Lágrimas Secas

Aquí estoy, observando la imagen que no hace tanto mi joven hermana mayor se hizo. Últimamente le he notado algo rara y no es que sea cotilla, me meta donde no me llaman o invada la intimidad del resto, pero me dio su diario, pues ella se ha ido a Alemania un tiempo, allí tenemos familia. Abrí el diario y lo ojeé un poco, a simple vista leí la palabra "muerte", así que decidí empezar a leer desde el principio para encontrar algo de coherencia a aquella fúnebre palabra.

En general, según lo que escribió, decía que se sentía minusvalorada, como si nadie se diera cuenta de su tristeza y no la tomaran muy en cuenta. Eso me recordó a una buena historia del libro Déjame que te Cuente llamada El Verdadero valor del Anillo, que solamente mi ídolo Jorge Bucay podría haber escrito.
Decía que a lo largo de su vida había hecho muchas cosas, como cualquier otro ser humano, pero que la mitad de ellas hizo "de mentira" o quizás por el resto. Contaba todo el sufrimiento, todas las cosas que había soportado desde entonces, cosas buenas y malas de su vida, situaciones en las que no se sabe qué hacer... Después de leer todo aquel diario, de un gran grosor, llegué a la última página en blanco, y justamente al girarla puso estas mismas palabras: Igualmente, gracias por no haberme llevado aún a la muerte, por permitirme vivir.

-¡Ya volví, loca! -dijo una voz que hacía semanas no había oído. Mi hermana mayor regresó de Alemania, justamente cuando yo cerraba su diario.
-Perdóname, hermana. -Dije de rodillas rogándole, pero no fue por leer su diario, aunque no lo creáis.
-¿Qué dices? No has hecho nada malo. Anda, abrázame que hace mucho que no te veo y quiero estar contigo, feliz. -Me secó las lágrimas de mis ojos que estaban por salir y vio el diario, ella sabía que lo leí. Yo alcé mi mirada como pude, y me impresioné bastante con su primera reacción. Me miró con ternura y me abrazó con delicadeza mientras decía: Aún eres demasiado joven para entenderlo, tú no te preocupes por eso.
-¡Sí, sí que me preocupo, y mucho! -Protesté yo, comenzando a llorar y abrazándole con más fuerza.-Sí, quizás aún sea muy pequeña porque tengo tan solamente 10 años y tú 19, pero al contrario que el resto de la familia y las personas que te rodean, de entre 15 y 45 años, yo si puedo comprenderte y me preocupo porque eres mi hermana mayor, y me importas mucho aunque no lo creas. Se que este tiempo has sufrido mucho, durante toda tu vida, y eso ya lo sabía antes de leer tu diario. Por eso quiero que sepas que estaré siempre disponible para ti, siempre estaré dispuesta a escucharte y a consolarte. Cuando te sientas sola y pienses que no voy a poder entenderte porque son "cosas de mayores".. yo.. se que ahí no tendré nada que hacer, no te puedo obligar, pero quiero que sepas que eso a mi me daña mucho, el verte día a día sufrir a pesar de que siempre estés feliz y sonriente, porque a mis pocos años de vida, se que la felicidad extrema solo se puede sentir en los sueños, y también se que tu día a día a impedido que puedas soñar. En fin, yo..-dije entrecortada por mi llanto -.. haré todo lo que pueda para ayudarte, hermana.
Mi hermana sonrió y me dio las gracias. No dijo nada más.

-Hija, no se como decirte esto.
-¿El qué?-pregunté a mi madre sin poder dejar de pensar en el regreso de mi hermana ayer.
-Tu hermana tendrá que irse mañana.
-¿Se va a ir otra vez a Alemania? -estaba preocupada, por perder de nuevo a mi hermana. A penas pude pasar tiempo con ella.
-No, hija. -Me dijo ella intentando no llorar.-¿Sabes lo que es un "psicólogo"?
No dije nada, simplemente agaché un poco la cabeza, triste.
-Bueno, pues hay otro parecido que se llama "psiquiátrico" y a veces la persona que tiene que ir a verle, no puede volver con su familia porque unas personas muy malas que no comprenden como es en verdad esa persona, lo impiden. -Tras esto, no pudo soportarlo más y comenzó a llorar, tapándose su rostro con sus delicadas manos.

Silencio, no dije nada. Y tampoco dije nada desde aquel momento ni diré, simplemente espero que lea alguien esto.