Zoonimia No lo toqué, pero el animal escondía las cola entre sus patas, gritaba y chillaba, se escondía acorralándose contra el rincon bajando las orejas lleno de angustia. No lo tenía que ni ver, solo estar ahí le causaba un horripilante dolor. Resignada empuñé mis manos, suspiré y salí del cuarto. Había que enfrentarlo.