Microrrelato Recuerdos

Recuerdos

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Aquel parque solo y nostálgico me recuerda a ti, cuando salías en busca de un pequeño pero hermoso Dinosaurio llamado "Charlee", yo con mucho entusiasmo te acompaño para hacer esas aventuras de brusquedad, en colegios abandonados, cementerios escalofriantes, enormes hospitales y blancos; pero nunca encontramos lo que tu imaginación se creaba y lo hacías realidad con tus palabras.

Llegaba la noche y nuestros padres preocupados nos esperaba en la entrada de la casa furiosos pero sonriente, pero al otro día seguíamos en busca de ese Dinosaurio, que decías verlo por el parque, pero siempre huía al sentir presencia humana.

Todavía tengo el recuerdo de aquella vez cuando te caíste del árbol grande que está situado en el centro del parque, yo sorprendida me quedé observando cómo tu frágil y delgada pierna frotaba sangre , recapacité segundos después e intente ayudarte pero por hacerlo te enfadaste y saliste huyendo de mí. Desde ese entonces comprendí que tú y yo estamos destinados a estar juntos, tú con tu orgullo y yo con mi amabilidad y sentido de compromiso contigo.

Ya han pasado seis años desde que te vi huir de mi, quise ir a tu casa para ver cómo has cambiado y de como esos diecisiete años te han llegado a la vida con alegría y responsabilidad. Pero antes de hacerlo me detuve en ese árbol y te vi, observe con detalles esa piel blanca y la pequeña cicatriz que te quedo, me acerque a ti, me observaste y pronunciaste "Te estaba esperando" .

Sentí tus enormes brazos en mi cuerpo, tu aroma varonil y tu aliento tan fresco como la nieve, sólo correspondí y con gran alegría desperté.

Me encontraba en un lugar bello pero seco, observo el alrededor pero todo era blanco quise comprender que era, pero al escuchar una voz comprendí que era él y me estaba observando con ternura y lastima, me sonrió y pronuncio "No me abandones Charlee", mi cuerpo paralizado se quedó ahí en indefenso sin poder entender por qué Charlee.

Tú eras ese sueño que quería alcanzar mi amada Dinosaurio — pronunció él — y ahora que te vas de este mundo, quiero decirte que muchas gracias por esas aventuras que vivimos juntos durante la niñez, el enamoramiento en la adolescencia, y el matrimonio en la madurez. Pero ahora en la vejez la soledad y tu partida será la única aventura que más extrañaré.

Mis ojos se aguaron y las lágrimas no dejaban de resbalar por mis mejillas, un "Te amo" salió de mis labios, y un "adiós" de los suyos, mientras mi corazón latía lentamente cerré los ojos para nunca borrar la pequeña sonrisa que se veía en su rostro.​