Tokorozawa Lago Sayama [Lago]

[Zona de acampada]

Asentí con calma ante su respuesta y pensé que él, quizá, fuera de las personas que concebía las novelas de misterio como un desafío, una carrera contra el propio autor. Al menos, solía ser el caso para quienes mencionaban este como uno de sus géneros favoritos. Ponerse en la piel del protagonista y descubrir al culpable antes de que la prosa lo devele sonaba interesante y satisfactorio. De cualquier forma, personalmente nunca me había interesado mucho. ¿Por qué? No estaba segura.

—¿Fan de Christie y Conan Doyle? —indagué, en voz baja, con un tono de cierta familiaridad.

Noté que Mattsson compartía, a su vez, la información con Hiradaira, quien le dedicó su entera atención pero sólo se limitó a sonreírle. Supuse que no era de leer libros. El muchacho, entonces, me regresó la pregunta, y fui extrañamente consciente del fuego repiqueteando a nuestro lado. La calidez sutil que emanaba, el juego de luces doradas en el rostro de Mattsson, el chasquido desapercibido de la leña.

—Últimamente me he visto volcada hacia la tragedia, en especial obras griegas y de Shakespeare. Digamos que las estoy redescubriendo. Y si tuviera que elegir un favorito histórico... Hesse, quizá.

[Muelle]

Cuando Fiorella cuestionó mi naturaleza angelical lo único que hice fue mantener allí la carita de niño bueno, sin flaquear ni un ápice. Luego dijo que me quedaría debiéndole el premio por haber ganado y asentí, aceptando mi destino. ¿Quizá fuera algo relacionado al club? Bueno, no importaba demasiado. Sea lo que sea, no me molestaba la idea de cumplírselo. Estaba por responder una tontería para cerrar la promesa cuando la chica alzó la voz, llamando a su famosa mejor amiga. Su cara me quería sonar vagamente de las veces que había husmeado en la 3-2, o quizá me estaba sugestionando sin más. Makris se acercó a nosotros y su actitud condijo con lo que Fiorella me había advertido de ella.

Y yo, como era un buen niño que hacía caso, le sonreí bien inocente. El gesto me cerró los ojos en el momento que asentí a modo de saludo cuando Fiorella me presentó como el líder del club, y desde ahí me dediqué a alternar mi mirada entre ambas conforme se desarrollaba el intercambio. Una vez llegó la presentación oficial de la chica, me pilló algo desprevenido que estirara la mano. Bueno, era extranjera, ¿no? Decidí amoldarme y la acepté, estrechándola con movimientos delicados y un nivel de presión ligero.

—El gusto es mío, Makris-san —murmuré con suavidad—. Justo Bianchi-san estaba comentándome sobre ti.

¿De qué forma, exactamente? Ah, detalles, detalles.

—Huele bien —mencioné, mirando la comida, y la sonrisa me iluminó brevemente el semblante al ver a Adara a los ojos—. ¿Te molesta si comemos contigo, Makris-san?

¿Qué pretendía exactamente? ¿Demostrar lo que le había asegurado a Fiorella? Bueno, podía ser que sí.

 

[Zona de acampada]

Una muy ligera sonrisa se dibujó en mis labios al oír que también le gustaba leer a Hesse. Su carácter existencialista volvía al público algo más reducido, así que aquellas eran noticias agradables. Mencionó un cuento de Poe que aún no había leído, de modo que me limité a asentir y mencionar que planeaba leerlo en el futuro. Mientras pensaba qué tragedia recomendarle, su sonrisa se suavizó ligeramente y me invitó a sentarme con ellos. Recordé que llevaba aún la bandeja en las manos y deslicé la mirada a Hiradaira. La chica dio un leve respingo al saberse observada y le tomó un instante conectar cerebro con lengua.

—Siéntate, si quieres —acordó, sonriendo—. Te vas a acalambrar así y se te va a enfriar la comida.

Tomé asiento junto a Mattsson, entonces, con movimientos tranquilos y silenciosos. Casi al mismo tiempo, Hiradaira se incorporó.

—Buscaré algo de comer mientras charlan —avisó, retirándose.

—Antígona, ¿la has oído nombrar? —murmuré poco después de que Anna se fuera, girando el rostro hacia Hubert, y comencé a relatar con voz suave y calmada—. Es la tragedia de Antígona, hija de Edipo y Yocasta. Según el mito, los hermanos de Antígona, Eteocles y Polinices, debían gobernar Tebas juntos tras la muerte del rey Edipo. Eteocles, sin embargo, incumple este acuerdo y traiciona a Polinices, quien busca apoyo en Argos, una ciudad enemiga, y reúne un ejército para enfrentarse a su hermano. Ambos mueren en la batalla, tal y como la maldición de Edipo había vaticinado, y su tío Creonte asciende al poder. Pero Creonte era un tirano y, mientras que declara a Eteocles un héroe de guerra, se niega a enterrar dignamente a Polinices. Aquí es donde entra Antígona.

Una ligera sonrisa curvó mis labios, satisfecha con mi propia construcción del relato. Además, Antígona me parecía un gran personaje.

—Antígona se rebela contra su tío y toda su familia, va donde yace el cuerpo de Polinices y lleva a cabo los ritos fúnebres. Creonte lo descubre, sin embargo, y decide castigarla. —Suspendí un pequeño silencio y detallé los ojos de Hubert, mi sonrisa ensanchándose apenas—. El resto podrás descubrirlo leyendo la obra.

 

[Zona de acampada]

El comentario de Jack en respuesta a las palabras de la peli-azul me hizo su relativa gracia, a decir verdad, porque hablar de las "personas adecuadas" para referirse a Joey y a mí parecía un chiste de mal gusto. Aunque, por otro lado, también era cierto que estábamos hablando de salidas nocturnas con todo lo que eso podía conllevar y definitivamente no se me ocurría nadie mejor para aquello que nosotros. Cuestión que, después de eso, nos despedimos de la muchacha y Jack me acompañó hasta que estuvimos lo suficientemente alejados, diciéndome entonces que no tenía a nadie más en mente y que si podía acompañarme a cenar.

—Para nada, Jackie-chan, tu compañía es todo un honor para mí~ —le contesté, correspondiendo a su sonrisa sin mayor problema, y no tardé en redirigir la marcha hacia la zona de comida—. Aunque no tengo mucho que contar yo, la verdad... así que dime, ¿qué ha sido de tu vida, Jackie? ¿Ya te llevas mejor con el japonés y las japonesas~?

Decir que no tenía mucho que contar era decir algo, pero en fin, poco importaba en aquellos momentos; lo que realmente me importaba en esos momento era la comida. Y vaya que no tuve reparo en literalmente llenarme el plato de toda la variedad de comida posible mientras esperaba la respuesta del muchacho, casi como si él no estuviese viéndome, así como tampoco los profesores. ¡La comida era importante, tho!

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perdona por la tardanza tomtom unu hasta el finde estuve fuera de casa y luego he tenidos unos días un poco extraños, pero prometo retomar el ritmo a partir de ahora <3

[Muelle]

Sasha me recibió sentada en el muelle, girando la cabeza para sonreírme a medida que yo me iba acercando. Le correspondí al gesto sin mayor problema, claro, y no pude evitar soltar una ligera carcajada divertida después, al comprobar su reacción de sorpresa tras mi pequeña revelación sobre saber navegar. Quizás había exagerado un poco todo el asunto, no iba a negarlo, ¿pero acaso se me podía culpar? Dudaba ser el primer y único muchacho en decorar la realidad para poder impresionar a una chica bonita, al fin y al cabo; tampoco podía ser tan difícil manejar una barca de esas, ¿verdad?

—Los piratas suelen ser más sexy, ¿no? —fue todo lo que comenté tras encogerme ligeramente de hombros, ampliando la sonrisa con una leve chispa de diversión al hablar.

Vi que la chica se inclinó para hacerse con los chalecos salvavidas y aproveché el momento para dejar mi parte del decorado del pícnic en el interior de la barca, aceptando la prenda al erguirme justo después. Me lo coloqué sin mayor problema, y una nueva sonrisa divertida se apoderó de mis labios al notar el movimiento de la pelirroja mientras hablaba para llamar mi atención. Asentí con la cabeza, acortando las distancias entre nosotros, y me encargué de abrocharle los cierres con extremo cuidado; no me separé de ella al finalizar con la tarea, sin embargo, y en su lugar deslicé una mano por su brazo hasta alcanzarle la suya propia, cogiéndosela con el mismo cuidado con el que me había encargado de su seguridad segundos antes. Le sonreí de nuevo, en aquella ocasión con cierto aire caballeresco extra, y la guié hasta la barca.

>>Las damas primero, ¿verdad?

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a ti ya te dije por privado, bebi, pero weno, sorry once again por la tardanza unu prometo que la cita hará que merezca la pena uwu espero

 

[Zona de acampada]

El intercambio entre las chicas fue breve y un poco... intenso, si se quiere. Desde luego me faltaban datos, pero me había dado la sensación de que Fiorella reaccionó un poco más de la cuenta al comentario de Adara. ¿Quizá fuera habitual que la picara? En cualquier caso, aproveché el primer silencio que hubo para poner paño frío.

—Sólo me dijo que su mejor amiga también estaba aquí —murmuré, incluso si era mentira, y le lancé un breve vistazo a Fiorella que pretendió volverla mi cómplice, si se quiere—. Y cuando hablábamos de que podría conocerte, justo apareciste. Qué coincidencia, ¿no?

Ahí iba de nuevo, la sonrisa de ángel. Luego básicamente nos autoinvité y noté la sorpresa de Fiorella por el rabillo del ojo, aunque mantuve mi atención en Adara. La chica accedió sin problema y mi sonrisa se ensanchó un poco, contento.

—De momento tenemos que comer, así que no. —Giré el rostro hacia Bianchi, y le hablé en voz baja—. ¿Quieres ir con Makris-san y yo nos busco algo de comida?

Lo formulé como una pregunta, pero realmente no dejé espacio a muchas réplicas. Me desvié a las parrillas, apilé dos bandejas y pedí dos platos de comida bastante variada. Una vez ubiqué a las chicas, fui hasta la mesa que habían ocupado y me senté, separando las bandejas para alcanzarle una a Fiorella. Agradecí los alimentos en voz baja y luego, antes de llevarme el primer bocado a la boca, reanudé la conversación.

—¿Cómo te fue en la prueba de valor, Makris-san?

 

[Zona de acampada]

Le creía, vaya, probablemente ni haría falta oírla decir que no se asustaba con facilidad, pero preferí guardarme mis pensamientos y mantener la sonrisa en mi rostro. Tuve que alzar las cejas, eso sí, cuando Adara mencionó tan tranquila los intentos de ahogo y desmembramiento. Deslicé la mirada a Fiorella brevemente antes de regresarla a Makris, soltando una risa breve.

—Todo en orden, veo —murmuré, disimulando la pequeña broma personal.

Comí un poco mientras Adara preguntaba por nuestra experiencia y Fiorella le contestaba primero. Asentí y tragué antes de hablar.

—Sí, supongo que a tu lista podemos agregar... ¿intento de secuestro? —propuse, corroborando con Bianchi, y mi sonrisa se ensanchó un poco—. Pero salimos todos de una pieza, que es lo que importa. A todo esto... —Alterné la mirada entre ambas, notando que, quizás, andaba más parlanchín que de costumbre—. ¿Cómo se conocieron? Vienen de países diferentes, ¿verdad?

 

[Bosque #5]

Jackie-chan y yo estuvimos poniéndonos al día un buen rato, aunque para ser más certera, realmente Jack se la pasó hablando como radio descompuesta mientras yo devoraba comida a un ritmo que posiblemente fuese digno de estudio. Hey, hacía falta comer con ganas para sobrevivir a la vida tan ajetreada que me gustaba tener, ¡era cosa de pura necesidad, nada más! La cosa es que estuvimos con eso hasta que consideré que había pasado el tiempo suficiente (a.k.a., cuando me sentí satisfecha con la comida), momento en el que invité a Jackie a levantarnos para poner en marcha nuestro plan.

El plan en cuestión trataba de ir hacia el Bosque Cinco llamando lo menos posible la atención, objetivo bastante difícil de conseguir teniendo en cuenta quiénes éramos, ¡pero eh! ¿Y lo divertido que era intentar pasar desapercibidos~? No creía que hubiésemos salido especialmente victoriosos de la misión, pero realmente daba igual, porque a los profesores no parecía importarles menos lo que estuviésemos haciendo en tanto no nos perdiésemos demasiado por el bosque. Y después de la prueba de valor, nadie parecía muy dispuesto a internarse más allá de la zona de acampada, anyway.

Me estiré por completo en cuanto llegamos a la orilla, dejando escapar un sonidito de satisfacción al terminar, y me llevé las manos tras la espalda antes de girarme para poder ver con la mayor claridad posible quiénes iban llegando a nuestro lugar de reunión clandestina.

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Reual Nathan Onyrian perdona tomtom, pero belu y yo hemos hablado de ir iniciando esto ya para no estancar mucho más el campamento uwu
Gigi Blanche here we are, baby <3

 

[Zona de acampada]

Una parte de mí conservaba la fiel creencia de que disfrutar de la literatura implicaba, por encima de todas las cosas, saber escuchar. Los libros eran para aquellos capaces de detenerse a absorber historias, imaginarlas y darles forma en la mente bajo el ritmo y las reglas que otra persona, el autor, impusiera. Leer y oír no eran muy diferentes entre sí; al ver la atención que Mattsson me prestaba, las micro variaciones en su semblante conforme narraba, supe que sería un gran compañero de club si decidía unirse. Además, parecía amable y gentil, educado también. Eso seguiría dejando a Morgan como la única irreverente del grupo, suponía.

—Claro —accedí, asintiendo—. Estoy segura que debo tener ese cuento de Poe en alguna de mis antologías, lo buscaré y lo leeré.

Era una forma humilde de decirlo. La verdad era que no me cabían dudas de que aquel relato existía en la inmensa biblioteca de los Middel. Acomodé parte de mi cabello tras la oreja y me llevé algo de comida a la boca por primera vez, masticando con calma. La nueva pregunta de Hubert me alcanzó en ese momento, inesperada. Lo miré sin modificar mi semblante, en todo caso, y aguardé a tragar antes de hablar. Ya de paso, empleé aquellos segundos para construir mi respuesta. Había sitios donde... prefería no ahondar demasiado.

Nada era casualidad.

Ophelia me había hablado de Antígona a principio de año.

—No, realmente, no habitúo hacerlo —reconocí con calma, y sonreí levemente—. ¿Por qué lo dices? ¿Se me dio bien?

Ophelia siempre había sido la fanática de la tragedia y la epopeya, de las emociones exaltadas, los héroes implacables y las artes. Su recuerdo me evocaba la poesía, la melancolía y la música clásica. Quizás estuviera absorbiendo más de su personalidad conforme pasaba el tiempo, incluso sin notarlo. Quizá la hubiera buscado entre las páginas de Antígona, donde, eventualmente, me encontré a mí misma. Puede que todo se tratara de una paranoia lucubrada con impecable empeño o puede que estuviera enloqueciendo. Daba igual.

Si debía ser sincera, lo cierto era que la extrañaba.

—Yo no, pero mi prima sí —proseguí tras soltar un poco de aire—. Mi abuelo, también. Son personas muy extrovertidas y parlanchinas. Si habré tenido que oír al abuelo fanfarroneando sobre sus anécdotas de juventud durante las cenas de San Nicolás, exactamente las mismas cada año. No lo he pensado demasiado, pero supongo que también se me da bien.

Mi mirada se había distraído brevemente en el color del fuego durante aquel pequeño viaje en el tiempo. Era la chimenea, la estufa con los zapatos alineados delante. Hubert me había dicho que había hecho algo similar con Hiradaira y lo miré, ladeando apenas la cabeza. Mi sonrisa, si se quiere, adquirió una chispa de perspicacia.

—¿Me permites tener una opinión, también? Cuéntame de qué trata Los crímenes de la calle Morgue.

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owww ;; No es algo que piensen mucho de Blee, así que gracias, Brunito <33 Sha te dije en su momento que Hubby también es re cute uwu

[Bosque #5]

La cena con Verónica fue muy tranquila y entretenida. Comimos y charlamos de cualquier tontería, incluso rememorando pequeños episodios de la prueba de valor que acabábamos de vivir, cuando le eché un vistazo a mi móvil y comprobé que había pasado media hora de nuestro encuentro con Wickham. Bueno, más o menos. Debía insistir, a mí no me hacía especial ilusión ni nada, pero tampoco me negaría a la posibilidad de disfrutar de aquella playa y beber un rato. Le di un toquecito en la mano a Verónica, entonces, y tras recoger nuestras bandejas nos alejamos de la zona de acampada con la mayor discreción. Por un momento me sentí un ninja y la tontería me divirtió más de lo que admitiría nunca.

—¿Quizá juguemos a algo? —comenté durante el camino, mientras nos iluminaba con la linterna del móvil—. ¿A ti se te ocurre algo?

Tras alcanzar la playa notamos que ya había allí dos personas: Alisha, nuestra capitana, y un muchacho super alto que no conocía.

—Llegamos temprano a la fiesta, veo —bromeé, apagando el aparato, y me lo guardé en el bolsillo—. ¿Haremos un fuego? Puedo ir buscando leña, no sé si alguien quiera acompañarme.

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Amane Bruno TDF Reual Nathan Onyrian eeeeh party timeeeee

 

[Zona de acampada]

Mi pregunta fue indiscreta, lo noté al instante al ver sus reacciones. Y yo pensando que sería de lo más inofensiva, vaya. Me quedé en el molde, alternando la mirada entre ambas y esperando no haber generado nada demasiado desagradable, y el silencio fue bastante pesado hasta que Adara respondió. Al oír que sus padres habían sido mejores amigos intuí que el problema venía de lo que Fiorella me había contado en el muelle, pero la información nueva logró desencajarme.

¿La madre y los abuelos de Makris también? Joder.

Arrugué el ceño, sintiendo un indiscutible pinchazo de culpa en el pecho, en especial al ver que Fiorella empezaba a comer con naturalidad. El discurso de Adara se tornó algo más liviano, por suerte, mencionó los apodos que se había estado inventando y lo de las pecas. Decidí equipararme a la situación y no tornarla más dramática de lo que era, así que me incliné sobre la mesa y escruté a Fiorella fijamente, con los ojos entrecerrados.

—Es verdad, no veo pecas —resolví, volviendo a mi posición—. ¿No te gustan? Yo creo que te quedarían muy lindas.

Tomé aire por la nariz, intentando deshacerme de la pesadez, y atendí a la pregunta de Adara. Deslicé la mirada a Fiorella con una sonrisa ligeramente divertida. ¿Que le costaba hacer amigos, decía?

—Casi nos chocamos en su primer día —recordé, en tono risueño—. Hablamos un poco y cuando quise acordar, estaba ofreciéndome de sus galletas y su jugo. —Hice memoria y miré a Fiorella, soltando una risa suave—. Otro día también me trajiste unas galletas de limón, ¿no?

Ahora que lo pensaba, hacía menos de un mes de aquello y habíamos estado pasando bastante tiempo juntos, fuera en el aula o en la sala de música. Los recuerdos se solaparon con su voz en el muelle hablándome de sus padres, con la piedra que acababa de pisar también, y exhalé con calma.

—Estuvo cuidando bien de mí —murmuré, mirando a Fiorella, y al regresar a Adara, la sonrisa me cerró los ojos—. Es una muy buena chica, ¿cierto?

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No respondo con Kakeru así esperamos por si Jack o Ali quieren sumarse a la juntada de leña uwu7

 

[Bosque #5]

Apenas unos cuantos segundos después de habernos adentrado en el bosque, un par de nuevas voces juveniles se colaron entre los árboles, haciendo que mi atención se centrase todavía más en la dirección de la que provenían, es decir, el campamento. Primero fue un haz de luz e, inmediatamente después, las figuras se hicieron lo suficientemente nítidas como para distinguir que se trataban de dos alumnos; ni más ni menos que dos de mis compañeros durante la prueba de valor, funnily enough.

—Heyo~ —saludé con la mano y una sonrisa enorme, repasando al par de invitados con la vista a consciencia mientras los mismos hablaban con Jack.

El muchacho de la prueba propuso ir a buscar leña, y tanto Verónica como Jackie se unieron a la tarea, lo que significaba que iba a tener que quedarme a solas en mitad de un bosque oscuro para esperar al resto de invitados. Me encogí de hombros, indiferente, y estuve a punto de contestar cuando un nuevo movimiento a espaldas de los otros llamó de nuevo mi atención, haciendo que ladease la cabeza para mirar hacia allá con una sonrisa.

>>No biggie, Jackie Chan, yo me quedo esperando. Joey estará al caer indeed, y además... por ahí viene Alethea-chan para hacerme compañía~ —saludé con la mano justo en el momento en el que la chica se nos unió, sonriendo con suavidad—. Podéis ir a coger leña como buenos machos alfa~

 

[Zona de acampada]

Fiorella reconoció que no le gustaban sus pecas, al parecer, porque las había heredado de su madre. No iba a inmiscuirme en los detalles ni en sus razones, cada quien era un mundo. Personalmente, poco a poco comenzaba a valorar y atesorar los pequeños recuerdos que Chiasa había dejado desperdigados por el mundo. El cerezo del patio norte, la guitarra que tocaba, los dibujos que me había obsequiado de pequeña y las escrituras furtivas en las paredes del almacén, detrás de las cajas. Creía que era un proceso natural, ese de rechazo y aceptación, y quizá...

—No le des mucha cabeza, con el tiempo todos cambiamos —murmuré, con una sonrisa—. Quizá llegue el día que empiecen a gustarte, quién sabe.

Hice memoria de nuestro primer encuentro, de las galletas de limón también, y su respuesta fue bastante bonita. Dijo que me creía una buena persona y le sonreí con suavidad, asintiendo ligeramente. Quizá no fuera mucho, pero era mi forma de agradecerle. La construcción de Adara fue un poco más compleja, algo de que lo que encontrara en mí se reflejaría en ella. No me consideraba una persona muy inteligente y solía esquivarle a las cuestiones complicadas, pero no importaba demasiado. Creía que lo importante eran las intenciones de las personas, y Adara sólo intentaba decir algo bonito, ¿verdad? Lo que agregó después confirmó mi suposición.

Su expresión era algo sobria, pero no me parecía que tuviera un carácter demasiado peculiar.

Sonreí cuando la oí soltándole un cumplido a Fiorella, bastante satisfecho, y comí un poco antes de volver a hablar.

—Pareces una persona muy inteligente, Makris-san —destaqué, y en tono de broma agregué—: ¿Das tutorías? Probablemente no me vendría mal una mano en ciertas asignaturas.

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Ko logró que Adara diga algo bonito de Fiore??? déjenme agregarlo a su cv

[Bosque #5]

La sorpresa de Verónica ante el amigo de Welsh me ensanchó ligeramente la sonrisa, pues yo había pensado lo mismo pero ella, a diferencia mía, lo externalizó. Señaló a Copito, que aguardaba por nosotros desde lo alto de una rama, y tanto ella como Jack se unieron a la causa de recolectar leña. El muchacho, además, detalló la lista de materiales necesarios. Me alegraba que pareciera saber lo que hacía, puesto que yo en mi vida había armado una fogata.

—Yo soy Kakeru Fujiwara —me presenté en un pequeño silencio, sin alzar demasiado la voz.

Una muchacha de cabello celeste apareció en el momento justo para hacerle compañía a Welsh, que un poquito me inquietaba que se quedara sola, y con eso resuelto nos adentramos en el bosque. Reactivé mi linterna y pegué mi vista al suelo, atento.

—Muy bien, entonces... Un tronco grande, ramas y hojarasca seca —recapitulé—. Podemos dividirnos los materiales, así vamos más rápido. Yo puedo encargarme de las ramas.

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como lo hablamos por el grupo, les propongo un pequeño minijuego para la recolección de leña <3 Habiendo tres materiales a recolectar (troncos grandes, ramas y hojarasca seca), cada uno de los personajes puede pickear uno. Kakeru eligió las ramas.

Por cada bosque, cada personaje lanzará un dado de cinco caras y el objetivo es alcanzar, como mínimo, una puntuación de siete. Deberemos movernos entre los bosques aledaños hasta llegar a siete y luego regresaremos a la playa. Para agregarle un condimento extra, y como asumo que los tres vamos a andar juntos, se me ocurrió que, por cada bosque al que entren, el grupo lance una lista de eventos peculiares. Podemos agregar más si se les ocurren, de momento tengo estos:

1. Una ardilla aparece de la nada y choca con uno del grupo (lanzar lista) en su intento por esquivarlos.
2. Entre los arbustos encuentran... ¿una botella de ron? ¡¿Qué es esto?!
3. Uno del grupo (lanzar lista) se tropieza y se lastima un poco.
4. La linterna del grupo se apaga por cinco minutos.
5. Escuchan algunos ruidos de las copas de los árboles y les caen frutos y hojas sobre las cabezas.
6. Pasan cerca de una pendiente y se resbalan ligeramente, perdiendo parte de lo recolectado (-2 puntos).