Patio frontal

No pude más que soltar una carcajada al oírlo asumir que los chicos me hacían mierda en las batallas. ¿Qué? ¿Era porque no tenía polla y ya? Mira, que yo no me ofendía fácil, pero alguien iba a tener que avisarle que estábamos bien entrados en el siglo XXI y la gente ya había empezado a darse cuenta que degradar a las mujeres sólo por eso era bastante arcaico y, para qué mentirnos, patético. Pero venga, yo no era ninguna juzgadora de carácter ajeno, por mí que se quedara con las ideas podridas que quisiera.

—¿Qué pasa? ¿Lo dices por experiencia propia? —le devolví, divertida, y seguí avanzando con la liviandad de siempre.

No pretendía pelearme ni nada, aún menos en mi primer día, pero tampoco era de quedarme callada así que ni modo. Igual para cuando me hiciera enfadar un poquito podía recordar la pinturita de las duchas y ah, automáticamente se me pasaba. Era casi un remedio mágico~

Tomé el airpod de regreso y le eché un vistazo a la amplitud del patio, haciéndome visera con esa misma mano debido al sol. Lo oí decir que escuchaba de todo y casi le pregunto si eso incluía tango cuando mencionó a Eminem. Bueno, un poquito predecible era, pero insistía en que no juzgaba a nadie y la música de Eminem, de hecho, era bastante buena. ¡La peli también!

—Tengo un amigo obsesionado con Eminem, seguro se llevarían bien —comenté al aire, volviendo a reírme, y lo observé de reojo con aire casi inocente—. Eso si no le sacas la mano de un mordisco, claro~

A ver, ¿y esas confianzas?

Del coño, obvio.

Luego, bueno, prácticamente me echó, y quizá no fuera un genio de la talla de Einstein pero sabía reconocer cuando alguien se cansaba de mi presencia. Tampoco creía que tuviera mucho sentido seguir insistiendo, quería decir, ya bastante me había seguido el rollo, ¿verdad? Había que saber cuándo retirarse y dejar descansar a los demás~ Ya me había animado bastante tener a alguien con quién charlar, el resto podía hacerlo solita.

—Descuida, mejor me llevo a otra parte esa bonita imagen de las duchas. Nice abs, by the way~ —lo molesté a posta, guiñándole un ojo, y agité la mano sin mucho empeño luego de calzarme en la oreja el airpod restante y retirarme—. See ya~

Suponía que podía tirarme bajo un árbol a escuchar música y disfrutar del buen clima en lo que comenzaban las pruebas, ni idea. Tampoco me preocupaba. Recorrí el patio sin un rumbo fijo ni prestarle mucha atención a los alrededores, hasta que di con un árbol que me gustó y vi que ya tenía dos personas ocupándolo, pero mira, que me preguntaran si me importaba. Tampoco me les iba a pegar como garrapata, usando las palabras de nuestro grumpy boy, así que sólo les sonreí a la pasada y me desplomé contra el tronco con algo de distancia. Estiré una pierna, la otra la mantuve flexionada y me quedé tamborileando los dedos al ritmo de la música.

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Nekita la niña pilló el mismo árbol de Sean y Dante, te aviso pos para que sepas pero no tienes que noticearla ni nada si no quieres <3

Me dio la sensación que le gustaba o como mínimo le significaba cierta satisfacción que hubiera aprobado su labial. A ver, era algo de lo más normal, sólo lo percibí y lo dejé correr pues en definitiva ¿a quién no le gustaba recibir halagos de algún tipo, en tanto lo implicaran? Como si alguien me dijera que, no sé, le había gustado un libro que le recomendé. Eran mierdas agradables y punto, además no le estaba mintiendo. Ese bálsamo de veras olía muy rico~

Conseguí el nombre y aula de su famoso amigo, no que me importara mucho pero iba a la misma clase de Kohaku, quizá luego le podía preguntar al respecto si me aburría mucho. Me pareció también que lo buscaba entre la multitud, ahora que había sido traído a colación, pero asumí que no lo encontró y mira, mejor, ¿verdad? Más Kathy para mí~

Su pregunta me arrancó una risa breve porque activó automáticamente un par de recuerdos que me hicieron bastante gracia, viéndolo en retrospectiva. ¿Esto de conocer chicas bonitas era algo de las pruebas físicas o algo?

—Estuve en las anteriores, sí, fueron carreras de velocidad. Bastante lamentable, la verdad, me tropecé y comí bastante polvo. Una chica incluso se dobló el tobillo y la acompañé a la enfermería, fue un poquito una carnicería~ —La repasé de soslayo, aún con la chispa divertida en los ojos, y derivé en sus pupilas lilas—. La profesora a cargo de estas pruebas es... estricta, así que ten cuidado con ella.

No se veía debilucha ni nada, pero por la gracia podía colar. Además me sirvió para echarme encima una inocencia bastante teatral y ensanchar la sonrisa.

—Pero bueno, cualquier cosa siempre puedo mantener la tradición y ayudarte con los raspones~

Me limité a asentir con respecto a las excepciones, no iba a ponerme a soltar la lengua con desconocidos pero tampoco podía contradecirlo pues razón tenía. No era la reina de las excepciones pero de vez en cuando alguna caía, como esa dichosa vez del armario de enseres o cuando me fui al lago durante el receso. Estaba... bueno, mal no estaba, ¿verdad? Aflojar las cuerdas un poco de tanto en tanto.

Una corriente cálida de brisa le arrancó algún que otro destello blanquecino a su cabello, distrayéndome brevemente, y recibí su móvil con la emoción aún impresa en el rostro. Me mencionó lo de los gemelos pero de momento sólo había visto a Zeldryck una vez, con Joey, y fue totalmente de pasada. No habría podido asociarlos ni de coña, ni siquiera sabía sus nombres, de modo que sacudí la cabeza.

—No, ¿quiénes son? —pregunté porque, la verdad, me dio la sensación de que estaba asumiendo que debía conocerlos o algo, y me picó la curiosidad.

Luego me aboqué al móvil, haciendo algo de visera con ambas manos y acercándome para que la luz natural no estorbara tanto. Me había tomado la libertad de subirle el brillo al máximo, pero aún así. No era ninguna locura absoluta pero estaba bastante bien, en especial la parte de su mortal. Con esa alcé las cejas e incluso solté una exclamación breve de sorpresa, siempre me resultaba muy divertido ver gente haciendo esas cosas. Qué va, yo me cagaba en las patas sólo de imaginarlo, así que los admiraba.

—Eh, nada mal —reconocí, regresándole el aparato—. ¿Y por qué zonas de Tokyo sueles entrenar? Yo tenía unos amigos que hacían parkour también, había unos muros muy buenos junto a las pistas de skate y bueno, nos echábamos tardes y tardes enteras ahí, en verano. Era muy divertido verlos.

Había soltado un poco la lengua porque no le veía nada de malo y, qué sé yo, el chico este que aún ni su nombre sabía me caía bastante bien. Era fácil conversar con él.

Me dio que cazó al aire con bastante facilidad el rollo que la escuela se traía con el famoso armario de enseres, de modo que regresé a mi espacio satisfecha. Que no era tonto ya se veía, digamos que sólo me lo seguía confirmando. Luego de sonreír con aquella chispa extraña que ya le había visto durante el almuerzo dijo que se daría una vuelta para comprobar lo del tamaño y me encogí de hombros, curvando los labios en una sonrisa suave.

—Be my guest~ Suerte con encontrarlo vacío, eso sí. Puede ser algo peligroso pero seguro nada que no puedas manejar, right? —Quizás había sonado más extraño de lo que pretendía, quizá no, pero de cualquier modo decidí colar una broma al final para descomprimir el asunto—. Quiero decir, tengo entendido que los asesores de máquinas expendedoras vienen muy hábiles estos días.

 

Joey se dejó hacer, obviamente, no esperaba nada distinto en realidad así que solo me quedé allí, haciéndole mimos como si fuese un gatito o algo. Su cabello era suave al tacto y entre toda la tontería me pensé que seguro era de lo más fácil trenzarlo, no sé, estupideces que se me ocurrían de la nada y al final solo dejaba correr.

Por otro lado, ya no me paraba a pensar mucho en lo raro que debía sonar lo de que vivía con mis tíos, era un poco más terrible en la primaria cuando nos ponían a hacerle algo a nuestras madres en el día correspondiente y lo mismo al día del padre, porque bueno... Yo no tenía las figuras a las que dichos regalos les correspondían. Entendía que tío Vic y Nani cumplían la función, pero por título, bueno, la cosa me quedaba en el aire.

¿Que qué habíamos almorzado ayer?

Traté de hacer memoria, porque la verdad era que tampoco me acordaba y solté el aire por la nariz al rendirme en el intento. Las caricias que no me dignaba a detener solo se pausaron cuando sentí las briznas de césped caerme en las piernas, me hicieron un poquito de cosquillas y aflojé una risa baja en lo que medio giraba el cuerpo, me incliné un poco encima suyo y el cabello, atado en la coleta, por poco le cae encima al deslizarse por mi hombro.

—¿Tengo pinta de pizza o algo? —pregunté con genuina diversión en la voz y retrocedí para regresarle su espacio. Las palabras de Jack llamaron mi atención entonces—. No molestas o incomodas, por mí está bien que hables todo lo que gustes. Solo no te asustes si se me olvida algo de lo que dijiste, que no me da la neurona.

Volví a lo mío y regresé la mano al cabello de Joey, ya directamente separé un mechón del flequillo y le hice una trencita que daba un poco de risa. No había dejado de ponerle atención a Atkinson, obvio, y asentí suavemente con la cabeza a su primera pregunta.

—Mis tíos son mis tutores legales, perdí a mis padres a los ocho —dije sin más, en líneas generales eso solo lo sabía Al y Laila porque, bueno, nunca encontraba por dónde soltarlo en otras conversaciones. No me afectaba contarlo en realidad, estaba más o menos en paz con eso ahora—. Mi primito menor tiene cuatro años y su hermana mayor cumple diez en unos meses.

Dejé la trencita caer sobre la frente de Joey por su propio peso, todavía bastante entretenida con mi gracia y escuché a Laila hacer un sonido pensativo ante la posibilidad de que Yoshida genuinamente tuviese entrenamiento militar o algo.

—Es una posibilidad, la verdad. No me explico yo de dónde sacaría su actitud de sargento si no —contestó entonces, apoyando los brazos en el césped para descansar la espalda—. Hombre, no le cuentes a Jez que solías brincar edificios, la pobre criatura se preocupa por si comiste a la hora, imagínate si le dices que andabas por ahí brincando sin pensar.

—¡¿Me estás diciendo sobreprotectora?!

—Exactamente eso estoy diciendo —afirmó junto a una risa.

—Supongo que tiene razón Jack aún así, quiero decir, que seguro me infartaba si lo veía saltar por ahí como loco y eso, pero tiene razón con lo del "y si...". Pensar mucho algunas cosas a veces solo las arruina —comenté un poco al aire, tomando otro mechón de cabello de Joey—. ¡No me entiendan mal, no los estoy mandando a hacer imprudencias!

Solté el aire por la nariz y guardé silencio cuando noté que Laila iba a contestar.

—Ah, práctico esgrima desde hace unos tres años, fue una sugerencia de mi hermanastro para ayudarme a enfocarme en algo más... por unos problemas de los que acababa de salir. Al principio no le vi mucho sentido, pero acabé encontrándole el gusto y aquí me ves —respondió Laila, ladeando apenas la cabeza—. Deberías acompañarnos a la piscina un día o algo, ¿qué te parece?

—Una vez leí que conducir es una acción automatizada y cuando aprendes, luego lo haces sin tener que pensarlo... Digamos, a conciencia, los movimientos y tal. ¿Pasará lo mismo con comer y por eso se nos olvida qué comemos? —pregunté en general, frunciendo un poco el ceño—. Es que no sé, es de lo más raro.

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medalla a Jackie por hablar más que Joey, pero más que eso medalla a Jackie pOR HACER QUE LA GENTE SUELTE LA MUERTE DE SUS PADRES (?

Me olía por encima que Sonnen me había ofrecido como sacrificio para librarse de cualquier estupidez que se le ocurriera a Alisha, mira que hasta podía ofenderme por ello, pero no sería yo el que se quejara por quedarse con la Barbie pero ni de coña. Tampoco que anduviera siempre con el culo inquieto ni nada, pero es que sencillamente deleitarse con las vistas nunca venía mal.

La otra se subió al tren en dos segundos y su comentario, que al final debió oírlo solo el aire, me arrancó una risa. El otro se veía que ya había hecho su buena labor del año la vez que le salvó el culo, después de eso se desentendía como un campeón.

En fin, la rubita aquí presente parecía de buen humor, se me enganchó del brazo y la dejé hacer obviamente, recibiéndola con una naturalidad hasta estúpida. Gracia me hacía que dijera que eran mis primeras pruebas, porque no era el caso, pero tampoco iba a pedirle tantísimo a su neurona que había terminado al borde de una sobredosis o algo en Bunkyo.

—Ah, es cierto, que le diste una probada al piso —atajé cuando mencionó lo de que se había caído. Lo había borrado de la memoria por completo hasta ese momento—. Ten más cuidado esta vez~ no vaya a ser que tenga que llevarte a la enfermería.

Tenía su gracia que compartiéramos corte de cabello pero pareciéramos estar en extremos diferentes de la escala, la verdad, no que valiera la pena señalarlo ni nada pero eso. Igual si debíamos ser honestos, casi me interesaba más esta chica que el otro par, porque vamos, era una mujer simple al final del día o para lo que me diese la gana, para decirlo de otra forma.

Le dediqué una sonrisa casi educada a la chica cuando habló y luego asentí a su pregunta.

—Ambos somos de la 3-3, pero igual llevas algo de razón, porque hasta hoy le hablé~ ¿Y tú? Parece que me llevas algo de ventaja en lo de conocer a este par.

Cuando apareció la rubita me comí todo el show, como siempre, el acercamiento al gemelo tatuado, el recibimiento y el circo, maroma y teatro. No sería yo la que cuestionara a nadie, pero mira que decirle amiga a una chica que se andaba en esas confianzas con tu hermano era casi para reírse, pero qué iba a saber yo, cada quién con sus enredos, que esto era un país libre.

Saludé a la rubia con un movimiento de cabeza, ni me dio por pensar que era esta chica con la que Aaron había tratado de razonar, y regresé la atención al grupo de forma general luego de abrir la botella de agua que me había dado Kasun y darle un trago.

 

Arata me dejó hacer con una facilidad estúpida, pero a decir verdad tampoco habría esperado otra cosa, y de ahí que me hubiese enganchado a su brazo sin previo aviso ni nada por el estilo. Me daba la sensación de que quizás no era tan plenamente hedonístico como podíamos pecar de ser Joey y yo, no sé, pero indiferentemente de eso, no dejaba de seguir la línea de liviandad y diversión que tanto me gustaba.

La cuestión es que reafirmó lo de que me había comido el suelo la otra vez y me paré en seco para mirarlo con el ceño fruncido, repentinamente contrariada. Espera, ¿sí había estado en las anteriores? Dios, no lo recordaba en absoluto. Que, bueno, en mi defensa había estado bastante entretenida con Maze y Sashie en aquella ocasión así que normal. Mi neurona only could concentrate that much, you know.

—Nah, I'm a tough girl~ Aunque estoy bastante convencida de que balonazos me van a querer caer de todos lados —comenté, recuperando la ligereza de antes y sin darle mayor importancia a mi desliz de atención de la otra vez.

Y como tenía hormigas en el culo, me cansé un poco de estar enganchada de su brazo y decidí cambiar de postura, girándome hasta acabar encarándolo y pasando los brazos por sus hombros. Ladeé la cabeza, sonriéndole, y comencé a trazar líneas aleatorias por la piel de su nuca con la yema de los dedos.

>>Quizás tenga que llevarte yo a la enfermería y, no sé, give you the Ali-chan special treatment~

Tratamiento que, por supuesto, me acababa de sacar del coño porque sí, pero eso él no tenía porque saberlo. Además, daba bastante igual en tanto se entendiese el mensaje, right~?

 

Jez se inclinó hacia mí apenas sintió el césped en sus piernas y su silueta bloqueó un poco más la luz del sol, así estuviéramos a la sombra. Se la veía divertida y yo tenía una sonrisa amplia pegada al rostro, que se ensanchó un poco más cuando arrugué la nariz al creer que iba a comerme su cabello. No fue así, sin embargo, apenas alcanzó a rozarme la mejilla y lo repasé vagamente con la vista. Destellaba aquí y allá por el movimiento, era bonito.

—¿Sí? —tanteé de puro gusto a lo de si tenía pinta de pizza, y en la pregunta se me coló una risa bastante animada. Estiré el brazo libre para picarle apenas la punta de la nariz—. Mira, un puñadito de sal.

Habría preferido otro tipo de ingrediente pero bueno, no se me ocurrió nada blanco que fuera en una pizza. Que no le pidieran mucho a mi neurona a esa hora. Total que luego regresó a su espacio, reanudando las caricias, y me quedé callado en lo que Jack reanudaba su show de preguntas y respuestas. Era como tener desarrollándose en vivo y directo un podcast o algo, tenía su encanto. Además nunca me había molestado la gente con mucha energía. Jez, mientras tanto, se estaba distrayendo ¿trenzándome? un pedazo de flequillo y como ya era lo normal, la dejé hacer. A lo sumo solté una risa nasal bastante floja en cuanto lo advertí.

También se me ocurrió pensar si Jack no la estaría agobiando un poco y por eso no dejaba las manos quietas, pero lo aparté a un lado. Es decir, ni que fuera el héroe de nadie.

Al final mis predicciones fueron correctas, Jack siguió indagando y llegó al centro del hueso. La liviandad con la cual Jez soltó la mierda me recordó a mí mismo, en la cafetería, hace pocos días. La sonrisa liviana se me congeló en el rostro hasta desaparecer y abrí los ojos, observando a la chica desde el ángulo que me era posible. No se la veía afectada, la verdad, pero el peso que a mí me había caído en el pecho de un momento para el otro no me lo quitaba ni Dios. Solté el aire por la nariz, desviando la mirada a Jack, y un poco de mala hostia me perturbó el ánimo.

Sabía que no lo hacía a propósito ni nada, pero ¿tan metiche tenía que ser?

Regresé la vista a Jez y al final la acabé dejando en algún punto intermedio, incapaz de desentenderme o de hacer algo al respecto. Me quedé allí, ligeramente tenso y dándome cuenta que no, no servía para una mierda, menos en ese tipo de situaciones. Que no me resultaba natural ninguna clase de reacción y en su lugar sólo permanecía quieto, neutral, esperando que el mal trago pasara y se me permitiera regresar a mi castillo de humo. Y así fue, la conversación regresó a la profesora, los deportes que Jack practicaba y demás mierdas. Siguió y siguió, y me monté al teatro como un campeón.

—Yo sólo recuerdo la hora del té o algún snack de madrugada. Tengo mis prioridades bien claras.

Aunque en la cabeza no dejaba de rebotarme la voz de Jez.

Al final me desinflé los pulmones medio de golpe y giré sobre mi costado, dándole la espalda a los presentes. Me contraje un poquito, como acomodándome para dormir, y cerré los ojos.

—¡Que nadie se atreva a perturbar mi sueño! —amenacé, alzando la voz para que me oyeran, y desconecté casi por completo.

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Weno, a partir de ahora pueden saltar a Joey en el orden de interacciones porque muy probablemente no vaya a participar en el resto de la charla uwu

Tendía a desconectar con suma facilidad cuando oía música o a secas no me interesaba relacionarme con el resto del mundo. No era una cuestión que pretendiera forzar a pulso, digamos, no lo hacía para escapar, disimular ni nada, de ahí que si alguien me interrumpía tampoco me molestara o perturbara nada. En cierto punto de la canción me pareció ver una mano colándose en mi campo visual y regresé el rostro, dando de lleno con uno de los chicos a los que había saludado. Vaya, no pretendía interrumpirlos ni nada pero si les interesaba conversar no iba a ser quien se quejara, ¡con lo que me gustaba conocer gente!

Me quité un airpod, el de su lado, y lo mantuve en mi mano mientras lo escuchaba con atención. Repasé sus facciones, ya que estaba, tenía unos ojos bien, bien bonitos. Estuve por responder a su pregunta cuando las neuronas se me conectaron y entendí por qué había visto tanta gente saliendo del gimnasio, incluso por qué se andaban duchando antes de las pruebas, y alcé las cejas.

—¿Hubo P.E. antes de esto? —repliqué, casi indignada, y arrugué el ceño—. No me jodas, hombre, pobre gente.

Seguí conectando neuronas medio de golpe y apoyé una mano sobre el césped, en el espacio entre nosotros, para inclinarme y alcanzar a ver al otro chico, el de ojos verdes. ¿A que esa escuela estaba llena de gente guapa~?

—Esperen, ¿alguno de ustedes acaba de salir de P.E.? —cuestioné, casi como si lo estuviera dando por sentado, y solté el aire en un soplido compasivo—. Oh, men, my deepest regret. Avísenme y les organizo el funeral.

Había mantenido el auricular en mi mano por si se trataba de una cuestión pasajera, pero asumí que no les molestaría si me quedaba un ratito más y me lo guardé en el bolsillo, separándome del tronco para sentarme algo más cerca, frente a ellos.

Me limité a asentir con respecto a si la profesora lucía amenazante, de por sí no contaba con mucha información siendo que llevaba pocas semanas en la escuela y sólo la conocía de las segundas pruebas, pero vaya, diría que alcanzaban y sobraban para hacerse una idea. Además, ¿no se había quitado una última carrera de la manga por puro gusto, para hacer competir a los ganadores de las anteriores? Y eso que se suponía no importaba quién ganara. Qué señora más problemática. Me preguntaba con qué llegaría a matarnos hoy.

Me pareció que accedía a mi sugerencia de la enfermería, o al menos así inició hasta que se interrumpió por una nueva presencia. Desvié mi atención al muchacho recién llegado, lo repasé con la vista y derivé finalmente en su rostro. Tenía unos ojos rojos de un color bastante intenso que, bueno, digamos que combinaba de perlitas con el rubor que llevaba en el rostro~ A ver, a ver, ¿qué le habría pasado? No iría a meterme sin conocerlo de genuinamente nada, pero bueno, algo de curiosidad y gracia sí que me causó.

Deslicé la vista de regreso a Katherin apenas habló y ensanché la sonrisa. El saludo del chico, Aleksander, fue por demás escueto pero vaya, qué bueno que a mí me diera igual, ¿verdad?

—Un gusto~ —Lo vi sacar los auriculares y asumí que no pretendía unirse a la conversación, de modo que seguí abocada a Katherin como antes—. Y bueno, no sé qué haremos hoy, pero espero que no sea nada demasiado intenso. Ya nos alcanza y sobra con la intensidad de Yoshida-sensei.

Quizá no fuera lo más correcto del mundo, pero era yo y nunca me había privado mucho de contener lo que me apeteciera hacer. El caso fue que alcé el brazo y lo estiré hasta alcanzar un mechón de su cabello, ese que caía sobre su hombro, y lo repasé suavemente como si nada.

—Qué bonito~ —murmuré al aire, con los ojos puestos en el movimiento, y seguí hablando con la naturalidad (o caradurez) de toda la vida—. ¿Y cómo les estuvo yendo en el Sakura? ¿Se adaptaron bien~?

El snowy boy no tuvo mayor problema indicándome quiénes eran los gemelos, los encontró sin problema y seguí la dirección de sus ojos, acabando en, bueno, dos tíos bastante iguales. Estaban con varias chicas, Akaisa entre ellas, pero me dio bastante igual. Mantuve mi atención sobre ellos hasta que se movieron lo suficiente para verlos mejor y reconocí los tatuajes en el rostro de uno de ellos, el que había estado con Joey ayer.

—Ah, sí —solté junto a una risa liviana, y regresé la mirada al albino—. Ayer casi me choco a uno en el pasillo, de hecho, el de los tattoos. El mundo es un pañuelo~ Supongo también son nuevos, ¿verdad? No los tenía de nada.

Ni siquiera sabía que venían de a dos, de hecho.

Dando eso por concluido, me comentó que entrenaba en un parque cerca de su casa y bueno, eso era super amplio considerando que vivíamos en Tokyo, pero si no recordaba el nombre no se podía hacer mucho. Tampoco iba a seguir de preguntona, ni siquiera era algo que me caracterizara, de modo que lo dejé correr. Luego me preguntó si alguna vez lo había intentado y arrugué la nariz un poco, ensanchando la sonrisa. ¿Que llamaría la atención haciéndolo? Hombre, vete a saber, tampoco me interesaba averiguarlo.

—No, qué va, siempre me dio bastante impresión. Caerme y esas cosas, ya sabes. I mean, me he desgraciado las rodillas varias veces andando en mi cruiser pero de ahí a, no sé, ¿trepar muros y saltar entre salientes? Creo que hay un poquito de diferencia.

Había hecho el gesto con una mano, juntando dos dedos frente a mi rostro casi hasta tocarse, y luego relajé el brazo.

—Pero bueno, igual es muy entretenido verlo y además admiro los cojones que tienen, así que mis respetos~

Luego me miró bastante de frente, o al menos esa sensación me dio, difícil era discernir con las gafas de por medio. En sí era un poquito molesto no poder ver a la gente a los ojos, pero tampoco iría a quejarme, claro. Su sonrisa se acentuó y tampoco le pude sacar alguna intención específica a sus palabras o a nada, pero ya empezaba a resignarme.

Me encogí de hombros, virando ligeramente el torso para repasar el patio con la vista.

—Habrá que ver, indeed. —Regresé la mirada a él de soslayo y solté el aire casi en un suspiro, enganchando el cabello debajo de mi mano para darle un empujón hacia atrás—. Igual insisto que son un montón de vigas y colchonetas, nada muy atractivo. Pero ¿quién soy yo para detenerte?

 

Se me ocurrió de repente que la movida de Allen llevaba consigo cierta necesidad de marcar territorios y esas mierdas en las que yo nunca me había preocupado, porque ciertamente toda la gente a mi alrededor podía hacer lo que le saliera del culo incluso con la gente con la que me revolvía, porque sencillamente no me interesaba. Era posible que incluso si algún otro ser vivo se apareciera para, no sé, quitarme algo de protagonismo con el puppy o algo del rollo tampoco reaccionara demasiado.

Era lo que tenía ser una de las cabezas de Cerbero, suponía. No estábamos atados a muchas cosas.

Catherine acabó por regresar la atención a mí, por obvias razones, y no encontré mucho que añadir a su comentario en sí mismo, aunque razón llevaba en que la rubita tenía el premio mayor. De nuevo, no que me interesaran a mí los enredos de esta gente.

—Parece ser el caso —secundé solo para no dejar a la castaña colgada. Mr Tattoos entonces me lanzó una pregunta, así que giré el rostro en su dirección—. ¿En esta academia? Los tres años que imparte pues, llevo aquí desde primero.

Quizás cargara conmigo con algo más de mala hostia de la que admitiría nunca a viva voz, bueno, en realidad lo sabía perfectamente, pero a lo que quería llegar era que a pesar de eso me movía por un espectro de livianidad y disfrute que no tenía nada que envidiarle a gente como Alisha. Digamos que con todo mi personalidad también tenía cierta cualidad de aire, me adaptaba a moldes, me colaba y luego si me salía del culo desataba el vendaval que arrastraría las hojas o avivaría los incendios ajenos, causando tornados de fuego. De allí que fuese capaz de revolverme con todo Dios, desde Sonnen hasta Alisha y Riamu, para luego pasar sin escalas a otros cuerpos de aire como había sido Ishikawa.

En fin, la rubita se detuvo en seco a mirarme con el ceño fruncido cuando señalé lo de que se había comido el suelo, su pobre neurona no daba para recordar tanto y en sí daba igual. Igual dejé salir otra risa al escuchar que le iban a caer sus buenos balonazos, porque la verdad no había que tener demasiadas neuronas vivas para intuirlo.

La señorita hormigas en el culo deshizo el agarre en mi brazo solo para colocarse frente a mí y echarme los brazos sobre los hombros. Las caricias en la piel de la nuca me hicieron cerrar los ojos unos segundos, aún así cuando volví a encontrar su mirada me eché la sonrisa burlona de toda la vida encima y acabé por alcanzar su cintura con las manos, para empujarla apenas hacia mí.

—¿En serio? Oye, pues a ver quién me medio mata de un balonazo entonces~ —respondí con la diversión colándoseme en la voz—. Quiero decir, hay que estar imbécil para no querer el tratamiento especial, ¿no?

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su pinche sevenish ass viviendo su mejor vida, im telling ya

 

La verdad sea dicha, al final del día me daba bastante igual cómo fuese Arata en realidad, si había acertado con mi suposición sobre su carácter o no. Es decir, me daba igual en tanto continuase siguiéndome el rollo y pudiésemos seguir pasándonoslo bien juntos, claro, que Ara-kun era un polvo que no me importaba repetir otro par de veces~

Y que de repente cerrase los ojos por las caricias me sacó una sonrisa leve, me recordó a un gatito o algo por el estilo, vete tú a saber, pero cuando recibí su mirada de nuevo la burla se había apoderado de su expresión. Por mi parte no tardé mucho en prácticamente reflejarla y aproveché el tiró que me dio hacia su cuerpo, ese al que no opuse ninguna resistencia, para quedarme a unos pocos centímetros de sus labios.

—Concuerdo~ Aunque sería muy decepcionante eso... —admití, haciendo un puchero con los labios—. Digo, parece que has sobrevivido a cosas peores que un balonazo, ¿dónde se quedaría tu orgullo de hombre entonces?

Solté el aire en una risa floja justo después de decir aquello, porque sabía que era estúpido hasta decir basta, pero obviamente solo lo decía por hacer el imbécil como prácticamente todo lo que decía cuando estaba con alguien. Especialmente si estaba con un chico guapo, claro~

Alejé un poco el rostro después de aquello, sin haber tenido intenciones en ningún momento de pretender acortar las distancias, y me di media vuelta entonces, para poder echarle un vistazo general al patio. No me solté de su agarre ni siquiera con ese movimiento, si acaso me pegué un poquito más a su cuerpo en cuanto terminé de acomodarme, y giré la cabeza para mirarlo por encima del hombro cuando terminé de revisar el lugar.

>>¿Y quién dices que sería el agresor? Seguro que el alemán te tiene ganas. De darte balonazos, digo~

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Siempre seven nunca inseven my miss

 

El muchacho de ojos azules no hizo más que confirmarme la desgracia de P.E. y el dramatismo que le agregó a su semblante sólo acrecentó también el del mío, por pura diversión. Fruncí el ceño, indignada a cagar, y luego me cubrí los labios con una mano al demostrar lástima. Alterné la mirada entre ambos, sabiendo que ninguno de los dos había logrado salvarse de semejante acto inhumano.

—Oh gosh, poor thingies —solté casi en un susurro apenado.

Total que no me duró mucho, básicamente hasta que noté cómo Dante se acomodaba un poquito más cerca y le sonreí, animada. Incluso palmeé el césped donde predecí iba a aterrizar, cruzando las piernas para ya establecer mi lugar.

—¡Dante! Such a cool name~ Yo soy Abby, un gusto, muchachos.

Junté los brazos al frente y viré mi atención hacia el otro chico, en lo que hablaba sobre el funeral y su aspecto. Lo escruté finamente antes de responder, incluso frunciendo los labios e inclinándome para definir mi veredicto. De paso, seguí comprobando que era muy guapo, sí que sí~

—¿O sea que planeas escabullirte de las pruebas? —murmuré, primero sorprendida, luego con una chispa de picardía. Entorné la mirada y lo seguí molestando, viéndolo de soslayo—. You sly lil' bitch~ Bueno, ni modo, yo creo que ¿dos, tres? declaraciones alcanzarían para salvarte el pellejo. Podemos alegar mala disposición física, maquillarte algún moretón aquí y allá. Como hacen para las pelis, ¡es muy divertido! ¿Qué dices, Dante? —Había desviado mi atención pero no tardé en regresar al chico, recordando algo de repente—. Ah, y carita de perro mojado. Esa nunca falla y creo que hace un rato te salió bastante bien~

Repasé sus facciones un poco de pura manía, hasta ensanchar la sonrisa y calmarle un poco a la tontería.

—Por cierto, ¿creo que aún no sé tu nombre~?

 

No valía la pena mentir o buscar esconderlo, no solo el hecho de que entre los dos no debíamos tener ni una neurona viva (cumpliendo con el estereotipo de rubios idiotas como unos campeones), si no que ninguno de los dos iba a renegar de repetir los polvos. No había mucho que hacerle, la cosa era sencilla y buena, el combo que hacía volver a cualquiera.

¿Cómo se decía? ¿Una comfort zone? Daba igual.

Por otro lado tenía mis momentos de aceptar caricias y eso, no era ningún loco del espacio ni un traumado. Vinieran de Alisha, de Riamu, de cualquier diablo, pues las aceptaba y ya en tanto estuviéramos más o menos en la misma sintonía, cosa con la que tampoco era especialmente quisquilloso. Eso porque, bueno, ¿con qué cara me iba a poner tiquismiquis con los demás si tenía pinta de haberme pasado cuatro años en la correccional?

Un poco sí que nos estábamos montando el numerito allí a ojos de medio mundo, pero era ella y era yo y debíamos decepcionar si hacíamos algo distinto si debía ser honesto. Que quedara cerca de mis labios me amplió un poco la sonrisa en lo que escuchaba el resto de la tontería y me desinflé los pulmones despacio cuando terminó de hablar.

—Llevas algo de razón, Barbie, ¿pero quién dijo que tenía orgullo de alguna clase para empezar? —añadí entonces, la sonrisa me descubrió los dientes y le solté una risa baja prácticamente encima—. Siempre puedo atrapar un balonazo con toda la cara, alguno de esos que carguen la mala hostia de la vida de entera de cualquiera de estos desgraciados.

Se separó un poco, no se zafó de mi agarre eso sí, solo se giró para echarle un vistazo general y me tragué la gracia al sentirla pegarse un poco más. Pasé las manos por su cintura, fue una caricia, pues porque mano suelta se nacía y ya. Recibí su mirada después, aflojé una risa por el doble sentido y la pegué todavía más a mí solo para poder encajarle la barbilla en el hombro.

—Balonazo, ajá. El alemán debe tener ganas de matar a la mitad de esta escuela de un golpe, así que deja de ser especial~ —Igual sí que me merecía unas cuantas hostias de su parte, pero ya le había agarrado tarde para cobrarlas—. Hmm, no sé, además del cara de culo número uno, ¿alguno de sus aprendices o algo? De esos a los que irrito con solo existir. Y tú, Ali-chan, ¿cómo vas a esquivar la lluvia de balones?

 

Mira que a ese paso iba a echar en falta las pruebas físicas a lo largo del curso y todo. Quiero decir, ¿no que había acabado montándome un espectáculo a ojos de todo el mundo en todas y cada una de ellas? Primero con Joey, of course, luego con Maze y ahora con Arata. Si se iba a convertir en alguna especie de tradición hacer el tonto con chicos guapos, pues como que no me importaba demasiado acabar con raspones a cambio, ni mucho menos.

La cuestión es que era plenamente consciente de que estábamos montándonos el rollo delante de todo el mundo, por supuesto, pero de ahí a que me importase lo más mínimo había todo un mundo también. Eso y que, bueno, a aquellas alturas dudaba que a alguien también le interesase lo que yo hiciese o dejase de hacer cuando estaba con un chico... o una chica, for all that matters, porque se había convertido en costumbre.

Solté también una risa cuando dijo que para empezar no tenía orgullo y simplemente me encogí de hombros, justo antes de girarme y todo el asunto aquel. La caricia no me pasó desapercibida, mucho menos teniendo en cuenta como llevaba el uniforme y tal, pero si acaso suavicé un poco el semblante ante el gesto y ya. Eché la cabeza hacia atrás, hasta dejarla apoyada sobre su hombro también, y cerré los ojos al recibir el sol directamente sobre el rostro.

—¿Aprendices? Lo dices como si alguien se le acercase al pobre desgraciado~

Harsh? Maybe a little bit, pero tampoco era como si fuese secreto de Estado que era una cabrona, así que me importaba entre poco y nada soltar esos comentarios de la nada. Tampoco era mentira, ¿o sí? Últimamente solo lo veía con la chiquilla aquella de segundo de las mechas rosas, y no era como que el tanuki impusiese mucho respecto en los quemados. Aunque tenía que darle la razón a Arata en algo; no dudaba que Altan quisiese pegarnos balonazos a muchos otros, como a mí o a Joey sin ir más lejos, así que ya no era para nada especial indeed.

>>¿Yo? —repetí, ampliando un poquito la sonrisa—. Dunno~ Supongo que tiraré de la vieja confiable: golpearles antes de que me golpeen ellos. Y si no funciona... supongo que solo me queda confiar en mis reflejos, así que recemos para que estén on point today~

 

A ver, yo claramente me divertía sin demasiado problema con casi cualquier tipo de persona, podía abarcar gran cantidad de espectros y en esa variedad radicaba precisamente, ni idea, lo entretenido de conocer gente. Me gustaba sacar lo mejor de lo peor, ponerle buena cara a la vida y blablabla. En resumen, podía divertirme con chicos algo complicados como Kei-chan (¿apodo nuevo? Sure it is~) pero si hablábamos de probabilidades, los teatrales y simpáticos como yo se llevaban las de ganar. Y el muchacho de aquí tenía muchas papeletas en el bolsillo, con aquel puchero tan bien interpretado. ¡Mis respetos!

Al final había entendido mal lo que planteó, pero no tuve problema para amoldarme a su ritmo y seguir diciendo tonterías.

—Oh, like an awakening or something! —Mi técnica era sencilla: yo hablaba en inglés, si nadie me detenía o ponía cara rara, asumía que me entendían y seguía a lo mío—. Quizá le pusieron P.E. precisamente hoy a quienes creen que tienen el potencial para ser deportistas olímpicos o algo. Ya saben, no pain, no gain.

Luego lo de la experiencia me pilló un poco desprevenida, o quizá, como con las duchas, sólo quise hacer de cuenta que no me enteraba totalmente de lo que me decían. Ya saben, para volverlo más divertido~ Total que alcé las cejas pero no tardé en soltar una risa bastante amena, motivada por la ligera picardía en el comentario de Sean y la clara sorpresa, incluso inocencia, de Dante. Ya iba pillándoles la dinámica y se veía bastante entretenida~

—¿Experiencia? Qué va, sólo son años y años ensayando puppy faces para patear exámenes o justificar cagadas~

Y lo soltaba bien pancha porque honestamente no arrastraba ni una maldita pizca de vergüenza. De hecho, dudaba haber conocido alguna vez el significado de la palabra. No era en sí una estudiante desastrosa, en líneas generales tendía a aprobar los exámenes y hacer la tarea. Nada destacado, claro, digamos que entraba en el promedio y si de vez en cuando recurría a mis talentos dramáticos era porque me apetecía, porque no había llegado a estudiar (fueran las razones que fueran~) o por, no lo sé, haberme metido en una apuesta.

Además, con lo bien que me salía ¿cómo no aprovechar mis talentos?

—Yup~ Siempre hubo, like, un montón de maquillaje en casa y desde chiquita con mamá nos echamos noches enteras maquillándonos. Ya llevamos tanto que vamos por etapas temáticas, de fechas festivas, películas, canciones, lo que sea. Halloween is a must! So yeah, I'm pretty good on that~

De cualquier forma, el punto de Dante era muy elocuente. Sería extraño que Sean hubiera salido de P.E. ileso y llegara a las pruebas físicas amoratado. Los moretones no salían tan rápido, ¿verdad? Ah, no estaba segura. Pero bueno, tampoco tenía mucha relevancia si sólo planeaban despertar sus superpoderes deportivos, no evitar las pruebas.

Regresé mi atención a Sean en cuanto Dante también halagó su puppy face y asentí, como si quisiera aseverar el punto. Me dio por pensar que eso le gustaba y mira, tampoco tenía demasiado problema inflandole el ego a los demás~ Al final acabó por presentarse y estuve a punto de extender la mano hacia él, risueña, en cuanto mencionó que ya lo habían nombrado antes. Fruncí el ceño, confundida, y alterné la mirada entre ambos.

Vale que muchas veces me hacía la tonta, pero a veces también era tonta de verdad.

—¿En serio? —repliqué, pero no tardé mucho en aprovechar la oportunidad para seguir tonteando. Rodé los ojos, meneando la cabeza, y me encogí de hombros—. Ah, silly me~ Me habré distraído o algo.

Claro que aquello último lo dije mirando a Sean, y aproveché el bug de andar presentándonos para que la atención focalizada no pareciera que pretendía excluir a Dante, ¡nada de eso! Además fue rápido, no tardé nada en ensanchar la sonrisa y extender una mano hacia cada uno, bien sonriente.

—¡Bueno, ahora sí! Mucho gusto, señores, y gracias por prestarme la sombra de su árbol. —Regresé los brazos a mi espacio y me peiné la coleta con los dedos, en un gesto distraído—. ¿Tienen idea qué haremos hoy? Yo recién llegué hoy a la escuela, así que estoy en ascuas~ Uy, "en ascuas", suena a algo que dirían en un doblaje cutre.

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Abby-chan tuvo que pagar for my own clumsiness

Im so sorry, Abby-chan