Ciudad Témpera

Tema en 'Rutas' iniciado por MrJake, 27 Agosto 2013.

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    Etihw

    Etihw ghost Comentarista empedernido

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    vamo' a saludarno' <3
    trátame bien u//u (?)
    Talía~

    Me adelanté corriendo hacia el Centro Pokémon. ¡Me estaba muriendo de hambre desde hacía horas! Estaba impaciente por comerme un buen plato de cualquier cosa que me llamase la atención. ¡Y un delicioso postre! ¡Un pastel o un flan! ¡O ambas!

    Crucé las puertas del gran edificio, ansiosa por el verdadero destino: ¡la cafetería! Ah, pero debía esperar a Eli-chan. Me había emocionado demasiado dejándola atrás…

    “¡Muy mal, Talía! ¡Tienes que disculparte!”

    Esperé a que Elisa entrase con la mirada agachada de la vergüenza. Me había dejado llevar por el hambre, y realmente no pensé en lo que hacía. ¿Estaría molesta conmigo? Levanté la vista hacia el frente, no sabiendo qué hacer. ¡No era tan difícil, lo sabía! Pero…

    Sin poder evitarlo salí corriendo hacia los sillones que había en la entrada. ¡Lo vi, lo vi! ¡Ahí estaba! ¡El chico de los ojos bonitos estaba justo ahí, sentado! Y había cambiado un poco desde la última vez que lo vi, vaya que sí. Hasta su manera de vestir era distinta, aunque... mucho no podía decir de eso, apenas nos habíamos visto un día... ¡Pero eso debía cambiar aquí y ahora!

    —¡Alpha!—Exlamé parándome justo delante de él, con una gran sonrisa de la emoción que sentía—. ¡Hola! ¡Me hace muchísima ilusión verte!
     
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    Naiki

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    Alpha Xenodis.

    Al estar sentado y sin ninguna posible opción simplemente tomé mi pokédex y comencé a ojearla lentamente, ayudándome mucho con el mapa de la región que el pokégear me brindaba. Realmente eran muchas las zonas por las que no me había movido, y la cantidad de pokémon que podría atrapar para aumentar la calidad de mi estrategia era muy impresionante.

    —Entonces ya tengo nuev-

    ¡Alpha!

    Justo cuando ya había tomado una decisión para mi próxima tarea una aguda voz llenó mis oídos, ganándose mi atención al pronunciar mi nombre. Me había sacado al completo de mis pensamientos y lo mínimo que podría hacer era mirarle, ¿no?

    —¿Mi-—Era evidente que lo primero que había llamado mi atención era el cabello de color claro y los ojos azules, pero tras una rápida mirada a su cuerpo completo logré despejar mi pequeña confusión. que no era para nada buscadora de rubias adineradas.—. Hola.—Saludé de manera un poco tranquila, mientras comenzaba a guardar mis cosas dentro de mi bolso. Tras terminar simplemente me levanté del sillón, dejando una gran diferencia de altura entre la chica y yo.
    >>Ehm... ¿Te conozco?

    ¿Yo? ¿Despistado? Nah, ¿cómo creen?
     
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    Factummale

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    Elisa Daroch.

    Y de un momento a otro un nuevo chico se había unido al grupo, solo que este se mostraba más distante y reservado que Astrid, su pokémon, un Mightyena, se nos había acercado curioso, estaba por agacharme a saludarle, pero este sorpresivamente dio media vuelta para volver con su entrenador. Drifloon estaba apunto de ir a saludar al nuevo, pero le sostuve en mis brazos, al parecer este chico no quería ser molestado por un pokémon ajeno, menos de una completa extraña, además, Drifloon debía aprender de una o de otra forma que no debe molestar a desconocidos.

    "Supongo que es tiempo de que parta de nuevo, los dejo en muy buenas manos."

    Miré a Dante curiosa, ¿pensaba irse ahora dejando a estos chicos en nuestras manos?. También mencionó donde quedaba la cede del torneo, para que así ellos fuesen a ese lugar, después abrió lo que pareció ser un portal, quede algo sorprendido, eso fue algo nuevo, estaba por preguntar al respecto, pero Dante ya se había marchado.

    Y tras la despedida que le dió Talía se formó otro ligero silencio, estaba por decirle a Talía que continuáramos nuestro camino al lugar que mencionó, pero, al parecer tuvo un ligero cambio de planes.

    Y tras despedirse de los otros tomo una de mis manos y comenzó a llevarme al centro pokémon, mientras caminaba les di una mirada a los otros.

    —¡Ha sido un placer, espero nos encontremos nuevamente!

    Y con eso dicho comencé a perderlos de vista. Gire a donde suponía Talía seguía tirando de mi mano, pero ella ya no estaba, me detuve confundida, si no era Talía, ¿Quién tiraba de mi mano hace unos segundos?, un escalofrío recorrió mi espalda, pero decidí ignorar la sensación, aún debía encontrar a Talía, aunque suponía estaría en el centro pokémon, ya que había dicho iríamos a comer allí.

    Fui caminando con un paso rápido, pero sin correr, Drifloon, como siempre, apoyada en mi cabeza, al llegar y entrar al centro busqué a la chica con la mirada, me la encontré frente a frente de un chico. Fui hasta ellos con un paso tranquilo.

    —Talía, te encontré —comente con una ligera sonrisa —, corres bastante rápido —añadí en broma, para luego girarme al chico, su rostro se me hizo conocido.

    Me quedé pensando, repasando todos los rostros conocidos, hasta que si con el suyo, una gran sonrisa se plantó en mis labios.

    —¡Alpha! — exclamé con alegría —, ha pasado mucho tiempo, ¿Qué tal te ha ido? —pregunté con clara emoción en mi voz.

    ¿Qué es postear un día tarde por dormirme? :D
     
    Última edición: 10 Agosto 2017
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    Alpha Xenodis.

    ¡Alpha!, ha pasado mucho tiempo, ¿qué tal te ha ido?

    ¡Genial! ¡Era el día de encontrarme con gente!

    Mi mirada cambió en dirección a la nueva voz, deteniéndose al enfocar a cierta chica de cabellos castaños, de ojos más o menos y que en su cuerpo lucía un traje un poco raro de colores blancos y negros acompañados de unas medias negruzcas. Al principio... Realmente no le identifiqué, lo admito, pero tras un tiempo de mirarle una pequeña sonrisa se formó en mis labios.

    —Elisa, cuánto tiempo sin verte—En mi tono ésta vez había bastante alegría en mi tono de voz, incluso me había girado hacia ella, ignorando casi al completo a la pequeña rubia.—. Todo ha estado bien, aunque vengo saliendo de la Torre con bastante decepción y ahora planeaba volar a otra ciudad para poder seguir volviéndome fuerte.
    >>¿Tú qué tal?
     
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    Kaladin

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    Astrid Müller

    Tan rápido como llegaron e interactuaron, se fueron. Astrid se despidió de ellos muy escuetamente, y tras unos instantes se acercó a Devan con cierta inseguridad. El muchacho no era malvado, pero era poco sociable y en realidad Astrid nunca sabía cómo encararlo, siendo que ella tampoco era muy charlatana.

    —Hola, Devan —esbozó una diminuta sonrisa—. La verdad es que pensé que ya habrías llegado a Témpera antes que yo... En fin, supongo que es hora de ir al Torneo o algo así, ¿no?

    El nerviosismo estaba presente en su voz. Le aterraba el Torneo. No era muy diestra con los combates pokémon y no se consideraba una digna rival, ¿qué podría hacer?

    Ya está, deja de presionarme en Twitter. (???) No tengo imaginación, tho Morde
     
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    Morde

    Morde Dragón con caverna

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    Una vez todos se hubieron ido, Astrid se acercó a mí. Si estaba intentando ocultar su nerviosismo, lo cierto era que no lo había conseguido. Guardé entretanto a Mightyena en su Pokéball para que descansara, solo para encontrarme con que Froakie se había salido de la suya y había comenzado a mojarle los pies en un intento probablemente vano por tranquilizarla.

    — En fin, supongo que es hora de ir al Torneo o algo así, ¿no?

    Asentí de forma leve, lo suficiente como para que Astrid se diera cuenta, sin decir nada, al mismo tiempo que le dirigía una mirada de reprobación a Froakie, quien paró y volvió a meterse él solo en su Pokéball. Hice ademán de dirigirme hacia el lugar donde el torneo se celebraría, pero algo en ese momento me empujó a intentar tranquilizar a Astrid. No me parecía del todo correcto enfrentarme a una rival poseída por los nervios. Y le susurré al oído antes de comenzar a andar:

    — Lo harás bien

    Yo tampoco tengo imaginación. But, algo hay que poner Jaenie
     
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    Factummale

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    Elisa Daroch.

    Mi mirada se iluminó por la mención de la torre, hace mucho que no iba allí a ganar unos puntos extras por un combate, aunque la parte de la desilusión me había llamado la atencion, ¿sera que le tocó un oponente muy facil?, estaba por preguntar sobre aquello, pero me contuve al escuchar sus futuros planes, Alpha no había cambiado en este tiempo que no lo vi, siempre buscando mejorar y ser más fuerte.

    Le dediqué una sonrisa mientras pensaba en la respuesta que le daría, la verdad, no había hecho mucho, como era usual, me habia dado una vuelta por la mansion embrujada, paseo que terminó de forma desastrosa, luego había habia vuelto a Tempera a compenzar a Talía por lo ocurrido en la mansión... si, definitivamente no podia decirle eso.

    —No mucho —comencé a formular una respuesra vaga —, dimos un paseo por la mansión —un escalofrío me recorrió por simplemente nombrar el lugar — y ahora estamos aqui, buscando comer algo —finalice, con otra de mis sonrisas.

    Lo intente, pero no me salió, la Elisa cruel es hasta el momento un dulce mito a recordar ;-;
     
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    Naiki

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    Alpha Xenodis.

    —Qué coincidencia—Cuando acabó de hablar simplemente liberé de un esférico a mi verdusco compañero, quien simplemente miró hacia varias direcciones un poco desorientado.—, yo estuve hace un rato en la mansión y atrapé a éste pequeño Duosion... Parece que es un poco torpe, pero estoy seguro que se adaptará muy bien a mí.

    Tal como antes había hecho tomé al pokémon mitosis en mis brazos, otorgándole una pequeña caricia al tenerlo ya bien sujeto, tras eso fijé mi mirada en el exterior donde podía ver mucho movimiento de entrenador.

    —¿Sabes? Llevó mucho sin moverme así que debería empezar a ponerme al día.

    Con mi bolso ya colgado al hombro simplemente me moví hasta que mi espalda quedase en dirección a la entrada del centro, entonces me dirigí a Elisa:

    —Iré a otra ciudad—Mi tono era completamente tranquilo, de seguro mi rostro se notaba igual.—. Necesito comenzar a ganar más puntos ¿Tú qué harás?
     
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    Etihw

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    Gold... </3 idk
    ojalá mimi le dé una bofetada okno bye-

    Talía~

    Alpha comenzó a guardar sus cosas con indiferencia después de devolverme el saludo, dejándome a mí un poco confusa. Se levantó y, sinceramente, me sentí un poco intimidada al verme tan pequeña a su lado, pero aún así mantuve mi sonrisa esperando a que dijese algo más. El ambiente se me hacía algo raro.

    Ejm… ¿te conozco?

    Mi sonrisa se borró y me quedé un poco… desconcertada. Sí, apenas nos habíamos visto una vez y casi ni hablamos, pero, ¿ya no se acordaba de mí? Vaya… quizá era algo normal y yo era la extraña ahí, hablándole como si fuésemos amigos de toda la vida. Supongo que simplemente esos ojos bonitos se me quedaron grabados y por ello me acordaba de él… aunque también me acordaba de Mimi...

    Miré el suelo sin saber qué decir. Se sentía bastante incómodo.

    Talía, te encontré, corres bastante rápido.

    Escuché la voz de Eli-chan y solté un suspiro un poco más relajada al no sentirme sola. En verdad no sabía que decir o qué hacer. Hablé con demasiadas confianzas.

    Di unos pasos atrás aún sin levantar mi mirada y me escondí detrás de Eli, mirando con cuidado a Alpha y encontrándome con que ellos dos ya se conocían. Eso aligeró mi incomodidad, pero aún así seguía sin saber qué hacer.

    Hasta que Alpha mostró su nuevo compañero. ¡Era muy adorable! Se veía algo desorientado, pero aún así era una monada. Me gustaba muchísimo, tenía una carita que me hacía querer achucharlo. ¡Pero no podía! ¡No me atrevía a decirle nada a Alpha aún! Así que me quedé mirándolo con cara de embobada mientras su entrenador lo abrazaba. ¡Qué envidia me daba!

    “¿Sabes? Llevó mucho sin moverme así que debería empezar a ponerme al día. Iré a otra ciudad. Necesito comenzar a ganar más puntos ¿Tú qué harás?

    Miré a Eli desde atrás, esperando saber su respuesta. Realmente no teníamos nada que hacer… aparte de comer. Pero bueeeeeno… ¿a lo mejor le apetecía ir con Alpha? No habíamos hecho planes para después de nuestra parada en el CP. Y si era para aventurarnos en algo de nuevo a mí no me importaba esperar un rato más para comer.

    Pero me iba a mantener callada, era la decisión de Eli-chan. Cogí su mano algo insegura, deseando que no me dejase sola. Quería quedarme con ella.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    Soplaba una brisa suave que mecía mis cabellos mientras surcaba los cielos de Témpera a bordo de Braviary. Estaba anocheciendo ya y el cielo presentaba un hermoso tono ocre, suave e idílico.

    Debíamos haber pasado bastante tiempo dentro del Gran Cerebro pero no sabría cuanto a decir verdad. ¿Unas horas? ¿Unos días? Parecían ser siglos. Estaba agotada, realmente lo único que quería hacer ahora era descansar y reponer todas mis energías, tratar de procesarlo todo adecuadamente. Primero el caso de Óleo en el que fui inculpada injustamente y ahora Mewthree, Deoxys y Kappa... necesitaba tiempo. Tiempo y espacio. Tiempo para mí sobretodo.

    ¿Debería tomarme unas vacaciones? ¿Regresar por unos días a casa? Hacía bastante tiempo que no tenía noticias de Sinnoh. Me sentía completamente desconectada de mi región natal, como si ya no fuese mi hogar. Seguía siendo importante para mí, pero mi familia, mi casa o mis posesiones... no me parecían tan importantes ni especiales ahora. Era como si el sentimiento de pertenencia ya no estuviese allí. Como si mi hogar y mi corazón ahora le perteneciesen a Galeia.

    No era como si, a parte de mis posesiones, tuviera gran cosa en Sinnoh. Un padre ausente, una madrastra que solo quería nuestro dinero y un hermanastro molesto que me sacaba de quicio.

    Y luego estaba ese mensaje. En un principio me lo tomé como una broma, por supuesto, pero luego me di cuenta de que era muy cierto. Por la gracia divina del azar y de Arceus ahora era la entrenadora de Moltres. El centro de adopción pokémon había organizado un sorteo y de alguna forma yo había salido ganando. ¿Quién lo diría con mi suerte? Ahora debía acudir a cualquiera de los Centros y mostrar el mensaje para recibir a Moltres de alguna de las enfermeras a cargo. La idea de tener mi primer legendario me ilusionaba, por supuesto... pero estaba demasiado cansada para mostrarlo abiertamente.

    Y además aún restaban un sinfín de cosas por hacer en Galeia. Ugh, ¿qué demonios...? ¿Quién iba a pensar que la vida de un holder promedio era así de dura?

    —Sean, mañana regresaré a Udan para ver como sigue Mukka— le dije a mi pokémon—. Raiden y los demás volveréis a estar solos una temporada.

    >>Oh, aterriza. Ahí está el CP.

    Con un suave batir de alas y un grito triunfante, Sean empezó a descender sobre la ciudad a nuestros pies. No en picado como solía hacerlo sino de una forma más delicada, mucho menos brusca. Quizás simplemente era consciente de que yo no estaba para que me diesen muchas vueltas ahora.

    Moltres, ¿eh? ¿Quién tendría a Zapdos y Articuno? ¿Alguno de mis compañeros holders? Me preguntaba si terminaría enfrentándolos tarde o temprano.

    —Disculpe, recibí este mensaje. Vengo a por Moltres— le dije a Joy—. Yo soy Mimi Honda.

    Hay un momento de no retorno en la vida de cada persona. Un momento que, una vez que ocurre lo cambia todo. Puede que a mejor, puede que tal vez a peor. El caso es que nada vuelve a ser lo mismo después de él. La vida se resume en esos pequeños momentos de no retorno.

    Y mi vida estaba a punto de experimentar uno de esos momentos.

    Tomé la ball del Moltres de manos de la enfermera Joy en el mostrador de recepción y decidí pasar a la cafetería para disfrutar de una taza de té caliente. ¿Qué perdía con ello? Hacía siglos que no disfrutaba de un té en condiciones. La vida no era vida sin té.

    Mi corazón se sentía extrañamente intranquilo. Latía con fuerza. Con mucha, mucha fuerza... a tal punto de que empecé a pensar que estaba sufriendo una taquicardia. Erróneamente pensé que no era más que ansiedad, estrés por todo lo que había ocurrido. Ahora que había acabado esas emociones contenidas se estaban desbordando... pero aquello no era más que un error.

    Porque nada más cruzar la puerta que separaba el Centro Pokémon de la cafetería... lo vi a él. Después de tantísimo, tantísimo tiempo. ¿También habían pasado meses? Parecían ser siglos. Con aquel mismo cabello revuelto y los ojos chispeantes y aquella sonrisa despierta de bobalicón estúpido.

    Mi corazón se paró. Mi rostro empezó a arder. Y entonces, muda, absorta, recordé algo que una vez me dijo mi madre.

    «Una antigua leyenda cuenta que un hilo rojo invisible conecta a aquellas personas que están destinadas a encontrarse. Sin importar el tiempo, el lugar o las circunstancias. El hilo se puede estirar o contraer, pero jamás llegará a romperse».

    Siempre había creído esa leyenda a pies juntillas porque me la había contado mamá. Siempre... hasta que conocí a Alpha. Pensar que un hilo rojo me ataba a una persona como él, aun si mi corazón pensaba lo contrario me parecía estúpido. Era estúpido por un sinfín de razones. Principalmente porque nuestra relación, más allá del vínculo de compañeros de viaje que nos unía era imposible. Así que me hice a la idea de que no podía ser. De que era inconcebible y sufrí bastante por ello. Y ahora estaba ahí, sentado. Con aquella cosa verde entre los brazos que supuse era un pokémon, pero estaba allí y yo... yo no pude evitar sentir que aquella leyenda quizás no era falsa del todo.

    Que quizás mamá tenía razón.

    Una parte de mí sentía que debería odiarle por marcharse como lo hizo, dejando sólo una carta. Pero otra parte de mí se sentía culpable por todo y lo había echado tantísimo de menos...

    La voz se me cortó en la garganta mientras buscaba las palabras en mi cabeza. En mi mente todo era un sinsentido, un lío tan enorme que empezaba a marearme. ¿Qué... qué estaba haciendo aquí? ¿Era él? ¿De verdad era él? Sentía los ojos acuosos, me ardían. No era como si fuera a llorar, aunque tampoco era como si me faltasen las ganas.

    Mi voz fue un murmullo quebradizo cuando al fin, con los ojos muy abiertos y las manos temblorosas sobre los labios, logré formular palabras.

    Esas cinco letras que tanto se habían repetido en mi cabeza desde entonces.

    —... ¿Alpha?

    ¿De verdad... era él?

    *Empieza a sonar Takaramono de Fujita Maiko de fondo* (?)

    No era lo que pensaba, pero es lo que salió. Llevo casi una hora intentando arreglar esta cosa xD
     
    Última edición: 27 Agosto 2017
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    Factummale

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    Elisa Daroch.

    Sentí un apretón en mi mano izquierda tras la pregunta que Alpha me habia hecho sobre mis futuros planes, mire a Talía un momento, pensando en la respuesta a dicha pregunta.

    —Teníamos planeado comer algo —comencé con una ligera sonrisa —, se lo debo a Talía, después de todo.

    Estaba por añadir algo mas, quiza un suerte o algo por ese estilo, pero un pitido proveniente de mi bolsa centró mi atención. Me solté con delicadeza del agarre de Talía, para así rebuscar el aparato que emitia el sonido.

    Me había llegado un mensaje.

    Mi mirada se iluminó y mi sonrisa se ensancho, al parecer había ganado en unsorteo del centro de adopcion y ahora era la dueña de una de las aves legendarias. No pude evitar soltar una risa ante lo subreal que sonaba el que yo fuese dueña de dicho pokémon, me gire con emoción a Alpha y luego a Talía.

    —Me ha llegado un mensaje —respondí la pregunta sin hacer —, al parecer he sido seleccionada para tener una de las aves legendarias —mis palabras desbordaban alegria y emocion, como el que solía inundar de pequeña mientras veía concursos junto a mis padres —. Dios, esto es muy emocionante, hay que celebrarlo —continue con la misma alegria, pensando en lo que podría hacer para festejar —. ¡Ya sé!, Alpha, tengamos un combate como en los viejos tiempos, claro que no usare a Zapdos —aclaré con las mejillas rojas de la emoción —, es solo por diversión, por favor, esperame fuera del centro, ire a recoger a mi nuevo compañero.

    Y tan rapido como dije aquello me di media vuelta para ir en dirección a la enfermera Joy, solo que apenas girar algo llamó mi, allí parada estaba Mimiko Honda, se veía algo sorprendida, pero no fue ella la que me altero, si no la ligera sombra que estaba junto a ella, frote mis ojos y volví a mirarla, ahora se encontraba sola. Estaba por ir en su dirección, pero el recordar que debía recoger a mi compañero nuevo pase por alto el detalle y continue mi camino a recepción.

    Salude a la enfermera Joy con una enorme sonrisa a la par que buscaba mi pokédex para mostrersela.

    Momentos despues tuve en mis manos la pokébola de Zapdos, otra risa se escapó de mis labios a la par que guardaba el esférico en mi bolsa y le agradecia a la señorita tras la recepción.

    Di media vuelta con camino a la salida, esperaba tener una agradable batalla con Alpha.
     
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    Naiki

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    Alpha Xenodis.

    —... ¿Alpha?

    —Tengamos un combate como en los viejos tiempos.

    Eli se retiró. Tras ella apareció una persona que realmente no tenía planeado ver en mucho tiempo. Su rostro estaba rojo, sus ojos azules estaban completamente abiertos, su cabello estaba en desorden y sus ropas se veían un poco maltratadas... No parecía ella. Bueno.. Iba casi un año de no cruzar nuestros caminos, es normal que estuviese cambiada.

    ¿Y yo? Uhm... No sabría cómo definirlo. Había algo en mi pecho, retumbaba constantemente y se sentía incómodo.. No era como cuando una manada de Haxorus te perseguía y tenías que salir corriendo para no perder algún miembro; tampoco era como cuando me había separado de Des... Se parecía al sentimiento de la captura de Rayquaza, cuando peleaba con las nubes y temía constantemente de ser aplastado... Estaba nervioso, sí, bastante nervioso.

    Tragué saliva y de manera más o menos normal, como si la última vez que nos vimos no hubiese sido hace muchísimo tiempo, me le acerqué, regresando a Duosion a su esférico y dejándolo en el hueco de mi cinturón antiguamente usado por Aegislash.

    —Mimi—Me dirigí hacia ella, bajando mi mirada un poco hacia su rostro, pues nuestra diferencia de altura era un poco más notable tras estos meses.— ... Hola, tiempo sin vernos. Uhm... Te ves más enana, ¿nos acompañas afuera? Eli me acaba de retar a un combate y, bueno, creo que no podemos hacerlo aquí adentro.

    Dediqué una pequeña sonrisa a la chica, y con ello coloqué una mano sobre su cabeza.

    —Aunque...Pensándolo bien te ves bastante mal, ¿sabes? Pareciese como si recién te hubieses despertado, y para variar estás roja—Bromeé con ella antes de acariciarle sobre sus rubias hebras, creo que ya me sentía un poco más confianzudo.—. Imagino que estuviste atareada—Intuí de manera inmediata, al menos en mis tiempos la señorita Honda siempre lucía pulcra y reluciente para todo el mundo.—... Flame debe estar feliz, y su cola debe estar realmente grande.—Añadí; era un niño presumiendo su juguete favorito al momento de hacer mi declaración.
    >>Date un descanso, ¿quieres? Me alegra verte.

    Me hice hacia un lado y tras quedar en posición donde ella no estorbase comencé a caminar hacia afuera del centro. Afuera del lugar simplemente sonreí con alegría.

    —Muy bien—Junte mis manos entonces y las hice crujir.—. ¡Estoy listo, venid, Zapdos y Elisa!

    Joder, es difícil rolear a Alpha siendo menos tonto >:C (Juanjo, ahórrate el comentario sarcástico (?) ). Y creo que maté el momento por aceptar el combate... Eli, jódete ;)
     
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    Yugen

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    Realmente era Alpha. Era... él. No era algún subproducto de un escenario onírico, tampoco estaba alucinando. Esto, este inesperado reencuentro estaba teniendo lugar de verdad. Desconocía los motivos y los porqués, pero era completamente real. Y yo me sentía tan estúpida porque en el fondo era tan feliz con solo verle. Ahí quieta, estática, incapaz de ordenar los pensamientos en mi cabeza, como si de golpe no tuviese la más mínima idea de como reaccionar. Todo mi orgullo se había evaporado al igual que mi confianza y mi cerebro estaba completamente lleno de pensamientos que iban y venían sin orden ni concierto, enredándose más y más cada vez.

    Sentí la imperiosa necesidad de apretar mis puños porque las manos me temblaban terriblemente y me sentía mucho más nerviosa de lo normal. Era como si verle después de tanto tiempo hubiese desbordado mis sentimientos de golpe, y mi corazón parecía querer saltar de mi pecho o por defecto sencillamente estallar.

    Me sentía completamente idiota al ser consciente de que no podía ni pensar, de que me sentía aturdida, y de que el molesto ardor de mis mejillas no disminuiría. Cuando lo vi acercarse sentí la necesidad de retroceder, pero mis piernas no respondieron a las peticiones de mi cerebro.

    Mimi—me dijo. Su voz hizo que todo mi cuerpo se estremeciera. ¿Desde... desde cuando su voz era tan grave y tan varonil? ¿Lo era? ¿Sólo a mí me lo parecía?— ... Hola, tiempo sin vernos. Uhm... Te ves más enana, ¿nos acompañas afuera? Eli me acaba de retar a un combate y, bueno, creo que no podemos hacerlo aquí adentro.

    Y sonrió.

    Esa. Esa sonrisa otra vez. Esa bobalicona y a la vez tan cálida sonrisa que era capaz de desarmarme por completo. Esa tonta sonrisa que tanto había echado de menos y que instaló en mi pecho un sentimiento cálido. Un sentimiento que de ninguna manera quería dejar escapar.

    "Eli me acaba de invitar a un combate, y creo que no podemos hacerlo aquí dentro."

    —¿E-eh...?— farfullé anonadada. ¿Un combate...? Pestañeé rápidamente tratando de hacer funcionar mi mente como fuese. Tratando de volver en mí.

    Pero no tuvo el más mínimo caso. Estaba tan inmersa en la situación y en el magnetismo de la misma que difícilmente era consciente de otra cosa. Ni siquiera me importaba que Alpha me tocase el cabello, algo que antaño solía molestarme demasiado. Ahora ese gesto solo pareció reconfortarme.

    Aunque... Pensándolo bien te ves bastante mal, ¿sabes?— me dijo. ¿Que me veía bastante mal? ¡Claro que me veía bastante mal! Todo lo que había ocurrido estos días y ahora esto... mi corazón no iba a poder soportarlo...— Pareciese como si recién te hubieses despertado, y para variar estás roja. Imagino que estuviste atareada... Flame debe estar feliz, y su cola debe estar realmente grande.

    >>Date un descanso, ¿quieres? Me alegra verte.


    Y eso fue todo. Lo vi pasar por mi lado, alejarse hacia la salida... —en mi cabeza sucedió similar a un film, en cámara lenta, de forma pausada pero inexorable— , y entonces logré salir del trance y un miedo visceral se apoderó de mi corazón. Un miedo horrible, paralizante. Mi mente gritaba insistentemente que debía hacer algo. Lo que fuese. ¡¿Qué demonios importaba?! ¡Yo no quería dejarle ir otra vez después de todo lo que había pasado! Mi pecho se sentía pesado y mis ojos ardían y el dolor emocional que llevaba cargando tanto tiempo se intensificó en ese preciso momento y me impulsó a actuar al fin.

    "No. No. Yo no quiero descansar, maldita sea. Yo quiero... yo quiero que te quedes conmigo"

    Reaccioné rápidamente, aún no estoy segura de como. Con el miedo con los ojos, con el temor de volver a perderle, simplemente me di la vuelta y mi mano se aferró con fuerza a su muñeca.

    —¡Alpha espera!— exclamé.

    Me arrepentí inmediatamente cuando nuestros ojos se cruzaron. Mi determinación volvió a flaquear. Estaba completamente aterrada... ¡Oh Arceus, era tan patético! ¡Tenía miedo de que se fuese a combatir! ¿Qué diablos...? No... no tenía miedo de que se fuese a combatir. Tenía miedo de perderle ahora que habíamos vuelto a encontrarnos. Tenía miedo de perderle otra vez. Avergonzada, nerviosa, confundida, sintiéndome vulnerable por mis propias emociones agaché la mirada, mordiéndome un tembloroso labio inferior.

    >> ¿A... a dónde crees que vas?— le pregunté entonces— ¿Qué... qué estás haciendo aquí? ¿Por qué has vuelto?¿Tienes acaso idea del tiempo que llevamos sin vermos? ¿Del tiempo que llevo... sin saber nada de ti?

    >>Pensé... pensé que habías dejado la región para siempre.
     
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    Lucas Diamond

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    Lucas Diamond

    Archeops aterrizó en Témpera, en un parque que ya había utilizado en otras ocasiones para el descenso. Fuimos al centro pokémon, para que cuidaran de Meganium, Ninetales y Tangrowth, y mientras esperábamos me senté en la cafetería a tomar un café. A decir verdad, tenía algo de sueño, así que me vendría de perlas para despertarme.

    La enfermera me devolvió las pokéball al cabo de unos minutos y salí entonces hacia la torre, a por otra batalla.

    Esta vez lo había decidido, probaría el nivel difícil.

    Srry por entrometerme, chicos, yo ya me voy (??)
     
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    Naiki

    Naiki Main solo desde la beta

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    Alpha Xenodis.

    Mi muñeca fue agarrada con firmeza por la rubia, realmente lo estaba haciendo con firmeza. Su voz llamó mi atención y simplemente me giré en dirección a ella, un tanto curioso por la forma en la que se había referido a mí. Cruzamos miradas y ella se desvió de manera rápida, pero en poco comenzó a hablarme.

    — ¿A... a dónde crees que vas? ¿Qué... qué estás haciendo aquí? ¿Por qué has vuelto?


    —Pues—Me volteé hacia ella, un poco complicado por aún estar siendo detenido por su mano.—... Voy afuera a un combate, ¿no te dije?—Me reí un poco por mi respuesta, ¿fui muy obvio?—. Volví para volverme el más fuerte de la región—Golpeé mi pecho con mi puño cerrado dos veces, con la mínima fuerza para que se escuchase un "pum-pum".—, desde ahora no pienso quedarme atrás, aun si tengo que comenzar de nuevo.

    Una sonrisa confiada se esbozó en mi rostro, levanté mi puño y lo coloqué entre nuestros rostros y tras ello simplemente levanté mi pulgar, juntándolo a un guiño de ojo.

    —Bueno, al menos dejé una carta... O algo así, ¿no?—Pregunté de manera un tanto insegura; pasó todo tan rápido que realmente no tenía muchos recuerdos de ello.—Tenía muchas cosas que resolver conmigo mismo... Pero desde ahora no me moveré de la región hasta al menos poder enfrentar a Ian, Effy y Hubert cara a cara; de seguro estoy a años luz de ellos.
    >>Oh, y creo que va... Ehm... ¿Un año sin vernos? Creo que sí.—Asentí bastante confiado de mis palabras.
     
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    Yugen

    Yugen D e p r e s s e d | m e s s

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    Mimi Honda

    Un año...

    Mi miedo fue descendiendo más y más a medida que lo escuchaba hablar. A medida que este chico que tenía frente a mí se volvía mucho más reconocible y cercano, más alcanzable. Mi miedo fue reemplazado por alivio. Aunque se viese tan distinto después de un año, aunque hubiese crecido, aunque se viese menos niño y más hombre, por dentro seguía siendo el mismo niño tonto ansioso por alcanzar la cima.

    Eso solo me hizo sentir mejor. Es decir, podía parecer estúpido... pero palió mi temor en un instante. Porque me hizo darme cuenta de que sí, de que seguía siendo él, de que seguía siendo Alpha. No lo había perdido en lo absoluto. Era el mismo idiota inconsciente al que tanto había echado de menos. ¿De modo que así estaban las cosas, eh? La felicidad solía serme demasiado ajena y esquiva, pero ahora me llenaba por dento. Como si todo el sufrimiento pasado hubiera merecido la pena o como si sencillamente ni siquiera importarse.

    No pude evitar reír ligeramente cuando terminó de hablar. Me sentía aliviada, me sentía ligera de alguna manera. Con la suficiente confianza para permitirme una risita que escapó de mis labios sin que pudiera hacer nada por retenerla.

    —Ptff... me alegras ver que sigues siendo el mismo idiota— le dije con suavidad, con cariño... de una forma que no pretendía ser ofensiva en lo absoluto.

    Me llevé la mano a los ojos y me enjuagué las lágrimas que luchaban por desbordarse en cualquier momento. Mi corazón desbordaba de emociones. Demasiadas para un solo día, no creía poder contenerlas todas. La sonrisa tampoco se me borraba del rostro.

    De verdad que había extrañado a este tonto. ¿Qué tan patético podía ser eso? La gran Mimi Honda llorando, casi desbordada de emociones por otra persona... Sí que me habían cambiado estos casi cuatro años en Galeia.

    Me mantuve unos segundos callada, pensando que decir, buscando que sería lo más correcto. Era consciente de que debía ser sincera. Yo también había escrito una carta hacía algún tiempo buscando la forma de sacar esos opresivos sentimientos de mi pecho. Había decidido entregarle esa misma carta a Alpha cuando volviésemos a vernos... si es que volviámos. Y ahora que lo tenía delante, ahora que esto estaba sucediendo, sabía que debía ser consecuente y asertiva. Que debía derribar mi orgullo y ser sincera conmigo misma y con mis sentimientos.

    De modo que eso hice. Me recompuse y volví a tomar la palabra.

    —Lamento todo lo que pasó— le dije de forma totalmente genuina—. Aquella vez en Témpera no estaba pensando claramente. Me ofusqué y terminé golpeándote y lo siento. Nunca quise que peleáramos y nos sepárasemos. De hecho... yo no... Yo... Y-yo...— miré a Alpha de reojo, ruborizada, y desvié la mirada de nuevo. Y me mantuve así por un par de segundos, buscando las palabras dentro de mi cabeza— ... yo no quería separarme de ti. Creía que solo era otra pelea tonta, que podríamos arreglarlo como siempre y seguir siendo compañeros de viaje... amigos... Pero tú te fuiste sin ni siquiera avisar y... al principio me entristecí y sentí rabia, pero luego pensé que quizás era lo mejor, que tal vez no volver a vernos ni saber del otro era lo correcto. Me había hecho a la idea de que era algo bueno. Después de todo... yo lo fastidié ¿no? Pensé que quizás ese era mi castigo por ser una estúpida celosa y una niñita inmadura. Quise odiarte por abandonarme pero no pude
    hacer ni eso... Quise hacerme a la idea de que realmente no merecías que te extrañase pero... ¡Arceus! ¡No pude hacerlo!

    >>Hay algo que necesito decirte decirte desde hace mucho tiempo, Alpha— murmuré—. Pero no voy a hacerlo ahora. Tu pequeño cerebro no está preparado para comprenderlo. Si lo soltase a bocajarro sufrirías un colapso. De modo que... esfuérzate, ¿de acuerdo?

    Y le sonreí entre lágrimas... de nuevo.

    >>Elisa te espera para combatir— sentencié finalmente, soltando su muñeca. Y busqué en mi bolso hasta depositar en su palma tres pokéballs—. Esto te pertenece. Incluso si te agradezco el gesto nunca me correspondió a mi entrenarlos... difícilmente logré combatir con Venus.

    >>Oh, y... que sepas que no solo estás a años luz de Effy, Ian o Hubert— finalicé poniendo los brazos en jarras. Una sonrisa confiada apareció en mis labios—. ¿De verdad creías que me iba a quedar de brazos cruzados? Te aseguro de que también estás a años luz de mí. Así que más te vale entrenar duro y vencerme si quieres que te permita abandonar la región de nuevo.
     
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    Naiki

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    Bueno, me he emocionado haciendo esto :') Hice lo mejor que pude para que saliese bien, pero no soy bueno con cosas sentimentales ^^U Así que desde ahora declaro oficializada la temporada de Puño Fuego (?).

    Canción para el momento (?)

    Alpha Xenodis.

    Wow.

    Creo que pasó aquello con menos posibilidades de pasar tenía: ¡Mimi se había disculpado! ¡Y solo me había llamado idiota una vez!... Igual es malo, pero al menos es un pequeño avance, ¿no?. Y bueno, no solo eso ¡admitió también que no quería que nos separásemos! Era un avance realmente enorme para como solía ser ella conmigo.

    —Hey, no llores...—Tenía mi mano sobre su cabeza aún, con ello pude permitirme darle unas afectuosas caricias.—. Bueno... Tampoco quise aceptar tus disculpas luego, ¿verdad? Huí como si fuese un Ratatta—Me llevé mi otra mano a mi nuca, gesto un poco característico mío, y entonces simplemente solté un suspiro.—. Lo siento, ¿sí?

    Hubo silencio entre ambos, solo cruzamos miradas un par de veces y rápidamente escapamos de aquél cruce hasta que ella prosiguió hablando. La escuché atentamente hasta el último momento, ahí había dejado tres esferas sobre mis manos. Yo simplemente le miré por unos segundos, cualquiera diría que no me creía aquellas palabras.

    No se quedaba ahí el asunto, ¿sabes? Cuando pensé que ya era lo suficientemente emotivo el momento un Pelipper pasó cerca de nuestro lado, dejando dos pequeños paquetes a nombre de "Alpha Xenodis".

    —¿Para mí?

    Curioso a más no poder abrí de manera rápida aquellos dos paquetes, dejando ver el contenido del interior de inmediato: Cuatro pokéballs... Y yo las reconocía totalmente, sobretodo por la Ocaso Ball y la UltraBall.

    —Salgan todos, por favor.

    Una a una las figuras se fueron materializando: Haxorus, Gliscor, Ferrothorn, Rotom, Milotic y Charizard, todos quedaron frente a mí y empezaron a mirar poco a poco mi cuerpo, parecía como si me estuviesen examinando de arriba a abajo. Se detuvieron. Venus fue la primera en lanzarse: se enrolló a mi cuerpo con un poco de fuerza; Shadow salió de su cuerpo Metch y comenzó a dar vueltas rápidamente a mi alrededor, se veía feliz; Pietr se acercó como pudo al utilizar sus pseudo-tentáculos y me dirigió una mirada, realmente era un macho totalmente serio; Gliscor se quedó montando en su cola, con una sonrisa de oreja a oreja como siempre solía tenerla; finalmente Rook y Flame se quedaron en su posición. Podía sentir una mirada fría de parte de ambos.

    Mis ojos lentamente comenzaron a humedecerse, mi cuerpo empezó a temblar, mi rostro se comenzaba a calentar y sentía como mi garganta se comenzaba a achicar.

    —M-Me alegra de veros...—Hundí mi cabeza en la escamosa piel de la Sirena.—. Lo siento por dejarlos... Y-Yo... Prometo que desde ahora nos volveremos más fuertes y—Tragué un poco de saliva y como pude logré sacar mi puño hacia afuera.—... Desde ahora solo yo soy su entrenador; Nunca jamás os volveré a dejar.

    Se acercaron con lentitud y nuestros puños se tocaron.. No.. Los siete nos habíamos reunido en mi puño.

    —Mimi... Te derrotaremos.

    No era la forma más digna de hacer una declaración así, digo, tenía casi todo el torso paralizado por Venus, mi rostro estaba lleno de lágrimas y tenía una sonrisa digna de un niño en mis labios, pero esto marcaba el real comienzo del nuevo equipo Xenodis.
     
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    Yugen

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    El reencuentro de Alpha con sus pokémon fue cálido y emotivo. No contaba con que apareciera Pelipper con más esféricos, pero cuando los vi a todos reunidos fuera de sus pokéball, juntos, jubilosos, el rostro emocionado de Alpha y la felicidad que reflejaba su expresión...

    Algo se removió dentro de mi pecho. Verle tan feliz, tan contento como un niño pequeño me hizo sentir feliz a mí. Me contagió esa misma ilusión. Nunca lo había visto así de emocionado.

    Supe que había hecho lo correcto. Que así debió haber sido siempre. Yo no pintaba nada teniéndolos en mi equipo de todas formas. Me imaginaba mi situación, como me sintiría si hubiera sido a la inversa, si fuera yo quien me reencontrase con Monomaru, Raiden y Kichiro... después de casi un año, después de haberlos dejado con otras personas que apenas sí conocían. Apreté el asa de mi bolso con la mano, jurándome a mí misma en silencio que jamás abandonaría a mi equipo. Ellos eran demasiado importantes para mí... ¿le habría costado a Alpha tomar la decisión de dejarlos tanto como yo creía?

    M-Me alegra de veros...—decía él, embargado por la emoción—. Lo siento por dejarlos... Y-Yo... Prometo que desde ahora nos volveremos más fuertes y... desde ahora solo yo soy su entrenador; nunca jamás os volveré a dejar.

    Me mordí ligeramente el labio inferior.

    Me sentía feliz pero una parte de mí, una muy pequeña parte se sentía también un poco celosa. Alpha estaba tan feliz y emocionado por reeencontrarse con su equipo... mis sentimientos egoístas deseaban un poco más de esa atención. ¿Era absurdo, no? Demasiado patético para admitirlo en voz alta. Pero si sólo pudiera verme a mí de la misma forma... Si solo estuviera tan emocionado como yo lo estaba por volver a verle... No estaba celosa de su cercanía con sus pokémon, era una estampa hermosa. Estaba celosa porque yo también deseaba un poco de ese mismo cariño. Era consciente de que sus pokémon y yo estábamos en dos dimensiones paralelas. Cuanto más los observaba... más era consciente de esta diferencia.

    Mimi... te derrotaremos.

    Y allí estaban, con sus puños unidos en ese saludo de casi hermanos. Con solo verles podías darte cuenta de que no eran solo entrenador y pokémon. Eran amigos. Eran familia. El vínculo que existía entre ellos era firme e inamovible, y a mí, como entrenadora... no dejaba de fascinarme.

    Le devolví una sonrisa confiada.

    —No esperaba otra respuesta—le dije— Pero mi equipo y yo no pensamos ponéroslo nada fácil.

    Enfrentar a Flame, Venus y Piert iba a a ser todo un reto, pero no pensaba rendirme. Iba a demostrarle lo mucho que había mejorado desde nuestra última batalla. Confiaba en que podría dar un combate mucho mejor que la última vez.

    Una vez se separaron estiré el brazo, el mismo en el que lucía su megabrazal, y se lo acerqué con la mano cerrada en un puño. Temblaba de igual forma, era demasiado evidente que estaba nerviosa, pero aún así no vacilé... lo que trataba de hacer, aún siendo una fina señorita... era tratar de imitar ese mismo saludo de hermanos.

    Ese saludo burdo, común, pero que era la más pura expresión de un sentimiento de compañerismo, de lealtad y de unión. Un vínculo fuerte e irrompible.

    Sonreí de forma genuina.

    >> Bienvenido a casa... senpai.

    Okaeri <3.

    Ok, yo también me emocioné xDD
     
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    Naiki

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    Tras toda la emotividad decidí que lo mejor sería regresar a mis compañeros uno por uno a su esférico. Seguido de eso coloqué las cinco esferas dentro de mi cinturón, solo dejando la pokéball de mi inicial en mi mano... De verdad extrañaba verle, pero al final terminé por encoger la esfera y adentrarla en mi bolsillo derecho.

    Cuando me pude dar cuenta Mimi estaba girada hacia mí, apuntándome con su mano a modo de puño, con una sonrisa bastante inusual. A modo de respuesta yo decidí acortar un poco las distancias y, seguido a esto, levanté mi mano derecha, colocando mi megaaro pegado a mi ex-brazal, dejando mi puño apuntando hacia el cuerpo de Honda.

    —Entonces... Desde ahora te considero un rival más en la región.—Guiñé mi ojo hacia la chica con gallardía.
    >>La próxima vez que nos veamos me tendrás que enseñar cuánto has cambiado como entrenadora.

    El momento entonces fue interrumpido por varios sonar de mi Poké-Gear. La curiosidad para mí fue bastante grande en aquél momento y entonces tuve que retirar mi mano del choque, no sin antes mirar una última vez el brazal. Tras ello retiré el aparato de mi bolsillo trasero, comenzando a leer de inmediato los distintos mensajes que habían llegado.

    —Creo que cambiaré un poco mi rumbo, ¿sabes? Hay dos lugares a los que me interesa bastante ir ahora mismo.
     
    Última edición: 29 Agosto 2017
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    Bruno TDF

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    ¿Cuánto tiempo había pasado desde que estuve en esta ciudad? Para ser honesto, esta vez mi memoria fallaba. Tantas aventuras al hilo, que empezaron con el aparente secuestro de Mimi, pasando por Udan, Kappa y demás, habían mantenido mi mente demasiado ocupada. Pero lo que jamás olvidaría sería ese inesperado primer beso con Effy en los límites de Tempera. Con una sonrisa algo tonta, le pedí a Reshiram que aterrizara en ese mismo lugar, para volver a experimentar en mi cuerpo tan maravillosas sensaciones que tuve ese día. El dragón así lo hizo. Cuando terminó de aterrizar, lo regresé a su pokébola. Y, como siempre, Serperior salió de la suya.

    Mi inicial miró inquisitivamente en todas las direcciones.

    Hemos estado en peligro un buen par de veces, por no mencionar que pronto tendremos que ir a por el Señor de las Pesadillas —le dije, encogiéndome de hombros—. Llenarme de bellas sensaciones no viene mal. Y esta paz momentánea es relajante.

    Serperior cerró los ojos con una expresión solemne. Estaba de acuerdo conmigo.

    Caminemos hasta el Centro —dije entonces, acomodándome el asa del morral sobre el hombro, así como el sombrero sobre la cabeza.

    Y así lo hicimos, a paso calmo. Honestamente, yo también necesitaba un buen descanso antes de lanzarme a la aventura.



    Pero en medio de nuestro trayecto por las calles, recibí otro par de mensajes. La emisora de uno de ellos era la mismísima Gamma, líder de la organización criminal que tantos problemas estaba causando en la región. Suspiré con cierta exasperación mientras negaba con la cabeza; quería ir a detenerla, pero el sólo pensarlo hacía que me sintiera más cansado. Sin embargo, algo bueno tenían los del equipo Gamma: la educación de no empezar la “fiesta” hasta que los “invitados” llegasen. Así que apelé a su paciencia.

    Luego volví a recibir un mensaje de esos dos: Mike y Melanie. Recordaba a la tristona pero amable chica de los cabellos morados que vi en la Caverna. Al otro no lo había visto en mi vida, por no mencionar que me extrañaba el comienzo de su mensaje; molestaba un poco, ya que parecía tomarse todo este asunto como si se tratara de un juego de rol. Fruncí el ceño.

    Tengo unas cuántas preguntas que hacerles a estos dos —le comenté a Serperior al doblar la esquina que llevaba al Centro Pokémon—. Ambos están escondiendo la verdad. Lo único que puedo definir es que uno quiere “mantener” algo y, la otra, “cambiarlo”.

    De repente, me llegó un tercer mensaje de un remitente desconocido. Me detuve. Serperior se volteó para observarme. Me vio con los ojos escondidos tras el ala del sombrero, leyendo atentamente el contenido en mi Holomisor.

    Ya veo… —dije en voz baja, más para mí mismo que para mi pokémon— Se me acaba de ocurrir la primer pregunta.

    Guardé el aparato en mi morral y continuamos desplazándonos hacia el C.P. Había muchas cosas que purgaban por tomar parte de mis pensamientos, pero mantuve la cabeza tan despejada como pude. Ya tendría tiempo para analizar mejor esas cosas.



    Finalmente llegamos a las puertas del Centro Pokémon. Allí vi a tres viejos conocidos. Elisa estaba ocupando la vereda. Mimi se encontraba cerca de la entrada, manteniendo una conversación con alguien. Y ese alguien… Era…

    Me quedé boquiabierto.

    ¡Alpha!
     
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