¡Vaya, vaya! Al parecer Sakai sí que conocía a Thi, pues resultaba que ella era quién les había dado el tour de bienvenida a él y su amigo, ya que también se había dado transferido con alguien más a la academia. ¡Esa sí que era una casualidad divertida! De hecho, ahora que lo pensaba, Thi sí que me había contado de aquel tour, solo que a mí los nombres ya se me habían olvidado al minuto de que la chica me los dijera, pobrecitos... —Esa es mi especialidad~ —di como respuesta a su queja de que le estaba rompiendo el corazón, con una sonrisa casi angelical. Por otro lado, me había quedado tan contenta con mi genial elección para el chico que ni siquiera se me había pasado por la cabeza la posibilidad de que en realidad no era comida lo que hubiera querido. Si tenía quejas... ¡pues que hubiera sido más específico! De todos modos, me distraje un montón con la respuesta que me otorgó después, así que sus posibles quejas hubiesen caído en saco roto. Me llamó la atención que mencionara a Katherin (tenía que ser ella, ¿verdad?), pues de repente recordé la conversación que había tenido con ella el otro día y... ¿no sería gracioso que él fuera el patán que había mencionado? >>Solo chicas, que pillín —comenté, sonriendo con una chispa extra de diversión al escucharle retomar mi broma de antes. Asentí con la cabeza cuando preguntó si pasábamos a la cafetería y retomamos la marcha en dirección a la misma. Ya era bastante tarde, así que no había prácticamente nadie esperando en la fila; compré un bento mediano, asumiendo que en algún momento el chico querría comer algo más que un simple sándwich, y también escogí la bebida para los dos: una par de zumos de frutas. Con eso hecho, escogí una mesa para sentarnos y acomodé el almuerzo sobre la superficie. ¡Me había tomado el papel de veterana que tomaba decisiones muy en serio, eh! >>El amigo con el que te has transferido... ¿le ha tocado en otro grupo de proyecto? ¿Te da pena no estar con él? Contenido oculto no creo que me dé tiempo a responder más antes de que acabe el día so digamos que esto sirve de cierre (?) gracias por caerme uwu
No me puse a pensar si Alethea le habría contado o no sobre el tour, no creía que fuese algo tan importante en realidad como para ser contado y en el caso contrario sonaba bastante posible que a Yumemi se le olvidara medio segundo después. En su defensa, posiblemente a cualquier se le olvidaran esa clase de cosas si debía ser sincero o incluso habría quienes lo descartaran a voluntad. Como fuese, su respuesta a lo del corazón roto me sacó una risa baja y me encogí de hombros, como resignándome a mi destino. Compré la comida entonces, di mis respuestas de turno y me habría partido el culo de risa de saber que muy posiblemente fuese el patán de Katherin por un visto, bueno el visto y liarme con Alisha a ojos de todo Dios, ¿pero qué más daba eso? Igual tenía que disculparme con la pobre desgraciada, que viendo como estaban las cosas era lo más sensato. No que fuese demasiado importante en realidad, pero digamos que uno debía mantener a la gente más o menos contenta. —¿Hmh? Eres tú la que pensó mal —dije como toda defensa sobre lo de que solo había mencionado chicas. El punto fue que seguimos hacia la cafetería, ella compró un bento, dos bebidas y como uno aprovechaba lo que la vida le ponía por delante ni siquiera dije nada al respecto. La seguí para sentarnos, fui desenvolviendo el sándwich y me hizo algo de gracia que al final la chica se había metido bastante en el papel de veterana. —Le tocó en otro grupo, sí —respondí su pregunta antes de empezar a comer—. Supongo que habría sido más fácil que nos tocara juntos, pero tampoco es un gran drama, veo a Rorin todos los días en la clase de por sí. Es una lástima que ya que te tocó con un montón de la 3-1 no te haya tocado con Alethea. Contenido oculto funciona de cierre también JAJAJA it was a pleasure uwu disfruté mucho interactuar con Ri-chan
Estaba un poco nerviosa y que no se notara por favor, parecía una niña pequeña preocupada por lo que mi mamá vería de mí ahora en la videollamada qué haría ya tenía todo preparado había quedado con Kashya encontrarnos en la cafetería así que lo primero que hice apenas sonó la campana lo que no esperaba era encontrarme con Enzo en medio pasillo lo mire fijo por un rato y seguí mi camino si él quería seguirme, pues bien. —Se dice hola, ¿no lo crees hermanita? Reí, pero sonó más sarcástico que otra cosa. —Perdón, pero estoy ocupada —lo miré por encima del hombro—. Además, llegamos juntos —eso sonó más frío de lo que esperaba, pero en sí no me importo —Pero qué grosera me saliste, no me recuerdo haberte enseñado estos modales —suspire y pare en seco. —¿Qué quieres Enzo? ¿Así está mejor? ¿No? La expresión de su rostro era un chiste por completo, creo que si no fuera su hermana me enterraría viva, me volvía a desenterrar para volverlo hacer, alzo una ceja y me miró de arriba abajo, muestra llegaba a mi altura, de cerca sus ojos se notaban más estaban oscuros. —Ese tonito mariposa modéralo ¿entendiendo? — repasé sus facciones casi idénticas a las mías y sonreí, ni idea si le pareció a burla, pero su mano alcanzó mi barbilla para capturar mis ojos con los suyos —Necesito palabras Stella. Sabía muy bien lo que estaba haciendo, su tono era autoritario, no tiemble porque estaba acostumbrada, pero, él muy bien sabía y de sobra que conmigo eso no servía. —Entendido, ahora —mire su mano—. Puedes soltarme por favor, — miré sus ojos —. Voy tarde al lugar al que me dirigía antes de que te interpusieras en mi camino. No lo hizo enseguida, más bien no estaba muy segura de cuantos minutos pasaron, pero se alejó y se inclinó a mi oído. —Cuando termines con la entrevista con tu grupo me buscas —en su tono distinguí la tensión qué su cuerpo ahora esparcía—. Necesito saber como te sientes después de esto, ¿estamos? Lo mire por un breve segundo después de apartarme para seguir con mi camino, le lance una última mirada y murmure un "estamos" bajo que solo él podía escuchar. Mire la hora en mi móvil y me moví con cierta rapidez hasta que llegue a la cafetería, busque una mesa algo apartada y le mande un mensaje a Kashya. Hola Kashya, ya llegué a la cafetería, me ubique en una de las últimas mesas. Cerré el mensaje y esperé hasta que llegara ella, para poder llamar a mamá. Contenido oculto Holis uwu Amane perdón la demora <3
Como solía ser costumbre, mis planes para aquel receso consistían en pasarlo dentro de la biblioteca leyendo; Emily estaba ocupada con su entrevista y Kenneth con cualquier otra cosa de la que no tenía ni idea, así que prácticamente no había mejores condiciones para que yo pudiese cumplir mis intenciones. O al menos eso fue lo que creí, claro, porque cuando estaba a punto de abrir el libro que había escogido para aquel rato, mi teléfono vibró dentro del maletín y tuve que revisarlo. Así fue como acabé saliendo de la biblioteca, no sin antes haber dejado salir un suspiro algo pesado, y me dirigí hacia la cafetería. No me parecía el mejor lugar para hacer una entrevista de aquel estilo, a decir verdad, pero al menos pude comprobar que no había muchos alumnos dentro cuando llegué a mi destino. Distinguí a mi compañera de proyecto en una mesa bastante apartada de las demás y me acerqué, en silencio y a paso tranquilo. —Buenas tardes —saludé, una vez estuve a su lado, y me acomodé en uno de los asientos disponibles, para así también poder sacar una libreta donde apuntar lo que considera más importante de la reunión—. ¿Está todo listo para empezar?
Esperé un poco mientras lo hacía, acomodé todo lo que había traído en la mano, saqué el otro móvil que conseguí solo porque sí lo coloqué en un lugar cómodo para que no se cayera. Suspire en lo que le daba un paneo a todo el lugar, pues me apetecía ir a comprar algo hasta que Kashya llegara así qué eso hice al llegar a la fila mire que podía comprar, cuando llego mi turno pedí dos botellas de agua y algunos bocaditos, pues por si me daba hambre además lo compartiría con Kashya podía ser alguien si muchas emociones, pero me gustaba compartir si tendría a alguien a lado y en el mismo lugar que yo tal vez, muriendo de hambre. Al regresar, puse todo en la mesa antes de sentarme. En eso, sentí cómo alguien se acercaba al mirar por encima de mi hombro, pues resultó ser mi compañera de grupo. La repasé por algunos segundos y asistí ante su saludo. —Sí, solo falta llamar a mamá —miré el móvil, entonces mi vista de reojo se posó la botella de agua y los bocaditos—. Tome por si te da sed —moví los bocaditos al centro de la mesa—. Espero que esté bien que los haya comprado. No me molestaba en mucho preocuparme por eso, pero fue algo que se me dio por murmurar. Espere unos segundos y marque el número de mamá parpadee en lo que esperaba que contestara lo cual me sorprendió porque no demoro mucho lo primero que note fue unos ojos idénticos a los míos, pero los de ella transmitían muchísima calidez, después fije el color de su cabello, era de un marrón, casi o más bien parecía chocolate la última vez que la vi, no lo tenía de ese tono. —Mamá —su mirada capturó la mía y suspiré con algo de pesadez mientras notaba cómo una sonrisa aparecía por sus labios—. Espero no estar interrumpiendo, pero —me fijé en la hora—. Te llamé, por lo que esta fue la hora en la que me dijiste que estarías desocupada. Se lo decía porque tal vez se le pudo haber presentado algo y no, no quería interrumpir. —No te preocupes, cariño —distinguí su leve acento italiano, aunque ella ya no viviera en Italia. La miré fijo por un segundo al escuchar el apelativo que había usado—. Me da mucha alegría verte —entonces su mirada se fijó en Kashya, su sonrisa fue cálida y la vez reflejó un saludo—. Podemos empezar, cuando gusten. Asistí antes de acomodar la libreta en mi regazo para anotar todo lo necesario, en eso me fijé en Kashya. —Sí, entonces podemos comenzar—devolví mi mirada en mamá—. Puedes empezar a presentarte mamá. —Bien, buenas tardes, mi nombre es Giulia Romano, tengo treinta y cinco años, y soy una profesional que se dedica con pasión al campo de la botánica. He logrado combinar mi amor por las plantas y mi dedicación profesional para contribuir significativamente a la investigación y conservación de la flora. Con eso nos miró y dio paso a la entrevista, mientras me fijaba en Kashya y le dejaba el campo abierto para que así pudiera empezar ella si ningún problema.
Nada más llegar a la mesa, la chica me ofreció una botella de agua y me señaló unos bocaditos que había en la mesa, en un claro ofrecimiento a que los tomase si quería. Murmuré un "gracias" en su dirección mientras tomaba asiento, a pesar de saber que muy probablemente no probaría bocado durante la entrevista, y poco después me centré en la pantalla del móvil de la chica, pues ella confirmó que estaba lista para llamar a su madre y así empezar con el proyecto. Permití que fuera mi compañera la primera en hablar con su madre, asumiendo que era lo más lógico a hacer, y me entretuve apuntando algunos datos iniciales en la libreta que ya había preparado sobre la mesa. Después de la conversación entre ambas, la mujer finalmente se presentó y dios paso a la entrevista, que era para lo que estábamos ahí, después de todo. —Buenas tardes. Mi nombre es Kashya Thornton —me presenté también, serena, tras haber apuntado los detalles básicos que la mujer nos había facilitado—. ¿Cómo descubrió su pasión por la botánica? ¿Y cómo decidió que era la investigación y conservación de la flora el camino profesional que quería seguir? Contenido oculto vamos un poquillo justas de tiempo y solo somos nosotras dos, así que le tiré ya dos preguntas de golpe y así avanzamos algo más rápido uwu7
Giulia se puso cómoda mientras miraba a las dos muchachas lista para empezar la entrevista, aunque su mirada estuvo más en Stella, la pequeña que había dejado a cuidado del padre de esta, ya no era tan pequeña, creció más de lo que tal vez pudo imaginar. Parpadeo, pues escucho la voz de la compañera de su hija, su atención cayó en ella mientras escuchaba la preguntas que le hacía, las cuales hicieron que sonreía, prácticamente se trataba de todo lo que tuvo que pasar para hacer lo que ahora era momentos tristes y momentos felices lo que vivió en el jardín de su casa. —Descubrí mi pasión por la botánica durante mi adolescencia, en el patio trasero de la casa de mis padres, mientras exploraba los terrenos del lugar, encontré un pequeño jardín descuidado. Fascinada por las plantas y el potencial de revivir el jardín, comencé a pasar tiempo allí, aprendiendo sobre las diferentes especies y cómo cuidarlas. Esta actividad me proporcionaba una sensación de paz y propósito, y con el tiempo, se convirtió en una pasión que continuó cultivando, incluso después, cuando termine la escuela, conseguí un trabajo en una floristería. >> Para ser sincera, la botánica me ofrecía un escape y una conexión con la naturaleza que me ayudaba a sobrellevar las dificultades de mi vida. Con lo ultimo que dijo Stella la miro pues, no sabia todo lo que su madre estaba diciendo y lo que le causo mas curiosidad fue lo menciono por ultimo, aunque Giulia podía sentir los ojos de su hija casi no la miro pues sabia que si lo hacia su momento de concentración terminaría y recordaría cosas que tal vez no era el momento de hablar ni recordar. No paso mucho hasta que se puso repasar lo que conllevaba la segunda pregunta, asintió en poco mientras pensaba en todo lo que la llevo a decidir que quería dedicarse justamente a lo que ahora hacía. —Mmm haber —su expresión cambio justamente antes de contestar—. Decidí que la investigación y conservación de la flora era el camino profesional que quería seguir debido a varias experiencias clave a lo largo de mi vida. Primero, mi tiempo en el jardín me mostró el impacto positivo que el cuidado de las plantas puede tener en el entorno y en mi bienestar personal. Más tarde, cuando conseguí el trabajo y tuve acceso a más recursos y educación, profundicé en mis estudios de botánica. Me fascinaba la complejidad de las plantas y sus ecosistemas, y me di cuenta de la importancia de conservar estas especies para las futuras generaciones. Participé en varios proyectos escolares y extracurriculares relacionados con la ecología y la conservación, lo que solidifica mi interés en este campo. La decisión final se consolidó durante una excursión a una reserva natural, donde tuve la oportunidad de trabajar con científicos y conservacionistas ver de primera mano los esfuerzos para proteger y estudiar la flora me inspiró profundamente y comprendí que quería dedicar mi vida a esta causa, contribuyendo al conocimiento científico y a la preservación de la biodiversidad. Desde entonces, he enfocado mi educación y carrera en la investigación botánica y la conservación, sintiendo que es una forma significativa de devolverle algo al mundo natural. Con eso sonrió esperando que las chicas procesaran toda información que les había proporcionado. Contenido oculto hOLIS re feliz por que el foro volvió uwu, no se si quieras hacer otra pregunta y si faltan dos o algo ya las completo <3..
La mujer empezó a contestar las dos preguntas que le hice sin perder el tiempo, detalle que agradecí internamente al considerar el poco tiempo de receso que nos quedaba por delante. No estaba muy segura de si aquella videollamada estaba siendo grabada, así como tampoco creía que la grabadora de mi móvil fuera a captar el sonido sin interferencias si quería usarla, así que no me quedó más remedio que sacar a relucir mis habilidades de escritura a la hora de anotar toda la información que estábamos obteniendo de la entrevista. —Para finalizar por mi parte, entonces, quería preguntarle lo siguiente: ¿cuál cree que ha sido su mayor aporte a la conservación de la flora hasta el momento? Me preparé para anotar su respuesta justo después de formular la pregunta y, al mismo tiempo, consideré el espacio que necesitaría en mi libreta para las cuestiones que la otra chica fuera a hacer a continuación. Al fin y al cabo, asumía que ella también aportaría algo para poder completar el proyecto entre las dos. Contenido oculto lo suyo es que participemos las dos so te dejo una pregunta más y ya haces tú las dos que quedan para poder cerrar :D igual ya casi se acaba el receso so si ves que no te da tiempo a hacer el post porque es muy largo o lo que sea, puedes rellenar con las preguntas que falten cuando hagas la transcripción para enviarlo uwu
Lo de la fiesta de té sonaba un poco exagerado, de repente imaginé la sala decorada con guirnaldas y arreglos florales, y con el cuarteto de cuerdas tocando en una esquina; claro que no iría a decirlo en voz alta, si no la conocía casi nada y mi última intención sería ofenderla, aún si todo se tratara de una broma. Nos repartimos las tareas con velocidad, nos despedimos de la chica y Torahiko también encaró para su lado. Se iba a dormir, el desgraciado, me daba hasta envidia. —Farewell, Sleeping Beauty! —lo despedí con un amplio y exagerado movimiento de brazo. Bajamos junto a Rowan hasta la cafetería y nos pusimos en la fila, que por suerte era corta. Saqué el monedero del bolsillo de mi falda y le pregunté también a él qué deseaba tomar, para pedir todas las bebidas juntas; yo iría con un café, a ver si me espabilaba un poco más. —¿Todo bien, Rowie? —le pregunté mientras esperábamos a que los prepararan, por hacer conversación más que otra cosa—. Trabajabas en un bar, ¿cierto? ¿El negocio va bien?
Lo de la tontería de la fiesta del té que soltó Rockefeller sonaba exagerado, pero a la niña pareció causarle bastante gracia, incluso dudé que se ofendiera si soltábamos alguna tontería extra, pero si se nos ocurrió los tres nos la reservamos, pues al final ninguno la conocía demasiado. Ella entonces se quedó en la sala, supuse que le dijo a su padre dónde estaríamos y Tora se largó a tomar su sueño de belleza. Que Sasha lo llamara Sleeping Beauty me arrancó una risa que se quiso transformar en carcajada y el aludido solo negó con la cabeza, como resignado a su destino de ser molestado y defendido al mismo tiempo. Por demás, estaba seguro de que tocaría una cama y caería redondo, muy receloso y lo que quieras, pero a veces Tora no parecía ir a morirse de un infarto. Se dormía cuando quería, cómo quería y no se desvelaba si no era trabajando. —¿Habrá que despertarlo con un beso? —bromeé porque me vino en gana básicamente. Como fuese, bajamos a la cafetería, saqué la billetera también y le contesté que yo también quería un café. Ofrecí que pagáramos mitad y mitad, porque me pareció lo más lógico. —Todo bien, sí —respondí con simpleza y asentí cuando preguntó por el bar, también le sonreí—. Tekné se llama. De hecho puede que dormir sea inteligente de parte de Tora, empezamos a trabajar fuerte desde la noche de los jueves y esta semana tenemos que acomodar suministros y esas cosas. El negocio va bien, la gente no deja de beber y eso nos sirve a nosotros. Le contesté con calma y sinceridad, pues esas cosas no eran ningún secreto de estado y balanceé el peso de una pierna a la otra. —¿Tú cómo estás? El otro día te fuiste volando... Sabía que no me incumbía, tampoco pretendía que me contara por qué, solo me importaba saber cómo estaba incluso si me respondía de la misma forma que yo a ella. Fingir demencia era sencillo y lo sabía casi todo el mundo.
Mantuve la sonrisa y asentí, ya que no vi necesario ni correcto aclarar que, al menos en mi caso, eso del mate no... pues no era tanto un viaje de ida. No porque me hubiese desagradado, sólo que su existencia se enlazaba directamente a Anna y, si lo pensaba con detenimiento, haría caso un año de la última vez que la había visto aparecer con su equipo colgando del hombro, muy sonriente. —Ah, dulce de leche nunca probé —aclaré, alzando las cejas, y me reí—. Anna me ha hablado mucho de eso, sí, pero aquí cobran su peso en oro y se complica comprarlo. Es como... un ítem ultra raro. Lo pensé en términos de videojuegos y la idea me hizo gracia, me imaginé el tarro de dulce de leche en un slot del inventario con fondo dorado para diferenciarlo del resto y presumirlo con tus amigos. ¿Qué haría falta para obtenerlo? ¿Amasar una cantidad exorbitante de monedas? ¿Arrasar en diez dungeons? ¿Hacer tres de esas quest secundarias eternas? Italiano, resultó ser. Honestamente me costaba un poco diferenciar los nombres argentinos (o hispanos, más bien) de los italianos, incluso encontraba muchas similitudes en la forma que tenían para hablar, el acento y demás. Oírlo hablar en su idioma natal me ensanchó la sonrisa y atendí a su pequeña historia. Su historia se asemejaba a la de Anna, rememoré el show que habían organizado juntos y sentí algo cálido en el pecho. La idea del remix me arrancó una risa genuinamente divertida. —Un trotamundos, entonces —resumí, claramente ilusionado; admiraba a las personas tan aventureras, de verdad—. ¿Has vivido en muchos países, entonces? ¿Podrías elegir uno favorito? Para mí, un niño escupido y criado dentro de una enorme jungla de concreto, prácticamente recluido dentro de ella, aquellos capaces de respirar el mundo eran... brillantes a mis ojos; como si cargaran a su espalda una mochila llena de recuerdos cálidos y anécdotas divertidas. Sabía que en cierto punto lo idealizaba, claro, pero ¿qué podía hacer cuando eran tan diferentes a mí? —¿Llegaron hace mucho a Japón? —pregunté después, ya ingresando a la cafetería—. ¿Te gusta aquí? Contenido oculto los mandé derecho a la cafetería para que al menos lleguen a comprar los onigiris JAJAJA escribiendo el post me cayó una cancioncita re bonita and shit got emotional
—Ni me lo recuerdes —respondí a lo del alto costo del dulce de leche en Japón; hasta me llevé una mano al pecho, como si me lo hubieran pinchado con un cuchillo—. No te haces una idea de la ilusión que me hice al descubrir que aquí venden dulce de leche, hasta diría que fue una sorpresa… Pero no tan sorpresa como el precio. Me duele el bolsillo de sólo recordarlo. Apañé el comentario con otra risa, y ahí nomás le hablé sobre mi origen italiano y las andanzas familiares por las que terminé viviendo en paises tan distintos a mi lugar de nacimiento, como lo eran Argentina y Japón. Eso sí, de haber sabido que Kakeru no diferenciaba cosas de Argentina e Italia, le habría dado toda la razón del mundo, porque estos pueblos eran como hermanos. Tenían toda una cuestión relacionada con inmigraciones y demás; la verdad es que no presté tanta atención a las clases de Historia que tuve de chico, pero sabía que estos pueblos estaban unidos en ciertos puntos, y ni hablar del fulbito. No era extraño que una familia de extravagantes italianos adoptara parte de la cultura argentina, pues recordábamos esos años con mucho cariño. Kakeru se rio de buena gana con lo del remix, fue contagioso. También me pareció notarle algo de ilusión brotando por los poros, lo que me pareció de lo más agradable. Tenerlo como mi compañero de receso había sido una idea acertada, hay que decirlo. —“Trotamundos” es una buena palabra, sí —convine con una sonrisa, para luego contestarle lo demás… para lo cual, tuve que usar los dedos de una mano—. A ver, estuve en la Italia que me vio nacer, de ahí nos fuimos un tiempo a España, pasamos por Argentina, de ahí nos mudamos a México y luego pegamos el salto a Japón, aprovechando que sólo teníamos un Océano Pacífico de distancia —bromeé. >>Mi país favorito, y el de toda mi familia... es Argentina, obvio. Este equipo de mate lo dice todo, ¿no te parece? —sonreí, volviendo a palmear el objeto en cuestión. Tuvimos la suerte de que la fila de la cafetería era corta, no tendríamos que esperar tanto para hacernos con un buen par de onigiris. Aquí la charla siguió, con otras preguntillas de Kakeru. —Llegamos a principios del año pasado, justo a tiempo para arrancar mi nueva era escolar —respondí— ¡Y sí, me encanta Japón! Me emocioné mucho cuando nos dijeron que vendríamos a Tokio; ah, y si vieras a mis primitos, que siempre fueron fans de esta cultura. Estamos todos contentos y gusto, por suerte. Eso sí, mi papá consiguió algunos contactos para que le traigan mate y golosinas argentinas a buen precio; ya ves que parte de nuestros corazoncitos se quedó allá —miré detenidamente a Kakeru y moví las cejas traviesamente—. Así que ya sabes: si algún día te nace probar el dulce de leche, me avisas. Dicho esto, pasamos por el proceso de comprar los onigiris y nos dirigimos a la primera mesa vacía que encontramos. Le hice un gesto caballeroso a Kakeru para que pasase primero. —Después de usted, señorito —invité, con una pequeña risa—. Comamos onigiris y luego dejemos que el mate ilumine este día lluvioso. Contenido oculto Grande Coldplay, un 11/10 rolear con ellos. PD: ahí traté de que mi post quede perfilando para un cierre. No se si habrá más respuestas, así que aprovecho para decir que disfruté mucho roleando a estos pibes, mi corazón necesita que sean buenos amigos y tomen más mates juntos <3
Si había algo que me tranquilizaba en todo este asunto, era saber que entre los nuevos amigos que Beatriz estaba haciendo estaba Vero y también Cay, puede que el segundo fuese algo intermitente porque no parecía la clase de persona que buscaba de forma activa a los demás, pero eso no quitaba la opinión que tenía sobre él, un poco similar a la que tenía de Vero. No podía opinar del otro chico porque no lo conocía, pero si ella se sentía cómoda, suponía que era suficiente. Si había tenido malas experiencias previas en la escuela, tan siquiera ahora parecían orientarse de forma diferente. Era lo que me había pasado a mí al conocer a Al. —Tal vez un día podamos almorzar las tres juntas, ¿qué piensas, cielo? —propuse al aire cuando la oí decir que le gustaría ser su amiga también. Vero me dejó un beso en la cabeza cuando me apoyé en ella, la sensación fue cálida y me hizo sentir tranquila. Así continuamos nuestra marcha, ya en la planta baja seguimos hacia la cafetería mientras ella me contaba que había vuelto al dojo dos veces, una para la entrevista de su sensei de karate y otra para practicar con Ryuuji y Yuta, que uno le costó una galleta y otro mil yenes. Bueno, ¿pero qué hacían cobrándole por el entrenamiento a una niña tan bonita? En fin. Iba a responderle cuando siguió hablando, contándome que tenía un examen de judo muy importante y se me escapó un sonido de sorpresa mientras le zarandeaba el brazo sin fuerza real. Resultaba que por venir pensando en eso en la mañana se había llevado por delante a Cay, por nerviosa y distraída. Al final dijo que por eso la ayudaba que estuviera aquí con ella. —¿A qué horas es el examen? —busqué saber ya entrando a la cafetería—. Los nervios son normales, ¿pero cómo te sientes para el examen en sí? Luego de entrenar con los muchachos quiero decir.
La reacción que tuvo Jez me recordó un poquitito a la que tuvo Cay más temprano, pues una notoria sorpresa fue lo que predominó en sus ademanes apenas supo del examen. Al escuchar el sonido que brotó de entre sus labios, como si el aire de pronto se le hubiese atropellado, pensé que bien podría haberles mandado un mensajito para que estuviesen al tanto. ¡Pero bueno…! Entre que también debí centrarme un poquito en el proyecto escolar y que de ratos era una lucecita medio despistada, pues… Ups! Al menos, esto me permitió tomar algo más de consciencia y me dio la idea, que vino fugaz, de escribirle a Mey más tarde; de esta forma también la tendría cerca de mí, dándome la paz y fuerza que hallaba, a su vez, con Jez. Su zarandeo fue livianito, pero igual me pilló desprevenida. No pude evitar la risa que se me escapó al sentir las repentinas cosquillas que el movimiento me hizo, y porque había que decir que su reacción me había lanzado otra dosis de ternura. Exhalé el aire por la nariz con lentitud en el momento en que mi lucecita hizo preguntas relacionadas al tema. Ni falta me hizo acudir a mi memoria, con la de veces que repasé la fecha y horario. —Al mediodía, en el Instituto Kōdōkan —respondí, añadiendo el dato extra de la ubicación— Es la sede central de la comunidad mundial de judo, y digamos que vendría siendo mi segunda academia en Tokio, además del Sakura —bromeé, para acto seguido contestar la otra pregunta—. Me siento preparada para ese examen. Tal como dices, los nervios son parte normal del proceso; además, diría que lidiar con ellos es otra vía a través de la cual puedo formarme como atleta. En situaciones así, es donde la valentía brilla mucho más, ¿no te parece? Me golpeteé el pecho con la mano, segura de mis palabras. Los nervios iban y venían, pero eso no ponía en entredicho la fe que me tenía para superar el desafío, y lo dispuesta que estaba a continuar en la vía de la perseverancia. Así las cosas, llevé suavemente a Jez hasta la fila de la cafetería, que no era extensa y eso me permitió husmear a la distancia la vitrina con comidas. —¿Tenías algo en mente? —curioseé, justo antes de que se me prendiera la lamparita y añadiera:— ¿Me dejas pagarte un postrecito?
La verdad era que Vero no tenía por qué avisarnos con antelación ni nada, pero uno aprovechaba las oportunidades para hacer algo de berrinche solo por la gracia. Ella sabía que hiciera lo que hiciera tenía mi apoyo y el del resto, además sabía que todos habíamos estado algo ajetreados con el asunto de los proyectos. Que preguntar la disponibilidad de las personas, que coincidir todos en un día, la entrevista como tal y luego la entrega. Entre al tontería cuando la zarandeé se rio, luego me respondió las preguntas y anoté mentalmente el lugar y la hora, para poder enviarle mensajitos de apoyo antes de que estuviese en el examen como tal. —Supongo que sí... Aplica a casi todo, ¿no? Hay que lidiar con los nervios para seguir avanzando —dije luego de pensar algunos segundos, me permití una sonrisa un poco resignada—. Sé que una chica tan valiente como tú puede superar esa clase de obstáculos sin problema. Además, ¡Ryuuji-kun salió volando! Seguro mandas a volar a más personas mañana. Al referirme a lo que había pasado con el chico hice un movimiento de arco con la mano libre, como replicando su trayectoria y me reí no porque tuviera malas intenciones en realidad. Me seguía sorprendiendo que Vero, que era de mi tamaño, pudiera levantar a un muchacho más alto y pesado que ella, aunque sabía que era justamente esa la lógica del arte marcial. —Aunque no sé cómo funciona un examen de judo... ¿Te enfrentas a varias personas? Ya en la fila de la cafetería asentí con la cabeza a su pregunta de si tenía algo en mente, le contesté que venía por un bento completo y cuando dijo lo del postre sonreí, pues era típico de Vero y me reí por lo bajo. —Solo si me dejas pagarte uno a ti, como regalo de buena suerte para mañana. Poco después de eso nos atendieron, así que me pedí el bento y luego esperé que tomáramos la decisión del postre para entonces ir al dojo.