FanficsLandia Hermano pequeño

Tema en 'Literatura experimental' iniciado por MrJake, 10 Agosto 2017.

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    MrJake

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    Hermano pequeño
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    Intenso YNCC a la vista.
    No me odies Lucas Diamond :(
    Te dije que lo haría :((

    Cuando despertó aquella mañana, bostezó con energía y estiró sus brazos hacia arriba. Había tenido un sueño, uno del que le habría gustado no despertarse. Con tristeza, miró a su lado, al suelo: bajo su cama había escondida otra, que podía extraerse y colocarse como un segundo colchón en su dormitorio, pero… esa cama siempre estaba recogida y vacía, porque no había nadie que durmiese con él. Porque era hijo único, y no tenía hermanos ni hermanas.

    En su sueño, su madre le daba la noticia a un yo algunos años menor: ¡estaba embarazada! Y él no se lo podía creer, ¡era feliz, extremadamente feliz! Tener un hermano era el sueño de su vida, después de todo, era la ilusión que nunca tuvo, el hueco que siempre le faltó en su corazón, ¿no? Una persona con la que compartir todo, a la que darle todo, con la que reír, aunque también pelearse a veces. Él anhelaba todos esos sentimientos, todos, los buenos y los malos. Porque, sin un hermano o una hermana, no podía valorar cómo de buenos podían ser los buenos, ni si los malos eran tan malos como mucha gente le decía.

    Pero no, aquella no era su realidad. En su realidad, estaba solo, y nadie le acompañaba en su habitación. Sin embargo, cuando cogió el teléfono móvil y vio en su pantalla que eran solo las nueve de la mañana, sonrió al pensar que aquel era el día, y se olvidó de aquellas preocupaciones por un rato.

    Descendió las escaleras hacia la planta baja, encendió la máquina de café y, mientras se servía uno, miró sus mensajes de WhatsApp. Por supuesto que, para variar, había cientos, todos de diversos grupos… salvo por algunos que eran de cierta persona, escritos a las siete y media de la mañana, ¡wow, eso sí que era temprano! Pero era lógico, pues él había tenido que madrugar también.

    “Buen día. Y no es un deseo, es una afirmación”, decían los primeros mensajes. Sonrió como un estúpido mientras su dedo hacía descender la lista de mensajes. Había escrito más: “Estoy MUY nervioso”, decía ya a las ocho y media. “Ya me he montado en el autobús”.

    Pasó la mañana, pues, hablando con él, con aquel amigo suyo que vendría a verle ese día, a pasar unos días con él, y lo cierto es que los minutos se le hicieron horas, y las horas, días. Hasta que, cuando no pudo soportarlo más, decidió montar en el coche, aunque fuese temprano. Avisó a su amigo y arrancó el motor. Tenía que ir a recogerlo a una ciudad cercana, y hacia allí se dirigió, presto, nervioso también él, aunque no lo dijese con tanta facilidad como el otro.

    “Acabo de aparcar”, le escribió cuando llegó, tras una insufrible hora de viaje, al párking de la estación de autobuses. Intercambió algunos mensajes más, ¡él estaba a punto de llegar! Se dirigió a los andenes, y con nerviosismo buscó el rostro redondeado y la piel morena por todas partes. Pero no lo encontró.

    —¡Bu! —fue lo que oyó de pronto, y no pudo evitar sobresaltarse ligeramente.

    Allí estaba él, detrás suya, con la mirada tímida de los grandes ojos marrones enfocándole, arrastrando una pequeña maleta. Le dio un abrazo que quizá fue solo eso, un abrazo, pero que tenía implícitas muchas más cosas: mucho cariño, mucha añoranza el uno del otro. Ahora, por fin estaban juntos.

    El calor que hacía en la ciudad aquel día era insufrible, pero eso no detuvo a los dos amigos a caminar por las calles, visitar el lugar, y el anfitrión mostrarle al invitado diversos sitios, contarle anécdotas, explicarle dónde se encontraban y mostrarle dónde, dentro de menos de un par de años, estaría él mismo. No en vano, pese a que su amigo era bastante más pequeño que él, pronto empezaría la universidad, y su pensamiento era ir también a aquella ciudad. Dentro de no mucho no serían necesarios aquellos nervios, aquella maleta, aquel autobús.

    El viaje de vuelta, ahora, se le hizo mucho más divertido y alegre, porque estaba acompañado. La hora de camino se le pasó volando, y cuanto más se acercaban a su casa, más notaba que el más pequeño estaba tenso y nervioso, porque sabía que debería entrar en un lugar desconocido, presentarse a sus padres y dormir allí, en la casa de éstos. Pero, y pese a que era demasiado tímido, estaba allí, y no se echó atrás en ningún momento. Porque para él, compensaba. Compensaba mucho.

    Pasó el resto de la tarde, pasó la noche, y estuvieron jugando a videojuegos, dando paseos, realmente nada especial. No iban a hacer nada especial, desde luego, pero… ¿hacía falta, acaso? El objetivo de la visita era estar juntos, sencillamente, y con eso, ambos tenían suficiente. Porque cualquier plan “normal” se convertía en algo “genial” en la compañía del otro.

    Y llegó la noche. Subieron las escaleras en dirección al dormitorio, y el mayor vio con brillo en los ojos cómo la cama que siempre dormía sin compañía estaba ahora fuera de su escondite, alzada, preparada y anhelando que su amigo se tumbase sobre ella. Esa noche, y varias noches más, no durmió solo. Ese día, y varios días más, pudo compartirlo todo con alguien.



    Por eso ahora, muchos días después de que el maldito autobús se llevase al menor de vuelta, sentado en su escritorio, el mayor tecleaba en su ordenador estas líneas, sin haberle dicho nada al pequeño, pues quería que fuese una sorpresa. Junto al ordenador estaba el móvil, y por un momento, mirándolo, dejó de teclear. Observó cómo su gran amigo le había hablado, porque nunca dejaban de hablar, y revisó antiguas conversaciones, siempre con una sonrisa en los labios al leer sus estupideces, sus muestras de cariño constantes, sus retahílas de preocupaciones e inquietudes y consejos por parte del otro, decoraban cada rincón de aquel aparato.

    Luego, soltó el teléfono, y lo dejó sobre la cama. Y miró bajo esta, analizando aquel cajón, tras el cual se escondía la otra cama. La que nunca fue ocupada por ningún hermano suyo, porque nunca tuvo… ¿o tal vez sí tuvo? Nunca había tenido un hermano, pero…

    —Supongo que ahora ya tengo uno —susurró en voz baja, mientras escribía esas palabras en el teléfono móvil y pulsaba el botón de enviar.

    Y suspiró. La sangre, al fin y al cabo, no siempre lo es todo. Tal vez la cama seguía vacía, escondida. Pero, ¿qué más daban esas absurdeces? Poco importaba. Porque tal vez no tenía a nadie con quien compartir su sangre, sus cosas, su cariño, sus peleas y enfados, algunos celos, alguien a quien proteger, aconsejar, querer; tal vez no tenía un hermano pequeño. Pero, al mismo tiempo, sí lo tenía. Porque la sangre no lo es todo. Y aquel chico de ojos marrones era el hermano pequeño que nunca tuvo.

    Confuso, el pequeño, desde kilómetros de distancia, no muchos, pero sí demasiados, respondió al anterior mensaje, cargado de confusión:

    “¿Uno?”, fue todo lo que dijo, sin entender nada.

    “Nada. Que supongo que aquel sueño ya se ha cumplido”, respondió él.

    Y con el pie, le dio una pequeña patada al cajón de debajo de su cama.
     
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    Lucas Diamond

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    No, no te voy a odiar xD Ni se te ocurra pensarlo, no creo que pueda.

    A veeer, hm... Jo :( Me ha hecho mucha ilusión leer esto, ya lo sabes, te lo he dicho por WhatsApp, pero necesito repetírtelo. Probablemente, de hecho, me repita en todo el comentario, pero who cares, una vez más no nos matará. O quizás, de amor, quién sabe.

    En fin, me gusta mucho como lo has llevado al principio, narrando los momentos antes de que apareciese, y que te hayas puesto a buscar los mensajes. Porque estoy bastante seguro de que lo has hecho, reconozco esos mensajes y sé que ha sido así la conversación xD Por otro lado, esto me hizo morir de amor y me tocó la fibra sensible:

    Porque realmente es una de las cosas que más ilusión me hace, que más me alegra y que más esperanzadoras me resulta.

    Después siento que la historia coge un tinte mucho más personal y no tan realista o descriptivo, no sé si me explico (?) Es totalmente recíproco el sentimiento. Sé cómo te sientes con respecto al tema de hermanos, porque yo no sé cómo hubiera sido mi vida sin el mío (aunque realmente siento que no completa ese "hueco" que dices tú, ese vacío) y por ese motivo me alegro mucho de que me consideres como a uno. Y me alegro mucho de poder cumplir ese deseo tuyo y hacerte sentir que tienes un hermano, aunque solo sea un poquito. Aunque no compartamos sangre. Aunque solo te pueda ver en contadas ocasiones. Aunque haya tardado veinte años en aparecer en tu vida. Pero bueno, nunca es tarde si la dicha es buena, ¿no? Y para mí desde luego que lo es.

    Ya te lo he dicho muchas veces, eres el hermano que siempre tuve pero nunca me hizo ni caso. Mi hermano es bastante complejo y con bastante frecuencia le quiero matar (hoy mismo me ha pasado, te lo he contado(?)). Contigo, sin embargo, no me pasa eso. Es todo tan... distinto. No sé cómo explicarlo. Tú me cuidas. Te preocupas por mí, me aconsejas siempre que lo necesito y me escuchas cuando tengo algún problema, lo cual es bastante frecuente. Además te has ganado mi confianza y has conseguido no solo que te cuente mis problemas, sino que además quiera hacerlo. A mi hermano, por ejemplo, no me sale decirle nada, porque no tengo esa relación con él. Desde que empezamos a hablar el año pasado prácticamente has tirado de mí hacia arriba, has conseguido que me levantara, que pusiera orden en mi vida y que tomara las riendas. Me comprendes, me quieres, te interesas por mis cosas, me proteges, me conoces como muy poca gente. Es que simplemente me resulta increíble la amistad tan fuerte que hemos desarrollado xD Pero no me desagrada, en absoluto, porque en ti he encontrado lo que siempre he buscado en mi hermano. Has sabido cumplir todas las expectativas y todos los ideales y te has ganado mi cariño con facilidad. Desde luego, la sangre no lo es todo xD

    Es que eres yo y supongo que eso ya dice mucho. Tienes una personalidad de lo más agradable y eres muy educado; tienes unos valores que admiro y siempre has sido para mí un referente. ¿Cómo no te voy a querer? ¿Cómo no te voy a considerar mi hermano?

    Después de esta reflexión, siento que debería seguir comentando en relación a la historia y dejar de divagar (?) Para ser sincero, me quedé muy rayado cuando vi el mensaje que me enviaste xDD No entendía nada, but mereció la pena. Es una forma muy original de cerrar la historia y concluir la reflexión, así desde luego no hay OoC y todo queda más realista.

    No sé qué más decir xD Cuando vi que lo habías publicado pensaba que sería algo más romántico(?), pero no me arrepiento. La historia, como ya le dije a Mary, es 100% real y eso es muy bonito.

    No entiendo por qué motivo me dabas miedo o me daba vergüenza hablar contigo antes, but xDD Eso quedó atrás. Supongo que eras muy mayor y eso me intimidaba :( Pero ahora ya no lo siento así, realmente me da igual tu edad ya, no te veo como a un universitario, ni como a alguien mayor ni blablabla; te veo como mi amigo y punto.

    En fin, cuenta con que volveré a ir pronto. Cuando tenga algún ratito durante el curso, probablemente, si se puede :c

    Btw, añado que no tengo problema con el incesto 7u7


    En fin, no sé si recuerdas esto seguro que sí, pero hoy lo has conseguido:

    [9/8 23:29] Pablo: Pues pues
    [9/8 23:29] Pablo: Tienes una sonrisa muy bonita
    [9/8 23:30] Pablo: :(
    [9/8 23:30] Tate~: :C
    [9/8 23:30] Tate~: Mentira
    [9/8 23:30] Tate~: Eso tú
    [9/8 23:30] Tate~: Que tu sonrisa es omg
    [9/8 23:30] Pablo: Lo uno no quita lo otro (?
    [9/8 23:30] Pablo: Una pena que la luzca tan poco (?)
    [9/8 23:30] Tate~: Síp :'(
    [9/8 23:30] Tate~: Voy a tener que hacerte reír más

    Y es una pena que no tengas más hermanos. Porque serían realmente afortunados de tener a alguien como tú.

    Te quiero,

    Lucas Diamond~
     
    Última edición: 10 Agosto 2017
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