Long-fic de Inuyasha - Ni contigo ni sin ti [inu&kago]

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por aLeTheia_anGeL, 24 Febrero 2013.

  1.  
    Nastya Taisho

    Nastya Taisho Iniciado

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    Sabes preciosa ,te demoraste eh pero ahí estaba y con beso incluido con BESO uh casi me dio un infarto …

    Ese fue mi minuto feliz pero en tanto a esa inmunda zorra de Kikyo estoy segura de que no se quedara tranquila y cuando vuelva volverá 2.0 lo se lo presiento tratara de vengarse de Inuyasha .

    Tu narración impecable y limpia (como siempre ) creo que debo de dejar de decirlo.

    Querida no me falles….
     
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  2.  
    Factummale

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    o... por... dios. cada vez que leo algo tuyo me dejas mas sorprendida en especial en este capitulo.
    responderé tus preguntas:
    me pareció genial la revelación aunque no se por que pero cuando la empece a leer me llego un presentimiento de que pasaría algo parecido.
    yo no se que esperar de ti, no me gusta imaginar lo que escribirás por que con tus historias me gustan las sorpresas, y me da lata imaginar que pondrás.
    entre Kikio y Kagome si me imagina algo así no se por que pero cuando empezó el recuerdo de Kikio me imagine que seria eso y mientras mas avanzaba en el cap. mas se aclaraba mi duda.

    no creo que te pueda alegar por la demora por que me pasa lo mismo. y no te preocupes por lo de Kikio a mi también me gusta y me cae bien, y no es mucha molestia para mi era necesario para que avance la historia.
    creo que no debo alargar mas el comentario a si que adiós.

    besos y cuídate.
     
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  3.  
    Kira Yuno

    Kira Yuno Iniciado

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    Wooooiiiuuuujajaja lo ame que geniaaaaaal que al fin se animo a besarlo, crei que lo haria el dia de su cumpleaños. Me encanto sinseramente; Ademas maldita Kikyo (no recuerdo si se escribe asi) nunca crei que fuese capaz de hacer eso. Gracias por avisarme. De otra manera lo huniera leido despues :D
     
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  4.  
    ZaroM

    ZaroM Iniciado

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    Oye gracias por avisarme de la Conti, sabes, me Agrada Kikyo, pero el papel de Antagonista en el Fic le queda de maravilla! Afs como puede ser taan $·%/$/%%!! AME el capitulo, como todos los demas ;D, Me gusta eso de ir avanzando lentamente, le da un toque muy bueno a la trama! Que tierno Inu☻ amo su forma por la que se preocupa por Kagome aws! Me imagino su cara al enterarse de lo de Bankotsu :O! Y el Besooo, *mini infarto* jajaja, aunque fue cortito, estuvo muy tierno, Simplemente.. ¡Me encanta! Oye espero la Conti, y como siempre lo mencionamos, No tardes ;) jeje!
     
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  5.  
    Kary Yaruu

    Kary Yaruu Iniciado

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    No se como expresarlo, es mi fanfic favorito, ya he leido 50 pero este es el unico con el que estoy ambisiada ;) lo amo.
    Pofin un besooooo <3 , estoy esperando mas situaciones romanticas, mas besos y capitulos largos, espero ansiosa el siguiente capitulo, realmente me has dejado metida en la historia, :D

    No te demores ,Atte :Karen, otra fan
     
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  6.  
    Kai

    Kai Usuario VIP

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    Por favor, recuerden no desvirtuar a Kikyou, de Ale de verdad no lo creo, sé de lo que escribe, así que, lectoras, lectores, cuiden el como se refieren a ella en futuras ocasiones.
     
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  7.  
    Cami Chan

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    ¡Lo sabía! Me imaginé que había sido Kikyo la que estuvo con el ex de Kagome, lo que no me esperaba fue las circunstancias en que se dio el "engaño". ¡Me encantó! Bien redactado y fluido como siempre. Inuyasha es un amor, nadie puede decir lo contrario. No me adelantaré a pensar cosas con el personaje de Kikyo, seguramente tiene razones por las que hace lo que hace. Respeto mucho al personaje, lamentablemente alguien tiene que ser el malo y muchas veces ella es perfecta para el papel. Muero por ver cómo evoluciona a partir de ahora la pareja de Inuyasha y Kagome... ¡No puedo esperar! Continúalo pronto y me avisas como siempre, ¿sí? ¡Nos leemos en el próximo!
     
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  8.  
    aLeTheia_anGeL

    aLeTheia_anGeL Usuario común

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    Título:
    Ni contigo ni sin ti [inu&kago]
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    6522
    Ohayou Minna´san! ^^

    Me alegra tanto que les haya gustado el capítulo, estaba algo preocupada por cómo lo iban a tomar xD Pero creo que al final salió bien. Gracias a Nastya Taisho, eliamantedeanime, Kira Yuno, ZaroM, Kary Yaruu, DANY & Cami Chan por sus preciados comentarios que como siempre me animan muchísimo y me motivan a seguir publicándoles los capítulos :)

    También un agradecimiento a Whispers por haberles aclarado ese pequeño detalle sobre Kikyo que como ya había avisado, a mi en lo personal me gusta mucho ella, la admiro por diversos motivos y no me gusta cuando algunas fan's de Kagome la agreden sin fundamentos pero en fin, me vi en la necesidad de ponerla como 'la villana' para que esta historia siga su curso. Por suerte para Kikyo, ya no vuelve a aparecer... Hehe lo siento pero creo que es mejor así...

    Bueno! Les dejo la continuación! Que espero, nuevamente, les agrade también ;)

    ----------------------------------------------------


    Cap. 12

    —Buenos días, se les informa a todos los pasajeros volverse a colocar el cinturón de seguridad ya que en breves momentos estaremos aterrizando en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles, gracias.

    Terminaba de decir la aeromoza por el altavoz para que todos pudieran oírla con claridad y acataran lo que les pedía.

    Al tener una desagradable experiencia amorosa, soportó seis meses en esa urbe hasta que ya no pudo más y aceptó mudarse a New York ocupando el puesto de administrador en una empresa por allá, sin embargo hace un par de días recibió la llamada de un importante gerente general que decía estar buscándolo con urgencia y quizás haberle aceptado su oferta de empleo en la revista “Vogue” no estaba del todo mal, además era un excelente gestor en Marketing.

    Después de un año y medio regresaba a Los Ángeles, ciudad que le traía tantos recuerdos: buenos y malos a la vez, aunque a decir verdad no se quedaría por mucho tiempo ya que lo vendrían a recoger para luego marcharse a la ciudad de Winchester.

    ::::::::::

    Después del incidente de ayer, las cosas ya se habían calmado un poco al menos en el aspecto saludable de ella.

    Ambos se encontraban desayunando esa mañana aunque se podía percibir el ambiente de tensión en los dos: ella pensaba, o quería pensar, que lo sucedido ayer había sido sólo una especie de jugarreta por parte de su maquiavélica mente a causa de la fatiga por el resfriado; él, por su lado, sabía a la perfección que todo fue real y precisamente por eso estaba algo nervioso y un poco ruborizado, sin decidirse a mirarla si quiera.

    ¡Joder! Qué habían sido solamente cuatro segundos de contacto labial, sin masajes mutuos, sin ‘especiales franceses’, ni nada extravagante; un simple contacto, sin embargo para ellos eso era suficientemente grave como para ponerlos de los nervios.

    De pronto surgió un pequeño inconveniente en la mesa del comedor: Kagome quería la miel para echárselo a sus Hot Cakes e Inuyasha deseaba la mantequilla para comer en paz sus tostadas; ambos elementos se encontraban a viceversa de cada uno y la única manera de obtenerlos era mirarse, hablarse y pedirse amablemente lo que querían, pero eso no iba a ser posible, no con ese par de orgullosos nerviosos frente a frente.

    Ella suspiró de repente, se había dado por vencida sin ni siquiera intentarlo por lo que decidió comerse sus panqueques sin la dulce compañía de la miel sobre ellos, sin embargo él no quería arriesgarse a pasar por el momento vergonzoso de mirarla directamente a los ojos para pedirle el objeto deseado pero tampoco iba a tirar la toalla y resignarse. Lo haría por su cuenta.

    La mesa en sí no era exageradamente grande, a penas y un metro con diez míseros centímetros de ancho que los separaba pero que en ese instante parecían más de tres kilómetros de distancia hacia su objetivo: la mantequilla. Ya lo había decidido así que se levantó ligeramente de su silla y se estiró un poco extendiendo el brazo con la intención de alcanzar el recipiente de forma rápida sin embargo se vio obstaculizado por todas las cosas que habían ahí: su taza con café, la azucarera, la mini tetera con la miel, la otra mini tetera con la esencia del café, etc. Pero ¡Vamos! Esa era su tostada, él no comía por nunca una tostada sin esa deliciosa crema amarilla. Lo conseguiría así sea lo último que haga.

    Se esforzó en estirarse por última vez, extendiendo su brazo lo más que podía y justo en el momento en que creyó que lo lograría, sucedió algo inesperado.

    —¿Por qué no simplemente me lo pedías? —dijo Kagome de repente, intentando mantener el enlace visual directo aunque un poco sonrojada y alcanzándole la mantequilla.
    —Yo… eh… —el hecho de que le haya hablado sin previo aviso hizo que no pudiera articular palabra alguna, lo cual fue motivo de distracción.
    —¡Cuidado! —exclamó de pronto ella pero fue demasiado tarde.

    A causa de la desconcentración se acercó demasiado a su taza haciendo que ésta tambaleara, al final se cayó haciendo que todo su contenido líquido se derramara por la mesa y a causa de esto, le manchó la parte baja de la remera que encima era blanca.

    —¡Ah! ¡Rayos! —gritó él un poco adolorido ya que muy aparte de ensuciarse, el café caliente le había quemado algo.

    Kagome se asustó un poco así que dejando de lado el orgullo y los nervios por unos instantes, se puso de pie y fue a su lado con la intención de fijarse si su pequeño accidente lo había lastimado mucho.

    —Te quemaste ¿Verdad? —comentaba con un tonito de regaño.
    —Me arde un poco el abdomen pero estoy bien —respondió sin apartar la vista de su torso.
    —Ve al sofá y quítate el polo rápido —ordenó ella rápidamente mientras iba al refrigerador.

    En cuanto escuchó eso se sonrojó un poco, estaba algo confundido por el repentino mandato sin embargo no tenía ganas de refutar en ese momento así que obedeció. Antes de sentarse en el mueble se sacó la remera, dejando a la vista su increíble y formada figura masculina.

    Ella no tardó mucho en estar a su lado con un recipiente de agua helada y un paño, el cual iba remojando hasta que pudo agacharse y ponerlo en su torso desnudo.

    —Gracias… —dijo de pronto él, completamente avergonzado.
    —No hay de qué… —contestó la chica, igual o peor de ruborizada.

    Hubo un sorpresivo enlace de miradas fijas, al principio con algo de pena pero luego, poco a poco se iban suavizando; ella veía hacia arriba, él hacía abajo, era el momento perfecto para repetir lo de ayer, quizás otro beso era lo que se necesitaba para eliminar toda la tensión entre ellos, quizás el destino quería que empezaran una relación justamente de esa manera, quizás…

    —¿Qué están haciendo? —se escuchó aquella ‘oportuna’ voz femenina.

    Ambos sintieron como si alguien les hubiera disparado directo en el corazón, se sobresaltaron muy asustados, se pusieron de pie y tomaron cierta distancia otra vez totalmente sonrojados.

    —¡Sa…Sango! ¡¿Qué haces aquí?! —exclamó de repente la Higurashi.
    —Vine a ver cómo estabas pero creo que eso ya está solucionado —refiriéndose a la comprometedora situación en la que los encontró, eso sumado a que Inuyasha estaba sólo a medio vestir.
    —¡No es lo que crees Sango! ¡No malinterpretes! —refutaba de inmediato Taisho.
    —¡Y a todo esto! ¡¿Cómo has podido entrar?! —era cierto, se suponía que la puerta estaba cerrada.

    La Ishikawa mostró en su dedo índice derecho una pequeña llave de bronce que se mecía de lado a lado; era el duplicado que Kagome solía tener en uno de los cajones de su escritorio en caso de emergencia, le había dado permiso a su mejor amiga para darle uso las veces que quisiera.

    —Y como ya son las diez de la mañana, supuse que Inuyasha ya estaría trabajando así que no quise molestarte en tocar la puerta —explicaba la castaña con la mayor normalidad del mundo.

    Los dos aludidos se encontraban sumergidos en la profunda vergüenza jamás experimentada ¿Qué podía estar pasando por la mente de Sango? ¿Qué acaso creyó haber interrumpido un intento de sexo entre ellos? ¡Ni hablar! De tan sólo tener esas ideas, Kagome cambiaba de color en las mejillas, de un rojo a uno más intenso.

    —Maldición se me ha hecho tarde —murmuraba por lo bajo mientras caminaba a paso apresurado hacia su habitación.

    Una vez que Taisho desapareció de la vista de ambas, la castaña aprovechó para hacerle ojitos a su amiga como queriendo decirle “¡Bien hecho Kagome!” o hasta quizás un “¡Aprovéchale lo más que puedas!”.

    A todo esto, la joven hacia ademanes y gestos faciales negando completamente todo, seguida de la risa muda de su amiga.

    —Ya me voy Kagome, nos vemos en la noche, ok —hablaba el ambarino muchacho mientras se acomodaba la chaqueta después de haberse ido a cambiar y cogía su mochila cruzada.
    —Claro, nos vemos —respondió ella luego de haberse quedado quieta al verlo venir de nuevo.
    —Ahí te ves Inuyasha —se despedía también Sango disimulando muy bien las anteriores muecas.

    Él se acomodó su mochila y una vez así se retiró del apartamento, suspirando por lo bajo, algo aliviado de que ese momento incomodo al fin haya terminado.

    A penas y cerró la puerta, Kagome tuvo que taparse los oídos porque dentro de unos minutos empezaría su tortura.

    —¡Muy bien! ¡Cuéntame que ha sido todo eso! ¡¿Te lo tiraste verdad?! ¡¿En el sofá?! ¡Kagome, jamás pensé que harías algo así! —exclamaba la castaña abiertamente.

    Ella por su parte, suspiraba tratando de ignorar todo eso, dio vuelta dirigiéndose a la mesa para levantar todo el servicio sucio y poder llevarlo al fregadero; se podía escuchar los continuos alardeos de Sango diciendo varias cosas al azar pero Kagome no estaba prestando atención.

    De espaldas a su amiga y lavando los platos, ella estaba sonriendo, recordando ese pequeño instante en que Inuyasha la había mirado diferente; era la primera vez que notaba ese tipo de mirada en él hacia su persona, fue tan encantador que hasta había pensado en volverlo a besar pero no deseaba cometer otro error en su vida amorosa por eso decidió ir paso a paso… Lento se llega alto.

    ::::::::::::

    Al verlo aproximándose hacia la entrada de la revista de forma apresurada dispuesto a correr si era necesario, era su deber de todos modos avisarle.

    —Señor Taisho buen día… —inició así la conversación el portero.
    —Buen día Jack, discúlpame pero estoy apurado ahora y… —lo interrumpieron.
    —Lo sé señor Taisho, hace unos momentos el señor Kayama vino frustrado de que usted aún no llegara, me indicó que sí lo veía le dijera que fuera de inmediato a la oficina de junta directiva —le informaba claramente.
    —¡Ah, maldición! ¡Gracias! —se regañaba así mismo y no espero más tiempo, empujó la puerta de la entrada para ingresar corriendo, directo al ascensor.

    Está bien, Miroku era su mejor amigo en todo el mundo y era el gerente general de la empresa en donde trabajaba sin embargo eso no le daba derecho a llegar a las horas que quisiera, así que se culpaba así mismo por haberse distraído tanto tiempo en el apartamento pero no se arrepentía de haberla mirado de ese modo aunque fuese unos segundos. Sonrió por recordarlo pero a penas volvió a su mente el lío en el que estaba metido cambió sus expresiones a preocupación de nuevo y una vez las puertas del elevador se abrieron salió ‘disparado’ hacia la última oficina del pasillo.

    Abrió la puerta de vidrio esmerilado, sin tocar, de aquel cuarto y casi sin aire intentó explicar.

    —¡Lo siento! ¡Ya estoy aquí! ¡De veras que lo siento! —hablaba entrecortado, con los ojos cerrados e intentando coger oxigeno de donde fuese.
    —¡Hasta que al fin! ¡Dónde demonios estabas! Lamento mucho esto, Rogers —respondía Kayama algo ofuscado pero sin perder el control hacia su invitado.

    Inuyasha levantó la mirada y se percató que no estabansolos: Miroku y ese tío de tez morena y ojos azules que por cierto lo miraba entre serio e indiferente, algo que marcó desde un principio su opinión personal respecto a ese extraño sujeto.

    —Inuyasha, te presento a Bankotsu Rogers, a partir de mañana tú y él trabajaran juntos para la realización del evento con respecto al Aniversario de Vogue —explicaba Kayama con la seriedad del caso, añadió —Él es licenciado en Marketing y Publicidad así que espero de ambos un buen trabajo ese día.

    Bueno, ya estaba metido en esto, no le quedaba de otra que aceptar laborar al lado de ese tipo, por lo menos intentaría dar una buena primera impresión.

    —Gusto en conocerle, soy Inuyasha Taisho, fotógrafo profesional independiente pero también trabajo aquí, en Vogue —le respondió e inmediatamente le extendió su mano para un saludo cordial y respetuoso.

    Sin embargo, el aludido se quedó mirándolo de arriba hacia abajo para luego voltear y fijar su vista en el gerente.

    —¿Sólo un fotógrafo? Discúlpame Miroku pero qué puedo hacer con un simple fotógrafo —en definitiva ninguno de los dos se esperaba eso.

    Kayama se quedó sorprendido por tales palabras tan egocentristas y poco sutiles, y ni qué decir de Inuyasha, el insultado, se sentía furioso de mil maneras que hasta ganas le sobraron de tirarse encima de ese sujeto para golpearlo sin piedad.

    —Espera un momento Bankotsu, no puedo permitir que te expreses de esa manera, Inuyasha es mi mejor amigo y un excelente fotógrafo, muy reconocido en todo el país, además… —quiso seguir mencionando todas las cualidades de su ambarino compañero sin embargo lo interrumpieron.
    —Sí, lo sé, muy bien pero para realizar un evento de esa magnitud necesito más que un fotógrafo ¿Me explico? —hablaba como si Taisho no estuviera ahí.

    ¡Joder! Lo estaba escuchando a la perfección, menudo tipo que se mandó a contratar Miroku, si no fuera porque estaban dentro de la empresa y tenía reglas que respetar ya le hubiera desfigurado el rostro.

    —¡Bien! Si no soy lo suficientemente bueno para trabajar con este tipo, si me disculpas Miroku me retiro, encárgale a otra persona que se aguante a éste, adiós —y diciendo esto dio media vuelta, se dirigió hacia la puerta para abrirla y salirse de ahí rápidamente dejando tras de sí un sonoro portazo.
    —Es algo temperamental tu amigo —comentaba a sus anchas el moreno.

    A decir verdad, Inuyasha no era el único al que le desagradaba la presencia altanera de ese sujeto, Miroku empezaba a desear tener una pistola a la mano para dispararle en toda la cara y callarlo de una vez por todas, pero como no todo se puede conseguir en esta vida simplemente atinó a sonreírle de forma fingida.

    :::::::::::::

    No podía concentrarse en su trabajo, pasar los comprobantes de pago en el inventario virtual se volvió de pronto algo completamente aburrido y sin sentido, deseaba que ya fueran las seis en punto para irse a su departamento a descansar aunque eso era lo que su mente intentaba aparentar ya que muy al fondo, su corazón le decía que lo que en verdad quería era verle.

    —¿Qué me está pasando? —se decía así misma mientras suspirada y sonreía, llevó su mano derecha hacia su cabello haciéndolo hacia atrás.

    Kagome había empezado a sentir esas emociones pequeñas que una mujer experimentaba cuando obviamente le gustaba alguien, sin embargo aunque no le molestaba tener esos sentimientos repentinos, sí le incomodaba el hecho de que quizás era la única que los estaba sintiendo.

    Resopló angustiada de no poder conversar esto con alguna de sus amigas, tal vez ellas podrían darle uno que otro tipo de consejos útiles sin gritarlo a los cuatro vientos ni hacer un escándalo, pero eso era imposible con Sango y Ayame; ellas exclamarían muy fuerte si se enteraban.

    Se puso de pie y salió de su oficina con la intención de despejar su mente unos momentos de su ambarino inquilino sin embargo en cuanto estuvo afuera escuchó rápidamente dos risitas pequeñas; no fue problema saber de quienes se trataba así que volteó de forma lenta y casi robotizada para encararlas aunque no fue necesario ir hacia ellas y pedirles que se callaran, su amiga pelirroja se acercó.

    —¿Kagome es cierto? —cuestionó con una extraña sonrisa divertida.
    —¿Es cierto qué? —estaba confundida, a qué se refería exactamente.
    —Dijo que es cierto —bromeaba Ayame mientras daba media vuelta y regresaba con la castaña.

    Ambas estaban riéndose mucho, sinceramente llamaban demasiado la atención de los clientes alrededor quienes miraban con confusión y algo de seriedad a esas dos jovencitas, quizás estaban interrumpiendo la tranquilidad de su desayuno o también podría ser que no dejaban conversar en paz, sea cual fuese la situación ella debía hacer algo para dejar de fastidiar a los comensales.

    —Chicas, a ver, compórtense —les pedía Kagome, amablemente, acercándose a ellas.

    En ese instante, ambas aludidas se fueron callando poco a poco hasta mostrar solamente unas tenues sonrisas en sus rostros.

    —¿Podrían no hacer tanto barullo? —murmuró la muchacha azabache ésta vez en un tono de regaño.
    —Está bien pero tienes que decirnos la verdad —advertía la Ishikawa.
    —Así es, sólo responde a un par de preguntas y nos mantendremos en silencio ¿De acuerdo? —negociaba muy astuta la pelirroja aunque sin bases lógicas, su trabajo tendría que ser mantener la discreción.

    Kagome suspiró como indicando resignación en el asunto así que mirándolas fijamente a cada una les hacia entender que podían preguntar.

    —¿Te lo tiraste en el sofá sí o no? —la primera en cuestionar fue Sango.
    —No, ya te lo había aclarado, él se quemó y sólo le ponía un paño frío en su torso —volvió a repetir especificando mejor el asunto.
    —Bien pero entonces ¿Se quedaron mirando fijamente no? —comentó Ayame de una sola bocanada.
    —Eso… cómo… cómo lo has sabido —estaba pensando seriamente en revisar su apartamento, quizás había cámaras escondidas.
    —Sí o no Kagome, responde de una vez —interfirió la Ishikawa de brazos cruzados, deseaban saber la verdad.

    Las veía a cada una como si se tratase de una investigación policial, y es que ni si quiera podía estar tranquila por unos minutos; en realidad sabía a la perfección que sí no respondía a esa pregunta no la iban a dejar en paz en lo que restaba del día. Estaba pensando seriamente en decirles la verdad pero no quería que hicieran un escándalo, además lo que estaba a punto de contarles era algo asombroso tratándose de ella, lo reconocía. Suspiró.

    —Está bien, les voy a decir —se decidió al final, rogaba porque ambas no hicieran mucho barullo.

    Las dos asintieron lentamente mientras la miraban a los ojos, esperando con ansias la entretenida historia o revelación.

    —Lo que sucede es que… al parecer, a mi…

    ::::::::::::

    Caminó por todo el pasillo del octavo piso y usó el ascensor de inmediato haciendo que una persona le ceda su turno de entrar, le miró y con una sonrisa amable le dio las gracias por ello pero luego volvió a ponerse algo serio como antes; a decir verdad estaba algo fastidiado desde hace rato y agradecía infinitamente a los dioses porque esa reunión ejecutiva haya terminado, al menos por el día de hoy.

    El elevador marcó el cuarto piso, así que pidió permiso para poder salir antes de que las puertas se cerraran. Volvió a caminar por otro pasillo similar al del piso ocho, en realidad en el edificio todas las plantas tenían el mismo estilo de corredores; dio vuelta en una esquina y se aproximó hacia una puerta en especial.

    Incluso por fuera se podía escuchar el gran revoloteo: cosas caerse o romperse, maldiciones en todos los idiomas que su amigo conocía más que todo en alemán, además de golpes que al parecer eran dados en la pared. Suspiró, sabía que él estaba enfadado y era en parte su culpa por eso sentía que tenía el deber de tranquilizarlo. Abrió la puerta sin tocar, era el único que podía hacer eso sin embargo se arrepintió.

    —¡Bankotsu, Du miserabler Abschaum der Gesellschaft!*

    Cuando terminó de decir eso volteó a ver quien lo estaba interrumpiendo, se encontraba agitado por haber destrozado media oficina además de haber estado gritando por varios minutos seguidos.

    —Tsk! Qué quieres —decía con la voz cansada mientras tiraba un lapicero al suelo, sin ganas y tomaba asiento.
    —Veo que te has descargado por completo —intentaba no fastidiarlo más por lo que usaba un tono sereno.
    —No, aún me falta desfigurarle la cara —contestó rápidamente haciendo un puño y chocándolo con su otra mano extendida.

    Aquello le sacó una sonrisa pequeña, ese era su amigo de siempre.

    —Cuenta conmigo para eso, yo lo sostengo y tú lo golpeas —empezó por bromas pequeñas para poder romper el hielo.
    —Claro, como en el bachillerato y la universidad —le seguía el juego, buena señal.
    —Revivir viejos tiempos no sería tan malo —ya iba siendo momento de la disculpa así que añadió —Oye tío, lo siento mucho de verdad, sí hubiera sabido que ese sujeto eran tan insoportable jamás lo hubiese contratado.

    Inuyasha podía sentir la sinceridad en las palabras de Miroku, además él no tenía la culpa de la ‘estupenda’ personalidad de ese tipo, su trabajo era ser el gerente general de la filial de Vogue aquí en la ciudad de Winchester más no era el dueño de la revista en sí; la dueña era una persona algo reservada, elegante y poco social que además vendría a la ciudad para celebrar las Bodas de Plata de su empresa, su nombre era Rousseau Kagura, una mujer de origen francés que se encontraba en la sucursal oficial de la revista en New York.

    —Ah rayos, cómo sea Miroku, aún así tengo que trabajar con él ¿Cierto? —le cuestionaba teniendo bajas esperanzas de que la respuesta fuera negativa.
    —Lo lamento, según las órdenes de Kagura, aquí en Winchester se hará la fiesta de conmemoración y por lo tanto me mandaron a contratar a ese tipo para que trabaje contigo —le explicaba con algo de pesar.

    Taisho suspiró y le dirigió la mirada seria.

    —Da igual, en qué puedo ayudar a ese sujeto, no tiene sentido, él es un profesional en marketing y yo… —intentó menospreciarse pero su amigo no le daría oportunidad.
    —¡Y tú un excelente profesional en fotografía y mi mano derecha! Además el plan de diseño publicitario del evento es colocar muchas fotos de diferentes modelos que expresen lo que significa Vogue y nadie mejor que tú para hacer eso —y así se resumía la respuesta al problema.

    El aludido se quedó sorprendido por todas esas palabras, era la primera vez que experimentaba esta clase de máxima sensación que le hacía sentir muy importante, útil y necesario. Quiso sonreír, verdaderamente deseaba sonreír a sus anchas pero no lo haría, por más feliz que estaba su orgullo masculino pesaba más así que se limitó a hacer una mueca más o menos graciosa y voltear al lado opuesto de donde se encontraba su amigo para que no pudiera ver lo sonrojado que estaba.

    —Acabo de dejárselo en claro también a Bankotsu y acordamos que mañana se reunirán en un café o algo así para que coordinen lo que van hacer, el lugar de encuentro ya es cosa suya por lo que te dejo su número —seguía detallando algunas cosas y acto seguido sacó una tarjeta de color negro, al parecer una de presentación del sujeto.

    La tomó de mala gana y la guardó en su bolsillo del pantalón, de seguro más tarde se animaría a organizarse con Rogers sobre lo que se haría después.

    ::::::::::::

    La habían dejado completamente sorda, estaba regañándose a sí misma con esas típicas frases de “Te lo dije” sin embargo eso no le devolvería su sentido auditivo.

    Y eso no era todo ¡No señor! No les bastó con dejarla sorda, resulta que con todo el escándalo que habían hecho, espantaron a la mayoría de los clientes que se retiraron con una expresión seria y malhumorada murmurando maldiciones por lo bajo; y tenían todo el derecho de hacerlo, uno va a una cafetería para tomar un apacible desayuno con un ambiente sereno, sin estrés pero no, claro que no… en el café de la Higurashi era todo lo contrario.

    —No puedo creerlo, lo aceptó —susurraba Ayame como si lo escuchado antes fuera irreal.
    —Después de tantos años fallidos, de tantas citas a ciegas erróneas, ella sola encontró el amor —decía Sango en un tono dramático como si aún no terminara de creérselo.
    —Dejen de decir tonterías, sólo es un gusto, no me he enamorado —aclaraba ella para que dejaran de molestarla.

    Así es, después de tanto tiempo negándose a sí misma la realidad, había decidido romper la promesa que se hizo en aquel trágico momento de su pasado y optó por admitir lo que sentía por su ambarino compañero: le gustaba y mucho, sin embargo no se permitiría ilusionarse otra vez, intentaría ir con cautela para no salir lastimada aunque por otro lado sí estaba feliz de tener esos sentimientos, sentía que le cambiaban la manera de ver las cosas.

    El resto de la tarde se la pasó siendo de mesera y cajera, siempre con una particular sonrisa en su rostro, a decir verdad todos los clientes habituales del café estaban acostumbrados a ser atendidos por la joven azabache de una manera muy formal e incluso hostil pero hoy sí que llamó la atención con su tremendo cambio de actitud; Sango y Ayame estaban muy contentas por ella, esperaban que de ese modo Kagome vuelva a ser la que era antes del problema con su ex.

    Después del todo el lío, en verdad que el tiempo se fue muy rápido, sin pensárselo mucho ya eran las ocho de la noche es decir hora de cerrar el restaurante. Esperaron que los últimos clientes se retiraran para arquear caja y poner en orden algunos platos que aún faltaban lavar, mientras ambas chicas se hacían cargo de eso, la muchacha azabache regresaba a su oficina para poder acomodar las facturas que dejó al olvido anteriormente.

    —Ah! Rayos, descuidé el registro del mes pasado, tengo que hacerlo antes de que se me acumule —se decía así misma mientras juntaba los comprobantes y los metía en un folder.
    —Ya nos vamos Kagome —le avisaba Sango quien se asomaba por un ladito de la puerta.
    —¡Espérenme, salgo con ustedes! —exclamaba ella dándose la vuelta en el acto para retirarse también.

    Una vez afuera la pelirroja recordó su cita con Ryan en su departamento así que sonrojada le pidió a Sango que por favor la acompañe al supermercado ya que tendría que comprar algunos ingredientes para la cena y deseaba ayuda urgente porque no tenía ni idea de qué preparar, así que la aludida, muy gustosa por cierto, terminó aceptando y de ese modo se fueron juntas.

    Kagome se fue por el lado opuesto a ellas, caminó tranquilamente hasta llegar a una esquina en la que debería dar la vuelta sin embargo al hacerlo, el viento que soplaba justamente en dirección recta hizo que se levantara el folder manila que traía entre manos haciendo que unas facturas salieran dispersadas por el suelo.

    Con gran agilidad pudo recoger dos de ellas pero le faltaba una que por cierto, se alejaba a gran velocidad por la vereda.

    —¡Ay no! —exclamó con desesperación mientras corría por recuperarla.

    Sus ojos estaban puestos en aquel papel de alto valor, así que no le tomó mucha importancia a la amable persona que le hizo el favor de atraparlo por ella. Un poco agitada por haber corrido con la boca abierta se acercó a ese joven y mientras intentaba recuperar el aire se acomodaba el cabello.

    —Muchas gracias, ese documento es indispensable para mí —dijo pausadamente, pero en el momento en que alzó la vista para fijarse en quién fue su ‘salvador’ se dio con una ingrata sorpresa.
    —¿Kagome? —mencionó su nombre muy asombrado de tenerla frente a él.
    —Bankotsu… —murmuró la chica con total confusión y dolor en la mirada.
    —¿Vives en Win…? —quiso preguntarle pero ella no le dio tiempo.

    Ni siquiera quiso respirar el mismo aire que él por más tiempo, la alegría que sintió en la tarde por haberse dado cuenta de sus sentimientos se esfumó por completo al verlo otra vez. Le arranchó rápidamente la factura de sus manos, y se dio media vuelta para correr, levantando una mano, paró un taxi seguida por las exclamaciones que ese sujeto le hacía con tal de que se quedara a conversar con él más tiempo.

    No quería verle la cara porque le hacía recordar el daño que le causó así que sollozando se subió al auto y rogó al conductor que por favor acelerara lo más pronto posible. El chofer, algo desconcertado, le hizo caso a la chica sin preguntar a donde se dirigía dejando a Rogers a la mitad de la pista un poco alterado.

    —Señorita ¿Se encuentra bien? —decía el taxista mirándola de vez en cuando por el espejo retrovisor.
    —Sí… estoy bien… descuide… —le respondía intentando aguantar las lágrimas pero era casi imposible, seguido le indicó al señor la dirección de su apartamento.

    :::::::::::::

    Llevaba buen rato tratando de ver como se preparaba el asado de carne en un recetario que encontró en uno de los estantes en la cocina pero por más que lo releía no comprendía cómo es que se iban a introducir todas las especies por los agujeros en la carne.

    —¿Y también hierbas aromáticas? ¿Cómo rayos se hace posible eso? —ya estaba empezando a dudar sobre la elaboración de esa comida.

    Había llegado temprano de la revista; después de todo el embrollo anterior, decidió regresar al apartamento antes de la hora ya que ese maldito tipejo le había malogrado la tan tranquila tarde que tenía.

    De pronto escuchó como abrían la puerta del departamento, sonrió con pesadez ya que había planeado hacerle la cena a Kagome sin embargo ella ya estaba en casa por lo tanto optó mentalmente por la pizza pero primero le daría la bienvenida.

    —¡Ah! Kagome, qué bueno que ya estás aquí… —hablaba mientras se sacaba el mandil para dejarlo en la mesa y luego acercarse a ella, a la vez añadía —Oye lo admito, no soy tan bueno cocinando como tú así que… ¿Kagome?

    Tuvo que callarse en el acto al verla de pie sin el más mínimo sentido de la orientación, mirando a la nada, con una expresión triste y sollozando en silencio.

    Sus ojos se abrieron de la sorpresa y sus cejas se arquearon mostrando la cólera que sentía en ese instante, cada vez que ella estaba así era por culpa de algún miserable que le había hecho algún daño físico o moral y eso no podía tolerarlo, nadie tenía derecho a tocarle un solo cabello o hablarle mal a su Kagome.

    —¡¿Qué sucedió?! ¡Dime quién te ha hecho daño y en este instante le daré una golpiza! —exclamó él un poco desesperado mientras ponía ambas manos en los hombros femeninos.

    De repente sus mejillas se sonrojaron mucho y su furia se fue en un parpadeo; ella conseguía calmarlo con tan sólo un simple contacto a pesar de que no le había respondido nada. Kagome se limitó a pasar sus manos por la cintura de ‘su esposo’ mientras lo abrazaba con ternura y sollozaba suavemente en su pecho, mojándole un poco el cárdigan que traía puesto.

    Tuvo que pasar algunos segundos para que Taisho pudiera reaccionar y de esa manera corresponderle el gesto, le acariciaba lentamente su cabello mientras que la otra mano estaba posada en su espalda de forma que pudiera apegarla más hacia él.

    Al principio dudo en hacerlo pero con el paso de los minutos se animó y apoyó su mejilla derecha en la cabeza de ella aspirando su delicioso aroma a durazno. Suspiró.

    —¿Qué sucedió Kagome? —le preguntaba con los ojos cerrados.
    —Volví a ver a mi antiguo novio, el que me engañó está aquí… en Winchester —explicaba la chica con un tono de voz apagado.

    Inuyasha abrió los ojos lentamente pero no le dijo otra cosa más sobre el asunto ya que de eso se encargaría después, mientras siguió consolándola hasta que ella se fue calmando poco a poco y dejó de llorar; luego la llevó hasta su habitación para que pudiera descansar ya que se veía muy agotada, sobre todo en lo emocional.

    Regresó a la sala, cogiéndose de los cabellos y resoplando fastidiado. “Sí se puso así es porque aún le afecta la presencia de ese sujeto así que… eso quiere decir que… ¿Aún sentirá algo por su ex?” se martirizaba mentalmente el ambarino joven a la vez que tomaba asiento en el sofá y se quedaba mirando el techo blanco.

    Él ya se lo había admitido hace tiempo, le gustaba Kagome y mucho pero no quería hacerse daño al no ser correspondido, más aún si ahora su antiguo enamorado apareció de la nada. La quería bastante y había tantas cosas de ella que le encantaban en una mujer pero se sentía tan miserable al tener que resignarse sin ni siquiera habérsele confesado.

    —Maldición… —murmuraba por lo bajo para luego coger el teléfono inalámbrico y pedirse una pizza individual.

    Esa noche, lamentablemente, cenaría solo.

    :::::::::::::
    *El insulto estaba dicho en alemán: Bankotsu, Du miserabler Abschaum der Gesellschaft! Significa Bankotsu, tú miserable escoria de la sociedad.

    -----------------------------------------------------------

    ¡Bam! xD Hahaha!

    Desde aquí empieza lo bueno, chicas ;) Espero que les haya emocionado todo el capítulo tanto como a mi al escribirlo.
    No se me ocurre qué tipo de preguntas hacerles ahora, siento que estaría limitando su opinión así que, las dejaré pasar por ahora :P

    Muchas gracias por pasarse a leer y comentar! Nos leemos pronto con muchas más sorpresas! Jya Nee!
     
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  9.  
    Factummale

    Factummale Straightn't

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    hola!!
    como siempre un, o... mi... dios!! InuYasha es tan considerado y orgulloso al igual que Kagome.
    tu nunca dejaras de sorprenderme, cierto? bueno eso es una de las cosas que me gustan de tus escritos, me gusto mucho que InuYasha hablara alemán fue muy original y divertido. maldigo por lo bajo la situación de Kag, pensé que dejamos en claro que no quería que sufriera mas, pero bueno es tu fic aunque me encanto y mas aun que admitieran sus sentimientos, mas te bale poner beso en el sig. cap. entendido?
    me gusta tu originalidad y como logras que todo encaje me encanta es algo muy bonito... bueno asta qui mi comentario por que no se que mas escribir en el.

    besos y te cuidas, eh?
     
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  10.  
    Nastya Taisho

    Nastya Taisho Iniciado

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    Jejjeje me sorprendites hoy eh, Kagome por fin iba muy feliz por reconocer sus sentimientos y PUM se encuentra a Bankotsu en la esquina. Le da un buen giro a la historia.
    Ah me encanto, me pregunto como saldrán de esta ahora. :3
    Gracias por avisarme.
    Nos leemos luego preciosa ;)
     
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  11.  
    Kira Yuno

    Kira Yuno Iniciado

    Géminis
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    Own....poblecito pero en realidad se quieren muchisisimo :(. Sigo adorando a Sango aunque sea una indiscreta la adoro .Por que Bankotsu...por que??!!! Kagome te amaba. Espero el proximo capitulo; Sigo muy agradecida de que me avise cada que sube un capitulo muchisimas gracias.
     
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  12.  
    Shassel

    Shassel Usuario común

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    Este capítulo me encantó, es una historia muy hermosa, me encanta leerla, :) Espero ansiosa el siguiente capítulo, felicitaciones, eres una gran escritora. Ya quiere ver que es lo que hace Inuyasha cuando se entere quién es en realidad Bankotsu, juju, mínimo lo mata XD..
     
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  13.  
    DANY

    DANY Iniciado

    Acuario
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    gracias por avisarme de esta estupenda continuacion, estuvo increible todo, que pasara ahora que inuyasha se entere que el ex de kag es el miserable de bankotsu que lo trato muy mal, quien se cree el para menospreciar a inuyasha por ser un fotografo, ademas es el mejor fotografo.
    estare pendiente del siguiente capitulo, no te demores mucho eh!
     
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  14.  
    Cami Chan

    Cami Chan Usuario común

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    ¡Diooooos! ¿Puede uno disfrutar más una historia? Como siempre, espectacular. Ya me olía yo que Bankotsu tenía que volver tarde o temprano; muero por ver qué hará Inuyasha cuando se entere de que él es el ex de Kagome. Kagome definitivamente tiene un problema, ¿por qué siempre le gustan los chicos arrogantes? Bueno, entre todos esos arrogantes, me quedo con Inuyasha.
    "Bankotsu, tú miserable escoria de la sociedad"... ¡Me mató! Me dio mucha risa la frase, está genial.
    Me emociona que ambos estén aceptando sus sentimientos y ya quiero ver cómo la aparición de Bankotsu influye en su relación. ¿Seguirá sintiendo algo por él Kagome? ¡Quiero saber todo!
    Espero con ansias la conti, como ya sabes, amo tu fic. ¡No te tardes, eh! Nos leemos en la próxima y gracias por avisar, como siempre. ¡Saludos!
     
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  15.  
    Kira Yuno

    Kira Yuno Iniciado

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    otra cosa...Perdona si alguna vez digho algunascosillas malas de KIkyo, no es que la odie, pero aveces me descontrolo tantito, en este caso soy de dedillossueltos.
     
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  16.  
    aLeTheia_anGeL

    aLeTheia_anGeL Usuario común

    Piscis
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    Título:
    Ni contigo ni sin ti [inu&kago]
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    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Comedia Romántica
    Total de capítulos:
    24
     
    Palabras:
    7313
    Konbanwa Minna´san! ^^

    Nuevamente pasandome por estos 'lares', les agradezco muchísimo sus comentarios: eliamantedeanime, Nastya Taisho, Kira Yuno, Shassel, DANY, Cami Chan, Kira Yuno, como siempre me motivan bastante a seguir publicandoles los capítulos que gracias a Kami´sama les están gustando tanto a ustedes como a las personas que dan sus 'likes' ^^ ¡Muchas gracias!

    Lamento lo que pasó antes cuando se subió por error dos veces más xD Hehe~ Internet gay e.e

    Bueno en fin! ¿Quieren beso? xD No recuerdo si puse beso en este capítulo... Oh si, pero lo que sí les puedo afirmar es que la participación de Bankotsu sólo está empezando ;) que disfruten ésta continuación.

    ----------------------------------------------


    Cap. 13

    La miraba fijamente con impaciencia, esperando poder preguntarle sobre lo que sucedió ayer ya que le resultaba muy curioso saber la identidad de su antiguo novio. Estaba un poco ansioso y preocupado a la vez sobre la respuesta que le daría puesto que se trataba de la chica que le gustaba, qué pasaría si ella aún sentía algo por su ex ¿Qué podría hacer? ¿Tendría que soportar verla con otro sujeto hasta que el juez se digne a aparecer para certificar que sí convivían y así evitarse la multa antes del divorcio? Sacudió un poco la cabeza al pensar en esa posibilidad, la sola idea le resultaba una gran tortura porque aún quedaba de plazo cuatro meses.

    Se supone que quedaba ese tiempo para que un magistrado venga a cerciorarse que efectivamente ellos convivían y el tema de divorcio no se retrase más tiempo, sin embargo que eso suceda mañana o pasado era casi tan imposible como pedirle a Miroku que deje de ser un mujeriego; sonrió con ironía, él no tenía tanta suerte. Resopló.

    Se resignó a no hacerle ninguna pregunta, no deseaba escuchar de sus labios que probablemente sí tenía algo pendiente que resolver con su ex y que quizás con el tiempo pueda revivir los momentos pasados ¡Ni hablar! Se rascó un poco la cabeza, ese pensamiento le había arruinado el bocado de la tostada que deseaba morder; otra desilusión más en su vida amorosa no lo iba a aguantar, no quería pasar esa noche en el bar más cercano descargando su tristeza, aunque…

    —Kagome… —la llamó de pronto, se le había ocurrido algo de improviso.
    —¿Sí? —respondió ella a la vez que levantaba la cabeza para mirarlo, un poco sonrojada.
    —Voy a ir al café hoy ¿está bien? —le dijo de frente, sin rodeos y aún mirándola a los ojos, en un tono casi de advertencia.

    La aludida pestañeó varias veces antes de asentir lentamente como si no hubiera terminado de asimilar el mensaje recibido, seguía sonrojada e incluso hasta un poco más a causa de los nervios que le hacía sentir el tener al chico que le gustaba tan cercano a ella. Meditaba en lo que se haría después: se iría con él al café, tomarían juntos el taxi y abriría la tienda en su compañía; sí, estaba feliz por eso pero a la vez preocupada sobre todo por el lamentable reencuentro de ayer, no quería volver a cruzarse con Bankotsu y tenía cierto temor de descubrir que él se había mudado a Winchester, viviendo a unas calles de su restaurante.

    Aunque, ahora que lo analizaba con más calma, si la veía llegar con Inuyasha quizás le quede en claro que ella ya no quería nada con él y tal vez, con algo de suerte, desista en ideas absurdas como volverla a buscar.

    Ya lo habían decidido así que se limitaron a terminar con su desayuno y una vez listos, recogieron sus cosas del sofá. Ella agarró su cartera y una bolsa con algunos papeles dentro mientras que él tomaba su mochila cruzada para luego irse juntos del apartamento.

    Ya en la calle, ambos coincidieron en levantar la mano para detener un taxi pero al momento en que se dieron cuenta que los dos tenían el brazo derecho extendido se miraron fijamente unos segundos para luego sonreírse un poco mutuamente, y claro, algo ruborizados.

    —¿A qué hora llega Sango? —le cuestionó de pronto acomodándose en el asiento.
    —A los diez minutos que yo suelo llegar, ella aparece —le respondía un poco sorprendida por la repentina pregunta ¿Acaso a él podría gustarle su mejor amiga y por eso quiso ir hoy al café? ¿Para verla?

    Se sintió decepcionada por pensar en esa posibilidad ya que no era del todo descabellada, en realidad tenía mucho sentido además Sango era una mujer hermosa y quizás a él le atraían de ese tipo. Se paso una mano por su cabello intentando disipar el nerviosismo que amenazaba con apoderarse de su ser, estaba empezando a dudar severamente sobre el asunto y la verdad que no deseaba estar con esos pensamientos todo el día.

    —¿Por qué? ¿Te gusta Sango y quieres verla? —esa fue la primera vez en toda su vida que se animó a preguntar algo así de una forma tan directa.
    —¿Qué? ¡No! —respondió el aludido sin demorarse ni un segundo, es más fue tanto el énfasis que puso en la palabra “No” que Kagome pudo tranquilizarse de inmediato.

    Volteó a verlo con una mirada que reflejaba alivio y sorpresa.

    —¿No te gusta ella? —volvió a preguntar, quizás para sentirse segura de haberle escuchado bien o también para que él repitiera esa gloriosa respuesta.
    —No me gusta Sango, sólo quiero hacerle una consulta sobre Miroku, a él sí le gusta tu amiga —mintió a medias, sí quería preguntarle algo a la mejor amiga de la Higurashi pero no tenía nada que ver con Kayama.
    —Ya veo… —murmuró ella pero no pudo evitar sonreír.

    No pasó mucho tiempo para que pudieran llegar al café, bajó con cautela mirando de lado a lado para cerciorarse de que su odioso ex no estuviera rondando por ahí mientras que Inuyasha se encargaba de pagar el servicio de taxi.

    Una vez hecho esto, Kagome sacó la llave de su cartera y abrió la puerta del café pudiendo de ese modo entrar junto con Taisho. Él fue a dejar sus cosas en la oficina de la chica mientras que ella acomodaba las bancas de la barra y las sillas de las mesas.

    —Oye, déjame ayudarte —le dijo de pronto, acercándose rápidamente para poder sujetar el objeto de peso medio.
    —¡Buenos días! —exclamó enérgicamente la castaña al entrar al establecimiento.

    Ambos voltearon a verla, Kagome medio sonriendo e Inuyasha serio, como siempre.

    —¿Qué hace el mejor amigo de Miroku aquí? —preguntó con un tono de curiosidad.
    —Ha venido a hablar contigo, justamente sobre el que mencionas —se adelantó a explicarle la joven azabache.

    Bueno, quizás no era la manera más acertada de pedirle un favor pero si le decía sus verdaderas intenciones tal vez Sango se negaría a ayudarle así es que mejor dejó que se creyera ese detalle del porqué de su visita.

    —Bien, dime qué quiere tu amigo ahora —se quedó esperando que Inuyasha emitiera algún sonido.
    —Eh… eso… —intentaba decir pero no iba a hacerlo con Kagome a sus espaldas esperando también que él hablara.
    —¡Bien! No voy a escuchar cosas privadas —exclamó de repente mientras entraba a su oficina, resoplando fastidiada al reconocer que el chico no diría nada por su presencia ahí.

    Suspiró luego de eso, le aliviaba profundamente no tener que pedirle que le hubiese gustado charlar con la castaña a solas, ella hubiera malinterpretado todo así como hace un rato en el taxi. Se limitó a mirar a Sango otra vez, quien por cierto también lo miraba un poco confundida.

    —¿Sucede algo Inuyasha? —era lógico que pasaba algo y ella ya empezaba a sospechar.
    —Sí, quiero preguntarte sobre lo que le sucedió a Kagome en el pasado —le dijo de frente sin borrar esa seriedad que le caracterizaba.

    La aludida abrió un poco más los ojos detonando sorpresa.

    —¿Cómo sabes que ella tuvo un problema en el pasado? —se sentía abrumada puesto que su amiga jamás estaría dispuesta a contarle a un hombre sobre lo que sucedió.
    —Lo presiento, sé que ella pasó por algo desagradable con su antiguo novio y necesito saber quién es ese tipo y qué le hizo a Kagome —definitivamente estaba entercado en querer saber y no se iría hasta tener información.
    —No puedo decírtelo aquí, ella podría salir de la oficina y escucharnos —le ponía excusas con tal de no comentar nada.
    —Ambos sabemos que ella no saldrá de ahí así que estamos perdiendo tiempo Sango, dime lo que sabes por favor —así era él, cuando se le metía una idea en la cabeza nadie era capaz de sacársela.

    Ishikawa suspiró, el chico ambarino tenía razón, Kagome había dicho que no iba a escuchar cosas privadas y por sobre todo, su orgullo estaba primero así que de más estaba poner en duda sus palabras.

    —Bien, te lo voy a decir, pero antes debes saber que la versión que te contaré es la de Kagome misma porque yo no presencié nada —le dejaba en claro ciertos puntos antes de empezar la narración.
    —Ok, comienza —le decía en un tono sereno.
    —Era primero de noviembre de hace dos años, ellos iban a celebrar su segundo aniversario de noviazgo pero en cuanto Kagome entró al departamento de su ex, lo encontró con una tipa en la sala, ella estaba desnuda porque sólo la cubrían unas sábanas y él tenía el torso descubierto lo que me hace suponer que si mi amiga no llegaba en ese momento capaz hasta lo encontraba en el suelo teniendo sexo.

    Había una chispa de rabia en Sango al contar esa historia, y no la criticaba, en realidad a él también le empezó a fastidiar ese tipo ¿Cómo pudo ser tan miserable para hacerle eso a Kagome y encima en su segundo aniversario?

    —¿Cómo se llama ese sujeto? —preguntó Taisho aguantando la molestia.

    La castaña estuvo a punto de abrir la boca para responder pero en ese momento su celular sonó haciendo perder el hilo de la conversación.

    —Maldición, discúlpame un segundo Sango —le decía a la chica antes de coger su teléfono y contestar sin fijarse quién era, añadió en un tono serio —¿Diga?
    —¿Dónde rayos estás Taisho? Miroku dijo que teníamos que reunirnos hoy, la planeación del evento no se hará sola —esa voz tan antipática que detestaba por montones retumbaba en su oído.
    —Rogers… bien, cómo sea, estoy en un café entre la 23 y 24 de la calle Kennedy, aquí será la reunión, ven en cuanto puedas —lo citaba sin si quiera preguntarle si estaba bien o no el lugar y sin esperar respuesta le colgó.

    Ese tipejo lo ponía de malas, la primera impresión fue un fiasco completo y no esperaba que la segunda fuera mejor.

    —¿Rogers? —le dijo Sango en un tono preocupante.
    —Así es, un tipo de marketing que contrató Miroku para que planee el evento de Vogue que será en diez días —le explicaba sin muchas ganas.
    —No puede ser… Inuyasha ¿Cómo se llama ese sujeto? —deseaba creer que no fuera la misma persona porque sí es así, se armaría la ‘tercera guerra mundial’.
    —Bankotsu Rogers ¿Qué pasa? ¿Qué tiene ese tío? —respondía muy confundido.

    Sango se tapó la boca con ambas manos y lo miraba fijamente sin podérselo creer, él estaba en Winchester y si su amiga lo veía se iba a poner muy mal.

    —Es él Inuyasha, él es el antiguo novio de Kagome —mencionó pausadamente la castaña causando gran impresión en el chico ambarino.
    —¡¿Qué?! Entonces fue él con quién ella se cruzó ayer —exclamó en completo asombro.
    —¡¿Qué?! ¿Ya lo volvió a ver? —ella no sabía nada, su amiga no le había contado nada al respecto.

    Ambos estaban incrédulos ante la situación: Sango no se bancaba que el infeliz que le hizo tanto daño a su amiga estuviera precisamente en esta ciudad y menos aún que en quince minutos estaría aquí en el café, mientras Inuyasha no sabía qué hacer al respecto, el sujeto que tanto detestaba y el miserable que engañó a Kagome eran la misma persona ¡Esto era de locos!

    —¡Llámalo! ¡No puedes dejar que venga aquí! Kagome no puede verlo —le ordenaba rápidamente en un acto de exasperación.
    —Ya debe estar en camino ¡Maldición! ¡Ahora a dónde! —se decía desesperado y marcándole al mismo número que le llamó antes.
    —Hay otro café a dos cuadras de aquí, llévalo allá —le daba alternativas de solución de inmediato.
    —¿Diga? —contestó Rogers desde el otro lado de la línea.
    —Oye, vi mal la dirección, es en la misma calle Kennedy pero a dos cuadras más arriba de la 23 ¿está bien? —le explicaba apurado aunque tratando de fingir tranquilidad.
    —Tsk! Qué bien conoces la ciudad Taisho —respondía sarcásticamente para luego colgarle lo que indicaba que haría caso.

    A pesar de que ese tipo de respuesta le desagradó, el tan sólo hecho de haber evitado que Kagome pase un mal rato hacía que se sintiera del todo aliviado. Suspiró.

    —¿Cómo es posible que él esté aquí? —se decía Sango así misma.
    —Según me dijo Miroku, sólo se quedará por unos días, en lo que se concluya lo del evento, así que en ese tiempo tenemos que hacer que no se vuelva a cruzar con Kagome —le informaba el plan que de pronto se le ocurrió mientras se acomodaba su mochila cruzada.
    —¿De verdad vas a encontrarte con él? —seguía incrédula ante la situación.
    —Trabajaré con él para la realización del evento, tengo que hacerlo —usaba un tono de pesar para expresar su incomodidad.

    El destino sin duda era muy cruel y misterioso, podía hacer que el camino de tres personas totalmente diferentes se junte en uno solo formando un curioso triangulo amoroso aunque a decir verdad, nada estaba dicho: ni él ni ella sabían que se gustaban mutuamente pero justo cuando aparecen estos sentimientos, se cruza en la brecha una persona que le causó mucho daño a la chica en el pasado y que por sus reacciones ahora el muchacho ambarino no sabía con exactitud si ella aún poseía sentimientos por ese sujeto.

    Por lo que se acababa de enterar era mejor que la joven azabache no supiera que él trabajaba con Bankotsu, tendría que ser muy cuidadoso estas dos semanas y al menos tendría la ayuda de Sango; sin embargo no era suficiente, cuando tenga la oportunidad se lo comentaría también a Miroku para evitarse futuros problemas.

    Dos cuadras no era mucho así que una vez que salió del local se dirigió al otro café donde había citado a Rogers. Al entrar lo buscó con la mirada, estaba con una expresión seria revisando unos papeles a la vez que tomaba sorbos de una taza; se aproximó hacia él y se quedó parado justo enfrente.

    —¿Estas son horas de llegar, Taisho? —le reclamaba sin siquiera dignarse a levantar la mirada para verle.
    —Sólo fueron cinco minutos de demora —refutaba empezando a enojarse, trataba de juntar toda la paciencia existente para manejar a este sujeto.
    —En cinco minutos se pudo avanzar bastante, toma asiento de una vez y acordemos algunas cosas —en definitiva tenía un carácter muy especial.

    Suspiró, pero no en sentido de resignación sino más bien en señal de alteración: en un intento de querer obtener más paciencia que se posee en el nivel del ‘Nirvana’, lo único que estaba consiguiendo eran más ganas de querer asesinarlo ahí mismo con cualquier objeto punzo cortante.

    Jaló su respectiva silla y se sentó frente a él, colocó sus codos encima de la mesa mientras apoyaba su mentón en sus manos obteniendo una pose varonil y pensativa, mirando a todos lados y manteniéndose en silencio, lo cual empezó a desesperar a Bankotsu quien levantó la mirada de los documentos para fijarla en su compañero de trabajo.

    Inuyasha tuvo la sensación de que lo estaban observando así que se limitó a girar su mirada para ver de reojo a dicha persona, en efecto Rogers le veía seria y fijamente.

    —¿Qué miras? ¿Tengo monos en la cara o qué? —típica respuesta hostil de Taisho hacia una persona que le desagradaba.
    —Bien… —dijo él, dejando los papeles a un lado y suspirando, añadió —¿Sabes qué? Pongamos las cosas en claro, tú no me caes bien y es obvio que yo tampoco a ti, así que hagamos nuestras vidas más sencillas y terminemos con la planeación del evento en el menor tiempo posible para no vernos las caras otra vez ¿Te parece bien?

    El aludido sonrió de forma arrogante como solía hacerlo, pero ésta vez fue distinto, se sintió victorioso al saber que lo había hartado tanto que no deseaba volver a encontrárselo y era mejor así ya que de ese modo Kagome ya no estaría en el riesgo de verlo de nuevo.

    —Será como digas Bankotsu —era la primera vez que lo llamaba por su nombre.

    Una vez aclarada la diferencia entre ambos y su evidente recelo mutuo, intentaron hacer una pequeña tregua mientras se ponían de acuerdo en lo que se haría para el evento: la cantidad de fotos que se deberían hacer, los tipos de marcos que irían colgados, servicios de publicidad, etc.

    Todo de acuerdo a las habilidades de cada uno.

    :::::::::::

    —¿Es verdad lo que escuché? —preguntó de repente la pelirroja acercándose a su amiga en la barra.
    —¿Sobre qué? —le respondió ella, esperaba que fuera otra cosa.
    —El ex de Kagome está en la ciudad —comentó en un susurro para prevenir.
    —¿Cómo sabes de eso? —la verdad es que con todo lo sucedido en la mañana no tuvo el tiempo ni las ganas de decírselo a Ayame.
    —Cuando vine al café estabas conversando con Inuyasha y algo pude escuchar —confesaba un poco apenada por haber oído pláticas ajenas.

    Ayame conoció a la Higurashi hace cinco años atrás cuando ambas tomaban un pequeño curso de repostería casera en Los Ángeles; no tardó en conocer a la Ishikawa después y a partir de ese modo las tres se volvieron las mejores amigas. Compartían risas, emociones, tardes de diversión y también tristezas… la pelirroja se enteró de lo que Bankotsu había hecho, obviamente le tuvo cierto rencor durante un tiempo, ahora… ahora sólo deseaba que Kagome no tuviera que volver a verlo sin embargo las cartas habían jugado en contra haciendo que perdieran esa partida.

    Sango suspiró.

    —Ella no tiene por qué saberlo ¿entiendes? —se refería al dichoso trabajo que Inuyasha debía soportar junto a Rogers.
    —Claro, descuida, no diré nada —le respondió con seguridad.

    Francamente a pesar de que Kagome se lo cruzó en la calle ayer, no tenía ni idea de dónde podría estar viviendo él y mucho menos que estaba más cerca de ella de lo que creía, el destino volvió a tirar las cartas al azar y habían quedado en una posición que favorecía a Bankotsu… veamos por cuánto tiempo.

    :::::::::::

    Aún seguían en aquel café, después de tres tazas, dos panecillos y una empanada ambos ya habían terminado de detallar el cronograma de acciones a realizar para la organización del evento.

    —Ya tengo tu número de celular pero necesito tu dirección por si acaso deba entregarte algún documento —explicaba Rogers con un gesto desinteresado.
    —¿Mi… dirección? —cuestionó el muchacho ambarino, esto era un problema.

    No podía darle la calle del apartamento de Kagome, jamás lo haría, no permitiría que ese sujeto se vuelva a encontrar con ella en lo que le restaba de vida; frunció un poco el ceño y se le ocurrió algo rápidamente.

    —¿Acaso hay un problema con saber dónde vi…? —quiso preguntar sin embargo Taisho lo interrumpió en el acto.
    —En la 85 de la avenida Strauss, departamento número 608 —le dijo finalmente haciendo referencia al lugar donde vivía Miroku.
    —Bien, ahí estaré sólo en casos urgentes —aclaraba Rogers para especificarle que jamás lo visitaría si no fuera por trabajo.

    Sí sólo era para dejar papeles sobre alguna proforma o factura de lo que se gastaría en el transcurso de las dos semanas estaba bien haberle dado esa dirección ya que, para ser sinceros, no esperaba verlo otra vez puesto que en el dichoso cronograma se había acordado lo que cada uno iría haciendo por su cuenta, no se volverían a encontrar sino hasta el mismo día del evento o al menos eso era lo que se tenía planeado.

    De ese modo ambos se despidieron hostilmente con un ‘adiós’ lejano ya que salieron juntos del café pero tomaron rumbos distintos, Bankotsu abordó de inmediato un taxi mientras que Inuyasha siguió su camino a pie sin mirar atrás; ya le explicaría después a Miroku que él se encargaría de recibir cualquier información de parte de Rogers y que luego debería entregársela, supuso que no era para ponerse histérico.


    Al día siguiente…

    Había estado buscando por toda la guía telefónica alguna tienda de diseño gráfico en dónde se pueda hacer pedidos de impresiones al por mayor, puesto que era de suma importancia mandar a hacer las invitaciones para el evento lo más pronto posible además de algunos volantes publicitarios; claro, usando las fotos de Inuyasha para dicho trabajo.

    Durante la reunión de ayer no le había consultado nada en lo absoluto ya que en el cronograma de acciones especificaba que el trabajo de las tarjetas de invitación era su responsabilidad, por lo tanto y por orgullo mismo, no se permitió ‘rebajarse’ al nivel de preguntarle si se podía o no usar sus fotografías para mandar a hacer los diseños, supuso que no era la gran cosa.

    —Aquí hay uno, veamos sí estos sujetos puedan hacer el trabajo —se decía así mismo mientras apuntaba la dirección.

    Se puso su chaqueta y cogió un sobre de plástico en donde podía meter documentos o ese tipo de cosas para luego salir de la habitación del hotel en donde se encontraba hospedado hasta el día después del evento. Iban a ser las dos semanas más largas de su vida, sin embargo todo cambió cuando la volvió a ver, no había sonreído en meses pero aquella noche tuvo la suerte de ver otra vez ese hermoso rostro que aún lo encantaba; jamás había dejado de amarla, no podía evitarlo.

    Se tocó la cabeza para poder disipar esos pensamientos repentinos y con una media sonrisa, suspiró de lado para seguir su camino, la dirección que había apuntado no quedaba tan lejos desde donde se encontraba por lo que no necesitaba tomar taxi para llegar.

    ::::::::::

    Era quincena de Setiembre y Ayame había pedido permiso para faltar ese día ya que le había prometido a Ryan acompañarlo a Ohio por el fin de semana y regresaba el domingo por la noche así que le avisó a Kagome que no podría ir esos días al café. Muy al contrario de mostrar fastidio, ella lucía totalmente complacida al igual que Sango, ambas estaban felices por la repentina salida de su amiga pelirroja y entre indirectas le desearon que le vaya de lo mejor en sus románticos tres días.

    A causa de eso, la joven azabache decidió no abrir el café hoy ni los próximos dos días dejando descansar también a Ishikawa; el único que no tenía relajo ahí era Taisho.

    —Ni hablar, tendré que hacer una queja luego —decía a manera de broma agarrando su mochila cruzada.
    —Hazlo con Ryan, él se llevó a Ayame después de todo —contestaba Kagome mientras se preparaba un jugo.
    —Ah claro, iré hasta Columbus ¿No quieres ir conmigo? —seguía bromeando en realidad, haciendo comentarios por no tener que estar en silencio.

    Se había estado acomodando la correa del pantalón pero en el momento que levantó la mirada y la fijó en la chica, sus mejillas se cubrieron de un color carmesí profundo, tanto así que volvió a bajar la cabeza para luego caminar hasta la puerta.

    —¡Nos vemos Kagome! —exclamaba un poco avergonzado y de ese modo se retiró.
    —¿Ah? ¿Y ahora qué le picó? —se decía así misma algo confundida.

    Seguía caminando a paso veloz, hasta que por fin llegó a las puertas del ascensor, una vez abiertas pudo entrar y de inmediato se recargó sobre una de las paredes, agarrándose de los cabellos, aún alterado por lo que vio hace unos minutos: la provocadora imagen de Kagome en ese pequeño short de pijama, semi inclinada, mostrando inocentemente el trasero mientras buscaba sabe Dios qué cosa por la parte baja del refrigerador, haciendo que él pudiera ver, por aunque sea unos segundos, su ropa interior traslucida, lo puso realmente mal.

    —Maldición, cualquier tío que se enterara de esto me diría gay por no tirarme encima de ella en ese momento —aprovechaba que estaba solo en el elevador para realizar sus monólogos, de repente alzó la cabeza y exclamó —¡Pero es que ganas no me faltaban! ¡Ah, rayos!

    Definitivamente si esto seguía así, iba a llegar el día en que él ya no se controlaría más y dejaría salir todo su instinto masculino; era un caballero sí pero también era un hombre y toda la vida no podría estar reprimiéndose.

    :::::::::::

    —¿Cómo que no puede hacer ese trabajo? —estaba incrédulo ante lo que escuchaba, eso no era posible.
    —Cómo le digo joven, no se puede hacer esos trabajos de diseño sin la debida autorización —volvía a repetir el dueño de la tienda.

    Bankotsu había encontrado el dichoso negocio, único en la ciudad por cierto, donde se hacía el tipo de trabajo justo que necesitaba para empezar con la preparación del evento; sí no se podía mandar a imprimir las invitaciones ahí debía viajar a Los Ángeles para hacerlo allá, sin embargo eso requería ampliar el presupuesto y en este instante ya no había tiempo.

    El principal problema eran las fotografías, todos en Winchester conocían a Inuyasha Taisho y su política de trabajo en conjunto con sus derechos de autor: el muchacho ambarino jamás permitía que tiendas, supermercados, centros comerciales, restaurantes o cualquier otra empresa existente use sus fotografías como medio publicitario sin antes habérselo consultado, por lo tanto esa humilde tienda de diseño no era la excepción. Respetaban el trabajo de Taisho así que no deseaban problemas con él por lo que se negaban a aceptar el mandato de Rogers, sin embargo le dieron una posible solución.

    —Sí de verdad necesita usar esas fotos y conoce al joven Inuyasha entonces le sugiero que haga una carta de autorización, que él la firme y de ese modo podremos trabajar tranquilos —explicaba detalladamente con calma.
    —¿Y es así para todo? —ya había entendido lo que tenía que hacer, sólo preguntaba por curiosidad.
    —Sí se trata de las fotografías de él, así es; el joven Inuyasha es muy reconocido en todo el país, ha hecho muchas exposiciones en varios estados, es por eso que su… —al parecer este señor era fanático del trabajo de Taisho, lo que le causaba irritación al moreno.
    —Bien, cómo sea, volveré con la carta firmada, con permiso —le interrumpió los halagos al señor para dar media vuelta y retirarse.

    Maldecía por lo bajo a su ‘querido’ compañero de planeación, es decir ¿Por qué tanta jerarquía a un simple fotógrafo? La envidia le corroía las venas de tan solo pensar que ese tipo pudiera ser más importante que él en todos los aspectos.

    —Tonterías… —murmuraba en un tono despectivo.

    Volvió a tomar un taxi para dirigirse otra vez a su hotel, debía hacer esa dichosa carta e imprimir como mínimo tres copias por si acaso, no deseaba tener que lidiar con el mismo inconveniente de nuevo.

    ::::::::::::

    Repiqueteaba con rapidez los dedos sobre la luna que cubría su escritorio haciendo que ese típico sonido, parecido a un tamboreo, resonara por toda la oficina; después de haber escuchado lo que su amigo le acababa de decir, el ambiente ahí dentro se torno silencioso. Kayama estaba un poco sorprendido y preocupado por el repentino suceso de las cosas.

    —Entonces, si Rogers me entrega algún documento, lo único que debo hacer es decirle que no estás pero ¿Qué te haré llegar los papeles en el menor tiempo posible? —repetía exactamente lo que Inuyasha le había mencionado hace sólo unos segundos.
    —Así es, es lo único que tienes que hacer, además recuerda que es el ex de Kagome, por eso no puede ir a buscarme a su apartamento, podría encontrarse con ella otra vez y eso sería desastroso —decía el joven ambarino a la vez que se recostaba en la silla y miraba serio el techo.
    —Tío, lo que me dices es increíble pero si es tan delicado el asunto debiste llamarme ayer y avisarme que le darías mi dirección para evitar inconvenientes ¿Qué pasa si Bankotsu va al departamento en el transcurso de la tarde y no nos encuentra? —cuestionaba intranquilo sin dejar de verlo.
    —Eso no va pasar, en el cronograma que hicimos los dos, no especificaba tener que entregar algo en estos días, por eso te avisaba recién hoy, es para prevenir —seguía aparentemente tranquilo, lo que Miroku no sabía era que en realidad Taisho estaba envuelto en un sinfín de emociones y preocupaciones.

    Había tenido algunas novias hace años atrás pero jamás se había sentido de esta forma, es decir le había tocado enfrentarse a los ex de esas chicas pero nunca le había tomado tanta importancia como hasta ahora. Con Kagome era distinto, se sentía raramente amenazado de poder perderla, de tener que soportar que ella sea feliz y no con él, resopló fastidiado y se revolvió los cabellos mientras era observado por su amigo, quien al parecer se dio cuenta de ese pequeño detalle: Inuyasha se había enamorado.

    :::::::::::

    Colocaba las tres impresiones en su portafolio para luego acomodarse el cuello de la camisa, sólo se había demorado quince minutos en hacer todo y ahora que ya estaba listo rogaba internamente porque ya no le faltara nada más, sino estaría dispuesto a convertirse en asesino y dispararle a esos señores de la imprenta. Sonrió por pensar en esa probabilidad.

    Supuso que por ser temporada del aniversario de Vogue y por tener trabajo que hacer fuera de la revista, Taisho se encontraría en ‘su’ departamento en estos momentos así que se limitó a fijarse la hora en su reloj de mano para luego retirarse, nuevamente, de su habitación en el hotel.

    Se fijaba en su BlackBerry la dirección anotada que le dio el joven ambarino: la 85 de la avenida Strauss, suspiró intentando conseguir paciencia ya que aún no conocía bien la pequeña ciudad de Winchester por lo tanto debía desplazarse únicamente en taxis lo cual lo dejaría sin dinero para otras cosas muy pronto.

    Paró un auto y se subió dándole las respectivas indicaciones al chofer, éste lo llevó de inmediato al lugar de destino en unos veinte minutos más o menos. Durante el trayecto, Rogers esperaba obtener su firma sin ningún tipo de reclamos, odiaría tener que explicarle que literalmente ‘perdió’ ante su popularidad como profesional; ni siquiera él mismo se permitía pensar de esa forma tan radical.

    Al llegar se fijó en el gran edificio, tenía una fachada algo sencilla y a decir verdad no llamaba mucho la atención. “Era de esperarse viniendo de ese sujeto…” pensaba Bankotsu mientras se ponía en marcha e ingresaba al inmueble.

    Al entrar se fijó que había una especie de recepción y detrás de ella había un hombre de edad avanzada, obviamente era el portero pero decidió seguir su camino ya que no hacía falta preguntar nada, tenía el número del departamento después de todo.

    Aprovechó que una persona había salido del ascensor para parar las puertas y entrar rápidamente, no tardó más de un minuto en llegar al sexto piso, caminó por el pasillo hasta estar al frente del número citado, tocó la puerta dos veces por intervalos de quince segundos de espera, no había absolutamente nadie.

    —Maldición, no me digas que salió —se dijo así mismo muy enfadado, estaba a punto de marcarle desde su celular sin embargo lo interrumpieron.
    —¿Busca al joven Kayama? —dijo de repente a sus espaldas.

    Era Patrick, el portero del edificio, se le hizo muy raro ver a un extraño entrar a la propiedad sin anunciarse o pedir consultas de saber si la persona que estaba buscando se encontraba; su trabajo era ese precisamente, conocía a todos los inquilinos que vivían en ese inmueble y no podía permitir que nadie ajeno suba sin permiso.

    —En realidad busco a Inuyasha Taisho ¿Se encuentra? —volteó para preguntarle.
    —Ah el joven Inuyasha, él vivía aquí con el joven Miroku pero se mudo hace un par de meses ¿Quiere la nueva dirección? —le informaba muy amable el anciano.
    —Sí… gracias… —al menos con las personas mayores se comportaba respetuosamente.

    Inuyasha había dejado por encargo al conserje de que en caso de emergencia, como entrega de documentos importantes, diera la nueva dirección en la que se encontraba viviendo ya que la repentina mudanza no le había dado tiempo para avisarles a todos su cambio de domicilio, por lo que era de esperarse que siguieran llegando personas a buscarlo aún por ahí.

    Acompañó al portero hasta el primer piso donde se encontraba la recepción, que antes había visto, para después esperar que él buscara la información en su computadora. No tuvo que esperar más de cinco minutos para que luego Patrick le entregara un pequeño trozo de papel donde tenía anotada la calle donde vivía actualmente el joven ambarino.

    Bankotsu recibió el papel y una vez afuera del edificio, lo desdobló para leerlo.

    —La 35 de la calle Preston, el número 600 —murmuraba con un tono de voz serio.

    Estaba furioso, porque ese sujeto le había mentido de una desagradable manera; estaba muy bien que ambos no se soportaran pero engañar sobre su actual domicilio aún cuando él le explico que sólo sería para casos de suma importancia, era en verdad molesto.

    Volvió a abordar un taxi con la intención de ir hasta allá en este mismo instante, tenía muchísimas ganas de decirle todas sus cuatro verdades en la cara a ese fotógrafo.

    :::::::::::

    De pronto escuchó el inicio de una conocida melodía que tanto le gustaba, era el comienzo de su canción favorita y no lo iba a dejar pasar así que subió el volumen de la radio hasta más o menos un tono que se permitía oír la música desde afuera en los pasillos.

    Volvió a agarrar la escoba para seguir barriendo su departamento, hoy resultó ser viernes de limpieza, quizás así podría darle una cálida bienvenida a Inuyasha cuando regrese. Sonrió por eso, hasta ganas tenía de hacerle la cena con un toque especial.

    Mientras tanto afuera del apartamento, pasos se aproximaban al dichoso número que tenía anotado en el papelito; técnicamente echaba humo por todos lados esperando encontrarse cara a cara con ese sujeto y de un solo puñetazo romperle el tabique y hacerle firmar a la fuerza los documentos, sin embargo pensó en la probabilidad de que él pueda denunciarlo por agresión así que prefirió calmarse sólo un poco, lo suficiente como para limitarse a gritarle.

    Tocó como desalmado la puerta, tanto en el timbre como en la madera; se podía oír con claridad el fondo musical que ‘Taisho’ tenía ahí dentro. “Claro, el muy infeliz relajándose y yo llevando todo el peso” pensaba Rogers fastidiado.

    —Ah rayos, quién será —se dijo así misma a la vez que bajaba el volumen del estéreo.

    Se acomodaba el short para luego ir caminando sin zapatos hacia la puerta, a pesar de haber bajado el volumen, la persona que estaba tocando parecía estar desquiciada porque no dejaba de presionar el timbre además de seguir tocando varias veces seguidas.

    Con el ceño fruncido abrió de un solo golpe, exclamando.

    —¡¿Qué rayos quie…?! —no pudo continuar su oración, nuevamente ese odioso hombre estaba parado frente a ella.
    —¿Kagome? —dijo él muy incrédulo de la situación.

    No sabía si era una especie de ilusión que su cerebro le estaba jugando por haber estado pensando en ella la mayor parte del tiempo desde su primer reencuentro, parpadeó varias veces y en verdad, la hermosa chica aún estaba ahí de pie frente a él… esto no era ningún sueño.

    Pero a penas iba a articular palabra para preguntarle algo, ella pareció despertar del repentino shock en el que estaba envuelta y reaccionó rápidamente cerrando la puerta en el acto, dejando sus manos apoyadas como en un acto de consternación por no permitir que él ingresara.

    —¡Kagome escúchame! ¡Por favor! ¡Sólo quiero hablar contigo! —le rogaba mientras tocaba desesperadamente el portón.
    —¡Lárgate ahora o llamaré a seguridad para que te saquen! —gritaba ella con lágrimas en los ojos.
    —¡Kagome todo este tiempo has estado en un error! ¡Yo jamás te traicioné, por favor escúchame! —esta vez ya no tocaba, se quedó posando sus manos en la madera mientras mantenía la cabeza agachada.

    La chica cerró con seguro además de ponerle los demás candados para evitar que él forcejeara de alguna forma e intente ingresar; una vez así se alejó de la puerta y se sentó en el piso abrazando sus piernas, llorando desconsoladamente.

    De repente dejó de escuchar sus gritos y peticiones, sintió que deslizaban alguna especie de papel por debajo de la puerta así que levantó su rostro para fijarse qué era exactamente, y en efecto había un sobre manila color mostaza en el piso.

    —Entrégaselo a Inuyasha, es algo que debe firmar —dijo él de pronto con un tono sereno aunque deprimente.

    Después de eso escuchó uno que otro paso alejándose lo que le indicaba que al fin se había ido, sin embargo eso no resolvía nada ¿Por qué Bankotsu pedía que Inuyasha firme documentos? ¿Acaso trabajaban juntos? ¿Desde cuándo Inuyasha conoce a Bankotsu?

    Se agarró de los cabellos, completamente sorprendida y asustada de lo que estaba pasando, no comprendía nada y lo peor de todo era que el chico ambarino no le había comentado sobre esto.

    No todo podía ser tono rosa, las cosas se estaban pintando de otro color.


    ---------------------------------------------

    Bueno creo que llegando a este punto, espero no quieran asesinarme ni nada por el estilo xD aún faltan muchas más cosas por saber.
    Les haré una sola pregunta: ¿Creen que Bankotsu deba regresar con Kagome? Después de todo, él no tuvo la culpa ¿Verdad? ¿Qué opinan? ^^

    Vale!!! Los quiero harto! Muchas gracias por leer y comentar! Nos leemos pronto :) Jya Nee!

     
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  17.  
    Kira Yuno

    Kira Yuno Iniciado

    Géminis
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    lo ameeee....umm le vair mal a Taisho por no decir las cosas, aunque ultimadamente fue por el bien de ella. Me encanto espero el proximo capitulo. Gracias.
     
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  18.  
    Cami Chan

    Cami Chan Usuario común

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    ¡Buenísimo! Es increíble cómo todos de una forma u otra terminan por cruzarse. Pobre Inuyasha, él teniendo tanto cuidado con que Kagome no se cruzara con Bankotsu y luego pasa eso... ¡Definitivamente la suerte no está de su lado! Estoy ansiosa por que llegue esa conversación que Kagome y Bankotsu tienen pendiente, eso será muy interesante. ¿Lo perdonará Kagome si sabe cómo fue realmente todo? Ay, espero que no, porque mi hermoso Inuyasha es tan tierno y la cuida tanto... ¡Sólo falta que esos dos tontorrones admitan lo que sienten!

    Bueno, como siempre, amé cada palabra. ¡Ya quiero la conti! Necesito saber qué pasará, ¡conti, conti, conti! Gracias por avisarme y nos leemos en el próximo.
     
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  19.  
    Factummale

    Factummale Straightn't

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    o... por... dios
    ame la continuación, siempre sorprendiéndome y mas por que se encontraron, pobre Inuyasha le ira mal

    responderé tu pregunta:
    no creo que Bankotsu deba regresar con Kagome, porque aunque hablen y lo resuelvan ella no podría verlo como antes por como dijo Kikio en el anime "una vez que una relación se marchita, es imposible que vuelva a florecer" por eso no devén volver.

    besos
     
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  20.  
    Rebellious Mind

    Rebellious Mind Nefilimm

    Virgo
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    Tu historia es adictiva!. Le he estado leyendo y hasta en las clases no puedo dejar de pensar en ella.
    Pusiste a Inuyasha tan lindo. Kagome tan fuerte. Kikyo tan mala!! Te juro que cuando Kouga trato de violar a Kagome me trasmitiste un sentimiento de odio hacia el gigantesco!!

    Eres la mejor escritora que he visto en este foro!!
    Espero que puedas darme unas cuantas lecciones de redacción.

    Shayonara!!
     
  21.  
    Rebellious Mind

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