Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

Tema en 'Ciudad' iniciado por Gigi Blanche, 23 Junio 2021.

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    Bruno TDF

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    Middel aceptó la sugerencia de intercambiar opiniones en torno a las lecturas que mencionábamos, por lo que quedó en el aire la promesa implícita de un posterior encuentro. Era buena vía para establecer un vínculo, sobre todo teniendo en cuenta que seríamos compañeros de club en un futuro cercano. Al notar por sus movimientos que probaría su comida, aproveché esa ocasión para terminar mi cena. Comimos en un pacífico silencio que era apenas roto por el crepitar del fuego, hasta que la chica respondió que no habituaba a leer en voz alta y se interesó por el motivo de mi interrogante. Le devolví la sonrisa y, con un asentimiento silencioso, confirmé que se le daba bien. Ambos teníamos un modo formal y sereno de hablar, de expresarnos, pero en ese parecido también destacaban rasgos que nos volvían singulares. Hubo algo en la calma de Bleke al hablar de Antígona, que nutrió sus palabras de una energía que cautivaba al oyente; al menos, ese era el potencial que había observado.

    “Tal vez podríamos hacer lectura conjunta frente a una audiencia” fue un pensamiento que pasó por mi mente, el cual descarté por considerarlo apresurado. Sin embargo, la idea quedó agazapada en algún rincón de mi mente.

    Me dediqué a escuchar con respetuosa atención sobre sus familiares. Habló de su prima y de su abuelo, a los que definió como extrovertidos y parlanchines, destacando sobre todo las anécdotas del segundo. La evocación me hizo esbozar una sonrisa, al imaginarme una cena de esa índole, con una voz hilando imágenes. En mi hogar natal, mi padre no era hombre de pocas palabras, pero su conversación era extremadamente serena; mientras que, por su parte, mamá solía ser un poco tímida en reuniones grandes. En todo caso, Bleke me ofrecía un cuadro enternecedor, aunque creí percibir algo de nostalgia en el aire.

    Cuando me preguntó sobre Los crímenes de la calle Morgue, le sostuve por un momento la mirada a la luz del fuego. Un poco para generar suspenso, pero también con la finalidad de identificar el mejor modo de ofrecerle una primera visión.

    Los crímenes de la calle Morgue —empecé—. Se considera el relato que fundó la narrativa de detectives y las bases del género policial clásico. Forma parte de una serie de tres cuentos, cada uno de los cuales trata de un caso distinto —hice una pequeña pausa para permitirle asimilar este principio de información, más bien histórica—. Existe un común acuerdo, en torno a la opinión de que la creación de los detectives Hércules Poirot y Sherlock Holmes tomó como base a uno de los protagonistas de este cuento: Chevalier Auguste Dupin.

    Mis ojos se posaron brevemente en la fogata cercana y observé con detenimiento su danza cálida. Luego, entrelacé las yemas de mis dedos, que coloqué por debajo de mi labio inferior antes de regresar a los ojos de Bleke.

    —El relato inicia con un interesante monólogo sobre la capacidad de observación y la figura del “analista” que se mueve por el mundo a través del extremo raciocinio —mencioné—. Luego nos presenta a Dupin y la amistad que entabla con el narrador anónimo del cuento. Mediante la lectura de un periódico, obtienen información sobre un hecho acontecido en una mansión de la calle Morgue: el asesinato de una madre y su hija. Es un caso que parece no tener una resolución clara por dos factores —advertí, separando una mano de mi rostro para alzar el dedo índice—: primero, se produce en una habitación firmemente cerrada por dentro —elevé un segundo dedo—; luego, tenemos la monstruosidad del hecho —en este punto cerré los ojos, pues no era agradable lo que iba a describir—: a la hija la encuentran incrustada dentro de la chimenea de la habitación, cabeza abajo, con marcas en el cuello; mientras que dan con el cuerpo horriblemente mutilado de la madre en el patio, cuatro plantas más abajo.

    >>El periódico recoge una serie de testimonios de personas que entraron a la mansión minutos después de los asesinatos: todos afirman haber escuchado dos voces discutiendo. A la primera la definen como la de un hombre francés. Pero nadie sabe identificar la nacionalidad ni género de su interlocutor. Sin embargo... no encuentran a nadie.

    En este punto suavicé la expresión y sonreí en dirección a Middel.

    —Con estos misterios sobre la mesa, Dupin acude personalmente a investigar el lugar de los hechos para resolver el misterio. En tus manos queda acompañarlo en su tarea, en tanto yo descubriré el destino de Antígona.

    >>A todo esto, Middel-san, ¿cuáles son los próximos libros a leer para el Club de Lectura?

    AL FIN PUDE RESPONDER ESTO. Hubertocho for the win.
     
    Última edición: 22 Agosto 2023
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    Gigi Blanche

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    [Zona de acampada]

    La solicitud la había hecho medio en serio, medio en broma. Como tal no me venía mal un tutor, nunca había sido el más brillante de la clase y mis amistades, bueno, dejaban bastante que desear en ese aspecto. Los quería, pero eran una manada de tontos. El inteligente era Haru, quizá, pero el cabrón con la cara de culo y la nula motivación no servía para enseñar. En cualquier caso no había esperado que Adara se lo tomara en serio. La miré, Fiorella reaccionó para regañarla y yo las observé en silencio, procesando la situación.

    Recibí la mirada de Makris, en cierta forma incisiva, y mi expresión no se modificó ni un ápice.

    —Pues... las que peor se me dan son Física y Matemáticas —definí, pensativo—. Inglés, también.

    La biología me gustaba y estaba más que habituado a leer de historia por culpa del santuario. Ciertos aspectos de la geografía me aburrían y la química me daba bastante igual. Había prestado atención al intercambio de las chicas, pero aún así no habría pretendido nunca recibir tutorías gratis, ¿cierto? Sería como aprovecharse de la pobre alma.

    —Puedo pagarte —agregué, junto a una pequeña sonrisa—. Dinero, si quieres, o alguna otra cosa. ¿Quizás haya algo que te interese puntualmente?

    Es decir, contactos tenía, ¿no?


    Bleke 2.png
    [Zona de acampada -> Bosque #5]

    De por sí no era una persona que gesticulara mucho ni expresara emociones fuertes, así que mi rostro se mantuvo impasible y relajado mientras absorbía el relato de Hubert. Me gustó que iniciara concediéndome un breve contexto histórico de la obra y lo que ésta representaba en el mundo literario, hecho que le hice saber con un ligero asentimiento y una muy breve sonrisa. Su voz se fundió en los sonidos nocturnos y seguí la sinopsis, palabra a palabra. La descripción de los homicidios, particularmente el de la hija, fue escabrosa y se dibujó sin dificultades en mi mente.

    Su sonrisa anunció que la presentación del cuento finalizaba, y entonces, junto a una última invitación, guardó silencio. Me mantuve algunos segundos sin abrir la boca ni modificar mi semblante, hasta que una sonrisa curvó lentamente mis labios y alcanzó, así fuera un poco, a estrechar mis ojos.

    Bien hecho.

    —¿Te gusta escribir, Mattsson-san? —inquirí, notando que mi móvil vibraba en el bolsillo de mi short.

    Por más libros que alguien leyera, había una distinción en la elección de palabras y la construcción de las oraciones de aquellos quienes ponían en práctica aquello que absorbían. Saqué mi móvil para revisarlo, era Joey y sus mensajes seguían entrando. La luz de la pantalla iluminó mi sonrisa, más divertida que las anteriores, y solté una ligera risa nasal al alzar la mirada hacia Hubert.

    —Recibimos una invitación formal —indiqué, en tono de broma, girando el aparato para que pudiera leer.


    Buenas noches linda, cómo estás?
    Bien acompañada, por lo que veo
    Iba a acercarme a invitarte, pero los vi tan compenetrados en su charla que me dio pena interrumpir~
    Ven luego al bosque cinco! A la playa
    Habrá varios senpai para que conozcas y te diviertas
    Y trae a tu amigo, así me lo presentas... y lo autorizo, por supuesto!
    Tengo que ver que sea apto
    Es mi trabajo


    Menuda retahíla. Con el asunto zanjado y el acuerdo de ir a ver qué tal, le respondí a Joey un simple "de acuerdo, ahora vamos para allá" y nos dirigimos a la playa. El camino estaba oscuro y encendí la linterna del móvil para no ir a tropezarnos. Aquel silencio era mucho más profundo que el de la zona de acampada y, sobre él, respondí la pregunta que Hubert me había hecho antes.

    —No lo hemos definido aún —murmuré, caminando con calma, y lo miré de soslayo al agregar—: Es un buen momento para que te unas, ¿no te parece? Podríamos establecer como próxima lectura la recomendación que hagas.

    Alcanzar la playa no fue difícil, y allí topamos únicamente con dos chicas. Una de ellas era Welsh-san, la amiga de Joey, y la otra... no estaba segura, no la tenía muy vista. Les sonreí con cortesía al acercarme, comprobando que Hubert se encontrara a mi lado.

    —Buenas noches, senpais —saludé, asumiendo que ambas iban a tercero, y miré alrededor—. ¿Joey aún no ha llegado?

    Este chico. ¿Dónde se suponía que estaba, si habíamos llegado antes que él?
     
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    Reual Nathan Onyrian

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    [Bosque #5]

    Los recién llegados se presentaron como Kakeru y Verónica, y en cierta manera eran como una versión inversa de Alethea y yo. La chica parecía tener un torpedo en el culo y el muchacho era principalmente callado, agua de tanque que apenas se movía con el viento. Bueno, había gente de todo tipo en esta escuela, la verdad, un poco de gente normal no venía nada mal. Nos despedimos de Alisha, al tiempo que llegaba Ale, lo cual me tranquilizó un poco, tanto por la rubia como por la peliceleste, ya que ninguna se iba a quedar o iba a tener que viajar hasta el punto de encuentro sola. Saludé a la recién llegada con una sonrisa tranquila, y seguí al muchacho hacia el bosque.

    Ah, carajo, cierto que teníamos que internarnos de vuelta en la oscuridad. Yo y mis ideas. Sinceramente, si volví a aparecer un demonio devoracadáveres con una pala...

    Un toquecito en el codo me sacó de mis pensamientos, y miré para alrededor sin encontrar a nadie, y luego caer en la cuenta de que no había nadie allí tan alto como para verlo frente a frente. Miré hacia abajo, y me encontré con Vero, que me observaba curiosa. Sonreí ante el comentario, y asentí con la cabeza. La chica entraba en confianza bastante rápido. Lo cual no me molestaba en lo absoluto. Yo era igual. Además era bastante bonita.

    — Ah, que bueno que pueda contar contigo —contesté, manteniendo la sonrisa.— Igual no sé que suerte tengamos en encontrar un tronco grande en la reserva, la verdad. Dudo que haya uno tirado por allí. Lo más probable es que tenga que contentarme con algunas ramas gruesas y ya.

    Me palmeó el brazo, y luego se alejó, anunciando que iba a recolectar hojas secas y demás. Lo vi marcharse, y me di la media vuelta, para avocarme a mi propia tarea, cuando sentí como algo impactaba en mi rostro, con bastante fuerza.

    Trastabillé, tomado totalmente por sorpresa, mientras soltaba un gritito y luego un insulto en alemán, e intenté quitarme de encima lo que fuera que se hubiera abalanzado hacia mí. Resultó ser una ardilla, que se encontraba tan o aún más nerviosa que yo, y comenzó a arañarme la cara mientras yo intentaba desalojarla. La condenada esquivó un manotazo que terminó impactándome en plena mandíbula, se trepó a mi espalda, se metió debajo de mi camisa, me hizo dar unos pasos de baile bastante ridículos mientras me retorcía por las cosquillas y los arañazos, y terminó escapándose al fin, escabulléndose entre los arbustos.

    Suspiré, me aclaré la garganta, y me acomodé la ropa, para continuar camino. Bueno, ¿algo más quería estamparse contra mi cara esa noche? Ya me había tocado una pala y una ardilla. ¿Qué iba a hacer ahora? ¿El fruto de un árbol? ¿Una zapatilla? ¿Tanto odiaba este bosque a los heterocromos? ¿O era porque era austríaco y el lugar olía mi ascendencia?

    Maldita sea, seguro ni había un tronco por estos lugares.
     
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    [Bosque #5]

    Así pues, acabé quedándome junto a Alethea-chan mientras el resto se alejaba para buscar leña y demás parafernalia necesaria. Le pregunté a la chica cómo estaba, si había comido bien y cualquier otro tipo de small talk que se me ocurriese en el momento para ir tanteando el terreno; mi verdadero objetivo había sido, por supuesto, intentar averiguar un poquito más de contexto de su actual relación con Jackie-chan, pero la cosa no terminó de pasar cómo había anticipado.

    Apenas íbamos avanzando un poco en la conversación cuando un par de nuevas voces de intercalaron con las nuestras, provocando que dejase de hablar por completo para intentar distinguir de quiénes se trataban (no reconocí la de Joey, lo que fue básicamente el detonante para que no me fiase de nuestros posibles intrusos). Encendí la linterna de mi móvil y lo levanté hacia el frente, descubriendo las sombras y... relajándome por completo en cuanto reconocí la figura de la blanquita.

    —Ah, Bleecita, qué susto me diste —solté junto a un suspiro aliviado, bajando el móvil iluminado al mismo tiempo—. ¿Joey? Qué va, quién sabe dónde estará. Capaz está escondido detrás de un árbol, esperando que lo mencionemos las suficientes veces como para darse por aludido y hacer su entrada triunfal —añadí, encogiéndome de hombros con cierta indiferencia, como si aquella explicación fuese la más plausible sobre la ausencia del chico (y quizás lo fuese).

    Ya había recuperado la compostura después del mini ataque de pánico por un posible invitado no deseado, así que no tuve mucho problema en echarme encima una sonrisa absurdamente animada y hacer una reverencia excesivamente teatral, haciendo de cuenta que estábamos en alguna especie de baile real y no en mitad de un boque cualquiera.

    >>¡Bienvenidos a la super fiesta del campamento! We're gonna have lots of fun~ Y... —me acerqué a Bleke un par de pasos, para poder hablarle en voz bajita con una sonrisa sugerente plantada en los labios—. ¿Quién es el chico tan guapo que te acompaña, Bleke-deke~?
     
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    Bruno TDF

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    [Zona de acampada >> Bosque #5]

    El silencio volvió a ocupar la mesa al finalizar mi relato. En esa ausencia casi total de sonidos, después de hacer mi pregunta sobre lecturas futuras del club, el celeste oscuro de Bleke permaneció sobre mí. Sus reacciones habían sido escasas, cosa que estuvo lejos de preocuparme ya que era algo lógico de su personalidad calmada e impasible; a lo largo de mis palabras, hubo apenas un asentimiento y, asimismo, el asomo de una sonrisa. Pero al cabo de esos segundos de paz muda, la sonrisa se desplegó una vez más en sus labios. Las comisuras se curvaron con bastante lentitud. E incluso... sus ojos parecieron sonreír. Notarlo me otorgó la certeza de que mi relato fue eficaz, que logró calar de alguna manera en su individualidad. Le devolví la sonrisa, sintiendo satisfacción en mi fuero interno.

    Acto seguido, su pregunta me sumió fugazmente en los pensamientos, pues nunca me había planteado el oficio o la afición de la escritura. Lo cierto era que me sentía bastante cómodo en la posición de lector empedernido. Incluso fuera de los libros, mi vida continuaba compuesta de lecturas. Era un observador del mundo, de forma intencional o no, y percibirlo, interpretarlo, era lo mismo que leerlo. El escribirlo era una posibilidad que no hallaba consideración entre mis ideas a futuro. Middel me había otorgado un interrogante significativo, el cual no llegué a responder debido a que nuestra charla se vio interferida por una serie de mensajes en su móvil que desataron una expresión divertida en su semblante. Con una sonrisa, di cuenta de los mensajes que me ofrecía en la pantalla de su teléfono...


    “Y trae a tu amigo, así me lo presentas... y lo autorizo, por supuesto!”
    “Tengo que ver que sea apto”
    “Es mi trabajo”



    Dejé escapar una risa leve al ver aquellos últimos chats. Fue un acto con el que, más bien, disimulé el latigazo de nerviosismo. De repente me sentía observado. Giré la cabeza hacia algún sitio del campamento, sin un objetivo particular, como esperando encontrar así a la persona que nos estaba mirando. Hacer ese movimiento también me servía para buscar serenar el rubor que estaba asaltando mis mejillas, pese a que la noche y el fuego ya eran buenos abrigos para ocultarlo. Al final suspiré y le sonreí a Middel, mientras me rascaba la mejilla con el índice. Me tranquilizó un poco ver que no se había incomodado por el tono de aquellos mensajes y, tras un breve intercambio, acordamos ir juntos a la playa. Era, para mí, otra buena oportunidad para seguir conociendo personas.

    En el camino hacia la playa, también encendí la linterna de mi móvil para ayudarla a iluminar el camino.

    —Procuraré unirme al club esta semana o principios de la siguiente —respondí mientras eludía raíces elevadas del suelo—, hasta entonces dame tiempo para pensar en una buena recomendación para el grupo.

    Al llegar a la playa, nos encontramos con dos personas que no reconocía de vista, por lo que deduje que se trataban de estudiantes de tercer año. Senpais, tal cual decían los mensajes en el teléfono de Bleke. Se trataban de dos chicas, una de cabellera rubia, mientras que la otra tenía colores que, bajo la noche, fluctuaban entre el azul y el celeste. Noté que no había nadie más cerca y el sitio estaba plagado de oscuridad, apenas nos llegaba la luz de la luna y su reflejo en las aguas, más allá de la poética orilla. La primera senpai se giró con una expresión bastante alarmada, por lo que me limité a esbozar una sonrisa calma con el afán de tranquilizarla; se relajó al reconocer a Bleke y mencionaron a una persona de nombre Joey.

    De vuelta, la sensación de estar siendo observados.

    Miré con discreción hacia los árboles que nos rodeaban, mientras la chica rubia decía algo al oído de Bleke que no llegué a oír, sobre todo porque mi mente comenzó a elaborar intuiciones. Las senpais no fueron las autoras de los mensajes, considerando la reacción sorprendida de una de ellas y el hecho de que la otra la estaba acompañando desde antes. Bien podría haber sido Joey, pero era asumir cosas demasiado pronto, en realidad faltaba información como la real cantidad de personas presentes en el lugar. Esbocé una sonrisa serena y me giré hacia la chica de cabello celeste, que había quedado algo apartada de la conversación entre Middel y su amiga.

    —Buenas noches, senpai, es un placer conocerte —saludé con voz tranquila y mi característica formalidad—. Soy Hubert Mattsson.

    Hubert asistiendo a una joda nocturna en un bosque, quién lo hubiera imaginado.
     
    Última edición: 30 Agosto 2023
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    Gigi Blanche

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    [Bosque #5 -> Bosque #4]

    El intercambio entre Jack y Verónica se desarrolló a mi lado, al cual atendí de soslayo pero no mostré intenciones de aportar. Oírla decir que le avisara si precisaba ayuda con el tronco me arrancó una sonrisa y noté que se alejaba. Me mantuve relativamente concentrado en mi tarea hasta que Jack, a unos pocos metros de mi posición, soltó un pronunciado grito. Me erguí, algo sobresaltado por lo repentino del estímulo, y lo apunté con mi linterna. Me pareció ver que un pequeño animal desaparecía de escena.

    —¿Estás bien? —le pregunté sin consumir la distancia, entre divertido y preocupado.

    En el brazo libre llevaba ya algo de leña. La acomodé un poco y redirigí la luz hacia adelante, alzando la voz para que ambos me oyeran.

    —Podríamos seguir buscando más allá.


    Kakeru: 5/7
    Vero: 1/7
    Jack: 5/7

    Copypasteo los eventos:
    1. Una ardilla aparece de la nada y choca con uno del grupo (lanzar lista) en su intento por esquivarlos.
    2. Entre los arbustos encuentran... ¿una botella de ron? ¡¿Qué es esto?!
    3. Uno del grupo (lanzar lista) se tropieza y se lastima un poco.
    4. La linterna del grupo se apaga por cinco minutos.
    5. Escuchan algunos ruidos de las copas de los árboles y les caen frutos y hojas sobre las cabezas.
    6. Pasan cerca de una pendiente y se resbalan ligeramente, perdiendo parte de lo recolectado (-2 puntos).

    Bleke 2.png
    [Bosque #5]

    Conocía ya a Joey y, honestamente, no desentonaba en absoluto con él la idea de que hubiera estado observándonos desde una mesa, u oculto tras un árbol, entreteniéndose e incluso soltando risillas malvadas. No pensé en las posibles implicancias inquietantes de sus mensajes hasta que Hubert lanzó la vista en una dirección lejana; podía ser una acción intrascendente, claro, pero en cierta forma había captado mi atención. Lo observé unos pocos segundos, creí detallar un sutil sonrojo en sus mejillas y, al recibir sus ojos de regreso, parpadeé, sonriéndole. Sin decir nada.

    En el camino por el bosque me aseguró que se uniría al club y me limité a asentir, concediéndole una sonrisa que, en cierta forma, ratificaba que lo había oído y que me agradaba la idea. Una vez alcanzamos la playa, noté que Alisha se sobresaltaba ante nuestra presencia y volvía a relajarse tras comprobar que éramos nosotros. Debía haber temido que los profesores nos pillaran, pero ¿aquello estaba técnicamente prohibido? Paseé la vista por el lugar, sin encontrar indicios de nada... aún. Era Joey de quien hablábamos, al fin y al cabo.

    La idea de que el muchacho se encontrara agazapado, a la espera de hacer su entrada triunfal, me arrancó una ligera risa nasal. Combinaba bastante bien con la otra secuencia del Joey espía. Aún así, no apareció. Alisha se acercó a mi posición y la oí mientras veía cómo Hubert iba donde la otra senpai, ya que el tema de conversación era... bueno, él. Había pensado en introducirlos mutuamente, pero ahora que hablaba con la de cabello celeste no vi oportuno interrumpir.

    —Un compañero de la 2-3 —murmuré con calma, aparentemente ajena, pero una cuota de diversión danzó en mi tono al deslizar la mirada hacia Alisha y agregar—: Kohai, en tu caso. Lo conocí hace un rato.

    No sabía que conocía a Anna, de lo contrario habría agregado el detalle de que ella nos había presentado. En cualquier caso, no tuve tiempo de agregar nada más. Un brazo se deslizó sobre mis hombros y Joey apareció entre ambas, estrujándonos suavemente.

    —Pero si son mis rubias favoritas —canturreó.

    La luz de luna se reflejó con fuerza agregada cerca de mi cuerpo y bajé la vista, notando que el chico llevaba una botella en cada mano. No eran de cerveza y tampoco tuve tiempo de definir su contenido, ya que se desprendió de nosotras y caminó hasta la orilla, llenándose los pulmones de aire. A la espalda cargaba una mochila. Me sonreí, meneando la cabeza, y miré a Welsh.

    —Ya veo por qué el sobresalto.
     
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    • Jack
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    • Kakeru

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    Reual Nathan Onyrian

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    [Bosque #5]

    — Sí, estoy bien —le respondí a Kakeru, mientras me tocaba el rostro, intentando evaluar los daños.— Está siendo un... día difícil, nada más.

    Le dediqué una sonrisa para tranquilizarlo, aunque esta no me salió muy convincente. Sacudí la cabeza, y me di la vuelta, buscando aquel condenada tronco. Yo mismo me había puesto en esta situación, así que no me quedaba de otra que salir de allí. El otro chico ya había encontrado varias ramas, y apuntó con la linterna más adelante, para seguir buscando. No iba a hacer falta mucho más, por lo que pronto ya podríamos estar volviendo. Cuanto antes pudiera salir de ese bosque, mejor.

    Quise continuar con mi camino, pero la vida tenía otros planes. Estos consistieron en que le metiera una patada bastante fuerte con la espinilla derecha a un objeto duro que tenía al frente. Eso hizo que saltara de manera instintiva por el dolor, suprimiendo un insulto, y sentí una descarga eléctrica en la otra pierna. Le había metido demasiado peso de golpe, y esta no estaba en las mejores condiciones para soportar todo mi peso.

    Simplemente me dejé caer, rendido. Podría haber aterrizado bien, lo hacía de manera inconsciente ya, pero en estos momentos, me forcé a caer de espaldas, con los brazos extendidos, mirando hacia el cielo. Que me dejaran allí, ya no tenía sentido levantarse.

    Levanté la vista y miré hacia el frente.

    — Oh, miren. Ya encontré el tronco —y luego añadí en voz baja:— Stück Scheiße.
     
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    Bruno TDF

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    [Bosque #5 >> Bosque #4]

    Recolectar la hojarasca seca tuvo buenos resultados en un principio. Cuando me alejé de Jack, encontré bastante rápido una zona del suelo donde se habían acumulado hojitas anaranjadas, muy bonitas a la vista. Supuse que la cantidad era la suficiente como para encender un fuego, así que me puse de cuclillas sobre el botín con una sonrisita triunfal en el rostro. Sin embargo, las hojas eran demasiado quebradizas, se reducían casi a polvo ante la menor fuerza de mis dedos. Eso me llevó a concentrarme, por lo que acumulé abundante cantidad entre mis manos haciendo uso de movimientos delicados, muy medidos.

    Tan, tan concentrada me encontraba… que el grito de Jack me asustó más de la cuenta. Su voz atravesó la noche con una potencia que hizo que me pusiera de pie de un brinco. Me giré en su dirección y todo cuanto llegué a ver fue su inmensa sombra bailando a la luz de la linterna de Fuji, quien también se hallaba a unos pocos metros de él. Era un espectáculo confuso y algo chistoso, pero me pareció ver una sombra chiquitita que saltaba desde la suya para alejarse corriendo. Eso hizo que la danza de Jack parara. No llegué a preguntarle si se encontraba bien porque, pues, mi compañero de la prueba de valor se adelantó al respecto. Cuando Jack afirmó que no había pasado nada, suspiré con cierto alivio y volví a concentrarme en lo mío.

    —Ups —dije para mí misma, cuando bajé la vista hacia mis manos.

    En el momento que escuché a Jack gritar y me asusté… los puños se me habían cerrado por instinto. Así que cuando separé los dedos de las palmas, polvo de hoja se escurrió entre ellos. No serviría para encender una fogata. Por suerte, algunas poquitas hojas habían logrado sobrevivir. Incluso si se perdían todas, estaría lejos de desanimarme, aquel no sería mi modo de afrontar las cosas. Sólo quedaba seguir centrada en mi objetivo y ya, así que cuando Fuji propuso adelantarnos un poco, asentí en su dirección con una gran sonrisa.



    Pero en el siguiente bosque, los infortunios continuaron para Jack. Yo volví a aproximarme a otras hojitas que vi en el suelo, ayudada por la linterna de mi móvil, pero de ratos lanzaba miradas furtivas hacia el enorme chico. Como no supe con exactitud qué le había ocurrido antes, tampoco tenía manera de saber si estaba lastimado. Me pareció verlo tocar su rostro antes, al menos eso noté en los movimientos de su larguirucha silueta. Así fue como llegué a ver que empezó a dar saltitos diciendo cosas en un idioma desconocido para mí, como si se hubiera puesto a bailar de vuelta. Me hubiera causado un poquito de gracia, para qué mentir, pero cuando lo vi caer de espaldas con pesadez... me preocupé por completo.

    —¡Jackie! —exclamé, poniéndole su apodo en el proceso sin darme cuenta.

    En menos de un segundo, llegué junto él y dejé mi hojarasca un lado. Lo escuché decir que encontró el tronco y algo que definitivamente no sonaba a inglés. Más me preocupaba que se hubiera golpeado la cabeza en la caída, lo del tronco podía quedar para después. Me puse de rodillas a su lado y, sin apuntarlo directamente con la linterna, comprobé que tenía pequeños arañazos en el rostro. Y... ¿ojos de diferente color?


    —¿Estás bien? ¿Te golpeaste o te duele algo más? —quise saber mirándolo a los ojos directamente. Acto seguido, me incliné un poco sobre él; tomé con cuidado su brazo, a la altura del codo, mientras que con la otra mano aferré su hombro desde atrás— Te puedes sentar, ¿verdad? Déjame ayudarte.

    Le sonreí para hacerle saber que estaba en buenas manos, por suerte no había sufrido un accidente en soledad. Alcé la cabeza para buscar con la mirada a Fuji.
     
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  9.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    [Bosque #4]

    La recolección de leña estaba siendo significativamente más accidentada de lo que jamás habría estimado. Mi cantidad de ramas la creía correcta, pero al oír alboroto tras mi espalda y darme la vuelta encontré... una escena, por decir algo. Jack se encontraba tendido en el suelo y Vero lo ayudaba a incorporarse un poco al acercarme, con mi parte del trabajo bajo el brazo.

    —¿Quieres ir regresando? Con el tronco —le propuse al chico, notando que Verónica aún no estaba ni cerca de conseguir una cantidad sustancial de hojarasca—. Yo puedo acompañarla, que igual no quiero que ande sola por aquí.

    Ofrecí todo con una sonrisa amable. No quería... hacerlo sentir que lo menospreciaba o algo, sólo me preocupaba que se siguiera haciendo daño si se adentraba aún más en el bosque. Había dicho que tuvo un día difícil, además. ¿No sería mejor si iba a relajarse a la playa?


    Como en teoría aún no nos movemos hasta que Jack tome su decisión, no tiro dado de evento ni nada
     
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    Reual Nathan Onyrian

    Reual Nathan Onyrian Adicto

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    [Bosque #4 -> Bosque 5]

    Escuché que alguien gritaba mi nombre, pero no le presté mucha atención. Estaba más concentrado en observar el cielo y cuestionar el porqué de mis desgracias, cuando el rostro de Vero apareciendo tan de repente sobre el mío me sobresaltó. Tuve un leve respingo, que logré ocultar medianamente bien, mientras la chica continuaba preguntándome como estaba. El hecho de que me mirara directamente a los ojos no me ayudó mucho. Sentí como se me teñían un poco las mejillas de color, pero en la oscuridad y con mi piel morena, si tenía suerte, no se me iba a notar. Maldición, ¿qué tenía con las chicas bajitas de ojos azules y pelo de color inusual? ¿Acababa de descubrir mi tipo?

    Carraspeé, y le sonreí, no sin cierta ternura, cuando se posicionó para ayudar a levantarme. Le iba a ser complicado si lo intentaba ella sola.

    — Estoy bien, no te preocupes. Me caí a propósito. Fue más una... protesta, que un accidente. Además, sé como caer sin hacerme daño —me incorporé sin esfuerzo, levantando el torso, y me quité algunos pedazos de hoja y pasto del cabello.

    Mientras hacía lo propio con mi chaqueta, Kakeru llegó a nuestro lado. Observé que ya tenía un buen volumen de ramas bajo el brazo. Al parecer, le había ido muchísimo mejor que a nosotros. Le devolví la sonrisa, y asentí levemente con la cabeza.

    — Sí, creo que sería lo mejor —concedí, para luego girar la cabeza hacia la chica.— Cuidado, Vero. Haz un poco de espacio.

    Me tiré para atrás y me incorporé de un salto, cayendo sobre la pierna buena. Tomé mi bastón, me dirigí hasta el susodicho tronco que había sido el causante de mis desgracias, y lo alcé sobre el hombro derecho. Me giré hacia los otros dos, y torcí el rostro en una mueca de disculpas.

    — Me ofrecería a llevar las ramas conmigo, pero tengo las dos manos ocupadas —me disculpé, señálando con la cabeza el tronco y el bastón. Miré alrededor, antes de añádir:— No se preocupen tanto por la hojarasca, tampoco. Es principalmente para iniciar el fuego. Cualquier cosa, podemos ver de... pedir prestado un poco de alcohol del campamento. Eso va a quemar bien. No quiero que pasen mucho tiempo en este bosque. Es peligroso.

    Me recorrió un escalofrío al decir esto último, que me saqué de encima meneando la cabeza. Los observé a ambos por última vez, deteniéndome sin darme cuenta por un segundo extra en Vero, y luego me di media vuelta.

    >> Vuelvo al campamento, entonces. Si necesitan algo, avisen. O sea, peguen un grito. No sé que estoy diciendo, perdón. El bosque me afecta más de lo que quisiera. ¡Nos vemos!

    Y así tal cual, me interné en la oscuridad, con el tronco al hombro. Camino a la playa. O eso quería creer.
     
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    Bruno TDF

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    [Bosque #4 >> Bosque #2]


    Incluso frente a los arañazos que debían arder y contra los dolores que de seguro aquejaban su cuerpo, Jackie me mostró una sonrisa enternecida, muy bonita, que alivió un poquito de la preocupación que sentía (pero no del todo, eh). Si a su espíritu le quedaba la fuerza suficiente para mostrarme un gesto como ese, que me supo auténtico, entonces debía confiar en que no se encontraba lastimado. No de forma severa, al menos. Cuando me dijo que se había dejado caer a propósito y que sabía el modo de hacerlo sin herirse, asentí con un poco de curiosidad, ya que aquello sonaba parecido a lo primero que me enseñaron cuando empecé a hacer judo: aprender a caer. Lo ayudé a quitarse hojitas de encima mientras le contestaba a Fuji y luego lo me aparté para verlo incorporarse de un salto. Su habilidad me dejó fascinada, considerando que usaba bastón. No pude evitarlo: aquello hizo que celebrara con unos aplausos suaves y de sonido bajito.

    —Quiero esforzarme un poquito más con la hojarasca, debo estar a la altura del buen trabajo de ambos —dije con un tono dulce en respuesta a sus palabras, porque me enternecía mucho la forma en que se preocupaba por nuestro bienestar—. Quién sabe, hasta podríamos encontrar una botella de alcohol por aquí y todo —bromeé con una risita, y luego lo saludé con una mano alzada cuando comenzó a alejarse— Te nos cuidas, Jackie.

    Quedamos a solas en el bosque. El silencio, de pronto, fue imponente. Sólo se oía un ligero aletear, sin dudas provocado por Copito que se me movía entre ramas cercanas. Lo llamé con un ligero silbido y el gorrión descendió para colocarse sobre uno de mis hombros. Se me escapó una risa de entre los labios al sentir que me picoteaba la oreja.

    Miré a Fuji. Era curioso que el bosque no me diera tanto miedo como hasta hace unos momentos pero, de todas maneras, me aliviaba saber que se quedaba conmigo. Por eso la sonrisa que le mostré reflejaba gratitud y aprecio.

    —¿Seguimos? —invité— Quizá me vaya mejor más adelante.

    Luego de orientarnos como era debido, la búsqueda de la hojarasca continuó en la siguiente zona.


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    Verónica: 2/7
    Jack: 7/7

    Copypasteo los eventos:
    1. Una ardilla aparece de la nada y choca con uno del grupo (lanzar lista) en su intento por esquivarlos.
    2. Entre los arbustos encuentran... ¿una botella de ron? ¡¿Qué es esto?!
    3. Uno del grupo (lanzar lista) se tropieza y se lastima un poco.
    4. La linterna del grupo se apaga por cinco minutos.
    5. Escuchan algunos ruidos de las copas de los árboles y les caen frutos y hojas sobre las cabezas.
    6. Pasan cerca de una pendiente y se resbalan ligeramente, perdiendo parte de lo recolectado (-2 puntos).
     
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    Amane

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    [Bosque #5]

    Había podido ver a Jack escapando del campamento junto a su amiga incluso sin hacer demasiado esfuerzo para buscarlos, siendo que era prácticamente imposible para cualquiera de los dos pasar desapercibido en posiblemente cualquier contexto. Se me hizo bastante adorable que lo intentasen aun así, porque era obvio que se estaban esforzando por conseguirlo a pesar de todo, y no pude reprimir la sonrisa de ternura que me escaló a los labios minutos antes de decidirme a seguirlos.

    Poco después de llegar a la playa, sin embargo, tuve que quedarme a solas con Alisha, que no tardó en explicarme que el resto había ido a recoger leña y demás mientras los demás invitados llegaban; no me molestó especialmente quedarme con la chica aunque, para ser completamente honesta, apenas tuve opción de pensar demasiado al respecto porque ella se puso a hablar como si nada y, bueno, me resultó muy fácil dejarme llevar por su energía.

    Después de un rato, de todos modos, llegaron un par de personas nuevas. Alisha pareció reconocerles, o por lo menos a la chica a la que se había acercado inmediatamente después, y yo no tuve demasiado problema en quedarme atrás mientras tanto. En su lugar, el chico que había venido junto a la otra muchacha se acercó a mí y no tuve problema en recibirlo con una sonrisa ligera, asintiendo un poco con la cabeza después de escuchar su presentación.

    —Encantada, Mattsson-kun, yo soy Alethea Ethans. No hace falta que me trates de senpai en este contexto, por cierto —añadí, dejando escapar una risilla ligera después—. ¿A ti también te han invitado los "anfitriones"?

    Alisha 2.png
    [Bosque #5]

    La respuesta de Bleke me hizo coger aire con fuerza, permitiéndome así soltar un gasp de lo más audible mientras me llevaba la mano al pecho, en una reacción absurdamente dramática por la cuota de información que me había dado. No era el tipo de chica que tuviese mucho problema en tirarle los trastos a una persona un año menor, pero eso no me impedía en lo más mínimo actuar como si lo fuese, equiparando el pseudo-dolor que sentí a una herida abierta en el pecho. Ah, era una verdadera pena, pero así era la vida; apenas tardé un segundo en recobrar la compostura y volver a mirar a Blee con una expresión divertida.

    —¿Lo acabas de conocer y lo traes a una fiesta clandestina? Oh, naughty, naughty~ —le solté, inclinándome apenas para picarle la mejilla con el dedo índice.

    Fue cuando me erguí de nuevo que Joey apareció finalmente, echándose encima de ambas con su alegría usual, y podía decir que su repentina presencia también me había sobresaltado, pero lo cierto era que mi Joey-radar tenía una precisión del cien por ciento y mi cuerpo ya lo había sentido antes de siquiera ser yo consciente de que estaba ahí. Le dediqué una sonrisa suave tras su saludo, permitiendo que se alejase sin mayor problema después, y volví a centrar mi atención en la blanquita cuando habló, su comentario haciendo que me impostase encima la sonrisa inocentona más falsa que me pude echar encima.

    >>No sé de que me hablas, Blekecita, me sobresalté porque eres como un fantasmita~ —añadí, encogiéndome de hombros como si nada.

    No le di tiempo a nada más, de todas formas, porque me enganché de su brazo y nos llevé a ambas hacia la orilla, donde Joey se había quedado. Le planté un beso en la mejilla en cuanto lo alcancé, ya que su aparición anterior no me permitió hacerlo, y lo recorrí brevemente con la mirada antes de girarme hacia Bleke una vez más.

    >>¿Ves? Pura inocencia irradiando de estos cuerpecitos~
     
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    quem

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    [Zona de acampada]

    En si me consideraba una persona demasiado descarada, así que no tenia pelos en la lengua para soltarle alguien cualquier cosa que pensara, la reacción de Fiorella me causo algo de gracia de por si ella ya me conocía así que ya debía de saber como era. Mis ojos viajaron a los del chico cuando dijo las materias Física, Matemáticas e Ingles, nada difícil para mi suponía que era por que me encantaba los números ¿no? Pero con Ingles no es que era tan buena.

    —Puedo ayudarte en Física y Matemática —mire a Fiorella de reojo—. Pero para serte sincera, en Ingles puedes pedirle ayuda a Fiorella entre las dos en la que lo maneja mas.

    La mirada de Fiorella salto hacia mi entrecerrando los ojos.

    —¿Perdona?, por que debería de hacerme cargo de algo que tu te ofreciste —miro al chico y le sonrió en poco—. Sin ofender.

    Sonreí.

    —Por que lo manejas mejor que yo y después de todo están en el mismo salón.

    —Esa no es una respuesta Adara.

    —Claro que la es —con eso deje por terminado el tema, después pose mi vista en mi plato—. Tómalo como una respuesta a que te va ayudar, solo que ella es demasiado insegura —lo mire—. Creo que a lo único que se siente segura en enseñando piano.

    Ella alzo ligeramente los hombros.

    —Entonces lo del pago, no me interesa el dinero en si así que, —pensé repetidamente si estaba bien pedirle lo que iba hacer—. Si tienes algún lugar al que pueda fotografiar lo tomare como forma de pago.

    Holis Belu perdóname la demora, me demore a full desde el 26 de agosto nopuedeser.
     
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    [Bosque #2 -> Bosque #3]

    Jack decidió tomar mi recomendación y regresar al campamento. No sabía si me preocupaba más que siguiera con nosotros o que fuera a volver solo, pero creía que la segunda opción, por contradictorio que sonara, minimizaba riesgos. Meneé suavemente la cabeza y le concedí una sonrisa que pretendió ser tranquilizadora cuando se disculpó por no poder cargar las ramas. No había necesidad alguna de que hiciera algo semejante, la verdad, considerando que nos habíamos repartido las tareas y las ramas no me pesaban mucho. Quizá me viera pequeñito y delgado a su lado, pero tenía bastante fuerza.

    No por nada Frank me había reclutado.

    Lo despedí con la mano en alto, entonces, y una sonrisa serena en los labios. Me pregunté si habría tenido ya malas experiencias durante la prueba de valor y por eso lucía tan condicionado. Una vez nos encontramos solos, Copito bajó hasta el hombro de Verónica y asentí ante su oferta, reanudando la marcha. Yo ya había recogido suficientes ramas, de modo que permanecí junto a la chica y le fui iluminando el suelo para que pudiera juntar hojarasca con mayor facilidad. Estaba concentrado en eso cuando noté un reflejo cerca de Vero, tapado por el crecimiento de un arbusto.

    —¿Qué es eso de ahí? —inquirí, señalando.

    Tenía las manos ocupadas, fue la chica quien se acercó, abrió las ramas y... Alcé las cejas, sorprendido. ¿Una botella de... ron? ¿Llena? ¿Qué coño hacía eso ahí?

    —Bastante temático el descubrimiento —murmuré, riendo, y me acerqué a Verónica para verla más de cerca—. Parece super vieja y tiene... ¿una nota pegada?

    En efecto, del cuello de la botella pendía una delgada soga y a ésta había atada una tarjeta en papel madera. La caligrafía se había borroneado un poco, y con algo de esfuerzo previo logramos comprender lo que decía.

    —Propiedad de Rose y... no entiendo qué pone —leí, frunciendo el ceño luego, y renové la diversión en mi rostro al mirar a Verónica—. Bueno, ahora es propiedad nuestra, ¿no? Podemos llevarla de regreso e inspeccionarla mejor en la playa. No faltará el loco de la guerra que la pruebe.


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    Verónica: 6/7
    Jack: 7/7

    Copypasteo los eventos:
    1. Una ardilla aparece de la nada y choca con uno del grupo (lanzar lista) en su intento por esquivarlos.
    2. Entre los arbustos encuentran... ¿una botella de ron? ¡¿Qué es esto?!
    3. Uno del grupo (lanzar lista) se tropieza y se lastima un poco.
    4. La linterna del grupo se apaga por cinco minutos.
    5. Escuchan algunos ruidos de las copas de los árboles y les caen frutos y hojas sobre las cabezas.
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    [Zona de acampada]

    Verlas interactuar era bastante divertido. Adara le echó el muerto de una de las asignaturas a Fiorella sin un gramo de culpa, a lo cual ésta reaccionó y se quejó. No me ofendía que no quisiera enseñarme, a mí también me daría muchísima pereza enseñarle a nadie. Seguí su conversación sin ver necesidad de entrometerme hasta que derivamos de regreso en el asunto de la paga. El dinero no le interesaba, decía, y en su lugar quería... ¿un lugar fotografiable? Hombre, eso era pan comido.

    —Vivo literalmente en un sitio de turistas, así que imagina —respondí, riendo, y serené mi tono de voz al seguir hablando—. Es el santuario Yasukuni, en Chiyoda. Mi familia lo administra. Es un lugar muy bonito y tiene bastantes sitios fotografiables, diría. ¿Te gusta fotografiar esa clase de lugares, Makris-san?
     
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    Bruno TDF

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    [Bosque #5]

    Cuando me había acercado a la chica de cabello celeste, la sonrisa con la que me recibió me dio la pauta, inicial al menos, de que parecía ser una persona amable y abierta con la gente. Tras asentir frente a mi presentación y darme su nombre, Alethea Ethans, me concedió una respuesta en la que remarcó que no no era necesario dirigirme a ella con honoríficos en el contexto del campamento, frente a lo cual asentí con una sonrisa serena y los dedos de una mano acariciando los cabellos de mi nuca. Que me señalara aquello hizo sentir cierto pudor en mi fuero interno, al darme cuenta de que quizá estaba siendo más formal de lo que correspondía. En todo caso, estuve de acuerdo con su planteo.


    —Estaba conversando con una compañera de mi curso en la zona de acampada y le llegó una invitación por mensaje en la que incluso yo estaba incluido —respondí a su pregunta, girándome un momento para posar mis ojos en Bleke. En ese momento se encontraba en la orilla del lago con su amiga y otro chico que había aparecido de la nada, cargando una pesada mochila; aún desconocía sus nombres, pero parecían llevarse bien con Middel—. No sé quién le escribió, pero reconozco que me intrigó bastante y he venido por un impulso de curiosidad —reconocí.

    Me pregunté por dentro si debería haber seguido de forma tan inmediata ese impulso. Había una persona a la que no había esperado y con la que ya había tenido un malentendido antes… Tan sólo esperaba que no se tomara a mal mi repentina partida y recibiera la nota que le dejé. El tiempo me daría la respuesta.

    —En tu caso... ¿Cómo llegó la invitación? —pregunté a Alethea con una sonrisa serena, no quería incomodarla con el repentino asalto de duda interna.


    [​IMG]

    [Bosque #3]

    La tierra del siguiente bosque estaba cubierta de una cantidad generosa de hojas secas. Formaban pequeños ríos de color rojizo y marrón. Con esto, la fogata de la playa estaba garantizada.

    Guardé mi teléfono para usar ambas manos con libertad, mientras que Fuji dio apoyo con la linterna del suyo, todavía cargando el peso de su botín. A mí no se me había pasado por alto la firmeza con la que era capaz de sostener tantas ramas bajo su brazo, fue algo en lo que me fijé incluso antes de que Jackie le ofreciera su ayuda. Tenía la idea de que yo, una chica dedicada por años al fortalecimiento del cuerpo y la mente con puro entrenamiento, contaba con la habilidad para detectar personitas que también eran fuertes. Y Fuji sin dudas lo parecía, lo que me provocaba una curiosidad vibrante y ganas de saber si también entrenaba en algo. Las hojitas, sin embargo, eran la máxima prioridad ahora mismo y requerían de mi concentración para no quebrarse, por lo que las junté con calma, silencio y esmero.

    Pero hubo un hallazgo inesperado que ocupó por completo nuestra atención: ¡Una botella de ron, nada menos! ¡Llena!

    Fuji fue quien la notó primero y yo me encargué de sacarla del arbusto donde estaba escondida (con la hojarasca bien resguardada en los bolsillos de mi ropa). Me reí junto con él por el descubrimiento, yo en particular me sentía tan sorprendida y divertida que me limitaba a asentir frente a sus comentarios. La broma que le dije a Jackie se había hecho realidad, parecía cosa de magia. Copito, en mi hombro, aleteó un poco sin levantar vuelo, como para acompañar nuestras risas.

    —Lo lamento por Rose, pero el que lo encuentra se lo queda —dije en broma mientras alzaba un poco la botella frente al chico, como si fuera una presentadora de televisión presentando un fabuloso premio.


    Y sin previo aviso... oscuridad.


    La luz blanca se esfumó en un parpadeo y, en medio de las sombras que nos abrazaron, lo primero que sentí fue una enorme confusión.

    —¿Te quedaste sin batería? —pregunté conteniendo una risita, en dirección a la oscuridad, hacia donde recordaba que se encontraba Fuji; me había alejado unos pasos de él para hacer la broma de la presentadora— Descuida, todavía tenemos mi mó- —la frase no llegó a completarse—. ¡Ups! Al mío sí que se le acabó la batería. O eso parece.

    Guardé mi móvil en el bolsillo que no estaba repleto de hojarasca. Aunque el bosque no me provocaba el mismo temor que durante la prueba de valor, eso no impidió el recuerdo de ciertos momentos de la misma, con la diferencia de que ahora no teníamos algo con lo que iluminarnos. Por eso, estiré el brazo hacia adelante y di unos pasos cautelosos al frente, con la palma de mi mano buscando a Fuji. ¡Es que…! Sentí un poco de inquietud de pronto. Sólo un poquito.

    No tardé nada en hallarlo, la verdad. Palmeé un par de veces para comprobar dónde se había apoyado mi mano, confirmando así que era la zona de su hombro. Sonreí en la penumbra, aliviada.

    —No nos separemos, ¿sí? —pedí mientras me colocaba a su lado y pegaba mi hombro a su brazo— ¿Qué hacemos ahora? ¿Intentamos volver sin luz? Pero tendríamos que ser muy cuidadosos, tropezar es un gran riesgo para nuestro botín.
     
    Última edición: 7 Septiembre 2023
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    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    [Bosque #3]

    La presentación de Vero de la botella me sacó una risa en voz baja, que de todas formas se vio interrumpida ante la repentina oscuridad. Bajé la vista a mi móvil, confundido, y transcurrieron algunos segundos hasta que apareció en pantalla el pequeño logo de la marca sobre el fondo negro.

    —Se está reiniciando —respondí, alzando la vista.

    Esos reinicios forzosos a veces se tomaban su tiempo para acabar, así que no tenía idea lo que pasaría. Descarté que contábamos con el móvil de Verónica, pero entonces la chica dijo que se había quedado sin batería y solté una risa nasal, entre irónica e incrédula.

    —Esto de repente parece peli de terror.

    La vegetación era sumamente densa y mi oído se afiló como nunca al abrigo de aquella completa penumbra, captando hasta el más suave ruido. Verónica se acercó a mi posición, recibí su mano en mi hombro y luego se pegó a mi brazo. Si estaba algo inquieta no la culparía, la verdad. Yo mismo me sentía repentinamente expuesto y vulnerable, lo suficiente para lanzarme algo de nervios encima. Con todo, prefería no empeorar el posible temor de la chica.

    —Seguro en pocos minutos termina —murmuré, refiriéndome a mi móvil, el cual alcé frente a ambos. Mi voz adquirió una chispa de picardía—. No me digas que tienes miedo~

    La escasa luz que emitía el aparato era nuestro único punto de referencia. Lo acerqué a su mano contraria, instándola a tomarlo, y me ocupé de envolver suavemente su muñeca, afianzando el agarre poco después. Quería... transmitirle algo de seguridad, suponía, incluso si la molestaba al respecto.

    —Qué bueno que Jack regresó, tengo la impresión de que la habría pasado bastante mal aquí.


    Anna 5.png
    [Zona de acampada]

    El estómago ya se me había comprimido al notar desde la lejanía que la mesa que recordaba haber ocupado estaba vacía. Me obligó a ralentizar el paso y mirar alrededor, por si estuviera confundida y en la ida a las parrillas me hubiera desorientado. En cierta forma, quise que así fuera. No conseguí opciones alternativas y tuve que acercarme a la mesa que no quería, la mesa que significaba que Hubert y Bleke... por alguna razón se habían ido.

    Mis dedos se afianzaron con fuerza a los bordes de la bandeja, la comida humeante aún me alcanzaba la nariz y allí, sobre la madera, había una nota. Probablemente nadie me estuviera prestando atención, pero al depositar la cena en la mesa y alcanzar el papelito me sentí expuesta. Como si hubiera una cámara escondida entre los arbustos, lista para filmar mi reacción.

    Anna, estamos en camino a la playa del Bosque #5, recibimos una invitación. Te dejo mi teléfono por si quieres venir, así te espero. Si no, espero que sigamos en contacto, me alegró conocerte.

    Hubert.


    ¿No... podrían haberme esperado? Sólo había ido a buscar comida, si acaso tardé diez minutos. Me senté, comprobando alrededor que no anduvieran aún cerca, que nadie me estuviera mirando. Regresé la nota a su origen, mi mirada quedó clavada sobre la comida y los murmullos de las conversaciones ajenas se agolparon en mis oídos. Era una tontería pero no pude evitarlo.

    Me sentí increíblemente sola.

    Me llevé una porción de comida a la boca, la mastiqué lento y no pude ponerle un freno a mis pensamientos ni de casualidad. De por sí había usado la excusa de la cena para alejarme un momento y mentalizarme de que todo estaba bien, que podría integrarme a su conversación sobre literatura y no me quedaría a un lado. Era un poco tonta y nunca había tenido mucha paciencia para leer, pero lo podría haber intentado. Tragué, inhalé por la nariz y el aire se me atoró en la garganta. Dios, no, qué patético. No quería llorar.

    Me llevé otra porción de comida a la boca, la mastiqué lento y el estómago se me endureció. Pensé en Kakeru, en la discusión con Emily, en la prueba de valor, y sentí tantas cosas al mismo tiempo que las lágrimas finalmente se mezclaron con la cena. Estaban saladas.

    Y quería irme a casa.


    ay no, esto salió peor de lo que imaginaba </3

    quería dejar registro de lo que pasó y de la notita de Hubby y ahora estoy re sad, putamadre
     
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    Bruno TDF

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    [Bosque #3]

    Mi móvil había quedado fuera de combate, pero el de mi compañero sólo estaba pasando por un reinicio inesperado. La casualidad parecía de película de terror, como él decía, pero al menos teníamos la oportunidad de recuperar una de nuestras linternas. Pese a lo cual, las envolventes sombras seguían provocándome una ligera impresión de amenaza. Había frecuentado pocos bosques en mi vida, pero jamás de noche y, mucho menos, sin la utilidad de una buena luz. La sensación era un poquito sobrecogedora. Pero tenía dos buenos motivos que ayudaban a serenar la (pequeñita) inquietud que recorría mis músculos: a mi lado, Fuji, con su tranquilizadora presencia; y en mi hombro, la calma de Copito. El gorrión contaba con sus instintos de pajarito que le ayudaban a detectar muchas más cosas que yo, y en ese momento se mantenía quieto; eso me indicaba que no había nada de lo que preocuparse en realidad. Sólo restaba esperar. Juntos.

    Un pequeño brillo se elevó frente a mis ojos. Era la pantalla del móvil de Fuji, que aún no terminaba de reiniciarse. Lo acercó a ambos, iluminando levemente nuestros rostros. Asentí cuando indicó que terminaría el encendido en unos minutitos para luego, acto seguido, señalar que yo estaba teniendo miedo. La cuota de picardía en su voz me arrancó una risa ligera mientras sacudía la cabeza en una rápida negación.

    Recibí su móvil y, con el mismo, también acepté el agradable calor de su mano envolviendo mi muñeca. Sentir su gesto me hizo tomar una suave bocanada de aire por la nariz, con la que llené mi pecho. Mi hombro se pegó aún más a su brazo, mientras mi mentecita repasaba ciertas palabras que Jez dijo durante la prueba de valor. Tenía toda la razón del mundo: este chico era muy dulce. Había logrado esfumar cualquier rastro de mi (chiquitita) inquietud.

    —Confío en que Jackie ya debe estar por llegar a la playa —respondí—. Quizá deberíamos regresar cuando tu móvil termine de reiniciarse —entonces, tuve que apretar un poco mis labios para contener una risita—. Y no es que tenga miedo, eh. Mientras estemos juntos, no existe motivo alguno para temer. ¿O no, Copito?

    No lo veía, pero sentí leves movimientos en mi hombro. El gorrión se sabía aludido y seguramente movía la cabeza con curiosidad. Y, sin más, optó por pararse en el hombro de Fuji aprovechando nuestra cercanía. Era lindo ver lo mucho que le agradaba, yo me sentía igual.
     
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    Amane

    Amane Equipo administrativo Comentarista destacado

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    Alethea 2.png

    [Bosque #5]

    Habían pasado solo unos pocos segundos desde que había conocido a aquel chico, pero solo hicieron falta esos para que pudiese hacerme una idea del tipo de personalidad que poseía; una muy parecida a la mía, debía aclarar, por lo que no tuve demasiado problema en sentirme cómoda en su presencia prácticamente al instante. Mantuve la sonrisa inicial en todo momento, escuchando la respuesta que me otorgó a la pregunta que le hice, y simplemente asentí con la cabeza en reacción a la misma, un momento antes de imitar su gesto y buscar con la mirada a los otros presentes.

    —Oh, qué misterioso —comenté una vez volvimos a la posición original, ensanchando apenas la sonrisa y dejando que una ligera chispa de diversión se me colase en el tono de voz—. Lo mío fue bastante más directo, tristemente. Un amigo mío vino a invitarme junto a la chica con la que estaba antes, Alisha —expliqué, encogiéndome ligeramente de hombros—. ¿Sueles venir a este tipo de cosas? Para mí es la primera vez, la verdad.

    Bueno, casi. En realidad, Ri sí que me había hecho salir alguna noche por Shibuya y Shinjuku, pero era plenamente consciente de que siempre había procurado que fuese tranquilo y nunca, nunca se dejaba llevar como sabía que hacía cuando salía sola o con otras personas, así que había decidido considerar aquella como mi primera vez sin a pesar de aquello.

    Emily 3.png
    [Zona de acampada]

    La sucesión de eventos con Pierce-senpai y Kenneth en la tienda de campaña me hizo verdadera gracia, no iba a negárselo a nadie, y el hecho de que el chico se preocupase por mí después ayudó bastante a que tomase la iniciativa de salir a cenar algo. Bueno, para ser completamente honesta, mi intención había sido coger algo de comida del campamento y encerrarme en la tienda de nuevo para comer, pues lo cierto era que no me sentía del todo preparada para quedarme en la zona de acampada con el resto de alumnos.

    Todo eso acabó quedándose de lado cuando, de camino a mi tienda, distinguí la solitaria figura de Anna en una mesa.

    Mi primer instinto fue huir antes de que pudiese verme, sintiéndome incapaz de lidiar con su posible molestia de nuevo, pero el inconfundible cariño que sentía por ella acabó imponiéndose por encima de aquel impulso cobarde, especialmente cuando me percaté de su expresión a medida que me iba acercando a su posición. Estaba llorando... Anna estaba llorando ahí sola y a mí se me partió el corazón al verlo, sin ni siquiera saber los motivos de ello.

    Me senté a su lado, dejando mi propia comida sobre la mesa con cuidado, y la miré un par de segundos en silencio.

    —Tengo galletas caseras en mi tienda.

    esto no es lo que habíamos hablado para nada y puedes básicamente ignorarme, no pasa absolutamente nada, pero no podía for the love of me leer el post de anna y no hacer nada al respecto
     
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  19.  
    Gigi Blanche

    Gigi Blanche Equipo administrativo Game Master

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    [Bosque #3 -> Bosque #5]

    La aclaración de que no sentía miedo me arrancó una risa suave, mas no dije nada. Tampoco planeaba hacerme tanto el valiente cuando algo de inquietud sí se me había instalado en el cuerpo. Afortunadamente, más pronto que tarde el móvil se encendió. La pantalla se iluminó y tuve que soltar la muñeca de Verónica para desbloquearlo y todo el rollo. El haz de luz de la linterna me regresó la tranquilidad y le eché un vistazo a Copito, ahora posado en mi hombro.

    —Bueno, esta sí fue una recolección más accidentada de lo que esperaba. Pero al menos conseguimos un botín. —Me reí, señalando la botella de ron, y le sonreí a Verónica con calma—. ¿Vamos?


    si querés podés rolear ya asumiendo que llegan a la playa y to eso <3

    Anna 5.png
    [Zona de acampada]

    Ni siquiera sabía gracias a qué milagro estaba comiendo la cena, considerando que el estómago siempre era lo primero que se me cerraba. Quizá se debiera a que esta vez no había ansiedad, o al menos así me lo parecía. Mi cuerpo se había relajado, en cierto punto hasta dejó de importarme que alguien me viera montándome el drama de turno. Sólo quería comer, regresar la bandeja y encerrarme en mi tienda a dormir. Parpadeé, alzando levemente la vista, y el fogón brilló con fuerza ante mis ojos.

    Era gris.

    Noté a Emily cuando ya estaba prácticamente a mi lado. Busqué sus ojos por instinto, recordé que debía tener los míos irritados y bajé al plato, avergonzada. Había reaccionado para el culo con ella y no la había visto en la prueba de valor. No sabía si se debía o no a nuestro conflicto, pero de todas formas me pesaba. Noté que se sentaba junto a mí de refilón y sus palabras sacudieron la poca compostura que había logrado recuperar.

    Empecé a llorar de vuelta, en silencio. Los hombros se me sacudieron ligeramente y escondí el rostro, usando las manos para taparlo de forma vaga. Me daba mucha vergüenza que Emi se hubiera acercado a mí luego de lo que pasó, que me estuviese tratando con cariño y paciencia aún así. Me avergonzaba porque no sabía si en su lugar podría haber hecho lo mismo.

    —Perdón, Em —sollocé, como una niña pequeña, aún sin atreverme a mirarla—. Perdóname por lo de hoy, no quise... No te lo merecías.


    EMI TE AMO *ugly crying*
     
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    Bruno TDF

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    [Bosque #5]

    El parecido de nuestro carácter permitía que aquel principio de conversación fluyera con desenvoltura. Era interesante pensar que cada persona estaba compuesta por aristas diversas, como extremos de hilos, las cuales permitían conectar con los demás de diferentes formas. Ya sea por compartir un mismo objetivo, como con Altan y Cayden en la prueba de valor; por dejarse llevar por la alegría de los demás, como en el caso de Anna; o a través de un mismo gusto, de tal manera la literatura sirvió par fundar un enlace con Bleke. Con Alethea, radicó simplemente en la tranquilidad de nuestra personalidad.

    La chica apuntó lo misterioso de mi situación y lo comparó con su caso, que había consistido en una invitación directa por parte de un amigo. Allí supe que la senpai de cabellos rubios, que nos había recibido con algarabía al llegar, se llamaba Alisha. Lo cual dejaba al otro muchacho como la única persona cuyo nombre desconocía. Al menos, de entre los presentes en la playa.

    —Una invitación directa, en mi opinión, es tan atractiva como un misterio; más, cuando viene de parte de un amigo —me permití opinar ante Alethea, que había calificado lo suyo de “tristemente”; desde mi perspectiva, no lo era—. También es mi primera vez en un evento así, por lo que me alegra saber que nos acompañamos en ese sentido —le dirigí una sonrisa cordial—. Espero que la pasemos bien, Alethea.

    En ese momento, percibí por el rabillo del ojo la llegada de dos personas a las que no había visto antes: un joven alto que cargaba ramas bajo su brazo, acompañado de una chica de largos cabellos blancos. Si en ese momento me hubieran formulado la pregunta de qué fue lo que más me llamó la atención en ellos, no habría sabido qué responder: si la botella de alcohol en la mano de ella, o el ave blanca que acicalaba sus plumas en el hombro de su acompañante.


    [​IMG]
    [Bosque #3 >> Bosque #5]

    En respuesta a mi aclaración de que no tenía miedo, recibí la suavidad de su risa. Fue un sonido que también volvió más ameno ese momento a oscuras, y eso que ya me sentía bastante recompuesta de mi inquietud. No supe bien si me creía o no, pero su reacción me hizo sonreír porque me había parecido tierna. Así las cosas, no pasó mucho hasta que pudimos deleitarnos con el flamante regreso de la linterna, que volvió a encender todas las formas y colores del bosque. Ahora podíamos regresar sintiéndonos un poco más seguros y evitando tropiezos desafortunados. Asentí cuando Fuji dijo de regresar, y así lo hicimos.

    Cuando retornamos al bosque de la playa, pudimos volver a ver las estrellas y la luna con más facilidad, lejos de la densidad de la vegetación. Noté que había más personas que cuando nos fuimos de recolección. Había un chico charlando con la muchachita de cabellos celestes y, junto a la silueta de Ali, una chica rubia como ella, pero con el pelo más cortito. Y el de la mochila que estaba con ellas no podía verlo bien, pero me pareció que se trataba de Sir Joey.

    Tanteé mis bolsillos para verificar que la hojarasca estuviera bien resguardada. Por suerte no se me había caído ni una sola hoja. Sonreí con satisfacción y me giré hacia Fuji, a quien le había devuelto su teléfono.

    —Deberíamos ir buscando un buen lugar para la fogata, ¿no? —sugerí— Aunque no sé si tendríamos que esperar a reunirnos con los demás.
     
    Última edición: 11 Septiembre 2023
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