Kou de repente se puso super serio para responderme, manteniéndome la mirada en todo momento e incluso utilizando mi nombre completo en lugar del apodo con el que solía llamarme, y... ¿honestamente? Estaba empezando a entender un poquito porque era que Kou había acabado siendo "jefecito" de los lobos, como bien diría Eguchii. Negué apenas con la cabeza cuando me preguntó si tenía motivos para enfadarse, aunque fue más bien por impulso, y al final solo pude asentir quedo cuando terminó de hablar. No podía decir que me había intimidado porque, a pesar su seriedad, lo único que realmente hizo fue reafirmarme que le gustaba así como era; sí que sentí ciertas cositas intensas, pero en eso era mejor no indagar de momento. Después de eso le solté la lista de cosas que hubiera hecho de haber tenido que comportarme, a pesar de que ambos sabíamos que todo eso hubiera sido muy difícil (si no casi imposible) para mí, y a los pocos segundos lo sentí inclinándose hacia mí para dejarme un beso sobre los labios. Fue un toque de nada que le permití sin ninguna clase de problema y, por si todo eso no hubiera sido más que suficiente, el comentario con el que finalizó me plantó la sonrisa más grande del mundo sobre los labios. Me llevé las manos hacia las mejillas en lo que él se separaba, notando como las mismas seguían algo cálidas, y cuando me giré hacia él de nuevo... no pude evitarlo, me tiré encima para poder abrazarlo y dejarle varios besos en la mejilla que pillé más cerca. —¡Yo sabía! ¡Mi Kouchii es el mejor que hay! —exclamé, sin poder esconder ni un ápice de mi felicidad, y al menos tuve la decencia de liberarlo al poco rato para no agobiarlo demasiado—. ¡Por cierto! Conseguí que Yutarín me pidiera perdón por haber interrumpido nuestra cita, ¡así que no seas muy malo con él! Y, y... ¿qué tal fue vuestra entrevista? ¡A nosotros nos fue bien! Me tocó con Joey, así que se hizo un poco más entretenida. ¡Ah! Y me tienes que contar cómo fue tu cumple, ¿te lo pasaste bien~? Contenido oculto quise moverlos pero en el pasillo está mi post so if you wanna uwu
Me dio algo de risa que me dijera que a ella interrogador le sonaba bien, porque yo lo seguía oyendo bastante raro aunque igual no lo era tanto, ¿las salas estas de interrogatorio no seguían el mismo principio? Digo, al hacer el compuesto de la palabra, a alguien seguro le había sonado extraño alguna vez. En fin, tampoco era tan importante y solo era parte de la verborrea, por lo que dejé el tema allí. —Bueno, en eso llevas razón —concedí sin mucho problema a lo de los policías y sonreí con un dejo de culpa al escuchar lo demás, porque llevaba razón—. No te preocupes, cariño, cuando tengas tiempo me avisas y sabes que yo aparezco. Si hay una cosa que me sobra en este mundo es tiempo que dedicarte. Igual con los aires que me estaba dando le siguió dando risa, pero sentí sus manos enlazarse detrás de mi cuello y parpadeé con algo de lentitud, el contacto me resultaba agradable. Después le hice la pregunta de la comida, su respuesta no fue demasiado compleja y aunque no había hecho daifuku en la vida, había visto uno o dos vídeos de cómo preparar el mochi que debía ser lo más complejo. —Love, ¿no te agarró como un poco tarde para darme advertencias sobre los peligros de malcriarte? —atajé ligeramente divertido—. Como seguiré con mi trabajo, ¿de qué quisieras el relleno?
Cuando soltó tan fresco que le sobraba tiempo para dedicarme fruncí el ceño con ofensa fingida y desenredé los brazos de su cuello, tapándome ambos oídos. —¡Vas a dejarme sin orejas, ya basta! —me quejé, sin una pizca de molestia real—. ¡Caníbal! Por lo demás, su respuesta había sido predecible. Sabía que Maze seguramente no se enfadaría nunca conmigo si me tardaba en prepararle un almuerzo, eso no quitaba que sintiera la responsabilidad de... informarle el estado actual del plan o, como mínimo, que no lo había olvidado. Dudaba poder superarme o tener la energía para hacerlo, considerando que la vara había iniciado secuestrándolo en el coche y llevándolo a montarnos un picnic frente al lago, pero sería trabajo honesto. —Es que hacía mucho no me malcriabas —argumenté al instante, sin darle cabeza a las verdaderas implicancias del hecho, y le rasqué la nuca con mimo—. Hmm... fresa o durazno suena bien, ¿no? ¿A ti de qué te gustarían? Si yo como tienes que comer también tú, está en la constitución de treinta y tres países. Su compañía me hacía bien, pero también me pinchaba la piel con agujas diminutas. La ausencia mutua y la distancia no eran casualidad, en gran parte lo consideraba responsabilidad mía y, aún con la certeza de no deberle la información, me sentía un poco en falta. Sentía... que lo estaba engañando, así fuera por omisión. ¿Tenía derecho a estar aquí, recibiendo el tiempo que decía tener para dedicarme, eligiendo el relleno de los daifukus que quería prepararme? ¿Me seguiría tratando tan bonito si conociera la historia completa? No le debía una carta firmada con todos mis pecados, pero ¿y la honestidad? Era complicado porque también había sentido lastimarlo cuando me alejé la primera vez, entonces ¿qué me quedaba? Seguía suspendida en un terreno intermedio donde no lo apartaba y tampoco le permitía acercarse demasiado. Era cobarde y egoísta. La sensación me golpeó un poco de repente. Estaba allí, justo frente a mí, con su sonrisa tan bonita y toda la paz que siempre me transmitía, y yo... Solté el aire por la nariz y lo atraje hacia mí, dándole otro abrazo. Cerré los ojos en la curvatura de su cuello. No le decía la verdad. —Soy una aprovechada, ¿a que sí? —murmuré, con una chispa de humor ambiguo—. Deberías buscarte a alguien que te valore mejor, baby, just saying. You're just too precious. Pero tampoco le mentía.