Long-fic Una verdad Inconveniente [Sessho&Kago]

Hola, aquí con una de mis nuevas creaciones, la cual se me ocurrio mientras estaba en la clase de Fisica, (raro lo se pero ni hablar la inspiración llega en los momentos mas inesperados), espero sea de su agrado :)

UNA VERDAD INCONVENIENTE

“PROLOGO”

Las cosas habían pasado demasiado rápido, creando un autentico torbellino en el interior de Kagome, sus emociones eran un completo caos y aun no conseguía calmar el furioso latido de su corazón. En ese mismo momento no tenía claro como había llegado a esa situación, solo tenía la certeza de encontrarse en compañía del ser mas frio, calculador e indiferente del mundo pero innegablemente era el ser más bello que alguna vez hubiese visto.

Aquel bello extraño poseía unos enigmático e inexpresivos ojos ambarinos, una cabellera larga y plateada que enmarcaba su perfecto rostro dejando al descubierto su belleza, la cual no era femenina sino delicada con ese deje de arrogancia y elegancia que en otro momento la hubiese dejado sin aliento pero que ahora la perturbaba de una manera sorprendente al ser consciente de que solo él sería capaz de protegerla.

Hace no más de cinco horas había estado en su casa, tranquila, mirando por la ventana el hermoso atardecer y después, en un abrir y cerrar de ojos, estuvo a punto de morir asesinada. La razón aun le era desconocida pero tenía una corazonada de saber el motivo por el cual era perseguida, la azabache poseía una valiosa joya, la Shikon no Tama, cual era capaz de conceder cualquier deseo. Fue creada por Midoriko, una de sus antepasadas, quien fue una de las sacerdotisas más poderosas con su técnica purificadora de almas y al morir ella se le fue confiada a otra miko. De esa manera había sido hasta su antecesora Kikyo, quien murió junto con su compañero Inuyasha al tratar de proteger tan preciada joya de la codicia y ahora que Kagome se convirtió en su protectora se volvió el blanco de la maldad y la avaricia.

Suspiro con tristeza mientras observaba por la ventanilla la maleza que atrás era dejada y de reojo miraba al gran Daiyoukai que le salvo la vida. Estar en su compañía la confundía pues ella sabía bien que él era uno de los seres más poderosos del mundo y aun no le quedaba del todo claro como había llegado en el momento exacto para salvarle de las garras de la muerte.

–Gracias –musitó sin mirarlo, sintiendo la necesidad de agradecerle por salvar su vida pero aun mas importante, a la joya que en esos momentos colgando de su cuello se hallaba.

La Shikon no Tama brillaba en todo su esplendor, mostrando la pureza que poseía, gracias a que ella, su protectora procuraba que así fuera. Suspiro nuevamente y giro hacia él al no obtener una respuesta, percatándose casi al instante que el Gran Sesshumaru Tashio la había ignorado.

El furor creció dentro de la azabache pero no dijo nada, ella sabía que en ese momento no era conveniente molestarlo sin saber cómo reaccionaría y si sería capaz de dejarla a su suerte. Quería demasiado su vida como para mandar al diablo al único ser capaz de protegerla, tal vez, cuando consiguiera a alguien más, él se las podría pagar.

 

Hola, disculpen la tardanza pero escribi como siete veces este capitulo y aun no acaba de convencerme pero bueno es el que creo que acerca más a lo que planeo. Espero sea de su agrado y ahora sin más la conti :)

CAPITULO 1

“LETARGO”

El silencio era frío como el hielo y cortante como una navaja, helando la sangre de cierta chica azabache que se hallaba sentada en un automóvil, recorriendo un camino desconocido en compañía de él Daiyoukai que hace un par de horas su vida salvó. Al principio se sentía confundida y hasta cierto punto molesta pero ahora solo se hallaba sumida en un profundo letargo, experimentando solo la tristeza y la soledad que hasta ese momento había conseguido reinar en su interior.

–Di algo –exclamó de pronto Kagome, tratando de distraerse de esa absurdo sentimiento que en su interior se encontraba.

Pero como respuesta solo recibió el frío silencio y la indiferencia del albino, que inexpresivo y con cierta arrogancia, miraba el camino que frente a ellos se extendía, dejando la furia de la azabache bullendo en su punto máximo.

–Idiota –masculló mirando hacia la ventanilla y al instante sintió la penetrante mirada del ambarino.

–Mi nombre es Sesshumaru Tashio, te prohíbo que te dirijas a mí de otra manera –murmuró con aparente calma.

–Yo puedo llamarte como me venga en gana –le respondió, retándolo con la mirada, soportando la frialdad que reflejaban sus ojos.

–Insolente, ¿Cómo te atreves a llamarme de esa manera? –la azabache sonrió ante su cuestión y luego hizo algo inaudito, incluso para el Gran Sesshumaru.

Lo observo un par de segundos más, antes de de girarse e ignorarlo como momentos antes él lo había hecho con ella, Kagome pensó que ese era un juego que los dos podían jugar y de esa manera darle una lección de modales a tan arrogante ser. Su sonrisa se ensancho al sentir como la furia del albino crecía y como el movimiento del auto se detenía, sin pensarlo dos veces bajo del vehículo y se dispuso a andar.

Se interno en el bosque, dispuesta a desaparecer y no verlo otra vez, pero Sesshumaru la alcanzo y frente a ella se plantó. Le dirigió una mirada arrogante, tratando inútilmente de amedrentarla y obteniendo como respuesta solo una mirada retadora por parte de ella.

–Por menos de lo que has hecho, muchos han muerto –le advirtió amenazante, dando un paso hacia ella, esperando que agachara la cabeza o que el olor de su miedo llegara hasta él.

–¿Y eso debería interesarme? –inquirió a la defensiva la chica, sorprendiendo levemente al ambarino.

Por un par de segundos se miraron a los ojos, ambos sabían que la ventaja la llevaba él, tanto en rapidez como en fuerza ya que si él lo deseara podría matarla en un abrir y cerrar de ojos, y más ahora que se hallaba desprotegida sin su arco y flechas. Pero también estaba consciente que el albino no podía despreciar su poder porque a pesar de ser una joven miko ella era una de las más poderosas en la historia, claro después de Midoriko y Kikyo.

Le sostuvo la mirada desafiante dejándole claro que ella jamás agacharía la cabeza ante él y ante nadie y que eso debería quedarle claro. Había adquirido un compromiso con Sesshumaru en el momento en el que él salvo su vida pero eso no quería decir que se convertiría en su esclava y mucho menos que aceptaría de buena cara todos los desplantes que al arrogante Daiyoukai se le ocurrieran hacerle, el tendría que tratarla como a su igual lo quisiera o no.

El Lord Sesshumaru Tashio tendría que aprender que la azabache era diferente y que las cosas con ella no serian igual que con los demás, Kagome no dejaría que con una simple mirada la dominara y mucho menos la ordenara. Sesshumaru sonrió dejando por un momento atónita a la chica antes de que la tomara en brazos y se la echara al hombro como un simple costal de papas.

–¡Bajame! –gritó la azabache mientras inútilmente trataba de golpearlo para que hiciera lo que ella le pedía.

–Cuando estemos en el auto –dijo simplemente y siguió andando. Aferrando con fuerza las piernas de la chica para inmovilizarla.

–No iré contigo a ningún lado

–No tienes opción, mi padre desea verte –esas palabras la congelaron el tiempo suficiente como para que fuera tranquila el resto del camino al auto, al llegar el la depositó en el suelo –Vámonos –y sin decir nada ambos subieron al automóvil.

¿Que tendra que ver Inu no Tashio en esto?

¿Cuál sera el compromiso que adquirió Kagome con Sesshu?

Y que les pareció, me lanzaran ¿tomatazos?, ¿botellazos?, ¿haran protestas?

Gracias por su tiempo y espero que siga siendo de su agrado.

 

Hola, disculpen la demora pero los examenes y trabajos extra absorbieron todo mi tiempo, lo se no tengo escusa pero bueno ya estoy aquí y les traigo la conti, espero sea de su agrado.

CAPITULO 2
“REVELACIONES”

El auto se detuvo frente a una lujosa mansión, la cual estaba fuertemente custodiada por varios Youkai que al ver a Sesshumaru hicieron una reverencia.

–Sígueme

Kagome la miro durativa, viendo como el iniciaba su marcha, considerando todas las opciones que tenia pero rápidamente se dio cuentas de que sola no sobreviviría y que si intentaba huir cualquiera de los youkai ahí presentes iría tras ella o peor aun lo haría Sesshumaru y ella ya había comprobado que huir de el gran Daiyoukai era imposible pues el mismo se lo demostró horas atrás en el bosque. Suspiró y fue tras él, manteniendo cierta distancia y pensando en lo que el Gran Inu no Tashio quería para solicitar su presencia y usar a su hijo como mensajero.

Miro para todos lados y rápidamente se dio cuenta de que todos los ahí presentes sabían lo asustada que se encontraba pero a pesar de eso la azabache no permitiría que su semblante la delatara. Con determinación levanto el mentón y esa falsa seguridad la calmó lo suficiente como para caminar con tranquilidad hacia lo desconocido. Aferró con fuerza la perla al sentir el incremento de su poder maligno, siendo impulsado por su miedo, cerró los ojos y concentro su energía en la joya, suprimiendo así su desasosiego al transformarlo en tranquilidad la cual fue reflejada en su semblante.

Abrió los ojos y notó que se encontraba frente a un gran despacho, con las puertas elegantes de caoba abiertas de par en par para ella, camino hacia el despacho y paso junto a Sesshumaru ignorándolo olímpicamente. Entró y frente suyo vio un gran escritorio de roble y detrás de este se encontraba el Gran Inu no Tashio quien al verla la recibió con una cálida sonrisa y acto seguido la azabache hizo una reverencia.

–Pequeña niña, no son necesario los formalismos entre nosotros –musitó al acercarse a su lado.

Kagome asintió al mismo tiempo que el rubor se extendía por sus mejillas, recordando que eso mismo le dijo el día en el que la eligieron como la nueva guardiana de la perla, le sonrió al guerrero que se hallaba a su lado pero de inmediato recordó el porqué de su inesperada visita.

–Señor, si no es indiscreción, ¿para qué ha solicitado mi presencia?

–Pequeña, ¿acaso necesito un motivo específico para verte? –le cuestionó dedicándole una sonrisa paternal. Kagome negó y miro con cierto atisbo de alegría las orbes doradas de tan poderoso guerrero, recordando que le debía mucho más que el honor de ser la guardiana de la perla, lo mismo que ahora a su hijo ella le debía la vida.

–Pero tienes razón –continuó luego de un largo silencio –te han traído porque hoy asignare al que será tu guardián.

–Yo… –intento protestar pero fue cortada de inmediato por el albino.

–No dudo que seas capaz de cuidar de la perla y de ti misma pero no quiero que corras ningún riesgo.

Esta vez guardo silencio, sabiendo perfectamente bien que él tenía razón pues, no hace mucho, estuvo a punto de morir por un descuido, sus flechas habían estado demasiado lejos y… Movió ligeramente la cabeza, evitando pensar en lo que hubiera sucedido de no ser por Sesshumaru, lo quisiese o no, ahora tenía una deuda con él, giro a verlo tratando de deducir si la haría pagar el compromiso que involuntariamente había adquirido.

–Tu guardián será Sesshumaru –al escuchar esas palabras, la sorpresa la invadió y un grito de indignación por poco escapa de sus labios.,

Nadie rompió el silencio que repentinamente se hizo, la noticia era difícil de asimilar para la azabache e indigna para Sesshumaru quien nunca se había molestado en ocultar su repulsión hacia los humanos, ¿Cómo esperaba Inu no Tashio que pudieran convivir? Kagome quiso protestar pero le fue imposible al ver la negativa del gran guerrero.

–Y a partir de hoy vivirás aquí

–Con todo respeto –musitó ella saliendo del estado de shock en el que entró a causa de la noticia –esto es algo en lo que no cederé, tengo una casa y una vida a la que no estoy dispuesta a renunciar, le agradezco el ofrecimiento pero mi vida seguirá como hasta ahora la he llevado.

–Comprendo –dijo el sonriendo –¿Tienes algún inconveniente Sesshumaru?

El aludido lo miro con sus inexpresivas orbes doradas antes de dar media vuelta y salir. La azabache sabia que la convivencia no sería fácil y que tendría que soportar la arrogancia del Daiyoukai hasta que el nuevo enemigo desapareciera pero él estaba muy equivocado si pensaba que Kagome se convertiría en su esclava, eran compañeros por ordenes de Inu no Tashio y de cierta forma ella le pertenecía porque él le salvo la vida pero no dejaría que la tratase como los demás.

Suspiro, debía irse y enfrentar su nueva vida, una en la que a partir de ahora el Gran Lord formaría parte y lo quisiese o no, compartiría sus días con ese ser arrogante, porque si se le ocurría hacerla pagar el precio de salvar su vida, la azabache ya no tendría escapatoria.

–Me retiro –murmuró haciendo una reverencia y saliendo al instante del estudio.

 

Hola, luego de una larga ausencia traigo la conti, espero sea de su agrado :)

CAPITULO 2
“INCOMPATIBLES”

La azabache daba vueltas inquita en su cama, pensando en lo ocurrido en el día tan extenuante que había tenido, aun le era imposible concebir la idea de compartir su vida, aunque fuese solo por un par de meses, con aquel arrogante y estoico Daiyoukai que simple y sencillamente preferiría matarla antes de tomarse el tiempo de cuidar de su vida. Incluso ella preferiría estar sola y valerse por sí misma antes de dejar que Sesshumaru Tashio formara parte de su rutina, suspiró frustrada y se sentó en la cama.

En ese momento no podía evitar sentirse terriblemente sola y desprotegida pues aunque ahora Sesshumaru estuviera en la casa con ella, a no más de dos habitaciones, era como si no estuviera nadie pues no era capaz de comprender la fragilidad de sus emociones, esta misma tarde había estado a punto de morir y le pesaba saber que de haber sucedido lo habría hecho sola. Necesitaba un abrazo y algunas palabras de consuelo que le asegurasen que todo estaría bien y en lugar de eso solo obtenía la fría indiferencia de su nuevo compañero.

Por un par de segundos dejo que su mirada se perdiera en algún punto de la oscuridad que la rodeaba y luego, tratando de distraerse se puso en pie y se coloco una bata, tomo su arco y flechas y salió de la habitación. Fue hacia el jardín y comenzó a disparar las flechas, Kagome había estado trabajando duro para perfeccionar su puntería y esta actividad se volvió su favorita a la hora de buscar una distracción y desahogar su frustración. Siguió tirando, dejando salir todo lo que sentía, la furia, la desolación y la impotencia pues ella sabía que no podía hacer nada para cambiar su situación.

Deseaba tanto golpear al arrogante ser que estaba encargado de su seguridad que el no poder hacerlo solo causaba que su frustración creciera cada vez más y por si fuera poco, para hacer honor al humor que en ese momento tenia la chica, una gran nube negra descargó una fuerte tormenta sobre el lugar en el que la azabache se encontraba. Suspiró con pesadez pero masoquistamente se quedo sentada sobre una piedra, empapándose por completo.

No se movió ni un centímetro cuando sintió la presencia del gran Daiyoukai, lo miró por unos segundos cuando se detuvo a su lado para después volver a fijar su mirada en la nada, tratando de estabilizar su humor y no volver a provocar a su guardián. Quería decir tantas cosas pero al mismo tiempo no tenía nada que decirle pues todo lo que ella estaba sintiendo no era de su incumbencia y dudaba que él tuviera algún interés en escucharla.

–Entra a la casa –musitó de pronto tomándola por sorpresa –no deseó perder mi tiempo cuidándote cuando eres una total irresponsable…

Esas pocas palabras que pronunció fueron suficientes para hacer que su furor creciera, ¿Quién se creía para tratarla de esa manera?, era su guardián más no su dueño por lo que no tenía ningún derecho de tratarla de esa manera, era una persona con sentimientos, no un mero objeto que él pudiera mover a su antojo. Lo miro con el ceño fruncido a lo que Sesshumaru respondió con su acostumbrada indiferencia al darse media vuelta.

–No puedes darme órdenes –exclamó y permaneció quieta en el lugar en el que estaba.

El silencio reino por un par de segundos antes de que el Gran Lord entrara a la casa, Kagome miró impotente el cielo y suspiro lo suficientemente fuerte como para que este fuese interpretado como un bufido, ¿Qué había hecho ella para merecer tal tortura?, ella era feliz antes de que el estoico albino entrara a su vida y ahora… le era imposible tratar de imaginar al Daiyoukai formando parte de su vida, tan solo hoy ya habían tenido más de cuatro discusiones en menos de tres horas, que si la casa era demasiado antigua e indigna para albergar a tan poderoso ser, que la comida no era lo suficientemente buena para él y por si fuera poco ella debía ser la que le cocinase a él.

Cada pequeña cosa que realizaba era juzgada por Sesshumaru haciéndola sentir lo suficientemente enfadada como para purificarlo y ya lo habría hecho de no ser la deuda que con él tenía. Estaba atada de pies y manos hasta que el gran Inu no Tashio decidiera liberarla de este cruel castigo, detestaba compartir la misma casa que el por el simple hecho de que era imposible convivir con él. Su casa no sobreviviría ni una semana si seguían como lo habían hecho en las horas pasadas, en cada discusión ella había perdido lo suficiente la cabeza como para lanzarle varias cosas.

Un pequeño grito escapó de sus labios cuando sintió unos brazos a su alrededor y fue arrastrada hacia el interior de la casa. Cuando esos brazos la soltaron giro para mirar indignada al responsable del susto que acababa de recibir estando dispuesta a rebatir la forma tan poco caballerosa en la que fue obligada a entrar y…

–Eres un blanco fácil humana, no me hagas perder el tiempo con idioteces como estas, exponiéndote innecesariamente

–Idiota –susurró enfadada dándole la espalda, estando dispuesta a irse a su habitación pero siendo detenida a medio camino por Sesshumaru quien la miraba con aquellos inexpresivos ojos dorados que silenciosamente le advertían que cualquier otro apelativo despectivo que ella utilizara para referirse a él tendría repercusiones y no unas muy agradables para ella.

–Tengo un nombre, mucho cuidado con volver a llamarme de otra manera –murmuró antes de soltarla e irse a la habitación en la que estaba quedándose.

Ella cerró las manos en puños demostrando la impotencia que sentía pues no podía hacer nada para remediar la situación en la que se encontraba, al ser la portadora de la perla, era blanco de codicia y cualquiera haría lo que fuese para conseguir aquella preciada joya. Lo quisiese admitir o no, ella necesitaba al arrogante Daiyoukai para mantenerse con vida en este mundo de aparente tranquilidad, donde detrás del telón eran llevados a cabo los asesinatos tratando de provocar que el tratado de paz entre youkai y humanos se rompiera.

Todos deseaban el poder y la única forma de conseguirlo era a través de la perla de Shikon que en ese momento colgaba de su blanco cuello, brillando en todo su esplendor. Kagome miro confundida la joya, sin saber repentinamente que hacer, sintiéndose rebasada por la responsabilidad de custodiar la joya pues fue la perla quien ligó de forma permanente su vida a la de Sesshumaru ya que de no ser por ella, ellos jamás se hubiesen conocido. No sabía si eso era bueno o malo solo tenía la seguridad de que la presencia del albino representaba un cambio importante en su vida uno que representaba su perdición pero al mismo tiempo su salvación.

¿Y que les ha parecido el capi?

 

Hola, luego de una larga ausencia traigo la conti, espero sea de su agrado :)

CAPITULO 2
“INCOMPATIBLES”

La azabache daba vueltas inquita en su cama, pensando en lo ocurrido en el día tan extenuante que había tenido, aun le era imposible concebir la idea de compartir su vida, aunque fuese solo por un par de meses, con aquel arrogante y estoico Daiyoukai que simple y sencillamente preferiría matarla antes de tomarse el tiempo de cuidar de su vida. Incluso ella preferiría estar sola y valerse por sí misma antes de dejar que Sesshumaru Tashio formara parte de su rutina, suspiró frustrada y se sentó en la cama.

En ese momento no podía evitar sentirse terriblemente sola y desprotegida pues aunque ahora Sesshumaru estuviera en la casa con ella, a no más de dos habitaciones, era como si no estuviera nadie pues no era capaz de comprender la fragilidad de sus emociones, esta misma tarde había estado a punto de morir y le pesaba saber que de haber sucedido lo habría hecho sola. Necesitaba un abrazo y algunas palabras de consuelo que le asegurasen que todo estaría bien y en lugar de eso solo obtenía la fría indiferencia de su nuevo compañero.

Por un par de segundos dejo que su mirada se perdiera en algún punto de la oscuridad que la rodeaba y luego, tratando de distraerse se puso en pie y se coloco una bata, tomo su arco y flechas y salió de la habitación. Fue hacia el jardín y comenzó a disparar las flechas, Kagome había estado trabajando duro para perfeccionar su puntería y esta actividad se volvió su favorita a la hora de buscar una distracción y desahogar su frustración. Siguió tirando, dejando salir todo lo que sentía, la furia, la desolación y la impotencia pues ella sabía que no podía hacer nada para cambiar su situación.

Deseaba tanto golpear al arrogante ser que estaba encargado de su seguridad que el no poder hacerlo solo causaba que su frustración creciera cada vez más y por si fuera poco, para hacer honor al humor que en ese momento tenia la chica, una gran nube negra descargó una fuerte tormenta sobre el lugar en el que la azabache se encontraba. Suspiró con pesadez pero masoquistamente se quedo sentada sobre una piedra, empapándose por completo.

No se movió ni un centímetro cuando sintió la presencia del gran Daiyoukai, lo miró por unos segundos cuando se detuvo a su lado para después volver a fijar su mirada en la nada, tratando de estabilizar su humor y no volver a provocar a su guardián. Quería decir tantas cosas pero al mismo tiempo no tenía nada que decirle pues todo lo que ella estaba sintiendo no era de su incumbencia y dudaba que él tuviera algún interés en escucharla.

–Entra a la casa –musitó de pronto tomándola por sorpresa –no deseó perder mi tiempo cuidándote cuando eres una total irresponsable…

Esas pocas palabras que pronunció fueron suficientes para hacer que su furor creciera, ¿Quién se creía para tratarla de esa manera?, era su guardián más no su dueño por lo que no tenía ningún derecho de tratarla de esa manera, era una persona con sentimientos, no un mero objeto que él pudiera mover a su antojo. Lo miro con el ceño fruncido a lo que Sesshumaru respondió con su acostumbrada indiferencia al darse media vuelta.

–No puedes darme órdenes –exclamó y permaneció quieta en el lugar en el que estaba.

El silencio reino por un par de segundos antes de que el Gran Lord entrara a la casa, Kagome miró impotente el cielo y suspiro lo suficientemente fuerte como para que este fuese interpretado como un bufido, ¿Qué había hecho ella para merecer tal tortura?, ella era feliz antes de que el estoico albino entrara a su vida y ahora… le era imposible tratar de imaginar al Daiyoukai formando parte de su vida, tan solo hoy ya habían tenido más de cuatro discusiones en menos de tres horas, que si la casa era demasiado antigua e indigna para albergar a tan poderoso ser, que la comida no era lo suficientemente buena para él y por si fuera poco ella debía ser la que le cocinase a él.

Cada pequeña cosa que realizaba era juzgada por Sesshumaru haciéndola sentir lo suficientemente enfadada como para purificarlo y ya lo habría hecho de no ser la deuda que con él tenía. Estaba atada de pies y manos hasta que el gran Inu no Tashio decidiera liberarla de este cruel castigo, detestaba compartir la misma casa que el por el simple hecho de que era imposible convivir con él. Su casa no sobreviviría ni una semana si seguían como lo habían hecho en las horas pasadas, en cada discusión ella había perdido lo suficiente la cabeza como para lanzarle varias cosas.

Un pequeño grito escapó de sus labios cuando sintió unos brazos a su alrededor y fue arrastrada hacia el interior de la casa. Cuando esos brazos la soltaron giro para mirar indignada al responsable del susto que acababa de recibir estando dispuesta a rebatir la forma tan poco caballerosa en la que fue obligada a entrar y…

–Eres un blanco fácil humana, no me hagas perder el tiempo con idioteces como estas, exponiéndote innecesariamente

–Idiota –susurró enfadada dándole la espalda, estando dispuesta a irse a su habitación pero siendo detenida a medio camino por Sesshumaru quien la miraba con aquellos inexpresivos ojos dorados que silenciosamente le advertían que cualquier otro apelativo despectivo que ella utilizara para referirse a él tendría repercusiones y no unas muy agradables para ella.

–Tengo un nombre, mucho cuidado con volver a llamarme de otra manera –murmuró antes de soltarla e irse a la habitación en la que estaba quedándose.

Ella cerró las manos en puños demostrando la impotencia que sentía pues no podía hacer nada para remediar la situación en la que se encontraba, al ser la portadora de la perla, era blanco de codicia y cualquiera haría lo que fuese para conseguir aquella preciada joya. Lo quisiese admitir o no, ella necesitaba al arrogante Daiyoukai para mantenerse con vida en este mundo de aparente tranquilidad, donde detrás del telón eran llevados a cabo los asesinatos tratando de provocar que el tratado de paz entre youkai y humanos se rompiera.

Todos deseaban el poder y la única forma de conseguirlo era a través de la perla de Shikon que en ese momento colgaba de su blanco cuello, brillando en todo su esplendor. Kagome miro confundida la joya, sin saber repentinamente que hacer, sintiéndose rebasada por la responsabilidad de custodiar la joya pues fue la perla quien ligó de forma permanente su vida a la de Sesshumaru ya que de no ser por ella, ellos jamás se hubiesen conocido. No sabía si eso era bueno o malo solo tenía la seguridad de que la presencia del albino representaba un cambio importante en su vida uno que representaba su perdición pero al mismo tiempo su salvación.

¿Y que les ha parecido el capi?