Bueno, les presento esta historia que creé hace un año o más pero que mis amigos insistieron en que publicara, y bueno, me atreví x) Se trata de lo que se consideraría ''shonen'', en un principio iba a ser un manga pero el proyecto salió mal por falta de tiempo y lo dejamos en historietas cortas, pero lo acabamos abandonando, hasta que yo lo retomé y empecé a escribir. Me dijeron que era una historia digna de que los demás la vieran y por eso la subí. Abarcaría los géneros de acción, comedia, sobrenatural y algunos toques de romance con un poquito de escenas ecchi, aunque la mayoría son incluídas por pura comedia. Este es el argumento principal: <<Shiro Yuuki era un joven normal de 15 años, algo nervioso e impulsivo, pero normal después de todo, hasta que un día... Su hermana falleció en un accidente de tren. Al recibir la noticia, el chico perdió los estribos y después de eso sólo recuerda despertarse en la entrada de una cueva a las afueras de su ciudad, junto a una extraña chica demonio de pelo rubio y ojos rojos, y que además tenía cuernos y cola. Ella le explica que le salvó de unos secuestradores, y le felicitó por haber despertado su poder. Él no entendía nada, pero cuando se miró, comprobó que era un demonio como la chica. Así, Yuuki descubre su verdadera identidad, pues es hijo de un renombrado demonio en el infierno llamado Althos, que era amigo íntimo del actual Señor Maligno: Satán IX, el cúal tenía pensado jubilarse y ninguno de sus siete hijos légitimos cumplía los requisitos necesarios, por eso le prometió a Althos antes de que él naciera que adoptaría a su primogénito y lo convertiría en el próximo Rey de los Demonios. Esto significa que ahora Yuuki, o Dante, como se le conoce en el submundo, deberá derrotar a los Siete Príncipes del Infierno, que buscan venganza por arrebatarles el trono de su padre, y escapar de las garras de Satán, que querrá convertirlo en el Rey Demonio. Pero eso no es todo, pues, como pago por haberlo salvado, la chica demonio le obliga a unirse a su ''Unión Demoníaca Terrenal'', para salvar a los humanos de los demonios malvados que habitan en su mundo>> Y bien aquí viene el capítulo 1: ''Todos los humanos tienen un demonio en su interior, todos tienen un lado malvado. Algunos lo muestran, otros lo esconden, pero todos somos en el fondo un poco demonios'' Esas palabras rondaban mi mente mientras observaba incrédulo esos ojos rojos, que, a su vez, fijamente me miraban. Capítulo 1 - Sueño blanco Aquel sólo era un día normal como otro cualquiera para Yuuki Shiro. Como de costumbre, su hermana mayor, Yume, tuvo que despertarlo a las siete y media de la mañana. -¡Yuu-chan, levántate ya, vas a llegar tarde! - son las palabras que él escuchaba en sueños. A Yuuki le encantaba dormir, porque le gustaba soñar, ya que en el fondo pensaba que la realidad era algo decepcionante, mientras que en los sueños todo puede pasar. -No... No he dormido ocho horas, no voy a rendir bien. Será mejor que no vaya a clases... - dijo abriendo los ojos, sin decidirse a despertar o seguir dormido -¡Vas a obligarme a traer el jarro! - dijo su hermana -¡NO, EL JARRO NO! ¡TRANQUILA, QUE YA ME LEVANTO! - exclamó él de inmediato. Cuando no se levantaba, su hermana le derramaba un jarro de agua fría en la cara. Yuuki lo consideraba un verdadero acto de crueldad. Así todos contentos: Yume conseguía que su hermano se levantara, y él conseguía no ser mojado y coger un buen resfriado. En tiempo récord se vistió y desayunó con su hermana mayor detrás de él todo el rato a modo de cronómetro, y cuando salió de su casa... -Bien, ahora corre - dijo ella. -¿Qué? ¡Imposible, sería rídiculo, no pienso hacerlo! - Yuuki creía que ver a una persona corriendo por la calle era rídiculo a no ser que estuviera haciendo ejercicio, y siempre que veía a alguien corriendo porque llegaba tarde se reía de él para sus adentros. -Vas a correr. Bueno, al menos camina deprisa, ¿quieres? Yo no puedo entretenerme más, ya voy tarde a la universidad y como pierda el tren te vas a cagar. Esfuérzate, anda. Yume tenía 20 años y se acababa de matricular en la carrera de derecho. Quería ser abogada, pues siempre le había gustado ayudar a los demás. Probablemente se debía a que desde pequeños, ella había sido muy lista y su hermano... em... un burro con un ladrillo por cerebro está bien para describirlo... En fin, que ella se encargaba de ayudarle con los deberes, desde preescolar hasta la preparatoria. Sin ella sólo sacaría ceros, mientras que ahora ha llegado a conseguir incluso un seis, lo cúal para él es un resultado muy valioso y satisfactorio. Recordó sonriente todas aquellas noches en las que, aunque se estuviera muriendo de sueño, se quedaba con él y no le dejaba levantarse del escritorio ni una sola vez, repitiéndole todos los temas si hacía falta hasta que los memorizara. También recordó como siempre que se peleaba con algún chico en el instituto lo llevaba a casa de los padres de su ''víctima'' y lo obligaba a pedirles perdón agachándo la cabeza y a llevarle incluso un regalo al chico, pero también lo defendía cuando hacía falta y justificaba su comportamiento. Era casi como una madre. Pensó que si quería ser abogada tal vez debería ser algo más fría, porque si le tocaba defender a un asesino lógicamente no lo iba a obligar a pedir perdón a la familia de la víctima a modo de confesión del crimen, pero seguro que lo conseguiría, ya que al fin y al cabo, ella obtiene todo lo que se propone. <<Si quieres, puedes>> ese era su lema. Al llegar a la escuela se encontró en la puerta a sus amigos: Kakeru Fudou y Mamoru Take. Kakeru era un chico altísimo, Yuuki ya era más o menos alto y le sacaba una cabeza, así que debería medir alrededor de 1.90 o así. Le encantaba el baloncesto y era una máquina jugando. También era bastante atractivo, y las chicas siempre le rondaban, aunque algunas (las que más patéticas le parecían a Yuuki) ni se atrevían a hablarle sólo por el hecho de que su altura les intimidaba. Era algo arrogante, la verdad, y siempre quería ser el centro del mundo, el protagonista de todo. Por el contrario, Mamoru era un chaval simpático y humilde. Tampoco es que fuera feo, pero, al contrario que Kakeru, era bastante bajito - medía 1'56m - y eso le hacía tímido. Siempre hablaba en voz baja, y cuando no estaba con sus amigos, prefería aíslarse y mantenerse al margen de los demás. A Yuuki él le daba algo de pena, aunque, de puro bruto que era, siempre acababa aprovechándose de él y dándole de collejas, pero decía que era con cariño. Cuando estaban juntos les llamaban ''El Trío Escalera'', pues siempre caminaban con Yuuki en medio, haciendo que sus alturas se vieran en escaleras. -Eh, buenos días, Yuu-chin - dijo Kakeru agitando su mano enérgicamente para saludarlo -No me llames así, maldito, pareces una nenaza - le contestó él dándole una colleja en la nuca, como de costumbre. Cabe decir que, aparentemente Yuuki era sólo un chaval normal, de complexión algo fuerte pero tampoco es que sus músculos llamaran mucho la atención, sólo lo normal de practicar deporte. Pero, aún así, era extrañamente fuerte, hasta llegar a ser algo rídiculo a veces. Procuraba mantenerse alejado de las peleas callejeras, ya que en la primaria las tenía a puñados y sólo le causaban problemas, pero si se peleara más a menudo nadie se le acercaría por miedo. Su madre y su hermana consideraban esto un milagro, ya que no se esperaban que fuera tan responsable como para tener consciencia de aquello. Llegaron a su clase algo tarde, los tres sentados uno al lado del otro, como siempre. Nunca se separaban. Mamoru era muy aplicado, mientras que Kakeru prefería cartearse con las chicas de la clase y Yuuki se ponía a mirar la ventana o a leer manga a escondidas. Sí, se nota que es un chico que se labra su futuro. Lo que la gente no entendía es por qué estaba en preparatoria y no en la calle sin rumbo o en un trabajillo de mala muerte. Esto es, lógicamente, debido a su hermana. Así, se pasó el día volando. Cuando todos regresaron a sus casas, el chico vio que su madre, Saori Shiro, lo esperaba en la puerta con gesto preocupado. -¿Qué haces aquí, vieja? - él siempre le hablaba así pero en modo de broma, en realidad la quería mucho -Esto es muy serio, Yuuki. El tren en el que iba tu hermana ha descarrilado... No sé el número de víctimas pero... -¿¡QUÉ!? - se quedó inmovilizado durante unos segundos. Madre e hijo se miraron a los ojos. Por un momento Yuuki pensó que su madre no estaba lo bastante desesperada como para la situación, pero más que eso... Sin decir palabra, tiró su mochila al suelo y salió a correr, ahora ya no importaba, le daba igual quién pudiera verle y lo que pudieran pensar de él. Corrió y corrió hasta que llegó exhausto a la estación de tren. Pero allí no había nadie, sólo una mujer joven que hablaba nerviosa por teléfono. Estaba hablando del accidente. Yuuki se fijó en que llevaba una chapita con el logo de la compañía de trenes en el pecho. Enseguida la agarró del cuello y la levantó. Ella empezó a pedir socorro horrorizada, mirando los ojos de aquel chico que reflejaban la desesperación de un monstruo. -¿¡Qué quieres!? ¡Suéltame, niñato! - dijo retorciéndose, en vano. -¡Calla! ¿Dónde ha sido el accidente, es por aquí cerca? -¡No! ¿Qué crees que haces? Yuuki la soltó dejándola caer al suelo, no le importaba nada, sólo quería ver a su hermana, ver que estaba bien, o al menos, que estaba viva. La joven mujer lo observó con miedo desde el suelo, había algo inhumano en ese chico, un destello en su mirada que parecía más bien una sentencia de muerte, era como si sólo pensase en lograr su objetivo, y no importaba cúantas vidas se cobrara a cambio. Y no se equivocaba, pues, al fin y al cabo, eso era lo que estaba pasando por su descabellada mente. Dio un puñetazo a la cabina de venta de tickets, ropiendo el cristal. Se quedó con la mano ensangrentada, mirando la pantalla del televisor empotrado en la pared. Estaba atento a las noticias. La chica también las escuchó algo incrédula. Entre los fallecidos no identificados mencionaron a una chica de entre 17 y 23 años, de pelo negro y ojos azules, estatura media-alta y complexión delgada. Encajaba perfectamente con la descripción de Yume Shiro. Entonces perdió el control por completo, todo se volvió salvaje, y la muchacha entonces creyó por un momento que iba a morir. El demonio de su interior había visto la luz. A partir de entonces, no recordó nada más de lo sucedido, sólo esos ojos rojos mirándole fijamente. Supo al verlos que desde ese mismo momento su vida jamás volvería a ser la misma. Así comenzó la odisea del Príncipe Ilégitimo, la Mala Estrella ---------- Espero que les guste, subiré la continuación pronto, probablemente en menos de una semana ^^ Saludos y cuidénse!
Lol, está genial, sigue la continuación por fiss:D, por lo demás la trama está bien argumentada y casi no tienes ninguna falta de ortografía; me hace gracia el chico sobre todo ahora que despierta su demonio. Me avisas para la conti;) Saludos :3