Sombras del Corazón

Tema en 'Historias Abandonadas Originales' iniciado por Ashirogi Muto, 13 Noviembre 2012.

  1.  
    Sheik

    Sheik Usuario común

    Piscis
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    Hola! >w<
    Un poco tarde, pero entiendo era época de examenes... (A mi me paso igual x'D)
    Han explicado bastante bien la historia de los tres mundos, las dudas que tenía se han ido :3
    ¡OMG! Comenzaron a atacar la ciudad...! Quiero ya el próximo capítulo o.o/
    Bueno, espero que me sigan invitando n.n
     
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  2.  
    Ashirogi Muto

    Ashirogi Muto Iniciado

    Virgo
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    Muchas gracias! Para el sábado muy probablemente estará el próximo capítulo ^^ -Takagi-
     
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  3.  
    *Kurayami*

    *Kurayami* Usuario común

    Leo
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    Siento que la historia sobre la creación de los mundos tiene muchas cosas sueltas c: pero aún así es más interesante de lo que creí, yo pensaba que se hicieron ambos al mismo tiempo, cuando en realidad tuvieron una guerra. Me alegra que por fin Angélica haya resuelto las dudas que tenía, pero sigo con algunas dudas~
    Espero la próxima publicación, aún tengo algo de curiosidad, en primera ¿Cómo podría ella ayudarlos? y en segunda... será muy complicado devolver a esos seres a su lugar natal... son muy fuertes, para vencer a uno necesitan demasiada energía... Me gustaría saber como Anthony adquirió el poder que tiene n...n Nos vemos luego!!! Para la otra hazlo más largo *--*
     
  4.  
    Ashirogi Muto

    Ashirogi Muto Iniciado

    Virgo
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    Muchas gracias por tu opinión! No te preocupes, todas las dudas se irán aclarando a medida que pase la historia, solo que no quisimos, como decirlo, explicar todo junto de golpe. Aún faltan contar muchas cosas sobre los mundos, el pasado de Anthony y de muchos personajes que todavía no aparecieron. Para mañana seguro estará el nuevo capítulo ^^ -Takagi-
     
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  5.  
    HolsteredIowa

    HolsteredIowa Iniciado

    Géminis
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    Hola que tal! Soy nuevo en esto y la verdad sólo he leído el primer capítulo pero quedé encantado con la historia y los alcances que ésta puede llegar a tener, me parecía que estaba leyendo un manga con el único detalle de que el narrador tiene muchas más participación. A diferencia de Fenix Holmes y Sheik encontré una pequeña falta de ortografía, en lugar de "barrera" esta "barrear" y como opinión personal en el prólogo utilizan bastante las mismas palabras "mundo" y "humano", a mi como lector me llegó a parecer algo tedioso. Espero no sonar presuntuoso y prometo seguir esta publicación y terminar de leerla a la brevedad posible.
     
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  6.  
    Ashirogi Muto

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    Nos alegramos de que te haya gustado y te damos las gracias por tu opinión! Respecto a que el narrador tiene mucha participación, creemos que sólo pasará en las batallas, pues en los capítulos siguientes se ve mucho mas la participación de los personajes, y en respecto al uso repetitivo de algunas palabras, tratamos y creemos que hemos mejorado ese aspecto. De nuevo muchas gracias por tu opinión y esperamos que los próximos capítulos sean de tu agrado ^^ - Takagi y Mashiro ~
     
  7.  
    Ashirogi Muto

    Ashirogi Muto Iniciado

    Virgo
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    Título:
    Sombras del Corazón
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    2204
    Capítulo 5: ¡Peligro! ¡Batalla en la zona centro!

    —Luego de un año – dijo Domith -, al fin consiguieron la fuerza necesaria. Ahora comenzarán a atacar en masa.
    — ¿Qué hacemos entonces? –Preguntó Anthony.
    —Pues tendremos que ir. No podemos dejar en peligro vidas inocentes.
    —De acuerdo, vamos entonces, pero tendremos que pasar por el aula ant..
    — ¿¡Cómo pueden hablar tan tranquilamente!? – Gritó Angélica - ¡Están atacando la ciudad!
    Domith y Anthony intercambiaron miradas, para que luego Anthony se acercara a ella.
    — ¿Y con ese miedo pretendías ayudarnos?
    Angélica se paralizó.
    —Escucha, no quiero ser grosero, no nos puedes ayudar en nada.
    — ¡S-Sí puedo! ¡Yo les dije que no me importa el miedo!
    — ¡Déjate de bobadas! ¡No hay nada que puedas hacer para ayudarnos!
    — ¡Claro que lo hay! Yo…yo… ¡Yo soy una excelente arquera! Soy la mejor del club de arquería de la escuela. ¡Podría ayudarlos así!
    — ¡No seas estúpida! A menos que tengas una puntería de oro, ¡jamás podrías atinarle a los cristales, pues no puedes usar un arco desde corta distancia!
    — ¡Al menos déjenme acompañarlos! ¡Me esconderé en algún lugar y los observaré!
    — ¿¡Qué acaso no entiendes!? ¡Es demasiado peligroso!
    — ¡Por favor! ¡No puedo quedarme aquí sin hacer nada!
    De repente, otra fuerte explosión se escucho, levantando polvaredas y activando alarmas de muchos autos.
    — ¡Dejen de pelear! –Gritó Domith - ¡Tú, Anthony, deja de ser tan malhumorado! Y tú, Angélica, puedes acompañarnos, pero quiero que me prometas dos cosas: la primera es que te quedaras escondida, no interferirás en nada, y segundo, si la situación se pone fea, escaparas del lugar, no importa cómo estemos nosotros, pues nos hemos comprometido a sacrificar nuestras vidas si es necesario. Puede ser que hayamos derrotado fácilmente a la criatura de anoche, pero esta vez no será igual, lo presiento… ¡Esto no es cualquier cosa!
    Angélica asintió con la cabeza felizmente, y Anthony estaba callado, con la cabeza baja.
    — ¿Nada para decir, Anthony? –Preguntó Domith.
    —No, nada –Respondió Anthony, malhumorado.
    —Bien, ¡entonces démonos prisa!
    Los tres chicos se pusieron en marcha. Abrieron la puerta del tejado, descendieron rápidamente por las escaleras, para encontrarse con el pasillo, inundado de alumnos, que estaban siendo evacuados por la policía local.
    —Vaya… –Dijo Anthony.
    — ¿Qué sucede? – Preguntó, un poco preocupada, Angélica.
    — ¿Estás pensando lo mismo que yo? –Dijo Domith.
    —Si… -Respondió nuevamente Anthony -. No han pasado ni cinco minutos desde la primera explosión y ya están evacuando el lugar. Tenías razón, luego de un año se están volviendo más fuertes, y ya no será tan fácil como antes… -Una sonrisa pícara se dibujó en su rostro -. ¡Ya no puedo esperar!
    Los tres siguieron avanzando a través de la gran multitud, hasta llegar a su aula. Anthony tomó su mochila , y extrajo de la misma dos capas con capucha, una blanca y una negra, las mismas que estaban usando la noche anterior.
    —No podemos salir por el pasillo, la policía no nos dejaría – Decía Domith, mientras se ponía la capucha.
    —Tendremos que salir por la ventana -dijo Anthony de la misma manera.
    — ¿Eh? ¿Ventana? –Preguntó Angélica – Estamos en un segundo piso.
    —Pues no hay de otra manera – respondió Anthony, ajustándose bien los zapatos.
    Los dos chicos se pusieron en pie, abrieron la ventana, la brisa revolvió sus cabellos. Algunas nubes se estaban formando en el cielo, pero no les importó, hacía un día hermoso. Anthony fijó su mirada hacia un árbol cercano, y con un rápido movimiento saltó hacia él, deslizándose hasta llegar al piso, seguido por Domith.
    — ¡Dudo que puedas hacerlo! –Le gritó Anthony a Angélica - ¡Así que salta, yo te atrapo!
    Angélica mostró una expresión de sorpresa.
    — ¿¡Estás loco!? ¡No voy a saltar!
    — ¿De verdad pensabas ayudarnos teniéndole miedo a algo como esto? Vaya… -Dijo Anthony, tratando de animarla a saltar.
    Angélica estaba muy dudosa, aunque solo fuera saltar, tenía miedo, pero no podían perder más tiempo.
    —No te preocupes, yo te atraparé.
    Anthony había hecho una simpática sonrisa. Angélica se sorprendió pues desde anoche no lo vio sonreír de esa manera en ningún momento.
    —Bien, allí voy.
    Se preparó, y se lanzó. Gritó un poco durante la corta caída, para luego caer en los brazos de Anthony e involuntariamente acurrucarse en su pecho.
    — ¿Estás bien? – Preguntó el chico, observándola.
    Angélica miro a los ojos a Anthony, estaban muy cerca uno del otro, lo que hizo que ella se sonrojara.
    —S-Sí, estoy bien. Ya puedes bajarme.
    —Bien – Dijo Anthony, mientras bajaba a Angélica -. No podemos desperdiciar otro segundo, Domith, ya sabes qué hacer.
    —Sí – Respondió Domith, mientras comenzaba a meterse en la sombra de Anthony.
    —Ahora tú, Angélica, súbete a mi espalda.
    — ¿Q-Qué? –Dijo sonrojándose otra vez.
    — ¡Vamos, no podemos perder más tiempo!
    Angélica subió a la espalda de Anthony, mientras éste se sacaba el parche, que iluminado por la luz del sol comenzó a brillar, antes de comenzar a escucharse unos fuertes latidos provenientes de su pecho.
    — ¡Sujétate bien y trata de no gritar!
    De repente, Anthony giró su pie derecho, que usó como impulso para salir a gran velocidad hacía el lugar de las explosiones. Esquivando árboles, coches, casas, seguía impulsándose velozmente, hasta después de unos minutos, llegar al lugar.
    El lugar estaba plagado de policías, aunque no había daños mayores, había grandes cortinas de humo que no dejaban ver completamente la escena. Anthony y Angélica, con Domith en su sombra, se posicionaron en un lugar no alejado, pero seguro.
    —Ya puedes bajarte, Angélica – Decía Anthony, mientras Domith emergía de su sombra y él se colocaba nuevamente el parche -. Escucha, te lo repetiremos una vez más: No trates de acercarte, no trates de ayudarnos y no trates de interferir en nada, ¡absolutamente en nada! Si estamos en peligro o algo, corre, simplemente corre. Esto no será como anoche, Domith, e incluso yo, podemos sentir que esto no será tan fácil.
    Angélica asintió con la cabeza, sin modular palabra alguna.
    —Bien, vamos entonces.
    Anthony y Domith comenzaron a acercarse lentamente hacia el lugar, tratando de esconderse de la policía, tapándose con los árboles, autos y algunos escombros del lugar.
    El centro de Londres era un lugar muy transitado, pero al parecer todos los accesos a la zona fueron bloqueados para la seguridad de los ciudadanos hacia aquella misteriosa entidad que estaba atacando el lugar.
    —No lo veo – Dijo Anthony.
    —Puedo sentir su presencia –respondió Domith -, pero no puedo ver nada por tanto humo.
    De repente, algunos disparos y gritos, que según suponían los chicos debían ser de la policía, se escucharon a su izquierda, seguidos de otra explosión
    Los dos comenzaron a correr hacia el lugar, cruzando las cortinas de humo, hasta quedar frente a frente con el escenario de la pelea. Anthony y Domith se escondieron detrás de un auto.
    —Es él, ¿verdad? –Preguntó Anthony.
    —Sin duda alguna.
    Asomaron la cabeza por encima del techo del auto, y observaron. Era un hombre, tenía aspecto de tener unos 20 años “humanos”, medía aproximadamente 1,80, tenía pelo castaño, y vestía extrañas túnicas, pero eso era lo de menos, lo que importaba era que era una criatura de Pandrob. Al parecer tenía una extraña habilidad, de sus bolsillos sacaba unas pequeñas esferas negras, no mayores que el tamaño de una uña de pulgar, que hacía flotar en sus manos, para luego arrojarlas generando explosiones.
    —Así que es así como ataca – dijo Anthony -, no creo que sea gran problema.
    —No te confíes –Dijo Domith -, en diez minutos logró hacer todo esto. Lo único que hay que hacer es descubrir donde esconde su cristal. Trataremos de rodearlo, ten cuidado también con las balas de la policía, aunque los ayudemos, lo más probable es que nos ataquen también, no te olvides lo que pasó el año pasado en Sunderland.
    —Vaya, en un año conseguimos eliminar a solo cinco, y ahora en menos de dos días ya atacaron dos –Anthony hizo una sonrisa similar a la de hace algunos minutos -. Esto si se pone interesante.
    Domith comenzó a escabullirse hacia la derecha y Anthony hacia la izquierda. Caminaron hasta quedar uno enfrente del otro, y en el centro de la línea que quedo entre ellos, estaba su enemigo, que concentrado en la policía, aún no había percatado sus presencias.
    Con un pequeño gesto de Domith, indicaba la hora de atacar. Anthony se sacó el parche, su ojo comenzó a brillar y los latidos se aceleraron, pero en el momento que deslizó el pie para colocarse en posición de ataque, ese minúsculo roce de la suela del zapato contra el piso, hizo que el chico de Pandrob levantara la cabeza e interceptara la mirada de Anthony, con esos ojos psicópatas.
    — ¡Mierda! ¡Me vio!
    El chico de extrañas túnicas sacó de sus bolsillos muchas de esas pequeñas esferas, que hizo levitar con su mano antes de lanzarlas a gran velocidad hacia Anthony.
    Con grandes reflejos, logró esquivarlos, pero colisionaron en un edificio detrás de él, impulsándolo hacia adelante y haciéndole sentir un fuerte calor en su espalda.
    — ¡Anthony! – Pensó Angélica, que observaba la pelea desde lejos, que acababa de iniciar.
    Domith también vio que Anthony casi había sido herido, pero no debía moverse, porque tal vez aún no hayan notado su presencia.
    —Pequeño mocoso –Dijo el chico de castaña cabellera, poniéndose las manos en los bolsillos -, ¿de verdad son Infrative? Ni siquiera sabes camuflar bien tu presencia y quieres atacarme desde una posición tan vulnerable –el chico comenzó a sacar de nuevo esferas de sus bolsillos-. Pero claro, la posición de tu compañero tampoco es la mejor.
    Milésimas de segundo luego de decir esto, lanzó sus explosivos hacia donde estaba Domith, que se sorprendió por un momento, pero logró esquivarlos, aunque estuvo aún más cerca que Anthony de ser impactado.
    —Mierda. ¿Sabía qué estábamos aquí desde el principio? –Pensó Domith.
    Anthony se recompuso y volvió a colocarse en posición de ataque, igual que Domith.
    — ¡Vamos, Domith! – Gritó Anthony.
    Anthony salió disparado a gran velocidad hacia el chico.
    —Estúpidos niños.
    Pero cuando quiso dar un paso hacia atrás para esquivar a su ataque, no pudo.
    — ¿Qué?
    Al mirar hacia abajo, lo vio: las sombras habían emergido del piso y habían sujetado sus pies.
    —Vaya… -Dijo el chico, mientras observaba a Domith, que tenía las manos levantadas en dirección hacia él.
    Anthony estaba a pocos metros de el chico, entonces piso fuertemente el piso, se escucho un latido que resonó por todo el lugar.
    — ¡Toma esto!
    Anthony lanzó su golpe, pero el otro, sin siquiera mirarlo, lo detuvo.
    — ¿¡Qué!? –Dijeron Domith y Anthony, mientras el chico de pelo castaño sonreía.
    Una mueca de frustración apareció en el rostro de Domith. Levantó la mano derecha, y otra sombra salió desde el piso, en forma de púa, pero otra vez el chico logró esquivarlo, aunque rasgó su ropa.
    — ¡Anthony! ¡Ahí está, su cristal!
    Con la ropa rasgada, se pudo ver un destello celeste que salía de su hombro derecho: era el cristal que necesitaban romper para regresarlo a su mundo.
    — ¡Allí voy! –Gritó Anthony.
    Dio una fuerte patada, que al impactar contra el cristal produjo una pequeña onda expansiva, pero nada pasó.
    — ¿¡Qué!?
    El chico volvió a sonreír, y metió sus manos en sus bolsillos. Anthony, de un salto, se alejó.
    —No sé contra quienes te has enfrentado hasta ahora –dijo el chico, mientras sacaba sus explosivos del bolsillo -, pero… ¡No podrás tan fácilmente conmigo!
    Anthony y Domith cruzaron miradas, y pareciera que con tan solo eso adivinaron que estaban pensando lo mismo.
    Rápidamente, comenzaron a correr, uno hacia la izquierda y el otro hacia la derecha, hasta estar cara a cara uno con el otro. Giraron 45 grados hacia su oponente, y comenzaron a correr hacia él.
    — ¿Qué acaso no entienden? ¡De seguro quieren morir!
    El chico lanzó sus explosivos hacia ellos, los cuales colapsaron, levantando humo, piedras y polvo.
    — ¡No! –Dijo Angélica, que aún observaba todo.
    Pero de repente, se observó un pie saliendo desde el humo, ¡era Anthony!
    — ¿¡Qué demonios!? –Exclamó el habitante de Pandrob.
    — ¡Toma esto! –Dijo Anthony, lanzando un fuerte puño.
    Su enemigo apenas alcanzó a cubrirse con sus brazos, los que al recibir el golpe fueron expulsados cada uno para su lado, dejando su pecho, y su cristal descubiertos.
    — ¡Ahora, Domith! –Volvió a gritar Anthony.
    Desde la sombra de Anthony, camuflada por el polvo y el humo, emergió Domith, controlando una sombra en forma de púa, que se dirigía directo hacia el cristal.
    — ¡Ahora regresa a donde viniste! –Gritaron los dos.
    Pero justo cuando su ataque estaba a unos pocos centímetros de impactar, la sombra se desvaneció, dejando a su enemigo paso para poder alejarse, mientras los dos caían al suelo a causa del gran salto que habían dado.
    — ¿¡Qué demonios pasó!? –Gritó Anthony, cuyo brillo en el ojo y latidos también se habían extinguido.
    — ¡No lo sé! –Exclamó Domith.
    Segundos después, la chispa que tenían las miradas de los dos se desvaneció. Los dos miraron al cielo, y se encontraron con que la fuente de energía de sus habilidades ya no estaba: el cielo se había nublado.
    Ambos se miraron a los ojos, preocupados. Angélica también observaba lo que estaba pasando, y con una voz apagada y temerosa al saber el problema que estaban por enfrentar, los tres dijeron al unísono:
    —Esto no puede… estar pasando.
     
    Última edición: 12 Octubre 2014
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  8.  
    Florentina

    Florentina Usuario común

    Aries
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    Hola.

    Antes que nada, muy buen fic. La temática que manejan es muy envolvente (y para mi algo adictiva) y la narración muy clara, fluida y bastante descriptiva. Logran que me meta en la escena y me emocione con lo que escriben. Espero con ansia leer el próximo capitulo, estaré a la expectativa de seguir su historia.

    Sin duda una envolvente obra.

    Atte: Io xD
     
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  9.  
    Ashirogi Muto

    Ashirogi Muto Iniciado

    Virgo
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    Hola, muchísimas gracias por tu opinión, nos alegra mucho que sea de tu agrada y la sigas. El capítulo 6 estará dentro de poco tiempo, no puedo poner un fecha exacta ya que por lo menos yo(Mashiro) estoy ocupado :/, pero prometo que para el fin de semana o antes estará subido :D. Muchas gracias.
     
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  10.  
    Ashirogi Muto

    Ashirogi Muto Iniciado

    Virgo
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    Sombras del Corazón
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    9
     
    Palabras:
    2541
    Capítulo 6: Un nuevo miembro en el equipo


    El sol fue tapado por las nubes que Anthony y Domith habían notado anteriormente, pero habían ignorado. Sin poder usar sus habilidades, rodeados de policías que los miraban como si fueran dos enemigos, al tener esas extrañas habilidades, y frente a un oponente potencialmente más fuerte que los que habían enfrentado antes, se encontraban en una situación muy problemática.
    Mientras tanto, más policías empezaron a llegar a la escena.
    — ¡Todos, manos arriba! –Gritó uno de los policías, indicando a todo el escuadrón levantar sus armas en dirección hacia ellos y el chico de Pandrob.
    —Por favor, no molesten –Dijo el chico, cuyo nombre aún era desconocido, sacando mas explosivos de su bolsillo, que arrojó hacía los policías obligándolos a alejarse -, dejen que me entretenga con estos chicos.
    — ¿Qué hacemos? –Le susurró Anthony a Domith.
    —Tú sabes artes marciales – le contestó éste -, ¿podrás entretenerlo mientras pienso en algo?
    Anthony comenzó a mirar por todo el lugar, y fijó su vista en un contenedor de basura, que en cuyo interior se podía ver una tubería un poco oxidada.
    —Creo que sí.
    —Bien, ya sabes que hacer.
    Anthony se ajustó bien la capucha, para no dejar visible su rostro, y comenzó a correr hacia el contenedor.
    —El problema es –pensaba Domith, mientras observaba a su compañero alejarse -, ¿qué podré hacer sin la ayuda de las sombras?
    Angélica seguía observando la escena de lejos, tentada por querer ayudar de alguna manera a sus compañeros.
    — ¿A dónde crees que vas? – Dijo el chico de Pandrob , sacando más explosivos de su bolsillo y lanzándoselos a Anthony.
    Él continuó corriendo, esquivando los explosivos que rozaban su capa, en dirección al contenedor de basura. Finalmente, logró llegar.
    —Bien –dijo Anthony, sacando la tubería -, ahora, ¡ven y enfréntate conmigo!
    Nuevamente comenzó a correr, pero esta vez en dirección hacia su enemigo.
    —Estúpido niño, ¿piensas que con una simple tubería?
    El chico comenzó a sacar más explosivos de su bolsillo, que parecían no acabarse nunca, lanzándolos hacia Anthony, que los esquivaba uno tras otro, hasta quedar enfrente de él.
    —Puedes tirar todos los que quieras –Dijo Anthony -, pero si ninguno da en el blanco, ¡no servirán de nada!
    Lanzó un fuerte golpe con la tubería, pero fue fácilmente desviada por el chico.
    —No entiendo que pretendes hacer, pero no funcionará.
    Pero cuando quiso sacar nuevamente explosivos de sus bolsillos, Anthony desvió su mano con un golpe.
    — ¿Qué?
    El chico retrocedía, e intentaba sacar sus explosivos, pero Anthony nuevamente no se lo permitía.
    —Maldición, estúpido niño.
    De repente, por un descuido, Anthony golpeó con la tubería el pecho de su enemigo, que hizo que se diera vuelta.
    — ¿¡Qué demonios!?
    Casi de la nada, Domith apareció y sostenía una roca en su mano, que uso para golpear fuertemente el centro del cristal, el cual se desquebrajó apenas un poco.
    — ¡Lo sabía! –Dijo Domith - ¡El centro del cristal es frágil! ¡Golpéalo Anthony!
    Anthony, con un ágil movimiento, se puso nuevamente delante del chico de Pandrob, y poniendo la tubería en forma horizontal, lanzó un golpe hacia el centro del cristal.
    — ¡Esta vez no!
    Rápidamente, el chico de Pandrob desvió la tubería, golpeando a Anthony en el rostro, haciéndolo caer a algunos metros de distancia, para luego insertar una patada en el pecho de Domith, cuyo efecto fue el mismo que el golpe anterior.
    —Así que no tratabas de golpearme, sino distraerme hasta que tu amigo esté lo suficientemente cerca para golpearme. Esto, la combinación anterior, su trabajo de equipo es casi impecable, debo admitirlo. Pero aún así, ¡sin sus poderes no podrán hacer nada!
    —Debo hacer algo, debo hacer algo –pensaba desesperadamente Angélica -. Aunque apenas los conozca, aunque me dijeron que no, yo…yo… -De repente, un pensamiento cruzó por si mente -. Mi casa, está cerca, ¡puedo llegar!
    Angélica comenzó a correr en dirección a su hogar, en busca de “eso” que apareció en sus pensamientos, que posiblemente podría, aunque no derrotar, hacerles ganar tiempo a Anthony y Domith hasta que el sol salga otra vez.
    Mientras tanto, la situación para Anthony y Domith empeoraba.
    —A ver, estúpido niño –Dijo el chico de Pandrob, tomando a Anthony del cuello y levantándolo, dejándolo sin respiración, al mismo tiempo que decía algo que solo ellos dos lograron escuchar –.
    Anthony sin aire, aunque aún pudiendo hablar, no dijo una palabra.
    — ¿Qué? ¿Te reúsas a hablar? Quizás esto te ayude.
    El chico le dio un golpe brutal en el estómago a Anthony, dejándolo caer, y observando cómo se retorcía de dolor en el piso.
    —Vaya, eres totalmente inútil sin tu habilidad.
    —Maldito… –pensaba Anthony, sin poder levantarse.
    —Esa habilidad tuya – dijo el chico – sólo funciona cuando tu ojo está en contacto con los rayos del sol y la luna, ¿no es así? Y esa habilidad es resultado de un pacto, hecho con él –dijo, señalando a Domith y comenzando a acercarse a él.
    Domith se veía muy asustado. Siempre fue un chico asustadizo, pero su gran determinación era lo que lo hacía, junto con Anthony, salir victoriosos en sus peleas anteriores. Pero esta vez estaba solo, sin sus poderes, y sin Anthony.
    —Hacer pactos con humanos –dijo el chico -, la habilidad secreta de Prebis. Aquel chico sacrifico su ojo derecho, osea la mitad de su vista. ¿Y tú qué sacrificaste? ¿La mitad de tu movilidad, de tu audición, de tu tacto…?
    Domith yacía callado, mirando al suelo.
    — ¿…O la mitad de tu vida?
    Domith sintió como una estaca se clavaba en su corazón.
    —Aunque nosotros, los habitantes de Pandrob, no sabemos cómo realizar este pacto, bien sabemos sus normas, y una de ellas, –el chico tomó del cuello a Domith – es que si acabamos con tu vida… también acabará la de tu compañero.
    —Suéltalo… –dijo Anthony detrás de él, esforzándose por hablar.
    — ¿Qué dijiste? –Dijo el chico, soltando a Domith y dándose vuelta.
    —Dije…que lo soltaras…
    Mientras eso ocurría, Angélica había llegado a su hogar. Abrió la puerta lo más rápido que pudo, no había nadie. Corrió hacia su cuarto y comenzó a buscar lo que necesitaba.
    — ¡No! ¡Lo dejé en la escuela! ¿Y…y ahora qué hago? –Decía, desesperada.
    Pero de pronto recordó, su padre coleccionaba muchas cosas antiguas, y entre esas se encontraba…
    — ¡El arco de papá!
    Corrió hasta una sala especial de su casa, donde se encontraba la colección de su padre, y allí lo observó: el arco que su padre tanto adoraba, con el estuche lleno de flechas a su lado.
    —Quizás sea viejo y no esté equipado como el que uso en el club de arquería –Dijo Angélica, mientras lo tomaba -, pero es una situación crucial. ¡Algo como esto no afectará mi puntería!
    Se preparó y sin pensar en nada más que ayudar a los chicos, comenzó a correr de vuelta al centro de la ciudad.
    Mientras tanto, Anthony, luchaba por ponerse en pie.
    —Vaya –dijo el chico de Pandrob -, me sorprende que aún estés consciente.
    —No dejaré…que lastimes a mi amigo –Dijo Anthony, esforzándose por no caer otra vez al suelo.
    —Estúpido niño.
    El chico se acercó y nuevamente tomó a Anthony del cuello, dejando sus piernas balanceándose al no tocar el piso.
    Los policías observaban la escena, sin nadie atreverse a hacer nada.
    —Usas esta capa para ocultar tu identidad, ¿verdad? Y dime, que pasaría… ¿si decido quitártela? Los policías verían quién eres.
    El chico tomó la capucha de la capa de Anthony.
    —Maldito…no lo hagas –decía forzosamente Anthony.
    El chico estaba a punto de bajarla, cuando Anthony sintió algo a gran velocidad rozando su cabello. Giró rápidamente la cabeza, y pudo observar un palo de madera, que estaba tendido en el aire.
    — ¿Qué...demonios…? –Pensó.
    Siguió con la vista el palo hasta su punta, que estaba clavado en el hombro izquierdo del chico, y ahí fue cuando se dio cuenta: era una flecha.
    — ¿Y esto, de dónde salió? –Dijo el chico, pareciendo que no le había afectado en nada, mientras retiraba la flecha.
    Anthony tampoco sabía de dónde había salido, hasta que una frase de Angélica apareció en su mente: ¡Yo soy una excelente arquera!
    —Angélica… -Dijo con involuntariamente, por lo bajo.
    — ¿Eh? ¿Quién fue? –Preguntó el chico, despreocupado.
    —Estúpida, –Pensó Anthony -, te dije que no interfirieras.
    —Supongo que la flecha viene de…allí –dijo el chico, señalando hacia unos autos en dirección a la derecha de Anthony -. No hay problema.
    Metió una mano en sus bolsillos, sacó sus explosivos, que hizo levitar para luego lanzarlos en la dirección que antes había indicado, haciendo explotar los autos.
    — ¡Angélica! –Gritó Anthony.
    —Vaya, parece que si sabías quien era. No te preocupes, quien quiera que sea ya pasó a una mejor vida –el chico dejó escapar una risita.
    Anthony, a pesar de su poca fuerza, estaba a punto de golpearlo, pero se detuvo con el impacto de otra flecha, esta vez en la nuca del chico.
    — ¿Qué? ¿Acaso sigue con vida? – Se preguntó el chico, sacándose la flecha, otra vez sin sentir dolor.
    —Angélica… -Pensó Domith, sorprendido, que yacía inmóvil a algunos metros de los otros dos.
    —Esto se está tornando molesto – Dijo el chico, golpeando nuevamente a Anthony, dejándolo en el suelo -. Eso será suficiente para que no te puedas mover mientras yo acabo con “Angélica”
    El chico comenzó a ver hacia todos lados, pero sólo veía a los policías, muertos de miedo.
    Domith también comenzó a sentir necesidad de ayudar, fue entonces cuando por pequeños momentos las sombras se marcaban y volvían a desaparecer. El cielo se estaba despejando.
    —Bien, ésta es mi oportunidad -pensó.
    Buscó con la vista a Angélica hasta hallarla, estaba escondida, sosteniendo el arco detrás de unos escombros. La miró a los ojos, y enseguida entendió lo que ella le pedía.
    —Oye, tú – Le dijo Domith al chico, mientras se posicionaba en línea recta a Angélica -, en vez de ir tras ella, ¿por qué no vienes y peleas conmigo?
    El chico comenzó a reírse.
    — ¿Contra ti? Por favor, sin poderes te destruiría en seguida. Vine al mundo humano con la misión de conseguir la mayor energía posible, y aunque ustedes sean los Infratives, sin poderes son débiles, y no me proporcionan nada de energía.
    — ¿Acaso tienes miedo?
    Ese comentario pareció haberle molestado mucho.
    — ¿Acaso crees poder ganarme? Pequeño estúpido.
    El chico comenzó a caminar hacia él, posicionándose en la línea que había entre él y Angélica.
    —Parece que entendiste el plan, Domith –pensaba Angélica, mientras ponía una flecha en su arco, lista para lanzar.
    — ¿Ganarte? Pues claro –Dijo Domith, observando que el sol comenzaba a salir lentamente -. Si eres tan débil, cualquiera podría ganarte.
    —Pequeño… -Dijo el chico, muy enojado -. Pensaba matarlos fácilmente con mis explosivos, pero te has ganado una muerte llena de sufrimientos.
    Se acercó y golpeó rápidamente a Domith en el estómago, dejándolo sin tiempo para reaccionar, haciéndolo caer de rodillas al suelo.
    —Escucha pequeño, no te creas que por haber vencido a algunas de las criaturas mas tontas de Pandrob podrías vencerme a mí, ¿entiendes?
    Domith no contestó, pues esperaba que el sol saliera por completo.
    —Ahora no respondes, ¿te has arrepentido?
    De repente, las nubes se dispersaron y el sol resplandeció por todo el lugar, marcando todas las sombras nuevamente.
    Domith movió lentamente el dedo índice de la mano derecha hacia atrás, haciendo que una sombra en forma de púa se levantara a espaldas de su enemigo.
    — ¿Arrepentido? No.
    La sombra atacó al chico, pero éste rápidamente y sin mirar hacia atrás, saltó por encima de Domith, quedando mirando su espalda.
    —Creo que tu plan ha fallado, pequeño estúpido.
    —Ese no era el plan…
    De repente, a la lejanía, el chico observó un destello de luz, y milésimas de segundo después, un objeto a una velocidad tan grande que no pudo esquivar. Era una flecha, y había impactado justo en el centro de su cristal, haciéndolo estallar en mil pedazos.
    — ¿¡Qué demonios!?
    Con una sonrisa, Domith se levantó, y mirando al chico a los ojos, le dijo:
    —No son necesarios los poderes, habilidades especiales, ni nada de eso para salir victoriosos. Simplemente con entender al otro… ¡se puede ganar!
    Luego de decir eso, el chico ardió vorazmente en llamas azules, para luego desaparecer, dejando nada más que cenizas.
    Con la policía atónita alrededor suyo, Domith se acercó a Anthony, que estaba boca abajo sin poder moverse. Lo dio vuelta, y dejó que los rayos del sol entraran por su ojo rojo. La energía empezó a fluir, los latidos comenzaron a acelerar y Anthony volvió en sí.
    — ¿¡Qué pasó!? -Dijo Anthony, levantándose bruscamente - ¿¡Dónde está ese estúpido!? ¡Lo haré pedazos!
    —No te preocupes. Ya fue derrotado.
    — ¿Eh? ¿Derrotado? ¿Tú lo hiciste?
    —No…Fue Angélica.
    Los ojos de Anthony se abrieron y una expresión de sorpresa apareció en su rostro.
    — ¿¡Angélica!? ¿¡Cómo pasó!? ¿¡Cuánto tiempo estuve dormido!?
    —Oye… Mejor hablamos de esto en otro lado.
    Al mirar a su alrededor, los dos notaron que estaban rodeados de policías.
    —Sí, tienes razón.
    Se levantaron, Domith entró en la sombra de Anthony, éste giro su pie y se fue a una velocidad tan grande que ninguno de los policías logró ver con exactitud cuál fue su dirección.
    Angélica ya se había alejado del lugar, la gente curiosa la pasaba por al lado, queriendo ver que había sucedido, cuando escuchó una voz detrás suyo.
    —Angélica…
    Angélica se dio vuelta. Era Anthony, llevaba su capa doblada en su mano y el parche ya puesto, aunque con su ropa muy sucia y tenía pequeñas magulladuras en todo el cuerpo. A su lado, estaba Domith, en igual estado que el otro.
    — ¡Anthony! ¿Ya estás mejor?
    —Sí, salí bastante herido porque no tenía mis poderes, pero ahora estoy bien gracias a la luz del sol.
    —Claro. Aunque no me hubieran dicho nada, pude darme cuenta de que necesitaban el sol para usar sus poderes. Puedo entender el porqué de Domith, ya que usa las sombras, pero, ¿y tú?
    —Eso es algo para contar en otra ocasión. Ahora, debo darte las gracias.
    — ¿Eh? –Dijo Angélica sorprendida.
    —Dudé de tus capacidades, y realmente lo siento. Aunque en parte era porque no quería que salieras lastimada, admito que dude de ti. Nos has salvado la vida hoy. Y por eso quiero pedirte algo –Anthony extendió la mano - ¿Quisieras unírtenos en nuestra lucha?
    Angélica no sabía que decir. No había pensado que Anthony pudiera tener un lado como ese, jamás pensó que sería capaz de pedirle perdón de esa manera.
    —Yo sé que es algo raro –continuó Anthony -, que apenas nos conocemos, que de la nada te pida algo que necesita mucha meditación para decidir, pero-
    —Si quiero –dijo instantáneamente Angélica -. Estoy decidida a luchar con ustedes. Hoy he visto que además de tu lado egoísta, la causa por la que luchas es realmente buena. ¡Por eso quiero ayudarlos!
    Dicho esto Angélica estrechó la mano de Anthony.
    —Sé que nos llevaremos todos muy bien –dijo Domith.
    — ¡Claro que sí! –Dijo Angélica.
    Anthony solo sonrió, pues aún había algo que daba vueltas en su cabeza. Eran esas palabras que el chico de Pandrob dijo, que solo el pudo escuchar:
    — Ese ojo tuyo…es muy parecido al del chico que vi hace unos meses.
     
    Última edición: 12 Octubre 2014
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    Florentina

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    Hola.

    Buena continuación. Han dejado una buena incógnita, ademas que la historia avanza excelente. Ya quiero saber que pasará con los tres chicos y saber mas sobre Prebis y Pandorb, espero que no tarden mucho.

    La narración sigue excelente, me gusta como describen las escenas y la pelea me ha emocionado mucho.

    Atte: Io xD
     
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    Ashirogi Muto

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    Gracias! Mashiro tiene que estudiar últimamente así que nos retrasaremos un poco, pero no es nada más que unos pocos días. Te avisaremos cuando publiquemos el próximo capítulo ^^ -Takagi-
     
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    *Kurayami*

    *Kurayami* Usuario común

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    De verdad te gusta el suspenso... no puedo olvidar la última oración, ¿Por qué significaría problemas?
    Me alegra mucho que todo haya salido bien, pero me causa más curiosidad eso del pacto entre ellos, ¿De verdad Domith sacrificó la mitad de su vida? Espero la continuación n...n me gusta entrar en detalles, que bueno que se puedan llevar bien y ahora formar parte del mismo equipo *---*!
     
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    Ashirogi Muto

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    Gracias por tu opinión! Esos problemas que podría llegar a traer se descubrirán dentro de unos pocos capítulos :3 Te avisaremos cuando publiquemos el próximo -Takagi-
     
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    Ashirogi Muto

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    Sombras del Corazón
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Acción/Épica
    Total de capítulos:
    9
     
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    1156
    Capítulo 7: Cicatrices que no sanan
    Nubes de tormenta se formaban en el cielo, todos estaban reunidos, padres y alumnos, celebrando otro año escolar finalizado. La fiesta era en un descampado en un club privado de Sunderland, y allí, entre toda la multitud, se encontraba Anthony, algo confundido, pero extrañamente familiarizado con todo lo que lo rodeaba.
    A todo el que lo saludaba él respondía, no entendía donde se encontraba, pero se sentía cómodo entre la multitud, simplemente se dejaba llevar por el ambiente de cariño y felicidad, hasta que una silueta extremadamente familiar se acercó.
    —Anthony, querido, vamos a tomarnos todos juntos la foto.
    Era una mujer. El no podía ver su rostro, pero inconscientemente contestó:
    —Sí, mamá…
    En cuestión de minutos, ya se habían agrupado todos los presentes para la foto, los mayores con sus vasos de licor, y algunos chicos con simplemente una copa vacía, agitándola en el aire.
    — ¡A la cuenta de tres sonrían todos! –Dijo el fotógrafo.
    —Estamos orgullosos de ti –Dijo una voz masculina, detrás de Anthony.
    Rápidamente se giro, y observo a un hombre muy alto, al que tampoco podía ver el rostro, pero al que también llamo inconscientemente: papá…
    —Ahí va -dijo el fotógrafo-, uno…dos… ¡tres!
    En el momento que la cámara disparo el flash, una fuerte luz azul ingresó por las ventanas del lado sur del salón, iluminando todo y segando a los allí presentes por algunos segundos. Momentos después, la luz cesó.
    — ¿Qué ha sido eso? –Se preguntaban algunos.
    — ¿Un rayo? –Se preguntaban otros.
    —Es imposible, un rayo no podría haber producido semejante luz -respondió uno de los padres- además, ¿dónde está el trueno? ¡No se ha escuchado nada!
    De repente, todos se callaron y quedaron inmóviles, pues, silenciosa como el viento, una gran silueta se asomaba por la ventana.
    Era algo semejante a un gran zorro, de aproximadamente 5 metros de largo, aunque con unos ojos muy pequeños, se notaba el esfuerzo que hacía para distinguir a las personas dentro.
    Todos estaban mudos, del más mayor hasta el más joven, nadie se atrevía a mover una sola extremidad. Aunque nadie entendía que era eso o que estaba pasando, el simple hecho de ver de ver algo tan monstruoso, algo jamás visto por los ojos de ninguno de los individuos dentro del salón, los hacía inmovilizar a todos del terror.
    Pasados algunos minutos, la criatura se alejó y desapareció en la obscuridad de la noche. Todas las personas comenzaron a asomarse a la ventana y a sudar.
    — ¿¡Qué mierda era eso!?
    — No lo sabemos, pero será mejor llamar la policía o algo.
    Anthony, sumando la extraña sensación que le provocaba ese lugar y el acontecimiento recién ocurrido, comenzó a sentir frío, y se recostó contra el marco de la ventana opuesta a la que todos estaban mirando.
    — ¿En dónde…mierda estoy? –Se preguntó para sí.
    Quiso despejar su mente un poco, así que se dio vuelta para abrir la ventana y ventilarse, pero el resultado fue lo contrario, pues al otro lado del cristal, estaba la gigantesca cabeza del zorro, observándolo y empañando el vidrio con su aliento.
    Casi involuntariamente, Anthony se arrojó hacia un costado, y con un brusco salto, la criatura rompió la ventana e ingresó al salón.
    La bestia comenzó a atacar a todo el que lograba divisar con sus diminutos ojos, desgarrando la carne, arrancando extremidades, derramando sangre, era un frenesí de sufrimiento para los ojos de Anthony, que observaba, tirado en el piso, como se devoraba a todos los que por alguna extraña razón, el identificaba como “seres queridos”.
    Anthony cerró sus ojos, aunque todo pasó en no más de 5 minutos, el rápidamente había asumido todo: esto era real, y tarde o temprano iba a ser su turno de estar entre las mandíbulas de esa terrible cosa.
    Se acurruco en el piso y no hizo más que llorar, hasta que una voz desgarró sus oídos:
    — ¡Noooooo! –Gritó desesperada una mujer.
    Anthony se levanto enseguida, y observó al monstruo, parado enfrente a la mujer que había llamado “mamá” hace unos momentos, y a su lado, el hombre que lo había felicitado, al que también había llamado, papá.
    Con cada milímetro de su cuerpo temblando, pero aún así sin pensárselo dos veces, Anthony comenzó a correr hacia la bestia. No sabía que iba a hacer cuando estuviera frente a ella, pero algo tenía claro: haría lo que fuera para salvar a esas dos personas, sin saber porque, pero dentro de él sentía que eran muy importantes y no las dejaría morir así como así.
    Anthony corrió y se abalanzó tontamente sobre la criatura.
    — ¡Anthony! ¡No! –Gritó el hombre.
    La bestia se dio vuelta y observó al chico, y como si nada, lanzó un zarpazo con sus garras y abrió el pecho de Anthony, que cayó al suelo.
    — ¡No! ¡No! –Gritaba la mujer.
    Intentó llegar hasta el cuerpo del chico, pero la bestia se interpuso, posicionándose frente a ella.
    —Mierda –pensaba Anthony- , ¿qué demonios está pasando? No sé donde estoy, ni quienes son todas estas personas, ni que es esa cosa, pero…
    Comenzó a escuchar como la criatura comenzaba a devorarse a esas dos personas. La carne desgarrándose, y las gotas manchando el piso, parecían que cada vez hacían más eco en su cabeza. Una lágrima comenzó a correr por su mejilla.
    —…pero, aún así, yo quiero protegerlos, se que por alguna razón son importante para mí, y no pude hacer nada.
    Comenzó a ver todo más borroso y a escuchar mas distorsionado, sus latidos disminuían y se la hacía difícil respirar.
    — Lo siento…mamá…papá…
    De repente, comenzó a escuchar una voz en su cabeza.
    —Anthony…Anthony… por favor…despierta…Anthony… ¡Anthony!
    Se sobresaltó, abrió los ojos, la luz que entraba por la ventana lo obligó a cerrarlos de nuevo. Miró a su derecha.
    —Vaya, ya me estabas asustando – Dijo Domith, que estaba en una silla, sentado a su lado
    — ¿Qué…demonios…?
    Comenzó a mirar a su alrededor, estaba en su cuarto, sentado en la cama, sudando.
    —Acaso, eso era…-Se preguntó.
    —Sí –respondió Domith-, estabas teniendo una pesadilla. Pensé dejar que siguieras durmiendo, pero decidí despertarte cuando comenzaste a gritar.
    Los ojos de Anthony se abrieron.
    — ¿Y qué estaba gritando? –Preguntó rápidamente.
    —Mamá...y… papá.
    Hubo un gran silencio que envolvió todo durante algunos segundos.
    —Bueno, el desayuno está listo –Dijo Domith -, vístete y baja, Angélica prometió pasarte a buscar para ir a la escuela, y espero que estés de buen humor, pues dijo que hoy iba a presentarte a sus amigos, ¡desde nuestra última pelea has estado muy encerrado en tu propio mundo, debes abrirte!
    —Está bien…ahora bajo.
    Domith se retiró del cuarto, Anthony recostó su cabeza sobre la almohada y observó el techo. Estiro la mano, como tratando de alcanzarlo, cerró el puño, lo apoyo sobre su pecho y dijo en voz baja:
    —Mamá, papá…prometo salvar a todos, para que no tengan un final parecido al suyo.
     
    Última edición: 12 Octubre 2014
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    Florentina

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    Anthony TnT


    Disculpen que leyera hasta ahora, pero tenía rato sin pasarme por aquí.

    Antes que nada déjenme felicitarlos, su fic realmente me encanta y debo decir que hacen que me adentre más en su fantástica temática, me da mucha lástima la forma en que Anthony perdió a sus padres, pobre, no pudo salvarlos, los vio morir QnQ

    Espero que pronto suban la continuación y si pueden me avisen :)

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    Ashirogi Muto

    Ashirogi Muto Iniciado

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    Sombras del Corazón
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    1133
    Capítulo 8: Empezando de nuevo

    Luego de desayunar, los dos chicos estaban listos para encaminarse hacia la escuela.

    —Oye — Dijo Domith-, Angélica dijo que hoy iba a presentarte a sus amigos, ¿no estás algo nervioso?

    — ¿Yo? — Dijo Anthony, que aún pensaba en el sueño de anoche, aunque en menor medida-. Claro que no.

    — Solo te pido que seas amigable. Te conozco muy bien y se como reaccionas cuando algo no te gusta.

    — ¿Por qué te importa tanto? Al fin y al cabo Angélica me los va a presentar a mí, no a ti.

    Esta última palabra golpeó a Domith como si se tratara de una pared, apretó los puños levemente.

    — Yo, solo quiero ayudarte —Luego de decir esto, miró hacia otro lado, evitando la mirada de Anthony-, desde que estoy en este mundo solo he podido relacionarme contigo, y ahora con Angélica, pero llevo más de un año sin hablar con nadie más— Suspiró-. A veces, me siento muy solo.

    Anthony se quedó observándolo por algunos segundos.

    —Yo sé que es duro para ti —Dijo-, pero también lo es para mí. Esto se trata de salvar a la humanidad. Ya me involucré mucho con Angélica, no quiero involucrar a nadie más en esto. No creas que me relacionaré mucho con la gente de esta ciudad, quiero concentrarme lo más que pueda en lo que debemos hacer.

    Domith asintió lentamente, pero no dijo nada.

    —Vamos — Continuó Anthony, mientras daba un paso adelante y lo golpeaba amistosamente en el brazo-, no te sientas mal, me tienes a mí.

    —Qué desgracia — Dijo el otro chico en tono de broma, mientras se reía y le devolvía el golpe.

    Repentinamente llamaron a la puerta.

    —Debe ser Angélica— Anthony.

    Domith ingresó en su sombra, él tomó su mochila y abrió la puerta. Angélica estaba parada afuera.

    —Hola Anthony, y… ¿Domith?

    —Aquí estoy— Dijo el chico desde las sombras, su voz parecía formar eco en las cabezas de los otros dos cada vez que hablaba.

    —Hola Domith — Respondió la chica-. ¿Están listos?

    —Sí — Respondió esta vez Anthony, mientras cerraba la puerta detrás de él-. En marcha.

    Los dos chicos, junto con Domith, emprendieron el camino hacia la escuela. Intercambiaban algunas frases, y Angélica no se terminaba de acostumbrar a escuchar la voz de Domith retumbar en su cabeza.

    —Veo que ya casi estas curado del todo— Le dijo Angélica a Anthony, observando el cuerpo del chico-, solo tienes unos pequeños cortes y moretones.

    —Por suerte sí— Respondió Anthony-, no quedo mucho daño superficial al terminar la pelea. Si alguien me pregunta diré que me caí en la calle.

    Caminaron otro trecho del camino totalmente en silencio, doblando a la izquierda, derecha, otra vez derecha, hasta que Angélica hizo una pregunta:

    —Oigan, ustedes me dijeron que habían pasado treinta criaturas de ese mundo, Pandrob, hacia el nuestro.

    —Sí — Contestaron los dos chicos al mismo tiempo.

    —Y que solo han logrado encontrar cinco en un año.

    —Seis con el de del otro día.

    —Entonces, ¿Cómo planean acabar con todos? Si siguen ese ritmo tardarán una eternidad y ellos ganarán.

    —No te preocupes por eso — Intervino Domith-. Desde que aparecieron, han estado reuniendo fuerzas cazando presas individualmente y haciendo pequeños alborotos, es por eso que nos fue difícil encontrarlos. Pero ahora que ya tienen la fuerza para atacar en masa, como vimos la otra vez, será más fácil encontrarlos.

    —No solo eso — Dijo Anthony repentinamente-. Al igual que Domith siente su presencia, ellos pueden sentir la nuestra. Ya no tendremos que buscar más, ya que ellos pronto tendrán suficiente fuerza.

    Se hizo un pequeño silencio.

    — ¿Suficiente fuerza para qué? —Preguntó Angelica, aunque, por malo que fuese, creía saber la respuesta.

    — Para que sean ellos los que vengan a nosotros — Dijo el chico de cabello blanco, con una expresión de emoción en el rostro.

    Las pocas manzanas que quedaban las recorrieron en completo silencio, hasta que éste fue inundado por las voces de los demás estudiantes que ingresaban a la escuela.

    —Bueno, debo irme — Dijo Angélica-, tengo que dejar unas cosas en el club de arquería, ¡en el descanso te presentaré a mis amigos!

    Angélica dio media vuelta y se alejó trotando lentamente, mientras su mochila al igual que su cabello se sacudía de un lado a otro. Anthony la despidió saludándola de lejos con la mano.

    Al ingresar su aula correspondiente, todos sus nuevos compañeros estaban hablando, riendo, algunos hacían algo de tarea que les quedaba pendiente, nada fuera de lugar.

    Mientras se dirigía a su pupitre, cruzó miradas con Sophie Belmont, la chica que intentó incluirlo a su “pandilla”, como Anthony la llamaba, que estaba sentada al fondo del aula. Ella hizo una mueca desinteresada y siguió hablando con su pintoresco grupo, mientras todas sus pulseras que llevaban hacían ruido al compas del movimiento de sus brazos.

    — Es verdad que ni siquiera la noté cuando llegué por primera vez — Pensó-, seguro el shock de ver a Angélica me impidió verla.

    No solo eso, si no que no había observado a sus compañeros de clase aún. Sin contar el receso en el que le explicó a Angélica la situación, había estado solo hora y media en la escuela, ya que luego luchó contra el hombre de las bombas.

    Comenzó a observar de esquina a esquina el lugar, viendo a cada uno de sus nuevos compañeros. Nadie se hacía notar demasiado, había pequeños grupos de 3 o 4 chicos y chicas, todos hablando tranquilamente. Excepto por el grupo de Sophie, sintió que todos los demás le caían bien. Sintió una sensación familiar, recordó sus momentos en su escuela en Sunderland, antes de aquel incidente que cambió su vida. Pero afortunadamente más que recuerdos tristes, el estar de nuevo en una escuela con gente “como el” lo hacía sentir bien.

    A él le gustaba ese lugar.

    Minutos más tarde, Angélica ingresó al aula al mismo tiempo que la campana de inicio de clases sonaba. Lo saludó desde lejos y se dirigió rápidamente a su pupitre. Hasta el momento nadie los había visto hablar ni en una ocasión, así que escucho algunos murmullos cercanos de sus compañeros.

    —Buenos días clase — Anunció el profesor mientras ingresaba al salón-, como habrán notado, ayer hubo una evacuación debido a un incidente en el centro del que no tengo mucho detalles, así que vamos a agilizar el progreso de la clase para no perder tiempo. A ver, señor Clapton, léanos el texto de la página 53.

    Anthony sacó su libro y lo abrió en esa página, pero no prestó mucha atención durante transcurría la clase, ya que algo se introdujo en sus pensamientos y allí se mantuvo durante toda una hora hasta que sonó el timbre del receso. Eran las palabras que aquel habitante de Pandrob le había dicho: “Ese ojo tuyo…es muy parecido al del chico que vi hace unos meses.”
     
    Última edición: 13 Octubre 2014
  18.  
    Ashirogi Muto

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    1302
    Capítulo 9: El pequeño Thomas

    No notó la campana del receso sino hasta que la mitad de sus nuevos compañeros se hallaban en el corredor. Esa frase que lo tenía pensativo se esfumó de un momento a otro cuando otra cosa ocupó su atención: había un chico mirándolo fijamente.

    Anthony estaba sentado en la segunda fila desde la puerta de ingreso y en la cuarta desde el escritorio del profesor, prácticamente en la mitad del salón.

    Tres pupitres delante de él, en la primera fila desde el escritorio, estaba esa persona que lo observaba sin quitarle los ojos de encima. Era pequeño, algo delgado y con pelo que le llegaría a los hombros si no fuera porque llevaba una vincha puesta, cosa que debe de estar regulada por las leyes de la escuela. Los dos mantuvieron contacto visual mientras el salón se iba vaciando. Anthony no notó a Sophie pasando a su lado mientras le echaba una mirada de desagrado. Ni siquiera noto a Angélica que se alejaba, algo apurada, tal vez porque tenía algo que hacer en el club de arquería.

    Los dos no dejaron de mirarse hasta que el aula quedó completamente vacía.

    A Anthony le incomodaba esa situación. Se preguntaba constantemente porque no dejaba de mirarlo.

    Repentinamente, el chico se paró sobre su silla, y comenzó a caminar sobre los pupitres en dirección hacia donde él se encontraba, moviendo los brazos exageradamente, como si intentara hacer equilibrio, o como si fuese un niño que simplemente iba jugando por la calle. Al llegar al pupitre anterior a donde se encontraba el portador del parche, se sentó en cuclillas en este.

    — Hola — Dijo el chico repentinamente.

    —H-Hola — Respondió Anthony, algo sorprendido por ese simple saludo.

    — Tú eres nuevo, ¿no?

    — Sí —Contestó de nuevo, con un tono en su voz que intentaba decir que esa respuesta era obvia.

    — Me llamo Thomas Doyle, mis amigos me dicen Tommy —El chico hizo una pequeña pausa —, bueno, mis viejos amigos quiero decir, los de mi pueblo—Anthony abrió un poco los ojos, el chico continuó hablando —. Yo también soy nuevo, solo que empecé a principios de este año. Soy de Clovelly. Mi padre y yo nos mudamos porque él decía que estaba arto de ese pueblito, pero a mí me gustaba mucho, allí estaban todos mis amigos…

    Anthony sintió una pequeña sensación de curiosidad.

    — ¿Acaso no tienes amigos aquí? —Preguntó.

    —No. Desde que llegue aquí no he hablado con mucha gente, ellos son muy diferentes a las personas de mi pueblo. Además no soy bueno en ningún deporte, ni muy inteligente, no sobresalgo en nada —Hizo otra pausa, luego continuó—. Ellos creen que soy raro.

    — ¿Raro?

    —Sí, no lo sé. Desde mi pupitre escucho murmullos y conversaciones sobre mí, la gente habla y parece que no les importase que yo los escuchara, y las cosas que dicen no son bonitas.

    — ¿Has intentado hablar con ellos?

    — Un grupo de chicos se acercó a hablarme el primer día, pero Sophie Belmont se interpuso.

    Anthony cerró los ojos y levantó las pestañas, por alguna razón eso no lo sorprendía.

    — Ella se puso delante de mí, con sus fieles “compañeros” detrás, y comenzó a decirme que mi aspecto no daba como para la reputación esta escuela, y estuvo alrededor de 5 minutos enumerando las razones por las que ella era mejor que yo y por las que debería volver por donde llegue. Yo salí corriendo y me encerré en el baño. Desde ese día nadie me habla y yo no he tenido el valor para hacerlo. No sé porque te estoy contando esto, nunca lo había hecho, pero creo que es porque de alguna forma estamos en una situación similar.

    El chico se quedó mirando a la nada, como si estuviera a punto de dejar salir algunas lágrimas.

    Anthony era un chico duro, incluso antes de perder a sus padres en aquel incidente cuando los habitantes de Pandrob lograron llegar a este mundo, pero ese chico, pequeño y débil, logró darle una pequeña sensación de lastima.

    — No te preocupes — Dijo Anthony, mientras se levantaba y pasaba a su lado, con las manos en los bolsillos y sin mirarlo —, yo seré tu amigo.

    El chico, llamado Thomas, giró la cabeza bruscamente hacia su nuevo compañero, luego de procesar por unos segundos lo que acababa de oír, pero el ya se había ido.


    Anthony marchó por los corredores, pidió a algunos chicos de años superiores indicaciones de donde se encontraban los baños, para luego llegar a este y comprobar que estaba vacío. Se apoyó sobre los lavamanos que se encontraban uno al lado del otro y se observó en el espejo.

    —Anthony —El chico de pelo blanco oyó una voz que hacía eco en su cabeza, era la voz de Domith —, ¿A qué te referiste con eso de “yo seré tu amigo”?

    — No lo sé — Se limitó a responder.

    Domith emergió de su sombra y se apoyó de espaldas al lavamanos, al lado de su amigo.

    — ¿No dijiste que no ibas a involucrarte con mas personas?

    —Sí…

    — ¿Entonces por qué dijiste eso?

    — No lo sé.

    —Anthony…

    — ¡No lo sé! — Gritó de repente Anthony, y luego de eso golpeó el lavamanos con la parte derecha del puño —. Solo, lo dije.

    En el rostro de Domith se dibujó una pequeña sonrisa.

    —Vaya, no puedo creer que la persona con la que hice equipo al llegar a este mundo ceda ante un pequeño niño, estas dejando ver tu lado sensible —Dijo en tono sarcástico.

    —Cállate —Respondió Anthony, al mismo tiempo que se sacaba el parche y dejaba ver su ojo rojo, carente de pupila, debido a que el sol no lo iluminaba directamente—, solo lo dije para que no se pusiera a llorar delante de mí.

    — Oh, ¿de verdad?

    Anthony no respondió, abrió el grifo, se lavó la cara y quedó observando su reflejo en el espejo.

    —Además—Dijo perdidamente—, yo me siento un poco como él.

    Domith se quedó observándolo, un poco pensativo.

    —Quizás no lo creas, pero antes de conocerte yo tenía amigos —Continuó Anthony en forma de broma, el otro chico lo golpeó en el brazo—, antes de tener este parche y el pelo blanco, culpa de nuestro pacto, yo tenía una vida completamente normal. Ahora, tengo que intentar alejarme de las personas y no involucrarlas. Al igual que tu y que Tommy, sea por la razón que sea, no podemos relacionarnos mucho con las demás personas.

    Hubo un momento de silencio, Anthony volvió a ponerse el parche y Domith ingresó a su sombra, entendiendo que estaba por marcharse de regreso al aula, pues la campana estaba por sonar.

    —Así que —Dijo Domith— ¿Le dices Tommy al chico?

    —Cállate — Respondió Anthony con una pequeña sonrisa, mientras entornaba el regreso a su salón de clases.


    Mientras Anthony, Domith y Angélica se encontraban en la escuela, algo estaba sucediendo a algunos kilómetros de allí, en un callejón de la zona oeste de la ciudad.

    Un pequeño perro se hallaba escarbando entre la basura algo que le pudiera servir de alimento, cuando repentinamente una figura se posicionó detrás de él. Esta llevaba en su mano derecho una especie de flauta, y al comenzar a tocarla, una extraña melodía comenzó a escucharse, y el perro quedo hipnotizado por estos dulce sonidos provenientes del peculiar ser.

    De un momento a otro, el perro agachó la cabeza, sintiendo un fuerte dolor en su zona estomacal, que luego comenzó a expandirse al resto de su cuerpo. El pequeño animal comenzó a agrandarse poco a poco, dejando mostrar sus garras que estaban creciendo a una manera extremadamente veloz, al igual que sus afilados colmillos, y ese suave ladrido que poseía comenzaba a volverse un grave sonido de sufrimiento. El ser siguió entonando esa rara combinación de notas, al mismo tiempo que una gran sonrisa maliciosa se dibujaba en su rostro.
     

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