Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

[Bosque #5]

Ale parecía ligeramente decepcionada de que no conociera ninguna canción en japonés, aunque luego negó con la cabeza, intentando tranquilizarme. No era un problema mayor, la verdad, pero hice una anotación en mi cabeza para luego buscar y aprender algún canción que estuviera de moda. La chica había dicho que quería ser una idol, ¿no? Nunca me había metido en ese mundo. Suponía que había una primera vez para todo.

La chica aceptó mi proposición de simplemente improvisar, sin embargo, por lo que estuvimos un rato dedicándonos a eso, simplemente a dejarnos llevar por la música, por ese idioma sin palabras que ambos podíamos entender, y que tanto nos maravillaba. En un momento, se rió, de manera divertida, y yo no pude hacer nada más que dejar de tocar de improviso. Me la quedé mirando durante unos segundos. Maldita sea, que ganas de que se me ocurriera un chiste, para escucharla reír de nuevo.

Fruncí el ceño en cuanto me dijo de no quedarme allí. Incliné la cabeza levemente, para luego soltar una pequeña risa.

— ¿Por qué no quisiera quedarme aquí? Sí, está bien, la pasé mal en el bosque y tuve un pequeño emotional breakdown... y bueno, me bajé media botella de whiskey... ¡La cuestión! Es que no me molesta para nada quedarme aquí. Estoy al lado de un lago precioso, tocando mi guitarra, rodeado de amigos... —volteé la mirada, me mordí la lengua, y luego decidí ser valiente.— Y también estás tú, a mi lado, compartiendo la noche y la música. No podría estar mejor.

Le dediqué una sonrisa, y esperaba que la noche no mostrara como las mejillas se me habían teñido levemente. No tenía sentido ocultar lo bien que me hacía su presencia, la verdad.

>> Además, mientras no tenga que entrar al bosque de vuelta, no va a pasar nada. Pero, si tuviera que hacerlo... ¿me quisieras acompañar?

 

[Bosque #5]

Blee ni se podía imaginar lo mucho que aprecié su comentario sobre Copito, al decir que era bonito. Sí, es cierto que la expresión con la que la miré rebosaba de intensa calidez y gratitud, pero ni por asomo llegaba a transmitir todo el bien que me hizo. Yo quería mucho a mi gorrión… Muchísimo. Por eso me alegraba un montón cuando decían cosas lindas de él, le hablaban o lo acariciaban. Era chiquito, pero un pilar muy grande en mi vida. Fue capaz de soportar el largo viaje de Canadá a Japón con tal de permanecer a mi lado; sabía que yo también era su ser especial, no por nada nos mostrábamos tan unidos frente al mundo.

Cuando la chica preguntó si lo había criado desde pequeño, noté que Hubby asentía ligeramente para secundar las palabras de Blee, movido por el mismo interés. Mi sonrisa se desvaneció para dar lugar a una expresión pensativa, incluso tuve que llevarme un meñique a los labios para ayudarme a encontrar las palabras justas, con los ojos puestos en las estrellas que brillaban sobre nosotros.

—Lo tengo desde hace poco más de dos años, si no me equivoco —respondí finalmente, recuperando parte de mi sonrisa… Sin embargo, era una sonrisa algo dubitativa, por motivos que ellos no tenían por qué saber—. Estaba bastante crecidito cuando llegó a mi vida, pero era algo más chico de lo que lo ven ahora —acerqué un índice hacia Copito y éste, comprendiendo la intención, se posó en él para que pudiese acercarlo frente a Hubby y Blee—. Es un gorrión joven e inteligente… Y muy valiente.

Había cosas que no me atrevía a contar. La forma en que Copito y yo nos encontramos. El pajarito no había venido a mi vida, en realidad yo irrumpí en la suya de imprevisto. Pero para lograr dar con él... tuve que cometer una imprudencia... Fue mi única opción para salvarlo del martirio al que lo tenían sometido. Y siempre me daban escalofríos cada vez que recordaba lo que me dijo mi hermana al enterarse de lo que hice...

Que pudo haber sido una tragedia para ambos.

Pero habíamos tenido suerte. Estábamos bien. Copito estaba bien, con sus plumas reluciendo de blancura. Su cuerpo era fuerte y vivaz, y mi felicidad grande. Lo miré un poco distraída, con un inmenso cariño, hasta que la sonrisa finalmente cerró mis ojos. Aproximé un poco más el índice hacia Blee y Hubby. El gorrión posó en ellos sus ojillos rojos, interesado por la cercanía.

—Pueden acariciarlo si quieren —invité con plena seguridad en la voz—. Copito los acaba de conocer y ya confía en ustedes. Eso es señal de que son lindas personas, los instintos de este chiquitín nunca fallan, eh.

Hubby dejó escapar una risa en voz baja, pero en sus ojitos negros resplandeció un poco de emoción.

—¿De verdad puedo? —preguntó.

—Claro, Hubby, ¡sin miedo! —respondí entre risitas.

El chico acercó un índice con cuidadosa lentitud y lo deslizó sobre la cabeza del gorrión, que se removió y le picoteó amistosamente el dedo, haciéndolo reír por lo bajo otra vez.

—Es increíblemente suave —mencionó con una sonrisa, mientras se giraba hacia Blee, como esperando que ella también hiciera lo mismo.

 

[Bosque #5]

El hecho de que Alethea extendiera su brazo y rodeara mi mano me tomó completamente por sorpresa. Siempre había sido yo el que daba el primer paso, era lo normal y lo que se esperaba de mí. Pero, por alguna razón, nunca había decidido hacer lo propio con Ale. Tal vez veía a la chica como demasiado tímida, o quizás no quería arriesgarme a arruinar la relación que habíamos llegado a cultivar sin estar seguro de lo receptiva que podría llegar a ser a cualquier avance. La cuestión es que todas esas dudas se desvanecieron en cuanto sentí su suave tacto.

Le respondí la sonrisa con una mía propia, que se ensanchó en cuanto la volví a escuchar reír. No sabía si me sentía más contento por verla así, o por ser yo la causa de que estuviera tan alegre. Cuando sacó su mano, sentí como un escalofrío me recorría por el brazo, como si me hubiera desabrigado de repente. Sacudí la cabeza, intentando aclarar mis pensamientos. Al parecer, el alcohol ya estaba empezando a hacer efecto. Más valía tener los pensamientos claros, o los más claros que podía, teniendo en cuenta que estaba embriagado no solo de bebida, si no de un par de cosas más.

— Oh, ¿has bebido algo alguna vez? Y la verdad... no sé que cosas habrán traído el resto. Obviamente no podemos darte whiskey o vodka, o incluso el ron que dicen que encontraron. Probablemente haya cerveza por ahí. Tal vez podríamos empezar con eso. Oh, aparte, ¿te gustan más las bebidas dulces o las amargas? Porque también eso va a dictar con que cosas te vas a sentir más a gusto. De hecho, ahora también me entró la curiosidad. ¡Joey, Ali! ¿Qué otras cosas trajeron para esta noche?

Giré el rostro hacia Ale, con una sonrisa.

— A riesgo de parecer un borracho, tengo bastante cultura alcohólica. Mi tío tenía un pub en Irlanda, y a los 16 ya podemos empezar a tomar alcohol legalmente en Austria, así que creo que no podrías haber encontrado mejor guía.

Le guiñé el ojo, y solté una risa tranquila, para luego seguir tocando compases con la guitarra, mientras esperaba la respuesta de los demás, y cada tanto, mirando su mano por el rabillo del ojo.