Título: Voice menssage Interprete: B.A.P Soung Fic de personajes reales miembros del grupo, viven en un universo alterno, procuro tener el mínimo de OoC en relación a sus contra partes reales Vídeo: B.A.P.- Voice Menssage sub español VOICE MENSSAGE Song fic B.A.P. Universo Alterno. ♪♫¡Yeah! Quieres ser la protagonista en un triste melodrama. Aun así, no podemos – eres muy falsa, es tan obvio. Otros tipos están consolándote y abrazándote. Solo imaginármelo me cabrea, haciéndote reír automáticamente.♪♫ Estaba muy emocionado por cumplir tres años de estar con ella. Era la mujer de mi vida. Tan linda, tan sensible, tan carismática, siempre pendiente de todo, mi fuente de energía, la que siempre terminaba por arrojar mis problemas a la basura, la causa de mi emoción y vitalidad. Así que muy temprano compre un ramo de sus flores favoritas, una caja de los chocolates más caros que pude encontrar, hice una reservación en un restaurante de muy alto prestigio para celebrar, planeaba también pedirle matrimonio ya que estaba plenamente seguro de que quería pasar el resto de mi vida a su lado. Con ella era el hombre más feliz de la faz de la existencia. Ese mismo día me pelee con mi mejor amigo, él me decía puras mentiras, que mi chica era el ser más despreciable del mundo, obviamente no le creí, de seguro a él también le gustaba y lo decía por rabia, que ingenuo al pensar que yo la dejaría, en esos momentos, nada de lo que me contaran me hacía cambiar de parecer. Que idiota fui. Llegué a su casa sin avisar, con flores y chocolates en mano, toqué el timbre con una sonrisa de emoción, pero nadie se hizo presente para abrir aquella puerta de madera de roble muy bien tallada, mi impaciencia me retó a mirar por la ventana, y así lo hice. Estaba recostada en el sillón de su sala, inmediatamente me alarmé, pensaba estaba enferma o algo así, para mi sorpresa, otro hombre llegó, ella se levantó y lo recibió con un beso en los labios… Quedé en total shock al ver la escena, permanecí viendo lo mismo durante unos cuantos segundos, mi cerebro aun no procesaba lo que estaba pasando. ¿Cómo podía estar pasando esto? ¿Acaso era yo el del problema? ¿Tenía razón Him Chan con lo que me decía? ¡¿QUÉ DEMOSNIOS ERA TODO ESTO?! Mi reacción fue tirar todo al suelo, las flores, los chocolates, el anillo y, comencé a pisotearlos hasta que no quedara nada reconocible, posiblemente el anillo aun permanecería igual, así que lo recogí del suelo y lo aventé muy lejos. Patee las flores de su jardín, los pequeños arbustos y árboles que lo decoraban, estaba indignado, con el corazón totalmente roto. Era como si me bloqueara y perdiera la noción de todo y que mi único objetivo fuera destruir lo que más amaba, no sabía si entrar a golpear a ese sujeto que en esos momentos la abrazaba. Jalé mi corto cabello en señal de desesperación. Comenzaban a emanar gotas saladas de mis ojos. ¿Acaso era tan débil para sofocarme con algo tan insignificante? Opté por irme de ahí. No quería volverla a ver. Por mi cabeza solo pasaba su rostro de “Ángel” sonriendo y burlándose de mí, como si yo fuera el títere con el que le gustaba jugar. Atravesé calles y avenidas sin tener cuidado de ningún automóvil. Escuché varios cláxones resonando a mis alrededores, pero no les di importancia. Llegué a mi casa, mi hermano miraba la TV, entré sin decir nada y fui directamente a mi alcoba. De ahí, solo se podía escuchar como tiraba y rompía mis cosas, mi familia alarmada, comenzó a tocar la puerta con frenesí. Aun así no me detuve hasta calmar mi rencor. Cuando entré en cuenta, había dado un puñetazo al vidrio de mi armario, mi mano sangraba. ♪♫Cada día, formo parte de estas decisiones que me dejan sin aliento Estoy cansado de ceder ante tus criterios incondicionales, eres tan egoísta. Me va todo muy bien sin ti, chica (chica) Gracias a ti mis recuerdos se han ensuciado. Estás borrada de mis tatuajes♪♫ Tomé una de mis camisas y envolví mi puño, dolía, pero el hervor de mi sangre era más fuerte que cualquier otra cosa. Susurré su nombre mientras me dejaba caer al suelo agotado, mi pecho sentía que algo adentro estaba roto y los pedazos sobrantes se encajaban en mis entrañas. Golpee varias veces mi cabeza cuando veía su imagen, su sonrisa, sus movimientos que hacía al caminar… en verdad me lastimaba. Me tendí en el suelo, comenzaba a marearme, estaba perdiendo mucha sangre, al parecer mi herida era más grave de lo que había imaginado. Al parecer un vidrio había perforado mi mano, el pedazo era algo grande, pero como mi mente estaba en otro lado no le había tomado mucha importancia. Aun podía escuchar los golpeteos en la puerta y los gritos de mi madre llamándome… la única diferencia era que los escuchaba en eco, sus voces eran distantes… estaba a punto de perder el conocimiento… sentí que mi mundo se acababa o por lo menos quedaba en oscuridad total, ya no oía ni sentía nada, mi cuerpo quedó inerte en el espacio. Cuando desperté, estaba recostado en una camilla del hospital, aún estaba mareado, tenía la mano derecha vendada, parpadee varias veces para aclarar mi vista. Al fondo del cuarto, en un sillón viejo, estaba mi hermano perdidamente dormido. Estaba un poco sacado de mí, levité mi mano para mirar la manguera de suero que estaba contestada a su cuerpo. ― ¿Cómo te sientes?― Preguntó un joven de mi edad que al parecer no me había percatado de que estaba ahí. ― ¿Cómo quieres que me sienta? ― Pregunté de forma violenta, de echo me sentía pésimo, como si la mitad de mi hubiese muerto. ¿Acaso había sido culpa mía? O ¿No fue suficiente el amor que le di? La verdad es que nunca lo hubiera esperado, y menos de ella, tenía mi corazón en sus manos, y ahora lo estaba torturando con su traición. ¿Qué debía hacer, llorar desconsoladamente o simplemente dejar las cosas al olvido? Aunque no creo que esta última opción sea fácil… me siento tan impotente. ― Lo siento, pero a lo que me refiero es que a cómo te sientes de tu herida… externa― Sostuvo su tono de voz agudo y sin vacilar. ― Da igual, ya sanará ― ― ¿Acaso querías suicidarte?, Yong Guk, piensa bien las cosas antes de actuar, recuerda que tienes a tu familia y a mí como tu apoyo… ― Esperó mi respuesta. ― Lo sé y te lo agradezco Himchan, sé que nos conocemos desde pequeños y que hemos sido los mejores amigos desde entonces, pero me gustaría estar solo. ― ¿Para que, para intentar matarte nuevamente? Ni loco me voy de aquí. ― ¿Qué planeas hacer? ― Quedarme aquí a vigilarte, la primera vez tuviste suerte, a la segunda no será así ― Him, eres un dramático. No tardó mucho para que mi hermano despertara, se veía muy cansado, al parecer había estado toda una noche en vela cuidando de mí. Es mi hermano mayor y creo que su postura de buen hermano lo obligó a no separase de mí, al ser gemelos creo que era obvio que nos vieran juntos, compartimos toda nuestra vida como para que en un momento nos alejáramos. ― Pensé que morirías desangrado ― Caminó adormilado hacía mi tallando sus ojos para aclarar su vista. ― Aunque no lo crean, no planeaba matarme, solo fue por un descuido. No estoy tan loco como para matarme por esa mujer ― O sea que fue por eso, debí habérmelo imaginado ― Yong Nam llevó su mano a su cabeza y suspiró desilusionado. ― Supongo que fue algo inevitable. Ya lo veía venir ― Himchan se levantó de la silla en donde estaba sentado, caminó a paso ligero hasta la ventana del cuarto. ― ¿Tú sabías sobre lo que estaba pasando con la novia de Guk? ― Inquirió el ingenuo Nam. ― algo así, de hecho, he venido advirtiéndole a Bang desde que tuve sospechas, hasta hace dos días estábamos peleados por causas similares. ― No tengo por qué escuchar tus reclamos ― dije intentando levantarme ― Tu no vas a ningún lado, aun no te dan de alta ― No tengo tiempo para estas niñerías, me tengo que ir, necesito preguntarle algunas cosas ― Estás enfermo ― ¡Que no!, estoy bien ― Me refiero a que estas mal de la cabeza ¿Cómo se te ocurre ir por ella cuando te dejó las cosas en claro? ― Ella no me ha dicho nada, solo la vi… aunque creo exageré las cosas…pudo haber sido su hermano o primos que se yo. ― Intenté convencerme, por dentro sabía que debía existir una buena explicación. ― No hermano, no es así ― Himchan entonó con voz muy seca ―. La he visto y no creo que ningún familiar se lleve de tal manera con alguna mujer de su familia como con ella ― Guk, te lo aseguró, hay más chicas allá afuera, por favor, no te embeleses con alguien que no te valora
♪♫No tengo remordimientos, no tengo ningunoNi siquiera pienses que estaré esperándoteNo tengo un afecto persistente, no tengo ningunoPorque ya te lo di todos♪♫ Había estado día y medio en el hospital, en cuanto se me dio de alta, quise permanecer ahí, había más tranquilidad en mi ser que en otro lugar. Por alguna razón estaba en un trance, del cual no quería salir, la realidad me lastimaba, en partes quería correr y gritarle que la amaba y que regresara conmigo, por otra, quería ir y decirle las peores cosas que se me ocurrieran, pero ¿qué ganaba con eso? Ya no sabía ni en que pensar. La cabeza un me dolía. ― Te llevaré a casa, ya tengo mi permiso para conducir ― Dijo Himchan ayudándome a subir al auto de sus padres. ― Presumes solo porque yo aún no lo consigo ¿verdad? ― Entré al auto mientras él me miraba extrañado. Movió de un lado a otro la cabeza y cerró la puerta del copiloto. Subió al auto y antes de encenderlo musitó una risita juguetona. Lo miré con rostro de molestia, suspiró y echó a andar el auto. ― Eres un gruñón ― Sus palabras salieron momentos después cuando llegamos a una de las avenidas principales. Rolé los ojos y me recargué en la ventana. Him empezó a hablar de cosas que consideraba graciosas, pero a ninguna le presté atención, miraba perdidamente a los transeúntes. De repente, vi una silueta familiar, el auto disminuyó la velocidad por un semáforo en rojo, en cuanto se detuvo abrí la puerta y bajé sin decirle nada a mi compañero, este se alarmó y comenzó a llamarme por mi nombre varias veces hasta que bajó del auto e intentó seguirme, pero los pitidos de los autos comenzaron un escándalo obligándolo a entrar nuevamente al auto y buscar en donde estacionarse. Caminé a paso veloz intentando esquivar las personas que estovaban en mi camino. Cada vez me acercaba más a esa persona mis sospechas se hacían cada vez realidad, en definitiva era ella. Podía reconocer su larga cabellera negra que le caía a la espalda como una cascada. Su cuerpo delgado detallado con finas ropas perfectamente combinadas. Era la chica que me había engañado, esta caminado como si nada, en cuanto estuve justo detrás de ella la tomé del hombro y la voltee con brusquedad hacía mi dirección. Sorprendida me encaró, se mostró intimidada por mi rostro furioso, volteó hacia otro lado y regresó la mirada junto con una enorme sonrisa. ♪♫ Las cosas no pueden deshacerse, tú no estás aquíPorque no quiero que queden ni una pizca de sentimientosLloré desconsoladamente y te borré después.Ahora es el momento de decir adiós. ♪♫ ― ¿Qué te pasó? Pensé que pasarías por mi ayer a las cuatro, te esperé pero nunca llegaste ― Dijo de forma común, como si no hubiera visto nada. ― ¿Aun crees que me interesas? ― Pregunté molesto por su cuestionamiento tan sínico. ― Oye, no me hables así y menos en público ― Canturreó. ― Te vi con un sujeto en tu casa y lo besaste ¿Qué crees que soy como para que te burles de mí de esa manera? ― ¿De qué estás hablando? Hace 3 días estuve fuera de la ciudad ¿No recuerdas? Además, ¿no me habrás confundido con mi hermana? ― por alguna razón me sentí mal, no recordaba nada con respecto a su salida, pero de cierta manera, tenía una similitud muy grande con su hermana. Respiré para intentar calmarme, llevé mi mano derecha hasta mi rostro cubriéndome uno de mis ojos. ― Perdóname, creo que me sobresalté demasiado, lo siento― extendí mis brazos y la cubrí con ellos, sentí una gran tranquilidad, me sentí en paz. ― Gukkie, me tengo que ir, tengo clases extras hoy y no quiero llegar tarde ― se apartó de mí. ― ¿No quieres que te acompañe? ― Inquirí un poco intranquilo, me preocupaba el dejarla sola. ― No, prefiero que soluciones tus problemas de celos primero― Me mostró una sonrisa para luego darse la vuelta y caminar ― Bye ― se despidió con la mano. ― ¿Paso por ti hoy? ― Levanté la voz para que pudiera escucharme, ella detuvo su paso. ― Lo siento, hoy tengo que ir a la casa de una de mis amigas ― Giró la mitad de su cuerpo y después se incorporó en la dirección en la que se marchaba. La miré partir, pero una gran ansiedad comenzaba a predominar en mí ser, intenté calmarme y regresar con Himchan, pero esa sensación no cedía, tenía que seguirla para estar seguro. Volteé hacía a atrás y vi a mi amigo correr hacía mí. ― ¡Yong Guk! ¿Qué te pasa? ― estaba agitado y sus palabras salían con dificultad ―. ¡Vamos! Dejé el carro estacionado en la avenida. ― La vi hace un rato ― Ignoré lo que me acababa de decir. ― ¿Eh? ¿De qué me hablas? ― La vi, y me dijo que la había confundido con su hermana, que ella no estuvo en la ciudad por tres días ― ¿Y le creíste? ― Asentí ―. Yong Guk, obviamente no te va a decir, “Sí, estuve con otro mientras no estabas” no seas un ignorante ¿Acaso no te bastó con verla con tus propios ojos? ― ¿Y si sí era su hermana y mal interpreté las cosas? ― ¿Y si no? ― ¿Por qué en vez de regañarme no me ayudas a buscar una posible solución? Eres mi amigo ¿No? ― Soy tu amigo, más no el que cubra tus estupideces. Desde hace ya un tiempo te dije que la había visto, pero jamás me creíste y ahora me dices que hasta tú la confundiste, no te pases. ― Vamos a seguirla― Lo tomé de su sudadera y lo jalé conmigo ― Oye ¿Me estás escuchando? ― En realidad no lo había hecho. ― Vamos que le perderemos el rastro ― Lo hice correr a la fuerza. ― A veces no te entiendo, cuando estabas en el hospital la maldecías, ahora quieres correr hasta el fin del mundo por ella, en serio, no te comprendo. ― Sólo quiero asegurarme para tomar cartas en el asunto. ― Oye, pero el carro de mis padres se quedó en la avenida ¿Qué tal si llega una grúa y se lo lleva? ¡Me van a matar! ― Tu hermana pagará el corralón ♪♫ A-O-E-E-E-E-E (¡Ey!)Ya no creeré más en tus mentiras…A-O-E-E-E-E-E (¡Ey!)¿Olvidarás a un chico como yo ahora?♪♫ Corrimos por varias calles con dirección a la universidad a la que asistía, no la veía por ningún lado, Him ya estaba cansado de tanto dar vueltas sin sentido, estaba a punto de rendirme cuando pasé por una cafetería, estaba sentada junto a una mesa que daba justo enfrente de la ventana, llamé a mi amigo para que me confirmara lo que veía, ambos nos ocultamos tras unos arbustos que decoraban la fachada de la ventana. Un mesero se le acercó, pidió algo y este le asintió. La seguimos mirando por varios minutos, no había novedad, se veía tranquila, totalmente apacible. ― Vámonos Guk, me preocupa el auto de mis padres ― el chico de 23 años en verdad mostraba preocupación. Mordí mi labio inferior y accedí a marcharnos, ya sería en otro momento cuando vería que era lo que pasaba con ella. Me levanté pero de un jalón me regresaron a mi postura anterior. ― Espera, mira allí adentro ― Me indicó Himchan. Ambos miramos y descubrimos que un chico acababa de entrar y se paraba justo al lado de mi “novia”, la vimos levantarse y saludarle de una forma demasiado amistosa, los miré con recelo, no les perdí la vista, aunque pude escuchar a mi amigo musitar un “fue mala idea el quedarnos”, de cierta forma, estaba normal, pero al oírlo me cabreé, era como si me estuviera afirmando una posible suposición que apenas se formulaba en mi cabeza. Me levanté de forma violenta Him se sobresaltó. Mi mente se bloqueó por completo, ya no escuchaba sus palabras, tal solo me metí a la cafetería y caminé irradiando una molestia tremenda, la gente san solo me esquivaba y los que o se apartaban terminaban siendo empujados contra las mesas. En cuanto estuve frente a esa “mujer” me miró sorprendida, al sujeto que estaba con ella lo tomé de su chaqueta volteándolo para encararlo, en cuanto pude ver su rostro le propiné un puñetazo justo en el mentón, después lo dejé cara en la mesa haciendo que la taza de café caliente le callera a la chica que alguna vez quise. La oí quejarse por la quemadura que sufrió, el otro chico se recuperó e intentó regresarme el golpe pero Himchan lo detuvo tomándolo por la espalda y haciendo que callera de sentón al suelo, perecía que adivinó cual era mi plan. Permitirme hablar con ella. ― ¿Aun crees que son simples celos? ― Pregunté con un fuerte tono de voz. ― ¿No habían terminado ya? ― Inquirió el chico entrometido en una forma en la que su simple tono de voz me molestó, volteé a verlo con cara de “Cállate o terminarás muerto”. Nuevamente Himchan me hizo el favor de callarlo con un puñetazo en el estómago. ― Aun no me respondes― insistí. ― ¿Qué quieres que te diga? ¿Qué ya no te quiero? ¿Qué ya lo que vivimos era una aburrida rutina? ¿Qué no me veías como mujer? ― Sí te molestaba que te diera tu lugar me lo pudiste haber dicho desde un principio y nos habríamos ahorrado todo este drama. ― Sí ya lo sabías ¿A qué viniste? ― A escucharlo de tus propios labios ― Desde hace mucho que lo hace. Hubo momentos en los que me sentía exageradamente hostigada por ti con tantas melosidades y nada de entretenimiento. Sabes, me hartaste cuando decías que te gustaba la pintura y jamás le tomé sentido a esas cosas que me mostrabas las cuales llamabas “arte” o tus patéticas letras de canciones. ― Olvida lo que dije. Nos vemos ― Tomé del hombro a Himchan y lo saqué del café. Caminamos juntos unos cuantos pasos antes de que lo intersectara y lo pegara contra una pared, extrañado se negaba a que esculcara sus bolcillos, saqué de ellos las laves de su auto. ― Te veo luego ―. Me di vuelta. ― ¡Espera! ― Me detuvo ― ¿Qué planeas hacer con el auto? ― Me tomó de un brazo ― ¡Regrésame las llaves! ― Extendió la mano. Intenté tranquilizarlo con una sonrisa, quería que viera que estaba tranquilo y que no haría nada estúpido, cuando se creyó esa farsa, para evitar que me siguiera le di un golpe en el estómago para sacarle el aire y me proporcionara el tiempo necesario para irme. Cuando cayó al suelo me marché dejándolo en plena explanada en medio de tanta gente que transitaba para que así me perdiera totalmente de su vista. /-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-/-
♪♫No me digas esas mentiras tan comunes. Nunca las creí de todos modos porque puedo vivir bien sin ti No vuelvas a decirme que me esperabas o que me echabas de menos Pareces un picaflor y me harás perderte la lástima Esta es la última vez♪♫ No puedo describir cual era la emoción que me invadía en esos momentos, al principio sentía tristeza, después se convirtió en ira; me trepé al auto de Himchan y conduje sin rumbo por una avenida hasta llegar a la cuidad vecina, me sentía peor que la última vez, cada momento que pasaba me llenaba de más rabia y, sin querer, pisaba más el acelerador, tanto que cuando estuve cerca de un inmueble habitacional casi atropellaba a unos niños que jugaban por ahí, giré de manera violenta el volante, creí que había pasado el susto, cerré los ojos por unos segundos, después de abrirlos me percaté de que me había subido a una banqueta y la gente me esquivaba para no ser atropellada. En eso un chico, de aproximadamente 19 a 21 años, pasó casi corriendo mientras miraba por detrás de sí a otro chico de su misma edad. En esta ocasión no pude maniobrar y el frenado tardó más de lo que esperé… solo pude ver como el chico volaba por enfrente del auto y caía de forma brutal al suelo. Quedé en total shock cuando el otro chico gritó llamando a su amigo y este no mostraba ninguna reacción positiva. ― ¡Daehyun! ― tiró las cosas que traía en las manos y corrió hasta él. Intentó tocarlo, pero sabía que a un herido no se le debe mover ― ¡DAEHYUN! ¿Me escuchas? ― Sollozó. Me quedé estático, mi cuerpo no reaccionaba, pero sentí un escalofrío en la espalda, quería ser yo quien estuviera tendido en el suelo y no ese pobre chico. En unos momentos la gente comenzó a rodearnos, unos tipos me apresaron tomándome de los brazos fuertemente para que no escapara pero ¿por qué me iría? Era mi culpa por lo cual aquellos chicos sufrían. ― ¡LLAMEN A UNA AMBULANCIA! ― Chilló el chico con impotencia de poder ayudar a su amigo caído. No podía dejar morir al chico, como pude saqué mi celular y marqué los números de emergencia. Les indiqué la dirección, el chico y las demás personas me miraron extrañados. ― Tu amigo estará bien, no tardaran los paramédicos ― Intenté zafarme de las personas que me apresaban. ― ¿Por qué no huiste? ― Masculló. ― Fue mi culpa, no pude irme sabiendo que los lastimé. ― Gracias. ― ¿Por qué me agradeces? ― Por no dejarme solo. Arqueé una ceja y lo miré a la cara, parecía un niño en vez de un joven, su facha era de un chico con demasiada inocencia, en eso el movimiento débil del chico que había golpeado con el auto nos sorprendió, estaba reaccionando, sonreí por alivio, por un momento creí que estaba muerto, tan solo había perdido el conocimiento. ― ¡DAEHYUN! ¡Dime algo! ― El chico no cabía en sí, su alegría se desbordaba. ― ¿Salvaste la carne? ― Preguntó con dificultad desde el suelo. ― La carne está bien ―. ― Eso me alegra ― Prometo que si te recuperas pronto, comparé un enorme Cheese Cake para ti solo ― Gracias hermano ― ¿Puedo ayudarles en algo? ― Pregunté rompiendo el momento emotivo de los amigos. ― ¿Podrías ayudar a levantarme? ― ¿Cómo, puedes moverte? ― Pregunté asombrado. ― Sí, por fortuna no me golpeaste, pude saltar un poco para que solo me empujara el auto, aunque el susto fue lo que me paralizó ―. Cubrí mi rostro con una de mis manos, mordí mi labio inferior para evitar tener otra reacción, a decir verdad, estaba conmocionado, irritado y la cabeza me daba vueltas, tomé la mano de aquel chico que aún estaba en el suelo y lo ayudé a pararse, con un poco más de esfuerzo de mi parte lo llevé hasta el cofre del auto de Himchan y lo recargué en el cofre. ― Me llamo Yoo Young Jae ¿Cuál es tu nombre? ― Habló con amabilidad el chico que estaba ileso. ― Bang Yong Guk ― aparté la vista de ellos de una manera un tanto fría. ― Y yo soy Jung Dae Hyun ― No le presté atención, a decir verdad, mi corazón se quebrantó y sin querer mis ojos se habían humedecido, no encontraba la manera de demostrar mi arrepentimiento con esos chicos, que a pesar de que por poco mato a uno de ellos me trataban como si fuéramos amigos. ¡Maldita sea! Preferiría que me golpearan a que siguieran con esas sonrisas en sus rostros. ― Cancelaré la ambulancia ― Dije al fin. ― Llevaré a Dae a mi casa, está cerca de aquí, dejaré que repose. Tú también hazlo, te vez cansado ― Comentó el chico de rostro más angelical ―. Tus padres y amigos deben estar preocupados. ♪♫Estoy tan loco de la cabeza a los pies por Todos los días que mal gasté siendo engañado por ti No puedo cambiar las cosas y los vestigios restantes me torturan En el pasado, las palabras de amor solo me dieron cicatrices Gracias a ti, mis recuerdos de han ensuciado. Permanecen profundamente en mí y te borraré.♪♫ Tardó un poco para que las personas que nos rodeaban me dejaran marcharme, aún tenían ganas de lincharme, los chicos no levantaron cargos contra mí y me ayudaron a salir de ese embrollo. Ya conducía de regreso en donde había dejado a mi amigo. Para mi sorpresa, estaba sentado en una banqueta cerca de donde había estacionado el auto antes de que yo me lo llevara. Lo primero que hice fue bajar de su auto e ir a pedirle una disculpa por mi comportamiento tan infantil, como lo esperaba, me perdonó, también le comenté que ya había escarmentado gracias a la ayuda de unos chicos y, que a uno estuve a punto de matarlo. ― Gukkie, eres un atrabancado y haces mucho drama, soy tu amigo, pero debes controlar tu enojo, ¿Qué tal si ese chico no hubiera reaccionado? Lo traería como adorno en el cofre del auto, y créeme, a mi madre no le hubiera agradado ― Canturreó Himchan. ― Lo sé y discúlpame ― Dije de corazón. ― Ok, también haré de cuenta que lo del golpe no pasó ¿te parece? ― A veces me pregunto ¿Por qué hay gente que aún me estima sabiendo que soy el tipo de persona destructiva? ― Porque eres una persona moral, con principios y que aunque te metes en problemas sales de ellos tu solo dando lo mejor de ti, y como amigo, compañero y aliado, siempre te seguiré y te apoyaré con lo que esté en mis manos. ― Te lo agradezco mucho. ― Por cierto, dame las llaves, tengo que llevarte a casa antes de que tu hermano me sermonee. Himchan me dejó en la puerta de mi casa, su madre le había llamado porque necesitaban el auto, así que no se bajó para saludar a mi familia. Cuando entré no había nadie y apenas eran las cuatro de la tarde. Revisé la nevera y no había comida preparada, no me quedaba de otra más que salir y buscar donde alimentarme. Busqué dinero entre mis pertenencias y en cuanto lo hallé salí con rumbo desconocido. Llegué a un parque muy cercano a mi domicilio, había muchos niños jugando, un pequeño pateó su pelota, pero como no tenía buena puntería lazó la pelota con un torpe movimiento hasta mí, la tomé y se la entregué, para luego alborotarle el cabello, se veía tan inocente el niño que no pude evitar sentir un poco de atracción hacía su pequeña forma de vivir, sin problemas, con la idea de que cuando amanece es una nueva oportunidad para jugar y divertirse. ― ¡Kyung! ― Llamó una voz femenina. El niño me sonrió y me tomó de la mano y me guió hasta la persona quien lo llamaba. ― ¿Puedo jugar con este señor? ― Le preguntó con inocencia el pequeño con una voz tan dulce y con mala pronunciación. ― ¿Señor? ― Inquirí un poco extrañado. ¿Me veía tan viejo? ― ¡Kyung! ― Le regañó ― No seas grosero, discúlpate. ― Discúlpeme señor ― Vocalizó el pequeño sin saber por qué se disculpaba. ― ¡Ay, este niño! ― Se quejó la chica ― No le digas señor al joven. ― Déjalo así ― Intenté que dejara de sermonear al pequeño. ― Discúlpeme, pero es muy difícil enseñarle buenos modales a Kyung ― Ya me había percatado que la mujer era occidental por su facha y forma de hablar, pero lo que me lo comprobó fue que no se inclinó al momento de disculparse. ― ¿Es tuyo? ― Pregunté sin pensar. ― Sí, y los ocho que están por allá ― La miré raro. Sonrió al ver mi expresión―. Soy voluntaria cuidando a los niños de la calle y en pobreza extrema. Hoy los traje para que se divirtieran y jugaran con otros niños. ― Vaya, yo también quise meterme a uno de esos programas, pero por cuestión de que en ese tiempo estaba estudiando, los horarios me complicaron la entrada así que preferí terminar la escuela. ― Ya veo, ¿Y en estos momentos a qué te dedicas? ― Aun a nada. ― Bueno, para que no desperdicies tu tiempo ¿Por qué no nos acompañas a comer? Pedimos pizza, tal vez y podamos convencerte a que te unas como voluntario ― Si no te molesta que me quede ― Para nada señor, digo, joven ― El niño parecía un chico muy bien educado a pesar de su ropa gastada y rostro sucio. ― ¿Cuántos años tienes? ― Le pregunté al chico. ― Tengo 6 años, pero pronto cumpliré los 7 El niño me tomó nuevamente de la mano, y también a la chica, caminamos juntos hasta que llegamos a una mesa del parque en donde muchos niños acomodaban los vasos y platos, otros más se sentaban en los bancos. ― Espero que la pizza no tarde, me muero de hambre ― dijo el niño más grande de todos ellos. Sentaba y les indicaba a los menores donde iban, parecía que tenía 10 años y su pinta era de un chico muy protector. ― Haber niños ― Llamó la chica ― Este joven nos acompañará a comer, por favor trátenlo bien ¿De acuerdo? ― Maestra Annette ¿Es tu novio? ― Una pequeña parecía interesada, la joven se ruborizó y lo negó de múltiples formas
♪♫No tengo remordimientos, no tengo ninguno Ni siquiera pienses que estaré esperándote No tengo un afecto persistente, no tengo ninguno Porque ya te lo di todos♪♫ Miré a los niños, todos parecían querer a la chica, hasta se peleaban por sentarse a lado de ella, quedé perplejo ante toda esa buena facha de esa mujer. Era la primera vez que veía un espectáculo como ese, en verdad era hermoso. Esa sonrisas tan impecablemente perfectas, sin manchas e maldad, completamente inocentes, era como regresar en el tiempo y sentirme como un niño a mis veinticuatro años. Los jóvenes ciudadanos comenzaron a bromear con el rostro ruborizado de su cuidadora, al igual que me hacían preguntas que me comprometían con ella, insistí en múltiples ocasiones que la acababa de conocer pero no me creían, sus pequeñas mentes aún se enfocaban en que andábamos, en ocasiones me molestaba que me involucraran con otra persona, pero en esta, me daba risa. Era sumamente agradable. ―Disculpa mi mala educación, mi nombre es Annette Kennedy ¿Cuál es su nombre? ― procuró ignorar de manera sutil a los niños. Colocó un plato en frente de mí. ―BangYongGuk―. ― Vaya, jamás había escuchado ese nombre, creo que aún me hace falta aprender de este país. ― Por cierto, ¿De dónde eres?― Inquirí. ―San Francisco California. ― Debe ser un hermoso lugar―dije con admiración ― Lo es, me encantaría mostrarte la sede en donde laboro, es enorme y cuidan a los niños que perdieron a sus familias o de orfanatos sin recursos. ― Me encantaría conocerlo Platicamos en lo que llegaba el repartidor de pizza, y fue mucho tiempo. Los niños comenzaron a pelar por querer comer. ― Tranquilos, pequeños ― Intentaba calmarlos Annette. ― ¿No tienes el número para reclamar tu pedido? ― Le pregunté a la chica quien aún batallaba por controlar a los niños. ― Sí ― Como pudo sacó su celular y me lo entregó ― Por favor, marca el número, es el último a quien le he llamado. No se me complicó usar su celular, ya que Natasha tiene uno similar y normalmente mientras ella no se daba cuenta, lo tomaba y jugaba con él. Sé que en ocasiones se sale mi lado infantil, tal vez sea la razón que admiro a los niños. Me alejé un poco ya que el ruido no me permitía escuchar a través de la bocina. En cuanto contestó el encargado de la pizzería quise informarle del problema que teníamos, había un retraso de casi una hora y los niños exigían su comida. El encargado dijo que castigaría al responsable. Asentí afirmando su proposición, también comentó que mandaría de nuevo el pedido. Agradecí la atención prestada y colgué. Le llevé el teléfono a su dueña, esta asintió con gratitud. Su terso rostro se veía tan maternal cuando abrazaba a los niños, estos respondían dándole un beso en la mejilla, mis ojos no creían lo que veían. Al parecer esa mujer tenía mucho amor, en verdad, era hermoso. Me quedé mirando que era lo que hacían, esa escena me fascinaba, sonreí en múltiples ocasiones. ― ¡HYUNG! ― Oí gritar a alguien. Voltee en dirección en la voz se oyó. Era un chico en una patineta, traía consigo algunas cajas delgadas, estaban apiladas una sobre otra, había una pendiente y yo estaba en un lugar en donde sería fácil que chocara contra. Pude quitarme sin que ambos saliéramos heridos, pero cuando el chico intentó detenerse unas cajas salieron volando, se abrieron con el choque del aire y cayeron las pizzas que contenían. Todos al unísono gritamos por decepción de perder las deseadas pizzas. Miré al chico que era el repartidor, estaba espantado y, muy agitado. ― ¿Quieres sentarte? ― Pregunté dejando a un lado el drama de las pizzas tiradas. ― Gracias Hyung― Dijo dándome las cajas que habían sobrevivido y se dejó caer en el suelo. ― ¿Quieres agua o una soda? ― Le preguntó Annette con una sonrisa. ― Lo siento, quise traerles rápido su encargo. No encontré la moto con la que siempre reparto las pizzas. Tomé mi skate y vine lo más rápido que pude. Lamento haber desperdiciado así la comida ― decía el chico arrepentido de lo que acababa de hacer. Suspiré hondo y saqué de mi bolcillo mi cartera, le pagué íntegramente todas las pizzas, incluyendo las que se habían caído ― Descuida. Está bien. Te pago para que no tengas problemas con tu jefe. ―Hyung… Pero fue mi error ― Somos humanos, todos cometemos errores ― Es muy amable Hyung ― ¿Pero dime, cuál es tu nombre? ―Choi Jun Hong ― Bienvenido, quédate a comer ― Vocalizó Annette extendiéndole la mano para que se levantara ♪♫Las cosas no pueden deshacerse, tú no estás aquí Porque no quiero que queden ni una pizca de sentimientos Lloré desconsoladamente y te borré después. Ahora es el momento de decir adiós.♪♫ Choi asintió, pero le pidió a Annette que le permitiera levantarse solo, ella accedió. El joven era un poco más alto que yo, parecía un buen chico. De repente se me vino a la mente que había hablado con el gerente o encargado de la pizzería y, analizando la situación, no sabía si este era el primer repartidor o el segundo, aunque dijo que lo habían obligado a llegar lo más rápido posible, así que llegué a la conclusión que era el segundo. ― ¿No sabes nada del otro joven que entregaría las pizzas? ― pregunté al fin de cuentas. ― No, Uppie olvidó su móvil en su mochila ― se acercó a mí ―. Hay veces en las que me asusta, ya que suele desorientarse y muchas veces he tenido que salir a buscarlo. ― ¿Crees que sea necesario ir a buscarlo? ― Inquirí un poco preocupado. ― Yo creo que sí será necesario ― Parpadeaba constantemente mientras fijaba su mirada en un solo punto. *Parpadeo, parpadeo*. Miré a Jun Hong, parecía que eran amigos y de ahí provenía su constante preocupación. Le di u pequeño golpe en el hombro para animarlo, mostró una sonrisa tímida. ― ¿Entonces, se irán? ― Interrogó una Annette curiosa. ― Si quieren, no se preocupen, puedo ir solo ― Jun Hong caminó solo sin esperar a que diera una respuesta. Volví a donde Annette estaba, de indiqué que lo ayudaría, y que en otra ocasión la invitaría a comer, le pedí su número, en realidad lo decía en serio, quería invitarla a algún lado y que continuara contándome sus experiencias. Me despedí de los niños y alcancé al chico que había olvidado de patineta. ―Dongsaeng, olvidaste esto― le mostré su artículo ― Iré contigo, no aceptaré un… ― Vaya por allá, yo iré por acá ― Me interrumpió tomando la delantera. ― De acuerdo ― Musité para mí. Caminé buscando señal del repartidor de pizzas perdido, de repente, me paré en seco ¿Cómo lo iba a reconocer? Solo sabía que Jun Hong lo llamaba Uppie y que estaba perdido ¿serían suficientes esos dos datos para encontrarlo? ¡Vaya! En qué lio me había metido, creo que estos últimos días no hacía más que estupideces. Llevé mi mano hasta mi nuca, seguía pensando qué debía hacer. Sin querer entré en varias calles, por un momento perdí la noción en donde estaba, no debí haberme distraído tanto. Exhalé el aire que mis pulmones contenían, me metí a una avenida… Odio esta jodida suerte… Conocía perfectamente las calles, eran mi ruta diaria, bueno, lo eran. Rolé los ojos con ganas de regresar, mi respiración se volvió más agitada. ¡Maldita sea! ¿Por qué de repente me había detenido en frente de la casa de la mujer que alguna vez amé? ¿A caso el universo quería seguir marcándome que en mi vida no debía tener un final feliz?... creo que mis idioteces aumentan al paso que sigo respirando. Soy un melodramático. Jugué un poco con mis labios en lo que pensaba qué hacer. Miré de re ojo la calle, vi a un chico sentado en una banqueta, parecía estar en mal estado ya que recargaba su cabeza en sus rodillas ¿Era al que buscaba? ― ¡Oye! ― Lo llamé. El aludido reaccionó y me miró, su rostro estaba decaído. ― ¿Cuál es tu nombre? ― Sin querer hablé de forma brusca. Emitió un sonido semejante al de alguien asustado, fruncí el ceño al sorprenderme por esa reacción, di un paso hacia adelante, pero se movió retrocediendo, como si fuese atacarlo y él simplemente quisiera escapar. Se levantó como pudo, yo me acerqué intentando detenerlo, pero empezó a correr, lo llamé, pero no se detenía. Corrí tras él, de repente comenzó a gritar, corrí más rápido hasta que pude alcanzarlo. Por la fuerza que ambos llevábamos, al intentar detenernos chocamos contra una pared, para amortiguar el golpe, intenté reaccionar girándome e impactándome con la espalda procurando el aquel joven se golpeara en mí y no contra el muro. ― ¿Estás bien? ― Le pregunté cuando recuperé el aliento. ― ¿Por qué me seguía? ― Continuaba agitado. ― Solo te pregunté tu nombre y saliste corriendo ― Dije con franqueza. ― Me dio miedo ― Intentó escudarse con su brazo, pero en este tenía un moretón. Lo miré fijamente, tenía sangre en el labio. ― ¿Te pasó algo? ― Me asaltaron, me robaron una moto, todo el dinero que tenía y un encargo que tenía que entregar ― rompió en llanto. ― Todo va a estar bien ― Coloqué mi mano en su cabeza y alboroté su cabello castaño ―. Por cierto, ¿Tú eres Uppie? ― Moon Jong Up, solo me llama Uppie, Jun Hong ― Jugó con sus dedos. Lo había encontrado, eso me alegraba, pero estaba herido, saqué un pedazo de papel de mi bolcillo, se lo entregué para que limpiara su rostro, le mostré los lugares en donde estaba manchado con sangre. Regresamos juntos al parque, por fortuna no hubo otros contratiempos, nos encontramos con Jun Hong, ambos platicaron y se contaron sus experiencias. Cuando sentí que mi presencia no era necesaria, decidí irme, sin molestarlos. ― ¡Hyung! ― Me detuvieron impidiendo mi huida. Voltee a verlos, ambos parecía niños juntos, sonreí el ver sus expresiones como si aquellos chicos no les afectaran los problemas que pasaron y que estaban juntos para resolverlos ― ¡GRACIAS! Gritaron al unísono. Me despedí con la mano. Al poco rato de caminar, recordé que hace tan solo una o dos horas me moría de hambre, y no estaba tan lejos de un restaurant de comida tradicional. Lo primero que pensé fue en comer un plato de Ramen picante. Sonreí por inercia cuando la imagen pasó por mi cabeza. Entre y me senté frente a la barra, pedí mi orden acostumbrada, asintieron y sin demorar ya la tenía frente a mí, comencé a comer, sin pensar en nada más… antes de terminar, recordé que todo el dinero que tenía lo había usado para pagar las pizzas… comencé a reír por haberlo olvidado. El dueño del lugar me conocía por ser cliente frecuente. Tal solo le dije que regresaría otro día y pagaría. ― Bang, no te preocupes, aquí estaremos, ve con cuidado. Al salir y ya de camino a casa, recibí un mensaje no tenía idea de quien era, ya que ese número no lo tenía registrado. *Nos vemos en tu casa, hay algo que quiero hablar contigo* Al llegar, una silueta femenina me intersectó antes de poder acercarme a mi vivienda. ― Gukkie ― Esa voz se había convertido en una molestia para mis oídos. ― No me hagas perderte la lástima ― Dije de forma cortante, mis deseos de hablar se esfumaban al tiempo en el que ella se acercaba. ― No puedo describir cómo te extraño, no creí que las cosas saldrían mal ― Tan solo ha pasado un día ¿Y ya te diste cuenta de tu error? Créeme, es una lástima, ya he tomado una decisión. ― Pero entiende, estaba cerrada de ojos, tu eres la única persona a la que he podido amar, eso solo fue una aventura que no volveré a cometer, lo prometo ― Prométeselo a alguien que te escuche, por favor, déjame pasar, le prometí a Nam que le ayudaría a escribir una canción para su novia, con permiso ― Le di un pequeño empujón para que me permitiera pasar. ― ¡Te vas a arrepentir! ― Me sentenció ― Ya lo hago ― No supe si escuchó esto último, porque estaba abriendo la puerta de mi casa y cerré detrás de mí la puerta con fuerza. Quise recordar pocas cosas de ese día, pero lo que más quería recordar era esa sonrisa de Annette y su expresión cuando estaba con aquellos niños. Eso valía la pena recordarlo. ― Chica con moral ― Dije para mí cuando me quitaba los zapatos y los acomodaba en su lugar. Sonreí al final.
♪♫No te preocupes, esta es la última vez. No te molestaré más, ¡Woah~! No sé qué decir, las cosas estaba cambiando drásticamente, en dos meses había invitado a salir a Annette varias veces, y nos divertíamos mucho, en una ocasión la llevé a mi casa e hizo una buena relación con mi madre, a Natasha le pareció una buena chica mientras que Nam no la dejaba de molestar y llamarla “cuñada”. Deje de salir con Himchan, parecía encelarse por preferir salir con Annette, no dejaba de vigilarla y preguntarle cosas. Por fortuna todo eso se acabó el día en que le pedí a la chica que fuera mi novia. Estaba nervioso de su respuesta, era la primera vez que me sentía completamente atraído por una mujer, tal vez con la anterior me sentía a gusto por la simple costumbre que se ocasionó, pensándolo de otra manera, esa costumbre era lo que unía a ella, más no era amor. El amor no se trata de siempre estar con la otra persona, si no, disfrutar cada instante en el que están juntos y, ese era el problema, tal vez fue mi culpa, pero no fui yo quien faltó a nuestra unión, así que las cosas estaban en donde deberían ir. ― Yong Guk… ― Musitó Annette después de recibir mi pregunta. Mojó su labio inferir, yo me moría de nervios ― Sí… ― Dijo al fin. Mi boca se curveó al escuchar esa palabra, ella se pegó a mí con un abrazo mientras sus mejillas se ruborizaban. ― Gracias ― Musité pagándola a mi pecho. ― Yong Guk ― Se apartó de mi―, sé que llevamos muy poco juntos, de echo solo cinco minutos, pero me encantaría que regresaras conmigo a Estados Unidos, no sé qué tal te parezca la idea, pero, como me comentaste que te gusta la pintura, conozco mucha gente que podría ayudarte en eso y, pues allá hay un comité de beneficencia para niños ― ¿Hablas en serio? ― Me alegré. ― ¡Sí! ― me abrazó con fuerza ―. Sería hermoso estar contigo y, ahora que somos novios, no quiero alejarme de ti, tengo que volver, pero quiero estar contigo, quiero que vayas conmigo ― Hizo una pausa ― Tal vez sea inapropiado ahora, pero, quiero vivir mi vida junto a ti. Después de todo, nuestras vidas no son tan diferentes, presiento que… el destino nos unió… ― Suenas como una niña mimada ― Jugueteé. ― Soy egoísta ― Me siguió el juego ― ¡Te quiero solo para mí! ― Hizo voz de niña pequeña. ― Después de todo, tienes razón ― ¿Eh? ― Iré contigo ― ¿Enserio? ― Sus labios se arquearon y sus ojos se iluminaron. ― Tu rostro es hermoso ― Le dije de la nada ella cambió de expresión, sus mejillas se volvieron a poner rojas ― Tu poco maquillaje me permite ver tu verdadero rostro, una mujer hermosa no es la que sabe maquillarse o se pone media set en la cara, si no, la que es segura con lo que trae, la que sonríe a pesar de su apariencia, la que no teme en ensuciarse un poco las manos. Por eso me gustas Annette. ― Para ti es fácil ponerme nerviosa ¿No lo crees? ― Es fácil porque tú también crees que digo la verdad Tomé su barbilla y me acerqué a ella, sus labios rosaron los míos. La besé con toda la ternura que mi ser me permitía, en realidad, así lo quería. Después se volvió un beso apasionado que al final me dejó sin aliento. Mi corazón latía de una manera muy rara, mi cuerpo se había estremecido como nunca, me había envuelto tanto en la situación, eso jamás había ocurrido. Estaba sorprendido. ― Te amo ― dije con sinceridad. ― No lo digas hasta que en verdad lo sientas ― Me regañó ― Pero lo siento ― Confesé. No estás diciendo nada, no lo estás. Solo hay una cosa que quiero decir Tuve un buen sueño y ahora lo olvidé Es el final, adiós, adiós, adiós, adiós.♪♫ El día era hermoso, el sol brillaba con un calor agradable, estaba acomodando la última de mis maletas, no estaba seguro de lo que estaba a punto de hacer, pero era lo mejor, tenía la oportunidad de hacer lo que más me gustaba, pintar, cuidar niños con vidas desafortunadas y componer canciones, pero eso era algo extra. Annette, era el tipo de chica que me estaba alentando a realizar mis sueños, cosa que nunca había sentido la necesidad de hacer, pero por fin me había hecho entender que era lo que quería. ― Madre, me voy― Dije después de cruzar de mi habitación hasta la sala con las maletas entre las manos. ― Hijo, me duele el dejarte ir, pero sé que es para tu bien ― Me dio un fuerte abrazo mientras contenía sus ganas de llorar. ― Hermano, cuídate mucho ― también me abrazó cuando me aparté de mi madre. Miré a mi hermana Natasha, ella sonrió y caminó alejándose de mí, muy común en ella. ― Muchas gracias por todo, prometo escribirles seguido ― Dije de forma de despedida, intenté ser amable. Caminé hasta la puerta, me detuve cuando estuve frente a ella. Pensé un poco en las cosas que no había dejado en claro, y creía era el momento de solucionarlas, antes de que después de marcharme se quedaran sin solución. Subí las maletas en la cajuela del taxi después de haber meditado mucho allá adentro. Le indiqué al conductor que haríamos una parada antes de ir al aeropuerto. Marqué el número de Himchan, quien no estaba consciente de que me marcharía, cuando le informé me reclamó de múltiples e inexplicables formas. Suspiré y simplemente le dije que diario le llamaría. Le sonreí al teléfono inconscientemente, realmente le extrañaría, después de colgar el teléfono. En cuanto llegamos bajé del taxi, tomé mi celular y marqué el número que no pensaba volver a marcar. Sonó varias veces pero nadie contestó. Atravesé la pequeña reja que adornaba el patio de su casa, así como lo hacía antes. La vi por la ventana, estaba sentada junto al teléfono que tenía a lado del sofá de su casa. Pensé que había reconocido el número, así que le volví a marcar, sonó adentro el llamado del teléfono. Como lo esperaba, revisó el identificador de llamadas y no colgó el teléfono. Dejé que la contestadora tomara mi llamada. Sonó el tono para que dejara mi mensaje, y así lo hice. ♪♫Las cosas no pueden deshacerse, tú no estás aquí Porque no quiero que queden ni una pizca de sentimientos Lloré desconsoladamente y te borré después. Ahora es el momento de decir adiós. ¡Oh~!♪♫ “Hola ¿Te acuerdas de mí? Soy BangYongGuk, tu ex novio. Sé que sonará tonto pero quería despedirme antes de marcharme. No, no te alteres, no voy a morir, simplemente me iré del país, es buena noticia para ti ¿no? Jamás me volverás a ver. Aunque es curioso ¿Recuerdas esos días en los que paseábamos por el parque y solíamos sentarnos bajo los árboles? Te cantaba canciones que componía en ese momento solo para ti, las bellas rimas que me hacías vocalizar, puedo recordar tus expresiones al oírlas… ahora sé que todo aquello solo son recuerdos tontos. Esas palabras que me decías después de escucharlas... son como unos recuerdo que se han ensuciado con cada vez que me engañaste, pero no importa, como te dije antes, estoy muy bien sin ti, conocí a una chica extranjera que está estudiando una maestría en idiomas, además, en su tiempo libre se dedica a ser maestra de los niños de la calle. Llevamos saliendo unos días y al parecer es muy linda, creo que a ti también te parecería una muy buena persona. ¿Pero qué digo? De seguro tienes mejores cosas en las qué pensar… de seguro ese hombre que está junto a ti te da todo lo que no pude darte, no importa, si eres feliz ¿por qué no debería serlo yo? No puedo negar que me sentí muy mal cuando partiste, lloré como un niño, me dolió tanto como no te imaginas, hice cosas de las cuales me arrepiento, no por haberlas cometido, si no por qué las hice… ¡Hah! Pero eso ya pasó, todo el remordimiento y dolor se fueron junto a las lágrimas que lloré. Solo tengo una última cosa que decirte: Contigo formé un hermoso sueño, pero ya lo olvidé. Se feliz mientras te dure. Adiós…” ― ¿Gukkie?― esbozó con lágrimas en los ojos. ― Adiós ― La miré por última vez detrás de la ventana, guardé mi celular en mi bolcillo trasero y caminé tranquilamente hasta el taxi que me esperaba. Estaba a punto de empezar mi vida de nuevo. Y estaba feliz por ello. Ya no había nada que me mortificara. FIN