One-shot Salidos del Mundo Fabricado (Ib) [The WIcked Night]

Contenido oculto: Aloh

Saludos y bienvenidos a mi fanfic y a esta pequeña nota especialmente pensada para quien no conozca este juego: es un puzzle estilo RPG Maker creado por un autor con el pseudónimo "kouri". Podría decirse que es un juego de "horror" (?) Tiene pequeños jumpscares y momentos en los que tienes que huir de pinturas y esculturas malditas y así. Fue probablemente el primer juego que conocí en su género y el primer juego que vi a alguien jugar antes de decidirme a jugarlo yo (mi primera introducción a los youtubers gamers). Lo vi con iTowngameplay pero también lo han jugado Markiplier y Jackscepticeye, si a alguien le interesa ver (?) También está disponible por ahí para descargar y jugarlo en español (creo, no sé, fue por ahí del 2012 cuando me enteré de su existencia) y es uno de mis juegos favoritos de toda la vida (?) Estoy más que enamorada de Mary y tenía que escribirle el final feliz que su creador no le concedió (uno en el que ella y sólo ella es feliz para que sea muchísimo más apropiado para la actividad en cuestión). Lamento lo largo de mi nota. Así de inmenso es mi amor por este juego y estos personajes; por eso también mi fanfic es más o menos el doble de largo de lo que podría o debería de ser. Gracias por leer mi fanfic y mi nota :'v

Contenido oculto: Personajes

—…Ib, vámonos. No te está escuchando.

Mary estaba tratando de convencer a la chica de ojos color carmesí de dejar atrás a su buen amigo Garry, quien estaba alucinando y charlando con uno de los tantos “conejos de porcelana” que llenaban la habitación. El de cabellos morados estaba totalmente perdido, pero Ib seguía tratando de hacerlo reaccionar. Mary la miraba con cierta “tristeza”.

—Busquemos la salida, ¿vale?— insistía ella. —Garry es un adulto, ¡ya vendrá más tarde!

Pero Ib no respondía a las palabras de su “queridísima nueva amiga”.

—¿Vale? Vamos hacia las escaleras…— dice Mary con una sonrisita.

Luciendo deprimida ante la falta de reacción de Garry, Ib va y se sienta frente a él.

—…Eh— Mary está un poco sorprendida. —…¿Ib?

La chica de cabello castaño ni se inmuta.

—O-oye, Ib, ¿qué ocurre?— Mary habla con una pequeña sonrisa nerviosa. —No te quedes ahí sentada…— añade luciendo hasta entusiasmada. —¡Seguro que la salida está cerca!

Nada.

—¡Me esforzaré por ti!— la sonrisa de la rubia se agranda. —¡Saldremos juntas de aquí!

Y nada.

—¡Claro!— a Mary se le escapa hasta la risa con cierta desesperación. —¿Ib?

Y todavía nada.

—¡Oye! ¡Levántate!— se le borra la sonrisa. —¡Nnnn!— procede a tratar de levantar a Ib y empieza a molestarse. —Ib— termina simplemente por tratar llamándola por su nombre.

Y entonces finalmente hay respuesta.

—…¿Quieres que yo siga adelante? ¿Estás segura?— dice, aún algo molesta.

—…Eres tonta— dice, entristeciendo un poco. —Ya te digo, saldremos de aquí…

Mary se detuvo a pensarlo. Después de un segundo, decidió:

—¡Creo que tendré que continuar yo sola!— gritó más enojada y salió azotando la puerta.

De haber existido verdadera sangre corriendo por su cuerpo hecho de pintura, en esos momentos hubiera estado hirviendo de rabia. Había llegado a encariñarse con Ib y le era algo difícil comprender que el sentimiento no fuese mutuo en lo más mínimo. Había incluso llegado a sentir cierta vergüenza por inicialmente querer tomar su lugar, sin más.

—…¡Ugh! ¡Y pensar que habíamos llegado tan lejos!— Mary empezó a vociferar molesta, pero la ira inmediatamente empezó a volverse tristeza, más genuina. —¡Da igual! ¡Sí vuelvo yo sola! ¡Lo juro!

Saliendo de aquella habitación, Mary se dirigió a subir de vuelta por las escaleras que Ib se encontró para llegar hasta Garry. Después de ahí, incluso antes que Ib, ya sabía con claridad donde estaba el siguiente paso camino a la salida definitiva de aquel mundo fabricado. No había nada ni nadie que pudiera detenerla; estaba más que lista para irse.

Un “obstáculo” en su camino es una estatua sin cabeza.

—¿Puedes hacerte a un lado un segundín? Necesito bajar— dijo molesta.

La estatua se hizo a un lado.

—¡Bieeen!— exclamó alegre y se dispuso a bajar las escaleras.

Aquella parte del mundo fabricado estaba toda de color negro.

—Solo un poco más… ¡Estoy tan cerca…!

Cuando llegó al pie de las escaleras, por un segundo se vio obligada a detenerse ante la aparición de un mensaje escrito con pintura azul en la pared a su izquierda. Una pregunta.

“¿Hacia dónde vas?”

Pero Mary no contestó. Solo siguió su camino. Hasta que finalmente llegó.

—Ya estoy aquí…— dice para sí misma, abrumada. —¡Este es el cuadro!

Poco a poco, se dio cuenta de que todo aquello en verdad estaba pasando.

—Puedo salir desde aquí…— lentamente se va formando una sonrisa en su rostro. —¡Por fin podré ir al exterior!— y esa sonrisa se va agrandando. —Comeré muchas chucherías… ¡E iré a un montón de lugares!— se ríe. —¡Y haré muchísimos amigos!

La rubia retrocedió algunos pasos para tomar vuelo y saltar dentro del cuadro-portal.

Y en un abrir y cerrar de ojos, la galería a su alrededor se había tornado color blanco.

—¿…?— miró alrededor insegura. —¿He logrado…salir?— sonrió para sí misma. —¿Es esto el mundo exterior?— dejó oír una risita incrédula. —Lo… ¡Lo conseguí…!

Aún un poco asombrada, la rubia empezó a caminar despacio por aquel blanco pasillo. Su nuevo cuerpo humano no se sentía demasiado diferente que el hecho de pintura (todavía). Se sintió un tanto impactada y emocionada cuando empezó a ver más personas, admirando las pinturas y esculturas. Ahora ella igual a ellos: estaba verdaderamente viva y respirando.

Estaba perdida en sus pensamientos cuando escuchó una voz que no conocía llamándola.

—¡Mary!

Era la voz de una mujer, y cuando Mary volteó a verla le brillaron los ojos con un mar de emociones inundándolos. Era prácticamente idéntica a Ib: tenía exactamente los mismos ojos carmesí. Era a la vez triste y fascinante para la rubia darse cuenta de lo que eso quería decir; que esa mujer era la madre de Ib, y que por lo tanto ahora sería su madre.

—¡Ahí estás!— dijo la mujer con una pequeña risa cuando llegó hasta donde estaba Mary.

—Aquí estoy— respondió la rubia con una pequeña risa también.

—Caray, ¡te estaba buscando! Después de todo, hemos venido todos. Deberíamos ver la galería juntos.

—Y… ¿y mi…?— Mary empezó a preguntar en voz baja.

—¡Ah, cierto! Cuando termines aquí, le diré a tu padre que te consiga algo para beber.

“Tu padre”.

—…Sí, tengo sed— respondió Mary.

—Sí, hagamos eso— dijo la mujer tomándola de la mano y empezando a caminar con ella.

Pensó que iban hacia la salida, pero luego observó a la mujer mirando de un lado al otro y supuso que estaría buscando a su esposo. Sus manos se soltaron por un momento y Mary volteó a ver con curiosidad un cuadro extraño que vio de reojo: era solo un lienzo de color verde muy claro en su marco. La etiqueta debajo del marco decía “Tu Figura Oscura”.

—¡Mary, date prisa!— la voz de la mujer la sacó de sus pensamientos una vez más.

—¡Voy!— Mary se alejó lentamente del cuadro.

Y cuando iba saliendo a la galería de la mano de su nueva madre, Mary lo vio.

Un gato negro.

El cual sabía no era cualquier gato negro de la calle.

Sus ojos casi se llenan de lágrimas cuando se agacha abriendo sus brazos y el gato camina hacia ella, totalmente listo para ser sostenido por ellos. Después, la rubia sonrió, viendo a su madre con ojos de súplica mientras abrazaba al animalito contra su pecho con ilusión.

—¡¿Podemos llevarlo a casa mamá?! Por favooooor.

—Oh, no lo sé, cariño: acabas de encontrarlo, eres muy pequeña para la responsabilidad…

—Llevémoslo— decreta el esposo de la mujer.

—¡¿En serio?!— Mary exclamó emocionada.

—¿En serio?— replicó confundida la mujer.

El hombre sonrió. Mary pudo darse cuenta entonces del parecido que tenía Ib con su padre. Era un sujeto sereno que no había dicho casi ninguna palabra desde que lo conoció, pero tenía una sonrisa cálida a pesar de dar la sensación de tener una personalidad fría, al igual que su verdadera hija.

—Nuestra preciosa Mary es una niña responsable— dijo él. —Sé que cuidará bien de…

El hombre volteó a Mary esperando que ya tuviera una idea del nombre que quería darle.

Ella sonrió.

—…Weiss.

—¿La palabra alemán para el color blanco?— pregunta la mujer confundida.

—El primer nombre del artista de la galería, Guertena— responde el hombre.

—M-me…— empezó a balbucear Mary. —Me gustó m-mucho la galería…

—A mí también—dice el hombre con una mano en el hombro de Mary y la otra dando una suave caricia a la cabeza del gatito, que de hecho ronroneó. —Deberíamos ir directo a una veterinaria.

La mujer estaba demasiado sorprendida con la actitud espontánea de su esposo hacia el gato que “su hija” acababa de recoger “al azar” mal salir de la galería, pero le siguió el juego.

Y mientras tanto, Mary estaba sorprendida de poder estar todavía más feliz que unos minutos atrás: no solo había logrado salir del mundo fabricado, sino que alguien más había salido junto con ella.

“¿Fue accidental?” se preguntó mirando al gato entre sus brazos mientras caminaba con sus nuevos padres a ambos lados. “¿O siempre estuviste ahí pero no pudiste decir nada?”

Como si le leyera la mente, el gato volteó a verla y le dedicó un maullido. Ella sonreía.

“No estás celoso, ¿verdad?” seguía preguntándose cosas en su mente, ahora volteando de reojo a ver a su nuevo padre, antes de estrechar al gato cuidadosamente entre sus brazos.

Seguramente no fue accidental: cobraba sentido que Garry fuese atrapado por su mundo.

“Hemos salido sanos y salvos. Lo conseguimos, papá.”