Ascensor (Tercera planta)

Pai lucía tan indiferente a todo que no creí que mi susto y la caída del móvil le provocaran algo, porque en sí poca cosa le sacaba una reacción. Como nada varió, pues yo tampoco conecté ninguna idea al respecto y me seguí comportando como siempre. Igual quién sabe si le ofendía que el susto fuese por su iniciativa, no porque estuviera a mitad de enviar un mensaje.

Esto de llevar a Paimon a espacios exteriores era como extraño, pero si me había soportado en un parque de atracciones suponía que no se moriría por llevarlo afuera. Mientras salíamos me preguntó si querría ir a algún lugar específico, me puse a pensar en lo que caminábamos hacia el ascensor y también escuché su respuesta, que fue muy Pai coded, aunque me regresó la pregunta.

—¡Bien! —atajé con livianidad y usé una mano para elevar el estuche de guitarra a mi espalda unos cuantos centímetros—. Kohaku, el presidente del club de música, me dejó tomar una de las guitarras. Ah, ¿te lo dije en algún momento? No me acuerdo, ¡da igual! Toco guitarra, pero lo dejé de lado al mudarme a Japón, así que retomarlo me hace ilusión.

Fui hablando y al llegar al ascensor presioné el botón, en cuanto las puertas se abrieron, busqué el brazo del muchacho para sujetarme a él y entrar al elevador. Siquiera lo pensé, solo lo hice y una vez dentro no se me ocurrió soltarlo, lo que hice fue presionar el botón a la planta baja.

—Podemos comer en una de las mesas del patio norte —sugerí entonces junto a una nueva sonrisa, retomando el tema del almuerzo.