1.  
    Pan-chan

    Pan-chan Fanático

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    Re: Sacrilegio

    Al fin, este fic es de mis favoritos sin duda alguna. me alegra que hayas decidido continuarlo por aqui.

    Me sorprende un poco la actitud de Sesshomaru hacia Kikyo, actua mas como un padre que como hermano, incluso pareciera que su amor hacia ella trasciende lo fraternal, o tal vez solo estoy imaginando cosas.

    Kikyo salio y vio la luz de sol, pero Yashae esta en una mision para obtener la perla de Shikon ¿La va a traicionar? ¿Kikyo morira? seguramente algo malo va a pasar, no puedo esperar al proximo capitulo. Gracias por continuarlo, chaito!!
     
  2.  
    Mononoke

    Mononoke Usuario común

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    Re: Sacrilegio

    OoO OH, ¡Sesshoumaru fue capaz de azotarla! Creí que iba a deternerse o por lo menos dudarlo ToT
    Nooo, y ahora que Kikyou conoció el día qué hará! Bueno, aunque lo imagino :D Pero exactamente que sucederá ahora que ha visto la hermosura del día xD
    Quiero más xD Seré paciente, con tal de que traigas nueva conti!! :D
    Hasta la proxima.
     
  3.  
    tempest

    tempest Entusiasta

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    Re: Sacrilegio

    Hola, definitivamente ame este capitulo. me encanto la prosa que utilizastes cuando aparece la luna. pero lo que más me intriga es la señora que cuida de yasha que parece que se trae algo entre manos. espero que lo continues pronto por que me has dejado intrigada
     
  4.  
    Ahome Dea

    Ahome Dea Usuario común

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    Sacrilegio
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    Re: Sacrilegio

    Hola! Tanto tiempo, no cabe duda que uno propone, Dios dispone llega el diablo y todo lo descompone -.- bueno, aca estoy de nuevo con una conti que sé que no me quedó como la primera pero traté de que quedara decente, espero que les guste, su nombre es "Secreto" ^-^

    Hikari Azura - Como siempre mi fiel lectora ^-^ me da gusto que te gustara la conti, siempre tienes muchas dudas, me encanta dejarte así. Sep, Sessho andará muy malo estos caps, muahahaha. La madre de miroku ha sido una títere de náraku estos últimos cien años y está proxima a reaparecer, pacieeeeencia. Y en cuanto a lo demás leeeeeee ^^

    Hate - Mi hermanita linda, como siempre al pendiente de mis fics, gracias ^^ Y noooo kaede no es hermana de Inuyasha, sino de Yashae =P. En cuanto a lo que Kikyou tiene que hacer, hoy te lo explica tu Miroku.

    Pan-chan - Pues sip, me animé a continualo pero tengo una sobrina desastroza T-T que me obliga a reescribirlo. Pero bueno, aca está la conti que espero te guste. Jiji no olvides el nombre del fic. Yashae es como un Inuyasha ^-^ no es malo. Am... el cielo es hermoso no crees? Jiji acá está el capi.

    Mononoke - Criatura... admiro tu paciencia u . u por lectoras como tú es que sigo escribiendo. Todas las duditas del cap pasado te las respondo en este ^^ espero te guste a pesar de que el tiempo pasa de manera algo rápida. Lo que sí la escencia de las situaciones está ahí y sé que las disfrutarás.

    tempest - Pues no fue pronto pero aca estoy con la conti. Y sip, esa mujer se trae cosas entre manos. Ahora que lo recuerdo tu eres fan de Kikyou verdad? ^-^ me alegra. Espero que el fic te siga gustando, que tiene muuuuuchas sorpresas.


    Bueno mis amores, aca les dejo la conti, espero que les guste.

    -------------------------------------------------------



    CAPÍTULO XI

    .~*Himitsu*~.





    Qué cálida la suave caricia del sol; era increíble el hermoso color del cielo. Cuántas ocasiones no había tratado de imaginar ese color tan hermoso que Miroku había tenido que describirle un millón de veces. Todo parecía un sueño, el sueño más dulce de su vida, conocer el día, conocer la luz que ninguno de los que poseía la sangre real Kuei Jin podía.

    Yashae seguía en sus pensamientos, por él había deseado tanto el poder enfrentarse al amanecer, así que iría a buscarlo, sí, eso haría.

    Guiada por la nitidez de sus recuerdos caminó al lugar en dónde durante la noche había sido atacada por ese ser, ahí su olfato la ayudaría a encontrar la esencia del joven.

    - Yashae… -susurró al llegar y no sentir su aroma-. Estoy segura de que este es el lugar –escanea con la mirada el derredor, no estaba equivocada, los árboles que el monstruo derribara seguían ahí, incluso la huella en el suelo que dejara el monstruo al caer las veces que Yashae lo atacara y la huella de la barrera que había creado para protegerlo.

    Su triste mirar se pierde en el vacío con la fija idea en su mente de encontrarlo, cierra los ojos, respira profundo… se sumerge en la multitud de olores que rodean el lugar, todo lo sentía diferente, no era igual para ella sentir los olores de la naturaleza rodeada del día, los tenues rayos de luz sobre la hierba y las hojas de los árboles hacían diferentes los aromas, todo la confundía. Su corazón sin embargo sólo pensaba en él, Yashae era lo único que le importaba, y entre los maravillosos aromas que ahora descubría sólo una esencia sacudió sus sentidos…

    - ¡Lo encontré! –sus ojos se llenaron de alegría y en sus labios se dibujó una sonrisa. Apenas y lograba distinguirla, era tan suave y casi se perdía.

    Echó a correr desesperada por el sendero que la guiaba hacia él, a medida que avanzaba los latidos de su corazón se aceleraban al sentirlo cerca. Por fin estuvo a unos cuantos metros de esa casita hecha de frágiles tablas de madera en donde esa esencia que amaba y hacía vibrar todo su ser se intensificaba. Con pasos temerosos y suaves se acerca, siente una esencia similar que no es la de Yashae sino la de alguien más que se encuentra con él y otra que le indica que alguien más vive ahí, pero que es tan baja que sabe que no se encuentra.

    - ¿Entro?... Pero hay otra persona, quizá no debería… ¡No! Llegué hasta aquí para verlo, y no me iré sin hacerlo.

    Decidida llega hasta el marco de la puerta que no tiene más que una gruesa piel de animal como cortina, sus finas manos la hacen a un lado para poder pasar, ve a una niña dormida en el quicio del pasillo que conduce a otra habitación.

    - Ésta pequeña huele como él… debe ser su hermana –pasa al lado de la pequeña, con sumo cuidado para no despertarla. Recoge un poco su vestido dejando ver sus blancas piernas para que no roce los brazos de la niña.

    Por fin, el limpio aroma de Yashae con esa intensidad que le dice que está ahí, entra a la habitación, el joven también duerme. Ella lo ve y siente una opresión en el pecho, sus heridas ya habían sido curadas pero ve que fueron demasiadas, corre hasta él y lo abraza de súbito provocando que el joven despierte exaltado.

    - ¡Pero qué! –más al ver esos largos y sedosos cabellos negros cubrir aquél pequeño cuerpo que se aferra al suyo con fuerza, su corazón parece detenerse-. ¿Es posible? Eres…
    - ¡Yashae! –dice levantando el rostro dejando ver esa carita tan linda con una expresión de dolor.
    - Kikyou hime –susurra mientras inevitablemente acaricia ese rostro tan bello.
    - Perdóname Yashae, por mi culpa estás así, perdóname por no ayudarte anoche, mi hermano me obligó a irme con él, perdóname por favor.
    - Pero… preciosa no te preocupes –le sonríe-. Estoy bien, lo que hice anoche lo volvería a hacer si te encontraras en peligro.
    - Yashae…
    - Lo que ahora me sorprende es… ¿qué estás haciendo aquí? Jamás nadie ha visto a la princesa del palacio, me dijiste que no te dejan salir, que te escapas por las noches.
    - Eso no importa Yashae, yo necesitaba verte, por ti me he enfrentado a la luz del sol, por ti Yashae, por ti.

    El joven no entendía sus palabras, la confusión lo llevaba a preguntarle la razón de esas palabras sin sentido pero algo que no esperaba hizo que olvidara sus intenciones, que olvidara todo para entregarse por completo a un instante que desde que la viera por vez primera había deseado, pero que casi podía jurar jamás sucedería.

    Kikyou sintió sus venas arder, algo dentro de ella le ordenó tomar entre sus manos el rostro del joven para luego guiarlo hacia el suyo. Sus corazones comenzaron a latir tan lentamente que podrían jurar se les detuvo en el momento en que sus labios se rozaron. Yashae abrió los ojos enormes, ella en cambio los cerró para disfrutar de esa mágica sensación jamás antes vivida; él después de unos segundos en que el shock no le permitiera moverse cerró los ojos lentamente, pasó sus dedos entre la melena de ella y con su otro brazo la jaló hacia él para sentarla en sus piernas, la abrazó y continuó besándola, besando a la Tennyo. Ella poco a poco comenzó a abrir más sus labios para dar paso al dulce néctar que la boca de Yashae le ofrecía y que parecía erizarle la piel, sus labios temblaban, su cuerpo se estremecía, él abrazándola acariciaba con una mano su espalda y con la otra su cabello, simplemente no podía creer que fuese real.

    Si por ellos hubiese sido jamás separan sus labios, era un momento tan mágico que habrían deseado conservarlo para siempre, sin embargo no era posible, el aire comenzaba a hacerles falta y lentamente fueron dejando morir ese mágico beso, el primero que daban por ambas partes.

    No sabían qué decir, sólo se miraban, los ojos de Kikyou volvieron a expresar tristeza, bajó la mirada, él tomó su rostro y la obligó a mirarle nuevamente, pegó su frente a la de ella clavando sus ojos oscuros en su triste mirar.

    - Gracias… Tennyo Hime –le dijo con un tono impregnado hasta el último decibel de ternura.

    Kikyou sonrió, él la seguía llamando Tennyo.

    - Yashae… yo… -ahora que había besado al joven estaba sin palabras.
    - No diga nada, hermosa Kikyou.
    - Tengo que hablar, Yashae tuve mucho miedo de que te pasara algo malo.
    - Yo tuve más miedo, pero miedo de perderte.
    - ¿Cómo dices?
    - Tuve miedo de que ese repugnante ser arrebatara de tu cuerpo la chispa divina que te obliga a abrir esos hermosos ojos que me cautivaron y que no los volviera a ver jamás.
    - Yashae…
    - Por eso rompí las reglas.

    Esa frase sacó de sí a Kikyou, ¿a qué se refería?.

    - Anoche me preguntaste algo, y te debo una respuesta.
    - ¿Te refieres a los poderes que usaste?
    - Garras de fuego. Es magia mezclada con mi sangre.
    - ¡¿Cómo?!
    - Kikyou… hay algo que tengo que decirte antes de que me obliguen a callar.
    - ¿Qué quieres decir con eso?
    - Esta casa en la que vivimos mi hermana y yo, pertenece a una mujer de nombre Urasúe. Cuando nuestros padres murieron mi hermana tenía apenas un año y yo no sabía qué hacer, esta mujer nos dio techo y comida a cambio de que yo me comprometiera a obedecerle en todo.
    - Yashae…
    - Que te conociera fue un milagro, pero el que lleves contigo el objeto que Urasúe quiere es una casualidad que no me agrada en lo más mínimo.

    Los ojos de Kikyou se crisparon.

    - Urasúe me ha estado entrenando para ser fuerte, hizo un hechizo a una herida que tengo que nunca se cierra, para que pudiera usar mi sangre como un arma. Esas son las garras de fuego que usé anoche, no eran otra cosa que navajas hechas de mi sangre. Ella me ha entrenado para robar a los Kuei Jin la perla de Shikon.
    - Acaso… ¿Acaso él lo sabía? ¿Por eso se acercó a mí? –su corazón se constriñó al pensar aquello.
    - Pero nunca ha dado con ellos, así que no he podido cumplir esa orden para que me libere ahora que he crecido y que me puedo valer por mí mismo. Sin embargo anoche me di cuenta que quien tiene ese objeto eres tú, tú y no los Kuei Jin.
    - No lo sabe –su alma volvió a su cuerpo.
    - Habría guardado silencio, no quiero que ella me obligue a nada, pero anoche en medio del delirio que me causó el dolor de las heridas se lo dije.
    - Yashae…
    - No tengas miedo, ni desconfíes de mí, yo no te haré daño, te lo juro, y ahora menos que nunca. Te lo he contado antes de que ella me pida silencio, y si me pide quitártela te juro que no lo haré, porque si la llevas tú, es por algo.
    - Yashae… -ella recuesta su cabeza en el fuerte pecho del joven.
    - Kikyou tú…
    - Dime.
    - ¿Quieres ser la mujer de este hombre humilde que no tiene nada que ofrecerte pero que jura trabajar siempre muy duro para ti?

    Kikyou no entendió sus palabras, sólo comprendió le pedía fuera su mujer, su mujer como lo era su madre de su padre.

    - No sabes el tiempo que mi corazón ha estado esperando un dueño, Yashae yo no necesito nada más que estar junto a ti.

    Los ojos del joven se llenaron de alegría, y en verdad no sabía cuánto tiempo Kikyou llevaba sola, sola sin tener a quien amar, si tan sólo lo hubiese imaginado su dicha no habría conocido límite.

    En el palacio mientras tanto, Miroku, sensible a los sonidos del día había escuchado ese grito que Kikyou lanzara. De inmediato se puso en pie, era imposible que Kikyou estuviese despierta a esa hora, sin embargo él conocía muy bien la rutina de los días y ese grito no encajaba, se dirigió a la habitación de Kikyou, apenas al entrar su corazón comenzó a latir a prisa, el ataúd de ella estaba abierto y se veía que no estaba en él.

    - ¡Kikyou! –dijo exaltado y salió corriendo hacia el jardín, que era el lugar al que se repetía una y otra vez debió ir primero.

    Podía sentir el aroma de ella, fresco entre la hierba.

    - Es imposible, ella no podría salir a esta hora, no puede ser.

    Comienza a seguir el aroma de ella, sudando frío a cada paso, era imposible, sencillamente imposible, cómo podía ser.

    - La casa de la bruja. ¿Qué hace Kikyou en la casa de la bruja Urasúe? –sus sentidos se habían perdido ya, Kikyou lo había confundido, ya estaba desorientado, no recordaba que era de día.

    Respetuoso siempre de los actos de Kikyou, muy a pesar de que le preocupase lo que hacía aguardó a que ella saliera, sin embargo eso no pasaba y a lo lejos sintió el aroma de la anciana que se acercaba.

    - No puedo esperar más –entró a la casa a buscarla-. ¡Kikyou!

    Apenas escuchó su nombre dio un salto del susto, Yashae también estaba temeroso de que la reprendieran por causa suya.

    - Miroku yo…
    - Tienes mucho que explicarme linda, pero será después. Es peligroso que estés al alcance de Urasúe, ella se acerca, vámonos.
    - Me tengo que ir Yashae –le dijo dulce.
    - Descuida, lo comprendo.
    - Vendré a verte de nuevo esta noche.

    Marchó con Miroku dejando a un Yashae con el corazón emocionado. Y apenas se hubieron marchado la anciana llegó.

    - ¡Despierta Kaede! No es hora de estar durmiendo.

    La pequeña se incorpora inmediatamente.

    - Lo siento mi señora.
    - Tu hermano, ¿sigue dormido?
    - Sí mi señora, aun duerme.

    La mujer se dirigió a la habitación.

    - ¡Despierta!
    - ¿Qué pasa? –Yashae fingió despertar.
    - Pronto estarás recuperado, así que presta atención. Primero que nada, ni una palabra a la princesa Taisho de que estoy en busca de la Shikon no Tama.
    - Ni una palabra. Menos mal que ya se lo he contado, de lo contrario…
    - Siendo que no son los Kuei Jin quienes tienen la perla sino ellos, los planes cambian. No será necesario usar violencia, simplemente enamorarás a la princesa y luego, cuando ya tenga plena confianza en ti se la pedirás y me la entregarás.
    - ¿Usted quiere que yo le robe la perla?
    - Si se niega a dártela lo harás.
    - Lo que me pide es…
    - Es poco para todo lo que les he dado a ti y a tu hermana.

    Yashae guardó silencio, sabía que no haría tal cosa, pero se sentía impotente al no poder revelarse ante Urasúe.

    En el bosque mientras tanto, una Kikyou con cara traviesa se divertía ante la estupefacción de Miroku.

    - ¡¿Pero es que tú?! ¡¿Cómo rayos?!
    - Tranquilo, haber mira, te explico…

    Miroku no podía creer la historia de Kikyou, de no ser porque la veía ahí, casi a medio día es que lo aceptaba, si ella se lo cuenta antes para nada la deja arriesgarse a probar y mucho menos le cree, la habría tomado a loca.

    - Pero tengo dudas Miroku, la luna dijo algunas cosas que no entendí.
    - Sí, y aun así saliste, eres una imprudente, si no llego estarías en grave peligro.
    - No entiendo.
    - La luna dijo “yo no soy la luz, yo también vivo rodeada de sombras, el sol me regala de su luz para brillar, no soy más fuerte que él, y él… él es el enemigo de tu raza, contra él no puedo luchar”.
    - Sigo sin entender.
    - Kikyou, los Kuei Jin no pueden salir a la luz del día porque el sol los asesina, los convierte en cenizas.
    - Cenizas…
    - Sí Kikyou, cenizas. La luna te advierte que te cuides del sol cuando sus ojos todo lo ven, o sea, cuando está en el punto más alto.
    - Miroku yo no sé de eso.
    - El medio día, el sol está en la parte más alta y casi en ningún lugar hay sombras, es ese el momento en el que no puedes estar fuera porque morirás.
    - ¿Moriré?
    - La protección de la luna es débil, a esa hora el sol es más fuerte, sólo a esa hora debes esconderte. Saldrás nuevamente cuando el sol comience a descender.
    - ¿Pero no es mucho tiempo?
    - No, no lo es, pero tienes que cuidarte. No actúes a la ligera, y ahora vamos a casa, la hora se acerca.

    Estaba feliz, Miroku la veía azorado, era la primera vez que veía a Kikyou sonreír de esa manera, su sonrisa irradiaba, era como ver los rayos del sol colando su luz entre las sakuras, eso se decía. Kikyou no pensaba en nada más que en que el tiempo pasara rápido para poder ir a ver a Yashae.

    Miroku la acompañó hasta su habitación.

    - Muchas gracias –le dijo ella. Miroku no comprendió.
    - ¿Por qué agradeces?
    - Por ser mi amigo –sus palabras robaron a Miroku una sonrisa.
    - Siempre bonita.

    Ella se disponía a acostarse, tomó su cabello entre sus manos, le dio un par de giros y lo acomodó hacia el frente dejando descubierta su espalda, donde el escote de su vestido permitió a Miroku ver una marca que lo llenó de ira.

    - ¡Qué te pasó ahí! –exclamó muy molesto.
    - Yo… -por temor a un enfrentamiento entre él y Sesshoumaru Kikyou no le había comentado lo que le había hecho-. No es nada, un rasguño que debí hacerme con alguna rama.
    - Rasguño… -dijo en un tono de ironía que no dejaba ni así esconder su molestia-. Kikyou no soy estúpido, reconocería esa marca donde fuese. Es veneno.
    - Miroku es que…
    - Sesshoumaru me las pagará.
    - No, él no me hizo nada.
    - Kikyou esa marca es de un azote, y claramente puedo ver tu piel envenenada. A ti ningún ser puede marcarte así. Podrían matarte, pero en tu cuerpo no quedaría huella, eres una Kuei Jin, y sólo otro Kuei Jin puede lastimarte de esa manera, y por si fuera poco en esta familia el único que en sus ataques puede dejar veneno es Sesshoumaru, así que no quieras verme la cara.

    Kikyou guardó silencio.

    - ¿Por qué no me lo dijiste?
    - Porque no quiero que te enfrentes a Sesshoumaru. Te puede lastimar.
    - Kikyou no soy tan débil como crees.
    - No es eso, pero Sesshoumaru es mi hermano, tampoco quiero que lo lastimes.
    - ¿Y él sí tiene el derecho de lastimarte así?
    - Sólo quería protegerme. Anoche cuando me atacó el monstruo él llegó a ayudarme, entonces yo me negué a volver a casa y me obligó dándome un latigazo que me dejó paralizada.
    - La potencia de su veneno –murmuró.
    - No lo hizo por lastimarme, eso te lo puedo jurar Miroku.
    - ¿Qué harás Kikyou? ¿Le dirás de tu habilidad de caminar en el día?
    - ¡No!

    Miroku sonrió.

    - Por supuesto que no. Al fin podré ser libre, podré caminar sin que esté pegado a mí como una sombra, al fin Miroku, al fin.
    - Eso supuse. Entonces te recomiendo que al rato no vayas a ver a Yashae.
    - Pero le dije que iría…
    - Yo iré en tu lugar y le explicaré que no puedes ir, que lo verás mañana.
    - ¡Gracias! –dijo dándole un abrazo.
    - No hay que levantar sospechas ante Sesshoumaru, que si vuelve a tocarte un solo cabello soy capaz de sacarlo al sol mientras duerme.
    - Miroku qué cosas dices.
    - Anda preciosa, duerme, duerme que yo cuidaré de ti.

    Kikyou se recostó en su ataúd y Miroku lo cerró. Ella no tardó en quedar profundamente dormida, por vez primera tenía ilusiones y esperanzas, esas mágicas sensaciones inundaban sus sueños, su alma estaba sintiéndose viva, toda ella se sentía una sola con el mundo. Esas emociones de su ser no podían pasar desapercibidas por la Shikon no Tama.

    Destellos violáceos escapaban por las diminutas fisuras que se creaban entre el ataúd y su tapa, y ella, ella dentro de él nadaba en luz violácea, casi rosa, rosa como sus sueños. La energía de la perla se intensificaba, muchos seres podían sentirla y se acercaban peligrosamente al palacio. Demasiados seres la sentían ahora…

    - Malditos Kuei Jin… Se escondieron por mucho tiempo, pero va siendo hora de su final, una vez tenga en mi poder la perla los aniquilaré –su risa chillona se hace presente mientras lentamente se aleja, casi puede saborear el poder que emana de la Shikon no Tama.

    El día transcurre… lentamente la tarde se asoma, y con las primeras sombras de la noche Sesshoumaru despierta, observa a su padre marchar, a su madre y Sonomi despedirlo, sin embargo no ve a Kikyou. Sin que las mujeres su tío o Miroku se percaten va a la habitación de Kikyou. Ella apenas comenzaba a despertar y al verlo entrar sus ojos miraron a Sesshoumaru por vez primera con seriedad.

    - Creí que seguías dormida –dijo en un tono de voz que guardaba un poco de nerviosismo.
    - Tu veneno es fuerte, pero yo lo soy también –le respondió con la misma seriedad de su mirada.

    Era la primera vez que la voz de su hermana sonaba tan hueca para con él, Sesshoumaru sintió su pecho oprimirse.

    - Quiero disculparme contigo, no debí golpearte.
    - Cierto, no debiste –dice mientras se pone en pie.

    Sesshoumaru se le acerca al ver la marca en su espalda.

    - El veneno aun sigue lastimándote –dice tristemente.
    - Duele un poco, pero no es nada, ya pasará –su voz sonó más serena.
    - Desnuda tu espalda.

    Kikyou lo miró desconcertada y un poco temerosa.

    - ¿Por qué me vez así? Sólo quiero curar el veneno, además soy tu hermano.
    - No hace falta, está bien así –giró su rostro y se disponía a salir.

    Sesshoumaru la tomó de la mano.

    - Déjame curarte, sé lo doloroso que es mi veneno, por favor permíteme remediar un poco de la mala impresión que sé ahora tienes de mí.
    - E… está bien.

    Ella bajó lentamente las mangas de su vestido, este quedó detenido en sus caderas dejando ver a Sesshoumaru su esbelta figura. Ella cubría sus pechos con sus brazos y se inclinó sobre el ataúd para que Sesshoumaru curase su herida. Él no pudo evitar asombrarse ante la poca belleza que pudo admirar en el cuerpo de su hermana, siempre había sabido que era hermosa, pero apreciar parte de su desnudez lo hizo embelesarse. Su piel color perla era tan hermosa, parecía resplandecer, las curvas de su cuerpo eran difíciles de esconder.

    Enterró ligeramente sus garras en la marca del latigazo que le diera, qué pesar para él haber lastimado el cuerpo tan hermoso de su hermana, lentamente el veneno desaparecía, Kikyou pudo sentirlo.

    - ¿Cómo lo haces? –preguntó curiosa. Sesshoumaru adoraba ese tono en ella.
    - Mis garras absorben nuevamente el veneno, una vez termine, la marca se quitará. No quedará rastro alguno en tu hermosa piel.

    Kikyou no dijo nada. Sesshoumaru terminó de absorber el veneno, y colocó su mano extendida en la espalda de ella, sentía la suavidad de su piel, hizo que Kikyou girara hacia él, ella seguía cubriendo sus pechos con sus brazos, él tuvo el impulso de hacer que los quitara, sin embargo sólo sonrió, y la abrazó. Acarició su espalda, desde la nuca hasta sus caderas, quería empapar sus manos de la piel de Kikyou.

    - Te quiero hermana -le susurró, le dio un beso en la frente y salió de su habitación.

    Kikyou quedó pensativa… miles de preguntas se formaban en su mente. Cubrió su cuerpo nuevamente y se dirigió a buscar a Miroku.

    - ¿Viste a Yashae? –le preguntó apenas lo encontró.
    - Sí, justo vengo de verlo, le dije que irás a verlo al amanecer. Dice que Urasúe se va siempre en las mañanas a buscar hierbas, así que a esa hora podrás ir a verlo.
    - Muchas gracias Miroku.
    - ¿Ya viste hoy a Sesshoumaru?
    - Sí, me curó la espalda, ya no tengo marca.
    - Bueno, me alegra.

    Sesshoumaru mientras tanto se encontraba caminando por el bosque, pensando muchas cosas.

    - Es hermosa, Kikyou es hermosa. Soy afortunado de tener una hermana tan bella –entre sus pensamientos se pierde hasta pensar algo diferente-. Hace más de cien años que no estoy con una hembra, empiezo a tener la necesidad –y a su mente llega el recuerdo…


    - ¿Qué crees que estás haciendo? Se lo diré a tu padre.
    - ¿Qué? ¿Te duele porque la consideras de tu especie? O no, tal vez tengas miedo de que mezcle mi sangre con la de esta basura. Si es eso no te preocupes, en luna llena un vampiro no puede engendrar, la luz de la luna sabes que nos resta poder. Además, no dejé mi semilla dentro de ella.
    - ¿Cómo puedes ser tan cínico? Sí, nos alimentamos de esas criaturas, pero no debes mancillarlas de esa manera. Es una mujer.
    - Mmm, ya sabía que no podías ser consciente. Lo que pasa contigo es que la consideras de tu especie. No. No es una mujer, es sólo una mocosa que no termina de crecer aun. Pero sabes, ella sí será una mujer un día, después de esta noche al saberla usada, todos la tomaran a su antojo como si de un objeto se tratase hasta que la harán parir un hijo. Y entonces sí será una mujer. A sus escasos... ¿qué serán? ¿veinte años? Mientras que tú, la vampiro que mi padre prefirió por esposa antes que a mi madre, en tus quinientos años de vida, en los trescientos al lado de mi padre, no has logrado darle un hijo. Si serás basura, eres como los humanos, no sirves para nada.
    - Eres... un...
    - Ha, y ni te atrevas a acusarme con mi padre, no de la mujer, porque entenderá que como hombre que soy, necesito descargar mis deseos en una mujer, y en ausencia de más mujeres vampiro aquí, he de hacerlo con esas basuras. De lo que acabo de decirte... ni una palabra. Si es que no quieres un día amanecer convertida en cenizas.


    Un sonido de ironía escapó de su garganta antes de murmurar…

    - Sonomi… ignoraba que en ese momento en tus entrañas mi adoración ya se encontraba con vida. He de agradecerte siempre la vida de Kikyou, siempre te tendré respeto por haber traído al mundo a la mujer que es todo para mí.

    Su caminar se detiene al sentir el aroma de su hermana rondando cerca, se dirige hacia ella, la encuentra sentada al pie de un gran árbol.

    - ¿Qué haces? –dice al tiempo que se sienta a su lado.
    - Observo las estrellas. Son tan hermosas…
    - Sí, lo son.
    - Sesshoumaru, háblame de lo que sabes.
    - ¿Cómo?
    - Sí, como cuando era niña. Cuéntame de cómo vivían antes de mí, de cómo era todo antes de que naciera, cuéntame otra vez de mi nacimiento, quiero que me trates como antes.
    - No entiendo por qué lo dices así.
    - Porque antes me enseñabas el mundo, no me escondías de él. Antes alimentabas a mi curiosidad contándome todo lo que yo no conocía, me invitabas a vivir, ahora pareciera que quieres encerrarme, ahogarme… matarme en vida.
    - No he querido hacerte sentir así, sólo quiero protegerte, nada más.
    - Estemos más tiempo juntos, como antes, hablemos mucho hermano, mucho.

    Sesshoumaru se sintió feliz de escuchar aquellas palabras. Estuvo con ella toda la noche, y cuando la mañana se veía nacer…

    - Es tiempo de volver.

    Todos en el palacio se dispusieron a dormir, menos ella, quien apenas no oyó ruido alguno salió a ver nuevamente la luz del día y con rumbo a casa de Yashae.

    Los días comienzan a transcurrir, Kikyou visita al amanecer a Yashae, día tras día, se ahoga en sus besos, y regresa a casa antes del medio día a dormir, para despertar casi a la media noche e irse a platicar con Sesshoumaru, uno que otro día sale con Miroku para contarle cómo va su romance con Yashae, Miroku se siente feliz por ella.

    Kikyou se siente bien, ha recuperado su vieja relación con su hermano y ahora puede ser libre de ver a Yashae sin que nadie la descubra.

    Tuvo que transcurrir un mes para que Yashae se recuperara por completo, ese día quedaron de verse en el manantial en donde se conocieron. Aunque a Yashae no le agradaba recuperarse, eso significaba que ya no podía darle largas a Urasúe, debía comenzar con “el plan” para robar la perla.

    - Quiero que hoy vayas a buscar a la princesa y comiences con lo que te dije.
    - No me parece correcto.
    - No estoy pidiendo tu opinión. Lo harás y punto.
    - ¡Maldición! Sería tan fácil si fueran los Kuei Jin quienes tuvieran la perla. ¿Por qué debe de llevarla Kikyou?

    Mientras tanto, en el palacio.

    - ¿Kikyou estás segura?
    - Claro que sí Miroku. Lo amo.

    Sin ella percatarse alguien la había escuchado.

    - Debe ser un error, es absurdo.

    - Se lo diré, confío en él -Kikyou hablaba con un tono de alegría que en su voz antes no se percibía.
    - Yo sé que no es mala persona y que podemos confiar en él, pero me preocupa que te lastime -Miroku en cambio sonaba muy preocupado.
    - ¿Por qué lo dices?
    - ¿No has pensado que puede tenerte miedo?

    Los ojos de Kikyou se entristecieron.

    - Veo que no lo pensaste.
    - No importa, es la prueba de fuego. Se lo diré.
    - Te quiero mucho Kikyou, te deseo lo mejor.

    Le dio un abrazo y se fue. Aun no amanecía, pero se había citado con Yashae más temprano de lo usual. Un error muy grave.

    - En verdad espero te vaya bien –murmuró Miroku, de repente sintió un golpe que lo tiró al suelo.

    Apenas intentaba incorporarse cuando alguien lo tomó del cuello y lo apoyó contra el muro.

    - Dhampiro miserable, ahora mismo me dirás lo que sabes. ¡¿De quién está enamorada Kikyou?!
    - Su… suéltame Sesshoumaru.
    - No lo haré hasta que hables –dijo y apretó más fuerte.
    - No… no te diré na… nada.

    Sesshoumaru se llenó de furia y comenzó a golpear a Miroku sin darle oportunidad de defenderse.

    Mientras tanto Kikyou y Yashae ya estaban juntos. Ella escuchaba la aflicción de Yashae.

    - No sé qué haré. No sé cómo librarme de ella.
    - No estás obligado a nada.
    - Lastimará a mi hermana si no hago lo que pide. Todo sería más fácil si la perla la tuvieran los Kuei Jin. Pero tú… tú la tienes, nunca te lastimaré. Jamás te arrebataría ese objeto.
    - Yashae… no estoy tan segura de eso.
    - ¿He?
    - Yo no creo que las cosas cambiaran en nada.
    - ¿Por qué lo dices?
    - Tengo algo que confesarte.

    Yashae la miró confundido.

    - Te diré un secreto muy importante que puede cambiar todo entre nosotros.
    - ¿De qué estás hablando? Nada que puedas decirme cambiará el hecho de que te amo.
    - Yo sé que sí, cambiará, no sé si para bien o para mal, pero te lo diré.
    - Si eso quieres, yo escucho.
    - Yashae… -ella lo miraba y no se atrevía a decir nada, tenía miedo-. Esto es difícil… -sacó valor desde el fondo de su ser-. Yo… y todos los que vivimos en el palacio… no somos humanos.

    El rostro del joven se mostró perplejo.

    - Somos los Kuei Jin que tanto temen los de tu raza.

    Yashae se quedó de piedra.

    Sesshoumaru mientras tanto dejaba a Miroku en su ataúd.

    - No quisiste hablar, calla entonces. Ya mismo iré por Kikyou. Tiene que explicarme.

    Sin percatarse de que faltaba poco para el amanecer sale a buscarla, el coraje lo cegó.

    Kikyou mientras tanto explicaba a Yashae las cosas.

    - Antes de que digas cualquier cosa no soy mala, ni los míos tampoco. La razón de que la perla esté conmigo es precisamente porque mi gente no quería seguir lastimando a los humanos. Ella nos brinda el alimento que necesitamos.

    Yashae no decía nada… Kikyou se le acerca.

    - Si no te lo dije antes fue porque temía causarte horror. Pero sé que tienes derecho a conocer la verdad, sé que si te amo y me amas es lo justo. Así corriera el riesgo de perderte, no te engañaría Yashae.

    El joven le sonríe.

    - Kikyou… te amo.

    Esas palabras regocijaron el alma de Kikyou.

    - Hay cosas que no comprendo, pero lo único que sé por ahora es que te amo –diciéndole eso unió sus labios a los de ella.

    Se abrazaron mientras se entregaban a un dulce beso que le confirmaba a Kikyou el sincero amor del joven, pero de repente.

    - ¡Argth! –un latigazo se deja caer en la espalda de Yashae.
    - ¡Hi! –Kikyou se paraliza ante la enrojecida mirada de Sesshoumaru.
    - Tú, humano miserable –caminaba lentamente hacia Yashae.

    Kikyou corre hacia él a intentar detenerlo.

    - Sesshoumaru espera, yo te explico.
    - ¡Calla! –le grita al tiempo que le da una bofetada-. ¡Has estado viéndome la cara! ¡Te has seguido viendo con esa basura!

    Yashae se retorcía en el suelo, el veneno comenzaba a invadir su cuerpo.

    - Maldito humano, en tu estúpida existencia se te ocurra volver a ponerle un dedo encima a mi hermana, ni siquiera la mires. Si lo haces, te juro, te juro que te mataré sin compasión alguna.
    - ¡No tienes ningún derecho de tratarlo así Sesshoumaru! El ser mi hermano no te lo da.
    - Tengo todo el derecho del mundo. ¡Y nos vamos a casa ahora mismo!
    - ¡No iré contigo!
    - ¡¿Quieres que mate al humano?!


    Yashae levantó la vista, lo reconocía, era el mismo que se la llevara aquella noche.

    - Sobre mi cadáver.
    - Mira Kikyou… está por amanecer, sabes las consecuencias.
    - No hables en claves hermano, le he confesado a Yashae lo que soy, lo que somos.

    Los ámbares ojos de Sesshoumaru se tornan azules, sus marcas Kuei Jin aparecen en su rostro, está furioso.

    - ¡¡¿Cómo te atreviste?!!
    - ¡Porque lo amo!
    - ¡¡¡Eres una estúpida!!!

    Justo en ese momento los primeros rayos del sol comienzan a aparecer.

    - ¡Maldición! -Sesshoumaru comienza a debilitarse.
    - Será mejor que vuelvas a casa o morirás.

    Sesshoumaru la observa.

    - Yo puedo enfrentar la luz del día. Es algo que te explicaré esta noche. Vuelve hermano o morirás.

    Sin saber detalles esa frase de Kikyou explicaba muchas de las preguntas que Sesshoumaru tenía en mente.

    - Me iré, y en cuanto a ti estúpido humano, te juro, ¡te juro que te mataré!

    Usa el deslice de sombras para huir rápidamente.

    Kikyou se sentía fatal, corre hacia Yashae, él la mira dulcemente, ella quería llorar pero no podía, abrazó a Yashae con fuerza.

    Sus pensamientos daban vueltas a muchas cosas, tenía miedo, sabía que ese día sería difícil, temía de las reacciones de Sesshoumaru, y sobre todo, la mataba de miedo la amenaza que Sesshoumaru hiciera a Yashae.

    Sabía perfectamente que Sesshoumaru no jugaba, él aborrecía a los humanos y Yashae era uno, además de que ahora su secreto había sido revelado. Tenía mucho miedo.



    Y cuánta razón de temer tenías vida mía, cuánto dolor habrías de pasar…
    tu alma sangraría, tu corazón se moriría, tu vida cambiarías por no sentir jamás.
    El amor es el sentimiento más bello, sí, pero puede convertirse en tu verdugo.
    Pobre de ti hermosa mía, pobre de tu alma tan perdida.
    Y el secreto de tu raza… de tus manos ahora pendía.


    -----------------------------------------------------

    Espero no haya sido decepcionante ^-^ Besitos y hasta la proxima.
     
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  5.  
    tempest

    tempest Entusiasta

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    Re: Sacrilegio

    Hola, definitivamente este es uno de los mejores capitulos que has escrito. En especial por que tiene como protagonista a Kikyou. Como te dije en varias ocasiones me encantan las prosas al final de cada capitulo. Lo que más me intriga es quien sera aquel que narra esas prosas al final de cada capitulo. ¿Es un personaje conocido o uno que no ha aparecido?
    Espero que lo continues pronto ya que adoros tus fics. Nos leemos bye
     
  6.  
    Kotono

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    Re: Sacrilegio

    Considerando la fecha de tu msj, esperaba encontrar muchas capitulos, pero no, solo dos ¬¬ Solo dos ToT
    *Se repone

    Fantastico! Kikyo y Yashae juntos, jurandose amor eterno, desafiando la logica... Y Sesshoumaru; como que presiento que no la ve como su adorada hermana. Y hay celos de hermano y celos de pareja... y el tiene celos algo enfermizos :rolleyes:
    !Miroku, pero que golpiza te arrimaron! Espero que siga vivo, conociendo a Sesshy no se si lo dejo vivo o en el mas allá xD.
    La verdad que todo se pone color de hormiga, frenteticamente te imploro que dejes el misterio y nos digas que pasa en el futuro T______________T Y si no, me conformo con que coloques continuacion seguido xD
    Besos~
     
  7.  
    Pan-chan

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    Re: Sacrilegio

    Hace tiempo había leido el capitulo pero se me olvidó comentar, debo admitir que Sesshomaru da miedo, en especial cuando se trata de proteger a Kikyo. Si no fuera porque son hermanos pensaría que sus celos se deben a otra cosa O.o

    Pobre Yashae : / espero que se reponga pronto de es eslaudo de bienvenida que le dio Sesshomaru, y espero que Miroku tambien -.- creo que las cosas van a empeorar, y no lo digo unicamente por esa frase que escribiste al final, en cursiva, sino porque todo ha sido color de rosa hasta ahora (sin tomar en cuenta la escenita de Sesshomaru :rolleyes: se la perdono porque es lindo xD) seguramente a Kikyo le aguarda un final trágico y lo más probable es que Yashae esté relacionado con todo...NUnca pensé que Kikyo me fuese a caer tan bien en un fic.

    Conti pronto, procura que no te cierren el fic ToT
     
  8.  
    Ahome Dea

    Ahome Dea Usuario común

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    Mil disculpas por la larga espera, no tengo perdón y lo sé, pero este es un proyecto especial así que cuantas veces sea necesario reviviré este tema con los nuevos capítulos, aunque juro que trataré de que ya no me lo cierren.

    Este capítulo se llama Corazón muerto.

    .~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.

    CAPÍTULO XII

    .~*Kokoro Shinda*~.





    Ligero escozor en los ojos nublaba su visión, cual molestia recibida al echárseles arena. Estaba tan temerosa… Yashae se quejaba en sus brazos, el veneno de Sesshoumaru lanzado con un odio nunca antes sentido avanzaba en sus venas. Kikyou… sentía la pobre Kikyou que todo lo que hasta ahora había sido su vida y su mundo eran un sueño. Qué razón tenía, no había vivido nada, le faltaba demasiado por sentir y conocer.


    Sintió entonces esa emoción humana que inunda tu pecho cuando quieres llorar, era inútil, no podía, y eso hacía que su dolor fuese más grande, ya que el corazón humano sana sus heridas con lágrimas. Al ver a Yashae tan débil recordó la efimeridad de la vida humana, sintió temor e hizo algo que estaba prohibido hacer, algo que ninguno sabía a ciencia cierta que estaba prohibido pero que se sobreentendía, algo que Midoriko no advirtió a Inutaisho, usar la perla de Shikon a conveniencia propia.

    Si bien les había sido entregada para brindarles sangre, no era a conveniencia de ellos sino para ayudar a los humanos, ya que de esa forma los Kuei Jin los dejarían de cazar, sin embargo, Kikyou pensó en usarla para sanar a Yashae del veneno de Sesshoumaru, lo hizo por amor, sí, pero también por el miedo a la soledad, y eso tal vez podía ocultárselo a sí misma, pero no a la perla, quien ya estaba prácticamente fusionada con su corazón y su sentir.

    Toma entre sus manos la valiosa joya, cierra los ojos y pide con fervor…

    - Sana sus heridas… por favor Shikon No Tama, sé que lo puedes hacer. Sana sus heridas… por favor no permitas que muera.

    La perla brilló ante sus ojos con resplandor jamás antes visto, el veneno desaparecía del cuerpo de Yashae, ella sintió regocijo… no sabía que al haberla ayudado dentro de la perla comenzaba a crecer la oscuridad.

    Abrazó a Yashae, éste le sonríe y le acaricia el rostro.

    - Gracias Kikyou.

    Ella con mirada dolorosa toma la mano de Yashae y la aprieta contra su mejilla al tiempo que acaricia los largos cabellos negros del joven.


    - Perdóname por ponerte en peligro, Yashae si te pasa algo no sé qué será de mí.
    - Nada me pasará Kikyou, te juro que ni la misma muerte haría que me alejara de ti. Yo ya no vivo sin ti, mi existencia depende de ti, si la muerte me llamase antes haría cualquier cosa por volver a tu lado.
    - Calla Yashae, no digas esas cosas, sólo pensarlo me desgarra.
    - Mi hermosa Kikyou, no te preocupes por mí, eres tú quien corre peligro.
    - Sesshoumaru –susurra entre dientes con notoria ira-. No tenía derecho, no tiene derecho de meterse en mi vida.
    - Debe creer que estás en peligro a mi lado, si bien ustedes son una amenaza para los humanos, nosotros también lo somos para ustedes.
    - Yo sé que tú jamás me harías daño.


    Vuelven a besarse con ternura, con caricias en las que se robaban uno al otro el alma.


    - Quiero preguntarte algo Kikyou…
    - Lo que sea, yo responderé.
    - ¿Cuántos años tienes? –al momento de realizar su pregunta su rostro adopta casi la expresión de un niño lleno de curiosidad.
    - Pues… es algo incómodo que preguntes eso.
    - Lo sé, lo que pasa es que… mira, cuando era un niño tuve un encuentro con una mujer muy hermosa –cuando dice eso, los ojos de Kikyou muestran recelo-. No recordaba las facciones de su rostro, sólo que resplandecía por su belleza, ella estaba sentada bajo un árbol enorme, a su alrededor la noche cubría todo de sombras, pero a ella la luz de la luna le hacía caricias. Se encontraba tocando una melodía triste con una flauta.


    Kikyou permanecía callada, no podía creer que fuera cierto.

    - Desde esa noche en que la vi me escapaba de casa cuando la noche llegaba, quería volver a verla pero no pasó, aun así no perdí la esperanza de verla otra vez, y a la siguiente noche de luna llena la volví a ver, tocando de nuevo esa triste melodía con la flauta. Quería acercarme a ella, pero sentí temor, le pregunté a mi madre quién podría ser esa mujer hermosa que veía tocar bajo la luz de la luna y ella me dijo que seguramente era una Tennyo. Cada noche en que la luna aparecía en el cielo en todo su esplendor yo iba a ver a la Tennyo que le tocaba a la luna, pero una noche…

    Kikyou habló triste.


    - Una noche alguien más llegó a donde se encontraba.


    Yashae la ve sorprendido.


    - Ese alguien le arrebató la flauta y la arrojó lejos. Le dijo que no quería que volviera a tocar esa melodía, que no volviera a usar esos instrumentos de los humanos, y entonces ella no volvió más.
    - Eras tú… -no podía creerlo-. Yo creí que ahora sus facciones se aclaraban y se veía como tú porque estoy contigo, y no sé… que de cierta forma mi inconsciente quería verla como tú.
    - Sí Yashae, era yo. Tengo ciento veinte años de existir sobre la tierra, una noche encontré esa flauta en la habitación de Sesshoumaru y la sentí como una extensión de mí, la nostalgia que sentía por no saber quién era en realidad salió de mi ser en forma de melodía y la luna siempre me hizo sentir bien, a través de ella quería conocer el mundo entero, quería que mis ojos fueran la luna para que ella me mostrara lo que no podía ver. Pero Sesshoumaru al enterarse de que tenía la flauta se enfureció.


    Yashae se pone en pie.

    - Esa noche corrí hacia el monte y entre las sombras busqué desesperado la flauta que vi el joven tiró, no descansé hasta encontrarla.

    Los ojos de Kikyou se llenan de felicidad.

    - Toma –le dice al tiempo que debajo de la manga de su hitoe saca el preciado objeto-. Ahora que la luna, esa amiga a la que dedicabas tus tristes melodías te ha permitido conocer el mundo que querías… vuelve a tocar, toca ahora para la luz.

    Kikyou la toma, Yashae se sienta frente a ella. Con ojos perdidos entre memorias de tristezas, alegrías, dudas y esperanzas Kikyou comienza a tocar nuevamente la melodía que Yashae recordara.

    Yashae la admira, la ve tan lejana al mundo terrenal que el ocupa, a la existencia efímera que le corresponde. Siente cómo Kikyou es música, cómo ella con la melodía que emana de ese artefacto es su misma esencia. Kikyou se percata de su mirada, con una ligera sonrisa deja de lado la flauta y comienza a desvestirse, él se sorprende, nuevamente ve el esplendor del cuerpo de esa mujer que lo había hechizado.

    - Tómame Yashae –le dice ella en un tierno susurro que parece una súplica.

    Él se pone de pie, acaricia su rostro hasta sus hombros, se acerca a sus labios y la besa empapando al tiempo sus manos con la piel de su espalda y la seda de sus cabellos. Ella quiere entregársele, ser su mujer como él se lo había pedido sin embargo, Yashae se detiene.

    - ¿Qué pasa? –pregunta ella confundida.
    - Eres hermosa, mi Tennyo del alma, pero no puedo tomarte así.
    - ¿Por qué no?
    - ¿Entre ustedes cómo es el ritual para convertirte en la esposa de alguien?
    - Pues… el hombre que será nuestro dueño clava sus colmillos en nuestro cuello y bebe algo de nuestra sangre.


    Yashae esboza una sonrisa.

    - Yo no tengo colmillos, ni sería capaz de beber tu sangre. Nuestros ritos son algo diferentes, debemos buscar a una sacerdotisa que rezará y unirá nuestras manos para hacernos uno solo ante Kami.
    - ¿Kami?… Yo no conozco a ese ser al que haces referencia.
    - Tampoco yo, pero sé que está en algún lugar moviendo los hilos de nuestro destino, esos hilos me hicieron llegar a ti.
    - Me gusta cómo hablas, te pareces a mí.
    - Vístete hermosa mía, mañana al amanecer iremos al pueblo y buscaremos a la sacerdotisa que hará que nuestros lazos no se rompan jamás.


    Kikyou le sonríe y luego de vestirse le da un fuerte abrazo.

    - Debo volver, esta noche tengo que explicar a Sesshoumaru lo que pasó, y para hacerlo necesitaré la ayuda de mi primo.
    - ¿El joven Miroku?
    - Sí, él es mi confidente, sé que él me ayudará.
    - Ve entonces, nos veremos mañana antes del amanecer si te parece.
    - Hasta mañana Yashae.


    Kikyou comienza a marcharse, al irse alejando de su vista Yashae siente una opresión en el pecho.

    - ¿Por qué me duele tanto verla partir? –murmura-. Es como si… como si sintiera que no la volveré a ver.

    Al llegar la vampiresa al que había sido su hogar, desesperada busca a Miroku, ese joven de triste mirada que al igual que ella se había sentido solo toda la vida y que más que su primo era su amigo. Al llegar a la habitación nota que su tío Naraku no había llegado a dormir, pensó enseguida que se había quedado al lado de Tsubaki, se dirigió entonces al ataúd de Miroku y grande fue su sorpresa al ver que estaba gravemente lastimado.

    - ¡Miroku! –trata de despertarlo-. ¡Miroku por favor respóndeme! ¡¿Qué te pasó Miroku?!

    El dhampiro no reaccionaba…

    - ¡Miroku!... ¡¿Quién pudo lastimarte así Miroku?! –en ese instante se percata de partes de la piel de Miroku que se ve envenenada y viene a su mente un recuerdo.

    - Kikyou esa marca es de un azote, y claramente puedo ver tu piel envenenada. A ti ningún ser puede marcarte así. Podrían matarte, pero en tu cuerpo no quedaría huella, eres una Kuei Jin, y sólo otro Kuei Jin puede lastimarte de esa manera, y por si fuera poco en esta familia el único que en sus ataques puede dejar veneno es Sesshoumaru, así que no quieras verme la cara.

    - Fue Sesshoumaru. Sesshoumaru te lastimó de esta forma. ¡¿Cómo pudo?!

    Con esfuerzo lo saca de su ataúd y se sienta en el suelo abrazándolo con fuerza, la calidez de su respiración al sollozar hace que poco a poco Miroku reaccione, lentamente levanta su mano hasta acariciar el rostro de la vampiresa.

    - ¡Miroku! Dios… Miroku no sé qué decir, es tonto que te pregunte cómo estás, pero me da gusto que reaccionaras.

    El dhampiro sólo la miraba dulcemente.

    - ¿Qué pasa? ¿Por qué no me dices nada?

    Miroku la veía tratando de decirle con la mirada lo que pasaba, Kikyou se llenó de horror al ver en los labios del dhampiro restos del veneno de Sesshoumaru.

    - No… lo que estoy pensando no puede ser.
    - Sesshoumaru dijo que si no quería hablar me haría callar para siempre. Perdóname Kikyou, ya no podré aconsejarte –pensaba.
    - ¡No Miroku! ¡No puede ser cierto!


    Sesshoumaru había inyectado la lengua de Miroku de su veneno matando así los músculos necesarios para que el joven dhampiro pudiera articular palabra.

    - ¡Hay Miroku! –grita horrorizada y abrazándolo con más fuerza sintiéndose la única culpable de lo que le pasaba al muchacho.

    Miroku la miró tiernamente, Kikyou pudo entender en su mirada que estaría bien, se incorporó quedando sentado al lado de ella aun poniendo su brazo sobre su estómago como para apaciguar el dolor que sentía, en verdad estaba muy lastimado. Luego de eso la miró, Kikyou al verlo atinó a saber que el joven quería escucharla.

    - Lo sabe Miroku, Sesshoumaru me descubrió con Yashae y además de eso sabe que puedo caminar en el día –los ojos de Miroku expresaron desesperación-. No me explico cómo ocurrió.

    El muchacho con señas quiso hacer entender a Kikyou que Sesshoumaru había escuchado su conversación.

    - Ahora estoy en problemas, le tengo que explicar todo. No es tonto así que al anochecer buscará hablar conmigo a solas. Entonces le explicaré. A todo esto tengo algo que contarte, ya no viviré aquí.

    La mirada del joven dhampiro se crispa.

    - No te preocupes, te vendré a ver, pero… mañana me casaré con Yashae según las costumbres humanas. Seré su esposa Miroku, al fin me toca vivir.

    El joven le regaló una sonrisa, se sentía feliz por ella, aunque sí, le dolía que ya no la vería siempre.

    - Vamos Miroku, te ayudaré a recostarte, necesitas recuperar fuerzas. De verdad espero que el veneno desaparezca y puedas volver a hablar. No sé qué haré Miroku si por mi culpa no pudieras volver a hacerlo.

    Ella también se va a descansar… su corazón late fuertemente, tiene miedo, por vez primera muere de miedo al pensar en la reacción de Sesshoumaru, no sabe que lo que le depara el mañana, sólo sabe que pase lo que pase nadie la va a separar de su amado Yashae.

    Mientras tanto Yashae llega a su casa, su hermanita corre a abrazarlo.

    - ¡Yashae! ¡Por qué te fuiste antes del amanecer! Me tenías preocupada.
    - Tranquila, todo está bien.
    - La señora Urasúe estaba furiosa.
    - No tiene por qué, estoy cumpliendo sus órdenes –dice con cierto tono de ironía que la niña no comprende.
    - Creo que quería que la ayudaras, fue al lago a buscar hierbas, ya vez que está muy viejita.
    - Humb, ni hablar, se fue sola, será la próxima vez. Escucha Kaede, voy a dormir un rato ¿sí? D
    espiértame cuando vuelva Urasúe, tengo que hablar con ella.


    Estaba por meterse a la habitación cuando se percató de la mirada de la pequeña…

    - ¿Qué pasa? –le dice un tanto serio.
    - Yashae… ¿por qué no confías en mí?
    - ¿Hee? –pone una cara un tanto boba al escuchar esas palabras y ver la expresión triste de la pequeña-. ¿A qué viene eso?
    - ¡Yashae no soy tonta! He visto que tu mirada ha cambiado, y también tu sonrisa, incluso cuando estás solo sonríes viendo a la nada, hay algo nuevo en ti, hay algo que no me dices que te está haciendo feliz. ¿Acaso no merezco que compartas conmigo tu alegría, tus pensamientos?


    Yashae se queda de piedra, se le hace increíble que la pequeña tenga ese nivel de pensamientos, se acerca a ella y la abraza.

    - Tienes razón, perdóname Kaede, hace tiempo que ya no platicamos, después de todo soy tu hermano… tu única familia. Sólo nos tenemos el uno al otro ¿verdad?
    - Yashae, pensé que habías dejado de quererme.
    - Khe! No seas tonta, eres mi hermana. Vamos al cuarto, te contaré.


    La pequeña cierra la puerta cuidadosamente y sigue a su hermano.

    - Mira seré completamente sincero contigo, cuando nuestros padres murieron yo me hice cargo de ti pero era muy pequeño y no sabía qué hacer. Urasúe me encontró un día y me ofreció su casa y ayudarme a criarte, al principio sólo me pedía que la ayudara a acarrear hierbas, leña… a limpiar, pero después sus intenciones cambiaron…

    Mientras Yashae platicaba con su hermana, en el lago Urasúe recolectaba hierbas especiales para sus hechizos y maquinaba planes futuros en voz alta para menguar la carga de su trabajo.

    - En cuanto Yashae se apodere de la perla lo primero que haré será matar a esa Kuei Jin que la porta, beberé su sangre para convertirme en Kuei Jin y así tener vida y juventud eternas, la perla me dará todo el poder que necesito y podré conquistar este mundo, los mononokes y youkais serán mis servidores, no habrá sacerdotisa ni hechicera más poderosa que yo, los monjes serán basura comparados con mi gran poder.
    - ¿En serio? –una voz la asusta.
    - ¿Quién está ahí?
    - Jajajajajaja ¿en verdad crees que lo permitiré? –la voz resonaba por todo el lago.
    - ¿Quién eres maldita? ¿De dónde me llamas?
    - No importa cuánto busques, jamás me encontrarás… estoy muy lejos de ti, sin embargo, mi esfera de cristal me ha mostrado que tú piensas apoderarte de la Shikon No Tama.
    - Sí, será mía, y cuando la tenga te encontraré y te haré pedazos por cobarde.
    - Me temo que eso no sucederá, yo soy una de las dueñas originales de la perla.
    - ¿Qué?
    - Es mi deber eliminar a todo aquél que quiera apoderarse de ella.


    Una luz cegadora y unos rayos aparecen frente a la anciana.



    - Me querías frente a ti aquí estoy, no soy ninguna cobarde.
    - Eres… Tsubaki.
    - Así que quieres apoderarte de la Shikon, momia viviente.
    - Cuando la tenga rejuveneceré y seré poderosa.
    - Es una lástima, un ser tan insignificante y poca cosa como tú jamás la poseerá.

    Diciendo esto lanza a la anciana un poder que sale de sus manos que parece una ventisca con agua verdosa. La vieja grita desesperada, adolorida, aquello parece ácido y lentamente va carcomiendo su carne. Con ojos serios y sonrisa maquiavélica Tsubaki observa como lentamente la mujer muere deshecha. No queda de la vieja Urasúe más que sus huesos.


    - Bruja estúpida, una basura como tú jamás podría usar esa joya, no tenías ni siquiera el honor de conocerla, no lo merecías.

    Desaparece del lugar.

    Yashae había terminado de contar todo a su hermana.

    - ¿Entonces estás enamorado de la princesa del palacio que en realidad es una Kuei Jin?
    - Así es, pero por favor Kaede, no se lo digas a Urasúe.
    - Por supuesto que no Yashae, pero… perdóname hermano, me parece que esa relación tuya con la Kuei Jin está desafiando al destino.
    - ¿Por qué dices eso?
    - ¿Yashae cuántos años tienes?
    - Boba, por qué lo preguntas si lo sabes, tengo diecisiete años.
    - ¿Y la princesa Kikyou?
    - ¿He?... pues… ella tiene ciento veinte.
    - Su apariencia por lo que me dices es la de una mujer joven, como de veinte.
    - Kaede…
    - Yashae ella ha vivido siete veces más que tú, y te aseguro Yashae que morirás mucho antes que ella, y antes de hacerlo envejecerás, y sin embargo ella se seguirá viendo joven y hermosa.
    - Kaede escucha, sé que somos muy diferentes, y créeme, estoy consciente de eso. Pero no me importa, me enamoré de Kikyou con todo el corazón, con toda el alma, y te aseguro que si muero, yo lucharé por volver a su lado, por volver con ella, ya que de mi lado se encuentra su inmortalidad. Podría morir y renacer y encontrarla otra vez, te juro Kaede que la amo tanto que no me importa desafiar las leyes naturales, ni al mismo destino, porque yo volveré siempre a su lado.
    - Siendo así… no me queda nada más que decir. Te quiero hermano, y deseo que seas feliz, así que… déjate de tonterías y vamos a la aldea a buscar a la sacerdotisa para pedirle que te case con Kikyou ¿de acuerdo?
    - ¡Vamos!


    Mientras tanto en el palacio de los Kuei Jin el silencio reinaba, había una calma sepulcral que erizaría la piel de cualquier persona que se acercara, sólo era la calma que aguardaba a desatar una terrible tormenta. Kikyou no había podido dormir, todo el día se le fue pensando en lo que pasaría y en cómo reaccionaría su hermano al enterarse de la decisión de ella de convertirse en la esposa de un humano, aun así, ella tenía presente que pasara lo que pasara, nada la separaría de Yashae.

    Al llegar la noche el primero en levantarse fue Sesshoumaru, su madre aun dormía así que salió sin hacer el menor ruido. Al llegar a la habitación de Kikyou ella enseguida supo que había llegado el momento, antes de que él entrara ella se puso en pie y salió a su encuentro a la puerta. Él la miró con ojos helados que hicieron a Kikyou estremecerse de pies a cabeza, nunca antes había sentido tanto miedo como en ese momento, su corazón parecía querer salirse de su pecho con latidos tan fuertes que Sesshoumaru los escuchaba claramente. Con un ademán de su cabeza hizo entender a Kikyou que lo siguiese, antes de que los demás despertaran tenían que alejarse, salieron por la parte trasera del palacio hacia donde se encontraba ese árbol donde antes juntos tenían largas pláticas que una vez hicieron a Sesshoumaru pensar que para ambos no existía nada más.

    - Escucho –dijo secamente más llenando cada decibel de la palabra de un tono de orden que debía ser acatada.
    - No vengo a darte explicaciones, puesto que yo soy la única dueña de mi vida. Y es más, en todo caso quien debe explicar y muchas cosas eres tú. ¿Qué le hiciste a Miroku? –no sabía de dónde había sacado las agallas para hablarle así.
    - Jumb, ese dhampiro miserable. Quería callar a pesar de que le ordené que hablara. Lo único que hice fue darle gusto, jamás en su putrefacta vida podrá volver a hablar.
    - Eres muy cruel.
    - ¿Y tú qué? ¿Acaso no representa crueldad de tu parte ponernos en manos de un humano miserable?


    Justo en ese momento Naraku acababa de llegar gracias a un pergamino de transporte obsequiado por Tsubaki, a tiempo para escuchar esa última línea de Sesshoumaru.

    - ¿Qué demonios has dicho?
    - Tío Naraku –Kikyou palideció al verlo-. Yo… tengo que explicarte.
    - ¿Sesshoumaru qué fue lo que dijiste? –ignoró por completo a Kikyou.
    - Tío déjanos solos. Cuando termine de hablar con ella te explico, porque ahora ni yo entiendo muy bien las cosas.


    En actitud maquinal se alejó de ellos…

    - Sesshoumaru…
    - ¿No tienes respuesta verdad? Nos has puesto en peligro a todos al confesarle a ese tipo que nosotros somos los Kuei Jin.
    - Él no nos hará daño porque me ama.


    Como dardos esas palabras se clavaron en los tímpanos de Sesshoumaru haciendo un eco que lo ensordecía.

    - Eres ingenua, los humanos son todos iguales, son escoria que espera la oportunidad de obtener poder para destruirnos.
    - ¿Tú qué sabes? Jamás has amado.


    Ante esa frase la mirada de Sesshoumaru se perdió… su mente comenzó a divagar y navegar en lo más recóndito de sus memorias, el rostro de una mujer se apodera de sus sentidos, entonces su rabia estalla contra la que ha hecho emerger a ese recuerdo de las profundidades en donde él lo había sepultado.


    - Me… lastimas… -hablaba a duras penas Kikyou mientras Sesshoumaru la levantaba del cuello.
    - Eres tú quién no sabe nada. No tienes derecho de hablarme de esa manera –la cordura volvió a su mente y liberó de su agarre a Kikyou-. ¿Cómo es que puedes caminar en el día? Tú no eres dhampiro, tu sangre es tan pura como la mía.
    - Estos ojos no son mis ojos, al igual que los tuyos, mis ojos eran dorados.


    Sesshoumaru la vio sin sorpresa, recordaba que cuando nació los ojos de su hermana llamaron mucho su atención y que él sentía que podía ver una mirada de oro detrás de esos ojos oscuros.

    - Estos ojos me los obsequió la luna el día de mi nacimiento, desde siempre habría podido caminar en el día gracias a ellos, pero no lo descubrí sino hasta el tiempo en que atacaste a Yashae, desde entonces he ido a verlo durante el día, mientras todos duermen, y sólo así Sesshoumaru he podido ser libre al fin de ti.
    - ¿Libre de mí?
    - Sí, libre de ti, porque me has hecho tu presa, ¿no te das cuenta de que me tienes harta? Has hecho de mí una muerta viviente como dicen los humanos que somos, porque siempre has sido mi sombra, porque no me dejas vivir.
    - Lo único que he hecho ha sido protegerte –dice con un tono neutral que esconde el dolor de recibir esas palabras de su amada hermana.
    - Lo único que has hecho ha sido doblegarme. Y de eso ya estoy harta. Me enamoré de Yashae, y él me hará su esposa según las costumbres humanas. Dado que puedo hacerlo viviré como una humana a partir de mañana. Me iré de aquí a vivir mi vida y ni tú ni nadie lo podrá evitar.
    - ¿Crees acaso que te lo permitiré?
    - ¿Crees acaso que puedes impedirlo?
    - Tan fácil como estrujar el cuello de ese miserable.
    - ¿Amenazas con matarlo?
    - Si sigues con tu necedad claro que lo haría. Además… ¿qué hay de la perla? Por si lo has olvidado nuestra existencia depende de ti y de la sangre que nos brinda la perla, ¿o es que quieres que tu querido Yashae se convierta en nuestro alimento?
    - Tengo ciertas habilidades Sesshoumaru, puedo dejarla hechizada para que ustedes puedan usarla. Y en última instancia me la llevo y vengo sólo a alimentarlos.
    - ¿Crees que ese humano podría defenderte de los mononokes y youkais cuando quieran arrebatártela? Ni siquiera verá venir su propia muerte cuando lo encuentre.
    - Sigues con eso. ¿Serías capaz de hacerme sufrir de esa manera Sesshoumaru?


    Él se quedó de piedra, esa mirada de tristeza era como la primera que él viera en su rostro el día en que de sus labios saliera su primera palabra. Sus ojos eran un profundo mar que sumergía su consciencia.

    - ¿Qué parte de que me he enamorado de ese humano no entiendes? ¿Serías capaz de condenarme a una eternidad de sufrimiento y soledad? Ahora que conozco lo que es amar no podría vivir sin este sentimiento, ¿en verdad quieres eso para mí? ¿no dices que soy todo para ti?

    Sesshoumaru no responde, sólo se aleja de ella. Kikyou se queda con cierta paz en el corazón, cree que sus palabras han hecho reaccionar a su hermano. Éste llega al palacio y se sienta en la fuente del jardín, se encuentra meditabundo.

    - No Kikyou… no podría saberme el culpable de tu desdicha, sin embargo no puedo aceptar tal cosa, no me resigno a haber perdido la guerra ante un simple humano.

    La enardecida presencia de Naraku lo saca de sus pensamientos.

    - Acompáñame, tienes que explicarme lo que oí.

    Sesshoumaru lo sigue hasta su recámara y es en uno tanta la preocupación y en el otro tanto la furia que se olvidad de Miroku, quien aún se encuentra encerrado en su ataúd.

    - ¿Acaso Kikyou le ha dicho a los humanos nuestro secreto?
    - Lo hizo tío, pero sólo a uno. Al parecer lleva algún tiempo tratando a un humano y la muy tonta se enamoró de él.
    - ¿Por eso nos ha puesto en peligro a todos? ¿Por un tonto enamoramiento?
    - Tampoco yo lo acepto, estoy furioso.
    - ¿Quién es el humano? –en las palabras de Naraku se percibía claramente la ira.


    Miroku quien estaba escuchando estaba temeroso.


    - Es un humano insignificante, vive a las afueras de la aldea no muy lejos de aquí, te juro Naraku que quiero matarlo, ese maldito miserable me ha arrebatado el cariño de mi hermana.
    - Deberíamos matarlo. Su existencia es un peligro para nosotros.
    - Naraku hay algo que tengo que decirte. Tu hijo estaba enterado de todo.
    - ¿Miroku lo sabía?
    - Sí, y no sólo eso, sino que ha sido cómplice de Kikyou. En un arranque de furia al no recibir la respuesta que buscaba lo golpee hasta cansarme y creo que lo he dejado imposibilitado para hablar.


    Naraku no dice absolutamente nada, sólo ve a Sesshoumaru con rabia, si bien él no era un buen padre, sólo una cosa sabía, nadie tenía derecho de lastimar a su sangre, Miroku era su hijo y nadie que no fuera él tenía derecho de tocarle un solo cabello.

    - Entiendo que estés molesto tío, pero no pude evitarlo, disculpa, tengo que salir, necesito pensar qué es lo que haré.

    El Kuei Jin de oscura cabellera y ojos fuego se quedó solo, su sangre hirvió al ver marchar a Sesshoumaru tan calmado, como si pudiera pasar por encima de él sin recibir castigo alguno, cada ofensa se la estaba guardando para cobrársela, sin embargo ahora sólo una cosa le importaba y era el humano que sabía quiénes eran. No sólo sabía su secreto sino que si Kikyou se iba con él a vivir como una humana sería imposible para él apoderarse de la Shikon No Tama y eso simplemente no podía permitirlo.

    - Ningún humano miserable se interpondrá en mis planes.

    Fue todo lo que dijo y abandonó la habitación, Miroku tenía un mal presentimiento, tanto Sesshoumaru como su padre querían deshacerse del humano al que Kikyou amaba, él no podía permitir que le hicieran ese daño, a pesar de su debilidad abrió la tapa de su ataúd y como pudo salió de él en busca de Kikyou para tratar de advertirle.

    La noche se escapaba y aun no la encontraba, estaba demasiado débil para usar sus habilidades así que la buscó a pie, a cada paso sentía sus entrañas revolverse. Por fin después de mucho caminar pudo encontrarla, Kikyou estaba junto al estanque peinando su hermoso cabello, ya se preparaba para irse con Yashae.

    - ¡Miroku! –ella se apresuró a ayudarlo-. ¿Qué haces aquí? Deberías estar descansando.
    - Kikyou, rápido, ve a buscar a Yashae, él corre peligro.
    - Miroku… no entiendo qué te pasa –ella podía ver en la mirada del joven la desesperación pero no entendía lo que él quería decirle, Miroku apretaba su vestido y la jalaba hacia él, mientras señalaba en dirección a la aldea.
    - ¿De qué manera hacerte entender Kikyou? ¿De qué manera?


    En la casa de la vieja Urasúe tanto Kaede como Yashae esperaron su regreso pero no ocurrió.

    - Esto es raro –decía la pequeña con preocupación viendo las brasas arder mientras permanecían sentados frente al pequeño fogón.
    - Ella debió volver al atardecer.
    - Hermano… ¿ya falta poco para que amanezca verdad?
    - Un par de horas.
    - Deberías de ir ya por la señorita Kikyou.


    Yashae la vio confundido.

    - Le dijimos a la sacerdotisa que estarían ahí al amanecer, si Urasúe llega antes no te dejará salir.
    - No había pensado en eso.
    - Ve de una vez hermano.
    - Gracias Kaede –Yashae la abraza-. Te quiero mucho, nunca te olvides de mí.
    - No lo haré, y no te preocupes, si Urasúe pregunta yo no sé nada, ya es vieja así que no se deshará de mí. Pero por favor Yashae, promete que algún día volveré a verte.
    - Por supuesto que sí tontita, me iré con Kikyou a otra aldea pero vendré a verte en unos años, cuando calcule que Urasúe ya está muerta.
    - Sólo espero vuelvas antes de que yo muera –le dice juguetona.
    - Khe! Se mueren los flojos, será tu obligación no morirte hasta volverme a ver ¿entendido?
    - Entendido –dice con lágrimas en los ojos mientras se acurruca en su pecho-. Prometo no morir hasta volverte a ver.
    - Te amo hermanita. Te juro que volveremos a vernos.


    Yashae se pone en pie, da un último largo y fuerte abrazo a su hermana y sale de la casita, la pequeña Kaede siente ganas de llorar al verlo marchar.

    Mientras tanto Miroku al pensar con la cabeza fría tomó una vara y comenzó a escribir en la tierra.

    - ¡Imposible! –los ojos de Kikyou se crisparon.
    - Así es Kikyou, Yashae corre peligro.


    Ella quiso ir corriendo a casa de Yashae en ese momento pero no podía dejar solo a Miroku así que usó su transformación de pantera.

    - Sube por favor, tenemos que ir a buscarlo.

    Miroku subió a la espalda de Kikyou como hacía muchos años cuando ella lo ayudó a llegar a la cima del Fuji para conocer a su madre. Ella corrió a prisa, tenía que encontrarlo, sin embargo no lo haría en su casa, ya que el joven acababa de llegar al palacio. Estaba esperándola afuera, del lado de la puerta por donde ella salía cada noche.

    Después de esperar un rato vio salir una silueta de larga cabellera, entre las sombras creyó que era ella.

    - Mi hermosa, estaba esperándote –dijo con una sonrisa, pero se borró inmediatamente cuando la figura se hizo nítida.
    - Humano miserable, cómo te atreviste a poner tus ojos en Kikyou.
    - Tú no eres…
    - ¿La esperas para irse juntos a vivir como una feliz pareja humana? Pobre tonto.
    - Ya sé quién eres, déjame decirte que el hecho de que lleven la misma sangre no te da el derecho de querer decidir por ella.
    - Te quisiste pasar de listo humano, por eso… ¡hasta aquí llegaste!


    Se desliza rápidamente y clava sus colmillos en el cuello del joven.

    - ¡Maldición!
    - Ni Kikyou ni la Shikon No Tama te pertenecerán. No estás a nuestra altura, no eres más que un insignificante humano, Kikyou es una estrella que jamás habrías podido alcanzar.


    Succionó hasta la última gota de su sangre y lo dejó caer al suelo.


    Kikyou había llegado a casa de Urasúe, se deshizo de su transformación y golpeó la puerta fuertemente.

    - ¡Yashae! ¡¿Yashae estás ahí?! ¡Ábreme Yashae!

    La pequeña Kaede abrió rápidamente muy asustada.

    - ¿Quién es usted? –dijo con la puerta a medio abrir.
    - Pequeña soy la princesa Kikyou. ¿Está Yashae?
    - ¿Así que es contigo con quien Yashae se casará?
    - Sí pequeña, dile por favor que venga.
    - Él no está.
    - No es posible, puedo olerlo –diciendo esto empuja la puerta y entra hasta la habitación, sólo ve la ropa de Yashae en un rincón, se agacha y la toma.
    - Hoy se vistió de otra manera, dejó su vieja ropa y fue a buscarla al palacio.
    - ¿Qué dijiste? ¿Hace cuánto que se fue?
    - Tiene ya bastante rato.
    - Corre peligro, un grave peligro.


    Sale corriendo esta vez sin llevarse a Miroku. La niña corre a la entrada a verla partir y está muy asustada por lo que dijo, ve a Miroku…

    - Ella dijo que mi hermano corre peligro. Por favor, lléveme con él.

    Miroku asiente con la cabeza y camina junto a la niña rumbo al palacio.

    Yashae está muriendo, su asesino observa divertido su agonía.

    - Ki… kyou… Kikyou si tan sólo… hubiera podido verte una vez más –sus emociones se mezclan, se llena de recuerdos, todo lo inunda ella, ella con su triste mirada, ella con su linda sonrisa, ella con su hermosura, ella con la música que emanaba de su ser-. Te amo Kikyou… te amo. Él tiene razón, no soy más que un humano que ocupa un espacio muy distante al tuyo, eres como la luna –sus mirada se pierde en la palidez de ese creciente de luna que silenciosa lo observa morir-. Hermosa y tan lejana a mí… y sin embargo pude alcanzarte Kikyou, pude alcanzarte. Muero sabiendo que me amaste tanto como yo a ti –un frío recorre su cuerpo, siente que su corazón se detiene lentamente-. Kami… si tan sólo me permitieras volver con ella, si tan sólo me regalaras vida una vez más para volver a amarla –de sus ojos brotan lágrimas y su rostro muestra desesperación-. Mi hermosa Tennyo, eres eterna, como eterno será mi amor por ti, quiero volver a tu lado Kikyou, quiero estar contigo, quiero tenerte cerca cada día, quiero ser como tú. Kami por favor… concédeme volver a ella, porque ella es un ser eterno, y sé que si vuelvo a nacer podré volver a verla. Te amo Kikyou.

    Una sonrisa se dibuja en su rostro al tiempo que sus ojos se quedan opacos viendo a la luna, la única testigo de sus pensamientos… su asesino sonríe y justo en ese momento Kikyou venía corriendo, pudo distinguir a alguien parado junto a Yashae que estaba tirado en el suelo y tenía un aroma diferente al que ella recordaba. Rápidamente abandona su transformación de pantera y ve como ese alguien corre y se pierde en la espesura del bosque, corre hacia Yashae.

    - ¡Yashae! –grita enronquecida al momento que se agacha y lo toma entre sus brazos, su cuerpo no tiene esa calidez de siempre y su piel tiene un aspecto diferente, lo observa, ve su mirada perdida viendo hacia la nada-. Yashae estoy aquí –el joven no le dirige la mirada-. Yashae mírame por favor… -ella ya ha caído en cuenta de que el joven no respira-. Yashae… -su voz se quiebra como si estuviera llorando-. Yashae mírame, háblame, Yashae por favor.

    Miroku va llegando con la pequeña Kaede quien al ver a su hermano corre hacia él.

    - ¡Está muerto! ¡Mi hermano está muerto! –grita al momento que le toca el pecho.

    Kikyou la mira con ojos enormemente abiertos, voltea a ver a Miroku quien con la tristeza de su mirada le da la razón a la pequeña. Siente entonces que todo gira y se vuelve sobre ella, todo el peso del mundo parece posarse sobre su espalda, se siente mareada, su corazón late acelerado, sus manos se hielan, una sensación de revoltura en su estómago se apodera de ella, siente que su pecho se desgarra lentamente, y en su garganta un nudo impide emitir cualquier sonido, después de unos segundos logra deshacer ese nudo para gritar con todas las fuerzas de sus pulmones…

    - ¡¡¡¡¡¡¡YASHAE!!!!!!!

    El eco de su grito se propaga a cada rincón del bosque, cada ave que dormía entre las ramas de los árboles sale volando asustada y sus familiares inevitablemente escuchan ese grito atroz y corren al lugar del que ha salido.

    La pequeña niña llora desconsolada abrazando a su hermano.

    - No hermanito, no puedes morirte, tú dijiste que sólo los flojos morían, prometiste que volverías a verme, no me dejes sola Yashae –cuanto envidiaba Kikyou las lágrimas de la niña, ella podía llorar y sacar así su sufrimiento mientras que ella por más que gritara sentía que se ahogaba en el dolor.
    - ¡Yashae! ¡Yashae mírame! ¡Regálame otra vez tu mirada de madera! ¡Por favor Yashae! –Miroku la abrazaba mientras observaba al joven que yacía en el suelo abrazado por su hermana.


    Los Kuei Jin mayores llegaron.

    - ¡Hija! ¿Qué pasa? –Sonomi corrió a abrazar a Kikyou.
    - ¡¡Mamá!! ¡Mamá lo mataron! ¡Me lo quitaron mamá!
    - ¿Qué significa esto? –la mujer blanca estaba sorprendida al ver al humano muerto ahí y a Kikyou gritando de esa manera.
    - Kikyou tú… -su padre atinó a saber que Kikyou amaba al joven que se encontraba muerto entre los brazos de la niña.
    - ¡Está muerto! ¡Está muerto!


    Inutaisho se agachó a ver el cuello del joven, acababa de distinguir algo.

    - ¿Qué significa esto? –exclamó enojado.

    En ese instante llegaron Naraku y Sesshoumaru.

    - Este joven fue asesinado por un vampiro.

    Cuando Inutaisho dijo eso sorprendió a todos los que llevaban la sangre Kuei Jin, nadie tenía necesidad de beber sangre humana por lo que aquello era un deliberado asesinato.

    - ¿Quién es el responsable? –dirigió su mirada hacia Sesshoumaru y Naraku.
    - Imposible –Sesshoumaru no podía creerlo.
    - Yo acabo de volver del Fuji –dijo Náraku.


    Kikyou se abalanzó contra Sesshoumaru.

    - ¡Fuiste tú! ¡Maldito! ¡Sabías que lo amaba, sabías que era todo para mí y aun así lo mataste!
    - No Kikyou… yo no… -Sesshoumaru ni siquiera podía defenderse estaba sacado de sí y le dolía sobre manera ver el sufrimiento de Kikyou.
    - ¡Asesino! ¡Te odio! ¡Te odio Sesshoumaru! ¡Maldigo llevar tu misma sangre! ¡Te maldigo Sesshoumaru!
    - No me digas eso Kikyou, no fui yo, te lo juro –comenzaba a sentir desesperación al escuchar así a su hermana.
    - ¡¡¡¡Sólo tú tenías motivos para matarlo!!!! ¡¡¡Si casi matas a Miroku que lleva nuestra sangre qué más te daba matar a Yashae!!!


    Todos estaban sorprendidos, el único que no podía decir nada y sólo observaba era Miroku, notaba la sorpresa en el rostro de Sesshoumaru, creía en su inocencia, sin embargo veía la expresión tranquila de su padre y no había algo que lo delatara solamente él podía ver la verdad, sin embargo debía estar seguro antes de apuntar a un culpable.


    La niña escuchaba gritos entre los Kuei Jin pero no entendía ni una sola palabra, cuando habló con ella la joven Kuei Jin habló su idioma, pero mientras hablaba con su familia usaba un lenguaje que ella no comprendía, así que no supo nada sobre la muerte de su hermano.

    - Kikyou, ¿desde cuando amabas a este humano? –preguntó dulcemente su madre.
    - Eso no importa, el hecho es que lo amaba. Él era la razón de mi existir.
    - ¿Hija por qué no nos dijiste nada? –su padre sufría al ver tanto dolor en el rostro de su pequeña.
    - Porque sé que ninguno lo habría aceptado.
    - Kikyou… -la mujer blanca no supo qué decir.


    Se acercó nuevamente a Yashae y lo abrazó, la pequeña niña veía el gran dolor que había en su mirada.

    - Te amo Yashae… Te amo. Tu asesino ha matado también mi corazón. Mi corazón está muerto.

    Y era así, su corazón había perdido la chispa de vida que la había caracterizado, se sentía morir con cada respirar, le dolía en el alma haber perdido a ese ser que la había hecho sentir plena, el ser que la hizo sentir había un propósito de su existencia. No podía creer que jamás volvería a escuchar su voz, esa que con tanta ternura e inocencia la llamaba “Tennyo Hime”, era como que mil dagas plateadas atravesaran su pecho ver la perdida mirada del joven y pensar que nunca más le sería dirigida por él, que esas manos jamás volverían a tocarla, que esos brazos jamás volverían a brindarle refugio, que su pecho ya no le daría el calor y el confort que sentía al acurrucarse en él y escuchar la música de los latidos de su corazón, Yashae había muerto, por tanto su corazón también. No tenía lágrimas, no podía llorar, pero sufría mil veces más que la pequeña que la veía perdida sufrir por su hermano, Kikyou tenía ahora el corazón muerto.

    Tu alma se sumergía en el dolor, segundo a segundo se perdía en el mar de desolación.
    Tus ojos enrojecidos sin poder derramar ni una sola lágrima en nombre de ese amor que perdías,
    tu pecho inundado de agonía y soledad.
    Hermosa mía no sabrías la verdad, no sabías quién era el causante de tu sufrir, no lo sabías.
    Y a partir de ahora la más amarga soledad conocerías.



    .~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.~*~.

    Bueno, espero haya sido de su agrado.
     
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  9.  
    Pan-chan

    Pan-chan Fanático

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    :O no puedo creerlo, han revivido los fics viejos que seguia XD

    Supuse que Yashae moriria, aunque tengo la leve esperanza de que en realidad vuelva a la vida bajo otra apariencia...o esa fue la impresion que me dieron sus ultimas palabras. Yo no creo que Sesshomaru lo haya matado, pero Kikyo esta tan molesta que no dudó en culparlo (y a decir verdad, todas las pistas señalan a Sesshomaru) ¿Qué pasara ahora con Kikyo? el amor de su vida está muerto, la poca felicidad que sentía ya no existe...supongo que volverá a ser la chica solitaria que solo cuida de la perla de Shikon.

    Espero tu conti, y como tu misma dijiste...intenta que no te cierren el fic XD
     
  10.  
    Taiyou no Fuyu

    Taiyou no Fuyu Iniciado

    Sagitario
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    Amiguiux lo prometido es deuda, preparate para un post largo, muy largo...
    Prólogo: Me encantó la Narración, sobretodo la forma en que expresaste el "mítico mundo" de estos seres de la noche.
    Cap. 1: La personalidad de Sesshômaru es un tanto cínica a mi parecer lo que le hizo a la niña es algo horrible hasta para él, vamos el hecho de que se acerque a los humanos es casi un milagro, y Naraku... sigue siendo Naraku xD
    Cap. 2:Me cautivo la forma en que según tu fic se da el origen tanto de la perla como de Midoriko y Tsubaki, éso de que vienen del Mar ¡fué un gran toque de tu parte!.
    Cap. 3:Naraku muestra sus muy malignas intenciones, sus ancias de ser mas poderoso son tan grandes como sus deseos de deshacerse de Sonomi y su pequeño bebé
    Cap. 4:Naraku y sus planes macabros, ¿Es que nunca se cansa de hacer daño a los demás? Bien por el cambio en la actitud de Sesshômaru, ya era tiempo xD
    Cap. 5: Apenas nace y ya está entregada a la perla, es su cruel destino? y Sessho no deja que nadie la vea, parece un padre celoso que no quiere que nadie vea a su "tesoro recíen descubierto"
    Cap. 6:Sessho se ve lindo protegiendo a su "hermana" (ya quisiera yo que mis hermanos me trataran así ¬¬), por fin... ¡Sangre! xD y la de Naraku mas negra que su alma xD
    Cap. 7:Midoriko si que duerme, mientras que Tsubaki poco a poco es despojada de todo sentimiento bueno, y ¿Porqué Miroku es el hijo de Naraku? ¡no podrían ser mas opuestos!
    Cap. 8: Sesshômaru sonriendo *o* muero... Pobre de Miroku, el que su padre lo haya dejado sin la posibilidad de sentir el amor o apoyo de parte de sus progénitores es sumamente triste.
    Cap. 9: ¿Yashae o.ó? pensé que era Inu-mosho T.T el que Inu Taisho tenga mil años me hizo carcajearme, es realmente viejo xD. Me encantó que hayas incluido la 2da. frase favorita de Miroku: "era un monje diciendo que había una nube negra" y Naraku con su respuesta "nosotros somos la nube negra" éso me mató xD
    Cap. 10: No me gustó el hecho de que Sesshô haya latigueado a Kikyô, ¿Yashae es utilizado por Urasue? es realmente intrigante... Kikyô al fin vió la luz... "literalmente" xD
    Cap11: ¡¡¡Y se besaron!!! me tomó por sorpresa que Kikyô le confesara a Yashae la realidad de su "condición" no humana y Sesshô parece más un hombre celoso que un hermano "protector" desde que vió a la parejita.

    Cap. 12: La shikón no Tama empieza a reflejar un atisbo de impureza, es... preocupante. Y ante todo Naraku se enteró del mayor secreto de Kikyô y como Sesshô quiso matar a Yashae; bueno él si lo hizo aunque crean que fué Sesshô, pero me pregunto ¿Ahora que murió este lindo humano la oscuridad en la perla crecerá? digo después de todo las emociones de Kikyô son las que determinan el estado en que se encuentre la perna, ne?
    La historia me atrapó desde la primera línea, todos los sentimientos que has expresado son practicamente palpables que los sentí como si fuesen propios, es tan hermoso el fic como todo lo que publicas n.n sabes que tienes mi apoyo, voy a estar esperando ansiosamente la continuación. Cuidate y nos seguimos leyendo!!!
     
  11.  
    Ahome Dea

    Ahome Dea Usuario común

    Piscis
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    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Sacrilegio
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    14
     
    Palabras:
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    Como dije, no importa cuantas veces reabra el tema continuaré esta historia. Gracias Hito y Hikari, espero que pueda alguien poner visibles sus posts. Y Pan querida, jeje no publiqué antes pero seguiré, eso sin duda.

    El título de este capítulo es "Cien años de soledad"​

    CAPÍTULO XIII

    .~* Hyakunen No Kodoku *~.

    Cada respirar hacía arder a sus entrañas, cada pensamiento la hacía sumergirse en un oscuro abismo que parecía no tener fin, no sabía qué hacer, no sabía qué decir, a pesar de que todos estaban con ella ahí simple y sencillamente se sentía sola.

    El amanecer ya se asomaba, la pequeña Kaede intimidada ante la presencia de todos esos seres se atrevió a pronunciar palabras que a ellos les dio tranquilidad.

    - Discúlpenme por favor señores Taisho, no puedo hacerme cargo sola del cuerpo de mi hermano, ¿alguno sería tan amable de ayudarme a llevarlo a casa? Sé que soy inferior a ustedes pero por favor, es por caridad. Creo que será mejor que no sepan que sé la verdad.

    Ellos observaron sorprendidos, sobre todo Kikyou que se había transformado frente a la pequeña, pero dentro de sus dudas creía comprender.

    - Yo te ayudaré –dijo Inutaisho-. Pero sólo a llevarlo ya que casi amanece y tengo… cosas que hacer –sabía que eso sonaba cruel pero veía que Miroku estaba lastimado, en ese estado no podría cargar el cuerpo del joven y él no podía quedarse fuera una vez saliera el sol, ya no preguntó nada de lo que había dicho Kikyou, pero sí que tendría que hablar con Sesshoumaru.

    Cuando su padre tomó en su hombro el cuerpo de Yashae la mirada de Kikyou mostró amargura, no quería que más personas supieran de su habilidad de caminar en el día, de hecho después de Yashae ella ya no quería volver a usarla, Kaede vio el dolor de su mirada y se le acercó.

    - Kikyou Hime… -al dirigirle Kikyou la mirada vio que la pequeña le ofrecía en sus manos la que comúnmente era la ropa de Yashae.
    - Esto…
    - Me doy cuenta de lo mucho que amas a mi hermano, por favor, quédate con esto. Lo usó todavía hasta esta mañana, conserva su aroma.

    Tomó Kikyou el bulto de ropa y lo apretó contra su pecho, un gemido ronco salió de su garganta, sollozos humanos escapaban de ella.

    - Gracias niña.
    - A ti por amarlo y hacerlo feliz –la niña dio la vuelta antes de que nuevas lágrimas salieran de sus ojos-. Por aquí señor.

    Kikyou vio a su padre alejarse poco a poco con el cadáver del ser que la hiciera por vez primera sentirse especial, ya no era su Yashae, era un cuerpo vacío. Se puso en pie y se dirigió a su ataúd, se encerró en el abrazando fuertemente la ropa de Yashae, aspiraba con fuerza el aroma a él que aún tenía impregnado el ropaje. Recordaba nítidamente cada microinstante ocurrido la noche en que lo conoció, su mirada de admiración, su cara llena de vergüenza, ese rubor tan lindo en esas mejillas color perla, esa calidez de sus manos al tocarla cuando creía que era una Tennyo, su hermosa y limpia mirada, aquella que llena de tristeza derramaba una lágrima por ella, sí, aquello es lo que había terminado de robarle el corazón. Sus párpados comienzan a pesarle… lentamente el sueño la ha vencido.

    Inutaisho llegó a la casa de la pequeña, dejó el cuerpo donde le indicó la niña y se retiró, era injusto que una pequeña de la edad de Kaede tuviera que encargarse sola del rito acostumbrado para los muertos pero él no podía ayudarla. La pequeña se dirigió con todo y su llanto al bosque a buscar leña, estaba en su cuarto viaje cuando al volver junto a su hermano vio a Miroku al lado suyo, estaba de pie mirándolo, y podía ver cierta tristeza en su mirada.

    Sí, Miroku lo veía tristemente, quizá Kikyou no lo sabía pero también para Miroku era especial ese humano, recordaba la noche en que fuera a verlo cuando defendió a Kikyou.

    La noche ya se había apoderado del lugar, el joven aun adolorido no podía conciliar el sueño a diferencia de su hermana y la vieja Urasúe, Miroku llegó a la vieja casita y entró hasta donde Yashae reposaba.

    - ¡Joven Miroku! –exclamó sorprendido, quiso incorporarse pero no le fue posible.
    - Tranquilo, no es necesario –Miroku se apresuró a obligarlo a quedarse acostado.
    - ¿Qué hace aquí?
    - He venido a darte las gracias.
    - ¿De qué?
    - Kikyou es mi prima, es la joya de nuestra familia, nuestra razón de existir –decía la verdad, pero Yashae lo comprendía de otra manera.
    - ¿La quieren mucho verdad?
    - Así es, y sé que anoche tú la salvaste.
    - Si estaba ahí no podía permitir que algo malo le pasase, tal vez le parezca absurdo pero… apenas la vi me enamoré de ella.
    - No me lo parece, y también eso te agradezco.
    - ¿Cómo dice?
    - Kikyou ha vivido todo este tiempo bajo nuestra sombra, sin conocer nada más, y sé muy bien que se siente sola, pero hoy, por primera vez vi real alegría en su mirada y sé que es porque también se ha enamorado de ti. Así que por favor te pido que la hagas feliz.
    - Joven Miroku…
    - Tal vez te parezca tonto, pero a los miembros de mi familia siempre los ha invadido la soledad, si tú puedes rescatar al menos a Kikyou te estaré agradecido de por vida –luego de que el silencio se apoderara del lugar-. Bueno, me tengo que ir, Kikyou no puede venir a verte en la noche, ¿alguna hora en especial en la que pueda hacerlo sin que esté Urasúe?
    - Al amanecer, la anciana se va a buscar hierbas y vuelve pasado el mediodía.
    - Entonces vendrá al amanecer. Me retiro.

    Miroku comenzaba a salir de la habitación.

    - ¡Espere!
    - ¿Sí?
    - ¿Usted también se siente solo verdad?

    Esa pregunta sorprendió al Dhampiro.

    - Perdone que le diga esto, pero en su mirada veo cierta tristeza que creo conocer.
    - ¿Cómo dices? –una tenue sonrisa se dibujó en sus labios.
    - Usted… ¿usted también perdió a su madre verdad? –la sorpresa se apoderó del rostro de Miroku-. Lo sabía, ¿sabe? Cuando mi madre murió no sabía qué hacer, me sentí desorientado, perdido… pero tuve que ser fuerte por mi hermana. Comprendo que esa tristeza nos acompañará siempre, pero en donde quiera que esté, una madre jamás deja de ser madre, el destino las obliga a abandonarnos, pero nunca nada hará que desaparezca su amor por nosotros.
    - El destino las obliga… -Miroku sintió que en su caso algo había de eso, sí, algo debía haber… debía existir una razón para que su madre lo hubiese abandonado.
    - Joven, si usted también se siente solo… déjeme ayudarlo.
    - ¿Qué?
    - Déjeme rescatarlo a usted también de esa soledad –la limpia sonrisa del muchacho revolvió los sentimientos de Miroku-. Rescataré a Kikyou con mi limpio amor por ella y a usted… puedo ofrecerle mi amistad sincera, si de algo necesita hablar, o simplemente necesita compañía no dude en buscarme, aquí estaré.
    - Gracias –no hubo más que decir, le regaló una sonrisa y marchó.

    Miroku seguía viendo el cadáver del joven, la niña se le acercó…

    - Disculpe… -Miroku sólo la observó-. ¿Me acompañará durante la incineración? –él asintió, la niña en medio de sus lágrimas le regaló una linda sonrisa.
    - Cien años de soledad tuve que vivir para que un humano me hiciera comprender que si mi madre decidió abandonarme tiene que haber una razón, no es simplemente porque sí, hay algo y lo averiguaré, gracias Yashae, te juro que averiguaré quién fue el responsable de tu muerte.

    Cuando las llamas consumían su cuerpo el llanto de la niña se desbordó, Miroku la abrazaba, con el morir del día moría ya el cuerpo del que fuera su amigo, y entre el ondear de las llamas y la paz en el rostro del muchacho le pareció escuchar una voz, la voz de Yashae, diciendo… “Volveré”. La niña lloró a su hermano, sin embargo en su mente bullía aquella última plática con él.

    - Regresará… -susurró ganando la atención de Miroku-. Él dijo que regresaría.
    - ¿Ella también lo habrá escuchado?
    - Gracias joven Miroku. Por todo –la niña comprendió que él no podía hablar-. No se preocupe por mí, estaré bien, y esperaré el regreso de Yashae. Él dijo que si moría antes que Kikyou Hime haría todo lo posible por volver.

    Miroku sintió un escalofrío recorrer su cuerpo, dio un beso en la mejilla a la niña y se marchó. La soledad sería la única compañera de vida que la pequeña conocería, porque ya ni siquiera la vieja Urasúe volvería, aunque ella ahora lo ignoraba el tiempo le diría que también la vieja había muerto.

    Los primeros sonidos de la noche despertaron a la familia de vampiros, todos aun confusos por lo ocurrido la noche anterior, todos esperando Kikyou despertara para explicarles ciertas cosas… pero no lo hizo.

    - Kikyou sigue dormida –dijo la preocupada voz de Sonomi.
    - ¿No ha despertado? –la mujer blanca temía lo peor.
    - Traté de despertarla pero me fue imposible, sigue sumergida en un sueño profundo.
    - ¿Será posible que le ocurra lo mismo que a Midoriko? –Naraku pensó aquello con cierta malicia.
    - Creo que es mejor que así sea –todos volvieron su mirada a Inutaisho-. Dejémosla dormir, que tal vez así su dolor se calme un poco.

    Terminando esa frase el rostro de Sesshoumaru se ensombreció, de repente pareció sufrir ante aquellas palabras. Esto no pasó desapercibido por su padre y por Miroku, quién venía apenas llegando al palacio.

    - ¡Tienes mucho que explicar Sesshoumaru! –le habló fuerte.
    - No tengo nada que decir padre.
    - Desde cuándo sabías tú de la relación de Kikyou con ese humano.
    - De su relación acabo de enterarme, justamente en el amanecer de ayer. Pero a ese humano lo había visto hace algunos meses. No estoy muy seguro pero quiso proteger a mi hermana de un youkai.

    Miroku llegó hasta ellos, dio un beso en la frente como saludo a la mujer blanca y se quedó a su lado. Sesshoumaru lo vio con rabia. La mujer blanca entonces se dirigió al que era su hijo de sangre.

    - ¿Por qué lastimaste de esta manera a Miroku? –le preguntó enérgica mientras abrazaba al joven dhampiro.
    - Porque se negó a decirme de quién se había enamorado Kikyou.
    - ¡Eso no era de incumbencia tuya! Es totalmente irrazonable de tu parte que te pusieras así, ella no te pertenece.
    - Eso lo tengo claro madre. Pero ella es una vampiresa, con quién podría unirse en este lugar repleto de seres insignificantes para ella. No hay más vampiros como para decir que uno de los nuestros era el que se había ganado su corazón.
    - Acabas de tocar el punto clave querido hijo.

    La piel del vampiro palideció, su madre iba a hablar de algo doloroso para él.

    - Somos los únicos vampiros de todo el país, no hay manera de que Kikyou se enamorase de alguien ya que todos somos familia. Era lógico que tal vez se enamorase de algún tipo de youkai del lugar o de un humano, era lógico Sesshoumaru. No tenías derecho de interferir con eso. Kikyou ha vivido más de cien años sin conocer el amor, es un sentimiento natural en todo ser viviente, todos los seres tenemos ese deseo de amar y si no encontramos a alguien indicado para brindarle nuestro amor nos volvemos criaturas solitarias, llenas de sombra.
    - Madre por favor…
    - Por favor tú. No puedo creer que lo olvidaras.
    - ¡Calla!
    - ¡No! ¡Tú escucha! ¿Olvidaste que a tus escasos veinte años ya anhelabas a alguien a quién amar? ¿Olvidaste a qué clase de criatura escogiste para hacerlo?
    - ¡Basta!
    - ¿Con qué derecho tú quisiste intervenir en las decisiones que el corazón de tu hermana ya había tomado? ¿Acaso tú no amaste a Sara?

    En ese momento el rostro de Sesshoumaru tornó sus facciones en una expresión que los ahí presentes jamás habían visto en su rostro.

    - Por eso lo hice… -susurró después de un rato-. Fue por eso. Porque no quería que ella tuviera que pasar por la misma situación.
    - ¿Y qué te hizo pensar que así sería?
    - ¡¡¡Era humana como él!!! –gritó sorprendiendo a los demás que no se atrevían a interrumpir con sus dudas aquella conversación.
    - Sesshoumaru, hijo… hay cosas que no sabes, cosas que oculté para que no sufrieras por tu condición de ser tan eterno como los dioses nos lo concedieron, cosas que es tiempo de que conozcas. Ven conmigo.

    Ambos se retiraron, los demás no dijeron palabra alguna, sólo temerosos se vieron entre sí y dejaron morir ese tema, lo que les preocupaba en ese momento era Kikyou.

    Ella estaba en su ataúd sumergida en un profundo sueño que se igualaba al dolor que había en su alma, abrazaba fuertemente la ropa de Yashae y al hacerlo contra su pecho oprimía la Shikon No Tama, que lentamente se llenaba de sombras. Al abrir su madre el ataúd nuevamente, los demás vieron la expresión del rostro de Kikyou. Seguía sufriendo a pesar de dormir.

    - ¡Kikyou! –los ojos de Miroku expresaban consternación, si alguien sabía lo que para Kikyou significaba ese humano era él. Sabía que el dolor de su pérdida podría hacer que incluso Kikyou muriese por la tristeza.
    - Pobre hija mía –susurró Inutaisho al tiempo que le daba una caricia.
    - Algo está mal –dijo Naraku de repente.
    - ¿Qué quieres decir? –Sonomi sintió sus sentidos sobrecogerse.
    - Inutaisho, ¿no lo notas?
    - ¿A qué te refieres?
    - La Shikon, su energía ha cambiado.

    Hasta ese momento Inutaisho cayó en cuenta, pensó que esa sensación que tenía desde que despertó era provocada por lo ocurrido la noche anterior.

    - ¡¿Por qué emite esa energía?!

    Entre los destellos violáceos de la gema se hacían notar velos de sombra, la energía negativa se acrecentaba en el objeto.

    Sesshoumaru y su madre se encontraban fuera, él con las marcas Kuei Jin sobre su rostro y sus ojos enrojecidos parecía gruñir bajo mientras la mujer lo veía con compasión.

    - Ella… Ella no… -Sesshoumaru no podía hablar siquiera del coraje que lo inundaba.
    - Perdóname por ocultarlo, creí que sería lo mejor para ti.
    - Me habrías ahorrado tanta amargura con decirlo madre…
    - De habértelo dicho habrías sufrido en ese momento tanto como Kikyou sufre ahora por el asesinato de su amado humano. Dime Sesshoumaru, por el coraje que sentías ¿fuiste capaz de condenar a tu hermana a la soledad y el dolor eternos? ¿Has sido tú quién la condena a vivir en amargura? Eso claro, si no es que su vida se apaga por la tristeza de haber perdido el amor.
    - ¿Qué has dicho? –sorpresa y preocupación crecientes se notaban en su voz.
    - Sinceramente hijo, no creo que Kikyou se reponga de este golpe.

    La piel de Sesshoumaru se erizó, no, no quería perder a su hermana, sin responder a las preguntas de su madre se dirigía al interior del palacio para ver a Kikyou cuando cientos de Youkais se acercaban peligrosamente al lugar y comenzaron a atacar. Los demás vampiros salieron a intentar defender el palacio. Era claro el objetivo de los monstruos, la perla.

    - Maldición, la energía de la perla está atrayendo a todos esos seres –gritó Inutaisho.
    - ¡Van a destruir todo! –Sonomi no podía hacer mucho por defender el lugar, ella y la mujer blanca formaron una barrera para proteger la construcción del palacio.

    Sesshoumaru, Miroku, Náraku e Inutaisho se dedicaron a exterminar a los youkais, pero su esfuerzo parecía en vano ya que el número de seres iba en aumento cada vez más. Ni siquiera la gran espada de Inutaisho hacía diferencia, la amargura del alma de Kikyou contaminaba la perla y atraía a más y más monstruos deseosos de poder.

    Un estruendo resonó cerca de ellos, Tsubaki apareció. La mirada de Miroku se tornó tierna para con ella y a los demás llenó de sorpresa su visita, no iba al palacio de los Kuei Jin desde que Miroku naciera. Habían pasado ya ciento veinte años y se seguía viendo igual que la última vez.

    - ¡Qué haces aquí Tsubaki! –Naraku estaba furioso exterminando más y más youkais y se había puesto nervioso al ver en los ojos de Tsubaki un brillo que no debería tener.
    - Sentí el cambio de energía en la perla –al mencionar aquello veía a Miroku de una manera en que jamás lo había hecho-. Vine a ayudarlos, si su presencia llegó al Fuji, millones de youkais vendrán atraídos por ella. ¿Dónde está Kikyou?
    - Segura, en el interior –respondió Inutaisho.
    - Tengo que entrar a verla.
    - Si desvanecemos la barrera –dijo Sonomi.
    - Los monstruos podrán atacarla –completó la mujer blanca.
    - Debo entrar o pronto la barrera no será suficiente, miren.

    Al volver todos su vista hacia donde Tsubaki señalaba vieron una enorme nube negra que se acercaba rápidamente.

    - ¿Es una nube?
    - No Sesshoumaru, ¡son youkais! –constató Inutaisho.

    Las dos Kuei Jin desvanecieron la barrera para dejar pasar a Tsubaki pero fue imposible volver a crearla, los monstruos atacaban sin tregua.

    Tsubaki llegó a la habitación de Kikyou.

    - ¡Despierta! –ordenó al momento de emitir una energía hacia ella.

    Kikyou abrió los ojos y la miró desconcertada.

    - ¿Qué hace aquí? –su mirada se veía triste e infinitamente vacía.
    - Ve la perla.

    Kikyou la obedece y se aterrorizó ante lo que vio, ya el color violáceo característico de la gema era sólo un adorno a la oscuridad que nadaba dentro de ella.

    - ¡¿Qué le pasa?! ¿Por qué? –sintió el impulso de arrancarla de su pecho por el temor que la embargaba.
    - Todos están afuera enfrentándose a los monstruos que han venido por la perla. ¿Te parece lo correcto?
    - No entiendo. ¿Por qué me dice esas cosas?
    - Prueba la sangre de la Shikon –ante la estupefacta expresión de Kikyou Tsubaki le grita-. ¡Hazlo!
    - Pero qué… -ella no podía creerlo-. ¡Horrible! ¡Es como un potente veneno que desgarra la garganta!
    - Es el sabor de tu amargura –Tsubaki con tono maternal jamás antes escuchado acaparó la atención de la vampiresa-. Comprendo la agonía que invade tu corazón, la tristeza tan profunda que te sume en el dolor, pero Kikyou no puedes dejarte morir, si no hubiese venido jamás habrías despertado, el dolor te atrapaba en el vacío.
    - Es lo que hubiera preferido. Morir… morir para reunirme con Yashae –su mirada se torna cristalina y su rostro se ensombrece más.
    - No puedes tener un pensamiento tan egoísta. Sí, tú amabas al humano, sin embargo no serías la única que moriría. ¿Acaso tu familia no significa nada para ti?
    - ¿Cómo se atreve a decir algo como eso?
    - ¡Miroku!
    - Tsu… Tsubaki… -no podía creer Kikyou lo que veía.
    - ¿Acaso Miroku no significa nada para ti? –lágrimas caían de su rostro y sus ojos expresaban tanto amor al mencionar el nombre de su hijo-. Los Kuei Jin dependen de ti. Si tú mueres o si no haces algo por superar ese dolor ellos morirán también, los humanos ya saben cómo exterminarlos. Si tú te dejas morir ellos no vivirán ni siquiera un año más. Entre ellos mi Miroku, él lleva la sangre de los dioses, la sangre de los humanos… pero lastimosamente también la sangre Kuei Jin. No sobrevivirá sin beber sangre, la sangre que sólo de tus manos puede manar.
    - Señora… yo pensé que usted no quería a Miroku.
    - ¡¿Cómo no quererlo si es mi hijo?! Tuve mis razones para hacer lo que hice y algún día lo sabrás. Que pueda hablarte así ahora es gracias a mi hermana.
    - ¿Midoriko despertó?
    - No, y no lo hará en mucho tiempo. El poder que ya había recuperado lo usó para liberarme.
    - ¿Liberarla de qué?
    - No puedo explicártelo, sólo por favor Kikyou. Cambia algo en ti… haz que los monstruos se alejen, tú puedes. De lo contrario tu familia morirá, los monstruos que se acercan son demasiados y no podrán con ellos, o bien si prueban esa sangre que ahora derrama la perla como bien dijiste… se envenenarán.
    - ¿Qué puedo hacer Tsubaki Sama? –parecía llorar al preguntar aquello-. ¿Qué puedo hacer si duele tanto?
    - ¿Qué te hace pensar que si mueres te reunirás con Yashae?
    - ¿Cómo?
    - Yashae poseía alma, tú como Kuei Jin que eres no.
    - Eso no…
    - Ustedes como los youkais son espíritus, los humanos son almas. Y al morir marchan a planos diferentes, los humanos tienen la posibilidad de reencarnar, los espíritus no. Salvo que fuese una existencia formada de alma y espíritu como lo soy yo los Kuei Jin o Youkais no son capaces de reencarnar.
    - Yashae…

    Tsubaki se acercó a Kikyou y la abrazó.

    - No te lamentes pensando en lo que perdiste Kikyou, sé feliz por haber sentido lo que sentiste, porque llegó a tu vacía vida un hombre maravilloso que hizo sentir plena tu existencia.
    - Tsubaki…
    - No te digo que olvides tu tristeza, te pido que dejes de desear morir, que reprimas ese odio que sientes hacia alguien que no sabes quién es, ese sentimiento mancha tu pureza y es lo que llena de sombras a la Shikon. De seguir así la perla puede romperse y algo catastrófico podría pasar. Los espíritus que conforman la perla mantienen atrapados ahí a cuatro poderosos demonios que acabarían con el mundo si son liberados, por eso Kikyou tienes que parar.
    - Yo amo a Yashae.
    - Y no lo olvidarás nunca.
    - Alguien me lo quitó.
    - Pero no sabes quién es. No hagas crecer un odio que no sabes a quien va dirigido, eso sólo te llena de sombras, entiéndelo Kikyou, tu espíritu está siendo consumido por la obscuridad.
    - Ayúdame…

    Kikyou cierra los ojos y corresponde al abrazo de Tsubaki, siente entonces cómo su esencia ha estado atrapada entre una abismal obscuridad que la rodea, se siente como en una cueva fría rodeada de nada y sumergiéndose más y más, en medio de aquél silencio comienza a escuchar voces, risas… esa esencia que es ella parece querer despertar, abre lentamente los ojos y se observa a sí misma hablando y riendo con el joven humano, ve cómo él la acaricia y ella puede sentir claramente aquella calidez de las manos de Yashae, cuando ve a Yashae besarla ella puede sentir los labios del joven posados sobre los de ella…

    - ¿Puedes verlo y sentirlo verdad? –escucha la voz de Tsubaki.
    - Yashae… -susurra Kikyou como adormecida.
    - Yashae no murió porque sigue viviendo en ti Kikyou, tus recuerdos con él jamás se borrarán, todo eso que vez no es un sueño, es lo que viviste. Y eso formará parte de ti el resto de tu vida Kikyou. Atesóralo, siéntelo, vuélvelo a vivir con recordarlo. No dejes que la amargura te haga olvidar lo bello que ese joven te dio.

    En el interior de la mente de Kikyou ella logra ponerse en pie…

    - ¡Basta! ¡Fuera de aquí malditas sombras! Yashae seguirá en mi corazón siempre, por lo tanto siempre estará conmigo –al decir aquello las sombras se disipan y ella se ve liberada. Todas sus vivencias con Yashae inundan su corazón y la perla recupera su brillo. La obscuridad ha desaparecido.
    - Lo lograste –dice tranquila Tsubaki.

    Fuera del palacio…

    - ¡Miren! –Sonomi señala a los Youkais que se acercaban, comienzan a disiparse… ya no tienen seguro el rumbo al que se dirigían y la cantidad se dispersa en distintas direcciones.
    - Se marchan, la energía que emitía la perla ha desaparecido –la mujer blanca habla llena de paz.
    - ¡Ahora sólo debemos terminar con estos! –Sesshoumaru seguía defendiendo en la medida de lo que podía el palacio.

    A pesar de que la gran cantidad que se acercaba se había dispersado, aún quedaban muchísimos monstruos atacando.

    Kikyou y Tsubaki salieron a ayudar, al verla fuera Miroku se alegró al enterarse de que había despertado y su distracción provocó que un youkai lo atacase y lo hiriera gravemente.

    - ¡¡¡Miroku!!! –gritó horrorizada y preocupada Tsubaki, corrió hacia él -. ¡Hijo! ¡¿Hijo mío estás bien?! –lo tomó en sus brazos.

    Naraku quedó estupefacto al ver aquello, se suponía que Tsubaki no podía querer a su hijo mientras estuviera bajo su influjo. Sonomi y la mujer blanca no daban crédito a lo que habían oído, Sesshoumaru sólo se ocupada de los youkais e Inutaisho se mostró complacido de ver aquello.

    Miroku se quejó un poco antes de abrir los ojos y verse en los brazos de su madre.

    - Mi pequeño… -Tsubaki lo veía con tanto amor que los ojos de Miroku llamaron a su parte humana y fue capaz de derramar una lágrima.
    - Me quiere… mi madre me quiere.

    Tsubaki se puso en pie.

    - Si uso todo el poder que me prestó mi hermana exterminaré a todos los monstruos, pero si lo hago no tendré tiempo de explicar las cosas y volveré a ser marioneta de Naraku. ¡No importa! Mi hijo está herido, demasiado débil por el daño que le hizo Sesshoumaru, él no es tan fuerte como los Kuei Jin… su vida corre peligro. De igual manera sé que algún día tú me ayudarás a liberarme hijo mío. ¡Espectro! –gritó de repente y de sus manos comenzó a emanar una energía que parecía agua manando de un río hasta formar un dragón-. ¡¡¡¡¡Dragón!!!!!!

    El dragón formado de sus manos comenzó a exterminar a cada youkai que veía y en un instante todos estuvieron a salvo, el dragón acabó con todos los youkais. Tsubaki bajó sus manos evidentemente muy agotada y cayó desmayada. Las mujeres Kuei Jin corrieron a ayudarla, Inutaisho ayudó a Miroku a ponerse en pie, Sesshoumaru no se atrevía a acercarse sólo veía a Kikyou con cierta tranquilidad. Naraku temía que Tsubaki despertara y dijese algo, ya había notado que su hechizo en ella estaba disuelto.

    Llevaron a Tsubaki y a Miroku al interior del palacio.

    - No me lo explico… no puede ser posible, invadí su alma por completo, no pudo liberarse –pensaba molesto Naraku.
    - La esencia de Tsubaki hace un momento era la misma que antes de nacer Miroku, qué pasa… no logro comprender –la mujer blanca estaba sorprendida.
    - Háganse a un lado por favor –Kikyou se acerca a Tsubaki-. No tiene nada, sólo se quedó sin energía. Curaré a Miroku y luego le brindo poder a Tsubaki.
    - ¿Curarás a Miroku hija? –Inutaisho no comprendía.
    - Pues… dices que yo curé a mi madre de sus heridas la noche que nací, algo debo recordar –se acerca a Miroku, sostiene la perla sobre él, cierra los ojos y la perla comienza a emanar energía, las heridas de Miroku desaparecen. Entonces lentamente abre los ojos-. Hola…

    Miroku la ve tiernamente y se incorpora de golpe, se dirige hacia su madre.

    - Descuida… ya la ayudaré –con la gema en una de sus manos y su otra mano dirigida a Tsubaki pide en su interior energía para ella y ésta es canalizada a través de sus manos, como un soplo de viento la energía se posa en Tsubaki y ésta lentamente abre los ojos.
    - ¡Qué demonios! La esencia de Tsubaki… -la mujer blanca se asombró ante el cambio drástico.
    - ¿Qué hago aquí? –pregunta confundida Tsubaki.
    - ¿No recuerda nada Tsubaki Sama? –le pregunta cariñosa Kikyou.
    - Absolutamente nada –dice al tiempo que lentamente se incorpora con una mano sobre su cabeza y con una expresión de dolor.

    Miroku la veía, esperaba ver en ella el mismo amor que momentos atrás, ver en sus ojos esa desesperación por estar a su lado y protegerlo, más Tsubaki ni dirigió a él su mirada. Naraku se le acerca…

    - ¿Qué pasó? –el tono usado habría erizado la piel de Tsubaki si su esencia hubiese sido la misma que defendió a su hijo, más no se inmutó en lo absoluto y contestó viéndolo a los ojos.
    - No lo sé. Llévame al Fuji por favor, me siento mal.

    Los ojos de Miroku expresaron a la que era como su madre sus emociones en ese instante.

    - Tsubaki, estás muy débil. ¿Por qué no te quedas aquí hasta el amanecer al menos?
    - No puedo hacer tal cosa. Necesito irme, en verdad no estoy bien en este lugar.

    Naraku la ayudó a levantarse, salieron fuera del palacio y usando su transformación de bestia emprendió camino. La mujer blanca se acercó a Miroku…

    - Lo siento hijo, lo intenté –la mujer blanca pone su mano sobre el hombre del joven dhampiro y éste le agradece con la mirada.

    Sonomi e Inutaisho no quisieron importunar a Miroku, después de todo ni siquiera ellos comprendían lo que había pasado, se acercaron a Kikyou y la abrazaron, ella tenía una mirada muy triste, sin embargo estaban tranquilos de que hubiese despertado. Sesshoumaru se acercó y le dio un abrazo.

    - Kikyou, me preocupé mucho por ti.

    Ella al sentirlo emitió una energía parecida a los relámpagos y electrocutó a su hermano, éste se alejó rápidamente con una expresión de asombro.

    - En tu vida vuelvas a atreverte a poner tus sucias manos sobre mí.

    Todos se sorprendieron, Miroku comprendió lo que venía.

    - ¿Qué pasa Kikyou? –Sesshoumaru aún se negaba a convencerse.
    - Tus manos están manchadas con la sangre inocente del amor de mi vida, no te atrevas a tocarme con ellas.
    - ¿De qué estás hablando Kikyou? ¿Cómo puedes asegurarlo?
    - ¿Y tú eres capaz de negar los deseos que tenías de hacerlo?

    Sesshoumaru no era capaz de responderle, después de hablar con su madre se sentía mal por no haber dado al joven humano la oportunidad de demostrarle el amor que le tenía a su hermana.

    - Kikyou… hermana yo…
    - Olvídate de mí Sesshoumaru.
    - ¿Cómo hacerlo? ¿Cómo si eres la razón de mi existir?
    - Busca la manera, para mí es como si estuvieras muerto. Si pudiera sacarme la sangre lo haría con tal de no ser tu hermana.

    Esas palabras dejaron a Sesshoumaru sin aliento. Incapaz siquiera de pronunciar palabra.

    - ¡Kikyou! –Inutaisho se sintió ofendido también por las palabras de ella.
    - Lo siento padre, estoy orgullosa de ser tu hija más no puedo decir lo mismo de tener por hermano a un ser como él –diciendo esto se da la vuelta y se marcha a su habitación nuevamente.

    El dhampiro la siguió, al entrar la vio con ese mirar tan triste abrazando la ropa de Yashae. Se acercó a ella y posó su mano sobre su espalda, Kikyou voltea y se acurruca entre los brazos de Miroku.

    - Duele mucho Miroku. No sé cómo haré para vivir cada día sabiendo que él no está.
    - Te comprendo… sé lo que sientes.
    - ¿Aun no puedes hablar verdad? Cuánto tiempo estarás así Miroku, no sabes lo mucho que necesito tus consejos.
    - No sé cuánto tiempo, no lo sé, de hecho no sé si algún día volveré a hablar, pero siempre estaré contigo, siempre.
    - ¡Ese Sesshoumaru!

    Al decir ella eso Miroku la tomó del mentón y clavó sus ojos azules en los de ella, queriendo así decirle que no estaba bien culpar a su hermano sin tener la certeza de que él era el asesino de Yashae. Ella entendiendo algo de eso pronunció palabras que a Miroku entristecieron.

    - Sé que no estuvo bien lo que hice, pero dime… ¿por qué no es capaz de negar que él lo hizo? ¿por qué no dice que estoy equivocada? Él sólo calla. ¡Se queda callado porque no es capaz de negarlo! Y si no lo hace es porque fue él quien lo hizo, porque no se atreve a mentirme –se vuelve a acurrucar en los brazos de él.
    - Yo no pienso de la misma manera. Tiene que haber una razón y te juro lo averiguaré, sin embargo no sé cuánto tiempo tarde Kikyou.

    La mujer blanca veía a su hijo con tristeza, Sesshoumaru lucía devastado, de haber sido humano sus ojos habrían manado agua salada para menguar su dolor. Su hermana, su pequeña hermana lo aborrecía, aquella pequeña a la que cargara entre sus brazos, la que con sólo verlo inundó su pecho de amor hacia ella, la que le sonreía en cada despertar y extendía sus pequeños brazos invitándolo a abrazarla, la que a su lado aprendiera a caminar, la pequeña cuya primera palabra fuera su nombre ahora lo aborrecía. Su nombre había sido pronunciado con tanto rencor… que ni siquiera el eco quedaba de aquella vez primera en que lo nombrara con cariño. Para ese Kuei Jin no había más por qué existir que por ella, no tenía un propósito a su vida más que cuidar y querer a su pequeña Kikyou.

    - Hijo… -la mujer blanca le hace una caricia.
    - Madre –la ve con tanto dolor en su mirada-. Si tan sólo lo hubiera sabido madre…

    Al decir eso da media vuelta y sale del palacio.

    Inutaisho y Sonomi se dirigen a la mujer blanca.

    - ¿Quién es Sara? –la voz de Inutaisho sonaba triste, como si lo pudiera adivinar.
    - ¿Qué tuvo que ver con Sesshoumaru? –Sonomi también creía comprenderlo.
    - Fue una mujer –había tristeza en las palabras de la mujer blanca, tristeza y un poco de culpabilidad-. Una mujer humana de la cual Sesshoumaru se enamoró cuando aún era muy joven.

    Sesshoumaru se pierde en la espesura del bosque, camina con pensamientos confusos, la recuerda, recuerda a aquella mujer que lo marcara, recuerda todo el daño recibido y el odio guardado en vano, su tristeza, su amargura, la amargura que Kikyou había curado, y ahora… ahora aquella amargura se volvía arrepentimiento y deseos de ser perdonado por aquella a la que tanto había odiado y sin razón, ahora una nueva tristeza lo invade, el rechazo de su hermana lo mata…

    Cerca de él youkais lo observan, logran reconocer al Kuei Jin que ha impedido tantas veces logren su objetivo de tocar a la que porta el tesoro que ellos buscan, ahora que él no ha notado su presencia sienten que es tiempo de la venganza, comienzan a rodearlo lentamente sin que él lo note.

    Otro ser se ha dado cuenta de esto, además de que ha sentido en Sesshoumaru una esencia que llevaba tiempo buscando y que había perdido la esperanza de encontrar. Se pierde entre las sombras para seguir a los monstruos.

    Sesshoumaru ha llegado a un claro cerca del manantial en eso escucha un ruido cerca oculto entre los árboles.

    - ¡¿Quién está ahí?! –grita con gargo.

    Al sentir los youkais el tono de desafío se manifiestan, son demasiados para él solo.

    - Basuras… saben que no son nada contra mí por sí solos –les habla con ironía.
    - No hay diferencia, tú solo ahora también serás basura.
    - Muchas veces has impedido que obtengamos el tesoro de poder que lleva esa Kuei Jin.
    - Es tiempo de la revancha.

    Todos comienzan a atacarlo, Sesshoumaru se defiende en la medida de lo posible, aún está agotado por la pelea de hacía unas horas, es herido y cae, antes de que pueda ponerse en pie los youkais atacan con más fuerza Sesshoumaru está por ser vencido cuando cree distinguir entre el olor de todos los youkais un aroma familiar. Busca con la mirada y alcanza a percibir una silueta femenina que con un abanico en mano levantada hace un ademán.

    - ¡Danza de las cuchillas! –grita y cientos de dagas son arrojadas hacia los monstruos, en cuestión de instantes la mayoría son derrotados y el resto huye.

    La mujer corre a ayudar a Sesshoumaru a ponerse en pie.

    - ¿Te encuentras bien? –su voz suena dulce al tiempo que fría.
    - Su voz es como la de Sara… Sí.

    La observa a detalle, lleva un vestido color vino adornado con velos negros, su cabello es negro y lo lleva recogido pero se alcanza a notar su forma ondulada, sus labios son como una cereza, pequeños y tentadores; color pasión y su mirada se adorna con el color del fuego, no obstante tenía algo más, su olfato no podía mentirle. Olía como él, asimismo la belleza que poseía no podía pertenecer a otro tipo de ser, era una vampiresa.

    - ¿Quién eres? –preguntó con un tono frío.
    - Mi nombre es Kagura, vengo de Transilvania.
    - ¿Transilvania dices? –con esa referencia a la ciudad donde naciera su suposición pasó a confirmarse y no tuvo miedo a preguntar-. ¿Eres una vampiresa cierto?
    - Lo soy, vine a este país a buscarlos, ya había perdido la esperanza de encontrarlos.
    -No es seguro estar aquí. Ven conmigo, debes hablar con mi padre.

    Faltaba poco para que amaneciera, los Kuei Jin estaban reunidos en la sala cuando Sesshoumaru llegó con aquella mujer. Su padre la miró extrañado, sus facciones le parecían familiares además de que su aroma la delataba. Kikyou incluso sintió una esencia diferente y salió a ver de quién se trataba, Miroku la acompañó.

    - ¿Quién eres? –Inutaisho preguntó con tono sereno.
    - Mi nombre es Kagura. Hija de Muso, medio hermano de Onigumo.
    - Hace tanto tiempo que no escuchaba esos nombres.
    - Mi padre fue asesinado hace diez años por los humanos y me dijo que viniera a buscar al rey Inutaisho, que sabía que usted me brindaría protección.
    - Muso fue el único que supo hacia donde huiríamos mi familia y yo, despreocúpate puedes quedarte con nosotros.

    Kikyou preguntó…

    - Como nos encontraste si aquí los humanos nos conocen de manera diferente.
    - ¿Kuei Jin cierto? Me tomó años caer en cuenta de que se referían a los vampiros con eso, además hace unas horas sentí una energía extraña y vi a miles de monstruos acercarse a este lugar, los seguí y por casualidad me encontré con este joven.

    Kikyou dirigió una mirada impasible a Sesshoumaru y ya no dice nada. Naraku vuelve en ese momento y al verla se asombra.

    - Una vampiresa. Una vampiresa de sangre pura. ¿De dónde ha salido? –se le acerca de una manera en que incomoda a la chica.
    - Mi nombre es Kagura, vengo de Transilvania.
    - Aléjate de ella Naraku –le dice Sesshoumaru con tono molesto-. Respeta su espacio personal.

    Éste ve a Sesshoumaru de manera indiferente.

    - Bienvenida Kagura –le dice Sonomi.
    - Estarás segura aquí –la mujer blanca también la recibe grata.
    - Parece que nuestra familia crecerá –al decir esto Inutaisho ve de manera especial a Sesshoumaru.

    Una nueva integrante se unía a la familia y con su llegada se tejían más destinos, se tejían más lágrimas y más sufrir, ella no lo ve así, ella se siente salvada, no sabe lo que sufrirá también.

    Kikyou se volvió una mujer vacía que viviría sólo por que debería hacerlo, sólo por los demás, porque ella misma ya no encontraba razón a su existencia. No volvió a hablar con Sesshoumaru. La vida se tornó diferente para todos, pero más para ella, quien año tras año saboreaba su soledad. Ya ni siquiera tenía la dulce voz de Miroku para consolarla, los cien años que vinieron después fueron para ella llenos de soledad, fueron cien años de soledad.

    Se tornaron tus días en veneno amargo obligada a beber
    tu vida no podía llamarse vida ahora.
    Más lejos estabas de comprender que el amor que había huido luchaba día a día por volver.
    El destino teje sus hilos de sigilosa manera en que no sabes
    nunca qué te espera.
     
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  12.  
    Hikari-sama

    Hikari-sama Iniciado

    Aries
    Miembro desde:
    24 Julio 2006
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    26
    Pluma de
    Escritora
    >. < No se si enojarme o alegrarme
    Esperaba encontrar este fic terminado ¬¬ pero NO NO y sólo 6 tristes contis!! 6!!!!!! Y sí que tristes. Tristes porque por alguna razón tanta ternura en Yashae ya me hacia vislumbrar que no viviria mucho tiempo. Kikyo no me cae muy bien pero mira que en tu fic ya se ha vuelto mi heroina, pobre de ella. Qué culpa de que le dieran la perla? Naraku la odia por eso. JURO que él mató a Yashae. Sesshoumaru lo odiaba pero es mas grande su amor por kikyo que su odio por el humano. Odio que segun veo fue culpa de una tal Sara. Una humana de la que EL GRAN SESSHOUMARU SE ENAMOROOOOO. Y qué pasó con ella?!!!! Eso queda en el anonimato!!!! Quiero saber!

    Ahora... Tsubaki se hizo mala por muchos muchos años y mientras Midoriko ha dormido como un tronco. Cuando ya tenia una poquita de energía la usa para devolverle voluntad a su hermana quien no la usa como debe >.< debio acusar a naraku! Bueno, admito que me encanto que le demostrara amor a miroku, le hace falta. mas ahora que el sexymaru lo dejó mudo.

    Quiero decir tantas cosas.... pero mejor ya paro. Conti pronto plis!!!

    Ah!! Y ya tengo un fic que sí publicaré ñaj ñaj ñaj. Lo deberas leer! En realidad lo publiqué antes pero ahora está corregido y aumentado =P
     
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  13.  
    Melpómene

    Melpómene Entusiasta

    Capricornio
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    25 Septiembre 2011
    Mensajes:
    118
    Pluma de
    Escritora
    Hola!!
    ¡Encontre tu fic hace poco y no lo pare de leer!
    ES MUY BUENO, BUENISIMO. La verdad es que no soy una Kikyo-Lover pero creo que este es el primer fic que encuentro donde ella sale de protagonista y no me enoja ni me da como un pique (que normalmente me da cuando ella es la protagonista), de hecho hasta la comprendo por todo lo que ha pasado, la admiro... pero me muero por ver a Kagome (Ella es mi favorita).

    Pues del fic tengo una duda, pues no una duda sino una observacion.
    Inuyasha=Yashae ¡¿Verdad?! (Descubri america en un vaso de Agua)
    Y pues te Imploro, te suplico que pongas conti ¡¡ porfaa !! Estare re-Pendiente
    Y Puss si no es mucha molestia me gustaria que me avisaras !!
    Saludos :)
     
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  14.  
    Taiyou no Fuyu

    Taiyou no Fuyu Iniciado

    Sagitario
    Miembro desde:
    26 Junio 2011
    Mensajes:
    16
    Ya sospechaba que la flauta que tocaba Kikyou era de Sara, era algo implicito pero ahí estaba. Pobre de Sessho lo han culpado por algo que no hizo, aunque de alguna forma se lo merece por todo lo que le ha hecho a Kikyou y a Miroku. Me pregunto si Naraku intentará manipular a Kagura tal como lo hace con Tsubaki, o ella simplemente será "mala por naturaleza" xD
    Me gustó que le dieras un giro a la serie para adaptar sus personajes a algo "mas oscuro" como lo son los Vampiros, con todos sus mitos y demás. Estaré esperando la conti, ¡cuídate amiguiux!.
     
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