Aula 2-3

Las excéntrica costumbres de Skit no eran ya ninguna novedad para los alumnos de su clase, que ya hasta tenían una especie de club de apuestas clandestino para intentar averiguar qué nueva extravagancia se traía entre manos. Aquella mañana, sin embargo, parecía estar dentro de sus límites comunes.

—Yo, yo, volvemos a tener caras nuevas. Hodges, amiga, enséñale la academia a Smith, yeah? Cool, yeah.

Parecía que le había tomado cierto gusto a encargarle los tours de los nuevos a Emily...

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heyo~ puedes hacer que isla se acerque a emi o asumir que ella se acercó al inicio del receso para presentarse, como prefieras uwu no lo roleo para dejar el post del profesor solo, que en teoría pasa antes del receso aunque yo soy tonta (?), pero ella seguramente se acercaría, so

 

Consideraba que el almuerzo había sido todo un éxito, a pesar de los posibles altibajos que hubiésemos pasado, y gracias a ello, el buen humor que había tenido por la mañana se mantuvo a lo largo del resto del día. Qué va, ¡estaba muy contenta! Claro que aún iba a necesitar conocer la opinión de Anna, si ella que conocía mejor a Kakeru había visto un buen inicio de relación o no, pero por el momento me iba a dar por satisfecha con la sensación positiva que yo había sentido al respecto.

Así pues, gracias a ese sentimiento de alegría y a mí ya de por sí predisposición a ayudar a los demás, no sentí mayor problema cuando, a la mañana siguiente, me tocó darle el tour de bienvenida a la nueva chica de nuestra clase. Me resultó curioso que el profesor me lo encargase de nuevo a mí, eso sí, siendo que los últimos... ¿dos? también me habían tocado, pero quizás fuese que solo recordaba mi apellido... o simplemente Ratatouille-sensei siendo Ratatouille-sensei.

La chica se acercó a mi no mucho después de que tocase la campana del receso, adelantándose a mis intenciones de hacer lo mismo una vez hubiese acabado de recoger mis cosas, y levanté la vista de mi pupitre para dedicarle una sonrisa amigable mientras escuchaba su presentación.

—¡Encantada, Smith-san! ¡Yo me llamo Emily Hodges! Puedes decirme Emily, si te sientes más cómoda —me presenté, asumiendo de primeras que la forma occidental sería la más adecuada, y me levanté de mi asiento para indicarle la puerta con la mano—. Supongo que te has dado cuenta, pero la academia es enorme. ¿Hay algún sitio en específico que quieras conocer o quieres que le demos un repaso rápido a todo?

 

Como siempre, un poco me había dormido en los laureles. ¡Tenía que ser un superpoder o algo así! Era imposible, no, estadísticamente imposible que esto fuera obra del mero azar. Del universo. ¿O era que el universo me odiaba? ¡También probable! Estadísticamente probable.

Y ¿por qué de repente me importaban tanto las estadísticas?

Al menos habíamos aprovechado el fin de semana para seguir juntándonos a ensayar y tal, pero el tiempo apremiaba, el proyecto se entregaba mañana ¡y aún faltaba definir detalles! Por ende, me levanté bien tempranito y me fui derechito a la 2-3 tras haber buscado a Kashya.

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holi, vengo a asumir responsabilidades (?? Nekita Amane también medio asumí que quedaron durante el finde para seguir ensayando las coreografías, hope u dont mind uwu

 

Que hubiese salido de casa durante el fin de semana era algo extraordinario, y eso era algo que hasta mi hermano había notado y recalcado como extraño, sin importar que hubiésemos pasado tanto tiempo separados y conmigo en un país completamente diferente a Gales. En cuanto le dije que solo nos estábamos reuniendo con motivo del proyecto, sin embargo, soltó una especie de carcajada ligera y me revolvió el pelo antes de dejarme ir.

Así que eso fue lo más relevante de mi fin de semana, pues el resto del tiempo sucedió con la más absoluta normalidad. De igual manera pasó con el lunes y, ya el martes por la mañana, Anna vino a buscarme para ultimar los detalles finales del trabajo con los demás. Me levanté de mi asiento, pues, y la seguí hacia el aula de los otros dos integrantes del grupo.

—Hoy deberíamos poder acabar el proyecto —informé con toda la normalidad del mundo apenas alcancé a los demás.

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Kashya: 3 puntos
Dante:
Anna:
Cathy:
TOTAL: 3 puntos

 

No tardamos nada en identificar a Dante y Cathy dentro del aula, quienes a su vez hicieron lo mismo con nosotras y, por razones que no me detuve a pensar, pillé la muñeca de Kashya y la llevé conmigo hasta ellos. Cathy lucía genuinamente emocionada y su energía, además de coincidir bastante con la mía, se me contagió.

—¡Sí! —Me dejé caer en el asiento libre frente a ella y solté una risilla de pura alegría—. ¡Ya tenemos todo! Sólo nos falta grabarlo y supongo que podemos usar el salón de actos para eso. ¡Seguro queda genial!

Medio repasé a todos con la vista, como si buscara compartir o proyectar el entusiasmo entre los cuatro. Entendía que a Kashya y Dante les resultara más indiferente el asunto y estaba bien, pero eso no significaba que quisiera dejarlos afuera. Gracias al proyecto había dado con Cathy, que me caía muy bien, había podido quedar y ensayar con Dante, que era mi amigo, y me había permitido conocer un poquito más a Kashya, que siempre era tan callada y misteriosa. La cuestión iba más allá del trabajo en sí.

Me daba felicidad genuina haber compartido tiempo con ellos.

—Tengo los vestuarios en mi mochila, me quedó enorme —les conté entre risas, ampliando los brazos para indicar vagamente el volumen de la misma—. Luego... ¿Alguno quiere encargarse de editarlo y eso? Si no, capaz nos permitan usar la sala multimedia y lo hacemos todos juntos.

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Kashya: 3 puntos
Dante: 2.5 puntos
Anna: 1.5 puntos
Cathy:
TOTAL: 7 puntos

 

En cuanto entramos al aula y distinguimos las figuras de Catherine y Dante, sentí como Anna se hacía con mi muñeca para llevarme hacia el pupitre donde se encontraban. El gesto no me molestó en absoluto, y me dejé hacer sin oponer ninguna clase de resistencia. De por sí no era de preocuparme por ese tipo de cosas, pero lo cierto era que Anna corría con algo de ventaja, incluso, pues inconscientemente confiaba más en ella por el simple hecho de ser amiga de Emily.

Sea como fuere, alcanzamos el lugar donde el par se encontraba y, con la misma emoción que habían estado demostrando durante el fin de semana, Anna y Catherine discutieron lo poco que nos quedaba para acabar el trabajo y algunos detalles a pulir antes de hacer las coreografías en sí. El comentario de la castaña me hizo ladear ligeramente la cabeza, porque no me dio la sensación de que Anna se estuviese refiriendo a que la ropa estaba grande, pero de igual manera decidí no decir nada al respecto y simplemente mirar seguir escuchando el resto de cosas a definir.

—¿Nos vemos entonces en el Salón de actos durante el receso? —cuestioné, tras haberme encogido de hombros por la propuesta de Cathy de subir el vídeo a algún otro lado—. Si nos sobra tiempo, podemos ayudar con la edición también. Hemos ensayado bastante y vamos bien preparadas, así que es posible que acabemos rápido.

 

El tiempo que transcurrió entre la campana sonando y mi cabeza apareciendo en la puerta debió ser ínfimo. Me asomé desde un costado (y de costado), así que el cabello cayó en cascada y escaneé la clase hasta dar con mi objetivo. Di un respingo, desaparecí y me materialicé de pies a cabeza, bastante animada.

—¡Emi-chan! —saludé con el brazo en alto y una gran sonrisa; al llegar frente a ella bajé el tono—. ¿Cómo estás~?

En el proceso también me fijé si daba con Dante, pero no lo vi por ninguna parte y acabé rindiéndome. ¿Quizás había faltado? ¡Con lo mucho que me había apresurado por llegar aquí en tiempo récord no había forma de que me hubiese ganado! Regresé la mirada a Emi, mi sonrisa adquirió un tinte divertido y me incliné en su dirección.

—No lo habías olvidado, ¿o sí? —la tanteé, como si de repente la acusara de un asesinato, y el resto lo solté a ojos cerrados—: Mini Ishi y Kakeru van a esperarnos en el invernadero directamente.

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Amane uwu

 

Para mi suerte, la chica realmente era super simpática y aceptó mis disculpas tras el desliz que había tenido, lo que me permitió soltar un suspiro de nada y relajar ampliamente la postura. Ese no iba a ser el mayor de los problema con respecto a ese tema, era plenamente consciente, pero una cosa no quitaba la otra, tampoco, y al final me permitía dedicarle una sornisa a la chica mientras asentía con la cabeza, aceptando subir al aula junto a ella.

Antes de empezar las clases le envié un mensaje a Kashya para pedirle que ayudase a Isla con el club de lectura, tal y como le prometí, y después hice lo posible por apartar aquel incidente de mi cabeza hasta la hora del receso, centrándome así lo mejor que pude en las clases. Lo que no esperé para nada fue que, una vez sonó la campana anunciando el receso, Anna apareció en absoluto tiempo récord por el marco de nuestra puerta, haciéndome abrir los ojos de la impresión ante su figura.

¡Eso había sido rápido!

—Buenos días, Annie. Todo bien~ —saludé, dedicándole una sonrisa suave tras haberme recuperado de la sorpresa inicial.

La tranquilidad me duró bastante poco, sin embargo, pues Anna preció ser capaz de ver a través de mí y dio justo en el clavo con su siguiente pregunta, haciendo que mi rostro se descompusiese y comenzase a juguetear nerviosamente con una hoja de la libreta que aún no me había dado tiempo a cerrar.

>>¿Cómo lo has sabido? —murmuré, sin poder esconder mi sorpresa, y después de un rato bajé la mirada hacia el pupitre, avergonzada—. L-la verdad es que sí se me pasó... Y, b-bueno, había pensado en pasar por el club de cocina a ver si quedaba algún postre de los que guardamos ahí la última vez para llevarlo, porque no creo que haya traído comida suficiente para todo y me siento bastante mal...

Y sí, solté todo aquello a tropel y prácticamente a la velocidad de la luz, por lo que nada me aseguraba que Anna hubiese sido capaz de captar todas las palabras; me conformaba si pillaba la idea principal, de todas formas.

 

Pobre Emi, a veces era tan transparente. Claramente había olvidado y recordado el almuerzo en algún punto de la mañana, y que le hubiera caído tan de repente con la acusación le dio en todos los puntos débiles. La carita se le deformó, empezó a juguetear con su cuaderno y bajó la mirada, soltando un montón de cosas a tropel. Por suerte ya me había inclinado, así que me quedé cerquita con la oreja bien parada, intentando pescar todo lo que dijera.

—¿Dices que haya algo en el club de cocina? ¿Que no ese club está, como, muerto desde hace mil años? —indagué, genuinamente curiosa, y me arrodillé en el piso para apoyar los antebrazos al borde de su mesa, la barbilla sobre ellos, y sonreírle—. No te preocupes, Em, no pasa nada. ¿Recuerdas que habíamos dicho de repartirnos las tareas? La vez anterior te encargaste tú de la comida, así que esta vuelta se ocupó Kakeru.

El gesto me cerró los ojos y lo siguiente que dije pretendió ser una broma, a ver si le quitaba algo de culpa de encima.

—Nosotras llevamos las bebidas y ya, con eso quedas perdonada~

 

Si me paraba a pensarlo detenidamente tan siquiera un segundo, no había un motivo real para pensar que Anna se molestaría tanto conmigo por haber olvidado que habíamos quedado, así como seguramente tampoco lo haría Kohaku y, me atrevía a adivinar, Kakeru menos. Por supuesto, nada de eso pasó por mi cabeza en ese momento, y lo único que sabía era que estaba terriblemente avergonzada por lo sucedido.

Afortunadamente, Anna no extendió demasiado el acto y, después de unos segundos de precaución, levante ligeramente la vista en busca de la suya. Honestamente, había acabado tan metida en mi propio círculo de culpa que había olvidado por completo que habían decidido dividir las tareas, justamente para evitar aquello que me estaba pasando en esos momentos. Realmente podía llegar a ser un desastre de persona, ¿eh...?

—Tengo las llaves del club, así que algunas veces me acabo colando aquí para cocinar algo... —admití, manteniendo el tono de voz bajo para que solo ella me escuchase, y noté como una ligera sonrisa se fue extendiendo por mi rostro al terminar de hablar—. ¿Y qué dices? ¿Crees que los bentos de Kakeru estarán a la altura de las expectativas?

Era estúpido lo fácil que había logrado relajarme, pero no pensaba ponerme a cuestionarlo de ninguna de las maneras. Asentí con la cabeza cuando Anna me dijo que nos íbamos a tener que encargar de las bebidas y rebusqué entre mis cosas hasta dar con el monedero, levantándome del pupitre inmediatamente después y buscando el brazos de la chica en el proceso, para poder engancharme de él y comenzar a dirigir nuestros pasos hacia el pasillo.

>>Gracias, Annie —murmuré, inclinándome para dejarle un beso en la mejilla, y le volví a sonreír antes de dirigir la vista al frente—. ¿Cómo has estado estos días que no nos hemos visto~?

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te la puedes arrastrar si quieres uwu <3

 

En el fin de semana había tenido una mini revelación. Era bastante simple, a decir verdad, pero persistió en mi mente y no me dejó otra opción más que hacerle caso. Por ello fue que, apenas dio inicio el receso, salté de mi asiento y bajé las escaleras hasta planta baja. Correteé a la cafetería, hablé con la señora tan simpática del mostrador y le compré dos postrecitos. Desconocía sus preferencias ¡así que mejor pillar dos diferentes! Antes de volver hice una parada técnica en la máquina expendedora, elegí un par de zumitos y me tomé el ascensor, que llevaba material valioso encima y prefería no tentar al diablo.

Ingresé a la 2-3 con los postres apilados en una mano y los juguitos en la otra, y navegué el recorrido que ya me sabía hasta el pupitre de Dante.

—Sir Dante. —Hice una reverencia y casi se me cayeron los postres. Me reí y mejor los apoyé en su mesa, los zumitos también—. ¡Sir Dante, vengo en son de paz! ¿Me concedería este receso para pasarlo conmigo? Traje mucha azúcar y cositas frías para sobornarlo, pero eso es un secreto.

Había un tiramisú y un mini pastel de chocolate en los envases, y los juguitos eran los dos multifruta.

 

Dante me sonrió y acomodó sus cosas para dejarme un espacio en su pupitre, siguiéndome el juego del caballero como siempre. Llevaba bastante tiempo sin hablar con él, aquella pequeña tontería bastó para alegrarme (más de lo que ya estaba, quería decir) y estuve a punto de acomodar una silla cuando planteó la posibilidad de comer en otra parte. Había descartado la idea por el simple hecho de que siempre lo veía comiendo en su clase y no quería perturbar demasiado su rutina, ¡pero ahora que lo decía!

—Señor, acaba de echarse una soga al cuello —bromeé, riéndome, y me incliné hasta descansar los codos en su mesa y hablarle en voz baja, confidente—. Podríamos aprovechar una sombrita en el patio, o ejercer nuestro derecho real y tomar posesión de la piscina, ¡y meter los pies en el agüita mientras comemos!

La imagen mental había aparecido frente a mí de repente y me hizo un montón de ilusión. La emoción se me filtró en el semblante, el tono de voz, pero lo aplaqué y básicamente le hice ojitos al agregar:

—¿Vamos a la piscina? ¿Porfis, porfis, porfis?

 

Cuando la campana sonó, Skit dejó de hablar de repente y estiró un brazo hacia el costado, haciendo una pose algo extraña. Permaneció inmóvil, y se quedó y se quedó así, aumentando el desconcierto de sus alumnos. Cuando una de las chicas del frente abrió la boca, él se movió rápidamente para llevarse el índice a los labios.

—Shh, I'm thinking —murmuró, en su tono rasposo y algo gangoso—. Hmm...

Recuperó la normalidad poco a poco. Se irguió y comenzó a masajearse la barbilla, aún sin decir una palabra coherente. Por las gafas era difícil definir qué miraba o cómo lo hacía. De un momento al otro chasqueó los dedos y señaló a Stella, haciendo otra pose rara.

—You, new girl, yo. Welcome, welcome. —Dio un giro fluido sobre sus talones y, al acabarlo, guardó las manos en los bolsillos de su delantal... como si nada—. Emily-chan, ¿le mostrarías la escuela? Thank you, girl. Class... dismissed!

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mi peor decisión fue poner a Skit en segundo y no en tercero, lo roleo demasiado poco para lo mucho que lo amo

 

Quizás podría parecer exagerado, pero lo cierto era que no me había dado cuenta de lo mucho que me estaba pesando todo aquello hasta ese momento, que por fin había podido librarme de parte de la carga; me sentía mucho más liviana en general y, algo todavía más importante, volvía a sentirme cómoda junto a Kohaku. No mucho después de nuestro abrazo tuvimos que dirigirnos a clases, por lo que el chico me acompañó hasta el segundo piso, donde nos despedimos antes de yo entrar en mi aula y él subir a su piso.

Las clases se me pasaron mucho más rápido que estos últimos días y, cuando la campana anunciando el receso estuvo a punto de sonar, nuestro tutor hizo un poco de teatro antes de indicarme que le hiciera el tour de bienvenida a la nueva. Me daba un poco de vergüenza admitirlo, pero había subido tan contenta aquella mañana que ni siquiera me di cuenta de que había una chica nueva en nuestro curso. Por suerte para mí, la misma se me acercó antes de tener que pasar yo por el mal rato de buscarla entre todos los demás alumnos.

—Bienvenida, Lombardi-san —la saludé junto a una sonrisa suave, poniéndome en pie para poder hacer una ligera inclinación de cuerpo—. ¡Para nada, no te preocupes! La academia puede ser un poco abrumante, sobre todo para alguien nuevo, así que me gustaría mucho poder ayudar a que te sientas un poco menos perdida. ¿Hay algún sitio en particular que te haya llamado la atención o prefieres que demos un paseo general por todo el edificio?

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la niña te lo agradece uwu