dennis acariciando su estómago.

    —Ustedes lo sabrán en cuanto los pisen. ¿Alguna otra pregunta?

    —¿Me puedo drogar ahora?

    —¿Alguna PREGUNTA?

    Algunos pokémon alzaron sus manos pero yo ya estaba segura de mi decisión. Comandante drogado-kun puso de nuevo el cigarro en su boca volviendo a su actitud normal. El voltorb giró hacia la izquierda.

    —¿Entonces qué dices?—preguntó el deino una vez más.

    —Está bien—dije suspirando—, iré contigo pero antes necesitamos ir a recoger la pluma y comprar más tinta junto con muchas hojas de papel. Por cierto, no voy a hablarte al menos que sea estrictamente necesario.

    —Algún día evolucionarás…—murmuró.

    —¿Eh?

    —¡Nada!

    Ahí empezó una tragicomedia, trágica por ser yo hablando con la gente, comedia por todo lo demás supongo.

    Aun ahora, me preguntó qué habría pasado si el estudio de mi padre no tuviera ventana.

    -----------------------------------------------------------------------------------------------

    Buenas gente bonita.

    Aquí tienen la primera parte del prologo de nuestro colectivo, la segunda parte cae a cargo de Morde y será parecido pero desde el punto de vista de su personaje.

    Esperamos que los que lean esto se diviertan con nosotros y sirva para que se animen a checar otros trabajos que tenemos tanto Morde como yo por separado.

    ARI ARI ARI ARIVERDECCI
     
    Última edición: 20 Julio 2018
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    Plushy

    Plushy PokéWriter Usuario VIP Comentarista destacado

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    Ok pero antes de comentar ¿me puedo drogar?
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    OH, ARCEUS!!! Esta joya no tiene despropósito!! No pensé que me fuera a lolear tanto!!! Mueroooo.

    Al pensar en algo relacionado a MM uno de algun modo piensa en algo más apegado al tono medio infantilezco del juego o, en su defecto, en esa desvirtualización de quererlo hacer todo oscuro y postapocalipico porque es eso muy maduro o algo así. Esto no es ni lo uno ni lo otro... es cínico... tan cínico que parece comedia inglesa. A mi no me engañas, tú te has visto un par de Sketches de los monty python o te has echado un maratón de The Office... ¡Y me encanta esa clase de humor! Bartimeo me a recordado un poco a Marvin el robot paranóico —apropósito de humorismo británico— con eso de hacer de su depresión un chiste, y es que el tono general de la historia empieza como el de un cuento muy al estilo de "El viento en los sauces" con los pokémon portando trajecitos fancy y con empleos así todos burgeses...

    ¡Maldita sea, que todo es muy británico aquí! xD
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    Tanto que ya me voy a imaginar al señor Darling con un monóculo y un sombrero de copa D:

    En cuestión narrativa lo único que me hizo ruido fue la transición de la persecución por la gruta a la cantina ya que como tal... no la hay. Creo que ahi faltó un poco más de descripción en sí de cómo era el lugar y de la conexión al exterior, porque a como está me da la impresión de que la cantina está dentro de la cueva, cosa que como que no me hace mucho sentido.

    De ahí en fuera el tono es bastante original en materia de pokefics y no se siente alien o alejado demasiado del concepto, la historia realmente promete y ahora sí hasta a mi me dan ganas de darle una patada a Morde para que la continúe...
    ¿No tengo yo como mil cosas en stand by? lalalala
     
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    DoctorSpring

    DoctorSpring Disgregrador

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    Buena mañana, Plushy

    Primero que nada gracias por la critica que la aprecio mucho y me ayuda a mejorar en lo que hago y en lo que me gusta.

    Yo mismo me sorprendí cuando empece a leer tu comentario. La verdad es nunca he visto ninguna serie de comedia británica ni de los monthy phyton ni ninguna otra.

    Hasta donde recuerdo, la única serie británica que he visto en serio es Sherlock de la BBC xd.

    En fin, muchas gracias nuevamente por tu comentario y me alegro que te haya gustado. Sabes que a mí me encantaría continuar pero si Morde prefiere seguir haciendo microrrelatos edgys y gore acá bien darks pos no se puede hacer nada.

    Saludos.


     
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  4. Threadmarks: Prologo Parte 2 (Morde)
     
    Morde

    Morde Dragón con caverna

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    ¡Sí, querida gente, al fin este colectivo tiene mi parte después de 65 millones de años! Como ya adelantó Doc, mi parte narra los mismos hechos, pero desde la perspectiva del suicida frustrado de Bartimeo. Antes de proceder, advierto que quizás en algún momento se me haya ido de las manos el humor negro. No me lo tengáis en cuenta, ¿vale?

    Otra cosa a destacar es que mi opinión en la discrepancia sobre mayúsculas en los nombres de Pokémon es la opuesta a la de Doc por motivos que no merece la pena explicar aquí.

    Plushy Berry querida, ven pa' acá y deja esto bonito. Por cierto, te puedes drogar mientras no toques el panel justo después (?)

    Por último, el nombre de Bartimeo significa literalmente "hijo de Timeo". Y ya (?)

    Prólogo
    Parte 2

    -I-


    Les daré un consejo. Si no aprecian su vida, nunca, jamás, se la intenten quitar. Es mucho más rápido morir aferrándose a ella que intentando suicidarse una y otra vez como si fueran un Bagon tratando de volar. Lo digo por experiencia.

    Aunque a veces, intentar quitarse la vida trae consigo cosas buenas e incluso aventuras. Lo que yo viví fue el mejor ejemplo de ello. Aunque aún no les he dicho mi nombre. Me llamo Bartimeo, y soy un Hydreigon.

    Aunque de cómo llegué a serlo hablaré mucho más tarde. La historia comenzó siendo aún un pequeño Deino. ¿Conocen esas historias típicas donde una familia parece agradable pero esconde secretos turbios? Mi padre era de esos. De puertas para fuera se ganaba la vida de forma honrada, regentando un pequeño servicio de mensajería. A fin de cuentas, no hay nada más rápido y seguro a la hora de entregar todo tipo de objetos que un dragón con seis alas. De puertas para dentro, se dedicaba a hacerle el trabajo sucio a una banda de narcotraficantes. “Eliminar” a la competencia, ya me entienden.

    Nunca me gustó eso de matar a la gente porque sí y que además te paguen por ello. Sobre todo porque mi padre se jactaba de ello e incluso solía dejar las cabezas de sus víctimas en el salón de casa durante mucho tiempo. La gota que colmó el vaso fue enterarme de que yo algún día tendría que heredar el “negocio”. Desde entonces mi ánimo se hundió hasta que decidí que la mejor forma de evitar ese destino era quitarme de en medio. Matarme y ser enterrado.

    Lo primero que intenté fue morir quemado en la chimenea. Por desgracia, mi padre me detuvo antes de que las quemaduras pasaran del primer grado. Los objetos punzantes tampoco sirvieron de mucho y al final acabaron escondidos por casa. Después, decidí ir a por algo más pausado. Sería el hambre el que me mataría. Era además algo muy sutil: comería como normalmente, pero luego lo vomitaría. Y casi lo consigo, hasta que, de nuevo, mi padre me pilló. Siendo sinceros, el sabor de la mezcla entre carne regurgitada y vomitada es de lo mejor que he probado en mi vida, pero no es muy recomendable si se pretende ser un gourmet.

    Ya que la suerte no me sonreía, opté por algo más espectacular: imitar a los Bagon. Afortunadamente mi cabeza no era tan dura y podría morir. Decidí contratar a un Pidgeot que hacía de piloto para los ricos, aprovechando que mi padre no estaría durante unos días. Unas cuantas monedas y todo habría terminado. Pero la vida es caprichosa.

    Conté dos segundos de caída hasta que me topé con un cuerpo de sobra conocido. La cabeza derecha de mi padre. Otra vez había fracasado estrepitosamente en mi empeño. Aprovechó para pedirle “amablemente” al Pidgeot que le devolviera el dinero.

    Los siguientes meses lo intenté todo pero no fue posible. Terminó llegando el invierno y con él las nieves. Mi padre había salido de nuevo y tendría otra oportunidad para acabar con mi vida. Salí fuera de casa y me quedé inmóvil a merced de la nieve con la esperanza de que mi sangre fría pudiera dejar de fluir, causándome una muerte por hipotermia. Lo único que conseguí fue ser el blanco de todos los Pokémon traviesos que pudieran existir en Villa Vaoris. Y unos cuantos sombreros y bufandas que me daban demasiado calor como para morirme. Así pasé los dos siguientes días.

    Al tercer día hizo un sol de justicia que derritió por completo la nieve caída. Seguía vivo y estaba desesperado por ello. Me subí entonces al tejado de la panadería más cercana y salté. Pero no caí sobre el suelo sino sobre lo que parecía una espalda. Traté de palpar a quién pertenecía. Una Ralts. Ya podía haber caído sobre el cuerno y que éste me hubiera atravesado, pero no.

    — Casi —dije con algo de rencor oculto y sin sonreír. Lo que no esperaba era obtener una pregunta.
    — ¿Quién eres y por qué te aventaste desde ese tejado?
    — ¿Estás enojada? —a fin de cuentas los Ralts son de tipo Hada. Un rasguño procedente de un ataque de ese tipo y estaría en la tumba. Podría ayudarme. La idea tomó fuerza cuando vi un colgante de lo que parecía un Spinarak muerto—. ¿Ese Spinarak está muerto?

    No fue buena idea. En cuanto pregunté eso, murmuró algo que no llegué a entender del todo pero que me hizo interpretar que no era un Spinarak real, para luego irse. No desistí y comencé a seguirla.

    — Seguramente estás enojada, ¿no quieres matarme? —quise ser todo lo insistente que pudiera para que me matara por pesado—. Puedes hacerlo si quieres

    Pero no respondió y siguió andando. Y yo tras ella. Me negaba a desaprovechar esa oportunidad. Al final terminó por darme un papel con algo escrito que era incapaz de leer.

    — ¿Qué pone? —se dio la vuelta y me dio otro papel. La letra parecía más clara, pero tener pelo justo delante de los ojos dificultaba bastante la lectura—. ¿Pérdete?
    — Piérdete —lo dijo en una voz tan baja que en aquel momento no lo entendí bien.
    — ¿Disculpa?
    — ¡Que te pierdas! —esta vez sí parecía realmente enfadada.

    No me había dado cuenta hasta ese momento que estaba justo delante de una casa cuya puerta se abrió. Lo que se oyó desde el interior fue la voz de lo que parecía un padre furioso:

    — ¿¡Otra vez con tus estupideces, Susi!? —¿así se llamaba la Ralts?
    — Papá… —pude oírla murmurar—. ¿Qué quieres?

    En aquel momento comprendí que una discusión doméstica que no me concernía no era el lugar apropiado para intentar suicidarse. Hice ademán de marcharme, pero algo fallaba. Comprobé que la sensación de andar y a la vez seguir quieto en el mismo lugar era extraña.

    — ¡Pídele una disculpa ahora mismo! —parecía que cierta Ralts estaba en problemas. Pero luego se dirigió hacia mí—. ¿Cómo te llamas?
    — Bartimeo —respondí. No tenía más opción, pero quizás aquel Shuppet podía matarme y decidí intentarlo—. Mi especie es conocida como Deino; estuve frente a su ventana durante un rato esperando morir, ¿me podría ayudar?
    — Fingiré que no escuché eso —mentiría si dijera que la respuesta era inesperada, pero aun así me sentí decepcionado—. ¡Estamos esperando, Susana!
    — Lo siento… —prácticamente no oí eso.
    — ¡Dilo más fuerte y levanta la mirada!

    La voz autoritaria del Shuppet causó que Susi levantara su cabeza lo suficiente para que sus ojos se vieran. Eran de un rubí que me habría parecido hermoso si no hubiera estado ardiendo en deseos de morirme.

    — Lo siento… —esta vez fue un gemido mucho más fuerte.
    — ¡Así esta mejor!

    En aquel momento me vi liberado y me fui del lugar sin entender del todo a qué había venido la escena.

    Aunque no me había ido de vacío. Todo el tiempo tuve a la vista la pluma y la tinta que Susi había usado en esos papeles que me invitaban a alejarme de ella. Me permitirían abrirme una herida e intoxicarme hasta morir. Así que, usando por una vez las técnicas “poco legales” de mi padre, me las agencié durante un descuido.



    -II-


    — ¿Qué llevas, hijo?

    Había decidido ir a casa antes de acometer el plan para matarme, de manera que pudiera intentar estudiar dónde sería más probable una hemorragia letal. No contaba con que mi padre había llegado antes.

    En realidad, la pregunta era poco más que una formalidad, porque la cabeza derecha se encargaría de arrebatarme ambos objetos robados. Timeo, que así se llamaba, era un Pokémon violento, y en condiciones normales la regañina se habría escuchado desde al menos tres casas más allá. Pero la reacción fue la contraria:

    — ¿Has robado esto? —lo dijo visiblemente sorprendido.
    — Sí —respondí cabizbajo.
    — ¡Es maravilloso! ¿Sabes cuánto debió de costarle esto a tu víctima? ¡Miles de pokédolares!

    Lo siguiente fue un discurso de demasiados minutos que básicamente consistía en la primera vez que le oí hablar bien de alguien que no fuera él tras matar a otro Pokémon. Quizás debí haberme sentido bien, pero sabía que ese robo no era correcto, así que lo único que consiguió mi padre fue darme aún más ganas de seguir adelante con el plan de suicidio.

    Al menos aquello se detuvo cuando sonó la puerta.

    — Es un cliente.

    El protocolo cuando alguien llamaba a la puerta si estaba en casa siempre era el mismo: mi padre avisaba, yo me iba a mi habitación y procedía a ignorar lo que estuvieran negociando. A veces se escuchaba algún ataque y tocaba reparar la puerta, por lo que siempre había que tener algún madero y clavos preparados por si eso ocurría.

    Esa vez no fue diferente. En cuanto mi padre dijo aquella frase, me fui a mi habitación, aunque esta vez llevaba la pluma y la tinta. Salí de casa por la ventana y me dirigí a las montañas, que en ese momento estaban nevadas. Una vez allí en el frío, cogí la pluma y traté de rasgarme en una pata, sin tener en cuenta que mi piel era de duras escamas. No obstante, unos largos minutos después ya tenía un corte importante por el que brotaba sangre. Seguidamente me bebí la botella de tinta y la tiré lejos. Por alguna razón que después descubriría, el sabor era similar a una baya Oram que no terminaba de pudrirse. Asqueroso, pero al mismo tiempo era algo que uno querría repetir. Por último, me subí al sitio más alto que encontré en el lugar.

    Por desgracia, el destino estaba empeñado en dejarme vivo. Alguien que viva en un lugar sísmico sabe perfectamente que en el momento en que menos lo esperas la Tierra puede decidir temblar. Eso mismo fue lo que pasó en aquel momento. El problema es que las montañas de los alrededores de Villa Vaoris no son un lugar sísmico. Y que el temblor fue tan fuerte que dejaba las pisadas de un Tyranitar furioso en una hoja que caía de un árbol en otoño. Perdí el equilibrio y caí por el precipicio. Cerré los ojos con intención de no abrirlos más, pero se encontraron en poco tiempo con un montón de nieve que congeló mi herida. Con un poco de suerte lo siguiente en congelarse sería el resto de mi cuerpo. Pude intuir una etiqueta que rezaba “Hecha con productos naturales, no tóxica” y que quizás explicaba el sabor de la tinta.

    Pero no estuve mucho tiempo tirado en la nieve: noté unas garras cogiéndome y llevándome lejos del lugar. Cuando miré hacia arriba para ver qué era, me encontré con un Pidgeot que me resultaba familiar. Era el que había contratado tiempo atrás para mi sesión de paracaidismo sin paracaídas planeado. Sabía que no estaba en condiciones de pedirle que me arrojara al suelo desde la altitud en la que estaba, así que decidí no intentarlo. No solo eso, sino que tuve que confesarle el robo de la pluma después de una excesiva insistencia por su parte.

    Al rato estaba de nuevo en casa de Susi. El Pidgeot me dejó en el suelo desde una altura demasiado baja como para que pudiera hacerme nada, hizo un saludo militar y habló:

    — ¡Aquí está, señorita! —así que era cosa de ella. Mentiría si dijera que en aquel momento no sentí frustración—. Buenos días, señor Darling.
    — ¿Susi te ordenó encontrar a este pobre joven? —el Shuppet me estaba examinando y se topó con mi herida reciente—. ¿¡Qué demonios le hiciste, Richard!?
    — No señor, fui yo —repliqué. Al fin y al cabo me había tratado de ayudar a suicidarme, previo pago—. Ahora que estamos, creo que sé dónde está la pluma.
    — ¡Entonces ve a por ella!
    — Ahora no lo hago —dije retirándome del lugar lentamente. Con un poco de suerte lo enfurecería como para matarme.

    La furia ocurrió, sin duda. Lo de matarme fue otra historia. En lugar de eso, nos agarró a Susi y a mí con una Garra Umbría que prácticamente no habría notado de no haber sido por la herida

    — ¡Vuelve aquí! —se dirigió al Pidgeot—. Richard, agarra al joven y mi hija y llévalos a buscar mi pluma, no pienso perder a un inversor.

    Richard acató la orden y nos subió a ambos a su lomo

    — Volaré bajo como siempre, señor —el tono con que dijo esto era muy serio e intentaba no sonreír ni nada que se le pareciera.
    — Por cierto, a partir de ahora tienes prohibido llevar a mi hija a cualquier parte si no te lo ordeno.

    Y con esa sentencia emprendimos el vuelo…



    -III-

    Fui usando mi lengua para guiar a Richard hasta el lugar donde intenté matarme. Una vez allí, el Pidgeot se fue y comencé a caminar hacia atrás en un intento por retomar el trabajo por donde lo dejé.

    — ¿Crees que no sé qué estás intentando agarrar vuelo para aventarte?

    Y así fue como el enésimo intento de suicidio fracasó.

    — ¿Dónde demonios están las cosas? —Susi estaba bastante molesta—, y ya de paso, ¿cómo demonios te lastimaste?
    — Es una larga historia.

    Y le conté todo lo ocurrido.

    — No encontré la pluma —concluí—. Aunque siéndote sincero, tampoco lo intenté tanto —por no decir que ni siquiera me había molestado—. Ha de estar por ahí debajo.

    Hice una señal a Richard, que aún estaba en el cielo, para que nos dejara más abajo y volver a intentarlo. El viaje fue corto hasta que nos volvió a soltar. En otras condiciones habría sido un momento perfecto para estar allí todo el tiempo posible y así morir, pero con las almohadillas sobre mis heridas fue imposible. La nieve todavía estaba teñida del rojo de mi sangre. No puse demasiado interés en la búsqueda, pero mientras Susi removía la nieve notamos algo extraño enterrado.

    Una abertura en una roca, quizás causada por el temblor. Demasiado pequeña para que cupiéramos, pero podía intuirse la presencia de algo dentro. ¿Un cofre quizás? En cualquier caso, la piedra fue deshaciéndose conforme Susi iba tocando hasta que quedó finalmente abierta por una puerta que halló en el lugar.

    Abrí los ojos todo lo que pude para intentar ver con detalle aquello. Efectivamente, se trataba de un cofre metálico con símbolos rojos brillantes dispuestos en forma de cruz. El suelo estaba recubierto de hielo y hacía frío. Mucho. Tanto que insinué para mí lo bien que habría estado una temporada allí dentro.

    En cuanto Susi tocó el cofre, sonó una alarma y una hélice apareció en él, haciéndolo volar. Comencé a perseguirlo, pero en ese momento me di cuenta de que la Ralts no podría seguirme, me detuve y le ofrecí montarse sobre mi espalda. Se sonrojó y accedió, en lo que en otro contexto habría sido una escena de lo más romántica.

    Era desesperante perseguir a aquella cosa, tanto en la montaña como ya en Villa Vaoris, pues no hacía más que colarse en los recovecos que podía, cambiando de dirección más que un Zigzagoon nervioso y perdiéndose cuando quería entre los tejados.

    — Algún día se podría cansar —comenté en un murmullo.
    — Lo que me pregunto es cómo demonios sigue funcionando —replicó Susi visiblemente cansada de la persecución—, se supone que esa cosa lleva enterrada un buen rato.

    Pero entonces el cofre comenzó a perder altura. El problema era la zona donde habíamos acabado, que probablemente no era la más apropiada para los niños que éramos en realidad. Susi me hizo señas para que abriera el cofre para ver qué diantres contenía. Pero rodeado por Pokémon que… digamos que eran clientes de los clientes de mi padre. Los cuales miraban aquello que les había caído con curiosidad.

    Aquellos pordioseros estaban en distinto estado, desde alguno quizás más cuerdo hasta otros que solo podían ser útiles para la sociedad en algún momento si lo que quiera que se hubieran metido los terminaba de matar. Eran un Watchog cuyo amarillo de los ojos solo quedaba en el recuerdo, una Audino con evidentes problemas en el vientre —¿o quizás pudiera estar embarazada? Nunca lo sabré— que se hallaba abrazada de un Raichu; dos Lopunny de los que no quedaba claro su sexo y un Scrafty con un Voltorb en sus patas.

    — ¿Queueueuue eso? —logró decir el Watchog con un exceso de saliva en su boca
    — Sí papi —la voz de la Audino al responder —, es un cofre como el de las películas. ¿Puedo drogarme ahora?

    ¿Saben qué? Tomaré prestados los nombres que inventó mi compañera para mayor diversión.

    — No —dijo Steven el Raichu fulminando a Dennis con la mirada—, espera dos meses más.

    Definitivamente la Audino debía estar embarazada. El Lopunny macho, de nombre ficticio José, abrió el cofre y retrocedió. En él había pergaminos. Muchos. Quizás incluso demasiados. María, nombre ficticio para la Lopunny hembra, sacó uno y lo abrió delante de su marido.

    —Oye mi amor —los ojos de María estaban incrédulos dentro de su lamentable estado—, es un mapa de la región, tiene muchas cosas curiosas, mapa de tesorooooooo.

    Interpreté que la droga le hizo alargar esa última palabra

    —Mapas de tesoro en un tesoro —el macho se acababa de terminar lo que quiera que se estuviera fumando—. Entonces los demás cofres estarán llenos de otros mapas del tesoro. Tesoro, tesoro, tesoro, tesoro, tesoro, tesoro.
    —Sí, tesoro… —dijo Dennis—. ¿Puedo drogarme ahora?
    —¿Son tontos o no se dan cuenta? —el Scrafty sobresaltó a algunos que aún estaban lo suficientemente cuerdos—. Esos tesoros podrían sacarnos de este puto agujero.

    Y mientras los Pokémon drogados comenzaron a parlotear, aproveché para revisar algunos de aquellos mapas. Sonreí levemente por primera vez en bastante tiempo.

    — Estos lugares se ven peligrosos, Susi. —aunque no me había dado cuenta de que se había puesto a mi lado, sabía que estaba allí—. ¿Quieres acompañarme en mi largo viaje hacia la muerte?

    Reconozco que aquello fue realmente atrevido, y la respuesta inicial así me lo hizo saber:

    — ¿¡Por qué debería!?

    Pero entonces una voz se alzó sobre el resto. La del Scrafty:

    — Su atención por favor —nos giramos hacia él—. Muy buenas tardes. Lo que a ustedes les gustaría hacer es realizar equipos exploradores para llenarse de riquezas, explorar lugares bizarros y esas cosas.
    —¿Qué son esos lagarees? —preguntó Dennis acariciando su estómago.
    —Ustedes lo sabrán en cuanto los pisen. ¿Alguna otra pregunta?
    —¿Me puedo drogar ahora?
    —¿Alguna PREGUNTA? —probablemente puso énfasis en la última palabra para evitar cuestiones relacionadas en exceso con la droga.

    El Scrafty volvió a lo que estaba haciendo antes de llegar el cofre al lugar y volví a insistir:

    — ¿Entonces qué dices?
    — Está bien —respondió con un suspiro—, iré contigo pero antes necesitamos ir a recoger la pluma y comprar más tinta junto con muchas hojas de papel. Por cierto, no voy a hablarte al menos que sea estrictamente necesario.
    — Algún día evolucionarás… —murmuré dejando escapar sin quererlo al Bartimeo que estaba detrás de las ganas inmensas de suicidarse.
    — ¿Eh?
    — ¡Nada!

    La aventura que empezó a partir de ahí fue larga y extraña. Pero de eso hablaré más tarde…
     
    Última edición: 20 Julio 2018
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    Thranduil

    Thranduil Entusiasta

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    Holi!!!!!!!!!! Vine a leer su colectivo, la verdad, no soy muy fan de MM, para nada, he jugado sólo un poco sus juegos, pero eso no va a influir en mi opinión de la historia.

    Es interesante, ambos personajes tienen sus metas claras casi desde el principio, aunque lo que más me gusta es la oscuridad y seriedad con que abordan MM, el que recuerdo como algo muy infantil, donde la amistad era lo más importante, y eso es interesante. Esa parte de los drogadictos me pareció cómica, no obstante, según entendí, viajarán con ellos a esos lugares, pero esa escena me pareció algo forzada, lo entiendo por parte de Bartimeo, pero Susi se ve muy refinada como para andar con ellos sin haber puesto alguna objeción, sobre todo si los describe como algo peligrosos. Me gustó esa referencia implícita de los temblores, tengo entendido que así es cómo aparecen las mazmorras en MM.

    Con respecto a lo técnico, creo que no noté muchos errores, pero debo decir que la lectura se me hizo algo pesada, aunque esperaré a otros capítulo, este prólogo lo leí con dolor de cabeza. Aunque tengo una pregunta, todos los capítulos lo harán de la perspectiva de ambos personajes, entiendo que este es así para mostrar las motivaciones de ambos, pero con los otros tal vez podría ser repetitivo.

    Ciao.
     
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    Morde

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    Buenas~, vengo a hacer el trabajo sucio que Doc es demasiado vago para hacer responderte, querido (?) elfo (??)

    Y aquí es donde te parto la cara (?) ok no

    Bueno, es lo que pasa cuando encuentras un cofre con vete a saber qué. A mí personalmente cuando me pasaron el papelito Word con el capítulo me pareció más forzoso que forzado. Sobre todo teniendo en cuenta que el único que no recibió un nombre inventado por ser desconocido fue el Scrafty. Por lo demás, creo que el siguiente capítulo aclarará algunas cositas *se da cuenta de que también le toca escribirlo* Nos fuimos a la p*ta (?)

    Efectivamente, este prólogo es el único en el que emplearemos las dos perspectivas para narrar lo mismo, a partir de aquí seguiremos con los cambios de perspectiva dependiendo de quién escriba, pero cada uno retomará de donde lo dejó el anterior.

    Saludos y gracias por el comentario :3

    PD: Los "microrrelatos edgys y gore acá bien darks" que menciona Doc los hago porque son ideas que surgen de repente y no quiero desaprovecharlas ¬¬
     
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  7. Threadmarks: Capítulo 1 Parte 1 (Morde)
     
    Morde

    Morde Dragón con caverna

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    Título:
    Pokémon Mundo Misterioso: Las aventuras de la dama y el verdugo [Cazadores de Recuerdos]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    2273
    Buenas~. Prosigamos con este querido colectivo, pero antes que nada tengo dos cositas que comentar:
    1- El nombre de Fidel es una referencia al comandante cubano que todos conocéis porque me tomé al pie de la letra lo de "comandante drogado-kun"
    2- Me he tomado la molestia de hacer un pequeño mapa de Astrelia... el cual está mayormente vacío ahora mismo, pero lo iré rellenado conforme avancemos con el colectivo. Por desgracia mis dotes con el Photoshop son deficientes así que quizás sea mejorable. Aun así, helo aquí:
    Nope. Me iba a dar mucha pereza actualizarlo así que lo mandé a tomar viento. Pero tampoco tengo ganas de borrar cosas así que así se queda (?)

    Dicho todo esto, disfrutad del capítulo :3

    PD: Plushy Berry ven y pon esto bonito

    Capítulo 1
    Parte 1

    -I-

    — ¿Qué llevas, hijo?

    Había entrado en casa con algunos de los pergaminos que había en el cofre, y como era de esperar, la cabeza derecha de mi padre se había encargado de quitármelos rápidamente después de preguntar. Timeo los examinó, pero por su pregunta parecía que no había entendido gran cosa:

    — ¿Qué es esto?
    — Mapas. Estaban escondidos en un cofre.

    Mi padre los volvió a examinar más detenidamente y se dio cuenta de que, efectivamente, eran lo que estaba diciendo. Y no solo eso:

    — ¿Sabes la cantidad de tesoros que puede haber aquí? —sus ojos brillaban de una forma que nunca había visto hasta entonces. Pero entonces volvió a la realidad—. Sin embargo, no dejan de ser sitios demasiado peligrosos. Habrá que seguir con el negocio…

    Suspiró. Era una oportunidad de ganar dinero más fácil que ser un asesino a sueldo. Al verlo así, me envalentoné y dije:

    — Voy a traer esos tesoros.
    — No vas a ir a ningún sitio —espetó mi padre de repente—. ¿Crees que no sé que buscas matarte?
    — Pero no voy solo…
    — Nada de pe… ¿qué?

    Alguien que no conozca la biología de un Hydreigon podía pensar en aquel momento que lo estaba consultando con sus cabezas secundarias. En realidad, solía mirar hacia ellas constantemente cuando pensaba; primero a la izquierda, luego a la derecha, después otra vez a la izquierda, y así hasta que lograba concluir algo. Decidí terminar de convencerle:

    — Sería un buen entrenamiento para cuando te retires —probablemente aquello era la mayor mentira que había soltado en toda mi vida.

    Entonces, lo inesperado:

    — Quieres ir con algún otro Pokémon de tu edad, ¿cierto?
    — Sí.
    — ¿Le dejarán?
    — No creo.
    — Déjame arreglar eso.

    Mi padre sonrió. Yo también lo hice para mis adentros. Había conseguido salir en aquella peligrosa aventura, y quería una muerte lo más violenta posible en cuanto pisara alguno de aquellos lugares.

    Así que guié a mi padre a la casa de Susi. Conforme nos íbamos acercando al lugar se iba escuchando cada vez más una voz furiosa que me era conocida. Parecía la enésima regañina del señor Darling a su hija. Timeo llamó a la puerta con su cabeza izquierda, lo que hacía indicar que no quería recurrir a la violencia.

    ¿Alguna vez han visto a un fantasma asustado? Puede resultar una escena paradójica para cualquiera, pero fue eso lo que ocurrió. Cuando el señor Darling abrió la puerta, se encontró con la cabeza izquierda de mi padre y eso fue suficiente para aturdirle. Me pareció intuir una levísima sonrisa en el rostro de Susi, que se encontraba detrás.

    — Buenas tardes, señor —la voz de Timeo sonó serena, mucho menos amenazante que su aspecto, pero lo cierto era que estaba dispuesto a causar más de una muerte—. ¿Podríamos hablar un momento?
    — P-por supuesto —era un cambio bastante drástico: de la regañina había pasado al pánico.
    — Niños, ¿podéis quedaros fuera?
    — Susi no va a… —la cabeza izquierda calló al señor Darling en cuanto se le ocurrió intentar oponérsele—. Hacedle caso, los dos.

    Susi salió lentamente de la casa y quedamos ambos fuera cuando mi padre cerró la puerta. Los siguientes minutos fueron muy tensos. La conversación se pudo escuchar perfectamente desde donde estábamos debido al altísimo volumen en que se estaba desarrollando, pero probablemente no debería reproducirla. En resumidas cuentas, consistió en amenazas por parte de Timeo e intentos del señor Darling por defenderse, tanto a él como a su postura. El Hydreigon sentenció poco antes de que se volviera a abrir la puerta:

    — Puede usted estar seguro de que su hija volverá de una pieza. No permitiré que le ocurra nada.

    Mi padre salió con tres sonrisas. Nos miró a ambos y dijo:

    — Asunto resuelto. Coged lo que necesitéis y tened cuidado.



    -II-

    Puesto que era yo quien tenía los mapas, mi casa se convirtió en una suerte de base de operaciones improvisada. Mi padre había salido, así que pudimos discutir con total tranquilidad, sin que pudieran llegar “clientes” a interrumpirnos. Estábamos frente a un escritorio de madera, demasiado pequeño para la cantidad de papeles que habíamos colocado y que nos obligó a dejar algunos en el suelo. Colgada justo encima de nosotros se encontraba la cabeza disecada de un Haxorus, una víctima de la que se enorgullecía mi padre. Del taxidermista responsable solo supe que poco después lo detuvieron y lleva en la cárcel desde entonces.

    Lo que nos sobraba de ganas de irnos de aventuras en aquel momento nos faltaba de decisión. Estuvimos un rato excesivamente largo revisando todos aquellos mapas, en un silencio absoluto que ninguno quería romper. Hasta que al final acabé explotando:

    — ¡¿Es que no hay un buen sitio para morir?!

    Susi se llevó uno de sus pequeños brazos a la cara en clara muestra de exasperación. Probablemente me lo habría recriminado verbalmente o por escrito de no ser porque justo en aquel momento llamaron a la puerta.

    — Qué raro —me encogí—. Nunca suelen llamar si no está mi padre.

    Quizás no debería haber abierto la puerta, porque en cuestión de segundos la puerta quedó cerrada y me hallé atrapado en algún tipo de llave. Alcé la vista como pude y me encontré un rostro conocido. El Scrafty drogado del día anterior. Aunque en ese momento parecía de todo menos drogado.

    — Así que tú fuiste quien se llevó medio cofre.

    No había oído una voz tan furiosa desde la de mi padre cuando intenté matarme por primera vez. Susi intentó hacer algo con sus poderes psíquicos para salvarme, pero siendo el Scrafty un Pokémon de tipo Siniestro el efecto fue… bueno, ninguno. Noté al drogadicto moverse y hacerle al mismo tiempo una segunda llave a Ralts.

    — Así que la cenicienta se piensa que va a poder hacer algo —soltó unas carcajadas—. Me voy a llevar esos mapas. Los equipos exploradores los necesitarán más que un par de niños.
    — Nosotros también somos un equipo explorador —replicó Susi.

    El Scrafty volvió a reírse. Desde luego, no parecía el mismo Pokémon que cuando iba hasta arriba de lo que quiera que se estuviera metiendo.

    Pero entonces, ocurrió. ¿Conocéis esas escenas en las que de repente ocurre algo inesperado, proveniente de ningún sitio y que salva la situación en el momento justo? Mi padre protagonizó una de aquellas en aquel momento.

    — ¡¿Qué estás haciendo con mi hijo?! —rugió en cuanto abrió la puerta y se encontró con el Scrafty haciéndonos dos llaves.

    El sobresalto nos permitió a Susi y a mí escapar del Pokémon luchador mientras Timeo preparaba un ataque. Tenía adelantada la cabeza derecha, lo que significaba que estaba dispuesto a que la sangre corriera si fuera necesario.

    — Ey, calma —replicó el Scrafty—. Venía a recuperar…

    No llegó a terminar la frase porque probablemente vio el ataque de mi padre completamente cargado para lanzarlo.

    — Niños, salid fuera. Podríais salir mal parados.

    No era precisamente un momento adecuado para desobedecer a Timeo, así que salimos de casa. Se oyó una explosión y después se sucedieron insultos que es mejor no reproducir, seguido de lo que parecía algún tipo de negociación. Mi padre abrió entonces la puerta y dijo:

    — Podéis entrar ya.

    Eso hicimos y nos encontramos el interior medio destrozado, los mapas desperdigados por el suelo y al Scrafty atrapado entre los colmillos del Haxorus disecado, con un poco de sangre brotándole en las piernas.

    — Hagamos un trato —mi padre le estaba hablando al Pokémon luchador—. Tú quieres los mapas, yo no puedo guardarlos y ellos los necesitan. Vas a llevártelos y los niños podrán consultarlos cuando quieran. Si se te ocurre ponerles una de tus sucias manos encima, te corto la cabeza y la expongo con el Haxorus.
    — V-vale, pero sácame de aquí —creo que aquel era el tercer Scrafty distinto que conocimos, y ni siquiera necesitaron más que un cuerpo.
    — Susana, ¿podrías colocar al Haxorus en su sitio?
    — ¿Y por qué no lo…?
    — Será mejor que le hagas caso —le interrumpí.

    Susi hizo uso de sus poderes psíquicos para devolver la cabeza a donde se encontraba colgada mientras mi padre mantenía al Scrafty en el suelo con la cabeza izquierda apuntándole.

    — Ahora vas a coger todos esos mapas, nos vas a decir tu nombre y te los vas a llevar.
    — ¡Pero aún no sabemos dónde ir! —protestó Susi.

    El Scrafty comenzó a recoger todos los mapas y dejó únicamente uno en el suelo.

    — Quedaos con ese —dijo— y devolvedlo cuando no lo necesitéis. Me llamo Fidel.

    Y se fue. Susi cogió el mapa que quedaba, lo analizó y concluyó:

    — Supongo que tenemos nuestra primera exploración.

    Esbocé una ligera sonrisa e hicimos ademán de irnos, pero mi padre nos detuvo.

    — Espera, Bartimeo —se me acercó y prosiguió en voz baja—. Creo que ese Pokémon es cliente de mis clientes. No quiero que vayáis solos por esa zona, así que avisadme cuando queráis ir a por otro mapa.

    Asentí débilmente y partimos a la aventura…



    -III-

    El lugar era una extensa y verde llanura donde el viento a veces llegaba a resultar molesto. Probablemente habríamos sido lo más alto de toda aquella pradera de no ser por un árbol solitario que podía verse a lo lejos. A veces se escuchaba el graznido de un Pokémon pájaro, cuyo sonido sin embargo también se oía lejano. ¿Quizás aquel sería mi verdugo?

    — Según esto —dijo Susi—, hay un tesoro bajo el árbol.
    — ¿El que está allí delante?
    — ¿Ves algún otro?

    Al menos era en apariencia un camino fácil y recto. Nada más lejos de la realidad. Teóricamente, en aquel lugar era muy difícil esconderse, pero hay quien sí era capaz.

    Los Pokémon de tipo Bicho…

    — ¡Cuidado!

    … Entre los que estaba el Venipede que habría pisado de no ser por el grito de Susi, y que probablemente me habría causado una muerte lenta por envenenamiento. Pero el sobresalto me hizo desplazarme a la derecha lo suficiente para evitar al insecto, que ya tenía preparado su aguijón y del que solo entonces me di cuenta.

    — Déjamelo a mí.

    En lo que Susi tardó en decir eso, el Venipede se fue volando por los aires de un Confusión. Por si aquello no hubiera sido suficiente, decidí lanzarle un Furia Dragón. Mala suerte; gracias a mi pésima visión se desvió varios metros y las llamas azules acabaron en lo que pareció un nido de Pidgeys que enseguida se lanzaron a por nosotros.

    — ¡¿Qué has hecho?! —espetó Susi.
    — Solo quería rematarlo.
    — Pues podrías haber apuntado bien.
    — No tengo la culpa de haber nacido con pelo justo delante de mis ojos.
    — ¡Eso ya da igual, solo corre!

    Y aunque lo más sensato para alguien que quería suicidarse era quedarse en el lugar, acabé corriendo. De nuevo sin tener en cuenta que las piernas de Susi eran demasiado cortas.

    — Sube.

    De nuevo, como cuando íbamos tras el cofre, Susi se me subió encima y corrimos huyendo de aquella bandada de Pidgeys hasta que los perdimos de vista. La Ralts entonces se bajó y siguió espetando:

    — No vuelvas a hacer eso.
    — ¿Por qué no?
    — ¡¿Por qué no?! ¡¿No has tenido suficiente con huir de todos los Pidgeys de esta pradera?!
    — Podrían haberme matado —eso era lo que quería, aunque fuera una muerte más accidental, por lo que lo dije muy tranquilo.
    — ¡Podrían haberme matado a mí también! —Susi estaba realmente furiosa.

    Entonces lo que rugió fue mi estómago. La carrera había terminado por provocarme hambre, aunque afortunadamente encontré una manzanita que parecía comestible. La cogí y me la tragué sin siquiera masticar, pensando en que tal vez podría morir atragantado, lo cual no ocurrió.

    Tuvimos tan mala suerte que aquella manzanita iba a ser el almuerzo de un Sewaddle, con el resultado que cualquiera se esperaría en una situación así. El gusano saltó a mi pata y me picó. Quizás a otro Pokémon no le hubiera importado demasiado, pero un tipo Siniestro como yo no aguanta tan fácilmente ese tipo de ataques y caí al suelo.

    En cuanto logré recomponerme, corrí hacia él con intención de atacar, pero algo se me adelantó. Era una sombra que se convirtió brevemente en un ente físico que golpeó al Sewaddle. Poco después de que se pudiera recomponer, mi boca ya estaba en su cabeza mordiendo. Aquel Pokémon ya no sería capaz de molestar más.

    — ¿Qué ha sido esa sombra? —pregunté a Susi
    — Sombra Vil.

    Su voz carecía de cualquier cosa que pareciera sentimiento, así que desistí de seguir hablando con ella.

    Los siguientes minutos fueron mucho más tranquilos. Recogí una Baya Aranja que encontré en el suelo; Susi se aseguró de que fuera comestible y se la guardó. Poco después comencé a notar que la tonalidad de verde de la hierba empezaba a cambiar, por lo que entendí que estábamos entrando en otra sección de la pradera…
     
    Última edición: 20 Enero 2019
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  8.  
    Thranduil

    Thranduil Entusiasta

    Aries
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    Hola, he vuelto para comentars.

    Me pareció interesante ver al hydreigon de esa manera tan amenazante, aunque no lo vimos realmente, pero si sacaba a los niños, así debió ser. Pensé que el scrafty y los demás drogadictos viajarían con ellos, pues eso me había quedado claro del prólogo, tal vez leí mal. Ese deino no quiere morir realmente, lo sé. Bueno, no pasa mucho aquí, más que comienzan su aventura hacia uno de estos lugares y tienen un leve problema que no demoran en solucionar, pero imagino que se viene algún peligro real.

    Por otra parte, la narración se me hace algo monótono, tal vez sea cosa mía, pero al ser en primera persona, tal vez sería interesante que dentro de ésta se escapasen algunas opiniones del personaje que narra, eso ayudaría a recalcar la personalidad de los protagonistas. Ciao.
     
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  9.  
    Morde

    Morde Dragón con caverna

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    ¡Yay, comentarios! Los comentarios son bien :3

    Bueno, tengamos en cuenta que el Hydreigon es un sicario lo suficientemente sanguinario como para tener la cabeza de una víctima colgada en casa como trofeo. Y que es una f*ckin hidra de la que normalmente huyes si te la encuentras por ahí. En realidad, a mí me tocaba la parte en la que llegan al territorio, así que decidí presentar con un poco más de detalle al Scrafty... y hasta ahí puedo leer.

    Creo que no lo hemos mencionado hasta ahora, pero este colectivo lo estamos escribiendo para esto y por mi parte tengo miedo de que Plushy lo abandone (?)

    Eso me lo apunto, no solo para el colectivo sino para otras cosas que narre en primera persona. Gracias por la sugerencia :3

    Y también gracias por el comentario~
     
  10.  
    Asael Martinez

    Asael Martinez Persona Imperativa

    Tauro
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    Holaaaaa Wuuu por fin me animo a leer este colectivo que ya me habían recomendado.
    No son nada fan de Mundo Misterioso pero hey! Que importa si esto es un fic.

    Bueno al grano whhxuebdu esta muy bien escrito, no veo fallas de ortografía, incluso veo palabras que no conocía ._o A lo mucho me quejaria que aveces leo muy rápido y me revuelvo pero eso ya es mi problema jaja.
    El formato de "escenas" o "actos" es la primera vez que leo un fic de pokemon así, esta muy bueno separa bien las cosas y es más cómodo de leer, por si me pierdo o algo por el estilo fácilmente puedo volver. Muy buen detalle está bien implementado.


    Me está agradando bastante la actitud de los personajes, una Ralts que quiere curiosear y su padre que no lo deja y por otro lado el tremendo Dragón asesinó y su hijo que se quiere suicidar. Si se dan cuenta es lo contrario, 2 personalidad distintas, opuestas creo que esa es la razón de que no se lleven muy bien su digamos estas familias.

    Fuera de lo demás pues no hayo algo negativo, si tarde en comentar es porque si está medio avanzado y está largito jaja pero eso no me detiene >:D
    Sigan así chicos está buena la historia Salu2 :D
     
  11.  
    DoctorSpring

    DoctorSpring Disgregrador

    Tauro
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    Buenas tarde, Asa....un momento. ¿Será posible que alguien vea la utilidad de dividir los capítulos en escenas? Debo estar soñando D:

    No ya, en serio.

    Muchas gracias por el comentario de parte de los dos y gracias por el cumplido hacia nuestros personajes que como escritores siempre le tenemos un aprecio especial (Galio, te extraño :,v), sean buenos o m
    alos.


    Gracias otra vez y saludos, ten cuidado con las avalanchas.


     
  12.  
    Cyndaquil

    Cyndaquil Wings of Snow

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    Cómo prometí vine a comentar, aunque me llevo una pena tremenda al no ver ningún "xaos & gg" por parte de Morde, así que solo diré que c mamaron (?)

    La historia parece interesante, con los temblores y todo se me hace que algo grande está pasando en el trasfondo, pero ni idea de que puede ser por ahora. Me intriga saber que es lo que hay al final del mapa.

    Los personajes me agradaron. Me gusta como Susana cree saber todo, pero aún así se equivoca en algunas ocasiones. Bartomeo por su parte es un intento de tsundere edgy, espero que deje de querer matarse pronto y cuales serán los motivos por los que deje de intentarlo; no sé si es buena o mala suerte, pero eso de que no se muera con nada me suena a One Piece, dónde no mueren ni con explosiones nucleares en los pies (???)

    A fin de cuentas, aún no veo nada que me enganche del todo, necesito mis plot twists locos con los fines del mundo clásicos de un Mystery Dungeon :T
     
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  13.  
    Gold

    Gold Entusiasta

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    Después de 76 millones de años y como 300 mensajes de spam subliminal en el chat para leer el colectivo, al fin aquí ando (?).

    Todo ese ambiente tan cínico y la sátira que se respira hasta el la sopa xD. He leído algunos FF de MM y regularmente siempre es el típico protagonista inocentón con ganas de ver el mundo porque nunca lo dejan salir de su pequeño pueblo por X o Y razón, o quiere hacerse explorador por las riquezas y todo lo que hay allá afuera. Y aquí es como que "Hay tesoros, pero me quiero morir y sirve que me vas disecando para tu enciclopedia polvorienta, ¿qué dices?"

    Salen de viaje pero no por las típicas razones shoneras, y eso me ganó. Me gusta como se llevan Bartimeo y Susi, los shippeo (?) y como se van "relacionando" a pesar de sus personalidades tan chocantes. Pero bueno, en eso también tiene que ver que Barti es un maldito sumiso (?).

    Amo el humor negro como no tienen idea, así gran parte a motivarme a seguir leyendo fue por el mismo que se presentaba. Me encanta y no se corten, desprendanlo a chorros y me verán aquí como abeja al polen (?).

    Aunque como se nota que está escrito en retrospectiva y que al parecer ambos protas terminaron por evolucionar (deshonor para ti, Bartimeo, te convertiste en lo que juraste destruir(??)), me da curiosidad como se va a seguir desarrollando.

    Ah y al Fidel le falta ser más comunista, y tener una boinita que lo acompañe.
     
  14. Threadmarks: Capítulo 1 Parte 2 (Doc)
     
    DoctorSpring

    DoctorSpring Disgregrador

    Tauro
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    Título:
    Pokémon Mundo Misterioso: Las aventuras de la dama y el verdugo [Cazadores de Recuerdos]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Aventura
    Total de capítulos:
    5
     
    Palabras:
    4304
    Buenos días banda, con ustedes la ultima parte del primer territorio de este fic.

    Antes de seguir con las extrañas aventuras de nuestros amiguitos, vamos a responder dos comentarios que nos han dejado por ahí

    Muchas gracias inicial de Johto, mejor conocido como Cyndaquil. Me alegra que te hayan agradado los protas y sí, en One Piece la gente no se muere con nada XD. Solo se desmayan para revivir después, como en el COD.

    Muchas gracias también a Gold por gustarle el humorcito y me alegra que no te haya parecido el típico shonen.

    No voy a encontrar el hilo negro pero yo siempre he sido partidario de intentar cosas nuevas aunque eso aveces sea bastante arriesgado.
    Hay varias obras que son bastantes buenas por ejecutar una formula preestablecida a la perfección, pero ese no es mi estilo.

    Ahora sin más dilación (ni dilatación), comencemos con el capítulo

    Ari, Ari, Ari, Ari, ARIVERDECCI

    Capítulo 1
    Parte 2

    I

    Segunda sección

    Después de varias peleas, en sus mayorías innecesarias y evitables sino fuera por el cegato de mi compañero, llegamos a una zona donde la hierba era un poco más verde. Esa fue una señal inequívoca, aparte del hoppip que venía hacia nosotros, que habíamos llegado a la segunda sección de la pradera Golden Hill. En este lugar, supuestamente se encontraba un cetro de oro.

    ¿Quién escondería un cetro de oro en medio de una pradera?

    Ah sí, el hoppip, era tan débil que un golpe de mi Sombra Vil fue suficiente para mandarlo a volar. No podía verle los ojos a Bartimeo pero supongo que estarán abiertos tanto por la sorpresa como la felicidad. El dragón abrió la boca para decir algo pero le interrumpí a tiempo.

    —No, no pienso usarla contra ti—dije aunque en realidad lo haría encantada pero no quise darle el gusto.

    —Ojala tampoco quieras usarla contra esos tipos peligrosos.

    El rubí de mis ojos se dilató en cuanto vi a lo que se refería. Cientos. Miles. Bueno, no tanto pero sí eran varios pidgey dirigiéndose hacia nosotros. Volaban tan fuerte que provocaban una fuerte ventisca y movían la hierba por donde pasaban. Juraría ver volar a varios insectos.

    En el informe que escribí (que tengo entre mis manos) cuando volvimos a la casa de Bartimeo, los llamé “La Horda del Viento”.

    —¿Tienes un plan?

    —Aceptar nuestro destino—dijo el deino poniendo sus patas firmes en el suelo.

    Ahora que lo pienso, no sé porque demonios me moleste en preguntar.

    Tomó una respiración profunda mientras la sombra de su alma se asomaba por detrás, estando ansiosa por seguir atacando. Eso es una de las cosas malas que tiene usar Sombra Vil sin ser tipo fantasma. En cuanto atacaba una vez, estaba ansiosa por seguir atacando.

    Volviendo al tema de los voladores, estos se acercaban cada vez más. Siendo bastante positivos, podría golpear a cuatro pájaros antes de que los demás se les echaran encima como si fueran unos granos de arroz andantes.

    —¿Ya casi llegan?—preguntó Bartimeo por detrás. Al tener los ojos tapados, su sentido de profundidad era pobre en ese momento.

    Dos filas de cuatro pidgey cada una.

    —Si pudiera usar dos ataques al mismo tiempo…¡Ya lo tengo, prepárate!

    Antes de pudiera protestar, alcé a Bartimeo con mis poderes psíquicos.

    El dolor de cabeza comenzaba a atacarme, después de todo solo era una ralts, una pokémon de primera fase con habilidades psíquicas paupérrimas en comparación a una flamante gardevoir.

    Y Sabiendo que el joven probablemente no accedería, decidí usar un método más sencillo.

    Alinee al deino frente al primer pidgey, en cuanto tenía el objetivo casi seguro, le jalé la cola obligándolo a atacar a la fuerza. Una llama azul salió del hocico de mi compañero junto con un grito de dolor e impactó en el pájaro salvaje. Este cayó debilitado mientras ardía, junto con algunos bichos que tuvieron la mala suerte de estar ahí. No tuve tiempo para lamentarme por la posibilidad de haber matado a un ser vivo cuando los pájaros aceleraron todavía más.

    La cuestión es que el único pájaro que pudo llegar hasta mí, estuvo a punto de sacarme un ojo como un vil murkrow antes de que la sombra haya encargado de estamparlo contra el suelo. Solo emitió un gruñido antes de expirar.

    Una punzada en la cabeza me hizo dejar caer a mi compañero mientras me agarraba la cabeza. Sentía como si un diglett estuviera cavando dentro de mí, tal vez haciendo con sus amigos ese ritual satánico y hembriego que los demás suelen llamar fiesta.

    Me senté en el pasto con la delicadeza de una butterfree mientras sacaba los papeles baratos de lo mochila junto con la pluma barata, los papeles baratos y la tinta barata. Mi compañero por su parte, miraba al suelo con la cabeza agachada, examinando con atención a la manada de pidgey que por alguna razón seguían vivos.

    Después de anotar lo que acababa de pasar, levante la cabeza para ver que estaba sentado frente a mí, con las mejillas más rosas que una cherrim en plena época de primavera. Por unos segundos tuve la intención de preguntarle que le pasaba pero me dolía demasiado la cabeza para escuchar estupideces.

    Le di una mordida a una manzanita medio pocha que había encontrado un poco más atrás, sintiendo como la típica jaqueca psíquica estaba remitiendo. Arceus mío, en el peor momento mis poderes psíquicos tuvieron que volver. En ese instante tuve ganas de arrancarme el cuerno con mis propias manos al sentir tal sensación. Lo peor es que no podía imaginarme que las cosas se volverían peor, mucho peor.

    Estaba acostumbrada (todavía lo estoy) al recibir varias emociones al día, resulta cansino a la larga y esa es una de las razones de su misantropía. Pero nunca había percibido una sensación tan extraña como esa que ni siquiera podía explicar hasta que una sola palabra se me vino a la mente.

    Lujuria.

    —¿Qué demonios te pasa, enfermo?—exclamé cubriéndome el cuerpo con mis cortas manos.

    Sabiendo que es bastante difícil hablar mientras sales volando, es comprensible porque no recibí una respuesta hasta que sacó su cabeza de la tierra después de aterrizar. Mientras aún seguía con las mejillas ardiendo, llegue a preguntarme porque demonios no se mantuvo enterrado más tiempo para ver si se moría por asfixia.

    —Me das asco.

    —Espera, no es por ti—dijo Bartimeo amedrentado—. Es que algo interesante me llamó la atención.

    —¿Quién es?—dije preparando la Sombra Vil para lanzarlo de nuevo.

    —Es sobre los pidgey que nos atacaron. Todas son hembras.

    El ruido de una olla a presión a punto de explotar sonó, antes de que Bartimeo saliera volando de nuevo por un puñetazo de la sombra. Un golpe tan fuerte que todas las pidgey resucitaron de miedo para marcharse de ahí en una desbandada masiva, teniendo miedo de que la ralts psicótica siguiera con ellas.

    La sombra esta a punto de darle otro cuando un fuerte graznido hizo al ente esconderse.

    —Como lo suponía—dijo deino incorporándose con un dolor de costillas—. Si unas hembras de tipo volador atacaron con tanta fiereza, es que un macho alfa está cerca de aquí.

    —Las aves no suelen tener esas costumbres—respondí con ganas de seguir golpeando.

    —Tú no lo sabes

    —¿Y tú porque lo sabes?

    —Ese no es el punto. Lo que digo es que tendríamos un problema si esa cosa nos pillará en su territorio.

    —Entiendo. Sigamos de una vez para poder salir de este lugar.

    —Sí, a lo mejor con los golpes que me diste tengo más probabilidades de morir—dijo Bartimeo.

    Si el deino no estaba volando como un águila en los cielos por tercera vez, solo es porque sería contraproducente lastimar a mi compañero en esos momentos. Seguimos caminando por la llanura que cada vez se hacía más verde mientras mi extraño amigo se recuperaba a base de cabezas de sewaddle que por lo visto son nutritivas. Los graznidos seguían penetrando dentro de mi cabeza como un drilbur en una cueva.

    —Que graznidos tan molestos—dije abanicándome con mi sombrero mientras entrabamos a una hierba con un color mucho más verde.

    II

    Tercera sección

    En esta sección, la hierba era de un hermoso color que sería la envidia de cualquier smeargle. Un color tan verde que señalaba que una fructífera lluvia había caído sobre ella pese a que estaba seca. Desde donde estaban, podían ver el cofre debajo del árbol donde supuestamente estaría el tesoro. No había ningún rastro de insectos, tal vez porque se difundió el rumor de que un deino psicótico estaba decapitando a todo el mundo.

    En fin, el día a día en la hierba alta.

    El graznido del cada vez más enfadado braviery, seguía penetrando en nuestros oídos aunque no le veíamos. Pensé en que tal vez deberíamos ir más rápido para agarrar ese tesoro e irnos de aquí a la velocidad del impactrueno de un pikachu.

    Esa era la idea que se desvaneció como un espejismo de mismagius en cuanto el águila grazno de nuevo. Un gran manto pintado de forma especial para camuflarse en el cielo azul, caía poco en la hierba, tapando a los sewaddle que habían sobrevivido a la masacre del tipo dragón. Ambos alzamos la cabeza para ver quién pudo haber soltado esa tela. Lo que vimos es digno de una escena bíblica.

    Varias pidgey e incluso algunas hoppip estaban enganchadas a las alas de ese tipo, ayudándolo a bajar poco a poco como los ángeles ayudan a bajar a Arceus. El dios falso vestía una chaqueta color café con sus alas saliéndole de las mangas y unas gafas de sol.

    Aterrizó con lentitud y en cuantos sus patas aterrizaron en el suelo, sus concubinas se alejaron, poniéndose a los lados del amo del harem con una sonrisa en sus picos. El braviary nos dirigió una sonrisa de la misma manera.

    —Hello, Babies—dijo el águila acomodando sus lentes oscuros—. My name is Frank. ¿Como están ustedes?

    El deino inclinó confundido su cabeza.

    —Es inglés—aclaré.

    —Si vas a matarnos, al menos habla en español—musitó Barti.

    Frank ante esa petición, se quitó las gafas para lanzarlas al aire.

    Varios de sus concubinas lucharon en el aire por ellas, incluso una cayó muerta con un corte en el cuello y no conforme con ello, la que había ganado los lentes empezó a picotear su cadáver por haber manchado el precioso objeto con sangre.

    —Excuse me, aún estoy aprendiendo a hablar spanish. ¿Puedo preguntar porque lastimaste a mis babies?

    Mientras pensaba en una respuesta diplomática, como las que usa mi padre para conseguir una inversión de alguien a quien acababa de insultar en la cara, el elocuente Bartimeo decidió ser el primero en empezar la discusión. Dio un paso al frente y con una tranquilidad envidiable, dijo lo que estaba pensando pero no me había atrevido a decir por ese deseo egoísta que tienen algunos pokémon de seguir respirando.

    —Porque son unas putas calientes.

    Frank retrocedió asustado, sino fuera por sus alas se caería de trasero en la hierba. Desplegó sus alas con la intención de atacarnos cuando una pidgey abrió el pico.

    —¡Sí, pero somos tus putas calientes!

    Todas las féminas presentes (excepto yo, sino debería clavarme esta pluma en la garganta ahora mismo) gritaron como una manada de rockruff en celo a punto de procrear. El braviary sacude sus alas en un baile que nunca hubiera querido ver. Sentía como mi cuerno estaba a punto de romperse por las constantes oleadas de lujuria así que me tiré en la hierba con los oídos tapados mientras Bartimeo en su decepción profunda, seguía insistiendo.

    —¿No nos quiere matar? ¿Aun si queremos robarle su tesoro?

    —¿Ese fucking chest?—dijo Frank interrumpiendo su baile de apareamiento—. Pueden llevárselo si quieren, el único treasure que necesito son mis babies.

    Estaba empezando acostumbrarme cuando empezó otro estallido de esa sensación tan horrible, en forma de grito lujorioso de las aves de la esquina. Entonces no aguanté más.

    —¡Eres un maldito lujurioso y violador, ojala te pudras en el infierno y yvetal saque uno de esos juguetes para que sufras hasta morir desangrado por ahí, malditos idiotas!

    El silencio que prosiguió fue rápidamente destruido en mil pedazos como si hubiera sido un espejo.

    Lo único que Bartimeo pudo decir antes de que comience el combate, fue un simple “gracias”. La lujuria desparece, reemplazafa por la furia y un pequeño atisbo de felicidad. En ese momento me di cuenta de que lo había arruinado, íbamos a morir de una forma bastante fea.

    No me asustaba morir, después de todo eso va pasar tarde o temprano. Lo que me daba miedo y rabia es que ese estúpido y pervertido dragón (mi opinión sobre él no ha cambiado actualmente, si se lo preguntan) se iba a salir con la suya. Para acabarla de joder, por mi culpa.

    El braviary se quitó la chaqueta para destruirla a picotazos, después uso Tornado para alejar a sus chicas lejos del campo de batalla.

    —¡A mí no gustarme las girls groseras!—exclamó Frank sacando otros lentes de sol entre su plumaje—¡ROCK AND ROLL!

    III

    Las concubinas más fieles del señor Frank, reprodujeron una pieza musical en un estéreo que había salido de la nada, como todo en este lugar. En cuanto la guitarra comenzó a sonar, todos los insectos que se habían escondido por culpa del psicópata asesino de Bartimeo, salieron corriendo por el estruendoso ruido, mucho más potente que el chillido de un whismur malcriado. No obstante, esta vez sirvió para que el braviary soltara un fuerte graznido para después lanzarse contra el dragón quien por razones más que obvias no quiso moverse de donde estaba.

    —¡Slash!—exclamó el águila alzando sus garras

    —¡Doble equipo!—dije yo esperando que el nivel que obtuve a golpear a Barti fuera suficiente pero por desfortuna, no fue así.

    Lo único que conseguí fue que nos golpearan a los dos, aterrizando al lado de las concubinas que alabaron tal acción de su galán. No estaba dispuesta a que ese ritual de indecencia ocurriera de nuevo por lo cual me abalance hacia el águila con la Sombra Vil por detrás.

    Mi plan era estamparlo como aquella pidgey, las cosas no fueron bastante bien y Frank esquivó el puño, alzándose como un cohete a la vez que hacía una vuelta ágil para golpearme por la espalda. No reaccioné a tiempo y después de escuchar la palabra “Aerial Ace”, estaba incorporándome en la hierba mientras me quitaba la tierra de la falda, unos segundos antes de que Barti aterrice al lado mío.

    —¡Rápido, levántate!—ordené a mi compañero—¡Tenemos que hacer un plan!

    —Mi plan está hecho—dijo el estúpido del deino—. Quedarme aquí hasta que ese pajarraco rocambolesco me despedace a picotazos.

    —No puedes hablar en serio…—susurré

    —Lo hago. No insistas.

    Un graznido nos alertó de que el braviary se abalanzaba hacia nosotros mientras volaba a ras del suelo, acompañado con una especie de aura entre anaranjada y roja alrededor de su cuerpo. Sin duda, se trataba de un Pájaro Osado que sin poder evitarlo, impactó directamente en el dragón tirado en la hierba quien hizo el acto acostumbrado de salir volando como artista de circo a punto de perder el trabajo.

    Afortunadamente para la mayoría de pokémon que conocen a Barti, haría falta más que eso para matarlo que aún seguía vivo después de que una bella familia de sewaddle diera su vida para amortiguar la caída. Se levantó, con los cadáveres apachurrados en su cuerpo, sin haber recibido daño salvo por el golpe.

    —¿Estas bien?—pregunté acercándome a él.

    —Fatal—respondió Bartimeo—. Sigo vivo.

    Si quería que ambos saliéramos con vida, necesitaba la colaboración del cegato quien por algún motivo es el objetivo principal de todos los ataques de Frank. Podría intentar huir y en cuanto volviera con el tesoro pero sin Bartimeo, el señor hydreigon se encargaría de separar su propio “tesoro” de mi cuello.

    Y no estaba pensando en el collar.

    Estando dispuestos a resumir, estábamos en la mierda.

    No tuve tiempo de aceptar mi realidad cuando el águila, como un ave de carroñera, secuestró al malherido siniestro para alzarlo hasta los aires. Arriba, arriba y más arriba hasta que ambos jóvenes solo eran un borrón café en un cielo azul claro, como si fuera una ilustración de Mary Poppins.

    —¡Look this!—gritó Frank desde los aires

    Siguió ascendiendo con ayuda de sus alas hasta perderse de vista. Lo que iba a pasarle a Barti, era más que obvio.

    Si tan solo pudiera soltarse, entonces podría amortiguar su caída con mis escasos poderes psíquicos. Claro que, el ciego (literalmente) de mi compañero no quiere que ver que si el muriera, las consecuencias serían catastróficas para todos. Sobre todo para mí debido a que si el señor Frank no regalaba mí cadáver a sus concubinas para que lo usasen como maniquí, la hydra iba a usar la cabeza como adorno.

    —¡Estúpido cegato!—exclamé más enojada con el destino que me iba a deparar que con Bartimeo.

    —¿Lo ves?—preguntó una de las pidgey al lado mío quien había reproducido la música.

    —No—respondió otra.

    La diferencia fundamental entre las dos es que una de ellas tiene varias partes del cuerpo sin plumas, mostrando una carne rojiza y quemada. Recordar la pelea en la segunda sección de la pradera Golden Hill hizo que un foco gigante se prendiera encima de mi cabeza,

    El ruido de los cuerpos de ambos pokémon cortando el aire, fue suficiente para que una voz en mi interior dijera que tenía que darme prisa si quería ejecutar el plan.

    Lo primero que hice para ello es escarbar en los restos de la familia de sewaddle hasta que noté entre mis manos, junto con la carne y la sangre espesa de color verde, el hilo que estaba buscando. Usando mis poderes psíquicos, hice un aro de un tamaño considerable al final de la cuerda; como en esas ilustraciones de vaqueros que se dedicaban a secuestrar pequeños tauros.

    El resto fue esperar. No tuve que esperar mucho para que pudiera ver el borrón en el cielo y verlo caer hasta que se formen dos pokémon. Alce el hilo, esperando que la cola de Barti este a mi alcance y faltando unos pocos metros para que la cabeza del dragón reviente contra el suelo, lance el lazo, encajándolo en su rabo y jalé.

    Justo como pensaba, un grito de dolor le hizo la gala a una gran llamarada azul, haciendo que las plumas de braviary entren en combustión espontánea. Todo el impulso creado por esa maniobra se perdió, Bartimeo cayó en la hierba, rebotando varias veces hasta quedar tirado en el suelo.


    Frank, como si fuera una estrella fugaz, surcó los aires rodeado de una estela azul brillante, cayendo y haciéndome pensar que todo había terminado. Esas esperanzas se destruyeron cuando después de que un graznido hubiera sonado por toda la pradera, un graznido lleno de rabia, Moltres resurge, sacudiendo sus alas para provocar nubes de ceniza que seguro siguen contaminando el ambiente.

    —¡Stupids!—exclamó como un pájaro enojado—¡This shit is real!

    El pokémon se acomodó las gafas medio rotas mientras comenzaba a canalizar energía en sus garras, alzó el vuelo de nuevo y se abalanzó hacia mí.

    —¡Superpower!

    —¡Sombra Vil!

    En ese momento, el tiempo se detuvo.

    Nos quedamos sumergidos en un silencio eterno, hasta que un ruido de algo resquebrándose lo rompió. Las grietas comenzaron a salir en el pico del braviary por efecto del golpe que detuvo a tiempo el último ataque del repertorio.

    Frank cayó al suelo frente a los fragmentos de sus huesos.

    El sonido de la hierba moviéndose alertó a la sombra pero logré detenerla a tiempo antes de que debilitara a Bartimeo quien miraba decepcionado a su desmayado verdugo. Me acerqué con la intención de intentar hablarle aunque no supiera exactamente qué decir.

    Menos mal porque ni siquiera pude decir nada.

    —Agarremos el tesoro de una vez y vayámonos—dijo entristecido mientras las ultimas seguidoras del derrotado Frank salían huyendo de la zona.

    IV

    Si quieren saber mi opinión sobre aquella batalla, solo diré que nadie ganó, hemos perdido todos. Bartimeo perdió su oportunidad de morir por primera vez; Frank perdió a su harem, su pico y su dignidad mientras que la señorita Darling ha perdido el tiempo con una pelea tan ridícula, provocada por ella misma. Al menos teníamos el cofre frente a notros, eso era una ganancia bastante buena a decir verdad.

    Además de las ganancias en forma de información, que anoté en el manuscrito de la enciclopedia. Resulta que la única que ha ganado soy yo, vaya.

    Aparte de la experiencia que ganó Bartimeo, aplastando y decapitando a familias enteras.

    En fin, el baúl estaba debajo del árbol. No tenía nada de parecido con el que nos encontramos en la cueva. Era uno de esos típicos cofres del tesoro que había en las películas.

    Pero algo no cuadraba.

    —Vamos—dijo el deino haciendo ademán de abrir el cofre cuando le detuve.

    —¿No te parece demasiado obvio?—dije.

    Me alejé un poco para abrir el cofre con mis poderes mentales y en cuanto una pequeña abertura apareció entre las dos partes, el arcón explotó con un fuerte estruendo, haciéndome caer de trasero en la hierba. Bartimeo también fue aturdido por la explosión por lo que no tuvo tiempo de reaccionar para morir quemado.

    El humo se disipó bastante rápido, dejando un agujero en forma de un cuadrado exacto.

    —Una explosión tan exacta no puede haber sido hecha así como así—dije en voz alta.

    —¿Acaso crees que fue un ataque pokémon o algo así?

    —Frank era tipo volador, pudo acumular aire alrededor del tesoro para hacer la explosión controlada.

    —¿Y la explosión en sí?

    —Seguro que es un explosivo cualquiera, es fácil de hacer si sabes lo que haces.

    El deino abrió la boca.

    —No, no pienso hacer ninguno.

    —Está bien—dijo Bartimeo como un niño pequeño que le han negado una segunda galleta—¿Entonces el tesoro no existe?

    —Claro que sí. Solo debemos buscarlo en otro lado.

    Dicho eso, me incliné para asomarme por el agujero. Ahí encontré lo que esperaba; una manta de vinilo cubriendo un pequeño bulto.

    —Ahí está.

    Extendí mis pequeños brazos mientras cerraba los ojos, poco a poco use la manta para envolver el objeto y traerlo hasta nosotros.

    En cuanto el objeto estaba a nuestros pies, Bartimeo retiró la cubierta sin mucho cuidado. Debajo de ella, estaba, sin duda, un tesoro muy valioso.

    Una gema de color arcoíris que brillaba de forma hermosa por el sol del cielo, no se me ocurría cual ser pokémon podría haber mezclado siete piedras preciosas de manera tan perfecta. Tanto que parece que siempre fueron solo una gema en toda su vida como un ser inerte.

    Aunque eso es imposible, ¿no?

    —Es hermosa—murmuró el deino.

    —Sí…—dije

    Ese es uno de los pocos momentos donde estábamos de acuerdo en algo.

    La magia desapareció, reemplazada por el miedo cuando escuchamos esa voz grave que parece ser la de un pokémon que nos robaría la joya sin dudarlo. Terminamos guardándola en la pequeña bolsa del dragón. Nos lo agradeceríamos toda la vida por aquello pues al ver al dueño de la voz, nos dimos cuenta que no estábamos equivocados.

    —Parece que llegamos tarde, amor—dijo Steven a su esposa embarazada.

    —Sí—dijo Dennis alargando la última palabra—. Ahora hay un hueco donde debería estar el tesorito.

    Los dos nos acercamos fingiendo decepción.

    —Se lo han llevado todo—dijo Bartimeo soltando una exhalación.

    —¿Qué se le va hacer?—dijo la audino acariciándose el vientre—. Estoy bastante cansada, ¿sabes lo que ayudaría en estos momentos?

    El raichu alzó una pata como si fuera a golpearle. Al ver que su esposa solo lo miraba con los ojos perdidos, desistió de su intento de amedrentarla.

    —Ni con indirectas vas a lograrlo. Lo único que necesitas es descansar un poco para después buscar en los demás lugares.

    —¿Los demás lugares?—preguntó Bartimeo.

    Para nuestra sorpresa, el tipo eléctrico sacó varios mapas de la mochila, incluyendo el que nosotros nos habíamos llevado por alguna razón.

    —¿Cómo consiguieron eso?—me animé a preguntar.

    La chica embarazada me ofreció una sonrisa, ni siquiera estaba mirando hacia mí, hasta me daba pena.

    —Mi marido se los robó a un scraffty del camino. Por alguna razón no podía caminar bien.

    —Fidel—exclamamos Barti y yo al unísono.

    —¿Así se llamaba?—preguntó Steven distraído—. Ese tipo es medio raro, apareció de la nada en el barrio con la cabeza ya chamuscada como un insecto bebé intentando comerse a un charizard pero de vez en cuando puede comportarse lucido—se dirige a nosotros con mirada seria—¿Qué droga consumirá?

    Ambos nos quedamos callados, rezando para que la policía no venga en este momento.

    —Es igual. Tenía copias de todos los mapas, excepto el de esta pradera que seguro es el que tienen ustedes. Si quieren podemos compartirlos.

    —Estamos de acuerdo—dijo el deino sin preguntarme ni jota—. ¿Cómo esta Fidel?

    —Está bien—contestó Dennis contenta—. No fue como la última vez donde tuvo que dejar a mi madre en coma.

    Ignorando esas preocupantes palabras, los cuatro salimos juntos de ahí mientras dejábamos al malherido de Frank atrás. En la actualidad, no sé qué habrá pasado con él.

    Y aquí acaba nuestra primera exploración que resultó ser cuanto menos curiosa. Si están asustados, créanme que esto es solo el comienzo.

    Las cosas se pusieron más raras aun a partir de este punto.
     
    Última edición: 20 Julio 2018
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    Que graciosa Susana en modo yandere arruinando el final pacífico, aunque creo que Frank pudo haber aprovechado la explosión para atacar por sorpresa en caso de que Susy no hubiera abierto la boca D:

    A diferencia de One Piece donde las muertes en 900 capítulos se cuentan con los dedos de una mano, acá me pareció que murieron muchos muchos más en un sólo capítulo, y eso que es solo el comienzo. Que descansen en paz los Sewaddles que fueron los MVPs de este capítulo...

    Creí que todos los vagabundos estaban "aliados", al parecer no es así. Veamos como se desarrolla esto, que de momento no tengo muchas ideas de que pueda pasar, aunque he de decir que la duda me enganchó un poco, así que espero a ver que sigue.

    No sé si sea error de tipeo u otra cosa, pero el nombre es Drilbur.

    Aquí creo que omitiste una palabra o yo no sé leer.


    Me gustó también eso de que los movimientos sean más difíciles de usar al ser de un tipo distinto del usuario o por aún ser una fase evolutiva básica.

    Estaré atento a lo que sigue, nos vemos~
     
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    DoctorSpring

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    Muchas gracias por el comentario :3 y más por las correcciones. Ya he editado el capítulo.

    Este es solo el inicio, muchas cosas quedan por ocurrir
    :bulbi:

    Saludos.

     
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    Comentaré antes de que se me vaya la idea.

    El capítulo me dio un chingo de risa. Los instintos asesinos de Susana, Frank -Frank me recordó a un Johny Bravo exitoso- y su harem, en conjunto con su personalidad yankee. Las putas calientes de Frank y Bartimeo como puto caliente también (?). El hecho de que Susana fuera quién los mandara a su suicidio colectivo, a pesar de que Frank estaba más que dispuesto a darles el tesoro.

    Lo que sí no me quedó muy claro era si Barti sentía lujuria por consecuncia tantas hormonas en el aire que desprendían las Pidgeys o hacía ellas en específico por tener tantas hembras tan cerca. Con eso de que Susie no lo bajaba de pervertido enfermo.

    La batalla me gustó como quedó narrada, me recordó a esas peleas de jefes accidentales o bien, como cuando molestas Cuckoos en TLOZ, aunque con un final mejor(?). Me encanta lo sádica que puede ser la Ralts para quitarse problemas de encima, pero luego recuerda que el padre de Barti es un Hydreigon más peligroso y tiene que mantenerse cuerda para no terminar como un bonito trofeo en su repisa(?).

    Y Fidel siempre haciendo sus desmadres, las drogas hacen daño. Steven y la Audino que se me olvidó su nombre pero la llamaré Brittany porque YOLO, no parecen enterarse de nada, que bonito equipo de exploración :v.

    En serio, pobre Susie, aguantarse todos los pensamientos impuros de como 100 personas a la vez no debe ser bonito.

    ¿Lo bueno de este cap? No se tendrá que preocupar más por eso porque las putas calientes dejaron a Frank en cuanto su perfecto pico terminó más chueco que yo escribiendo estas vainas.

    En cuanto publiquen el siguiente, me verán comentando de nuevo en 84 años (?.
     
    Última edición: 11 Julio 2018
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    DoctorSpring

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    Muchas gracias por tu comentario, doradito.

    Tienes razón, al pobre de Frank nadie lo quiere con el pico torcido.

    Y sobre la escena donde el deino se pone lujurioso, yo escribí esa escena pensando en que Bartimeo al comprender porque las pidgey atacaban, hubiera recordado detalles escabrosos de la reproducción de otras especies.

    Básicamente, le excitó ser atacado por pokémon ansiosas de pico (?)

    Un saludo.

     
    Última edición: 11 Julio 2018
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    Asael Martinez

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    Holaaaaaa. Bueno por fin me digne a leer jaja, bien primero que nada uff la actitud de Ralts me impresionó mucha (esta medio loca) y pues nuestro amiguito suicida sigue igual, aunque se me hace rato que aún así quiera continuar con la aventura.

    La pelea contra la ave gringa fue algo graciosa aunque se me hizo difícil de imaginar (no se porque xD) aunque el desenlace de esta fue algo impresionante, digo, se le rompió el pico D:

    Tesoro bomba, fue un buen punto ese, iba a ser demasiado obvio. Menos mal que la hembra fue inteligente.

    La parte que más me dio risa fue cuando Bartimeo abrió la boca esperando una bomba jajaja.
    En general estuvo bien todo, sigan así!! Salu2!!!
     
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    DoctorSpring

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    Muchas gracias por tu comentario, futbolista esquizofrenico.

    La verdad es que es lo de romperle el pico es lo más gore y cruel que he escritó; sacarle un ojo a tu sylveon, enterrarle una hacha a una bellosom en la cabeza y apuñalar a tu esposa, son cosas que pasan todos los días pero esta vez si me pasé.

    No había necesidad de romperle el pico al pobre señor, su vida va ser difícil de ahora en adelante.

    Un saludo.

     
    Última edición: 25 Julio 2018
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