Microrrelato Z de Zumbido [Días del abecedario]

Un día desperté, aquí solo había oscuridad, y yo no sabía ni quien era. Entonces una gran luz hizo una explosión inmensa, el impacto me mandó flotando hacia algún lugar de la nada.

Entonces escuché un zumbido dentro de mi oído, de ahí empezó a salir un líquido transparente, llenó todo el lugar; pero, aunque hubiera algo, aun flotaba por el vacío.

Entonces de mi boca empezó a salir un montón de tierra y barro, todo el barro se empezó a unir con el líquido transparente, y la tierra que cayó me permitió estar de pie y ya no tenía que flotar, a esto lo llamé “suelo”.

Ahora podía caminar por el lugar, pero aun así se sentía extraño no poder inhalar o exhalar, entonces de mi nariz salió un tipo de gas, esto llenó todo el sitio, entonces aprendí a “respirar”.

Pero todavía faltaba algo… Y de mis ojos salieron plantas y árboles.

Aún no estaba convencido con lo que hice, estaba todavía solo. De mi cuerpo salió muchos animales, algunos eran gigantescos monstruos, y otros eran pequeños insectos.

Intenté hablar con ellos, pero ninguno me hizo caso, aunque había todo tipo de criaturas, yo estaba solo.

De ahí me sentí mal, pero luego de mi cabeza empezaron a salir una nueva especie, la llamé “Ser humano”, era muy inteligente, y podía conversar conmigo.

Así hice nuevos amigos, pero ellos no me querían, nunca me quisieron, y de ese sentimiento empecé a escuchar un zumbido, pero esta vez de mis oídos, nariz, ojos y boca empezaron a salir criaturas asquerosas, me dolía cada vez que una salió, ¿Por qué están aquí?

Entonces empezaron a seducir a la humanidad, y ellos empezaron a lastimarse entre sí, ellos perdieron lo que les hacía “Humanos”, odio; ira, enojo, envidia, eso era lo único que querían.

Pero yo no quise esto, nunca quise esto, ¿¡Porque están aquí, apiádense de ellos!? Pero nadie hizo caso, nadie quería escuchar, poco a poco todo el lugar se empezó a llenar de mentiras, todas ocultas en las paredes de las ciudades, nadie confiaba en nadie, y todos eran unos posibles enemigos.

Me di cuenta de que todos querían todo, pero nadie sabia como tenerlo, un juego que no acababa, era un ciclo que los llevaría a la destrucción de todo, y nunca quisieron escuchar, jamás lo hicieron.

Tenían tantas ambiciones de poder, que no se dieron cuenta que ya no podían obtener más. Todo era una ilusión, y siguieron destruyéndolo todo.

Y cuando quisieron ayuda, ya fue demasiado tarde, porque ya no quedaba nada, y lo único que pude hacer fue observar, y ver como ellos nunca quisieron cambiar.


FIN.