One-shot de Inuyasha - Cuando Anochezca

Tema en 'Inuyasha, Ranma y Rinne' iniciado por Tony kvar, 16 Marzo 2024.

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    Tony kvar

    Tony kvar Iniciado

    Leo
    Miembro desde:
    15 Marzo 2024
    Mensajes:
    25
    Pluma de
    Escritor
    Título:
    Cuando Anochezca
    Clasificación:
    Para adolescentes. 13 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    2879
    Los personajes de esta historia no son mios, ni me pertenecen.
    .
    ..
    ...
    • Cuando Anochezca.

    Había sido un pésimo día. La chica llegó a casa, no había nadie. Toda la familia había ido al velatorio. Ella se quedó en casa, no tenía animo de ir, le tenía mucho apreció a la persona que había fallecido. Era alguien que le ayudó a superar la muerte de su madre. Era su prima y compañera de juegos, su amiga, no era mucho mayor que ella y ahora ya no estaba.
    Cuando a la pobre chica le atacó la misma enfermedad que a la madre de Akane, esta hacía años que no veía a su prima, pero la joven Tendo siempre la encontró a faltar. Al ir a verla no reconoció a la su prima por los estragos de la enfermedad. Al salir de la habitación se abrazó a su prometido, que la acompañó, y rompió a llorar. El chico la abrazó con fuerza, la veía tan indefensa que no pudo evitar llorar con ella.
    La chica subió a su habitación y se encerró, se sentó en el suelo, se apoyó en la cama, se abrazó las rodillas con las manos y lloró. Se sentía sola y abandonada. Estaba sola y siempre lo estaría, así se lo hicieron saber las otras…¿prometidas?. Nadie la iba a querer. Pasaría su vida sola sin que nadie la abrazase, sin nadie que sintiera algo por ella, sin nadie que la besase, sin nadie que llorase por ella o sufriera cuando ella no estuviese bien. Nadie la apoyaría cuando estuviera recaída, ni la ayudaría a levantarse. La noche llegaría y para ella no había nunca un amanecer.

    El chico entró en la casa. Para él, el día también fue horroroso, vio a su prometida decaída, triste y abatida. Sabia que no podía hacer nada por ayudarla, sólo permanecer a su lado, para apoyarla. Pero ni eso fue posible, a la hora del almuerzo aparecieron las otras tres chicas y lo persiguieron durante todo el descanso. Él también necesitaba tener un momento de soledad para pensar, se notaba también decaído, y no se lo dieron. Acabó esa hora frustrado y de muy mal humor.
    Al final de la jornada escolar, se tuvo que quedar a limpiar la clase y no pudo acompañar a su amiga a casa, no le gustó. Su prometida no estaba muy animada, ella estaba muy triste. Y él tenía un mal presentimiento.
    Salió del colegio corriendo, en el camino vio a las tres chicas que lo acosaban, estaban peleándose entre ellas… las esquivó, no estaba de humor para aguantar las tonterías de esas tres y podría haber sido muy borde con ellas…
    No conocía mucho a la chica fallecida, pero desde el primer momento le cayó bien, tenía un carácter alegre y vital… como su prometida… Pero la chica era muy perspicaz, se dio cuenta lo que él sentía por su prometida…y según parecía lo que su prometida sentía por él. Les hizo prometer que se ayudarían siempre. Aunque a él le entristecía un comentario que hizo ella.
    -“Me da pena no ir a vuestra boda… por que os casareis” – había dicho la chica enferma.
    Movió la cabeza quería alejar esos tristes pensamientos, pero sabia que era imposible, ese pensamiento se movía alrededor de él, como si fuese un abejorro dando vueltas a su alrededor. Se sentía fatal no había podido hacer nada por salvar la chica. Él que había luchado contra gente muy fuerte, no pudo hacer nada, sólo ver como la prima de su prometida iba muriendo poco a poco. Sintió como unas lagrimas caían de sus ojos, no las evitó.
    Quería estar solo y que nadie lo molestarse, y metido en sus pensamientos llegó al dojo y entró y se lo encontró silencioso… demasiado silencioso. Sabia que estaba su prometida y la buscó… llegó a la habitación de la chica y la oyó llorar. Picó en la puerta y no obtuvo respuesta.
    Entró en la habitación y allí encontró la chica. Ella lo miró con tristeza, como un animal abandonado suplicando cariño.
    Él se acercó a la chica y se arrodilló.
    -¿Te encuentras bien?-preguntó el chico, mirándola a la cara preocupado. Ella negó con la cabeza- En el camino he visto a “esas” tres…¿te han dicho algo?-aunque lo hizo como una pregunta estaba afirmando…sabia que si le habían dicho algo. Ella negó con la cabeza… pero su prometido no le creyó.
    Ella se dio cuenta que el chico no la creyó y le contó lo que le dijeron, que él ni la quería ni la apreciaba, que nadie la iba a querer nunca y que estaría siempre sola, sin nadie que la quisiese… y que él estaba con ella sólo por pena y para reírse de ella.
    El chico la miró y bajó la cabeza, al levantarla, ella vio en él rabia, furia y odio.
    -¡No les hagas caso nunca a esas!- dijo él con suavidad acariciándole la cara- ellas no saben nada… no están dentro mío para saber lo que siento. Eres mi amiga y estaré allí para ayudarte y apoyarte siempre que me necesites… ¿ME HAS OIDO? ¡SIEMPRE! ¡SIEMPRE!. No estoy contigo ni por pena ni por lastima. Te tengo mucho apreció… mucho más que él que nunca sentiré por todas ellas juntas.
    Ella asintió… pero aún así no podía quitarse la gran pena que sentía. Y bajó la cabeza.
    -Lo siento soy… llorona- dijo ella.
    El chico apoyó un dedo en la barbilla de la chica y con suavidad le levantó la cabeza y la miró a los ojos, se sintió más triste que nunca, esos ojos…tan bellos… y tan y tan triste, lo llevaban a la compasión... a querer abrazarla y tranquilizarla… esos ojos lo arrastraban a la pena, a compartir la tristeza que emanaba de la chica, y que amenazaba con ahogarlo y no pudo hacer nada por evitarlo.
    -¿Te importa si me siento a tu lado?- dijo Ranma muy triste.
    Ella negó con la cabeza y el chico se sentó a su lado, le paso el brazo por la espalda y la cogió por el hombro. Ella apoyó su cabeza en el hombro de él y durante horas los dos compartieron una pena enorme.
    Había oscurecido, y la habitación estaba en penumbras. El chico se levantó, le dolían las piernas por estar en esa posición tanto rato. Cuando se recuperó se acachó y miró a su prometida.
    -¡Vamos a comer algo!- dijo él.
    -No tengo hambre- dijo ella con una voz triste y muy baja.
    -Yo tampoco, pero debemos comer algo, no podemos estar toda la noche sin nada en el cuerpo. ¡Ven vamos!- y le tendió la mano.
    Ella la cogió e intentó levantarse y le fallaron las piernas. El chico la cogió y evitó que la chica cayese al suelo.
    -No te voy a coger en brazos. Debes andar, así te recuperaras, debes hacerlo. No te preocupes yo estaré cogiéndote y no caerás…- la miró con cariño- ¡Nunca te dejaré caer!.
    La chica asintió y él la ayudó a bajar a la cocina y la sentó en una silla. Allí él preparó una comida rápida. Una ensalada, unas frutas y poco más. Comieron sin gana y al acabar limpiaron los platos y volvieron a la habitación de la chica.
    Al llegar a la puerta de la habitación de ella, él se despidió y se iba para su habitación. Pero ella lo cogió por la camisa, él se paró y se giró y la miró con asombro.
    -¡Por favor! ¡No me dejes sola!. ¡No me dejes dormir sola!, ¡ No quiero dormir sola!... hoy no, necesito compañía.- suplicó con tristeza la chica, volvía a tener lagrimas en los ojos.
    -De acuerdo, voy por mi futón y vuelvo.- dijo el chico.
    El chico fue a su habitación y cuando estaba cogiendo el futón se dio cuenta que su prometida lo había seguido.
    -“¡Pobrecilla! No quiere estar sola. Me ha seguido para asegurarse que vuelvo”.-pensó con tristeza el chico.
    Salieron de la habitación, ella lo cogió de la camisa y fueron a la habitación de la chica y entraron.
    Ella se acostó encima de la cama sin cambiarse, el chico la tapó con una manta. y él preparó el futón y se acostó.

    Aún era de noche y ella se despertó. Sintió frio y se metió bajo las sabanas. Miró al futón de su prometido y lo vio vacío… se asustó, se iba a levantar a buscarlo, cuando lo vio mirando por la ventana, lo notó extraño. El chico pensaba en algo, había algo que le inquietaba. Se puso nerviosa pensando en lo que diría… sabía que algo iba a cambiar en su relación.
    El chico no podía dormir, le inquietaba el futuro, su relación con su prometida no podía seguir así. Se levantó y fue a la ventana. Y miró por ella, no se fijó en nada, sólo pensaba, le aterraba el futuro… un futuro en que todos querían manejarlo a su antojo, un futuro en que él, aunque fuese el principal protagonista, no tendría nada que decir. Un futuro en que sus verdaderos sentimientos no contarían para nada. Se enfadó, era hora de cambiar eso… ahora él decidiría su futuro.
    Se giró y miró a su prometida y la vio despierta, tragó saliva y fue hacía la cama de la chica, estaba asustado.
    Se sentó y la miró. La chica se tapó hasta la nariz. Ella estaba muy asustada, por su imaginación pasaron imágenes terribles, se imaginaba a su prometido haciéndole cosas perversas.
    Él vio el miedo en los ojos de ella
    -No temas no te voy a hacer daño, sólo quiero hablar contigo, es algo que debía haber hecho hace tiempo… hace mucho tiempo… pero no he podido hacerlo… no he tenido el valor… de hacerlo… no temas ¿Confías en mi?
    Ella asintió. Él desvió su mirada de ella. Y estuvo callado unos minutos. Ella supo que el chico estaba reuniendo valor y no se enfado, como hubiera hecho en otro momento.
    Él trago saliva y la miró, la joven vio en los ojos del chico miedo… al fracaso… a la incertidumbre… pero al final el chico empezó a hablar.
    -Estos días he aprendido algo, la vida es corta…mucho, y no sabemos que depara el mañana. Cada instante puede ser el ultimo… - miró a su amiga, le costaba seguir.- En Jusenkyo creí que te perdía… dos veces te creí muerta… dos veces para mi… se acabó la vida… mi vida...- se calló, le costaba seguir- por qué... por qué si tú hubieras muerto… yo también lo hubiera hecho…no entiendo la vida sin ti…ya no, sin ti no hay vida. No quiero que eso vuelva a ocurrir, te hubieras muerto sin saber la verdad. Hoy te la diré- bajó los ojos. La chica lo miraba expectante, pero a la vez asustada- Es hora que sepas la verdad… Akane… yo… yo… te a… te a… te amo… te quiero más que a nadie… más que a mi vida… eres mi vida…no sé si tú sientes lo mismo que yo… pero yo….
    Se calló, ella lo miraba llorando. La chica se sentó en la cama y lo abrazó.
    -¡Ranma!. Yo también te amo.
    Él chico se levantó de la cama, tenía la cara roja. Y fue a la ventana. Ella lo siguió. Él la cogió por la cadera.
    -¡Mira Akane! Cada día anochece, cada día el día muere, y es sustituido por la oscuridad. Aunque la noche en la calle sea fría y parezca amenázanos, no la temas. Tú y yo estamos juntos, y esperaremos…juntos que vuelva a amanecer. No temas a tus rivales, no le hagas caso ni les tengas temor. Ellas… no podrán contigo… por qué yo estaré a tu lado… contigo… siempre.
    Ella lo miró y sonrió. Pero su ojos seguían triste.
    -No llores por tu prima, ella se enfadará. No le gustaría que llorases, ella te lo pidió… nos lo pidió que no llorásemos- y el chico se intentó limpiar las lagrimas que le caían de los ojos, pero estas seguían fluyendo. Intentó animar a su prometida- ¡Venga!, debemos dormir un poco más. Mañana hay que ir a despedirnos de ella, sin lagrimas y alegres como ella nos pidió que hiciéramos, aunque sea muy duro debemos respectar su voluntad.
    Ella asintió y los dos se acostaron. Al día siguiente cuando sonó el despertador, los dos se levantaron. El chico cogió su futón y se fue a su habitación.
    El chico se duchó y al salir estaba su prometida esperando para entrar.
    -Es tu turno, preciosa.
    Mientras ella se duchaba él preparó el desayuno.
    Comieron en silencio, al acabar entre los dos limpiaron los platos y subieron a cambiarse. No necesitaban hablarse, la compañía del otro era suficiente. Los dos estaban muy tristes y las palabras estaban de más.
    Él estaba esperándola en la puerta iba con el riguroso traje negro, ella bajó con su vestido de luto. Se quedaron mirando. Él la vio preciosa… pero no era el momento para decírselo. Ella se abalanzó a él llorando.
    -No puedo… no puedo ir. No me hago la idea que ella ya no éste- dijo ella.
    Él la miró. Le acarició la cabeza.
    -Lo sé… yo tampoco me hago a la idea y tampoco tengo el animo de ir- le acarició la cara limpiándole las lagrimas, y mirándola con cariño-pero no podemos faltar, sería una falta de respeto y ella nos quiere allí.
    Salieron del dojo. Y se dirigieron al lugar de la ceremonia fúnebre. Iban muy serios.. en un momento sus manos se encontraron y se agarraron, los dos se sorprendieron… pero no se soltaron. Entrelazaron los dedos y siguieron así.
    Cuando se acercaban a la estación aparecieron los rivales de los chicos, los dos prometidos los miraron, pero no cambió el aspecto serio de sus caras. No demostraron ningún sentimiento hacía ellos, ni miedo, ni soltaron sus manos, siguieron andando como si no lo hubiesen visto, los ignoraron.
    -¡Ranma!, suelta a mi diosa- dijo Kuno.
    -Chica violenta, tú coger a Airen sin el permiso de Shampoo- dijo la chinita.
    -Ranchan, ¿Cómo es que coges a…?- comenzó a decir Ukyo pero se calló, los dos chicos seguían andando sin hacerles caso, como si no existieran.
    -Mi amado Ranma sólo va con ella por lastima. Una chica tan fea como ella… nadie la querrá.- dijo con desprecio Kodachi.
    El chico notó como la mano que cogía se tensaba. Supo que la chica iba a empezar a llorar. Se giró y cogió a su prometida por los hombros.
    -¡Que poco respeto tenéis!. Veis a dos personas que van de luto y los retáis y molestáis. ¡Que vergüenza me da conoceros!.- dijo él con asco.- No pienso luchar con vosotros… hoy no… mañana tampoco… ni nunca…me habréis hecho perder mi interés por vosotros como luchadores… y en cuanto a vosotras…- las miró sin demostrar aprecio- No quiero volver a saber nada de vosotras, ¡nunca más!. No volvías a acercaros a nosotros…¡Nunca!… Ella es mi única prometida, antes, ahora y siempre.-hablaba con un tono normal y en voz baja, aunque lo oyeron en toda la calle, y sin mostrar enfado. Su prometida a su lado ni les dirigió la palabra, no caería en ninguna provocación.
    Se volvió, cogió a su prometida de la mano y siguieron su camino. Dejando a seis jóvenes pasmados por semejante discurso. Los seis no supieron reaccionar y cuando lo hicieron, los dos chicos estaban lejos, ya en el tren camino del edificio donde se haría la ceremonia fúnebre.
    Entraron los dos juntos al edificio. Llevaban un ramo de flores que dejaron sobre el ataúd. La chica lo besó y se despidió de su prima. Ranma tocó el ferreteó con una mano y cerró los ojos y oró durante un rato. Después los dos chicos se giraron y ocuparon su sitio junto a su familia que los miraba asombrados, los dos chicos iban cogidos por las manos.
    Durante la ceremonia la chica lloró y se apoyó su cabeza en el hombro de su prometido, que la cogió por el hombro y la atrajo para darle su apoyo, no la dejaría nunca sola, él estaba para ayudarla y consolarla siempre, y en todo.
    Al salir del edificio los dos chicos iban delante de su familia, que caminaba asombrados mirando a los dos jóvenes cogidos por la mano. Al pasar por al lado de un árbol, sopló un viento que los afectó sólo a ellos, las hojas caídas se levantaron del suelo y se movieron alrededor de los dos chicos, subiendo hacía el arriba, perdiéndose en el cielo.
    Los dos chicos oyeron una risa de alguien que ya no estaba entre ellos. Y oyeron una voz que ya conocían
    -“Sed felices”.- les pareció oír a los dos.
    Los dos sonrieron, harían caso al ultimo consejo de la prima de ella. Ellos habían reconocido que se amaban. Vivirían como y con quien querían, sin que nadie le impusiera nada. Ya eran felices, pero de ahora en adelante lo serían aún más.

    Fin.
     
    Última edición: 16 Marzo 2024

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