1.  
    Eldaya

    Eldaya Entusiasta

    Sagitario
    Miembro desde:
    14 Agosto 2011
    Mensajes:
    135
    Pluma de
    Escritora
    Título:
    Vida
    Clasificación:
    Para adolescentes maduros. 16 años y mayores
    Género:
    Drama
    Total de capítulos:
    1
     
    Palabras:
    350
    La soledad se adueña de mi alma y me desgarra. ¿Estaré mejor muerta?

    VIDA

    Sentada en un montículo de arena, contemplaba la dulzura con que las olas acariciaban el pálido rostro de las rocas.

    Su brisa me envolvía silenciosamente.

    Aquella mañana estaba muy deprimida. No me importaba nada, y sentía que nadie en ese mundo me quería.

    Me sentía muy sola. El mundo no estaba hecho para mí, o, tal vez, aquella época.

    Sin embargo, ante aquella imágen mis sentimientos respecto a la vida cambiaron en parte.

    El sol, con sus rayos como llamaradas, abrazaba mi piel y comenzaba a perder parte de la depresión. La naturaleza me hacía descubrir el lado bondadoso de la vida.

    La imágen del sol ya no podía divisarse entre el cielo y el mar. Los diferentes tonos se iban difuminando en las aguas, que relamían dulcemente las rocas, meciéndome con suson.

    La noche apareció en silencio y las primeras estrellas iluminaron gran parte de aquél cielo quye me había observado durante todo el día. Aquella noche la luna estaba más hermosa que nunca, con su vestido de gala de estrellas entrelazadas con trozos de nubes.

    Parecía irse de paseo, pero estaba tan sola...

    Me miraba tan fíjamente que parecía la protectora de la playa.

    Todo ello me hizo recordar los viejos tiempos, cuando todo marchaba bien.

    Me puse en pie, y mefuí introduciendo en el mar, límpido y de aguas frías, y tantransparente, que parecía un cristal.

    Me arrodillé, y me zambullí por un momento en el agua marina, que cercenó mi piel ; permanecí el tiempo que aguantaron mis pulmones, y volví a salir del agua, respirando amplieamente, aspirando el aire helado lleno de salitre.

    En lo alto de una colina se erigía un árbol solitario, de ramas caducas y deformadas, que casi arañaban el suelo. Parecía que la suave humedad de la noche le hiciera llorar. Y al fin, comprendí que tan sólo por eso, por ver la hermosura del planeta, por llenar mi vientre de aromas, por sentir el abrazo de la noche, el aire y la terra...valía la pena vivir.
     

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