Viejo amor

Capitulo
único

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Él sonríe inocente a espera de alguna reacción mía, y yo solo por capricho le hago una caricia. Es un niño tan consentido que a veces me dan ganas de reprocharle más veces, pero no lo hago...No sé porque.

— ¡Mel!— entra por la puerta como si la casa fuera suya, y dice mi nombre con demasiada ternura. ¿Lo estará haciendo apuesta?

— ¿Qué quieres Clay? — pregunto saliendo del baño. Con rapidez arreglo ni que sea un poco mi pelo grisáceo, pero ya es demasiado tarde, él lo ve y se ríe de mi. — ¡¿Qué te hace tanta gracia niñato?!— camino hacía donde él está, y le doy un fuerte apretón en las mejillas.

— ¡Ouch! ¡Eso duele!— reclama adolorido por las múltiples veces que le hice lo mismo, pero él nunca se aparta. Siempre obediente, siempre tan amable.

— ¿Qué te pasa hoy? ¿Problemas con la novia?— pregunto dejando de hacerle daño para que ahora él me haga daño a mi.

No es que tenga problema con escucharlo,pero hay momentos en los que desearía ser sorda...Aunque me dolería mucho más no escuchar su voz.
Él se sonroja al escuchar la palabra "novia" y eso me irrita, y solo por un segundo desee que fuese el mismo niño de antes callado que era molestado por los matones de la esquina. Pero ese pensamiento se desvanece por completo al acordarme de las cicatrices que aun conserva en la espalda,y muchas de ellas ayudé yo con curarlas.

Quizá es verdad que yo sea una mala persona...Porque alguien no puede ser bueno deseando el mal a quienes más quiere.

— ¡No, que va! — Él dice después de un rato en silencio. Camina hacia el sofá y toma asiento. Su pelo está más grande de lo normal, y su cuerpo ya no es tan delgado.

Siento como si estuviera dejándome a un lado, y duele.

— ¿Entonces que quieres?— voy a la cocina a preparar el desayuno mientras lo escucho, pero él no dice nada. — ¿Clay? — le llamo pero está sumergido en sus pensamientos.

Él ya no me escucha como antes.
Tampoco me enseña más sus escritos.

Quizá se cansó de mi ahora que ya tiene amigos y novia. Yo, la vieja Mel sin amigos y que siempre charla con un niño.

"Ya estoy demasiado vieja para eso.." pienso de lo ridícula que soy por pensar de un modo tan infantil. Ya soy una señora de 51 años, es hora de actuar de acuerdo a mi edad.

— Mira Clay, te traje un poco de leche con chocolate y...— puse el vaso delante suyo y le miré, pero algo no estaba bien. — ¿Clay que te pasa?— me acerco, y con la mano alzo su mentón. Siento algo cálido escoger por entre mis dedos y terminar en la alfombra.

Eran lágrimas.

— ¡Clay! ¿¡Alguien te pego?! — Le agarro del brazo y noto que están más anchos, no como antes. — ¡De esa vez diré a tú madre! ¡Ella tiene que hacer algo! — camino hacía la puerta hecha una furia. Él niño antes siempre estaba herido, y la madre nunca hizo nada. ¡¿Era estúpida?! ¿Es que acaso no vigilaba a su propio hijo? — Ella me va escuchar..— cojo el mango de la puerta pero algo me detiene.

¿Porqué me detenía? quise preguntar pero cuando le miré a la cara quedé sin palabras. Aquellas no eran lágrimas de un niño, pude notar alejando la mirada. Eran lágrimas de un hombre.

— Me dejó, Mel....— dijo sin dejar de llorar.— Ella me dejó...— repitió una y otra vez. — ¿Qué hago ahora? No puedo vivir sin ella.— se limpia las lágrimas con la manga de la sudadera incomodo.

Quise sonreír, pero no pude. Porque del mismo modo que él no puede vivir sin ella, yo... Bueno, solo me queda la tumba si no está él.

— ¡Niño estúpido!— Digo abrazándole como tantas veces lo hice, pero ahora él es demasiado grande para encajar en mis brazos.

Así que a cambio él me abrazó a mi.

— Duele mucho Mel. — dice con el rostro pegado a mi hombro.— Haz que el dolor pare, por favor. — yo simplemente me acurruque más a él sin saber que decir.

Yo no podía hacer eso, lo siento. Era capaz de curar la herida más efímera en su piel, o quitarle el dolor de cabeza con medicamentos y una bolsa de agua fría, pero...

...Las heridas del corazón no eran mi especialidad, nunca lo ha sido. Mi corazón mismo es la prueba de ello.

Hice experimentos, intenté remendarlo con el hilo de la paciencia, pegarlo con pegamento anti-amor pero nada funcionó, y creo que tampoco funcionaria con Clay.

Ni siquiera mi viejo amor sanaría su herida.

— Vas a estar bien, Clay.— dije sin querer alejarme de él, pero era el único modo de poder hablar. — Encontrarás a alguien mucho mejor, estoy segura de ello.

— No quiero a nadie más que no sea ella.

— Sé como te sientes.— respondí con compasión.— Por eso mismo no te digo que dejes de amarla. — sonreí.— Ámala hasta el fin de los tiempos, piense en ella incluso cuando creas haberla olvidado. Pero aunque la quieras más que a nada, tendrás que seguir adelante, ¿me oyes?— alcancé sus mejillas con mis manos. — Sigue adelante con tus propios pies aunque duela, porque de eso va la vida.

— Mel...— sus ojos se apartan de los míos avergonzados, seguramente pensase que yo diría otra cosa.

Y quería decir otra cosa, pero si lo hiciese estaría engañándome a mi misma también.

— Gracias....— Él sonríe más tranquilo, y yo lo hago también.

— Y Clay...— digo mientras lo veo alejarse.

Me pregunto si algún día se olvidará de mi por completo.

— ¿Si?

— Ya no vengas más.— respondo. Él no entiende mis palabras, lo sé muy bien, pero...Ya es hora de que yo también siga adelante. Aunque ya no quede mucho camino por andar de todas las formas.


Prefiero dejarle antes que él se olvide de mi. Y quizá así,permanezca por siempre en su memoria, y no en un rincón polvoriento de su cerebro.

— Te amo...— creo haber dicho después de él haberse ido.