Viaje a tu mundo "ryosaku"

Viaje a tu mundo "ryosaku"

HOLA CHICAS. =)
HE ESCRITO UN RYOSAKU; Y ESPERO QUE LES GUSTE…

VIAJE A TU MUNDO​

Llegamos muy tarde. Y es la primera vez que viajo con mis amigos; mis padres siempre me negaban el permiso, pero esta vez a mis dieciséis años pude viajar.
Tomoka ha organizado una salida a una disco del pueblo, todos caminan rápido hacia el hotel para alistarse.
Ella jala del brazo a Horio apurándolo, él ya esta acostumbrado a los jalones de su activa enamorada y solo sonríe.
Los profesores que accedieron a la petición de Tomo, y dieron el permiso para ir a la disco, vienen conversando delante mío; al parecer hablan de las actividades que realizaremos en el pueblo.
Todos sonríen y conversan, en verdad que son divertidos los viajes. Pienso, y recrimino a mis padres por no haberme dejado realizarlos antes. Vivir la experiencia de ir en un bus con todos mis amigos fue muy bonita, todos sacando fotos para el recuerdo.
Yo me senté con Kachiro; aunque Tomoka me dijo para sentarnos juntas, yo sé que ella en realidad prefiere sentarse con Horio, así que le dije a Kachiro para sentarnos juntos y ella no volvió a insistirme.
Al fin llegamos a la plaza, nuestro hotel se encuentra frente a esta.
Mis pasadores se han desamarrado y me agacho para sujetarlos de nuevo.
El corazón me late apresurado, al sentir que él pasa por mi lado; levanto la mirada para verlo, pero de repente el voltea y posa sus hermosos ojos ámbar en mí; la timidez invade todo mi cuerpo, bajo la mirada y torpemente continuo con mi intención inicial de sujetar mis pasadores.
Que vergüenza, justo tenía que voltear cuando lo estaba mirando, pero… ¿Por qué volteó?... pienso intrigada.
Será mejor que entre al hotel mis mejillas me queman y el corazón aún no para de bailar en mi pecho.
La sala de estar es muy linda; todo esta perfectamente decorado es un ambiente muy acogedor; los cuadros son lindísimos y se extienden por lo largo de la habitación.
Volteo la mirada en busca de más cuadros y lo veo a él, que se encuentra al otro extremo, apoyando la espalda en la pared, con esa mirada seria, fría, y hasta a veces algo triste, que el suele poner cuando mira a través de la ventana en clases.
Me hago la misma pregunta de siempre ¿Qué estará pensando?... Y así nuevamente me quedó embobada mirándolo…
Los gritos de Tomoka llamándome y su cuerpo abalanzándose sobre el mió, hacen que caigamos al piso despertándome de manera abrupta del sueño al que Ryoma me había sumergido, pero no sólo me sacan a mí de mis pensamientos, también distraen los de él, que gira su vista hacia nosotras. Por suerte ya no tenía la cara de boba que seguramente tenía hace un momento, él nos mira sin cambiar la expresión de su rostro, mira a Tomoka y luego me mira a mí, y un pequeño, casi insignificante movimiento de labios, fue mi regalo perfecto aquella noche; era su sonrisa, Ryoma me había sonreído; a su manera pero lo había hecho.
Sólo pasaron dos segundos antes de que Tomoka se me abalanzara de nuevo, impidiéndome seguir viéndolo.
Como quise y odie a Tomoka en tan poco tiempo; la quise porque sino me hubiera hecho caer, él no me hubiera sonreído, y la odie, por haberme impedido seguir viendo su sonrisa.
Me paré y lo miré disimulada, pero… otra vez tenía la mirada fría en sus ojos, la media sonrisa había desaparecido.
Tomoka seguía insistiéndome que fuera a la fiesta, pero yo no tenía ganas de asistir ya se lo había dicho, yo prefería quedarme en el cuarto descansando.
Por fin Tomoka entendió y me dejó tranquila, luego, todos fueron a sus respectivos dormitorios para alistarse.
Tomo compartía el mismo cuarto conmigo, así que la ayude a maquillarse.
Horio vino a recogerla y todos se marcharon a la disco; ya eran cerca de las 9 de la noche. Arreglé el desorden que Tomo dejó, y me di un duchazo.
Me senté en la cama, pero no estaba tan cansada como para irme a dormir, así que decidí ir a dar un paseo a la plaza.
Aquí afuera todo esta muy desolado, no hay nadie en las calles, por lo visto la gente se acuesta muy temprano; el silencio de este pueblo me encanta y me tranquiliza demasiado.
Me senté en una de las bancas de la plaza, y miré a mí alrededor, analizando cada detalle del lugar.
La arquitectura me gustaba demasiado, todas las casas mantenían el mismo estilo tradicional de Japón, nada comparado con los enormes edificios de la capital.
El cielo, ese maravilloso cielo, que junto a las estrellas daba un grandioso espectáculo esa noche, nunca antes visto por mis ojos.
Mi poca, o casi nula experiencia viajando era la responsable de no haber visto tal espectáculo jamás.
Decidí echarme en la banca, colocando mis manos como almohada para poder apreciar mejor el inmenso cielo azul de la noche.
La cantidad de estrellas era impresionante, en Tokio hay tan pocas estrellas, que estoy segura que podría contarlas, pero acá era distinto, había demasiadas.
¡Maldita contaminación!, como lamentaba no poder tener este hermoso cielo en Tokio.
Cerré mis ojos, y me puse a pensar en Ryoma, él chico de dieciséis años, que me tenía tan embobada. Llevo años estudiando con él, pero nunca me he atrevido a decirle lo que siento por él, tal vez sea por las tantas veces que lo he visto rechazar a las chicas de la escuela.
Tengo miedo a que me rechace a mi también, que es lo mas probable, no soy idiota, sé que nunca he hablado con él, y que ni siquiera debe saber mi nombre, ya que cada vez que ha hecho grupo de trabajo con chicas del salón, siempre les preguntaba su nombre.
Aunque sé que él sabe poco de mi existencia, aún lo quiero.
—Que idiota soy… —digo en voz alta mientras abro mis ojos, y me encuentro con dos hermosas estrellas de color ámbar, pero no son estrellas, son los ojos de él, que me miran intrigados.
No sabía que hacer, me quedé en shock mirándolo, él tampoco hacia nada, sólo seguía parado a mi lado mirándome.
—Hola—dijo por fin, haciéndome reaccionar —Hola…— contesté mientras me sentaba, y sentía como él me seguía con la mirada, acción que hizo que mis mejillas me quemaran, por lo rojas que debían de estar.
Sonreí nerviosa y le dije —me asustases…— él aún continuaba parado frente a mí, con las manos en los bolsillos.
—Lo siento— dijo mientras me mostraba otra vez esa maravillosa sonrisa suya.
—No te preocupes— le dije algo nerviosa, mientras me arreglaba el cabello, había estado echada y lo tenía algo alborotado, él no contestó nada y solo me miraba, haciéndome sentir más incomoda aún.
—No fuiste a la fiesta— le dije, tratando de empezar una conversación, ya que el silencio había invadido el lugar.
—Tú tampoco— me contestó, mientras se sentaba a mi lado, y se volteaba en mi dirección, esperando una respuesta.
—Estaba algo cansada, y no tenía muchas ganas de ir— dije mientras miraba al frente, su mirada a la que no estaba muy acostumbrada estuviera en mi, me intimidaba un poco.
—A mi me paso igual—dijo mientras alzaba la vista hacia el cielo.
Dios, que lindo que se veía, el reflejo de la luna en sus ojos era lo más lindo que había visto en mi vida.
Bajo la mirada, y me encontró mirándolo, me avergoncé y giré rápidamente mi mirada hacia el frente.
— ¿Por qué dijiste que eras idiota? — me preguntó, con la mirada seria en sus ojos.
Es verdad… dije eso antes de abrir los ojos… y él ya estaba ahí, que vergüenza, no le puedo decir, que soy idiota por estar enamorada de él.
—Tonterías mías— contesté con una sonrisa nerviosa.
—No creo que seas idiota, Sakuno— me dijo mirándome tiernamente a los ojos.
—Sabes mi nombre—dije sin pensarlo muy emocionada.
—Estamos en la misma clase—contestó él, sorprendido por lo que dije.
—Sí, pero… tú no acostumbras a recordar el nombre de las personas del salón—le dije aún feliz por lo que había dicho.
Me miró y me sonrió otra vez, en tan pocos minutos hablando, había hecho que me enamoré mucho más de él.
No podía contener mis sentimientos y le devolví la sonrisa, mi corazón latía descontrolado en mi pecho, nunca imaginé aquella escena.
Dejó de sonreír, bajo la cabeza y puso la misma mirada triste y fría de siempre— ¿Qué sucede? —le pregunté mientras me acercaba más a él, no era normal una reacción así.
—Estoy harto de ocultar lo que siento—dijo aún con la cabeza agachada.
— ¿Y por qué no dices lo que sientes? —le pregunté, mientras le tomaba las manos.
Alzó la mirada al sentir mis manos, y las retiré de inmediato, creo que no debí hacerlo.
—No quiero sufrir, y menos que ella sufra— dijo y aunque se este sincerando conmigo me dolió saber que había alguien en su vida.
— ¿Ella? ¿Y por qué sufriría ella?— le pregunté con la voz un tanto apagada.
—Acabando las clases viajo a Estados Unidos—me dijo, y me alegré, ya que mi padre me había dicho, que viajaríamos a Estados Unidos cuando acabe mis clases, ya no estaría lejos de él.
Me miró sorprendido cuando vio una sonrisa en mi rostro.
— ¿Por qué sonríes? —me pregunto alzando una ceja. No sabía que contestarle, al final le conté.
—Yo también viajo a los Estados Unidos —le dije algo avergonzada, aunque eso no le importara.
— ¿Vas a viajar? —me preguntó con mucho interés.
—Sí, al fin de año, igual que tú—dije
Me miró, y sonrió de manera distinta, diferente a las sonrisas que me había mostrado.
Su rostro era más hermoso aún con esa autentica sonrisa, pero no entendía el porque de su alegría.
—No me digas que te alegra que yo también viaje—le dije en son de broma, mientras sonreía.
—Me alegra, Sakuno, y no sabes cuanto—me dijo sin reírse, totalmente serio.
—Vaya, yo también de que tú viajes—le dije algo avergonzada.
De repente Ryoma se puso muy nervioso, nunca antes lo vi así, movía sus manos y miraba a todos lados.
— ¿Estas bien? — le pregunté mientras lo miraba sorprendida por su comportamiento.
Me miró, y me sonrió nervioso —No se como se hace esto— dijo mientras miraba al frente.
— ¿Hacer qué? — le pregunté intrigada.
—Decirte que te quiero y pedirte que seas mi enamorada…—dijo mirándome a los ojos, con la mirada muy nerviosa.
Estaba soñando o era cierto, Ryoma se me estaba declarando, no lo podía creer, me quede totalmente pasmada, mientras él me miraba algo preocupado.
— ¿Lo dices en serio? — le dije mientras veía como él lo afirmaba con su rostro, la alegría inmensa que sentí en ese momento era inmensurable, nunca creí que esto pudiera suceder.
— ¿Sakuno, quieres ser mi enamorada? —volvió a preguntar, con el mismo nerviosismo.
Dios, yo era la causa de nerviosismo de Ryoma Echizen. No lo pensé dos veces, y me abalance sobre él, ya no me avergonzaba, sabía que él sentía lo mismo por mí.
Me aferré a su cuello y le dije —Te quiero, Ryoma— la sonrisa de él era realmente maravillosa.
Sujeto mi cintura, como nunca antes pensé que sucedería, agache lentamente mi cabeza contra la suya, y empecé a besarlo suavemente, sus labios cada vez más intensos hacían que mi corazón estuviera apunto de salirse de mi pecho.
No podíamos separarnos, habíamos esperado tanto tiempo por esto.
Se levantó de la banca, cargándome con él, nos separamos y caminamos hacia el hotel, él me miraba serio, y algo preocupado, pero yo le sonreía totalmente segura; subimos al tercer piso, donde se encontraba su habitación, para nuestra suerte, Ryoma tenía la habitación para él solo.
— ¿Tú habitación es personal? — le pregunté sorprendida, la mayoría dormía con alguien.
—Sí — me contestó, mientras se sacaba la casaca, al igual que yo.
— ¿Yo era la razón de tu preocupación? — le dije mientras me acercaba a él.
—No quería decirte lo que sentía, porque sabía que iba a viajar— me dijo mientras me abrazaba, y yo me sentía la mujer más feliz del mundo.
—Estaremos juntos y para siempre — le dije mientras me separaba, para poder besarlo.
Estuvimos besándonos parados un buen rato, hasta que los besos se intensificaron, y yo lo empujé contra la cama, cayendo encima de él, lo miré y le sonreí, él me correspondió la sonrisa y me dijo — te amo demasiado…—
—Yo también te amo— le contesté y luego lo besé apasionadamente.
Y aquella noche llena de maravillosas estrellas, me entregué completamente a él.

HASTA LA PRÓXIMA.
XAUSITO ^ ^