CAPRICHOSO DESTINO

PROLOGO

Abrí los ojos a mi nueva vida, dejando atrás el ardor y el dolor de las llamas que recorrían mi cuerpo a causa de la ponzoña utilizada para mi cambio.

-Bienvenida Gianna –musito Aro tomándome de la mano para leer mis pensamientos.

No era difícil adivinar que pasaba por mi mente hace unos segundos, pero Aro deseaba asegurarse que ahora como inmortal no desease traicionarlos, lo cual sería una locura estando en sus dominios y ellos teniendo a su servicio a los mejores vampiros del mundo.

Observe a mi alrededor, con mis nuevos ojos, todo era nítido, perfecto y más que nada, la amenaza de mis nuevos hermanos estaba claramente marcada, en especial la de Jane quien sin duda disfrutaría desmembrándome si no servía a los propósitos para los cuales había sido creada.

-La cena esta lista –dijo Heidi rompiendo el sepulcral silencio, lo cual hizo que todos me miraran, era hora de ponerme a prueba, si mi don se incremento viviría peo de no ser así…

Suspire y al instante me puse en pie. La garganta me quemaba pero ahora no importaba, debía observar a los humanos sin lanzármeles encima y ver si alguno de ellos les serviría.

Félix me sujeto con fuerza cuando entramos al salón, donde todos esos apetecibles humanos se encontraban haciendo más difícil mi tarea, era casi imposible concentrarme con esa quemazón en mi garganta.

-Apresúrate –me espeto Félix estrujando dolorosamente mi cuerpo para que entendiera el mensaje.

Mire a los presentes ahí, estudiándolos, observando sus mentes, buscando aquel brillo familiar, aquella chispa que me decía que eran diferentes…

Estaba a punto de asegurarle que ninguno de esos patéticos humanos era especial cuando note a una pequeña niña, de cabello color caoba que le llegaba hasta los hombros, de ojos color chocolate que, en los brazos de su madre, miraba todo y a todos a su alrededor. Por un momento nuestras miradas se cruzaron y luego la perdí de vista.

¿Qué fue eso?, intente buscarla pero no estaba, no encontraba el peculiar brillo de su mente, ¿Acaso estaba bloqueándome?, no, eso no podía ser, una niña tan pequeña y tan común no debería hacerme eso.

Fruncí el ceño y escudriñe a la multitud, encontrándola casi al instante por su atrayente olor, la garganta comenzó a picarme y me removí en los brazos de Félix buscando mi libertad para ir por mi presa. Aquel aroma era tan atrayente, era como el canto de una sirena que me obligaba a ir hacia ella.

-¡Concéntrate! – Dijo Félix estrujando nuevamente mi cuerpo, arrancándome un gruñido. El dolor aclaro un poco mi mente para poder decirles quien no debía ser nuestra comida esa tarde.

-Esa niña –musite –aquella de vestido azul, de ojos chocolate y cabello color caoba, de ser transformada será capaz de generar un campo mental que repelara cualquier ataque psíquico.

-Esa mocosa –inquirió altiva Jane con su voz cantarina al colocarse a nuestro lado.

-Ha logrado bloquearme –murmure mirando fijamente a la niña.

-Eres débil –dijo con una encantadora sonrisa en los labios –veamos que hace contra mí.
Jane la observo, siendo obvia en lo que haría, la atacaría con su ya conocida ilusión del dolor con la que dejaba indefenso a cualquiera, ya fuere humano o vampiro. Por ese don tan peculiar se convirtió en la joya favorita de los tres líderes del clan.

Ella observo por cinco interminables segundos a la niña, frunciendo el ceño al ver que esta seguía como si nada. Interiormente sonreí, me agradaba la cara de frustración que la perfecta Jane tenía en esos momentos.

-Puede que nos sea útil –se dio la vuelta y con ligeros pasos se retiro del lugar. Seguramente iría a informar a Aro de mi descubrimiento. Suspire tranquila, por lo menos el día de hoy me había salvado y podría ver la luz de un nuevo día.

Aro, Cayo y Marcus llegaron luego de unos segundos, buscando a la pequeña causante de gran alboroto.
-Es muy pequeña –dijo Marcus observándola detenidamente –sería una lástima transformarla y luego tener que matarla.

-Quedara bajo nuestra protección –musito Cayo –después de deshacernos de la madre

-Heidi –Susurro Aro, haciendo que la aludida apareciera enseguida –Saca a la mujer y a la niña de aquí -le ordeno, dirigiendo una mirada a la que sería la nueva joya de su colección.

La mujer de ojos violetas asintió, yendo con paso aparentemente humano hacia la mujer para indicarle el nuevo camino a seguir.

-Cuando nos hayamos alimentado, Jane te desharás de la madre y me traerás a la pequeña

-Como ordenes –dijo ella haciendo una pequeña reverencia.

Y así, el destino de esa pequeña fue sellado haciendo inevitable que desde ese momento los vampiros formaran parte de su vida.

 

Aqui les traigo un nuevo capitulo, gracias a todos los qie se toman la molestia de leer mi fic y ahora sin mas que decir aqui se los dejo.

CAPITULO 1

“PESADILLA”

-¿Mama a dónde iremos? –le pregunte a Raneé al salir de la casa.

-De compras, pequeña Bella –musito sonriéndome dulcemente, al tomarme en sus brazos y subirme al auto.

-¿Regalos de navidad? –inquirí con curiosidad arrancándole otra dulce sonrisa a mamá.

Amaba ver su sonrisa, era tan infantil como yo con esos grandes y achocolatados ojos. Tan atolondrada y caprichosa…

-Para la abuela y tu papá en agradecimiento a ese grandioso viaje a Italia que nos regalaron.

Mi sonrisa se esfumo, me divertí mucho en ese viaje hasta que fuimos con aquella chica de ojos violetas en donde era observada por alguien a quien no logre identificar. Fue tanto mi miedo que llore todo el día para poder irnos y aun estaba muy asustada.

-Quiero ver a la abuela –lloriquee haciendo un puchero, adoraba pasar las vacaciones en Phoenix con ella, amaba el sol y detestaba la lluvia.

-Pronto Bella –dijo mamá, encendiendo el auto –pero primero iremos por Jake, ¿de acuerdo?

-¡Si! –musite con alegría, Jacob vivía en la reserva la Push y era divertido visitarlo.

-Bien –murmuro mi mamá con una adorable sonrisa.

Recorrimos el camino cantando alegremente, yo iba en el asiento del copiloto y observaba la verdura del bosque. No me gustaba Forks pero debía permanecer aquí, además Jake hacia mas feliz mi estancia. Todo iba bien hasta que algo se cruzo en el camino, iba muy rápido por lo que no pude ver que era, solo distinguí una sombra que se ocultaba en la maleza envolvente del bosque.

-Todo estará bien Bells –murmuro en tono tranquilizador Raneé, seguramente debía verme aterrada.

Mi mamá había frenado por lo que aun seguíamos detenidas. Mire el lugar donde aquella sombra desapareció y un escalofrió me recorrió. Estaba asustada pero al mismo tiempo familiarizada con este sentimiento, una sola vez me sentí así y fue un año atrás en Volterra.

-¿Mamá? –inquirí asustada, siendo embargada por un mal presentimiento.

-Bells siempre estaré contigo –nuestras miradas se cruzaron y pude notar el sacrificio que esas palabras le provocaban, era como si supiera que no podría cumplir del todo esta promesa.

Quise gritar pero no podía emitir ningún sonido, tenía un gran nudo en la garganta que no me permitía hablar. Pero no tuve tiempo de hacer nada ya que el auto fue impactado por algo que escapaba a mi vista, esa sombra estaba nuevamente ahí y al parecer su objetivo era nuestra eliminación.

Cerré los ojos con fuerza, escuche claramente los vidrios romperse y el fierro aplastarse cuando el auto impactaba en el suelo. Esperaba alguna clase de dolor pero solo sentía algo frio a mí alrededor. Temerosa abrí los ojos y entre sorprendida y aterrada me encontré con unas orbes doradas que me observaban preocupadas.

Quise decir algo pero aun permanecía en mi garganta ese gran nudo que no me permitía decir nada. Aterrada y asustada como me encontraba, solo atine a llorar, mi mamá había muerto frente a mí, todo estaba cubierto de sangre y los ojos de Renné permanecían abiertos pero ya no tenían esa chispa que les daba vida.

Me aferre a ese frio cuerpo que me protegía pues él era lo único estable que tenía en esos momentos. Aquella sombra volvió a aparecer y mi miedo creció a un mas al cruzar mi mirada con la de aquel ser de ojos carmesí.

Grite al escuchar el gruñido animal que ese monstro profería en mi contra y en la del ángel que me protegía. Nuevamente cerré los ojos, escuchando los gruñidos y el alocado latido de mi corazón.

Un nuevo grito escapo de mis labios y amargas lágrimas corrieron por mis mejillas cuando el auto nuevamente choco contra el asfalto y los restos de los vidrios se clavaron en mi brazo…

-¡Bella! –Escuche que me llamaba a lo lejos una voz muy familiar -¡Isabella despierta! –me gritaron y me sacudieron con fuerza.

Con dificultad aclare mi visión, que entre los restos de las lágrimas que quedaron atrapadas en mis pestañas me mostraron a un Charlie preocupado, como hace años no lo veía.

-Papá… -musite lastimosamente siendo carcomida por el dolor de una vieja perdida.

-Bella es solo una pesadilla –me aseguro él dándome un beso en lo alto de la cabeza para dejarme sola segundos después.

Me deje caer de nuevo en la cama, tratando de ahogar los gritos de dolor y desesperación. Doce largos, dolorosos y estúpidos años habían pasado desde la muerte de mi madre y aun esa pesadilla seguía presente en mi memoria, tan nítida como si la hubiese vivido ayer.

Después del accidente, todos creyeron que este absurdo recuerdo fue causado por el trauma psicológico y emocional que me provoco presenciar la muerte de mi madre pero yo sabía que no era así. De nada estaba más segura de que ese recuerdo era real, todo apuntaba a que así era, un accidente inexplicable y mi milagrosa salvación de un accidente en el que debí morir al igual que mi madre.

Suspire, el volver a Forks solo hizo que los recuerdos surgieran con más fuerza pero, ¿Qué podía hacer?, regresar a Phoenix ya no era una opción, es cierto que amaba esa ciudad pero se había vuelto insoportable vivir ahí después de la muerte de la abuela.

No podía permanecer en una casa llena de recuerdos que se lanzaban sobre mí como un grupo de fantasmas que hacían desdichada mi existencia. Por esa razón me exilie a Forks, el lugar que se convirtió en mi salvación pero también en mi perdición.

Donde aquellos ojos dorados y carmesí me perseguían, aterrándome y reconfortándome, obligándome a preguntarme sobre mi salud mental, o más importante aún, presentándome el dilema de mi existencia al pensar en la siguientes preguntas, ¿a qué seres pertenecían ese par de ojos?, ¿y qué querían de mí?

Con esos pensamientos intente dormir, con la inseguridad latente de conocer esas respuestas y el cambio que estas provocarían a mi vida.

 

Hola ya volvi con la conti y perdon por la tardenza pero ahh ya saben los padres y sus castigos...
Pero ya trage capitulo nuevo y ojala les guste :)

CAPITULO 2

“FRACASO”

Cerré los ojos e en un árbol. Antes mi mayor deseo era ser una vampiresa pero ahora solo deseaba poder volver el tiempo a aquel día en el que mi vida se cruzo con la de los Vulturis y comencé a servirles. En aquel tiempo, tontamente creí que si mi condición cambiaba mi corazón se endurecería y podría olvidarme de aquellos patéticos sentimientos humanos, pero que tonta fui al creer eso, mi mayor anhelo se convirtió en mi peor pesadilla y ahora tendría que vivir toda la eternidad con esto.

Trece años habían pasado desde mi transformación y aun no podía finiquitar la misión que se me fue encomendada hace doce. Después de sellar el destino de esa pequeña con mi descubrimiento, y por petición de Jane, Aro me encomendó buscarla y traérsela para que fueran ellos quienes la transformaran.

Con esta misión probarían mi lealtad pues las cosas se complicaron al darme cuenta de que otros vampiros la protegían. En nuestro primer intento un vampiro de ojos dorados la salvo de su destino y un año después en Phoenix, ese maldito hibrido se convirtió en su guardián y yo no me atrevía a deshacerme de él por mis absurdos sentimientos humanos.

Gruñí molesta al reconocer el aroma de Jane. ¡Lo que me faltaba para hacer completamente fastidioso este día!

-Gianna –musito con su cantarina voz. De inmediato baje del árbol y me detuve frente a ella –Aro está impaciente, ¿Por qué has tardado tanto en volver?

-Las cosas se han complicado –me limite a decir aparentando indiferencia.

-Tu ineptitud cada día me sorprende más –Jane murmuro con una sonrisa de suficiencia.

-¿Solo a eso has venido? –inquirí molesta, Jane me miro furiosa y creí que me atacaría con su ilusión del dolor pero en lugar de eso solo se limito a sonreír inocentemente.

-No, para placer mio, Aro me ha enviado para que te informe que tu tiempo se agota, si no vuelves a Volterra en dos meses, probaras que no le tienes lealtad y por lo tanto ya no nos serás de utilidad.

No dije nada, solo la mira molesta a lo que ella respondió con una altiva sonrisa. Quería decirle cuanto la odiaba pero me contuve, ¿Qué caso tenia? Solo lograría que me torturara, como si no sufriera lo suficiente ya.

-Ya has sido informada, esta es tu única oportunidad y recuerda los Vulturis no dan segundas oportunidades –dicho esto desapareció dejando una creciente furia bullendo en mi interior.

Cuanto la detestaba, cuanto odiaba a ese maldito hibrido que me recordaba al causante de mi desdicha pero sobre todo como odiaba mi vida. Cerré los ojos y con fuerza puse mis manos en puños. Si no fuera por lo ocurrido hace tantos años, tal vez yo hubiese tenido una vida feliz como humana, tal vez hubiese superado aquella humillación y ahora tendría una linda familia.

-Pero él Hubiera no existe –susurre teniendo el fuerte impulso de llorar.

Esto era algo más que odiaba de mi condición, envidiaba por esto a los humanos, ellos por medio del llanto podían conseguir un poco de alivio a su dolor mientras que yo debía mantenerlo recluso, llenándome de rencor…

-Debo vivir con mis decisiones, al fin yo era libre cuando elegí esto.

Los gritos de esa humana me sacaron abruptamente de mis reflexiones y corrí hasta llegar a un árbol cerca de su casa. Si Jane conseguía llevarse a Aro antes que yo seguramente moriría al instante, ni siquiera me darían tiempo de regresar, harían que Dimitri me diera caza como a un perro sarnoso y vaya que encontrarme no le supondría un problema.

El demostró ser el mejor rastreador al buscar a esta humana y a su madre, trece años atrás. Pues después de que Heidi las sacara del salón, ellas salieron del país, a mi me parecía una pérdida de tiempo buscarla por todo el mundo pero Aro la quería en su colección y siguiendo sus ordenes Dimitri la rastreo y fue así como vine a dar aquí.

No me acerque mucho porque, como de costumbre, ese maldito hibrido se encontraba ahí cuidándola. Gruñí molesta, no me causaba ninguna gracia verlo, el era tan parecido al maldito humano que catorce años atrás me dejo plantada en el altar para irse con la que se decía mi mejor amiga y por si fuera poco el me obligo a descubrir que aun lo amaba. Por esa razón me era difícil deshacerme de él, de alguna forma amaba y odiaba a ese hibrido.

Su mirada y la mía se cruzaron dejándome al descubierto unos preciosos ojos azules. Por un momento lo mire deslumbrada, sintiendo la imperiosa necesidad de abrazarlo y trasladarme, aunque fuera solo unos segundos, al pasado, a aquella época en la que era feliz y vivía llena de elisiones y anhelos.

-No es el –susurre solo para mi tratando de convencerme.

Me di la vuelta siendo incapaz de soportar por más tiempo esa visión. Suspire y corrí hacia Alaska pues necesitaba cazar tanto para distraerme como para saciar mi sed. Mientras el viento alborotaba mi cabello comencé a maquinar un plan, yo por mi propia cuenta sería incapaz de deshacerme del hibrido pero si conseguía ayuda mi trabajo sería mucho más fácil.

-Tal vez transformando a un humano… -pensé en voz alta aunque en seguida deseche esa opción.

Un neófito pondría en peligro todo, al ser incontrolable por su sed de sangre podría arremeter contra la fastidiosa humana y yo no podía permitir eso. La necesitaba con vida para asegurar de esa forma seguir con mi vacía existencia.

Eso solo me dejaba la única salida de buscar aliados, vampiros con experiencia que estuvieran dispuestos a ayudarme, ¿pero que podría ofrecerles? Porque claro estaba que no me ayudarían a cambio de nada. Debía actuar con astucia pues de no hacerlo así me metería en más problemas de los que ya tenía. Suspire fastidiada, esta humana cada día me dificultaba mas mi trabajo.

Me detuve asustada al observar a los hijos de la luna rodearme, eso no era posible, no debería haber tantos…

Gruñí hacia el licántropo negro que arremetió en mi contra, no fue difícil esquivarlo pero el otro lobo que se lanzo sobre mi logro desgarrar mis ropas. Fulmine con la mirada al estúpido lobo antes de emprender la huida, no es que fuera cobarde pero de quedarme a luchar moriría. Primero por estar en desventaja y luego por no saber cómo combatir con estas criaturas pues estas eran las únicas capaces de hacer temblar a los tres líderes del clan.

Gruñí de nueva cuenta al escucharlos detrás de mí, ahora entendía, ellos eran los guardianes de Forks, ya me había topado con uno de ellos en mi cacería matutina. Mate a un par de exploradores y ese estúpido lobo negro se cruzo en mi camino evitando así que saciara mi sed.

Maldición las cosas se complicaban más de lo que esperaba, por lo pronto lo importante era escapar y luego maquinar minuciosamente mi plan para que no tuviera ninguna falla y así obligar a Jane a tragarse cada una de sus palabras. Regresaría triunfante a casa para quitarle de una vez por todas, su predilecto lugar a la perfecta Jane. Sonreí al imaginar su cara de frustración mientras corría por el bosque siendo acompañada por la noche.

 

Hola, sorry por tener tan avandonada esta historia pero he tenido un monton de ocupaciones, claro eso no es excusa por lo que les prometo mañana poner la conti ah y les prometo una sorpresa a a ustedes mis lectoras por darle la oportunidad a este fic.

Esten pendientes por que pronto subire un one-short sobre una pareja no tan comun pero no por eso menos interesante.

Sayonara!!!!

 

Hola acabo de volver despues de una larga ausencia, no he avandonado mi adorada historia solo que el tiempo es corto y ya no tengo mucho tiempo :P les pido una disculpa, ahora sin mas la conti!!!

CAPITULO 3

“MAL COMIENZO”

Desde que desperté a mitad de la noche, no pude volver a dormir, me abrumaba la cantidad de recuerdos que me asediaban y me asustaba la intensidad con la que de nueva cuenta los experimentaba. Cansada de seguir sufriendo por antiguas emociones me puse en pie y fui hacia el baño.

Tome una ducha rápida y me vestí con unos vaqueros y un jersey de cuello alto color blanco pues el día presagiaba a ser lluvioso. Baje lentamente las escaleras y en el pequeño comedor encontré a Charlie desayunando, me senté a su lado e hice lo mismo. Por largo rato permanecimos en silencio hasta que él se puso en pie y me dio un beso en lo alto de la cabeza en forma de despedida.

–Suerte Bells, Jacob vendrá y te llevara a y te llevara al instituto.

–Papá… –me queje frunciendo el ceño.

–Bella no quiero que estés sola –sentencio antes de irse.

Suspire frustrada, detestaba esa mirada de compasión con la que Charlie me miraba pero de cierta forma él tenía razón. Esta mañana no deseaba quedarme sola en casa, no en este momento donde los recuerdos estaban tan frescos y me hacían sentir de nueva cuenta ese gran hoyo en el centro del pecho que me provocaba la sensación de que en cualquier momento me caería en mil pedazos.

Salte asustada al oír un golpeteo en la puerta, saliendo así de mis reflexiones me puse en pie y fui hacia la entrada, seguramente sería Jacob Black, mi mejor amigo, mi sol personal, el único chico que por cinco años hizo muy feliz mi estadía aquí.

Solo él conseguía alejar por un momento el dolor que con fuerza estrujaba mi corazón, evitando que el dolor carcomiera mi pobre alma rota e iluminando cada rincón de mi tormentosa prisión. Tomé la mochila y me la colgué al hombro. Fui hacia la puerta y la abrí, viendo en el marco de esta a un joven de cabello oscuro y unos ojos marrones que me miraba con una mezcla de alegría y tristeza.

–¡Bella! –Musitó con entusiasmo mientras me abrazaba –lamento no haber estado ahí cuando paso lo de tu abuela –Una punzada de dolor atravesó mi pecho al recordar la última mirada que ella me dedicó antes de que la chispa que le daba vida se extinguiera y frente a mi solo quedara un cuerpo inerte.

–No importa, ¿podemos irnos ya? –inquirí incomoda ante la mención de la muerte de la mujer que fue como mi segunda madre.

–Claro.

Jake me pasó el impermeable recordándome de esa manera el odioso clima de Forks, en definitiva mi estancia aquí iba a ser una tortura. En momentos como este echaba mucho de menos mi amado Phoenix, al calor abrazador que peculiarmente recorría las calles y el cielo completamente azul y despejado que diariamente cubría a la ciudad. Suspire tristemente antes de caminar al lado de mi mejor amigo hacia el viejo monovolumen que se hallaba estacionado frente a la casa.

Subimos en silencio y el encendió al trasto para ir al instituto. Este en respuesta hizo un estruendoso ruido antes de avanzar, cosa que decidí ignorar por lo que todo el camino fuimos rodeados por un tranquilo y apacible mutismo. Durante el trayecto fui un tanto inquieta pues el transitar por las calles de Forks resulto más difícil de lo que llegue a imaginarme.

Cada calle me recordaba a mi madre y a aquel trágico día en el que la perdí. Cerré los ojos en un inútil intento de reprimir los recuerdos que como una horda de lobos hambrientos que se lanzaban sobre mí, tratando de sacar a flote el dolor que hasta ahora había logrado reprimir. Mi corazón latía furioso en mi pecho y los ojos me picaban a causa de las lágrimas que no dejaba correr por mis mejillas.

–Bella hemos llegado –susurro Jacob amablemente.

Con lentitud abrí los ojos y observe atentamente lo que se encontraba a mí alrededor. Nos encontrábamos en un aparcamiento medio vacío debido a que aun era demasiado temprano para que los estudiantes comenzaran a llegar. Mire el edificio que se hallaba frente a nosotros y de inmediato me recordó a los que eran usados para los intercambios estudiantiles.

Con cierta pena comprobé que no tenía nada del ambiente de escuela que yo esperaba, eso sin contar con que era demasiado pequeño, tal vez los alumnos eran la mitad de lo que eran en mi antiguo instituto ahí en Phoenix.

–¿Me quede dormida? –le pregunté luego de unos segundos estando un tanto sonrojada.

Él asintió sin decir nada y bajo de la camioneta. Yo hice lo mismo y observe más de lo que había a mí alrededor. Llovía como era de esperarse haciendo que mi humor empeorara, yo odiaba lo frio y lo húmedo, ahora aquí en Forks sería algo a lo que tendría que acostumbrarme y no me hacía mucha gracia. Eso y que el color que mayoritariamente predominaba era verde, mirase a donde mirase todo estaba cubierto de vegetación, estaba en un planeta verde.

Camine junto a Jake mirando con tristeza el bosque, recordando por un momento aquella mañana en la que el accidente tuvo lugar y en el que Reneé perdió lamentablemente la vida. Me detuve en seco al ver una sombra que saltaba ágilmente de un árbol a otro, transportándome por un momento al pasado.

–¿Bella que pasa? –me cuestiono mi amigo preocupado.

Quise contestarle pero no podía, mis pies se clavaron al suelo y el gran nudo que en la garganta tenia me impedía gritar para alertar a Jacob de que el asesino de mi madre se hallaba con nosotros, observándome desde las sombras.

–¡Bella! –me grito al tomarme de los hombros y obstruir mi visión hacia al bosque. Cerré los ojos y trate de convencerme de que todo era una mala broma que mi mente me jugaba pero esa explicación no lograba calmar la creciente inquietud que me embargaba.

–Estoy bien –murmure al abrí los ojos –vamos a la oficina principal –le dije para evitar todas la preguntas que claramente estaban plasmadas en su rostro.

Caminamos en silencio hasta una pequeña oficina, escuchando solo el golpeteo de la lluvia que melodiosamente rompía el silencio y que me obligo a suspirar con tristeza, ¿Acaso toda la vida me asediaría el recuerdo de ese monstro?, ¿Como esperaba poder vivir pacíficamente si en la primera oportunidad mi mente me jugaba jugarretas, presentándome a aquella sombra, la cual fue la causante de la muerte de mi madre?

–Tranquila Bells –musito Jake poniendo una mano sobre mi hombro y dedicándome una calida sonrisa.

Tímidamente asentí y ambos entramos a la oficina, donde una mujer de unos treinta y tantos años nos atendió, entregándome un comprobante que todos mis profesores deberían firmar y dedicándome una dulce sonrisa antes de salir deseándome suerte y pidiéndome que me olvidara todo lo ocurrido. Odiaba que aun me tuvieran lastima por haber perdido a mi madre al ser tan pequeña.

Salimos de la oficina y con resignación mire al encapotado cielo que aun descargada su acuoso manto sobre nosotros. Suspire y luego mire a los estudiantes que poco a poco iban llegando y un terrible nerviosismo me invadió, ¿alguno de ellos recordaría lo sucedido hace doce años? No, no quería que fuese así, no deseaba ser el blanco de las miradas de lastima las cuales, seguramente, serian iguales a las que me dedicaron cuando tenía cinco años.

–Bella respira –se burlo Jacob profiriendo una sonora risa –no es como si te fueran a comer –trate fulminarlo con la mirada pero mi pobre intento solo ocasiono que su risa aumentara.

Puse en blanco los ojos, Jacob nunca cambiaba y muy a mi pesar me hizo sonreír, por lo menos su comentario hizo que por un momento olvidara mi nerviosismo. Entramos al edificio y la odiosa campañilla sonó haciendo que todos los alumnos corrieran a sus aulas para iniciar sus clases.

–Te veo en el descanso

Asentí y me sonroje ante la mirada cariñosa que me dedico. Fui a clases y tranquilamente transcurrió mi mirada, claro solo con lo esperado, a donde quiera que mirase encontraba ojos curiosos que ocasionaban que un furioso rubor se apoderara de mis mejillas. Nunca me gusto ser el centro de atención y menos aquí en Forks la población más pequeña de Estados Unidos.

Suspire y fui con mis nuevos compañeros a la cafetería. No recordaba ninguno de sus nombres por lo que me limite a seguir en silencio su conversación. No preste mucha atención a su charla hasta que escuche que el cotilleo era alrededor de un nuevo alumno, esa información me tranquilizo, ya no era la única novedad en el pueblo, ya no era la nueva atracción y eso me alegraba.

–Es de Phoenix –murmuro una chica de lentes, sonrojada ante la mirada de sus compañeros, yo también la mire intrigada pensando en que aquello era demasiada casualidad, ¿acaso…?

–¡Bella! –me llamó una voz familiar sacándome de mis reflexiones. Gire y vi que Jacob estaba acompañado de una chica y que me hacía señas para que me acercara a ellos.

–Los veo después –le dije a mis acompañantes un tanto ruborizada.

–Por supuesto –me respondió un chico rubio de ojos azules y de rostro aniñado.

Aun sonrojada fui hacia la mesa en la que Jacob se encontraba con una chica hermosa de ojos achocolatados y cabellera cobriza. Sorprendida note que ella y yo teníamos cierto parecido, claro ella era mucho más bella que yo… pero aun así me recordaba a la hermana de mi padre. La tía Isabella, nunca llegue a verla en persona por lo que solo la conocía por las fotografías que Charlie guardaba y según lo que había escuchado ella había desaparecido hace mucho tiempo. Mi padre nunca dejo de buscarla pero se hizo a la idea de que estaba muerta y debido a eso me llamo de esa manera, en honor a la única hermana que tuvo y perdió de una manera inexplicable.

–Hola –musite con timidez al notar la mirada curiosa de la chica.

–¿Así que esta es la chica a la que te recuerdo? –inquirió causando que mi rubor se intensificara. Pero eso no impidió que pasara por alto lo hermosa y atrayente que era su voz. Ella era perfecta con ese rubor en sus mejillas y esa encantadora sonrisa adornando sus labios.

–No me puedes negar que se parecen –dijo Jake con una agradable sonrisa.

–Parecemos hermanas –musito con alegría al abrazarme. Me sonroje y tímidamente respondí a su abrazo –Soy Reneesme Cullen pero puedes llamarme Nessy

–Soy Bella Swan –susurre dedicándole una media sonrisa –mucho gusto –Nessy sonrió y luego miro hacia otro lado, como si buscara a alguien.

–Te presentare a mi familia –murmuro alejándose a saltitos. Realmente ella era adorable.

–¿Son novios? –le cuestione sonrojada a Jake sonrojada al sentarme a si lado.

–Salimos desde hace un año –me respondió con una cálida sonrisa. Genuinamente me alegre por él, hace doce años Jacob alegro mi vida y me hacia feliz saber que ahora alguien lo hacía dichosos. Le dedique una tímida sonrisa a la que él respondió con un efusivo abrazo.

–¿Te alegras por mí? –me cuestionó tratando de molestar al saber perfectamente bien lo mucho que me costaba hablar sobre mis sentimientos.

–Si –le respondí y le di un ligero golpe en el brazo que una risa le arranco.

Desvié la mirada y mi mirada se clavo en unas orbes doradas, iguales a las que en mi recuerdo mi ángel poseía, inevitablemente comencé a temblar y mi visión comenzó a hacerse borrosa. Antes de que los parpados se me cerraran, unos ojos azules clavaron su mirada en la mía.

–¡Bella! –escuche una voz familiar muy lejos de donde me encontraba antes de sumergirme en las aguas de la inconsciencia que desde hace mucho, impacientes me esperaban para que me entregara a sus brazos.

 

Hola, hola, hola vuelvo antes de tiempo a dejarles un capitulo mas ya que estare fuera un par de días y queria dejarles un adelanto de la historia :)
Aclaracion, en el proximo capi aparecera un personaje nuevo, de mi completa creacion que sera el rival de Edward por el amor de Bella, por favor no me maten si de repente ven que Bella se inclina más por el nuevo personaje :) todo tiene una explicación y una razón de ser :)
No me maten por favor y ahora sin más les dejo la conti!!!

CAPITULO 4

“ENEMIGOS”

Llegue a la casa de la humana acompañada de los primeros rayos del sol, me acerque lo suficiente notando por primera vez que ese maldito hibrido no se hallaba en los alrededores, por fin la oportunidad que tanto deseaba y esperaba se presentaba y solo debía ser un poco mas paciente para esperar que su padre saliera de la casa, solo eso y podría regresar a casa triunfante probándole de esa manera a Aro que yo no era ninguna traidora.

Sonreí sintiéndome feliz, como hace años no lo estaba, por fin mi lealtad seria probada y le quitaría su predilecto lugar a Jane. Por fin Aro me miraría con orgullo, como me miraba antes de que esa odiosa niña me tendiera una trampa y me arrebatara la confianza del que yo veía y consideraba como a un padre.

Él único en el castillo que era capaz de dedicarme una adorable sonrisa y ofrecerme un gesto de cariño. Por azares del destino llegue ahí, encontrándome con Heidi y siguiéndola al salón siendo acompañada de otros humanos. En ese tiempo me hallaba deprimida por la traición de mi amado y no me importaba lo que la vida me deparase por eso, a pesar de lo que mi instinto de preservación me gritaba, acompañe a la mujer de ojos violetas junto con mis compañeros humanos y fue ahí donde mi destino fue sellado. Al primero que vi fue a Aro, él me eligió como su presa y dedicándome una amable sonrisa se acerco a mí.

–¿Querida niña, que es lo que piensas? –me cuestiono al ver que no gritaba ni intentaba escapar de la matanza que a mi alrededor se realizaba.

Lo observe desconfiada, dándome cuenta casi al instante que él podía leer la mente aunque no estaba del todo segura de cómo lo hacía. Gracias a una habilidad extra que tenia era capaz de ver la mente de cualquier persona y asi percatarme su tenían habilidades extrañas, como la que yo tenía.

–Puedes verlo por ti mismo –le espete mordazmente, escuchando el alocado latido de mi corazón y los gritos desesperados de mis compañeros al ver que la vida se les escapaba.

Comencé a temblar incontrolablemente siendo presa del pánico. Aquellos gemidos retumbaron en mi mente haciéndome ver el error que cometía al permanecer ahí. Quise correr pero no era capaz de moverme por lo que me limite solamente a mirar a Aro quien me observaba como si fuera la cosa más divertida o interesante que hubieres visto en años.

–No tengas miedo –susurro dedicándome una amable sonrisa, fruncí el ceño mandando al diablo mi miedo, ¿Cómo se atrevía a decirme eso?

–¿Qué no tenga miedo? –inquirí con sarcasmo ocasionando que todos los ojos carmesí se centraran en mi. Los observe quedando maravillada de una forma ilógica y aterradora al darme cuenta que algunos de ellos tenían ciertas habilidades extra. La matanza terminó casi sin que me diera cuenta y fui rodeada por varios pares de ojos fríos y calculadores.

–¿No piensas correr? –inquirió una de ellos. Lo mire furiosa y supe de inmediato que no podía escapar nunca de él.

–¿Para qué? –Le cuestione mordazmente –si llegase a escapar, tú te encargarías de traerme de vuelta, por algo eres el mejor rastreador…

–Fascinante –musitó Aro dando un paso hacia mí y tomando demasiado rápido mi mano como par que pudiera apartarla…

El ruido de un motor me saco de mis recuerdos, confirmándome que era el momento de actuar. Del árbol en el que me encontraba salte al más cercano a su ventana y entre por esta a su habitación. Cuando caí suavemente en el piso y mi nariz capto su dulce aroma se me hizo agua la boca, de no ser porque Aro estaba encaprichado con ella, seguramente ya se hallaría muerta. Aspire nuevamente su olor antes de bajar por las escaleras e ir por ella.

Un golpeteo en la puerta hizo que la humana saltara y fuera a abrirla. Rodee los ojos, un simple humano no supondría ningún problema así que no debería preocuparme. La puerta se abrió y… ¡Maldición lobos!, su odioso y asqueroso olor me golpeo dejándome claro que no era un buen momento para intentar llevármela.

Gruñí frustrada y salí como una rata asustada por la ventana, ¿¡Es que las cosas iban a ser así toda la vida!?

¡¡NO!!

Golpee con fuerza el árbol haciendo un gran hoyo en medio de este y eso no logro calmar ni un poco mi furia. Primero ese extraño vampiro de ojos dorados, luego el maldito hibrido y ¡ahora lobos!, ¿Qué es lo que seguía?, ¿Acaso la suerte estaba en mi contra?, ¿había hecho algo tan malo en mi vida pasada para pagar todos mis pecados con esta fastidiosa humana?

Estaba tan enfadada que quería matar a alguien o golpear algo hasta que sintiese que la furia que bullía en mi interior poco a poco se consumía pero no podía hacer eso, no podía darme el lujo de perder la cabeza en un momento como este. Escuche el ruido de un desafinado motor encenderse y luego el característico sonido que producía un auto al alejarse y decidí no seguirlos en seguida, necesitaba calmarme para no cometer alguna imprudencia.

Cerré los ojos y aspire hondo el olor del bosque, aquella burda esencia logro limpiar mis pulmones del olor de ese maldito licántropo y me permitió aclarar mis ideas. Lo primero que debía hacer era conocer a mis enemigos, buscar sus puntos débiles y eliminarlos, así me dejarían el camino libre y capturar a esa mocosa no me supondría ningún problema.

Respire hondo una última vez antes de seguirlos pues ya me encontraba más calmada y no había peligro de perder el control y echar a perder la misión que se me fue encomendada. Corrí siguiendo su olor, llegando a lo que parecía un instituto, permanecí quieta en mi lugar al ver que seguían inmóviles en el interior del monovolumen.

Cuando bajaron de la camioneta, caminaron en silencio y yo aproveche eso para moverme de lugar, necesitaba un escondite cercano al edificio al que se dirigían y así seguir observándola pero no note el error garrafal que estaba cometiendo hasta que escuche que su ritmo cardíaco aumentaba que miraba en mi dirección.

Lo último que quería era matarla de un infarto aunque debía aceptar que era bastante divertido ver su cara de miedo, por lo menos de esa manera sabía que tenía una ligera ventaja. El licántropo intervino y así pude moverme de nuevo sin que me notase. La vi entrar a la habitación pequeña y me queda ahí, esperando a que saliera, la espera fue bastante aburrida hasta que un nuevo aroma llego a mi nariz informándome que no era la única inmortal aquí.

En un Volvo plateado llegaron cinco vampiros, todos ellos de ojos dorados y tres de ellos con fascinantes habilidades, visiones, lectura de mente y la manipulación de emociones. Me quede ahí observándolos, tratando de deducir si serian amigos o enemigos, por el color de sus ojos obviamente no llevaban una dieta a base de humanos por lo que tendría que andarme con cuidado pues si ellos se unían a la causa del maldito hibrido me supondrían un gran problema. Suspire sabiendo perfectamente bien que hoy no conseguiría nada, lo mejor que podía hacer era buscar aliados así que saltando por los arboles me aleje.

Iria a buscar a los vampiros nomadas de los cuales habia oido hablar en donde habia un rastreador tan bueno como Demetri y una vamiresa de cabellera rojiza, seguramente si utilizaba argumentos convincentes me ayudarian y por fin regresaria a casa triunfante para recuperar lo que por derecho es mío.

 

Hola, despues de algun tiempito traigo la conti!!!
Espero sea de su agrado y porfa no me maten por hacer de esta manera el capi :P
Hoy aparecera el personaje que sera competencia de Edward asi que las cosas se pondran buenas.
Ahora sin mas que decir les dejo la conti!!

CAPITULO 5

“ANGELES”

Lentamente abrí los ojos, sintiéndome desorientada y avergonzada.

–¿Bella…? –escuche la voz de Jake y gire para encontrarme con su expresión preocupada. Me sentí culpable al verlo así, lo último que quería era hacerlo sufrir.

–Jake, yo lo siento –musite evitando mirarlo. Por un par de segundos el silencio reino hasta que una risa musical lo rompió en mil pedazos haciendo que mi corazón diera un vuelco.

De inmediato me puse en pie y la cabeza comenzó a darme vueltas por lo rápido que lo hice. Cuando mi visón se aclaro otra vez, lo vi, frente a mí se hallaba mi ángel, un chico de cabello oscuro y rizado, poseedor de una sonrisa adorable y unos encantadores ojos azules, de un color tan intenso como el del mismo zafiro.

–Bella, pequeña tonta, ¿Por qué me asustas de esa manera? –inquirió al colocarse a mi lado y aprisionarme en un cálido abrazo. Por un momento una agradable sensación me embargo pero rápidamente fui sustituida por la indignación.

–¿Se conocen? –cuestiono mi mejor amigo, mirando con el ceño ligeramente fruncido al intruso.

–Si –musite alejándome de él, cerré los ojos por un momento para aclarar mis pensamientos los cuales eran un completo caos.

–¿De dónde?, ¿no eres tu el nuevo? –siguió Jacob con el interrogatorio tanto para mí como para él, con un tono de molestia en su voz mientras me apartaba de sus brazos.

–Hace un año en Phoenix él me salvo –murmure bajando de la camilla en la que me encontraba. La enfermería supuse al ver la pequeña habitación en la que me encontraba, suspire, tome mi chaqueta que se hallaba en una silla y me la puse.

–Gracias Jake

–Desearía llevarme el crédito pero fue él quien te trajo Bella –susurro mi amigo señalando al chico que se hallaba a mi lado. Suspire frustrada, realmente él podía ser exasperante cuando se lo proponía.

–Gracias Gabriel –dicho esto salí y como era de esperarse a fuera, el gran manto acuoso de la lluvia lo cubría todo.

–¿Esa es tu forma de darme la bienvenida? –me pregunto sarcásticamente colocándose a mi lado, intente fulminarlo con la mirada pero con eso solo conseguí una encantadora sonrisa que provoco que por poco olvidara que estaba molesta con él.

–¿Qué haces aquí?

–Cumplo mi promesa –musito colocando una mano sobre mi mejilla.

Por un momento me perdí en su hermosa mirada azul, lo que provoco que el rubor en mis mejillas se extendiera y el latido de mi corazón aumentara. Gabriel sonrió como si supiera lo que provocaba y luego comenzó a inclinarse hacia mí. No pude evitar estremecerme ante ese acto, pensando que por fin haría lo que tanto deseaba.

–¡Bella! –Sonreí al escuchar la cantarina voz de Reneesme, me aleje de Gabriel viendo su ceño fruncido –¿Bella, que fue lo que paso? – inquirió preocupada lo que hizo que sonriera y un furioso sonrojo se apoderara de mis mejillas.

–Nada no te preocupes –ella sonrio cálidamente demostrando la belleza que poseía.

–¿Entonces puedo presentarte a mi familia? –me cuestiono con la que seguramente era la mejor de sus sonrisas. La mire por un par de segundos durativa, tratando de entender que se proponía.

–Está bien –suspire resignada al darme cuenta que no podía negarle nada. Me sentía unida a ella de una forma muy especial, como si fuéramos familia. Nessy sonrió y me abrazo haciendo que esa sensación se intensificara.

–Vuelvo enseguida –musito y como anteriormente lo hizo, se alejo a saltitos de nosotros.

–En definitiva, si esa chica sigue merodeando voy a ponerme muy celoso –puntualizo haciendo que lo mirara con la duda claramente plasmada en mi rostro –me roba tu atención –sentencio provocando que el rubor nuevamente acudiera a mis mejillas.

Permanecí en silencio, evitando su mirada, viendo hacia el frente. Gabriel se volvió una parte muy importante de mi vida un año atrás, al volverse mi ángel guardián, al estar a mi lado siempre que lo necesitaba y esa era la razón por la que me era difícil imaginar mi vida sin él.

Suspire, por eso me molestaba que ahora estuviera aquí pues hace un mes me declaro su amor y confundida como me encontraba en ese momento le pedí un poco de espacio para poder aclarar mis sentimientos hacia él, pero no lo respeto. ¿Cómo esperaba que supiera exactamente que sentía por él si no me daba la libertad de descubrirlo?

–¿Sigues molesta? –me costino y lo único que pude hacer fue negar lentamente aunque supe de inmediato que se dio cuenta que mentía.

–Lo siento –susurro a mi oído causando que un escalofrió me recorriera –pero entiendo, no puedo alejarme de ti…

–No… no importa –musite con la voz temblorosa, estando claramente nerviosa.

–Bells… –gire y por un momento la visión que tenía enfrente me deslumbro. Nuevamente el se inclino hacia mí pero esta vez tuve la fuerza suficiente para apartarlo.

–Por favor… –le dije suavemente, esperando que comprendiera, por un par de segundos me miro para luego sonreír y alejarse.

–Está bien –susurro conformándose con un simple abrazo.

Correspondí dudosa, cerrando los ojos, tratando inútilmente de alejar las musarañas que nublaban mi mente, suspire estando claramente confundida, no quería lastimar a Gabriel con mi indecisión pero tampoco quería darle una respuesta apresurada por miedo a perderlo.

–Viene tu amiga –murmuro con una mueca que me arranco una sonrisa.

Mire al frente y lo que mis ojos vieron fue la visión más hermosa que jamás hubiera visto. Reneesme venia acompañada de cinco chicos que eran irrealmente hermosos y perfectos, nunca imagine poder ver a seres humanos tan agraciados y atractivos que pudieran competir con la belleza de Gabriel.

Aquel grupo parecía compuesto por mismísimos ángeles, todos y cada uno de ellos era perfecto y pálido, incluso más que yo, eran poseedores de unos enigmáticos e hipnotizantes ojos dorados, exactamente iguales a los de mi salvador, un nuevo escalofrió me recorrió y la inconsciencia me llamó pero esta vez me resistí a ir hacia ella pues quería seguir observándolos.

El primero de la izquierda era un chico con cabellera oscura y hoyuelos y poseía un cuerpo increíblemente musculoso. La segunda era una chica increíblemente hermosa, parecía una diosa con ese cabello rubio que le caía por la espalda como una cascada dorada y ese estilizado cuerpo. El tercero, un chico de cabellera dorada, de cuerpo aparentemente desgarbado pero con músculos bien formados que eran claramente visibles por la camisa que llevaba. La cuarta era una chica pequeña, con apariencia de duendecillo, con el cabello oscuro y corto, el cual apuntaba en direcciones diferentes. Y por último, un chico de cabello cobrizo y alborotado, de rostro perfecto y extremadamente bello para ser real.

Tuve el fuerte impulso de pellizcarme para asegurarme de que no estaba soñando, pero rápidamente deseche esa idea pues nunca tendría la suficiente imaginación para imaginar a seres tan bellos como los que en este momento se encontraban frente a mí.

–Bella ellos son mi adorable familia –musito Nessy con su voz cantarina –El es Emett –dijo señalando al primero de la izquierda, el cual me dedico una amable sonrisa.

–El más guapo y divertido de la familia –murmuro arrancándole una sonrisa a todos los presentes.

–El bufón de la familia querrás decir –susurro la duendecillo haciendo que todos rieran. Me sentí fuera de lugar estando rodeada de tanta belleza, yo simple y sencillamente no encajaba ahí.

–Ella es Rosalind y él Jasper – dijo señalando a los dos rubios –y ella…

–Soy Alice –puntializo saltando a mi encuentro, abrazándome al igual que Reneesme, correspondi a su abrazo confundida, ella estaba demasiado fría como lo estaría un muerto. La confusión debió estar claramente marcada en mi rostro porque de inmediato Alice cambio su expresión a una de total arrepentimiento.

–Yo lo siento… –dijo adoptando una mirada que de inmediato me hizo sentir culpable.

–Está bien, solo me sorprendió tu abrazo –le asegure sonrojada a lo que ella respondió con una adorable sonrisa.

–Seremos grandes amigas –afirmo con si exquisita voz de soprano. Asentí mirándola con curiosidad ya que ella era realmente agradable.

–Y por ultimo Edward –musito con una sonrisa Reneesme finiquitando así la presentación de su familia.

El aludido poso su penetrante mirada en mí, como si quisiera adivinar mis pensamientos, no pude sostenerle la mirada por más de dos segundos ya que me abruma la frustración que sus orbes doradas reflejaban. Gabriel adivinando mi inseguridad, paso un brazo por mis hombros como un gesto de apoyo, cosa que internamente le agradecí.

Inundada por el valor que él me infundio, levante de nueva cuenta la mirada y de inmediato me arrepentí de haberlo hecho. Edward me miraba con hostilidad, como si me odiara, cosa que me hizo estremecer, ¿Cómo podía ser que el sin conocerme el me despreciara?

–Vámonos Bella –me susurro Gabriel al oído.

–Si… –musite sin un atisbo de rubor en mis mejillas, por primera vez en mi vida no me sentía avergonzada al tener la mirada de alguien posada sobre mí, esta vez me sentía asustada.

Edward dio un paso al frente y al momento Alice lo tomo del brazo, como si intentara detenerlo pero, ¿de hacer qué?, todos se tensaron visiblemente ante el comportamiento de él, incluso Gabriel me puso detrás de él en un intento de protegerme.

–Vámonos Edward –murmuro la duendecillo jalándolo del brazo –nos vemos luego Bella y disculpa la escena –dijo Alice dedicándome una encantadora sonrisa.

Yo solo me limite a asentir, dejando que Gabriel me alejara del lugar, me sentía confundida y hasta cierto punto asustada, ¿Qué sucedía con ese chico?, ¿acaso estuvo a punto de atacarme? No eso no podía ser, apenas y me conocía, yo era una total desconocida para él.

–Tranquila Bells –susurro Gabriel acariciando mi cabello –no es como si fuera a comerte –intento decirlo como broma pero algo en su mirada me decía que no era así, no me gusta esa sombre que sobre sus ojos se había posado, era como su algo le preocupase.

–¿Ocurre algo? –le pregunte tratando de averiguar que sucedía.

–Nada Bella – evito mirarme durante todo el trayecto lo cual hizo que sospechara aun más, sabía que algo me ocultaba y tarde o temprano me enteraría de que era lo que con tanta vehemencia intentaba esconderme.