3:14am. Las luces a mis costados corren a mi lado, las luces de la ciudad se deslizan, respetuosas, por mi rostro, resaltando las facciones más visibles desde mi perfil. Mis cabellos se desplazan, alborotados, hacia atrás, dejando descubierto en amplitud mi rostro. Mi padre me dijo una vez que los hombres no lloran... que son fuertes. Me dijo que la vida no es fácil, y que siempre se reciben fuertes golpes, sean físicos, como emocionales. Me dijo que habría una mujer... una mujer, que cambiaría todo en mis días. Que cuando el "ser fuerte" me abandonara por ella, me daría cuenta de lo mucho que puede lastimar un sentimiento. Me enseñó a caminar, a manejar, a hablar, a muchas cosas, más sin embargo nunca me enseñó a querer... nunca me enseñó a controlar las lágrimas que se acumulan en los ojos. Tras la ausencia de mamá, nunca supe cómo tomar la mano de una mujer, nunca supe cómo quererla, cómo abrazarla, cómo escucharla. Salí al mundo con casi un nulo conocimiento de ello. Dios... aprendí todo eso con ella. Fue quien me hizo nacer, me revivió, me dio color, quien me hizo valorar hasta las más pequeñas cosas que ocurren día con día. Me lastimó, me escupió, me hirió. Me escuchó, me abrazó, me salvó. Muchas veces quise rendirme... muchas veces quise morir. Muchas veces quise sangrar, y nunca dejar de hacerlo. Había noches en las que su amor no era suficiente, noches en las que las lágrimas me pesaban más que los párpados, en las que las penas perduraban más que el sueño, en las que la muerte hacía más acto de presencia que el renacer. Aprendí todo lo que necesitaba saber del amor con ella, con sus lindos ojos verdes, como un par de praderas encapsuladas, con su rizado y achocolatado cabello, con sus sutiles y rosas labios, con todas y cada una de las curvas de su cuerpo que recorrí con mis dedos, con su bello mirar, con su lindo sentir, con su preciado besar. Lamentablemente aprendí todo eso de la peor manera... viéndola marcharse, y llevándose consigo todo de ella. Al menos, dejó un trozo de corazón y sentimiento en mí, llegó a hacerme creer en la vida. Ya mis manos están rojas, y mis nudillos blancos de tomar tan fuertemente el volante de mi auto. Sólo quiero más velocidad, más y más, que el viento agite mis recuerdos y los evapore, que haga correr las lágrimas y las haga deslizarse lejos, que desprenda de mí sus caricias y su olor. Que la velocidad me arranque el dolor. Puede que... acelerando un poco más... pueda dejar de sentir, y vivir...
Me ha gustado mucho. En realidad, has descrito tan bien los sentimientos del protagonista, que he llegado a sentir un atisbo de lo que él estaba experimentando. Es un relato triste, pero bonito. Te felicito. Escribes muy bien, pero me temo que eso ya te lo he dicho. :3 ¡Un saludo! :)
Es un texto tan profundo ocurrido en unos cuantos segundos, es tan curioso como para tantos de nosotros -sobre todo en ls noches antes de dormir- todo lo que ha sido en nuestra vida, lo que fallamos, lo que acetamos, las consecuancias e los mismos, tantos cabos sueltos, al mismo tiempo el protagonista tratando de dejarlos ir conduciendo, esa clase de cosas automaticas como ocurre en ocasiones al jugar videojuegos, dibujar o escribir dejamos ir todo. Un gran escrito, triste, analitico, digno de ser leido.
Es una buena premisa, pero veo cómo en el texto no está tan puesto en valor la palabra VELOCIDAD que ya se resalta en las primeras líneas, pero que se diluye en el meollo de la historia. La historia trata de un amor, un tanto cliché por lo demás, pero poco trata de la velocidad. El final me resulta débil y previsible después del título. Me deja con gusto a poco. Quizás hubiera sido interesante darle más fondo a la historia, darle más valor a la palabra dentro de la historia misma, algo relacionado con la chica, mostrar por qué la velocidad es importante y así intentar ocultar un poco el evidente final. En fin, planteado como está, parece que le falta fondo a la historia, que puede leerse muy simplemente e incluso saltándose algunas líneas sin perder demasiado contenido. No obstante, la ortografía me parece bien a simple vista, salvo por un error en "Me enseñó a caminar, a manejar, a hablar, a muchas cosas, más sin embargo nunca me enseñó a querer...", donde la palabra es MAS, sin ninguna tilde. La narrativa es correcta aunque se puede trabajar más la prosa poética y el ritmo de las frases en busca de una sonoridad más armoniosa (lee las frases en voz alta y ve si te parecen agradables al oído. Verás que puedes encontrar palabras que acomoden mejor). La idea no es mala, solo que le falta profundidad. ¡Sigue escribiendo! vas por buen camino :) .
Correr así mientras se piensa lo que se ha perdido, pues sin duda de que encontrará que su deseo final se haga realidad, cuando menos crecen las probabilidades, así que si tiene la suerte de que el infortunio siga sonriéndole (vaya contradicción), el dolor que le ha dejado esa mujer se perderá también en la nada.
Me ha gustado mucho el escrito, Leid. La narración me pareció bella, bastante fluida. Lo único que por momentos sentí levemente forzado fueron algunos adjetivos, que o no encajaban perfectamente (como el resto de las cosas), o que se encontraban en exceso. Muchas veces basta con describir algo con una sola palabra, que sea idónea, en vez de con varias. Me mantuviste atrapado desde el comienzo, sintiendo unas palabras bastante profundas con las que, por momentos, me sentí identificado. No me pareció tanto un cliché, porque ninguna historia o situación se repite siempre y cuándo sepas cómo transmitirla. Personalmente sentí que lo hiciste bien, de una manera interesante, seguramente muy tuya. El final fue bastante impactante. Pasando la mitad del relato comencé a sentir las palabras, y ya terminando se me puso la piel de gallina. Me suele pasar cuando mi atención se va ya de este cuerpo y se mete en el del protagonista. Gracias por la experiencia. Yo sí sentí la velocidad, felicidades.