Sentado al borde del balcón, observando el vaivén de la multitud y su sin fin de quejas que me martirizan cada velada; anhelando un poco de silencio en este ambiente pútrido o al menos una salida de emergencia, por la cual escapar de esta catastrófica cotidianidad.
Me da esa sensación de que el narrador está pensando en suicidarse como una de las opciones que tiene para escapar de esa cotidianidad, de esa sociedad envenenada. Es algo triste porque existen varias 'salidas' para obtener, por lo menos, un poco de ese silencio anhelante. Aunque eso sí, seguro que en algún momento nos hemos sentido de esa forma y más ahora, que como se ve en las redes sociales, noticias y en nuestro circulo más cercano, estamos llenos de veneno, odio irracional, chismes, hipocresía y cuanto mal se pueda nombrar. Horrible.