Self-insert Otro día más en FFL [Experiencias entre calles]

Me desperté al escuchar el sonido de la alarma.

No tardé en estirarme en la cama y, cuando me sentí de nuevo en el mundo real, decidí extender la mano para coger el móvil.

Mientras me ponía en pie, comprobaba los diferentes mensajes que estaba recibiendo, las notificaciones y las noticias de todo el mundo.

Mis pies se dirigieron hacia la cocina, donde una caliente taza de café humeante y una tostada me estaban esperando pacientemente.

—¡Buenos días! —Noir, mi compañera de piso, me saludó, radiante.

—Buenos días~ —dije de vuelta, sonriendo, antes de sentarme en la mesa.

Empezamos a discutir, principalmente de lo que debíamos hacer ese día y demás banalidades, solo las típicas conversaciones que teníamos cada mañana desde que vivíamos juntas.

Tras acabar el desayuno, me dirigí al baño y, posteriormente, a mi habitación para realizar tantos los aseso matutinos como para vestirme y maquillarme por el día que se presentaba ante mí.

Tras hacer lo susodicho y con un mejor aspecto y actitud, finalmente me dirigí hacia la salida del apartamento, no sin antes despedirme de mi compañera que ese día lo tenía libre.

El cálido sol de aquella primavera matutina en la ciudad de Fanficslandia me hizo sonreír. Saludé a los vecinos que estaban fuera, cumpliendo recados o simplemente disfrutando del buen día que hacía, y empecé a dirigirme a mi destino.

Era viernes.

Por la mañana tenía que ayudar al Ayuntamiento creando actividades y concursos para promover las buenas relaciones entre los jóvenes y no tan jóvenes de la ciudad. ¡Además! Hacía poco me habían nombrado directora de aquella sección, de la de Equipo Creativo, ¡debía dar lo mejor de mí misma!

A la hora del almuerzo iría a comer junto a unos amigos en el Café Rolero, y posteriormente nos echaríamos unas partidas de Mirai Nikki o Pokémon Rol Championship, que era lo que estaba de moda en esos días.

Luego tenía que hacer un par de horas en Orientadores, guiando a nuevos habitantes por las zonas más importantes de Fanficslandia. Normalmente, yo los guiaba por la zona de cafeterías y juegos, ¡era lo más divertido!

Por la tarde… tenía toda la tarde libre. ¿Qué podría hacer?

Quizás podría ir al Parque de Plática, para discutir o tener algún interesante debate con las personas que solía haber por ahí. ¡O ir a la biblioteca! Hacía mucho que no me pasaba por la sección de Originales, ¿habrían traído algún libro nuevo?

También podría pasarme por algún Taller Literario. Generalmente, los viernes estaban a rebosar de clases y consejos muy útiles e interesantes. ¡Sí! ¡Esa sería una buena idea!

Por lo tanto, mi día se quedó completo y lleno de nuevas experiencias y aventuras.

Una nueva sonrisa afloró en mis labios, mientras descendía por las calles de los Manuales.

Después de siete años viviendo en aquella ciudad, no tenía ninguna duda: había encontrado mi hogar. Me había costado, pero al fin, lo había alcanzado.

Tenía un Perfil bonito, visitado a menudo por mis amigos, y vivía con una persona encantadora. Mi Blog, ese pequeño patio donde pasaba mis ratos de soledad, disfrutando del tiempo pasar, de banalidades o viendo vídeos, series, películas, leyendo libros… ¡Qué de cosas había hecho en ese patio!

Tenía pequeños trabajos que me ayudaban en mis estudios, la Carrera de Fanficker, tenía gente con la que disfrutar de mi hobby, el Rol, y tenía la posibilidad de ayudar en pequeños grupos (como los Orientadores o los Críticos) de voluntaria, haciendo ver a los demás lo mucho que me gustaba aquella ciudad, mi ciudad.

Sí, mi ciudad, porque después de siete años lo tenía claro: Fanficslandia era la ciudad de Amane.

* * *
Palabras: 609.