Long-fic de Inuyasha - La bruja de los labios rojos [sessho&kago]

Dedicada a mua (mi); Una bruja sin un rey. ​

Sexto capitulo; Un rey sin reina.

El agua se escurría por su cara, era molesto. Abrió sus ojos tratando de acostumbrarse a la luz, parpadeo varías veces y vio una sobra delante de si, no lo reconoció. Estaba algo ciega por el repentino cambio de luz, solo pudo distinguir algunas hebras plateadas.

—Inuyasha…—Podría reconocerlo a miles de distancias, su olor era el mismo; Un elixir para su olfato; La menta y el penetrante olor a tierra mojada bailaban en un vaivén macabro, que, podría jurar, la mataban.

—No te esfuerces Kagome…

La mujer no hizo nada más que poner una cara de verdadero asco; Ahora podía ver; Veía su cara, malditamente hermosa como la recordaba; Veía sus labios, aquellos labios que nunca probaría y por sobre todo veía como le sonreía, dándoles falsas esperanzas a su corazón; Otra vez.

— ¿Te pasa algo?— Extendiendo su mano a ella trato de tocarla, pero aquel gesto fue cortado por la misma persona a la cual se preocupaba; Kagome.

—No me toques… Me siento mal… —. La verdad era, sin duda, que no se sentía mal por la fiebre, que ahora recordaba, acababa de tener, sino por ella misma; Tan patética.

—Pero, yo solo quería ayudar y te quería preguntar si…—No le presto atención ¿Para que? Solo balbuceaba estupideces y su cara ahora le era mortificante, quería olvidarlo aun si eso significase arrancarlo de la manera más dolorosa.

—Vete, siento nauseas.

Cuando Inuyasha por fin se fue, se dedico a pensar.

“—Los humanos son patéticos.”— ¿Por qué recordó esas palabras? Tal vez, por que ahora tenían algo de razón, pero eso no significaba que Sesshomaru estuviera en lo cierto.

— ¡Sesshomaru!— Ahora lo recordaba, el… el…

Había echo el ridículo frente de el.

Pudo tener fiebre pero lo recordaba, no con nitidez pero lo hacía, recordaba como la cargaba, especialmente sus tontas palabras hacía el diciéndole que era hermoso.

—Mierda…—se levanto bruscamente, sonrojada a más no poder, se tapo la cara con las manos, por que… ¡Era malditamente vergonzoso!

—Kagome… Mm… ¿Enserio te sientes bien?— ¿El seguía allí? Al parecer ahora se preocupaba por ella.

Entonces volvió a su punto inicial de toda pena; Inuyasha.

— ¡He dicho que te vayas!— ¿Acaso ella tendría que mandarlo a los mil demonios, con los más fuertes improperios que nunca uso, para que se fuera? Lo haría si fuera necesario.

—Esta bien, esta bien… —Kagome se dirigió a la ventana con disimulo y pudo ver como se iba en rápidos y agiles saltos.

Cuando ya ni vio siquiera su sombra se dirigió a buscar ropa en esa pequeña cabaña; Se sentía inmunda.

No, probablemente ella lo era.

Dejo de pensar, solo se mortificaba a si misma, vio de inmediato un kimono; de diversos colores, hermoso a simple vista.

Cuando se lo probo sonrió para si misma, el kimono le daba una comodidad única ya que tenía una abertura en las piernas, por lo menos no se sentiría tan asfixiada como con los kimonos comunes.

Pero el problema, tal vez provenía del escote que tenía; Amplio, dejando ver sus dos redondeados pechos.

¿Debería maquillarse? ¿Arreglarse el cabello?

No lo sabía.

—“Pero podría ser conveniente”—Pensó… Después de todo uno nunca sabe lo que le espera.


—Sesshomaru-sama… ¿El kimono es para Rin? ¿Por qué son dos? ¿Por qué las joyas? ¿Por qué…?—Era tan malditamente molestoso las preguntas de su sirviente que decidió simplemente patearlo. Decir algo tan vergonzoso no valía la pena. Menos a alguien que no lo entendería o que probablemente moriría en el acto.


Siguió su camino, su estúpido sirviente podía quedarse a vivir con los peces, en la laguna en que “accidentalmente” cayó. No le preocupaba, podía revivirlo.

Aunque pensaba seriamente en no hacerlo.

—Pero…— Si, allí aparecía de nuevo ese “Pero”, ¿La razón? Rin, también la bruja estaba especialmente involucrada pues entonces Rin lloraría en el regazo de ella, y ella… Pensaría con más intensidad que era un monstruo.

—Un monstruo… ¿He?— Miró los paquetes que llevaba consigo, tal vez con nostalgia, tal vez con tristeza.

Ya no le importaba mucho.

Miro el cielo, buscando nada en especial, dejando que la brisa del viento matutino meciera sus cabellos plateados con lentitud.

Y elegancia, si, por que el era un rey.


Un rey sin reina, un rey vació… Solitario.

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¡Feliz día a todas! Decidí hacerles un regalo; Justamente en el día de mi cumpleaños xD (Aunque más que regalo parece ser una espera más larga xD)

Bueno, para mí, como todas sabéis (Y si no, ahora lo saben) me es grato tener de regalo hermosos comentarios apoyándome, diciéndome cosas, si, cosas que me ayudan conmigo misma.


Atte: Su bruja mayor; razon.

 

Séptimo capitulo; Sin rango.

Dedicada a todas mis brujas que esperaron, que no saben en gran rango que tienen en mi corazón. ​

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Camino por la aldea, sin preocupaciones, sintiéndose vacía ¿Era algo normal?​

Tal vez empezase a serlo.​

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Ella sin duda tenia que llenar ese vacío con algo…. ¿Pero con que? ¿Quién? ​

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No tenía ideas.​

—Sesshomaru…—Susurro por instinto ¿Por qué? ¿Por qué? No importaba ya, simplemente dejo que se fuera con el viento que mecía los mechones de su melena negra como la noche, sedosa como la más costosa tela.​

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—Humana…—Por alguna razón no se sobresalto, en cambio con cierta ansia aquella humana sonrió y volteo para verlo.​

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—Sesshomaru— Quería abrazarlo ¿Por qué?… Probablemente solo quería ser consolada, la mente de aquella humana era un caos, estaba confusa, era un desastre.​

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— ¿Que intentas hacer humana?— Sesshomaru la observo, más hermosa de lo que imagino, más sonriente de lo que recordaba. Ella le expandía los brazos ¿Qué es lo que quería?​

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— ¿Puedo abrazarte?—Ella tartamudeo un poco, sonrojándose, estaba loca, sin duda lo sabía y el también. Era algo que resaltaba a la vista, ¿Quién querría abrazar a un Youkai?​

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Solo una bruja…​

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Sin más preámbulos al no recibir respuesta, abrazo al Youkai. ¿Qué escusa podía darle? No podía decirle que simplemente…​

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No importaba que hiciese, el no se iría de su mente… Que no importaba que fuera humana, que ella quisiera seguir la ética…​

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La bruja se había enamorado de aquella persona sin rango en su vida…​

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¿Eran amigos? ¿Enemigos? ​

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El único que lo sabía era sin duda el mismo Sesshomaru; ella era su bruja y el era su esclavo.​

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Siento que sea tan corto, pero no doy mucho, solo ahora acabo de salir de clases y recordé que tenía que escribir y darle fin a una historia que amo. "Si lo amas dejalo ir" ¿No? Me siento como una comedia romántica donde las circunstancian me separan de todo aquello que amo y anhelo...​

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pero sin duda, lo que os quería decir es que siento no poder publicar o leer los ff con los que me comprometí, hoy me siento mareada y enferma ¿La razón? No lo se. ​

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Tal vez este enamorada, por que la mayor debilidad de una bruja... es enamorarse.​

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atte:razon ​

 

Octavo capitulo; Pobre cautivo declarado.​

Dedicada a todas aquellas brujas, cautivadas y atadas a lo que, prometo, sera vuestro placer compuesto de palabras.​

Miro sus manos desde su posición ¿Por qué ella le había abrazado?, lentamente, fue separándose del suave tacto.

—Humana…—él, decidido a reprocharla y negarla con desprecio, vio algo que le había pasado por desapercibido…

— ¿Acaso planeas llorar? — Casi cristalinos, los ojos de la joven se negaban a ceder.

Él negó mentalmente, no debía haberlo dicho.

—Sesshomaru… Nunca, jamás en tu vida, te enamores.

El simplemente la miro, intrigado de sus palabras. La frente de la chica en alto, le decía que no retiraría lo dicho, pero sus ojos… Sus ojos le molestaban, le enfadaban…

Su hermano le había dañado donde más le dolía.

— ¿Porqué? — Pregunto, fríamente. No tenía intenciones de saber, pero algo le decía que debía.

—Por que tu… Eres demasiado bueno para que seas dañado. —Paso de un momento a otro, en el cual, sin darse cuenta, ella se estaba alejando.

— ¿Por que dices que soy bueno? ¿Por matar a los de tu raza? — Bufó, era estúpido hasta pensarlo ¿Él, bueno?

—Si dejas que te abrace y no has hecho nada para matarme, debe ser por que tu desprecio a los humanos ha desaparecido en su mayoría—Respondió sin darse vuelta, tratando de ignorar los gritos ahogados que daban su corazón y se formaban en su garganta. Quería por sobre todo que lo entendiera, Sesshomaru no era mala persona, solo era algo lento respecto a si mismo.

—Bruja, el rojo te queda bien. — Dijo, tratando a su manera de animarla al darse cuenta de que temblaba, pero el temblor que producía su cuerpo solo le traía el inconfundible olor de una hembra virgen, deliciosa y suculenta. Su instinto bullía de ansias y deseos contenidos.

—Se mía, olvida a Inuyasha. —Dijo, sin poder evitar lamerse la boca, recordando las noches enteras en que su cuerpo le reclamaba el de la miko que ahora veía dándole la espalda, recordando los besos que le había dado antes y planeaba darle ahora.

—Yo…—Era la cosa más loca y rara que le había pasado a ella en su sarda vida, sin duda, ¿Pero acaso ella no lo deseaba?
Lo hacía, pero era tan pasajero y efímero ese deseo que solo con una oleada suave de viento podía irse tal como había llegado.
Se dio la vuelta, decidida a darle el sermón de su vida al Youkai.

Pero él solo sonrió.

Kagome perdió el aire, la sonrisa de Sesshomaru era más que esplendida, era tan blanca como la de un ángel y tan seductora como la de los demonios, y, no solo perdía el aliento por ello, si no por que Sesshomaru empezaba a juguetear con su boca sin miramientos.

Húmedo, cálido, sensual.

Todo era tan confuso cuando le besaba que apenas si podía pensar, pero era tan placentero que de todas formas prefería no hacerlo.

—Incluso si me dices que no, te llevare a la fuerza. — Había dicho, pero Kagome estaba tan pérdida en un mundo inexistente que no lo escucho. La voz de Sesshomaru le sonaba como un lejano sonido, tan alejado de si misma que lo podía confundir con el viento, con la neblina, con el constante trinar de los pájaros e incluso con la risa coqueta de los niños jugando.

El podía darle el mundo, se lo había comprobado en un arrebato de su instinto, ¿Pero ella iba a aceptarlo?

Quien sabía y quien no esperaba con la misma ansia la respuesta de una simple pregunta.




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Siento que sea tan corto, a pesar de que tuve suficiente tiempo, he estado pensando en todos aquellos comentarios que me critican, que me adulan y que me neutralizan.

¿Enamorada?

No, aclaro que vivo y trato de pensar como una, para deleitaras con el venenoso delirio que es el amor.

Nunca he amado, lo admito, por lo que, mi querida FernandhO, tienes razón; He estado toda mi vida obligándome a sentir algo que no debería, juego con fuego, pero es tan excitante, que termino por seguir en ese rumbo sin mirara atrás, con todo mi orgullo de bruja.


Y, Voila~ Aquí me tenéis danzando, en algo incierto, misterioso y querido, que se ha echo parte de mi misma.

Disfrutad, disfrutad mis queridas brujas, por que puede que este sea el fin.

 

Noveno capitulo; Miremos las estrellas.

Dedicada a todas aquellas brujas; Observadoras. ​

Así habían pasado los días, encontrándose cada vez más furtivos y totalmente cautivados.

Kagome lo negaba, pero cada vez que se hacía la noche salía cautelosa, con el alma en un vilo, esperando únicamente que Sesshomaru le abrazara, la besara y la recorriera con sus expertas manos. Era egoísta sin duda, pero se le olvidaba en los brazos de ese hombre cuan pecadora era su alma, y su cuerpo.

—Sesshomaru— Susurro, cerca del oído del ambarino. Aspiro hondamente y a su nariz llegaban como bocanadas de aire fresco el olor varonil de Sesshomaru como un exótico elixir. Enterró como muchas veces antes sus dedos en los plateados cabellos, sin cansarse de la sedosidad que le proporcionaban estos. Y beso con cariño su mejilla, tratándole de decirle que le quería, que le quería locamente.

Pero también era su manera de disculparse, por que no estaba totalmente enamorado de él. Muchas veces se sorprendía a si misma confundiéndolo con Inuyasha, el ambarino que cada vez amenazaba con robarle hasta la conciencia.

—No me dejes—Solía susurrarle a la oreja Sesshomaru con su voz ronca y sensual—, No me dejes jamás. — Ella simplemente se derretía y permitía las caricias, los fogosos besos.

Pero esa noche en vez de derretirse lloró amargamente.

—No me dejes— Murmullo ella, esta vez tratando de cambiar papeles. Tratando con toda la fuerza de su alma mantener la cabeza cuerda y no herir a Sesshomaru. Trato de verlo a él y no ver a su medio hermano —, No me dejes jamás.

—Kagome, Kagome—Saboreo lentamente el nombre, pronunciándolo con lentitud, tratando en vano que este no se esfumara por su boca.— Nunca te dejaré—Dijo, completamente seguro de si mismo. Pero tenía la incertidumbre de estar flotando, de ver colores, de que ese pequeño pedazo de pasto en el que estaban parados era lo que los humanos llamaban cielo. Kagome era entonces un ángel llorando entre sus brazos.

Cuando el ambarino pudo pensar con más claridad limpió con su húmeda lengua las lágrimas de Kagome. Saboreó la salinidad de aquellas pequeñas lágrimas, tan pequeñas como pepitas, pero que hacían tantos estragos en él como para ponerlo nervioso.

—No llores—Le dijo, mientras que su mano, por primeras vez en muchas noches de ferviente ansiedad, se levantaba solo para proporcionar cariñosos y suaves caricias. Trataba de consolarla, sin duda, pero Kagome no paraba de llorar.

Ella solo pudo agachar la cabeza, avergonzada de si misma, descubriendo que no era más que una pequeña niña necesitada de amor. Apretó los dientes con brusquedad, pensando que ella era la persona más indigna de un hombre tan amable como Sesshomaru. Ahora mismo se reprochaba a si misma por nunca haber notado su caridad, por nunca haber notado esas pequeñas cosas que le iluminaban los ojos por lapsos tan efímeros que a veces parecían no existir, pero que, sin duda alguna, existían.

Lloro con más amargura, sintiendo el suave tacto de las manos que tantos monstruos habían matado, pero que ahora se posaban como una caricia dulce. Extraña y dolorosamente dulce.

—Kagome—Le levanto la cara, tomándola desde la barbilla, notando así aquellas nefastas lagrimas que escapaban sin pudor, sin control—, Kagome, mírame. —Pidió, consiente de que él era un poderoso Lord, pero que ante ella no era más que un esclavo.

—No te amo, no te amo— Le dijo, por fin. Avergonzada de si misma.

—Me amaras—Le dijo, esta vez tomándola en los brazos, acunándola como un bebé. Sesshomaru se sentó cerca del un árbol, apoyando su espalda en el tronco, tratando de no molestar a la chica. Ella solo pudo apoyar su cabeza en el fornido pecho de su protector, ahogando su lastimero lloriqueo.

— ¿Por qué haces esto por mi? — Tartamudeó, aturdida con la firmeza y dulzura en la que Sesshomaru la acunaba, como si ella fuera una extraña gema, como si él estuviera locamente enamorado de ella.

—Por que te amo—Sesshomaru debía estar bromeando, sonrío esperando que el lo hiciera. Su sonrisa se fue en picada, Sesshomaru no era un hombre de bromas, de echo era demasiado raro que, ahora, de repente fuera tierno y afectuoso.

A pesar de que ella se lo esperaba, la confesión le llego como una cachetada fría y seca.

— ¿Cómo puedes amar a alguien como yo? —Pregunto, más que apenada por su infantil comportamiento, por estar en las nubes, por querer usarlo solo para olvidar a Inuyasha.

—Quien sabe—Fue su respuesta pausada, mientras dirigía su mirada al cielo estrellado trato en vano de recuperar aquella frialdad característica en él. Suspiró cansino —, ¿Acaso el amor no es extraño?

Ella solo lo miro, y luego miro el cielo.

Era la primera vez que se sentaba a hablar. Y era la primera vez que ella notaba los pausados pero armoniosos latidos de Sesshomaru.

Se abrazo más a su amplio pecho, enterrando su cara en el hueco de su cuello.

—Soy horrendamente egoísta, lo siento.

—No creo que haya nada que disculpar. Después de todo fui yo quien pidió demasiado. —Ella le sonrió apacible, esta vez mirándolo directamente a los ojos. Entonces se acurruco, apoyando su pequeña cabeza en su pecho, mirando las estrellas.

Él también las miró, sintiéndose extrañamente intimidado y mentiroso.

“Después de todo yo soy tu esclavo” hubiese querido decir.





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Nota de autora;

Bueno, si no es mucha la molestia haré propaganda de mi nuevo ff; "El pecado se disfraza de ángel"

os dejo el Lik; http://fanficslandia.com/index.php?threads/el-pecado-se-disfraza-de-ángel.29512/


Y eso, ahora pasare a decir algunas palabrillas;

Bueno, primero que nada, muchísimas gracias por seguirme y aguantar mis pequeñísimos capítulos. También gracias a todos los que van a cada rato a pedirme consejos, me hacéis muy feliz, pero no esperéis milagros, que soy bruja no ángel xD.

Y bueno, a pesar de hay comentarios cortos de palabras que se borran, los leo, y realmente me hacéis mucha alegría, por que, aunque me cueste decirlo, tal ves este ff llegara a su fin.

¿La razón?

Bueno, me parece que ahora estere poquísimo tiempo en internet, escribiendo ff o comentarios para ayudarles, no por que se me agoten las ideas, si no por que estoy en una grave tapa de Miopía. Siento que si sigo así quedare ciega, completamente ciega.


Gracias por vuestra comprensión y leedme.




atte: su bruja mayor; razon.