Patio frontal

Honestamente me la traía bastante floja que todo el mundo se comiera el show, en realidad en la vida me daban igual un montón de cosas que preocupaban a gente decente o a adolescentes retraídos, en parte porque nunca había sido tímido y también porque tenía cosas bastante más importantes con las que comerme la cabeza en casa. Cosas que no deberían preocuparme con diecinueve años, cuando debería estar empezando la universidad y esas mierdas.

De privilegiados.

En fin, de ahí que solo me adaptara a moldes, sobre todo cuando el molde era una rubia a la que podía meter mano así sin mayor preocupación y hacer el imbécil un buen rato. Hombre, si estábamos hechos un pegostre y todo, como si nos conociéramos de quién sabe cuando, cuando la verdad era que si acaso eran unos días y el par de polvos.

—Usé la palabra mal, la cosa funciona más por contagio, seguro estornuda en su clase y se le pega a alguien así no se le acerque ni Dios —comenté por la pura gracia.

Era más o menos cierto que nadie se le acercaba, sus interacciones se limitaban al tanuki, la albina y a mí de vez en cuando, Dunn un poco por rebote aunque había empezado a rechazarlo abiertamente en algún punto que, como me faltaban un huevo de piezas, no lograba ubicar. Así que eso, no tenía aprendices de cara de culo, contagiaba a gente como quien te pega la gripe.

Me quedé allí, con la barbilla en su hombro y me sonreí al escuchar su respuesta.

—Vas a tener que activar los reflejos de gato~ y si atrapas un balón con la cara, bueno, habrá que cuidarte hasta que te pongas bien del golpe, ¿no? —murmuré, con la diversión impresa en la voz.

Ya sabía que Joey no tenía problema en iniciar o subirse a cualquier tontería, así que no me sorprendió que respondiera lo de la pizza, se le coló la risa en la voz incluso y estiró la mano para picarme la punta de la nariz. La estupidez me hizo soltar una risa en lo que regresaba a mi espacio para seguir con el resto de la conversación.

También me dejó hacerle la trenza sin más y, no sé, con todo me distraje en eso bastante, quizás por eso mismo luego solté lo de mis padres con semejante livianidad. Si hubiese sabido que Joey se había visto reflejado en la forma en que respondí quizás me habría hecho algo de gracia, porque en términos generales éramos bastante distintos, ¿no? Hasta que las líneas se intersectaban y se sabía lo de su madre y lo de mis padres.

Como había seguido matando tiempo con su cabello me di cuenta sin querer del cambio de expresión en el rostro de Joey, la sonrisa se le despareció y yo, bueno, retrocedí de paso para poner mi atención en los otros dos. En sí ya de por sí no esperaba que nadie se agarrara de lo que acababa de contar, no me interesaba eso, si uno lo rebuscaba mucho había sido hasta una respuesta de cajón y ya.

Así de naturalizado estaba para mí.

Aún así cuando Joey se giró hacia su costado el movimiento me hizo dar un pequeño respingo. No se me dio por pensar que fuese una reacción como tal a lo que había dicho ni nada o quizás sí pero lo dejé correr, así que solo estiré la mano para dedicarle una caricia suave en la espalda, nada que fuese a perturbarlo y regresé la mano a mi espacio. Me dediqué a arrancar hojitas de césped sin prisa.

La voz de Jack bastante apenado por haber preguntado me hizo buscar su mirada para dedicarle una sonrisa tranquila, de esas que buscan tranquilizarle los nervios a los demás y negué con la cabeza suavemente.

—No pasa nada, de verdad —dije antes de seguir a lo demás—. Y sí, soy como la hermana mayor de mis primitos. A veces casi segunda madre, pero bueno, me gusta mucho cuidarlos.

Laila se desinfló los pulmones, liberando algo de tensión, y después se le escapó una risilla al escuchar el comentario del chico de que venía bien que estuviera en bastón para no andarme preocupando. No me ayudó mucho a tranquilizarme después de eso, con lo de que podía hacer muchas cosas sin necesidad de saltar y fruncí un poquito el ceño, porque ya estaba como para echarle un ligero regaño.

Al menos pasó la atención a Laila, con el tema de la esgrima y la muchacha se acomodó mejor en su lugar en lo que escuchaba el siguiente bombardeo con la paciencia de un santo, así le costara lo suyo.

—Llegué a participar en un par de torneos, pero ya luego con el club preferí quedarme con el entrenamiento que hacemos aquí y las prácticas que vendrían hacer como mini-torneos entre nosotros igual. Tienen su gracia —respondió más o menos en orden a la primera tanda de preguntas—. Nos enfocamos mucho en entrenamiento de desplazamiento en realidad, el movimiento de los pies y las posturas, porque tenemos un espacio limitado de movimiento, claro. Ahora mismo, si no me falla la memoria, recuerdo que hay tres tipos de espadas: el florete, el sable y, bueno, la espada. De ahí salen las especialidades del deporte, cada una permite cosas distintas, aquí usamos los floretes. Son livianos y flexibles, además de que son los que usamos para los novatos.

Ambas le prestamos atención luego, cuando habló de lo de la comida y acabé por asentir a lo de que quizás lo estábamos pensando demasiado. La verdad era que mejor lo dejábamos estar o se nos iba a chamuscar la neurona.

—¿A mí? Pues me gusta mucho leer, de hecho me paso una buena parte del tiempo en la biblioteca de la escuela —respondí dejando de arrancar césped—. Y por mis primitos ya tengo una tradición o algo de ver pelis de Disney los fines de semana, así que supongo que cuenta entre las cosas que hago en mi tiempo libre.

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la quick research que me marqué para responder esto JASHDE

quoteo el post de joey pues solo porque reaccioné a él obvi uwu

 

Alcé las cejas brevemente, incluso divertida al saber que Sean también era nuevo como yo. Claro, en sí desconocía que a esa escuela había caído un auténtico éxodo o algo en las semanas que llevaba de año lectivo. Tampoco estaba al tanto de la irregularidad de los ingresos, cosa que no volvía al mío tan extraño, dicho sea de paso. Desde mi perspectiva era un bicho raro cayendo al Sakura a mitad de mes, pero nada más alejado de la realidad. Eh, cuando me enterara tendría que decepcionarme un poquito~

Con lo divertida que era la anécdota.

El gesto que Sean le dedicó a Dante me hizo cuestionarme por un segundo si no andarían en esas o algo, pero lo descarté pues en definitiva no tenía forma de averiguarlo y tampoco me quitaba el sueño. Es más, quizás acababa shippeándolos y todo, nunca se sabe. De la forma que fuera, la noticia de que el menor había acabado de primero en las carreras me sorprendió bastante. ¿Tan rápido y con semejante aura de tranquilidad alrededor? ¡Eso sí era una novedad!

—No shit! —exclamé, emocionada, y me acerqué un poquito más a ellos, enfocada en Dante. Un poquito adrede, un poquito no, claro—. ¿Suerte? No, no, nada de eso. You gotta love yourself, boy. Si consigues un logro, te enorgulleces y punto. No tiene que salir en tele nacional pero tampoco tienes que minimizarlo. Anyway, congrats! ¿Se sintió bien quedar de primero? ¿Fue divertido?

A mitad de camino me di cuenta que casi lo andaba regañando como una madre, así que me mordí la lengua y decidí regresar a lo importante, que en definitiva era si él se lo había pasado bien. Pero bueno, la conversación no tardó en virar. Dante lucía un poquito sorprendido de saberme utilizando mis habilidades para... ¿hacer el mal? Ni idea, ¿rebelarse de vez en cuando contra el sistema educativo era algo malo?

Guess so?

—Maybe? —Me encogí de hombros, sin darle importancia, y entoné una risa despreocupada—. Nunca le hice mal a nadie, creo yo, pero en definitiva los demás siempre van a tener una opinión de lo que hagas, ¿verdad? Sea bueno o malo, así que ¿qué más da?

Viré mi atención hacia Sean al mencionar que era el alma de la fiesta, porque mira, a veces era una chica sencillita que le gustaba regodearse un poco. Sonreí, satisfecha, y suavicé el semblante en lo que seguía hablando.

—Hablando de fiesta, ¿qué onda aquí? ¿Hay diversión o son todos kinda pussy? Bueno, tú dijiste que eras nuevo —recordé, señalando a Sean, y amplié la sonrisa—, pero quizá puedan ayudar a su fiel servidora aquí~

Al final Dante divagó un poco entre las posibles pruebas físicas de hoy e imité su esfuerzo. Me quedé un par de segundos pensativa, y estuve a punto de abrir la boca cuando oí un silbato cortando el aire. Me giré, reconociendo a la que debía ser la profesora, y al llamar a los de segundo no tardó en nombrar a Dante. Me volví hacia el muchacho y me estiré para darle un apretón amistoso en el hombro. No me había dado cuenta que era menor, ¡pero eso sólo lo hacía más tierno!

—Rock it, kiddo!

En lo que lo despedía apareció otra chica de vete a saber dónde, era pequeñita y creí emparejar su cabello con el que había visto en la mañana, el de las mechas rosadas. Parecía estar llena de energía, se acercó a Dante por detrás y se le colgó de la espalda cuando el muchacho se estaba incorporando.

—¡No puede ser, Danny! ¡Nos han enemistado! —Se le descolgó de un movimiento rápido y lo rodeó para sonreírle, caminando en reversa. No tardó en echarse encima una seriedad bastante fingida—. ¿A una reina y su caballero? ¡Crimen! ¡Es un crimen!

En cuanto su mirada reparó en Sean, o al menos me dio la sensación, su semblante se ensombreció brevemente. Fue nada, una cosa de segundos, tan sutil que bien podría haber pasado por delirio de fiebre. Por ello mismo no le di importancia, los dejé irse y tomé el spot que había abandonado Dante, contra el tronco y junto a Sean.

—Ah, la juventud~ —murmuré, en tono melancólico, y luego le sonreí. Nuestros hombros estaban bastante cerquita, ¿a que sí?—. Así que, ¿supongo que eres de tercero? Eso o lograste tu cometido de escabullirte. Ya sabes, eso de esconder un clavo en una ferretería.

 

Solté otra risa floja cuando dijo que más bien era cosa de contagio, porque de repente me imaginé a Altan estornudando y alguien random de su clase volviéndose un cara de culo y no necesitaba mucho más para reírme, siendo tan estúpida como era. Igual que yo conociese de su clase que entrase en esa categoría... ¿Dunndunn y ya? Ah, y ahora que lo recordaba... ¿no que Arata se había montado un espectáculo con el niñato en la mascarada? Pues sí, motivos para pegarle balonazos no le faltarían a él tampoco, oye.

—¿Sí? Pues mejor, que los amargados como Altan son los más divertidos de molestar~

Porque definitivamente no tenía precio cuando se les notaba lo jodidamente hartos que estaban con mi simple existencia y lo exactamente igual que me daba, porque seguía cayéndoles encima sin ninguna clase de pudor para vez cuanto aguantaban. Oye, a una le gustaba un reto de vez en cuando, you know~

Volvió a hablar después, sin apartarse de mi hombro, y giré un poco la cabeza para poder repasar sus facciones con los ojos entrecerrados. Murmuré un simple 'mhm', con la atención ya viajando a otros sitios, y un poco de la nada levanté un mano para alcanzar su frente con el dedo índice. Repasé el contorno de la misma en un movimiento suave y erguí un poquito la cabeza, ladeándola ligeramente, al alcanzar el límite de sus labios.

Si tenía algún objetivo en mente con toda la movida, no se pudo realmente saber, porque justo en ese instante el silbato de la profesora resonó por toda el patio y lo hizo con la suficiente fuerza como para distraerme de todo el rollo, incluso asustándome un poco si tenía que ser sincera. Resoplé, irguiéndome ya por completo para poder echarle un vistazo al panorama, pero seguí sin separarme realmente del agarre de Arata.

Obviously~

>>Vaya, parece que nuestra sentencia se va a acercando, míster~ —comenté, recuperando la sonrisa divertida—. Last words?

 

Siendo justos tenía todas las cartas para llevarme un balonazo en toda la puta cara pero de verdad, no era ya solo Altan, sino Cayden y si rebuscaba mucho seguro hasta Kurosawa quería meterme una buena hostia por haberme metido en su negocio con el príncipe francés, la ventaja era que ella era de segundo así que todos tranquilos, bueno, más o menos. Digamos que el único peligro real seguía siendo Sonnen, que como se le volara la pinza estando en el equipo contrario o peor todavía entrara en modo francotirador, hombre, me podía medio matar de un balonazo casi sin espacio a dudas.

Solo quedaba confiar en que su culo movido por lealtades supiera quedarse quieto teniendo en cuenta que le había hecho de niñero un fin de semana.

—No te quitaré la razón en eso, Barbie~ —respondí a lo de que los cara de culo eran los más divertidos de fastidiar.

La noté girar la cabeza ligeramente, repasó mis facciones y cuando su dedo alcanzó mi frente cerré los ojos un poco por reflejo, la dejé hacer el tonto y solté una risa baja al notar que se acercaba a mis labios. El silbato de Yoshida cortó el rollo un poco en seco, me pareció que hasta el pegó un susto a la rubita y todo, que acabó por erguirse aunque no se soltó de mi agarre en realidad.

Despegué el mentón de su hombro y suspiré al escuchar lo de que se nos acercaba la hora básicamente. Me quedé pensando un rato y cuando la neurona se me puso en funcionamiento me tragué la gracia. Le corrí apenas la coleta con la nariz, lo suficiente para poder alcanzarle la nuca y dejarle un beso, pues porque sí, porque pintó.

—Nada que agregar, estoy listo para mi muerte~ —dije casi en un murmuro—. ¿Algunas últimas palabras de tu parte? Como para ponerlas en la piedra del cementerio o algo.

Asentí un par de veces con bastante energía cuando Jack preguntó si me gustaban los niños, porque la verdad es que no era una cosa solo de mis primos y ya, en general los niños eran de lo más adorables y tenía bastante facilidad parar tratar con ellos. Suponía que venía con el paquete de ser yo, me llevaba bien con casi cualquier persona, pero los niños pequeñitos se entretenían mucho conmigo y hasta los más tímidos acababan por colgarse a mí como garraptas.

—Me gustan. Además, como dirían mis tíos, soy dulce para los niños y se me cuelgan encima casi apenas verme —respondí ampliando un poco la sonrisa, antes de dejarle la batuta a Laila.

—Bien, bien. En los torneos externos no llegué a ganar, pero al menos me hacía lugar hasta el final. En los de aquí, bueno, Amery, el albino que va también a la clase de Jez, y yo somos de los miembros más viejos del club ya a estas alturas.

—Él es el presidente actual y Laila se lo llevó por delante hace tiempo, siendo casi una novata —añadí solo por la gracia, a Meyer el color le alcanzó el rostro e hizo un movimiento con la mano, como para restarle importancia.

—La gimnasia artística siempre me ha llamado mucho la atención —añadió sujetándose de nuevo a las ideas de Jack para retomar el hilo de conversación—, aunque tienes razón en eso de que es un deporte algo elitista. Igual pienso que con los deportes a veces los torneos y estas cosas no importan tanto, la cosa está en que a ti te sirva de algo, ya sea por las personas que conoces o por tu salud o lo que sea. A veces los torneos son desgastantes y es bueno volver a las prácticas, no sé, solo a divertirte un rato.

Se le soltó otra risa ante el comentario de los reflejos y se encogió de hombros antes de responder lo demás.

>>En realidad nos quedamos con el florete porque es el tipo con el que se comienza, es usual mantenerlo para los novatos y como aquí nos llegan varios que no saben mucho del deporte, bueno, empezamos de cero. Ya luego si algunos quieren hacer la transición, por decir algo, la opción está.

Apenas Laila terminó la idea y el muchacho me preguntó algunas cosas a mí el silbato de Yoshida-sensei sonó, haciéndome dar un pequeño respingo. Siempre me pasaba, como sin las neuronas no me dieran para recordar que esta señora iba a soltar un silbatazo en cualquier segundo.

—Te atraviesa el cerebro —comenté respecto al silbatazo, antes de retroceder a lo que me había preguntado—. Leo... un poco de todo en realidad, es como que me sueltas y te leo hasta lo que ponen las cajas de cereal por detrás mientras estoy desayunando. En el librero tengo un revoltijo de libros juveniles de cuando tenía como doce años, luego las lecturas de la escuela y libros de arte, ciencia y cuanta cosa se te ocurra. Y bueno, como mis primitos entraron en otra tanda de pelis animadas, ya las que ven con más frecuencia son como las de 2013 en adelante. Aunque a mi prima la puse a ver las de las princesas, las viejitas de Disney, pues porque a mí me gustaban un montón y al final cayó conmigo. Ah, tambien Alicia en el País de las Maravillas.

La pobre castañita entró en cortocircuito o algo, al ver el número de la rubia con Kasun, ¿me sorprendió? No demasiado. Igual la dejé irse, ni que fuese yo ninguna intensa rara, ya en otro momento podría hablar más con ella si se daba la oportunidad y tal. Total, que quedé con el trío extranjero y cuando quise darme cuenta la sargento apareció para poner a jugar a los de segundo. Entre ellos iba a Kurosawa, no tenía pinta de tener muchas ganas de jugar, pero allí estaba y pues no era que tuviera otra opción la mocosa.

Mr. Tattoos preguntó si nos acercábamos a ver el partido, noté que Zoldryck deslizaba la vista a mí y hombre, tampoco había que tener un doctorado en alguna ciencia para imaginar que el carita de "No mato una mosca" aquí presente querría ver su amiguita jugar. A ver si tenía suerte y a la cría nadie le daba una hostia en toda la cara.

—Vamos —respondí, dándole un par de palmadas en la espalda—. Seguro que tú también quieres ver el partido~

¿Necesario? Absolutamente.

 

Apenas nos acomodamos para ver el partido de los de segundo a Yoshida se le metió el diablo e inició el de tercero, llamó a un montón de desgraciados, incluidos el Kasun tatuado, la rubia, Joey, Tolvaj y Sonnen. No tenía idea de en qué cabeza más que en la de la sargento cabía no solo meter a Sonnen en un equipo de puras chicas, si no en un equipo con Tolvaj directamente y con Wickham en el contrario. Es que, joder, parecía hasta hecho al propio.

Esperaba que al menos dieran un buen espectáculo.

Total que el par se retiró de forma que quedé con Zoldryck nada más otra vez y más temprano que tarde lo escuché volver a hablarme. Su pregunta estuvo a nada de hacerme soltar la risa, me lo aguanté de puro milagro y lo único que hice fue soltar el aire por la nariz, antes de abrir la botella de agua para darle otro trago. No creía que lo hubiese soltado con especial mala intención, es decir, este crío no me daba esa sensación en realidad así que no encontré motivos para responderle de forma... grosera o algo así.

—No realmente —contesté entonces—. No creo que deba explicarlo mucho, pero de hecho las chicas tienden a rechazarme con más frecuencia una vez me ubican.

Quería decir, sobre todo a esas que tenían interés en algún idiota y temían que llegara a quitarles el pedazo de carne o algo.

—¿A ti cómo te va con eso de las amistades? Además de Catherine y Kuro-chan —pregunté un poco para rellenar.


No iba a engañar a nadie, las pruebas no me hacían especial ilusión o al menos fue el caso hasta que supe que iban a ser partidos de quemados, ahí ya la cosa cambió. Digamos que era la oportunidad perfecta para intentar soltarle unas buenas hostias a algunos, así sin venir a cuento ni nada, ¿el detalle? Que Yoshida hacía unos equipos de mierda. Sonnen de hecho venía bastante tranquilito hasta que escuchó mi nombre y no pudo contener la cara de asco o lo que fuese.

Total que empezaba el otro equipo, que tenía unas víctimas de los más interesantes, y ya de paso el primero en tirar era el cara de moco de la máquina expendedora del otro día. No creí que fuese tan puto rencoroso, pero cuando lo vi apuntar me hizo toda la gracia. Si esquivaba el tiro, pues bien, si no pues también.

En cualquier caso, primero se me ocurrió lanzarle el balón a él si conseguía esquivar, pero pensé que tendría algo más de gracia cambiar de objetivo de momento y un poco al tin-marín me pareció que la muchachita esta del cabello azul servía.

Solté una risa al ver que conseguía esquivar el balón de un movimiento rápido lo alcancé, giré sobre mi eje y apunté de inmediato hacia la azulita.

—Píllalo, muñeca —dije con la diversión bien impresa en la voz.

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Edit: El azar dijo que le aventara el balón a Alethea, poor child (?

 

Que no supiera si era bueno lanzando balones, bueno, sonaba estúpido pero genuinamente me hizo preguntarme si allá en Rusia no habría tenido clases de P.E. como estilaban aquí, en Australia y, creía yo, en casi todas partes. Tampoco sabía cómo formular la pregunta sin llegar a sonar tan idiota, así que arrugué tantito el ceño y le señalé las canchas con un movimiento de cabeza.

—¿Has jugado quemados ya? Back in your hometown, I mean.

La idea de sacar su nombre de las listas se me acababa de ocurrir, la verdad, y pensé que podríamos volverlo un poquito más interesante for the sake of it. Bueno, ahora que recordaba tampoco me sabía el nombre del rubio, pero eso me daba bastante igual. Menos iba a interesarme si andaba de cariñoso con Welsh. Total que con la tontería recibí la atención de copito de nieve y ya que había suavizado la sonrisa, seguí corriendo por el mismo carril.

—Pues, si nos aguantamos a que Yoshida-sensei llame a todos los alumnos de los partidos que nos toquen antes de levantarnos, luego podemos intentar adivinar, ¿verdad? —sugerí, con calma, distrayendo mi atención en mi propio cabello al repasarlo entre mis dedos—. Claro, yo conozco mucha más gente que tú de aquí y jugaría con ventaja, así que... puedes pedirme algo extra, I guess~?

Lo dejé caer y me encogí de hombros, cruzando los brazos sobre mis rodillas para recostar allí la mejilla y verlo de costado.

—Está sujeto a cambios y sugerencias, por supuesto, que se me acaba de ocurrir y no ando hecha una luminaria.

Y en serio, eh, se estaba tan bien ahí fuera que por poco no me daba sueño y todo.

Bueno, al final la profesora interrumpió la conversación y andaba con un poquito de ganas de hacer caridad, así que decidí atribuirle eso a que una chica tan bonita y amable pasara de mi invitación para conocer a Kohaku. Que mira, en general no tenía problema con nada en esta vida, pero Ko era mi niño protegido y por él sí que podía ponerme un poquito más intensa~

También llamaron al rubio de aquí, me hizo algo de gracia pero lo dejé correr. Sonreí con suavidad al recibir la buena suerte de Katherin y agité vagamente la mano, yéndome.

—A ver si no me hago nada~

A medida que me acercaba repasé los alrededores con la vista, mis compañeros de equipo y tal. La verdad que no conocía a nadie, vaya. Al frente estaba ese tío tan guapo de mi clase, el que tenía pintas de hippie, y Joey. Ah, también la niña de cabello azul y Aleksander, claro. Bueno, nada que me interesara mucho y hacer ejercicio nunca jamás me emocionaba así que tocaba pasarlo y ya. Me distraje observando a Joey, que se veía un poco dormido y me hizo gracia. Sin embargo, algo pareció activarse dentro suyo al reparar en ¿el moreno alto de mi equipo? Ni idea, una sonrisa ligera que compartió al identificar también al tipo de los tatuajes. Fue junto a él, de hecho, y a la pasada le palmeó la espalda a Aleksander.

Se había despertado con ganas de tocar cojones, se ve.

—Pero si el destino vuelve a reunirnos —le dijo al de los tatuajes, viendo cómo el balón iba hacia acá y de regreso allá—. Oye, gracias por la hierba ayer~

 

Mientras esperaba la respuesta de Arata a la estupidez que solté un poco de la nada, entrecerré los ojos para agudizar la vista e intentar identificar qué estaba sucediendo exactamente en las pistas de juego. Habían llamado a los de segundo de primeras, así que en realidad no había mucho que me interesara, pero identifiqué a las dos únicas niñas del curso que eran mínimamente interesantes y me sonreí, divertida, porque acabaron en equipos diferentes y, hombre, anda que romper una amistad tan bonita como ellas así~

Así que, entre que estaba distraída con eso y viendo a ver si nos llamaban también a los de tercero, la repentina movida de Arata me pilló un poco desprevenida. Igual no lo dejé ver mucho, si con todo había sido de lo más suavecito y no me asustó ni nada, y si acaso lo miré de reojo con una sonrisa suave en mis labios. El beso me erizó un poquito la piel, no iba a mentir al respecto, pero lo dejé pasar porque, desgraciadamente, ya no había manera de escapar de las pruebas a aquellas alturas.

—Eh~ Pues no sé, supongo que... ¡Eh! ¡Espera!

Así de la nada, como todo lo que hacía, interrumpí la conversación de golpe y volví a mirar hacia la pista de juegos. La profesora había vuelto a pegar un silbatazo para llamar a los de tercero y no nos había tocado a ninguno de los dos, así que en realidad podíamos haber seguido a lo nuestro, pero para su desgracia sí que le había tocado a Joey y no había nada que pudiese hacer al respecto, ¿verdad?

>>¡Ven, ven!

Al pobre chiquillo no le di mucho tiempo a quejas, qué decir, ya sí que me separé de él y me hice con sus muñecas para arrastrarlo más cerca de la cancha dónde estaban jugando el partido de tercero en ese momento. Saludé con la mano a Joey en cuanto lo alcanzamos, aunque no sabía si me iría a ver, y ya después de la emoción inicial me digné a deslizar la vista por los equipos para ver de quiénes se trataban.

>>Eh~ Mira eso, Ara-kun, parece que te vas a salvar del alemán por hoy~ —solté, divertida.

No podría decir lo mismo de Joey por otro lado, ¿verdad?


[Partido III]

Estaba bastante tranquila disfrutando de la sombra del árbol que había seleccionado, viendo a los alumnos pasar o hablando entre ellos. Vi apenas de soslayo el saludo de Jack al principio, y se lo devolví aun cuando decidí seguir en mi lugar y no interrumpir el grupo que parecía haber encontrado para el momento.

No mucho después la profesora apareció al fin y, aun con aquella actitud que había mostrado durante las pruebas anteriores, nos hizo saber que jugaríamos a los quemados. Empezó por los de segundo, pero no tardó en comenzar también un partido de tercero en el que, por suerte o por desgracia, me tocó formar parte. No era especialmente aficionada a esa clase de juegos tan agresivos, la verdad es que tampoco destacaba mucho por ser buena en juegos de equipos o deportes en general, pero tampoco quedaba otra más que intentarlo.

El balón fue de aquí para allá y en apenas unos par de turnos ya caí como objetivo del mismo, pillándome algo desprevenida a decir verdad. No sé si fue que las palabras de la chica consiguieron distraerme lo suficiente, o cualquier otra cosa, pero esquivé el tiro a duras penas y acabé con unos nuevos raspones por ello. Pero lo importante era que había logrado esquivarlo y, al recuperar el balón, no tardé en lanzarlo al primer objetivo que vi disponible: un chico moreno bastante alto y que, pensé, no lo tendría tan fácil para esquivar.

Contenido oculto

Por si no queda claro, se lo lanzo a Altan (?)

Partido III
Equipo A
1. Bellamy Dubois
2. Zeldryck Kasun
3. Génesis Allen
4. Alethea Ethans
5. Aleksander Hal
6. Joey Wickham

Equipo B
1. Eun-Bi Hwang
2. Lena Sallow
3. Altan Sonnen
4. Morgan O’Connor
5. Anna White
6. Eris Tolvaj

Dado de tirador: dado de siete caras.
1. Canillas
2. Muslos
3. Estómago
4. Brazo derecho
5. Brazo izquierdo
6. Cara
7. Pecho

Dado de recibidor: dado de tres caras.
1. Te impacta de lleno y quedas fuera de juego.
2. Logras esquivarlo sin problemas.
3. Lo esquivas con dificultad y tropiezas, haciéndote algún que otro raspón.

 

Contenido oculto: kEEP IT STEADY

Su puta madre iba a poder dormirse de verdad, pero para la excusa barata había colado y el resto me daba igual. Tampoco podía decir que había seguido prestando atención a la conversación porque lo cierto era que, cuando me daba la gana, desconectaba con una facilidad ridícula. Bastaba recorrer los pasillos, entrar a la central de comando y jalar de los cables.

Cedían sin resistencia.

Como fuera, el silbato me alertó lo suficiente para parar la oreja y reconocí mi nombre, muy a mi pesar. No hice mucho teatro de nada, sólo me incorporé y apoyé una mano en el hombro de Jez, bueno, para terminar de levantarme. No le eché mucho peso encima ni nada, fue sólo un punto de soporte. Desde ahí arriba le sonreí a los tres, pues porque qué más iba a hacer, y hundí las manos en los bolsillos al caminar. Dios, qué jodida pereza.

Encima contra el puto alemán.

Repasé los equipos sin mucho interés y acabé por acercarme a Kasun, digamos que tampoco había mejores opciones y el niño había sido de lo más generoso, lo mínimo era ser cordial, ¿a que sí? A la pasada molesté al rubio de los baños porque de tocar cojones me ganaba la vida, y las ganas con las que masculló me echaron encima una satisfacción de mierda. Atendí a las palabras de Zeldryck, sin perder de vista el balón.

—¿Hmm? Ah —solté el aire y en lo que Ethans se recuperaba y eso me incliné encima de su oído—. Bueno, ceñirse con señoritas estaría bien feo, ¿no?

Me relamí, estirando los labios en una sonrisa bien jodida, y me erguí. De repente emanaba inocencia y no podía hacerme más gracia. En el movimiento identifiqué a Alisha afuera de la cancha, acercándose con un rubio que no ubicaba de nada, y me saludó como si fuera un jugador de las grandes ligas o algo. Le correspondí con repentina ligereza y volví a relajar los hombros, desviando la mirada al equipo contrario. Afilé los ojos apenas noté a quién le caía el balón.

Seguro Kasun había entendido el mensaje, ¿verdad~?

Parpadeé, ligeramente sorprendida al saber que nunca antes había jugado quemados. Vaya, al final había corrido con razón y todo, y yo que lo creía un puto delirio. Atendí a la lista de ejercicios que mencionó. A mí tampoco me apasionaba el fútbol, en general los deportes me daban bastante igual, sobre todo los de equipo. Me gustaba el tenis pero vaya, al final del día suponía que seguía siendo bastante individualista y rígida como para preferir desempeñarme en grupos grandes.

—¿Bandy? —repliqué, arrugando apenas el ceño—. ¿Qué es eso?

Claro que lo conocía, pero no bajo ese nombre.

El copito de nieve aquí se montó sin problema a mi tontería y seguí sus movimientos en silencio, notando que se quitaba las gafas para dejarlas sobre su cabeza. Parpadeé, volviendo a recibir sus zafiros por primera vez desde el almuerzo del otro día, y la luz ambiente le arrancó aún más chispazos que antes. Normal, suponía, si la otra vez por poco el cielo se caía. El caso fue que repasé sus ojos y suavicé la sonrisa, ladeando apenas la cabeza.

—I've missed those~ —¿Así por la gracia? Pues sí. Regresé sin contratiempos a nuestro tema central y sopesé su idea, concentrándome brevemente en algún punto del escenario antes de regresar a él con una cuota de queja fingida—. ¿Mis iniciales? Pero son como ¿doce personas? por partido y hay hombres mezclados, that's too easy.

Tampoco me molestaba que lo adivinara, pero ya que íbamos a tomarnos la molestia. Se me ocurrió una alternativa sobre la marcha y sonreí con bastantes ganas.

—¡Ah, ya sé! ¿Qué tal si te digo que... mi nombre tiene dos sílabas~?

Con este tío ya no sabía nada, eso me quedaba claro, pero aún así no me negué la ligera satisfacción de sentir su mirada encima al repasar mi cabello y tal. Conecté con sus ojos sin problema y ensanché un poquito más la sonrisa al oírlo sugerir una recompensa. Pestañeé con calma, sin disimular mi interés en la idea, y luego de echarle un vistazo a los partidos volví a él.

—Alright, snowy boy —murmuré, suavizando la voz—. ¿Tenías algo en mente~?

 

Obviamente este no iba a meter la narices donde nadie lo llamaba, no era esa clase de chico por lo que iba viendo, así que solo lo escuché explicarse en lo que Yoshida convocaba otra manada de desgraciados. Entre ellos iban Wickham y Sonnen por lo que escuché por encima, porque a Yoshida le iba el puto desastre o algo, me tuve que tragar un poco la gracia de hecho porque me sonaba a mí que si el otro se libraba del golpe de la cría de pelo celeste, joder, que pedazo de espectáculo se iba a armar.

Que Cathy era amiga de su hermano.

Bueno, conocidos o lo que sea, la pregunta no era tan específica tampoco.

Como fuese asentí de vez en cuando, para que supiera al menos que lo escuchaba y gracia me habría hecho saber que el carita de cordero este había aceptado una invitación a comer de Shiori al pelo. Como fuese, a pesar de que no estaba haciendo lo que se dice amigos, sí que tenía un repertorio de gente que parecía un mashup. Desde Ishikawa hasta Tolvaj, sin puntos intermedios.

—Eh, pero se ve que no pierdes el tiempo~ —comenté con cierta diversión, viendo el balón ir y venir—. Sin dudas has tenido suerte, porque al menos una de esas personas disfruta de incomodar.

Más o menos lo mismo podía decirse de mí, que lo confirmara Sugawara.

Luego de la gracia y tal cuando quise darme cuenta de nada Alisha me había arrastrado luego de que Yoshida llamara a los desgraciados de turno de tercero, para la gracia nos habíamos librado al menos de la primera tanda. Ya allí imaginé que la neurona de la rubia aquí presente se habría puesto en marcha con la copia de carbón de Sonnen, el británico aquel al que yo no le llevaba mucho apunte demás de que era amigo de Alisha y, por desgracia, que se acercaba más a la conejita de lo que era bueno para su integridad física.

No repasé el otro equipo hasta que la rubita lo mencionó y al ver a Tolvaj y Sonnen en el mismo equipo no pude evitar soltar la risa, estuvo a nada de ser una carcajada. Yoshida tenía que estar puto salida para poner a dos diablos, contra... Otros dos diablos, ya que estábamos. Regresé la vista al equipo de Wickham, después de que el rubio fallara como un campeón el tiro a Eris, y ubiqué al Kasun de los tatuajes.

—Debería jugar la lotería hoy o algo, imagina tener la suerte de librarse del cuervo —dije cuando ya me acomodé la risa.

Me costó un puto huevo y medio hacer dos más dos, primero porque el sábado en el Hibiya le había puesto atención a medias a Cayden cuando apareció quejándose del negocio de mierda que había hecho. No hice preguntas, estaba ocupado liando un porro, pero todo lo que escuché fue a Hikkun preguntarle por el castaño tatuado y al otro responderle que encima tenía que verle la cara en la escuela.

Pero mira nada más~

¿Cómo lo había llamado nuestro corderito? Devil.​

Por la forma en que noté a Sonnen repasara a ambos con la vista desde su posición entre el mar de crías en el que lo habían metido me pareció que tampoco le tenía especial estima al akuma de los tatuajes, cosa que no era de sorprenderse. Vete a saber por qué, no me importaba, pero de repente la cosa estaba poniéndose genuinamente entretenida, sobre todo cuando la chica que se libró del tiro de Eris pretendió darle al armario empotrado.

—Como Sonnen no esquive se va a cagar en los muertos de todo Japón —añadí después y genuinamente podían fallarle los reflejos, con la puta costilla que le había cagado Sugino sin sanar del todo—. Tendría su gracia, la verdad.


[Partido III]

Luego de dejar a Arata con Welsh seguí mi camino, noté a Jez y Meyere con el gigantón de la clase de la segunda, además de Wickham así que descartado al segundo. Me quedé por ahí haciendo tiempo muerto, solo reaccioné cuando Yoshida anunció el grupo de segundo y escuché el nombre de Anna, así que me acerqué un poco para tan siquiera verla en lo que me llamaban a mí. No tardó demasiado, un par de intercambios de balón y escuché mi nombre, el suspiro de hastío que solté al oír también el de Kasun y Wickham fue de puta antología.

Al final me acerqué a Jez, le dejé la botella de agua que había comprado y me acerqué a la cancha luego de revolverle el flequillo. Encima de todo Yoshida me había puesto con un montón de chicas, contando a Tolvaj y ya de plano me pregunté qué proceso de elección hacía esta mujer, si era a discreción o al azar o de verdad solo quería ver el mundo arder.

El rubio con cara de moco pretendió darle a Tolvaj, la otra esquivó como si estuviera de paseo por el parque y en cosa de segundos (hasta dio la sensación de que no había apuntado en realidad) lo lanzó contra la chica de cabello azul, que estaba distraída y aunque esquivó se llevó sus buenos raspones. Vete a saber si me tomó de objetivo porque sí, porque en teoría era más fácil darme o lo que fuese, el caso es que cuando quise acordar el balón ya venía en mi dirección.

Mierda.

Obviamente estaba meado por elefantes, eso no era nuevo en lo más mínimo, así que cuando pretendí esquivar la puta costilla me lanzó una punzada directo al cerebro. Me hizo arrugar los gestos y me dejó en mi lugar los segundos suficientes para que el balón me alcanzara, para variar, directo en el estómago. No que llevara una fuerza jodida ni nada, pero consiguió lanzarme una segunda punzada que estuvo a nada de hacerme sudar frío.

Tan siquiera me quedó recibir el balón, hombre, y me lo quité del estómago al segundo para lanzarlo a la primera cara que ubiqué, que por desgracia fue la de Tolvaj que estaba a nada de descojonarse. Lo recibió, me guiñó el ojo y se acercó a revolotear como mosca sobre la mierda un segundo.

—Let's see~ Querías darle a los diablos, ¿no? Podemos llegar a acuerdos~

Es decir, sí. A Wickham por existir, ya ni había que mencionar lo de Jez, y a Kasun porque me salía del culo luego de haberlo escuchado hacer el imbécil con Anna cuando se apareció para preguntarle lo de, ¿qué había sido? ¿El club? Qué coño importaba.

—Shut up.

—Hierba, Sonnen, y me ciño con los cabrones hasta que me saquen de la cancha de una hostia —murmuró y me encogí de hombros, retirándome.

Me levanté la camiseta solo para revisarme, porque joder, de la nada creí que me habría reventado la costilla fisurada o quién sabe qué. Ni que fuese a encontrar algo diferente además del moretón que me corría por todo el costado, ya de tantos colores que parecía una puta galaxia, pero fue lo solo un reflejo. En sí sabía que ese balonazo no llevaba la fuerza para joderme nada, si acaso lo tuvo mi movimiento al intentar esquivarlo.

Regresé la camiseta a su lugar y me quedé cerca de la cancha, pues porque ya de plano iba a ver el resto del partido. Eris estaba en su salsa.

—Eeny, meeny, miny —comenzó a murmurar y su brazo tomó impulso—, moe. Catch a tiger by the toe.

De nuevo pareció que lo soltó sin apuntar, pero le metió más fuerza que el golpe que había dirigido a la chica que acaba de dejarme fuera de juego y se dirigió, sin espacio a dudas, a Kasun.

Y eso que eran compañeros de Infierno, joder.

Qué peligro.​

Contenido oculto: ola

Eris le soltó el tiro a Zeldryck porque a la jodida le va el MESS

Contenido oculto

Partido III
Equipo A
1. Bellamy Dubois
2. Zeldryck Kasun
3. Génesis Allen
4. Alethea Ethans
5. Aleksander Hal
6. Joey Wickham

Equipo B
1. Eun-Bi Hwang
2. Lena Sallow
3. Morgan O’Connor
4. Anna White
5. Eris Tolvaj

Dado de tirador: dado de siete caras.
1. Canillas
2. Muslos
3. Estómago
4. Brazo derecho
5. Brazo izquierdo
6. Cara
7. Pecho

Dado de recibidor: dado de tres caras.
1. Te impacta de lleno y quedas fuera de juego.
2. Logras esquivarlo sin problemas.
3. Lo esquivas con dificultad y tropiezas, haciéndote algún que otro raspón.