Long-fic de Naruto - ¿Sólo Amigos?

Primera estrategia.

Shikamaru fue astuto en decidir dar pequeños pasitos. Comienza llendo todas las tardes a la floreria para ayudar, incluso si la encargada es la madre de Ino en vez de esta; también intenta ser caballeroso, ayudarle con la silla cada vez que salen a comer en equipo, ayudarla en los entrenamientos, escucharla cada vez que desea hablar... Pero nada parece funcionar. Ino aún insiste, cada vez que puede, en remarcar lo muy amigos que son.

La tarde esta calurosa, Shikamaru realmente tiene pereza y preferiría estar echado bajo la sombra observando las nubes, pero en vez de eso está regando plantas en una floreria que ni siquiera es suya; Choji, quien le acompaña, se ríe entre dientes desde el mostrador e Ino no tarda en hacerse presente en el local con una caja entre sus brazos, el Nara se apresura para quitarsela y cargarla él.

—No tengo 5 años, puedo cargar cajas, Shikamaru —le dice la rubia mientras coloca sus manos en su delgada cadera —soy una kunoichi fuerte.

—Si, lo eres, y también muy problemática.

Darle la razón a una mujer siempre funciona, según su madre, pero Ino sólo levanta una ceja y niega con la cabeza. Cuando la tarde llega, Shikamaru y Choji se van, Ino cierra el local y se despide de los dos chicos, tiene planes para esa noche y el Nara se siente molesto por no ser incluido en ellos, pero le da pena admitirlo, así que se niega cuando su mejor amigo lo invita a su casa para la cena.

Shikamaru camina por las calles de Konoha, sus manos reposan dentro de sus bolsillos y el frío le golpea la cara. Entonces la ve. Es imposible no hacerlo cuando ella tiene la capacidad de opacar todo a su al rededor; esta caminando hacia un parque y no está sola, Kiba Inuzuka esta a su lado, junto a su inseparable mascota. Ambos ríen y parecen pasarsela bien, entonces el Nara siente algo extraño en su estómago y solo puede bufar y fruncir el ceño.

Pero una idea se le viene a la cabeza cuando ve a Ino corretear detras de Akamaru y lanzarles una pelota tanto a la mascota como al dueño. Se ve feliz con esa sonrisa iluminando su rostro y Shikamaru desea ser responsable de aquella sonrisa.

☆☆☆

—No puedo creerlo...

Ino cubre su boca con una mano al ver llegar a sus compañeros de equipo. Choji también está riendo, sólo que este no necesita cubrir su boca, lo hace libremente. Shikamaru Nara, el vago número uno de la aldea oculta entre las hojas, el ninja que a penas y puede cuidar de si mismo, no porque no pueda, más bien porque le da pereza, tiene entre sus brazos una hermosa responsabilidad. Un perro, cachorro al parecer.

—No puedes entrar al local con él —le dice la rubia mientras se interpone entre el Nara y la floreria, justo frente a la puerta — y te recomiendo lo regreses antes de que lo mates de hambre, Shikamaru.

Entonces Shikamaru tiene que regresar a su hogar. Cuando llega se va directo a la zona donde le gusta echarse, con el perro aun en brazos; se acuesta y levanta al cachorro para verlo mejor. Es lindo, pero no le gusta y si a Ino parece no importarle en lo más mínimo, no entiende que hará ahora con él.

Podría ser un genio, pero en ese momento no había pensado bien su primera estrategia.

 

Segunda estrategia.

Ahora Shikamaru tiene un perro, lamentablemente no es uno ninja, así que realmente no le sirve para mucho, sobre todo, porque dicha mascota le tiene miedo hasta a su propia sombra; ni hablar de como se pone cuando su dueño practica sus técnicas. Era un perro muy problemático, pero el Nara no puede regresarlo... bueno, no quiere hacerlo.

Y, aunque el cachorro no funcionó para entrar al corazón de la Yamanaka, el vago de Konoha aún tiene varias estrategias que puede poner en marcha, aunque para ello deba pedir consejos a quienes pensó jamás lo haría. Y ahí esta, con el equipo Guy, en el campo de entrenamiento.

—A las chicas les gusta lo romántico —le dice Rock Lee mientras se sonroja y arranca una flor de un árbol.

—La seguridad en uno mismo es lo que más nos atrae —es el comentario que le da Tenten sin dejar de mirar al Hyuga con ojos soñadores.

—Y no olvides la fuerza de la juventud —dice Guy-sensei con su pulgar levantado y el brillo característico en su rostro.

Todos voltean a ver a Neji, quien se mantiene callado; el Hyuga desvía la mirada y se cruza de brazos, cierra los ojos y frunce levemente el ceño.

—Jamás he necesitado conquistar a ninguna chica —pero Shikamaru puede notar como el corazón de Tenten palpita con tan sólo estar cerca del Hyuga.

Entonces agradece y se va. Ahora está más seguro de que le servirá para sus futuros planes, para empezar ira a lo seguro con lo primero: Romance.

Nunca ha sido romántico y no cree que sea capaz de serlo algún día, pero si quiere conquistar el corazón de Ino tendría que intentarlo, por lo menos. Así que fue a una tienda, pero no a cualquier tienda: a una de música.

¿Qué es mas romántico que una serenata?

☆♡☆

Son las 11 de la noche, Ino esta acomodando sus cosas antes de acostarse cuando los sonidos de una guitarra llaman su atención; se acerca a su ventana y una risa invade su cuerpo; puede sentir como pasa por su estómago hasta su garganta y le pide a gritos que le deje salir. Pero es conciente que aquello que Shikamaru esta haciendo requiere valor y no quiere ser la responsable de acobardarlo, porque su compañero de equipo está haciendo lo que cualquier mujer desearía: esta cantando bajo el balcón.

Es una lástima que lo está haciendo bajo el balcón de la habitación de sus padres, porque desde la otra ventana, Ino puede notar la emoción que le pone al cantar y tocar la guitarra. Quiere gritarle que ahí no es, pero prefiere esperar cuando ve que la luz de la habitación de sus padres se enciende.

—Ay, cariño, tu canción es hermosa, pero no creo que sea para nosotros. —La dice la señora Yamanaka en cuanto abre la cortina.

Shikamaru deja de tocar y se queda petrificado, Ino comienza a reír y el Nara se da la vuelta. Esta sonrojado y provoca demasiada ternura, ternura que la rubia jamás pensó que podría irradiar.

—Mendokusai.

—Buenas noches, Shikamaru —le grita Ino desde su balcón entre risas mientras niega con la cabeza —, muy linda serenata. Nos vemos mañana, amigo.

Y cerró la ventana. Aún puede ver la silueta del Nara a fuera, lo que le provoca un arrebato de abrir la cortina y regresarle la mirada, pero en vez de eso apaga la luz y se va a su cama.

Shikamaru sólo mira desde la distancia, con las mejillas rojas de vergüenza. Agradece que nadie mas fuese espectador de aquello.

Amigo... Que problemático.

 

Tercera estrategia.

Ino tenía sentimientos encontrados; Shikamaru no había insistido más con aquel tema, lo que le hace sentir aliviada, porque eso significaba no tener que rechazarlo, pero también se siente molesta, porque entonces, lo mas probable, es que signifique que el Nara le esta gastando una broma, de la que seguramente Choji también es consiente y, bueno, ya no eran unos niños para hacer esa clase de cosas, asi que le molesta imaginar a sus dos compañeros de equipo riéndose de ella, aunque también le era difícil pensar que todo se trata de un juego. Eso es lo que la pone nerviosa, el saber muy en el fondo, que los sentimientos de Shikamaru hacia ella son reales, porque bueno ¿Quién te trae serenata sin saber cantar? Nadie.

De igual forma, se siente estúpida al desear que fuese broma.

Aún no le cuenta a nadie lo que ha ocurrido; las flores que Shikamaru le había llevado las tomó y escondió entre los ramos para vender. La serenata era algo que sólo sus padres sabían, así que aquel secreto se mantiene aún oculto.

Sale de su casa y camina hasta el campo de entrenamiento, donde Asuma-sensei, y Sakura le esperan. Saldrán en unas horas como guardaespaldas de un viajero, lo que la hace sentir aliviada, por lo menos así podrá evitar a Shikamaru... aunque, si lo piensa bien, él se ha encarga de eso. Desde la serenata, el Nara la evitaba a toda costa y cuando estaban juntos, la trataba de una forma borde.

Lo que ella no sabe, es que Shikamaru realiza su tercera jugada: indiferencia.

Sin embargo, esa no funciona, porque Ino no se da cuenta de ello y tan sólo piensa que está molesto, por lo que antes de irse le hace una visita.

—Tu madre dijo que estarías aquí.

Ella mira con ternura como el heredero del clan Nara juega con aquel perro, este de sonroja y evita la mirada de la rubia, ella sólo revolotea los ojos y bufa.

—No puedes evitarme toda la vida, Shikamaru —se acerca a él y le toma la mano —. Eres muy importante para mi... que me ignores sólo me hace enojar.

Entonces él se da cuenta de lo estúpido que es al intentar copiar una técnica que claramente no queda con su personalidad. Le regresa la mirada junto con la sonrisa.

Entonces ella le dice que debe irse, que el viaje, pese a no ser largo, sería pesado por el frío que comienza a hacer en esa temporada y se despide con un beso en su mejilla. Shikamaru no puede evitar sentir que cada vez está más cerca de la victoria.

Sólo le falta un cosa.

☆☆☆

Cuando están en la puerta a punto de salir la peli rosa nota a dos chicos acercarse: el resto del equipo 10. Choji va comiendo unas papás fritas mientras que Shikamaru sólo trae una pequeña mochila en su hombro.

Cuando se acercan, es Shikamaru quien hace el primer movimiento. Saca de su mochila una bufanda y la coloca alrededor del cuello de la rubia, quien no puede evitar sonrojarse un poco antes de reír y negar con la cabeza.

—Eres un gran amigo... nos vemos en una semana, chicos.

Y abraza a ambos miembros de su equipo. Shikamaru sólo pone los ojos en blanco al ver la expresión burlona de Choji. No era una victoria, pero era un paso más cerca al premio.

 

Cuarta estrategia.

Pasa una semana, la semana exacta que duraría la misión de Ino. Shikamaru se despierta mas temprano de lo usual en él, para así terminar sus pendientes de aquel día antes y estar en la entrada de Konoha en cuanto su compañera de equipo llegara; ese será su nuevo plan, demostrarle lo mucho que le importa, lograr que Ino se de cuenta de que esta dispuesto a esperarla. A estar para ella.

Era quizá algo acosador, pero en una pequeña charla que había tenido dos días antes con Hinata en casa de Kurenai, esta le había dicho que lo que más le emocionaria sería el saber que alguien le espera siempre que sale en misión, su sensei sólo había aprobado aquello, diciendo que ella solía esperar a Asuma cada vez que este salía por varios días.

Así que termina tres misiones pequeñas que tenía pendientes, ayuda a su madre con algunas cosas del hogar y para matar el tiempo se pone a descansar con el perro bajo la sombra del portón de su casa. Sin darse cuenta, se queda dormido más del tiempo debido. El reloj de su casa le indica que en cualquier momento Ino llegará a la aldea. Se levanta de golpe, logrando que el perro, quien descanzaba con su cabeza en su estómago, saliese volando y se va a un paso veloz hasta la entrada de Konoha, a esperar.

Y se queda esperando, porque Ino y sus compañeros no llegan al momento; tardan una hora, dos horas, tres horas y luego comienza a llover.

☆☆☆

La misión se había complicado un poco, pero, con seis horas de retraso, ya por fin estaban de regreso. Los tres ninjas se sienten cansados, con los músculos palpitandoles bajo la piel y más sueño que ganas de comer. Para rematar lo mal que se sienten, había comenzado a llover tres horas atrás y parece que no parará hasta muy entrada la noche.

Pero ya pueden ver la entrada de la aldea. Ambas chicas están aliviadas, lo que más desean es llegar a sus hogares a descansar, sin embargo, en la entrada se encuentra un cuerpo tembloroso bajo la lluvia e Ino no sabe que sentir en cuanto se da cuenta que es Shikamaru. Sakura suelta una pequeña risa, Asuma-sensei mira a sus dos alumnos con una ceja levantada y la Yamanaka sólo se sonroja. El Nara se planta frente a ella y le sonríe, abre la boca para hablar pero una voz le interrumpe.

— ¡Sakura-chan! —Naruto, con un impermeable encima de él, se acerca al grupo frente a la entrada. Detrás de él le sigue Sai.

—Naruto, Sai ¿Qué hacen aquí? —les interroga la peli rosa al verlos llegar hasta ellos.

El rubio abre su paraguas y lo coloca debajo de él y su compañera de equipo, incluso se ofrece a darle su sudadera para evitarle el frío. Sai observa eso y trata de imitarlo; se quita la sudadera que lleva puesta y la coloca en los hombros de la rubia, quien se gira para agradecerle, entonces el chico pálido la toma de la cadera para acercarla debajo de su propio paraguas. Shikamaru solo observa y se siente estúpido por no haber sido lo suficientemente rápido.

—Creo que deberíamos irnos moviendo o podrían enfermar, chicos —Asuma se despide de todos con un movimiento de cabeza y camina hasta su hogar, bajo la lluvia.

Naruto y Sakura se van a casa de ella, mientras que Shikamaru se queda observando como Ino camina a un lado de Sai, quien no quita su mano de la cadera de ella.

—Mendokusei... —entonces decide que igual irá a su casa cuando la mano de Ino le detiene, se siente por un momento emocionado, pero Sai sigue ahí, esperando a la rubia al parecer, y toda la emoción desaparece.

— ¿Estuviste esperando mucho tiempo?

Sólo 6 horas, desde que el reloj comenzó a sonar a medio día. Tres horas bajo la lluvia, sin nada porque no queria que llegaras y no me vieras...

—No, sólo un poco.

La rubia le regala una de sus sonrisas y le da un beso en la mejilla, luego se da la vuelta y camina hasta donde está el ex anbu esperandola. Shikamaru observa como ella se va hasta su casa acompañada de aquel ninja y siente unos celos que jamás en la vida había sentido.

Que problemático es esperar por alguien cuando la otra persona no lo pide.

 

Parte 2.

Shikamaru no se daba por vencido y eso sólo desesperada más a la Yamanaka, quien ya estaba harta de recalcar que sólo eran amigos, sin embargo, ella hubiese deseado que cualquier otra cosa hubiese detenido los intentos de lige del Nara, cualquier cosa, menos... la muerte de Asuma a manos los akatsukis.

Ya habían pasado unos pocos días y la rubia no tiene idea de como podrá estar su amigo, quien no parece dar señales de vida, y eso sólo la estresa; ninguno tiene porque estar sólo, entre los tres podrían darse el apoyo que necesitaban... así que, después de abrir la floreria y encargarsela a su padre, Ino va directo a la casa de los Nara, donde espera encontrarse con Shikamaru.

Una explosión de emociones golpean todo su cuerpo en cuanto llega al patio trasero y ve que su compañero de equipo no se encuentra sólo. Otra rubia, de la aldea de la arena para ser exactos, le acompaña. Un gruñido sale de la boca de Ino en cuanto ve como la chica de cuatro coletas acaricia dulcemente la espalda de Shikamaru, entonces se da cuenta de lo ridícula que esta siendo y, después de golpearse mentalmente, se acerca a los ninjas frente a ella. Ambos levantan el rostro directo a ella en cuanto sienten sus pasos y el corazón de Ino se estrujo. Shikamaru tiene los ojos enrojecidos de tanto llorar y de tallarlos con violencia, luce mas delgado y por primera vez en su vida tiene ojeras.

—Shikamaru... —No sabe en que momento, pero ella también empieza a llorar. De coraje, porque el Nara prefiere sufrir sus penas con alguien totalmente ajeno a Asuma-sensei y de tristeza, porque no sabe como saldrían adelante sin su profesor.

Ino espera que el Nara valla directo a ella para abrazarla, pero no es así, el vago de konoha sige en su lugar con la mirada perdida. La kunoichi de suna aún mantiene sus manos encima del moreno, acariciandolo casi maternalmente y a la rubia casi le dan arcadas.

—Voy a vengarme. Akastuki se arrepentirá de haber matado a Asuma.

Es lo único que dice Shikamaru en cuanto se levanta, Temari va detrás de él. El Nara pasa de largo a su compañera de equipo y camina directo a la entrada trasera de su casa, Ino toma la mano de la otra rubia antes de que está se aleje más y la obliga a verla. Un silencio inunda a ambas chicas hasta que la embajadora de suna le sonríe de lado a la Yamanaka, entonces esta suelta un bufido.

— ¿Tu le metiste esa idea?

—Él solo quiere sacar todo su dolor...

— ¿Poniendo su vida en riesgo? —la rubia de ojos azules le grita a Temari mientras aprieta su mano en el brazo de la mas grande, esta frunce el ceño y aleja la mano ajena con brusquedad.

—Vamos tarde.

Ino aprieta los puños mientras ve como la rubia de cuatro coletas se aleja. No puede dejar que se valla, sobre todo porque aquello es algo que no le compete a la embajadora de suna. Camina detrás de ambos ninjas y entra a la casa.

☆☆☆

Temari no le había insinuado ninguna venganza, pero si que lo acompañaría a lo que fuera que quisiera hacer para sacar su dolor, así que el Nara tan sólo se le ocurrió que lo mejor sería derrotar a quien mató a su sensei. Con la rubia de ojos verdes la victoria podría ser aún más sencilla; se quedaron de ver en una hora en la entrada de Konoha, de ahi partirían en busca de esos dos akatsukis para por fin derrotarlos, sin embargo cuando la hora acordada llega a quien ve llegar es a la otra rubia y su corazón comienza a saltarle del pecho. Por un momento siente una extraña alegría de saber que cuenta con su compañera de equipo y se regaña a si mismo por los nervios que siente. Entonces ve que Choji va detrás de ella y cae de golpe a la realidad.

Ino no esta ahí por él, esta ahí porque siente el mismo dolor que él por la muerte de Asuma. Quizá... Quizá ya es tiempo de enfocarse en lo importante y darse cuenta que la Yamanaka solo es su amiga y nada más.

 

Primero Celos.

Dos semanas, ya habían pasado dos semanas desde que el equipo 10 había vengado a su sensei y tiempo después Shikamaru se había ido de la aldea. Ino estaba preocupada, no saber nada de su compañero la ponía de los nervios, pero también estaba molesta; la muerte de Asuma era un duelo que deberían estar pasando juntos, pero el Nara había decidido desaparecer, dejándola tanto a ella como a Chouji.

—Sinceramente no creo que estés molesta porque los haya dejado —le comenta Sakura mientras espera a que Ino cierre la florería —. Creo que te molesta porque sabes que esta con Temari.

—Eso es absurdo… —la rubia suelta un bufido mientras termina de recoger todo, ambas caminan hasta la entrada para salir —. Shikamaru y yo solo somos amigos.

—Eso es porque así lo quieres tú.

—No —Ino casi grita aquello, Sakura la mira con una risa burlona en la cara —, aparte, estoy con Sai… o eso creo.

Ambas chicas caminan por las calles oscuras. El frío de la noche hace que sus cabellos se muevan y también las hace desear haber salido con suéteres mucho más abrigadores; no tardan mucho en llegar al punto de reunión, donde Naruto y Sai esperan a las chicas para así después encaminarse juntos al puesto de Ramen.

—Sakura-chan, hace mucho frío para que estés así —el rubio se quita su propio suéter y se lo coloca a la peli rosa, la cual le sonríe y termina de ponerse la prenda. Ino lleva su mano hasta la bufanda que cubre su cuello y siente cálido su corazón al recordar la noche en que Shikamaru se la había colocado.[Eren quien te conoce]

Y las flores.

Y la serenata.

Y como la espero bajo la lluvia durante horas.

Y… como la protege en cada momento que puede, y le ayuda y, sobre todo, le demuestra lo muy importante que es para él. Ino suelta un suspiro y se sobresalta al sentir la mano de Sai en sus hombros.

—Lamento no tener con que taparte —dice el chico en un intento de sonar caballeroso y todo pensamiento acerca de Shikamaru desaparece de la mente de la Yamanaka.

…

Cuando la noche deja de ser joven y los amigos están lo suficientemente llenos, es la hora en que deciden salir del puesto de ramen y encaminarse cada quien a su hogar. Sakura y Naruto se van en dirección a la casa de ella mientras que Sai se ofrece a acompañar a la rubia, quien agradece con una sonrisa y apretando la mano del ninja. Platicar con Sai es diferente a platicar con cualquier otra persona y es algo que Ino encuentra adorable, pero eso no logra evitar que piense en las largas conversaciones que puede llegar a tener con su compañero de equipo, quien sabe acerca de tantos temas que nunca dejaba de impresionar a la florista.

—Te digo que no sabes jugar, mujer —Ino se detiene de golpe al escuchar una voz peculiar, Sai se detiene a su lado y la observa.

— ¿Pasa algo? —ella le calla con un dedo en sus labios y busca con la mirada al dueño de aquella voz.

—Que nunca haya jugado no significa que no sepa las reglas —definitivamente esa otra voz también la conocía.

Su mirada se pasea por cada puesto ambulante de la calle y por cada ventana hasta que logra dar con su objetivo. En un restaurante de los más caros de la aldea están Shikamaru y Temari riendo y pasándola bien; la rubia no puede evitar sentirse molesta, sobre todo después del drama que el moreno había armado para vengar a su sensei, la tristeza que lo rodeo durante la semana de su funeral y todo aquel tiempo donde había desaparecido.

—Sai… creo que debo hacer algo antes de volver a casa —le dice la rubia a su compañero, este le sonríe.

—Mi libro dice que no es de caballeros dejar a una dama sola.

—No te preocupes, conozco muy bien la aldea —la rubia se acerca al chico y le besa la mejilla antes de alejarse para acercarse más a donde su compañero de equipo y la embajadora de Suna se encuentran.

…

Temari no viste lo que normalmente: lleva un vestido y labial, Ino no recordaba haberla visto nunca así. Shikamaru tampoco lleva puesto lo que acostumbra, incluso parece haber puesto esfuerzo en arreglarse. Ambos están riendo, pasándola bien y haciendo bromas; Ino no entiende porque siente su pecho en llamas y las ganas horribles de lanzarse una kunai en la frente a la rubia.
No sabe cuánto tiempo lleva observándolos hasta que se da cuenta que ambos han terminado su cena y los ve levantarse de la mesa. Shikamaru paga y le coloca su saco a la rubia, esta le sonríe y ambos salen del lugar, Ino se acerca a la entrada para encarar a su compañero de equipo, quien la mira con sorpresa.

— ¿No pensabas avisar que volviste? —Ino se siente estúpida al reclamar, pero también siente que está en su derecho.

No solo se siente traicionada por el abandono sin aviso, ni mucho menos por el retorno de su compañero sin que este fuera a verla, como normalmente hacía. Se siente traicionada porque ella creía ser la única en el corazón del Nara, pero puede ver que al parecer, no es así.

—Volví ayer, pero estaba muy cansado como para ir a avisar.

—Eso jamás te detuvo antes.

—Ino —la voz de Temari la hizo rechinar los dientes — ¿Acaso son celos lo que noto en tu voz?

Las mejillas de la Yamanaka se prenden tanto que podrían iluminar la calle que poco a poco se queda más oscura; los ojos de Shikamaru brillan con interés e ilusión disimulada que bien pudo notar su compañera. Ino desvía la mirada para encarar a la otra rubia.

—No, no está bien celar a los amigos. Disfruten su noche —Y se va.

 

Incomodidad.

En su momento se habría sentido como una grosería el imaginar tener que realizar una misión sin Asuma-sensei, incluso se nota la tristeza aun en los rostros del equipo 10, pero son ninjas y deben hacer su trabajo. Tsunade los había llamado en la mañana y ahora estaban camino a la salida de la aldea, para poder escoltar a la hija de un comerciante rico de la aldea de Kumo hasta la entrada de su hogar. Un viaje largo e incómodo para el pobre Chouji, quien tiene la misión extra de ser mensajero entre sus dos compañeros, quienes se rehúsan a siquiera mirarse.

—Es estúpido que sigan sin hablar —dice el castaño mientras suelta un suspiro, la mujer a quien escoltan mira con interés al Akimichi, este le sonríe entes de explicar —llevan una semana sin hablarse.

—Si vas a estar de chismoso, cuéntales porque —responde el Nara con la vista al frente.

Chouji duda, pero la mirada pesada de la chica le empuja a hablar. Abre la boca para comenzar a relatar la misma historia que anteriormente le había tocado contar a otros, pero Ino le interrumpe colocando su mano en su boca.

—No es necesario.

Y es que la historia no la beneficiaba en absoluto; tampoco es como si quisiera quedar como la víctima en la situación, pero le molestaba saber que estaba actuando de una forma horrible y sin justificación.

—El camino es largo y tenemos mucho tiempo por delante —dice la chica con una voz melosa sin despegar la mirada del pelirrojo, pero Ino no lo suelta, así que se gira para ver a Shikamaru — ¿No prefieres contarla tú?

El moreno mira a la chica con una ceja levantada y, por primera vez en una semana, busca la mirada de su compañera rubia, pero esta se rehúsa a regresársela, por lo que el Nara, molesto, decide hablar.

—Hace una semana Ino se volvió loca —la rubia abre la boca para protestar, si va a contarla con esas palabras, prefiere que Chouji hablara —. No dejó de acosar a la embajadora de Suna, solo porque sospechaba que había algo entre nosotros, cosa que no es incumbencia de nadie, mucho menos de ella.

La hija del comerciante mira con interés a los chicos y suelta una risa, Ino quita la mano de la boca de Chouji, quien solo refunfuña mientras saca una bolsa de papas de su mochila.

— ¿Celos? —pregunta la chica de Kumo, la pregunta es para Shikamaru, pero mira directo a Ino. La rubia desvía la mirada.

—Los amigos no se celan.

El ambiente se vuelve pesado en cuanto las palabras salen de la boca de Shikamaru, incluso se podría apostar que de no ser por el ruido de sus pisadas, de los pájaros y la bolsa de papas del Akimichi, el lugar se habría quedado en total silencio, con el viento de incómoda compañía. Ino mira a Shikamaru, buscándolo con la mirada, pero es él quien ahora la evita. Esas eran palabras de Ino, por lo que no entiende que es lo que la hace sentir tan mal al escuchar lo que ella repitió cada vez que Shikamaru la interrogaba. Todo el día continúa en silencio, con el ruido natural del bosque hasta que la noche llega y se decide acampar.

Ino se va a buscar leña junto a la chica de Kumo, Chouji y Shikamaru se quedan solos armando las casas de campaña.

—Debió ser duro decir eso —dice Chouji dejando de lado su trabajo para mirar a su amigo, este se mantiene extrañamente serio.

—Temari me dijo que hasta que no lo dijera no me lo iba a creer… —suelta un suspiro y voltea a ver al Akimichi —, aun diciéndolas siento que hay esperanza. Esto es tan problemático. Debería simplemente haberle pedido a Temari que saliera conmigo, así Ino dejaría de estar en mi cabeza todo el tiempo pero… no quise.

Chouji niega con la cabeza y continua con el trabajo, así se mantienen, en silencio, por un largo rato hasta que el castaño abre la boca.

—A veces lo mejor es dejar ir —se siente algo nervioso por lo que dirá a continuación, en definitiva es algo que jamás pensó llegar a decirle, mucho menos a Shikamaru —. Quererse uno mismo, no humillarse ¿Sabes? Si Ino te ha dicho miles de veces que no… entonces es no.

Shikamaru mira a su compañero de equipo. Tiene razón, lo sabe y duele, pero una cosa es querer y luchar por lo que deseas y otra es humillarse. Porque la historia contada estaba incompleta: Ino no solo había acosado lo que él y Temari habían hecho durante la estadía de la rubia en Konoha, también se había dedicado, a cada momento que podía, a sabotear los intentos de cortejo de la ninja de Suna, dándole esperanzas al Nara que luego tiraba a la basura con simples frases. Frases que odia con todo su ser. “Solo somos amigos” era la que más detestaba.

—Tienes razón —Chouji no puede evitar mirarlo con sorpresa —. Cuando esta misión acabe iré a Suna, a pedirle a Temari que sea mi novia.

…

Si fuera una película dramática, lo que a veces si llega a parecer su vida, Ino habría tirado los leños, Shikamaru se hubiese dado cuenta de que estaba ahí y quizá, después de un drama enorme, ambos terminarían besándose a la luz de la luna. Pero su vida no es una película e Ino no siente nada por Shikamaru para desear que se retracte de sus palabras.

O eso es lo que se repite mientras toma aire y se acerca al pequeño campamento montado por sus compañeros.