Otro Declaración sin palabras.

Tema en 'Relatos' iniciado por Kattharina, 28 Febrero 2018.

  1.  
    Kattharina

    Kattharina I'm inspired.

    Tauro
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    Título:
    Declaración sin palabras.
    Clasificación:
    Para todas las edades
    Género:
    Romance/Amor
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    1252
    Declaración sin palabras.

    .

    ‹‹Eres tantas cosas en mi mente; eres sonrisa, eres melancolía, eres ganas,
    eres amor, eres sueños… Eres tú››.


    Anónimo.

    .

    Capítulo único.



    El sol estaba por esconderse. Un enorme disco naranja, el astro rey, se veía enorme desde el parque, cayendo detrás de grandes árboles. Su luz se bifurcaba entre el ramaje de oro de cada rama y cada hoja, mientras que el polvo creaba mágicos bailes de átomos galácticos. Los corpúsculos flotaban y caían como resbalándose por los rayos que se filtraban. Era un mundo extraordinario de luz y sombra.

    El día moría y yacía la noche. Un espectáculo digno de fotografiar, se diría que era un concierto vespertino de una mezcla policroma del verde forestal, de un cielo turquesa y dorado, y la brillante majestad del sol. Cinco aves de cuello largo negro aterciopelado, se deslizaban por el lago formando una “V” en las quietas aguas azules. Una bandada de patos graznaba, al tiempo que dos ardillas subían y bajaban por los troncos, haciendo piruetas.

    Una viejecilla paseaba a su perro por la orilla del lago, el can se metía y agitaba las aguas sedentarias. La señora se reía ante tal despilfarro de energía.

    Él descendió la mirada, el césped estaba tan hermoso, verde y suave… Se veía sumamente atractivo, le hacía pensar en cosas inenarrables, innombrables con cierta mujer que ocupaba la mayor parte de sus pensamientos y su corazón. Fémina a la que le gustaría poder ver en ese momento, si tan solo ella no fuese tan distraída… Y él más directo.

    Suspiró. Revisó de nuevo el césped, podría decir que estaba tan sedoso como el cabello de un bebé. De repente le llegó la imagen de ella, con sus rebeldes cabellos azabaches y sus grandes orbes miel, brillantes y soñadores; con su sonrisa inocente… ¡Dios, ella era hermosa! A menudo fantaseaba con enredar los dedos entre su melena, con estrecharla entre sus brazos y embriagarse con su aroma. No pedía mucho, no era un hombre perverso. Solo deseaba que anhelara y necesitara su compañía tanto como él lo hacía.

    Sus ojos color café observaron atentamente su entorno, todo transcurría con normalidad aunque él sintiera que iba en cámara lenta. Se acomodó en la banca y exhaló aire profundamente, la brisa sopló suavemente desordenado sus cabellos oscuros. ¿Cómo podía hacerle entender que necesitaba que lo observara? No como un hermano, no como un amigo, sino como alguien más… Alguien capaz de abrazarla con cariño, de sostenerla con ternura.

    “Joder, que complicado es esto”, le asaltó una voz en su mente.

    Regresó la mirada hacia donde estaba la viejecita, renegaba con su perro por seguir metiéndose en el agua. El can la haló con tanta fuerza que casi la hace caer de bruces, el regaño de la decrépita señora quedó apagado por una carcajada vigorosa y divertida. Posiblemente terminara bañada, pero se contentaba con las piruetas y la felicidad de su mascota. Sonrió, la vida era tan complicada y a veces tan simple…

    — ¿Ryan?

    Con frecuencia no disfrutamos de lo más sencillo, de esos pequeños placeres que te encuentras por el camino a lo largo de la vida. No, decidimos enredarnos con tonterías. Con cosas que nos amargan la vida…

    — ¡¿Ryan?! — escuchó el grito furioso, de una voz femenina que él conocía.

    Dio un respingo, estaba tan ido en sus reflexiones que no se percató de la presencia de la chica y menos de su llamado. Parpadeó un par de veces antes de mirarla. Tenía su hermosa carita enfurruñada, las manos en jarra sobre las caderas y su pie derecho toqueteaba impaciente mientras su melena rebelde se agitaba contra el viento, dándole un toque angelical y salvaje. Enrojeció.

    — ¡¿En qué rayos piensas?!

    “En ti”, quiso decir, pero mejor tragó saliva.

    — ¡Llevo hablándote desde hace cinco minutos! — Ryan sonrió, se veía preciosa cuando se enojaba e inflaba sus mofletes.

    Esta vez no pudo contenerlo y dejó escapar una pequeña risa, ruborizando a la chica.

    — Hola, Lill — articuló él finalmente, la voz ronca y suave provocó un ligero hormigueo en el estómago de Lillian.

    Desinfló sus mejillas y suspiró mirando al cielo, como pidiendo paciencia a los dioses en existencia.

    — ¿Por qué no te sientas un rato conmigo? — dijo señalándole el espacio sobrante en la banca.

    No hizo falta que se lo pidiera dos veces, Lillian ya planeaba usurpar el lugar antes de que él abriera la boca. Esperando que ella se sentara a su lado, el joven volvió su atención hacia la orilla del lago, donde aún se encontraba la viejecita salpicando al perro. La anciana había dejado de rabiar y se unió al juego del cachorro, después de todo solo se vive una vez, ¿no?

    — ¿Estás bien, Ryan? — interrumpió de nuevo ella.

    Su voz era suave, un poco tímida y a la vez preocupada. Volteó lentamente para poder mirarla, sus grandes ojos miel con una dulce y enternecedora inocencia que le aceleraba el corazón.

    “Sí, siempre que estás cerca”, respondió una voz en su interior.

    Incapaz de decírselo directamente, se conformó con asentir.

    — ¿Entonces por qué no me has llamado? — preguntó de nuevo —. Creí que iríamos a ver esa película nueva en el cine, pero ni siquiera lo recordaste…

    Eso no era verdad, él si se acordó, solo que no tuvo el valor de llamarla porque estaba resentido. ¿Por qué estaba disgustado? Podía parecer estúpido, pero le molestaba que ella lo ignorara, que no le prestara atención. Sí, puede que estuviera exagerando la situación. Sobre todo tomando en cuenta que hasta ese momento no había sido capaz de expresarle lo que sentía. Pero es que… ¡Se encontraba en un maldito limbo!

    — He estado ocupado — respondió llanamente.

    “Pensando en cómo decirte lo que siento y esperando que correspondas a mis sentimientos…”, calló su pensamiento.

    Lillian lo escrutó con sus grandes ojos claros, comprometiendo su cordura. Ryan se preguntó como una mujer puede provocarle tantas emociones a un hombre con una mirada… La contempló un instante más, ella frunció el ceño como si no creyera en esa excusa tan patética.

    — ¡Te lo compensaré! — exclamó rápidamente antes de que ella continuara con su interrogatorio.

    Ryan miró nuevamente hacia la orilla del lago, la viejecita sonreía colocándole la correa al perro y unos minutos más tarde empezó a caminar lentamente marchándose del lugar. Reinó el silencio, siendo irrumpido escasamente por el eco del viento, los pájaros aleteando y el canto de los grillos. Todo era tan tranquilo…

    — Pero…

    — ¿Qué te parece si te lo compenso ahora? — interrumpió él, no quería iniciar esa conversación en ese momento —. Vamos a la heladería, yo invito — le sonrió.

    Las mejillas de Lillian se tornaron carmín, y, a pesar que deseaba continuar la charla para saber lo que sucedía con su amigo. La mención de helado obnubiló sus sentidos y la hizo sonreír. Una dulce y radiante sonrisa que consiguió provocar un rubor en el apuesto hombre que la acompañaba.

    — ¡Ya rugiste! — voceó impaciente, poniéndose en un salto de pie haciendo reír a su compañero.

    Ryan se levantó de su lugar y Lillian lo tomó del brazo tironeándolo, parecía una niña, su vivacidad y entusiasmo era contagioso. Sin poder evitarlo soltó una carcajada, con suerte ese día sería su “día”.

    ¿Quién sabe? A lo mejor levantaba sus restricciones y terminaba por decirle: me gustas.
     
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    Cygnus

    Cygnus Maestre Usuario VIP Comentarista destacado

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    Tu narración es muy bonita. Es pausada y amena. Descriptiva sin sonar artificial. Y una escena de tensión romántica que la llevaste muy bien, sin añadir momentos sosos o melosidad patética. Creo que estuvo todo en su justa medida.

    La trama de pronto no es muy interesante, o mejor dicho, es demasiado cotidiana como para que tenga un final tan abierto y que no ocurra gran cosa. Entiendo que el relato tenga la única intención de capturar un momento, bajo dos personajes que por sí mismos no tienen mucho que aportar por su escasez de facetas mostradas, pero esa misma falta de fuerza en el hilo conductor hace que éste tenga que apostar por mantener el interés en otras cuestiones secundarias, como por ejemplo, las descripciones del atardecer o de la belleza del parque, que intentó funcionar como una especie de locus amoenus moderno. En lo personal, yo termino quedándome con el carácter poético del texto, y la trama me parece un tanto intercambiable.

    Intenté encontrar el elemento simbólico a la viejecita que tiraba del perro, y creo que fui incapaz de hacerlo, más allá de subrayar que Ryan era algo despistado. Pero en un cuento breve es imperativo que todos los elementos tengan relación directa con la trama principal. No supe cómo tomar, por tanto, la insistencia de la presencia de la anciana.

    Con todo, el texto es muy bonito y la verdad disfruté mucho leyéndolo, principalmente por el entorno tan bonito en donde se desarrolla la historia, así como tu manejo del lenguaje, del cual no tengo queja alguna. Gracias por compartirnos tu relato.
     
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    Tarsis

    Tarsis Usuario VIP Comentarista supremo Escritora Modelo

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    Me encanta la forma en que describes, tomandote tu tiempo, expresando todo con calma pero sin llegar a ser tedioso o aburrido.

    Salir de la friendzone es uno de los pasos más difíciles de dar, sabiendo que después de decirlo, no se puede volver atrás.
     
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  4.  
    Momo

    Momo Iniciado

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    Hello

    He de decirte que la trama es sumamente romántica y no tanto por la friendzone sino por el hecho de cómo lo expresas en tu relato. Cabe resaltar que me ha gustado mucho pues haces que un acontecimiento del día a día luzca como algo importante, es decir de pequeñas situaciones como esa es que se forma una vida.

    Por otra parte, el tipo de redacción que usas me agrada, eres descriptiva analítica, algo teatral. Además y muy a mi parecer, tienes un tipo de narrativa que brinca de tercera persona a primera con buena coherencia y dejando fluir la historia; no por eso no puedas mejorar en hacerlo sin que el lector se percate de ello.

    Espero seguir leyendo más trabajos tuyos.

    Bye
     
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