Pasillo (Tercera planta)

—Well, no todos los artistas guapos y talentosos me tuvieron a mí de manager, so... —acoté, dejando la frase en el aire mientras pestañeaba con rapidez unas cuantas veces, y poco después de que ella volviera a hablar, mi sonrisa se ensanchó con una evidente cuota de emoción—. ¿Tú crees? She's really pretty, so I wouldn't mind... —añadí, sin poder evitar sonar un poco risueña ante la idea.

Sea como fuere, mi posterior pregunta logró sorprenderla un poco... o más bien diría que pareció despertarle algo de curiosidad. Alzó las cejas con aparente interés y mantuvo sus ojos sobre los míos, ¿intentando leer mis intenciones, quizás? Era bien evidente que mis palabras no tenían ninguna clase de segundas intenciones, así que no tuve problema en mantener la expresión inocente en lo que ella me miraba el tiempo que quisiera. Asentí con la cabeza ante su respuesta, y mi sonrisa volvió a ensancharse al notar que se inclinaba algo más en mi dirección.

>>¡Me parece que es la pregunta más inteligente, goldie! Estoy muy solicitada, tengo que sopesar mis propuestas~. Pero bueno, ya discutiremos las cláusulas de mi contrato en privado... —murmuré, con los dedos todavía distraídos en su mechón de pelo, y paseé la vista por sus labios antes de volver a buscar sus ojos como si nada—. Tu mamá era actriz, ¿cierto? ¿Le parece bien que hayas preferido ser cantante antes que seguir sus pasos?

 

—Are you that good? —me mofé en voz baja, sin tener intenciones reales de ofenderla.

Sólo me hacía gracia la desfachatez con la que soltaba tonterías tan poco humildes, me hacía acordar a Akira. Was it a blondies thing? Inmediatamente después su actitud dio un vuelco al mencionar a mi madre y mi sonrisa se ensanchó, divertida y hasta un poco enternecida. Si le contaba a mamá que conocerla había dejado tan ilusionada a una de mis compañeras seguro le alegraba la semana, con lo que disfrutaba de gustarle a la gente. Por otro lado, que le interesara llevarse bien con ella por ser linda...

—No tendrás segundas intenciones con mi querida madre, ¿o sí? —indagué, carcajeándome.

Su contraargumento cayó al instante, volvió a usar aquel apodo extraño y yo volví a preguntarme de dónde se lo había sacado, ¡si la rubia era ella! Ya de paso, también volvió a caer en el Cory mood y yo solté una risa nasal, meneando la cabeza. Me agradaba la gente con la suficiente self confidence, era refrescante y entretenido. Al oírla decir que discutiríamos el contrato en privado, mi sonrisa se suavizó y me incliné en su dirección, deslizando las manos por su cintura hasta rodearla.

—¿Como esa última vez? —murmuré sobre su oreja, conteniendo la diversión, y sentí un leve escalofrío recorrerme el cuerpo por la mera cercanía—. Cuando quieras~

Con eso dicho, retrocedí lo suficiente hasta abandonar su espacio, desarmando así su agarre. Le lancé un vistazo a medida que giraba el cuerpo y me apoyaba en la pared, a su lado. Lo último que dijo me arrancó una risa breve y apoyé los codos al borde de la ventana abierta. La brisa era agradable.

—A mamá le da exactamente igual lo que haga —respondí, en tono liviano; lo decía en el buen sentido, pues me daba la libertad de probar lo que quisiera—. Desde pequeña he hecho muchas cosas. He ido a clases de actuación, de canto, de baile, de modelaje, he hecho deportes y empezado a aprender varios instrumentos. Mamá siempre me dejó empezar y dejar lo que me apeteciera, y aunque sí es cierto que dejé muchas cosas, al final me decanté claramente por las que más hondo me habían calado. Ahora mismo, lo que más disfruto es componer, cantar y tocar música. Pero el día de mañana ¿quién sabe? La vida es larga y las personas somos seres volátiles.

Eh, eso había sonado cool, ¿no? Me sonreí, satisfecha, y traqueteé las uñas sobre la superficie metálica.

—What about you, peach? ¿Haces algo por fuera de la escuela?

 

Asentí con la cabeza de manera algo distraída tras escuchar la pregunta de Abby, sin darle demasiada importancia al tono de mofa que pareció imprimirle a sus palabras. Si tenía que ser sincera, a ratos me era difícil concentrarme con una chica bonita tan cerca de mí, por muy bien que se me diera disimular y parecer que estaba cien por cien puesta en la conversación... para mi fortuna, afirmar que era buena en cualquier no era para nada descabellado, por lo que mi pequeño desliz debería haber pasado desapercibido. Volví a centrar mi atención en ella al poco rato, de todos modos, y mi expresión volvió a adquirir un aire de inocencia ante su acusación tan absolutamente errada.

—¿Segundas intenciones? ¿Yo? ¡Qué cosas más atrevidas insinúas! —me quejé, llevándome una mano al pecho mientras fruncía ligeramente el ceño, en un gesto que pretendía hacerme ver ofendida por sus palabras.

No añadí nada más al asunto, de todas formas, porque la realidad era que sí tenía segundas intenciones con su querida madre y, lo que era todavía más importante, sentí cómo su cuerpo eliminaba la poca distancia que todavía lo separada del mío. Afiancé el agarre de la mano en su cadera cuando sentí su aliento rozándome la oreja y dejé salir un 'mhm' suave, al mismo tiempo que una sonrisa satisfecha se me extendía por los labios al recibir su oferta. Well, well... solo con eso podía considerar aquel receso como uno productivo.

Permití que se alejara por completo tras la escenita, a pesar de que a una parte de mí le hubiera gustado seguir en otro lugar más privado, y seguí con la mirada el movimiento que hizo hasta quedarse apoyada en la pared a mi lado. Escuché su explicación con atención, permitiendo que mis dedos pasaran a entretenerse con el borde de mi falda, y dejé escapar una risa nasal de nada ante su reflexión final.

>>That's nice —acabé por decir, pues porque me lo parecía el tener aquella libertad para experimentar, y poco después me encogí de hombros, algo más desinteresada—. Nothing much, I just like to have fun~. A veces voy al gimnasio, if I'm in the mood, y últimamente me gusta bastante boxear. En Chicago fui animadora un tiempo, aunque hace mucho que no hago nada parecido... —contesté, y al segundo me giré para poder mirarla mejor, dejando caer la cabeza hacia un lado para apoyarla sobre la pared y sonreírle con todo el encanto del mundo—. Anyways... ¿cuándo me vas a invitar a la disco aquella para veros cantar? I'm free anytime~

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I'M BACK !!!! for like a day (???? bueno, perdona por la tardanza once again :( like i said, prometo recompensarte (?) de momento, muchas gracias por dejarme rolear con Abby este ratito, it was really nice and i loved it like always <3

 

Su ofensa fue tan exacerbada y teatral que me arrancó una genuina carcajada divertida del pecho. Lo dejé estar, si acaso solté un "yeah, sure, my bad" que no pretendió discutirle de ninguna forma. Entonces me le acerqué, me marqué la tontería de turno y ya luego le regresé el espacio, satisfecha. Dudaba que tuviéramos tiempo de nada extraordinario y, además, seguía esperando un mensaje, por lo que me contenté limitándome a jalar apenas de los hilos.

Me contó que le gustaba ir al gimnasio y, suponía, hacer actividad física en general. Imaginarla boxeando me estiró una gran sonrisa en los labios, luego apareció el uniforme de porrista y ¿qué podía decir? Era una maravilla para mi imaginación. Seguí sus movimientos al notar que apoyaba la cabeza en la pared, a mi lado, y solté una risa nasal floja.

—Cuando tú me invites a verte boxear, quizá~ —reboté, sedosa, y bajando la vista a sus labios con toda la intención del mundo.

Sin embargo, en ese momento mi móvil vibró y lo revisé, comprobando que por fin Cory había llegado. Chequeé la hora, también, y chasqueé la lengua bajito. Tendría que apresurarme.

—Me encantaría seguir hablando, peach, pero el deber llama —avisé, despegándome de la pared, y le lancé un sonoro beso a la pasada—. See ya, bean!

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post choto y relámpago para cerrar JAJAJA *keeps the nyoooom* thank u bebi, always a pleasure rolear a las american lesbian gals

 

Tenía poco de haber salido al pasillo cuando noté a la distancia que la silueta de Yuta emergía de la 3-1. Llevaba las manos en los bolsillos, la postura encorvada de siempre y caminaba prácticamente como un zombie. La pereza y el sueño que debía tener me dieron una ventana decente de acción, puesto que, apenas verlo, el corazón me rebotó de golpe y me detuve, buscando alguna clase de distracción o escondite. Era tonto de mi parte, lo sabía, pero ocurría que, si hacíamos contacto visual, me sentiría en la obligación de ir hasta él y saludarlo. Y si él me notaba y se daba la vuelta, probablemente me entristeciera. No quería comprobar ninguno de los dos escenarios.

Y entonces vi a Fiorella.

Me sentaba bastante mal saber que la estaba usando prácticamente de escudo, pero al mismo tiempo era una buena excusa para volver a hablar con ella, ¿verdad? Giré el cuerpo, entonces, y me acerqué a la muchacha.

—Bianchi-san —la saludé con una sonrisa moderada y una leve inclinación—. ¿Cómo has estado?

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quem holiiis, ahora sí JAJAJA

 

Su respuesta fue concisa y no tenía motivos para dudar de ella, por lo que acentué levemente mi sonrisa y asentí antes de hablar. Existían preocupaciones en mi mente, claro, pero ¿no las teníamos todos? Empujarlas al plano más luminoso de la consciencia sólo por deporte era una práctica inútil y desgastante. Además, no conocía demasiado a Fiorella. No me sentiría cómoda cargándola con mis problemas a raíz de un capricho o un impulso de desahogo.

Me seguía pulsando tras la espalda la duda de si Yuta seguiría allí, mas no volteé.

—Ha ido tranquilo —resolví, con la misma simpleza que ella me había contestado, y su apunte me arrancó una risa breve—. Acudes con frecuencia a la sala de música, ¿cierto, Bianchi-san? Tiene sentido. Es un espacio pacífico y agradable.

Yo misma me restringía de poner pie adentro ya que ni siquiera era miembro del club y no sentía que me correspondiera, pero si Fiorella iba y coincidentemente me invitaba a acompañarla...

—¿De casualidad te apetece algo de compañía? —propuse, y en mi sonrisa se coló una chispa de ilusión.

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las podés ir arrastrando, si querés <3

 

Mi plan no había sido tan brillante, la verdad. Me di cuenta el día anterior al estar esperando el tren y notar que, de alguna forma, debía llegar a casa, pegarme una ducha, comprar los ingredientes para hoy y llegar a horario al trabajo. Vaya lío. Le dediqué el viaje a trazar un plan de acción, el más eficiente del mundo, entrando y saliendo y midiendo distancias en Google Maps y consultando el transporte público una y otra, y otra vez.

Terminé llegando veinte minutos tarde al Paraja y Haru me regañó, ¡pero no me arrepentía de nada!

El día fue tan caótico que olvidé responderle a Ilana, quien me había avisado que había conseguido que el muchacho le diera la llave, y hoy olvidé que me había olvidado. Fue cerca del receso, mientras oía la lección de la profesora, que di un respingo y casi tiré el bolígrafo con el cual jugueteaba entre mis dedos. Esperé a un momento de distracción de la señora para revisar el móvil y, al menos, enviarle un sticker. Puse el primero medianamente acorde que encontré y le escribí rápido que ya tenía todo para ponernos manos a la obra.

Poco después de la campana, vi a la chica aparecer en mi clase. Ella alzó la llave en alto y yo di algunas palmadas, muy contenta.

—You did it! —celebré, como si fuera la victoria del siglo.

Terminé de guardar mis cosas, agarré la bolsa donde había organizado todo y me puse en marcha. Al pasar junto al pupitre de Rowan, dejé caer un papelillo como quien no quiere la cosa y seguí hasta reunirme con Ilana, en el pasillo.

—Hola —la saludé, entusiasmada, girando el cuerpo para seguir hacia las escaleras—, ¿qué tal todo, linda? Veo que saliste victoriosa de la contienda, ¡mis felicidades!

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el papelito para Rowie pone "guess what? you may hear from me later. stay tuned, rowie"

 

¡Aquel iba a ser un día maravilloso! Al menos eso fue lo que me dije por la mañana, cuando vi que la rojez del rostro me había bajado lo suficiente como para que pudiera pasar por un simple sonrojo (si bien algo extendido) a ojos de los demás. ¡Me había puesto de muy buen humor por eso, en serio! Pero luego salí a la terraza para desayunar, vi las nubes tan feas que había en el cielo y toda la emoción se esfumó por completo de mi cuerpo. ¡Esas nubes no podía indicar nada bueno!

Tuve razón, por supuesto. Fue justo un poco antes de que empezara el receso que las nubes empezaron a descargarse, haciendo caer una lluvia que tenía toda la pinta de que iba a durar su buen rato. A decir verdad, no había estado entre mis planes salir a ningún sitio durante aquel descanso, pero el hecho de que no pudiera hacerlo por el tiempo me molestaba lo suficiente como para que ahora quisiera estar fuera.

Pero no había manera, ¿verdad? A pesar de todo, no había traído ningún paraguas conmigo, y ni en broma tenía intenciones de mojarme. Así pues, apoyé el codo sobre el alféizar de la ventana y solté un suspiro pesado mientras dejaba caer la mejilla sobre la mano, usando el dedo índice de la que tenía libre para seguir el camino de una gota sobre el cristal. Qué bajón...

 

Ay, la vida era tan deprimente... ¿Cómo era que una chica tan bonita como yo debía pasar sus pocos minutos de libertad confinada ahí dentro? ¿Qué había de justo en eso? ¡Nada de nada! ¿Y sabéis qué? Estaba completamente convencida que aquello era culpa de Yutarín. ¿Cómo y por qué? No tenía ni idea. Pero había decidido que todo lo malo que me sucedía debía ser culpa de Yuta, así que... ¡se iba a enterar la próxima vez que lo viera!

A aquellas alturas estaba tan aburrida que había empezado a pensar toda clase de tonterías, claro. Sin embargo, la suerte decidió sonreírme un poco durante mi más absoluta decadencia, pues reconocí a mis espaldas una voz que me resultó familiar y me giré con la emoción impresa por todo mi rostro, como si de verdad alguien hubiera venido a rescatarme de un destino peor que la muerte. Bueno, ¿qué podía decir? Mi sueño no era ser actriz por nada, es que de verdad se me daba bien~

—¡Por supuesto, Tora-kun! ¿No te parece que es una de las mayores tragedias que podría suceder en verano? —cuestioné, con tal pasión en mi tono de voz que cualquiera pensaría que creía fervientemente en esa idea, y al poco rato giré la cabeza para mirar al chico que parecía estar acompañando a Tora, ladeando apenas la misma en un gesto de curiosidad—. ¿Te conozco?

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no hay problema, para eso la dejé libre uwu

 

Tora se acopló a mi tontería con facilidad, lo que solo logró hacerme sentir todavía más justificada en mis teatrales quejas. Asentí un par de veces con la cabeza ante su propuesta de hacerlo un pecado capital, con un convencimiento absoluto, y apenas un segundo después mi semblante se transformó, pues pasé de mi completa indignación a dedicarles una sonrisa animada a ambos.

—¡Para nada! —afirmé, poniendo los brazos en jarra con expresión decidida—. ¡Voy a aprovechar vuestra aparición hasta el último segundo, Tora-kun!

Con eso decidido, esperé a que el muchacho pelirrojo se presentara para seguir hablando con ellos. Lo que acabó pasando, sin embargo, fue que el chico se enfadó porque Tora hubiera hablado de él, el rubio se adjudicó la responsabilidad de presentarnos y Rowan finalizó hablando del otro como si fuera una mascota a medio educar. Toda la sucesión de eventos me hizo bastante gracia, por lo que no pude hacer nada para reprimir la risilla que se me formó hacia el final de la escena.

>>Yumemi Riamu, encantada —aclaré también, pensando que quizás no se sentía cómodo usando apodos tan pronto—. Para nada, hicimos la entrevista sin ningún problema. De hecho, no hemos hablado mucho, así que no te molestes por que no te hubiera nombrado —añadí, suavizando la sonrisa, y me llevé las manos tras la espalda mientras daba un par de botecitos en el sitio—. ¿Ibais a algún sitio antes de encontrarme? Os puedo acompañar, si no es mucha molestia.

 

El fin de semana había estado bastante... entretenido. El viernes habíamos vuelto a caer, como era costumbre, en el bar de Hayato; Anna no había mostrado la cara pero Ko sí fue, y contrario a lo que había temido, no me costó prácticamente nada fingir demencia. Suponía que era más fácil con él, quien se limitaba a existir sin hacer preguntas complejas. Por otro lado, sentía los ojos de mi hermano sobre mí con cierta frecuencia, los llevaba sintiendo toda la semana, y pensé que no podía culparlo. Era probable que notara la disrupción suspendida en el aire, la nube sin nombre ni forma, así como yo la veía con claridad. Pero no indagaba, y yo estaba bien así.

El resto del fin de semana había acabado arrastrado por Frank para trabajar por primera vez en mucho tiempo. Unas cobranzas, unos amables recordatorios, y luego me llevó a beber a cualquier agujero. El domingo, sin embargo, con el fiasco del miércoles presente me regresé temprano a casa, y antes de bajarme del coche él dejó caer un fajo de billetes sobre mi regazo. No lo cuestioné ni lo agradecí, sólo le sonreí, lo tomé y me despedí, de él y del muchacho que andaba como chofer suyo últimamente.

No había sueños ruidosos, ni pesadillas oscuras, ni cantos de sirena palpitando desde las esquinas. No había nada, y me agradaba.

Como me había portado bien, el lunes llegué a horario a la escuela. Dejé mis cosas en mi pupitre y volví a salir del aula, dispuesto a fumar un poco en la azotea, cuando vi a Dunn desapareciendo por la escalerilla que daba al rellano y suspiré. Bueno, ahí se iban mis planes. Podría haberme metido a un baño, pero personalmente no disfrutaba mucho de fumar en espacios cerrados. Había cierto... ritual que cumplir, ¿no? Y, al parecer, freírme las neuronas al sol era parte de él. Giré sobre mis talones con la intención de echar un vistazo por las ventanas, y al hacerlo noté que me había detenido prácticamente al lado de Alisha. Topé con sus ojos, asumí que estaba al tanto de mi situación y esbocé una sonrisa de derrota.

—A esta escuela le hacen falta más espacios para romper las reglas, ¿no crees? —bromeé.

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Amane heyo, my love

 

¿Cómo podía ponerlo de manera bonita...? El jueves me tiré a la cama nada más llegar a casa y nada fue capaz de despertarme hasta bien pasadas las once del día siguiente. Había tenido intenciones de al menos ir a las clases de la tarde, pero granny me preparó un brunch imposible de ignorar y me insistió en que no pasaba nada por faltar un viernes, incluso si le dije que ya había perdido la mitad de las clases el día anterior. A ella no podía decirle que no, así que acabé pasando todo el día con ella y... oh, ¿a quién intentaba engañar? Era justo lo que necesitaba.

Pasé el fin de semana bastante tranquila, a decir verdad. No negaría que tuve ganas de repetir lo del miércoles más de una vez, pero me negaba a que la abuela me viese en un estado tan deplorable; así pues, tuve que hacer acopio de todos los resquicios de fuerza de voluntad que tuviera en mí para quedarme bien quietecita en casa. Hubo momentos peores que otros, aunque el hecho de que granny estuviera en casa me permitía distraerme con mayor facilidad que si hubiera estado completamente sola.

Así llegó el lunes y yo, que me había estado portando como una santa, mantuve la buena racha al despertarme bien tempranito y llegar a la academia con tiempo de sobra. El problema de eso era, por supuesto, que debía encontrar alguna clase de entretenimiento inocente hasta que empezaran las clases o acabaría por caer en la tentación de hacer alguna tontería; cosa que no era muy difícil considerando mi vasta experiencia en ello, cabía aclarar. Mi salvación vino en forma de un chico guapo (of course!), pues Kakeru apareció a mi lado justo cuando me estaba empezando a aburrir de mirar el paisaje.

—You bet! —concordé, dejando salir una carcajada ligera—. La directora nos tiene demasiado controlados, she's a witch.

Suspiré con pesadez mientras negaba una par de veces con la cabeza, en un gesto de derrota. No tardé en sonreírle de nuevo, sin embargo, y me eché hacia atrás para apoyar la espalda en la pared, aprovechando el movimiento para repasarlo con la mirada. ¿Necesitaba un sitio para fumar que no fuera la azotea? Quizás podría darle alguna solución, aunque...

>>¿Cómo has estado, monte Fuji? Hacía un montonazo que no veía tu carita bonita... that makes me really sad, y'know~?

...prefería atraparlo para que me hiciese compañía, not gonna lie.

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heyo, mi beautiful wife uwu

 

—De verdad, ¿quién se cree? —convine, frunciendo levemente el ceño y guardando las manos en los bolsillos—. Ni que fuera la adulta responsable de educar a un montón de adolescentes.

Al terminar de hablar, relajé el semblante y una sonrisa me descubrió la dentadura. Combinó con su propia sonrisa y desvié la mirada hacia la ventana tras Alisha conforme ella se apoyaba en la pared. Sus ojos se mantuvieron en mi silueta, pero notarlo me resultó francamente indiferente. Detallé el azul del cielo, algún árbol en la lejanía, un pajarito, y su voz volvió a alcanzar mis oídos. La estupidez de la cara bonita me acentuó la sonrisa apenas y, cuando volví a mirarla, advertí a nuestro costado que Verónica desaparecía escaleras arriba, hacia la azotea. Recordé sin pretenderlo las escasas veces que los había visto juntos, a Dunn y a ella, y algo en la idea, por extraño e inconexo que pareciera, encastró de repente. ¿Debía concederle espacio? ¿Tenía sentido? Presté atención a mi cuerpo, a mi mente, nada se agitó y regresé la mirada a Alisha. Me llevé una mano al pecho.

—¿Ahora mismo? Con el corazón roto —bromeé, con liviandad.

Mi voz no reflejó un exceso de burla o de sarcasmo, aunque el componente fuese inevitable y era consciente de ello. Quizá me estuviera limitando a reflejar el sentido del humor que, intuía, le agradaba a esta chica. Adecuarse a las expectativas ajenas era útil para pasar desapercibido, y siempre me había resultado... ¿natural?

—Pero, en general, bien. Ayer cené un montón de carne asada, no me quejo —continué, regresando la mano al bolsillo—. ¿Tú, Ai-chan? ¿Menos triste ahora que viste mi carita? Al menos esta vez nos encontramos en condiciones menos dramáticas.

Ahora que lo pensaba, ¿qué habían estado haciendo esta chica y Kohaku en el baño? ¿Se habrían liado? No me los imaginaba para nada, vaya. Ella debía tener más carne que él en el cuerpo.

 

Rodé apenas los ojos al recibir su respuesta tan irónica, exagerando el gesto un poco más de lo necesario para dejar claro que igual no iba en serio. En el fondo sabía que la directora y los docentes tenían que cuidarnos y todas esas cosas, pero no podía evitar pensar que tanta camarita era un poco innecesaria; tampoco era yo la mejor persona para hablar, que en definitiva siempre había tenido problemas con las figuras de autoridad.

Mientras yo me apoyaba en la pared y le hacía la inspección rutinaria, el muchacho llevó su mirada al exterior a través de la ventana y eso, a decir verdad, no me molestó lo más mínimo. Era un poco extraño, pero aparte de que obviamente me parecía un muchachito atractivo, también me causaba algo de... ¿ternura? No tenía ni idea; lo único que sabía era que su rechazo e indiferencia hacia mis flirteos no me molestaba tanto como de otros chicos, y quizás eso fuese algo bueno. De todos modos, tener la atención puesta sobre él me permitió seguir el recorrido de su mirada, y cuando al poco rato me respondió que estaba con el corazón roto, no necesité mucho más para atar cabos.

—Seriously? —solté en un evidente tono de queja, no sin antes haber resoplado con algo de hastío—. Primero Cayden, ahora tú... I don't get it. I mean, she's nice and all that, pero se comporta como una cría... ¿acaso no soy yo mejor partido? —cuestioné aquello último mientras le hacía algo de ojitos, a la espera de una respuesta muy específica de su parte—. Well, in any case... al parecer, el otro día Verónica se plantó aquí llevando la chaqueta de Cayden y todo, ¿sabes? And let me tell you something, yo solo me pongo la ropa de los chicos con los que me he liado... do with that what you will~

Honestamente, no pude evitarlo; es que era una jodida chismosa que aprovechaba la más mínima oportunidad. ¡Era mucho más fuerte que yo!

Sea como fuere, giré el cuerpo para pasar a apoyar el hombro en la pared, y así pude verlo mejor mientras me seguía hablando. Le dediqué una sonrisa ligera cuando me dijo que había comido un montón de carne asada, porque aquello sonaba como un muy buen plan, y después acabé por dejar caer la cabeza hacia un lado mientras soltaba una risa nasal divertida. Ah, this lil' shit...

>>Of course~ Pocas cosas podrían haberme alegrado más la mañana que poder ver tu carita, so I thank you for your service~ —dramaticé, haciendo una floritura con la mano para simular una reverencia—. Perdona por interrumpir tu almuerzo el otro día, por cierto. No sabía que era amigo del estirado de Shinomiya, ¿eh? No te pega nada.

 

Mi suerte de broma había provocado una evidente queja en ella, parecía molesta respecto a algo y mi desconcierto fue bastante grande. La miré con el ceño levemente fruncido conforme alejaba la mano de mi pecho, y no fue hasta que siguió hablando que entendí. ¿Estaba...? Bueno, a ver, era Alisha, ¿no? Probablemente también bromeara, aunque sí sonaba a que el hastío, aún siendo exagerado, provenía de alguna parte. Al final se me asemejó a una niña pequeña haciendo berrinche y sonreí, entre divertido y algo enternecido. No había pretendido referirme a Verónica de esa manera, no había llegado a verla así nunca, pero dudaba que fuera lo que quería escuchar, ¿cierto?

—Cualquiera que falle en ver tu belleza es porque no tiene ojos —respondí, tan fresco, sin sentir la más pequeña turbulencia en mi interior.

Seguía, al fin y al cabo, adecuándome a sus expectativas. Además, era sencillo hablar con Alisha porque sabía que no esperaba una mierda de mí. Le seguí dando vueltas y pensé que quizá le hubiese ocurrido algo con Dunn antes, que la hubiese rechazado o algo, y la idea quiso hacerme gracia. Cuando evidenció intenciones de seguir hablando, regresé mi atención a ella y alcé las cejas, sorprendido por la primicia. Una sonrisa torció levemente una de mis comisuras y solté una risa nasal. No me afectaba demasiado, sólo era graciosa y un poco amarga la seguidilla de... reemplazos.

Normal, con lo mediocre y aburrido que eres.​

Calla.

—Ya decía yo que llevaba rato sin hablarme —solté al aire, aún con el tono inofensivo de antes, aunque una sonrisa fugaz pasó por mi rostro—. ¿Y tú, Ai-chan? ¿Acaso alguien tuvo el descaro de rechazarte? Ese "Primero Cayden y ahora tú" sonó un poquito personal.

Al final volví a molestarla y ella se adecuó con una buena dosis de ironía, lo que me ensanchó la sonrisa. No esperaba que mi existencia alegrara absolutamente a nadie, por eso podía bromear al respecto sin titubear. La mención de Kou me sacó de eje por un instante, no lo demostré y mantuve la sonrisa.

—Discúlpate con él, que era su cumpleaños —repliqué de inmediato y luego me encogí de hombros, girándome para apoyarme en la pared, a su lado; la miré—. No combinamos muy bien, ¿cierto? Nos conocemos desde la media. Supongo que somos de esos amigos que junta la vida y que no pegan ni con moco, pero que de alguna manera funcionan juntos... o algo así.

No me apetecía demasiado hablar de mi amistad con Kou en este preciso momento, fue lo que pensé de primera mano. Al ponerlo en palabras, sin embargo, descubrí que nada me costó demasiado trabajo. La idea fluyó y las imágenes se sucedieron con naturalidad, y me pregunté si acaso estaría luchando contra molinos de viento. ¿Debía aceptar que seguía viéndolo como mi amigo, sin más? ¿Hacerlo era imprudente o cobarde de mi parte?

—Pero sí, creo que... es mi mejor amigo —continué poco después, esbozando una pequeña sonrisa, y regresé a sus ojos—. ¿Tienes mejor amigo, Ai-chan?

Esto de repente parecía una charla de preescolar, y la idea me amplió la sonrisa.

 

La respuesta de Kakeru fue exactamente lo que había esperado recibir de su parte, por lo que me fue imposible reprimir la expresión de satisfacción que se extendió por mi rostro tras escucharlo. Asentí un par de veces con la cabeza mientras cerraba los ojos, claramente encantada (y habiendo olvidado ya mi berrinche anterior), y me mantuve sonriendo risueña hasta que el muchacho retomó la palabra. Lo miré con algo de curiosidad cuando mencionó que la otra chica llevaba tiempo sin hablarle, pero no tuve demasiado tiempo para pensar en ello, pues su posterior pregunta me hizo soltar una risa nasal divertida.

—Hay gente que se atreve a rechazarme, sí. ¿Te lo puedes creer? Well, yes, porque resulta que tú eres uno de ellos, sin ir más lejos... —contesté, haciendo un puchero con los labios para recalcar mi continuo descontento con ello, y al poco rato fruncí el ceño, llevando la vista al frente—. No es nada personal, ¿eh? Actually, con Cayden ya me he besado. Been there, done that, you know. Solo me parece muy raro, no sé... desde que lo conozco pierde los calzones por Kohaku, para empezar, ¿y ahora se lía con Verónica? Supongo que para gustos, colores, qué sé yo.

Me encogí de hombros tras la conclusión de mi discurso, con cierto desinterés. A decir verdad, tampoco era que tuviera especial interés en la vida amorosa de Cayden; más allá del evidente chisme, quería decir. Y si había algo de verdad colada en las aparentemente inocentes bromas de Kakeru, pues tampoco quería ser yo quien le hiciera sentir mal indagando demasiado, vaya.

>>Oh, boy. ¿Os estropeé la cita en su cumpleaños? Paso, entonces. No quiero que me escup- Wait, scratch that. Maybe I'll talk to him~ —intervine, sin poder evitar la diversión extra en mi tono de voz hacia el final.

Le dediqué toda mi atención después, pues me explicó que conocía a Shinomiya desde la escuela media y que era su mejor amigos, y toda la tanda de información me hizo sonreír con suavidad.

>>Awns, look at you! So cutie~ —lo piqué, levantando una mano para tironearle apenas de la mejilla—. Esas cosas pasan, ¿no? A veces nos llevamos mejor con personas diametralmente opuestas, so. En mi caso... well, Joey es mi mejor amigo —acoté al instante de recibir su pregunta, sin dudarlo ni un segundo, y una pequeña sonrisa se me formó en los labios durante unos segundos—. ¿Tú le guardas secretos al tuyo, tho? Porque yo sí, y a veces no me siento tan buena amiga por ello...

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ahora me voy a quedar con ganas de que estos dos chismorreen más </3