Sacrilegio

re: Sacrilegio

Hola, perdonen que tardara tanto, aquí traigo la conti. Pero antes, creo que merecen saber los títulos de los capítulos, los he puesto en japonés, tal vez alguien ya haya buscado el significado, pero si no, de todos modos aquí está.

CAPÍTULO I Kuei Jin - Vampiro
CAPÍTULO II Shikon no Tama - Gema de las cuatro almas
CAPÍTULO III Matsu - Espera
CAPÍTULO IV Shinjiru - Creer (de confiar)
CAPÍTULO V Kikyou - Flor de campanilla

Bueno, con el 2 y el 5 no había necesidad de aclaración. El capítulo de hoy, se llama Sangre.

Antes...

Kirf - Mi adorada hermanita, gracias por rondar mi fic XD, me alegra. Y te pasas he ¬.¬ sé por qué dices eso de kikyou, jeje tampoco es mi preferida y lo sabes XD ya verás por qué tiene ese papel muahahahaha.

Kotono - Gracias por venir a leer, jeje, y si te platico lo que sigue no tendrá chiste, tú lee y verás. Gracias por el apoyo, y soooooorry nuevamente por la demora. Pronto y poco a poco se resolverán tus dudas.
No es por ser vanidosa pero sé que te va a gustar.

Pan-chan - Sip, seguiré tu consejo, los fines de semana serán las contis, esta vez tarde otras dos semanotas pero espero no tardar tanto a la proxima, ya sabes, trabajos en la escuela, una casa que atender etc. Jeje, imagina imaginador, que para eso tienes la imaginación XD.

Ami Hoshi - hay que casi lloro, tantos halagos en un sólo post n . n No te preocupes, kikyou es un personaje que tenía que aparecer en el fic, más no es ella la estrella. Dame una oportunidad. Verás que su personaje era necesario. Soportala unos capítulos n . n

Mononoke - ¡Qué gusto tenerte de nuevo en otro de mis fics! Extrañaba tu entusiasmo. Me alegra que te haya gustado este fic, y sip, sigue a Sessho, tiene mucho que mostrar. No tienes ni la más remota idea de quien es el hijo de Náraku y Tsubaki, soy taan mala XD. Ya verás.

Bueno gracias por leer el fic, y aquí va el capítulo.

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CAPÍTULO VI​

.~*Chi*~.​

Sesshoumaru se había negado a entregar a la bebé a alguien más, no la devolvía aun a Sonomi, no se la prestaba a su padre, ni siquiera a su madre, la tenía cargando, hacía que la pequeña tomara su dedo con su pequeña manita que apenas y alcanzaba a tomarle la punta, la observaba fascinado. Tal vez él sería el único que lograría ver a través de esa mirada de madera, un aro color dorado alrededor, le parecía como cuando el sol empieza a asomarse tras las colinas, comentó a su madre lo que veía en los ojos de la pequeña, pero ella no pudo distinguirlo.

- Sesshoumaru, creo que estás tan encantado que vez de más –le dijo su madre.
- Vela, observa sus ojos detenidamente.
- Son del mismo color que los míos, lamentablemente no heredó los ojos de ustedes –habló Sonomi.
- Que no tenga los ojos como nosotros, no quiere decir que sea menos hermosa, ¿o sí hijo?
- Por supuesto que no padre, es hermosa, y no estoy diciendo lo contrario. Sólo quería que vieran lo que yo, hay en sus ojos un dorado como el de la aurora.
- Tal vez es algo que nadie más verá. Devuelve la pequeña a Sonomi, es hora de que coma.

Náraku que hasta entonces se había mantenido callado y lejos del grupo, se digno a hablar.

- Hablando de comer, ¿cuándo será que podremos beber la famosa sangre de los espíritus de la perla?
- Tienes razón hermano, Midoriko dijo que cuando la perla estuviera en manos de una mujer vampiro cuyo cuerpo fuera tan puro como su alma, la perla sangraría para alimentarnos.

Sesshoumaru devolvía con cierta pesadez a la bebé con su madre.

- ¿Pues ya es hora no crees? Si esa mocosa nació no es para que sea un bulto inútil.

Habló sin pensar, y eso le costó que Sesshoumaru se le fuese encima.

- ¡En tu miserable vida vuelvas a expresarte así de mi hermana! –gritó tomándolo del cuello y enterrando ligeramente sus garras en la piel-. ¡No hagas que olvide los lazos que nos unen y termine haciéndote pedazos!
- ¡Calma Sesshoumaru! –gritó su padre.
- Soy… soy tu tío, debes respetarme –intentaba parecer altivo cuando en realidad el aire le faltaba.
- Te he respetado siempre, Ná ra ku, pero no olvidaré que no ayudaste para nada en la búsqueda de Sonomi y mi hermana, y ahora, te das el lujo de hablar mal de ella.
- ¡Sesshoumaru! –Inutaisho había tomado su brazo para obligarlo a soltar a Náraku-. Suéltalo ya.

Obedeció mirando con furia a Náraku.

- Esta te la cobraré algún día sobrino –pensaba Náraku.
- No olvides lo que te he dicho –le dice Sesshoumaru y se aleja de él.
- Midoriko… -habla Inutaisho-. No me explicó cómo ni cuándo sangraría la perla, mi hija ya la tiene en sus manos y no ha pasado nada.
- Tal vez hay que hacer una especie de rito –dijo la mujer blanca-. No creo que por sí sola vaya a darnos la sangre que necesitamos.

Justo en ese momento escucharon un estruendo en el jardín.

- ¡¿Qué fue eso?! –dijo Sesshoumaru y salió a ver, una silueta femenina se hacía ver entre las sobras-. ¿Quién eres y qué quieres?
- Soy la hechicera Tsubaki y busco a tu padre, Sesshoumaru.

Sorprendido de que esa mujer supiera su nombre se convenció de que era una hechicera, la hizo pasar hasta donde todos se encontraban.

- ¿Qué haces aquí? –le preguntó molesto Náraku.
- No he venido a buscarte esposo mío, vengo a ver a Inutaisho.

La mirada de la mujer blanca titiló con celos. ¿Por qué la hermosa Tsubaki esposa de Náraku buscaba a Inutaisho?

- Tsubaki, disculpa, hubo contratiempos y no he podido hablar con Náraku –se apresuró a decir Inutaisho.
- No te preocupes honorable kuei jin, no he venido por eso. Sé lo que pasó con Sonomi –dijo viendo a Náraku-. Y sé lo que pasó con Kikyou.
- ¿Cómo sabes el nombre de mi hija?
- No olvides quién soy, ni lo que soy Inutaisho. Me ha obligado a abandonar el Fuji, una orden de mi hermana Midoriko.
- ¿Midoriko dices? ¿Acaso despertó?
- No. Lamentablemente no. Lo que pasa es que luego de que te marcharas, la bola de cristal me llamó para que me acercara a ver lo que tenía que mostrarme, fue así que me enteré de lo ocurrido con tu esposa y tu hija, pero no fue ese el móvil de mi visita. Después de eso me invadió un sueño, en él… mi hermana me hablaba. Dijo que ya era tiempo de otorgarles la sangre de los sagrados espíritus de la Shikon.
- Entonces sí hay que hacer algo especial.
- Efectivamente. Ella me ordenó venir a realizar la ceremonia de sangre.
- ¿Ceremonia de sangre? –preguntaron todos los vampiros.
- En el sueño, Midoriko me dio la clave para que la perla les brinde la preciada sangre.
- ¿Qué tenemos que hacer? –preguntó Sonomi.
- Primeramente necesitamos ir al jardín, y Sonomi… no des aun de comer a la bebita.
- De… acuerdo.

Ella les pidió preparar un grueso tronco de árbol con una cuna en uno de los lados, lo pusieron bajo la luz tenue de la luna que menguaba lentamente. Pidió sabanas blancas para cubrir el tronco, y finalmente, sacó de sus ropajes una copa, no una cualquiera, sino una copa del más fino cristal. Así mismo, una pequeña daga de plata.

- Coloquen a la bebé en el tronco –ordenó Tsubaki.
- ¿Qué harás con eso? –preguntó un tanto preocupada Sonomi observando la pequeña daga. Plata… una de las pocas cosas que podían herir a los vampiros.
- No hay necesidad de temer.

Obedeció, colocó a la pequeña en la cuna hecha por el tronco y las sábanas. Tsubaki la observó largo tiempo.

- Es increíble –susurró.
- ¿Qué pasa? –preguntó Inutaisho.
- Todos ustedes, cada uno posee poderes únicos a parte de los que les da el hecho de ser kuei jin. Sí, toman la forma de un animal para desplazarse con más rapidez, son criaturas muy fuertes, pero cada una con un poder diferente. Tú por ejemplo, tienes potestad sobre los vientos gracias a tu espada, tu mujer –se refería a la mujer blanca-. Posee el poder de sentir la escencia misma de todo ser, Sonomi, puede curar las heridas, aunque no pueda curarse a sí misma, Sesshoumaru puede producir en sus garras veneno tan potente que mata con sólo olerlo y Náraku… -se quedó callada-. El caso es simple, todos poseen una habilidad única, pero tu hija… posee algo que ningún vampiro debería.
- ¿Qué tiene mi hija?
- Poderes espirituales.
- ¿Cómo?
- Así es, posee poderes como el de las sacerdotisas humanas, como el de mi hermana Midoriko.
- Y eso es bueno o malo.
- No lo sé, eso sólo el tiempo lo dirá. Bueno, ya es hora de comenzar –se acercó a la pequeña y tomó su bracito, acercó peligrosamente la daga a la muñeca de la niña, estaba por cortarla cuando…
- ¡No te atrevas siquiera a pensar que vas a lastimarla! –Sesshoumaru tenía su mano fuertemente detenida.
- No te preocupes, esta daga es mágica. Hiere sólo por unos segundos, luego la herida cierra nuevamente sin dejar marca alguna.

Sesshoumaru la soltó. Tsubaki entonces cortó la muñeca de la pequeña, quien ni siquiera movió un músculo. Acercó la copa y dejó caer unas gotas de la sangre de la pequeña, en cuanto la retiró, tal como lo dijo, la herida cerró. Movió la copa hasta cubrir con el carmesí de la inocente sangre todo el cristal de la copa, hizo un ademán con su mano y la copa brilló con una violácea luz que impregnó la sangre de la pequeña haciendo la copa tuviese ese color luego de que el resplandor desapareciese.

Con copa y navaja en manos Tsubaki se acercó a Inutaisho, le tomó la mano y pasó la daga en su muñeca, gotas de sangre roja como el fuego cayeron a la copa, se dirigió a la mujer blanca, hizo lo mismo con ella, su sangre era de un color más encendido que el de la sangre de Inutaisho, lo cual reflejaba que tenía más carácter que él. Sonomi en cambio poseía una sangre menos encendida que la de ellos, Tsubaki lo sabía era fuerte de espíritu, pero no de carácter. Sesshoumaru tenía una sangre que pasaba el color de la de sus padres, y al llegar con la sangre de Náraku, un espeso líquido oscuro que casi perdía el color natural de la sangre calló en la copa que contenía la mezcla de las sangres de todos, corrompiendo con su oscuro color. Tsubaki sintió escalofríos, pero al caer la última gota, la sangre que cubría la copa brilló con más intensidad y claramente vio purificada la sangre de Náraku.

Tomó la daga y comenzó a revolver en la copa la sangre de todos, con el movimiento, se desprendía de las paredes de la copa la sangre de Kikyou, sangre que por el hechizo de Tsubaki se veía violácea, líneas de ese color formaban una espiral dentro de la copa, ofreció entonces un sorbo de esa mezcla de sangre a cada uno de los vampiros, quienes al principio se negaban a hacerlo pero que luego habrían querido beber toda la copa. Ninguno imaginó que la mezcla de sus sangres haría un sabor tan delicioso.

Luego de ofrecer la sangre a los vampiros sólo quedaba media copa, entonces se acercó a la pequeña, con una mano tomó su carita para hacer que abriera su boquita y con la otra acercó la copa dando de beber a la bebé la sangre de sus familiares, esa sangre se convertiría en su primer alimento. Como si supiera lo que debía hacer, la pequeña tomó con su manita la perla, apenas y podía abarcarla, Tsubaki sostuvo su manecita sobre la copa, en ese momento el punto carmesí que se veía en el centro de la perla comenzó a verse más y más encendido y una pequeña grieta se hizo sobre la perla, maravillados, todos observaron manar sangre de ese pequeño objeto, una sangre limpia, de un rojo hipnotizante, la copa estuvo llena en un santiamén.

- Igual que hace unos momentos, beberán sólo por esta ocasión, todos de la misma copa –les dijo Tsubaki y les acercó uno a uno la copa para darles un trago de esa sangre sagrada.

Uno a uno quedaron idiotizados luego de probar semejante sabor. Exquisito, simple y sencillamente delicioso. Jamás la sangre de algún humano les había parecido tan deliciosa. Incluso Náraku quedó encantado con el sabor de esa sangre.

- A partir de ahora, cada vez que tengan hambre, hagan que la pequeña sostenga la perla sobre sus copas, esta no la volverán a usar –dijo Tsubaki y la arrojó al estanque. La copa se hundió-. La perla sangrará para ustedes, pero sólo en manos de la pequeña. Y como una vez te dijo mi hermana Inutaisho, nadie, absolutamente nadie debe tocarla. Sólo ella. Todos ustedes deberán tener cuidado, porque los poderes de la perla fueron despertados y tendrán constantes ataques de youkais que querrán venir por ella.
- Nadie saldrá vivo si intenta acercarse a mi hermana.

Tsubaki sonrió ante las palabras de Sesshoumaru.

- Una cosa más… Inutaisho, no olvides la promesa que hiciste a mi hermana.
- No lo he hecho. A partir de hoy me dedicaré a cumplir con ella.

Sangre, la preciada sangre se había conseguido. ¿Pero a qué precio? Mi padre aun no lo sabía.​

Kikyou, pobre e inocente amada mía, sin que lo supieras, tu destino había sido sellado.​

La ambición sería cultivada día a día.​

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Rayos, en word fueron cuatro páginas pero aquí se ve muy corto. Espero el otro me salga más largo.

Bueno, sólo me queda esperar que les gustara el capítulo.

Hasta pronto!!!

 

re: Sacrilegio

Hola, al fin pude terminar la conti de mi fic. Había perdido la inspiración luego de la sinopsis del cap 21. Pero ya está lista y aquí la tienen.

Antes...

Ami Hoshi - Me quitas un peso de encima n . n ya te me hacía a la idea de que no regresarías a leer el fic, pero gracias, no te decepcionaré, espero que te guste este cap. Ha y cabe mencionar que gracias a ti mejoré mucho en mi redacción. Te lo agradeceré siempre n . n

Mononoke - Hola, alcancé a ver tu otro comentario, no es que no se subiera, es que lo borraron, pero en fin, aquí estás de nuevo. En este fic se resuelven algunas de tus intrigas jeje, no todas porque si no no tendría caso verdad? se trata de tenerte mordiendote las uñas por no encontrar respuestas jeje, espero que te guste el capi.

tempest - Gracias por aceptar mi invitación, espero que te guste el fic tanto como los otros. Y no te preocupes, Kikyou no será la mala, de hecho necesitaba de su caracter y personalidad para este papel. Las frases finales de cada cap, son pensamientos de mi personaje principal, espero sigas leyendolo para que veas de quien se trata.

eva maria - Muchas gracias por tomarte parte de tu tiempo para releer el fic, espero que te siga gustando. Y sip, empiezan los problemas, pero como dije antes, Naraku sabe ser paciente, muy paciente. Y de nuevo felicidades por tus notas! Tus esfuerzos fueron recompensados n . n

Kotono - Jeje, me agrada tu entusiasmo, que bueno que te guste el fic, y ¡bruja! adivinaste parte del siguiente cap, o sea, de este jeje, encontrarás respuesta a tus intrigas, sólo a algunas jeje.

Pan-chan - Gracias por estar pendiente de mi fic, qué bueno que te gustara la conti, y no, Naraku es demasiado egoísta como para olvidar sus objetivos, antes es muy paciente. Verás en este capítulo a qué grado llega. Y ¡Claro que kagome tiene lugar en el fic! Cómo crees que la dejaría fuera, sólo paciencia, paciencia, la verás n . n pero recuerda que aparte de ser U.A. este fic es Long Fic. Espero te guste este cap.

Hikari-sama - Hola! Claro que te recuerdo, qué gusto que vuelvas. Y qué gusto que te agradara el fic, por lo que veo ya sospechas el rumbo de mi historia verdad?? Guardame el secreto n . n espero te guste, y esta vez prometo, prometo contactarte.

SESSHOGRISS - Gracias por tu amable comentario, qué gusto que te gustara la historia, espero no decepcionarte y seguir acaparando tu curiosidad para que sigas aquí hasta el final. Gracias, mil gracias de verdad.

Gracias también a otras lectoras que vi, pero cuyos posts borraron. Les agradezco.

El capítulo de hoy se llama "Transformación" espero les guste.

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CAPÍTULO VII​

.~*Henka*~.​

Cinco copas se llenaron y vaciaron una y otra vez… no habrían querido dejar de beber. La sangre que probaban hacía uso y honor de su nombre: Sangre sagrada.

Tsubaki los observó un rato, se sentía bien de haber sido de ayuda, sentía que nunca había estado a la altura de Midoriko y por ende, no había sido muy necesaria para las personas, pero hoy… hoy eso había cambiado. Había ayudado a quienes lo necesitaban, se sentía bien. Se disponía a marchar cuando…

- Espera Tsubaki –le habló Inutaisho-. No te vayas, aun tengo algo que hacer y necesito que te quedes.
- De… ¿de qué se trata? –preguntó ya sabiendo la respuesta.
- De mi sobrino. Prometí ayudarte y lo haré. Acompáñame a la sala.

Caminó guiada por él. Se sentía un tanto nerviosa con la mano del kuei jin sobre su espalda baja. Náraku observaba cómo ellos llegaban a donde Inutaisho le dijo que tenía que hablar con él.

- Tsubaki toma asiento.
- Hai –susurró obedeciendo.
- Dijiste que tenías que hablar conmigo. ¿Qué hace ella aquí? –Náraku temía que Tsubaki le hubiese dicho que él tuvo que ver con el accidente de Sonomi, estaba seguro de que Tsubaki lo sabía, lo había visto en su mirada cuando comunicaba a su hermano que había presenciado lo ocurrido gracias a su esfera de cristal.
- Es de ella de quien tenemos que hablar.
- No veo ninguna necesidad de hablar contigo sobre mi mujer.
- Pues la hay –silencio invadió unos segundos-. Náraku, ¿por qué decidiste hacer de Tsubaki tu esposa?

Esa pregunta no la esperaban ni Náraku ni Tsubaki. La una estaba temerosa de la respuesta de Náraku y el otro no sabía qué responder.

- No creo que sea de tu incumbencia. Yo jamás te hice pregunta similar respecto a Sonomi y…
- No la hiciste –lo interrumpe-. Pero de haberlo hecho te habría respondido que hice mi esposa a Sonomi porque la amo. Ahora responde a mi pregunta.
- No hay más mujeres vampiro, al menos no en este lugar –cuando dice eso las pupilas de Tsubaki se cristalizan-. Y una humana, no. Simplemente detesto a los humanos. Ella en cambio… sí, es humana, pero no cualquiera. Es la humana perfecta para mí, es hermosa, poderosa, especial. No merece haber nacido entre ese racimo de maleza –Náraku no mentía, en cierta forma estaba expresando lo que sentía por Tsubaki que lo orilló a desearla de tal manera y a marcarla como su esposa, para que nadie, absolutamente nadie, se atreviera a pensar siquiera, que podría poseerla.

Inutaisho sonrió, conocía a su hermano, jamás diría que sentía cariño por ella pero con lo que dijo fue suficiente. Tsubaki había dejado escapar un par de lágrimas, al Náraku verla…

- ¿Bueno ya me dirás por qué este cuestionamiento de mi vida privada?
- Hermano, quiero ser el primero en felicitarte –se acercó a él y lo abrazó.
- Fe… ¿Felicitarme por qué? –preguntó rompiendo el abrazo.
- Tsubaki, díselo.

Ella se incorporó, temerosa caminó hasta Náraku, se paró frente a él. Sus hermosos ojos azules parecían temblar.

- Náraku… yo… -afinó su garganta-. Estoy en cinta.
- ¿Qué? –murmuró bajo e incrédulo.
- Hermano, vas a ser padre.

Náraku sintió un vuelco en su ser. ¿Padre? ¿Él padre?, no, eso era imposible. Jamás pasó por su mente el tener un hijo, pensó que no era necesario. Era tan egoísta que sentía que no tenía por qué dar vida a otro ser, él vivía para arrancar la vida a seres inferiores, pero ahora… ahora daba vida, sí, él daba vida, daba vida a un ser nuevo con la ayuda de uno de esos seres inferiores a los que él la quitaba. Se sentía extraño, tal vez emocionado, sí, eso debía ser, desconocía muchas de las buenas emociones, sólo conocía la maldad.

Miró fijamente a Tsubaki, la tomó por la cintura y le dio un brusco beso. Ella cerró los ojos pero él los mantenía abiertos, tal vez era que quería cerciorarse de que no soñaba, aunque… ¿cuándo lo había hecho? esa era la razón de su pésimo carácter, el hecho de no soñar, de no tener esperanzas o ilusiones por realizar.

Inutaisho sintió que debía dejarlos solos, creyó que Náraku debía disfrutar junto a Tsubaki de ese momento especial, lo que no pensó es que el egoísmo de su hermano haría de ese momento el peor de la vida de Tsubaki, y tal vez de cualquier mujer.

Se separa de Tsubaki bruscamente…

- ¿Por qué tenías que decírselo primero que a mí? –le dice molesto.
- No entiendo de qué hablas –le responde un tanto asustada.
- Si es mi hijo… ¿por qué mi hermano debía saberlo antes que yo?
- Náraku, es que… tenía miedo de tu reacción. Tú me dijiste que no querías que otros lazos nos unieran y yo pensé que un hijo…
- Un hijo no significa nada para mí –le dice despectivo-. No cambia la forma en que te veo, eres igual ante mis ojos. De hecho, tal vez ahora desconfío de ti.
- ¿De qué estás hablando?
- ¿Cómo saber si es mío?

Las pupilas de Tsubaki se dilataron.

- ¿Qué estás diciendo?
- De mi hermano tal vez no es, no lo has visto tan seguido como para que te embarace, pero… ¿cómo saber si es mío?
- ¡Náraku eres un idiota! –le grita al borde de las lágrimas-. Como Kuei Jin que eres tu olfato puede saber si hay otra esencia en mi cuerpo. Lo que has dicho es con la única intención de lastimarme.
- Tsubaki, Tsubaki –ríe ante la mirada de ella-. Vamos, te acompaño al Fuji.
- No te necesito. Volveré sola.
- No digas tonterías –la vuelve a tomar por la cintura mientras piensa-. Pobre… creo que después de todo puedes serme útil. Como tu hermana lo dijo, en ti hay ambición, y eso… eso mi querida Tsubaki, será tu perdición –comienza a verla de una manera diferente, hay algo en sus ojos rojos que paraliza a Tsubaki-. Llevas a mi sangre contigo, no irás sola.

Siente un escalofrío correr por su cuerpo, algo anda mal.

Se deja guiar por el kuei jin, llegan al jardín y Náraku toma su apariencia animal.

- Sube a mi lomo –dice a Tsubaki.

Temerosa accede, no sabe qué esperar de Náraku. Sobre el lomo del lobo en sus pensamientos se pierde, aferrada fuertemente a la melena de Náraku piensa…

- La mirada de Náraku, debo cuidarme de la mirada de Náraku.

Ella recuerda lo que les había dicho a los vampiros, cada uno poseía un poder único aparte del que les daba el ser ese tipo de criaturas, nombró los poderes especiales de cada uno de ellos, pero no el de Náraku. ¿Por qué no lo hizo? Ni ella misma lo sabía. ¿Sería que acaso esa habilidad de Náraku ya comenzaba a controlarla? Estaba asustada, tanto que no se percató de las horas que habían pasado, reaccionó al ver que estaban frente a su casa casi en la cima del Fuji.

Baja lentamente.

- Gracias Náraku –dice y se dispone a entrar.
- Espera –Náraku toma su apariencia normal-. Entraré contigo.
- No es necesario Náraku.
- No estoy preguntando. Dije que lo haré.

Entra con ella, y antes de que ella objetara algo él la besa, la carga y se dirige a la habitación de ella, lugar que muy bien conoce. Tsubaki no puede rechazarlo, a pesar de su preocupación es imposible para ella hacerlo.

Náraku se posa sobre ella y clava su mirar de fuego en los ojos zafiro de ella. La observa largo rato… Tsubaki siente perderse ante esa mirada, su cuerpo, mente y corazón no tienen voluntad ante esa mirada.

- Kami… está sucediendo. No quiero, no quiero que me controle. Sal de mi mente por favor –pensaba desesperada al darse cuenta de las intenciones de Náraku.
- Pobre mujer mía, de nada sirve luchar en mi contra. Tu esencia sigue siendo la de un humano, por muy poderosa que seas, no podrás contra mí. Déjate vencer.

Tsubaki empezaba a sudar frío, su cuerpo temblaba. Náraku se dio cuenta de que ya era suficiente. No quería destruir su alma, sólo quería embargarla. Se puso de pie.

- Me voy –dijo-. Cuídate mucho y cuida de mi hijo.

Diciendo esto marchó. Ella se quedó tirada en la cama.

- No. No quiero.

Se levantó y corrió a la habitación en donde yacía dormida su hermana Midoriko. Se puso de rodillas al lado de la cama y tomó su mano, la besó y apretó fuertemente.

- Midoriko tengo miedo. Despierta por favor hermana… tú sabes que soy débil de espíritu –comienza a llorar-. No me dejes sola hermana, no me dejes sola ahora que más te necesito. Tengo miedo, mucho miedo. No sé qué tiene en mente Náraku, pero sé que no es bueno. Hermana cometiste un error al hablarles del poder de la perla, Náraku quiere poseerla, intentó matar a la esposa y la hija de Inutaisho. Hará cualquier cosa por tenerla, y lo peor es que no puedo hacer nada para evitarlo. Sé que quiere apoderarse de mi mente, hermana ayúdame. No me dejes sola por favor, te necesito, ahora más que nunca te necesito.

Sus lágrimas brotan sinceras, tiene miedo, miedo a dejar de ser quien es. Sabe que la habilidad de Náraku es la de doblegar el alma de las personas.

- Midoriko, despierta por favor, ven a ayudarme. Hermana espero un hijo, un hijo que no quiero que sea como él. Cuánta razón tenías hermana, cuánta razón. No debí poner mis ojos en un kuei jin, y menos en ese kuei jin. Tengo miedo, tengo miedo… -susurrando esto se queda dormida sin haber soltado la mano de Midoriko.

Nuevamente es presa de un sueño profundo, vaga entre sombras, su mente se pierde.

- Tsubaki… -le susurra una voz-. Tsubaki responde a mi llamado.
- ¿Hermana? –dice confundida-. ¡Hermana has despertado! –corre a abrazarla.
- No Tsubaki. Aun no puedo hacerlo, aun no recupero las fuerzas y energías suficientes para despertar. Sin embargo no te he dejado sola hermana. Estoy contigo. He venido a ti porque escuché tu llamado.
- Ayúdame. Tengo mucho miedo.
- Lamento decirte que no puedo hacer nada por ti. Mis poderes no son ahora los suficientes para ayudarte.
- ¿Qué haré entonces? Náraku me controlará.
- Discúlpame hermana, esto es mi culpa. Desperté su ambición por la perla, y nombré una de tus debilidades, es eso lo que él está usando para apoderarse de tu alma.
- ¿Qué puedo hacer?
- Tu hijo.
- ¿Mi hijo?
- Envía a él tus poderes espirituales, envía a él tus buenos sentimientos. Yo no puedo salvarte, pero él lo hará.
- No te entiendo.
- Náraku te controlará. No dejes que contigo controle a tu hijo también, no dejes que él también sea como Náraku.
- No eso no. No quiero.
- Si ya no hay salvación para ti ahora, envía a tu hijo lo bueno que hay en tu alma, así él no será como su padre y tendrás la esperanza de volver a ser quien eres. Cuando yo pueda despertar te salvaré del control de Náraku, pero para eso, necesitaré que tu esencia no haya desaparecido del todo.
- Hermana.
- Te prometo Tsubaki que tú y tu hijo estarán bien. Despertaré para salvarte de Náraku, confía en mí.
- Lo haré hermana.

Lentamente abre los ojos, sorprendida cae en cuenta de que se asoma el anochecer. Durmió casi doce horas. Aun tiene entre sus manos la blanca, suave y fría mano de Midoriko. La observa.

- Gracias hermana. Ahora sé que no estoy sola –acaricia su vientre-. Tú hijo mío, tú serás mi esperanza.

Sale de la habitación de su hermana. Se sienta en el diván de la sala y comienza a recitar una oración, todo su cuerpo parece estar rodeado de un aura morada y azul, se queda así largo rato.

En el castillo de los kuei jin apenas comienzan a despertar, ya no hay preocupaciones para ellos. Ahora pueden beber sangre cuando lo deseen.

Todos se encuentran en la sala, Sesshoumaru tiene en sus brazos a Kikyou, apenas despertó fue a buscarla para tenerla con él, de verdad que la niña lo ha encantado. Ninguno se esperaba que…

- Saldré unos días.
- Pero a dónde irás –le dice la mujer blanca.
- Ya tenemos la sangre prometida, ahora yo debo cumplir la promesa que hice a Midoriko.
- Es verdad.
- Inutaisho por favor ten mucho cuidado.
- Despreocúpate Sonomi. Estaré bien. ¡Sesshoumaru! –le habla un poco fuerte para tener la atención de este-. Cuida de tu madre, de Sonomi y de tu hermana.
- No hace falta que lo pidas.
- Sobre todo a tu hermana. Sé que mononokes de este lugar buscarán la perla. Hazte cargo durante mi ausencia, yo debo cumplir con mi palabra.
- Lo haré padre.

Sale del castillo, afuera se encuentra con Náraku.

- ¿Saldrás también? –le pregunta.
- Iré a ver a Tsubaki.
- Me alegra que tomaras lo de tu hijo de la mejor manera. Ella estaba asustada.
- Jumb, no tenía por qué. ¿Acaso pensó que mataría a mi sangre o qué?
- No la culpes. Salúdala de mi parte y dile que le diga a Midoriko que ya estoy cumpliendo con mi promesa. Eliminaré youkais que amenacen a las aldeas que ella protegía.
- Ahora resulta que te convertirás en guardián del oeste ja.
- ¿Por qué no? Ella nos ayudó, nos dio más de lo que imaginé, ahora yo corresponderé a su buena voluntad.

Toma su forma animal y se marcha. Náraku hace lo mismo pero hacia otra dirección, él se dirige a ver a Tsubaki.

El tiempo comienza a irse más rápido, Náraku constantemente visita a Tsubaki, día a día invade su ser un poco más, pero ella ya no teme, cada vez que Náraku comienza a verla con esa mirada penetrante, ella toca su vientre y en su interior repite aquellas palabras que inventara la noche de su sueño con Midoriko.

Su pancita ha crecido mucho, está ya en el octavo mes, un día, sin querer Náraku toca el vientre de Tsubaki y siente al bebé moverse.

- ¿Qué fue eso?
- Tu hijo.
- ¿Así se siente?

A veces sus emociones lo traicionaban. Tener un hijo era algo tan sublime que hasta él mismo reconocía que no merecía ese privilegio.

Los ojos de Tsubaki estaban ya muy diferentes, ya no poseía la mirada vivaz que un día caracterizara a su rostro. Sus ojos se veían opacos y con una mirada muy seria. Casi Náraku lograba su objetivo. Pronto, muy pronto estaría totalmente bajo su dominio.

Pasó el resto del tiempo que faltaba a ese bebé para nacer, el día había llegado. Náraku había decidido llevarla al castillo para cuidar de ella. Sonomi la asistiría en el parto y la mujer blanca la ayudaría.

Ella sabía que era el día, un día muy especial, ese día nacería su hijo, pero ese día sucumbiría al control de Náraku. Tenía miedo, pero confiaba en Midoriko y también en que su hijo la ayudaría llegado el momento.

- Vamos Tsubaki, con fuerza –le decía Sonomi.

Ella miraba a la nada, la expresión de su rostro era de un dolor inmenso.

- Esfuérzate mujer, pronto el dolor será recompensado –le decía la mujer blanca.

Náraku observaba de cerca, Inutaisho no se encontraba, de nuevo se encontraba exterminando youkais en aldeas lejanas, y Sesshoumaru se encontraba ahí también, observaba curioso. Él habría querido ver el nacimiento de su hermana, pero fue imposible, tenía en brazos a la pequeña, ya tenía ocho meses de edad, su cabello había crecido hasta sus hombros y estaba más vivaracha, muy acostumbrada a estar en brazos de su hermano.

Un quejido largo y fuerte se hace presente, lo secunda el llanto del recién nacido.

- ¡Es un niño! –grita Sonomi.
- Felicidades Tsubaki, ahora eres madre –le dice la mujer blanca.

La mirada de Tsubaki no expresa emoción alguna, una lágrima resbala por su mejilla…

- Toma –Sonomi lo pone en sus brazos.

Ella voltea a verlo, más lágrimas resbalan por sus mejillas, siente que ya es la hora.

- Su nombre será Miroku.

Diciendo eso su mirada recupera el brillo, pero ahora destella malicia. Náraku voltea a ver a su hijo, no nace en él el deseo de cargarlo, observa a Tsubaki, sabe que está hecho, ya está totalmente bajo su dominio. Dibuja en sus labios una sonrisa.

La mujer blanca mira a Tsubaki confundida.

- ¿Qué pasó? Su esencia se transformó por completo. Cómo puede pasar algo así, es imposible. La esencia de ningún ser se transforma en un instante como la de ella lo hizo. ¿Qué le pasó a Tsubaki?

Tsubaki tiene en sus brazos al bebé, lo observa, pero no hay una mirada de cariño hacia él. Las únicas testigos de su amor por su hijo fueron las lágrimas que minutos antes derramara.

Ella había sufrido una transformación completa en el momento de nacer su hijo. Su esencia bondadosa ha quedado sepultada en los confines de su alma, y el amor por su hijo en el infinito de su corazón. Ya no es más que una mujer frívola que estará a merced de las órdenes que su amo le dé.

Miroku, amigo mío, en algo tu existencia sería similar a la mía. Crecerías sin conocer el cariño de tus padres.​

No es que tu madre no te amara, sino que el alma sucia y corrompida de tu padre le impediría darte todo su cariño.​

La soledad amigo mío, aprenderías como yo, que sería tu mejor amiga.​

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Espero fuera de su agrado. Espero sus comentarios n . n

Como los capítulos de mi otro fic son extremadamente largos este lo sigo viendo muy corto ToT