Funeral

Funeral

Neighborhood #1 (Tunnels)

La luna ilumina la pureza del lago Di Como. Las líneas hechas por la pobre marea y el resplandor reflejo de su ancestral dominio de la paz, doparon mis sentidos. Aun no sé cómo es que rodeo el dolor, lo evito. La belleza de la campiña italiana me dopo. No siempre fui insensible. Una historia tan vieja como el diablo. La luz que emite la luna cobija al anciano Caín, la cobija hecha con suave satín blanco oculta la sombra tenebrosa que transmiten sus ojos. Está muriendo, muere solo a pesar de que su habitación está llena de amorosos familiares. La tía Berta y su profundo llorar, el pequeño Bruno, sus rizos como el azabache no embellecen de nuevo su rostro entristecido. Mirando fijamente hacia su ventana, el viejo Caín derrama una suave lagrima, “La ultima de mis lágrimas, mi último destello nebuloso”. Su rostro demuestra la tristeza de una mala vida, mal vivida, viviendo bajo una gran mentira. El doctor se acercó y le susurro algo incomprensible al oído. El viejo Caín negó lentamente con la cabeza.

-No quiero un maldito párroco, obispo o rabino. Estoy bien…

El suave ondular de la marea del Di Como… Las boyas bailando al compás que le marca el viento y los barcos que regresan de la pesca nocturna. Caín le intenta seguir el rastro a su propia fragilidad, creo que… bueno, eso ya no importa.

-¡Salgan todos! ¡No quiero que me miren! ¡Salgan! ¡Salgan le he dicho! –El grito del viejo saco a todos los presentes de su ensimismamiento ocasionado por el dolor.

Los viejos, los jóvenes, los hombres y las mujeres vieron al anciano con desconfianza. Pareciera que nadie quiso salir, pero una mirada rápida a esos ojos, su aterradora aura. Dos hoyos negros que miran hacia el espacio. Tan solitario era mi amigo Caín, el hombre solitario. La catarsis en la que se envolvieron las piernas de los dolientes impidió que el viejo Caín disfrutara lo que ya era inevitable. “Un lago es tan profundo cuando…” Un millón de destellos procedentes por debajo del agua, la luz del amanecer brotando a través de la neblina. Tía Niobe trato de acercarse lentamente, cruzo miradas con los personajes clave en el descenso del viejo y acerco poco a poco su mano a la frente del viejo.

-¡He dicho largo! ¡No puedo morir en paz! Toda mi jodida existencia los he tenido que soportar, ¡Quiero estar solo! –el grito sobresalto a la Tía Niobe y retiro inmediatamente su intento por tener un gesto humanitario.

Alguien abrió lentamente la puerta que lleva a un largo corredor. Salieron, nadie se quedó. Tal vez por comprensión, tal vez por evitar problemas. El cuarto vacío se enfrió rápidamente, era literalmente un congelador. Ahora sí, mi querido Caín bajo la mirada, miro su envejecido cuerpo abrazado por la manta de seda y lloro amargamente. Lloro hasta que los ojos se enrojecieron, lloro hasta que el lago que se veía desde la ventana parecía seco en comparación con su llanto. Lloro hasta que el cisne callo su canto. Y durmió. Parecía haber muerto, su respiración se aletargo. Las lágrimas se secaron.

Mantén la respiración... hasta que comiences a sentirlo... Aquí llega... ¿Lo sientes? ¿Sientes esto? Tienes que acostumbrarte... Todo comenzó con la luz brillante, la luz brillante y un ruido apagado.