Interior Casilleros

Tema en 'Planta baja' iniciado por Yugen, 9 Abril 2020.

  1.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,805
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Jez.png

    Todavía no procesaba todo lo que Vero me había contado, pero bueno era algo que me entraría en la cabeza con el tiempo, como todo, al menos esto era un poco más... simpático o eso quería pensar yo. Dudaba que ella fuese tan ingenua como yo para hacerse ideas extrañas, pero eso también era algo que solo el tiempo diría. Como fuese, esa mañana no tenía ningún plan respecto a nada, sólo recordaba el almuerzo con Hubert y ya.

    En la entrada había visto al amigo de Altan, parecía estar presentando a su amiga con la chica que no traía uniforme de la academia y de por sí parecía algo mayor. Al entrar al edificio fui directo a la zona de tercero, vi a Anna, Ishikawa y Altan mientras él escarbaba en la mochila, supuse que buscando algo para ella y aunque lo observé unos segundos, más allá noté a Adara y... Pues tenía cosas pendientes todavía, además de que mi casillero estaba por allá.

    Le di los buenos días a los tres junto a una sonrisa aunque Al seguía buscando en la mochila y caminé hacia la morena. Apenas estuve más cerca de ella noté que estaba absorta en sus pensamientos, así que dudé de lo que sea que iba a hacer, que no tenía idea de lo que era para empezar. Altan era distante, me había tenido que plantar a decirle que sus medidas esta vez me habían hecho daño, pero era mi amigo desde hace años y me parecía coherente el esfuerzo. Con Adara me costaba más.

    Era una buena chica, eso no lo dudaba, y necesitaba de apoyo, pero también había llegado a cuestionarme si tener que hacer tanto esfuerzo consciente no era un poco problemático. Me había dejado abrazarla en casa y demás, pero el resto era complicado y enrevesado, pero no me sabía bien sólo dejarla. Quizás era necio y contradictorio de mi parte.

    —Ada —la llamé y le toqué el hombro—, ¿te sientes bien, cariño?

    Estaba esperando su respuesta cuando Cay pasó antes de perderse en dirección al pasillo, me dedicó una sonrisa pequeña y estuve por detenerlo cuando me acordé que Vero había pedido ser ella quien le hablara. Quizás fuese a reunirse con ella o quién sabe.


    AltanCL.png

    Por supuesto que la respuesta al vistazo que le eché a Kohaku fue una de esas sonrisas que hacían que pareciera libre de todo pecado, notarlo me quiso hacer reír, pero volví la atención a Anna a la que de por sí se le notó la emoción por el regalo. Igual pronto entró en modo Ishi, se veía que sólo pescaba las manías, y me quedé muy quietecito esperando que me contara lo que había pasado, aunque no anticipé lo demás.

    Emily apareció y la saludé con una inclinación ligera, pero para sorpresa de toda la comitiva le dejó un almuerzo a Sugawara. Fue casi un reflejo, pero miré a Kohaku y luego a Anna, que ya habían intercambiado una mirada entre ellos de por sí, y también tuve que tragarme la risa que casi se me sale y que creí jurar había estado por escapársele también a Kohaku. Era un poco cruel, pero lo tieso que se había quedado Sugawara era gracioso.

    Por supuesto que Anna reclamó apenas Emily desapareció y quizás algo de razón tenía, incluso si sonaba a capricho, aunque también Ishi tenía razón en que tal vez le habría dado vergüenza detenerse demasiado aquí. Puede que el obstáculo fuese yo, pero prefería ahorrarnos a los cuatro la incomodidad de mencionarlo. Igual Sugawara huyó y Kohaku regresó la atención a nosotros, recordando lo del regalo. Se me escapó una risa por la nariz y asentí, era toda la esperanza que nos quedaba para mejorarle el humor a la pobre criatura, ¿a qué sí?

    —Un desastre, como siempre. ¿Has visto todo lo que puede pasar en cinco minutos? —dije a lo de la mañana movida y me quité la mochila de la espalda para buscar el set de bolígrafos—. Si me olvido del regalo seguro también termino siendo cuestionado como Emily y no sé si mi corazón soporte eso.

    La tontería la dije porque sí, no pretendía molestarla de verdad. En todo caso, mientras esculcaba la mochila Jez pasó en dirección a su casillero no sin antes darnos los buenos días a los tres y luego de una sonrisa continuó su camino hacia la que me pareció era Makris. Igual no le llevé tanto el apunte, encontré lo que buscaba y después de revisar que el dichoso regalo no tuviese el precio por ningún lado lo extendí hacia ella. No me di cuenta en verdad, pero suavicé la sonrisa.

    —No es la gran cosa, just a little something.

    That's cute —oí que soltaba Cayden en voz baja casi encima de mí, se había materializado del aire y al mirarme se sonrió entre divertido y satisfecho.

    Otro al que nada más se le pegaba lo malo, ¿esto qué era? Le iba a cobrar al par de cabrones por comerse la película con semejante descaro. De todas formas no se detuvo demasiado en nosotros, traía el móvil en una mano y pareció echarle un vistazo antes de suspirar, fue allí que le dio un toquecito cariñoso a Anna en la espalda con la mano libre y luego alcanzó a Kohaku para darle una palmadita en la cabeza como si fuese un niño, se le habían suavizado todas las facciones al hacerlo aunque se notaba que fue un poco para molestarlo.

    —Disfruta tu regalo —dijo para Anna junto a una risa que no cargó una pizca de malicia cuando ya había echado a caminar, después le habló a Ishi —. Bienvenido de regreso, Ko-chan, see you.


    man y el desorden que seguía porque los que tenían que pasar no los iban a ignorar JAJAJ

    el regalito para la niña
     
    • Fangirl Fangirl x 2
    • Adorable Adorable x 1
  2.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,000
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Anna 8.png

    ¡Qué descaro, en serio! ¿Desde cuándo Emi y Sugawara se llevaban tan bien? ¿Por qué le traía almuercito casero sólo a él? ¿Los demás estábamos de adorno o cómo? Pues parecía, con la forma en que había huido. Mini Ishi decía que le daba vergüenza, pero ¿por qué se tomaría la molestia de cocinarle y darle el bento frente a todos nosotros si luego entraría en pánico? ¿Acaso... ni nos había visto? ¡Pues peor me lo ponía! Yo la reconocería en medio de una multitud ¡y con los ojos cerrados!

    No, de verdad, ¿por qué le cocinaba a Sugawara? No era que le gustara... ¿cierto? ¿Él y mini Ishi no tenían como algo? ¿Y a Emi no le gustaba Ko, para empezar? Aunque fuera un poquito. ¡Ah, qué lío! Podría haberla perseguido hasta la línea de segundo, hasta los confines del mundo si era necesario con tal de sonsacarle el chisme, pero la voz de mini Ishi me recordó lo que nos tenía aquí reunidos. ¡Cierto, el regalo!

    Me hacía ilusión, obvio, aunque siguiera con el ceño y los labios fruncidos. Alcé la mirada a Altan tras notar que movía su mochila, relajando parcialmente mi semblante sin darme cuenta, y saludé a Jez un poco a la pasada, con mi atención demasiado dividida entre la curiosidad y los resabios de molestia. Tal vez intenté contenerlo, tal vez no, pero acabé estirándome sobre mis puntillas para anticiparme a lo que Altan sacara. Identifiqué la forma de unos útiles al instante y la sonrisa me cruzó el rostro con plena ilusión. Regresé a la planta de mis pies y aguardé muy obediente a que me extendiera los bolígrafos con las palmas hacia arriba.

    —¿Qué dices? Si están super bonitos —le repliqué al instante, soltando una risa genuina.

    Tenía los ojos clavados en el regalo, poniéndome cada vez más contenta por lo pastelosos que se veían los colores; oí a Cayden, claro, sólo que me tomó un par de segundos brindarle mi atención. ¿Los habría comprado Al? ¿Tal vez los vio y le recordaron a mí? La idea me resultó cálida en el centro del pecho y para ese momento ya toda la molestia se había desvanecido. Alcé el rostro al sentir la mano de Cayden en mi espalda y giré la cabeza en ambas direcciones hasta encontrar sus ojos, por poco no acabé comiéndome el cabello.

    —¡Mira! —exclamé, pretendiendo retenerlo sólo un momento.

    Mi intención sólo había sido esa, mostrárselos. Cuando se dirigió a Kohaku, acerqué los bolígrafos a mi pecho con ambas manos y le sonreí a Altan.

    —Gracias, Al, están muy lindos. ¡Hoy mismo los estreno! Nakano-sensei a veces se me queja de que uso demasiados colores y no se me entiende del todo bien, pero ¿qué voy a hacer si me gustan todos?

    Entre tanto, Kohaku había atendido a sus deberes sociales sin despegarse de su lugar. Saludó a Jez, husmeó el regalo y recibió la mano de Cayden sobre su cabeza con el ceño fruncido; poco tardó en quitárselo de encima, aún si lo hizo con delicadeza, y pese a no abrir la boca se notó el reproche casi infantil en su expresión. Le sonreí a Cayden y asentí, y habiéndome girado hacia ellos noté que su despedida suspendía a mini Ishi en un punto intermedio, como si lo hubiese dejado con la palabra atorada en la boca.

    —Adiós —le respondió, renovando su sonrisa.

    No creía que Cayden lo hubiese notado, de hecho parecía llevar prisa.

    —Iré subiendo, entonces —nos avisó Ko, alzando levemente su mano—. Nos vemos, chicos.

    Bueno, eso nos dejaba... a solas. Recogí las manos tras la espalda, los bolígrafos entre ellas, y comencé a balancear el torso de lado a lado.

    —¿Todo bien, Al?

    Literalmente acababa de hacerle la misma pregunta pero, para sorpresa de nadie, la lengua me funcionó antes que el cerebro.
     
    • Adorable Adorable x 2
    • Gracioso Gracioso x 1
  3.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,805
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    AltanCL.png

    Pobre Emily, la que iba a comerse cuando Anna la pescara iba a ser de película, pero también podría haberse esperado al receso si no quería delatarse en frente de tres almas más. Y eso que yo no me sabía el resto de direcciones del chisme, porque habría sido todavía más difícil de entender y por una vez en la vida habría quedado como Anna tratando de darle forma al asunto.

    Para el caso, si retuvimos a Anna aquí fue por el famoso regalo, pero incluso al recordárselo se quedó con tremenda cara de enfurruñada y tuve que luchar con mucha fuerza para no reírme de verdad. De todas formas la emoción acabó venciéndola, como uno podría estimar, y se puso de puntillas para husmear y la sonrisa que le alcanzó el rostro fue muy bonita, lo suficiente para distraerme de otras cosas. Esperó a que se los diera, pero yo ya había dejado de ponerle atención a los bolígrafos y me había quedado mirándola a ella.

    —Me alegra que te gusten —convine con suavidad.

    Reaccionó a Dunn hasta que él la tocó, al buscar sus ojos poco le faltó para comerse su propio cabello y él se rio por lo bajo ante la emoción ajena, creí alcanzar a notar que asentía con la cabeza como si le dijera con ese gesto que estaban muy bonitos. Hubo algo en sus ojos, una pizca de ternura revuelta con algo más, que se diluyó con rapidez. Fue un chispazo de lucidez, pero me acordé que había llegado a sentir un remedo de celos por este grandísimo imbécil y ahora no tenía sentido alguno. Cada quien estaba cegado en sus cosas y él sólo parecía tratarla con cariño a pesar de eso.

    Yo había sido siempre un idiota, luego se me salió demasiado de control.

    —Nakano-sensei no puede detener la mente de un artista, ¿o sí? Que no te silencien, An —bromeé con la mayoría de la atención en ella—. Y si tiene quejas que las ponga en un buzón. Le escribes "buzón de quejas" a una caja usando todos los colores posibles.

    Pobre profesor, seguro se sentaba a revisar aquel vómito de unicornio y quería morirse, pero pues ni modo. Si unos lapiceros de colores alegraban tanto a Anna, por mí que Nakano se aguantara el resto del año. Igual estaba seguro de que iban a gustarle por aquella conversación de las torres de bolígrafos que había desembocado en los sets estos de ciento y pico. Por ahora no iba a aparecer con un armatoste de esos.

    En el segundo plano vi a Ishi quitarse la mano de Cayden de encima, el reproche en su rostro seguro que sólo no fue más que combustible para el otro aunque su aparición y despedida fue fugaz. No dio tiempo en verdad a nada y di por sentado que no pudo ver que Kohaku se quedó con algo atascado, porque habría girado en redondo para volver con él de ser el caso, el soft spot se le notaba de aquí al espacio. De todas maneras por la forma en que se despidió me pareció que lo vería luego.

    —Hasta luego, Ishi —despedí al chico también con un movimiento de mano y antes de que se nos fuese muy lejos dije algo más—. No creas que el cine te sale gratis, eh.

    Bueno, habíamos pasado de ser una legión a quedar solo nosotros y cuando regresé a Anna tenía las manos tras la espalda, balanceándose de lado a lado. Me preguntó lo mismo que cuando aparecí y antes que molestarme me hizo algo de gracia. A pesar de que todos los eventos en seguidilla me habían despabilado, todavía no estaba a toda potencia ni nada, así que no lo pensé antes de volver a estirar la mano hacia ella, esta vez para pellizcarle la mejilla.

    —Todo bien, al menos ya viene el finde, que con el calor de los últimos días esto de venir a clases es peor que de costumbre. Aunque no sé si prefiero eso ahora —giré la cabeza un momento, intención de echar un vistazo al exterior—. Nos va a diluviar, ¿tienes sombrilla por si se cae el cielo a la salida? ¿Qué tan precavida eres en verdad?

    Como si no supiera la posible respuesta.
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  4.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,000
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Anna 8.png

    La idea del buzón de quejas me arrancó una risa liviana, pues me imaginé haciéndolo y comiéndome una sanción de aquellas. Otra, quería decir. En condiciones más amenas o si tuviera una relación diferente con el profesor quizá valiera como broma, pero aquí en Japón la gente no tenía mucha gracia; en especial el perezoso de Nakano-sensei.

    —¿Artista? ¿Has visto mis dibujos? Un mono debe hacer mejores árboles que yo.

    Cuando Kohaku se iba agité la mano para despedirlo y, en broma, le grité "¡nos vemos, sensei!". El comentario de Altan me estiró la sonrisa y mini Ishi, en toda su gloriosa paciencia, se detuvo y medio giró el cuerpo.

    —Me lo cobras cuando quieras, entonces —respondió, y conforme se iba agregó—: Y como quieras~

    Dios mío, si sería desvergonzado el mocoso. Solté una risa nasal, luego me di cuenta que nos habíamos quedado solos y me cayeron los nervios de golpe. Era bastante tonto considerando que ya habíamos hablado en la entrada y que me lo había topado en el invernadero luego del... desliz en la sala de música, pero una no elegía cómo sentirse frente a situaciones repentinas, ¿o sí? Mi plan había sido hablarle a mini Ishi de la tocada de ayer, nada más. Altan no parecía preocupado, en cualquier caso, hasta se tomó la libertad de pellizcarme la mejilla y todo. ¿Qué quería? ¿Que volviera a enfadarme? Costarme no me costaba, precisamente.

    Igual iba de coña, aún si arrugué el ceño y todo. Este idiota siempre me ponía blandita y encima acababa de regalarme bolígrafos de colores, estaba en completa y absoluta desventaja.

    —¿Sombrilla? ¿Qué es eso? —respondí, riéndome—. Lo pensé, la verdad, pero en casa ahora sólo hay una y mamá ya se la había llevado. ¿Sabías que roban más paraguas transparentes que negros? Científicamente comprobado, lo vi en un reel. Además el mío era transparente y desapareció de afuera de la tienda de conveniencia, así que no lo digo ni yo ni la ciencia, lo dicen los hechos.

    Si se caía el cielo pues tendría que improvisar, pero quería confiar en que el diluvio universal no ocurriría justo en mis caminatas hacia o desde la estación. Le eché un vistazo a los pies de Al para comprobar si ya había hecho el cambio y me pregunté si debería regresar a mi fila, o despedirme, o quedarme con él, o buscar la solución para la hambruna mundial.

    Alcé las cejas de repente.

    —¡Cierto! ¡El secreto misterioso! —Si era un secreto de por sí era misterioso, ¿no?—. Lo que le conté a mini Ishi es que ayer fui a la sala de música con la guitarra porque en teoría me juntaba con él pero al final faltó a la escuela, no sé si sabías. Ahí me encontré a una chica del club, Fiore, y a una amiga suya. Las pillé cantando y tocando el piano, sonaba muy lindo y entonces charlamos un poco hasta que Fiore me dijo si quería tocar con ellas. Lo dudé un poco, de hecho al principio le dije que no, pero al final me animé y estuvo muy bonito y divertido.

    Había soltado la información bastante rápido pues era básicamente una repetición de hace diez minutos, y ya habiendo completado eso sonreí con más suavidad, bajándole dos rayitas al ritmo.

    —Cuando vivía en Argentina mi familia se la pasaba tocando música en torno a fogones y yo crecí viéndolos, pero no formando parte. Crecí viendo a papá tocar la guitarra y la armónica, a mamá cantando, y este último tiempo me estuvo picando mucho el bichito de... como de vivir eso, ¿no? Y saber qué se siente. Obviamente no fue perfecto, me equivoqué algunos acordes, se me atrasó el tempo y desafiné cantando, pero fue... —Intenté encontrar la palabra justa, abstraída, y como todo resultado presioné una mano en mi pecho—. Siempre me gustó la música, obvio, pero esto es diferente. Y me puso muy contenta haberme animado a hacerlo.
     
    • Adorable Adorable x 2
  5.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,805
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    AltanCL.png

    —Artista contemporánea entonces —bromeé a lo de que un mono debía hacer mejores árboles.

    No imaginaba a Anna teniendo grandes dotes de dibujante, la verdad fuese dicha, pero eso era lo de menos, tampoco iba a pintarse un Van Gogh con unos bolígrafos. De todas formas, ambos despedimos a Kohaku y el cabrón me contestó una tontería que alcanzó para hacerme reír.

    —Lo pensaré —contesté porque sí, porque tenía su gracia.

    Que nos quedáramos solos no me molestaba o preocupaba grandemente ahora mismo, el desliz de la sala de música existía y era innegable. Aceptaba que habría querrido que pasara porque no podía seguir renegando de las cosas que sentía, pero entendía que quizás no fuese lo mejor. Íbamos bien y quería confiar en que podíamos seguir así.

    Ante mi tontería de pellizcarle la mejilla arrugó el ceño, pero no pasó a más y sonreí. No creía que volviera a enfurruñarse por algo como eso.

    —¿Pero qué tiene que ver que sea transparente o no en los estándares de robo? —cuestioné de repente, la cosa me distrajo hasta de mi pregunta inicial.

    Punto y aparte, con lo del regalo también se me pasó que estábamos en medio de que me contara lo que había pasado. Reseteé los sistemas y volqué la atención en ella porque a fin de cuentas me interesaba lo que tuviera que contarme. Resultó que ayer iba a juntarse con Ishi para lo de la guitarra, pero pues el niño había faltado algo que asumí por la bienvenida de Cayden, total que como no llegó, a quien se encontró fue a otra chica del club de música y una amiga de ella que estaban con el piano y cantando. Asumí por dónde podían ir los tiros, pero esperé a ver si confirmaba mi sospecha y al oír que a pesar de la duda pudo se animar a sumarse a ella la sonrisa me alcanzó el rostro sin ningún filtro, sobre todo cuando a eso le añadió lo de su familia en Argentina.

    No sabía bien cómo describirlo, pero cuando Anna me contaba cosas de su vida allá la sola idea de que se sintiera en la capacidad de compartirlo conmigo me hacía sentir bien. Era cálido.

    —Pasar de ser observador a participante tiene su encanto, ¿no? Sobre todo cuando ha sido algo tan importante de tu vida —dije unos segundos después, ni siquiera le puse atención a que había hablado en modo metralla. Lo dicho, uno aquí tenía experiencia—. Creo que lo que menos importa es que sea perfecto, es la emoción que encuentras en ello lo que cuenta al final, incluso si la emoción no tiene un nombre. Me alegra mucho que te hayas animado a sumarte a ellas, ¿qué canción eligieron?

    Entre todo el desorden de mi llegada me había olvidado de cambiarme los zapatos y por prestarle atención lo postergué más, así que le indiqué con un movimiento de cabeza que me acompañara antes de subir. Pensaba acompañarla a su clase de por sí en tanto a ella no le importara.
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  6.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,000
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Anna 8.png

    Me encogí de hombros ante la duda de Altan, pues era tan válida como compartida. Yo también me había preguntado qué rayos influía del color de los paraguas, pero ¿quién sabe?

    —Será de esas cosas de la psicología humana que pasan por el... ¿subconsciente? ¿Inconsciente? Por donde sea, que no nos damos cuenta cómo influyen en nuestras decisiones. ¿Has visto la forma en que diseñan los casinos para inducirte a seguir jugando? Es diabólico.

    Al recordar y vomitarle la anécdota encima, Altan me escuchó con toda la paciencia del mundo como siempre hacía y supe, incluso di por hecho que su sonrisa era genuina. Hablando de cosas que no pasaban por la consciencia, esa tal vez fuera una de ellas. Preguntó por la canción en cuestión y atendí a su señalamiento silencioso, siguiéndolo hasta su casillero. Una vez me detuve, traje la mochila sobre uno de mis costados y empecé a abrirla.

    —Se llama Shiver, de Lucy Rose. —Saqué los cascos del bolsillo delantero, estiré el cable, lo conecté a mi móvil y me colé en su espacio para acomodárselos sobre las orejas sin pedir más permiso que una sonrisa—. Es muy tranquila.

    Chequeé el volumen y empecé a reproducírsela, manteniendo el móvil en mi mano. Ocupaba comprarme unos auriculares bluetooth, la verdad, tal vez pudiera con mi próximo pago del gimnasio.

    esta es la cancioncita
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  7.  
    quem

    quem Orientador ejemplar Orientador

    Virgo
    Miembro desde:
    21 Febrero 2021
    Mensajes:
    1,231
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Adara (3).png

    Aún no lo creía, no para nada no creía que lo que mi papá me contó fuera posible. Es que no lo creía.

    La familia de Enzo no pudo ser la culpable de que mi mamá ni mis abuelos estén aquí, pero Dios ni muchos menos los culpables de que los padres de Fiorella tampoco estén en este mundo, me dolió mucho en pensarlo es que qué clase de gente era la que mandaba a eliminar a los familiares de los demás por qué simplemente no querían que su hijo tuviera… ¿Tuviera qué? ¿Debilidad? ¿Qué otra cosa podría ser eso? Es que no era justo, no lo era.

    Dios, si era verdad, cómo iba a verle la cara a Enzo cada vez que lo viera cruzar por esa puerta. Suspire y respiré unas cuantas veces, creía que tal vez sentía que el aire me faltaba y eso ya sería suficiente. Yo no sufría de ataques de pánico, eso no era lo mío, no lo era, nunca lo había sido ni mucho menos lo sería ahora.

    Es hora de tranquilizarse, Ada.

    Respira.
    Respira.
    No te olvides de respirar.

    No lo hagas.

    Para ser sincera estaba demasiado perdida en mis pensamientos que apenas y note lo que sucedía en mi alrededor no había notado que personas conocidas estaban rodeando por aquí desde Anna, Altan el amigo de Fiorella, Cayden hasta la propia Jez, pues escuche que alguien se acercaba demasiado tarde, pues ya tenía su voz cerca junto con un toque en el hombro.

    Alcé mis ojos y me encontré con Jez, parpadeé un poco y me ubiqué uno de los audífonos fuera entre la oreja para poder escuchar bien lo que me dijo. Escuché su saludo, el cual me costó un poco procesarlo, después solo volví mi vista a mi casillero y terminé de ubicar todo.

    No esperé ahora para ser sincera, pero me alegraba que la otra parte más bonita que tenía en este mundo estuviera aquí. Llamémonos, egoísta, pero sentía que así la hubiera lastimado, solo quería que siempre se mantuviera cerca y eso claramente no era justo para Jez.

    No lo era.

    —Jez —apenas cerré el casillero, me ubiqué a su frente—. Buenos días —ladeé un poco la cabeza en tarareé una canción en susurro para después poder responderle—. Estoy bien... —Eso era lo que quería negarme—. Claro que sí estoy bien.

    Lo demás solo lo susurré para mí.

    Fue apenas audible. Apenas porque lo que estaba pasando por mi mente eran pensamientos que quería negarme.

    —Solo estoy procesando algo que para mí era mejor, nunca saberlo. Aunque todo esté raro —la miré, fijé, suavice mi mirada porque Jez era Jez, y no tenía que ser esquiva con ella—. Muchas gracias por preguntar.

    >>Creo que nadie se preocupa por una persona que tal vez sin querer te hizo sentir mal ¿no?


    Holiss Zireael perdon la demora ahhh, estaba que posteaba y no podía, pero ya esta <33.
     
    Última edición: 15 Febrero 2025
    • Fangirl Fangirl x 1
  8.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,805
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    AltanCL.png

    —Bueno, pero los casinos es para tener a todos en el pozo del gambling —argumenté todavía algo confundido con el asunto del paraguas—. No vas a decirme que hacen paraguas transparentes para que se los roben. Capaz sólo quieren ver las gotas de agua y estamos aquí haciendo todo un cuestionamiento del asunto.

    A veces me sorprendía la manera en que las personas y sus tendencias comenzaban a formar parte de la vida de uno, si retrocedía un año no me cabría en la cabeza pensar en que estaría aquí conversando con la chica del torpedo en el culo como si nada, pero ahora el escenario contrario era el que no podía pensar y no quería que fuese una realidad una vez más. Quería poder seguir escuchando a Anna, que me contara sus cosas y me dejara estar con ella, quería estar allí incluso si seguía siendo callado y melancólico en comparación.

    Ella me siguió al casillero, así que al hacerle la pregunta usé el tiempo de espera para cambiarme los zapatos. Además había empezado a buscar en la mochila, así que cuando terminé recién noté los cascos y entendí que iba a enseñarme la canción por lo que me agaché un poco apenas percibí la intención. Había algo de automatizado en ello, como si tuviera interiorizado que siempre debía hacerlo.

    Atendí a la música, como ella anunció era tranquila y la voz de la chica me parecía bonita, con un poco de delay fui atendiendo a la letra. Me había quedado mirando un punto cualquiera de los casilleros por un momento, pero regresé los ojos a Anna y una intención me picó en el cuerpo o más bien un pensamiento, porque nunca debí dudar de la manera en que Anna me había mirado.

    Y quería pensar que todavía me miraba así.

    —Es muy bonita—dije respecto a la canción haciendo uno de los cascos hacia atrás y en vez de, no sé, cometer un sincericidio al final solté una tontería—. ¿Y a mí? ¿No me cantarías unas canción?

    Lo solté como si nada, ni idea de dónde me saqué esa cara tan dura, pero al final solté una risilla y fue todo lo que me permití. Me había dejado los cascos de un lado y no hice amague de devolvérselos.

    —¿Harías algo así de nuevo? Ya que te gustó, digo. Ah, ¿y subimos juntos ya que estamos?

    Jez.png


    No había que tener demasiadas luces para notar que Adara estaba zambullida en sus pensamientos, sin contar que cuando le hablé noté que le costó conectar y la cosa me resultó entre triste y desesperante. Llevábamos días sin hablar, pero la última vez también fue un caos y a esta chica costaba alcanzarla tanto como al resto de tontos que parecían empeñados en volverse locos antes de conversar de sus cosas.

    Como fuese, llamó a mi nombre, me dio los buenos días y dijo que estaba bien, ¿le creía? La verdad era que no, pero tampoco podía agarrarla, sentarla en una silla y decirle que me soltara todo, a fin de cuentas seguía siendo una amiga que había hecho recién. Estaba pensando en eso cuando dijo lo demás y la confusión me atravesó el rostro antes de que pudiera darme cuenta y suspiré después, cuando me dio las gracias.

    —Ya sabes que puedes contar conmigo para lo que necesites, no tienes que llevar todo sola —atajé casi en voz baja.

    El siguiente comentario incluso a mí se me antojó más autocompasivo en el mal sentido de lo que debería, esta chica seguía atascada en lo que había pasado y aunque era cierto que me había hecho sentir mal, no creía que la manera de abordarlo fuese diciendo que no me preocupaba por ella por ese motivo. Parpadeé con algo de cansancio, solté el aire por la nariz y la miré.

    —¿De verdad es esta la conversación que quieres tener a las ocho de la mañana, Ada? —cuestioné sin que sonara a reclamo y busqué paciencia de donde creí que se me empezaba a agotar lentamente—. No asumas cosas de las personas. Además, ¿te parece que es justo para ti sacar el tema en momentos en los que, a pesar de lo que digas, no te sientes bien?
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  9.  
    quem

    quem Orientador ejemplar Orientador

    Virgo
    Miembro desde:
    21 Febrero 2021
    Mensajes:
    1,231
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Adara (3).png

    Creo que eso de hacer que la gente me entendiera era muy difícil, demasiado difícil, lo vi desde que note por puro reflejo y por qué soy bien observadora las expresiones de Jez me fueron algo notarias hasta podría decir que estaba perdiendo la paciencia o así lo me pareció, escuche todo lo que dijo hasta la última palabra.

    Y para ser sincera, me dolió porque la situación había empeorado más de lo que quise admitir. Decir lo que sentía no era lo mío, y ella tenía razón. No era ahora de hablar de eso, no hasta que ella estuviera lista y viniera por su propia cuenta a buscarme, mientras tanto haría lo mejor que podía hacer.

    Ignorar


    Y hacer como si nada hubiese pasado.
    Siempre había escuchado que una acción genera una reacción y tal vez esta era la reacción, o más bien la consecuencia, pero ya era tarde demasiado para retractarme de haber mandado a Fiorella de mensajera si lo hubiera dicho yo misma no estuviera pasando esto por qué para no mentirme a mí misma sentía qué si no resolvía las cosas rápido una bomba iba a explotar dentro de mí y eso no sería para nada bonito.

    —Tienes razón, no lo es, no es el momento ni la hora y tampoco será el día —miré a mi alrededor mientras lo hacía. Llevé mi mano a mi cabello recogido, lo solté simplemente porque me sentía más segura llevándolo, así como siempre lo hacía, no era el momento de llevar el cabello recogido—. Perdón por ser tan difícil de llevar, y también por hacer que la paciencia que tienes conmigo desde que me conociste se quiera ir, solo recibí algo que hace que todo lo que lleve encima quiera salir.

    Busqué su mirada.

    —No sé si te lo dije, no me acuerdo, —negué lentamente, necesitaba quitarme ciertas cosas de encima—. Pero cuando era pequeña perdí a mi mamá y a mis abuelos en un accidente automovilistico. A los doce años, empezó la migraña; no hace tanto, perdí el collar de mi abuela. Por eso, viajé a Grecia, quería hablar con mi abuela y decirle que había sido demasiado irresponsable como para cuidar de su collar y prácticamente hice algo que tal vez te hizo sentir mal.

    Respire.

    —Y hoy, justamente hoy, después de algunos años, —en mis labios apenas apareció una sonrisa —. Me enteré de que tal vez el accidente, fue provocado.

    Entonces lo había dicho, me sentía mejor, podía ser, pero aún seguía sintiendo ese peso en mis hombros.

    >>Mi vida es un completo caos, si, pero no necesitas llevar por encima nada que quite tu tranquilidad, así que no, no es el momento de hablar y tener esa conversación y tampoco es justo todo sucederá cuando tenga que suceder solo espero que no cambies conmigo, simplemente voy a dejarlo pasar hasta que estés lista y sea el momento indicado—respondí a lo que me había preguntado de último, entonces solo por que si note los movimientos y todo, vi la hora en mi móvil pues ya era hora de ir subiendo.
     
    Última edición: 17 Febrero 2025
    • Sad Sad x 1
  10.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,805
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Jez2.png

    Puede que el orden de palabras o la elección no hubiese sido la mejor, ahora mismo no estaba segura si el problema de comunicación era mío, suyo o de las dos. Creí darme cuenta de que mis palabras habían acabado hechas una maraña y su intención real pareció quedarse perdida. Era cierto que quizás esperaba a sentirme lista para conversar el asunto, pero ahora mismo más que eso me angustiaba la manera en que Adara siempre lo traía sobre la mesa cuando otra cosa parecía rebasarla. Así parecía que era solo una fuga de gas y como tal dudaba que la conversación llevara nada más que a que se culpara a sí misma todo el rato, lo que tampoco era la idea.

    ¿Le estaba pidiendo que se hiciera la tonta? No.

    Le pedía que pensara en su propio estado.

    Ni siquiera intentaba desquitarme por la situación, habría sido inmaduro e ilógico, sólo necesitaba que se detuviera para lidiar con todo lo que tenía encima antes de pretender seguir abarcando. Era justo ese el motivo por el que esto se estaba convirtiendo en una suerte de bomba de tiempo, era una tras otra y en ninguna parecía detenerse, fuese a lidiar con el asunto o lo que ella sentía sobre la situación, si es que era algo sin solución.

    Tuve que usar neuronas extra para no dejar que mi expresión mutara demasiado y procuré mantenerme estoica porque no tenía ganas de sumar un malentendido a otro. Ni siquiera entendía cómo habíamos pasado de la tarde en casa a lo de los baños y a esto, era un desastre. Puede que en verdad fuese así para todos, ahora que lo pensaba.

    Y era angustiante.

    Porque esta chica seguía asumiendo todo lo que, según ella, yo sentía.

    No dije nada, esperé e incluso así no anticipé el impacto real de la bomba. Escuché accidente y algo de desajustó, el recuerdo peligrosamente nítido del llanto de Nani me alcanzó, me desencajó la mirada y me quedé petrificada lo que a mí me pareció una eternidad, aunque no debieron ser más que unos segundos. Oí el resto, el inicio de sus migrañas, el collar perdido que había sido otro caos, el viaje a Grecia para hablar con su abuela y lo del collar perdido. No le llevé el apunte a lo que dijo de mí, la verdad.

    El accidente pudo ser provocado.

    —¿Qué? —pregunté con un hilo de voz al escuchar eso, no entendía nada y su sonrisa me resultó incómoda. Todo parecía un amasijo de cosas sin sentido—. ¿Cómo que provocado?

    Lo demás que dijo prácticamente cayó en saco roto y comencé a sentir que me molestaba en verdad. Me fastidiaba que parecía incluso más enfrascada que yo en algo que no necesitaba priorizar ahora mismo, pero también que hubiera soltado todo eso junto y me dijera que esperaba que no cambiara con ella, ¿se escuchaba? Estaba aquí diciéndome que, en resumen, habían matado a su familia, luego había girado en redondo a la conversación pendiente y encima esperaba que me quedara tan pancha.

    No era una muñeca a pila.

    —Yo... —Tuve que buscar las palabras, tardé unos segundos y en ese mismo espacio de tiempo parpadeé, relajando mis facciones—. No creo que haya palabras que alivien darse cuenta de algo como eso. Si fue así, espero que algún día se pueda hacer justicia por tu familia. No parece demasiado, pero a veces es todo lo que tenemos.

    Era todo lo que Nani y yo teníamos.

    —Sobre lo demás, ya no sólo se trata de que yo esté lista o no. Ada, tienes un montón de cosas encima, lo que pasó no tiene ni de cerca el mismo nivel de urgencia que lo que viniste a saber hoy —comencé después, ya más entera—. Lo que necesito es que te atiendas a ti misma, que tomes una pausa y te detengas. Da la sensación de que no paras y así todo acabará reventando tarde o temprano.

    Me callé entonces, tomé aire y lo solté con algo de fuerza. Al final estiré la mano para tomar la suya, le di un apretón suave y luego la dejé ir. Creía que debíamos subir juntas, aunque me sentía incómoda y extraña. Ni siquiera tenía por qué, no era yo la que acababa de enterarse que su familia había muerto en esas condiciones.

    —Vamos subiendo, ¿sí? Te compraré una botella de agua en la máquina del pasillo, tal vez te ayude a refrescar un poco la cabeza.


    hombre y son las ocho de la mañana de un viernes
    [​IMG]

    como queda poco tiempito puedes asumir que suben juntas, ofcourse
     
    • Adorable Adorable x 1
  11.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,000
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Morgan 2.png

    La calma de esta muchacha era admirable, aunque de tanto en tanto me corría la sensación de que tendía a silenciar varios de sus pensamientos. Estaba en la ligera ambigüedad de ciertas respuestas, en los diferentes tintes que le ensanchaban la sonrisa y, regresando al principio, en la serenidad que ostentaba. ¿Podría convencerla algún día de confiarme tales impresiones? ¿O aprendería a leerla, quizá? De momento no entraba en mis prioridades. El tiempo era la autoridad responsable de revelar lo oculto, de erosionar los sedimentos, atraer a la carroña y desenterrar los huesos viejos. El tiempo la convencería de permitirme tocar su alma o no.

    Permanecí en sus ojos al notar que su mano se movía. En consecuencia, deslicé los dedos hasta hundirlos en su cabello y lo dejé caer detrás de su espalda, bajando entonces para reposar en el costado de su cintura. Accedió a compartir el paraguas, a venir conmigo, y no perdí detalle de su tacto al distraerse en el cuello de mi camisa. Sus ojos adquirieron una chispa difícil de determinar, sólo sabía que alcanzó para que cierta calidez vibrara en mi estómago y le sostuve la mirada, permitiéndome absorberme en el minúsculo instante. Mis dedos se afianzaron en su cintura, deslizándose hacia su espalda, mientras hacía la última pregunta. Sonreí, encantada, y con una sutileza absurda la atraje hacia mí. Entoné en voz baja, casi recité, las primeras líneas de una canción.

    What will you do when she drinks the sea? —Sentí los tablones de su falda contra mis piernas, su abdomen rozando el mío—. Drown her in sorrow or let her be free?

    Aún sin abandonar sus ojos me acerqué a su rostro, a sus labios, y recién entonces deslicé la vista a su boca.

    When she's upset, all of her heart is cold...

    La escasa distancia me cosquilleó en el cuerpo entero, tentándome casi a gritos, pero conforme exhalaba la última palabra me deslicé hacia un costado y la traje conmigo de la mano que jamás había soltado.

    —Recoge tu almuerzo —le recordé al aire, tras agarrar el mío.

    El contacto permanecía certero y delicado. La conduje hacia la puerta del salón de actos, donde la esperé brevemente y le sonreí antes de abrirla. La luz se coló en el espacio, me forzó a reajustar la vista y entonces la solté. Seguí caminando, asumiendo que me imitaría, y busqué mi paraguas negro en la zona de los casilleros. Al recogerlo se me ocurrió una tontería y me giré hacia Ilana, dedicándole una sonrisa suave.

    Lass —la llamé, caminando a su lado para dirigirnos a la salida de la cafetería—. ¿Alguna vez entregaste uno de tus sentidos a otra persona? A leap of faith, ye can call it. Como el niño de teatro que se deja caer, confiando que su compañero lo sostendrá. ¿Alguna vez te fiaste de la descripción de un sonido, de un sabor, o dependiste de los ojos de alguien más? ¿O creíste ciegamente en la palabra ajena?

    Me detuve a medio camino y giré el cuerpo hacia ella, pasando el paraguas a la mano donde llevaba el almuerzo. Corrí los dedos por un mechón de su cabello, ladeando la cabeza para admirar su recorrido.

    —¿Confiarías en mí así?
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  12.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    5,898
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Al cruzar las puertas que daban a los casilleros, las voces de los demás estudiantes me alcanzaron con la fuerza de un mar embravecido. El corazón ya me palpitaba con fuerza desde que bajé del coche de mi madre, y su ritmo se intensificó considerablemente cuando me supe rodeada por los demás, entre estas paredes. No era habitual que ingresara al edificio a primera hora; en general, esperaba en algún rincón del patio frontal a que el flujo de estudiantes descendiera.

    Como el animal asustadizo que aún no dejaba de ser.

    ¿Qué era, entonces, lo que me motivó a estar aquí, rodeada de gente y tratando de controlar la ansiedad que intentaba reptar por mis músculos?

    En una de mis manos traía una pequeña bolsa de plástico, donde relucía el logo de una alguna tienda de mi barrio. Contenía unas cajas de Pocky que había comprado el día anterior, en un impulso de inexplicable valentía. Mi idea era dejárselos a ciertas personas. Ayer me sentía plenamente segura de mi plan, hasta sonreía en la soledad de mi cuarto al imaginar que a esas personas les gustaría alegraría recibir un detalle así. Pero ahora... la sola perspectiva me daba vergüenza, me hacía preguntarme si no se vería raro. Al mismo tiempo, ahora debía luchaba contra la creciente ansiedad...

    Pero no me quedaba más opción que volar entre mi propia tormenta.

    Con pasos dubitativos y sin mirar a nadie, me adentré en los casilleros de tercer año. Los nervios pesaron sobre mis hombros al ser consciente de que, ahora, estaba rodeada por senpais que me llevaban dos o tres años, o incluso cuatro. Me sentí demasiado pequeña. ¿Se darían cuenta de que era de primer año? ¿Me vería muy aniñada, entre mi apariencia y la timidez? Sacudí la cabeza y me animé a alzar la vista.

    Fue mala idea.

    El corazón me latió con más fuerza que antes, aunque logré mantener la mirada en alto. De otro modo, no lograría saber dónde estaban los casilleros que buscaba, ¿tal vez?

    Así que, con las evidentes prisas de alguien que quería terminar su misión cuanto antes, busqué el casillero de Jez. No me costó mucho ubicarlo, ya que hace poco la había acompañado a cambiarse los zapatos. Dejé en su interior una caja de Pockys con una nota escrita, luego de lo cual me dirigí hacia donde, según recordaba, se hallaba la taquilla de Rowan. Al dar con la misma, en su interior dejé con cuidados dos cajas, también acompañadas de una nota. Al notar que había avanzado relativamente rápido, suspiré con algo de alivio.

    Sólo me quedaba el casillero de Cayden.

    Empecé a buscarlo entre los diversos nombres, pero… Tuve la mala fortuna de no encontrar el suyo al instante. A diferencia de los casilleros de Rowan y Jez, no podía ubicarlos por memoria espacial. Y… Y… Para leer los nombres, debía acercar el rostro uno por uno, entre todos los senpais que se estaban cambiando los zapatos…

    Prnto me impacienté, y con la impaciencia me asaltaron los nervios. Fui demasiado consciente de la gente a mi alrededor, entonces temía lo que pudieran pensar de mí al verme así, quieta frente a un conjunto de casilleros, con la mirada baja. Me quedé abrazada a la bolsa y la única caja que había en su interior, tratando de tranquilizarme. Y avergonzada, muy avergonzada por mi torpeza.

    Quería irme, pero tampoco deseaba hacerlo. No quería irme sin dejarle a Cay su obsequio. Para mí era importante, porque sentía que así correspondía al regalo que me había dejado el otro día.

    ¿Qué debía hacer?

    Ahí queda Beatriz, al servicio de la comunidad uvu


    Por cierto, Zireael , la chiquilla ha dejado las siguientes notas a tus niños.

    Para Jez: "Espero que los disfrutes. ¡Ten un lindo día! - Bea"

    Para Rowan:
    "Con cariño - Bea
    (una caja es para Tora)"
     
    Última edición: 4 Marzo 2025
    • Adorable Adorable x 2
  13.  
    quem

    quem Orientador ejemplar Orientador

    Virgo
    Miembro desde:
    21 Febrero 2021
    Mensajes:
    1,231
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Fiorella 4 (1).png

    Mi vida era una jodida adrenalina, justo ahora lo sentía, pero también a veces se tornaba un poco sólida, o mejor dicho no sabría decir si era la palabra correcta. Parpadee tratando de borrar el rastro de todo lo que me había pasado antes de venir a la academia, llorar, esa palabra estaba más que tallada en mi diccionario
    creía que algún día de estos me faltarían lágrimas.

    Negué lentamente, y más que nada porque había llegado a mis casilleros y para ser sincera no era muy bonito que la gente te vieran del estado en el ahora me encontraba coloque unos de los audífonos detrás de mi oreja y el otro lo deje donde debía de estar, como tal no creía que nadie se acerca hablarme. No tenía ningún asunto pendiente con nadie y creía que era lo mejor. Mi humor no estaba muy bonito como para recibir visitas justo en este momento.

    Cerré los ojos tratando de buscar algún momento para poder tranquilizarme entonces llego lo que paso con Adara, y Anna en la sala de música, ma había gustado y demasiado me sentí cómoda tocando con Anna, se sintió muy bonito todo, escuchar la voz de ellas unidas me pareció algo muy hermoso de escuchar más que nada por que creía que se complementaban todo fue muy especial, tenía muchas cosas que agradecer haberme unido al club de música era la principal fue la mejor decisión que pude haber tomado en esta vida.

    Conocí a personas que se habían vuelto muy especiales para mí. Desde Kohaku hasta los chicos que pertenecían al club. Aunque ahora que me recordaba de Ko, me alegro mucho haberlo visto el viernes, por lo que supe no había venido el día anterior, aunque no supiera el porqué, pero me alegraba que estuviera bien, no recordaba cuando fue la última vez que habíamos hablado pero haberlo visto y saber que no le había pasado nada me puso muy contenta.

    Por otro lado, estaba Adara, apenas y la había visto y por lo poco fue por qué llame antes de venir y me dijo que hoy no vendría cosa que me pareció de lo más extraño sencillamente porque Adara no le gusta faltar tan solo que fuera por algo realmente serio, le pregunté si era la migraña y me dijo que no entonces ya no quise investigar más, dejaría que ella me contara por su propia cuenta no me había pedido que le pidiera los apuntes a su amiga, Jez y fue lo mejor para mí no quería volver a pasar por eso, solo esperaba que su tratado ahora fuera el mismo porque tenían una relación muy bonita y verdaderamente esperaba que no se dañara por algo como eso, Adara era una chica muy difícil de llevar, pregúntemelo a mí que con viví con ella más de lo que podía imaginar ella solo era el tipo de persona que le gustaba resolver las cosas que tenía encima por que sabía que si le llegaba otra peor, se quebrantaría por completo así era Adara.

    Yo era muy diferente a ella.

    Muy diferente.

    A veces me llegaba a cuestionar todo. Muchas veces deseé haberme ido con mis padres en ese auto y no haber regresado nunca, pero... Si yo me hubiese trepado en con ellos en estos momentos, no hubiera una Fiorella Bianchi que les gustara tocar el piano.

    Nunca hubiera conocido a Adara.

    Ni Isla.

    Kohaku.

    Anna.

    Y todos los demás.

    Viajar de país en país tenía sus ventajas, y verdaderamente estaba muy agradecida por lo que la vida me había dado.

    Muy agradecida.

    Suspire, acomodé lo demás en mi casillero y realice el cambio de zapatos después terminar me quedé ahí repasando todo en lo que había pasado con mi vida desde mi nacimiento hasta ahora.

    Todo era muy frío y distante.

    Muy distante.

    Dejo esto por aquí y me voy lentamente. Ahhhh el drama es lo que más me gusta en la vida.

    Ahora si por aquí dejo a esta niña uwu.
     
    Última edición: 4 Marzo 2025
    • Adorable Adorable x 1
  14.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    5,898
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Entré a la academia un poco distraída, debido a que revisaba con meticuloso cuidado el interior de mi maletín. Ya era como la cuarta vez en la mañana que verificaba lo mismo, que cierto papel que había guardado aquí dentro no se hubiese arrugado o doblado en algún rincón, y eso que lo tenía a buen resguardo en el interior de un cuaderno. Me sonreí al comprobar que todo se hallaba en condiciones óptimas, libre de cualquier infortunio. Y también me alcanzó una dosis de emoción, al ser consciente de faltaba muy poco para entregárselo a cierta personita, a la que esperaba haber adelantado en cuanto a tiempo de llegada.

    Tras un sábado de mucho ensayo y error, con la asistencia desinteresada de Vali, conseguí dibujar un ciervo lo suficientemente bonito como para que me dejara satisfecha a mí, en primer lugar. Porque creía que, si mi pequeña obra me gustaba a mí, algo de eso debería de alcanzar a mi lady. En cada trazo de grafito, en cada línea de tintas; se veía el empeño que le había puesto a la tarea. Sabía bien que no hacía falta esforzarse tanto en esto, que surgió como una idea espontánea de mi parte, en el salón de actos. Pero eso no tenía por qué detenerme, y para mí valía la pena ser algo más demostrativa con aquellas personas que me dejaban entrar en sus espacios con cierta soltura.

    Mi lady había tomado mi mano para concederme el baile nuestro, que tanto había deseado.

    No podía ser menos cuando se trataba de darle algo cálido, que le hiciera rememorar con cariño los bosques a los que había pertenecido.

    De puro milagro no choqué a nadie, por lo que alcancé los casilleros de tercer año sin incidencias ni tropiezos, donde comencé a husmear los nombres de cada puerta. Fue un escaneo relativamente rápido, y quizá me acompañó la buena fortuna, ya que no tardé más que algunos segunditos en dar con el casillero de mi lady, Ila. Lo chistoso fue que, de tanto que andaba centrada en lo mío, tardé en reparar en que Beauty también estaba aquí. Su presencia me sorprendió tanto como la sonrisa que esbozó ayer en el pasillo, ¡y de hecho…!, era la primera vez en todos estos meses que la veía en los casilleros. La pobre muchachita estaba como paralizada en su lugar, presa de un agobio que me estrujó el corazoncito. Hice ademán de acercarme, pero entonces noté que un muchacho alto y pelirrojo se acercaba a ella, seguido por otro. Al primero lo reconocí como el chico que estaba con ella en la máquina expendedora, el día que la saludamos junto con Jez y Mey.

    Liberé aire por la nariz, sonriendo suavemente. Di por hecho que ya no sería necesaria una intervención de mi parte, por lo que simplemente me paré junto a la casilla de Ilanita, a la espera de que su deslumbrante aparición. Me puse a tararear bajito mientras tanto.

     
    Última edición: 5 Marzo 2025
    • Fangirl Fangirl x 1
  15.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,805
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora

    Rowan1.png

    El fin de semana había sucedido sin grandes percances, en algún momento recibí un mensaje de Arata diciéndome que estaba tanteando unos contactos para materia prima, pero que no era nada seguro todavía y prefería esperar antes de decirle también a Sasha, pero eso fue todo. La madrugada del sábado no apareció con el nigeriano de Minato, llegó solo en el camión y traía un humor de perros, pero no pregunté nada.

    Para cuando llegó el lunes agradecí sentirme bien porque no tenía muchas ganas de echarme un día muerto en vida, menos en verano. Pasé a buscar a Tora, tomamos el metro y él se echó el viaje dormitando contra mi hombro; lo dejé porque al pobre desgraciado le había tocado quedarse en la barra de Tekné hasta bien entrada la madrugada y luego se había largado a ayudar a uno de los mocosos porque en su hogar se había armado una bronca. Tuvo que dejarlo dormir en la bodega y le dije que hoy veríamos qué hacer al respecto.

    Ya en la academia cruzamos el patio hacia el edificio y entramos a la línea de casilleros de tercero. Tora venía enjuagándose el sueño todavía, así que nos detuvimos en mi casillero primero y al abrirlo vi de inmediato las cajas de Pocky, así que estiré la mano para tomarlas y con ello pesqué también la nota. Era sencilla e incluso así ver lo que Bea había escrito me puso muy contento, le dejé ir un codazo al idiota a mi lado y le enseñe el papelito junto a la caja que era para él.

    —¿Te parece coherente esto de que Luna se junte con gente de tercero? —reflexionó en un murmuro, luego suspiró al tomar los dulces—. Digo, nosotros y Dunn, habrá otra parte de los estudiantes que será sólo eso, gente, pero hay un grueso de imbéciles presentes que no son santos de la devoción de nadie.

    —Me parece que todos comprendemos la neutralidad de los espacios escolares, ¿o no, Tora? —pregunté luego de guardarme las golosinas en el bolsillo junto a la nota para hacer el cambio de zapatos—. Déjalo estar, le ha servido para conversar con más personas.

    Bufó con cierto fastidio, pero se rindió y se encogió de hombros. Abrió la caja, sacó uno de los Pocky y se lo llevó a la boca casi con pereza. Sólo por fastidiarlo me incliné hacia él con intención de pescar la otra punta, pero me apartó de inmediato y echó a andar luego de decirme que era un imbécil. Lo seguí de cerca pues teníamos que ir a su casillero, pero no tardé en encontrarme la silueta de Bea, la criatura estaba parqueada ante unos casilleros y aferrada a una bolsa que parecía de una tienda. ¿Le falta alguien en la repartija? Tenía pinta.

    —Bea —la llamé con suavidad y ocupé algo del espacio a su alrededor, para que no sintiera tanto a las otras personas—. Acabamos de encontrarnos nuestros regalos, muchas gracias.

    Desvié la mirada a Tora un segundo, que me había hecho segunda en la intención de separar a Bea del gentío que sabía la intimidaba, pero él seguía comiéndose el Pocky de lo más tranquilo. De todas maneras, no se quedó mucho tiempo, buscó su casillero que estaba más allá y asentí, diciéndole que podía irse.

    —Gracias, Luna —dijo luego de una inclinación más bien informal y se retiró.

    IlanaD1.png

    No entendía nada de lo que había pasado, ni de cerca, todo cuanto supe fue que al acercarme a la entrada el tipo me abordó y me quedé paralizada, fue por eso que me llevó consigo. No pude verlo bien hasta que estuvimos en la piscina, cuando me soltó el brazo y puede voltearme sólo para reparar en el montón de tatuajes que asomaban bajo la manga corta de la camisa de verano; eran tantos que costaba encontrar los espacios donde estaba su piel y algunos alcanzaban su cuello.

    Su mirada me atravesó, creí notar el enojo de inmediato y eso contribuyó al miedo que comencé a sentir, carente de límites y difícil de focalizar. Sus preguntas fueron incomprensibles, me asusté al escuchar el nombre de papá de un desconocido y traté de unir puntos, puntos que ni siquiera sabía que tenía. Los nervios me trastocaron la respiración y hablé casi sin saber qué estaba diciendo en realidad.

    En cierto momento logré hacer dos más dos, las gemelas hicieron una llamada conmigo el viernes casi a medianoche y me dijeron un montón de cosas juntas. Que Cayden, que había huido de Yuzuki y entonces apareció mi padre en la ecuación, fue eso lo que alteró todo el cuadro más o eso entendí de ellas. El chisme era tan caótico y desordenado que me costó seguirlo, pero almacené el nombre: Shimizu Arata. La manera en que varias piezas encastraron me hizo sentir abrumada y confundida.

    Escupí lo único que sabía, que era el carácter de mi padre y la manera en que se involucraba a veces con los casos y ya. Shimizu me miró, sentí que iba a sacarme radiografía y entonces cedió, entendió que no podía darle nada más y me liberó del interrogatorio, no sin encajarme una orden más. Una parte de mí quiso encararlo, decirle que de hecho iba a decirle a su amigo lo que había pasado, pero con las pintas de este salido no creí que fuese lo más acertado. Me tragué la amenaza y acepté el pacto de silencio, uno nuevo.

    Abandoné la piscina con el miedo todavía respirándome en la nuca a pesar de que no me había tocado más que para llevarme consigo, me sentía rígida y antes de entrar al edificio me quedé a un costado de la puerta reorganizando lo que sentía. Busqué la botella de agua en el maletín, di un par de tragos y al sentirme un poco más tranquila, entré para ir a los casilleros y empezar el día o intentarlo. No conté con ver a Verónica plantada frente a mi casillero, de hecho jamás se me habría ocurrido, no ahora.

    La noté antes de estar cerca y una parte de mí, la que seguía con el miedo pegado a la vena yugular, casi me hace girar en redondo y quedarme afuera. Recordé nuestro baile, la conversación y el dragón dorado en su espalda, pensé en los chismes de las gemelas y la orden de Shimizu y lo que sentí se pareció al fastidio, al enojo, y me lo tuve que bajar a conciencia mientras caminaba hacia la taquilla.

    ¿Qué iba a hacer? ¿Dejarla esperando?

    No era esa clase de persona.

    —Verónica —la llamé cuando estuve cerca de ella y le dediqué una sonrisa junto a una reverencia ligera—. Bueno días. Imagino que estabas esperándome, ya que estás aquí.
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  16.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    5,898
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]


    No supe cuánto duró la vorágine interior. Toda vez que la ansiedad empezaba a alcanzarme, con sus garras clavándose en mis músculos, perdía por completo la noción del tiempo. Me sentí terriblemente frustrada, sobre todo cuando llegó un punto en que consideré la opción de retirarme de los casilleros de tercer año, bajo el pensamiento de que ya había cumplido mi tiempo de gracia aquí, ¿tal vez? U-una chiquilla de primero no tenía nada que hacer… entre las personas de cursos superiores, parada como si nada enfrente de sus casilleros. ¡S-S-sólo estorbaría!

    Marcharme, para así alejar la ansiedad, era una opción. Pero… ¿qué haría con la pena que me acompañaría el resto del día? Dejar el casillero de Cay vacío, cuando había podido entregar un detalle en los de Jez y Rowan… Se me hacía injusto de mi parte, y era eso lo que me llevaba a resistir el impulso de escapar. A-a-aunque nada lograría con quedarme aquí parada, con la mente revuelta…

    Bea.

    Mi reacción inicial fue sumamente contradictoria. Al sonido de aquella voz reaccioné con un ligero respingo que destrabó mis articulaciones paralizadas. Y, al mismo tiempo, me embargó un inmenso alivio al reconocerla. Me giré hacia mi senpai, con el agobio aún presente en mis facciones pero los ojos rebosantes de gratitud. Eso sí, no esperé en lo absoluto ver a Torahiko junto a él, acompañándolo en la acción de armar un espacio que me permitiera recuperar algo de aliento. Mi confusión se mezcló con todo lo demás, parpadeé ante las palabras de Rowan y escuché su agradecimiento. Sólo cuando vi el pocky en la boca de Tora caí en cuenta, por completo, de la situación.

    “Con cariño”, había escrito en el papel.

    Mi nota había sido sencilla. Pero esas palabras condensaban un afecto que no me veía capaz de expresar en voz alta sin morirme de vergüenza. Para mí, era como una alternativa para decirle a Rowan que era un amigo preciado.

    Que… lo quería…

    Pero no contaba con que la hubiese leído apenas se la dejé. No había sido ese mi plan, yo sólo quise dejar los Pocky e ir a mi salón cuanto antes, a sabiendas de que no resistiría sus reacciones por muy buenas que fueran. Expresar afecto no era lo mío... Por eso yo… sentí vergüenza, y el rubor me alcanzó las mejillas.

    —Y-yo… Yo… —empecé a balbucear, sin saber dónde meterme… Ay, no, qué vergüenza— Yo… D-d… ¡De nada!

    Rowan intercambió una mirada con Torahiko, quien se retiró sin darme tiempo a más. Apenas sí llegué a dedicarle una nerviosa reverencia cuando ya me estaba dando la espalda. Lo cierto es que… me habría gustado ser capaz de decirle que se quedara. Que… que no me molestaba que estuviera aquí… Que podríamos hablar, conocernos un poco más…

    Suspiré al erguirme.

    Seguía abochornada por el tono de la nota que le había escrito a Rowan. Quedamos solos, él y yo. Quise mirarlo a los ojos, pero otra vez me subió al rubor a las mejillas y debí agachar un poco la cabeza, de ese modo pude sostener la conversación sin balbucear tanto.

    —Ro-senpai… B-buenos días —lo saludé, frotándome suavemente las manos— ¿Cómo estás? E-Espero que te gusten los pocky… Y yo… Eeeh… —dudé un instante, hasta que suspiré nuevamente— Gracias. Por acercarte... Me hace sentir más... tranquila.

    Alcé la mirada, lentamente. Y no sin cierto esfuerzo, logré dedicarle una sonrisa avergonzada, pequeña.



    [​IMG]

    Como mi alma tenía su costadito chismoso, no resistí la tentación de mirar de soslayo la interacción entre Beauty y los muchachotes. La chica tuvo una reacción que, si bien podía definirse como chistosa, a mi pareció de lo más encantadora. Primero se sobresaltó al ser llamada; luego, su postura se tornó algo más relajada cuando sus ojitos de cielo dieron con el pelirrojo. El alivio que mostró fue muy dulce, una clara señal de la seguridad que encontraba en su cercanía. Luego sobrevinieron los brotes de vergüencita que tanto la caracterizaban, sobre todo cuando cayó en cuenta de la presencia del otro muchachote. En ese momento decidí que lo mejor sería enfocar la vista en mis manos, no fuese cosa que la chica notara la sonrisa enternecida con la que la estaba mirando, desde esta pequeña distancia.

    Seguí tarareando bajito. Uno de mis dedos tamborileaba sobre el asa de mi maletín, siguiendo el ritmo de la canción que sonaba en mi cabeza, la cual próximamente cantaría a Copito. La había elegido Cay para mí, puesto que le pedí una recomendación y confiaba plenamente en su buen gusto musical. Ayer mismo, en la salida que tuvimos, nos habíamos sentado un buen rato a cantarle a mi gorrión. El momento ya era precioso por sí mismo, pues me recordaba al modo tan único que nos conocimos en el patio frontal. Pero, sin dudas, lo mejor de todo fue escucharlo a Copito, que de vez en cuando se animaba a acompañarnos en las melodías. Su canto a veces era esporádico, pero últimamente duraba más, y eso me daba tanta felicidad que me hacía brillar.

    Soñaba con el día en Copito se pusiera a cantar por su cuenta.

    Por otra parte, había reparado en la presencia de mi lady incluso antes de que me llamara por mi nombre, porque reconocí de soslayo el resplandor de su cabello. El tarareo se detuvo cuando me giré para reflejar la sonrisa que me dedicó, la chica además hizo una reverencia que no hizo más que ampliar mi gesto. La miré a los ojos un momento, por la sencilla razón de que me encantaba que fuesen tan rosados, era un color bastante único para mí.

    —Buenos días —saludé, para luego confirmar con un asentimiento su intuición—. Estás en lo correcto, llevo un ratito no muy largo aquí… —me llevé una mano al pecho en gesto caballeresco, y cerré los ojos con solemnidad antes de dedicarle mi propia reverencia, algo más marcada y teatral—. Aguardando la llegada de mi bella lady.

    Me erguí suavemente, con la sonrisita jovial en mi rostro.

    —¿Cómo estás? ¿Qué tal ese fin de semana? —pregunté— Yo… traje algo para ti.
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  17.  
    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado tall n' spicy

    Piscis
    Miembro desde:
    10 Julio 2013
    Mensajes:
    16,529
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Satoko 1.png

    Había aprendido a coger el tren sola para venir a la escuela desde el primer día de clases, siendo que papá tenía que llegar al trabajo prácticamente a la misma hora y de por sí él también tenía que usar el transporte público para ello. Nunca había tenido problema con ello ni me había molestado tener que tomarlo sola, pero debía admitir que en las últimas semanas me había acostumbrado a hacerlo junto a Eun-bi y, por lo tanto, aquella mañana se había sentido extrañamente vacía. Además, me preocupaba un poco...

    No había podido escuchar mucho de la discusión porque papá me pilló en la puerta y me dijo que saliera ya para no llegar tarde, pero me había parecido que Sunhee la estaba regañando por algo que había encontrado entre sus cosas. ¿Unos billetes...? Quería no darle demasiadas vueltas al asunto, pues era muy probable que lo hubiera escuchado mal, pero... ¿acaso Eun-bi quería irse de casa? ¿Ahora que por fin me había hecho a la idea de tener una hermana? ¿Habríamos hecho algo para molestarla...? Parecía más contenta los últimos días que cuando había llegado, así que no lo entendía en absoluto...

    Tras cambiarme los zapatos, me colé en la línea de casilleros de tercero para esperarla cerca del suyo. No podía estar tan enfadada como para no querer verme antes de subir a clases, ¿cierto?

    bueno, ahí se queda la niña por si alguien quisiera caerle (?)
     
    • Fangirl Fangirl x 1
    • Sad Sad x 1
  18.  
    Zireael

    Zireael kingslayer Comentarista empedernido

    Leo
    Miembro desde:
    27 Agosto 2011
    Mensajes:
    10,805
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Rowan1.png

    Noté su respingo y me dio la sensación de que era más una suerte de reflejo, un instinto, porque cuando se giró para mirarme creí notar la gratitud en sus ojos dispares. Claro que nuestra aparición también implicó otras cosas, debíamos habernos encontrado el regalo antes de lo que ella pretendía y por consecuencia la nota, lo que significó un desastre para sus nervios aunque ninguno de nosotros reaccionó mal a ello. Yo mantuve la sonrisa, Tora la cara de perro en bote de toda la vida.

    La pobre se atoró, finalmente contestó y amplié la sonrisa aunque no dije nada más, tampoco quería avergonzarla demasiado. Torahiko se fue aunque en realidad no hacía falta, pero en su defecto no dudaba que podríamos alcanzarlo luego de ser el caso, si es que no se largaba solo como el burro social que era también.

    Por ahora éramos Bea y yo, a ella el bochorno le ganó y agachó un poco la mirada, supuse que para al menos sostener la charla. Lo dejé pasar como era usual, la escuché y seguí atento a sus reacciones a pesar de todo.

    —Estoy bien, gracias y sí me gustan. ¿Tuviste buen fin de semana? —De cierta manera percibí como un avance que pudiera decir que se sentía tranquila ahora que estaba con ella, pero lo que me pareció más avance que eso fue la sonrisa incluso si fue pequeña—. No es nada, Bea, para eso estoy.

    Entre todo, seguí atento también la bolsa que cargaba y la señalé con la mano.

    —¿Se te perdió alguien? Puedo ayudarte.

    IlanaD1.png

    Shimizu sólo me había tocado para llevarme consigo, ni siquiera había aplicado fuerza real, pero lo que sea que rebotaba en su cuerpo se había proyectado al mío y el cable cargado de electricidad se me había quedado enchufado. La emoción me resultaba ajena y no sabía muy bien cómo administrarla, golpeaba, giraba y me inquietaba. ¿Era miedo? ¿Ira? Daba lo mismo, parecía extraña y carecía de sentido, al menos a mí me lo parecía.

    Quedaba en mí no contagiarlo a los demás.

    Creí notar que la chica había estado tarareando, no estuve del todo segura de reconocer la melodía y me olvidé de ello casi en el acto. Recibí sus ojos y un poco en automático repasé su silueta con la vista, el manto de cabello blanco y los ojos azules, y par de ideas se me entrecruzaron sin permiso. Las barrí de inmediato junto a todo lo demás, de por sí ella afirmó lo obvio y el pequeño teatro que sostenía me estiró la sonrisa.

    Su pregunta me recordó la llamada de las gemelas y todo lo demás, ¿pero cómo iba a contarle semejante cosa sin sentido a esta niña? Dudaba contárselo a alguien para empezar, porque ahora tenía que sumar a Shimizu en el cuadro y era todo más desordenado de lo que ya venía siendo de por sí. No reaccioné de ninguna otra manera, mantuve el carácter afable de siempre e intercambié el maletín de mano, fue en ese momento en que me di cuenta que seguía aferrada al objeto con más fuerza de la que me habría gustado.

    —Estoy bien y el fin de semana estuvo tranquilo, la tormenta se aplacó y vi a una amiga. ¿El tuyo qué tal? —¿Me importó mentir? Menos de lo que habría estimado—. ¿Qué me trajiste, Vero?

    Había que ver, hasta había logrado ponerle emoción al tono. A este paso tendrían que ir preparándome mi premio por actuación, ¿un Oscar, quizás? La suerte de broma interna me hizo gracia, aunque el regusto fue un poco amargo.
     
    • Fangirl Fangirl x 1
  19.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

    Piscis
    Miembro desde:
    1 Abril 2019
    Mensajes:
    8,000
    Pluma de

    Inventory:

    Escritora
    Kakeru.png

    Probablemente en cualquier otro escenario, cualquier otra situación, hubiera pensado las mismas cosas tantas veces que las habría acabado desgastando; y, con ello, habría muerto cualquier impulso. No era una noción que me enorgulleciera, todo lo contrario. Había un fino límite entre la precaución y la cobardía, y prefería pecar de imprudente con tal de alejarme del lugar que tan bien conocía. Recordaba habérselo mencionado a Anna aquella vez, en las penumbras de mi habitación y con toda la puta comitiva al otro lado de la puerta. ¿El enchufe?

    Inerte, tirado en el suelo.

    No me pesaba lo suficiente, ni siquiera me preocupaba. De hecho, ahora me sentía mucho más liviano. Quería aceptar también esta parte de mí, no buscar desesperadamente el interruptor de luz cada vez que se bajara. Era agotador.

    Mi planificación original había sido buscar a Ilana en nuestra clase, pero la vi en los casilleros y me adapté sin problema. Hice el cambio de calzado, le eché un segundo vistazo y consumí la distancia a paso tranquilo hasta que alguna de las dos, ella o Verónica, me notara. Apenas ocurrió, les concedí una sonrisa tranquila a modo de saludo y me detuve entre medio de ambas. Recordé de improviso los nervios que me habían comido al experimentar una situación similar cuando le avisé a Jezebel de su regalo y una parte de la gracia se me coló en el semblante fugazmente.

    —Señoritas —acompañé el saludo, con cierto aire solemne, y giré el torso hacia Ilana; al alzar la mano entre nosotros, lo que había en ella era una margarita—. Quien dice martes dice lunes, ¿no? Espérame bajo el cerezo.

    No se trataba tanto de ser un caballero, por mucho que el detalle lo intuyera; era más bien un mensaje en código. Además, montarme el pequeño teatro me divirtió un poco. Aguardé a que aceptara la flor y entonces retrocedí, dispuesto a seguir mi camino como si nada hubiera ocurrido tras un suave "nos vemos" que le dediqué a las dos
    .
     
    • Fangirl Fangirl x 2
  20.  
    Bruno TDF

    Bruno TDF Usuario VIP

    Libra
    Miembro desde:
    9 Octubre 2012
    Mensajes:
    5,898
    Pluma de

    Inventory:

    Escritor
    [​IMG]

    Mi sonrisa duró apenas un suspiro, por lo que esperé que Rowan hubiese alcanzado a apreciarla. Recientemente, me había propuesto tratar de sonreír más las personas con las que sentía un mínimo de confianza o seguridad. Y, sobre todo, quería hacerlo más seguido con mis amigos. Tenía la sensación de que, de momento, no me salía del todo bien la acción de sonreír: me debía mentalizar más de la cuenta y, por otra parte, creía que mis labios casi ni se curvaban, que a veces lo mío podía llegar a ser confundido con una mueca. Sólo podía estar segura a través de reacciones, ¿tal vez? Como las que tuvieron Jez y Vero ayer, en el pasillo. Se sorprendieron, sí, y a su vez parecieron quedar… encantadas, ¿tal vez?

    —Fue tranquilo… —respondí sobre mi fin de semana; Walter seguía en Toshima por su trabajo y Daniel se iba a estudiar a la biblioteca para sus exámenes, de modo que la mayor parte de mi tiempo en casa se dividió entre mi habitación y algunos ratos con mi madre—. Estuve probando un juego nuevo, Dead Cells, creo que te gustaría. También miré algunas películas con mi madre, en el living de casa… —me detuve a pensar si añadir algo más, y como no encontré algo que creyera interesante para mí senpai, le regresé la pregunta— ¿El tuyo cómo estuvo?

    En eso, señaló la bolsa que seguía en mis manos. La abracé contra mi pecho, sintiendo algo más de esperanza. De verdad, de verdad me alegraba estuviese aquí, Rowan no sabía cuánto me ayudaba su sola presencia.

    —E… Estaba buscando el casillero de Cayden Dunn, para dejarle sus Pocky —“y algo más”, pensé para mis adentros— ¿Me ayudarías… a encontrarlo? —me adelanté un paso, mirándolo a los ojos— Por favor…

    [​IMG]

    Me pregunté si mi lady fue consciente del recorrido de su mirada. Pude notar el rosa deslizándose por mi figura, paseando por mi cabello y hasta se detuvo un instante en mis ojos. La sonrisa danzó suavemente en mis labios, pues sentí un poco de interés por lo que aquello podía significar. Un poco más y su mirada me habría dejado cosquillitas en la piel, que una chica tan bonita te mirara así era toda una experiencia. En cualquier caso, no le concedí mayor pensamiento al asunto.

    Su fin de semana fue tranquilo, según dijo, y cuando mencionó a su amiga me pregunté su sería la chica a la que le gustaba lo dulce como a mí. Bien podría haberle preguntado como buena chismosa que era, de no ser porque me regresó la preguntita que, obviamente, no podía dejar sin responder.

    —El mío también fue tranquilo, aunque un poco más movidito quizá —me reí—. Tengo una hermana mayor que vino de vacaciones, creo que no te lo conté el día que bailamos. La llevo a pasear por todos lados, y el sábado a la noche fuimos a beber a un lugar de Minato. Ah, y ayer salí con un amigo, nos acompañó Copito.

    Cuando le dije que le traje algo, hubo una emoción en el tono de su voz que me hizo sentir motivada. Hice amague de introducir la mano en mi maletín, pero la acción se vio interrumpida cuando a cierto muchachito se le ocurrió deleitar nuestros ojos con su aparición estelar.

    No sé quién fue la primera en notarlo, pero no tardé nada en girarme para recibir a Fuji con una gran sonrisa y los ojos iluminados por la emoción. Fui consciente de que llevábamos muchos días sin vernos y que tenía, ¡uf, montones de cositas nuevas para contarle. El muchachito nos saludó con sus aires tranquilitos de siempre, permitiéndose una solemnidad que me arrancó una risita liviana.

    Estuve a punto de regresarle el saludo, diciéndole “señorito” en el proceso, pero… Fuji se giró para encarar a Ilana, alzando la mano entre los dos. Me incliné un poquito hacia un costado, para reparar en que le estaba dejando una… ¿una margarita? Uy, ¿y a qué venía la frasecita que le soltó tan campante? Y para rematar mi desconcierto… Fuji la citó bajo el cerezo, imaginaba que el del patio norte.

    Alcé una ceja, curiosa, intercambiando una mirada entre ambos. Ay, este Fuji encima se estaba divirtiendo con su pequeño y misterioso teatro. Se retiró sin más, ante lo cual lo despedí con un movimiento de mano que fue más bien lento, pues todavía estaba procesando la escena.

    Me giré hacia Ilanita. Mis ojos descendieron a la margarita en su mano, sobre la que me incliné para apreciarla más de cerca.

    —Es muy bonita —comenté, antes de regresar a su rostro, con mis ojos cargados de curiosidad; y como buena desvergonzada que era, le dediqué un movimiento sugerente de cejas, pero no dije nada— Ahora no sé si estaré a la altura de esto, señorita. ¿Pero aceptaría de igual manera un obsequio de esta humilde servidora?
     
    Última edición: 6 Marzo 2025 a las 8:41 PM
    • Fangirl Fangirl x 1

Comparte esta página

  1. This site uses cookies to help personalise content, tailor your experience and to keep you logged in if you register.
    By continuing to use this site, you are consenting to our use of cookies.
    Descartar aviso